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REINA CÁCERES
24 de Junio de 1947
 
REINA CÁCERES


Biografía

CÁCERES, REINA

Nací en Asunción el día martes 24 de junio de 1947. Soy divorciada, madre de Andrés y abuela de Lucas. Desde muy pequeña me interesaron todas las manifestaciones del arte paraguayo y fue la danza popular la que me llevó más lejos, bailarina autodidacta, no tengo títulos universitarios pero si tengo la universidad de la vida, mi adolescencia, en los años 60, transcurrió en Buenos Aires donde tuve la oportunidad de conocer y compartir escenarios con los grandes compositores y artistas que generaron la época de oro de nuestra música folklórica.-

En la Ciudad de Buenos Aires integre una Compañía Argentina de artistas internacionales con el cual hicimos una gira por varios países, difundiendo la cultura paraguaya. Mi última presentación Artística fue en Cuba que era mi mayor anhelo.-

Hoy tengo mi casa llena de plaquetas, reconocimientos y distinciones de todas partes, no olvidare el momento en el cuál fui reconocida por mis compatriotas premiándome «Por mi demostrada vocación de difundir las expresiones auténticas de nuestra cultura popular en especial la danza», en el Festival del Lago Ypacarai en el año 2002 en su 30 Edición.-

Siempre he dicho que no se puede amar lo que no se conoce y por eso hoy estoy abocada a rescatar, preservar, investigar y difundir nuestro patrimonio tangible e intangible para las generaciones venideras.-

En el año 1986 fundé ARTEPAR, una ONG dedicada a rescatar y promocionar la artesanía, la música y la danza paraguaya a nivel nacional e internacional a través de la Organización del Arte Popular I.O.V. U.N.E.S.C.O. Fruto de estos años de esfuerzo e investigación es el libro que hoy tienes en tus manos. Nacido por mi apasionada necesidad de mostrar la infinita capacidad creativa de nuestra gente, su ingenio, su sentir y su originalidad expresiva.-

Fuente:  HISTORIA – DISEÑOS Y COLORES – PONCHO PARA`I – 60 LISTAS * Editado con los auspicios del FONDEC. Asunción 2007.

 

 

BODAS DE PLATA CON EL ARTE

Reina Cáceres hace honor a su nombre. En su época de juventud fue considerada una verdadera "reina" del Paraguay por la gracia de sus movimientos al bailar músicas típicas.

Luego la vida la llevó a recorrer el mundo, aunque siempre se manifestó una comprometida con los artesanos y el mundo de la cultura popular nacional a través de ArtePar, la ONG que fundó hace 25 años. Reina conserva ese carácter extrovertido, alegre, firme, que la llevó a ser reconocida como una bailarina popular y autodidacta fuera de nuestro país. Fueron años dorados en los que la fama le sonrió, y ella devolvió el gesto con su donaire. "Y nunca estudié", se jacta al contarnos su historia. Esa capacidad natural y un temperamento sonriente, afable la consolidaron. "Solo tenía un coreógrafo que me ayudaba a pulir algunos detalles, pero los bailes nacían de mí", insiste. Las músicas paraguayas elegidas y que arrancaban los aplausos del público eran "Galopera", "Pájaro campana", otras bolivianas y otras peruanas. Poco repertorio pero mucho arte. "Peleé por sobresalir en un tiempo en que las artes, el teatro, el baile, para la mujer no estaban bien vistos. Mi madre no quería saber nada y jamás me apoyó. Es más, ella rezaba para que el diablo saliera de mí, creía que estaba poseída. Incluso quería internarme en el Buen Pastor porque decía que era saraki", recuerda hoy riendo. Aun en contra de la venia de sus progenitores, con solo 16 años, no dudó en alistar maletas y desembarcar en Buenos Aires. "Fue un viaje en barco siendo muy jovencita, pero con todas las ganas puestas en mi meta, en mi proyecto de vida; yo solo quería mi arte".

En esa decisión, en ese proceso de construcción permanente, su entrega fue absoluta. "Me sentía como una verdadera reina sobre el escenario, sentía que era lo mío, que estaba destinada a ser artista", confiesa. Ya en Buenos Aires tuvo la oportunidad de conocer a grandes como Epifanio Méndez Fleitas, Herminio Giménez, Mauricio Cardozo Ocampos, entre otros, que a su vez la nutrieron y fortalecieron en su elección de carrera profesional.

Reina llamaba la atención e impactaba por su larga cabellera y sus presentaciones con los pies descalzos. "Llegué a bailar con la orquesta de don Herminio; conocí y compartí escenarios con los grandes compositores y artistas que generaron la época de oro de nuestra música folklórica; imaginate", exclama mientras baja uno y otro álbum donde atesora cada tiempo de su vida.

Retratamos imágenes de épocas felices junto a su marido, con su hijo, Andrés, cuando hacía de indiecita, bailando con traje típico de ñandutí y en otras actuaciones mostrando su cuerpo semidesnudo. "Tenía un lomo, sin siliconas, sin cirugías", dice soltando una sonora carcajada. En realidad, las fotos hablan por sí solas y no hacen más que corroborar lo que ella expresa a modo de broma. "Todas las mujeres sabemos hasta dónde podemos llegar, qué es lo que queremos mostrar cuando queremos exhibirnos. En mi opinión, si una está segura de hacer un desnudo, debe hacer lo más artística y naturalmente posible", afirma al referirse a aquellos momentos. Luego su vida de casada la llevó a subir y bajar de aviones. Recorrió el mundo. París, Londres, Alemania, Suiza, toda Europa...Vivió cuarenta y cuatro años fuera del país, de los cuales cinco fueron en Cuba, país que admira y del que tiene buenas remembranzas, pero el vy’a’y˜siempre aparecía. "Es la enfermedad del paraguayo en el extranjero", dice.

En ese ir y venir fundó ArtePar, una ONG dedicada a promocionar y rescatar la artesanía, la música y la danza paraguayas a nivel nacional e internacional. "No se puede amar lo que no se conoce. Por eso estoy abocada a preservar, recuperar, investigar y difundir nuestro patrimonio, tangible e intangible, para las generaciones venideras", había expresado en la solapa de su libro Diseños y Colores Poncho Parai 60 listas, publicado en el 2007. Es que Reina también es escritora. Tiene cuatro libros, todos enfocados a recobrar nuestras raíces. "En la medida que fomentemos el respeto a nuestro pasado y apoyemos nuestra pluralidad cultural, estaremos contribuyendo a la valoración de la obra de los artesanos y artistas", expresa con firmeza en su comedor diario donde una imponente pintura suya capta toda la atención. Sentada con un cigarro en la mano, joyas, vestido rojo sin breteles, pelo recogido, cocos, gallinas recrean el arte de una artista plástica amiga suya. "Este cuadro cobró vida a partir de una fotografía que me tomó mi hijo, cuando él solo tenía once años. Había llegado recién de alguna parte del mundo y no sabía qué hacer si romper coco o fumar. El me cuenta que estaba yo absorta en mis pensamientos y aprovechó para captar esta foto que luego fue plasmada en un lienzo y se ganó una distinción y un premio en dólares. Después de algunos años recibí un tubo con una carta en la que mi amiga me decía que ella se quedaba con el premio y la mención pero que la pintura era mía".

Allá en su casa de la calle Torreani Viera vive rodeada de recuerdos, con una perrita ciega y con una gata. Las paredes también adornan fotografías, plaquetas, reconocimientos y distinciones de diferentes entidades y lugares. De un modo particular, el que recibió en el Festival del Lago Ypacaraí, en el año 2000, "por su demostrada vocación de difundir las expresiones auténticas de nuestra cultura popular en especial la danza". "Mi hijo vive en Ciudad del Este, pero este es mi lugar. Ya no guardo tantos recuerdos de todos los lugares adonde fui, para qué... me estoy desprendiendo de todos; solo algunos quedan".

Pero en ArtePar, sí pueden verse vasijas, sombreros, cántaros, bolsos alusivos a las fechas del Bicentenario, con apliques de ñandutíes, con la bandera paraguaya. "Ya cumplo mis bodas de plata con el arte paraguayo y voy a celebrarlos en el Centro Cultural City Bank. Después de mi hijo, Andrés, y mi nieto, está ArtePar, mi espacio donde puedo conservar todo lo verdaderamente nuestro".

Dice que el reto principal es mantenerse sin desvirtuar demasiado los productos. "Muchos aseguran que el concepto de artesano se está diluyendo y desvirtuando bastante. El reto es no dejar de ser artesanía y saber diferenciar bien lo que es la producción en serie, el trabajo manual o encontrar el punto de diferenciación o aproximación al arte".

A sus 64 años sigue reinando. Continúa sumando esfuerzo y voluntad a su tarea de revivir nuestro arte popular. Sigue transmitiendo mucha energía. "Vivo el momento. No me apego a nada y mucho menos a lo material. Tuve joyas, vestidos suntuosos; me han recibido como embajadora en muchos países, pero todo ya fue, ya pasó". Si bien ya no sube a un escenario para demostrar sus cualidades de bailarina, sí nos dio a conocer otra faceta, la de modelo. Posó para las cámaras de nuestro fotógrafo con alegría, con soltura, quizás evocando un poco los años idos en los que los flashes la seguían, la seducían. Sigue trabajando incansablemente por la artesanía, símbolo de nuestra identidad cultural nacional. Reina invita a regalar en estas fiestas patrias una de las maravillosas piezas logradas de las manos virtuosas de nuestros artesanos y a celebrar con ella su amor por el arte.  

Fotos: ABC Color/ Andrés Cristaldo/ Gentileza de la entrevistada.

Publicado el 17 de Abril del 2011

Fuente digital: www.abc.com.py

 

 

 



REINA CÁCERES

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