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CARLOS MARTINI

  LA SOBREVIVENCIA EN EL LÍMITE - CARLOS MARTINI - Año 2002


LA SOBREVIVENCIA EN EL LÍMITE - CARLOS MARTINI - Año 2002

LA SOBREVIVENCIA EN EL LÍMITE
 
CARLOS MARTINI*
 

Y allá en el fondo está la muerte sino corremos

y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.

(Julio Cortázar. Instrucciones para dar cuerda al reloj.

En Cronopios y Famas)

 

La transición a la democracia en el Paraguay, iniciada con el golpe militar del 2 y 3 de febrero de 1989, ha sido una tormentosa travesía dominada por rupturas y continuidades con el régimen dictatorial del gral. Alfredo Stroessner, quien permaneció en el poder desde el 4 de mayo de 1954.

A casi trece años del comienzo de esta aventura en libertad, el país presenta, en su conjunto, tanto en los ámbitos político, social y económico, señales sombrías de parálisis institucional, retroceso económico y agudo empobrecimiento social.

Una síntesis del Paraguay de hoy puede ser la de un modelo democrático oligárquico-electoral, bajo un Estado de Derecho de muy baja intensidad con escasa vigencia de la ley, elevada impunidad, en el contexto de una sociedad acentuadamente fragmentada, desigual y con incremento de los niveles de violencia social.

Un acentuado descreimiento en las instituciones marca el momento sociopolítico. Casi siete de cada diez habitantes de Asunción y su Area Metropolitana creen que en el Paraguay existen grupos vinculados con el poder político que actúan al margen de la ley, de acuerdo a una encuesta de febrero de 2002 realizada por José Nicolás Morínigo.

Las esperanzas abiertas en marzo de 1999, cuando fue derrotado el proyecto autoritario del gral. Lino Oviedo, que incluyeron la formación de un Gabinete de amplia participación política, fueron rápidamente dilapidadas. No se encaró la reforma del Estado ni se diseñó un programa de reactivación económica. Mucho menos se consiguieron logros en el combate a la corrupción. El segundo partido del país, el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) se desvinculó del cogobierno en menos de un año y el escenario se caracteriza desde entonces por altos niveles de confrontación política.

La victoria del líder del PLRA, Julio César Franco, en las elecciones vicepresidenciales del 23 de agosto de 2000, para llenar la vacancia dejada por el asesinado vicepresidente Luís María Argaña en marzo de 1999 y que desató la crisis que terminó con la fugaz presidencia de Raúl Cubas (oviedista), diseña un mapa complicado para la gobernabilidad. A partir de entonces se tiene a un presidente colorado, Luís Angel González Macchi, quien llega al cargo porque era presidente del Senado durante la crisis de marzo de 1999, y un vicepresidente de un partido opositor que llega al cargo a través de las urnas, con el apoyo de un sector colorado, el oviedismo, y que muy pronto, ya desde marzo de 2001, toma como línea política la destitución del presidente de la República, en iniciativas de juicio de político que nunca prosperaron.

Se conforma, por consiguiente, una relación atípica y perniciosa para acceder a umbrales mínimos de gobernabilidad. Por un lado, un presidente colorado, no electo y cada vez con menos respaldo ciudadano, apenas uno de cada diez ciudadanos respaldan hoy a González Macchi, y por otro, un vicepresidente liberal que quiere la destitución del presidente y que tampoco cuenta con los votos necesarios en la Cámara de Diputados para iniciar un juicio político y menos capacidad de convocatoria ciudadana para forzar una crisis de gobernabilidad. Este fue el escenario de una conflictivad sin salida hasta que a finales de octubre de 2002, renuncia Julio César Franco para lanzarse a la carrera para obtener la nominación presidencial por su partido.

 

 

SÍNDROME DEL ARRASTRE ES UNA CRÓNICA PARÁLISIS GUBERNAMENTAL

 

 

El presidente González Macchi ya solamente es sostenido por el oficialista Partido Colorado. Su líder principal, Nicanor Duarte Frutos, precandidato presidencial por dicho partido con mayores posibilidades de lograr la candidatura al ser el candidato apoyado por el aparato del Estado, no defiende la gestión de González Macchi. Sencillamente lo sostiene, impidiendo que en la Cámara de Diputados se obtenga la mayoría necesaria-dos tercios- para un juicio político. Así evita que un liberal asuma la presidencia, más aún en un año electoral. Debe subrayarse que el Partido Colorado lleva 55 años ininterrumpidos en el poder. Es el partido de mayor longevidad mundial en el poder en la actualidad.

La estrategia colorada oficialista es entonces el del síndrome del arrastre, esto es, no cambiar al presidente de la República pero tampoco hacer reformas estatales de fondo-ni se racionalizó el aparato estatal ni se privatizaron empresas públicas y tampoco se consiguieron logros en el combate a la corrupción, el contrabando y la evasión impositiva-preparándose en el caso de Nicanor Duarte Frutos para la batalla electoral de abril de 2003. Un informe de una auditoría privada concluía en noviembre de 2002 que las coimas cobradas en Aduanas equivalían al 50% de la elevada evasión impositiva.

En el frente opositor, liberales y oviedistas, ahora desprendidos en un nuevo partido, UNACE, el eje es el las movilizaciones episódicas, dureza retórica y búsqueda, por parte del oviedismo de extraer toda la cantidad posible de afiliados colorados o por lo menos de conseguir su adhesión para el día de las elecciones generales y así, con esa sangría colorada aportar votos a una hipotética alianza electoral con el PLRA para derrotar a la ANR, en una suerte de réplica en mayor escala de lo sucedido el 13 de agosto de 2000 cuando el liberal Julio César Franco accedió a la vicepresidencia con la ayuda de votos oviedistas.

¿Cómo caracterizar entonces el momento sociopolítico paraguayo en la mitad del año 2002? Es una fase de paralisis en la sobrevivencia sin transponer el umbral hacia la crisis de gobernabilidad.

Esa parálisis gubernamental es mera administración de dificultades, sobrevivencia política, tensiones casi constantes, ausencia de un programa de gobierno en ejecución para lograr una mínima reactivación económica. El año 2002 terminará como el peor en veinte años. El FMI pronosticó una caída del 4%. El PIB per cápita es igual al de 1979, mostrando así un estancamiento de más de dos décadas. El Estado central ya se limita apenas a pagar sueldos con retraso dado su enorme déficit.

La crisis de gobernabilidad es otro estadio. En esta fase se rompe, quiebra o fisura la élite del poder, generalmente se pierden soportes sociales con movilizaciones en ascenso y persistentes, los apoyos internacionales se debilitan o pierden y ocurren disparadores finales ( disminución de sueldos en el sector público y confiscación de ahorros en Argentina.)

En el caso paraguayo se ha sumado situaciones relevantes en esta suerte de parálisis recurrente, como la imputación del fiscal Javier Contreras al presidente Luís Angel González Macchi por el delito de desvío irregular al exterior de dinero de bancos en liquidación, la delicada situación fiscal que obligó como nunca al Ministerio de Hacienda a retrasar los pagos de salarios, jubilaciones y pensiones en el sector público durante el mes de julio, la disparada del dólar que retrajo aún más el nivel del salario mínimo, el incremento del desempleo y del subempleo y la precarización del nivel de vida de la exigua clase media. Sólo en los últimos cuatro años se han cerrado al menos 500 empresas y entre el desempleo y el subempleo hoy están cuatro de cada diez trabajadores.

Sin embargo, todo remite a lo que denominamos síndrome del arrastre. El empeoramiento. El empeoramiento de la microeconomía y el estancamiento de la macroeconomía no tienen el correlato de gente en las calles, movilizaciones con algún grado de impacto masivo.

 

LA ESCENOGRAFÍA DE LA ANGUSTIA

 

En el 2001 ya el 59,4% creía que su situación era peor en ese momento que en relación a un año atrás. Dos de cada tres paraguayos creen incluso que la coima, uno de los componentes más habituales de la corrupción, es más frecuente hoy que bajo la dictadura del gral Alfredo Stroessner. El 51% o no responde o no sabe ante la pregunta sobre un líder que pudiera sacar el país adelante. En segundo lugar aparece el gral Lino Oviedo (13,99%) y en tercer lugar ninguno (12,99%). El Gobierno del presidente Luís Angel González Macchi recibe nota excelente para el 2% mientras que el régimen dictatorial de Stroessner recibe esa nota en un 33,6%). Las primeras palabras que asocian los paraguayos a democracia es falsedad, nada y confusión. Estos datos, extraídos de la encuesta a nivel nacional coordinada por el politólogo Alejandro Vial Saavedra, apoyada por la Agencia Internacional para el Desarrollo de los EE.UU. (USAID) en 2001, ratifican una fotografía más que inquietante y sombría: la percepción de que la dictadura obtenía mejores resultados que un sistema de libertades públicas.

Paraguay ocupa el penúltimo lugar en cuanto a valoración positiva de la democracia en América Latina (23%). El aspecto dramático es la variación desde 1996. Entonces el puntaje positivo para este sistema era del 40%. (Fundación Latinobarómetro)

¿Percepciones sin fundamento real?. Todo lo contrario. Reflejan, como en un espejo de agua cristalina, los indicadores sociales, económicos y políticos, de un país que como alguna vez señaló Carlos Colombino, artista plástico, sufre de déficit de futuro. Aquí se presentan algunos costados de este bosque oscuro y sin brújula que es hoy el Paraguay:

Paraguay retrocedió en 2001 en el Indice de Desarrollo Humano (IDH) elaborado anualmente por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD. Descendió del puesto 80 al 90 en un ranking de 173 países.

Continúa la tendencia negativa en la economía. De acuerdo al mismo informe, el Producto Interno Bruto (PIB) era de 9.200 millones de dólares en 1998 y se situó en 7.500 millones de dólares en el 2000

El 19,5% vive con menos de un dólar diario y el 49,3% con dos dólares diarios

El 10% más rico concentra el 43,8% del ingreso o consumo mientras que el 10% más pobre sólo dispone del 0,5%, lo que lleva a que el índice de desigualdad en el Paraguay se aproxime al que tiene Sierra Leona, país africano que en IDH está en el fondo de la clasificación.

El ingreso per cápita es igual al de 1979

El crecimiento de la economía paraguaya entre 1970 y 1981 fue del 8,8% anualmente debido sobre todo a la construcción de Itaipú y a la ampliación de la frontera agrícola. Desde entonces, hasta 1999, la tasa de crecimiento promedio anual es de 2,4%, es decir, por debajo del crecimiento de la población para el mismo periodo (2,9%) Este resultado implica que el PIB per cápita se redujo cada año un 0,5% alcanzando en 1999 un nivel por debajo de los años ochenta (Marcos Robles, Crecimiento, desigualdad y pobreza en el Paraguay. En Dionisio Borda y Fernando Masi (editores). Pobreza, desigualdad y política social en América Latina. CADEP. Asunción. 2001.)

En 1992, el 10% más rico obtenía ingresos 28 veces mayores que el 10% más pobre. Esta distancia se incrementó a 53 veces en el bienio 1997/98 (Fernando Masi.Desigualdad de los ingresos familiares en Paraguay. Algunas evidencias. OB. Cit.)

La pobreza afectaba al 30,3% en 1995. Alcanzó al 33,9% en el bienio 2000/01.

El 25,6% de los pobres del sector rural es pobre extremo, indigente. En 1995 esa proporción alcanzaba a 21,4%

El desempleo total pasó del 6% en 1995 al 15% en 2001. Si se incluye el subempleo la proporción de personas con problemas de empleo llega al 40%.

La desnutrición aguda pasó del 3% al 5%

Dos de cada tres comunidades rurales no tienen puesto de salud

El analfabetismo absoluto pasó del 7% al 8%. Si se incluye al analfabetismo funcional el porcentaje ronda el 50%.

Sólo cuatro de cada diez jóvenes que debería estar cursando el bachillerato está dentro del sistema educativo formal

El índice de muertes maternas es el tercero en la región, detrás de Haití y Bolivia.

Menos de la mitad de la población tiene acceso al agua potable, menos del 10% a la red cloacal, solamente el 5% de la rutas del país está asfaltado, la cobertura de telefonía fija es de 5 por cada cien habitantes.

Pero no es solamente a nivel de la población en general la prevalencia de una visión pesimista sobre los logros/resultados de esta democracia oligárquico electoral. Las élites piensan en la misma dirección de acuerdo a un estudio realizado en base a un cuestionario respondido por 57 referentes políticos, económicos, sociales y culturales del Paraguay.

Ante la pregunta, si en relación al régimen de Alfredo Stroessner, ud. Cree que el país está:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Carlos Martini. Myriam Yore. Las élites paraguayas y
su visión de país.
CIDSEP-Universidad Católica. Fundación Konrad. Adenauer. Asunción. 2002.

 

Como puede observarse, salvo en la dimensión política, que trasunta sobre todo el amplio clima de libertades públicas, mayor equilibrio entre los Poderes del Estado, una incipiente construcción de la institucionalidad del Estado de Derecho, en el resto de los apartados, la sensación térmica es de regresión, no solamente de estancamiento.

Pierre Rosanvallon, profesor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París apunta que "vivimos bajo un movimiento masivo de secesión social. Es lo que Michael Walzer llama la sociedad del alejamiento o del distanciamiento." La distancia entre incluidos y excluidos se extiende a tales extremos que las sociedades se feudalizan, se fragmentan y cada vez se deshilvana más el sentido de colectividad ( barrios cerrados, condominios, sistemas sofisticados de seguridad, guetos fracturados entre sí, barriadas extendidas de miseria).

Rosanvallon argumenta que "el hecho de vivir en el mismo espacio público de manera comparable es lo que involucra un compromiso más profundo. Ya hay grupos sociales que se perciben como extraños los unos a los otros, y eso es inquietante". Cuando las disparidades llegan a honduras marcadas como en este continente" el espacio público se borra." ( 3puntos. Buenos Aires, 10 de enero de 2002, pp. 32-35)

En el plano político se pueden detectar tres niveles de evolución desde el quiebre del régimen autoritario en febrero de 1989. En primer lugar, se han dado avances substanciales en limpieza y transparencia electoral. Así, en procedimientos para elegir autoridades de acuerdo a parámetros de la democracias representativa la ruptura con las prácticas dictatoriales ha sido significativa ( libertades públicas, registros limpios, tribunales electorales plurales.)

En un segundo plano los avances han sido mucho más limitados. El Estado de Derecho implica la vigencia extendida de la ley, lo cual en el combate a la corrupción y a la impunidad, salvo casos aislados, es inexistente. El fiscal Alejandro Nissen afirmaba en julio de 2002 que hasta ese momento ningún funcionario o ex funcionario público había sido condenado por enriquecimiento ilícito. La descentralización, que también puede acercar más al ciudadano el proceso de decisiones de políticas públicas, se ha quedado en el ámbito político pero en medio de extremas precariedades económicas.

En un tercer plano, el de la dimensión de la equidad social, como pudo notarse más arriba, el panorama es más que sombrío.

Este divorcio triple entre una democracia electoral, un Estado de Derecho de alcance muy limitado y un escenario social de disgregación/fragmentación/fractura creciente con desempleo, subempleo y empobrecimiento llevan a concluir que el sistema político paraguayo está, en el mejor de los casos, bajo una democracia oligárquico electoral.

 

CLIENTELISMO SOSTENIDO Y CORRUPCIÓN COMO NORMA

 

La construcción de lealtades desde el acceso al aparato del Estado es otra de las herencias no modificadas en la transición. Así como la continuidad de canales comunicantes entre el Partido Colorado y las FF.AA. durante gran parte de la década del noventa fue un factor favorable de inestabilidad política, la persistencia del modelo patrimonialista clientelista fue un obstáculo a la modernización estatal. Incluso el Estado aumentó en funcionarios.

"No se puede soslayar que en la transición se ha hecho un esfuerzo por actualizar los sueldos rezagados de las áreas sociales: salud y educación y de expandir más dicho servicio; pero tampoco se puede ocultar que la lucha por el poder inter y extra partidarios y la situación recesiva del país han generado una fuerte presión sobre el Estado a fin de acomodar a su interior a nuevos empleados públicos. Nótese que en 1989 existían en la Administración Central 118.851 cargos y en los Entes Descentralizados, 33.956, con un total en ambos niveles de 152.807 cargos." (Borda, Dionisio, Las finanzas públicas en aprietos. Revista Acción de la Compañía de Jesús. No. 208. Asunción. Octubre de 2000) En la actualidad, año 2002, el total es de alrededor de 200.000.

Paraguay es uno de los que más dinero utiliza en gasto de personal en la región en el sector público. En 1989, el porcentaje en relación al PIB era del 4%, en 2001 era del 10%. Cada vez se destinan más recursos a gastos corrientes en detrimento de las inversiones. En el primer semestre del 2002 solamente se asfaltaron 25 kms de rutas. Es un contrasentido dado que Paraguay de los 60.000 kms de red vial, apenas 3000 están asfaltados.

El modelo del Partido Estado tiene una visibilidad clara en la tasa de afiliación. La ANR tiene más de un millón cien mil afiliados para una población de alrededor de seis millones de personas y se convierte en uno de los países con un partido de mayor tasa de afiliaciones del mundo (uno de cada seis habitantes).

En un país donde crecen el desempleo y el subempleo, con 100.000 personas que emigran anualmente del sector rural al urbano, el Estado se convirtió en fuente de supervivencia a cambio de lealtades.

¿País pobre o mal administrado?. Más de lo segundo que de lo primero. Una muestra basta para ilustrar el peso del Estado de corrupción. Una denuncia periodística que ya se convirtió en un proceso judicial da cuenta que en solamente dos años, en la Intendencia del Ejército, se falsificaban facturas de compra para pagar a falsos proveedores por alimentos. Ese dinero nunca se pagó. La estafa asciende a 80.000 mil millones de guaraníes. Todo el déficit fiscal paraguayo del primer semestre del año 2002 asciende a alrededor de 247.000 mil millones de guaraníes. Es decir, un solo caso de corrupción equivales a más o menos un tercio del déficit de medio año del Estado paraguayo. Esto sin contar que cálculos privados apuntan a 400 millones de dólares la pérdida por el contrabando en impuestos o la evasión impositiva cifrada en un 60% a 70%.

Ya a comienzos de la década del noventa, un estudio revelaba algunas de las formas más comunes de corrupción administrativa. Estas eran: "1. Sobrefacturación de precios de obras públicas, 2. Ejecución de obras materiales sin llamado a licitación o siendo las licitaciones fraudulentas, 3. Sobornos, 4. Cobro indebido de salarios estatales por los jefes de las reparticiones públicas destinados a supuestos funcionarios inexistentes (funcionarios fantasmas) y por personas que figuran en planillas de cobros sin prestar ningún servicio a la institución ( funcionarios planilleros), 5. Crédito exterior para construcciones de obras públicas sin aprobación parlamentaria, 6. Evasión de divisas, 7. Desvío de fondos, 8. Fraude y evasión tributaria, 9. Usurpación de bienes públicos (servicios estatales públicos, luz, agua, teléfono, combustible, vehículos, etc), 10. Falta de declaración jurada de bienes de funcionarios públicos, 11. Adulteración de datos oficiales. (Palau, Tomás y otros. Dictadura , corrupción y transición. BASE-IS. Asunción. 1990) La inmensa mayoría de estas modalidades continúan en el presente.

Deben agregarse, durante la década del noventa, la sucesión de estafas al sistema financiero, la caída del Banco Nacional de Trabajadores o la pérdida de recursos del Instituto de Previsión Social.

Como muestra del escaso tejido de control de la gestión pública en el país, hasta 1996 no existía ningún precedente de cálculos aproximados de recursos estatales apropiados en forma ilegal. A partir de ese año surgen los informes anuales de la Contraloría General de la República. Por ejemplo, de acuerdo a un informe de 1996 el monto del perjuicio, potencial o efectivo contra el patrimonio del Estado era de más de mil millones de dólares, a fines de 1997 era de dos mil millones de dólares. Debe subrayarse que muy pocas denuncias, tanto de Contraloría como de la prensa terminan en casos judiciales con alguna sentencia.

 

EL INMEDIATISMO COMO HOJA DE RUTA

 

El filósofo español José Ortega y Gasset afirmó alguna vez que una nación es un proyecto sugestivo de vida en común. ¿Tienen las clases dirigentes paraguayas un modelo de país?. Sin políticas sostenidas de fomento de las agroindustrias, de las exportaciones con algún valor agregado, del desarrollo de pequeñas y medianas empresas, el inmediatismo y el coyunturalismo electoral parecen marcar las pautas rítmicas de las clases dirigentes.

Estancamiento económico que ya se prolonga por dos décadas, crecimiento estatal en gastos corrientes, desempleo y subempleo en alza, modelo socioceonómico basado en el algodón y la soja sin diversificación, subutilización de las posibilidades de una energía limpia con la de las hidroeléctricas forman parte de un paisaje con demasiadas señales de alarma.

Sin programa de gobierno, el actual Ejecutivo ya sobrevive nada más que hasta la próxima elección siguiendo la lógica perversa de la ética de náufragos, en expresión del filósofo español Carlos Díaz. Se trata de una actitud de aquellas sociedades que ya apenas alcanzan para salvarse del abismo, no para mirar el mediano y el largo plazo.

Construyendo pobreza. Esta parece ser la única tarea exitosa del Paraguay de hoy. "¿Cuál es la proporción de ciudadanos plenos que demanda una democracia representativa para ser digna de su nombre? Esta pregunta, formulada por el politólogo argentino José Nun, apunta al corazón de la tragedia de muchas de las democracias latinoamericanas: cómo conciliar Estado de Derecho y ausencia de ciudadanía real.

Esa disociación entre el incremento considerable del espacio de libertades públicas a partir de febrero de 1989-fenómeno inédito en su amplitud y extensión temporal-y la degradación grotesca en las condiciones de vida de la mayoría de la población está entre las causas de la emergencia y consolidación como figura con inserción social del gral. Lino Oviedo. Se trata de un líder transversal, esto es, cruza las adhesiones a su persona en varios partidos y en sectores independientes, asume una retórica no solamente partidaria sino populista en sentido amplio y conecta con un lenguaje llano con sectores bajos y marginales por un lado y con altos por otro lado, amalgamando promesas tanto de trabajo, bienestar como seguridad ciudadana. Es la imagen del hombre fuerte que puede poner orden ante tanta incertidumbre. Ese es su mensaje.

Debe ponerse énfasis que el carácter especialmente delicado que adquiere en el caso paraguayo la presencia con fuerza de una figura que ha demostrado escaso apego al respeto a la Constitución y a las leyes (hacía política activa como militar en actividad cuando tanto el Código Electoral como posteriormente la Constitución lo prohiben) por la fragilidad histórica de la vigencia de normas y procemientos de un Estado de Derecho en el Paraguay.

Entre 1936, año siguiente a la finalización de la Guerra del Chaco con Bolivia (1932-1935) y 1989, año del derrocamiento de la dictadura del gral. Stroessner, la cual se había prolongado desde mayo de 1954), en esos 53 años, el país vivió bajo libertades públicas apenas seis meses durante el segundo semestre de 1946, antes que se desatara la guerra civil en 1947. Nunca un presidente cedió el mando pacíficamente a su sucesor, si este era de otro partido y menos en elecciones. En la memoria colectiva de los paraguayos no figura la alternancia democrática en el Gobierno, lo que ha ido sedimentando la noción del todo o nada, del amigo-enemigo, del Estado como botín de guerra a ser capturado.

Esta visisón patrimonialista del sector público no se ha alterado. La carencia, por consiguiente, de funcionamiento mínimo de un Estado de Derecho a lo largo de la historia paraguaya establece el fondo del pasado en el presente que conspira, entre otros factores, a la consolidación de la institucionalidad propia de la democracia representativa.

 

ESCENARIO DE MEDIANO PLAZO

 

Si se descarta la posibilidad de un quiebre institucional violento vía golpe de Estado dadas las reglas del contexto internacional, en el corto plazo nada apunta a que las coordenadas principales del sistema sociopolítico vayan a sufrir variaciones substanciales.

Las elecciones generales están previstas para finales de abril de 2003 y las internas para el mes de diciembre de 2002. Este calendario electoral, que es el que finalmente importa a la mayoría de la clase política.

En síntesis, el sistema sociopolítico y económico paraguayo, con casi catorce años ininterrumpidos de libertades públicas es la radiografía de un fracaso en términos de vigencia de la ley frente a la impunidad, equidad social, estabilidad política y crecimiento económico.

Mientras tanto empeoran las variables socioeconómicas, el Estado se encuentra en los bordes de un default, el endeudamiento de las empresas publicas aumenta y todo indica que el 2003 será igual o peor que el actual.

 

*. CARLOS MARTINI, sociólogo, analista político, periodista y profesor universitario. Egresado de la Universidad Pontificia de Salamanca. Profesor de Sistema Político Paraguayo y de Opinión Pública en los procesos electorales en la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, de Prospectiva Universitaria en el curso de Posgrado en Docencia Universitaria en la Escuela de Enfermería de la Universidad Católica y de Realidad Internacional en la Maestría en Periodismo Televisivo de Uninorte. Ha sido Director Académico y Director del Departamento de Ciencias Sociales en la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad Católica.

Entre sus últimos libros, en coautoría con Myriam Yore, se encuentran Las élites y su visión de país (2002) y La corrupción como mecanismo de reproducción del sistema político paraguayo (1998)

Ha realizado consultorías e investigaciones para la Fundación Konrad Adenauer, Friedrich Naumann, PNUD, BID, Ministerio de Educación y Cultura, Fundación En Alianza, Editorial Santillana, el Centro Interdisciplinario de Derecho Social y Economía Política de la Universidad Católica. Es miembro de la consultora Grupo de Ciencias Sociales.

Es columnista del diario Ultima Hora, de la revista Entérate, presentador del Noticiero Primera Edición del Canal 13 y co-conductor de La Mañana en Perspectiva en la radio 970.

 

NOVAPOLIS – REVISTA DE ESTUDIOS POLÍTICOS CONTEMPORÁNEOS

EDICIÓN Nº 1 – DICIEMBRE 2002

PARAGUAY 1989 - 2002

LA TRANSICIÓN QUE NUNCA ACABA

 

 

Fuente: http://www.novapolis.pyglobal.com

(Registro: Setiembre 2011)





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NOVAPOLIS, REVISTA PARAGUAYA DE ESTUDIOS POLÍ



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