ACCIDENTES OCCIDENTALES

Desde El Ybytyruzú

Por CAIO SCAVONE

caio.scavone@abc.com.py

Cuesta mucho librarse del tufo eleccionario que aun destila después de apenas unas horas de acabada la elección general en el país y en donde, una vez más, quisieron desbancar a un partido político que tiene sus raíces prendidas sobre estructuras básicas desde hace años. Por otro lado, si en una región que es una de las más pobladas, como la zona central del Paraguay, triunfa un locutor o animador de fiestas es porque la tarea se hizo sin ser preparatoria o por la inutilidad desparramada.

Pero dejando de lado este tema, el rumbo que quiero tomar es el de internarme a una región sumamente olvidada del Paraguay. Digo relegada porque internarse a esa zona parece retrotraerse a otra guerra para glorificar a los paraguayos que pelearon para que retrocedieran los bolivianos en busca de otra salida hacia las aguas marinas. Me refiero al suelo del Chaco paraguayo, también conocido como la Región Occidental.

Es el suelo que aparentemente solo servía como hábitat de plantas espinosas e inservibles y de una rica fauna apetecida por todos los cazadores y casuales acechadores de todos los bichos que aun abundan en esta parte del Paraguay. Hace más de 90 años que también sirve de hábitat a gente originaria de EE.UU., Canadá, Rusia y de otra parte del mundo. Hablo de los menonitas.

En el año 1926 llegaron los primeros habitantes foráneos al Chaco paraguayo, los menonitas provenientes de Canadá. Al año siguiente arribaron los provenientes de Rusia. Como se sabe, el grupo se originó en los Países Bajos y el norte de Alemania, el nombre de menonita deriva de Menno Simons, un sacerdote católico que aglutinó a esta gente pacifista con odio a las armas y al servicio militar; en ese sentido, soy un menonita más. El trabajo, el sacrificio y el esfuerzo es el combo que les caracteriza y en ese sentido soy un paraguayo más.

De los 20 departamentos que tiene el país, solo tres son del Chaco: Presidente Hayes, Boquerón y Alto Paraguay, que suman en total casi 247.000 km2 de superficie. Tiene un alto valor ganadero por la fertilidad del suelo que tiene un relieve llano, con falta de materia orgánica y su déficit hídrico estimado en 800 mm. de agua de lluvia/año. Mucha gente no maneja esos milímetros: equivale a 800 litros de agua por cada metro cuadrado de superficie/año. Su agua sale salada pero los menonitas se ingenian con los aljibes para juntar el de la lluvia y hacerla potable.

Los menonitas la convirtieron en casi un vergel agrícola y productivo, cultivan pasturas mejoradas así como el maíz y el sorgo para el ganado y para las palomas y los loros, el maní, el algodón, el sésamo, la chía y desde hace unos años la soja. La industria láctea es realmente espectacular y últimamente es un ícono lechero del Paraguay. Existen tres colonias básicas en esta parte chaqueña: Loma Plata con su cooperativa Chortitzer, Filadelfia con la Fernheim y Neuland, con su cooperativa del mismo nombre.

De entre las desastrosas rutas del Paraguay, la Nº 9 o la Transchaco, la más asquerosa debe ser el tramo de unos 200 km de extensión que va desde la Col. Río Verde a Mcal. Estigarribia. Es realmente un calvario circular y sortear los baches y pozos profundos que tiene ese adefesio. Es sencillamente vergonzoso este esperpento vial y ya muchos accidentes sucedieron en esta parte occidental.

La producción chaqueña, los sacrificados trabajadores menonitas, los ganaderos paraguayos, las variadas etnias indígenas que ahí sobreviven, el turismo que moviliza a la gente criolla y foránea, los muchos combatientes que pelearon y quedaron enterrados en ese suelo, los choferes, los buses y ni tan siquiera las reses vacunas que salen para los frigoríficos se merecen un camino tan repugnante y asqueroso...

Fuente: ABC Color - Edición Impresa

Sección OPINIÓN

Martes, 24 de Abril de 2018

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