CORTESANOS, RUFIANES Y ESPÍAS
Por ALFREDO BOCCIA PAZ
galiboc@tigo.com
La Corte Suprema de Justicia habilitó la candidatura de Horacio Cartes, pese a que el artículo 189 de la Constitución Nacional establece que los ex presidentes "serán" senadores vitalicios.
Fue una violación constitucional sin sorpresas.
Podía discutirse si se trató o no de un prevaricato, pero nadie, absolutamente nadie, dudaba que sería a favor de Cartes. Del mismo modo, no causó estupor que la ministra Alicia Pucheta tuviera la indelicadeza de firmar el documento.
Estos señores y señoras que integran la máxima instancia judicial han dado tantas pruebas de su servilismo que la única novedad fue que el fallo fuera dividido. Esta Corte cruzó todo el gobierno de Cartes con una sumisión humillante.
Se ha pasado cinco años arrodillada ante su voluntad, mientras algunos de sus miembros negociaban por la vía del trueque de favores su permanencia en el cargo. Varios miembros de esa Corte tuvieron coraje, sí, pero para liderar estructuras político-judiciales que se enriquecieron torciendo voluntades de fiscales y jueces.
La Corte salió indemne del escándalo del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM), aunque sus representantes no pudieron explicar cómo hicieron para no enterarse de los chanchullos infames de Óscar González Daher y sus muchachos. Ahora, aprovechando los problemas del JEM, la Corte trata de recuperar su hegemonía en el tráfico de influencias.
Varios de sus miembros –Sindulfo Blanco, por ejemplo– consideran que solo ellos pueden suspender a jueces, fiscales y defensores públicos. Nunca les gustó que esa sea una atribución del JEM y que la Corte solo sea comunicada para hacer efectiva la suspensión. La Justicia resuelve estas diferencias con un método vernáculo: el cajoneo. Así, el JEM decide suspender a alguien y la Corte congela la comunicación, pese a ser urgida varias veces. Con lo que el juez o fiscal suspendido continúa ejerciendo el cargo durante meses.
Lo curioso es que el más reciente funcionario contratado por el JEM es Ramiro Blanco, hijo del ministro de la Corte. Tendrá acceso a todos los documentos confidenciales y sensibles que allí se manejan. No es un espía de la Corte, pero se le parece muchísimo.
Llegó allí de la mano del diputado llanista Sergio Rojas. Ramiro es hermano de Rodrigo, quien integra la lista de diputados por el Departamento Central encabezada por Sergio Rojas.
El otro ministro liberal, Óscar Bajac, también tiene una hija que será senadora: María Eugenia. Tanto ella como Rodrigo integraron las listas de Salyn Buzarquis, quien arrastra una imputación por fraude aun no resuelta. Todos se cuidan las espaldas.
Es así como lo que parece un chismerío de conventillo explica la trágica falta de sorpresas de la Justicia paraguaya.
Fuente: UH - ÚLTIMA HORA (Online)
Sección: OPINIÓN
Sábado, 14 de Abril de 2018
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