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ALFREDO BOCCIA PAZ

  TRES MOMENTOS DE LA PRENSA PARAGUAYA - Por ALFREDO BOCCIA PAZ - Sábado, 07 de Mayo de 2022


TRES MOMENTOS DE LA PRENSA PARAGUAYA - Por ALFREDO BOCCIA PAZ - Sábado, 07 de Mayo de 2022

TRES MOMENTOS DE LA PRENSA PARAGUAYA

ANTES DEL SÉPTIMO DÍA

 

Por ALFREDO BOCCIA PAZ

 

@mengoboccia

La prensa y la política mantienen una relación simbiótica y ambivalente. Ambas disputan, en lucha dispareja y con armas desiguales, el control del poder y la credibilidad ante la opinión pública. Por eso, la existencia de un periodismo crítico y con miradas diversas constituye un pilar de las democracias.

Recuerdo tres momentos de nuestra historia reciente en los que la prensa fue parte del arsenal de tergiversaciones y ataques utilizados por sectores políticos. El primero de ellos fue durante el stronismo. Hasta fines de la década del setenta no existía libertad de prensa y lo que hoy llamamos medios independientes eran sumisos al régimen. En los ochenta se dio una tímida y gradual apertura y, pese a los cierres de medios y persecuciones a periodistas, fue posible publicar una versión diferente a la oficial.

El stronismo siempre lo tuvo claro. Debía tener el monopolio de la comunicación a través de los medios estatales, cadenas radiales, dos canales de televisión y prensa comercial amiga. Tenía, además, un diario partidario que servía para insultar y difamar a los opositores. Lo llamativo era que en Patria escribían personas bien formadas como Ezequiel González Alsina, Francisco Barreiro Maffiodo, Hugo Saguier Guanes y Bacón Duarte Prado. Su jefe de redacción era Mario Halley Mora, un prolífico dramaturgo, cuentista y novelista que oscureció su trayectoria orquestando abyectas campañas de desprestigio contra enemigos de Stroessner desde las páginas del pasquín colorado. ¿Por qué lo hacían? Supongo que eran stronistas convencidos y les tocó actuar en un mercado laboral que no ofrecía otras opciones.

El segundo momento ocurrió a fines del siglo pasado cuando empezaba a crecer la figura del general Lino Oviedo, cuya energía parecía incontenible y el fanatismo de sus seguidores parecía llevarse por delante los escuálidos amarres de nuestra frágil transición. En aquellos tiempos aciagos que precedieron al Marzo Paraguayo hubo muchos periodistas, que hasta entonces habían parecido equilibrados y democráticos que sumaron su voz, su presencia y su pluma para alabar al líder militar que representaba en clave populista a la ultraderecha colorada.

Una de las sorpresas de esa época fue que el diario Abc Color, decano de la prensa escrita paraguaya, apoyara al general golpista y autoritario y se prestara a difundir durante largos meses historias mentirosas sobre la muerte del vicepresidente Luis María Argaña. Su director, el fallecido Aldo Zuccolillo, permitió, sin embargo, que se publicara una nota en la que muchos redactores aclaraban que no estaban de acuerdo con lo que publicaba su diario. Nadie pudo aclararme por qué el señor Zuccolillo admiraba tanto a Lino Oviedo. De lo que no tengo dudas es que la irrupción del pequeño jinete en la política despertó al enano fascista que muchos llevan adentro.

El tercer momento es actual e inédito. Nunca antes había sucedido que un actor político individual comprara tantos medios de prensa escrita, radial y televisiva –más un activo ejército de perfiles falsos predeciblemente rentados– y los pusiera a trabajar en pos de sus objetivos. De nuevo, como durante el stronismo y durante el auge del oviedismo, vemos una gran cantidad de periodistas –incluyendo algunos nombres algo sorprendentes– volcados con entusiasmo a hablar bien del señor Cartes y de sus candidatos, y a flagelar a quienes no estén alineados con él.

Lógicamente, los comunicadores que trabajan en sus medios tienen derecho a hacerlo y merecen respeto. Pero, digamos que, para los que me refiero, es más fácil encontrar motivaciones. En los casos de Stroessner y de Lino Oviedo podríamos inferir que se apartaron de una línea independiente seducidos por su carisma personal o por coincidencia ideológica. Con Cartes esto puede ser descartado. El hombre lo que tiene es mucho dinero.

Tienen derecho a hacerlo, sin dudas. Así como es nuestro deber señalar que un conglomerado de prensa empresarial tan macizo y homogéneo apuntalando a un líder político es dañino a la libertad de expresión.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

www.ultimahora.com

Sección OPINIÓN

Sábado, 07 de Mayo de 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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