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JUAN EDUARDO DE URRAZA

  OTROS UNIVERSOS - Cuentos de JEU AZARRU - Año 2014


OTROS UNIVERSOS - Cuentos de JEU AZARRU - Año 2014

OTROS UNIVERSOS

Cuentos de JEU AZARRU

 

Arandurã Editorial

Diseño Gráfico: CARLA PERONI

Ilustraciones: ADRIANA VILLAGRA

Asunción – Paraguay

2014 (201 páginas)

 

 

Juan Eduardo de Urraza (JeuAzarru)

Página web: www.jeuazarru.com

e-mail: jeuazarru@jeuazarru.com  

Facebook: www.facebook.com/jeuazarru

 

 

 

Nació en Mar del Plata Argentina, en el año 1974, pero reside en Asunción. Paraguay desde 1976.

Es ingeniero en informática, locutor, escritor, profesor universitario y fotógrafo amateur. Tiene realizados postgrados en Didáctica Universitaria y en Formación Ético Teológica, así como cursos de especialización en Japón. Argentina y Perú, así como una Maestría en Ingeniería de Software en la universidad de la Plata. Argentina (tesis pendiente).

Participó en la creación de las primeras revistas digitales del país y fue editor de ellas (“Delta" en 1994 e "Hypermedia" en 2000).

En el ámbito literario se destaca principalmente por la narrativa de ficción científica y fantástica, tanto en relatos breves como novelas. Posee además publicada poesía. Fue el primer autor paraguayo en publicar en formato digital, en el año 2000.

Actualmente tiene publicadas 4 novelas ("La Sociedad de las Mentes". 2001. “Yronia". 2005. “El Síndrome de Zavala". 2010. “Señores de Fuego". 2012). 3 libros de relatos ("Verdades Futuras y Mentiras Antiguas. (escritas en un Presente Incierto)"". 2003 "Diferentes Caminos a la Verdad". 2007. "Alicia y los Universos Alternativos". 2009) un poemario ("Adagios. Réquiems y Allegros”. 2006).

Con su libro de relatos "Verdades Futuras Mentiras Antiguas, escritas en un Presente Incierto" obtuvo dos importantes premios: una mención de honor en el Premio "Roque Gaona 2003" y el 2o puesto del "Premio Municipal de literatura 2004".

Obtuvo el primer puesto en el 3º concurso de relatos San José-Parker, en el 2004.

Además ha recibido numerosos otros premios y menciones a relato y poesía inédita a lo largo de los años (Nuevos Talentos SEP. Dr. Jorge Ritter. Premio Cabildo. Elena Ammatuna, entre otros)

Ha formado parte de una veintena de antologías a nivel nacional e internacional (Paraguay. Argentina. Cuba. Uruguay. Colombia).

En 2009 realizó la muestra fotográfica titulada "Mi Paraguay Profundo", la cual retrata en 100 fotografías la realidad de 56 ciudades del interior del país, con una mirada crítica curiosa de la vida en el campo en los centros urbanos alejados de la capital, la misma fue expuesta en Paraguay y Argentina.

En los últimos 20 años ha tenido varios programas radiales en EM y a través de emisoras online. Es profesor de nuevas tecnologías en el final de carrera de Ingeniería Informática y Electrónica en la Universidad Católica, desde 1999. Fue el encargado de realizar en proyecto Oportunet en Paraguay, con fondos de USAID. llevando conectividad a Internet y entrenamiento tecnológico y emprendedor a 150 pueblos y aldeas rurales en toda la geografía del país.

Actualmente es director de la revista del PEN Club. Miembro de la comisión directiva de la Sociedad de Escritores del Paraguay, presidente de la asociación Alumni AOTS de Paraguay, y representante del World Summit Avvard en Paraguay (premio de NNUU a aplicaciones y contenidos móviles).

 

 

LA CIENCIA-FICCIÓN EN PARAGUAY.

Bellemin distingue tres categorías dentro del subgénero fantástico: lo maravilloso, la ciencia-ficción, y lo puramente fantástico (1). Si bien lo maravilloso y lo fantástico están implicados en la narrativa de Paraguay hasta el punto de mecerse incluso en el relato realista y objetivado, la ciencia-ficción siempre se ha distanciado de estos rasgos para presentar entidad propia. Es más: diríamos que su evolución ha sido paralela a las características generales de la literatura nacional, y bien podría ser un ejemplo de sus paradigmas. Incluso el primer cuento del subgénero publicado en Paraguay es del español Rafael Barrett, uno de los primerizos grandes impulsores de la literatura del país.

“Albertico”, que así se llama el cuento de Rafael Barrett es el primer acercamiento al tipo de ciencia-ficción que renacería setenta años después: el relato de anticipación con contenido social y plenamente universal. El autor cántabro narraba las peripecias de un personaje que encuentra una isla inexistente en los mapas. La ciencia le niega su experiencia y le sugiere Que la isla es fruto de su imaginación. Pero las circunstancias intraliterarias (inexistencia de editoriales y un sistema articulado de publicaciones), y las circunstancias históricas y políticas no permitieron la continuidad de la práctica del subgénero, como tampoco de otros: nunca se entendió que otros planos existenciales o universos podían ser metáforas de la realidad. Se consideró que el referente narrativo debía ser real, histórico o mítico, pero nunca futurista.

Hubo alguna práctica esporádica. En el número quince de la revista La novela paraguaya (1923) aparece el relato Los cuervos de Icaria de Carlos Frutos, una distopía de denuncia del totalitarismo; una metáfora política que no puede considerarse ciencia-ficción aunque tenga rasgos del subgénero. Eduardo S. Ammatuna publicó en 1974 una novela corta de ciencia- ficción, titulada La guerra de los genios, bastante superficial. Dejando al margen alguna incursión en los encuentros con extraterrestres para incluir conceptos filosóficos próximos al subgénero de la autoayuda de un autor menor, Alberto Bachen, los jóvenes sí que entendieron que un buen relato de anticipación permitía cuestionar la realidad y plantear preguntas sobre el destino humano. Así Jesús Ruiz Nestosa incluyó en El contador de cuentos (1980) el cuento “La transmigración”, escrito en 1968, según especifica el autor al final del mismo, ubicado en el futuro y en Siberia, donde al joven David Grisha le trasplantan el cerebro de un desconocido después de un grave accidente. Posteriormente, es consciente de que ha dejado de ser él mismo, al descubrir una pasión nueva, la literatura, porque el cerebro es el órgano de la conciencia intransferible.

Será en 1980, de la mano de NAPA, cuando surgió el primer corpus estructurado de narraciones del subgénero con Osvaldo González Real, quien incluyó seis relatos de anticipación en su obra Anticipación y reflexión. Mientras estudió en Estados Unidos, leyó a maestros de la ciencia-ficción con preocupaciones humanas como H. G. Wells, Asimov, Ray Bradbury, George Orwell, Clarke y Aldous Huxley, quienes le influyeron de forma decisiva, sobre todo en la adquisición de una idea cosmocéntrica del universo, y no antropocéntrica. González Real siguió también a la escritora argentina de ciencia-ficción Angélica Godorischer, quien sintetizó las ideas del peligro alienante de la cibernetización en la línea de Bradbury. “Epístola para ser dejada en la tierra”, “Otra vez Adán”, “El caminante solitario”, “La canción del hidrógeno”, “Reflexiones de un Robot” y “El fin de los sueños”, los seis relatos de la obra, forman un conjunto singular de defensa de los valores humanos frente a la tecnología: de la necesidad de soñar frente a la excesiva tecnificación y su presencia en las vidas hasta convertir el raciocinio en comodidad, de la defensa ecológica, y la necesidad del cosmocentrismo porque el hombre ocupa un plano del universo entre muchos otros. González Real marca una línea dominante en el subgénero con posterioridad dentro del país.

De hecho, algunos narradores no pudieron sustraerse a la tentación de la ciencia-ficción de anticipación. Es el caso de Manuel E. B. Argüello (con tres estupendos relatos incluidos en Más allá del retrato y otros cuentos (1984), “Mimbipára”, donde el teatro, la poesía, la filosofía, la música y la ciencia armonizan la vida del hombre con la naturaleza, “Conejillos de indias”, donde unos becarios son enviados al espacio, y “La medalla de oro” sobre la ilusión con destino en la desesperación), Luis Hernáez, Catalo Bogado y Lita Pérez Cáceres, quienes generalmente suelen referirse a aspectos de la vida cotidiana situados en un mundo futuro para ponerlos en entredicho.

Desde los años noventa aumenta el interés juvenil por la ciencia-ficcion. Incluso aparece el relato infantil y juvenil, cuyo primer exponente fue un joven autor influido por la literatura pop, Francesco Gallaríni Sienra con Aventuras intergalácticas (1989). Incluso crece el número de lectores de obras del subgénero, incluyendo de autores extranjeros. Sin embargo, es curioso que antes del fin del siglo XX se publicaran dos importantes novelas de ciencia-ficción dentro de la narrativa nacional, El arca de marangatú (1997) de Gino Canese y El goto (1998) de José Eduardo Alcázar, y un libro de cuentos, Al filo de la eternidad (1998) de Bertha Medina, además de algunos que Lita Pérez Cáceres incluyó en su obra Marta Magdalena María (1998). Estas obras se pueden considerar también como literatura de anticipación, por el examen del camino al que se dirige el mundo actual tecnificado y materialista. La novela de Gino Canese es un canto ecologista, de defensa de la naturaleza frente a la voracidad del hombre. Bertha Medina se muestra como la principal seguidora de la corriente de González Real. Y El goto, a diferencia de las anteriores, es una novela ingeniosa, escrita en espangués, idiolecto fronterizo que mezcla el portugués y el español, con gran ironía, sentido del humor, referencias históricas y una trama de suspense policial incluida: una muestra de hibridación de subgéneros narrativos, en planos metafísicos y suprafísicos.

Examinando estas obras, la característica común de los cuentos de ciencia- ficción publicados en Paraguay es la de ser relatos en los que se pretende llamar la atención al lector sobre los peligros de un mundo en el que se está perdiendo la humanidad, y donde la excesiva tecnificación está haciendo desaparecer los valores inherentes al hombre. Así, se trata de relatos de anticipación en la línea de Huxley o de Orwell. Y por este camino continuó su evolución, aunque desprendiéndose de aureolas existencialistas, para adentrarse por estrategias derivadas de la literatura popular, incluyendo el pop, y con el empleo de estrategias narrativas plenamente contemporáneas, como la ironía y la sátira, los neologismos tecnológicos o los nuevos medios de comunicación.

Es por ello que a partir del siglo XXI diríamos que la ciencia-ficción se contempla como un subgénero atractivo para todo rango de lectores en el Paraguay. Aparecen nuevos nombres plenamente vigentes. Roberto Goiriz con El Negador (2001) fue capaz de crear una metáfora sobre el ser humano, aunque integrando aspectos estructurales heredados del cómic de aventuras. Alejandro Herrnsdorf aúna la mitología guaraní y el mundo rural con lo fantástico en Manual de los viajes en el tiempo, libro donde también se aprecia la influencia de Lovecraft y sus mitos de Cthulhu, lo cual demuestra la influencia de la narrativa fantástica anglosajona en la narrativa paraguaya actual. José Pérez Reyes, un escritor que ha tocado su conocimiento en el exterior del país, penetra en el tema de la deshumanización y la alienación provocadas por la excesiva dependencia de la tecnología en Clonsonante (2007), sin obviar asuntos como la preocupación por el tiempo o la sociedad delictiva. Y por una ciencia- ficción anclada a otras artes opta Chester Swann, quien ofrece una narrativa heredera de Arthur C. Clarke, Isaac Asimov, Theodore Sturgeon y Hugo Gernsback, maestros del subgénero, dado que sus relatos están fuertemente unidos a las bellas ilustraciones del pop-art en sus libros.

Lo mismo podemos señalar de Juan de Urraza, que a veces firma con el pseudónimo de Jeu Azarru, al publicar la novela La Sociedad de las Mentes (2000), o libros de relatos como Diferentes Caminos a la Verdad (2007) o Alicia y los Universos Alternativos (2009), donde denuncia el mundo deshumanizado donde vivimos, dentro de una reivindicación del concepto de ser humano frente a la robotización y despersonalización, en una línea de anticipación que en ocasiones llega a lo mítico, con interferencias del mundo electrónico y de la informática, sin olvidar la presencia de lo cotidiano.

Y el camino se abre. Nuevos nombres aparecen y aparecerán. Pero ahí queda Juan de Urraza como uno de los más firmes valedores de la ciencia- ficción en Paraguay... aunque no toda su obra se pueda adscribir a este subgénero, como ocurre en El síndrome de Zavala, un fenomenal retrato de la Asunción del siglo XXI, con ese choque virulento entre la tradición y la modernidad, la técnica y lo arcaico, la ciencia y el hombre.

 

NOTAS

1 BELLEMIN-NOÉL: “Des formes tantas tiques aux themes fantastiques”. París, Uttérature, n° 2 (mayo 1971), pp. 103-109.

 

 

El autor

Juan de Urraza nació en Mar del Plata (Argentina) en el año 1974. pero dos años después estableció su familia su residencia en Paraguay, por lo que su educación se desarrolló plenamente en el país. Vitalista e idealista, hasta donde se puede ser en una sociedad materialista como la actual, despliega en sus obras su amor a la tecnología, sobre al mundo de las computadoras y sus videojuegos. También forofo del rock alternativo, su gran afición a ellas prácticamente desde la aparición de las primeras máquinas, le llevó a estudiar ingeniería informática -y en paralelo radio-, y de ahí surgió su primera novela, La sociedad de las mentes (2000), aunque también escribía poesía. Esta creación primeriza anuncia buena parte de la creación posterior de Urraza: una sociedad distópica, pretendidamente utópica alejándose de este concepto, donde gobiernan clones y una imaginaria realidad virtual por encima de los seres humanos. Una creación fundamentada en el lenguaje informático, a partir del que se vislumbra un nuevo mundo dispar del actual incluso en el pensamiento, pero con un estilo sencillo y adaptado a cualquier lector, joven y adulto. En él se aprecia un detalle temático recurrente en Urraza: las máquinas nos hacen la vida más sencilla y más cómoda, y a ello no podemos sustraernos, pero no debemos olvidamos de pensar y de reflexionar. Como el autor confiesa en el prólogo, hereda rasgos de los estilos de Tolkien y Asimov, con una profundidad que permite la validez actual y universalidad de muchas aseveraciones de la novela.

Su segunda obra es Verdades futuras y mentiras antiguas (Escritas en un presente incierto), publicada en 2003. Estamos ante un conjunto de veintinueve cuentos y relatos breves de ciencia-ficción pura, incluyendo argumentos sobre extraterrestres. A diferencia de la anterior obra, encontramos algunos cuentos con influencias del Borges de Ficciones, como “Ciencia ficción”. Hay también una dosis de relatos fantásticos ubicados en Paraguay, como “Entrevista con el Kurupí”, que en realidad es un diálogo con una máquina pensante, o “El mejor invento”, sobre el transporte público. Muy destacable es el relato “El fin de la historia”, muy premonitorio: nunca sabemos cuándo llegará el final de la vida tal como la conocemos. La calidad de la obra le supuso la obtención del segundo lugar en el Premio Municipal de Literatura de Asunción.

Un año después, en 2004, se publicó la antología Sin Fronteras 1 1/2”, selección de dieciséis poetas jóvenes, la mitad uruguayos y la mitad paraguayos. Y en 2005 publica su segunda novela, Yronia, sobre el tema de la creación. Como expresa el autor en el prólogo, ya no importan las verdades que la mente pueda asimilar o sus demostraciones, como ocurría en su primera novela, sino aquellas que podemos sentir aunque no tengan comprobación científica. Es una novela doctrinal, a modo de tesis, sobre lo que debe llegar a ser el mundo según el autor. Sí que hay a priori intención de adoctrinamiento en la prosa, pero el elemento fantástico y los personajes destinados a predicar una verdad que sienten, convierte la novela en pura ficción. De ahí que se plantee un dilema entre el pensamiento y la acción, con el fondo de las pasiones humanas: el hombre cree luchar por lo que debe ser pero hay muchos caminos a elegir en la vida para llegar a la satisfacción. A lo largo de la obra van apareciendo poemas a modo de cesura para provocar el distanciamiento reflexivo del lector; una técnica que Urraza empleará con frecuencia. Yronia es una novela bien trabajada con un perfecto dominio de la acción en el tiempo.

En 2006 verá la luz su libro poético Adagios, réquiems y allegros. En él se aprecia una preocupación frecuente de Urraza: el destino. El hombre es un ser minúsculo, que habita entre formas geométricas, y se encuentra en un viaje cuyo paradero desconoce. También atiende a la comunicación, a la necesidad de contar y de que la palabra tenga utilidad. Suelen ser poemas breves, intensos, provistos de significado y con un manejo de las metáforas medido y efectivo.

Un año después publicará su segundo libro de cuentos, Diferentes caminos a la verdad, Son treinta y cuatro relatos en la misma línea habitual del autor de ciencia-ficción y fantasía, entre diálogos, monólogos, reflexiones y pensamientos sobre el origen de las ideas. Un aspecto interesante es el desarrollo narrativo paralelo de diversas existencias. En “Polvo” acude incluso a la metaliteratura para reflexionar sobre la creación de mundos: desde la ficción hacia una nueva realidad. Como en el borgiano “La biblioteca”, en el que destaca la reflexión final: “Un relato sobre la realidad presente, donde es imposible crear, no tiene sentido. Es una contradicción. ¿Cómo podría existir una nueva obra que fuera una narración acerca de que narrar se ha vuelto imposible? Es una paradoja”. Porque en el fondo el denominador común temático: la creación de mundos por medio de la ficción y la imaginación. Por ello, la literatura es un medio indispensable para lograrlo, como ocurre en una parte importante de los relatos. De ahí partirán las preguntas o verdades, a veces hasta de índole religiosa, por las que discurrirán los relatos.

Después de ganar varios premios durante dos años, publica su sexto libro, también de relatos, titulado Alicia y los universos alternativas, en marzo de 2009. En él se sitúan universos distintos conectados entré sí. No son estáticos: son espacios en tiempos distintos. De manera cruzada se van intercalando las historias de los personajes. Se reiteran las reflexiones sobre una sociedad tecnologizada en pugna con lo humano y lo divino. Urraza penetra con mayor énfasis en el problema de la divinidad. Aunque el libro sea narrativo, se incrustan en él, como suele ser frecuente, poemas e incluso escenas dramáticas. Toma prestada a la Alicia de Lewis Carroll, ese personaje que escapa de la lógica de lo real para adentrarse en la “ilógica” de lo irreal y lo mágico. En el texto de Urraza, Alicia es un demiurgo: es un dios omnipresente en las vidas, pero no se siente libre porque también es una creación ficticia y, por ello, un dios efímero y con fecha de caducidad. Alicia viaja por distintos mundos y vive distintas historias imaginativas de seres corrientes junto a otros de universos no humanos. La utilización de un personaje infantil para reflexionar sobre la suprarrealidad es un aspecto novedoso y a destacar de la obra.

El Síndrome de Zavala, su siguiente novela, fue publicada en 2010. Es un giro dentro de la producción del autor. Se separa de la ciencia-ficción y de lo fantástico, aunque tampoco se separa en el fondo de la coherencia del conjunto de su producción, dado que nos muestra la lucha frente a la contradicción del ser humano dentro de una sociedad extraña y diríamos que alienada. Un paraguayo, Juan Zavala, recorre Asunción y observa y narra situaciones absurdas y episodios extravagantes. No ya por esa búsqueda de los tesoros enterrados en la guerra de la Triple Alianza, sino porque el entorno realmente es absurdo. Es una novela cosmopolita; una narración de una Asunción invadida por las costumbres de cualquier ciudad considerada universal y actual, pero manteniendo reminiscencias de su pasado. El “chausero” es un personaje de la vida actual paraguaya, pero yo diría que lo he visto en alguna otra parte del mundo.

El Síndrome de Zavala es posiblemente la novela más milimétrica y redonda de Urraza. En ella no tiene desperdicio ningún párrafo, aunque en ocasiones el ritmo parezca diluirse a causa de la diferencia entre las situaciones halladas, problema que Urraza sabe resolver con habilidad. Estamos ante un referente sobre la Asunción del nuevo siglo, lleno de poder crítico, y con sentido del humor, como muestra de ese absurdo en que vivimos, cuando precisamente lo existencial ni se plantea en la novela por aburrido o por hastío social.

En 2012 Urraza irrumpe en la prosopopeya mitológica con Señores de Fuego. No es una simple aventura. Podría añadírsele el subtítulo “El desafío de los dragones”; un desafío por su supervivencia como especie, en una Alta Edad Media donde el hombre convive con lo fantástico. Los dragones, en el fondo, son una metáfora de la existencia puesta del revés. La especie peligra y ha de buscar la supervivencia. Pero para ello pueden optar por la convivencia, el arrinconamiento, el destierro o la batalla. Deciden por ello vencer a los humanos con la lucha. Los dragones, existentes desde el nacimiento de la vida en la Tierra, han ido cayendo en desdicha y han sido reemplazados por el hombre. ¿Cómo conseguir salir de esta desdicha? La venganza, el resentimiento y la ira provocarán el conflicto; un largo conflicto narrado con habilidad, donde no faltan los elementos culturalistas, y ni mucho menos la mitología sobre los dragones discurrida desde el albor de los tiempos, incluyendo el mito guaraní del Teju Jagua, según el autor, “quizá nuestro propio dragón ancestral”. Como expresa Delfina Acosta, el material está edificado sobre situaciones fantásticas, “pero sobresalen el dilema y la contradicción de la condición humana que tan poco favor hace por su semejante y por sí misma”. Ello se manifestará en que su decadencia y marginalidad procede del pecado de la soberbia y el orgullo. Desde que el primer dragón creado por el primigenio Uróboros poblara el mundo, su esplendor ha ido desapareciendo. Y la convivencia perfecta se rompe. La división mostrada en el congreso es un síntoma de las ansias de poder tribal de cada ser vivo. Los humanos se han impuesto, pero por errores y afán de predominio de los dragones. Pero no es una novela solamente para público juvenil e infantil: el adulto también es destinatario de ella.

Una producción coherente, incisiva en la reflexión de nuestra sociedad por medio del escrutinio de mundos futuros inventados o situaciones fantásticas recreadas, todo con un estilo peculiar, en ocasiones estructurándose las obras como una miscelánea de hibridez de géneros literarios, muy personal. Como se observa en este nuevo trabajo que tiene el lector entre sus manos: Otros universos.

Otros universos.

De nuevo estamos ante una obra miscelánea, donde se combinan el cuento más largo con el microrrelato y aparecen poemas a modo de cesura sustentadores de la reflexión en el discurso, o simplemente reivindicaciones de conceptos humanos como el silencio o ser uno mismo. Se afianza con ello el estilo de Urraza, y se incrementa el valor de sus reflexiones sobre nuestra existencia con nuevos argumentos trazados con su peculiar forma y la utilización de la ficción -de la ciencia-ficción- como medio sólido de comprensión de la realidad. Sus preocupaciones son las recurrentes de sus anteriores obras pero con un estilo más consagrado, con un lenguaje depurado y lleno de neologismos tecnológicos (¿O ya no son neologismos? ¿Existen ya los nanorobots?).

De esta forma, vuelve a plantearse el tema del demiurgo creador en “Who Made Who”, subrayado desde el principio con la cita del grupo de rock duro AC/DC (el elemento pop siempre ha estado presente en la obra de Urraza), “¿Quién creó a quién?, ¿Quién te creó a ti?”, y la creación de universos desde el pensamiento del protagonista, aunque el fallo del experimento crea seres melancólicos y aburridos a pesar de ser a su imagen y semejanza. Y del poder de las máquinas sobre el hombre, como en el caso de Clara en “Arte (Inteligencia Artificial III)”: proporcionan felicidad convirtiéndonos en mascotas, pero el hombre alcanza “la plenitud”; llenan de vacío. En todas partes hay víctimas de la tecnología, como se observa en “Tecnología y relaciones”.

El tema de los viajes en el tiempo, incluyendo la creación de máquinas para facilitar el traslado cronológico, también está presente en el microrrelato “Tiempo y clima”. En “El fondo para el viaje en el tiempo” estamos ante el viaje por espacios, por dos diferentes dimensiones, porque un hombre corriente circula a alta velocidad por la autopista, pero tiene un accidente y de repente despierta y se encuentra en un lugar etéreo y desconcertante. Desemboca en un lugar de la Time Restoration Co., donde se está fabricando el viaje en el tiempo que le corresponde. Había sido rescatado en el momento previo a su muerte. El dominio del tiempo es una preocupación del autor, así como su conversión en espacial (“Tiempo”). También “inventa” el autor tecnologías de futuro como la máquina del clima, en el relato del mismo título y, como es habitual, el personaje reivindica que la vida es más importante que cualquier objeto (y la educación recibida). Otro tema recurrente de Urraza es la destrucción de la naturaleza por la acción del hombre en nuestro mundo, junto a la reivindicación de los hábitos artísticos humanos, y aquí reaparece en “Música”. Como se subraya en el poema que sigue a este relato, “Mar”, “somos tripulantes de un naufragio/ sobrevivientes, dispersos”, pero queda una playa como refugio para desaparecer de la destrucción. Interesantes serán también los microrrelatos como “Luz”, la mayor parte de los cuales refuerzan las ideas y argumentos desarrollados en la obras.

Ese lugar-refugio se opone al lugar etéreo de otros relatos. El rechazo a la despersonalización y la comunicación tecnológica gracias a la labor de un panfleto recogido por el protagonista que provoca su concienciación en “El Manifiesto”, desemboca en la búsqueda de esos espacios de vida. También se pregunta en el poema “Sueños” por el lugar en que han quedado las ilusiones de antaño: el mundo necesita el sueño para que el ser humano siga existiendo. En esos mundos utópicos de Urraza, en “Calendario”, las guerras entre universos se acaban con la creación del Calendario Galáctico Unificado, no sin antes haber aniquilado a los ejércitos humanos y esclavizado a los supervivientes dado que no querían aceptar la creación de este calendario. Desde ese momento, la guerra pasa al olvido. Frank promete en público la regeneración celular y genética que permite lograr la vida eterna en “Generaciones”, pero algo falla: ¿estará castigando Dios a la humanidad por su intromisión en el secreto de la vida al permitir solo la existencia de siete generaciones?

En algunos casos, los relatos son muy cinematográficos. Creo que es archiconocida la historia de Philip K. Dick desarrollada por Ridley Scott con el nombre de Blade Runner inspirada en la novela ¿Sueñan los androides con las ovejas eléctricas?, donde el agente ha de luchar contra los replicantes huidos de un inhóspito lugar. Aquí más o menos parte de esta historia se reproduce en “Alien”. Hay que salvar a la humanidad, de nuevo. La ironía se hace presente en ocasiones. En “Chat TB” el profesor de sociología se escandaliza ante el lenguaje exhibido en un chat televisivo, reivindicándose así la corrección lingüística frente a la pobreza del habitual en estos medios. La reproducción literal de la expresión de los nuevos medios de comunicación tecnológicos es la base de “Hoaxes”, una reflexión sobre las enfermedades actuales y su relación con la evolución médica y farmacéutica, de la misma manera que “Percepción” es un debate sobre la visión del universo.

Como novedad, Urraza rescata a los dos protagonistas de sus libros anteriores, Alicia y Zavala. Ambos se encuentran, ella le pregunta por su estado y él le manifiesta estar confuso por los espacios y los tiempos, indeciso, viendo el futuro sin saber el camino a tomar. Alicia está convencida de que ambos son reales, no una ficción. De esta forma, el diálogo acabará siendo un instante previo a la inspiración para el inicio de la novela El síndrome de Zavala. ¿Ficción o realidad? Ahí está el planteamiento del autor: ¿los personajes viven si sólo habitan una historia creada? Y es que todos los relatos de la obra no son de ciencia-ficción. Existe un núcleo impórtame de reflexión sobre la posibilidad de crearse una vida ficticia en la imaginación. Es el caso de Roberto Carlos en “Fútbol”, personaje que espera durante siete días para volver a la cancha virtual y triunfar ante amigos y conocidos. La imaginación necesita su tiempo de recuperación para volverse a reactivar. El tema de este deporte también está presente en “El torneo”. Cuentos fantásticos como “Rock y Diablo”, donde se desarrollan motivos de la música rock, anuncian la presencia del misterio en la vida, o el vampirismo de “La mordida, junto a problemáticas humanas como la prostitución (“El fin de la prostitución”), o reflejos de la vida real como la creación de la antología musical en “La colección de MP3s”, se inmiscuyen entre los relatos de ciencia-ficción. Es un planteamiento continuo de cuestiones éticas (“Vanidad”). Como se observa, Urraza sustenta sus cuentos en fundamentos procedentes de la cultura popular también.

Generalmente, Urraza utiliza un narrador omnisciente, en tercera persona, acomodado a los diálogos de los personajes. Sin embargo, en ocasiones acude a la primera persona, como en “La vieja del árbol”, uno de los relatos más extensos. “Absurdo” es un diálogo, una dramatización de una pareja. Es un lenguaje más rico de lo que pueda parecer a simple vista, y muy ajustado a sus pretensiones.

Como colofón, de forma valiente, Urraza recrea un suceso importantísimo para la evolución de la libertad de creación literaria en el Paraguay: la condena a dos años de prisión a Nelson Aguilera, surgida de la demanda por plagio planteada por otra escritora María Eugenia Garay, dada la existencia de una similitud argumental: el viaje en el tiempo, en el caso de ambas obras, a los días previos a la independencia de Paraguay. Relato sin desperdicio, provocador, es una clara defensa de la libertad del autor frente a la coacción, con un manejo perfecto del tiempo, donde Nelson es un narrador anciano, y la reivindicación de la misma libertad que pedían los protagonistas de la independencia. La literatura sobrevive al tiempo, a los avatares y a la decepción ante la falsedad de una denuncia sin sentido y sin sustancia ni sustento argumental.

Demos paso ya a la lectura de Otros universos. Viaje, querido lector, piense, reflexione y, sobre todo, disfrute de la capacidad imaginativa de un autor que es una realidad con estilo propio y con personalidad literaria. Incluso si no le gusta la ciencia-ficción, disfrutará con buena parte de estos relatos. Juan de Urraza nos ayuda a entendemos como seres humanos frente a un mundo actual en fase de tecnologización acelerada. A lo mejor el hombre debe detenerse a pensar en él mismo y en su destino.

José Vicente Peiró Barco

 

 

WHO MADE WHO

“¿QUIÉN CREÓ A QUIÉN?, ¿QUIÉN TE CREÓ A TI?" - AC/DC

El demiurgo se hallaba en soledad, rotando sobre sí mismo, rumiando su aislamiento y hastío, elucubrando qué hacer para tolerar el tiempo infinito, y así terminar con la monotonía y el ilimitado aburrimiento que lo consumían. La propia existencia era una dura condena, ya que nada cambiaba, y nada nunca lo haría, al encontrarse atrapado en la profunda oscuridad del vacío insondable.

Giró una vez más, y en algún momento indefinido tuvo una brillante idea: Crear a otros semejantes a él, para que lo acompañaran, de forma a anular la pesada soledad que lo desmoralizaba y abatía. Y así lo hizo. Sólo que el interés por estos nuevos camaradas duró poco o nada. Porque en el fondo, prontamente lo notó, eran copias perfectas de lo único que imaginaba o conocía: él mismo, al ser una emanación suya y no existir ninguna otra cosa que pudiera inspirarlo. Allí, entonces, se dio cuenta de que no existe nada más aborrecible que alguien que sea idéntico a uno mismo.

Así que rápidamente se sintió apoderado de nuevo por el tedio, puesto que estaba acompañado, pero seguía sintiéndose solo, percibiendo en los otros a su conciencia exteriorizada, conversando consigo mismo, sin añadir nada nuevo a su vida, exactamente igual que un monólogo, sólo que a varias voces.

Entonces tuvo otra idea asombrosa. Creó un universo desde su pensamiento. Lleno de planetas, estrellas, mundos, vacío, luces y sombras. Sólo lo deliberó, y una explosión de energía instantáneamente lo generó a partir de la nada. Fue hermoso ver cómo se expandía en todas las direcciones, y crecía hacia los confines del otrora espacio vacío.

Caviló al respecto. Tal vez su eterno hastío pudiera combatirse si creaba vida, y poblaba estos pequeños mundos, entreteniéndose espiando la vida de cada uno de sus habitantes, sus efímeras historias y existencias, así al menos tendría algo en qué ocupar su tiempo. Por lo tanto se dispuso a hacerlo, con la asistencia de su séquito de espíritus.

Pero el experimento falló. Las criaturas creadas a su imagen y semejanza, eran aburridas, bucólicas, sosas, monótonas. Sentía que se veía a sí mismo reflejado en ellas, cosa que odiaba. Por lo tanto, deliberó nuevamente al respecto, y destruyó ese universo insensiblemente, con sólo desearlo, para quedar nuevamente girando en la quietud de la inmensa nada.

Así se revolvió una vez más en ciclos eternos, reflexionando, analizando, inventando. Hasta que se dio cuenta de que lo que él necesitaba era un némesis, alguien que lo hiciera sentir vivo, capaz de crear las cosas que él no podía siquiera imaginar, aunque fueran opuestas a su esencia. Así que en una explosión de energía vislumbró un nuevo universo y lo hizo realidad. Inmediatamente capturó todos los pensamientos y atributos contrarios a su naturaleza, y los puso en una entidad, a la cual liberó en el espacio, con la orden de que hiciera lo que quisiera en ese lugar.

El nuevo ser, alimentado por el poder recibido, se lanzó a recorrer las estrellas y planetas, feliz de tener la oportunidad de crear las cosas como él creía que debían ser. Entonces tomó uno de tantos mundos, y puso al hombre y a los animales en él. Y el hombre fue dotado de innumerables bendiciones y habilidades: la comprensión, el amor, la fe, la creatividad y la templanza. Estaba feliz por su creación, que era perfecta, totalmente similar a su propia identidad. Y el hombre lo reconoció como su forjador, lo reverenció, y le puso el título de “Dios”. Lo mismo se repitió en miles de planetas, una y otra vez. Pero los humanos, y las demás criaturas de la creación, nunca se imaginaron que ellos adoraban apenas a un ser inferior, y no al verdadero origen de todo.

La verdad es que el demiurgo, en primer lugar, se sintió celoso de los logros de su creación, lo cual era predecible, porque éste, al ser totalmente inverso a él, podía concebir criaturas que él nunca siquiera podría haber pensado. Pero los celos eran superficiales, ya que finalmente todo se originó en su propia idea, y se había logrado lo que él buscaba, poco le interesaba que lo reverencien, ya que lo único que deseaba era disminuir su hastío. El problema era que estas nuevas criaturas virtuosas no lo lograban. Sus vidas eran ordenadas, basadas en preceptos como la justicia, el amor, el compromiso, la responsabilidad, y por lo tanto sus vidas carecían de excitación, dilemas y conflictos, los elementos que constituyen la base de todas las buenas historias. Y él quería historias. Era como un niño esperando que su abuelo le narrara alguna aventura, llena de emociones y peligros, y en cambio le relataba una novela sin nudos, y con personajes perfectos, sin aprietos, sin interés.

Así que con sólo analizarlo, hizo desaparecer para siempre a esta emanación llamada Dios, puesto que ya no lo necesitaba. La erradicó de la existencia. Luego bajó hasta la tierra, y a los demás planetas, sembró las raíces del conflicto, de forma a que la rueda se moviera sola, sus infinitas variaciones lo entretuvieran por toda la eternidad: creó los pecados capitules, estableció los conceptos de avaricia, odio, y muerte. Distribuyó de forma injusta los recursos naturales, inventó la mentira, implantó el deseo de poder en la mente de las personas, así como la ambición de posesión de mucho más de lo que realmente necesitaran. Estableció la pulsión sexual, los celos, el orgullo, y la fealdad, contraria a la belleza. Diferenció a las personas en simples e inteligentes, a su vez estableciendo clases sociales, razas y credos. Insertó las antipatías, la locura, la intransigencia y la severidad en las mentes de los habitantes.

Habiendo transformado todo a su gusto, se quedó en un rincón observando lo que ocurría, divirtiéndose con las ilimitadas combinaciones e historias causadas por la mezcla de los caracteres, deseos, pasiones, ideales y situaciones de la humanidad.

Históricamente siempre se consideró que Dios, un ser de bondad infinita, creó a los humanos para cumplir con un plan de amor, y que todo lo negativo del mundo era causado por un ser inferior llamado Satanás, denominado también con otros mil nombres dependiendo de la cultura, pero lo que no sabemos es que ese Dios no era más que el simple lacayo del verdadero creador y todopoderoso que movía los hilos tras bambalinas, y no buscaba nuestro bien, ni nuestra salvación, solamente tener algo entretenido que observar para pasar el tiempo, como una granja de hormigas, una pecera, o un zoológico.

Evidentemente lo logró, puesto que millones de años han trascurrido desde entonces, y todavía el universo existe, y lo mantiene entretenido.

 

 

TIEMPO Y CLIMA

Guillermo Arbatros inventó la máquina del tiempo. La coalición de gobiernos prohibió su utilización, por todas las paradojas que conllevaría su uso. Sólo permitió que se le dé un único fin: la previsión del clima, creando un calendario de lluvias y efectos climáticos adversos, como ser terremotos e inundaciones. Y el mundo fue un lugar mejor (aunque demasiado predecible).

 

 

El Fondo para el Viaje en el Tiempo

Rogelio conducía su vehículo a alta velocidad por la autopista, puesto que llegaría tarde a una reunión de trabajo sumamente importante para él. Era un hombre canoso, ya entrado en años, de rostro firme y austero. Tomó el carril rápido y aceleró, esperando ganar valiosos minutos. Frente a él, un auto deportivo descapotable se movía raudamente, conducido por una rubia despampanante, acompañada de una amiga morocha tanto o más atractiva. Aparentemente iban divirtiéndose, escuchando música a todo volumen y disfrutando del sol que las alcanzaba con toda su intensidad en esa cálida tarde, mientras que sus cabellos ondeaban con el viento.

El hombre disminuyó un poco la velocidad, para disfrutar mejor del citado espectáculo de la naturaleza, pero enseguida recordó su premura y volvió a acelerar, intentando sobrepasarlas por la derecha, puesto que se encontraban en el carril más rápido. Al hacerlo, de forma repentina, una de las desgastadas cubiertas de su vehículo no resistió el abuso y reventó. El automóvil giró bruscamente, fuera de control, y volcó de forma estrepitosa, arrastrando otros dos vehículos en un desastre totalmente imprevisto.

Rogelio apenas atinó a cubrirse con los brazos, al tiempo que el airbag lo golpeaba con fuerza, y un camión que circulaba por detrás se llevaba una parte del vehículo consigo. Pidiendo un milagro, el hombre cerró los ojos, tomando su último respiro. Si algo de su vida pasó frente a sus ojos, no tuvo tiempo de prestarle atención, en el shock del momento.

Luego todo fue silencio, y paz. Abrió los ojos, encandilados por una luz poderosa, y tuvo que esperar unos segundos para comprender lo que ocurría a su alrededor: se hallaba dentro de una esfera completamente blanca, sin aberturas, de unos tres metros de diámetro. Aún mantenía la posición de choque, y estaba sentado sobre un fragmento de su asiento. Pero salvo eso, y el airbag desinflado sobre sus piernas, no había nada más. Su auto había desaparecido, así como todo el entorno que lo rodeaba en el momento del impacto. Lentamente se puso de pie y observó a su alrededor.

—¿Será esto el cielo? —se preguntó nerviosamente, aun temblando y con el corazón latiendo con fuerza—. O el infierno... Si es que me tocara quedarme aquí encerrado por toda la eternidad... Un infierno muy limpio y pequeño... ¿Tal vez el purgatorio?...

Luego observó sus manos, y se palpó el cuerpo.

—Pensé que sería diferente lo que viene después de la muerte. Yo sigo siendo de carne y hueso, salvo que esto sea una ilusión. Y la nariz me duele a causa del golpe del airbag. Es insólito...

Se agachó y golpeó el suelo. Resonaba como si fuera de metal. Se puso nuevamente de pie.

—Esto parece algo tecnológico más que metafísico... ¿Habré sido abducido por alienígenas y estoy dentro de un platillo volador? ¡Cosa extraña! No sé si prefiero estar muerto o ser conejillo de indias de extraterrestres...

En ese instante, un sonido de despresurización se sintió en la esfera, y frente a él apareció una abertura cuadrangular. La cabeza de un muchacho joven se asomó inmediatamente por ella.

—¿Está bien, señor? —le preguntó. Su español tenía una tonada extraña, poco convencional, se notaba que el idioma no era su lengua materna.

—Sí, creo que sí. Al menos estoy entero, aunque con un poco de dolor en el cuerpo. Pero no entiendo nada de nada ¿Qué está pasando?

—¿Es usted Rogelio Martins? —inquirió el joven, ignorando la pregunta del hombre.

—El mismo.

—OK, por favor baje por aquí —Lo invitó el muchacho, ayudándolo.

La esfera rotó sobre su eje horizontal, de forma que la abertura fuera más cómoda de traspasarse. Rogelio descendió de ella y se encontró en un pasillo largo, repleto de instrumentos que alternaban con aberturas similares, donde Rogelio asumió que habría más esferas idénticas a la suya. Otras personas trajinaban también allí, sin prestarle mayor atención.

—Mi nombre es Rudy —lo saludó el otro, pasándole la mano, saludo que fue correspondido por el recién llegado—. Soy su oficial encargado hasta que se inserte en nuestra comunidad. Estoy seguro que se preguntará dónde está, y como llegó aquí. Pues bien, acompáñeme al auditorio, donde veremos un video introductorio que le aclarará sus dudas.

Los dos caminaron por varios pasillos hasta ingresar a una pequeña habitación, donde Rogelio se sentó en un cómodo sillón individual, mientras Rudy se mantuvo de pie. Una mujer, con el mismo rostro de sorpresa que él, también se hallaba allí sentada en otra silla, a unos metros de él, pero no atinó siquiera a saludarla. En la blanca pared se formó una imagen, e inmediatamente el video se inició.

—Bienvenidos a Time Restoration Co. —Inició la película, con las tomas de un edificio moderno, gente sonriendo, y demás imágenes institucionales genéricas—. Nuestro trabajo es importar personas de tiempos pasados e insertarlas en nuestro presente. Usted se encuentra en el ciclo 14.13. 11.6.0 de la era 7.12.0 del “Calendario Internacional Unificado”, que sería el año 2674 del Calendario Gregoriano utilizado en su época. Time Restoration Co. es una compañía visionaria, que con seriedad el futuro de sus clientes, y dispone con tecnología de punta para ofrecerles una nueva vida en un tiempo mejor al que habitaron originalmente. Fue fundada por Guillermo Arbatros hace seiscientos cincuenta años, cuando los principios de la conexión entre tiempo y universos fueron desentrañados por un grupo científico que él lideraba. En los subsiguientes años se desarrolló la primera generación de la tecnología que permite traer o enviar objetos y personas entre tiempos y universos. Esta tecnología es la que permitió que hoy usted se encuentre aquí. Actualmente este tipo de viajes está regulado y restringido para la mayoría de los casos, pero se permite traer gente del pasado en ciertas circunstancias específicas. Los detalles de su caso particular serán explicados por su oficial encargado al terminar esta presentación.

La película posteriormente continuó explicando, en un breve documental, la situación política, social y económica del mundo en ese tiempo, algunos de los grandes descubrimientos en los más de seiscientos años que transcurrieron en su ausencia, los hitos culturales e históricos, y una serie de informaciones para ponerlo a tono con su nueva realidad. Se mencionó que la humanidad hablaba un sólo idioma unificado, y que los oficiales encargados utilizan módulos traductores digitales para poder comunicarse con los recién llegados en su idioma original. Una vez finalizada la proyección, Rudy lo llevó a otro salón, y ambos se sentaron cómodamente en unos sillones a conversar. Le ofreció bebida y comida, y amenamente iniciaron la charla. Rogelio tenía muchas preguntas por hacer, pero la principal era: “¿Qué hago yo aquí?”.

—Bueno, veamos su caso particular —le respondió Rudy, observando datos que aparecieron repentinamente sobre la mesa y parecían flotar en el aire—. Usted fue rescatado del año 2024 en el instante previo a su muerte —aseveró—. Debe saber que los costos de realizar una operación tan puntual como ésta son enormes en la actualidad, sólo grandes magnates pueden enviar o traer algo con nuestra primera versión de la tecnología, pero debido al Fondo del Viaje en el Tiempo al cual usted estaba suscripto, pudo pagarse por él.

—¿El Fondo del Viaje en el Tiempo? —preguntó Rogelio.

—Sí, es un caso muy interesante de algo que en su época parecía una tontería, y que finalmente se ha convertido en nuestro mayor cliente, más inclusive que la milicia y los propios gobiernos o corporaciones. Unos visionarios, a principio de lo que ustedes llamaban el Siglo XXI, crearon un fondo para realizar viajes en el tiempo. Todo se originó con unos pocos soñadores, considerados locos en ese momento, que pusieron un sitio web en la arcaica Internet de aquella época, buscando gente que se atreviera a invertir un poco de dinero en la creación de un fondo común para pagar viajes en el tiempo. En esa época no existía la tecnología para ese tipo de viajes, era mera ciencia ficción, y asumían que cuando existiera ya estarían muertos o no tendrían el dinero para pagar algo así, entonces establecieron este fondo que fue creciendo, con cada vez más aportes, y luego con cientos de años de intereses bancarios, hasta que el mismo se volvió multimillonario. De hecho, parte de esos fondos se capitalizaron en esta empresa e hicieron posible sus investigaciones, por lo que el banco que administra esa cuenta es en parte dueño de la compañía. Así, la idea era que cuando se descubriera el viaje en el tiempo y fuera posible realizarlo de manera segura y efectiva, cada miembro del fondo tendría acumulada una pequeña fortuna, gracias a los intereses capitalizados, que permitiera realizar al menos un viaje o rescate, dejando un testamento respecto a cómo utilizar su parte correspondiente. Entonces la mayoría pidió que fuera rescatada de su época, usualmente en el momento antes de la muerte en aquel tiempo, y sea traída al futuro, teniendo una segunda oportunidad, una nueva vida.

—¡Que cosa extraña! ¡Parece una película de ciencia ficción!

—Así es. Los motivos para visitar el futuro son varios: simple curiosidad, salvarse de una catástrofe natural o accidente, viajar a un tiempo donde hubiera tecnología que alargara la vida o curara enfermedades crónicas que padecieran, o tecnologías que permitieran rejuvenecer, etc. Sería una idea similar, en algunos aspectos, a la de la gente que se crionizó para luego ser revivida en el futuro, salvo que aquí nadie muere ni permanece congelado por cientos de años, sino que todos son rescatados en el instante anterior a la muerte.

—Entonces ésta es una práctica común en la actualidad... —asumió el hombre.

—En realidad el viaje en el tiempo está fuertemente auditado por la coalición de gobiernos y no está permitido salvo para casos muy particulares. Para vigilar y decidir cómo utilizarlo se creó la Unión Internacional del Viaje en el Tiempo, UIVT, donde cada país tiene un representante, y en congresos específicos discuten cada caso de aplicación y dan su visto bueno o prohibición según les parezca que puede repercutir en nuestro universo. La verdad es que el concepto del viaje en el tiempo es solamente una parte de una física mucho más compleja referente la unión entre diversos universos y tiempos, que no vale la pena discutir aquí, pero la realidad es que tal vez seas de nuestro pasado o del pasado de otro universo muy similar al nuestro, que en el fondo da lo mismo para ti.

—Sí... No creo que los tecnicismos sean relevantes ahora... Hay cosas más importantes que necesito saber, y entender.

—Claro, claro —continuó—. El tema del Fondo del Viaje en el Tiempo es importante porque gracias a ese fondo tú estás aquí. Muchas de las previsiones de aquella época se hicieron realidad: la prolongación de la vida, la cura a enfermedades que antes eran incurables, el rejuvenecimiento biológico, la recuperación de células cerebrales, y demás... Y como la tecnología para el viaje en el tiempo se desarrolló en parte gracias al fondo en cuestión, y siendo que los gobiernos desean utilizarla y no tienen acceso a ella salvo por esta compañía, aceptaron que todos los inversores del fondo original vieran cumplidos sus deseos, siempre y cuando no rompan leyes ni impliquen un peligro histórico. Algunos han sido traídos previamente, pero otros, tuvieron que esperar más tiempo para lograr la suficiente capitalización de intereses como para poder pagar por ser traídos. Además, los enfermos terminales precisaban que sea descubierta una cura para su enfermedad para poder ser traídos por fin a esta época.

—Entiendo... Yo sé que el viaje en el tiempo involucra paradojas y peligros... Cosas como traer del pasado a un criminal o que revivan a un personaje histórico peligroso... O que trasladen a alguien antes que tuviera un hijo, y entonces su hijo no pudiera nacer... Cosas así.

—¡Exacto! Es por eso que se los rescata justo en el momento de la muerte. De forma que su ausencia no tenga implicancias en el pasado y nada cambie. Y reemplazamos los cadáveres por clones similares, para que parezca en su tiempo que realmente fallecieron. Había varias restricciones en la creación del fondo, como que no se aplicaría a alguien que se suicidara (para evitar que alguien se mate esperando ser rescatado por el futuro... y que ello no ocurriera) y que no se traería a criminales aunque hubieran puesto dinero en el fondo. Era un verdadero riesgo, un sueño de unos “lunáticos” como muchos dijeron en su época... Pero bueno, finalmente, con el paso de los ciclos y ciclos temporales, se demostró que quienes tuvieron la absurda idea de ahorrar en el pasado para ser rescatados en el futuro, estaban en lo cierto. Y bueno, gracias a ese fondo, estás aquí.

—En realidad eso es lo que no entiendo... Yo no me inscribí en el fondo mencionado, yo no tengo nada que ver con esto... ¿Habrán errado de persona? ¿Un homónimo? ¡No acepto que me devuelvan si se equivocaron! —exclamó Rogelio repentinamente.

—No, no te preocupes. No nos hemos equivocado. Veamos tu ficha... —Rudy pulsó con los dedos la pantalla de su anotador y la información fue apareciendo y reorganizándose frente a ellos—. Sí, aquí está. Otra persona pidió y pagó por ti.

—¿Otra persona?

—Sí, otra persona. Aliñe Murassi.

—¿Qué? ¿Aliñe? ¡Pero si no sé nada de ella desde hace más de diez años! —exclamó el hombre—. Con ella me casé por error, sin conocerla lo suficiente, y tuve una relación destructiva en la que inclusive intentó acuchillarme un día que estaba en la ducha, porque a ella imaginaba que yo le era infiel... Esa noche me fui de la casa para no verla nunca más... Ella tenía una obsesión enfermiza conmigo que se agravó con la ruptura... Me persiguió, me acosó, me hizo la vida imposible, aparecía en mi trabajo haciendo escándalos, inventaba denuncias en la policía, amenazaba a las mujeres con las que yo salía, molestaba a todos mis amigos, e inclusive se acostó con algunos por despecho, estuvo internada en varias ocasiones por intentos de suicidio, y hasta intentó raptar a un hijo que tuve de una relación previa, sólo para hacerme daño... Tanto temor le tenía que nunca me atreví siquiera a gestionar el divorcio, y me mudé de ciudad para tenerla lejos... Ella siempre pensó que tarde o temprano volveríamos a estar juntos. Años de terapia no lograron eliminar los resabios amargos de esa relación...

—Esteeee... —dudó Rudy—. No tengo información al respecto. Ella puso un aporte doble en el año 2009 de tu calendario gregoriano, por ambos. Y aquí hemos organizado todo para reinsertarlos como pareja en nuestra sociedad... Ya tenemos una hermosa casa rentada para ustedes, trabajo para ambos, y todas las garantías que necesitan para vivir como marido y mujer... Los rejuveneceremos hasta llegar a los treinta años de edad, y serán pareja nuevamente... Tenemos reglas muy estrictas respecto a los retornos y no podemos cambiar las cosas, el sistema no lo permitirá...

—¿¡Qué?! ¿Estás bromeando? —gritó el hombre—. ¡Esto no es el futuro sino el infierno!

Entonces por un instante sintió un calor agobiante y vio la habitación transformada, con las paredes en llamas, y un fuerte olor a Azufre... Rudy se había convertido en un pequeño diablillo alado, con tridente, uñas y colmillos, que reía socarronamente... Escuchaba en su mente frases como

"Es lo que te mereces, cerdo!”, y cosas similares...

Luego de unos instantes, sin embargo, todo volvió a la normalidad de forma repentina. Rudy lo observaba consternado. Rogelio sudaba, respiraba con dificultad tomándose el pecho con fuerza y tenía la tez roja como sí lucra a explotar...

—Señor —le dijo el muchacho luego de un instante , llamare a un doctor y luego voy a derivarlo al área administrativa, para que verifiquen su caso y se decida qué hacer. Siendo que ella es la que pagó por traerlo de vuelta a usted, en carácter de legítima esposa, como los papeles avalan, no podemos negarle el deseo, y no podemos engañarla. Si usted no quiere estar con ella... Tal vez deberíamos devolverlo a su tiempo, aunque eso implica una muerte segura... No conozco las reglamentaciones en ese caso y creo que no existen referencias anteriores a situaciones similares... Pase por favor, acompáñeme por aquí, estoy seguro de que alguna solución vamos a encontrar...

 

 

Música

(Mención de Honor en el premio Elena Ammatuna 2011)

 

Me hallaba aquella fresca mañana sentada sobre la áspera arena de la playa de Cabo Polonio, tierra de hippies, lobos marinos, faro, sol, y mar. Pero yo no era hippie, ni loba, ni faro, ni sirena. Sólo era una visitante pasajera en aquel remoto espacio escondido del mundo, donde todo se movía lentamente, los días parecían no finalizar nunca, el sol jamás terminaba de ocultarse, y el azul del cielo borraba el horizonte en la distancia, no en silencio como nos gustaría creer, sino al compás de los aullidos de los leones marinos entre las rocas cercanas y en las islas pétreas que se divisaban a lo lejos.

—Este paraíso durará poco como tal —pensé—, el hombre pronto lo destruirá, como destruye cada cosa hermosa que encuentra en el mundo. Por suerte llegué aquí antes que eso sucediera y pude contemplarlo casi intacto.

Los sentimientos se agolparon en mi mente, y en mi corazón, al estar allí rodeada de la naturaleza agreste y salvaje. Quise llorar, por todo, por estar sola en ese lugar, en un viaje completamente diferente al que había planeado. Él se marchó, pero qué más da, tarde o temprano sucedería. Aunque yo hubiera preferido más tarde que temprano, para compartir una mayor cantidad de momentos juntos, y poder atesorarlos eternamente en mi mente. Ahora ya estaba todo dicho, nada importaba, quedaban pocos recuerdos importantes que guardar, ¡y cómo me herían!

En la madrugada desperté incómoda, preocupada, sin poder dormir, y por lo tanto fui hasta la playa y me senté junto al agua, esperando ver el amanecer, para que el sol calmara mi dolor, en vez de causarlo, como fue costumbre en los días anteriores, quemando hasta mis más ocultos rincones. Pero el alba llegó nublada, y el astro rey apenas podía divisarse como una masa amorfa que iluminaba el mar desde un punto indefinido del horizonte.

Mis pies jugaban con la espuma de las olas, que llegaban moribundas hasta ellos. Otrora enérgicas, ruidosas, profundas... Ahora terminaban calmas y frías, acariciándome los dedos y despertándome constantemente de mi letargo. Y allí, en ese instante, me sorprendió la última, que en vez de embriagar mis dedos con el placer de la caricia, me golpeó fuertemente hasta el punto de estremecerme, al tiempo que me obligaba a emitir un fuerte y profundo quejido.

Frente a mí, junto a mis pies, se hallaba un caracol marino. Grande, hermoso, soberbio, de múltiples colores y con apéndices que parecían afiladas espinas. Lo tomé entre mis manos y me pareció vacío, liviano y exótico. En mis largos años de viajes, playas y costas, nunca había encontrado más que algunas conchas pequeñas, caracolas deshechas y “sand dollars” incompletos. Pero este soberbio ejemplar se hallaba intacto, como esos que uno compra en las tiendas del puerto, y que hasta dudamos sean auténticos, sino más bien fabricados en China o Malasia, debido a la equilibrada proporción de sus formas, la perfección de sus colores y su lustroso interior.

Pero allí se encontraba él. Desafiándome al punto del dolor. Burlándose de mi sufrimiento. Automáticamente, como los abuelos nos enseñan de pequeños, lo tomé entre mis manos y lo llevé al oído, esperando oír el eco del mar en su interior. Pero sorpresivamente, reemplazando el usual palpitar del océano que suele estar escondido dentro de sus recovecos, escuché una melodía de acordes profundos, milenarios. Una sinfonía, una orquesta conformada por caballos de mar tocando flautas, ballenas con violas y chelos, peces espada, cangrejos, calamares y pulpos, cada uno ejecutando su instrumento asignado... Y estaba segura que Neptuno mismo se encargaba de dirigirlos a todos en perfecta armonía, en la belleza de los acordes eternos, en la música universal.

Un temblor sacudió mi cuerpo, y sin pensarlo, deposité el caracol sobre la arena. Mis oídos debían estar engañándome, o yo volviéndome loca. Sólo deseaba escuchar el eco del mar. El recóndito murmullo de las olas. Esas mismas que una y otra vez llegaban ahora hasta mis tobillos ¿No debería ser al revés? ¿No debería bajar la marea al amanecer, en vez de estar subiendo? Probablemente sí estaba volviéndome loca. O acaso el tiempo iba en retroceso, y el sol se ocultaba en vez de estar saliendo... Pensamientos estúpidos. Seguramente esa ola simplemente llegó con un poco más de fuerza que las demás. Sólo era eso.

Pero lo que no dejaba de sorprenderme era el caracol. Nuevamente lo tomé entre mis manos, y lo acerqué al oído, para corroborar si lo que había oído era mi imaginación, o si era real. Al hacerlo noté que la música seguía sonando, ignorando mi ausencia, demostrando que no dependía de mí para existir. Probablemente iría ya por el segundo movimiento, de un número indefinido o tal vez infinito de ellos. Como las propias olas del mar. Infinitas. Como los granos de arena. Como las estrellas. Como mi amor por él.

Un escalofrío recorrió mi espalda. Era imposible deducir de dónde provenía la melodía, o cómo llegó a quedar atrapada en ese caparazón vacío. Era hermosa, cautivante, seductora... Y peligrosa. Coloqué el caracol sobre mis pies. Le temía. Si pudiera contar la cantidad de relatos de ficción, películas o historias que el cerebro humano tejió en torno a instrumentos musicales malditos, o que cobraban vida propia, o que tenían algún espíritu que los ejecutaba desde el más allá, o que enloquecían a la gente con su música, serían tantos como las mismas olas, estrellas y arena. O como mi amor.

¿Era este molusco parte de una historia similar? ¿Era yo la actriz de esa historia? ¿O tal vez la víctima?

No me interesaba. No me importaba. No deseaba serlo. Ni para perderme en la locura, ni para convertirme en su protagonista. Ni para bien, ni para mal. Yo ya estaba hecha de piedra por fuera y arcilla por dentro. Las historias mágicas dejaron de interesarme tiempo atrás, cuando empecé a recibir los primeros golpes de la vida.

Y así, como vino a despertarme anteriormente trayendo su carga misteriosa, otra gran ola llegó de igual forma, repentina y furiosa. El agua se coló hasta mis nalgas, y llevó al caracol consigo rodando de nuevo a las profundidades del mar, retirando su ofrenda no deseada. Tal vez quedaría nuevamente oculto en el océano por miles de años, hasta encontrar a alguien que valiera la pena y se dejara cautivar por él. A su actriz, a quien le siguiera el juego, quedando embelesada por la música, atrapada en un laberinto infinito de posibilidades y sonidos, hasta que sus huesos fueran consumidos por el sol presa del delirio, o se convirtiera en una estatua de sal.

Yo no sería esa. No estaba lista para ello. No lo deseaba. Sólo quería empezar de nuevo. Ni la magia, ni la música, ni el mar lo impedirían.

Así, resuelta, me puse de pie. Me sacudí la arena y volví a mi carpa. Ya era hora de regresar a casa.

 

 

Mar

Lo que podríamos haber sido
se hundió en un mar de palabras.

 

El amor que nos tuvimos
encalló en una orilla de razones y de hastío.

 

Somos tripulantes de un naufragio,
sobrevivientes, dispersos,
pero en playas lejanas,
que jamás se encontrarán.

 

 

LA MÁQUINA DEL CLIMA

Sebastián estaba no sólo contento y complacido, sino que realizado. Había cerrado finalmente el contrato con el gobierno, para que financiaran a su equipo de trabajo en la universidad, y así poder fabricar el primer prototipo de su máquina que controlaba el clima. Años de investigación y experimentación habían dado como resultado la certeza de que realmente el clima podía ser afectado y controlado por el ser humano. Ciertamente el costo energético era enorme, y para cubrir grandes distancias debían distribuirse cientos o miles de esas máquinas en todo el territorio, de manera espaciada, para producir efectos generales en todo el país, y no sólo efectos puntuales en ciertos puntos geográficos. Sin embargo, lo más importante ya se había hecho, estaba demostrado que funcionaría. Era un proyecto factible, el resto de los problemas a enfrentar únicamente eran económicos, políticos y logísticos. Pero el primer escollo ya se había superado. Una buena opción podía ser aliarse con las empresas de telefonía celular, y plantar los equipos en sus radio bases, las cuales estaban dispersas por todo el país, tenían energía, conectividad, y torres elevadas, y sería una de las primeras negociaciones que llevaría adelante, ahora que habían aprobado el proyecto.

El científico vivía en un pequeño apartamento solamente con su padre, ya anciano y jubilado. El hombre podía cuidarse aún a sí mismo, y no requería de asistencia especial, por lo que llevaba una vida bastante solitaria, ya que el hijo estaba poco en la casa, y él contaba con escasos amigos y conocidos, más que los comerciantes y vecinos del barrio, con los que solía trabar conversaciones intrascendentes. Su tiempo mayormente lo invertía en colgarse mirando videos en Internet, producciones de todo tipo, y jugar juegos masivamente multijugador, donde su personaje se llamaba “Lord Tremulus”, nombre inventado sin realmente haberlo pensado mucho, ya que en su momento no creyó que le gustarían ese tipo de cosas y entró por mera curiosidad, para pronto quedar enganchado dentro del mundo virtual y pasarse días enteros online, haciendo crecer en poderes y capacidades a su personaje virtual, y volviéndose uno de los caballeros más poderosos del reino, protector de los débiles, asesino de profetas oscuros, y maestro de una de las logias más importantes y renombradas de su facción.

Sebastián llegó temprano esa tarde, luego de salir de la reunión con el comité que evaluó su propuesta. Se debatió mucho acerca de la importancia de ser los dueños de dicho invento, como nación, y al mismo tiempo de controlarlo desde el gobierno, ya que no se podía dejar en manos privadas semejante responsabilidad. Es por esto que decidieron apoyar el proyecto e invertir enormes sumas de dinero, a cambio de ser los dueños del mismo, y controlarlo una vez implementado. Además, podría servir como carta de negociación con todo el resto de los países del mundo, licenciando dicha tecnología a cambio de cualquier beneficio que les fuera de conveniencia, y de generar un proyecto de control climático global.

El hombre llegó con una botella fría de champagne en la mano, y saludó efusivamente al padre, notándose la algarabía que lo dominaba. Acercó dos copas, descorchó la botella, y propuso un brindis, auto titulándose futuro Premio Nobel, así como referente científico del siglo.

El padre, que había sido docente, y escritor, muy afín a la filosofía, tenía sus reparos en la creación del hijo, aunque lo apoyaba, obviamente, puesto que él debía recorrer su propio camino, y no había duda que su creación era asombrosa.

Después de dos copas del delicioso elíxir, empezaron, empero, a debatir sobre el invento del Sebastián. Ambos tenían nula cultura alcohólica, y por lo tanto a esa altura ya se hallaban mareados y envalentonados. Sebastián primero le explicó el funcionamiento del dispositivo, requiriéndose miles de dichos aparatos conectados y activos en todo el país para poder cambiar el clima a nivel macro. Cada uno podía secar, enfriar, calentar, o producir nubes y lluvia en un radio de pocos kilómetros, por lo que un país necesitaba una gran cantidad de torres distribuidas en toda la geografía para lograr el cometido buscado.

—Pero estamos en una época de crisis energética —le discutía el padre—, y no podemos desperdiciar tanta energía sólo para alterar el clima. El costo sería demasiado alto.

—Sí y no —se defendía el hijo—, ¿Cuál es el valor de cada cosecha perdida, o del ganado muerto en épocas de inundación, junto con la destrucción y anegación que implica? ¿Y los efectos de una sequía? ¿Cuál es el costo de que llueva en Semana Santa, imposibilitando el turismo interno? ¿O el precio de reparar calles después de cada tormenta? ¿Y las casas que se destruyen a causa del granizo y las tempestades? ¿Tienes idea de lo oneroso que es movilizar a la Secretaría de Emergencia Nacional y a los militares cuando se está en estado de alerta? Sin contar con la corrupción que dichas situaciones generan... Si tenemos control sobre el clima, todas estas situaciones, y muchas más, se evitarían, con ahorros multimillonarios. El balance de costos no sé si es superior o inferior... O similar, pero al menos nos dará el control de evitar las sorpresas, y lo impredecible de la naturaleza, así como muertes y darlos.

—Puedes decir lo que quieras —afirmó el viejo—, pero si hay algo que me enseñó mi madre de pequeño, es que la naturaleza es sabia. Controlarla sólo puede traer desgracias. Sus ciclos regulares, así como sus sorpresas, tienen una razón de ser, e interponerse en ellas no es una buena idea.

—Hablas como si la naturaleza tuviera una razón divina, un motivo en sí que la obligara a comportarse de alguna manera... Esa es una creencia sumamente primitiva, hasta reprochable. Justamente lo que mi máquina demuestra es que las increíblemente complejas relaciones entre variables que generan los efectos climáticos tienen un comportamiento predecible y medible, gracias a la computación actual, y que, a su vez, podemos intervenir en ellas. Si no debiera hacerse, no podríamos.

—Esa es una aseveración sumamente soberbia —le retrucó el padre—. A esta altura de la historia, el hombre puede controlar prácticamente todo lo que le rodea, y todo lo que compone la vida misma. Desde la genética, la geografía, el espacio, y ahora el clima, todo es intervenible. Eso no quiere decir que sea una buena idea hacerlo. Tal vez habría que dejarlo ser. Es más, a veces creo que deberíamos retroceder a la época donde no teníamos autoridad sobre todo eso, y que si no lo hacemos, el universo nos cobrará muy caro y obligará a cambiarlo.

—Esa es una visión demasiado negativa, papá. Esta máquina no tiene efectos colaterales, y permitirá tener enormes beneficios como ya te he dicho. Es más, eliminará los imponderables, que evitan que el hombre pueda programar, como se debe, todo tipo de actividades. Adiós a una boda al aire libre donde llueva, a un concierto cancelado, a una final del mundo de fútbol bajo lluvia, nieve o granizo. No tenemos una forma de control total seleccionando los 365 días del año cómo queremos que sean, pero podemos adelantar o retrasar efectos climáticos, e inclusive generar o frenar algunos si utilizamos mucha más energía, pero de forma controlada. Así, por ejemplo, en épocas de lluvias, podríamos reducir las mismas a dos veces a la semana, lunes y jueves, por ejemplo, y de ese modo que de antemano la gente que trabaja sepa cuales días debe movilizarse de qué forma, y protegerse. Los fines de semana nunca llovería, y no se arruinaría ninguna actividad, desde una fiesta hasta un torneo deportivo. No le veo nada de malo a tener tal control.

—Pero estamos hablando de más que eso. Estamos hablando de eliminar los imponderables del mundo, y de la vida de las personas. Lamentablemente ya no queda sorpresa para el hombre en la actualidad, ni situaciones que exijan repensar una situación o realizar un cambio de plan. El teléfono celular eliminó el desencuentro, el cual es irremplazable como herramienta para forjar el carácter. Internet eliminó las distancias de todo tipo, no sólo físicas, sino mentales, y de contactos. Uno puede conocer a quien quiera y compartir con esa persona con solo buscarla. Nadie es inalcanzable, por más importante o famoso que sea. El transporte ofrece rápidos y sencillos viajes a cualquiera a todas partes. Los agentes inteligentes nos organizan la vida, la agenda de actividades, y evitan conflictos, solapamientos y desencuentros. Los coprocesadores cerebrales responden a nuestras preguntas al hacerlas, siendo innecesaria la memoria o la búsqueda de información, y calculan mucho más rápido de lo que pensamos, haciendo poco práctico el pensamiento matemático o complejo. Los coches inteligentes y el tráfico automatizado garantizan tiempos fijos e idénticos de recorrido de un punto a otro. Los imprevistos han dejado prácticamente de existir. Ya no engordamos gracias a los implementos tecnológicos que anulan las grasas. Este invento tuyo es el último paso en esa dirección, el cual ya será un camino sin regreso. La particularidad del hombre se perderá, y en una o dos generaciones se habrá olvidado totalmente la esencia de la humanidad: la incertidumbre. Sin ese principio dejaremos de ser humanos, nos convertiremos en otra cosa. La filosofía dejará de tener razón de ser, puesto que todas nuestras angustias existenciales se han basado inicialmente en la incertidumbre de lo que somos, o seremos, el desconocimiento de lo que nos depara el futuro. Nos convertiremos en mediocres seres habitando un eterno predecible devenir, y nuestra sociedad se corromperá debido a esto. Predigo que hasta las artes morirán, puesto que el artista es simplemente una persona torturada por aquello que no puede encontrar ni describir, creyendo que hay algo superior, un motivo, una conexión con otro mundo invisible. Todos esos son sentimientos que ya nadie tendrá. Puedo parecer un extremista, pero ese es el camino sin retorno que estamos tomando. Y no sé realmente cual es el destino, aunque predigo que es mucho más probable que ocurra lo que te estoy indicando, que otra cosa... Pero bueno, estoy cansado y esta bebida espirituosa no me permite pensar con claridad. Voy a recostarme un rato, despertame más tarde para cenar, y si no hay cena, nos vemos en el desayuno mañana.

El padre se puso de pie con un poco de dificultad, y se dirigió a su cuarto. Sebastián se quedó pensando.

-La verdad es que puede que tengas razón —se dijo, realmente estás pensando con mucha claridad. Pero el avance de la ciencia y la técnica no se puede detener, aunque hagamos cosas que reduzcan nuestro procesamiento intelectual, al borrar las bases sobre la cual la humanidad ha desarrollado por millones de años. Es un camino ascendente infinito, siempre o creandóse algo nuevo y descubriéndose algo más, eternamente evolucionando y perfeccionándonos como especie. Tal vez tenga un límite, o tal vez nos empequeñezcamos por su causa, hasta reducirnos a la mínima expresión, casi animal. O termine todo de manera brusca por algún acontecimiento de enorme magnitud fuera de nuestro control. Pero por el momento, no hay forma de detenerlo. Es el momento histórico que nos tocó vivir. Y no pienso ir en contra de lo que acabo de inventar, que finalmente me hará enormemente rico, famoso, y respetado. Mi vida es más importante que cualquier otra cosa, así me criaste, y así soy...

 

 

 

REVOLUCIÓN!

Juan de Urraza

 

Nelson posó sus manos sobre el teclado, sudoroso. No era el teclado lo que sudaba, sino él que transpiraba, y goteaba saladamente sobre el mismo, desperdigando las mismas con sus dedos sobre la teclas, creando un empaste de sudor y mugre bastante desagradable.

Todavía no creía lo que había oído minutos atrás, de boca de su propio yo del futuro, que había “pasado” a saludarlo, y a contarle una historia increíble, que debía transcribir, yendo en contra de toda lógica posible. No sabía si se estaba volviendo loco, o si realmente eso había ocurrido, pero ya se había puesto manos a la obra.

Su yo “viejo” decía haber llegado del año 2043, y le contó, rápidamente sobre un negro futuro en el que la humanidad vivía, causado por un hecho en el que él estuvo envuelto como personaje principal, en el pasado.

Le habló de la aparición de la “LEY DEL PLAGIO INTELIGENTE”, basada en la jurisprudencia que sentó el conocido y mal llamado “Caso Garay”, donde él era encarcelado por un supuesto plagio que no cometió, pero que de todos modos llevó a una sentencia nefasta y a una cultura de erradicación del plagio que coartó las alas de todos los creativos a nivel mundial.

Porque el mundo fue diferente desde aquel día. Las corporaciones dueñas de los derechos de muchos productos intelectuales, lentamente, como un cáncer empezaron a crecer, e impedir que los creativos de las nuevas generaciones repliquen, aunque sea levemente, las historias y acontecimientos que sus narradores contaron alguna vez, sobre las cuales tenían la propiedad de derechos de autor. Ese mencionado caso, sentó las bases de lo que se convertiría en el “Estado Fiscalizador”, una especie de Gran Hermano, que desde sus ministerios de Industria y Comercio, así como de Educación, vigilaban cada nueva obra artística a la luz de las obras anteriores, y si encontraban cualquier similitud, entonces metían preso a los plagiarios a cadenas cada vez más largas y crueles, para impedir que nadie creara, o extendiera, obras que tuvieran relación con las administradas por los dueños de los derechos.

A esa altura, en su futuro, según explicó, quedaban 3 grupos editoriales principales en el mundo, que a su vez formaban parte de conglomerados aún mayores de Música, Cine y diversas artes. Así, Penguin Random House acaparaba casi todas las historias eróticas, thrillers, e históricas, Planeta se centró en historias costumbristas, de amor, y aventuras, y el grupo Plastelart, todo lo que fuera ciencia ficción, fantasía y horror. Solamente los escritores que firmaban con esas corporaciones podían escribir sobre esos temas, y si una novela incluía diversas temáticas (por ejemplo, una novela de ciencia ficción pero con componentes históricos), los grupos arreglaban detalladamente el acuerdo y el porcentaje de ganancias sobre el precio de venta, para ceder los derechos de explotación de la temática al otro grupo, tal cual ocurría con las patentes de invenciones en otras áreas del saber humano.

Esto significaba que la creatividad había quedado estancada, que los escritores debían atarse a alguno de los tres grupos para poder escribir algo, y que fuera una idea descabellada no hacerlo, puesto que todas las historias que se pudieran ocurrir a cualquiera ya habían sido narradas de alguna forma, en alguna ocasión, por algún autor en algún libro, alguna vez. Y si bien los libros pasaban a ser de dominio público 50 años luego de la muerte del autor, estos grupos de poder tenían tantos libros semejantes en su haber, que de seguro habría alguno aún protegido al cual estarían plagiando ideas si se analizaba en profundidad su colección.

El viejo Nelson le contó al joven que él había, esta vez, viajado, realmente, al pasado, y había visto con sus propios ojos la “revolución de Diciembre de 1813”, en Paraguay, y hasta participado en ella. No había ido acompañado ni de un abuelo sabelotodo ni de una tortuga parlante, sino que había ido solo. Allí urdió un plan, ahora estaba de regreso antes de volver a su tiempo, para aleccionar a su previo yo. Al joven Nelson le quedaba únicamente como tarea escribir la nueva historia que le habían contado, que aunque le parecía asombrosa, pero según él mismo (él viejo, me refiero), sería lo mejor para todos, y para él mismo.

¿Cómo sucedió esto?, pues nada, alguien que supo de su pasado difícil, causado justamente por el Caso Garay, había llegado de un futuro mucho más lejano y le había regalado una máquina para viajar en el tiempo, como premio por su esfuerzo en intentar evitar (en vano) el oscuro precedente que sentó el plagio. Era una hermosa mujer, veleidosa, que solo le había dado su nombre de pila: Alicia. Ella tuvo la brillante idea de regalarle la máquina, conmovida por su historia y las repercusiones que trajo consigo. Estas máquinas eran muy caras, se habían inventado 5 años atrás (de aquel tiempo), y estaban, en general, prohibidas en su uso salvo para temas militares y gubernamentales, lo que no impidió que ella se hiciera con una, y decidió prestársela a Nelson, para que al menos conozca una verdadera máquina del tiempo. El origen de la mujer era un misterio, y solamente le dijo que se la entregaba para así poder “solucionar este entuerto”. Luego se retiró y no supo más nada de ella.

Nelson ya era un hombre viejo cuando esto sucedió, rondando los 70 años, pero, energético como siempre, no dudó en usarla, viajando directamente a la época de la revolución, antes de visitarse a sí mismo en el 2009.

La primera recomendación que le dio el viejo al joven fue que, para la historia que estaba escribiendo sobre una tortuguita que viaja en el tiempo, no use el recurso de la máquina del tiempo, el túnel del tiempo, ni el recurso onírico de haber estado soñando viajar en el tiempo. El mejor recurso era, según él, que el tiempo simplemente empezó a retroceder repentinamente, por obra y gracia de algún acontecimiento que la ciencia nunca pudo dilucidar, llegando hasta el momento exacto de la revolución de Mayo. Y luego continuó hacia adelante. Cómo si hubiera tosido el universo, dado un paso hacia atrás, y luego continuado. Solo que la tortuga, en ese momento, estaba escondida en su caparazón y no se enteró, y cuando despertó, ya estaba en el pasado. Un recurso así nadie lo había narrado nunca, y por lo tanto no podría reclamarse falta de originalidad.

En segundo lugar le narró los hechos de la revolución libertadora de Paraguay que todos conocían y aparecía en los libros de historia: ocurrida el 13 de diciembre de 1817. Los héroes fueron Francisco Gonzaga, Fernando Torres, Marcio Páez, y el Dr. Gaspar Rodríguez de Francia. Le recordó los nombres de varios mártires que no fueron parte de la verdadera revolución, puesto que habían sido asesinados a principios de 1811 cuando se descubrió que estaban confabulando contra la corona. El Dr. Francia era el único que, con sus artes del engaño, había logrado escabullirse de ese intento fallido y logrado participar del segundo, esta vez, con éxito.

El gobernador español en 1817 era Graciano Torrevieja, que había reemplazado a Velasco, al haber muerto éste en 1814 a causa de la disentería.

Los nuevos revolucionarios, habiendo aprendido de los mártires previos, urdieron otro plan. Envenenaron la comida de una cena de gala que se llevó a cabo en la fecha mencionada, matando al gobernador, soldados, jefe de policía, y a la gran mayoría de los hombres fuertes del régimen. Era una época ya sumamente calurosa, y nadie pasó frío. No hubo campanadas de la catedral ni 12 cañonazos en la plaza, ni festejo alguno, es más, mucha gente tardó meses en enterarse del cambio de gobierno. No hubo pueblo que saliera a festejar. Solo los revolucionarios sacaron los cuerpos ya tiesos a la plaza, y los quemaron en una gran pira. La gente estaba asustada, en realidad temía una represalia de los españoles, y no estaba interesada en ser soberana. Pero, debido a problemas de la corona, no pudieron ocuparse de Paraguay a tiempo, y, cuando intentaron hacerlo, ya era tarde, se había consolidado la patria, y ya no podían retomarla. Luego vino todo lo que ya se sabe: la primera gran dictadura, los López, la Guerra grande, y todo lo demás.

El viejo Nelson entonces le dijo al joven:

—Pero no puedes escribir sobre esto. Si lo haces, el mundo será un lugar gris, donde la creatividad estará confinada, donde los pensadores no podrán expresarse. Tú debes contar otra historia, una diferente.

Nelson joven se negaba, no concebía narrar algo diferente a lo que los libros de historia le contaron desde siempre.

—¡Nelson! —le reclamó. —¡Esa verdad que defiendes es solamente una verdad posible! ¡Pero no la única! Yo vengo del pasado, probé adelantar los hechos verdaderos, para que la historia cambiara, y de ese modo no sucediera lo que pasó con el “Caso Garay”. Pensé que si la historia era diferente, esto no sucedería. Viajé a 1811 y gesté una nueva revolución, y fue mucho más bella, colorida, y feliz que la de 1817. Solo que al cambiar el pasado, ambos escribieron sobre el mismo pasado nuevamente, sobre el que yo había creado, y se repitió el ciclo, al haber cambiado la historia. De eso me di cuenta al volver a mi tiempo. Entonces, lo que decidí hacer, fue regresar otra vez al pasado, detenerme a mí mismo y a mis planes, originales, y dejar que la historia fluyera tal cual fue en el caso original. Y luego, decidí venir a este momento, y contarte otra historia de la revolución patria, o al menos una alternativa que por un tiempo, alguna vez, fue real. De modo a que la escribas, y que en el mundo se sepa lo que podría haber sucedido. Obviamente que va en contra de todo lo que dicen los libros de historia que conoces, en este tiempo. Pero lo que te cuento también ocurrió, en otra realidad paralela. Allí es la verdadera verdad, y, cuando tengas mi edad, irás y la recrearás, en la máquina del tiempo, y verás que no te engaño. Esta es una historia mucho más fabulosa o entretenida que la que conoces y has leído en los libros de historia, muy interesante, y conociendo tu creatividad, que estoy seguro de que le darás el toque mágico que necesita para que sea más divertida para los niños. No servirá como material de estudio en los colegios, pero sí para entretener a los chicos y que expandan su mente, pensando “cómo podría haber sido” un Paraguay diferente, un Paraguay libre desde mucho antes. Ese es tu desafío.

El anciano, luego de esta arenga, se despidió y regresó a su tiempo.

El joven Nelson, entonces, tomó todas las notas e historias del viejo, y rearmó con ellas el libro, narrando los increíbles sucesos que escuchó de sí mismo.

***

Al llegar a su tiempo, el viejo Nelson se dio cuenta de que todo había cambiado. Con solo echar una mirada a su biblioteca, y a la TV, que se hallaba encendida. La literatura estaba en su mayor apogeo, luego de décadas luchando contra medios alienantes. El “Caso Garay” no existía, ni el temor a ir preso por cualquier historia que alguien escribiera. Es más, las patentes se habían abolido, y se estaba en una era de creatividad sin límites, y de trabajo cooperativo en la construcción de ideas, historias, y conocimiento.

El sonrió. El mundo era un lugar mejor.

Caminó rápidamente hasta los estantes, y tomó el libro “Karumbita, la Patriota”, el cual releyó. En él, la tortuga viajaba a cinco años antes de lo que sería la revolución de diciembre de 1817, y, sin darse cuenta, ayudaba a adelantar la independencia patria, de forma a evitar que esos mártires de la revolución de 1811, casi desconocidos, murieran sin cumplir su destino. Era una historia de fantasía, pero sumamente reconfortante. Bello libro, por cierto. Contenía confabulaciones, nuevos próceres desconocidos (Yegros, Francia, Cavallero, Molas, Iturbe y otros), contraseñas, un callejón histórico, noches de frío, comida típica, el enfrentamiento con el gobernador Velasco, flores rojas, blancas y azules, salvas de cañones, gente con algarabía en la plaza, y el grito de “¡LIBERTAD!”.

 

 

INDICE

Who made who

Tiempo y Clima

El Fondo para el Viaje en el Tiempo        

Música      

Poema: Mar

La máquina del clima   

¡Revolución!

El Manifiesto

Poema: Sueños

Alicia y Zavala

Poema: Silencios

Calendario

Luz

Generaciones

Alien

Poema: Arquitectura

Fútbol

La vieja del árbol

Arte

Chat TB

Tiempo

Poema: He Aprendido

Rock y Diablo    

Perdidos

Regreso al Futuro

Absurdo

Poema: Existes

Hoaxes

El fin de la prostitución

Lili y Lala

Vanidad

El Torneo 

Poema: Grandeza

La colección de MP3s

La mordida

Tecnología y Relaciones

Poema: Sin Previo aviso

Poema: Sin Palabras

Percepción

El Consejo Galáctico    

Avatares

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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