Portal Guaraní - CREDIBILIDAD Y VIRGINIDAD - Por JESÚS RUIZ NESTOSA

SALAMANCA. Pocas veces se ha dado una explicación tan lúcida, tan clara, tan significativa de lo que es la política en nuestro país como acaba de hacerlo el diputado Nazario Rojas, de la ANR, y del grupo que lidera el presidente Horacio Cartes. Fue en el transcurso de una entrevista que le hizo radio ABC Cardinal en la que quiso explicar cuáles fueron las razones por las cuales su grupo decidió votar en contra del juicio político al fiscal general del Estado, Javier Díaz Verón, cuyo mandato lleva fenecido hace más de un año.

Uno de los argumentos de mayor peso fue de que el Ministerio Público es la “institución más creíble” y que su jefe, Javier Díaz Verón, “una víctima”. ¿De qué? Pues una víctima. Los políticos no tienen por qué dar mayores razones. Para algo mandan. Y porque es para esto que quieren mandar. Quienes trotamos las calles de a pie, esto muy bien puede significar que el funcionario de marras es un “perseguido político”, una idea a la que se ha echado mano tantas veces, con los fines más diversos y para explicar las situaciones más inverosímiles, que ha terminado por perder todo significado. Pero no es mi intención rebatirle al diputado Rojas los argumentos que expuso en la mencionada entrevista, sino simplemente puntualizar las verdades que ha dicho.

Acabo de decir que el diputado Rojas expuso de manera “lúcida, clara y significativa” lo que es la política en nuestro país, ya que siempre, por motivos electoralistas y las más de las veces por un detestable populismo, los políticos buscan disfrazar sus verdaderas ideas y sentimientos bajo una capa de ecuanimidad, de equilibrado buenismo y “acendrado patriotismo” (¿no es así la frase hecha?).

De las palabras de este señor podemos enterarnos de que en realidad nuestros políticos no tienen el más mínimo sentido de moral, de rectitud, de pensamiento honesto. Creen y practican aquello de que en política todo está permitido y que resulta normal hacer cualquier cosa, incluso las atrocidades más inmorales, con tal de seguir aferrados al poder. Porque ese poder es el que les permite enriquecerse recurriendo a los métodos más inicuos y, sobre todo y de manera muy especial, actuar tanto en la vida pública como privada sin ningún tipo de límites porque disfrutan de una perversa impunidad.

Todo esto está sintetizado en lo dicho por el diputado Nazario Rojas, para quien es “normal” lo que ya sabíamos y que terminamos de comprobarlo a través de las llamadas telefónicas intervenidas: la compra y venta de sentencias judiciales, a quién hay que imputar, a quién hay que juzgar, a quién hay que condenar, a quién hay que perdonar. Ni qué decir el ubicar a toda la parentela, incluyendo al servicio doméstico, en el sector público. “Esto pasa dentro de la esfera del Gobierno. Sé que es nepotismo, pero es algo que siempre hay”. Desde que Caín mató a Abel los seres humanos se vienen matando con mayor o menor ensañamiento. Pero no por eso podemos decir que el crimen “es normal” y que “pasa nomás” dentro de los grupos humanos.

Como parte de su particular visión del mundo de la política no podía faltar el victimismo. No es que la ciudadanía quiera que se haga justicia sino lo que busca es convertir en “víctimas” a quienes se sacrifican por el bien de su pueblo, como hacía Stroessner cada vez que le proponían una nueva reelección. “Nosotros aparecemos siempre como los peores”. Pues no. Lo que pasa es que están haciendo los méritos suficientes no para “aparecer” sino para convertirse realmente en los peores.

Estos esfuerzos los ilustró de manera muy gráfica cuando dijo que “el Ministerio Público es la institución más creíble que tenemos en el Estado”. Es una afirmación un tanto arriesgada justo en el momento en que están apareciendo pruebas contundentes de qué manera sus funcionarios manejaban la justicia, de qué manera comerciaban con sus decisiones y cómo respondían a las necesidades de los políticos que estaban por encima de ellos. Incluso respondían a gerentes de industrias privadas. Con estas prácticas se enriquecieron de manera escandalosa y sin que hayan podido explicar, hasta el momento, el origen de sus cuantiosas fortunas. En todo caso y en vista a todos estos escándalos, sería bueno tener en cuenta lo que un periodista español escribió unas semanas atrás refiriéndose justamente a algunas instituciones del Estado: “La credibilidad como la virginidad se pierden una sola vez”.

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