“La Anunciación” óleo sobre tela 120×140 cm 1991 | 2do.
Premio de Pintura, Bienal Martel, Asunción-1992
“Tarde blanca” óleo sobre tela 100×120 cm 1991 | Colección privada, Paraguay
“La planchadora” óleo sobre tela y collage 120×100 cm 1991 | Colección privada, Paraguay
“Mandi’o” (mandioca) óleo sobre tela 100×100 cm 1992 | Colección privada, Paraguay
“La porción de sopa” óleo sobre tela 100×100 cm 1992 | Colección privada, Paraguay
“Guiso para dos” óleo sobre tela 80×83 cm 1992 | Colección privada, Paraguay
“Ita pytã” (piedra roja) óleo sobre tela 100×100 cm 1991 | Colección privada, Paraguay
“Ollita” óleo sobre tela, 107×31cm 1992 | Colección privada, Paraguay
“Nacimiento” óleo sobre tela 134×138 cm 1991 | Colección privada, Buenos Aires
“La pava” óleo sobre tela 120×100 cm 1991
“Mita Ku’are” óleo sobre tela 174×61 cm 1991 | Colección privada, Paraguay
“Kurusu vera I” óleo sobre tela y collage 178×34 cm 1992 | Colección privada, Paraguay
“La serenata” óleo sobre tela, 160×160 cm 1991 | Colección privada, Paraguay
La mayoría de los artistas populares e intérpretes de la música paraguaya en Guaraní que conocí en Buenos Aires,
eran de origen campesino. Ellos me transmitían en las canciones y vivencias esa nostalgia permanente que produce la lejanía,
el exilio político o económico, según las décadas. Y la madre siempre ha sido la mayor inspiración para las letras, la guitarra,
el requinto y el arpa. Pero ella estaba asociada también a la tierra; a la lengua madre; al deseo de volver junto a ella;
a los sentimientos más profundos y a esas "deudas internas" que sella en las personas la emigración.
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