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CARLOS A. PUSINERI SCALA (+)

  LA DEVOLUCIÓN DE LAS JOYAS PARAGUAYAS (CARLOS PUSINERI SCALA)


LA DEVOLUCIÓN DE LAS JOYAS PARAGUAYAS (CARLOS PUSINERI SCALA)

LA DEVOLUCIÓN DE LAS “JOYAS PARAGUAYAS”

POR EL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

CARLOS PUSINERI SCALA

Asunción, diciembre 1976

 

 

Con este relato histórico rendimos nuestro homenaje a los Estados Unidos de América, en ocasión de celebrarse el bicentenario de su independencia.  

Creemos de estricta justicia, destacar el magnífico gesto del Gobierno de ese gran país, que en 1926 devolvió las "joyas paraguayas" que habían sido depositadas en el consulado americano, por los ciudadanos paraguayos y extranjeros, que temerosos del saqueo, confiaron al consulado la custodia de sus bienes.

Durante la Guerra Grande, (1864-1870), los tres países que tenían su representación ante el nuestro, Italia Francia, y Estados Unidos, recibieron en 1868, en calidad de depósito, joyas y metal amonedado, que entregaron algunas personas, porque otras enterraron sus tesoros, esperanzados en que una vez terminada la guerra, podrían recuperarlos.

Ignoraron lo que haya podido pasar con las joyas que fueran depositadas en el consulado francés,  entonces a cargo del señor MAURICIO DE COUVERVILLE, quien fuera condecorado por el Mariscal López, con la Orden Nacional del Mérito.

En cuanto a los valores entregados al consulado italiano, al frente del cual estaba don LORENZO CHAPPERÓN sabemos que el proceder de este funcionario no fue correcto, negándose rotundamente a devolver los objetos que le habían sido entregados para su custodia por varias familias italianas y paraguayas. El señor HÉCTOR PEDRO BLOMBERG, nieto del coronel VENANCIO LÓPEZ, narra en un interesante artículo, publicado en la revista, "AQUI ESTA"; de Buenos Aires, en 1943, sobre "Los baúles famosos; vida rumbosa y muerte trágica del cónsul Chapperón". Este señor, en los primeros días de 1867 llegaba a Asunción a bordo de la cañonera "CONFIDENCIA". Lo recibió el Mariscal López, y lo reconoció oficialmente como cónsul italiano en el pueblo de Humaitá, y luego lo hizo trasladar a Asunción:

En febrero de 1868, la población se vio obligada a abandonar la Capital, motivando este acontecimiento, que un gran número de familias italianas y paraguayas, depositaran, -como ya señaláramos- sus prendas y metal amonedado en los consulados extranjeros. Cuando las fuerzas enemigas ocuparon la Capital,  se  produjeron saqueos, penetrando en todas las casas, inclusive en los consulados. Chapperón protesta ante el alto comando aliado, denunciando el hecho, "que fueron desestimados por el general brasileño GUILLERMO XAVIER DE SOUZA. Más tarde, familias que se habían salvado de las trágicas penurias, reclamaron sus joyas y dinero a Chapperón, quien manifestó que todo había desaparecido durante el saqueo del consulado, y con esa excusa no devolvió nada.

A fines de noviembre de 1869, el funcionario italiano se embarca en la cañonera "ARDITTA" llevando los famosos baúles “con la fortuna de tantas familias arruinadas". Ya en la capital argentina comienza a vivir a lo grande. Vende las joyas y compra "una mansión señorial en la callé San Martín, entre las de Tucumán y Lavalle, amueblándola con lujo extraordinario". Todo Buenos Aires se enteró de los malos manejos del funcionario italiano y le hicieron un tremendo vacío. Unos meses después, una noche de 1879, el señor Chapperón salía del Teatro Colón, luego de asistir a una función de gala, cuando recibió "un estiletazo en el corazón, pereciendo inmediatamente. En el cabo del arma asesina se encontró una tira de papel, que tenía la siguiente inscripción en idioma italiano: "cosi si puniscono i traditori della patria". Así termina trágicamente el cónsul y las joyas desaparecen en esa representación.

En la revista "Ñandé" del 15 de julio de 1962, (Año IV - N° 79) leímos un artículo titulado: "El fabuloso tesoro del Mariscal"; nos sorprendió el planteamiento del escritor, quien da a entender que "el tesoro era del estado", y en parte dice: "El Mariscal López lo recibió de su pueblo en momentos de angustia, cuando todo era tan necesario, pero supo evadirlo de la codicia del invasor para que fuese reintegrado a su pueblo. No está perdido, no, el Tesoro del Mariscal López. Ahí está bien seguro formando parte del patrimonio nacional". Más adelante dice que "el Mariscal entregó al cónsul de los EE. UU., general Mc. Mahón", pero lo cierto es que no fue el Mariscal quien entregó estas joyas, ni tampoco se trataba del general MAC. MAHÓN, sino de Mr. WASHBURN, y quienes llevaron todo lo encontrado en el    consulado fueron los brasileños, que enviaron todo a su país. Hace ya un tiempo, conversando con el señor embajador de los Estados Unidos de América, Mr. GEORGE LANDAU, hablamos de estas famosas joyas y de la devolución, mostrando interés en este engorroso episodio de la historia de nuestra patria.

Nos sorprendió un día, cuando conversando nuevamente sobre este tema, nos dijo que tenía varias notas del Departamento de Estado, donde se enteró de varios entretelones del caso. Tuvo la gentileza de darnos copias de esa correspondencia, la cual agradecemos muy sinceramente, puesto que era un acontecimiento poco conocido, y en el que tensamos mucho interés.      

En una carta que la Secretaría de Estado escribía al ministro americano en el Uruguay, Mr. Philip, el 27 de enero de 1925, le historiaba "el caso de las llamadas Joyas Paraguayas", que entre otras cosas decía: "Cuando las tropas aliadas entraron en Asunción, el señor WASHBURN fue compelido a abandonar esta ciudad" y los artículos que le fueran confiados pasaron por numerosas manos, para después tomar las tropas invasoras brasileñas". Estos señores hicieron un inventario y después remitieron al Brasil, entregando al señor PARTRIDGE, ministro americano en aquel país. De allí, más tarde se remitió al Departamento de Estado, donde en 1884 se hizo otro inventario, en cuya oportunidad se descubrió el hecho de que el contenido de la caja era mucho menor que lo manifestado en 1871 por los brasileños. En 1888 se envió el baúl a Mr. BACON, encargado de negocios en Montevideo, con intenciones de hacer entrega al Gobierno paraguayo de entonces, que no aceptó por encontrar diferencia en los inventarios realizados en 1871 y 1884. Con este motivo, el ministro americano en Montevideo, depositó en el LONDON AND RIVER PLATE BANK, en esa ciudad. El 3 de septiembre de 1902, Mr. FINCH, entonces ministro americano en el Uruguay, inspeccionó el baúl y encontró todo intacto, informando al  Departamento de Estado, del hecho, el día 5 del mismo mes.

En nota del 27 de enero de 1925, el Departamento de Estado le proponía al MINISTRÓ PHILIP que averigüe "si la    caja se halla aún en el Banco, y si su contenido se halla intacto", y que tomara un nuevo inventario, "además, tomar fotografías de todo, con especial cuidado que no llegue a manos de alguien que puedan reclamar". Firmaba esta carta, por la Secretaría de Estado, JOSEPH C. CAREW.

El 9 de marzo de 1925, Mr. PHILIP contesta al Departamento de Estado, mandándole el "inventario completo con fotografías". El día 9 de abril de 1925, la Secretaria de Estado le manda al "Charge en Paraguay, Mr. WILLIAM SOUTHWORTH, una nota indicándole que las llamadas "JOYAS PARAGUAYAS" estaban en Montevideo, y que "se cree en consecuencia que la disposición más satisfactoria de esta propiedad sería entregarla al Gobierno paraguayo, sin responsabilidad alguna de parte de este Gobierno. Se preocupaba además el Departamento de Estado por las personas descendientes de los dueños que reclamaron basados en las descripciones contenidas en los inventarios y recomendaba que hablara don el Gobierno paraguayo para que acepte "la caja y su contenido tal como es ahora" y que si no aceptara "comunique este hecho al Departamento con las sugestiones para disponer de la propiedad en los que pueda Ud. pensar". Firma esta carta, por el Departamento de Estado. JOSEPH C: GREW.

En fecha 28 de mayo de 1925, contesta Mr. SOUTHWORTH comunicándole que había recibido toda la documentación y que era de      opinión de no repartir a los dueños o supuestos dueños, que mejor sería entregar al Gobierno, y que de acuerdo con las instrucciones, había conversado con el señor BORDENAVE, ministro de Relaciones Exteriores, señalándoleque ya en 1895 el Gobierno paraguayo había rechazado aceptar esta caja, y que volvían a ofrecer. El señor BORDENAVE aceptó verbalmente lo mismo de hacer responsable de nada al Gobierno de los Estados Unidos; también aceptó que se haga entrega de las "JOYAS PARAGUAYAS" en Montevideo.     

Con tal motivo, el Gobierno paraguayo manda una nota      el 30 de junio de 1925, aceptando la caja de joyas bajo las condiciones propuestas por aquel Gobierno, pero haciendo la siguiente manifestación: "De la base de los archivos    anteriores de este ministerio respecto a este asunto, se colige que el inventario que Ud. adjunta no contiene todos los objetos y valores descritos en las varias peticiones presentadas por los reclamantes, ni aquellos de que dió razón el inventario efectuado en Río de Janeiro el 14 de septiembre de 1871, y que lleva la firma del ministro señor JAMES R. PARTRIDGE".

"Bajo estas circunstancias, mi Gobierno solo podría encargarse de la aceptación pura y simple de los objetos arriba mencionados, pero no puede relevar al suyo de los reclamos que no tendría forma de prevenir, por cuánto el renunciamiento de los derechos de propiedad es sólo válido cuando es hecho por los verdaderos dueños o los tenedores de sus títulos".

El Departamento de Estado no descuidaba este asunto. Por la correspondencia se notaba que tenía interés en devolver estas famosas joyas. Nombra un nuevo ministro para el Paraguay, que fue Mr. GEORGE KREECK, que según el periódico "El Liberal", del 21 de marzo de 1925, acababa de acreditar al nombrado ministro plenipotenciario, firmando el Decreto el Presidente de los Estados Unidos, Mr. COOLIDGE

En otra de las tantas cartas relacionadas con las "JOYAS PARAGUAYAS", del 1º  de octubre de 1925, el secretario de Estado le decía a Mr. Kreeck, que la caja que se encontraba en Montevideo, se enviaría a Asunción, y que él la reciba, y que se pronuncie "sobre reclamaciones escritas y verbales de los objetos depositados al señor WASHBURN e incluidos en la lista de 1871, suscrita por el señor PARTRIDGE". Este señor sugería "que se conceda un período de cuatro meses paraque los dueños presenten los reclamos y que después se disponga de ellas". Le decía también que el resto de aquellos objetos cuya propiedad no se haya establecido pasase a un museo. Sugería asimismo, que no fuera "la legación que se tomara la difícil tarea de distribuir los artículos en. cuestión a sus verdaderos dueños" -y que fuera- el Gobierno paraguayo. Continuaba dándole instrucciones Sobre las reclamos de objetos que faltan, dando a entender que no era el Gobierno de los Estados Unidos responsable, que los objetos habían sido tomados y llevados al Brasil, y para finalizar esta nota, instruía que "en caso de que Ud retorne la caja y su contenido al Gobierno paraguayo como se sugiere más arriba, será aconsejable qué Ud. obtenga un recibo en el que se especifiquen los artículos, etc". Firma esta nota, por la secretaria de Estado, JOSEPH C. GREW.

El ministro americano en Asunción, Mr. KREECK pide instrucciones telegráficamente, el 24 de noviembre de 1925 diciendo lo siguiente: "El Gobierno paraguayo acepta que las joyas sean devueltas aquí. Cómo actuará esta legación? CREECK".

El 30 de noviembre de 1925, el Departamento de Estado     contesta acusando recibo del telegrama, dándole las instrucciones siguientes: "En presencia de un Notario paraguayo haga examinar el inventario y las fotografías del contenido con él Ministro en el Uruguay, controlado y verificado por su Legación y oficiales paraguayos conjunta concurrentemente.

"Entregue la caja al oficial paraguayo debidamente autorizado para recibirla en presencia de testigos. Asegure un recibo apropiado y comprensivo que contendrá una copia del inventario y fotografías de la caja y su contenido. "Estoy telegrafiando a la Legación en el Uruguay, pidiendo sugestiones con respecto a la forma más segura de transportar la caja a Asunción. Sírvase informar al Departamento si tiene algunas sugestiones. KELLOGG".

El 18 de febrero de 1926, Mr. KREECK escribía, al Departamento de Estado dando cuenta de que "las joyas fueron recibidas de Montevideo" y que las había llevado a la Legación y son resguardadas por policías puestos por el Gobierno. La caja la trajo Mr. HOFER, secretario de la Legación Americana en Montevideo; se abrió la caja para controlar con el inventario hecho en Montevideo y luego se cerró y selló con los sellos de Paraguay y Estados Unidos, quedando en la embajada americana, de acuerdo a la petición del ministro de Relaciones Exteriores, hasta tanto acepte el Gobierno paraguayo.

El ministro Mr. KREECK, el 22 de marzo de 1926, comunica al Departamento de Estado, "que las joyas paraguayas han sido entregadas al Gobierno paraguayo, recibo de las cuales se adjunta a la presente. Es mi opinión que este tan negociado incidente, es ahora un capítulo cerrado de la historia, tanto para el Gobierno paraguayo como para nosotros, por cuanto es casi cierto que no hay quien pueda presentar un recibo o documento de Washburn, sustanciando su reclamo legal".

Estas joyas se entregaron al Ministro de Relaciones Exteriores, "y es intención del Gobierno paraguayo poner las joyas en la OFICINA DE CAMBIOS por el momento, y más tarde, tal vez al museo como recuerdo de la guerra".

Para recibir estas joyas, el Gobierno dicta un decreto Nº 23287 del 15 de marzo de 1926, cuyo artículo 1º dice: Desígnase a los señores HIPÓLITO CARRÓN y HÉCTOR POMPA peritos interventores para que juntamente con el Escribano Mayor de Gobierno, efectúen el inventario y la tasación de las joyas, debiendo especificar detalladamente el número, la calidad y los precios de los mismos". El articulo 2º autorizaba al Ministerio de Relaciones Exteriores a recibir las joyas, etc. El artículo 3°, a depositar en custodia en la OFICINA DE CAMBIOS. Firman este decreto, ELIGIO AYALA - LUIS A. RIART, ENRIQUE BORDENAVE, BELISARIO RIVAROLA, ADOLFO APONTE y MANUEL BENÍTEZ.

El Inventario tomado es largo para describirlo, pero si algún interesado leerlo, con mucho gusto le daremos.

Los objetos estaban empaquetados con un número y nombre.       Tuvimos oportunidad de ver el baúl con todo su contenido, en 1963, cuando el Banco Central del Paraguay organizó una exposición numismática, ocasión en la que se expusieron algunos de los objetos de plata.

El inventario se inicia así: Inventarlo de las joyas devueltas por la Legación de los Estados Unidos  de América al gobierno de la República del Paraguay en el año  1926.

Tomamos al azar para su descripción, algunos paquetes:

Paquete Nº 1, doce estribos de plata novecientos;

Paquete No 2, cuatro espuelas de plata novecientos;

Paquete Nº 15, quince cucharas de plata novecientos:

Paquete Nº 16, dieciocho tenedores de plata novecientos;

Paquete Nº 23, seis relojes oro 18 Kilates;

Paquete Nº 35, dieciséis anillos, un anillo carretón con tres topacios oro, etc.

Paquete Nº 36, trece platos de plata novecientos;

Paquete Nº 37, cinco fuentes plata novecientos;

Paquete Nº 38, catorce bombillas plata novecientos;

Paquete Nº 50, cuatro cadenas de oro;     

Paquete Nº 54, trece zarcillos, etc.

En el diario "La Tribuna" del 23 de marzo de 1926, año I, No 65, se lee: "LAS ALHAJAS DE LA GUERRA". - "Ayer tuvo lugar el acto de entrega" - "Con las formalidades del raso, ayer de mañana el señor ministro de Relaciones Exteriores, hizo entrega de las alhajas de la guerra, devueltas por el Gobierno de los Estados Unidos de América al señor gerente de la Oficina de Cambios, para su custodia". Decía también, que según informaciones oficiosas el valor de las alhajas no pasaba de 100.000 pesos moneda nacional, y que el Gobierno piensa destinar las alhajas al Museo Nacional.

A continuación haremos un comentario de dos largos artículos publicados con este motivo en LA TRIBUNA, los días 6 y 9 de febrero de 1926. Cuando los comentarios callejeros corrían, sin que se pudiera precisar la realidad de estas joyas. El que escribe este artículo es nada menos que HÉCTOR FRANCISCO DECOUD, y lo titula: "LAS CÉLEBRES ALHAJAS DE LA GUERRA", y comienza narrando: "Cuando la 6ª brigada de infantería brasilera del coronel HERMES ERNESTO DA FONSECA entró en la Asunción a las 6 de tarde del día 1º de enero de 1869". "La legación de los Estados Unidos instalada en la casa de la calle "La Justicia" No 95, (en 1926 funcionaba en ese local el Instituto Paraguayo y hoy la policía municipal de calle, General Díaz entre 14 de Mayo y 15 de Agosto). "Esta casa tenía colgado en el frente el escudo de los EE. UU. y las puertas cerradas".

Al día siguiente, 2 de enero, el coronel HERMES recibió aviso de que la legación de los Estados Unidos había sido saqueada durante la noche pasada por sus soldados, el comandante puso vigilancia inmediatamente.

Tres días después, el 5, entró a su vez a la Asunción el MARQUÉS DE CAXIAS con todo su ejército, quien en conocimiento de lo que había ocurrido, mandó inventariar el resto de las existencias. En cinco días se hizo el inventario labrando 5 actas, una por día. El primero se hace "el 6 de enero de 1869 en el palacio en construcción", (actual Palacio de Gobierno) ante una frondosa comisión encabezada por el coronel HERMES ERNESTO DA FONSECA y 8 militares más decía "encargados de la entrega del dinero y joyas encontradas en la casa No 95 de la calle de la Justicia”. También asisten otros nombrados por el mariscal del Ejército marqués de Caxias, 5 personas más, "encargadas de recibir el referido dinero y joyas"; se procedió al contaje, "encontrándose 2 baúles por valor de 29 contos 612.780 reis en las siguientes especies", dando a continuación los valores en distintas monedas; firman todos los presentes. Al día siguiente, el día 7, con los mismos testigos, y "estando en la casa No 95 de la calle de la Justicia, procediose al examen de los volúmenes y cofres existentes y encontrándose dinero y joyas, fueron depositadas en una caja, que fue completamente lacrada para ser abierta al día siguiente. También se lacró la puerta de entrada, en vista de ser tarde para inventariar". Firman esta acta todos los presente, 14 personas.

El día 8 vuelven a la casa de la calle de la Justicia, y en presencia de todos los oficiales "encontróse la cantidad de 861.120 reís, en las siguientes especies" ... dando a continuación las cantidades de monedas de distintos países, onzas de oro, libras esterlinas, francos, pesos bolivianos, monedas ; de oro brasileñas, y 255.000 reís en billetes del Brasil, "este dinero y un cofre con él nombre de ANTONIO NIN REYES y de una caja bien lacrada conteniendo joyas y más objetos de valor para ser inventariados en tiempo oportuno". Firman este tercer inventario por todos los presentes, 14 personas.

La cuarta acta realizada el día 9 de enero de 1869, antela presencia de testigos militares, "se abrió el referido cofre, encontrándose un saco conteniendo 502.800 reís" en distintas monedas, patacones plata, francos, pesos bolivianos y reis, "de lo que se hizo entrega a la pagaduría". Firman 14 testigos.

El 11 de enero de 1869 selabra la quinta acta en presencia de todos los testigos, "se abrió dicha caja y se encontró lo siguiente"; a continuación anotan lo encontrado de joyas, que creemos es el baúl que hoy se conserva en el Banco Central del Paraguay, que concuerda al inventario que en parte lo describimos, más arriba, y al final dice: "Y dándose por concluido el trabajo por no haber más nada que inventariar, se lacró de nuevo la misma caja y recogido la pagaduría hasta ulterior disposición del excelentísimo señor Mariscal del Ejército, marqués de Caxias". Termina el acta con la firma de los. 14 testigos.

Este es el primer inventario que se hizo de lo que el CÓNSUL WASHBURN había dejado, ya no en su totalidad, puesto que había sufrido el saqueo de la soldadesca brasileña, y que nos perdone el señor CÓNSUL CHAPPERÓN, si no fue tentado por la curiosidad a penetrar y penetró en aquella casa, y Dios sabe lo que pasó, porque podía haberlo hecho, puesto que Washburn dejó "el depósito bajo la custodia del cónsul italiano", y con lo que sabemos de este señor, no sería extrañoque algo haya pasado.

Conocido en el Río de la Plata el saqueo de la Asunción, una cañonera que se encontraba en Buenos Aires, "WASP" de los Estados Unidos, se vino precipitadamente para defender los archivos y existencias del Consulado de su país "pero tuvo la desgracia de encontrarla completamente vaciada".

Con este motivo, el comandante de la cañonera, W. A KIRKLAND le mandó una nota el 25 de febrero al mariscal GUILLERME XAVIER DA SOUZA, "denunciando el hecho y pidiendo la pronta devolución. El mariscal Guillerme contestó el 8 de marzo, historiándole todos los acontecimientos., y después le dice que "siempre que pruebe que ellos pertenecen al reclamante", quedando en la nada el reclamo.

El asunto pasó al conocimiento del mismo ministro de Relaciones Exteriores en Brasil, quien se, entendió directamente con la legación de los Estados Unidos en Río de Janeiro, que después de un cambio de notas, el Gobierno Imperial entrego el 14 de septiembre de 1871 al ministro americano, Mr JAMS R. PARTRIDGE, habiendo hecho previamente un inventario, (el 2º de los tantos que se hicieron después).

De esta entrega, el Brasil comunica al Paraguay, por nota del 7 de diciembre de 1871.

En 1884 se hizo otro inventario, (el tercero) y como ya dijéramos no concordaba con el hecho en 1871.

"La diferencia era notable. Las tres cuartas partes de depósito en joyas y dinero faltaban en el segundo" (o realmente era el tercer inventarió), esto expresa HÉCTOR FRANCISCO DECOUD (en LA TRIBUNA del 9 de febrero de 1926).

Varios particulares habían reclamado sus bienes depositados en el consulado americano, uno de ellos don TEODORO CHACÓN, como apoderado de los herederos del extinto LISANDRO VACA (boliviano), que depositó "12.000 pesos fuertes en plata y oro sellado y 6.000 pesos en alhajas".

Otro presentante fue el doctor GUILLERMO STEWART, la señora CÁRMEN GILL DE CORDAL, etc. más tarde se hizo un llamado por los periódicos por el "término de noventa días", para todas las personas que se consideren con derecho para ser comunicados al Gobierno norteamericano".

Una sola señora se presentó, doña JOSEFA ANTONIA RIVAS. El Gobierno paraguayo comunicó al Departamento de Estado el 20 de abril de 1902.

Lo que pudimos deducir es que si en uno solo de los consulados se depositó todo lo que figuraba en el primer inventario en 1869, algo parecido se habrá depositado en los otros dos consulados, además de las personas que enterraron, da una idea de lo rico que era el Paraguay,  y teniendo en cuenta también que todos los extranjeros que fueron contratados durante los gobiernos de los López eran pagados con monedas de oro o plata, y cuando volvían a su país llevaban buenas sumas de dinero.

JUAN FRANCISCO PÉREZ ACOSTA, en su libro CARLOS A. LÓPEZ "OBRERO MÁXIMO", (página 287), dice que cuando se retiró "el ministró norteamericano WASHBURN, quedaban depositadas en la legación 60 libras y un cajón sin especificación de propiedad de Mr. TAYLOR".

En el periódico "LA REGENERACIÓN", aparecido en Asunción el 1º de octubre de 1869, cuando el Mariscal López aún no había muerto, en el Nº 45 del 21 de enero de 1870, se lee: "Alhajas de las Familias - Damos hoy una hoja suelta en que se detallan las alhajas que se están entregando a sus respectivos dueños. No va en el periódico por su mucha extensión".

En realidad, en hoja separada dan una larga lista de personas y se titula: "PUBLICACIÓN OFICIAL - Las alhajas pertenecientes a particulares, entregadas por los aliados al Superior Gobierno para ser devueltos a sus legítimos dueños y se hace esta devolución por la Comisión nombrada, en la casa esquina de don ANTONIO DECOUD en la calle del Atajo" poco a poco se van entregando a sus dueños a los que pudieron volver de la desgraciada guerra hasta que el 6 de marzo de 1870 el Gobierno dicta una resolución previniendo "que las alhajas halladas en Piribebuy" serán devueltos a los interesados hasta el 15 de abril y pasada esta fecha serán devueltos al Gobierno para fines consiguientes. Da a continuación una lista de personas que aún no los habían retirado. Este edicto se publicó en varias oportunidades en el periódico bisemanario "LA REGENERACIÓN".

En el Nº 69 del mismo periódico del 20 de marzo se lee una notable información y la titula "BOTÍN", y dice: "El diario oficial del Brasil publica detalladamente la relación de la plata labrada, joyas, dinero y ornamentos de iglesia tomados en la cordillera de Azcurra". Sigue dando los detalles, que eran 33 cajones y que los ornamentos de iglesia - habían devuelto, "quedando en depósito 100 libras esterlinas, varios bultos conteniendo utensilios, ropa, y alhajas de particulares a fin de efectuar la devolución a sus legítimos dueños".

Otro episodio notable que guarda relación con estas "JOYAS PARAGUAYAS" es que al poco tiempo de haber llegado Mr. WASHBURN,  nace una hija el 22 de octubre de 1867 en Asunción, en la casa de la calle de la Justicia Nº 95, (General Díaz entre 14 de Mayo y 15 de Agosto), a quien le pusieron por nombre HESTER. Cuando sus padres abandonaron esta ciudad la hija apenas contaba un año. Pasaron más de sesenta años, cuando a fines, de noviembre de 1929 llega a esta capital Mrs. HESTER WASHBURN acompañada por su hermana, la señora MONROE HOWELL. En el periódico "EL DIARIO", del 23 de noviembre de 1929 publican una foto y se lee un artículo en primera plana. titulado: "Mrs. Washburn visita la patria de su nacimiento". En la foto vemos al ministro norteamericano, Mr. Kreech a Mrs. Hester Washburn, al director de "El Diario", señor Eliseo Da Rosa y la hermana de Mrs. Hester. El articulo comenzaba así: "Gratamente sorprendidos fuimos ayer con la gentil visita que nos hicieron dos damas norteamericanas", etc., y más adelante se lee: "después de 62 años de ausencia la señorita Washburn vuelve a su ciudad natal atraída por la nostalgia y el deseo de conocer la patria de su nacimiento". Entre otras cosas, esta señorita dijo que estaba muy impresionada y que pasaría una temporada la más encantadora de su vida. Visitó la casa donde había nacido  que en aquel entonces no estaba derribada casi en su totalidad, como hoy está y que sería muy interesante de conservar siquiera ese "lance" que pueda. El periódico hacía un comentario d diciendo. "que de sugerencias y evocaciones había despertado la señorita Washburn, la contemplación de la memorable casona de su nacimiento", (en ese momento ocupaba en ese local el célebre Instituto Paraguayo).

Al día siguiente el día 29 de noviembre de 1926, en el mismo periódico se lee un artículo que nos sorprendió, relacionado con las famosas "JOYAS PARAGUAYAS", titulado "UN CAJON DE JOYAS CUYA CUSTODIA FUE ENCOMENDADA DURANTE LA GUERRA AL MINISTRO NORTEAMERICANO Mr. WASHBURN". "En presencia del Gerente de la OFICINA  DE CAMBIOS, del Escribano Mayor de Gobierno, del Introductor de Embajadores, señor SILVANO MOSQUEARA y Ministro de los Estados Unidos, Mr. KREECK y señora, se procedió esta mañana en la OFICINA DE CAMBIOS  a la apertura del cajón o arca conteniendo las joyas que habían sido entregadas al ex-ministro americano, Mr. CHARLES WASHBURN en las postrimerías de la guerra de la Triple Alianza, pertenecientes a las familias asuncenas antes de su ocupación por las tropas enemigas". Dicho acto fue realizado a pedido especial de Mr. KREEK, con motivo de la venida a nuestro país de la hija de Mr. WASHBURN; después se volvió a cerrar el arcón y se selló con los timbres paraguayos y americanos labrándose un acta y quedando en custodia en la misma OFICINA DE CAMBIOS. Pocos días después vuelve a su país la señorita HESTÉR y su hermana, muy impresionada de todo lo que vio y la atención que tuvieron del ministro americano en ésta, y del pueblo paraguayo.

El baúl con las "JOYAS PARAGUAYAS" quedó y permanece - intacto hasta hoy en el TESORO DEL BANCO CENTRAL DEL PARAGUAY, y por primera vez se pudo ver parte de las joyas, en el año 1963, gracias a una exposición numismática de la que ya habláramos, donde también se mostraron varios de los objetos que los paraguayos habían depositado en el consulado americano, el año de 1868.

Asunción, diciembre 1976

 

 

 

 

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