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ALFREDO BOCCIA PAZ

  EL AZAROSO OFICIO DE OPINAR, 2007 - Ensayos de ALFREDO BOCCIA PAZ


EL AZAROSO OFICIO DE OPINAR, 2007 - Ensayos de ALFREDO BOCCIA PAZ

EL AZAROSO OFICIO DE OPINAR

Ensayos de ALFREDO BOCCIA PAZ

 

Diario ÚLTIMA HORA y Editorial Servilibro

Asunción-Paraguay 2007 (341 páginas)

© Editorial SERVILIBRO

Pabellón "Serafina Dávalos"

25 de Mayo y México - Plaza Uruguaya Telefax: (595 21) 444-770

E-mail: servilibro@liigliway.com.py

Página web: www.servilibro.com.py

Asunción, Paraguay

Dirección Editorial: VIDALIA SÁNCHEZ

Edición al cuidado del autor.

Diagramación: GILBERTO RIVEROS ARCE

Corrección: ALBERTO ESTEBAN MENDOZA ORTIZ

Diseño de tapa: OSCAR PINEDA

Asunción, Paraguay, Octubre de 2007

Hecho el depósito que marca la Ley N° 1328/98

 

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Este libro reúne una selección de comentarios publicados por Alfredo Boccia Paz a lo largo de diez años en su columna semanal del diario Última Hora. Se recogen allí, con el tono agudo pero no exento de humor característico del autor, observaciones sobre episodios, coyunturas y momentos de una década casi insólita de la historia paraguaya. Libertades públicas irrestrictas, libertad de prensa y de opinión, ¿para llegar a dónde? A esta democracia de mala cantidad que nos deja a todos insatisfechos.

 

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A MANERA DE PRÓLOGO

¿QUIÉN LE TEME A UN HEMATÓLOGO QUE OPINA?

 

En un país donde la sopa es sólida, la leche es agua, el invierno es más caluroso que el verano, el aeropuerto de Asunción está en Luque, el cerro Lambaré está en Asunción, tenemos más mariachis que en México, tenemos la mayor hidroeléctrica del mundo pero vivimos a oscuras, las naranjas paraguayas son brasileñas, los locutores locales son argentinos, la canción nacional patriótica es francesa, los candidatos presidenciales son militares y obispos..., no debería significar ninguna sorpresa que uno de los mejores columnistas y analistas políticos de la actualidad sea... ¡un médico hematólogo!

Hace cerca de diez años, en un caluroso verano de 1998, el entonces vicedirector de última Hora, destacado filósofo, periodista y mejor amigo, Juan Andrés Cardozo, me convocó a su despacho para hacerme una consulta: 

-Che, ¿qué pensás de pedirle a "Mengo" Boccia que escriba una columna semanal en el diario?

Supongo que Cardozo sabía que mi opinión no iba a resultar muy objetiva. Desde hacía un buen tiempo me había incorporado con entusiasmo al club de admiradores del modo de escribir de ese singular médico especialista en hematología, docente universitario, político aficionado, frustrado candidato a intendente de Asunción, investigador y militante de la causa de los derechos humanos, que venía a ser el doctor Alfredo Boccia Paz.

Me había dejado impresionar gratamente por el estupendo, creativo y ágil enfoque narrativo que el doctor Boccia le dio a los textos del libro "Es mi informe", que escribió con Mirian González y Rosa Palau, en base a los documentos hallados en el Archivo del Terror, y había leído con deleite los originales de su primer libro propio, "La década inconclusa", en donde narra el intento de insurrección guerrillera durante la dictadura stronista de la OPM (Organización Político Militar) como una cautivadora novela de no ficción.

Pero había que guardar las formas. Para no arrojar tan fácilmente por la borda la imagen de periodista crítico, independiente y escéptico que algunos creen que soy, puse cara de profunda duda ante la consulta del vicedirector:

-"Mengo", columnista...? ¿En serio, te parece...?

-Sí, mirá..., el tipo escribe muy bien, y además tiene un lúcido, agudo e irónico sentido de observación de la realidad.

-No sé..., habría que probar. Quizás a algunos lectores les guste.

-Más vale. ¡Va a ser tu vecino de columna!

Pensé que se trataba de una broma..., pero no. El sábado siguiente, el primer artículo del doctor Boccia Paz apareció en la cabecera de enfrente de la página editorial en donde habitualmente se publican mis textos semanales.

Era un comentario sobre la estrategia electoral de la alianza opositora formada por el Partido Liberal Radical Auténtico y el Encuentro Nacional, con sus candidatos Domingo Laíno y Carlos Filizzola. Cualquiera sabe que "Mengo" es opositor hasta la médula, en esa época amigo muy cercano y compañero de lucha de ambos líderes, y que si hay algo que le haría muy feliz es que los colorados pierdan alguna vez las elecciones nacionales. Por tanto, lo esperado era que en su primer artículo le bajara duramente la caña al oficialismo para darle una mano de buen marketing periodístico a los suyos. Pero, ¡oh sorpresa!, bajo el título de "Una campaña aburrida" caricaturizó ferozmente la acción electoral de la alianza, calificándola como "rutinaria y triste, cansina y repetitiva". Realmente lo era, ¿pero tenía que decirlo?

De ese modo, en aquel primer texto, además de la impronta de su peculiar estilo -literario, creativo, ingenioso, fresco, con un humor siempre sardónico, filoso e inteligente, aunque a la vez tierno, dramático y reflexivo-, quedaba establecido un claro mensaje: que se cuiden los adversarios o enemigos de su implacable verbo, pero aún más: que se cuiden sus propios amigos.

Desde entonces, sábado tras sábado, la columna del doctor Boccia Paz se fue convirtiendo en esa columna periodística que tanto da gusto leer. Esa que uno busca enseguida, apenas el diario cae en tus manos. Esa que te emociona y te deleita con su límpida prosa y su ironía sutil, que te puede hacer reír o llorar, o contradictoriamente ambas cosas a la vez, pero que te deja siempre un montón de inquietudes y cuestionamientos, y que te convocan a alguna acción o reacción para tratar de lograr que las cosas no sean tanto como son.

La Asociación Neolítica Republicana. La fiesta de Lucho. La Cámara de Diputados en liquidación. El senador fashion. Los miedos que infunde Magdaleno. Bin Laden en Ciudad del Este. Las lecciones del humo del Ycuá Bolaños y de Cromañón. La pecaminosa autonomía sexual. Entre los muchos artículos seleccionados para este libro hay piezas que son de verdadera antología, deliciosos retratos de un momento de la historia política, social o cultural de este país enigmático y simple, como diría el recordado maestro Roa Bastos.

En estos textos reunidos por afinidad temática se develan algunas de las misteriosas razones de por qué los colorados siempre ganan las elecciones y porqué los opositores (hasta ahora) siempre pierden. Hay valiosas claves para tratar de entender a ese fenómeno del surrealismo político paraguayo que es el oviedismo. Hay estremecedoras historias que ayudan a recuperar la memoria y a entender el legado de corrupción, violencia y de injusticia de la dictadura stronista, pero también el de sus seguidores de la pretendida era democrática, desde los militares comerciantes hasta el Tendotá con su obsesión de reinado monárquico.

En el artículo que le da título al libro "El azaroso oficio de opinar", "Mengo" abre el paraguas para afirmar que el hecho de que lo consideren "analista político" o "politólogo", lo avergüenza un poco y teme que los verdaderos guruses del gremio, como Line, José Carlos, Milda, "Pepito" o Martini, lo acusen de ejercicio ilegal de la profesión. "Sobre todo, porque de lo que realmente entiendo es de análisis de sangre", dice.

Pero no debería preocuparse, "Mengo". Sus más de quinientos comentarios escritos y publicados en ÚH durante estos diez años le dan suficiente autoridad moral para continuar deleitándonos con más y más artículos, ojalá por mucho tiempo más.

Es que en este país en que tanta sangre trabajadora y humil-de es derramada a diario por causa de la violencia que engendran la pobreza, el hambre y la injusticia, y con tantos políticos y autoridades chupasangres que están al acecho entre las sombras cual vampiros vernáculos... ¿quién mejor que un médico hematólogo para darnos la medida exacta de lo que nos pasa, y de lo que debemos enfrentar para decidirnos a cambiar?

ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ

 

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INTRODUCCIÓN

 

Casi sin que me diera cuenta, se cumplen diez años de mis colaboraciones periódicas con Última Hora. Son más de quinientos comentarios, que comenzaron en enero de 1998 y que cubren una década de sucesos políticos y sociales que, de alguna forma, son relatados e interpretados desde una visión personal.

Los comentarios seleccionados en este volumen carecen de un orden cronológico estricto. Me ha parecido más apropiado agruparlos por temas y épocas, de manera a darle una cierta continuidad a la lectura. El criterio de elección se fundamentó en rescatar aquellos que hayan sido menos coyunturales, aquellos cuyo interés pudiera subsistir más allá del mero acontecimiento de la semana.

Ese es, en definitiva, el objetivo de este libro. Es un humano intento de trascender lo efímero de la página de un periódico y dejar una constancia más perdurable de la secuencia de hechos y actitudes que formarán parte de la historia de este difícil, esperanzador y contradictorio tránsito de los paraguayos y paraguayas por el casi desconocido camino de las libertades públicas.

Lo demás -como eso de convertirme sin quererlo en un "opinador"-, creo que está reflejado en un comentario publicado años atrás que lleva el mismo título del libro y que creo oportuno transcribirlo aquí:

El azaroso oficio de opinar 6 de enero de 2001

Esta semana se cumplen tres años del día que última Hora aceptó albergar en sus páginas mi primer comentario. Lo cual se convierte en una buena excusa para compartir con usted algo de esta curiosa experiencia que significa escribir una columna semanal.

Lo primero que uno constata es que la tarea parecía más fácil antes de iniciarla. Los cinco o seis temas que uno tenía en la cabeza se agotan rápido. En cinco o seis semanas, para ser más exactos. Lo segundo que se comprueba es que durante semanas enteras en este país parece no suceder nada relevante que merezca ser comentado. De hecho, la obligación de escribir esta columna cambió mi vida, y no precisamente en un sentido tranquilizador. La búsqueda de un tema se convirtió en una obsesión perturbadora. Nunca más pude leer los diarios, escuchar una emisora de radio AM o simplemente conversar con amigos de manera relajada. Una noticia, un comentario, una broma podrían esconder la esquiva idea inspiradora de la semana. Con el tiempo uno aprende a convivir con el terror del "síndrome de la página en blanco" la noche antes de que el material deba ser entregado.

Otra consecuencia poco feliz es que, para alguna gente, me convertí en "analista político". O, peor aún, en "politólogo", como me trataron más de una vez, muy a mi pesar. Confieso que esta situación me avergüenza un poco. Supongo que los verdaderos especialistas (Liase, José Carlos, Milda, Pepito, Martini, etcétera) tendrán ganas de acusarme de ejercicio ilegal de la profesión. Sobre todo porque de lo que realmente entiendo es de análisis de sangre.

El poner por escrito lo que tilo piensa es también una buena escuela de humildad. La realidad suele ser cruel con la vanidad de quienes se creen intérpretes de los tiempos. Por mi parte, me veo obligado a recordar que escribí un comentario titulado " ¿Dónde están?", en el que insinuaba que los jóvenes paraguayos no demostraban interés por las cosas importantes... exactamente dos meses antes de la gesta de las plazas de Marzo. Casi tan perfecto como haber asegurado que Félix Argaña sería el próximo vicepresidente de la República. En fin, la vida enseña a no tomarnos a nosotros mismos tan en serio.

Lo real es que uno opina sobre temas dispares. Algunos que conoce bien y otros no tanto. Y no sólo opina, sino que tiene la tentación de tomar partido, a veces hasta exaltarse. Pero no pasa de eso: una opinión. Hay un sesgo peligroso en esta posición de espectador distante. Juzgar conductas ajenas sin estar metido en el lodazal cotidiano de la arena política es tan cómodo como desleal. Me ha costado bastante -y con frecuencia no lo logré-evitar las generalizaciones injustas, las informaciones no comprobadas o las apreciaciones exageradas. Pero esto me hizo compartir las preocupaciones diarias de todo periodista, sin serlo.

La ventaja de coincidir con la línea editorial del diario en el que uno escribe me ha ahorrado dolores de cabeza de otro tipo. Los aportes y las observaciones de los lectores y de la gente de la calle fueron gratificantes. Pero nada se iguala a la sensación de alivio que se siente al terminar un comentario. Que dura hasta el día siguiente, cuando comienza la angustia semanal de encontrar un nuevo tema.

 

 

ÍNDICE

A manera de Prólogo

Agradecimientos

Introducción 

Capítulo 1: Y LOS COLORADOS VOLVIERON A GANAR : Una campaña aburrida/ Violencia conyugal/ Dupla "Cubas-Argaña": Modo de empleo/ Las siete semejanzas../ Ña manda aréta/ La vieja treta de la ubicuidad

Capítulo 2: CASOS HUMANOS : Madrugada en IPS/ Una historia de hospital/ Sexo, gloria y amén/ Valentín y Natalia/ Asaltado por travestis/ A Carlos lo asesinó el subdesarrollo

Capítulo 3: LAS MARCAS DEL STRONISMO : 1954-1989, un país en serio/ La Marcha por la Vida, ¿continúa?/ "Esos son los que yo les estoy ofreciendo..."/ Memoria de abril/ La caja negra de la dictadura/ ¿Qué hacías aquella noche?/ El primer ingrato del país/ Hay que saber morirse/ Haciendo un trato con los stronistas/ Nos obligan a levantar un monumento

Capítulo 4: EL HERMANO SIAMÉS LLEGA AL GOBIERNO  : El neocubismo paraguayo/ "Vengo a saludar al presidente..."/ Comparaciones de un pesimista/ El síndrome sueco del presidente/ ¿Crisis? ¿Qué crisis?/   El mismo de siempre 

Capítulo 5: BUSH Y EL ISLAM : El Gran Miedo/ Bin Laden está en Ciudad del Este/ El talibán y el Talión/ Si quieres la paz, haz la guerra/ Cómo ver la guerra por televisión/ Emboscada era mejor que Guantánamo/ Fotografías de guerra/ El hombre con cara de tonto/ No te preocupes, Mahoma

Capítulo 6: ERRORES Y SORPRESAS DE LA VIDA : Errores irreparables/ Sorpresas te da la vida/ Si hubieran podido adivinarlo.../ La teoría de la fritura/ Un caso de plagio/ En defensa de Nunila/ Las polémicas nuestras de cada día/ El delicioso arte de trepar/ El Paraguay y los Paraná/ ¿Quién te conoce, Myanmar?/ ¿Revisionismo o información plantada?/ Siete errores involuntarios/ Prevaricando con los sinónimos

Capítulo 7: EL MARZO PARAGUAYO : Ahora ya es tarde/ Los chacales que hemos sabido criar/ La patraña más grande del siglo/ ¿No valió la pena?/ A dos voces/ El ancla de la desmemoria/ Marzo desolado/ El fascismo que fascina/ Olvidemos Marzo/ ¿Recuerda algo del Marzo paraguayo?

Capítulo 8: EL CONO SUR EN TRANSICIÓN : Las manos de Víctor jara/ De Joelito a Pinochet/ Un viejo pájaro con plumaje posmoderno/ La última locura militar/ ¿Luía lá?/ El revival de Allende/ El domingo uruguayo/ Evo en el país de las contradicciones/   Muerte en el club de los dictadores

Capítulo 9: LA FIESTA DE LUCHO : ¿Para cuándo, González Macchi?/ Diez simples pasos para ser un ex presidente/ Inconsciencia autodestructiva/ Pegáme y llamáme Lucho/       Nada personal

Capítulo 10: VIEJOS Y NUEVOS PARTIDOS POLÍTICOS : Apostando al "pabellón de crónicos"/ Longevos y artríticos, pero vitales/ Demasiado lejos, demasiado antes/ Garrapaticidio improbable/ Todos contentos/ Te voy a volver a ganar/ Asociación Neolítica Republicana  / Homenaje a la oposición/ Liberales en zona roja/ Tristeza liberal a ritmo de batucada/ Carlos, amigo, hasta aquí he llegado

Capítulo 11: LOS LABERINTOS DEL GENERAL : El general clonado/ ¡Felicidades, mi general!/ La "oviediencia" debida en la Copa América/ Fascistas en el éter/ Consejos prácticos para el oviedista incipiente/ La última aventura del general/ ¡Desoviedísese en diez días!/ Las lecciones que nunca aprendemos/ El solitario de la calle Tarobá/ El mesías que no funciona/ Guía básica de oviedología/ Maten al cadáver/   El apóstol traerá sinceridad

Capítulo 12: PERFILES PARAGUAYOS DE ESTE TIEMPO : El incansable cazador de utopías/ Gracias, Alfredo/ La última afrenta al "León Caré"/ Coherencia fuera de época/ Cosas de mujeres../ Lo que no dice el expediente número 70/ Dignidad azul/ Adiós al maestro/ Feliciano se calla/ Obstinada, Esther/ La noche que conocimos al capitán/ Kodama y Karina, apenas parecidas/ Nos ha dejado un hombre recto

Capítulo 13: ENTONCES, SE PUSIERON DE MODA LOS SECUESTROS : Las llamaban locas/ Jamás se animaría a escribirlo/ Galimberti sano y salvo/ Libertad a Cecilia  / ¿La última víctima?

Capítulo 14: LOS AÑOS DE PLOMO : Salvemos a Pastor Coronel/ Una década sin miedo/ Desmemoria urbana/ Viejos recuerdos del nuevo jefe/ El terco fantasma de Agustín/ Emboscada, 25 años/ "No conviene que pase despelote..."/ 1976 fue un tajo en nuestra historia

Capítulo 15: EL MUNDO YA NO ES EL DE ANTES : La lepenización de los espíritus/ Una paloma en nido de águilas/ ¡Qué gusto, Augusto!/ España, del dolor al voto/ Habemus Papam, ¡Dios mío!/ Recuerdo del átomo y la estupidez/ ¿Y después de Fidel, qué?

Capítulo 16: MILITARES EXPLORANDO LA DEMOCRACIA : "Miró lo que hace tu ejército, papi..."/ Cuerpos a tierra/ Menores en estado de peligro/ ¡Ampliación presupuestaria, march!  / Márketing verdeolivo/ Yo lo entiendo, Pablino/ El coronel atrae todas las miradas

Capítulo 17: LA ERA DEL TENDOTÁ : Los dos Yoyitos  / Los dos Nicanores/ Mala leche celestial, torpeza terrenal/ Construye poder, consolida frustración/ Nicanor I, rey del Paraguay/ Síndrome NDF: alguien debe hacer algo/ El alemán que preguntaba demasiado/ La batalla final del gran obseso

Capítulo 18: NUESTROS BRAVOS REPRESENTANTES : La lujuriosa mujer del César/ Decálogo del parlamentario políticamente correcto/ Juraron y asumieron, ¿legislarán?/ El morboso reality show de los diputados/ Honorables camanduleros/ La Cámara Baja ¡liquida!/ La pistola coimera/ Liberados del pudor/ Senador fashion/ No los vamos a extrañar/ Buenos chicos/    Magdaleno, usted me da algo de miedo

Capítulo 19: LA TRAGEDIA DEL YCUÁ BOLAÑOS : La prensa ante el holocausto de Trinidad/ Pensando en los Paiva/ Las lecciones del humo de Cromañón/ ¿Cómo se recordará lo del martes?

 Capítulo 20: LA LENTA LUCHA CONTRA LA DISCRIMINACIÓN : Las diferencias que nos igualan/ en Pirayú/ Historia e histeria académicas/ Discrimina y perderás/ Cosa de machos/ La pecaminosa autonomía sexual/ Amiga cadete, denuncie el apriete/ La insoportable suciedad del sexo

 

 

DUPLA "CUBAS-ARGAÑA":

MODO DE EMPLEO 22 DE ABRIL DE 1998

 

Se vienen días difíciles para los colorados. La oficialización de la candidatura de Cubas Grau-Argaña deja a muchos de ellos perplejos y sin saber qué rumbo tomar. No es para menos: lo que hasta ayer era un dogma indiscutido que había que seguir, hoy es una teoría anacrónica que debe ser abandonada. Aquellos que hasta el último fin de semana eran enemigos mortales, a partir del fallo de la Corte se han convertido ahora en obligados y apresurados aliados. La confusión, esta vez, es mayor de lo habitual.

Los oviedistas no digieren fácilmente que Lino Oviedo ya no esté. Por algo son oviedistas: una fórmula sin Oviedo carece de gracia. La magia populista del general no es heredada automáticamente por Cubas. El único consuelo que les queda es asegurar que si éste llega al Gobierno, "Oviedo estará en el poder". Por eso, desde el pasado lunes Radio Asunción clama desesperadamente que las calcomanías con el nombre de Oviedo no sean retiradas de los autos y locales de Unace.

Para los argañistas la cuestión es sumamente incómoda. Cubas Grau no tiene autonomía política propia, es sólo una pálida continuidad de Oviedo. La presencia infaltable de Raquel Marín - primera dama "in pectore"- en actos, negociaciones y discursos, así lo evidencia. Entonces, ¿cómo hacer para que Argaña figure en leyendas y manifestaciones en las que el nombre del golpista flota omnipresente? ¿Cómo compatibilizar los gritos patéticos que, la semana pasada, lanzaron frente al local de la justicia Electoral, Galaverna, Bader Rachid y Barchini pidiendo una prórroga, con las tranquilas declaraciones de Cubas afirmando que "no hay problemas con los padrones y se debe votar el 10 de mayo"? ¿Cuál será la cara de Argaña en una tarima cuando un infaltable hurrero haga vítores a Lino? No, tampoco para ellos la cosa es fácil...

Para los wasmosistas y militares es atm peor. Imposible apoyar a alguien que sigue asegurando que, si gana las elecciones, sacará en libertad a Oviedo. En el caso de los jefes militares, una decisión de esas se parecería bastante a una autoinmolación, costumbre foránea que nunca logró ganar muchos adeptos en el Paraguay.

En resumen, la unificación contra reloj y a marcha forzada iniciada el lunes pasado nos mostrará, en los próximos días, al pueblo colorado febrilmente atareado en aquello que mejor les sale: restañar heridas y agruparse solidariamente ante la horrorosa posibilidad de dejar el poder. Son admirables en eso. Pero, esta vez, los sapos que tendrán que tragar son demasiado grandes. Incluso para ellos.

 

 

LAS SIETE SEMEJANZAS 9 DE MAYO DE 1998

 

Algunos enfermos de epilepsia sufren un curioso fenómeno psicosensorial clásicamente llamado déjà vu (del francés, lo ya visto). Experimentan la sensación de estar en un lugar ya conocido o asistir a una situación muy familiar, a pesar de que, en realidad, nada de eso haya sido vivido antes. Algo muy parecido a eso me está sucediendo con esta campaña de Cubas Grau. La actual oferta electoral del coloradismo tiene tantas similitudes con la anterior, que a veces, da la impresión de que ingresamos al túnel del tiempo y volvemos a 1993. Y, ya que de retroceder en el tiempo se trata, podemos apelar a aquel viejo pasatiempo de "encontrar las semejanzas" para explicarnos mejor.

La primera es casi previsible: ambos candidatos son ingenieros, barones de Itaipú y muy ricos. Muy, muy ricos. Más precisamente, enormemente ricos.

La segunda también es fácil: ambos no eran muy conocidos por la gente a pesar de haber sido ministros del Gobierno anterior. A su favor, en los dos casos, se apuntaba que fueron muy exitosos en sus empresas privadas, lo que permitía presuponer que también lo serían en la administración pública.

La tercera similitud es bastante extraña pero real. Sólo puede darse en el Paraguay. Ninguno de los dos llegó al cargo de candidato a Presidente ganando elecciones. Uno, en realidad, las perdió; y el otro llegó de rebote. Apropósito, ¿por qué será que los colorados gastan tiempo y dinero en elecciones internas si, finalmente, los candidatos se eligen de otro modo?

La cuarta cosa en que se parecen es que, por lo menos al comienzo, los dos aparentan tener un aspecto más civilizado y moderno que la dirigencia tradicional de su partido. Pero no les dura mucho: apenas la prensa señale este rasgo diferenciador ambos intentan desesperadamente parecerse al más típico y primitivo de los seccionaleros en sus gestos, vestimenta y discursos. Quizás Freud lo explique...

Quinta semejanza: ambos llegan a la elección teniendo como vicepresidente a un político de raza. Y ninguno de éstos parece llevarse muy bien con su compañero de fórmula. En los rostros adustos de ambos vicepresidentes pareciera leerse el indisimulado resquemor de estar en el lugar equivocado. En ambos casos, se puede adivinar la atmósfera de futuras rencillas. O, quizás, hasta de escándalos mayúsculos.

Hay una sexta cuestión en la que son absolutamente idénticos. Para llegar al poder ambos dependen de Lino Oviedo. En el caso del primero, la sombra de Oviedo en las más mínimas decisiones del Gobierno era tan manifiesta que el Presidente, aunque pocos le creyeran, se veía obligado a recordar que él era "el dueño de la lapicera". Con Cubas esta molestia nunca fue necesaria. Él mismo reconoce que la lapicera no la tiene él, que está guardada en un cuartel de Asunción. Y, además, todos le creen.

Con perfiles tan parecidos y trayectorias casi calcadas no puede resultar muy difícil predecir cómo nos iría en el supuesto de que, como el anterior, Cubas llegue a la presidencia. Esa es, justamente, la séptima semejanza. La que menos dificultades ofrece, la más obvia: nos iría tan mal como nos fue en los últimos cinco años. O, muy probablemente, peor.

 

 

 

 

 

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