POESÍAS DE ROQUE VALLEJOS
ILUSTRACIÓN DE CARLOS COLOMBINO
**/**
LOS ARCÁNGELES EBRIOS
Ahondando más el "pulso de sombra" presente en su primer volumen de versos, Roque Vallejos ofrece ahora este nuevo poemario donde el juego metamórfico de la angustia lleva sus límites un poco más allá, en busca de su foco sonámbulo. "Sentirse y no poderse tocar, oírse y no poder gritar; estar atado a sí mismo y no poder alcanzarse": la paradoja trágica del ser procurando inútilmente su medida en el existir, multiplica sus aristas, agudiza sus filos, y trata de diseñar en un claroscuro hecho de contradicciones, construidos de oposiciones en desmesura, los perfiles en carne viva de una sensibilidad privilegiada. Así puede este poeta hablar de su cruz, "más pesada que la de Cristo", porque esa cruz, tiene un nombre congénito e irredimible: soledad; la soledad que el hombre asume al erguirse en conciencia; la soledad en que uno "bebe la muerte sorbo a sorbo, sin convidar a nadie el propio trago"; comprender que lo único que le pertenece es "El fondo del abismo que nos crece adentro" y brindarnos ese poema final que da título al libro, aquel que empieza "todos velábamos a Dios -aquella noche como a un muerto gigante-ahogado en nosotros"... poema de resonancia apocalíptica, desde el horror del abismo entrevisto se vuelca de pronto "como un cielo de espaldas", dejando que "una noche inmensa nos trepe los huesos", mientras pueblan al hombre arcángeles extrañamente ebrios"...
Esta experiencia poética del vértigo interior, de la soledad y de la vida concebida como "un morir a cada rato", es tanto más dramática ni se la considera en función de la extrema y optimista juventud del poeta. Como los niños predestinados de ciertos cuentos, Roque Vallejos maneja con sencillez absoluta, sin quemarse la sonrisa, estos fantasmas tremendos agazapados en los subterráneos del hombre. Conforme a las palabras de Vicente Aleixandre (Criterio expresado al autor de estos poemas en carta personal remitido poe el insigne poeta español) se halla este poeta en la etapa admirable de los crecimientos impetuosos, cuando cada día aporta una dimensión nueva y se desciende un peldaño en la escala vertiginosa de las iluminaciones "desde abajo". Es difícil predecir adónde llegará Vallejos en esta creciente avidez de la tierra de nadie de la angustia, en su ambición de "abanderado de la nada". Hay tesituras difíciles de sostener. Pero tengo la seguridad duque Vallejos lleva en sí el signo que le permitirá llegado el momento, enderezar su brújula hacia ángulos nuevos, sin abandonar su ansiedad de lo irredimible, su iluminada piedad de ser irrealizado, su herida lucidez de “arcángel ebrio”
JOSEFINA PLÁ
**/**
9
a Carlos Colombino
Me preocupan los muertos
con su traje único
esperando inútilmente
debajo de la tierra.
La muerte como un ancla
amarrando
sus huesos,
la eternidad como gusano
taladrando
sus carnes.
Seco su tiempo,
la noria mutilada,
debe pesar tanto vacío
al hombro,
la agrimensura
triste
de nivelar las sombras
y de medir en vano
la altura
de la muerte.
Frío el rincón. El muro
derribado. La desembocadura
de Dios. El litoral del infierno.
El polvo ha recobrado de nuevo
su estatura.
La eternidad duerme otra vez
La nada, empieza.
10
Por estos anchos pliegues
de la muerte,
descalzos simplemente
para pisar la nada.
(Argamasa de sombras
para este mismo horno
de arcángeles expulsos
de un falso paraíso).
Norte oscuro y caliente
de la sangre,
donde la muerte
instala
sus aleros,
y comienza su poda
desde adentro
a cavarnos la tumba
a picotazos.
Después queda la cal
para apagar
la calavera;
remangada la sombra,
izada la ceniza,
testigo ante sí misma
de algún Dios apocado
que no tuvo pesebres
ni posó en los altares.
11
a Marta Lynch
Se bebe uno la muerte
sorbo a sorbo,
sin convidar a nadie
el propio trago,
mientras el ser cansado
se acurruca
sobre su blando lecho
de ceniza.
Pescadores varados,
sin la red bajo tierra
extraños buscadores
del perfil de su nada,
comedores tenaces
de las propias raíces,
destinos minerales
sin rumbos a sí mismos.
Bien entrada la sombra
Bien desgajado el tiempo.
El alma hecha silicio
o ya caldo sin huesos,
la tierra boca abajo
preñada de silencio
su antigua profecía
diluye entre los muertos.
12
a Josefina Plá
I
Todos velábamos a Dios
aquella noche,
como a un muerto gigante,
ahogado en nosotros.
La tierra se ahuecaba
para sorber la vida
mientras un cielo ausente
nos volvía la espalda.
II
Toda una inmensa noche
nos trepaba los huesos,
llovíamos callados
sobre nosotros mismos,
la nada nos lamía
tibiamente las sienes,
era baldío el tiempo
que nos soplaba adentro.
III
Como a madera vieja
nos digerían insectos,
el hombre era una jaula
abierta
para adentro,
nos poblaban arcángeles
extrañamente
ebrios,
muertos insomnes éramos
de pie bajo la tierra.
IV
Fermentaba ya el Verbo
en las entrañas, y en oleadas
nos llegaba su vacío,
átomo ausente
cayéndonos de abajo,
sombra desperezaba
en vez de sangre.
V
Piel subterránea.
Latido volteado.
Eternidad de nuevo
bautizada.
Cielo crucificado
en vez del hombre.
Infierno inaugurado
en vez de nada.
(De: Los Arcángeles ebrios)
**/**
Fuente: ANTOLOGÍA POÉTICA
Obras de ROQUE VALLEJOS
Editorial El Lector, Asunción-Paraguay, 2000
(Parte de La Gran Enciclopedia de la Cultura Paraguaya)
INTROITO de Hugo Rodríguez Alcalá
Nota de Augusto Roa Bastos
Diseño de tapa de MARIO CASARTELLI
**/**
ÍNDICE:
INTROITO DE HUGO RODRÍGUEZ-ALCALÁ;
NOTA DE AUGUSTO ROA BASTOS;
POESÍA VERTICAL DE ROBERTO JUARROZ;
DE: PULSO DE SOMBRA (1961) - (A mi tío Livio Pérez Garay y Josefina Plá):
• PRESENTACIÓN POR JOSEFINA PLÁ;
SE ME ESCAPA …/ SOBRE LA MISMA/ SE PODRIAN/ COMO EL TRONCO VACIO…/ ME IRE EN OTOÑO/ DESOLACIÓN/ JUICIOS SOBRE “PULSO DE SOMBRA” POR ALBERTO ZUM FELDE;
DE: LOS ARCANGELES EBRIOS: PRESENTACIÓN POR JOSEFINA PLÁ; JUICIOS SOBRE LA OBRA POÉTICA DE ROQUE VALLEJOS; 1 – 2 - 3 (a Dorita Alfonso Rolón) – 4 – 5 – 6 - 7 (para Augusto Roa Bastos) - 8 (para María Luisa Artecona de Thompson) - 9 (a Carlos Colombino) - 10 - 11 (a Marta Lynch) - 12 (a Josefina Plá)
DE: POEMAS DEL APOCALIPSIS: JUICIO DE VICENTE ALEIXANDRE (“En sus versos bien se ve que ebriedad no es confusión. Me alegra presenciar su evolución hacia la transparencia”, Madrid, 1964)/ TESTIMONIO (Fragmento)/ POEMA (a Betti Samaniego Leoz)/ POEMA (a Francisco y Ricardo Mardones Restat)/ PARÁBOLA DE LA RESURRECCIÓN (a la llorada memoria de mi tío Livio Pérez Garay)/ POEMA DEL APOCALIPSIS/ POEMA
DE: HENDYRAMO ÑANE RETA: LA VICTORIA FINAL (a José Asunción Flores)/ BIOGRAFÍA DE MI PATRIA/ EL CRISTO PERRO/ LOS DOLARES DE JUDAS
DE: LOS LABIOS DEL SILENCIO (1986): PRÓLOGO POR JOSEFINA PLÁ - INTRODUCCIÓN POR JOSÉ-LUIS APPLEYARD/ TESTIMONIO (Fragmento)/ AL SEÑOR QUE NOS JUZGA/ PASIONARIA/ LA LÁGRIMA SIN SOMBRA (a la Sra. Lilli de Von Loppel)/ LOS ALCORES NO MENGUAN (a Saray Encina Iglesias)/ LA PALABRA DE TIERRA/ LOS TRINOS FUGADOS/ LA NIÑA SILENCIADA (ante la muerte de SHAMANTA SMITH, 13 añitos)/ EL HOMBRE DEL SILENCIO/ EL ECO DEL SILENCIO/ EL GERMINAL CALLADO/ LA PAZ DE MARTA LYNCH/ ALFABETO DE MAL/ CONTRA LA “INDUSTRIA DE LA MUERTE”/ SANGRE EN SOMBRA/ EL AIRE SIDERANTE/ EL VERBO QUE NOS HACE
DE: TIEMPO BALDÍO (1988): PRESENTACIÓN POR OSCAR FERREIRO/ HECHICERÍA/ EL ABRAZO/ LA SOMBRA NUMINOSA (a Ricardo Mazó)/ EL TIEMPO DESHOJADO/ EL CIELO COMPARTIDO (a mi tía Antonia Pérez Garay)/ LOS ROSTROS DEL SILENCIO (a Claudia Delgado von Lepel)/ LA HISTORIA INNOMINADA (a Graciela Benítez Ruíz)/ EL ANGEL (para Raquel Delgado von Lepel)
DE: “…EBRIOS DE DIOS…” – NOVALIS
ESCORZO I al VI/ ESCORZO VII (a mi amigo Cachito Delgado Puentes)/ ESCORZO VIII (a mi amigo Jorge Delgado Puentes)/ ESCORZO IX/ LA TRANSUBSTANCIACIÓN/ EL ÚLTIMO POEMA/ EL ACOSO (a Aníbal Saucedo Rodas)/ HISTORIA DE LA NADA (al periodista Pedro Justino Macchi)/ EL RAYO RESUCITA/ EL ENIGMA (al poeta José-Luis Appleyard)/ CENIZA ENAMORADA
PARADOJAS: DEL I AL XXII/ EPÍLOGO – CREARNOS PARA CREAR POR JOSEFINA PLÁ
DE: EL EJERCICIO DE LA SOLEDAD (1988/1999): AMAR ÚNICAMENTE/ EL DESENCUENTRO CON EL TIEMPO/ EL PAN DE CADA DÍA/ LA SOLEDAD ABSOLUTA/ EL ECO DEL SER
/ EL EJERCICIO DE LA SOLEDAD (a César A. Garay)/ LO IMPOSIBLE/ EL ANIMAL DEL SER / MI BACULO PERENNE (a la llorada memoria de mi tía-madre Doña Melina Pérez Garay)/ MORIR NACIENDO/ EL TAHUR DEL TIEMPO (a Mario Casartelli, poeta de noble estrella)
ANEXO: POEMA AL PARAGUAY/ POEMA (al poeta René Dávalos)/ EL CUERPO ENCANDECIDO/ POEMA DE LA RESURRECCIÓN DE ABRIL
COMENTARIO DE GERARDO FOGEL
ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA
(Hacer click sobre la imagen)