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DOMINGO M. RIVAROLA

  HISTORIA DEL PENSAMIENTO PARAGUAYO 1904 – 1936 (Obra de DOMINGO RIVAROLA)


HISTORIA DEL PENSAMIENTO PARAGUAYO 1904 – 1936 (Obra de DOMINGO RIVAROLA)

HISTORIA DEL PENSAMIENTO PARAGUAYO

LA ETAPA LIBERAL (1904-1936)

Obra de DOMINGO RIVAROLA

 

 

LA ETAPA LIBERAL (1904-1936)

 

La denominación de este período se debe a la hegemonía política y social de uno de los partidos políticos tradicionales surgidos en la postguerra de la Triple Alianza, el Partido Liberal. En 1904, como resultado de una movilización militar, dicho partido, liderado por una de sus fracciones internas, asumió el gobierno del país, posición que mantendría hasta 1936, apenas concluida la Guerra del Chaco.

Durante el largo período que duró su hegemonía y a pesar de las intermitentes crisis que se sucedieron en dicho lapso, el régimen liberal provocó un profundo viraje en el desenvolvimiento del país, comparado con el que primó bajo la dictadura de Francia y con posterioridad con el que caracterizó al paternalismo autoritario de Carlos Antonio López. El sentido que se imprimió a esta época se sustentaba en los principios fundamentales del liberalismo, tanto en el orden político, económico, social y, con marcada decisión, en el orden educativo.

La educación constituyó un componente esencial de ese proyecto generacional que desde el comienzo de siglo veinte se esforzó por impulsar una política educativa con la que se involucraron nuevas cohortes que fueron surgiendo en el escenario público nacional. En cuanto a su orientación más general, el proyecto educativo se caracterizó por su concepción integral del desarrollo educativo en cuanto que el impulso pretendió cubrir todos los niveles, esto es, el correspondiente a la formación elemental, media y superior. A la vez, son claramente reconocibles tres grandes vertientes en la política educativa impulsada durante la hegemonía liberal y que se relacionan con la construcción institucional, los lineamientos pedagógicos y la misión social.

Con relación a la construcción institucional, resulta ilustrativa la creación de instituciones y los objetivos que sirvieron de fundamentos a las diferentes iniciativas. A manera de estimar la magnitud y el sentido de los esfuerzos realizados en este período, a continuación se enumeran algunas de las principales medidas gubernamentales mencionadas por Herib Caballero Campos en su trabajo sobre el pensamiento pedagógico paraguayo:

- 1912. Se dio inicia la Reforma de la Escuela Primaria.

- 4 de febrero de 1914. Se reúne el Primer Congreso Pedagógico Nacional, dos años después de haberse encarado dicha reforma.

- 1914. Se funda la Escuela Normal Rural de Villarica, a la que sigue el año siguiente en Encarnación y Barrero Grande (actual Eusebio Ayala) y en 1917 en Concepción.

- 1919. Se procede a la reforma del plan de estudios de las Escuelas Normales, extendiéndose el período de formación de tres a cuatro años.

- Conforme a la fuente citada, la política de profesionalización prosiguió bajo el gobierno de Manuel Gondra, creándose la Escuela Normal de Profesores.

- 24 de agosto de 1921. Se promulgó la Ley Orgánica del Magisterio, que establece las normas reglamentarias para el ejercicio docente en el Paraguay. De acuerdo a Carmen de Horak, se amplió en 1928 y se volvió a modificar en 1941.

- Por una Ley del 4 de noviembre de 1924 y en base a una modificación de la ley de reforma de la enseñanza primaria se establece la obligatoriedad de la educación primaria de 7 a 14, años para los que habitaban las ciudades y pueblos importantes y de 9 a 14 años para las zonas rurales.

Además del rechazo del autoritarismo, los principios que inspiraban a un amplio sector de esta generación de la postguerra procedían de la ilustración. Lo sustancial del pensamiento de una gran parte de la dirigencia paraguaya que ocupaban el poder respondía a dicha corriente. Por consiguiente, no resulta extraño que la educación contara con una firme base ideológica y conceptual, sino igualmente con orientaciones muy precisas para delinear acción.

Sin embargo, la los programas de ruinosa situación en la que había quedado sumido el país luego de la devastadora guerra, impuso restricciones extremas para dotar a la educación paraguaya del vigor suficiente que requería la magnitud que demandaba esa crítica realidad. Como resultado, la distancia entre lo propuesto por las autoridades y lo que se lograba realizar, fue acrecentándose progresivamente. Uno de los resultados fue que la política comenzara a sustraer la mayor atención de la dirigencia nacional, relegando a la educción a postergaciones que la debilitaron o al menos, sin las capacidades para afrontar los crecientes desafíos que aparecían en el campo educativo. Al respecto, refiriéndose a esa situación, Efraín Cardozo destacó lo siguiente: En esta nueva etapa la tarea principal de los hombres fue la política. Se emprendió con entusiasmo la tarea de crear nuevas instituciones en reemplazo de las extinguidas con la derrota y que estuvieran más de acuerdo con las tradiciones más democráticas del pueblo paraguayo.


LA UNIVERSIDAD


Una de las instituciones educativas que más incidieron en el desarrollo de la sociedad paraguaya es y sigue siendo la universidad. Esta institución, contrariamente a lo que acaeció en la gran mayoría de las naciones latinoamericanas, nunca alcanzó el vigor y la dinámica suficiente como para constituirse en el más fuerte impulsor del desarrollo nacional. Su tardía aparición, la precariedad de los recursos a su disposición y una diversidad de otras contingencias de la vida nacional, han venido marcando su trayectoria. La Universidad Nacional de Asunción comenzó sus actividades en 1890 en un medio caracterizado por la debilidad institucional imperante en el Estado nacional, la carencia de recursos humanos apropiados para la educación superior y extremas limitaciones para su financiamiento.

Desde su inicio la Universidad Nacional de Asunción confrontó como principal obstáculo para su adecuado desenvolvimiento, por un lado, la precariedad de su presupuesto, contrastante con la magnitud de las expectativas sobre las misiones que se le atribuían y, por otro, la escasez de docentes calificados. En la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales el problema alcanzó a superarse en alguna medida con docentes paraguayos con los que se cubrieron las demandas más urgentes. En contraste, en la Facultad de Medicina la situación fue más difícil por lo que por un largo tiempo dependió de profesionales extranjeros. En 1903, de los diecisiete profesores que integraban el plantel docente, solamente cuatro eran paraguayos.

A poco más de una década de su creación, los resultados alcanzados por la universidad eran muy discrepantes. Por una parte, su papel en la formación de la dirigencia nacional, el fortalecimiento de una intelligetzia y la preparación de profesionales en diferentes campos y los cuadros superiores de la administración pública fueron de una enorme relevancia. En ese sentido, la universidad se constituyó en la principal vía de acceso a la cultura universal y en el centro transmisor de esa cultura a los sectores que aspiraban y reunían las condiciones para alcanzar una posición de élite, sea en la esfera intelectual, política, educativa o administrativa. En su función de conservar, transmitir y, en especial, la de formar profesionales, en líneas generales, la universidad paraguaya alcanzó una aceptable eficiencia dadas las condiciones que marcaron su funcionamiento. En contraste, su dinámica de expansión en lo que a este período se refiere, su ritmo de expansión y las insuficiencias para visualizar y encarar la puesta en vigencia de un espectro curricular que atendiera otras necesidades relacionadas en especial con el desarrollo económico y las transformaciones sociales del país, restringieron extremadamente sus posibilidades de convertirse en un actor relevante de cambio de su propia estructura y del entorno nacional. Por ejemplo, la carrera de Medicina que alcanzó un alto nivel académico y social, no llegó a tener una influencia determinante en generar transformaciones conformes al curso que en toda la región y el mundo marcaban nuevos horizontes científicos y académicos. Las limitaciones de este importante centro académico aún válidas hasta el presente, se explican en gran medida por la continuidad y recurrencia de las crisis que la afectaron y que provocaron repetidas interrupciones en su funcionamiento, así como altibajos en su desempeño académico.

Un rasgo notorio en el desarrollo educativo paraguayo ha sido y sigue siendo la debilidad de la formación técnico- científica frente al predominio de la orientación humanista atribuible en gran medida a la histórica hegemonía en el plano universitario de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. En su momento, este hecho suscitó la preocupación del entonces Rector de la Universidad Nacional, Federico Codas, quien en su memoria correspondiente al período 1903-1904 expresó cuanto sigue: Es menester convenir que la enseñanza moderna no tienda únicamente como en períodos pasados a combatir el analfabetismo, sino a suministrar a la juventud conocimientos útiles... Considerando siempre que entre los motivos reales de la anemia educativa figura en primer término la falta de planes de estudios que establezcan la efectiva correlación de la enseñanza y determinen la verdadera ubicación y rumbo de cada una de ellas para el mejor aprovechamiento de los educandos ... Agregando más adelante que por eso la educación debe ser proporcionada con las peculiaridades de la nación. Así el Paraguay, país esencialmente agrícola y ganadero, debe formar elementos de vida y de acción propios para convertir en riqueza positiva las fuerzas naturales de su suelo mediante el desarrollo de conocimientos adecuados a sus necesidades, respondiendo a las leyes reales de la vida de los pueblos y desviando al mismo tiempo de nuestra juventud la tendencia peligrosa de una enseñanza netamente especulativa por ello, concluye el Rector: De aquí que la fundación de establecimientos industriales y de comercio, de veterinaria y agronomía sea un pensamiento que debe ser propiciado para proporcionar, como antes dije, medios fáciles de vida a la población del país y no reducirlas a carreras superiores sin objetivo cierto ni porvenir seguro para muchos.

Idéntica visión de la realidad fue el manifestado por el Director del Colegio Nacional en el mismo año, quien en tal oportunidad escribió: ¿Cabe negar, por ejemplo, que la productividad agrícola permanece estacionaria, que faltan operarios inteligentes para casi todos los oficios, que aumentan los aspirantes a los empleos públicos? ¿Cabe negar el número relativamente restringido de nacionales que se abre paso para el trabajo, mientras que los extranjeros progresan con una rapidez pasmosa?

La universidad paraguaya se organizó y logró un margen de legitimación académica siguiendo el modelo dominante en las universidades europeas. En las instituciones de educación superior que no alcanzaron este rango durante la etapa colonial, sus metas y funcionamiento respondieron a los intereses de la corona española y de la Iglesia Católica. Posteriormente, en la época independiente, al iniciar sus actividades en plena postguerra, la universidad paraguaya se conformó siguiendo el modelo de la universidad napoleónica, en base a facultades con una orientación eminentemente profesional y humanista. Así se explica que las carreras con que se inicia la universidad nacional sean la de Derecho y de Medicina. Ambas adquirirían con el tiempo un alto prestigio y poder.

La Facultad de Derecho ejerció hasta mediados del siglo XX una preeminencia en la vida universitaria, asumiendo el carácter de depositaria y difusora de la cultura intelectual-humanista. El tipo intelectual que se legitima es el humanista-generalista, caracterizado por la erudición, el enciclopedismo y por su peso en la vida social en general y la política en particular.

A pesar de los esfuerzos institucionales realizados, la debilidad de la demanda por una educación de este nivel suscitó la preocupación de políticos, intelectuales, gobernantes y líderes sociales. Dicho fenómeno determinó sucesivos cierres de facultades y mantuvo un ritmo de crecimiento de la matrícula marcadamente precario. Para algunos, el hecho respondía a causas estructurales y para otros, el problema radicaba en la carencia de carreras que suscitaran la atracción de sectores más amplios de la población. Es lo que sostenía en su mensaje el Presidente de la República Emiliano González Navero, en 1909 y que se trasluce en el siguiente texto: Muchos bachilleres o medios bachilleres, muchos médicos, etc., ningún agricultor, ningún artesano, ningún comerciante que, a la preparación científica, lleve unida la actividad batalladora de los ciudadanos de los países fuertes.

Se podría especular que esta realidad que suscitaba evidentes preocupaciones surgía en parte como reminiscencias de la sociedad que se trató de desarrollar en la preguerra de 1865-1870 y que requirió una creciente necesidad de formación en el orden técnico-científico. Igualmente, cabría pensar que lo expresado por la dirigencia universitaria y políticos, reflejaba el interés de emular el desarrollo en general y, universitario en particular, de los países vecinos que conocían indirectamente y por referencias directas de muchas figuras que se formaron en esos lugares. A manera de ilustración cabe mencionar que en el Uruguay en el año 1912 se creó la Facultad de Agronomía y Veterinaria y que la Escuela de Comercio se convirtió en Escuela de Economía; en 1918 se estableció el Instituto de Química Industrial, que luego se transformaría en la Facultad de Química.

La estructura de la economía paraguaya, basada en la producción agrícola de subsistencia, en haciendas meramente extractivas (yerbales, tanineras y explotaciones forestales) y una escasa actividad industrial y comercial, podrían explicar en parte la escasa demanda por profesiones universitarias. Es así que, a diferencia de los casos antes mencionados, en Paraguay la Facultad de Agronomía y Veterinaria recién fue creada en 1958. A pesar de que la característica eminentemente agro-ganadera del país hacía pensar que esta rama se consolidaría rápidamente y resultaría atractiva profesionalmente, sus inicios fueron muy difíciles. Su arranque recién adquiere fuerza cuando dicha Facultad accede a la asistencia técnica-financiera externa a través del Estado, se logra contar con un plantel docente calificado y se organiza un sistema de becas para estudiantes. Al mismo tiempo, al igual de lo que aconteció con varias escuelas agrícolas, los egresados tuvieron en el gobierno su principal fuente de trabajo.

La década del veinte, tanto en el ámbito nacional en general como en el educativo en particular, se caracterizó por su gran dinamismo e impulsos de reforma. En el campo educativo, se plantearon cuestiones de enorme relevancia sea para la organización escolar y fundamentalmente sobre el enfoque pedagógico. Uno de tales puntos fue el de las escuelas inferiores. Según Ramón I. Cardozo quien lo plantea Las escuelas inferiores son las que deben funcionar. En las compañías rurales, escuelas para niños campesinos - especifica - Su fin es proporcionar al hijo del labriego la preparación necesaria para adaptarse con ventaja al medio, elevarle la cultura mental, predisponerle para luchar con éxito en la vida, mejorar sus condiciones económicas con el trabajo y el ahorro.

Otra cuestión ampliamente debatida fue la equiparación entre la educación rural y urbana. En base a un reconocimiento de las diferencias estructurales entre lo urbano y lo rural, Cardozo propone dos planes de estudios distintos. O sea, “las escuelas rurales tendrían un plan mínimo y el urbano lo suyo”. Siguiendo el planteamiento de Cardozo, se debería evitar una fisura que una diferenciación de este alcance podría ocasionar al sistema educativo, para lo cual “entre ambos planes debe existir nexo suficiente para que no se rompa la unidad de la enseñanza nacional y un niño de la rural pueda continuar sus estudios en la media”. La escuela única, sostenía Cardozo, es el ideal de la democracia.

El movimiento estudiantil que culminó con la denominada Reforma de Córdoba en 1918, tuvo a su vez un fuerte impacto en el Paraguay, en particular en los grupos de jóvenes universitarios que posteriormente alcanzarían posiciones de relevancia en la vida política. La Ley No. 1048, inspirada en los principios de la reforma de Córdoba, se constituyó en la primera propuesta de dotar a la aún desorganizada universidad paraguaya de un marco institucional adecuado a las nuevas ideas que agitaban a vastos sectores de la población. Para algunos líderes del febrerismo, el movimiento estudiantil que promovió la reforma de Córdoba fue un antecedente directo de dicho movimiento político. Según Carlos Caroni,... las fuerzas causales más próximas del febrerismo, en sentido histórico, las encontramos, sobre todo, en el fermento social y critico de los años que precedieron a la guerra del Chaco. No cabe poner en duda lo expresado por Caroni, una destacada figura del movimiento que llevó a la fundación del Partido Revolucionario Febrerista, pero conviene aclarar que el influjo del pensamiento y la militancia de la reforma de Córdoba tuvo un efecto más envolvente e inclusivo en el pensamiento renovador de la generación joven de entonces, siendo la universidad y algunos centros de enseñanza media sus principales escenarios.

La guerra del Chaco aquietó la efervescencia estudiantil, una de cuyas raíces reconocidas fue el movimiento de Córdoba, aun cuando su impacto fue tardío. Esta vertiente universitaria de cambio trasvasa las estructuras tradicionales de los partidos políticos y ya en plena postguerra, terminaría compartiendo el naciente escenario ideológico con la pujante irrupción del fascismo y el nacional-socialismo.


SEGMENTACIÓN DEL SISTEMA EDUCATIVO


Al cumplirse el primer cuarto de siglo, el sistema educativo paraguayo comienza a presentar una fisura que persistiría hasta nuestros días. Este proceso, que fue profundizando las diferencias entre la educación básica, media y la universitaria, respondió a dos condicionamientos importantes: por una parte, la centralidad que adquirió en la política educativa el desarrollo de la enseñanza básica y media y, por otra, el retraimiento de la universidad como resultado del fuerte arraigo que siempre acompañó al estamento universitario basado en el principio de autonomía. Esta segmentación de la institución respondió igualmente a condicionamientos estructurales.


BALANCE DEL AVANCE EDUCATIVO DURANTE LA ETAPA LIBERAL


El 9 de febrero de 1931, ya en vísperas de la confrontación armada con Bolivia, se realizó el Segundo Congreso Pedagógico, evento con el que culminó cerca de tres décadas de desenvolvimiento educativo impulsado por los sucesivos gobiernos liberales. En dicho período, el esfuerzo realizado estuvo centrado en tres objetivos: por una parte, la creación de la estructura institucional que permitiera recomponer la capacidad educativa del Estado prácticamente devastada por la Guerra de la Triple Alianza; por otra, la expansión del sistema educativo de manera a incorporar a un vasto sector de la población excluida de la posibilidad de recibir el grado más elemental de educación, en particular en las áreas rurales y centros poblados; y finalmente, la actualización pedagógica que hiciera posible que la educación paraguaya pudiera ubicarse en el marco de las orientaciones más avanzadas de esa época. La figura central de esta compleja tarea fue Ramón Indalecio Cardozo. Su persona se constituyó en el indiscutido inspirador y soporte del esfuerzo desplegado en todos los campos antes indicados y su influencia aún pervive a través del sostenido impulso que dedicó a los principios de la Escuela Activa, que alcanzó su más plena resonancia en el referido Congreso Pedagógico.


CONFORMACIÓN DE UN SISTEMA POLARIZADO


En general, a pesar de tales esfuerzos, el avance de la educación paraguaya lejos estuvo de alcanzar a cubrir las necesidades que se aspiraba lograr desde una visión de generar una ciudadanía cuyo requisito fundamental no era otro que una educación básica universalizada. En ese orden, la dinámica que se arraiga en la educación paraguaya es, por un lado, la de una minoría que accede a los estudios superiores y que asume las posiciones superiores de poder y riqueza; y por otro, la gran mayoría de la población en gran parte excluida o sin la capacidad de mantenerse en el sistema educativo.

Tal percepción de la estructura de la educación paraguaya fue claramente percibida por quienes tenían la responsabilidad de administrar y orientar la política educativa. El mismo Cardozo, en diversos escritos, destacó las extremas limitaciones imperantes, en términos financieros y de recursos humanos, para atender adecuadamente los requerimientos educativos de los sectores populares.

Reconoce que en esos años se desarrollaron actividades tendientes a mejorar las condiciones y posibilidades de la población más desvalida en términos de recursos y apoyos, pero que tales esfuerzos eran marcadamente insuficientes.

A nivel gubernamental, la preocupación por esta situación no era menor. En ese orden, es sumamente ilustrativo el cuadro sobre la situación de la educación paraguaya que describió Eligio Ayala en su Mensaje Presidencial de 1925 fue claro, franco y contundente. El presidente Ayala destaca lo que, en el contexto de la finanza representa el gasto educativo y contrasta con los precarios resultados alcanzados. El ilustrativo texto del Mensaje y bajo el acápite de La Instrucción Pública sostiene lo siguiente:

"En la administración general es uno de los servicios más costosos. La hacienda pública aporta una cuantiosa contribución a su sostenimiento y expansión. Se han fundado muchas nuevas escuelas, pero ellas no pueden acoger a toda la población escolar. El número de niños inscriptos en las escuelas ha pasado los 90.000. En 1924, la cifra es superior a la de todas las inscripciones anteriores. Esta población escolar, con ser menor de la que corresponde a la población total, excede a la capacidad de las escuelas actuales. La primera necesidad, pues, que la observación advierte en la instrucción pública, es la de mayor número de escuelas... Pero otro problema más grave se destaca en ella. En los institutos superiores de enseñanza el número de alumnos es exiguo y en vez de aumentar cada año, tiende a decrecer en varios de ellos ... Siete escuelas normales, superiores y elementales funcionan en nuestro país. El último año pasado, ingresaron en ellas solamente 360 alumnos, que no alcanzan a un medio por ciento sobre los niños inscriptos en las escuelas primarias. De las mismas escuelas normales egresaron solamente 31, que es menos del 10% de los ingresados... Las escuelas normales elementales de Villarrica, de Encarnación, Barrero Grande y San Juan Bautista de las Misiones, han dado rendimientos tan escasos que apenas justifican su existencia. De la de Villarrica egresaron solamente tres maestros, de la de Encarnación solamente dos, y de las de las dos últimas, ninguno. Si se tiene en cuenta que no todos los egresados de ellas se dedican al magisterio, cabe afirmar que la productividad de las mismas es nula. La escuela normal de la que más han egresado, es la de maestros de la Capital. Su número llega a 13, número grande comparado con los seis que salieron de la de profesores y siete de la elemental de Concepción ... En los Colegios nacionales mismos, en la Facultad de Medicina, en el Notariado, en las escuelas de Agrimensura y de Farmacia, el número de alumnos es deficiente, no corresponde al de la población escolar. El único Colegio Nacional de bachillerato de la República no da todavía cincuenta bachilleres por año.

En cuanto a las implicaciones de dificultoso avance de la educación paraguaya, en el mencionado Mensaje el Presidente Ayala destaca lo siguiente:

Este déficit es tan peligroso para nuestra cultura como el financiero para la economía nacional. Entorpece el desarrollo de la instrucción superior, encoge el campo de selección de las mejores aptitudes, impide la madurez de muchas disposiciones latentes a las que no alcanza la actividad institucional; entorpece sobre todo la formación de aptitudes técnicas, tan necesarias a la expansión económica de nuestro pueblo y a la renovación progresiva del personal superior de la administración pública..

La guerra del Chaco, desencadenada en 1932, se constituyó en un hito a partir del cual el acontecer histórico de la nación experimentó un viraje radical al dar paso a un régimen de naturaleza autoritaria bajo cuya égida transcurriría poco menos de medio siglo de existencia del país.


CRISIS LIBERAL Y LA ONDA REVOLUCIONARIA


El final de la guerra aparejó igualmente el desmoronamiento del régimen liberal que se había mantenido en el poder desde 1904. La crisis que terminó con el desplazamiento del liberalismo del poder respondió principalmente a dos órdenes de factores. Por una parte, por el extremo debilitamiento de su capacidad de gobierno frente a las crecientes presiones sociales y por otra, a la fuerte decadencia que afectó a la ideología liberal a nivel mundial. De hecho, en la confrontación local, se identificó al liberalismo con lo oligárquico, esto es, con la estructuración elitista de la estructura de poder nacional y la total indiferencia a los intereses y el bienestar del pueblo. La onda revolucionaria carecía de homogeneidad, aunque en su inicio contó con un elemento aglutinante de enorme potencialidad: el exacerbado anti-liberalismo. A la vez, la estigmatización liberal respondía, por un lado, a la demolición ideológica en que la redujeron las nuevas corrientes totalitarias como del fascismo, el nacional-socialismo y en menor grado el marxismo; y, por otro, a la contundente descalificación del desempeño del régimen liberal que compartían estas nuevas fuerzas políticas, al punto de justificar su exclusión de toda actividad pública. En palabras de uno de los líderes: El Partido Liberal constituyó una oligarquía al servicio de los intereses extranjeros, despreocupada del pueblo extremadamente pobre que, más que ningún otro en América, necesitaba redimirse. De hábitos urbanos, dio las espaldas a las sencillas masas del campo y legalizó su expropiación dolorosa, dejándolas en la mayor miseria.

La crisis llegó a su apogeo en 1936, teniendo como los principales protagonistas a los militares que, a pesar de la diversidad de motivos que impulsaba a los mismos, compartían un objetivo común: desplazar a los liberales del poder. Como resultado, el Cnel. Rafael Franco asumió la Presidencia de la República, acción que es anunciada y justificada a través de la Proclama del Ejército Libertador, considerado por los ejecutores del alzamiento como una gesta similar a la que proclamó la independencia nacional en 1811.

El movimiento antiliberal que asumió el poder el 19 de febrero con la Presidencia del Cnel. Rafael Franco tuvo una corta duración. En agosto de 1937, intervienen de nuevo los militares destituyendo al Presidente y encumbrando en el cargo máximo de la República al Dr. Félix Paiva, un paso que para muchos fue el último intento de restituir el poder al Partido Liberal.

A pesar de su corta duración, el régimen instaurado con la Presidencia del Cnel. Franco representó un profundo viraje en la vida política paraguaya, tanto por

la radical transformación en la estructura del Estado, en particular su orientación marcadamente intervencionista, los cambios en la relación entre el Estado y la sociedad en general, el heterogéneo marco ideológico en la que intentó sustentarse, el enfoque maniqueísta impreso en la vida política y la instauración del nacionalismo como un verdadero culto. En lo que a este último aspecto se refiere, el cauce quedaba abierto al punto que, ya desplazado del poder el régimen de Franco, por sucesivos decretos promulgados en marzo de 1938, se dispuso declarar obligatoria la enseñanza nacionalista en las escuelas primarias de la República, con el sano propósito de robustecer en el alma de la niñez y de la juventud la noción de patria e igualmente obligatoria la enseñanza anticomunista y del himno nacional.

Las principales medidas adoptadas por el gobierno marcaron profundamente estas nuevas orientaciones en la política del Estado. Un primer paso fue la derogación de la Constitución de 1870, considerada como el catecismo liberal; se creó el Ministerio de Agricultura en vista a dar prioridad al sector campesino y a la reforma agraria y el Departamento de Trabajo, en el orden más estrictamente político-institucional, a más de derogar la Constitución vigente hasta el cambio de régimen; se promulgó el controvertido Decreto No. 152 que en su primer artículo declaraba la identificación de la Revolución Libertadora del 17 de febrero de 1936, con el Estado de la República del Paraguay.

 

Documento Fuente:

HISTORIA DEL PENSAMIENTO PARAGUAYO

Obra de JOSÉ MANUEL SILVERO, LUIS GALEANO y DOMINGO RIVAROLA

COLECCIÓN

LA GRAN HISTORIA DEL PARAGUAY, 18

Editorial El Lector

Director Editorial: Pablo León Burián

Coordinador Editorial: Bernardo Neri Farina

Director de la Colección: Herib Caballero Campos

Diseño de portada: Celeste Prieto

Diseño Gráfico: César Peralta G.

Corrección: Nidia Campos

Portada: Alumnos del Colegio Nacional de la Capital a inicios del siglo XX.

Álbum Gráfico del Paraguay

Fotografías del Álbum Gráfico del Paraguay

Hecho el depósito que marca la Ley 1328/98

ISBN: 978-99953-1-089-9

El Lector I: 25 de Mayo y Antequera. Tel. 491 966

El Lector II: San Martín c/ Austria.

Tel. 610 639 - 614 258/9

www.ellector.com.py

Esta edición consta de 15 mil ejemplares

Asunción – Paraguay (149 páginas)

 

 

 

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