Portal Guaraní - Marxista hasta los tuétanos - POLILLA AZUL

SALAMANCA. Hace unos meses, una buena amiga que me escribe muy de tanto en tanto contándome sus trabajos, refiriéndose a la metodología que estaba utilizando en uno de ellos me aclaró: “Estoy marxista hasta los tuétanos”. Cuando leí esta frase tuve la impresión que un gliptodonte se levantaba desde la pantalla y bailaba en el aire. Fue tan grande la sorpresa que solo pude responderle tratando de no herirla: “Igual que yo. También estoy más marxista que nunca... pero de los hermanos Marx”. Creo que se ofendió porque no volvió a escribir nunca más.

Me vino la anécdota a la memoria porque el sábado último se cumplieron cuarenta años del fallecimiento de quien muchos consideran el mayor comediante del siglo XX: Groucho Marx. Su figura se convirtió en un ícono: los anteojos redondos (mucho antes que los de John Lennon), enormes bigotes que rivalizaban con las cejas y una prominente nariz fueron sus características a las que se debe sumarle su inseparable habano. Hay veces que solo su contorno es suficiente para saber que se trata de él. Junto con sus hermanos fue la gran estrella de la comedia en el mundo entero a través de películas todavía en blanco y negro, ya sonoras, que se siguen exhibiendo con la misma aceptación del público de entonces.

Cínico, irreverente, irrespetuoso, descarado, era la negación de lo ceremonioso y protocolario. Utilizaba todos estos atributos para convertirse en un feroz crítico de la hipocresía de la sociedad contemporánea. Su verborragia incontenible no dejaba santo con cabeza. Recordando este aniversario, un periodista español escribió que todas las grandes frases del siglo XX fueron dichas por Sir Winston Churchil o por Groucho Marx. Muchas de ellas se siguen utilizando (y plagiando) como aquella que eligió para que sirviera de epitafio en su tumba: “Perdone que no me ponga de pie“, deseo que nunca fue cumplido. Aunque se la atribuyen a Woody Allen porque la usó varias veces, fue él quien dijo: “¿Cómo puedo confiar en un club que me tiene a mí como socio?” Una frase que bien nos vendría: “¿A quién va a creer usted, a mí o a sus propios ojos?” “Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente”. “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. “He disfrutado mucho con esta obra de teatro, especialmente en el descanso”. “Detrás de cada hombre hay una gran mujer. Detrás de ella está su esposa”. “Inteligencia militar son dos términos que se contraponen”. “La justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música”.

Groucho fue el cuarto hijo de seis de Sam Marx y Minnie Schonberg, inmigrantes judíos. Nació el 2 de octubre de 1890 en Manhattan (Nueva York) donde residía su familia. El trío que formó lo integraban, además de él, sus hermanos Leonard que adoptó el nombre de “Chico” y Arthur, que se hacía llamar “Harpo”. Antes de finalizar el bachillerato ya estaban en los teatros de Broadway donde gozaban de una enorme popularidad. Tanto es así que cuando rodaron su primera película, de un total de trece, “Los cuatro cocos“, en 1929, ya eran famosos. Aunque los críticos se inclinan por “Sopa de ganso” (1933) como su mejor película, la más popular ha sido siempre “Una noche en la ópera” (1935).

Además de la actuación desarrolló un entusiasmo especial por la literatura y así escribió media docena de libros. Fue amigo cercano de escritores tan notables de su época como Thomas S. Elliot o el poeta Carl Sandburg. Cuando la Biblioteca del Congreso de Washington le pidió ser depositaria de su correspondencia con estos escritores, sin poder salir de su asombro sólo pudo responder: “Pero si ni siquiera he terminado el colegio”.

Groucho Marx falleció el 19 de agosto de 1977 a los 86 años en un hospital de Los Ángeles a causa de una neumonía.

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)