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JORGE RUBIANI

  LA TRAGEDIA DE FRAM - Por JORGE RUBIANI - Sábado, 04 de Marzo de 2006


LA TRAGEDIA DE FRAM - Por JORGE RUBIANI - Sábado, 04 de Marzo de 2006

LA TRAGEDIA DE FRAM

A 51 años del inicio del terror stronista

 

 

Por  JORGE RUBIANI

 

 

 

Apenas se habían cumplido seis meses de la asunción del Gral. Alfredo Stroessner a la presidencia de la República, cuando el flamante “hombre fuerte” del Paraguay empezaría a mostrar sus garras. Una inocente colectividad de ucranianos instalados en la colonia  Fram

A 51 años del inicio del terror stronista.


El recuerdo de la patria lejana suele mantener a los inmigrantes atados a la nostalgia. Los pobres buscan entonces en la compañía de sus paisanos algo de lo que dejaron: el idioma común, la comida, la música y alguna fiesta que atenúe la tristeza. Es lo que hacemos los paraguayos cuando estamos lejos. Eso hicieron todos los colonos que llegaron al Paraguay. Y eso también hacían los ucranianos en la lejana Fram... sin saber que les costaría tan caro.
Instalados allí desde mediados de la década de 1920, hicieron frente a todo: la selva impenetrable, las fieras, la incomunicación y la falta de cosas tan indispensables como el pan o la sal, para sobrevivir. Razones tenían para reunirse en un festejo de tanto en tanto. Pero con el advenimiento de la guerra fría y atrincherados en el ”bloque occidental y cristiano”, los dictadores de Sudamérica ejercitaron esta metáfora a su manera, agitando la bandera del ”anticomunismo” a rajatabla.
Por entonces, Ucrania hacía parte de la Unión Soviética y para la simple mentalidad de Alfredo Stroessner, militar bruto e ignorante como pocos, los ucranianos arrinconados en la inhóspita y aislada Fram, “eran todos comunistas”.

Wladimiro Kuczer: ”ramos generales,
correo y banco”

Ajeno a todo, los inmigrantes sin embargo trabajaban duramente. Cuando trascurría ya la mitad del siglo pasado, algunos como Wladimiro Kuczer, llegaron a alcanzar razonables condiciones de vida. Él tenía un próspero negocio de “ramos generales” en Carmen del Paraná. Junto a su esposa Olga y sus pequeñas hijas, Viera, Lidia y Amanda, lo pasaba bastante bien. Sus paisanos de Fram le llevaban grasa, huevos, quesos, algodón, maíz y todo lo que llegaran a producir. Kuczer enviaba esta mercadería hasta Asunción, con el tren. De regreso a sus casas, los colonos se aprovisionaban de herramientas, utensilios y telas del negocio de Kuczer. Éste hasta les guardaba.
Era inevitable entonces que también fuera el encargado de recibir la correspondencia, como explica su viuda Olga -ahora residente en Posadas- ”...las cartas venían de Europa en el negocio porque el correo estaba cerrado”. Se refiere a los domingos, único día de descanso para los inmigrantes y fecha en la que podían ”bajar” hasta Carmen.
- “Teníamos muchos clientes y todos ponían la dirección del negocio de Kuczer para recibir correspondencia” recuerda Olga. Y ya al borde del llanto, concluye: “...Y de repartir cartas, diarios, le hicieron comunista a mi marido”. La anciana señora -hoy cuenta con 83 años- nos muestra sus preciadas fotografías mientras continúa:
- “Había salido niño de Ucrania. Apenas sabía leer y escribir. No podía saber nada de comunismo”.

Se inicia el terror.

- “Carmen era mucho más lindo que ahora..” -la viuda de Kuczer se refiere a Carmen del Paraná- ”... la ciudad murió luego de terminarse la ruta. Y se terminó de morir cuando se fue el tren”. En Fram, el proceso fue inverso. Cuando dejó de depender de Carmen, mejoró sensiblemente. Pero pocos de lo que sufrieron “la represión del ‘55” se quedaron para verlo.
Antes, de vez en cuando, los colonos organizaban una fiesta. Les ayudaba a aligerar la nostalgia pero en una de ellas, realizada en los primeros días de Marzo de 1955, se cantaron los himnos Soviético y Paraguayo. La cosas se ponían de castaño oscuro para los colonos pues ya había llegado a oídos de las autoridades que entre las cartas, los ucranianos recibían también, regularmente, algunos diarios impresos nada menos que ¡en ruso!.
En un libro que rescata la memoria de los inmigrantes eslavos en el Paraguay (Tierra, Trabajo y Religión. Edit. ”El Lector”, 2ª edición, 2004), el Dr. Roberto Zub asegura que no era ningún secreto que ”un pequeño sector” de la población “recibía periódicos soviéticos (y) estaba eufórico con el exitoso desarrollo social, tecnológico y políticos de la URSS”, aunque el mismo autor descarta que el incidente de la fiesta pudiera haber significado una afrenta y mucho menos, ”una rebelión”. Hubo, si, una airada reacción posterior ante el desproporcionado aparato del estado que invadió la colonia y se llevó preso a centenares de colonos. Esta “resistencia” derivó en un mayor despliegue, tanto militar como policiaco. Y produjo mas detenidos entre los inmigrantes.

”El diario "PATRIA" informa a la ciudadanía”

Tras las numerosas entrevistas realizadas por el Dr. Zub a protagonistas de aquellas jornadas, se concluye que nada se hizo a espaldas del gobierno, pues los colonos se limitaron a cantar el himno de la que era entonces su nación de origen, delante de los invitados oficiales, entre los que se contaba el mismísimo comisario del pueblo, de apellido Scappini.
Pero como sucedería en las décadas siguientes, el aparato represivo stronista, tenía “la obligación” de magnificar cualquier incidente para legitimar el terror. Para lo mismo contaba con el diario “Patria”, que en su edición del 26 de Marzo de aquel año, consignaba en su primera plana: “Sorprendente insurrección de Colonos Comunistas en la zona de Itapúa”.
Ya estaba “oficializada” la acusación. Ahora sólo faltaba que las “instituciones de la República”, aplicaran la sentencia. La misma sería -sin ninguna duda- brutal....

 

PARTE II

 

La represión a los colonos de Fram no sólo fue motivado por incidentes como el canto del himno soviético o la distribución de periódicos con propaganda comunista. También fue producto de delaciones. Y por la aplicación de los esbirros en actuar “con eficacia” en el procedimiento. De forma que el flamante mandamás no llegara a pensar que habían sido “flojos” en el “cumplimiento del deber”. Algunos de los que estuvieron a cargo del operativo -según la versión del diario Patria- como Mario Vázquez o el oficial Osvaldo Domínguez, se excedieron en brutalidades. El mayor Butlerov, otro de los mencionados en el diario oficial como integrante de aquella misión, es sin embargo bien recordado por la viuda de Kuczer:
- “En Asunción le ayudó Butlerov” -afirma con seguridad la viuda- “Butlerov ayudó para que él saliera”. Debería ser así: el militar era hijo de rusos. El sacerdote Carlos Winkel, alemán, Cura Párroco de la Basílica del Beato Roque de Encarnación, también es recordado como prestando su asistencia para que Wladimiro abandonara la prisión.

Pero los colonos traían a cuestas sus propias divergencias. Las que se nutrían de diferencias de origen, de religión o de sus respectivas simpatías políticas. No obstante las mismas, para ellos fue doloroso comprobar que algunos resentidos de la propia colonia, tomaran aquellas expresiones de su identidad o de admiración al país de origen, como demostraciones de hostilidad hacia el gobierno paraguayo.
Ausenti Semeniuk, uno de los entrevistados por el Dr. Roberto Zub y residente de Fram en aquellos tiempos, afirma que un ciudadano ruso de apellido Wasiliev, denunció a sus connacionales por las manifestaciones “pro soviéticas”:
- “... Él fue quien llamó a Asunción, denunció y les dijo quienes eran los cabecillas y a quienes había que dar su castigo” - explica.

La “rebelión” según el diario “PATRIA”

Tras las detenciones por la fiesta “de la discordia”, las mujeres salieron a la calle “a llorar y a gritar” armándose un tumulto. Esta actitud de los colonos motivó en ”Patria” el siguiente comentario:
“...Con motivo de la detención de estos agentes rusos, los demás colonos desplegaron una intensa agitación en la colonia, llegando a soliviantar el espíritu de gran parte de ellos, hasta el punto de llegar a atropellar la alcaldía local, imponiendo a mano armada la libertad de los detenidos”.
El número de “insurrectos” detenidos -sigue “informando” el diario oficial colorado- llegó a 400. Prácticamente toda la población masculina de Fram y parte de la de Carmen. El “interrogatorio” posterior -léase: intimidación, torturas, atropellos de toda clase- permitió individualizar a los “cabecillas” y redujo la lista original a 100, siempre de acuerdo a los datos aportados por el mismo diario en su edición del 26 de Marzo de 1955; los que fueron arreados hasta Encarnación. Finalmente 15 de los mas “peligrosos” y líderes del “movimiento”, fueron llevados a Asunción. Entre ellos se encontraba Wladimiro Kuczer.

Ellas quedan solas...

De las autoridades que Fram tenía entonces, Olga recuerda a uno:
- “Scappini era amigo de mi marido pero cuando a él le llevaron preso, no movió un dedo para defenderlo”, acusa la viuda. También asegura que otros le ofrecieron escape. Él se negó.
Decía que no tenía porqué hacerlo. Que no dejaría su familia por nada. Que no tenía nada que temer. Que me lleven, decía. Luego menciona lo mas doloroso: las torturas que sufrió Wladimiro en Asunción:
- “...Demasiado le pegaron, le ponían hielo”. La viuda explicó después que le envolvían todo el cuerpo con barras de hielo- y ya al borde del congelamiento, le aplicaban electricidad.
-... “¡Decime! ... ¡decime!, le decían ¿Y qué iba a decir si él no sabía nada? Solamente le sacaron salud y ¡listo!. Se fue con 41 años”.
Al pobre además le destrozaron a golpes. En realidad, Stroessner y su horda estarían inaugurando con los pobres colonos, lo que “perfeccionarían” más tarde con otros opositores. O con cualquier inocente que cayera en sus garras.

Viera Kuczer vive en Encarnación. Era la mayor de las tres hijas de Olga y Wladimiro Kuczer. Tenía 11 años. No recuerda mucho de aquellos días. Tal vez no quiera recordarlo. Pero dos cosas siguen presentes en su memoria: Que su padre volvió muy enfermo de Asunción. ”Estaba casi permanentemente en cama”. Y que los otros chicos de la escuela le decían de todo:
- “...¡Tu papa es un comunista!”.... y le apartaban con desprecio. Era una escuela mixta, de hijos de colonos y paraguayos. La única que existía en Carmen. Y ante la pregunta de si los hijos de los demás colonos se sumaban a aquella actitud, Viera contesta con seguridad:
- “¡No! ... los que nos agredían eran solamente los paraguayos”.

 

LA TRAGEDIA DE FRAM  III (FINAL)

 

 Los dictadores son intrínsecamente crueles. Y a sus sombras medra una delirante fauna de pervertidos: delatores, chupamedias, trepadores. Obsecuentes de todo pelaje, encargados de “alimentar” o legitimar esa crueldad.


La mayoría de los colonos provenientes de la antigua Rusia eran anticomunistas. Aunque muchos de ellos habían padecido los excesos del régimen zarista, la revolución Bolchevique no resultó en la redención que habían soñado.
El Dr. Roberto Zub afirma que cuando los descontentos decidieron emigrar, pueblos enteros se desplazaron hacia China, caminando a través de las estepas siberianas. Una vez en China y ante la emergencia del sistema liderado por Mao Tse Tung, nuevamente tuvieron que emprender la marcha. En esta ocasión se dirigieron a Filipinas. Desde allí se embarcaron hacia algún puerto italiano para recalar finalmente en Sao Paulo, también por barco. Desde esta ciudad, volaron directamente hasta la colonia Fram. Los aviones bimotores que participaron de aquel original “puente aéreo”, aterrizaban en medio del bosque. Parte de la pista todavía existe. En un sólo día llegaron a producirse hasta tres vuelos. El último de estos arribó ya en plena noche. El aparato fue guiado en su aproximación hacia el improvisado aeropuerto, por colonos radio aficionados y la pista fue señalizada con dos camiones que enfrentaban sus luces en cada extremo. Toda una odisea.
Sufrieron estos y otros inconvenientes para “escapar del comunismo”. No vendrían precisamente a re editar la experiencia “bolchevique” en el Paraguay.

DE VUELTA AL HOGAR.

Kuczer salió de la prisión muy enfermo. Pero así como no quiso escapar a tiempo considerando que no tenía motivos para hacerlo, se propuso permanecer en el Paraguay. Murió antes de que transcurrieran dos años. Como casi todos los demás colonos, salió de la prisión con las costillas rotas, con los miembros desencajados, afectado anímica y moralmente. Muchos de ellos adquirieron enfermedades que fueron directa consecuencia de los maltratos sufridos en las mazmorras de Asunción y también fallecieron a poco de regresar.
- “No murieron de vejez” -aclara Olga- ”...murieron jóvenes, como mi marido, por los maltratos en la cárcel”. Al momento de su muerte, Kuczer tenía 41 años.

EL ÉXODO

Pero tras la pesadilla, otros optaron por irse. “El éxodo tuvo efectos semejantes a un gran temporal” -escribe Zub- ”...ruidoso, fulminante y masivo”. El gobierno agregó lo suyo expulsando del país a algunos de los recientemente liberados. A esas alturas todos los colonos eran consientes de que las autoridades no les darían tregua ni paz. ”Intimidados y acosados, abandonaron sus enseres domésticos y, en medio del pánico, huyeron del país para nunca mas volver”, remata Zub.
- “Treinta clientes míos salieron de Fram” -dice Olga. ”Muchos murieron en Buenos Aires: Krochenski, Moreski, Kiviña (escribo de acuerdo a la ortografía que sugieren las palabras de la señora), muchos, muchos, ya no me recuerdo de todos.
En la huida y con lo poco que pudieran sacar de la colonia, apelaron a cualquier recurso. Una buena parte de ellos lo hizo por medio de frágiles embarcaciones que cruzaban el Paraná. La desgracia siguió ensañándose con ellos durante aquella carrera para ganar la costa vecina: fueron asaltados por quienes -supuestamente- les ayudarían; o murieron ahogados en el cruce.

LA HISTORIA REPETIDA

El Paraguay no tuvo prácticamente colonización extranjera organizada. La escasa que hubo en el  siglo XX fue permanentemente jaqueada por las “revoluciones” o por las bandas armadas, amparadas estas -en la mayoría de los casos- en partidos y políticos de la zona respectiva. Los colonos recuerdan con pavor las “requisas” de la guerra civil del ’22 (muchas de ellas están registradas en los libros de los Juzgados de Paz); las agresiones y violaciones de la del ’47. Además de otros trágicos sucesos en cada una de las “escaramuzas democráticas” del Paraguay. Todas ellas tuvieron la “virtud” de desalentar la inmigración hacia nuestro país. Aun la que fuera gestada privadamente, sin auxilio del gobierno y venciendo los colonos que se animaran a venir, penurias de todo orden. Muchas de estas experiencias, traían a la memoria de los extranjeros, las vicisitudes y miserias que habían sufrido en sus países de origen; y de las que precisamente quisieron alejarse u olvidar.
El Paraguay fue para la mayoría un callejón sin salida. Y ante la imposibilidad de volver a emigrar, los colonos se refugiarían en el silencio. Aunque curiosamente el gesto fuera alentado e imitado por Stroessner quien, finalmente, impuso el mismo silencio al resto del pueblo paraguayo.

   JR

 


 

Fuente: ABC Color

www.abc.com.py

Sección OPINIÓN

Sábado, 04 de Marzo de 2006

 

 

 

 

 

 

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