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GENARO RIERA HUNTER

  LA VIRILIDAD ANDA SIN NORTE - Ensayo de GENARO RIERA HUNTER - Noviembre 2010


LA VIRILIDAD ANDA SIN NORTE - Ensayo de GENARO RIERA HUNTER - Noviembre 2010

LA VIRILIDAD ANDA SIN NORTE

 

Ensayo de GENARO RIERA HUNTER

 

 

En la medida en que la mujer, en nuestro tiempo, viene cada vez más ocupando lugares y funciones socio-culturales que eran reservadas en exclusividad al hombre, este último comienza a demostrar una considerable desorientación. Esto, en la medida en que esa exclusividad de lugares y funciones se va compartiendo cada vez entre ambos sexos. El propio poder familiar, la llamada "patria potestad", por ejemplo, va dejando de ser suyo o se comparte con la pareja. Si lo económico lo avalaba en su poder dominante junto con lo jurídico, hoy esto se relativiza, al punto que se observa cada vez con más frecuencia que una mujer puede llegar a contar con más recursos materiales, poder y derechos en el interior de una familia. Lo mismo viene dándose en el campo extra familiar en su convivir social y laboral.

Esto establece una crisis en las identidades o posiciones sexuadas. Vale decir, en el cómo ser y sentirse hombre o mujer, una vez que los referentes, las insignias identificatorias que la cultura ofrece, ya no sustentan una clara diferenciación entre las posiciones sexuadas del ser. Veamos algo sobre esta crisis en lo referente a la posición que llamamos viril-masculina.

La potencia, la fuerza, el poder, es algo que desde tiempos inmemoriales se asocia y vincula a lo viril, vale decir, a lo que comúnmente situamos como lo masculino. Sería un poco ingenuo o muy reduccionista pensar que esto se debe simplemente a que el hombre fue desde siempre y naturalmente, dotado con una mayor fuerza o poder bruto muscular. Algo que lo dejaba predispuesto a guerrear, dominar, cazar y defender la prole. Esto no nos caracteriza como seres propiamente humanos. Sabemos que los animales, en general, atienden muy bien a esas condiciones de existencia. Por lo tanto, lo viril en la llamada "especie" humana, no podría resumirse a ese tipo de ejercicio del poder. En nuestra condición de seres tomados y humanizados por el lenguaje en que nos constituimos, el poder, además de situarse como fuerza bruta o natural, necesita de referentes y operadores simbólicos. Poder y sexualidad humana no se constituyen fuera de ese campo. Ambos se presentan en considerable "desnaturalización", porque por más que se utilice con bastante facilidad el argumento de lo natural, de la naturaleza, para justificar o dar sentido al ejercicio del dicho poder o de las diferencias sexuadas, lo que es natural en lo humano es la dimensión simbólica. Es decir, el hecho de que hablamos, pensamos, trabajamos, odiamos, amamos, deseamos, gozamos, etc. a partir del registro de lo simbólico que es lo que constituye nuestra realidad esencial.

Lo viril, por lo tanto, necesita de una sustentación en esa dimensión de lo simbólico determinante de nuestra existencia. Siendo así, si hablamos de un cierto extravío de la posición viril en nuestros días, esto se refiere a la prevalencia, de esa realidad simbólica como determinante, no sólo, de las diferencias, así como del propio lugar de esa potencia a la que llamamos de "virilidad". Lo que el hombre contemporáneo enfrenta y constata, es que su llamada potencia masculina está más sujeta a ese tipo de determinación de lo que suponía. Hoy queda más claro que antes, que ella no tiene nada que ver con lo "natural". Esto las mujeres lo vienen demostrando al ir asumiendo lugares y emblemas que sustentaban la clásica identificación masculina. La potencialidad viril o "fálica", como la sitúa el psicoanálisis, deja así de mostrarse como si fuera un atributo exclusivo del hombre. Con eso, se denuncia y esclarece que su estatuto es del dicho orden de lo simbólico. Que tanto hombres como mujeres pueden acceder a esa posición de identificación masculina y presencia en el mundo, para desde allí, ser y ejercer una potencia.

Concretamente esto se expresa en el trabajar y producir fuera de casa, ganar dinero, ir a la guerra, obtener algún prestigio en el ámbito de lo público, de lo político, etc. Son todos ejercicios de una potencialidad a la que llamamos potencialidad de lo simbólico.

Lo que el hombre puede vivir hoy, como una especie de estado confusional, no pasa de un desanclaje de sus soportes imaginarios de identificación viril a partir de esa incidencia más clara de la determinación simbólica de lo sexual que nuestro tiempo viene presentando.

Los lugares se van alterando, las insatisfacciones van cambiando, los principios de poder se van diversificando. El discurso capitalista y la ciencia van teniendo una determinación sobre los lugares simbólicos, y esencialmente muestran, que la fragilidad de vínculos y sistemas no eran de hierro. El sujeto moderno, si se puede hablar de un sujeto moderno, sigue siendo un sujeto dividido, es decir, que presenta su falla y su falta. Esta última no es restañada ya por los valores, sino por los objetos del mercado, y así, hombres y mujeres están igualados pues son todos trabajadores por los objetos que presenta el dicho mercado cada vez más accesible y más rápido de deshacerse. La in-diferenciación se va acelerando y por eso surgen los síntomas, los llamados nuevos síntomas. Estos últimos vienen acompañando al discurso capitalista, pues es lo único que le puede hacer frente, como resistencia, a la igualación-homogenización. Este discurso capitalista al objeto de consumo lo pone delante (pro-ducción), lo pro-duce frente del sujeto, así: al consumir todos somos iguales ante el objeto de consumo, no hay diferenciación entre quienes consumimos.

Son los síntomas los que hoy objetan la homogenización que se viene viviendo, porque estos síntomas son, como siempre, los que de más particular-singular el sujeto tiene. Los síntomas son los que marcan hoy, más que nunca, la diferencia. Así, el sujeto moderno se viene enfrentando y respondiendo a procesos indiferenciantes con síntomas y dolores subjetivos. Estos síntomas modernos como son la depresión, las anorexias y adicciones, se pueden ubicar en esta línea de tentativas de "salvación" subjetiva. También, una de las respuestas a lo indiferenciado, es el discurso psicoanalítico, puesto que producir esa diferencia, hoy tan desdibujada, es el fundamento del deseo del analista.

En la época actual el sujeto moderno vive el peso de un nuevo malestar: el ser representado por los objetos y el hecho de que no se encuentre más con sus viejos malestares de pareja, donde se soportaba más en estado de subjetividad. Se tendría que hacer, por lo tanto, un esfuerzo considerable para resituar la cuestión estructural de las diferencias entre los sexos, para reubicarlas. Porque no tengamos duda, que la adquisición de esa potencialidad "viril", dejará cada vez más de ser de propiedad exclusiva de uno de los sexos. La prevalencia de la dimensión simbólica la democratizó.

Quizás, el horizonte se presente en términos de cómo partiendo del hecho de que la potencialidad es fundamentalmente del mismo orden de determinación, lograr ejercerla desde una diferencia en las posiciones sexuadas. Esto puede llegar a ser el gran desafío de lo sexual en la época actual de la tecno-ciencia-capitalismo: la producción de nuevos referentes emblemáticos, de un nuevo estilo o manera de vivir las posiciones sexuadas del ser. Algo que implica en una recuperación de la producción de las diferencias entre hombre y mujer en otros términos que los tradicionales. Producir una diferencia dentro de la propia potencia viril por un lado (una manera femenina de ejercerla), y por otro, tratar de re-localizar lo que sería hoy lo femenino en términos de un más allá de la virilidad democratizada y generalizada que hace empuje a la indiferenciación. Vale decir, cómo sustentar en nuestro tiempo ese más allá de lo viril, siempre enigmático, que la radicalidad femenina comporta.

 

Fuente:

REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY

IV ÉPOCA – Nº 19 – NOVIEMBRE 2010

POETAS – ENSAYISTAS – NARRADORES

© Arandurã Editorial,

Telefax: (595 21) 214.295

e-mail: arandura@telesurf.com

Internet: www.arandura.pyglobal.com

Asunción – Paraguay

Noviembre 2010 (197 páginas)

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Arandurã Editorial,
 
e-mail: arandura@telesurf.com.py
 
Internet: www.arandura.pyglobal.com
 
Asunción – Paraguay
 
Julio 2010 (199 páginas).
 
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