PARA QUE TE CUIDES DE MÍ
Por JESÚS RUIZ NESTOSA
jesus.ruiznestosa@gmail.com
SALAMANCA, España. Escoba nueva siempre barre bien. Y el actual intendente de Asunción, Óscar Rodríguez, quiso estrenar su escoba para barrer a los imbatibles cuidacoches que asuelan la ciudad. Hizo su primera pasada, pero la limpieza le duró muy poco, ya que en menos de cuarenta y ocho horas regresaron todos a sus “puestos de trabajo”. ¿Será que ellos también cobran “presentismo”, por eso no faltan nunca?
Este problema contra el que nadie pudo -o no quiso- hacer nada, es bastante viejo y luce como una condecoración a la ineficiencia, a la indolencia y el desinterés por los problemas reales que sufren los ciudadanos.
Hace varios años, décadas, cuando comenzaron a aparecer, se alertó del peligro que ello significaba y se pedía que las autoridades correspondientes (Municipalidad, Ministerio del Interior, policía, etcétera) tomaran cartas en el asunto para impedir que esta actividad, delictiva por donde se la mire, prosperara. Todos miraron hacia otro lado. Se los dejó crecer, se los dejó ir adquiriendo poder (me niego a utilizar esa palabra tan fea que es “empoderar”), llegaron a formar su propio sindicato y allí están. Hoy no hay quien pueda con ellos.
Uno de los representantes de estos trabajadores, Andrés Brizuela, cuidacoches en la zona de la Catedral, dijo a la prensa: “Si no trabajamos, ¿con qué vamos a sobrevivir?”. Se convierte entonces en un problema social. Con este mismo criterio, los jueces tendrían que permitir que Reinaldo Javier Cabaña, alias “Cucho”, regrese a su casa donde podrá seguir dedicándose a la actividad de la que se le acusa: trafico de drogas, ya que, si no trabaja, ¿con qué va a sobrevivir?
El tema es complejo. Wilfrido Cáceres, jefe de Gabinete de la Municipalidad, dijo que “la problemática que hoy están sufriendo (los cuidacoches) es una materia pendiente de todo el país que se llama pobreza”. Bravo, por lo menos tuvo el coraje de darle un nombre a la raíz del problema. Con reconocerlo no es suficiente, hay que buscarle una solución. Difícil será encarar el tema cuando el setenta y cinco por ciento de lo que recauda el Estado se destina a mantener una burocracia ineficiente, lenta e improductiva. Aunque también es cierto que esta es una manera de darle trabajo a una enorme cantidad de gente que no sabe hacer otra cosa que sentarse atrás de un escritorio a mirar cómo pasan las horas.
Aquí en España, y en general en Europa, cuando un político aspira a un puesto electivo, presenta su programa de trabajo y uno de los primeros puntos suele ser la creación de puestos de trabajo. No es una promesa ambigua, confusa, indefinida, sino bien concreta, con números, con estadísticas, de dónde van a salir los fondos, cómo van a ser administrados, etcétera. Esto es hablar como en swahili para nuestras autoridades, cuyos planes de crear fuentes de trabajo se limitan a pagarle un soborno disfrazado de salario a sus seguidores políticos.
Un ciudadano que vive en Limpio y trabaja en Asunción cuenta que todos los días debe pagarle a los cuidacoches cinco mil guaraníes para poder estacionar, lo que hace un gasto extra de 150.000 guaraníes mensuales. Las veces que se negó a hacerlo, le rayaron el coche, le desinflaron las ruedas y lo maltrataron verbalmente. Todo esto forma parte de esa extorsión que sufren cada día los ciudadanos que deben entrar al centro para poder trabajar. Entonces no es “Pagame para que cuide tu coche” sino en realidad es “Pagame para que te cuides de mí”. Entonces no es solo un problema de la pobreza, sino también una ineptitud de las autoridades que así permiten la delincuencia.
Fuente: ABC Color (Online)
