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HORACIO GALEANO PERRONE

  PARAGUAY: IDEOLOGÍA DE LA INDEPENDENCIA - Por HORACIO GALEANO PERRONE - Año 1986


PARAGUAY: IDEOLOGÍA DE LA INDEPENDENCIA - Por HORACIO GALEANO PERRONE - Año 1986

PARAGUAY: IDEOLOGÍA DE LA INDEPENDENCIA

Por HORACIO GALEANO PERRONE

Ediciones LA REPÚBLICA

Asunción – Paraguay

1986 (134 páginas)

 

 

 

PRÓLOGO

         La obra que presentamos del Dr. Horacio Galeano Perrone constituye, en principio, una apretada síntesis de la historia política del Paraguay en el periodo comprendido entre 1870 y 1970.

         Síntesis muy bien llevada, por otra parte, pues contiene cronológicamente no sólo todos los períodos constitucionales a partir de la asunción del mando presidencial de Cirilo Antonio Rivarola hasta nuestros días sino también un estudio y un juicio personal sobre algunos de los periodos más determinantes que abarca su estudio histórico-político.

         Si bien Galeano Perrone concentra todas sus baterías contra el liberalismo, sería un error considerar su obra como un ataque directo a un partido político, en este caso el Partido Liberal.

         En efecto, la crítica del autor al liberalismo la conceptuamos nosotros como una crítica a una concepción general del mundo y de la vida como lo es el individualismo y, en este caso preciso, el liberalismo, que constituye su manifestación política. Esto, por supuesto, considerado con un sentido universal.

         Como apoyo de este criterio que exponemos, nada más claro que el propio juicio del Dr. Galeano Perrone en cuanto a su consideración de que todo el período objeto de su estudio, no importa qué partidos se hayan sucedido en el gobierno de la nación, está marcado por un acentuado liberalismo.

         Tal vez podamos discrepar con el autor en una consideración tan vasta y general. El liberalismo, como apoyo doctrinario a la función concreta que representa el capital, da paso, histórica y científicamente, a etapas más avanzadas de esta concepción del mundo, etapas auto destructivas a su vez, de acuerdo a las leyes que rigen el desarrollo histórico y social.

         En este estadio de evolución al cual hemos aludido, nos encontramos, inevitablemente, con su fase superior, representada por el imperialismo. El Dr. Galeano Perrone toca, sin embargo, este tema, sin entrar a profundizarlo pues no es motivo de análisis en su libro. Sí, por otra parte, combate al imperialismo por lo que representa como factor de presión económica y política al servicio de intereses extranjeros y por sus nefastas consecuencias para nuestro postergado intento de desenvolvimiento independiente.

         La revolución de febrero de 1936 constituye para el autor un hito importante en la historia de nuestro desarrollo político. Efectúa un análisis de las causas de su fracaso, las cuales, según su punto de vista, tienen relación con el fracaso del gobierno de Natalicio González surgido poco después de la guerra civil de 1947.

         La época contemporánea, en lo que respecta a la etapa comprendida entre 1954 y 1970, aunque no constituya un pormenorizado análisis de la realidad, si representa, en cambio, una valiente critica a situaciones de opresión, e injusticia que aún hoy se mantienen vigentes.

         En síntesis, la obra del Dr. Horacio Galeano Perrone es, sin duda, polémica. Su ataque a un sistema es generalizado, aún cuando no lo sea en profundidad, y si bien efectúa una defensa, sin distinción de colores políticos, de algunos de los periodos o gobernantes que, según su criterio, han jalonado este tempestuoso siglo histórico con desinterés y patriotismo, termina demostrando que los mismos sólo constituyen raras excepciones en nuestro acontecer nacional.

         Hemos querido efectuar una ligera síntesis del libro y una manifestación de nuestra opinión particular. Creemos que representa, por otra parte, una fuente de consulta para el estudio de periodos histórico-políticos sobre algunos de los cuales hay poca bibliografía y sobre otros hasta temor de escribir con sentido crítico.

         El lector tendrá la palabra definitiva.

         Asunción, República del Paraguay, Diciembre de 1985

Miguel Ángel Caballero Figún

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

         La tesis histórico-política que seguidamente vamos a desarrollar, se propone sustentar que el decadente liberalismo formal -estructurado en el estado de derecho liberal -burgués, fue durante un siglo de la vida política paraguaya, lapso considerado desde 1870 a 1970, el instrumento ideológico del imperialismo, definido como fenómeno económico de expansión del capitalismo internacional, con proyecciones sociales y políticas, e instaurado primero por Inglaterra, y, posteriormente, por los EE. UU. de Norte América y las oligarquías criollas y rioplatenses.

         Apoyada en esta plataforma, fue implantada una economía de capital que, para lograr alcanzar su subsistencia y crecimiento, requería una estructura socio-económica semifeudal que facilitara la explotación del agricultor y obreros nativos.

         Responde a aquellas mismas razones la formación de los grandes latifundios y empresas extranjeras expoliadoras e inhumanas. Ejercieron el monopolio del capital financiero, y el control del comercio en lo foráneo, e impusieron en lo interno la regimentación tanto del comercio como de la industria y el trabajo.

         Coincidentemente, en lo social se configuró una oligarquía de sangre y de dinero, confiriendo privilegios y estableciendo ciertos símbolos y convencionalismos privativos de la clase.

         En lo político, detentaron el usufructo discrecional y omnímodo del poder, y dispusieron del Gobierno como un elemento gendarme de las ambiciones y privilegios de grupo.

         En lo cultural y educacional, fueron instaurados valores, sistemas y modos de vida, que consagraron, e hicieron como si fueran corrientes y hasta legítimas la arbitrariedad y la injusticia, subvirtiendo los perennes valores éticos, que fueron reemplazados por los principios amorales más absolutos, conformados a los bastardos y egoístas intereses; como asimismo inculcando una conciencia colectiva de obsecuencia y servilismo abyectos, que dispusiera el vasallaje económico y político de la Nación. En forma paralela, con los elementos de la educación y de la cultura al servicio de la difusión del pensamiento liberal, forjaron un sentimiento generacional de frustración, derrota e impotencia; y hasta una mentalidad convencida de la propia imbecilidad.

         En síntesis, sostenemos que el liberalismo paraguayo se constituyó en el fundamento ideológico de la oligarquía y del imperialismo; siendo la educación alienante, el factor de expansión de las estructuras liberales y de la actitud mental individualista.

         En efecto, toda la estructura económica, política y social del Paraguay desde 1870 hasta nuestros días, encuentre en tal educación el elemento idóneo que permite la explotación capitalista del trabajo, y el necesario cambio de aquella que se impone, de modo perentorio e inmediato, exige, como requisito imprescindible, ser puesto en ejecución mediante la revolución cultural que haga de la educación una práctica efectiva de la liberación del pueblo paraguayo en su integridad, que, a partir de la renovación de la fisonomía sicológica y política del hombre paraguayo, permita engendrar las mutaciones estructurales definitivas, y permita el tránsito de un Estado Colonial, subalternizado y opresivo, a un Estado Nacional, libre y soberano, donde impere la justicia y la fraternidad entre sus súbditos; y que haga de la hermandad el ideal de sus relaciones internacionales, cuyo paradigma radica de modo incuestionable, en el notable gobierno presidido por los López.

 

 

REFERENCIAS PREVIAS

CRONOLOGIAS DE PRESIDENTES DE LA REPUBLICA DEL PARAGUAY (1870-1970)

 

         1er. Período: Desde el 25 de noviembre de 1870 hasta el 25 de noviembre de 1874 bajo la presidencia de don Cirilo Antonio Rivarola. Fue derrocado en el mes de diciembre de 1871. Le sucedió don Salvador Jovellanos, desde el 18 de diciembre de 1871, quien pudo completar el periodo, luego de un accidentado gobierno acometido por revueltas y cuartelazos.

         2do. Periodo: 25 de noviembre de 1874 al 25 de noviembre de 1878, siendo Presidente de la República don Juan Bautista Gill, quien fue ultimado en plena calle, camino a su despacho, en la mañana del 12 de abril de 1877. Completó su periodo el Vice-Presidente, señor Higinio Uriarte.

         3er. Período: 25 de noviembre de 1878 al 25 de noviembre de 1882, ocupando la presidencia don Cándido Bareiro, quien falleció en el mes de noviembre de 1880. Por renuncia del Vice-Presidente, señor Adolfo Saguier, ocupó el despacho presidencial, designado por el Congreso Nacional, el general Bernardino Caballero, quien completó el período sin dificultades.

         4o. Período: 25 de noviembre de 1882 al 25 de noviembre de 1886. El mismo general Caballero, después de completar el período anterior fue electo Presidente de la

República por el 4° período, finiquitándolo sin inconveniente alguno.

         5° Período 25 de noviembre de 1886 al 25 de noviembre de 1890. Fue designado Presidente el general Patricio Escobar, quien también alcanzó a completar su período sin ningún tropiezo.

         6° Período: 25 de noviembre de 1890 al 25 de noviembre de 1894. Fue electo Presidente de la República, don Juan Gualberto González, a quien un mes antes de terminar su mandato se le obligó a renunciar, y le sucedió el Sr. Marcos Morínigo, hasta la terminación del período.

         7° Período: 25 de noviembre de 1894 al 25 de noviembre de 1898. Ocupó la Presidencia de la República el señor Juan B. Egusquiza, quien dio término a su período dejando huellas de su labor fecunda y patriótica, destacándose la administración del Poder Judicial de ese período, como ejemplo de garantía, capacidad y austeridad.

         8° Período: 25 de noviembre de 1898 al 25 de noviembre de 1902. Ejerció la Presidencia de la República don Emilio Aceval. Fue destituido por un golpe de Estado,

que estalló el 9 de enero de 1902, y sustituido hasta terminar el período por don Héctor Carballo.

         9° Período: 25 de noviembre de 1902 al 25 de noviembre de 1906. Asumió la Presidencia de la República, el coronel Juan B. Escurra. Fue derrocado por la revolución liberal de 1904. El 19 de diciembre de ese mismo año, le sucedió don Juan B. Gaona, que igualmente fue destituido al año siguiente, designándose el 9 de enero de 1905, como Presidente, al Dr. Cecilio Báez, quien logró concluir el período.

         10° Período: 25 de noviembre de 1906 al 25 de noviembre de 1910. Desempeñó la Presidencia de la República, el general Benigno Ferreira, que fue derrocado por uno de los tantos cuartelazos, el 2 de julio de 1908. Le sucedió hasta cumplir el período, don Emiliano González Navero.

         11° Período: 25 de noviembre de 1910 al 25 de noviembre de 1914. Fue elegido Presidente de la República, don Manuel Gondra. Derrocado por un golpe de Estado el 17 de enero de 1911, desde esa fecha hasta el 15 de agosto de 1912, se sucedieron en la Presidencia de la República las siguientes personas: coronel Albino Jara, don Liberato Rojas, el Dr. Pedro Peña y don Emiliano González Navero, respectivamente, bajo cuyo mandato provisional el país fue convocado a nuevas elecciones.

         12° Período: 25 de noviembre de 1912 al 25 de noviembre de 1916. Ocupó la presidencia de la República el señor Eduardo Schaerer, quien llegó a completar su periodo, aunque se redujera algunos meses, pues desde este año, la fecha de iniciación de cada período, quedó fijada en el 15 de agosto.

         13° Período: 15 de Agosto de 1916 al 15 de Agosto de 1920. Fue nominado Presidente de la República, el Dr. Manuel Franco, quien falleció en el mes de junio de 1919. Completó el período, el Vice-Presidente Dr. José P. Montero. El Dr. Manuel Franco se destacó como un probo y buen gobernante.

         14° Período: 15 de agosto de 1920 al 15 de agosto de 1924. Fue electo nuevamente Presidente de la República,  don Manuel Gondra, y derrocado por un golpe de estado el 29 de octubre de 1921.

         Desde esa fecha hasta el 15 de agosto de 1924, se sucedieron en la Presidencia los doctores Eusebio Ayala, Eligio Avala y Luís A. Riart. Resultó un período borrascoso de nuestra historia política y de intensas vicisitudes partidarias.

         15° Período: 15 de agosto de 1924 al 15 de agosto 1928. Ocupó la Presidencia de la República, el Dr. Eligio quien completó su periodo. Está considerado como uno de los más preclaros gobernantes de la era constitucional por su inteligencia, honestidad, rectitud y dinamismo.

         16º Período: 15 de agosto de 1928 al 15 de agosto de 1932. Resultó elegido Presidente de la República, el Dr. José p. Guggiari. Completó su período, a pesar de los problemas de carácter interno y externo a que se vio enfrentado.

         17°Período: 15 de agosto de 1932 al 15 de agosto de 1936. Asumió el mando de la primera magistratura el Dr. Eusebio Ayala. En este periodo estalló la guerra con la República de Bolivia. Fue uno de los estadistas más relevantes del Paraguay, a quien le cupo la responsabilidad de la gestión gubernativa durante la guerra del Chaco, lograda la pacificación espiritual de todos los sectores políticos del país.

         Al terminar la guerra y antes de cumplir su período, fue derribado del Poder por la Revolución Nacional del 17 de febrero de 1936. Le sucedió en el gobierno el coronel Rafael Franco. Desde entonces y hasta cierto tiempo, ya no se puede seguir registrando períodos de modo regular, a consecuencia de hechos imprevistos que se presentaron en su decurso. El coronel Franco -después de 18 meses de gobierno- fue derrocado el 13 de agosto de 1937, y le sucedió en la presidencia el Dr. Félix Paiva, hasta el 15 de agosto de 1939, fecha en que asumió la primera magistratura de la República, por un nuevo período, que sería el 18°, el general José Félix Estigarribia, quien infortunadamente pereció en un accidente de aviación -conjuntamente con su esposa- en fecha 7 de septiembre de 1940. Bajo su gobierno se sancionó la Carta Política, que sustituyó a la de 1870.

         El mismo día 7 de septiembre de 1940, asume el gobierno el General Higinio Morínigo. A su caída -en 1948- es reemplazado por el Dr. Juan Manuel Frutos (interinamente).

         El 15 de agosto de 1948, toma posesión de la Presidencia, el señor Juan Natalicio González, hasta el 30 de enero de 1949. Previa renuncia de éste, en la misma fecha asume el mando presidencial el General Raimundo Rolón, hasta el 26 de febrero del año 1949. En la misma fecha asume el poder, el Dr. Felipe Molas López, hasta Agosto de 1949.

         Desde Agosto de 1949 hasta el año 1954 conduce al país don Federico Cháves, y desde el 15 de agosto de 1954 hasta el día de hoy, se, halla al frente de los destinos de la Nación, el General de Ejército Alfredo Stroessner.

 

 

 

CAPITULO I

SINTESIS HISTORICO-POLITICA (1870-1904)

 

         1) INFORMACIONES COMPLEMENTARIAS

         La Asamblea Nacional, reunida el 31 de Agosto de 1870, designó al Sr. Facundo Machaín, Presidente de la República del Paraguay. Pero, Cirilo Antonio Rivarola, con el apoyo de los brasileños, lo depone al día siguiente, y la Asamblea -reunida nuevamente el 1° de setiembre- reconsidera la designación de Machaín, tomando así Rivarola el Gobierno. En noviembre de 1870 se promulgó la nueva Constitución que establecía el período de cuatro años, resultando electo también Rivarola, que se hizo cargo de su mandato el 25 de noviembre, quedando cesante en diciembre del año siguiente.

         El Vice-Presidente, Salvador Jovellanos, terminó dicho período en 1874. Un acuerdo, concertado entre las fuerzas de ocupación brasilera y la élite gobernante, suscribió la candidatura de Juan Bautista Gill para el período de 1874-1878, que fue asesinado el 12 de abril de 1877.

         Ejerce la Presidencia provisoria el Vice-Presidente Higinio Uriarte, que enfrentó serias dificultades.

         Desde Noviembre de 1878 a Setiembre de 1880 ejerció la Presidencia el Sr. Cándido Bareiro. Por inesperado deceso de Bareiro, y mediando la renuncia del vice-Presidente Adolfo Saguier, asume la primera magistratura, el General Bernardino Caballero, en el año 1882, prosiguiendo en el poder hasta 1886. Desde el mismo año hasta 1890, se hizo cargo de la conducción del país, el General Patricio Escobar.

         El 2 de julio de 1887 es creado el Centro Democrático, y el 11 de setiembre del mismo año, fundada la Asociación Nacional Republicana.

         En fecha 25 de noviembre de 1890, asumió la Presidencia, el Sr. Juan G. González. El 18 de Octubre del año siguiente, los "democráticos" dieron un golpe, pero sin alcanzar éxito.

         El Presidente González renuncia el 8 de junio de 1894, sucediéndole en la presidencia provisional el Vice Presidente Marcos Morínigo, que hizo entrega del poder al General Juan Bautista Egusquiza, por el periodo 1894-1898. Le sucede en el cargo el Dr. Emilio Aceval, "figura de gran relieve político", de 1898 a 1902, quien presenta su dimisión el 19 de enero de este año.

         Abortado el movimiento subversivo, queda en el Gobierno el Vice-Presidente Héctor Carvallo, y asegurada la Presidencia del Cnel. Juan Antonio Escurra, (1902-1904).

 

         2) DESDE CERRO CORÁ HASTA BERNARDINO CABALLERO:

         La contienda colosal en que se empeñara el Paraguay, iba tocando a su término. Los últimos restos del ejército nacional, tras la memorable batalla de siete días en Lomas Valentinas, continuaban aún batiéndose en retirada, marcando con su paso y con su resistencia heroica la diagonal de sangre de Itapirú a Cerro Corá, después de plantar sucesivamente su tienda y hacer frente al enemigo en Cerro León, Azcurra, Piribebuy, Panadero, Espadín, Chirigüelo y el Aquidabán.

         Los ejércitos de la Alianza, mientras tanto, habían llegado a la Capital, y bajo sus auspicios iba a constituirse, como luego lo fue, un Gobierno provisorio, con elementos que no habían seguido a los últimos tercios de la resistencia, o que habían contemporizado con el enemigo, hecho señor y dueño por derecho de conquista, de casi todo el país.

         El 1° de Marzo de 1870, el pueblo paraguayo, con su jefe de Estado a la cabeza, escribió en Cerro Corá la página más esplendente que se registra en la historia de los pueblos. A medida en que aquella epopeya sin segunda se aleja en el tiempo, y crece y se agigante en el reconocimiento de la posteridad la figura prócer del Mariscal Francisco Solano López, héroe por antonomasia del Paraguay; y adalid incomparable de la resistencia, un análogo y espontáneo proceso de justificación y revaloración históricas se observa con respecto a la estupenda legión de héroes que, alentados por el solo impulso de su patriotismo irreductible, acompañaron al inmenso caudillo en "la diagonal de sangre" desde Itapirú hasta el Aquidabán, defendiendo palmo a palmo el suelo de la patria y brindando al mundo -hora tras hora- durante más de cinco años de lucha sin tregua, los más sublimes ejemplos de abnegación y espíritu de sacrificio.

         La imagen contrastante de "la civilización del Brasil (monárquico y esclavista); de la Argentina, en que Mitre ejerce el terrorismo para con su pueblo; del Uruguay, ancado en Mitre y el Brasil por una parte y por la otra, de la "barbarie" del Paraguay, carente de formas democráticas, privado de créditos concertados allende los mares, y sin una clase dirigente y oligárquica proclive a doblar la cerviz ante el dueño de las libras esterlinas, representan los términos absurdos de un concepto contradictorio y falso preconizado por una corriente ahistórica y perversa.

         Esa era "la civilización" de la que Rodó expresara "Sí ha podido decirse del utilitarismo que es el verbo del espíritu inglés, los Estados Unidos puede ser considerado la encarnación del verbo "Utilitario"; eran los ingleses que traían la "civilización", el libre comercio, la libertad absoluta de los capitales extranjeros para circular, sacar y robar las riquezas nacionales, para crear las instituciones democráticas portadoras de la violencia institucional y el despojo del país y la enajenación de su voluntad nacional. La "democrática" Inglaterra se despojó de su vestidura de seda, para calzar las armas terroristas de un voraz imperio cuyo incienso humeante no pudieron apagar ni con la muerte del Mariscal López. La tarea de destruir al Paraguay fue encomendada a sus vecinos, y ellos la cumplieron, y "muy bien".

         Así, Cerro Corá representa el último bastión rebelde que hubo de abatir el Imperio para consolidar su predominio en América.

         Eliseo Reclus dice: "Los especuladores argentinos, ingleses y norteamericanos, se echaron sobre la presa, sin respetar siquiera las pequeñas porciones donde las familias guaraníes cultivaban el suelo de generación en generación, sin que hubiesen tenido jamás necesidad de hacer constar sus títulos de propiedad; se formaron sindicatos de compradores, que adquirieron los terrenos por decenas y centenas de miles de hectáreas, a fin de revenderlos por el décuplo y el véintuplo de su valor; un solo concesionario acaparó varios miles de kilómetros cuadrados. En pocos años los vastos desiertos fueron adjudicados a propietarios ausentes, y en adelante ningún campesino paraguayo podrá cavar el suelo de la patria sin pagar rentas a los banqueros de Nueva York, Londres y Ámsterdam. Tal vez los descendientes de los guaraníes, después de haber estado sometido al régimen de los jesuitas, y de los dictadores, el cual terminó al menos con un período de heroísmo, tendrá que sufrir una tercera esclavitud más dura todavía, porque hará de ellos proletarios degradados".

         Natalicio González, en ocasión de prologar la reedición de la conocida polémica entre Juan Carlos Gómez y Bartolomé Mitre, demostró fehacientemente que el único beneficiario de la ruina del Paraguay fue el Imperio Británico, representante del capitalismo de la época.

         La astuta diplomacia de este imperio despiadado, sin comprometer un solo hombre y un solo fusil, obtuvo idénticos resultados que la Compañía de Indias orientales de Bengala; arrasó drásticamente con el único Estado remiso a su dominación neocolonial en Latinoamérica, y, por añadidura, acreció su papel de acreedor con respecto a los países beligerantes, incluyendo a partir del 70 al propio Paraguay.

         Un cabo suelto en la trama de la diplomacia británica, analizado con perspicaz discernimiento por J. Natalicio González, permitió desentrañar la índole colonialista de aquella guerra genocida. Se trata de la revelación formulada al entonces Ministro Plenipotenciario argentino, José Mármol, por un comerciante inglés de paso por Río de Janeiro acerca del famoso Tratado Secreto del 1° de Marzo de 1865, que aquél aún lo ignoraba.

         El carácter tenebroso y avieso del colonialismo queda de manifiesto en este documento, respecto al cual resulta muy sugestivo el hecho de que, aún cuando era oficial, y, de consiguiente, su texto confidencial no era accesible al conocimiento de las personas ajenas a las altas esferas gubernamentales y diplomáticas, pero no obstante haya podido, en cambio, estar su copia en manos de un mero miembro del comercio privado extranjero, -descartada la posibilidad de que pudiera ser, por motivos presumibles, algún agente del espionaje-. La anotada circunstancia es harto sintomática de que el pacto suscrito involucraba la tácita participación y el interés confluyentes de los personeros del capitalismo británico.

         Por lo mismo, no es suficiente limitarse a señalar con fría y estricta objetividad esa sañuda presencia del imperialismo en la guerra de "la triple infamia", sino debe consignársela a las nuevas generaciones a través de una exposición cálida y fervorosa en las instituciones nacionales de enseñanza para destacarla como una fuerza negativa adversa y fatal para la autodeterminación del Paraguay como pueblo libre y soberano.

         De consiguiente, la destrucción de López en 1870 debe ser considerada como el punto inicial de nuestro retorno al dominio virreinal de Buenos Aires bajo la nueva metrópoli. El segundo paso, vino a ser la ignominiosa ocupación que iba a liberar al pueblo de la tiranía.

         Y como epílogo final del monstruoso y avieso plan, el imperialismo legalizó, con la Constitución del 70, la defunción civil y política de la patria; elaborando un documento que le exigía sacrificar su patrimonio espiritual en aras de una ideología antipatriótica y extranjera a la tradición del pueblo.

         Natalicio González comenta al respecto: "La carta política que rige en el Paraguay no ha sido el fruto de la tierra, una creación vívida y animosa del pueblo, sino

una elaboración ideológica hecha con retazos de constituciones extranjeras, en un momento de inmensa pesadumbre nacional, en que la masa popular carecía hasta de la fuerza necesaria para hacer adivinar sus aspiraciones. Tiene un origen risible y unas consecuencias trágicas.

         "Su historia es edificante. Vencido el Paraguay en la guerra de la Triple Alianza, fue convocada en Asunción una Convención Constituyente. Era el momento de justificar a los ojos del mundo el bello mito de la guerra libertadora llevada contra un déspota, dictando una CONSTITUCION LIBERAL, y así llegó a Asunción el ministro del Brasil con un proyecto de Constitución en el bolsillo, y llegó también el ministro argentino con otro proyecto constitucional en la faltriquera.

         "La Convención deliberó estando ocupado militarmente el país por fuerzas brasileras y argentinas, y los convencionales se dividieron en dos bandos; unos defendían el proyecto de origen brasilero, y otros el proyecto de origen argentino; en el fondo, eran similares. Pero triunfó el proyecto de origen argentino, en cuya elaboración y discusión no participó ningún paraguayo digno de ese nombre, ninguno de los "que vencieron penurias y fatigas, en un lustro de cruento guerrear, a la sombra de su bandera gironada en trágicas batallas".

         "La nueva carta política del Paraguay ESTABA INSPIRADA EN LA DOCTRINA MANCHESTERIANA DEL SIGLO PASADO, Y CONSTITUYE LA APOTEOSIS DEL LIBERALISMO. Pareció excelente a aquella generación de románticos que tuvo por biblia el conocido libró del ingeniero Spencer, intitulado "El individuo contra el Estado". Sus idólatras pretendían vaciar en los moldes de la ley escrita las entrañas atormentadas de las nacionalidades. Como el Paraguay era, en 1870, año de promulgación de su Carta constitucional, una tierra sin habitantes, la nueva Constitución imperó en el desierto, sobre las ruinas, sobre los antiguos y desolados campos de batalla, sobre las villas incendiadas y las ciudades destruidas, vale decir, sobre la nación física; pero no imperó sobre los hombres, sobre los ciudadanos que no existían por haber perecido en la guerra, ni sobre las mujeres sobrevivientes que vagaban a su albedrío por los campos que ellos cultivaban, ni sobre los niños anémicos que tenían la prematura tristeza de los hombres. No imperó sobre la Nación viviente, pero cuando el país se repobló, cuando enterraron con la ley escrita y el hombre: natural, se ADVIRTIO QUE LA NACION TOMABA UN RUMBO Y EL ESTADO OTRO DESTINO.

         "Aparte de lo que preceptúa sobre algunos derechos y algunas libertades inherentes a la naturaleza humana, o que se hallan incorporados a las costumbres del Paraguay, los artículos de la Constitución son como versículos muertos, sin resonancia en la conciencia pública y sin realidad en la vida nacional, que se invocan en las discusiones bizantinas de las Cámaras por el gobernante para abusar del poder, por la oposición para romper un freno a esos abusos". (Autor citado, "El Paraguay Eterno").

         Y otro autor, hablando de lo mismo, nos dice: "Con la Constitución demo-liberal del 70 y la errada organización institucional de la República, se inició el divorcio entre el pueblo y el Estado y su consecuencia fue la desorientación administrativa y popular. El pueblo se fragmentó, destruyéndose su organización social, determinante de su potencialidad histórica..."

         "EL LIBERALISMO CONSTITUCIONAL DEGENERO EN PERSONALISMO POLITICO E INDIVIDUALISMO ECONOMICO. El Poder se tornó la máxima preocupación, no fue la patria. Las influencias extrañas, particularmente, el porteñismo vehiculizado por el legionarismo, pervirtieron directa e indirectamente todas las manifestaciones características de la nacionalidad; constituyeron un ataque encaminado a destruir el nativismo, porque mientras el mismo subsistiera, no era posible establecer en el país la mentalidad favorable a los intereses políticos y económicos que pugnaban por afianzarse en él, convirtiéndolo en factoría" (Alcides Codas Papalucá, "Cuestiones Rurales del Paraguay", págs. 25-34, Ed. Tupá).

         El régimen democrático liberal convirtió al país en una factoría sujeta al arbitrio de extraños, e instruyó al pueblo en un concepto utilitario de la libertad; sometidos a los egoísmos del individuo los intereses de la colectividad e inficionadas las confrontaciones cívicas, con toda la gama de las impurezas y vicios de la coacción como práctica en satisfacción de ambiciones personales y de camarillas. Así, la doctrina y la cultura traicionaron sus propios principios y despojaron a la nacionalidad de sus más puros atributos.

         Franz Fanon, en su obra "Los Condenados de la Tierra", pág. 216, comenta: "El dominio colonial, por ser total y simplificador, tiende de inmediato a desintegrar de manera espectacular la existencia cultural del pueblo sometido. La negación de la realidad nacional, las relaciones jurídicas nuevas introducidas por la potencia ocupante, el rechazo a la periferia, por una sociedad colonial, de los indígenas y sus costumbres, las expropiaciones, el sometimiento sistemático de hombres y mujeres, hacen posible esa obliteración cultural".

         El 1° de Enero de 1869, entraron los aliados en la ciudad de Asunción. Bajo sus auspicios, en agosto siguiente, se integró un triunvirato, compuesto por Cirilo Antonio

Rivarola, Carlos Loizaga y José Díaz de Bedoya. Este triunvirato convocó poco tiempo después a una Convención Nacional Constituyente, que dotó al país de una nueva Constitución, en el mes de noviembre de 1870.

         "Tan temprano como en 1870, apenas se juraba la nueva Constitución, y aún antes, se produjeron serios disturbios, apresamientos, destituciones y turbios tejemanejes, que muy mal hablaban de la consecuencia que, para sus propios principios, guardaban los constituyentes en la vida real" (Manuel J. Cibils: "Anarquía y Revolución en el Paraguay", pág. 25).

         Cirilo Antonio Rivarola fue el primer presidente de la mal llamada "era constitucional", caracterizada por un macabro "carrousel", cuyos puntos salientes fueron los asesinatos, en 1876, del presidente Juan B. Gill, y, en 1877 en la cárcel de Asunción, de Facundo Machaín y del mayor José Dolores Molas.

         La era constitucional abortó en la violencia, en medio de caudillos individualistas, arrogantes y susceptibles.

         El poder fue sometido mediante la fuerza, la matanza y el terror; y las insurgencias consagran la victoria de los fuertes sobre los débiles y de los audaces sobre los tímidos. La única preocupación constituyó la retención del poder, por el poder y para el poder, considerado como un magnífico negocio, y el pueblo simplemente un eficaz instrumento al servicio de su obtención.

         Se iba conformando un sistema de clases que señalaba netas barreras entre gobernantes y gobernados. Fue al primer efecto resultante duradero de los choques en la politiquería interna.

         La baja política criolla decayó en la ignominia y en el contrasentido, a tal punto de proyectar en un jefe los ideales y aspiraciones que correspondían a la Nación, y preferir la lealtad a las personas antes que la fidelidad debida a aquélla.

         El medio social afectó la mentalidad civil, que se inclinó hacia los procedimientos drásticos y compulsivos, y los excesos fueron admitidos por el pueblo con cierta tolerancia.

         Se estimuló divisiones partidarias cuando unos glorificaban a los héroes y otros repudiaban el pasado de los gobiernos "tiránicos".

         La autoridad de la fuerza resultó más significativa que la autoridad de la ley. La República se desangraba en miserables luchas, mientras las masas fueron obligadas por el temor a apoyar causas mezquinas en las que no tenían ningún interés.

         El pueblo estaba ante esta dramática realidad más que resignado, indiferente, y su obediente sumisión era, entre todas sus condiciones, la peor: la del que ya no cree en nadie ni espera nada...

         Y el Centauro de Ybycuí va a plantear una nueva forma de lucha en la que carecen de empleo las armas que aniquilan al hombre, y, en cambio, adquieren valor aquellas que sirven para mejorarlo y dignificarlo. Sobre la conciencia del vencido, infundirá el aliento vivificador de la resurrección.

         "El General Bernardino Caballero sabia y comprendía que la opinión pública debe tener su rol en lo que se llama la elaboración política de los sucesos como promotora de cambios de ideas, de sentimientos, de impresiones, con que afirma el ambiente, en que respiran los gobiernos democráticos y que en los momentos de prueba les permite compartir con el espíritu público, la iniciativa de sus actos y la responsabilidad de sus tendencias" (Bernardo Ocampos, Revista 'Cultura', Mayo de 1945, Nº 20).

         "El General Bernardino Caballero, glorioso héroe militar, que colgó su espada para poner su prestigio, su voluntad y su amor al bien público, al servicio de sus con ciudadanos y de los ideales de libertad, justicia e igualdad, representa en el Paraguay el símbolo del UNICO NACIONALISMO respetable por la razón, por la ética; el amor y el respeto al HOMBRE PARAGUAYO y a sus derechos e intereses legítimos, lo que presupone en el orden cívico el sistema de vida democrático" (O'Leary).

         Ante la inagotable virtud inspiradora de sus actos, y -ante la eficacia de la labor de gobernante realizada por el noble y valiente guerrero-, una asamblea de vecinos caracterizados de la ciudad capital constituyóse en una entidad a la que denominaron luego CLUB LIBERTAD, la que se encargaría de prestigiar la reelección del General Caballero para el próximo período presidencial. En esta comisión figuraba el Sr. Antonio Taboada, fundador y jefe del Partido Liberal.

         El 20 de Agosto de 1882, el pueblo era convocado a comicios de electores para Presidente y Vice Presidente, y un congreso reunido el 12 de Octubre de aquel año proclamó nuevamente Presidente de la República al General Bernardino Caballero, para el cuarto período constitucional. Ulteriormente, una disputa doméstica llevó a la fundación del Centro Democrático.

         Entre los fundadores del "Centro Democrático" figura Antonio Taboada, que fue "bareirista", y el Coronel Juan A. Jara, que nada menos había ocupado la Vice Presidencia con el General Bernardino Caballero.

         Desaparecido don Cándido Bareiro en 1880, el liderazgo del nacionalismo paraguayo se centró en Bernardino Caballero. Por incompatibilidad con este movimiento, desprendido de aquel tronco originario, surgió ulteriormente el Partido Liberal.

         Además, y de modo decisivo, la rivalidad surgida entre las fuerzas de la ocupación brasileñas y argentinas por afanes de preeminencia en el escenario político local intervino para que cada uno por su parte alentara la formación de un partido cuyos directores les fueran favorables, correspondiendo al Partido Colorado el apoyo de los primeros, y al Liberal, el de los segundos. Sin que esto signifique que, en la formación de ambos, no hayan concurrido los encubiertos intereses del imperialismo, que movían los resortes intrincados de la intriga política para estimular los diferendos que favorecían a sus oscuros designios.

         De esa manera contribuyen de modo paradójico a la aparición de las dos grandes nucleaciones partidarias tradicionales, que reconociendo un mismo origen, obedecieron así mismo a idénticos propósitos de reconstrucción nacional.

         Don Ignacio Ibarra, fundador del Centro Democrático, dice: "Se hablaba hace años -escribía       en 1881- de un partido lopista para hacerlo antipático a los aliados que ocupaban entonces militarmente el país. Pero luego, se ha demostrado que ese partido no era un partido, sino toda la nación". "Y ese partido nacional está encarnado en la persona del General Bernardino Caballero".

         De allí que debe ser puesto en claro la falacia del partido legionario o no legionario. En homenaje a la verdad histórica, no se puede negar que la génesis de ambos partidos se halla animada con el espíritu palpitante del más límpido nacionalismo, canalizado a través de Bernardino Caballero y Eduardo Vera.

         Durante el gobierno del General Caballero, el pueblo vivía en un ambiente pacífico y optimista, dedicado al trabajo honrado y fructífero, base de la prosperidad pública y privada.

         En seis años de gobierno, el Gral. Caballero cambió fundamentalmente el panorama político, económico, social e internacional del Paraguay. La República se encaminaba resueltamente hacia la senda de su reconstrucción, milagro que sólo se hizo posible merced a la vigencia efectiva de un acendrado patriotismo.

         Durante su gobierno, se fundaron los dos partidos a que hacemos mención, como una prueba irrefutable de la conciencia limpia que se manifestaba en la vida pública del Paraguay.

         "El General Caballero sintetiza en si toda vuestra lealtad, todo vuestro heroísmo, toda vuestra abnegación. Su ejemplo ha sido estímulo para vosotros. Jamás declinó su entusiasmo, nunca se debilitó su fidelidad a la patria y a su infortunio. A mi lado le habéis visto siempre, el primero en el peligro, el último en la retirada. De soldado, como vosotros, ha ido subiendo hasta llegar a la más alta dignidad. La República tiene en él el más gallardo de sus generales, y yo el mejor de mis amigos.

         "Yo os recomiendo, en esta hora amarga de mi vida, que le améis siempre, como le amo, y que le sigáis confiados como me seguís" (16 de Octubre de 1869, López Francisco).

         El General Bernardino Caballero de Curupayty, legatario glorioso de la espada del General Díaz, de cuyas propias manos la recibió, resultó después el guía iluminado a quien aludía el Mariscal cuando dijo:

         "No faltará un jefe que os enseñe el camino de la gloria, y que en mi ausencia os encamine". Efectivamente, él fue el conductor hábil de la reconstrucción nacional, el soldado invicto que había recibido el legado más glorioso y el elogio más consagratorio de la historia patria.

 

 

 

CAPITULO IV

SÍNTESIS HISTORIOGRÁFICA (1940-1970)

 

         A la caída de Morínigo, ocupó la Presidencia interina, el Dr. Juan Manuel Frutos (Presidente del Superior Tribunal de justicia).

         El 15 de Agosto de 1948 asume la Presidencia el Sr. Juan Natalicio González, y la ejerce hasta el 30 de Enero de 1949, fecha en que, previa renuncia, pasa a desempeñar el General Raimundo Rolón, hasta el 25 de Febrero del año 1949, en que resigna también el alto cargo, y le sucede el Dr. Felipe Molas López, hasta Agosto del mismo año. De allí, hasta 1954, ejerce la Primera Magistratura, don Federico Chávez, quien, luego, es derrocado por un golpe cuartelero, que lleva provisionalmente a la Presidencia al Arq. Tomás Romero Pereira, que hace entrega de la Presidencia constitucional al General de Div. don Alfredo Stroessner, quien desde el 15 de Agosto de 1954, viene gobernando el país hasta el presente.

 

         SITUACIÓN HASTA 1954

         Muy pronto, al igual que el Partido Liberal en el poder, en el partido Colorado comienza la división entre "guiones" y "democráticos", una réplica de los colorados "infiltristas" y "abstencionistas", denominación aquélla que se aplica al sector colaboracionista con el gobierno de Morínigo, y que se caracterizaba por su manifiesta posición de intransigencia con respecto a los adversarios políticos; y ésta, a aquellos que rechazaron participar con él.

         Una etapa de divisiones personalistas, de enfrentamientos panfletarios y de revueltas intestinas caracterizó entonces al Partido Colorado, que se fue desarticulando en conflictos absurdos que permitieron a los aventureros y los pescadores de río revuelto apoderarse lentamente de las directivas de esa nucleación partidaria, desde donde se alentaba una administración pública deshonesta, el caudillismo y la camandulería política, imponiéndose el temor institucional.

         Por otro lado, la influencia de las Fuerzas Armadas se advertía claramente a medida que transcurría el tiempo, y el Partido se debilitaba.

         Económicamente, se ensayó la monopolización de algunas empresas, pero el remedio resultó peor que la enfermedad, y de un "estado capataz" de la época de los liberales se convirtió en "un festín" de nuevos gobernantes que reiniciaban su maridaje con la vieja oligarquía liberal.

         El Partido Colorado no pudo soportar el influjo incontrastable de las empresas privadas paraguayas, y los que decían ser dirigentes del Partido se convertían en asesores de Empresas y en procuradores de los grandes negocios.       

         Desde las páginas de esta tesis, hemos rendido homenaje a sobresalientes liberales que, por su conducta privada e inteligencia honraron a la Patria, y sostenemos que los gobernantes, consciente e inconscientemente, son víctimas de fuerzas superiores como son la estructura y la reacción, por cuya razón no pueden ser prejuzgadas las intenciones que inspiraron sus determinaciones.

         J. Natalicio González, a quien Gilberto González Contrera llamara "EL DESCUBRIDOR DEL PARAGUAY", título merecido para un hombre que estuvo desde las primeras horas de la lucha colorada contra los gobiernos liberales; considerado como el ideólogo máximo del Partido Colorado; profundo conocedor del Paraguay, maestro político de las generaciones paraguayas, esforzado luchador social y colorado del decenio 35-45; además de periodista de fuste, notable escritor y sensitivo poeta, su nombre se agiganta a medida que corre el tiempo, y sus palabras están siempre en el altar de las fecundas ideas y principios señeros del PARAGUAY ETERNO, de sus sueños.

         Rendimos justo homenaje a Don Felipe Molas López, y Don Federico Chávez, ejecutor de la Revolución del 47, el primero, y Patriarca del Coloradismo, el segundo.

         Estos tres gobernantes se han caracterizado por su acrisolada honestidad. La reacción neo-colorada pretendió adjudicarle a J. Natalicio González, al apelativo de "mondalicio", infamia que no alcanza el sólido prestigio del insigne sociólogo y pensador del Paraguay contemporáneo.

         Pronto el Partido Colorado apareció como una organización reaccionaria destinada a defender los privilegios de grupos oligárquicos y liberalizantes, y como fuerza represiva de las aspiraciones populares, erigiéndose como un fin en sí mismo, sin trascendencia histórica y sin contenido humano, dejando de constituir ya la fuerza creadora auténtica y expresión de una vocación social que responda a las exigencias básicas de la comunidad política paraguaya.

         El Partido Colorado se convirtió de esta suerte, en un dócil instrumento de un grupo social interesado en la retención del poder político para mantener el monopolio económico y los privilegios sociales y forzando así a que la corriente histórica se dirija hacia una etapa que por sus contradicciones permita la explotación y postergue la liberación integral del pueblo paraguayo.

         Mientras el Partido Colorado, cargado de un "pasado de gloria en un presente ignominioso", permitía que oportunistas, testaferros y verdugos se fueran haciendo cargo de la dirección política. Sin vocación y sin sensibilidad social, impulsado por el apetito de sórdidos egoísmos, y encubiertos con la fachada de un partido popular perpetraron a niveles desmedidos sus espectaculares negociados.

         No existió un plan efectivo para politizar las bases del Partido Colorado por medio de la cultura y de la democracia, y prevenir así que el hombre "pynandí" cayera como ocurrió en los moldes fríos de una organización política gobernada, por burócratas.

         Los viejos especuladores liberales y "negociantes", por la confusión reinante dentro del Partido Colorado, por su inmadurez política, encontraron un caldo propicio para sobornar, engañar y colocar conscientemente el ejercicio político al servicio de la vieja clase explotadora. Esta situación de contradicción permitió que la vieja oligarquía liberal, llevara a cabo su enlace con la nueva oligarquía colorada que incipientemente nacía como producto de los privilegios que otorga el poder corrupto.

         Por eso, muy pronto, el Partido Colorado          olvidó la enseñanza de los patricios del Partido Colorado, como Juan León Mallorquín, Juan Manuel Frutos, Blas Garay, Fulgencio R. Moreno, Ignacio A. Pane y Ricardo Brugada, porque la nueva oligarquía que nacía de su vientre aceptó el pacto o alianza con la vieja oligarquía en que la improvisación y el arribismo en política son piedras fundamentales en la dirección y orientación del poder político hacia el norte de los inconfesables intereses confabulados contra los valores y supremos intereses de la nacionalidad.

         Ya poco después de la ascensión del Partido al Gobierno, su dirección política se vio sometida a una burocracia rígida e inamovible; formada por una élite de privilegiados; haciendo de la nucleación un organismo ambivalente, microcéfalo por la presencia de una oligarquía minoritaria directiva y ejecutiva, y macro-maniatado en la condición proletaria de sus bases.

         Esta élite de burócratas haciendo valer su ejecutoria partidaria bien habida algunas pocas veces, y la más de las veces, la amistad, el parentesco e influencia de cualquier laya, cerraron la participación en el Gobierno a otras personas que no fueran los del circulo de adeptos, pretexto de una disciplina mal entendida, imponiendo silencio mediante presión amenazante a los auténticos dirigentes.

         La causa fundamental de esta centralización burocrática, se debe, primero, a la mala fe de sus dirigentes y, en segundo lugar, a la ignorancia de sus bases.

         El Partido Colorado había asumido el poder en un momento crítico en que la economía del país se encontraba en bancarrota por efectos de la guerra civil del 47.

         Se había caído en la desgracia de descuidar totalmente el adoctrinamiento de las masas coloradas, y se persistía lamentablemente en esta culpable misión, convirtiendose así el Partido en una mera organización burocrática con fines sociales. Se organizaban fiestas, cócteles y se repartían ropas, víveres y medicamentos, y cuando llegaba la fecha de elecciones en las Seccionales, las campañas proselitistas se basaban en prebendas y regalos, que colmaban el vacío de la mística partidaria de los candidatos. En este ambiente mezquino muy pronto hicieron su aparición individuos cuyo único objetivo consistía en el lucro y en oficiar de procurador o de testaferro de los intereses extranjeros.

         Así fue como el Partido Colorado llegó a convertirse en un conglomerado de fuerza mecánica de carácter populista, pero no popular, expuesta a caer, como cayó, en mano de oportunistas y mercaderes de feria, quienes imprimieron al Partido una orientación totalmente ajena a los fundamentos y principios que inspiraron sus orígenes.

         Sus verdaderos valores fueron desplazados, los gloriosos conductores de la Revolución del 47, uno y otros defenestrados, en vías de su marginación definitiva, culminando todo en el desgarramiento del Partido, y abriendo las puertas a los seudo colorados y mercenarios de la política. En la noche del 4 de Mayo de 1954, fue derrocado Federico Chávez, con el luctuoso episodio de la muerte del Dr. Roberto L. Petit, joven valor de la juventud colorada víctima propiciatoria sacrificada en aras de un ambicioso y exorbitado afán de predominio.

         El Dr. Felipe Molas López decía: "La normalidad institucional no debe ser una mera fórmula. Ella exige para su realización un contenido que no puede ser otra que el de salir para siempre de lo PRECARIO INESTABLE. Deben de pertenecer al pasado los gobiernos de fuerza. La evolución de nuestra cultura y la sensibilidad democrática del pueblo así lo exigen. El ejercicio, honesto de la democracia no requiere milagros. En cambio, lo que complica la vida de un pueblo, lo que agrava su malestar y lo que crea situaciones que de repente parecen no tener soluciones, son el fraude, el despotismo, los verdugos, la insinceridad, y esa gama infinita de recursos anteriores a que apelan los gobernantes en el afán de escamotear la voluntad popular (12 de Julio/46).

         A pesar de una innegable buena voluntad, Molas López -como tantos otros gobernantes y dirigentes colorados-, no descubría en el fondo la existencia de otras fuerzas superiores que son la estructura liberal apoyada por el imperialismo y la oligarquía paraguaya; y todas las palabras que se acumulen en su contra se tornan estériles al chocar con la dolorosa realidad paraguaya afirmada en casi cien años de vigencia.

         El hecho observado de que el Partido Colorado pronto se desmembró y dividió, tiene su lógica explicación. El Partido, como fuerza popular, constituía una amenaza para la oligarquía y el imperialismo, y, de consiguiente, era necesario destruirlo. Infortunadamente, todos los colorados, aún los auténticos contribuyeron de alguna manera a la ejecución de esa sentencia, por la falta de formación revolucionaria y carencia de percepción y de penetración para desentrañar la compleja maraña urdida por los enemigos de la Patria.

         El Dr. Guillermo Enciso Velloso decía, en Noviembre de 1949, de los "guiones rojos", lo siguiente: "Guion Rojo, anticolorado, terrorista, y deshonesto apaleador de colorados; y toda esa hez de sociedad que en todas partes existen, integrada por especuladores "escamoteadores de divisas", atracadores de Bancos, ladrones, rateros y bandidos, y caballeros de industrias. El interés común del crimen y del provecho del crimen une a todos; se llamen o se disfracen de liberales, de febreristas, de guiones o de colorados, de neutros o de apolíticos. Bajo el disfraz no hay sino delincuentes y bandidos de la misma calaña y con el mismo interés criminal". Estas palabras estaban radiografiando al partido Colorado, cuyo diagnóstico político ya dimos en otras páginas, pues estas palabras sirven y pueden aplicarse tanto a democráticos y guiones, sin excepción, e incluso, para el propio Enciso Velloso, quienes contribuyeron al aniquilamiento del coloradismo como partido de gobierno.

 

 

         LA CONSTITUCIÓN DE 1967

         Luego de que Stroessner había cumplido dos período constitucionales, después de completar uno anterior, deseoso el Partido de proclamarlo para otro nuevo periodo más, y en vista de que el Art. 41 de la Constitución del 40, entonces vigente, no permitía una tercera reelección; con el fin de obviar tal inconveniente, la Junta de Gobierno del Partido Colorado, en nota de fecha 27 de Abril de 1966, planteó al Poder Ejecutivo de la Nación la Reforma de la Constitución Nacional.

         El Poder Ejecutivo, por Decreto N° 18.270, del 7 de mayo de 1966, convocó a Asamblea Nacional, atendiendo al pedido de la junta de Gobierno del Partido Colorado. La Asamblea Nacional, reunida en el Palacio Legislativo el día 27 de mayo de 1966, afirmó que era necesaria la reforma total de la Constitución Nacional vigente, con excepción del contenido de los artículos primero y segundo, y manteniendo los principios e instituciones, que son de la esencia del gobierno republicano, democrático y representativo.

         La Honorable Cámara de Representantes, por Ley N° 1198, sancionaba el 13 de diciembre de 1966, estableció las normas para la instalación y funcionamiento de la Convención Nacional Constituyente (Cámara de Representantes y Consejo de Estado, en la Constitución del 40), y  autorizó al Poder Ejecutivo a convocar a elecciones de convencionales integrantes de dicha Convención Nacional.

         El Poder Ejecutivo, por Decreto Nº 23.817, del 9 de enero de 1967, convoca al pueblo de la República para el día domingo 7 de mayo de 1967 a la elección de 120 convencionales titulares y 40 convencionales suplentes en calidad de miembros de la Convención Nacional Constituyente.

         Elegidos los Convencionales e instalada la Convención Nacional Constituyente el 25 de Agosto de 1967, y promulgada por el Poder Ejecutivo en la misma fecha y lugar. La Convención del 67, es de mucho alcance, y por qué no decir, una Constitución que desde el punto de vista de la letra fue un ejemplo, pero -mirándola desde la realidad- no es otra cosa sino un montón de letras muertas. En nada ha mejorado la situación de los Partidos Políticos y en el respeto de las garantías individuales. Más de un centenar de presos políticos cuyas prisiones duran más de una década, nada pudieron hacer con el nuevo instrumento; lo que prueba que es ineficaz para hacer una actividad vivificante la libertad y una tarea animosa de gobernantes y gobernados. En resumen, fue un instrumento que prolonga la agonía dolorida y sufriente de nuestro pueblo, ya que por un decreto llamado "estado de sitio", un gobernante puede poner al margen todos los derechos que establece la Constitución. En definitiva, está en la corriente de una Constitución de leve tendencia nacionalista, pero de mayor tendencia liberal.

 

         EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL DEL 59

         Si hemos dicho que existen fechas que jalonan la diagonal de lucha del pueblo paraguayo, y hablamos del 14 y 15 de Mayo de 1811, y también del 1° de Marzo de 1870, nos referimos al 23 de Octubre de 1931; y, por fin, de la Revolución del 47, debemos decir, en mérito a la verdad histórica que nos empeñamos en descifrarla a riesgo de malas interpretaciones, que el Movimiento del 59 tiene el mérito de haber sido un movimiento juvenil que planteaba por vez primera en nuestra historia, la auto-crítica a un gobierno, tal como lo habían hecho en su momento Blas Garay, e Ignacio A. Pane. El Movimiento del 59 era la expresión vivificante y renovadora de la juventud colorada que repudiaba el afianzamiento de la alianza de la vieja oligarquía liberal con la nueva élite de gobernantes empotrados en el partido Colorado. Era la manifestación de repudio a todo imperialismo que empezaba a acentuar su vigencia en nuestro país. Era el eco de las ideas progresistas del Partido Colorado, expresadas en Blas Garay, Fulgencio R. Moreno, Ignacio A. Pane, Ricardo Brugada, Roberto L. Petit y otros, tendencia siempre aplacada por la prepotencia militar-colorada de Escurra, primero, por la oligarquía liberal, segundo y el neo-coloradismo de Duarte Vera y Candia, tercero. Con la represión del movimiento estudiantil del 59, el Partido Colorado perdió su mejor juventud, y desde entonces ya no existe juventud colorada que se proyecte en la vida nacional y en el Partido Colorado. El Movimiento del 59 fue una ancha tumba donde se enterraron definitivamente los ideales de un nacionalismo auténtico proclamado y enseñado por Garay y Pane. Desde esa fecha ambula una pseuda-juventud, parasitaria, servil, obsecuente y abyecta que medra con actitudes politiqueras y sin conducción real y efectiva. Archivada en los recuerdos de algunos paraguayos, el movimiento del 59 constituye el último bastión rebelde que hubo de abatir la oligarquía paraguaya.

         Es incuestionable que el Partido Colorado será en el porvenir la fuerza social de mayor poder y alcance, pero, si queremos seguir mereciendo la confianza de las masas y seguir siendo un partido democrático, debemos enarbolar como bandera de reivindicaciones que la voluntad soberana del Partido Colorado no debe residir en la voluntad omnímoda y arbitraria de persona o de grupo de personas algunas.

         Al Partido Colorado, con sus graves errores del pasado, le corresponde en el futuro el papel de promotor de la renovación y del cambio nacional, y hacer de que en sus fuentes inmanentes los jóvenes de la patria puedan encontrar los ideales revolucionarios que propugnan ideas socializantes y anti-liberales. El Partido Colorado tiene su fuerza permanente que nadie pudo destruir; no lo destruyo Escurra en su hora; no lo destruyó el liberalismo en cuarenta años; y no podrá destruirlo nadie, porque el Coloradismo es la fuerza mayoritaria del país, que expresa y revela en sus hondones un férvido y medular nacionalismo que quiere y propugna la afirmación del Estado Nacional.

 

 

         BREVE DIAGNOSTICO DE LA REALIDAD PARAGUAYA DESDE 1954 A 1970

         1. ESTRUCTURA ECONÓMICA

         Ubicado en el área del capitalismo internacional, el Paraguay representa un caso típico de capitalismo mercantilista, basado en una economía agro-exportadora de estructura simple, que opera dentro de un esquema liberal, sin regulación alguna y sin mecanismos correlativos que pudieran asegurar, siquiera en grado mínimo, cierta distribución de la renta nacional.

         Por una parte, un sector capitalista y dinámico, exportador y un sector pobre, atrasado y marginado, semi-feudal, sumido en una población de 80%; con una "estabilidad monetaria" que sólo beneficia al sector mercantilista y agro-exportador: Con un endeudamiento de U$A 300.000.000.

 

         2. SUPERESTRUCTURA POLÍTICA

         La estructura política se edifica para mantener y fortalecer los privilegios y beneficios que rinde el sistema semi-feudal, a favor de las minorías.

         La superestructura política se caracteriza por un dualismo político; por un lado, el Paraguay democrático basado en la Constitución y en la Ley; y por el otro, el Paraguay real. Estructura vertical y de preeminencia absoluta del Ejecutivo. Apoyado en el Ejército y un partido masificado.

 

         3. IDEOLOGÍA DEL GOBIERNO

         Carece de una ideología explícita y delineada que presenta rasgos conservadores pero con cierta tendencia moderadamente reformista.

 

         4. ORGANIZACIÓN LABORAL

         Control político y falta de conciencia obrera y sindical en el Paraguay. Participación dirigida de los Partidos políticos, con elecciones fraudulentas.

         Reforma agraria floja e incongruente, de simple distribución de tierras, mientras se halla subsistente un gran latifundio.

         Distribución de créditos a nuevos agricultores empresarios, sin beneficio para los genuinos trabajadores de la tierra.

         Débil ayuda a los planes sociales, casi inexistentes. Se produjo la alianza entre la vieja oligarquía nueva oligarquía.

         Educación alienante y no liberadora.

         Mentalidad corrupta, sin valores culturales, ágiles y conformada.

         El sector ganadero, que aporta el 35% de las divisas al país, está dominado en su comercio exterior por una duopolía de empresas extranjeras: La Libebig's y la Meat Packing, División de la International Food Products Corporation, con sede en Inglaterra y EE. UU., respectivamente.

         La organización de ambas Compañías en el Paraguay está caracterizada por un bajo nivel de eficiencia, altos costos unitarios, una mano de obra especializada y carente de un programa de reemplazo de extranjeros.

         El rubro de madera ocupa el segundo lugar en las exportaciones: 26.6%. Las tres Compañías más importantes en el sector son: "La Industrial Paraguaya S.A."; "INFOPA

S.A." (Ex-Salay y Cía. S.A.); y "Finap S.R.L.".

         Por ejemplo: el 18% de "La Industrial Paraguaya" pertenece a Gualterio Thomas, ciudadano argentino, radicado en Bs. As.; 10,5% pertenece al Banco de Londres y América del Sur. Finap es compañía ítalo-brasilera. El 26% de las acciones de Salay y Cía. S.A. pertenecen a ADELA INVESTMENT Co. de Luxemburgo, y otro 7 % al Universal Machinery Inc. de Panamá.

         "La Industrial paraguaya" tiene actualmente 1.260.000 hectáreas de tierra, es decir, el 8% del total de la Región Oriental.

         El rubro de aceite ocupa el tercer lugar en las exportaciones del Paraguay, representando el 13.5% del total.

         El sector está dominado o monopolizado por CAPSA, en donde el 83,19% pertenece a las acciones del consorcio ADELA.

 

         CLASES SOCIALES

         La estructura de las clases sociales en el Paraguay es la siguiente:

         2% clase alta (Sociedad Rural, Sociedad de Agricultura y Feprinco).

         8% clase, media, y       

         90% clase bajá.

         Existen unos 18% de latifundistas que poseen el 51% de tierra paraguaya, 1,02, el 86% de las mismas tierras.

         En el Paraguay, el niño campesino que inicia su instrucción elemental en un idioma que desconoce, adquiere el hábito de copiar y aprenderlo todo de memoria, sin preocuparse del contenido de las palabras.

         El campesino paraguayo, que piensa y habla en guaraní, aprende a leer y escribir en castellano, sin preocuparse "la escuela" de enseñarle el castellano; y la prueba de ello es que los campesinos no saben escribir en guaraní.

         La aberración pedagógica más elocuente es educar al niño campesino en un idioma que ancestralmente es el idioma del "explotador"; primero, el explotador español que vino con la Conquista; luego, fue el idioma del "legionario", que no aprendió a hablar guaraní; y sigue siendo el idioma del "karaí"", siendo, por eso, que el castellano es llamado "karaí ñe-é" o "idioma del señor".

         Se ponen en sus manos revistas que difunden figuras e historietas representativas de ambientes que están muy lejos de su realidad circundante; y entre las revistas infantiles no existe ninguna que ofrezca una serie de cuentos inspirados sobre los personajes de conocidas leyendas guaraníes; o también relatos de los episodios de nuestros héroes y próceres, que pueden contribuir a superar la mentalidad y el complejo de minivaloraci6n de nuestros campesinos.

         Se les ofrecen ejemplos que no son reales, v.gr. que el peón de la estancia se casa con la hija del dueño del establecimiento (que bien puede suceder excepcionalmente, pero no es lo corriente por la sencilla razón de que existen muchos más campesinos que hijas de estancieros). Situación que presenta una realidad distorsionada, y solo sirve para alimentar una aspiración burguesa nociva e inaccesible.

         Se les inculca que, para ser más hay que tener más, y que la dignidad y categoría de la persona se hallan en relación directa con su posición económica y que el concepto de "gente bien" se halla en la medida de rico, del hijo de familia, del doctor, del patrón y del señorito.

         Por tanto, la escuela de marras presenta un concepto falso y desfigurado de la personalidad humana.

         La educación liberal viene a ser como una máquina que tiene por finalidad producir buenos consumidores. Los liberales preparan el mercado en la escuela de indigencia cultural.

         Por eso, la Escuela pone mucho énfasis en recalcar el concepto utilitario que consiste en la comodidad, la riqueza y la seguridad    que representa el bien supremo de la vida humana; y que si se estudia, es para ganar dinero. Y que si no se logra su conquista el individuo queda aplastado en su dignidad de persona.

         Tantas son las expectativas y las ambiciones que la Escuela fomenta a tal punto que el sujeto alienante de la educación para conseguir sus propósitos deleznables no vacila en recurrir a los medios más inconfesables, marginando los ideales de patria y los sentimientos de la amistad y el compañerismo.

         Los métodos inventados por la Escuela liberal van formando lentamente en el campesino paraguayo un complejo de inferioridad, de dependencia y de pesimismo. Su vocación y su sensibilidad se van encalleciendo en las aulas que le domestica para la paciencia y la indiferencia; y con esta formación lo lanzan a la vida, donde, paciente y sumiso, pueda ser fácil instrumento de la explotación y del engaño.

         Ninguno de los Partidos posee una marcha que sus miembros la sepan entonar; simplemente tienen una polka que la escuchan y la bailan, pero no la cantan. Profesan una religión formal que no les ayuda a la construcción de un mundo y una sociedad más justa. Conformista y fatalista, acostumbrado a la miseria centenaria, le gusta ser adulón y servil con los que mandan. Cuando se trata de integrar organizaciones, tiene miedo, impuesto en la escuela de la violencia del liberalismo.

         Es duro decirlo, pero lo decimos por amor a nuestro pueblo; para señalar que todo el mal de la Patria está en la Escuela liberal, individualista e inhumana.

         Pero en medio de ese diagnóstico objetivo emerge el tesoro de los valores paraguayos que supervivieron con el valor de la raza; su sencillez, su alegría, su hospitalidad, su enorme corazón, son la tierra incultivable hasta hoy; valores de los cuales J. Natalicio González, dice: "el Paraguay tiende a realizar un ideal de vida, de tipo de sociedad y de cultura, en un sentido extra-europeo, mediante el desenvolvimiento de          valores en su mayor parte autóctonos".

         "Lucha entre la civilización y la barbarie", llamó el cáustico Sarmiento a la contienda del 70. "Más exacto seria hablar de lucha entre la pedantería vestida de levita y el sentido de la realidad embozado en el poncho criollo" -dice Natalicio González.

         La educación vestida de levita, es lo que nosotros rechazamos porque es la modalidad anacrónica de la oligarquía y de las fuerzas imperialistas destinadas a someter y esquilmar a nuestro pueblo; y reclamar, en cambio una educación liberada auténticamente paraguaya y nacionalista, nacida de los hondones de la historia y nutrida con las fuerzas permanentes de nuestro pasado glorioso.

         Rafael Barrett, entre nosotros, decía: "¡Ser amigo del poder! No hay más que una amistad posible con los poderosos: la esclavitud. Los tiranos antiguos la sellaban con sangre: los modernos acaparadores, de casi todas las naciones civilizadas, la sellan con oro: algunos, tontamente románticos, amordazan el pensamiento. Violentan las ideas, mil veces más preciosas que el oro y la sangre. Apenas tenemos ideas en el atormentado Paraguay, pero quizá las copen al nacer. Hay centinelas a la puerta de la cátedra. Para poder enseñar a nuestros hijos es forzoso ser amigo del Jefe; Y, ¿qué le enseñaremos, sino que también se hagan amigos del jefe? ¡Qué delicioso resultado para un pueblo! Arriba uno y abajo todos. Terrible es, que en las venas de este pobrerío silencioso se entremezclan las nostalgias de un pasado fatal; terrible que todavía nos inquiete la amenaza al maestro, y el proyecto de profanar el alma de los niños con el espectáculo de la política".

         La Educación al uso liberal masifica al alumno, no estimula el espíritu crítico, la creatividad y la iniciativa, y hasta nuestra propia Universidad orienta únicamente a la obtención de un título superior.

         La Escuela liberal es clasista, memorista, intelectualista, y educa a espaldas de la propia realidad, sin comprometerse con el cambio de las estructuras económicas, políticas y sociales de la Nación.

         El colonialismo externo o imperialismos se manifiesta por la dominación cultural, que se traduce en una masificación tanto más alarmante, cuanto más fáciles se van haciendo los medios de comunicación; que quedan siempre en manos de los que tienen el poder económico, cuyo único interés es el de producir y hacer consumir más.

         Una concepción estática de la cultura, hace imposible crear una conciencia nacional; por el contrario, tenemos mentalidad extranjerizante. En la escuela del silencio, la maestra habla, la maestra pregunta y el alumno escucha siempre al ritmo de la consigna "ellos mandan y nosotros obedecemos".

         Jacques Loew, comenta: "Me parece que es una definición mucho más profunda del pobre decir que aquel que escucha siempre, y a quien nadie escucha".

         El pobre siempre ha escuchado, ha escuchado al maestro o a la maestra de escuela; al vicario en el catecismo; a la religiosa, "la monjita", como se dice, que le prodigaba buenos consejos en el dispensario o en el patronato y, más tarde a la trabajadora social. Ha escuchado al capataz de la fábrica cuando entro como aprendiz. Cuando vino al cuartel, escuchaba al sargento y cuando escucha la radio, oye al diputado o al periodista y cuando sintoniza la televisión, escucha al Presidente, al Ministro o al General; en suma, escucha siempre. Y cuando a la noche regresa a su hogar, todavía escucha a su mujer; pero al pobre nadie le ha escuchado en el día. Y esa es la raíz de la pobreza: no ser escuchado jamás durante toda una existencia.

         Si deseamos nosotros llegar a la pobreza del pobre, debemos, primero, hacer lo que hace e imitar al oyente que escucha siempre antes de hablar. Obrando así imitaremos una actitud fundamental de los Salmos: "El pobre ha gritado, Dios ha escuchado".

         Para rectificar los principios de la democracia representativa, como reza el Preámbulo de la Constitución Nacional, es necesario que la democracia sea practicada en la Escuela de la Patria, con elecciones de delegados de grado, de curso, presidentes de Centro de escolares, estudiantiles, Regionales (Concepción, Encarnación, Villarrica), delegados, a su vez, que representen a su gremio en una Confederación General de Estudiantes, etc., que discutan temas históricos, económicos, políticos, sociales, culturales; que organicen certámenes literarios de historia, ciencias naturales, etc., y otras actividades que movilicen permanentemente a la Nación hacia una cultura medularmente propia y anti-imperialista.

         En las Escuelas liberales, hoy es costumbre ya organizar fiestas y festivales con nombres atrayentes y exóticos, en su mayoría patrocinadas por Compañías extranjeras como Pepsi-Cola, Coca-Cola y otras.

         Estas empresas, que sólo tomamos como ejemplo, son brazos armados del imperialismo actual, trabajan modificando los valores esenciales y estableciendo nuevos modelos de comportamiento, marginando las tradiciones y las costumbres que se fueron transmitiendo de generación en generación y forman el espíritu del pueblo. El imperialismo actual se sirve de la Escuela, del Colegio, de la Universidad, de los medios modernos de comunicación para corromper la esencia y cambiar al hombre paraguayo y dejarlo irreconocible para su historia.

         Cuando valores de nuestros pueblos, como la generosidad, la amistad, la caridad y la dignidad, son sustituidos por otros que se nos imponen de fuera por el colonialismo cultural, tales como la competencia, el beneficio, la utilidad y el triunfo, es entonces que estamos muertos y se nos ha arrancado el ALMA DE LA RAZA, por sustituir por una máquina registradora, inhumana y cruel, como el IMPERIALISMO. Ningún ejército pudo desnacionalizarnos: no lo pudo el ejército argentino ni el brasileño en la ocupación ignominiosa: ni el ejército yanqui, a través de la empresa Standard Oíl Company; no lo pudieron ni las Empresas de Casado, Puerto Pinasco y todas aquellas entidades empresariales extranjeras; ni los bancos expoliadores de plaza, pero, sin embargo, puede lograrlo el colonialismo cultural, cuyo virus letal se inyecta en la televisión, en la radio, en la escuela, en la universidad y a través de la información escrita y hablada, etc., preparando hombres para convertirlo en muñecos o robots.

         La Escuela liberal aísla al hombre de su hábitat natural; le hace perder contacto con la naturaleza y le impone vivir en medio artificial y a mirar a través de un cristal que deforma la cultura nacional.

         Para oponernos a esta corriente mortal que desfigura sus auténticos perfiles, debemos construir un hombre paraguayo nuevo, en una escuela nacional de liberación integral, sin explotadores ni explotados.

 

         ACTA DE FUNDACIÓN DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA

         "Que frente al panorama desalentador que ofrece nuestra Patria en el Orden Económico, Social y Político, afirmamos que la crisis que la aflige de raíz profundamente moral, ha puesto en vigencia valores y estructuras que desvirtúan la inspiración cristiana del ideal de vida del pueblo paraguayo, y lo han situado en una difícil encrucijada de su historia.

         "Que esa crisis se manifiesta en el actual predominio de una concepción materialista de la vida en la falta de respeto a los derechos esenciales de la persona humana, en el desquiciamiento de la familia y en esa escasa sensibilidad para comprender las exigencias de la justicie social.

         "Que en el orden institucional, ella se traduce en estructuras sociales, económicas y políticas, opresoras e injustas, que sólo dan acceso a unos privilegiados a los beneficios de la cultura y de la riqueza, así como el libre ejercicio de la actividad política, provocando de esa manera la división irreconciliable en que se halla la familia paraguaya y el éxodo de muchos de sus hijos.

         "Que la repulsa generalizada contra los métodos tradicionales de nuestra política y contra la estéril remoción de errores del pasado, hace impostergable la instauración de una nueva manera de comprender y, practicar la política a fin de iniciar una era de concordia entre todos los compatriotas.

         "Que frente a la realidad de una patria dividida y ante las exigencias de un mundo mejor, que va despuntando en todas las latitudes, la doctrina social cristiana propone la vigencia de una concepción espiritualista de la vida y de los principios rectores de Libertad, Justicia Social y Bien Común, movidos por la amistad cívica.

         "Que el Movimiento, firme en sus convicciones, sostiene que la salvación de la patria, solo será posible por el esfuerzo común de todos los hijos. Resolvemos constituir -dice- EL MOVIMIENTO SOCIAL DEMOCRATA CRISTIANO, para luchar por las aplicaciones de los principales enunciados que constituyen las bases del ideario del Movimiento, a los cuales nos comprometemos ajustar nuestra prédica y nuestra conducta.

         "Así lo afirmamos, en Asunción del Paraguay, a los quince días del mes de mayo de mil novecientos sesenta, en el 149° Aniversario de la Independencia Nacional".

 

         DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA

         "Conquistar para el pueblo que trabaja, el efectivo dominio y la libre disposición de su propio destino, personalizando al máximo su poder de soberanía, mediante la transformación de la actual estructura política, fundada en la instrumentación de masas mantenidas en la ignorancia, en una democracia verdaderamente representativa y por tanto funcional.

         "...no hay vida social justa ni política de bien común, si los medios y organismos colectivos de la vida humana, no tienen los valores que en orden jerárquico van edificando al hombre como ser de la historia y de la eternidad..."

         "...la sacrificada búsqueda de la verdad y la posesión del bien común, deben darse dentro de la caridad social, que, por ser generosidad, comprensión y justicia, es la única vía que permite lograr humanamente un espíritu cívico..."

         "...derecho de vivir libre en la opresión, de la intolerancia, del temor y de la persecución..."

         "...organizaciones sindicales deben estar libres del control partidario estatal y patronal..."

         "...el capital no debe ser instrumento de opresión económica y social, y busca la colaboración de los grupos económicos con el fin de que los bienes materiales y culturales no sean monopolio exclusivo de una clase social, sino medios al servicio y al alcance de todo el pueblo..."

         "...El Estado es un elemento activo en el proceso económico-social; no es un poder monopolizador..."

         "...justa retribución de la renta nacional, mediante una revisión completa de la política fiscal que contemple la redistribución de la riqueza...".

 

         El Partido Demócrata Cristiano, tropezó en nuestro medio con el "tradicionalismo" que impide el ensanchamiento de las bases de los Partidos nuevos; por otro lado, dentro de sus cuadros, han desertado muchos de sus militantes, inclusive dirigentes de influencia intelectual y moral y, por otro lado, sus primeros dirigentes fueron elementos de la pequeña burguesía paraguaya, que tropezaron como hoy con el ala progresista del Partido Colorado, formado especialmente por jóvenes que regresaron del exterior.

         Su misma declaración de principios es de centro-derecha, posición que se hizo notar claramente en Chile, con la radicalización de las luchas políticas, y donde la Democracia Cristiana ha participado con el Partido Nacional, de derecha y conservador.

 

 

         LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN EL PARAGUAY DESDE 1954

         El papel que desempeñan los Partidos políticos en el Paraguay, es quizás sui-géneris en América Latina. Es decir, no solamente son ellos instituciones políticas que llevan a cabo tareas que los Partidos políticos suelen efectuar en otros países, sino también fundamentalmente, "comunidades sociales" con otras series de funciones dentro del marco social del país. Sus miembros se reclutan por medios adscriptivos, que constituyen pautas que vienen manifestándose también entre miembros de los nuevos políticos febreristas y democratacristianos. Probablemente, esta orientación tradicional no se romperá hasta que exista un mayor aceleramiento en el ritmo de desarrollo. Por otra parte, es posible que este mismo tradicionalismo dentro de la política pueda ayudar a mantener cierto grado de estabilidad durante el proceso de cambio, permitiendo que el Paraguay mejore su situación económica sin el trauma psicológico entre los ciudadanos, que frecuentemente implica la violencia que ha caracterizado el proceso de cambio y desarrollo en el resto de América Latina. (Byron A. Nichols, "Las Espectativas de los Partidos Políticos en el Paraguay", de la Revista Paraguaya de Sociología, N° 13, pág. 61, conclusión).

         Existen dos grandes Partidos políticos en el Paraguay: el LIBERAL y el COLORADO.

         El PARTIDO LIBERAL, se encuentra dividido en tres fracciones, división personalista, en último caso, por razones puramente estratégicas y tácticas burguesas, pero, en definitiva, no existe una división clara como producto de una lucha ideológica interna dentro del Liberalismo.

         Uno de ellos está constituido por quienes responden a los hermanos Fernando y Carlos Levi Rufinelli. El otro grupo de los democráticos, viene a constituir un desprendimiento de los liberales Radicales.

         El sector Radical, a su vez, se divide en dos sectores: uno de neo-liberales, que está encabezado por Justo Pastor Benítez (h), y otro de progresistas, formado por Carlos

Alberto González y apoyado por el Club Liberal Alón, que es el sector más claramente avanzado ideológicamente, y que representa la esperanza de los jóvenes liberales.

         El Dr. Carlos Alberto González, al referirse al programa o plataforma política presentada para la candidatura a la Presidencia del Partido liberal Radical, dijo: "Constituimos un movimiento de ideas que propone la transformación del Partido Radical a fin de convertirlo en instrumento de liberación del hombre paraguayo".

         "Con toda esa juventud trataremos de llevar adelante nuestras ideas de cambio y de liberación".

         En definitiva, el Partido Liberal, producto de tantos años de llano, acusa la falta de líderes, la organización de sus cuadros políticos, que le hicieron un Partido con muchos problemas internos, pero que puede tomar fuerza en la medida que logre la alianza de los sectores progresistas del Paraguay.

         El Partido Liberal realizó en 1953 su primer Congreso Doctrinario, denominado del "Liberalismo Paraguayo" en el exilio". Fue patrocinado por el Comité del Partido Liberal de Corrientes (Argentina) y con la nueva generación política de dichos Partidos, se dio la iniciativa fundacional del Movimiento de Renovación que surge en el escenario político del país en 1956, como respuesta al liberalismo conservador y tradicionalista de los antiguos dirigentes.

         El Congreso de Corrientes estudió con prioridad el concepto de una DEMOCRACIA SOCIAL, estructura hacia el liberalismo económico, social y cultural.

         Sobre esta nueva concepción, expresa un documento oficial del Ateneo Liberal, de marzo de 1962, suscrito por Alcibíades Frutos: "En la actualidad, el Estado Liberal contemporáneo cumple funciones económicas, sociales y culturales: orienta la producción y la organización de los mercados; estructura el marco jurídico dentro del cual fluye la vida económica; participa en la estabilización de la moneda; y a falta de iniciativa privada, el Estado suple a ésta, preocupándose al mismo tiempo de suscitarla, a través de una activa política de fomento y desarrollo. Tales son los perfiles del Estado Liberal del Siglo XX''.

         Tanto el partido Febrerista y Democristiano, a pesar de ser Partidos con claros objetivos ideológicos, en la práctica deben acomodarse a la estructura política, económica y social del Paraguay, sin referir una expectativa revolucionaria. Al igual que el Partido liberal Radical, la única forma de que adquieran fuerzas, es que logren la alianza con todas las fuerzas progresistas del país. En definitiva, ambos Partidos viven en una agonía política, sin ninguna perspectiva seria en el plano nacional.

         Las declaraciones de principios y nuevo Programa Partidario, cuyas bases fueron aprobadas por la Convención Extraordinaria del Partido Colorado, reunida, en fecha 7 de Octubre de 1967, y aprobada por la Honorable Junta de Gobierno, en sesión de fecha 6 de Noviembre de 1967, son las siguientes:

         "Legitimidad de la intervención del Estado en la actividad económica privada, en salvaguarda de los intereses generales de la población, del bien común, o de la defensa del país" (5).

         "Subordinación de la propiedad privada al interés social (7).

         "Repudio a todo totalitarismo político y de toda forma de imperialismo o colonialismo, como instrumentos de sometimiento de los pueblos o dominación internacional (7). En política internacional:

         "Apoyo a la Organización de los Estados Americanos, para alcanzar -a través de ella- una verdadera paz en América, dentro de un orden social justo, acompañado de desarrollo económico, a fin de satisfacer las aspiraciones del hombre americano.

         "Fortalecimiento de los Sindicatos para la defensa legítima de los trabajadores y como equilibrio entre el capital y el trabajo.

         "Asistencia crediticia a todos los agricultores del país, en plazos y condiciones tales que permitan una capitalización de las fincas, y contribuyan positivamente al mejoramiento económico y social del productor y su familia".

 

         LA CONSIGNA: Destruir al Liberalismo como forma de vida.

 

         "Para el Paraguay, dice Natalicio González, "el Liberalismo es la barbarie, que irrumpe en su solar histórico para perturbar su armonioso desenvolvimiento, atacando la constitución efectiva de su pueblo, los impulsos de su espíritu, las creaciones de su genio original y propio. Como toda barbarie, la libertad es profundamente inculta".

         "Sus ideólogos", sigue manifestando Natalicio González, "simulan pensar, colmando el vacío mental de que padecen con posturas simiescas. Repiten el gesto extranjero, las actitudes extranjeras, con gravedad de grandes monos amaestrados. Pero carecen de cultura, de un concepto propio sobre los problemas vitales de la nacionalidad; ni sus actos ni sus palabras, ni sus obras se hallan animados de un fervor racial".

         Al término de nuestra exposición, después de rastrear las páginas de nuestra historia, llegamos a la conclusión terminante de que el PARAGUAY, PARA SALVARSE, NECESITA ROMPER CON LA ESTRUCTURA LIBERAL EN TODAS SUS MANIFESTACIONES SOCIALES, ECONOMICAS, POLITICAS Y MORALES, Y HASTA PSICOLOGICA. Y en frase lapidaria escribe aquel autor: "El Paraguay, para salvarse, necesita estrangular el liberalismo, sin piedad con fría decisión. Así tornará a ser la Nación grande y fuerte que fundó la civilización del Río de la Plata". Y, en conclusión, que LA DOCTRINA LIBERAL ES EL VENENO QUE EMPONZOÑA EL ALMA DE LA PATRIA.

 

         ESTRATEGIA DE LUCHA CONTRA EL LIBERALISMO

         Es una lucha por destruir la ideología liberal en sus distintas manifestaciones o expresiones. En ese sentido, es una lucha por la toma de conciencia por parte de las clases dominadas, en especial de la clase campesina, obrera y sectores estudiantiles.

         La toma de conciencia, le permitirá acometer luego las tareas de transformación económica y social.

         La misma Revolución Francesa no fue sino la transferencia del poder de una clase a otra clase dominante; lo que aquí deseamos no es la "simple transferencia de poder", sino la destrucción del poder como forma de explotación liberal y la construcción de un poder popular y nacional, y no dependiente y colonialista de la metrópolis de la explotación capitalista.

         La inconsciencia significa y significó en nuestro pueblo ser arrastrado por la inercia social que conduce a la eterna reproducción del sistema. En la revolución nacional y en la transición al Estado Nacional, todo es "procesado" en la toma de conciencia y en el enfrentamiento entre la ideología liberal vigente y la ideología de la afirmación del Estado Nacional.

         En esta transición del Estado Liberal, dependiente y colonialista, el Estado Nacional y soberano, los partidos políticos tienen un papel decisivo, y del cual no se puede prescindir, apoyado en consideraciones, valoraciones maniqueístas y liberales, de ningún Partido político que se disponga a integrar un Frente Nacional con sólida base ideológica y con propósitos nacionales y patrióticos. De este frente deben si ser excluidos aquellos individuos que quieran seguir sirviéndose de una estructura liberal que permite el enriquecimiento y la explotación a expensas de nuestro sufrido pueblo paraguayo.

         Los Partidos políticos deben acumular experiencias revolucionarias, y, en esta lucha, irán excluyendo a los elementos reaccionarios, clarificando a los que disimulan amor a la Patria, y así señalarán el camino de la recuperación moral de nuestro pueblo.

         Es misión de todos los Partidos políticos, despertar una conciencia nacional en las clases trabajadoras de la Patria. Esta tarea asume el doble papel: 1) de denuncia y crítica del régimen de explotación liberal, y 2) de afirmación y crítica anticipada de una nueva sociedad nacional. Por otra parte, tal tarea no puede llevarse a cabo sólo intentando introducir "consignas" que reemplacen en la conciencia del pueblo las consignas explícitas de la oligarquía y del imperialismo, sino llevando al pueblo a reflexionar críticamente sobre su propia praxis como eje central del proceso histórico.

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

1. LONGITUD - LATITUD y DINÁMICA DEL MOVIMIENTO F.F.F. POR CARLOS A. CARONI.

2. LAS CLASES RURALES DEL PARAGUAY - Carlos Rey de Castro.

3. EL PARAGUAY REVOLUCIONARIO - Anselmo Jover Peralta (I-II Parte).

4. FORMACION SOCIAL DEL PUEBLO PARAGUAYO - Justo Pastor Benítez. Ediciones Niza.

5. CUESTIONES RURALES DEL PARAGUAY - Alcides Codas Papalucá (Ed. Tupá Bs. As.).

6. INFORTUNIO DEL PARAGUAY = Teodosio González.

7. AYALA-ESTIGARRIBIA Y EL PARTIDO LIBERAL - Policarpo Artaza.

8. EXPOSICION DE MOTIVO DE LA CONSTITUCION DE 1940.

9. LAS REVOLUCIONES PARAGUAYAS EN LETRAS DE MOLDE - Alonso Ibarra.

10. ESQUEMA POLITICO DEL PARAGUAY - Rafael       Oddone (Ed. Asunción).

11. CARTILLA CIVICA - Florencio Delvalle.

12. LA REVOLUCION DE FEBRERO - Manifiesto de la Unidad Nacional Revolucionaria.

13. COLECCION COMPLETA DE CUADERNO REPUBLICANO - Epifanio Méndez y Virgilio Cataldi.

14. RELIEVE Y CATEGORIA DE LA REVOLUCION PARAGUAYA - José Antonio Echeguren.

15. BAJO LAS BOMBAS DEL MALON - J. Natalicio González y Víctor Morínigo.

16. EUSEBIO AYALA - Justo Prieto.

17. LO QUE HE VISTO EN EL ALTO PARAGUAY - Reinaldo López Fretes.

18. FUNDAMENTOS DOCTRINARIOS DEL COLORADISMO - Bacon Duarte Prado.

19. LA REBELION DE CONCEPCION - Antonio E. González.

20. CIEN ANOS DE VIDA POLITICA PARAGUAYA, POSTERIOR A LA EPOPEYA DE 1865 AL 70 - Alonso Ibarra.

21. ANARQUIA Y REVOLUCION EN EL PARAGUAY - Manuel J. Cibils (Ed. Americana).

22. MANUAL DEL CIUDADANO LIBERAL PARAGUAYO - Justo Prieto (Ed. Asunción).

23. ENSAYO SOBRE EL LIBERALISMO PARAGUAYO - Justo Pastor Benítez.

24. EL PARAGUAY ETERNO - J. Natalicio González.

25. LA CONVENCION NACIONAL CONSTITUYENTE Y LA CARTA MAGNA DE LA REPUBLICA - Héctor Francisco Decoud.

26. LA GUERRA DEL PARAGUAY, GRAN NEGOCIO - León Pómer.

27. DIARIOS DE SESIONES DEL SENADO NORTEAMERICANO SOBRE LAS PALABRAS DEL SENADOR LONG.

28. UNA JORNADA DEL PENSAMIENTO DEMOCRÁTICO.

29. EL GENERAL BERNARDINO CABALLERO - Anastasio Rolón Medina.

30. ACTA DE FUNDACION Y DECLARACION DEL PRINCIPIO DEL PARTIDO DEMOCRATA CRISTIANO.

31. PROCESO A LA GUERRA DEL PARAGUAY - Carlos Guido Spano y otro.

32. EL GENERAL BERNARDINO CABALLERO - Hipólito Sánchez Quell.

33. SIMBOLO DE UN PUEBLO - Gustavo Bonilla Barreto.,

34. NATALICIO GONZÁLEZ, DESCUBRIDOR DEL PARAGUAY - González Contrera.

35. COLECCION DE LAS REVISTAS "GUARANIA".

36. ENSAYOS SOBRE EL SUB-DESARROLLO - Josué de Castro (Ed. Siglo XX).

37. LA ECONOMIA LATINOAMERICANA DESDE LA CONQUISTA IBÉRICA HASTA LA REVOLUCION CUBANA - Celso Furtado (Ed. Universitaria de Chile).

38. IDEOLOGIAS DEL DESARROLLO Y DIALECTICA DE LA HISTORIA – Franz Hiuvelammert. (Ed. Nueva Universidad - Univ. de Chile).

39 LA TRANSFORMACION DE AMERICA LATINA - Jean Huteau (Ed. Tiempo Nuevo).

40. DOCUMENTOS FINALES DE MEDELLIN.

41. ESTRUCTURALISMO Y EPISTEMOLOGIA - Claude Levi-Strauss.

42. GENERALES CONTRA PRESIDENTES EN AMERICA LATINA - Edwin Sienw. 43. EL MARXISMO DE TROTSKI - Nicolas Krasso.

44. INTRODUCCION A LA CIENCIA POLITICA - Wolfgagn Abendroth y Kurt Lenk (Editorial Magrama).

45. PODER POLITICO Y TEORIA SOCIAL - Barrington Moore, Jr.

46. LOS PARTIDOS POLITICOS, REPRESENTANTES DEL PUEBLO DE LA BUROUESIA? - Federico Rivanera Carles - (Ed. de Bastilla).

47. TEORIA MARXISTA DEL IMPERIALISMO - Paolo Santi y Otros (Cuadernos del pasado y presente).

48. PEDAGOGIA DEL OPRIMIDO - Paolo Freire (Biblioteca Mayor).

49. PUNTA DEL ESTE (LA NUEVA ESTRATEGIA DEL IMPERIALISMO) - Salvador Allende (Ed. Diálogo S.R.L.).

50. HISTORIA DE LAS IDEAS POLITICAS - Germen Urzua Valenzuela (Ed. Jurídica de Chile).

51. INTRODUCCION DEL PENSAMIENTO POLITICO - Umberto Cerroni (Colección Mínima).

52. LATINOAMERICA, SITUACIONES E IDEOLOGIAS - José Luis Romero. (Id. del Candil).

53. PENSAMIENTO POLITICO MODERNO - William Etsenstein. (Ed. Taurus).

54. LA EDUCACION COMO PRACTICA DE LA LIBERTAD - Paulo Freíre.

55. DIALECTICA DE LA LIBERACION - Frantz Fanon.

56. TEORIAS ECONOMICAS BURGUESAS DEL SIGLO XX - SM. Firsoba y V.F. Isga (Id. Colección 70).

57. INSTITUCIONES POLITICAS Y DERECHO CONSTITUCIONAL - Duverger.

58. FORMACION DEL ESTADO NACIONAL EN AMERICA LATINA - Marcos Kaplan (Ed. Universitaria. Estudios Universitarios).

59. LOS CONDENADOS DE LA TIERRA - Frantz Fanon (Colec. Popular). Tiempo Presente.

60. QUE ES EL MATERIALISMO DIALECTICO - Otto Kuusinen, Colección Clásicos del Pensamiento Social.

61. SOCIOLOGISMO E IDEOLOGISMO EN LA TEORIA REVOLUCIONARIA, Clodomiro Almeida. Ed. Universitaria.

62. EL CONTRATO SOCIAL - Juan Jacobo Rousseau.

63. PLANEAMIENTO EDUCACIONAL, UN MODELO PEDAGOGICO - Ed. Universitaria - Mario Leyton Soto. Chile.

64. EDUCACION Y CAMBIO SOCIAL - Tomas Vasconi - Centro de Estudio Socio-Económicos de Chile.

65. INTRODUCCION A LOS ESTUDIOS POLITICOS - Mario Justo López.

66. MILITARES Y SOCIEDAD EN AMERICA LATINA - John Johnson (Ed. Dimensión Americana).

67. GEOGRAFIA DEL HAMBRE - Josué de Castro (Ed. Dimensión Americana).

68. LA TRANSFORMACION POLITICA DE AMERICA LATINA - John Johnson (Ed. Dimensión Americana).

69. DOCUMENTOS COMPLETOS DEL VATICANO II.

70. PERU: FUERZAS ARMADAS Y REVOLUCION - Vivian Trias (Ed. La Banda Oriental).

71. PODER Y ESTRUCTURAS SOCIALES - F. Onofri (Ed. Tiempo Nuevo).

72. UNIVERSIDAD Y REVOLUCION - Helder Camara (Ed. Nueva Universidad).

73. EL DESARROLLO LATINOAMERICANO; UN CASO DE DESARROLLO CAPITALISTA - Franz Hinkelamment (Bibl. Universidad Católica de Chile).

74. LAS ESPECTATIVAS DE LOS PARTIDOS POLITICOS EN EL PARAGUAY - Buron A. Nichols (revista de Sociología Paraguaya, Nº 13).

75. EL PROBLEMA DE LA HISTORIA DEL PARAGUAY - Juan Santiago Dávalos y Lorenzo Livieres Banks, Revista de Sociología Paraguaya 8 y 9.

76. UBICACION DE LOS PARTIDOS POLITICOS TRADICIONALES EN EL PARAGUAY - José Gaspar Gómez Fleytas (Revista de Sociología Paraguaya Nº 19).

77. ESTUDIOS DE INVESTIGACION REALIZADOS EN El BANCO DE

MATERIALES DIDACTICOS DEL CENTRO DE ESTUDIOS E

INVESTIGACIONES POLITICAS Y SOCIALES DE CHILE (labor personal).

 

 

 

 

 

INDICE

Introducción

Cronologías de Presidentes de la República del Paraguay (1870 – 1970)

 

CAPITULO I

Síntesis histórico-política (1870 - 1904)

Los partidos políticos tradicionales

Fundación del Partido Liberal

Fundación del Partido Colorado

Desde la Revolución del 18 de Octubre de 1891 hasta 1904

 

CAPITULO II

Introducción a la Revolución de 1904

El pensamiento liberal en el Paraguay en el periodo 1904-1936_

La historia paraguaya para el liberalismo paraguayo.

 

CAPITULO III    

De 1936 a 1940

La Revolución del 17 de Febrero de 1936

Política agraria de la Revolución de Febrero

Formulaciones acerca del Capital Extranjero y la Revolución de Febrero        

Constitución de 1940

Exposición de motivos de la nueva Constitución de la República

Gobierno del Gral. Higinio Morínigo

 

CAPITULO IV

Síntesis historiográfica (1940 - 1970)

La Constitución de 1967

El movimiento estudiantil de 1959

Breve diagnóstico de la realidad paraguaya desde 1954 a 1970

Acta de fundación de la Democracia Cristiana

Los partidos políticos en el Paraguay desde 1954.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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