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GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ

  NARRATIVA PARAGUAYA (1980 - 1990) - Por MARIA ELENA VILLAGRA y GUIDO RODRIGUEZ ALCALA - Año 1992


NARRATIVA PARAGUAYA (1980 - 1990) - Por MARIA ELENA VILLAGRA y GUIDO RODRIGUEZ ALCALA - Año 1992
NARRATIVA PARAGUAYA (1980 - 1990)
 
MARIA ELENA VILLAGRA y
 
EDITORIAL DON BOSCO,
 
PEN CLUB DEL PARAGUAY.
 
Asunción – Paraguay,
 
1992 (150 páginas)

 

INTRODUCCIÓN

Hay muchas maneras de hacer una selección; antes de explicar el criterio con que se hizo esta selección de cuentos, queremos decir algo acerca de la narrativa paraguaya en general.

La narrativa paraguaya se halla considerablemente rezagada en comparación con la de otros países americanos, y no hablamos sólo de los grandes como Argentina o México, sino también de otros que, en condiciones políticas, sociales y económicas azarosas han sabido escribir novelas de mérito.

No hubo novelistas ni cuentistas en el Paraguay del siglo XIX. Las razones deben buscarse en la historia - si bien la historia está insuficientemente estudiada. Digamos, sin embargo, que la historia paraguaya del siglo pasado se ve definida por tres gobiernos autocráticos: el de José Rodríguez de Francia (1813-1840), el de Carlos A. López (1841-1862) y Francisco S. López (1862-1870). De los tres, el gobierno de Francia fue el más hermético: durante 27 años, no se publicó en el país ni un solo libro ni periódico, se prohibieron las reuniones públicas, no se permitió a nadie trasladarse de un lugar a otro sin permiso escrito de la autoridad. Esto significó el estancamiento cultural, como lo dijo el sucesor de Francia, Carlos López, en su mensaje al Congreso (1854). "No había establecimiento alguno de educación, instrucción elemental, moral y religiosa". Carlos López abrió el país (relativamente). Su gobierno hace parte de lo que André Gunder Frank llama la etapa de la reforma (caracterizada por el propósito de europeizar económica y tecnológicamente América Latina). El nuevo presidente es el primer periodista del Paraguay que, por primera vez, conoce los periódicos (si bien se trata de publicaciones de propaganda oficial). Llegan técnicos europeos al país, se envían becarios paraguayos a Europa. López, sin embargo, no es un presidente democrático en sentido moderno ni un líder socialista (como algunos han dicho). Más bien, él es una versión local del monarca europeo autocrático e ilustrado. Como ilustrado, se propone fomentar el cultivo de "las letras y las artes", pero toda actividad cultural se ve sometida a la censura política. Prueba de su autocracia es el hecho de que deja en la presidencia del país, como heredero, a su hijo Francisco López. Este, que había recorrido Europa y conocido a Napoleón III, víctima de planes napoleónicos, lleva al país a una calamitosa guerra contra la Argentina, el Brasil y el Uruguay (1864-1870). La consecuencia es la destrucción total del país, que llega al siglo XX resabiado por la guerra.

Puede verse que las circunstancias, durante el siglo XIX, no fueron las más propicias para el desarrollo literario en el Paraguay. Sin embargo, habría que plantearse la siguiente pregunta: ¿Por qué hubo literatura en países americanos de circunstancia no mucho menos adversa?

La narrativa paraguaya comienza recién a principio del siglo XX, con la llegada al país de tres extranjeros: JOSÉ RODRÍGUEZ ALCALÁ (argentino), RAFAEL BARRETT (español) y MARTÍN GOYCOECHEA MENÉNDEZ (argentino). JOSÉ RODRÍGUEZ ALCALÁ publica, en 1905, la primera novela paraguaya: IGNACIA. El autor tenía entonces 22 años y era demasiado joven para escribir una obra madura. Lamentablemente, no siguieron a Ignacia novelas de mayor nivel artístico. Hubo que esperar casi 50 años, hasta 1952, para que apareciera una novela paraguaya de dimensión continental: LA BABOSA, de GABRIEL CASACCIA.

Tampoco LA BABOSA dio comienzo a una tradición narrativa sólida, por razones imaginables. La década de 1950 es la de Alfredo Stroessner, que llegó al poder en 1954 y se mantuvo en él hasta 1989, como cabeza de una dictadura oscurantista. Stroessner politizó la educación primaria, secundaria y universitaria y estableció una severa censura sobre los medios de comunicación masiva y el teatro. Consciente de que en el Paraguay se lee poco, y siguiendo una táctica empleada por los dictadores militares brasileros, Stroessner no restringió totalmente la circulación de novelas ni de libros de público reducido. La novela no es un arte de masas, y esto lo comprendió muy bien el dictador, que permitió la circulación de libros prohibidos por otros dictadores (Franco en España, Videla en la Argentina). La censura contra la narrativa fue más bien indirecta y se basó, básicamente, en la manipulación de la educación y de los medios de comunicación. Eso no significa que, ocasionalmente, no hubiera intervenciones "duras": en 1977, la política prohibió la circulación de la revista CRITERIO y encarceló a sus redactores (entre ellos, a JORGE CANESE, incluido en esta selección).

En 1989, cayó Stroessner con un golpe de Estado. Se reabrieron radios y periódicos clausurados; se continuó una poco arraigada tradición de libertad de prensa. Volvieron al país escritores proscritos, como ELVIO ROMERO y RUBÉN BAREIRO SAGUIER. El proceso se vio favorecido con la apertura de los países del Este europeo, al terminarse los argumentos para la censura anticomunista. En los tres últimos años, la libertad de expresión hizo considerables progresos en el país y puede decirse que ya no existe una censura literaria. El novelista puede escribir sin temor a las visitas policiales pero eso no significa que todo esté dado para el crecimiento de la poco desarrollada literatura paraguaya. Ahora el escritor debe enfrentarse a los condicionamientos propios de un país subdesarrollado. Ya no está prohibido escribir pero, ¿quién lee? La mayoría de la población o es analfabeta o no tiene los medios económicos suficientes para convertirse en lectora de literatura otras son sus preocupaciones más urgentes. Además, y esto es importante, no existe el hábito de la lectura entre los grupos de situación económica más desahogada. Una novela que venda 1.000 ejemplares ya se considera best seller. Excepcionalmente, puede llegarse a los 3.000 ejemplares vendidos (como fue el caso de la novela de SANTIAGO TRÍAS COLL, GUSTAVO PRESIDENTE). Por otra parte, la llamada transición democrática no ha sido acompañada de una transición cultural. El nivel de la educación primaria, secundaria y universitaria sigue siendo muy bajo. No hace falta ser profeta para decir que, mientras no haya más gente con mayores ingresos; mientras no haya más gente con mayor educación; mientras no haya una reforma seria de las instituciones de enseñanza, no habrá suficientes lectores. Sin suficientes lectores no podrá haber escritores profesionales en el Paraguay. (Hasta hoy, ningún escritor paraguayo vive de lo ganado como escritor en el Paraguay - premios y libros vendidos en el extranjero aparte).

Contra viento y marea, los últimos diez años han presenciado la publicación de cuentos y novelas que demuestran talento. Con el propósito de hacerlos conocer se ha preparado esta selección, que pretende ofrecer una muestra de la narrativa paraguaya de la última década (para ser exactos, la de 1981 - 1991). Se han excluido nombres ya suficientemente conocidos (JOSEFINA PLÁ, RUBÉN BAREIRO), prefiriéndose los de 17 narradores cuyas edades oscilan entre los 25 y los 50 años: LITA PÉREZ, RAQUEL SAGUIER, JESÚS RUIZ, YULA DE MOLINAS, RENÉE DE ARRÉLLAGA, AUGUSTO CASOLA, CARLOS FILÁRTIGA, SANTIAGO TRÍAS, HELIO VERA, JORGE CANESE, LUIS HERNÁEZ, CHIQUITA BARRETO, JUAN MARCOS, MONCHO AZUAGA, DELFINA ACOSTA, MILIA GAYOSO y MABEL PEDROZO.

No están todos, pero creemos que la selección puede dar una idea general de las tendencias de la narrativa paraguaya actual en lengua española (la literatura en lenguas autóctonas merece una selección aparte). Y decimos tendencias porque en el Paraguay no han surgido movimientos literarios con un proyecto bien definido; hay, más bien, individualidades, y éstas resultan difíciles de clasificar de acuerdo con esquemas estrictos.

Aun así, podría uno preguntarse: ¿Qué es lo nuevo en la literatura paraguaya más reciente? Lo nuevo es la presencia femenina; mejor dicho, la importancia del aporte femenino. Hubo narradoras anteriormente (TERESA LAMAS, CONCEPCIÓN LEYES), pero éstas constituían la excepción. La década de 1980, dice JOSEFINA PLÁ, marca el surgimiento de una tradición femenina en la literatura paraguaya. También es nuevo el predominio del tema urbano sobre el campesino. Esto es comprensible. En los últimos años, el Paraguay ha dejado de ser un país rural para convertirse en un país urbano y es natural que los temas de la ciudad pasaran a la literatura. Pero, además de esta razón "real", existe otra razón ideológica: el escritor paraguayo (la mayoría de los escritores jóvenes) ya no se siente obligado a pintar el color local en su obra. Algo novedoso en esta selección de cuentos es la aparición de temas que, hace veinte años, no se veían: el de la ciencia ficción, el de la narrativa cosmopolita. Relatos de ciencia ficción son los de LITA PÉREZ y LUIS HERNÁEZ. La novela de SANTIAGO TRÍAS, LOS DIEZ PODERES, incursiona en el campo de la ciencia ficción y de la crítica política, siendo su escenario el europeo y el tenia las maquinaciones de una poderosa '`sinarquía" internacional con poderes sobre el mundo de las finanzas y política de las grandes potencias. (Parte de la novela se transcribe en este libro). Otra característica de la nueva narrativa es el predominio de lo intimista sobre lo político. Un ejemplo es la novela de RAQUEL SAGUIER, LA NIÑA QUE PERDÍ EN EL CIRCO, evocación de la infancia de carácter más posmodernista que romántico (si el posmodernismo no es en gran medida, como dice Umberto Eco, un romanticismo asumido). En el capítulo transcrito aquí la autora evoca una revolución, pero cargando el acento sobre la vivencia personal y no sobre el enjuiciamiento del hecho a partir de una determinada postura ideológica. ¿Será que la narrativa paraguaya refleja el llamado "fin de las ideologías"? Queda la cuestión abierta. Señalemos que el tema político aparece menos de lo que podría esperarse en un país que ha pasado por una larga y nefasta dictadura. En cuanto a las influencias principales, pueden señalarse que las Borges, Rulfo y García Márquez; posiblemente, la de Borges sea la más fuerte (véanse, por ejemplo, los relatos de HELIO VERA y DELFINA ACOSTA). García Márquez (y el realismo mágico en general) se ven en el cuento de MONCHO AZUAGA, de atmósfera rural y mítica, en que se pretende revivir un inconsciente colectivo a través de los relatos de un "cantor de coplas". El realismo mágico, sin embargo, no es una corriente principal de la nueva narrativa, ni siquiera de la narrativa del mismo AZUAGA, que ha incursionado en otros temas y desde otra perspectiva.

Este repliegue del realismo mágico, introducido en la narrativa paraguaya con EL TRUENO ENTRE LAS HOJAS de AUGUSTO ROA BASTOS, la más aventajada adaptación local del espíritu de Miguel Ángel Asturias, es otra característica de la nueva narrativa. Por otra parte, al enumerar los nuevos temas, incurrimos en una inevitable pero necesaria simplificación ya que, precisamente, es característico de los narradores actuales el haberse liberado del limitado repertorio de temas que integraban el super yo literario de los escritores de hace 20 o 30 años atrás.

Para concluir, queremos señalar que ésta es una de las pocas selecciones de relatos que se han hecho en este siglo en el país y que eso le confiere una cierta utilidad, independientemente de las limitaciones y aciertos del criterio emplea do en la selección. Al ofrecer un panorama general, el libro llena un vacío, si no literario, bibliográfico. Con plena conciencia de ello, el PEN CLUB DEL PARAGUAY nos encomendó el trabajo de compilación, que no hubiera resultado viable sin el decidido apoyo de la Editorial Don Bosco y la intervención profesional y amistosa del padre José Antonio Rubio, a quien manifestamos sincero reconocimiento.

GUIDO RODRIGUEZ ALCALÁ 
MARÍA ELENA VILLAGRA
 

ÍNDICE:
 
LITA PÉREZ CÁCERES: Mas alla del Arco Iris ; El horóscopo chino.

RAQUEL SAGUIER: La niña que perdí en el circo.

JESÚS RUIZ NESTOSA: Los ensayos.

YULA RIQUELME DE MOLINAS: El caballero y la sombra ; Paso al olvido.

RENÉE FERRER DE ARRÉLLAGA: Se lo llevaron las aguas ; La sentencia.
 
AUGUSTO CASOLA: El viento de la cordillera.

CARLOS FILÁRTIGA LACROIX: La vuelta de Manuel ; Insomnio.
 
SANTIAGO TRÍAS COLL: Los diez caminos (Capítulo V: Quinto camino).

JORGE CANESE: Turismo interno.

HELIO VERA: Angola.

LUIS HERNÁEZ: Levadura y mostaza ; Aburrimiento perfecto.
 
CHIQUITA BARRETO: la niña muda.
 
JUAN MANUEL MARCOS: El invierno de Gunter (Capítulo V, segunda parte)

MONCHO AZUAGA: Curuzu Angelito, Yasy Rendague, Rudencio Caso Cue

DELFINA ACOSTA: Tu tia.

MILIA GAYOSO: Un sueño en la ventana ; En pedazos.

MABEL PEDROZO: Barrilete ; Cita en el casino.
 
 
 
 
 
 
 
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