PROMESAS VS. REALIDADES

Desde El Ybytyruzú

Por CAIO SCAVONE

caio.scavone@abc.com.py

Con cada elección que se hace en el Paraguay, sea municipal o general, se escuchan ofertas de diferente calibre que inundan nuestro espacio cerebral para que podamos digerir y parecernos racional y admisible lo que proponen los candidatos cuando inician y terminan lo que llamamos “campaña política”.

Suelen aparecer y escucharse ofrecimientos que van desde la reducción del costo de la canasta familiar, que vamos a entrar descalzos al Palacio de Gobierno, vamos a dormir a puertas abiertas y pata suelta, pisar los talones y traerlos del jopo a los del EPP para que no marquen la agenda, campesinos que vivirán felices en la cabecera de sus chacras, jahapo’o mboriahu son, entre otros mensajes bolaterápicos, de los que quieren ocupar cargos y lo único que consiguen es ser una carga para el país.

Ofrecer seguridad al pueblo es un eslogan infaltable desde hace décadas. Cada vez pululan más pirañitas, caballos locos, peajeros, violadores y barras bravas. Los indígenas invaden las ciudades para pedir monedas como hábito e instalarse en la jungla de cemento como nuevo hábitat. Los niños de la calle siguen haciendo una dura competencia a los indígenas y entre el INDI y la indigencia de la niñez y la adolescencia uno ya se pierde sin saber quién se dedica a liderar la tarea del no hacer nada y ser el más incompetente.

La salud que vamos a tener antes de cada elección suena al servicio sanitario ofertado en el Central Hospital de Nueva York o compararse con el Sirio-Libanés brasileño. Lo único que se consigue durante todo acto preeleccionario es retirar los medicamentos de los centros sanitarios para que los enfermos y sanos sepan utilizar el boletín de votos. Conocí a dirigentes partidarios guaireños dedicados exclusivamente a arrear gente sana en calidad de enfermos para que las pastillas y jarabes sigan teniendo la equivalencia de continuar con sus conchabos en las instituciones públicas. La falta de salud suele ser una sana propuesta de los candidatos.

La educación jamás quedó en lugares rezagados entre las ofrendas. La entrega del conocimiento a los alumnos nunca pudo superar la cota de la mediocridad. Es realmente vergonzoso el pordiosero nivel de la educación paraguaya. El casi tácito porcentaje destinado a la educación del PIB (Producto Interno Bruto) marca el bruto resultado que se tiene en las instituciones educativas de este país.

La agricultura en un país agrícola da pena. Para más le dan con hacha a los únicos rubros rentables. El ministerio del ramo en vez de regalar conocimiento y capacitación se dedica a las regalías y subsidios que no sirven para nada. Hay que enseñar a la gente a hacer dinero en espacios chicos con la producción de flores, de aves, de peces, de miel, frutas y hortalizas durante todo el año, de plantas medicinales y aromáticas y a que los productores pequeños recuperen la fertilidad de sus suelos.

Las rutas y los puentes también siguen siendo caballitos de batalla de los promeseros que no terminan de ofertar todo lo que sigue haciendo mucha falta en todo el país. El contrabando igualmente será exterminado según manifestación de todos los candidatos, pero cada vez crece más el bolsillo de los aduaneros y muchos de ellos apuntalan las candidaturas de impresentables. Siempre se anuncia que las manos de los corruptos serán cercenadas, pero cada vez hay más demanda de guantes blancos.

El impuesto a los rubros agrícolas suena en boca retrógrada de los que desconocen el valor de una cadena productiva agropecuaria empresarial y el colmo de la promesa chabacana llega con la populista oferta de entregar energía eléctrica casi gratis. Pero por lo menos siguen haciendo promesas porque de realidades estamos hartos...

Fuente: ABC Color - Edición Impresa

Sección OPINIÓN

Martes, 17 de Abril de 2018

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