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ROBERTO PAREDES RODRÍGUEZ

  ENTIDADES Y PERSONAJES DE LA TRANSICIÓN (Obra de ROBERTO PAREDES)


ENTIDADES Y PERSONAJES DE LA TRANSICIÓN (Obra de ROBERTO PAREDES)

ENTIDADES Y PERSONAJES DE LA TRANSICIÓN

Obra de ROBERTO PAREDES

Diseño de Tapa

Arte Final- David Poissonneau

Asunción - Paraguay

Agosto de 2001 (205 páginas)

 

 

PRESENTACIÓN

El proceso de transición de un régimen autoritario y represivo a otro democrático y participativo necesariamente tenía que ser traumático y sinuoso, pues se estaba dejando para el pasado nada menos que 35 años de intolerancia y de limitaciones severas a las libertades; de persecución y de violencia abierta.

Internarse en los pormenores del proceso de transición nos ofrece una visión distinta de la que surge del acompañamiento cotidiano, pues además de descubrir vinculaciones entre hechos aparentemente inconexos, surgen revelaciones de episodios importantes, entretelones de sucesos y procesos que aparentemente fueron claros, límites de ciertos cambios que recibieron un inmerecido aplauso de la ciudadanía y de observadores, secuelas de hechos que aparecieron en su momento como superados.

Si en "Los colorados y la transición" se tocaron aspectos estrechamente relacionados con lo que fue la historia del Partido Colorado en estos 12 últimos años; y si en "Los opositores y la transición" se trató de demostrar los puntos fuertes y débiles de las organizaciones políticas opositoras y de izquierda, en el presente volumen se abordan temas más variados, que van desde los institutos creados durante el período, que van desde la elección de intendentes a través de votaciones directas hasta la Reforma del Poder Judicial, pasando por la Constituyente y la emergencia de actores sociales que se constituyeron en un lapso relativamente corto en factores de presión y de negociación.

Contiene, también, rápidas semblanzas de los principales protagonistas políticos y sociales, que permiten distinguir con claridad el rol constructivo y positivo de algunos, así como el papel triste y hasta lamentable de otros.

Pero como solía decir Cecilio Báez, décadas atrás, que en el Paraguay nadie gana ni pierde prestigio, en la actualidad podemos corroborar que dicha afirmación se ajustaba y se ajusta enteramente a lo que fue y es el país.

Se han anexado al presente trabajo dos secciones: "Documentos que hicieron historia", facsímiles de documentos que resultaron claves en el sinuoso tránsito, que parte desde la renuncia de Stroessner y termina con la acordada de la Corte por la que 9 personas eligen para completar el período presidencial a González Macchí; y un "Itinerario gráfico de la transición"; registro realizado por decenas de reporteros, que en una rápida mirada nos trae a la memoria, como si fuese ayer, episodios relevantes y decisivos de los 12 últimos años de la historia política, económica y social del Paraguay.

La intención de este balance, realizado en tres volúmenes, era la de invitar a reflexionar sobre lo que fue en el fondo la transición. Si los materiales acopiados, reordenados y sistematizados ayudan a comprender mejor lo que pasó, lo que se viene y lo que se puede hacer, se habrá alcanzado plenamente el objetivo.

El autor

Asunción, 15 de agosto del 2001

 

 

 

CAPITULO 1

NUEVAS REGLAS DEL JUEGO POLÍTICO

 

El golpe de Estado que derrocó al general Alfredo Stroessner se dio en el marco de una precaria "legalidad", en la medida en que se trató de investir al nuevo gobierno de cierto carácter constitucional. Así se explica, por ejemplo, el hecho de haber presionado por la renuncia del presi-dente, con la deliberada intención de crear una suerte de acefalia, que fuera cubierta sin respetar norma alguna de sucesión. Para ser más claro: se depuso a Stroessner en el marco de una ambigua y forzada legalidad, tratando de dar un ropaje constitucional a algo que lisa y llanamente fue un golpe de Estado que instaló en el país un gobierno de facto. Quien asesoró a Rodríguez sobre la necesidad de obtener la renuncia de Stroessner fue Dionisio González Torres, quien en la madrugada del 3 de febrero fue a buscar a Martínez Miltos, presidente de los diputados, para que hiciera de testigo durante la tramitación.

Stroessner había sido llevado a la Caballería, siendo alojado en la casa de Rodríguez. González Torres ingresó a la sala donde se encontraba el derrocado mandatario, acompañado de Martínez Miltos, y dijo:

- Presidente, usted siempre nos habló de patriotismo. Si quiere evitar derramamiento de sangre es conveniente que firme su renuncia -.

Stroessner le observó atentamente al longevo caudillo colorado por un tiempo relativamente largo, preguntando después: - ¿Cómo se procederá en el caso? -.

- Es sencillo - respondió González Torres, arrimándole el papel en que en términos directos se hablaba de la renuncia - se trata de una renuncia simple y directa -.

González Torres estaba profundamente convencido de que Stroessner no iría a estampar su firma en un documento que le resultase humillante, por lo que se tuvo el cuidado debido al redactarlo. Stroessner leyó dos veces el breve texto; y sin muchas dudas, aceptando la situación de hecho, estampó su firma. Se había instalado con ello la acefalia.

Esto explica no solamente la renuncia de Stroessner, sino el Decreto del 6 de febrero, tres días después del gol-pe, por el cual (1) se clausuraba el Congreso y (2) se convocaba a elecciones presidenciales para el 1° de mayo de 1989. Rodríguez se basó en la Constitución Nacional de 1967 para fundamentar ambas medidas dispuestas. La clausura del Congreso sobre la base de la existencia de una conmoción interior, y la convocatoria a elecciones sobre la base de la necesidad de cubrir la acefalia en el plazo de 90 días.

Bajo la presidencia de facto de Rodríguez transcurrieron los siguientes meses de la vida política paraguaya. El carácter conservador del proceso que se abrió quedó paté ticamente demostrado en la composición del gabinete ministerial, donde los puestos claves fueron ocupados por ex colaboradores cercanos de Stroessner. Por citar algunos nombres, Enzo Debernardi, ex presidente de la ANDE y ex director de Itaipú, fue designado ministro de Hacienda; Porfirio Ruiz Díaz, ex intendente de la capital, fue nombrado ministro de Obras Públicas; Luis María Argaña, ex presi-dente de la Corte Suprema de Justicia, ocupó la Cancilleria; Juan Ramón Chávez, ministro Sin Cartera; Conrado "Teruco" Pappalardo, ceremonial de Estado; Mandelburger quedo en la Secretaría Técnica de Planificación y Hernando Bertoni en el Ministerio de Agricultura y Ganadería... Strossner fue sumamente ilustrativo al caracterizar la nueva situación: -Aquí solamente falto yo -.

No obstante, nuevos vientos soplaban sobre la República, pues en la esfera política se dio inicio a una tímida apertura, que se fue ampliando bajo la presión constante de los partidos y grupos políticos y sociales.

 

REGLAS ELECTORALES

En febrero de 1989, vía Consejo de Estado, se introdujeron tímidas modificaciones en la legislación electoral, de modo que permitiese la regularización de los partidos para participar de la compulsa programada para el 1° de mayo. Básicamente, se flexibilizaran las condiciones para la inscripción de partidos, pero se mantuvieron como reglas de acero algunos aspectos claramente nada equitativos, como ser sobre todo el derecho a controlar dos tercios del Congreso cedido al partido que en las elecciones generales resultase ganador por simple mayoría.

Este aspecto permitió la rápida recomposición del Partido Colorado, cuyo triunfo estaba cantado mucho antes de realizarse las elecciones. Así, los del bloque oficialista: "Tradicionalismo" y Movimiento de Integración Colorada, MIC, pudieron abrir las puertas para la incorporación de las corrientes "contestatarias", quienes aceptaron la relación 2- 1. Había espacio para todos.

Los partidos de oposición pudieron inscribirse sin inconvenientes, surgiendo nuevos partidos, de derecha, de centro y de izquierda, que también se acogieron a los beneficios que ofrecía la nueva política electoral. Así, además de la regularización de los partidos Liberal Radical Auténtico y Demócrata Cristiano, se crearon e inscribieron los partidos Nacional Socialista, Blanco, Humanista y de los Trabajadores. El Movimiento Democrático Popular y otras corrientes y círculos de izquierda optaron por mantenerse al margen del proceso, argumentando que se estaba en el ámbito de una "democracia restringida".

Concluidas las elecciones generales e instalados los nuevos parlamentarios, Rodríguez impulsó un acuerdo con los partidos, que básicamente consistió en un calendario de transición relativamente simple: en octubre de 1990 se elegirían intendentes municipales a través de elecciones di-rectas, por lo que se requería un nuevo padrón electoral, un estatuto de partidos y una Justicia Electoral.

El compromiso concreto fue el de aprobar aún en 1989, vía Congreso, una nueva ley electoral y un estatuto de partidos políticos. Pero lo cierto es que se llegó a finales del año sin que se honre el compromiso, por lo que el Poder Ejecutivo se tomó la iniciativa de presentar un proyecto de Código Electoral, pidiendo que el Congreso sesione extraordinariamente para el tratamiento del tema.

El proyecto de Rodríguez de lejos resultaba más democrático e innovador que los que manejaban los partidos. Candidaturas independientes: A diferencia de los partidos, que en sus respectivos proyectos contemplaban que solamente los partidos podían presentar candidatos a cargos electivos, el proyecto del Poder Ejecutivo incorporaba una nueva figura, la de las "candidaturas independientes", con lo que se ampliaba radicalmente las posibilidades de participación ciudadana.

Voto directo: Los proyectos de los partidos políticos proponían mantener el sistema tradicional de la democracia indirecta, otorgando amplios poderes a los convencionales para la elección de autoridades internas así como de candidatos a cargos electivos. El Poder Ejecutivo, sin embargo, planteaba el voto directo de todos, tanto para la elección de autoridades como de candidatos a cargos electivos.

Justicia Electoral: Mientras que los partidos políticos se proponían el loteamiento de la Junta Electoral Central de acuerdo a la cantidad de votos obtenidos, el proyecto del Poder Ejecutivo proponía montar una Justicia Electoral independiente, subordinada a la Corte Suprema de Justicia. Con respecto a la proporcionalidad de acuerdo a los votos obtenidos, había consenso.

El proyecto presentado por Rodríguez resultó polémico para colorados y opositores con representación parlamentaria, por dos motivos: uno, por las claras diferencias existentes, y dos, porque el Congreso sostenía que era atribución del mismo elaborar la propuesta. Algunos referentes del oficialismo llegaron a tratar de "títere" a Rodríguez, atribuyendo los aspectos innovadores del proyecto planteado a la "mala influencia" que ejercían algunos miembros del entorno presidencial; concretamente, se hablaba de Pappalardo, Loizaga y González Casabianca.

Superados los roces, no obstante, se tomó como base de discusión el proyecto presidencial, aprobándose en sus aspectos fundamentales. No hubo leyes ni estatutos diferenciados sino un Código Electoral que abarcaba todos los aspectos relacionados con las elecciones, los partidos y candidaturas, y la Justicia Electoral.

Los elementos innovadores que contenía el nuevo Código Electoral, sin embargo, rápidamente se contaminaron, resultando ser armas de doble filo.

Así, la figura de la candidatura independiente fue aprovechada por la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, por ejemplo, que en febrero de 1990 decidió lanzar a Carlos Filizzola, quien resultó finalmente electo en las municipales de mayo de 1991, pero la misma figura emplearon sectores colorados derrotados en las directas, para impulsar candidatos propios, como el caso de Ovelar, en Itá, del sector liderado por Argaña, en las mismas elecciones municipales de 1991.

Así, la institución del voto directo (De lejos el elemento innovador más contaminado y más pernicioso) posibilitó a Blas N. Riquelme triunfar en las elecciones internas del Partido Colorado, en 1992, frente a figuras tradicionales del partido. El voto directo se mostró desde un primer momento como un elemento que favorecía a los sectores más fuertes económicamente, capaces de sustentar costosas campañas electorales o comprar directamente espacios elegibles. De esa manera, por ejemplo, Pappalardo se eligió y reeligió como diputado por el Departamento de Amambay; Riquelme fue dos veces senador; Jaeggli se hizo parlamentario; Wasmosy llegó a la Presidencia de la República, ...

Pese a que se pretendió garantizar la independencia de la Justicia Electoral, la misma fue integrada por personas afines a los intereses de los grupos políticos predominantes lo que iría a mostrarse clave en momentos decisivos Así, cuando después de la elección interna colorada de setiembre de 1992, que ampliamente favoreció a Luis María Argaña, se perpetró uno de los fraudes más escandalosos para posibilitar que Wasmosy fuera el candidato colorado. La Justicia Electoral legitimó los resultados, demostrando sin sombra de dudas el carácter extremadamente manipulable de la estructura que se había montado para garantizar, en teoría, la transparencia de los comicios.

Lo que se avanzó en 1990 en el sentido de abrir canales de participación ciudadana, se retrocedió después, con nuevas leyes y nuevas reglamentaciones.

Después del triunfo de Filizzola, en las municipales de mayo de 1991, por ejemplo, se endurecieron las condiciones para la presentación de candidaturas independientes. Se establecieron dos fuertes restricciones: en adelante, para presentar un candidato independiente se exigió más requisitos, y se creó la figura del "movimiento transitorio" o "partido en formación", que en el perentorio plazo de 2 años debía llenar ciertos requisitos o desaparecer.

El carácter restrictivo de la política electoral se demostró claro cuando se reglamentaron otras figuras incorporadas en la nueva Constitución, como el referéndum y la "iniciativa popular". El caso más patético se dio durante el gobierno de Juan Carlos Wasmosy, cuando en reacción ante los anuncios de privatización de las empresas públicas, el conjunto del movimiento sindical planteó un referéndum sobre el tema. Los sindicatos presentaron al Congreso el proyecto de convocatoria, con el aval de 126.000 firmas; pero los parlamentarios se desentendieron del tema, argumentando que "no había reglamentación". Pero aún después de reglamentar, no se convocó al referéndum solicitado, con lo que quedó en claro que los canales de participación solamente se utilizarían de acuerdo con la conveniencia de los sectores políticos hegemónicos o de peso.

Un ejemplo reciente demuestra como el Congreso es rápido para reglamentar cuando lo que se propone se ajusta a los intereses de ciertos grupos de poder: en 1998, después del triunfo de Cubas, el Congreso saliente aprobó en un abrir y cerrar de ojos la reglamentación sobre el indulto presidencial, de modo que se impidiese su empleo, por par-te del electo presidente, para liberar a Lino Oviedo, entonces recluido con una condena de 10 años.

Y ese Congreso que reglamentó el indulto fue el mismo que se resistió a convocar a consulta popular sobre un tema central que tenía que ver con el futuro del país, como ser el caso de la privatización de las empresas públicas. ¿Por qué? Porque la línea de acción fue de exclusión de la participación popular directa y de severa restricción a la participación ciudadana.

En cuanto a la organización y juzgamiento de las elecciones recién dos años después de aprobada la Constitución de 1992 se instituyó el Supremo Tribunal de Justicia Electoral, que si bien tenía que haber sido independiente, terminó siendo objeto de loteamiento entre una fracción minoritaria del Partido Colorado y los partidos de oposición con representación parlamentaria.

El único elemento claramente positivo arrojó el proceso de elaboración del nuevo Padrón Nacional, que concluyó en 1996 y se actualiza periódicamente, instrumento menos viciado, que otorga mayor credibilidad a los resultados de las compulsas electorales. Para tener una idea sobre el tema: el padrón con que se votó el 1° de mayo de 1989, cuando Rodríguez se eligió presidente, daba cuenta de 2 millones de electores, mientras que la oposición, que fundadamente sostenía que dicho padrón estaba inflado, aseguraba que en ese entonces la cantidad de electores debía estimarse en 1.200.000. El Nuevo Padrón, que se empleó por primera vez en las elecciones municipales de 1996, comprendía la inscripción de 1.853.146 electores.

 

LAS LIBERTADES PÚBLICAS

En cuanto a las libertades públicas, cuya vigencia estaban formalmente garantizadas en la propia Constitución de 1967, se dieron avances rápidos, con algunas contra-marchas.

Los medios de prensa que habían sido clausurados en 1986 - el diario Abc color y Radio Ñandutí - fueron reabiertos sin inconvenientes ni trabas; cesó la persecución y la censura, abriéndose un rico proceso de divulgación de todo tipo de informaciones, haciendo honor a lo que Humberto Pérez Cáceres no se cansaba de repetir en vida, en el sentido de que "la libertad de prensa es madre de las otras libertades públicas; antecede, abre el camino para las mismas y las ilumina".

No obstante, rápidamente también la libertad de prensa se contaminó, en tres sentidos:

- por una parte, cada medio pasó a responder a proyectos políticos y económicos de sectores con intereses bien concretos, diferenciados y contradictorios, por lo que se dio una manipulación hasta grosera de la opinión pública sobre los hechos más trascendentales. El radialista Humberto Rubín caracterizaba esa situación de manera sumamente tragi-cómica. Decía, al leer las tapas de los cuatro diarios: - Vivimos en cuatro países diferentes -.

- por otra parte, y como consecuencia de lo más arriba apuntado, se abrió un proceso de franca censura interna. No solamente resultaba imposible para los periodistas levantar cuestionamientos ante actitudes e intereses que directamente afectaban a los dueños de los medios y a los de su entorno, sino que inclusive se hizo imposible publicar opiniones disonantes con lo que pensaban los propietarios de los medios sobre ciertas políticas de fondo, como ser el caso concreto de la privatización. Una situación anecdótica ilustra sobradamente sobre la cuestión. Cuando "Carloncho" Rodríguez era empleado de Wasmosy, que junto con otros "barones de Itaipú" habían comprado el diario Hoy, llamó a un periodista del área económica del diario, cuyas posiciones eran críticas con respecto a los planes de privatización. - Nosotros estamos a favor de la economía de mercado y vos no -le dijo - por lo que no tendrás espacio para escribir -. El periodista terminó saliendo del diario. De todas mane-ras hay que precisar, en honor al rigor, que algunos medios mantienen columnas de personas con posturas diversas, con lo que nada se busca más que maquillar de pluralista lo que se ha convertido en una suerte de pesadilla.

- finalmente, los sectores públicos y privados involucrados en casos de corrupción han encontrado un mecanismo simple de comprar el silencio de los medios, y consiste en el burdo mecanismo de auspiciar programas o espacios. Y los medios de comunicación caen sin problemas en el juego. Por dar un ejemplo: el servicio de telefonía celular arrastra deficiencias sumamente perjudiciales para los usuarios, tanto administrativamente como en sus operaciones. No obstante, nadie divulga críticas contra las empresas, pues se trata de fuertes auspiciantes. Otro: en julio del 2001 se estaba divulgando denuncias que afectaban severamente a los directivos de la Industria Nacional del Cemento, INC. Días después comenzaron a aparecer espacios publicitarios de la INC por el medio que vehiculizaba las denuncias, por lo que las mismas cesaron. Este tema funciona tan así que algunos medios apelan a un recurso extorsivo barato: denuncian para llamar la atención de la empresa o entidad involucrada, y cesa el "ataque" cuando se firman jugosos contratos de auspicios.

Las demás libertades: de opinión, de expresión, de organización y de manifestación se fueron imponiendo rápidamente, dándose a lo largo de estos años algunas contra marchas puntuales, sobre todo en cuanto al derecho de manifestación, con respecto al cual se trató de tomar medidas restrictivas muy severas en un comienzo, cuando se implantó un régimen que prohibía la realización de marchas y manifestaciones públicas en el microcentro y en las cercanías del Congreso Nacional; iniciativa que quedó conocida como la del "marchódromo".

Resulta fundamental hacer énfasis especial al tratar sobre este punto a las acciones represivas desarrolladas por los diversos gobiernos, que pusieron sus "Fuerzas de Tareas Conjuntas", de militares y policías, o sus "Cascos azules" de la Policía Nacional, después, para proceder en casos de desalojos de ocupaciones de tierras o de manifestaciones públicas.

La represión no solamente no cesó, sino que cobró varias vidas a lo largo de estos años: en 1989 fueron muertos dos obreros de Itaipú, en el marco de una huelga liderada por Efigenio Lisboa; en 1994, cuando se dio la primera huelga general realizada durante la transición, el 2 de mayo, fue vilmente asesinado Sebastian Larrosa, en Santaní; en ocasión de una ocupación de tierra, en el Norte, mataron a Pedro Giménez; otros nombres engrosaron la lista de muertos por fuerzas de seguridad en la ocupación de Santa Barbara, San Pedro...

En cuanto a la libertad de opinión y de expresión, la mordaza vino a través de los medios masivos de comunicación, cuyos periodistas, cumpliendo instrucciones estrictas de los propietarios, unas veces, y respondiendo a prejuicios propios de resentidos sociales, otras veces, obviaban vehiculizar opiniones contrapuestas a los intereses políticos o económicos de los propietarios de los medios o amigos de los mismos, así como expresiones y opiniones que no se ajustaban a las inclinaciones doctrinarias o ideológicas, o a posiciones coyunturales de los propietarios de los medios.

 

CAPITULO II

EL FIN DE LA HEGEMONÍA COLORADA

 

Una de las medidas democráticas de mayor relevancia consistió en la decisión de convocar a votaciones directas para la elección de intendentes municipales. Y la iniciativa fue del propio presidente de la República, quien se adelantó a todos los demás actores para promover la participación ciudadana en la designación de las autoridades de las ad-ministraciones locales.

La iniciativa resultaba sumamente innovadora, pues hasta ese momento los jefes comunales eran designados directamente por el Poder Ejecutivo, sin la menor participación de la ciudadanía en la elección de los mismos.

El primer calendario aprobado contemplaba la realización de las primeras municipales para marzo de 1990, a un poco más de un año del golpe. Después se cambió la fecha para octubre de 1990, llevándose a cabo, finalmente, en mayo y junio de 1991. Los problemas con que se tropezaron fueron básicamente dos: por un lado, el tremendo atraso que se dio en la elaboración y aprobación de una nueva Ley Electoral y un Estatuto de Partidos Políticos; y, por otro lado, los problemas del viciado padrón electoral.

(Otro factor de mucho peso que estuvo como telón de fondo de las sucesivas postergaciones aportó el caótico internismo colorado. Hasta tal punto llegó a incidir la crisis colorada sobre el proceso político nacional, que en determinado momento el Partido Liberal Radical Auténtico presentó la propuesta formal de organizar una coalición que favoreciese la gobernabilidad; propuesta que fue desestimada por Rodríguez.)

El atraso en cuanto a las nuevas reglas de juego recién se definió en febrero de 1990, después de que el Poder Ejecutivo presionara fuertemente, tomándose inclusive la prerrogativa de promover el proyecto base del nuevo Código Electoral, y forzando al Legislativo a sesionar extraordinariamente, en pleno receso, para que se pudiese avanzar.

Con respecto al padrón viciado, con el argumento de que llevaría mucho tiempo y recursos elaborar un nuevo padrón, los colorados, principales beneficiarios del inflado padrón electoral, presionaban por fórmulas alternativas, hablando de "depuración" de los mismos.

Lo cierto y lo concreto es que para las elecciones municipales de mayo de 1991, se votó (1) con nuevas reglas electorales, pero (2) con el viejo padrón electoral.

Participaron de las elecciones con candidatos propios en todos los municipios del país los dos principales partidos políticos, el Colorado y el Liberal Radical Auténtico. Los demás partidos presentaron candidatos en apenas algunas comunas. Se constituyeron algunos movimientos locales, que disputaron exclusivamente en sus respectivas localidades, como el caso concreto del "Movimiento Ciudadano Asunción Para Todos", APT, que respaldó la candidatura de Carlos Filizzola en la capital.

Sobre un padrón electoral que comprendía alrededor de 1.350.000 inscriptos concurrieron a sufragar 928.838 personas, lo que equivalía a un nivel de participación del 70% del electorado.

El 26 de mayo de 1991 se votó en 175 de los 206 municipios del país. Los resultados de las elecciones fueron sumamente llamativos:

- en la capital, principal escenario de la disputa política y mayor colegio electoral del país, resultó holgadamente triunfador Carlos Filizzola, candidato del independiente movimiento "Asunción Para Todos". Sobre un total de 200.680 votos emitidos, Filizzola obtuvo el 34,34%; el colorado Juan Manuel Morales alcanzó 27,06%; el liberal Juan Félix "Pon" Bogado Gondra se alzó con el 19,60% de los votos, quedando el febrerista Euclides Acevedo con 10,37%, seguido por el independiente Guillermo Hellmers, con un porcentaje bajo, y los candidatos de izquierda Jorge Querey, Juan Arrom y Mina Feliciángeli con resultados testimoniales.

- la distribución del total de votos emitidos acusaba una radical modificación de la correlación de fuerzas, pues el Partido Colorado obtuvo 43,31 % del total de votos, 31 menos que los más de 74% logrados por Rodríguez, apenas dos años atrás. El Partido Liberal Radical Auténtico se alzó con el 33,40% de los votos, lo que significó un incremento del orden de los 13% con relación a los votos conseguidos por Laíno en las elecciones generales de mayo de 1989. A las candidaturas independientes, que totalizaron casi 90 en todo el país (varias de ellas ciertamente lideradas por colorados que habían sido derrotados en las internas), correspondió el 19,42% del total de los votos emitidos. Los demás partidos y movimientos, juntos, quedaron con el casi inexpresivo 4%.

- los municipios que rodean a la capital fueron ganados mayoritariamente por el Partido Liberal Radical Auténtico, que se impuso en 6 de los 11: Capiatá, San Lorenzo, Lambaré, Fernando de la Mora, Limpio y Mariano Roque Alonso. El Partido Colorado ganó en cuatro de las localidades que cercan la capital: Luque, Villa Elisa, Ñemby y San Antonio.

- a nivel nacional, el Partido Liberal Radical Auténtico quedó con el control de 41 municipios y el Partido Colorado con más de 160, pasando la capital a ser administrada por el emergente movimiento independiente "Asunción Para Todos", cuyo total de votos fue de 68.915, lo que equivalía a 7,3% del total de votos emitidos en todos los municipios del país.

El hecho más relevante, de lejos, consistió en el fin de la hegemonía colorada en la administración pública, con lo que se abrió un complejo proceso, en el que se colocaba en vidriera a los opositores, que hasta ese entonces centraba sus acciones en vehiculizar posturas críticas con relación a las autoridades locales y nacionales, todas del Partido Colorado.

El duro golpe que significó para el Partido Colorado el resultado general de los comicios asume su real dimensión si se tiene en cuenta que desde 1947 hasta 1991 (44 años) tuvo una absoluta hegemonía en la administración. En ri-gor, ni funcionario público siquiera se podía ser sin estar afiliado al partido.

Se debe tener en cuenta, también, que a excepción de algunas pocas capitales claves, como Ciudad del Este y Encarnación, perdió el control sobre municipios trascendentales, tanto desde el punto de vista presupuestario como electoral; lo que fue desde la capital de la República, Asunción, hasta las populosas ciudades de Fernando de la Mora, San Lorenzo y Lambaré, pasando por capitales relevantes como Pedro Juan Caballero.

En Lambaré se produjo un hecho revelador de lo descripto más arriba: el intendente electo, Celso Cabral, del PLRA, tuvo dificultades para asumir, pues el saliente intendente colorado, Riquelme, se negaba a abandonar el local municipal, lo que obligó a la intervención de la fuerza pública.

De todos modos, ni fue tan traumática el hecho de perder la hegemonía, ni resultó en mejoras claras, salvo raras excepciones, el acceso de los opositores a la administración pública.

El segundo hecho más relevante, sin margen a dudas, aportó la caída en picada de algunos mitos, como el de atribuir la mala y corrupta gestión exclusivamente a los colorados. Con el correr de los años, los opositores dieron sobradas muestras de que podían incorporar rápidamente las prácticas que hasta ese entonces se consideraban exclusivas del Partido Colorado. Y esto se manifestó en la gestión de Carlos Filizzola, en Asunción, con hechos que fueron desde el "caso Arroyo", que se alzó con un buen toco, hasta el escandaloso contrato firmado con el CEA para el control del estacionamiento en el centro de la ciudad, pasando por gritantes casos de nepotismo y utilización clientelista de la administración. Se manifestó, también, en las administraciones liberales, siendo el caso más chocante el de Osvaldo Ferrás, quien resultó destituido por manejos irregulares, y que ahora mismo, para las elecciones de noviembre de 2001(!!!), es nuevamente candidato por el Partido Liberal Radical Auténtico, sin haber resuelto el problema del faltante que había sido causa de su destitución.

La segunda elección directa de intendentes se realizó en noviembre de 1996, oportunidad en que en la capital, empleando un atípico sistema (encuestas cruzadas) se articularon los partidos Liberal Radical Auténtico y Encuentro Nacional, resultando candidato de la alianza Martín Burt, liberal.

La reacción colorada fue inmediata: Argaña, presidente del partido, hizo un llamado a la unidad para "salvar al partido de ir a la llanura", y a la convocatoria concurrieron los referentes de las corrientes internas de mayor peso (Angel Roberto Seifart y Lino César Oviedo).

En los resultados generales de los comicios municipales de 1996 la unión de los colorados se hizo sentir de manera categórica, pues se alzaron con el 52% del total de los votos emitidos, obteniendo la mayoría absoluta, contra 36% logrado por el Partido Liberal, 5% del Encuentro Nacional y 5% de las alianzas entre liberales y encuentristas.

La madre de las batallas tuvo como escenario de nuevo a la capital de la República, donde a partir de la unión de los colorados frente a la alianza entre el PLRA y el PEN, se dio una fuerte polarización. Triunfó Martín Burt sobre el colorado Angel Ramón Barchini, por una diferencia de un poco más de 20.000 votos.

La disputada elección en Asunción arrastró a nada menos que el 89% del total de los electores. Sobre 260.941 votos emitidos, Burt obtuvo 121.322 contra 101.064 de Barchini; 52,11 % contra 43,41 %.

En el ámbito nacional se disputaron en 220 municipios, triunfando el Partido Colorado en más de 160, ampliando la oposición el número de municipios bajo su administración, pero muy por debajo de lo que estimaba. Solamente el PLRA aspiraba a ganar en 90 municipios, lo que no se dio.

Las expectativas que despertó Burt en la ciudadanía fueron inmensas, lo que favoreció, a su vez, que la prensa ni otorgase amplios espacios a los 100 primeros días de gestión. No obstante, tempranamente comenzó a decepcionar en todos los aspectos, como administrador y como l poli tico. La situación en que se encuentra actualmente la capital es el fiel reflejo de la política de abandono que se aplicó con ella: el estado de las calles recuerda un campo de batalla, hay suciedad por todas partes, el CEA se ha tornado cada vez más intolerante y más caro, ... Como respuesta interna a su gestión, el candidato de su sector a la Intendencia, Fernando Pfannl cayó derrotado ante Blanca Lila Mignarro.

Los candidatos a suceder a Burt en las elecciones programadas para noviembre de 2001 son: Enrique Riera Escudero, por el Partido Colorado; Blanca Lila Mignarro, por el Partido Liberal Radical Auténtico; Basilio Nikiphorof por el Partido Encuentro Nacional y Carlos Filizzola por el nuevo partido en proceso de constitución "País Solidario".

 

 

CAPITULO X

BOCHORNOS DE LA TRANSICIÓN

 

Abrir un breve paréntesis para tratar sobre cuestiones que más bien mueven a la risa que a la reflexión resulta ameno, a la vez que ilustrativo. El tema en sí podría constituir todo un tomo más, pero de los hechos bochornosos se seleccionaron algunos, que fueron los que resultaron más chocantes, por su repercusión nacional e internacional:

 

UN TIGRE PARA QUAYLE

En marzo de 1990 visitó el país el vicepresidente de los Estados Unidos, Dan Quayle, a quien Andrés Rodríguez, como muestra de agradecimiento quiso obsequiar de manera muy especial.

No tuvo mejor idea que regalarle un tigre. El estadista norteamericano era ecologista, por lo que se negó de manera categórica a aceptar el obsequio.

Una de dos: o Rodríguez desconocía que el político estadounidense había hecho campaña en defensa de los animales en peligro de extinción, o pensó que su ecologismo era de exportación. Lo cierto es que la iniciativa terminó en un gran fiasco.

 

REYES DE ESPAÑA

En ocasión de la primera visita de los Reyes de España, en octubre de 1990, se recibió a los monarcas con la  bandera del tiempo del generalísimo Franco y mal pueda del lado equivocado. Se ejecutó, además, la marcha franquista.

A los sucesos del recibimiento, que provocaron más bien burlas que críticas de la prensa española, se sumó otro hecho sumamente chocante. Los mismos fueron conducidos desde la autopista por la entonces avenida Generalísimo Franco; única arteria en el planeta que aún mantenía el nombre del ex dictador español.

Los errores protocolares son más graves cuando se cometen en presencia para quienes las formalidades son esenciales, como fue el caso de los Reyes de España, herederos de un poder centenario.

 

"TERUCO TOUR"

El Pacto de Gobernabilidad, impulsado por Laíno, llevó a entendimientos entre opositores y oficialistas, que fueron mucho más allá de los simplemente políticos.

Así, durante el receso parlamentario de la mejor época, 1995, se organizó lo que popularmente quedó conocido como "Teruco Tour"; excursión de parlamentarios y sus familiares a Punta del Este. Uruguay, totalmente financiado por Conrado "Teruco" Pappalardo.

Un papel central en la organización de la excursión fue Silvio Ferreira, actual ministro de Justicia y Trabajo, en aquel entonces muy cercano al poderoso empresario y parlamentario.

 

MINISTRO SIN CARTERA

La "crisis de abril de 1996" fue un episodio sumamente rico en hechos reveladores y jocosos. Rescatamos dos:

1) Durante la noche y la madrugada del 22 y 23 de abril sectores importantes de la ciudadanía comenzaron a movilizarse para defender la institucionalidad de la República. Debido a que el prestigio del presidente se arrastraba, se escogió como símbolo de la institucionalidad el Congreso, congregándose la gente frente al lugar. José Luis Simón propuso que los manifestantes se trasladasen hasta la residencia presidencial, argumentando que la institución agredida era la Presidencia, no el Congreso. Pese a la fuerza del argumento, los manifestantes se resistieron. Por suerte, pues el presidente no se encontraba en la residencia presidencial sino en la del embajador de los Estados Unidos de América. Sin comentarios.

2) La negociación final del retiro de Lino Oviedo contempló su designación como ministro de Defensa. Wasmosy tenía todas las intenciones de cederle el espacio, pero la ciudadanía, en pie, decidió castigar al controvertido militar, resistiéndose a aceptar que fuera premiado con una cartera, luego de poner en jaque a todo el proceso de transición. Wasmosy cedió ante la presión ciudadana y reculó. Oviedo fue a asumir el Ministerio pero lo dejaron sin cartera.

 

CLEPTÓMANO CONGRESISTA

En ocasión de la visita de Alberto Lacalle Herrera, entonces presidente del Uruguay, tuvo que dirigirse a los parlamentarios en un acto realizado en el Congreso.

Para no excederse en el uso del tiempo, el mandatario uruguayo se sacó el reloj y lo dejó enfrente para controlar el tiempo que iría a utilizar durante su discurso.

Pero al terminar de hablar, entre recibir felicitaciones y abrazos de los congresistas, el reloj desapareció. El presidente Wasmosy quiso reparar el daño, ofreciendo a Lacalle un relox de oro, de la misma marca. Pero como se trataba de un regalo de su esposa, el mandatario uruguayo no se conformaba con la pérdida de la joya.

Dicen las malas lenguas que el reloj fue a parar en la colección de un ex parlamentario opositor, que sufre de cleptomanía, enfermedad de los pudientes conocida con el nombre de raterismo vulgarmente.

Hace poco Lacalle Herrera volvió a pasar por Paraguay y pidió encarecidamente que se le devolviese el reloj.

En este caso puntual, hubo error del personal de seguridad, antes que de la gente de protocolo, si bien los encargados protocolares tienen la obligación de cuidar todos los detalles en situaciones como la referida.

 

CUERPO A TIERRA

En el proceso de búsqueda del general Lino César Oviedo, a finales de 1997, cuyo arresto disciplinario había sido decidido por el Comandante en Jefe, Juan Carlos Wasmosy, se procedió a revisar la casa de Oviedo, pues existían informaciones sobre que (1) él se encontraba escondido ahí, y (2) habría armas de guerra en la residencia.

Efectivos de la Policía Nacional procedieron a registrar la casa, sin encontrar nada. Pero desconfiando de la eficacia policial, los "rambos" de las Fuerzas Armadas, Key Kanasawa y Víctor Groselle, oficiales por entonces de la guardia Presidencial, procedieron a invadir el domicilio de Oviedo, encapuchados, con vestimentas de combate, y armas de alto poder. El resultado fue un fiasco: no encontraron ni a Oviedo ni las presuntas armas.

Pero el colmo de las cosas se dio cuando ordenaron a todos los que se encontraban en el domicilio de Oviedo a ponerse "cuerpo a tierra", es decir, acostados, boca para abajo y con las manos sobre las nucas. Hay registros gráficos simpáticos sobre el episodio, uno de los cuales muestra con fidelidad al que meses después vendría a ser presidente de la República y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Raúl Cubas Grau.

 

CANJE DE PRISIONEROS

Ya preso Oviedo, el vicepresidente Angel Roberto Seifart protagonizó dos hechos que resultaron sumamente llamativos:

- en una ocasión, estando en ejercicio de la Presidencia por viaje de Wasmosy al exterior, ordenó la libertad de Lino Oviedo, argumentando que se trataba de una orden, pues estaba actuando en su calidad de Comandante en Jefe. La cuestión fue interesante, pues la orden se daba en cumplimiento de una orden judicial, a su vez. Las Fuerzas Armadas reaccionaron con fuerza, y aviones de la Aeronáutica hicieron vuelos rasantes sobre el Palacio de Justicia.

- En otra ocasión ya cuando Oviedo fuera condenado, el polémico vicepresidente de la República propuso la liberación de Oviedo, ofreciéndose él a quedar preso, como garantía suficiente para la libertad del general. Esto se dio después de la condena a Oviedo por el Tribunal Militar Extraordinario, pero antes de la confirmación de la sentencia por la Corte. Oviedo aún era candidato y Seifart quería que el militar estuviese en libertad para hacer campaña.

 

COMANDANTE EN JEFE

En la noche del 9 de mayo de 1998, Domingo Laíno protagonizó uno de los hechos más bochornosos de la historia política del Paraguay.

Candidato por la Alianza Democrática a la Presidencia de la República, había sido literalmente apabullado por Raúl Cubas Grau, candidato del Partido Colorado. Entrada la madrugada, un personaje llamó de la sede de la Justicia Electoral para denunciar que las actas que estaban siendo remitidas ahí para el conteo rápido eran falsas, de donde Laíno se proclamó triunfador y, como tal, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.

La referencia hecha a los militares en la ocasión, tanto por él como por su compañero de fórmula, Carlos Filizzola, más bien tuvo el sabor de un desesperado llamado a un golpe de Estado.

La anécdota no hubiese sido relevante sí no se hubiese dado en un contexto muy especial: un Tribunal Militar Extraordinario había condenado a Oviedo a 10 años, quedando como cabeza de la lista colorada el compañero de fórmula del polémico general. En las Fuerzas Armadas no había tranquilidad, pues se esperaban fuertes cambios en caso de que asumiera Cubas Grau.

 

CONVOCATORIA RÁPIDA

Ni bien fue asesinado el vicepresidente de la República, Luis María Argaña, el 22 de marzo de 1999, el entonces presidente del Superior Tribunal de justicia Electoral, Carlos Mojoli, no tuvo mejor idea que convocar inmediatamente a la elección de vicepresidente.

El país había sido sacudido de punta a punta, y la ciudadanía estaba profundamente indignada ante el terrible suceso, y Mojoli no tuvo mejor idea que hacer gala de agilidad y eficiencia, procediendo rápidamente a tratar de llenar el vacío. Sin comentarios.

 

UN VOTO INDECISO

La muerte de Argaña provocó las movilizaciones ciudadanas de marzo de 1999, ocasión aprovechada por los parlamentarios de Reconciliación Colorada para impulsar el juicio político a Cubas.

El primer paso se dio en la Cámara de Diputados, oportunidad en que en el marco del todo vale, tuvieron que impedir que un diputado vote para aprobar a tambor batiente el inicio del proceso.

El país se estaba incendiando literalmente por los graves hechos de la plaza del Congreso: hubo fuertes represiones, en un principio, y muertes de manifestantes, después.

No obstante, la realidad era que faltaba exactamente un voto para tener la mayoría necesaria para destituir a Cubas. Y el voto indeciso, precisamente, era de un senador del Encuentro Nacional, Basilio Nikiphorof, quien felizmente no tuvo que votar, pues Cubas había renunciado un día antes.

Lo cierto es que la suerte del país pendió de un voto que nadie sabía a ciencia cierta a qué lado iría a volcar la balanza. "Niki" aclaró, ya después, que su voto era favorable a la destitución, pero que no lo había cantado por motivos de seguridad.

 

NUEVA DIVISIÓN LIBERAL

Los más longevos y hasta los no tan longevos recuerdan muy bien que décadas atrás se dio una fuerte división entre los liberales, que quedó conocida como la división entre los "liberales sako pukú" y los "liberales sako mbyky".

En el marco del amplio debate interno que se dio antes de la convención liberal que decidió el retiro del PLRA del Gobierno de Unidad Nacional, en febrero del 2000, Laíno calificó a Julio César "Yoyito" Franco y la gente de su entorno de "lapi mbyky", introduciendo con ello una nueva división entre los azules: los "liberales lapi mbyky" y los "liberales lapi puku".

 

UN "RAMBO" DE CARTÓN

Cuando la población tuvo conocimiento de que el frustrado intento de golpe de mayo del 2000 estuvo dirigido por "Rambo" Saguier, entre otros, no sabía de quien decepcionarse: del legendario personaje de las películas, que sin ayuda de nadie era capaz de derrotar a un ejército, o del que inmerecidamente parece haber ganado el mote de "Rambo".

El 18 de mayo del 2000, efectivamente, fueron toma “Movimiento Fulgencio Yegros" la comandancia de la policía Nacional, la Comandancia del primer Cuerpo de Ejército y la Comandancia de la Fuerza de operaciones policiales Especiales. Algunos pocos tanques se dirigieron desde la Caballería a la sede del Congreso, y otros tanques que salieron de Cerrito no pudieron pasar Puente Remanso debido a que la entrada fue bloqueada por camiones y tractores militares leales al gobierno. Uno de los tanques que estaba frente al Congreso realizó un disparo contra el edificio, lo que provocó el pánico entre los parlamentarios que fueron hasta ahí para defender la institucionalidad.

Pero al margen de los fundados sustos, lo cierto es que la "intentona golpista" pareció más bien una parodia. El presidente González Macchi se refugió en la Armada, junto con "Calé" Galaverna y Silvio Ferreira, entre otros. El coronel Ocampos, de la Fuerza Aérea pedía colaboración a los periodistas para localizar la posición exacta de los tanques para eventuales bombardeos. En pocas horas, todo estaba bajo control y los militares alzados fueron retirados del Primer Cuerpo de Ejército en un ómnibus. Una seguidilla de situaciones jocosas, en fin, que dejó a los golpistas a la altura de quijotes.

 

FUERO DE WASMOSY

En el 2001 se estaba tratando el desafuero de Wasmosy, ex presidente y senador vitalicio. La Cámara de Senadores estaba bien dividida, prácticamente en la mitad.

De hecho, faltó un voto para quitarle el fuero al senador vitalicio, y el responsable de esa situación fue el liberal Armando Espínola, quien inicialmente quiso abstenerse de votar, pero que al ser obligado a emitir su voto a favor o en contra, prefirió abandonar la sala de sesiones, llevando un "ausente" cuando fue convocado para tan importante decisión.

El tema era que Wasmosy tiene cosas que aclarar ante la Justicia, y el hecho de buscar obsesivamente protegerse con el fuero parlamentario levanta fundadas sospechas sobre su culpabilidad. De todos modos, los senadores deberían dejar que el mismo aclare sus problemas.

A Luis Angel González Macchi le tiraron latitas y piedras en un acto público de apoyo crítico a su gestión, en marzo del 2000; en febrero del 2001 los liberales realizaron una manifestación por el Juicio Político al presidente, convocando apenas a 200 personas; "Icho" Planás, ex ministro de González Macchi soporta juicio por irregularidades del tiempo en que era titular de la cartera de Obras Públicas; el presidente se pasea en un auto "mau"; ... Los hechos para temas bochornosos abundan, en fin, pero no hay espacio para tratarlos.

 

SUMARIO

CAPITULO I

NUEVAS REGLAS DEL JUEGO POLÍTICO

CAPITULO II

EL FIN DE LA HEGEMONÍA COLORADA

CAPITULO III

LA NUEVA CONSTITUCIÓN

CAPITULO IV

LAS CENTRALES SINDICALES

CAPITULO V

LAS ORGANIZACIONES CAMPESINAS 55

CAPITULO VI

EL «ARCHIVO DEL TERROR»

CAPITULO VII

MARCHAS Y CONTRAMARCHAS EN LAS FUERZAS ARMADAS.

CAPITULO VIII

LA REFORMA DEL PODER JUDICIAL

CAPITULO IX

EL MAYOR ESCÁNDALO DE LA TRANSICIÓN

CAPITULO X

BOCHORNOS DE LA TRANSICIÓN

CAPITULO XI

LOS MÁS FAMOSOS DE LA POLÍTICA

CAPITULO XII

DESTACADOS EN LAS LUCHAS SOCIALES 

CAPITULO XIII

TESIS GENERALES SOBRE LA TRANSICIÓN

ANEXO I

DOCUMENTOS QUE HICIERON HISTORIA

ANEXO II

ITINERARIO GRÁFICO DE LA TRANSICIÓN

 

 DOCUMENTOS QUE HICIERON HISTORIA

 

 

 

 

 

 

 






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