FRAGANCIA DE RAÍCES
Poemario de SANTIAGO DIMAS ARANDA
Ediciones TALLER,
el Taller de Poesía Manuel Ortiz Guerrero,
Asunción-Paraguay, 1984
Diseño gráfico e ilustración: MARIO CASARTELLI
MOMENTO LIRICO
· Voto secreto/ La sangre que me falta/ Una abierta ventana/ Niño/ Y no fue/ Punto y aparte/ Coloquio entre poesía y amor
EL PULSO DEL TIEMPO
· El pulso de la piedra
· El raudal
· Heroespectros
· Piel de sol, piel de cal
· Brindis
· El canto demorado
· De profesión poeta
· Elegía en cuarta dimensión
· Pisadas
· Aborto en Chile
· Sueño de perros
· La subversión
· Patria
· De la misma manera
· Sed
· Dilema
DE LAS RAICES
· La casa
· De fines a comienzos
· La tierra es el amor
· ¡Maestra!
· Inmensurable distancia
· Fragancia de raíces
· Ya entonces el silencio y ella
· Retorno
· Elegía
MEMORIAL DE UNA ESPERANZA
· I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX .
LA SANGRE QUE ME FALTA
(De: MOMENTO LÍRICO)
Siempre que pude comprender
la causa capital De mi crepúsculo,
ha sido recordándote.
A solas
-entre la multitud que amo
pese a su glacial instinto-,
a solas, con todo el mundo a cuestas,
todavía te siento en mi abismo secreto,
y eres todavía
-sustento raigal de mi destino-
la sangre que me falta.
Me vienes habitando
desde mi prístino estío.
Y como entonces,
al borde del naufragio,
busco tu cuerpo en cada despertar
desértico.
Entre el terco temblor de los días,
el amor se ha colado inexorablemente.
¿Por qué? es la pregunta.
¿Por qué no haberlo aprisionado
entre las hojas de un libro de poesías,
como si fuera un pétalo,
como si fuera un beso?
Si al menos lo protegieras tú
con el calor de tus pechos
como harías con un gorrión herido
cuyos latidos fueran tus latidos
y cuya muerte, tu muerte...
Tras el agobio del constante sueño;
de pronto me enfrento a ti,
y detenido en medio del asombro,
pienso:
Tal vez...
Tal vez te construyeran mis artesanas manos
y tal vez te engarzaran
al metal de mis cantos,
al de aquéllos inscriptos en agendas de sangre
de tal suerte que dieras
nueva luz a mis ojos
cuando tornen mis ojos a empezar
de la nada.
EL CANTO DEMORADO
(DE: EL PULSO DEL TIEMPO)
(A LA GALLARDA JUVENTUD DE MI TIEMPO)
Ahora que no he muerto de esperarte
reconstruyo mis días sin ojeras,
descalzos y briosos que llegaban
cabalgando y cantando
con sus bravas cosechas estivales.
Incubado en tu barro -te confieso-,
enamoré a las flores de los cardos
y a las oníricas hembras de los pájaros,
con quienes aprendía la artesanía
de la vida y el canto.
Y también aprendí que hacer la casa,
acostarse,
vivir,
procrearse en el barro,
serían meramente un sucio juego
si no fuese humano.
El barro -digo-,
enfurecido a veces como la sangre misma,
dio símbolo a mis pies,
raíz a mi vital madera,
asidero a mis manos que empujaban por la endiablada cuesta
la sombra triste
de escuálida ramera
de una esperanza que no quería tumbarse.
Volver
-digo nombrarte-
es recapitular vivencias capitales,
urgencias que eclosionan de la misma manera
como germina dentro del corazón un canto,
como se engendra el sueño,
el dolor,
¿y por qué no decirlo? ¡La conciencia!
¡Claro!
A veces,
de la misma manera,
se nos clava el veneno del silencio en la nuca,
se nos castran los cantos,
se nos fugan los sueños como en un irse en sangre,
pero siempre nos queda
lo que queda en la boca milenaria del pueblo,
la palabra prohibida,
castigada y esbelta,
la que crece en las huellas de los crucificados,
la que rompe de pronto la escafandra del miedo
para el pacto supremo de la muerte y el parto.
¡Tenían que volver tus aletazos,
juventud de mi tiempo!
¡Tenían que volver tus demorados brincos
navegando en la sangre
para reconocerte,
para reconstruir tus primaveras
y tus arduos luceros y tus cardos calientes!
**/**
DE FINES A COMIENZOS (De: DE LAS RAÍCES)
Parto de soles y luceros lentos
traigo en los ojos desde que los tengo.
Madre del ave, de la luz, del agua,
corcovo forestal de la llanura,
la cordillera traigo
y traigo el viento de la falda malva,
sus caras piedras que lancé a la luna,
rojas,
fogosas,
vueltas una a una
sobre mis arduos montes vivenciales.
Porque no pude asirla con mi voz,
la quiero,
tierra esencial,
estío y florescencia.
Mis tórridos autores no midieron
la magnitud exacta del rescoldo
y noches a la espalda promovieron
la roca de mi amor,
mi territorio.
Y desde el rito aquél,
de fines a comienzos,
tiñéndome las sienes y los ojos
un épico fulgor de mutaciones,
silbido a cuestas voy
escueto y tenso,
envuelto amor en rudo canto vengo,
sedienta voz atravesando el tiempo.
Sólo un sartal de estrellas reconozco
prendidas a mis párpados como antes.
Las reconoce el corazón insomne
alerta ante el metálico
relámpago de un trino.
Desde unas tardes vegetales vengo.
Desde esas mismas en que prendía la muerte
su tatuaje de raíces verdes
en la epidermis musical del viento,
mientras la vida, caprichosamente,
se embadurnaba de esperanza el vientre
para parirme bueno.
Y ya maté cien veces por salvarme
de los aleves dientes del silencio.
¡Pobres,
mis muertos!
Se me vienen en sueños.
Se me vienen
por un jirón solemne de mis carnes.
Son mis hijos a veces.
Otras veces, yo mismo.
Se me vienen matándome en el tiempo,
a hierro lento.
Se me han sumado a los años
y a los sueños,
dentro de mi redil,
de marzo a marzo.
Y he clavado raíces en el tiempo
y al mismo tiempo me las han clavado.
Mas, nadie piense que en mis cantos muero.
Si canto, canto.
Moriré cantando.
ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA
EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM
(Hacer click sobre la imagen)
ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA
(Hacer click sobre la imagen)