BREVEDAD CONCENTRADA Y EVOLUCIÓN ESTILÍSTICA
El título de una obra literaria es siempre un inductor de lectura, y “Oficio del caminante” define la actitud esencial del yo o hablante lírico de este nuevo poemario de Victorio Suárez.
El sustantivo “oficio” puede interpretarse en su doble acepción: como ocupación habitual o función que alguien desempeña o como rezo diario del sacerdote en la función religiosa, lo que le daría al conjunto de poemas y a la actividad de crearlos, condición de sagrados.
Pero se trata aquí de un oficio de caminante, y por ello a su vez, el libro se sitúa en la tradición occidental y cristiana que desde la “Divina Comedia”, pasando por las “Coplas” de Manrique y más cerca nuestro la poesía de Antonio Machado, concibe la existencia humana como un viaje, que nos lleva a distintos lugares según la cosmovisión de cada poeta.
En uno de los poemas del libro, titulado “Almas”, hay una recreación de la imagen manriqueña de los ríos, en la tercera copla por la muerte de su padre:
“Todo va llegando al mar
Para morir…”
pero la visión del mundo y la vida del más allá que se desprende de sus obras difieren en ambos autores sustancialmente:
“se tuerce la impotencia
de un espacio sin luz” .
Porque el sentimiento que predomina en el conjunto de poemas de Suárez es el desencanto por el tiempo que pasa sin dejarnos nada ni ofrecernos nada después de la muerte, mientras que en el pensamiento de Manrique existe la fe en la vida eterna y la seguridad del premio o el castigo.
La cosmovisión que se desprende de los textos en “Oficio del caminante”, se acerca más a la visión del mundo de la poesía machadiana:
“Caminante son tus huellas
El camino y nada más.
…………………………
Caminante, no hay camino
Sino estelas en la mar” .
Los famosos versos de Machado hablan de lo efímero de la existencia humana y del mínimo rastro que esa existencia deja en el mundo. Los de Suárez encierran un nihilismo extremo en el tono general del libro y en especial en versos como los del poema “Vigilia”, ya que hay seres que entrecruzan sus miradas sin verse:
“ignorando lo que queda
a un costado de la vida” ”
Se habla de la imposibilidad del encuentro con el otro, y de no poder conservar siquiera una imagen vívida de nuestra propia existencia, de todo lo que fue nuestra vida. Estos gestos vacíos suman su sentido a la imagen titular del caminante, que define al yo lírico como alguien que no descansa, que no tiene morada donde llegar, y por tanto su vida es un viaje permanente, sin descanso, cuyo único final es la muerte.
Otros versos del poema “Vigilia” pueden enlazarse una vez más con los de Machado:
“No se pueden conocer los rastros
de las manos en el agua…”
Se transmite una vez más la imposibilidad de perdurar o dejar rastros, pero como el agua es además símbolo del inconsciente, esos dos versos pueden sugerir también la imposibilidad de bucear en nuestro mundo interior, de acceder al conocimiento de nosotros mismos.
En estos textos todo muere o conduce a la muerte y en los títulos de varios poemas del libro la muerte está presente. Se percibe una sensación de cansancio, de agotamiento, de hombres que se mueven sin rumbo en un paisaje gris, con hospitales, baldíos y desechos: ni el mundo de la naturaleza, que fue refugio para los románticos, ni el placer del sexo exaltado por algunos modernistas, pueden colmar la sed o calmar la ansiedad del caminante.
Hay seres encerrados entre cubos ahumados, que no dejan pasar la luz, metáfora de las construcciones de las grandes ciudades, donde millones de hombres trabajan como autómatas en prisiones de vidrio, sólo para sobrevivir.
”Todo está herrumbrado” dice el yo lírico en el poema
“Visiones”.
Es cierto que a momentos, el encuentro erótico del que se habla en varios poemas, parece dar una tregua al dolor y a la soledad, pero las almas se muestran entonces como desconectadas de los cuerpos, no se entabla una comunicación plena.
Las imágenes más logradas son imágenes que expresan
nostalgia de cosas perdidas, o que tienen una belleza amenazante:
“Un siniestro tulipán exhala su perfume
En el azul templado del aire…”
“Los días vacíos
no tienen tiempo de borrarse”
Un excelente ejemplo de lo que nos da el encuentro de la pareja humana aparece en el poema “Presagios”, en donde lo erótico no se limita simplemente al placer, pero el sentimiento es demasiado frágil:
“La afable ternura se desvanece
como una lágrima gigante…”
Y en el poema “Peregrino”:
“las piedras taponan la garganta
magullando las almas divididas…”
En “Matiz”, el hablante lírico afirma:
“Todo está listo
el último concierto
ha comenzado”
Hay en el libro y en especial en estos versos, una conciencia del acabamiento, de una vida ya vivida, que no tiene esperanzas ni expectativas.
El poema “Construir” se caracteriza por una brevedad concentrada que muestra una evolución estilística en la obra de Suárez, ya que en sus libros anteriores predominaban los poemas largos. El título funciona casi como un oxímoron con respecto al significado de los versos:
“Apretar la voz hasta el silencio
ver de qué manera se apaga
el cuerpo y la historia.
Hundir el clavo ardiente
en el centro mismo del corazón
y construir la calzada
hacia lo ignoto”.
La poética del desencanto se profundiza en este texto, la voz busca el no decir, para que el yo lírico sea un espectador silencioso de su propio dolor, y marca el punto culminante de la negación. Como en el final de la primera parte del “Martín Fierro” de Hernández, el cantor rompe su guitarra porque renuncia a la comunicación con los otros, el hablante atenúa su voz hasta el silencio.
Pero hay más; hemos transcripto completo el breve poema que condensa, creemos, el significado total del libro, y también sugiere algo nuevo: hay una intención de autodestrucción, de regodeo en el sufrir, “de hundir el clavo ardiente…”, como manera de dar el salto hacia lo que está más allá de los límites de la vida humana, pero que no se sabe qué es y a su vez, es lo único que queda por afrontar. Es como si el yo construyera su propia muerte en un solo gesto.
Si bien el sinsentido y la angustia existenciales son temas obsesivos del libro, “Oficio del caminante” no se agota en ellos. El yo lírico trasciende su circunstancia individual y en la sección del libro titulada “Límite” su mirada se vuelca hacia el mundo exterior y los horrores de las grandes ciudades que en la primera década del siglo XXI no han resuelto problemas como de la miseria y la marginalidad de una gran parte de sus habitantes.
Podemos decir que textos como “Letrina”, “Purgatorio” y varios que les siguen, implican una clara denuncia de la injusticia social que reina aún en el mundo.
La última sección de textos, titulada “Voz”, presenta en el poema “Caverna” el tema de la búsqueda metafísica de la verdad; hay en otros alguna alusión a temas mitológicos y autores antiguos que revelan la formación filosófica del autor, pero esos nuevos elementos de la serie final no encierran un cambio en los ejes que vertebran la totalidad de la obra, ni dejan entrever una cosmovisión más esperanzada.
El poema “Muerte” dice que:
“no valen la pena el recuerdo ni el olvido”
y los versos de “Sombras” presentan una de las imágenes más terribles y hermosas del libro, para mostrar el destino implacable del hombre:
“El ojo de la muerte es una gota de agua
que cae tozudamente pronosticando la noche”.
Silvia Prida
Montevideo, 19/ 7/ 10
SENCILLEZ FORMAL PROVISTA
DE UN VOCABULARIO PRECISO
No es necesario presentar a Victorio Suárez. Su consolidada trayectoria literaria, unida a la de crítico e impulsor de la revista Arte y Cultura, no precisa de muchos comentarios laudatorios. Desde aquellos tiempos en que dirigía el magnífico suplemento literario del diario Noticias, no ha dejado de figurar en el primer plano de las letras paraguayas. Ya en su primer trabajo publicado, Los fuegos del alba (1985), no dejó de deleitarnos con un oficio literario ejemplar y un conocimiento profundo del lenguaje poético, que como alguien dijo, “es un oficio más viejo que el oficio más viejo del mundo”.
Su nuevo trabajo lírico, Oficio del caminante, es un diálogo entre los sentimientos humanos y un entorno, casi siempre de la naturaleza. Ese diálogo suele traslucirse en indagación espiritual, dibujo de efectos interiores.
Bajo una aparente frialdad y una sencillez formal provista de un vocabulario preciso, Suárez nos transporta al impacto físico y moral de las situaciones. La oscuridad o el silencio tienen una explicación conceptual si se le aplica la razón sin perder la emotividad.
Si algo cabe decir sobre la poesía de Victorio Suárez es su afán por el riesgo. En ocasiones, hemos hallado en sus poemarios un fuerte rasgo de opacidad expresiva, donde ha sido necesario el esfuerzo del lector para su comprensión. La irracionalidad ha presidido su concepto creador, hasta el punto de generar un compendio de metáforas próximas al surrealismo y, en ocasiones, al absurdo, para mostrar las interioridades del universo imperceptible. Pero Oficio del caminante es un giro consciente en su trayectoria lírica. La expresión y la extensión se han simplificado. La metáfora, aun sin perder el riesgo, ha ganado en limpieza y en profundidad.
Nuestro autor ya no se conforma con esbozar su pensamiento: pretende comunicarse con el lector y establecer un diálogo fluido entre la palabra y su pensamiento.
De esta forma, nos transmite un desasosiego vital que es preocupación permanente en su poesía. Un vacío existencial movido por la banalidad de nuestra vida.
Versos como “Nadie intentó mirarse/ después de colgar sus sueños/ en el duro silencio de las estatuas” revelan la carencia de ilusiones provocada por la despersonalización.
Somos carne, pero ¿somos espíritu? Incluso el erotismo plantea dilemas de incertidumbre.
Las tres partes del poemario sugieren su contenido: “Presagios”, “Límite” y “Voz”. Lo mágico, lo tangible y la expresión. Pero, como expresa en “Interrogantes”, ¿por qué se agitan las voces en el viento? Si el lector desea saberlo, debe aprender el oficio del caminante después de leer y entender este poemario donde Victorio Suárez se muestra feliz entre las palabras.
José Vicente Peiró Barco
Valencia, España. 5 de julio 2010
Después de enterrar el
lenguaje de mis fantasmas
peregrinos, saltan del
pedernal aquellos fuegos
que aprendieron a sosegarse
ante la infinitud de las
oscuridades.
CONFIGURACIÓN
ENVOLTURA
Restauró su simplicidad de arena
y trató de entender los presagios
que anunciaron la vigilia.
Había inflamado los poros de la carne
pero las moléculas de existencia
resguardaron sus plataformas.
Latidos de furia voltearon el aire,
las estatuas cortaron su envoltura
hasta llenar de talco la mañana.
Las crónicas registraron el incendio
y en las calles arriadas de almas prisioneras
ninguno volvió a caminar como debía.
VIGILIA
No se pueden conocer los rastros
de las manos en el agua,
tampoco la lividez del vacío
cuando apenas queda
un soplo intencional
en la robustez perpendicular
de la tarde.
Presencias aclimatadas
cada fin de semana,
resplandor de ansiedades
y luego la vigilia.
Las miradas se entrecruzan
ignorando lo que queda
a un costado de la vida.
PORTEZUELAS
Las jornadas filtran sensaciones
que golpean las portezuelas.
Se ahogan los fogones
y el poniente no serena el alma.
Ya nadie responde.
La soledad llena los sitios
de inexorable vejez en los espejos.
INMOVILIDAD
No entendió el movimiento telúrico
y llegó a destiempo.
Había surgido en la cicatriz de un sueño
con pletóricos emblemas
que luego sellaron sus formas.
El clima ríspido del atardecer
no reanimó su pulso después del naufragio
y repitió sus pasos en las huellas
cuajadas del diluvio.
Tuvo que desatar el silencio
y cuando abrió los ojos recrudecieron
los principios fundamentales del aire
en la vieja inmovilidad del espejo.
AGUAS
Una apacible conjetura
arrugó su orgasmo negligente
en la clandestina humedad
de regresiones impenitentes.
Colmó el abandono
y fue espinoso rescatar
las fantasías que cayeron
de bruces en el alba.
Enladrillaron los orificios
de aquellas que desgajaron
los cauces de la memoria
y el silencio reabrió su espectro
en el vacío de las aguas.
CONFIGURACIÓN
La embriaguez del sueño
perfora el corazón
y una configuración de almas
desabrocha su rebaño de signos caídos.
El jugo vaginal
no alivianó el deseo en los recodos
entristecidos del silencio.
POROS
Las viejas historias tienen vida en un calendario
que se cuelga de la pared amarillenta de mi casa.
Son los días de antaño
que recorren como fantasmas
los poros vacíos de la carne.
VERTICAL
La voz flota en penitencias interminables
y se desdobla el rostro bamboleándose
en la perspectiva desamparada de las calles.
Con la agonía de los fantasmas
se deshojan los días
taladrando el humo indigente de la tarde.
Nada más que una caricia se espera
para redimir el mapa perpendicular
que se esfuma en bocanadas de eternidad.
MÉDULAS
En algún sitio lejano
se enturbia la mirada
como rosa de plomo.
Pero el vocablo sigue allí
anunciando que la vida
se derrumbó en la pasión.
Se añora la convulsión de la calle
donde siempre se regresa
a pesar del tufo introvertido
y las médulas desparejas de los días.
ROSA
Desembarca una rosa
en la portuaria tristeza de Buenos Aires
donde los carteles de ruta tienen lenguaje
de multitudes desvanecidas.
Partirá hacia algún sitio del viento
y grabará su color sobre cáscaras
de ciudades desprovistas.
La nube descolgará sus horas
y es posible que una mirada desentierre
la luz de su regreso.
CAMINANTE
El fuego lastima las alas
y enciende el viento.
Las ilusiones relucen su diamante
pero el silencio empalidece la ternura.
Es la infinita hipóstasis
que diseca la desembocadura.
Aún así
sospecho que alguien vendrá
para cambiar
el cuerpo equivocado
que aparece a mi lado.
ALMAS
Todo va llegando al mar
para morir.
Las almas quedaron vacías
y sobre la retirada del viento
se tuerce la impotencia
de un espacio sin luz.
PRESAGIOS
CARNALES
Enredado
entre cópulas carnales.
Cabalgando
sobre seres ausentes
se inflama el alma
en extraño ritual.
La historia se reitera
sin decirnos que estamos muriendo.
SOMBRAS
Mientras la claridad duerme
como un suspiro
dos sombras amasan
el sencillo ritual que plasma
su orgasmo de luz.
FANTASÍAS
He decidido dejar
el ritmo de una vida
con olor a vaginas.
He decidido ser
sólo un hombre
que vive en libertad
para llenar de fantasías
el elixir de la existencia.
PERDERSE
Perforar los huesos,
sentir el placer de los dioses,
bañar el corazón
y perderse
en las nubes eternas de una orgía
rezagada en un disfraz tradicional.
AUSENCIA
La sublime eyaculación del vértigo
derrama su caldo de hogueras
en el vértice de las almas amordazadas.
Un siniestro tulipán exhala su perfume
en el azul templado del aire
pero en los contornos perdidos
sólo responden
etéreas palomas de trigo.
INVISIBLE
Jamás lograron brotar los girasoles del alba
ni los perdigones desasieron sus alas
en el secreto añil de las costumbres.
Todo cambió en el meridiano
que advierte su ebullición de luz
en los disfraces que guarda el viento.
Tal vez se intuya la inhalación profunda
en las laderas del paisaje urbano
donde aparca una mirada distante.
Aunque muy cerca,
una ventana desprevenida
atrapa de manera imaginaria
la inmediación del arribo.
SIMPLEZA
Tal vez no valga la pena
dejar un beso antes de partir.
No es posible invadir un terrón
que acaba en agonía eterna.
Ecos de devoción muerta,
girasoles chamuscados,
una mano para el adiós
que comienza y acaba
en la simpleza de un pañuelo
bañado de desconsuelo.
DIOSAS
La complicidad resistió el silencio
y los retratos amarraron en la piel
su color de verano crujiente.
La casa había partido
desgarrando el viento.
Flores amarillas flotaron en la habitación
con un soneto conjetural de Borges.
Sin cellisca en la mejilla
él aparcó los miedos clandestinos.
Las fogatas peregrinas relucieron
y en los poros festivos del tiempo
las diosas volvieron para no morir.
VIRUS
Habita en el secreto del alma
como la noche que se cierra.
Su profundidad calcinada
intenta agrietarse en el fango rojizo
que destella sus luces de neón.
La multiplicidad vaginal de su envoltura
se parece al madrigal caído en cada orgasmo.
El crepúsculo matutino
cobija su silueta sobre las paredes.
Siempre golpean la puerta
y el viento que pasa con urgencia
rompe su cuerpo de estructural armonía.
Ella también sueña una boca perdurable,
lejos de la clientela heterogénea
que supura el riesgo
y la posibilidad cierta de retar
al virus de la muerte.
LÍMITE
FUEGO
La ternura es un sello de niñez
y atesora territorios taciturnos
de ardor emigrante.
Las aguas reflejan
las borrascas del infinito.
¿Quién expiró en el límite de un relato?
¿O es que ella regresará
para exhumar los besos
con filtración de fuego
en el éxtasis conjetural de la memoria?
PUERTAS
La contemplación desvaneció
confusos amagues peregrinos
y el amor produjo
sediciosas inflamaciones
en la onírica red del caminante.
Las puertas ya confiaron su futuro
al eventual predominio del óxido
que envuelve
los latidos estrechos del amanecer.
PEREGRINO
Esperan laminar los espacios
pero los orificios animaron
la vigilia abstracta del beso.
La mañana desploma su resplandor
y las piedras taponan la garganta
magullando las almas divididas.
Es posible que alguna vez
un gemido de placer
rescate el fuego peregrino
de la existencia.
LÍMITE
Uno no sabe en qué lugar queda
la pasión del beso que muere
entre lazos de fulguración y ternura.
Todos ignoran el límite
sólo Dios determina
las pulpas del misterio
que nos cubrirá con otros signos
en el crepúsculo incandescente.
DESTRUCCIÓN
La muerte es gloria.
Llena de júbilo el espíritu
se incrusta a la sonrisa
de coloraciones ocultas.
La expiación se traslada
hacia la irradiación
su influencia sosegada
aplasta la vida.
La muerte es eterna,
rellena de fulgor
las estaciones ignotas,
cubre de silencio
las contemplaciones humanas.
MORIR
Estoy viviendo mi destrucción.
Uno puede hablar de esto
sólo con uno mismo.
El vacío interior es quemadura
de nada.
Sólo espero olvidar todo
y refugiarme en algún sitio
para morir.
PURGATORIO
Bajo la luz cambiante del semáforo
la noche refleja el tono verde
el amarillo enfermo
y el rojo despiadado.
Los sitios de colores extraños empujan
la miseria arrinconada
en los brazos de una madre joven
que sostiene un niño
cargado de somnífero en el purgatorio urbano.
MARGINALIDAD
La tarde de verano despide fragancia
a empleaditas de tiendas que evaporizan ausencias.
Cada convulsión ensancha su silencio caluroso
y el humo de los colectivos traga los sueños
de los habitantes sin memoria.
Los mismos rostros desfilan bajo el cielo difuso.
Transitan y ceden el escenario a los cartoneros
de pestilencia madrugadora.
La oscuridad se llena de rufianes,
travestis y putas que asechan entre borracheras,
armas de fuego, droga barata, cuchillos y garrotes.
Es la marginalidad emblemática
que sacude los nudos noctámbulos de la ciudad.
INÚTILMENTE
Un incendio ahoga las retinas
y las palabras se mutilan esparciendo
sus esquirlas en las cavidades del alma.
La gente llora ante la inminencia de algo
que sacude inútilmente
aunque de golpe, como fajo de luz,
la voz de Dios abre todas las arterias
para decirnos que nada muere,
que todo continúa.
CÍRCULO
A veces hay sueños
que se desmoronan,
que se despedazan
hasta hacernos oler
el mismo círculo.
Entonces uno no sabe
si termina o empieza la vida.
A veces la sangre
tiene fulgor de luz
pero la desesperanza
camina en la carne que muere
cada día.
A veces los sueños
no son sueños
sino cristales itinerantes
en la larga agonía
de la espera.
INMINENCIA
No sé si he gimoteado
en la desazón de mis venas tumbadas.
De alguna forma morí con los ojos abiertos
ante el resplandor de la ciudad
y la tristeza de las calles.
Las estrellas alumbraron a lo lejos
el color de la ausencia
y me sentí solo en un territorio desconocido.
El aire se fue,
se me borró la cara
y lloré tanto cuando supe
la inminencia del diluvio.
BESTIA
Bestia deforme
succionada por los años.
Olor a nostalgias y baúles.
Manos arrugadas, pupilas muertas
ante la vida que fluye con pasión solariega.
Ojos con lágrimas tan antiguas,
sexo húmedo como una caverna
del paleolítico.
Senos hundidos en el moho.
Voz que apenas pronuncia alguna palabra.
Ya no eres de este tiempo
de vitalidad juvenil.
Perteneces a la muerte
que pasea sus sábanas negras
y su desprecio.
Ya no eres nada cuerpo viejo
que ahuyenta el beso y las caricias.
EXCREMENTO
Tanta baba viscosa en los ascensores
cargados de bostezos amargos.
Las momias escapan entre los dedos
como víboras magulladas a garrotazos.
Los cadáveres pasean sus pesados cuerpos
en los pasillos.
En ese lugar de petróleo y mierda
los huesos se espabilan
y huelen a gas licuado.
Quedaron allí cremados en gasoil.
Nunca sintieron el sol ni la lluvia
aunque se disfrazan detrás del arco iris
que cruza el río.
Son montañas de excremento
sobre perros hediondos y muertos.
MUERTOS
Desde el punto marginal se puede ver la calle
y la miserable turbulencia de la gente
rompiendo el silencio de la siesta.
Se estaciona en un sitio la ansiedad,
la boca copula en el viento y se burla
de la pequeñez que reina desde el primer piso
hasta el catorce.
Todo el edificio es una asfixia de simulaciones
de habitantes gordos que duermen sobre sus escritorios.
Engullen el presupuesto cada mes
y congelan sus sueños de terquedad animal.
Van y vienen los despreciables,
cada uno con su séquito de vampiros
que crujen vacíos y extraños
como si no hubiera pasado el tiempo.
Todos quedan empaquetados
en el mismo cajón se llavean,
no ven el sol ni les importa la lluvia
porque saben que ya están muertos.
INDEFINIDO
Los pulgares rebasan el meridiano
indagando las rancias
furias del alma.
Hay sueños
de irradiaciones indefinidas
antes del entusiasmo que resbala
sin deducir
cuánto duró el retorno.
Las bocas permanecieron vacías
y la intemperie exhaló su acidez
sobre el devastado dialecto del alba.
SUICIDIO
El irreversible viaje en un día claro.
El bote rompe las correntadas,
el cielo azul y el río arrastrado
hacia el mar.
Las manos se enredan
en la cuerda o en la piedra
que servirá de bálsamo.
La embarcación circunda.
El primer pie toca el agua,
ulteriormente el cuerpo
se hunde en la cresta espumosa.
Un disparo en la boca estimula la asfixia.
La sangre renuncia
y el alma yace en el vacío del muelle.
La carne fermentará para los peces
y los huesos se volverán polvo de agua.
VOZ
CAVERNA
Después de nacer
y entender
que somos parte
del mito de la caverna,
un buen día se palpa la luz
para sentir la urgencia
de meter las manos
más allá de la materia,
del oropel furtivo
y de la placenta
que rebota en el espejo
al miramos.
INVISIBLE
El viento inflama su esencia
en el sosiego de la tarde
y una piel instala el misterio
en las borrascas interiores.
Crepita la levedad del horizonte,
los pulmones cegados
fulminan los huesos
advirtiendo la vigilia del fuego.
INTERROGANTES
Recordando a Kleist, Zweig, Wherter,
Hemingway, Quiroga.
¿Por qué se agitan las voces en el viento?
Cada palabra es la imagen de uno
en los peldaños de la eternidad.
¿Por qué ahora circunda la misma película
con lágrimas de alpiste en la arena?
Enrique Von con su garganta quemada
por un tiro de revólver.
Stefan recostado en el Oriente
después de reventar su cabeza.
Goethe sosteniendo el cáliz de hierro
que usó Werther para beber la muerte.
Ernest y su escopeta
partiéndole dientes y glándulas.
Horacio tan lejos del amor
despedazando su vida para no volver.
Nadie entendió la luz doliente
de aquellos ojos suicidas
que acomodaron sueños y pañuelos de adiós
en el aire.
CASTIGO
En la tarde sin horizonte
la hiena emergió entre los libros para tragar el aire.
No le conmovió la luz de los fantasmas peregrinos
tampoco aquellos juglares de arena
en los espacios de sal.
Dejó una sonrisa hueca
y transitó hacia las laderas del crepúsculo.
Después de veinticuatro horas
la última semana de agosto
las azoteas exhibieron sus brillos
y el cielo recuperó su prolongada lucidez.
Miré desde arriba, los huesos de la hiena
se derritieron en la tierra.
Siempre supe que así terminaría
después de castigar a los espectros
que deambularon equivocadamente su territorio.
DESEO
Remozaron las manos
sobre una ventilación de pieles ausentes.
El sábado es una distensión que agrieta
sus estribos de malva y sueño.
Hay una expresión en el talón del aire.
Cinco amantes vestidos de amapola
se bambolean en la tarde
y unos muslos albinos exhalan su fragancia
desamarrando el desbocado deseo de la carne.
AMPARO
Para qué seguir viviendo
si la vida ya se me fue,
lo que queda después de tanto tiempo
es el firmamento que no es eterno,
el sol que no redime
y aventuras pasadas en el reino
de las anécdotas.
Qué importa si termina todo,
no amerita postergar el vuelo
y estirar los días con ansiedad cobarde.
Más allá del talco de fuego
llamea la libertad rotunda,
el aluvión que nutre las almas eternas
que peregrinan en el espacio.
Por algún motivo ya nadie quiso volver,
calzó mejor la transparencia que nunca acaba.
Queda mejor encubarse en la nada
y terminar bajo el eterno amparo de Dios.
ESPEJOS
Su cuerpo quebradizo, de cera purificado,
compacta su luz de bruñida ternura
y alumbra el abismo donde la piel cuelga su cansancio.
Los enjambres de sombras paralizan su pulso en el
mirador,
porque ella retrasa la hora del dolor,
empuja hacia la fiebre corporal,
comprime las bandadas de silencios,
electrifica la estructura animal de las extremidades,
niega un beso a la muerte,
enciende un fósforo ante la borrasca que retrocede,
rescata con su apariencia al moribundo.
Deja un sueño en el aire,
una señal extraña que arranca los pabilos del fango.
Despierta un deseo incurable en la envoltura de miel
que esconde sus baldíos.
Tiene nombre, pero se hizo fuego
que perdura en las latitudes rehaciendo los espejos.
ÍNDICE
PRÓLOGO
SENCILLEZ FORMAL PROVISTA
DE UN VOCABULARIO PRECISO
CONFIGURACIÓN
ENVOLTURA
VIGILIA
PORTEZUELAS
INMOVILIDAD
AGUAS
CONFIGURACIÓN
COSTILLAS
ESPÍRITUS
CUBOS
VISIONES
REDES
CRISTAL
HORIZONTE
SILENCIO
POROS
VERTICAL
COLMENA
MÉDULAS
COLUMNAS
TEMPLANZA
ROSA
ESPUMAS
CAMINANTE
ALQUITRÁN
RECORRIDO
CONGELADOS
EVAPORAR
INDEFINIDOS
ALMAS
ENTRELAZADOS
. PRESAGIOS
CARNALES
SOMBRAS
ASFIXIA
FANTASÍAS
INTACTAS
ENCUENTRO
PERDERSE
IRROMPIBLES
AUSENCIA
MIGRACIÓN
PLACIDEZ
DÍAS
MOTIVO
INVISIBLE
IMPREDECIBLE
RECODOS
PRESAGIOS
SIMPLEZA
DESASOSIEGO
ESTAR
DIOSAS
RETINAS
SONRISA
CALLE
ESTATUAS
VIRUS
INTEMPERIE
TRIÁNGULO
. LÍMITE
SIGNOS
FUEGO
CÓNCAVOS
PUERTAS
VOZ
PEREGRINO
ESPACIOS
ANÓNIMOS
LÍMITE
DESTRUCCIÓN
ESCENA
MORIR
ARROGANCIA
MATIZ
CONSTRUIR
AZUFRE
ARRUGADOS
LETRINA
PURGATORIO
ENMOHECIDAS
HOJA
GAZA
CENIZAS
TIERRA
MARGINALIDAD
INTOXICANTE
NATURAL
ENNEGRECIDOS
INÚTILMENTE
CÍRCULO
MIGRACIÓN
CARACOLA
OMBLIGO
INMINENCIA
BESTIA
EXCREMENTO
MUERTOS
LLEGAR
FERMENTO
LÁMINA
AZUFRE
CONCIERTO
ESTRÍA
INDEFINIDO
CASCARONES
SUICIDIO
. VOZ
CAVERNA
REMOS
HORUS
INVISIBLE