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JUANA INÉS SÖRENSEN

  IN MEMORIAM - Rvda. Madre Abadesa Ma. LETICIA RIQUELME FERNÁNDEZ - Por JUANA INÉS SALINAS DE SÖRENSEN


IN MEMORIAM - Rvda. Madre Abadesa Ma. LETICIA RIQUELME FERNÁNDEZ - Por JUANA INÉS SALINAS DE SÖRENSEN

IN MEMORIAM

Rvda. Madre Abadesa Ma. LETICIA RIQUELME FERNÁNDEZ

A LOS 5 AÑOS DE SU MUERTE

Por JUANA INÉS SALINAS DE SÖRENSEN


Al cumplirse un aniversario más de su partida ( 6/10/2008), como un homenaje a su personalidad resaltante como cristiana, monja y la calidad humana que poseía que trascendió fronteras no puedo menos que recordarla como si aún viviera. Su exquisitez, su sensibilidad, su afabilidad, su altura intelectual la hacen inolvidable. Poliglota - latín, inglés, francés, italiano, alemán y guaraní! ya que siendo paraguaya y a pesar de estar radicada en Bs.As. desde pequeña lo estudió a la perfección.

Tenía un amor enorme a su patria de origen y siempre a pesar de su alta investidura como abadesa, teniendo múltiples actividades, viajando por sus compromisos monacales por ser la representante de la congregación benedictina de la Santa Cruz del Cono Sur, nunca olvidaba sus raíces, la rica historia de heroísmo de su Patria, estando en contacto siempre con sus familiares paraguayos.

Tuvo que emigrar a la Argentina con sus padres, desde chica por cuestiones políticas, que afectaron a su padre exiliado a raíz de los gobiernos colorados de Higinio Morinigo y Stroessner.

Le gustaba el arte, en especial Monet y los impresionistas, la música clásica, las poesías y el buen decir, además de ser versada en teología, sagrada escritura y liturgia. Con una envergadura especial - su santidad, su caridad y sentido hacia el semejante, su entrega sin medida a los necesitados siempre la han caracterizado a "la primísima" como nos llamábamos familiarmente por ser la hija del único hermano de mi madre.

La paz que emanaba, la alegría, la sinceridad en el hablar cotidiano !a engalanaron por ser una persona entregada a Dios totalmente.

Realmente era una monja fuera de serie, muy querida y valorada en el convento, que desde que cayó enferma todas aportaron su granito de arena para mimarla y hacerle llegar ése calor fraternal intramuros, hasta pedirme la actual abadesa, en un gesto de amor, un CD de música paraguaya para que Ma. Mercedes, su nombre de pila (que lo cambió por Ma. Leticia) -que significa alegría - al tomar los hábitos., para sentirse un poquito en la tierra de sus antepasados.

Murió acompañada y llorada por todos, tanto de familiares que viajaron de Asunción como de sus dos hermanos con residencia en Buenos Aires. Paz en su tumba!




MADRE MARÍA LETICIA RIQUELME

EL FALLECIMIENTO

Noticias de Cultura

Lunes 13 de octubre de 2008/ Publicado en edición impresa

RECORDANDO A UNA MONJA PARAGUAYA

DESTACADA ABADESA DE LA ABADÍA DE “SANTA ESCOLÁSTICA”

DE LA CONGREGACIÓN BENECTINA DE LA SANTACRUZ DEL CONO SUR


La desaparición de la madre María Leticia Riquelme ha repercutido dolorosamente en el ámbito religioso y ha causado un profundo sentimiento de pena en vastísimos sectores de la sociedad. Abadesa de la comunidad benedictina de Santa Escolástica durante más de treinta años, su personalidad sobresalió en nuestro país como un exponente excepcional de la espiritualidad contemplativa y de la vocación monástica.

Había nacido en Asunción del Paraguay el 6 de jimio de 1943. Era hija de María Mercedes Fernández Adler y de Adolfo Riquelme. Su abuelo paterno, Manuel Riquelme, fue un destacado educador y escritor paraguayo. Cuando en 1948 se instaló en el Paraguay la dictadura Alfredo Stroessner, la familia Riquelme tuvo que marchar al exilio y se radicó en la Argentina, donde Manuel Riquelme se dedicó a la docencia, en la Escuela Argentina Modelo.

María Leticia tenía cinco años cuando llegó a nuestro país. Se graduó de bachiller en el Colegio de la Misericordia, en el barrio de Belgrano, y estudió filosofía en la Universidad Católica Argentina. Pero su vocación religiosa y su inclinación por la vida monástica no tardaron en manifestarse. En enero de 1965, a los 21 años, ingresó como postulante en la abadía benedictina de Santa Escolástica y el 25 de marzo de 1968 hizo su profesión monástica. En 1977 fue elegida abadesa de esa comunidad de monjas y el 5 de junio de ese año recibió la bendición abacial. Tenía, en aquel momento, 33 años. Como la edad mínima establecida para el cargo era de 35 años, fue necesario enviar la postulación a la Santa Sede, para que autorizara la designación, que fue concedida por el cardenal Eduardo Pironio, que por entonces se desempeñaba en el Vaticano como prefecto de la Congregación de los Religiosos. Esa fue, sin duda, una coincidencia providencial, pues Pironio había sido el sacerdote argentino que acompañó espiritualmente a María Leticia en la etapa juvenil de su formación religiosa y estuvo unido más tarde, hasta su muerte, por un profundo lazo de amistad con ella y, a través de ella, con toda la comunidad.

Treinta y un años permaneció la madre al frente de esa prestigiosa abadía, fundada en 1941. Con la luz de su ejemplo personal y de su devoción rectora, se formaron, en las últimas tres décadas, las generaciones de monjas benedictinas que hoy conforman la comunidad. Por su sólida formación intelectual, su cautivante inteligencia y su indoblegable fortaleza espiritual, la madre María Leticia deja un recuerdo imborrable en quienes la conocieron y trataron.

El 24 de enero de este año, afectada por una súbita y gravísima enfermedad, la madre María Leticia había presentado su renuncia, después de 31 años de ejercicio de la función abacial. Murió el lunes último, a los 65 años. Pero podría decirse que no murió, pues sigue viva en su lección de fidelidad a la cultura monástica y evangélica, y en la fervorosa comunidad de monjas que hoy continúan su obra.



COMO EPIGRAFE

“Yo he conocido a esta excepcional mujer cristiana, altísima en cuerpo y alma: Pequeña y escondida en su servicio cotidiano. Su presencia imponía respeto y silencio, pero su voz dulce rompía toda frialdad y distancia. Siempre una sonrisa. Dios ya la guarda junto a Él”. Buenos Aires (13-10-2008) – LA NACIÓN


Publicado en el diario LA NACIÓN de Buenos Aires el día Lunes, 13 de Octubre del 2008.

Escrito por Don BARTOLOMÉ DE VEDIA, Abogado y Periodista del diario LA NACIÓN.






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