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MARÍA ISABEL BARRETO DE RAMÍREZ (+)

  SOBRE LABERINTOS VIOLENTOS DE SANGRE Y PESADILLAS - Domingo, 19 de Mayo de 2019


SOBRE LABERINTOS VIOLENTOS DE SANGRE Y PESADILLAS - Domingo, 19 de Mayo de 2019

SOBRE LABERINTOS VIOLENTOS DE SANGRE Y PESADILLAS

Libros

 

«El escritor no puede ponerse al servicio de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren» es una conocida frase del filósofo y escritor francés de origen argelino Albert Camus (1913-1960), premio Nobel de literatura 1957, y a mi modo de ver, más actual que nunca en esta época de fanatismos e intolerancias. A él le debemos obras maestras indispensables para entender la condición humana como El extranjero, La peste, El mito de Sísifo o El hombre rebelde. Frente a toda opresión, provenga de donde sea o enmascarada en la ideología de turno, está Camus. Le quisimos tanto en nuestra adolescencia.

A esa expresión de Camus volvía una y otra vez al leer Hijo de la Revolución (Asunción, Criterio Ediciones, 2019), esta magnífica novela de Maribel Barreto (Quyquyhó, 1936) que precisamente se enfoca en quienes sufren los daños y las consecuencias de la guerra civil que aconteció en nuestro país entre 1922 y 1923.

Plena época liberal. Presidencia provisional de Eusebio Ayala. Veta una ley para llamar a elecciones presidenciales argumentando que la difícil situación económica le impedía ese llamado. Ese veto detonó el levantamiento de guarniciones del interior con el liderazgo de Eduardo Schaerer y Adolfo Chirife. Esta llamada Revolución se prolongó desde el 27 de mayo de 1922 hasta el 10 de julio de 1923, cuando fueron derrotados los sublevados (Mary Monte de López Moreira: Historia del Paraguay, Asunción, Servilibro, 12 edición, 2019, pp. 275-276).

La historia paraguaya está jalonada de guerras civiles, cuartelazos, revoluciones y guerras internacionales. Tenemos la marca de una historia violenta en nuestra memoria colectiva. Y Maribel Barreto consigue en esta su más reciente novela hurgar en los avatares de una guerra civil desde la perspectiva no de los altos jefes políticos y militares sino desde el ángulo de la población en su conjunto.

Juan Manuel Marcos, en el prólogo, presenta una valiosa brújula del desarrollo de la obra. Escribe el autor de El invierno de Gunter que «su primera parte despliega un multicolor personaje colectivo, que es el pueblo paraguayo, íntimo, humilde, sensible, forjado en el dolor y la angustia de siglos, y en la segunda, se enfoca en el primer plano de dos hermanos, profundamente ennoblecidos por su respectiva vocación médica y religiosa» (p. 19).

Y es en esa segunda parte donde la obra adquiere una profunda incursión en la psicología de unos personajes sometidos a la atmósfera de la violencia, incluyendo la sexual. «Es un tiempo sin fechas, sin estaciones… inmersos en el laberinto violento de sangre y pesadillas» (p. 77). Y es en esta fase, donde Hijo de la Revolución discurre entre el drama y la tragedia cuando se destacan los hermanos Camilo y María Gloria y el atormentado Vicente.

María Gloria es violada. No se sabe nada del autor. Queda embarazada. Y después del parto le dicen que su hijo nació muerto. Ella se convierte en religiosa, la hermana Antonina. Pero algo le dice que le han escamoteado parte de la verdad.

«La vida me tendió una celada, me envolvió una entramada treta y callé. Mi familia me asestó una zancadilla y viví un tiempo esa farsa hasta que pude sacudir esa falacia y busqué la verdad, pero fui engañada» (p. 217). Es una de las reflexiones de la hermana Antonina.

Somos nosotros y nuestra circunstancia, como nos recuerda José Ortega y Gasset. Y en determinados pasajes de la historia esas circunstancias parece que nos aplastan. En ese sentido, María Gloria/Hermana Antonina queda prisionera de los mandatos sociales. Su vocación religiosa es producto del desastre vivencial.

El convulsionado Vicente afirma en un momento que «sabe que ha encontrado el amor con la certeza que lo ha perdido irremediablemente» (p. 206).

Maribel Barreto disecciona con precisión almas atormentadas y consumidas por la violencia. Seres a la intemperie que buscan un lugar en la vida en un tiempo inclemente.

En el libro René Dávalos, 50 años después (Asunción, Fondec, 2018) leía una columna publicada en octubre de 1968 en Criterio por el inolvidable Emilio Pérez Chaves donde presenta al ser humano como «ese manojo de polvo y sombra llamado hombre» (p. 340). Esto se advierte a lo largo de la novela de Maribel Barreto

Hijo de la Revolución, octava novela de Maribel Barreto, nos muestra así los costados más tenebrosos de una guerra y sus consecuencias.

Y que en lo más íntimo de nosotros andamos, como escribe José Saramago, «por ahí, a recoger los añicos y a disimular las cicatrices».

Asunción, alguna tarde de mayo. Gris y lluviosa. Escuchando a Fausto Papetti.



Maribel Barreto

Hijo de la Revolución

Asunción, Criterio Ediciones, 2019

 

 

 

 

Fuente: Suplemento Cultural del diario ABC COLOR

Edición Impresa del Domingo, 19 de Mayo de 2019

Página 2

www.abc.com.py

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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