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PRINCESA AQUINO AUGSTEN

  EL CAMINO INVERSO - Ensayo de PRINCESA AQUINO - Junio 2013


EL CAMINO INVERSO - Ensayo de PRINCESA AQUINO - Junio 2013

EL CAMINO INVERSO

(FRAGMENTO DE OBRA)

 

Ensayo de PRINCESA AQUINO


"No entiendo porque me encuentro aquí, pero veo que estoy desnudo. La sensación me turba y no me atrevo a mirar a mis compañeros que desnudos como yo son exhibidos como animales. No nos dejan siquiera cubrirnos con las manos los genitales, expuestos como el resto de mi cuerpo. La desdicha me invade, es una desesperación -obsesión. No quiero que me vean así. Ninguno de nosotros quiere. Nos rasuraron bigotes y barbas. Nos han cortado el cabello de la manera extraña que lo llevan ellos. La cabeza rapada desde la frente hasta el centro de la misma dejándonos una frente inmensa, inacabable. Mis compañeros se acurrucan en el suelo sobre sí mismos, se niegan a que les miremos esos rostros desconocidos que antes estaban cubiertos de abundante pelo. Y sobre todo sienten la humillación de sus vergüenzas expuestas. A la desesperación inicial le siguió una tremenda melancolía. Algunos permanecen acaracolados, inmóviles en un rincón, como gusanos vueltos sobre sí mismos. Sin moverse, sin comer. La desesperación de verlos así me produce un incontenible llanto. Nos hemos vuelto indios, ya no somos nosotros. ¡Ahora somos ellos, ya no somos nosotros! Intento entonces decir una plegaria, rezar, suplicar a Dios, que me ayude, pero me impiden hacerlo, dicen que es una blasfemia. Que el mío no es El Dios verdadero. Me imponen que renuncie a ellos. Que acepte su Dios como el Único Verdadero. El sudor me resbala por el rostro y creo estar enfermo. Si enfermo es la palabra. ”

Hasta que la angustia crece de tal modo que llega a despertarme. Porque fue así. ¡Gracias a Dios, fue así, fue un sueño! Y me sorprendo pensando y entrando nuevamente en esa pesadilla, que me impone esa reflexión que me niego a hacer. La reflexión sobre nuestros actos. O lo que es lo mismo por la falta de actos. Esa omisión que tanto pesa. ¿Quién será el que les devuelva el sueño tranquilo? ¿Quién podrá retrotraerles a su sueño original el de antes?


LA ANTIGUA GALAGANIT

Los Ntokóit habitaban estas tierras cuyos caciques Takaidí y León, la llamaban en su idioma “Gualaganit”. Estas personas usaban la decalvación de la parte delantera del cuero cabelludo, por lo que los guaraníes, su vecinos los llamaban “Tová” que significa rostro, frente. Ellos se llamaban a sí mismos qom, hombre, por lo que los siguieron llamando luego toba qom -según los antiguos-

El territorio conocido hoy como CLORINDA, estaba habitado por nativos de la etnia Qom, entendiendo por etnia, el termino proveniente del vocablo griego que significa “pueblo”, comunidad humana con afinidades culturales, lingüísticas o raciales. Según nos cuenta el

Señor Fernández Cancio en sus memorias, que empiezan así:

“El Gobierno Argentino hizo concesiones de tierras fiscales en su jurisdicción territorial, al sur-oeste del río Pilcomayo. Yo estaba radicado en Asunción del Paraguay. Una familia húngara que vivía en Buenos Aires las obtuvo en propiedad para colonizarlas. Tomé en arrendamiento treinta y dos (32) leguas de esas concesiones, y cuarenta (40) más, después, de propiedad privada de los Señores Mones Cazón y Durañona, estas últimas habían pertenecido a Madame Lynch, la gran compañera del Presidente del Paraguay, Mariscal Solano López. “

Las tierras colonizadas por Don Fernández Cancio, estaban habitadas por los hoy llamados “Tobas”. Las mismas fueron confiscadas por los estados; cedidas algunas veces, vendidas otras por los Gobiernos paraguayos y argentinos. La primera mensura la realizó con los pobladores, el Dr. Gaspar Rodríguez de Francia. Luego de la Guerra de la Triple Alianza o “Guerra Grande”, encontramos nuevos pobladores, a impulso de las concesiones de tierras anunciadas por el Gobierno Argentino. Lo cierto es que solo 112 fueron los grandes beneficiarios de las cinco millones de hectáreas del Gran Chaco. Uno de estos fue el Sr. Benjamín Zapiola, quien transfirió las tierras recibidas en concesión a la Sociedad Ruggero Bossi y Cia.

Sigue narrando el Señor Fernández Cancio, que nació en Taramundi, Provincia de Oviedo, colindante con Galicia, de padres gallegos. Su madre era maestra en Cangas de Tineo.

“Fundé este Pueblo hoy Ciudad, el 12 de Julio de 1892, entonces habitado por indios, cuyo paraje se llamaba, en idioma nativo, Gualaganit, nombre de un árbol, a orillas del Río Pilcomayo, frente a la capital del Paraguay Asunción y lo poblé. Lleva el nombre de CLORINDA, en recuerdo de la esposa del terrateniente Húngaro de Buenos Aires ”.

Entre 1867 y 1918, el Imperio Austrohúngaro reunió a una docena de nacionalidades, en territorios que hoy abarcan Austria, Hungría, Rumania, parte de Italia, etc. Fue el señor Ruggero Bossi, el terrateniente húngaro a quien el señor José Fernández Cancio arrendó parte de sus tierras, y le dio el nombre a la Ciudad, por la señora Clorinda Pietranera de Bossi. Esposa del dueño de la Compañía Ruggero Bossi, que más tarde las vendió, al señor Juan Manuel Maraña. Este a su vez por escritura Pública estableció que 80.000 hectáreas habían sido adquiridas por el señor Manfredi Hertelendy, menos las últimas que fueron saldadas por su viuda Señora Elvira Maraña de Hertelendy

Los sucesivos Gobiernos Argentinos promulgaron leyes relativas a la Colonización, dando preferencia a los extranjeros europeos, una de ellas fue la Ley 817, Art. 104, del Presidente Avellaneda, cuyo cargo ocupó desde 1874 hasta 1880.

“concedía parcelas de 80.000 hectáreas condicionadas para la colonización y la instalación deferente de los extranjeros europeos imponiendo como mínimo la instalación de 250 familias con los terrenos mensurados y con infraestructura mínima para que funden las colonias y ejerciten unas administración y control de gestión llevada a cabo por la oficina de tierras y colonización. ”

La Ley Nacional 2.875, promulgada por el Presidente Pellegrini en 1891, trató de regularizar las concesiones ya que las mismas en su mayoría no cumplían con lo establecido.

Hasta que finalmente en l899 el Gobierno Nacional adjudico estas tierras, dándoles los títulos de propiedad.

Allí donde muere la muerte principia todo.

La batalla es cruenta, se enfrentan los enemigos, ambos cubiertos por sus armaduras, sólo alcanzan a verse los ojos. No se conocen, pero saben que deben matarse uno al otro, quizás ya no importe el porqué.


-“Amigo, me has vencido y te perdono....

Perdóname tú también, no al cuerpo, que nada teme,

Sino al alma, por ella ruega
Y dame el bautismo que lave todas mis culpas.

-El empuja la punta del hierro en el bello seno,

que allí se hunde y su sangre ávido bebe,

y la malla, que con oro suave los pechos cubría,

tierna y ligera, se inunda en un caliente río.


-Ella se siente ya morir, y el pie le falla,

débil y sin fuerzas,

-Te ruego, si en las armas hay lugar para ruegos,

Que tu nombre y tu estado me reveles,

Para que yo sepa, vencido o vencedor,

Quien honra mi muerte o mi victoria.

-Ella al caer, con voz afligida

Dice sus últimas palabras....


CLORINDA.

Allí donde muere la muerte principia todo -


Tancredo se desespera tratando de salvar al enemigo que venció, sin saber que era una mujer, pero Clorinda ya no está en ese cuerpo.


Torcuato Tasso-“La Jerusalén liberada’'’


EL SUEÑO RECURRENTE

“La copiosa lluvia rosada se había anticipado este año. Por alguna razón los pétalos de las flores de lapachos no dejaban de flotar y tenderse en cuanta superficie aceptara recibirlos. No sólo el suelo estaba alfombrado de pétalos rosa aquel agosto, habían cubierto todo lo que encontraban a su paso, y más de una testa incauta llevaba sin querer una corona de primavera como aura.

Definitivamente era un día hermoso. La niña se tendió de cara al cielo sobre los pétalos del suelo y sobre ella siguieron lloviendo pétalos. Extendió las manos y comenzó a cubrirse todo el vestido con ellos, luego comenzó a cubrirse el rostro, estaba en ello, cuando oyó que la llamaban. ”

 

TAMBIÉN ERA AGOSTO EN EL MONTE

Recuerdo el primer día aquel en que nos conocimos... Había llorado sin pausa bajo el hermoso árbol, su tronco era esbelto y me apoyaba en él, lo abrazaba mientras mis lágrimas mojaban esa pequeña hendidura, vestigio del extinto panal. Pensaba que ya nadie fecundaría mi vientre al verme ahora, con la piel calcinada, agotada. Al final me dormí y creo haber soñado, no lo sé, que aquel árbol mutaba en hombre y me abrazaba.

Soñé que me decía -Te voy a hacer un mestizo -o no soñaba. Mientras lo oía todo mi ser se estremeció y sentí una felicidad infinita. El mito del árbol de miel, de los Chamacocos, se había materializado en mi cuerpo. Durante el sueño me llevó por los caminos recorridos por Guido Boggiani, explorador, fotógrafo, pintor, asesinado por los chamacocos, según algunos, ajusticiado por los Ishires, según otros. Quizás a mano de un nativo de nombre Luciano, nombre ya colonizado. “El cráneo estaba hundido del lado izquierdo y presentaba un boquete, el resto de los huesos estaban desparramados por el suelo, las fieras y rapiñas habían despedazado el cadáver. También estaban los restos humanos de Gavilán, su ayudante, junto a varios objetos que le pertenecieron. En el mismo lugar existían restos de una gran toldería. “Lo cierto es que murió en el Chaco Paraguayo, y sus restos fueron rescatados por el mismo Fernández Cancio, que fundara Clorinda, quien se ocupó de dar los más mínimos detalles, sobre el asunto. Me negué a creer su relato, pero cuando vi en aquella casa el cuadro llamado “Rincón de las Ruinas del Foro Romano” premiado en la exposición de Bellas Artes de Milán, que el Capitán Boggiani del ejército italiano le entregó al Sr. Fernández Cancio como agradecimiento de la familia del pintor muerto, según el mismo manifestara, todo estuvo claro.

Y sin más me recito el poema de Gabriele D'Annunzio sobre Guido Boggiani XV, 343-353


“Tra fosche incognite stirpi

Dell'anima ancora constretta

Nell 'inviluppo terrestre

come gli iddii primitivi

Dell 'élade eran ancor misti

Agli elementi del cosmo ”


No sé cómo, pero creí entender todo lo que decía. Cuando desperté toda la angustia que me había aprisionado había desaparecido. Me sentía aliviada y hasta los rastros de las llamas me eran indiferentes. Como de costumbre Cronos siguió devorando a sus hijos, y mientras yo esperaba mi tumo, reinicié mis tareas habituales. Mis días volvieron a estar saturados de actividades que no me dejaban un sólo instante libre para la nostalgia. El trajín del trabajo, la gente nueva que conocía permanentemente, las muestras de pintura, de arte indígena, y todo lo relacionado con nuestra cultura.

Pero de todas las exposiciones de fotografía ninguna impactó tanto como aquella en la que Teresa, mi querida amiga, reconoció a su abuelo en una de las fotografías tomadas por los muchos fotógrafos antiguos, los primeros que llegaron por aquí, entre ellos el famoso pintor Guido Boggiani.

La foto era terrible, pero la historia que había detrás era aún más dolorosa. Junto al Abuelo de Teresa, estaban unos hombres vestidos como cazadores, como en un safari africano, con armas, botas, sombreros. Eran cazadores de hombres. El anciano desnudo a la usanza de ese tiempo de vida silvestre y feliz. En el paraíso camuflado que terminó por ser descubierto por los recién llegados. El abuelo de Teresa cubierto de pinturas corporales, que no sólo lo vestían, sino que también lo protegían contra los insectos del monte. Y el viejo sueño de EL CAMINO INVERSO, retornó nítido a mi mente.

 

 

BIBLIOGRAFIA CORRESPONDIENTE A EL CAMINO INVERSO DE PRINCESA AQUINO, PAG. 73

“Boggiani y el canto de D ’Ammnzio en Laudi ” Viriato Díaz Pérez Revista Paraguaya. Asunción. Año II Nº 34 pag. 115-126

“El Episodio de Boggiani en el poema de D’Anunnzio” Ibíd., pág. 129-136

“Coronario de Guido Boggiani”.

Palma de Mallorca 1.977. Pág. 37, 55, 56, 74 (N.de A.)

Memorias de Don José Fernández Cancio

Odisea de un Asturiano en los Chacos. J. Rodríguez Rebollar. 1955


INTERNET:

La Jerusalén Liberada. Torcuato Tasso

Fragmento de “Laudi del cielo, del mare, de la terre, e degli Eroi”. Gabriele D’Anunnzio-

“A Guido Boggiani- Revista del Instituto Paraguayo. Asunción Año V. Nº 44 pag. 90 -96. 1903 www. Formosa Web- Historia de Clorinda

www.viajoporargentina

Formación de la Familia Paraguaya - Vol. Los Inmigrantes.

Margarita Durán Estragó- Martín Romano García.

 

 

 

ENLACE INTERNO A DOCUMENTO FUENTE

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REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY

IV ÉPOCA – N° 24 JUNIO 2013

Editorial SERVILIBRO

Asunción – Paraguay. Junio 2013 (150 páginas)


 

 

 

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