LOS PERSEGUIDOS

Desde El Ybytyruzú

Por CAIO SCAVONE

caio.scavone@abc.com.py

Un montón de gente, con serios problemas con la ciudadanía sana del Paraguay y con la débil justicia paraguaya, siempre ocupa los espacios de la prensa oral, escrita y televisiva. Quienes ocupan los cargos como funcionarios del país y comprometidos con las obligaciones –que van desde el mismo Presidente de la República al último funcionario estatal con la categoría de jagua ry’ái– quedan como dependientes de cumplir cabalmente con todas las leyes y conceder el buen servicio público a todos los habitantes del Paraguay. El resto, que tiene el rango populacho según el Portillo dixit, también debe someterse a practicar y cumplir con todo lo declarado en nuestra Constitución. En una palabra, todos quedamos como subordinados de lo que expresa la Carta Magna del país, carta excelsa que los mandamases de turno siempre la convierten en una esquelita insignificante y que ni para la nada sirve.

Cualquier funcionario oficial implicado en cosas ilícitas argumenta infaliblemente ser un perseguido político y el pueblo ya está y queda harto de escuchar este excusómetro criollo supergastado y nunca aceptado. El pueblo ya está con un enorme empacho de escuchar semejante escapatoria que solo sirve para las chicanas que consolidan y afianzan, con una pobre fianza de los fiscales y jueces, más sinvergüenzas que sus imputados. Muchos procesos, que de sesos nada tienen, están con años y muy lejos de un justiciero cierre con el castigo que corresponde y ya con menos reyerta que cualquier “vaka piru ñorairõ”. 

Se nota que el pueblo se cansó y que ya no permitirá más que la última gota caiga en su vaso y que ya nadie acepta eso de ser un perseguido cuando se sabe muy bien que en este país se puede pasar de un estado económico deplorable a una categoría de primera clase tras haber ocupado algún cargo o contar con la alianza de algún anillo que lo permita contraer matrimonio con la opulencia y con la facilidad de convertirse en millonario y feliz después de cansarse de ser un pobre infeliz. 

Muchos expresidentes del Paraguay, algunos secos de bolsillo y otros con neuronas brutas y acaudalados, no respetaron las tareas, obligaciones ni los compromisos de cumplir con el mandato y los secos se retiraron más que potentados y sin haber aportado absolutamente nada en pro del país en materia de inteligencia, es decir, en materia gris. 

Entre los muchos “perseguidos” están senadores, diputados y los parlasurianos por haber cometido graves hechos de corrupción. En la lista deben agregarse numerosos exgobernadores e intendentes municipales con sus manos que brillaron en las latas de sus presupuestos y dejaron a sus comunidades y departamentos sin posibilidades de prosperar y los millones de las binacionales energéticas direccionaron a sus bolsillos y no al estómago de escolares hambreados ni al cambio de frondosos mangales por locales mejor equipados. Algunas letrinas, con dinero del Fonacide tienen casi el similar costo de alguna turbina de una hidroeléctrica. 

Ya no se puede ni debe embromarse más a Juan Pueblo. Ya nadie cree en el excusómetro de la persecución. No existen perseguidos y muchos políticos partidarios son los que persiguen jugosos cargos; presupuestos a su disposición; los maletines aduaneros; a los transportes de caudales; al narcotráfico; al contrabando de armas, cigarrillos, azúcar, huevos, frutas, papas, cebollas, frutas y tomates, entre los principales “rubros de importación” apetecidos por la perrada. 

Un “perseguido” no sabe ni lo que le costó un avión usado y desarmado y un mecánico ni cuenta se dio que al apretar el acelerador de la abundancia trató de frenar y tapar los millones de un corrupto y “perseguido” de los muchos que tiene el Paraguay...

Fuente: ABC Color - Edición Impresa

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Sección OPINIÓN

Martes, 23 de Octubre de 2018

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