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ANÍBAL MIRANDA

  NUEVOS ASOCIADOS A LA CORPORACIÓN - LOS DUEÑOS DE GRANDES FORTUNAS EN PARAGUAY (Investigación de ANÍBAL MIRANDA)


NUEVOS ASOCIADOS A LA CORPORACIÓN - LOS DUEÑOS DE GRANDES FORTUNAS EN PARAGUAY (Investigación de ANÍBAL MIRANDA)

NUEVOS ASOCIADOS A LA CORPORACIÓN

Investigación de ANÍBAL MIRANDA

LOS DUEÑOS DE GRANDES FORTUNAS EN PARAGUAY

 

 

CINCO - MILAGRO ECONÓMICO

 

El régimen militar, ya plenamente consolidado, se enorgullecía de contar con una Constitución Nacional aprobada y promulgada en 1967 con participación de los partidos de oposición (Partido Liberal Radical, Partido Liberal, Partido Revolucionario Febrerista), dos de los cuales al año siguiente integraron ambas Cámaras del Parlamento. En dicha oportunidad Stroessner ganó de nuevo por abrumadora mayoría las elecciones nacionales. La legitimidad del Gobierno no estaba en discusión. Existía pluralismo limitado, pero pluralismo al fin. La prensa comercial era independiente del Gobierno y de los partidos, se respetaba la propiedad de los inversionistas extranjeros. El país entero se hallaba inmerso en una revolución pacífica, según los propagandistas oficiales. Atrás había quedado el entredicho con Estados Unidos por el caso Ricord. Paraguay pagaba puntualmente sus deudas a los demás gobiernos y organismos multilaterales de crédito, no había confiscaciones, no había huelgas, la estabilidad política era una realidad.

Stroessner declaraba que había paz. Era más bien el quietismo impuesto por la violencia y el terror. Sea como fuere, esa paz tenía precio.

El ministro de Relaciones Exteriores Raúl Sapena Pastor era accionista-propietario del Banco de Asunción, mayoritariamente con capital nacional, de DIESA que importaba autovehículos alemanes, era accionista de Compañía Algodonera Paraguaya (CAPSA) dedicada al acopio y exportación de algodón y procesamiento de semillas para producción de aceites, de Industria Automotriz Paraguaya (IAPSA) que importaba vehículos Alfa-Romeo supuestamente ensamblados en Paraguay y por tanto libres de impuestos. José Antonio Moreno González, anterior, embajador en Uruguay y luego ministro de Industria y Comercio, manejó los cupos de importación de harina y azúcar de Argentina, la exportación de café brasileño etiquetado como producción nacional, y junto a Sapena Pastor más unos especuladores extranjeros (Marcel Degray, Higinio Blanco, Pedro Ducharry, Philippe de Bourbon, Alfonso Villena, Jorge Alayon y otros) orquestó la formación de REPSA. A esta firma registrada en Montevideo como extensión de la Bolivian Oil Co. (BOC) con sede en Luxemburgo, se agregaron eventualmente las empresas NAVIPAR para el transporte de crudo y REFCO para la intermediación de compras. Fue un montaje, caro para los consumidores paraguayos que llegaron a abonar la nafta más cara del mundo y extraordinariamente rentable para los dueños de ese negocio en el cual Stroessner personalmente estuvo involucrado 1/.

El siguiente ministro de Industria y Comercio, Delfín Ugarte Centurión, no fue menos hábil en armar negocios con dinero extraído de empresarios y transferido a sus propias cuentas bancarias. Su coto de caza inicial fue la Comisión Mixta de Distribución de Azúcar donde un porcentaje de las ventas de los ingenios azucareros quedaron depositadas. De esos fondos él dispuso para acrecentar rápidamente su fortuna en unos USD 30 millones. Ugarte Centurión se hizo conocido por las coimas que exigía de los inversionistas aun antes de aprobárseles las exenciones legales previstas para radicación de capitales, como también por los estudios de inversión que necesariamente debían realizar en una firma FERRARI INTERNACIONAL de la cual él mismo junto con sus hijos era dueño. No tardó mucho en insertarse en los negocios del petróleo, de la mano de los directivos de REPSA. A cambio, apoyó sin retaceos todas las trapisondas de la firma y la diversificación de sus actividades para agrandar fraudulentamente los dividendos por importación, refinación, estibaje e intermediación del crudo.


REPSA E IBR


REPSA recibió préstamos a muy bajo interés del Banco Nacional de Fomento desde 1966 (2 por ciento anual contra 16 por ciento anual promedio para sus demás clientes), financiamiento que continuó por casi 15 años y que le reportó ganancias del orden de los USD 700 millones desde su entrada en operación hasta su asociación con el Estado a fines de 1980 2/. De este affaire fueron partícipes las empresas francesas INTERETUD y Credit Lyonnais tanto para emitir facturas falsas, arreglar la contabilidad con registro de costos inexistentes, abultar intereses sobre créditos pro-forma, etc. El mismo mecanismo de defraudación fue utilizado para la ampliación de la cementera INC --donde Ugarte Centurión junto con varias empresas francesas estuvieron implicadas-- y para la construcción del Gran Hospital Nacional. En dichos arreglos la colusión con Stroessner fue el punto de partida, actuando los ministros Ugarte Centurión y Adán Godoy Jiménez (este último al frente del Ministerio de Salud Pública) como prestadores de firmas y beneficiarios de la estafa que aquellos emprendimientos les reportaron.

Los negocios eran compartidos. Las ganancias también.

La protección, naturalmente, estaba implícita. Ninguna obra en la que Stroessner y la cúpula militar-Colorada estuviesen envueltos podía ser investigada judicialmente, sancionada o ser objeto de competencia. Cuando REPSA tuvo exceso de escrutinio público y las críticas en contra de la expoliación menudearon, la decisión gubernamental fue atrevidamente paternalista. En vez de revertir la concesión al Estado como debía ser por ley una vez expirado el plazo respectivo, el Estado se asoció a ella para conformar PETROPAR. En esta nueva sociedad REPSA tuvo el 40 por ciento de las acciones, habiendo transferido previamente a sus satélites NAVIPAR y REFCO un muelle y seis tanques para almacenamiento de combustible en el depósito franco de Zárate, Rosario (Argentina) y parte de sus propiedades en Villa Elisa y Hernandarias (Paraguay). REPSA se dio el lujo, o mejor las autoridades paraguayas le permitieron, pasar al Estado una factura de USD 22 millones "en concepto de reposición de pérdidas por la no adopción de las medidas oportunas para establecer los incrementos en los precios de combustible y otros derivados del petróleo" 3/. Sumado esto al valor de los bienes que traspasó al Estado con costo cuando que la reversión de la concesión debía ser sin costo por haberse cumplido el plazo de ley, REPSA quedó no solamente con dos empresas privadas y los bienes correspondientes sino también con la continuada protección estatal para realizar sus operaciones en régimen de coparticipación o sociedad mixta. Era demasiado abuso.

En un inusual comentario, el diario oficialista Patria afirmó que con REPSA "había una sobrefacturación calculada en aproximadamente USD 24 por barril; si el país consume 12.000 barriles por día tenemos que había una sobrefacturación de USD 288.000 por día y USD 8.640.000 al mes, lo que da la friolera de USD 104.000.000 al año" 4/. Al parecer había una puja por las utilidades entre los altos cargos, ya cuando REPSA se había asociado al Estado. De ahí la exposición del vocero oficial de la Junta de Gobierno del Partido Colorado a la sazón presidida por Juan R. Chaves. No obstante, el precio de los combustibles en Paraguay a mediados de 1983 continuaba como el más caro entre todos los de América Latina según las estadísticas de BID/INTAL y la empresa brasileña PETROBRAS 5/. El despojo al consumidor paraguayo no había cesado. Siguió bajo el ente mixto como anteriormente durante la égida de REPSA.

Por otros canales los colaboradores del único líder tuvieron sus propias utilidades. Leodegar Cabello y Marcial Samaniego, quienes habían ocupado las carteras de Defensa y Obras Públicas, respectivamente, ganaron con la construcción de la sede del Ministerio de Defensa y su equipamiento, la transferencia de tierras que les hizo el Instituto de Bienestar Rural como sujetos irregulares de la reforma agraria --beneficio éste que alcanzó a varios otros generales, esposas de generales, políticos de la revolución pacífica, empresarios cercanos a Stroessner y al presidente del IBR Juan Manuel Frutos, prestanombres, albaceas y escribientes de las majestuosidades de la II Reconstrucción Nacional. Tanto así que Samaniego se hizo propietario de grandes estancias en Bella Vista, Concepción y Misiones. El general Andrés Rodríguez se hizo de grandes estancias en el Chaco, en la zona militar de Pedro Juan Caballero y en Gobernador Irala, Alto Paraná. El general Juan A. Cáceres se hizo de estancia en Villa Florida y el general Gerardo Johannsen en Santiago, ambos en Misiones. El presidente del Banco Central César Romeo Acosta se hizo de estancias en Campo 8, Yhú y Borja, el presidente de la ANDE Enzo Debernardi en Qyquyhó, Mbuyapey y Caapucú, el general Trifón López Prado en La Colmena, el general Germán Martínez en Paraguari-Escobar, Caapucú y Villa Florida, el contralmirante César Cortese en Qyquyhó, el coronel Pedro Miers en Nueva Italia, el coronel Estanislao Lesme en Carapeguá al igual que el político Enrique González Quintana, el ministro de Justicia y Trabajo Saúl González en Villeta, el general Eladio Iriarte en Villa Florida, Juan Manuel Frutos en Caapucú e Ypehú. La lista de los beneficiarios de la reforma agraria en su fase comercial-prebendaria desde principios de la década del '60 es extensísima, pero valga resaltar los nombres de quienes recibieron tierras prácticamente gratis, en no pocos casos con financiamiento extra del BNF y Fondo Ganadero para producirlas.


MILITARES

Alfredo Stroessner y Gustavo Stroessner, Alto Paraná y Chaco.

Alcibíades Brítez Borges y Sra. Francisca Ocampo, Alto Paraná y Chaco. Guillermo Clebsch, Alto Paraná.

Adolfo Samaniego, Alto Paraná.

Roberto Knopfelmaccher, Alto Paraná.

Francisco Ruíz Díaz y Sra. Teresa Bachman, Alto Paraná.

Rogelio Bartolomé Argaña, Alto Paraná.

Otello Carpinelli Yegros, Alto Paraná.

Porfirio Pereira Ruiz Díaz, Alto Paraná.

Alejandro Fretes Dávalos, Alto Paraná.

Eumelio Bernal, Alto Paraná.

Francisco Feliciano Duarte, Amambay.

José Félix Grau, Alto Paraná.


ALTOS FUNCIONARIOS Y POLÍTICOS

Sabino A. Montanaro, Chaco.

Luís María Argaña, Canindeyú.

Mario Abdo Benítez, Amambay.

Alejandro Cáceres Almada, Alto Paraná.

Bonifacio Irala Amarilla, Amambay.

Manuel Modesto Esquivel, Alto Paraná.

Pastor Coronel, San Pedro.

Juan Eudes Pereira, Alto Paraná.

Justo Eris Almada, Alto Paraná.

Julio Regis Sanguina, Alto Paraná.

Emilio Forestieri, Amambay.

Miguel Ángel López Giménez, Amambay.

Juan Manuel Frutos, Canindeyú y San Pedro.

Miguel Ángel Ramírez, Alto Paraná.

Roberto Velázquez Escobar, Alto Paraná.

Miguel Ángel López Salinas, Alto Paraná.


EMPRESARIOS

Francisco Da Motta (brasileño), Domingo Martin (español), João Muxfeld (brasileño), Abdo Jammil Georges (brasileño), Eftimios Ioannidis (griego), Rolf Emest Von Lasperg y Cirina Von Lasperg (alemanes), Estela Legal, Hassel Aguilar Sosa, Felipe Oscar Armele, Ian Duncan Martin, Atilio Gómez Grassi, Estanislao Llamas, José Félix Matiauda, Genaro Peña, Adelino Vitorelli (brasileño), Anastasio Somoza (nicaraguense), Francisco José Rivas Almada, Conrado Pappalardo 6/.


No todas las transferencias fueron hechas a los verdaderos compradores. Hubo prestanombres que actuaron al efecto para proteger la identidad de los altos funcionarios, o la titulación se hizo a personas que al poco tiempo transfirieron sus derechos a los verdaderos dueños. Así por ejemplo REFCO, la empresa satélite de REPSA, se hizo de 56.000 hectáreas en General Díaz, Chaco, a partir de la compra originalmente realizada al IBR por 8 personas que en realidad resultaron ser simples intermediarios 7/.

Parte de aquellas propiedades cedidas bajo el programa de la reforma agraria fueron a su vez vendidas a empresas y particulares cuando el alza de los precios de inmuebles rurales cobró vigor, generando una desusada actividad especulativa. Estancias y grandes lotes fueron publicitados para venta de ocasión en Alemania, Estados Unidos, Francia, Brasil.

"Oportunidade. Terras no Paraguai. 5.500 hectares cobertos de mata virgem próximos a fronteira do Estado de Paraná e Mato Grosso", rezaba uno de esos anuncios 8/. A tal punto llegó la especulación y el desorden administrativo que algunos de los beneficiarios irregulares volvieron a transferir las fincas altamente revaluadas sin haber abonado siquiera sus cuotas vencidas al IBR. Otros se quedaron en posesión de lo que compraron a precio vil, tal el caso del que fuera comandante de la Región Militar del Chaco y luego jefe de Policía por más de dos décadas, general Alcibíades Brítez Borges. Se volvió terrateniente. Acumuló aproximadamente 200.000 hectáreas en el Chaco y otras 40.000 hectáreas entre Alto Paraná y Canindeyú, comenzando de cero, engordó hacienda y vendió carne a las comisarías, alcaldías y dependencias policiales en un ímprobo trabajo que duró hasta el día que fue depuesto. Su hijo Aníbal Brítez Ocampo, quien llegó a revistar en las Fuerzas Armadas como teniente, manejaba desde una oficina en el Estado Mayor General el tráfico de vehículos robados en la frontera con Brasil y los revendía en Asunción o los enviaba para ser comercializados en Bolivia. La fortuna de los Brítez alcanzó USD 700 millones, con cuantía importante en propiedades inmobiliarias. Solamente sus edificios de altura Urundey I y Urundey II más casas y terrenos en Ciudad Presidente Stroessner tenían un valor combinado de USD 56 millones al final de su dilatada gestión 9/.

Algunas interpretaciones sugieren que unas pocas empresas extranjeras eran dueñas de 1/3 del territorio nacional. Carlos Casado (argentina), La Industrial Paraguaya (multinacional), American Coffee (norteamericana), Compañía Prados Verdes, Atlantic Development Group (multinacional), Americana (brasileña), Karapá (brasileña), Gulf & Western (norteamericana) eran citadas entre las mayores. En realidad la extensión de los mayores latifundios a 1957 era, en hectáreas, La Industrial Paraguaya con 2.6 millones, Domingo Barthe Ind. & Com. 881 mil, SA Argentino-Paraguaya de Madera 496 mil, SA Montes y Quebrachales 425 mil, Comercial e Inmobiliaria Paraguayo-Argentina 419 mil, Joaquín Grau & Cia. 288 mil, Fassardi & Cia. 153 mil, todos en la región Oriental. En la región Occidental Carlos Casado SA era propietaria de 2.4 millones, Paraguay Investment Co. 1.5 millones, International Products Corp. 620 mil, Sociedad de Tierra y Madera 468 mil. Pero estas propiedades fueron parcelándose y para 1980 habían reducido su extensión aproximadamente a la mitad 10/. De modo que la colonización y la entrega de tierras a miembros del establecimiento político-militar asentó una nueva dinámica en lo que previamente fue la geografía de los latifundios extranjeros.

Para el IBR las cifras eran positivas. Afirmaba que se habían afincado 400.000 nuevos propietarios urbanos y rurales durante el Gobierno Colorado del Presidente Stroessner, de las cuales 236.009 pertenecían a inmuebles rurales y otras 120.000 familias con tenencia precaria se hallaban en condiciones de acceder a la propiedad de los lotes donde trabajaban. En el periodo 1954-1980, agregaba la propaganda publicada por IBR, se habilitaron 572 colonias nacionales en más de 6 millones de hectáreas, de las que 5.9 millones de hectáreas correspondían a la habilitación del periodo 1960-1980 11/. Era impresionante. En el terreno la mayoría de los citados como propietarios no eran tales sino meros adjudicatarios de parcelas de 5, 10 y 20 hectáreas en colonias oficiales y privadas, a la espera de cancelar sus cuentas para recibir los títulos correspondientes. Las áreas mejores y más extensas fueron a parar a manos de generales, altos cargos y empresarios que establecieron sus estancias y explotaciones agrícolas con créditos oficiales. En significativa proporción esos créditos quedaron impagos. De 248.900 unidades rurales registradas en 1981, 650 poseían 52 por ciento del total de la superficie tensada y su extensión promedio era de 20.650 hectáreas 12/. El negocio inmobiliario fue extraordinariamente rentable a partir de mediados de la década del '70, coincidente con la expansión de la frontera agrícola que tuvo como puntales los rubros del algodón y la soja. A ello se agregó el ingreso masivo de inversiones que acompañó la construcción de las hidroeléctricas Itaipú y Yacyretá. En no despreciable medida fue además efecto del peculado que motorizó el IBR bajo el disfraz de bienestar rural. Las transacciones sobre la tierra fueron el equivalente a las transacciones con las divisas del Banco Central del Paraguay cuyos entretelones comenzaron a conocerse más adelante.

El valor de los negociados alrededor de las tierras públicas y las recuperadas para dominio fiscal de empresas como La Industrial Paraguaya, Domingo Barthe, Antonio Lunardelli y otros entre 1960-1989 fue del orden de los USD 800 millones. De las divisas ingresadas al Banco Central otros USD 1.440 millones fueron objeto de evasión, transferencias dolosas y robo de las reservas monetarias, manipulación de cambio y pagos fabricados de la deuda externa en el periodo 1974-1988 13/. Estas cifras, no obstante su magnitud sustancial en relación a las inversiones públicas realizadas entre aquellos años --USD 2.600 millones de monto real, excluyendo sobrefacturación y las dos centrales hidroeléctricas binacionales-- resaltan sobre todo lo que dejó de invertirse en infraestructura social (social overhead capital) necesaria para el desarrollo. En comparación a lo desviado por sobrefacturaciones en Itaipú, los negociados sobre tierras y divisas del Banco Central quedaron atrás. El milagro económico --verdadero para quienes se beneficiaron por las operaciones fraudulentas del Estado-- comenzó de hecho con aquella gigantesca obra.


LAS BINACIONALES


El tratado entre Brasil y Paraguay para el aprovechamiento de los recursos hidráulicos del Río Paraná fue firmado en Brasilia el 26 de abril 1973 por los presidentes Emilio Garrastazu Médici y Alfredo Stroessner. Sus cláusulas estaban sustentadas en los estudios de factibilidad elaborados por la International Engineering Co. (IECO) de San Francisco y Eletroconsult (ELC) de Milán. La capacidad instalada prevista fue de 12.000 MW con una presa de concreto a 170 km aguas abajo de las cataratas del Guairá. Estas cataratas habían estado en disputa entre ambos países, no habiendo quedado definida la demarcación en el área, con recurrentes protestas diplomáticas de Paraguay e incidentes fronterizos entre los años 1962 y 1965. El Acta de Foz de Yguazú firmado por los cancilleres Juracy Magalháes y Raúl Sapena Pastor el 22 de junio 1966 puso fin a aquellas divergencias, estableciendo en su parte fundamental el aprovechamiento compartido del Río Paraná y la división igual de la energía a ser generada. Finalmente el tratado de 1973 por el que ambos Gobiernos acordaron construir Itaipú --que por su cota a 220 m. sobre el nivel del mar dejaría inundadas las cataratas-- cerró la cuestión y abrió una nueva etapa en las relaciones brasileño-paraguayas.

A partir de ahí Paraguay comenzó a liberarse de la opresiva dominación argentina. Pero en esa medida fue entrando en la órbita de influencia de Brasil. El 17 de mayo 1974 fue formalmente constituida la Entidad Binacional encargada de llevar adelante el proyecto. El costo calculado a esa fecha alcanzó USD 4.200 millones, incluyendo cargas financieras sobre los préstamos a contratar. Los trabajos en el sitio de obras comenzaron inmediatamente.

Paraguay había inaugurado su primera estación hidroenergética, Acaray, en 1968. La ampliación de la misma permitió elevar la capacidad instalada a un total de 190 MW. Tanto del lado paraguayo como brasileño la proyección de la demanda de electricidad y el incremento del precio del petróleo hacían altamente recomendable aprovechar el desnivel del Río Paraná para abastecer de energía ambos mercados. De modo que, técnica y económicamente, el proyecto Itaipú fue conveniente desde un primer momento.

Dentro de la rivalidad argentino-brasileña que se daba por espacios de influencia en la Cuenca de la Plata, el Gobierno de Argentina no quedó atrás. El aprovechamiento del Río Paraná a la altura de la isla Yacyretá quedó concretado mediante el tratado firmado en Asunción el 3 de diciembre 1973 entre los cancilleres Raúl Sapena Pastor y Alberto Vignes, en presencia de Stroessner y María Estela de Perón, esposa del presidente Juan D. Perón. A mediados de 1976 el costo del emprendimiento fue estimado en USD 3.400 millones para complejas obras interconectadas, la represa a la altura de Yacyretá con una central de 30 unidades y 4.050 MW de potencia instalada más esclusa de navegación en Rincón Santa María, vertedero sobre el brazo Aña Cua próximo a la población paraguaya de San Cosme, embalse de compensación, protección de la cuenca alta del arroyo Aguapey y obras auxiliares. La cantidad de unidades se redujo luego a 20 turbinas. Estaba previsto en el presupuesto la reubicación de poblaciones afectadas y la reconstrucción de áreas inundables 14/.

El mayor costo unitario de generación de Yacyretá --resultante de la inversión total sobre la producción media anual de electricidad-- estaba dado fundamentalmente por la longitud de la represa principal de unos 66 km. contra no más de 8 km. en Itaipú, aparte del número de máquinas y las obras complementarias en uno y otro. Las inversiones han variado debido a la modificación de algunas trazas y la adición de otros componentes, por lo que el costo unitario de generación estimado también varió. Recién cuando Yacyretá esté operando a plena capacidad los costos unitarios de generación de una y otra central podrán compararse certeramente. Las obras de Yacyretá tuvieron un prolongado retraso, pero en contrapartida los gastos pudieron controlarse mejor que en Itaipú en las etapas de mayor requerimiento financiero (construcción de la presa principal y equipamiento electromecánico).

Una serie de reparos se hicieron en Paraguay al tratado de Itaipú. El principal de ellos fue sobre el precio de la energía --USD 300 por GWh- que se mantendría fijo por 50 años, independientemente de los reajustes de costo que hubiera durante la construcción de la represa. Como Paraguay quedaba por otro lado constreñido a vender exclusivamente a Brasil la energía que no utilizara, aquel precio implicaba una subvención a la economía brasileña. El pago no quedó como responsabilidad de Brasil sino de la Entidad Binacional en cuyo costo de generación estaba incluida la compensación que debía abonarse al cedente. La Entidad Binacional constituida con 50 por ciento de participación por cada socio debía abonar aquella compensación. Dicho en otras palabras, el cedente de la energía se pagaría a sí mismo. El precio final de esa entrega quedó en unos 2 centavos de USD por kWh, descontados los costos de generación. Era lo que ganaría Paraguay a cambio de no garantizar los préstamos de la obra. En toda América Latina nunca hubo una inversión tan rentable como Itaipú, exceptuando el Canal de Panamá, según se desprende del texto del tratado mismo. Para las autoridades paraguayas que accedieron a esa entrega hubo compensaciones personales (fuera de los términos del tratado, naturalmente).

Para asegurar que Stroessner y sus lugartenientes aprobaran aquellas condiciones retorcidas, el Gobierno de Brasil les regaló aproximadamente USD 150 millones de acuerdo a fuentes diplomáticas de la época 15/. Una de las cuotas girada a Sapena Pastor no fue distribuida apropiadamente. Por consecuencia Stroessner lo relevó luego de dos décadas de labor como artífice de la política exterior paraguaya y designó a Alberto Nogués nuevo ministro de Relaciones Exteriores. Nogués había sido representante de la Gulf Oil de Pittsburgh, firma que estuvo asociada a Pure Oil también norteamericana para prospección petrolífera en el Chaco. En aquel momento Nogués era alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores y su salario en la Gulf Oil era de aproximadamente USD 300 por mes. Otro consorcio integrado por Pure Oil, Hancock Oil Co., Signal Oil Co. de California, Standard Oil de Ohio y Williams Brothers de Oklahoma obtuvo una nueva concesión para exploración petrolífera en un área de 6 millones de hectáreas en el Chaco noroeste. También con este grupo Nogués trabajó como representante en Asunción y del cual formó parte el ex subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos Henry F. Holland. Nogués era hombre de confianza tanto para Stroessner como para las autoridades norteamericanas.

¿Fue soborno el obsequio de Brasil para facilitar la aprobación del tratado de Itaipú? Posiblemente sí, pero era el tipo de manejo que expeditaba las tratativas con el Palacio de López y con los ministerios. Los brasileños no remilgaban cuando se trataba de grandes emprendimientos con altos beneficios por delante. Tan contentos se pusieron con los resultados que en diciembre 1975 el presidente Ernesto Geisél visitó Asunción   --el segundo mandatario brasileño que visitaba la capital paraguaya, señal de la proximidad que habían alcanzado aquellas relaciones-- y entregó otra serie de presentes. Entre ellos un avión Bandeirante para uso personal de Stroessner y unas armas de producción brasileña.

No todo estaba dicho. Ya en franco progreso la obra se presentó el problema de la frecuencia, 50 ciclos/seg. en Paraguay y 60 ciclos/seg. en Brasil, lo que dio lugar a la solicitud de las autoridades brasileñas para que Paraguay transformara su ciclaje. La presión fue aumentando en tanto la contraparte paraguaya demoraba su decisión que necesariamente tendría sus repercusiones en lo económico, alternativamente en el campo de las relaciones con Brasil. Ante la opinión unánime de todo el empresariado y las críticas que el tema estaba provocando en la prensa, Stroessner decidió mantener la frecuencia del sistema eléctrico paraguayo. El problema tuvo que resolverse, no sin una gran dosis de contrariedad de parte de Brasil, por la generación de 9 turbinas en 50 ciclos/seg. y otras 9 turbinas en 60 ciclos/seg. 16/. Las relaciones entre Brasil y Paraguay retomaron, después de esa salida técnica a un debate altamente politizado, su cariz usual e incluso íntimo. Stroessner tuvo en el presidente general Geisel y sus sucesores los interlocutores para arribar a acuerdos de mutuo provecho. Fue más difícil con Jorge Rafael Videla y los generales argentinos que se conducían con demasiada soberbia y parecían disputarle el sitial del mayor líder anticomunista en América. Argentina quedó atrás en esa puja por los favores de Asunción, resultado de sus agudos problemas internos y su diplomacia menos hábil que la desplegada por Itamaratí.

El trazado de la represa de Yacyretá fue cuestionado por las autoridades paraguayas debido a la extensión de la inundación que traería aparejado. La traza fue modificada y se agregó un factor de compensación por inundación que satisfizo aquellas demandas. La obra principal sufría demora en comenzar mientras Itaipú proseguía dentro de cronograma. Los argentinos trataron de desligar la conexión Brasilia-Asunción ofreciendo más ventajas. El presidente general Videla visitó Asunción en noviembre 1979 e hizo varios ofrecimientos, desde el levantamiento de cualquier restricción a la navegación por el Río Paraná/de la Plata secularmente discutida hasta la construcción de un puente que uniera Encarnación con Posadas. Todo esto le fue aceptado de buen grado, pero no a costa de bajar la intensidad de las relaciones con Brasil. El cuestionamiento argentino sobre los daños que traería consigo Itaipú y en particular la agregación de 2 turbinas a las 18 ya previstas fue resuelto en una reunión tripartita que tuvo lugar en Ciudad Presidente Stroessner. Allí los cancilleres Alberto Nogués, Carlos Washington Pastor y Ramiro Saraiva Guerreiro acordaron la compatibilización de Itaipú y el proyecto paraguayo-argentino Corpus así como el intercambio de información entre los tres países sobre cuestiones que afectaran la utilización del recurso hídrico y sus respectivas soberanías 17/.

En esa ida, venida y ajustes hubo bastantes intereses domésticos en juego. Pero merced a que tanto Brasilia como Buenos Aires se mostraron dispuestas a llevar a cabo las obras, Paraguay pudo obtener de una y otra algunas condiciones mejores que las originalmente pactadas.


ELITE EMERGENTE


Stroessner cumplía su quinto mandato consecutivo y se hallaba firmemente aposentado en el sillón presidencial, sin visos de impaciencia pese a las críticas que se hacían oír desde el exterior. El presidente Jimmy Carter ponía su mejor empeño en lograr que la prédica a favor de los derechos humanos fuera atendida y su embajador en Asunción, Robert White, no tuvo empacho en empujar públicamente ese ingrediente de la política exterior norteamericana. White fue mucho más allá de las cortesías diplomáticas habituales. Logró durante su gestión más de lo que todos sus predecesores se propusieron, esto es, exponer al régimen militar a un grado de visibilidad internacional por violación sistemática de las garantías constitucionales y uso de la tortura como instrumento de gobierno. Junto con los requerimientos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre desaparecidos y presos políticos, aquello fue lo suficientemente efectivo como para obligar a la clausura del inmundo campo penal de Emboscada. Los instintos criminales del aparato represivo no menguaron, pero su acción quedó reducida y un módico de disidencia interna fue tolerada. En ese clima de controlada agitación dos hechos cruciales tuvieron lugar.

Primero, la prensa tomó un espacio antes vedado para dar a conocer algunas de las miserias del poder de la dictadura.

Segundo, los grupos contestatarios se juntaron en el Acuerdo Nacional, antesala de lo que con el tiempo sería oposición política real y movilización para forzar el cambio --que debió esperar todavía una década 18/.

Entretanto, la economía crecía a un ritmo acelerado. De 1976 a 1981 el PIB registró un aumento del 10 por ciento anual promedio, el más alto de América Latina. Esa fue la cifra oficial a precios constantes de 1977. La cifra real fue mucho más alta y se la retocó por una decisión de esas que únicamente podrían salir del Cuarto Mundo. Stroessner y el Consejo Nacional de Coordinación Económica, organismo éste conformado por todos los ministros y el secretario ejecutivo de la Secretaría Técnica de Planificación, deseaban no se supiera que había demasiado riqueza en el país para evitar asaltos y crímenes. Los que tuvieron algún reparo con la última parte de tan brillante razonamiento quedaron igualmente de acuerdo en presentar una estadística manejable que no violentara la estabilidad de la moneda o el nivel general de los precios. De modo que así como se mentía oficialmente respecto de los presos políticos ("en Paraguay no existen presos políticos y a nadie se tortura") o el mal uso de los recursos en las oficinas públicas ("el Gobierno controla el presupuesto y su correcta aplicación"), también se mintió sobre el producto. A juzgar por los agregados del comercio exterior y la balanza de servicios, el gasto corriente del sector público y la suma de los créditos públicos y privados, la economía creció entre 1976 y 1981 un 17 por ciento anual promedio a precios constantes de 1977 19/. El pico fue de 21 por ciento en 1977. Una mirada a las tablas al final de este capítulo, en las cuales se observa la disparidad de cifras para ciertos agregados del sector externo, corroboran que efectivamente hubo una progresión mucho mayor a la registrada oficialmente.

Prácticamente toda la diferencia entre lo oficialmente admitido y lo realmente generado como actividad económica fue renta encubierta para los estratos de muy altos ingresos. Con esa renta más las utilidades de sus inversiones fue que se levantó una nueva casta adinerada, la denominada burguesía fraudulenta. No vestían uniforme, no crecieron en cuarteles. Eran civiles de traje y corbata, socios de empresas constructoras y consultoras, varios ocupaban cargos directivos en instituciones estatales y en las binacionales. Gente mundana con buena formación, en general tenían escaso apego o franco desprecio por la política partidaria.

Ellos apostaban por el crecimiento.

Ese crecimiento tuvo como motores los servicios y la construcción en torno a las obras hidroeléctricas. La provisión de madera, arena, piedra, ladrillo y otros materiales requeridos para levantar viviendas y edificios, para rutas y obras auxiliares de Itaipú se intensificaron. En lugar secundario pero complementando lo primero se situaron las obras preparatorias para Yacyretá y las financiadas por el Sistema Nacional de Ahorro y Préstamo para la Vivienda.

En el periodo 1975-1978 Itaipú terminó más de 9.000 unidades habitacionales de las cuales casi 4.300 se levantaron en la margen derecha o lado paraguayo. Estaban trabajando en la zona de obras unas 29.000 personas a fines de 1978. También se hallaban en construcción o terminados centros recreativos, hospitales y escuelas, la ruta Presidente Franco-Hernandarias-Itaipú, la pista de aterrizaje y pequeña terminal, el muelle en Presidente Franco, el tendido de líneas de energía y telefónicas. El canal de desvío sobre el Río Paraná quedó abierto al paso de las aguas aquel mismo año 20/.

No solamente las inversiones del lado paraguayo dinamizaron la economía, sino también aquellas del lado brasileño por su efecto multiplicador sobre el comercio, la demanda de materias primas, insumos alimenticios y manufacturas. Decenas de aserraderos ayudaron a abastecer el mercado brasileño mientras las agroindustrias se expandieron tanto en cantidad de hectáreas como en mano de obra y producción.

En cuanto a Yacyretá, a mediados de 1979 se tenían construidas en la localidad de Ayolas 1.800 viviendas y en San Cosme otras 4.500, ambas del lado paraguayo. Estaban trabajando en el sitio de obras unas 2.000 personas, casi todas ellas en construcción de unidades habitacionales y caminos de acceso. Para principios de 1980, luego que la traza fuera rediseñada, estaban trabajando en el sitio de obras unos 2.500 paraguayos y 20 empresas contratistas 21/.

Entre 1975 y 1976 Itaipú ingresó por pago de servicios y obras a Paraguay USD 115 millones, en 1977-1982 Itaipú más Yacyretá ingresaron por igual concepto USD 1.870 millones. La deuda externa se sumaba USD 160 millones en 1970 trepó a USD 1.200 millones en 1980, año en que las reservas monetarias internacionales alcanzaron los USD 766 millones a disposición del Banco Central. En medio de esa bonanza de capital la especulación había tomado cuerpo, desencadenando una reacción en cadena que a poco habría de determinar el decaimiento general de la economía.

No cabría atribuir al descenso de actividades en las construcciones binacionales solamente, sino a la escalada especulativa también, que el PIB en 1982 registrara una tasa negativa del 2 por ciento 22/. Aquel brusco descenso tomó por sorpresa a las autoridades que habían embarcado al país en dispendiosos proyectos. Era a la vez el resultado de una administración carcomida por la corrupción, la irrefrenable escalada del contrabando y la evasión de divisas. El guaraní, estable en relación al dólar desde principios de la década del '60 al cambio de 126, comenzó a tambalear. El milagro se estaba desinflando.

Pero veamos un poco más lo que ocurrió. Los ingresos por las entidades binacionales, más de USD 2.000 millones hasta 1982, fueron para pago de salarios a obreros, técnicos y administradores, expropiaciones de propietarios y ocupantes en las zonas afectadas, compra de equipos, maquinarias e insumos diversos, construcción de villas permanentes, rutas, remoción de tierra y obras de desvío y todas las demás transacciones que ello requirió. Las inversiones en Itaipú y Yacyretá repercutieron además para que las inversiones privadas con ahorro doméstico y externo subieran y se retroalimentaran. Entre las empresas extranjeras que ingresaron capital cabe mencionar a Agries, Gulf & Western con extensas propiedades en Alto Paraná, Soybean International of Paraguay asentada en el departamento de Itapúa, el grupo ADELA activo en diversos ramos de la industria y servicios financieros, Fiduciaria Transatlántica Alemana que adquirió miles de hectáreas en el Chaco, Alto Paraná e Itapúa, Financiera Piccollo SA con respaldo financiero del BNF y Banco Mundial, Karapá SA y otra firma agroforestal, Americana, que juntas se hicieron de aproximadamente 200.000 hectáreas en los departamentos de Amambay y Canindeyú para explotación de madera, cría de ganado y producción de soja.

Los emprendimientos hidroeléctricos binacionales e inversiones concomitantes asimismo influenciaron el comercio, especialmente entre Brasil y Paraguay. El intercambio a través de la frontera pero en particular por Ciudad Presidente Stroessner, Pedro Juan Caballero y Salto del Guairá superó ampliamente lo registrado por Paraguay en el periodo 1973-1982. Nada más que una tercera parte de aquel intercambio pasó por las aduanas paraguayas. El resto fue puro contrabando. Las exportaciones de mercancías a Brasil subieron de USD 23 millones en 1973 a aproximadamente USD 70 millones en 1979, mientras que las importaciones en esos años fueron de USD 61 millones y USD 324 millones, respectivamente. El déficit de Paraguay en su balanza comercial con Brasil fue creciente, unos USD 254 millones en 1979 solamente. El total de las exportaciones no registradas por Paraguay fue de USD 445 millones y el total de las importaciones no registradas fue de USD 1.589 millones, ambos para el periodo 1973-1982. Esto significa que USD 2.034 millones pasaron entre Brasil y Paraguay como contrabando en aquellos 10 años 23/.

Similar situación, si bien en montos mucho menores, se dio en los registros oficiales respecto de Argentina y Estados Unidos. Dado que Brasil tomó el primer lugar como proveedor y comprador de los productos paraguayos, desplazando largamente a Argentina, la dependencia hacia el mercado brasileño se vio incrementada.

Las transacciones comerciales con Brasil fueron tradicionalmente deficitarias para Paraguay. Sin embargo, la balanza de servicios constituida principalmente por gastos de transporte y flete arrojó saldos positivos. Adicionalmente, las inversiones brasileñas en agroindustrias, banca y servicios financieros ayudaron a compensar el déficit comercial. En un recuento global el saldo fue netamente superavitario para Paraguay si se cuentan las entradas por Itaipú.

En los registros brasileños tampoco quedó anotado el total de flujos fronterizos. En efecto, las compras de soja, madera y algodón en gran proporción no pasaron por aduanas paraguayas ni brasileñas. A través de la frontera seca escasamente vigilada el contrabando se desenvolvió vigorosamente, e incluso a través de las mismas aduanas a cambio de las correspondientes coimas.

La actividad financiera se hizo intensa. El Banco Unión, Paraná, Bancopar, Banespa, Interbanco, Chase Manhattan Bank, Bank of Boston, Continental y numerosas financieras se sumaron a las que ya operaban en plaza, alentadas por la disponibilidad de dinero y las condiciones muy permisivas de control y remisión de utilidades establecidas por la legislación nacional 24/. A falta de medidas fiscales adecuadas, la política monetaria implementada por el Banco Central quedó como única opción para contener la inflación ante la masiva afluencia de divisas. En medio de aquella avalancha de dinero, algunas grandes corporaciones pero principalmente el grupo militar-comercial hicieron grandes fortunas por medio de los servicios, el comercio y por la extracción de recursos de las arcas estatales en contratos arreglados al doble y triple de su costo.

Lo significativo de la etapa que comenzó con las obras binacionales, en términos político-económicos y fundamentalmente en cuanto acumulación, es que al lado de aquella élite de generales y altos cargos gubernamentales que habían hecho fortuna durante la primera fase del stronato, surgió otra más preparada, modernizante si se quiere. En la acepción criolla fueron los barones de Itaipú, un grupo de ingenieros que fundó empresas de construcción y participó con ellas en las obras civiles consorciadas a sus pares brasileñas, argentinas y europeas. Pero fueron muchos más aparte de los ingenieros. Hubo abogados, arquitectos, economistas, administradores, y no faltaron los políticos insertados con ellos en los jugosos contratos de servicio tanto para Itaipú como Yacyretá.

Ya no estaban solos en la cima del poder económico aquellos que García Lupo asimiló a los piratas como Rodríguez, Martínez, Brítez Borges, antiguos compañeros de ruta de Stroessner. Se les habían unido Enzo Debernardi, Juan Carlos Wasmosy, Andrés Gómez, Magno Ferreira Falcón, Raúl Cubas Grau, Paul Sarubbi, Jorge Krisch, Joaquín Rodríguez, Carlos A. Saldívar, Raúl Sapena Brugada, Ramón Jiménez Gaona, Alexis Frutos Vaesken, Arnaldo Rojas Sánchez, Hugo Estigarribia y otros. La riqueza les alcanzó gracias a Stroessner y su hijo Gustavo, a Itaipú y Yacyretá. No la pequeña, la gran riqueza. Ellos se asociaron a los militares-comerciantes. Cuando éstos envejecieron y las transformaciones a nivel mundial y regional impusieron su alejamiento, varios de los que emergieron del milagro económico con cuantiosa fortuna se hicieron del poder real.


NOTAS

1/ ABC, 15 de febrero 1981, p. 9 y 8 de abril 1981, p. 10, sobre los precios comparados de nafta común en varios países. Por cada litro de combustible vendido, Stroessner recibía un porcentaje que iba a una cuenta corriente del Ministerio de Obras Públicas sobre la cual él giraba y era alimentada permanentemente con depósitos de REPSA, más tarde PETROPAR. Esta prueba acerca de la maniobra de Stroessner para enriquecerse ilícitamente la brindó el propio ministro de Obras Públicas, general Juan A. Cáceres, luego de ser relevado. Stroessner también giraba sobre otra cuenta especial en la que eran depositados los ingresos por peaje de las distintas rutas del país, como si él fuese dueño de tales rutas. Ultima Hora, 7 de febrero 1989, pp. 12/13, y Sendero, 10 de marzo 1989, p. 3. La estimación de lo que reportaba a Stroessner como patrimonio personal por ambos rubros (combustibles y peajes) es de USD 10 millones promedio por año en la década del '70 y USD 25 millones promedio por año en la década del '80, descontando lo gastado para reparación de caminos.

2/ Banco Paraguayo de Datos, De REPSA a PETROPAR: Informaciones en torno el monopolio en el negocio del combustible en el Paraguay (Asunción: BPD, setiembre 1981), y Ricardo Canese, "El negociado de los combustibles en el Paraguay", serie de notas en ABC, diciembre 1980-enero 1981. Esas utilidades son del conglomerado REPSA-REFCO-NANAVIPAR y comprenden sobrefacturación en la compra de crudo y fleté, seguro y almacenamiento, venta de tierras, compra-venta de otros activos, compra de combustible refinado doblemente sobre facturado, costos de intermediación falsos y otros. En las sobrefacturaciones estimadas por Canese no hubo cálculo de utilidades de la inversión en tanto aquí se separa un margen de utilidad del 20 por ciento de las sobre facturaciones propiamente y el periodo de tiempo para el cálculo es mayor.

3/ HOY, 17 de febrero 1981, p. 8

4/ Patria, 19 de marzo 1982, p. 5

5/ ABC, 30 de diciembre 1983, p. 10. Se refiere al precio de gasolina y gas-oíl vendido al público en estaciones de servicio

6/ La lista completa se halla en los archivos del IBR, Asunción. Estos nombres son nada más que una muestra de los beneficiarios irregulares. Ver más datos en Tomás Palau, Félix Lugo, Gloria Estragó (comp.), Dictadura, corrupción y transición (Asunción: BASE/IS, 1990)

7/ ABC , 9 de julio 1980, p. 13

8/ O Estado de São Paulo, 12 de janeiro 1979, comentado en La Tribuna, 18 de enero 1979, p.4

9/ Los bienes inmuebles de Alcibíades Brítez Borges estaban ubicados en distintos distritos de Asunción, Luque, Hernandarias, Ypacaraí, Ayolas, San Cosme y Damián, San Lorenzo, Fernando de la Mora, Mariano Roque Alonso, Villa Hayes, Presidente Stroessner, además de sus 3 grandes estancias en el Chaco y Canindeyú más 12.000 cabezas de ganado vacuno. Más datos en el expediente Alcibíades Brítez Borges y otros s/malversación, apropiación indebida de fondos públicos, delitos contra la administración pública (1989) iniciado por denuncia del abogado Abilio Rolón en Asunción

10/ Ver IBR, Documentación del 1er. Seminario Nacional sobre Reforma Agraria y Bienestar Rural en el Paraguay, julio 1958. Juan Manuel Frutos, Con el hombre y la tierra hacia el bienestar rural (Asunción: Cuadernos Republicanos, 1982). La tesis de la permanencia de latifundios extranjeros se halla, entre otros, en Joel Atilio Cazal, "Paraguay: un país hipotecado", Nueva Sociedad, N° 73, julio-agosto 1984

11/ Juan Manuel Frutos, ibid., y ABC, 30 de noviembre 1981, p. 17, anuncio de IBR

12/ Ultima Hora, 23 de marzo 1989, p. 13. Ministerio de Agricultura y Ganadería, Censo Agropecuario 1981

13/ Detalles de estos montos se dan en las tablas del Anexo bajo el acápite DEFRAUDACION AL ESTADO. Se incluye estimación de las deudas vencidas y el financiamiento de las importaciones fraguadas conocido como `fraude de las divisas'

14/ Las partes resaltantes de las condiciones financieras de los tratados de Itaipú y Yacyretá se encuentran en Ricardo Canese, Itaipú y la cuestión energética en el Paraguay (Asunción: Universidad Católica, 1983), apéndices. Análisis de ambos emprendimientos en cuanto a su impacto económico en Aníbal Miranda, Paraguay y las obras hidroeléctricas binacionales (Asunción: El Lector, 1988)

15/ Penny Lernoux, "Behind closed borders", Harper's Magazine, vol. 258, February 1979, p. 20 ss.

16/ Ver de Efraín Enríquez Gamón, Itaipú. Aguas que valen oro (Buenos Aires: s/e, 1975). Andrew Nickson, "The Itaipú hydroelectric project: The Paraguayan perspective", informe para la Sociedad de Estudios sobre América Latina, Birmingham, 1982. Paraguay Económico, revista del Banco Paraguayo de Datos, N° 1 y 5, mayo 1979 y setiembre 1979. Veja, "Paraguay: qué parceiro é esse?", 15 de fevereiro 1978

17/ Veja, 10 de outubro 1979, p. 124 ss. , ABC, 4 de octubre 1979, p. 13

18/ En la prensa comercial tuvieron cabida artículos de investigación sobre el caso REPSA, los negocios del IBR, los derechos de Paraguay en Itaipú y los despachos sin censura de agencias internacionales acerca de la situación de los derechos humanos en Paraguay, entre ellos la presentación del informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el seno de la OEA, enero 1978. ABC, Ultima Hora, La Tribuna, colecciones 1978-1980. En 1979 los dirigentes de los partidos Liberal Radical Auténtico, Revolucionario Febrerista, Demócrata Cristiano y MOPOCO firmaron el Acuerdo Nacional que formalizó la no participación en la farsa seudo-democrática y sentó las bases de la resistencia amplia contra Stroessner

19/ FMI, Staff Report (Washington, November 1980). FMI, Paraguay. Recent economic development (Washington, November .1981). BID, Progreso económico y social en América Latina 1980-1981. FMI, Staff Report (Washington, November 1983). Banco Central del Paraguay, Reseña económica, financiera y monetaria 1979 a 1982

20/ Itaipú Binacional, Memoria anual 1978

21/ ABC, 8 de octubre 1979, p. 18

22/ Banco Central del Paraguay, Reseña económica, financiera y monetaria 1976 a 1982. La primera admisión del Gobierno sobre la caída del PIB provino del presidente del BCP, César Romeo Acosta, al referirse a los problemas para el servicio de la deuda externa. HOY, 15 de diciembre 1982, p. 8

23/ Cifras provenientes de la Cartera de Comercio Exterior del Banco do Brasil y del Banco Central del Paraguay en Brasil Comercio e Industria, abril 1980, y ABC Suplemento Económico, 27 de marzo 1983. Banco Central del Paraguay, Boletín Estadístico, enero 1980 y marzo 1983

24/ Los bancos que ya estaban operando eran Citibank, Banco de Asunción, Banco Exterior, Banco de Londres y América del Sud, Banco Holandés Unido, Banco Alemán Transatlántico, Banco Sudameris, Bank of América, Banco Real del Paraguay (con Banco Real de Fomento del Paraguay), Banco do Brasil y Banco de la Nación Argentina, todos ellos filiales de la banca multinacional o con acciones mayoritarias de corporaciones extranjeras.


TABLA 2. PRODUCTO INTERNO BRUTO-1973/1982

(VALORES CONSTANTES DE 1977)

Año                 Tasa de crecimiento (°/a)

                      Registrado                  Real

1973                7.2                               8.0

1974                8.2                               10.3

1975                6.3                               12.5

1976                7.0                               15.3

1977                12.8                             21.0

1978                10.9                             19.6

1979                10.7                             15.4

1980                11.4                             18.9

1981                8.5                               14.5

1982                -2.0                              2.2

* Valores redondeados, conversión USD 1 = G 126

Fuentes: Banco Central del Paraguay, Cuentas Nacionales 1974 a 1982. CEPAL, Indicadores del Desarrollo Económico y Social en América Latina 1976 a 1982. Estimación propia en base a fuentes de las siguientes tablas.


TABLA 3. COMERCIO NO REGISTRADO PARAGUAY - BRASIL

(USD MILLONES, IMPORTACIONES EXPORTACIONES)


1973                1974                1975                1976                1977

 65.2                98.2                 102.2               117.0               148.2


1978                1979                1980                1981                1982

207.7               264.1               320.1               456.2               255.1

Fuentes: Banco Central del Paraguay, Boletín Estadístico 1973/1982. Banco do Brasil, CACEX, Comercio Exterior 1973/ 1982. 


TABLA 4. COMERCIO EXTERIOR  (USD MILLONES)

Importaciones                        Exportaciones

A */                 B**/                A */                B**/

1973                130                  180                  125                  145

1974                160                  310                  140                  220

1975                180                  430                  160                  235

1976                220                  580                  185                  310

1977                330                  810                  245                  445

1978                415                  615                  280                  460

1979                560                  830                  305                  590

1980                690                  980                  315                  605

1981                725                  1.125               290                  650

1982                815                  1.180               385                  670


*/ Bienes F.O.B. registrados

**/ Bienes F.O.B. registrados y no registrados (por BCP), incluso de entidades binacionales.

Fuentes: Banco Central del Paraguay, Boletín Estadístico enero 1980/marzo 1983. IMF Reports 1976/1983. IMF Direction of trade 1972/1984.


TABLA 5. INVERSIONES PRIVADAS (USD MILLONES)

1973              1974               1975               1976                1977

10                    70                    35                    75                    110

1978               1979                1980                1981             1982

120                  260                  140                  130                  90

Fuente: Ministerio de Industria y Comercio, Panorama económico 1974/1983, información sobre Ley N° 550.


TABLA 6. DEPÓSITOS DE PARAGUAY EN ESTADOS UNIDOS (USD MILLONES) */


1972              1974              1976               1977          1981                1983                1985

22                    46                    56                   60               108                  268                  459

*/ De personas y empresas con residencia en Paraguay depositados en Estados Unidos.

Fuente: U.S. Department of the Treasury, Treasury Bulletin, December 1977/December 1985.


TABLA 7. BALANZA DE PAGOS  (USD MILLONES)

                                 1974              1978                1982   (Incluidos Itaipú y Yacyretá)

Exportaciones f.o.b.                           239.9               450.5               890.1

Importaciones f.o.b.                           -313.0              -883.2             -1240.8

Servicios y transferencias (neto)        -13.8             -236.7              -623.8

Cuenta corriente                                 -86.9                -669.4              -974.5

Cuenta de capital 1/                           134.8               838.1               1003.7

Balanza global 2/                                47.9                 168.7               29.2

Excluidos Itaipú y Yacyretá

Exportaciones f.o.b.                           205.6               375.8               440.2

Importaciones f.o.b.                           -268.0              -662.7              -810.1

Servicios y transferencias (neto)        -32.9                -95.9                -85.6

Cuenta Corriente                                -95.3                -382.8              -455.5

Cuenta de capital 1/                           135.5               299.0               290.0

Balanza global 2/                                40.2                 -83.8                -165.5

1/ Incluye errores y omisiones

2/ Aumento o disminución reservas monetarias internacionales

Fuentes: IMF Bulletin, January 1980/Report 1983. CEPAL Revista, enero 1983. FMI, Estadísticas financieras internacionales 1972/1984. Estimaciones propias.


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SEIS - LA CORRUPCIÓN AL DESCUBIERTO


Las masivas inversiones en Itaipú, Yacyretá y agroindustrias a lo largo del fértil cinturón de la soja no acabaron, pero disminuyeron sensiblemente a partir de 1982. Esto provocó un abrupto descenso de la actividad económica luego de casi una década de ininterrumpida bonanza. La primera reacción de las autoridades paraguayas fue atribuir el desajuste a la caída de la demanda externa con la consecuente reducción del ingreso de divisas, lo que ciertamente estaba ocurriendo. Un rebrote recesivo conmovía las economías del mundo desarrollado en medio de la crisis del petróleo. La virtual imposibilidad de pago de la deuda externa por parte de los países importadores de petróleo de la región agravó el cuadro y dio inicio a lo que más tarde se conocería como la década perdida.

Itaipú concluía la fase de construcciones civiles. La disminución de personal contratado era notoria. En su pico de actividad a mediados de 1979 se hallaban trabajando en el cantero de obras 38.000 personas. A fines de 1981 el número de personal allí era de 24.000 y para abril de 1983 quedaban nada más que 12.200. El llenado del embalse se inició el 13 de octubre de aquel mismo año al cerrarse la totalidad de las compuertas de la represa y terminó 14 días después sin inconvenientes.

En Yacyretá el personal en obras pasó de 3.200 a solamente 100 entre mitad de 1979 y fin de 1981, reflejo de la casi paralización que afectó aquel emprendimiento.

El saldo de los ingresos de divisas por ambas entidades binacionales a Paraguay fue de USD 338 millones en 1982, USD 306 millones en 1983, USD 197 millones en 1984 y USD 114 millones en 1985. Cantidad global no despreciable de USD 955 millones pero aun así 33 por ciento inferior al ingreso agregado en los 4 años previos.

"Los ingresos de divisas provenientes de Itaipú Binacional y Yacyretá Binacional en el periodo 1974 al primer semestre de 1984 llegaron a un total de USD 2.437 millones", expresó el presidente del Banco Central al evaluar el impacto de aquellas obras 1/. Pero advirtió que se hacía necesario dinamizar las exportaciones para equilibrar la balanza comercial crecientemente deficitaria. Es que el valor de las importaciones había subido de una manera extraordinaria, entre otros por combustibles continuamente reajustados en el mercado internacional --y sobre facturados aquí adicionalmente-- en tanto el precio de los principales productos de exportación que eran soja y algodón declinaban. Eso no era todo.

Las remisiones por servicio de la deuda externa --USD 91 millones en amortización e intereses en 1979, USD 156 millones en 1983- insumían cada vez mayor porcentaje de los ingresos por exportaciones. Al mismo se agregaban utilidades de las empresas extranjeras radicadas aquí, remesadas a sus casas matrices. Sin embargo, el mayor monto estaba constituido por el ahorro canalizado a bancos del exterior, en particular a Estados Unidos, Suiza y paraísos fiscales Panamá e Islas Caimán.

El monto de depósitos de paraguayos en la banca de Estados Unidos en 1974 era de USD 46 millones. Subió a USD 110 millones en 1981 y a USD 460 millones en 1985 según el Departamento del Tesoro de aquel país 2/. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe tenía registrada una cantidad de USD 458 millones a 1985 como depósitos de paraguayos en el exterior, cifra que correspondía en realidad exclusivamente a depósitos en la banca norteamericana como se corrobora al comparar los datos de ambas fuentes 3/.

Aquellos depósitos iban subiendo al amparo de las facilidades de conversión y remisión vigentes. El cambio único oficial hasta enero 1982 fue de USD 1 = G 126 que rigió durante más de 20 años. La desvalorización del guaraní obligó a reajustar la cotización. En mayo 1984 la oficial era ya de USD 1 = G 160, y USD 1 = G 240 para importaciones preferenciales. En el mercado libre el cambio era USD 1 = G 400. Por ese lado hubo una fuerte especulación y el consiguiente drenaje de las reservas monetarias internacionales. Estas bajaron de USD 810 millones en diciembre 1981, nivel histórico máximo, a USD 652 millones un año después y al cierre de 1984 quedaban nada más que USD 477 millones. Mientras que la deuda externa subía entre 1981 y 1984 de USD 950 millones a USD 1.650 millones 4/.

Los planes y proyectos gubernamentales por aquellos años fueron sencillamente fastuosos. Hospitales de lujo, aeropuertos estilo Primer Mundo --al menos en su diseño y costo-- jets para transporte intercontinental de carga y pasajeros, fábrica de acero, hoteles de veraneo, nuevos edificios para sedes del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Banco Central, aviones de combate y helicópteros, ampliación de cementera, planta de alcohol, buques de ultramar, armas de guerra y otras adquisiciones bastante caras fueron concretadas bajo garantía estatal, los más a partir de financiamiento externo 5/. Había suficiente para gastos suntuarios como automóviles deportivos, yates y aviones ejecutivos, casas y departamentos en playas de nivel como Camboriú, Blumenau, Florianópolis, Miami, Punta del Este, Mar del Plata, caballos pura sangre como los comprados por Ramón Centurión Núñez para su haras dotado de aire acondicionado, estancias con mansiones y piscinas que se adornaban indistintamente con reproductores Aberdeen Angus o jardines japoneses, moteles VIP para parejas exclusivas, clubes para socios exclusivos, diversiones exclusivas que en ocasiones eran expuestas en revistas de la farándula y hasta creaban alguno que otro escándalo por los excesos de alcohol y estupefacientes.

En Punta del Este el despilfarro y la ostentación de algunos paraguayos dejaba cortos a los veraneantes argentinos, uruguayos y brasileños a quienes invitaban con champaña y mataban la noche rifando el casino San Rafael. Eran muchachos de 20 a 25 años que iban a veranear montados sobre relucientes coches nuevos, uno de ellos Rolls Royce blanco con chapa del inexistente municipio Isla Yacyretá 6/.


GRAMONT, ALVARENGA, DUARTE VERA 


Gustavo Gramont Berres, el cónsul, y embajador itinerante de Paraguay en el Viejo Mundo, tampoco se privaba. Amigo de los Stroessner, del director de Radio Nacional Alejandro Cáceres Almada, del secretario privado del dictador Mario Abdo Benítez y de varios generales poderosos, les enseñaba a depositar y proteger sus caudales en cuentas numeradas, les facilitaba los negocios y transferencias a bancos suizos. Sus servicios eran muy apreciados en aquel entorno y fueron extremadamente bien remunerados. El había llegado a Asunción fugado de Argentina por emisión de cheques sin fondo y estafa, un delincuente uruguayo de poca monta. Hablador mundano y chispeante, junto con la mano de la sobrina del dictador Gloria Morínigo Delgado se ganó la confianza del tío. A partir de tan oportuna relación tuvo abiertas las puertas del maná. Se hizo de una mansión en Ginebra, un departamento de lujo en el centro de Madrid, una casa en las afueras de Washington, D.C. donde envió a estudiar a sus hijos, una villa en la Costa Azul, 60 ha. de terreno al pie del cerro Lambaré mirando al río Paraguay -el parque natural privado más extenso en plena ciudad capital- tres residencias en el distrito de San Roque y otra cerca de Mburuvicha Róga con una principesca construcción que llegó a servir de sede a una misión diplomática. Contaba igualmente con depósitos bancarios en Nueva York, Asunción, Madrid, Buenos Aires y Ginebra, una propiedad destinada a la fábrica de cítricos en La Colmena, departamento de Guairá, resultado de un fraude inicial por USD 46 millones que llevó a los bancos supuestamente estafados a accionar contra el Estado Paraguayo 7/. Este fue el affaire Rossi SA, montaje que con aval del ministro de Hacienda general César Barrientos le permitió a Gramont instalar unos galpones y poner dentro unas maquinarias para procesar piña. De esa planta no salió un solo litro de jugo de piña, sí un chorro de dólares. La propiedad estaba a nombre de Rossi SA que era de Gramont, la señora de Gramont y un prestanombres de Gustavo Stroessner. La empresa constructora MAT-Internazionale (italiana) quedó encargada de construir y equipar la planta y la aseguradora SACE (italiana) de garantizar el préstamo levantado en un desconocido Overland Trust Banque de Ginebra. Fue un bonito arreglo entre el primogénito del dictador, el agradable embajador itinerante y las empresas italianas involucradas para extraer fortuna de Paraguay 8/.

Luego de obtener los fondos que tiró a saco roto entre Europa, Estados Unidos y Sudamérica, Gramont no pudo inaugurar su fábrica. Era demasiado gastador, un perdulario fino. Para más se embolsó el dinero que otros allegados a Stroessner le habían entregado para depositar en Suiza. Sus vengativos congéneres estafados y el fiscal general Diógenes Martínez que andaba tras cuentas grandes para sí le siguieron a sol y sombra con una orden de captura, ya en la transición. La policía le echó el guante a Gramont en Washington, D.C., donde había ingresado con identidad falsa.

Fue el primer y único caso de un estafador importante que trabajó con y para la mafia paraguaya en ser extraditado, por haber robado a otros mafiosos y provocar una demanda contra el Estado. Terminó con una ejemplar condena en el penal de Tacumbú y de postre fue enviado a Suiza para otro juicio. Su actual lugar de reclusión no está lejos del sitio donde anteriormente vivía a cuerpo de rey.

La demanda contra el Estado Paraguayo continúa en Suiza, embrollo del cual los sucesivos gobiernos no han podido zafarse. La consecuencia ha sido el pago de honorarios de abogados y la atención continuada sobre el caso del personal diplomático acreditado en Roma, entre ellos el que fuera embajador Luis María Ramírez Boettner.

¿Qué dejó esa merienda de gangsters? No mucho. Unas cuantas máquinas obsoletas para fabricar jugo de piña. Un mamotreto de cemento erigido en lo alto del cerro Lambaré con efigies de pésimo gusto --la del dictador fue tirada abajo por el intendente Carlos Filizzola. Un expediente que certifica las andanzas del emprendedor embajador junto con el primogénito Stroessner y otros altos cargos del régimen.

En esta ocasión los USD 100 millones que costó el fraude Gramont & Cia. incluyendo mora e intereses, no pasó como cuenta al contribuyente paraguayo 9/. Fue porque todos ellos cayeron el 3 de febrero 1989.

Otro embajador que cayó en los largos brazos de la justicia pagó sus culpas un poco más lejos. En agosto 1982 el embajador paraguayo en Taiwán general Timoteo Alvarenga fue detenido y encarcelado en Bombay, India, por intentar introducir en su maleta 18 barras de oro. Alvarenga había sido oficial de enlace ante la misión militar de Estados Unidos en Paraguay y uno de los beneficiarios del sistema prebendario. Aun así y no obstante su alto rango fue retenido en la prisión hindú por cargos de contrabando y asociación con el tráfico de drogas --realmente anduvo en mala compañía el general. Stroessner no movió un dedo a su favor. Ni siquiera envió un abogado para ayudarlo. Respecto del oro --no pertenecía al Tesoro Nacional-- nunca fue descubierto a título de qué llegó a manos del embajador. En aquella asociación del crimen los gastos extras para defender a diplomáticos en dificultad al parecer no estaban presupuestados. Un año después, más específicamente el 30 de setiembre 1983, un decreto que llevó la firma de Stroessner dio por concluidas las funciones de Alvarenga al frente de la Embajada Paraguaya en Taiwán. Un poco antes él había sido liberado de la prisión de Bombay 10/.

Pero Gramont y Alvarenga no fueron los únicos metidos en negocios non-sanctos. El embajador paraguayo en Bolivia, general Ramón Duarte Vera, realizaba idéntico tráfico. Oro y cocaína eran despachados por valija diplomática en vuelos de LAP que llegaban a Santa Cruz de la Sierra y por Lloyd Aéreo Boliviano con destino a Asunción. En el aeropuerto Presidente Stroessner -oscuro triángulo de las Bermudas- la carga desaparecía misteriosamente. Años después se confirmaría que los aviones de LAP eran utilizados para transportar droga al caer en Bruselas un cargamento de 115 kg. de cocaína disimulado entre paquetes de jabón 11/. El general Duarte Vera tenía un historial nada envidiable como torturador de su paso por la Jefatura de Policía durante la primera fase del stronato. Mató a unos cuantos opositores y dejó malheridos a otros tantos. Al que fue presidente de la Federación Universitaria del Paraguay, Osvaldo Rosas, le rompió las piernas a patadas.

Duarte Vera desempeñaba tranquilamente sus delicadas funciones en La Paz al caer Stroessner. Siguió con el nuevo jerarca, general Andrés Rodríguez. Los dos eran del arma de Caballería y habían sido compinches tiempo ha. El se mantuvo en la misión diplomática a pesar del montón de juicios que soportaba en Asunción. Sus víctimas fueron persistentes y a las cansadas lo pescaron en una causa por tortura. El querellante, Napoleón Ortigoza, era aquel que entre fines de 1962 y principios de 1963 pasó por la pileta --la misma baignoire usada por los nazis en la Francia ocupada durante la II Guerra Mundial 12/. Duarte Vera guarda al presente reclusión en la prisión militar de Itauguá.

Paraguay parecía ejercer una extraña fascinación entre los delincuentes. Uno más de aquella especie fue el cónsul Hans Herman Weyer. Afincado en Asunción hacia fines de 1980, vino atraído como abeja por la plata dulce de Itaipú. Súbdito alemán, poseía un respetable prontuario de su anterior paso por Bolivia. En Paraguay él se dedicó primeramente a trabar amistad con importantes personajes oficiales en los cócteles sociales, entre ellos el ministro del Interior Sabino A. Montanaro. Ambos se hicieron socios. A continuación Weyer hizo de todo un poco. Vendió pasaportes paraguayos a prófugos de la justicia, títulos nobiliarios a paraguayos y alemanes incautos, tierras que solo existían en los papeles, autos de lujo, mansiones, visas y radicaciones a un precio conveniente para su rumboso tren de vida. Se lo conocía como 'el bello cónsul' por su porte y modales distinguidos. Tan bien le iba que olvidó pagar algunas cuentas y sedujo a la amiga de un pez gordo. Fue a parar con sus huesos al penal de Tacumbú de donde lo rescataron su abogado, su secretaria y la hermosa hija de ella. Pero su ficha andaba corriendo ya por INTERPOL, de modo que antes de volver a prisión hizo sus valijas y puso un anuncio en los periódicos.


"¡ Dios le proteja Mi General ! Hemos tenido 3 y 1/2 años felices en Paraguay. En este último tiempo se formaron grupos que nos quieren ocasionar Daños. Así nos vemos imposibilitados a seguir Trabajando Tranquilo, de manera que en un principio nos vamos de vacaciones " 13/.


Antes que Weyer los huéspedes aquí fueron menos presentables: el asesino croata Ante Pavelic, el terrorista francés George Watin, el carnicero de Riga Eduardo Roschman, el ángel de la muerte Joseph Mengele, el estafador francés Pierre Travers, el traficante corso Auguste Joseph Ricord, etc. Este cónsul por lo menos no mató a nadie y antes de salir se despidió amablemente con un "Dios proteja a nuestro Presidente Stroessner".

En el mismo instante que Weyer salía para sus vacaciones definitivas, la Secretaría Técnica de Planificación terminaba de elaborar un esclarecedor documento. Decía en uno de sus párrafos, "el 4 por ciento de las explotaciones rurales sigue controlando el 89 por ciento de la tierra, habiendo transcurrido más de dos décadas de ejecución de la reforma agraria" 14/. Esta desigual distribución llevaba sus efectos a lo político, añadía el documento sin abundar en comentarios. Se estaba señalando a los organismos de decisión el riesgo acumulado de expectativas y necesidades insatisfechas entre los campesinos, frente a la visión triunfalista que la situación rural tenía para el IBR.

Poco contaba a la hora de la distribución el campesino, desheredado y explotado. Fue golpeado cada vez que intentó rebelarse, como en la brutal represión de 1976 cuando unos 20 de ellos fueron asesinados, otros 1.200 fueron encarcelados, torturados y sus ranchos vandalizados por su presunta complicidad con la Organización Primero de Marzo (OPM). OPM propugnaba la lucha armada. Sus miembros y los de las Ligas Agrarias activaron juntos en la preparación de cuadros y entrenamiento en el uso de armas pero no llegaron a disparar un tiro cuando las fuerzas combinadas Ejército-Policía les cayó encima. Ambas fueron desbaratadas. Así que la concentración de la tierra no era nueva ni constituía un problema apremiante para el Gobierno. Para los organismos crediticios del exterior que habían entregado fondos con destino a la reforma agraria sí lo era. Por una vez los inversionistas, grupos ecologistas e indigenistas parecieron ponerse de acuerdo.


"La venta de tierras en el Paraguay, cuyas víctimas son los indígenas y campesinos, alcanza día a día mayores proporciones. Hasta ahora había resultado difícil establecer una relación directa entre la venta de tierras y la expulsión del indígena. Ahora se puede demostrar jurídicamente que la Treubesitz Südamerika ofrece tierras en venta en las que viven familias indígenas" 15/.


El comunicado provenía de la Sociedad para la Defensa de los Pueblos Amenazados de Extinción, el Movimiento de la Juventud Campesina Católica y el Grupo de Trabajo de Paraguayos en Alemania. Hacía relación a la venta de propiedades rurales por parte de la Fiduciaria Transatlántica Alemana, firma dedicada a la especulación que terminó en un juicio por estafa.

La Federación de la Producción, la Industria y el Comercio (FEPRINCO) tomaba una posición similar de cuestionamiento ante la retracción del crecimiento. Sugería al Gobierno cambios en la política fiscal, monetaria, crediticia y de producción tendientes a facilitar las exportaciones y establecer un orden de prioridades para las importaciones. Proponía congelar el presupuesto estatal y los impuestos, señalando a la vez problemas graves como el contrabando y las distorsiones en la aplicación de los tipos de cambio. La respuesta del ministro de Industria y Comercio Delfín Ugarte Centurión fue poco amable. "No necesitamos que nos envíen orientaciones... estamos mejor preparados que el sector privado para encarar los problemas generales del país. Resultará mucho más positivo que colaboren encontrando soluciones a sus propios problemas", afirmó 16/


CÉSAR ROMEO ACOSTA


Las finanzas del país andaban a los tumbos. Entretanto, el Banco Central tenía las puertas y la bóveda de seguridad abiertas de par en par a las transacciones de favor. Ahí se hallaba instalada una gavilla cuya cabeza era el presidente César Romeo Acosta.

Los cuestionamientos de los empresarios locales tuvieron eco en la Cámara de Diputados. El 15 de setiembre 1983 el político Leandro Prieto Yegros, de la bancada Colorada, denunció "la existencia de exportadores e importadores inescrupulosos, especuladores que lucran con el sacrificio y el sudor del campesino paraguayo". El 25 de junio 1985 el matutino Hoy, dirigido por el ex yerno del dictador, dio destaque a la cuestión.


"Las autoridades se encuentran investigando lo que sería uno de los más importantes fraudes en evasión de divisas en el que se hallarían involucradas varias empresas importadoras y cinco bancos privados de plaza. Las empresas habrían realizado numerosas operaciones de importación, obteniendo dólares preferenciales, con el pretexto de que las mercaderías eran insumos o maquinarias destinadas a la producción agropecuaria: tractores, fungicidas, herbicidas, repuestos y otros. Lo llamativo del caso es que no se realizó, en realidad, ninguna importación. Se trataba simplemente de operaciones que existían únicamente en el papel, para lo cual habrían realizado falsificaciones de los documentos. Las falsificaciones serían impecables y permitieron engañar a varios bancos privados... el monto es suficientemente grande como para alarmar a las autoridades" 17/.


El Banco Central presentó a la justicia ordinaria una denuncia a los pocos días. Sindicaba a 18 firmas fantasmas como responsables de haber simulado operaciones de importación mediante la presentación de documentos falsos ante los bancos operantes. Añadía que con estos documentos las firmas fantasmas obtuvieron divisas al tipo preferencial que no fueron aplicadas a ninguna importación sino que fueron retenidas o negociadas en el mercado libre fluctuante de cambio, con el consiguiente lucro ilícito en perjuicio de las disponibilidades en moneda extranjera del Banco Central 18/.

Las firmas privadas fueron individualizadas pero no sus directivos o gerentes. En un primer momento solamente aquéllas aparecieron como presuntas culpables. Al paso de las semanas quedó sin embargo en evidencia que dentro del propio Banco Central hubo complicidad para dar curso a las operaciones simuladas. Una ampliación de la denuncia precisó el monto defraudado que pudo rastrearse, USD 30.9 millones depositados en 4 cuentas del Central National Bank de Nueva York. Para el matutino Hoy el monto defraudado ascendía a USD 137 millones. Adicionalmente, unos USD 680 millones por año dejaba de percibir el fisco por las exportaciones de contrabando estimadas en tres veces más que las registradas por aduanas 19/.

Una serie de remociones en medio de la investigación judicial dio la pauta de que a nivel de gerencia y consejeros del Banco Central varios se hallaban involucrados. Arnildo Meza Páez y Rosa Agustín González quedaron fuera del Consejo. El gerente Augusto Colman Villamayor huyó en compañía de una gestora amiga, Margarita O'Donnell, y dos directores fueron encarcelados. Cada quien buscó salvar el pellejo como pudo: el viejo seccionalero y operador político de Luque Rosa Agustín González, quien había firmado los documentos que dieron origen al fraude, tiró el fardo sobre el presidente Acosta y el gerente Colman Villamayor. Acosta se defendió afirmando que fue defraudado por Colman Villamayor y éste nunca apareció. Llevó a su amiga y los dólares a España.

Los documentos bancarios no eran apócrifos ni fueron falsificados, todas las firmas eran auténticas, incluso las del presidente Acosta. O sea, la denuncia hecha por él contra las 18 empresas fantasmas (que fueron aumentando con cada indagatoria) resultó una maniobra suya para tratar de evadir su propia responsabilidad y participación en los ilícitos. Entretanto una financiera y la firma de transporte de cargas internacionales Benkovics, ambas asociadas a él, siguieron creciendo.

Como miembro del Consejo de Estado, Acosta gozaba de fuero. A menos que éste fuera levantado o que él voluntariamente se pusiera a disposición de la justicia, no podía ser procesado. Fueron cayendo varios `evasores', media docena, una docena. La red no terminaba, antes bien apuntaba más arriba. Pero Acosta no fue removido ni su fuero levantado, así que a pesar del acoso de la prensa continuó en funciones. El monto de lo defraudado fue trepando a medida que salían a luz nuevos datos. A cinco meses de descubierto se presumía que rondaba los USD 1.000 millones 20/. Esto era pura especulación periodística.

Los bancos operantes fueron Exterior, Paraná, Unión, Boston, Nación Argentina, Nacional de Trabajadores, Chase, do Brasil. En por lo menos dos de ellos, Banco Exterior y Banco de la Nación Argentina, pudo detectarse complicidad de sus autoridades para viabilizar las operaciones fraguadas. El Banco Exterior devolvió una parte de las divisas que le había transferido el Banco Central. Otra cantidad mayor, USD 400 millones, fue reclamada judicialmente en dos juicios separados 21/.

Verdaderamente fue una estafa grande la cometida en el Banco Central entre 1983 y 1985. Estimativamente anduvo por los USD 550 millones. Anteriormente hubo otras pero con ésta que literalmente destapó la olla se llegó a juicio. Los principales responsables quedaron no obstante sin castigo.

Uno de los que tuvo mucho que ver con aquel vaciamiento fue el coronel Gustavo Stroessner Mora, quien se benefició personalmente con la obtención de divisas y mediante las influencias de su condición apadrinó a otros estafadores. El gerente Colman Villamayor no apareció, se mantuvo prófugo. Al caer la dictadura César Romeo Acosta trató de huir y se lo tuvo que sacar de un hotel alojamiento donde buscó pasar desapercibido. Pero cosas de la justicia paraguaya, él soportó un benigno proceso y fue absuelto de toda culpa por el juez Rubén Candía Amarilla.

El patrimonio personal de Acosta, con un sueldo de USD 30.000 por año, era de USD 65 millones según el registro de sus bienes en Paraguay 22/. Había remitido al exterior gran parte de lo que apropió, incluso operando a través de testaferros con el Central National Bank de Nueva York por donde pasaron partidas de las divisas entregadas para importaciones simuladas.

Otra porción de la evasión canalizada a través del Banco de Paraná, de capital brasileño, fue negociada por vía diplomática con el directorio de la casa central del Banco y los representantes de la Gobernación del estado de Paraná. La suma en cuestión era de USD 17 millones según los negociadores de Cancillería 23/. La suma real era mucho mayor. No se supo qué sucedió con aquella deuda. En cuanto a los USD 400 millones reclamados judicialmente, los dos juicios en que se discute la pretensión del BCP a la fecha aún no han concluido.


FILIPPO BENITEZ T. & ASOCIADOS


El segundo fraude en importancia objeto de proceso fue el del Banco Nacional de Trabajadores (BNT). La suma fue relativamente menor, unos USD 30 millones, pero los documentos y declaraciones de los implicados permitieron indagar en los mecanismos de la confabulación para el robo institucionalizado. Los mayores robos en Paraguay eran ejecutados desde el mismo Gobierno por sus autoridades. Debido a la lucha de facciones en el seno del Partido Colorado y a la casi cesación de pago que afectó al sector público se supo que el BNT había concedido créditos sin garantía suficiente que no pudieron ser recuperados.

El banco se sostenía con el aporte de trabajadores, empleadores y el Estado canalizados a través del Instituto de Previsión Social (IPS) pero cayó en mora en el servicio de su deuda con organismos del exterior a raíz de aquellas malas operaciones. El presidente Filippo Benítez Trinidad fue destituido y procesado al igual que los miembros del Comité de Créditos. Todos ellos fueron a parar a la cárcel por malversación de fondos a mediados de 1985, una derivación de la campaña de saneamiento emprendida por el mismo Gobierno para tratar de controlar la corrupción en sus niveles subalternos. La del nivel superior no fue tocada.

El encausado Benítez Trinidad declaró que el Banco Central había cometido sabotaje al resolver que el IPS no depositara en BNT los aportes estipulados en la ley, unos USD 100 millones entre 1973 y 1982. Alegó además haber recibido presiones para conceder créditos y abonar gastos del Ejército. Los fondos que le debía el IPS fueron a parar a bancos privados y financieras, las presiones para el pago de material bélico fueron de un coronel del Ejército (Gustavo Stroessner). El BNT tuvo que hacerse cargo hasta de las facturas por reparación de tanques de una unidad castrense (Regimiento Escolta Presidencial). El encausado dio los nombres de varias altas autoridades y jefes militares que intercedieron para que se otorgara préstamos de favor, supuestamente destinados a fomento industrial 24/.

Había mucho más detrás. El BNT concedía préstamos hipotecarios sobre inmuebles con tasación 4 o 5 veces superior al valor real y cuando el prestatario no cumplía, pasaba sencillamente el monto a pérdida del ejercicio. De este modo perdió en multiplicidad de operaciones, mientras sus directivos casualmente iban aumentando su patrimonio personal. Evidentemente había colusión entre clientes y autoridades del ente para estafar 25/.

Esto en sí no hubiera sido motivo suficiente para ameritar un proceso, como el hecho de que las finanzas públicas sometidas a una descarada rapiña habían tocado fondo y el FMI, Banco Mundial y demás acreedores de Paraguay demandaban un cierto orden.


PAZ Y PROGRESO CON STROESSNER


El combate contra la corrupción lo ordenó el propio Stroessner, y así aparte del BNT fueron limpiadas' la Administración Paraguaya de Alcoholes (APAL) cuyo presidente Absalón Arias era recalcitrante stronista y se le permitió ir a descansar a su quinta, la Caja de Jubilaciones y Pensiones presidida por Miguel Ángel López Salinas a quien se lo hizo descansar en prisión junto con varios colaboradores, y el Impuesto Inmobiliario cuyo director Oscar Venancio Sosa también fue procesado y encarcelado. Esta campaña continuó en tanto iba agudizándose en el Partido Colorado la puja entre militantes que buscaban una transferencia dinástica del poder y tradicionalistas que no comulgaban enteramente con tal salida. La sucesión del dictador estaba en progreso.

Llevaría su buen tiempo completarla.

Por el camino hubo más gastos, dispendio, costos agregados y hasta facturas que se pagaron doble. El vicepresidente del Banco Mundial, David Knox, advirtió que "vendrá la cesación de pagos si no se realiza el ajuste cambiario y no se adoptan otras medidas económicas para alentar la producción exportable y de sustitución de importaciones y desalentar el contrabando, la corrupción administrativa y la fuga de capitales. Los proyectos sobredimensionados de las industrias del cemento y el acero, además de los aeropuertos, hospitales y otros provocarán a mediano plazo la crisis de la deuda externa" 26/.

Cuánta razón tenía. Pero las autoridades paraguayas estaban en otro juego. Stroessner con el tute entre sus amigos Oscar Barchini, Germán Martínez, Francisco Ruiz Díaz, Alejandro Fretes Dávalos y otros, el resto quejándose de lo desgraciada que era esa gente del Banco Mundial con sus recetas y recomendaciones expresadas públicamente, como si el Gobierno no supiera lo que era mejor para la economía y el país.

El dinero extraído por distintas vías del contribuyente y los créditos internacionales estaban yéndose como por un tubo al barril sin fondo de los gastos públicos. Más se cargaba, más rápido desaparecía.

Como el déficit fiscal siguió creciendo, la manera rápida y fácil de contrarrestarlo fue mediante subsidios crediticios y cambiarios a las empresas públicas. Esos subsidios fueron repartidos selectivamente cual fichas de póker en las sesiones del Ejecutivo donde, ya enfermos y desconcentrados, Stroessner y su ministro de Hacienda César Barrientos apenas podían resistir por breves minutos. Se pudo conocer, hasta donde las cifras oficiales no siempre fidedignas revelan, que entre 1983 y 1988 el subsidio crediticio fue de USD 76 millones y el cambiario de USD 406 millones. Con lo de 1982 eran otros USD 560 millones tirados sin provecho al solo efecto de alimentar la corrupción. En comparación con las reservas monetarias internacionales que bajaban en picada hasta caer a menos de USD 300 millones al final de 1988, aquellas subvenciones tuvieron en conjunto tendencia opuesta 27/. Ellas representaron un robo abierto dispuesto por el Gobierno:

a. por la fijación de un tipo de cambio del dólar mucho más bajo que el precio de mercado para las transacciones oficiales y las denominadas `importaciones esenciales;

b. por la asignación de créditos sin interés a sus empresas deficitarias con fondos que manejaba el Banco Central, de los cuales una proporción sustancial provenía del encaje legal obligatorio (42%) que los bancos privados debían inmovilizar por cada unidad que recibían en depósito --a su vez transferido como costo a las tasas de interés sobre créditos a la producción;

c. por la obligación que IPS, entidad de salud y seguro social para trabajadores, mantuviera en el Banco Central sus fondos sin percibir por ellos ningún interés --esos fondos fueron prestados a los bancos privados a muy bajo interés en montos que dependían esencialmente de los contactos de alto nivel que tuvieran sus directivos.

En ese cúmulo de transacciones y distorsiones se nutrió la burocracia, impúdicamente, mientras las escuelas públicas tenían que arreglárselas por lo general sin útiles y los hospitales públicos sin remedios ni equipos para atender a una población de escasos ingresos cada vez más numerosa 28/.


** PAZ Y PROGRESO CON STROESSNER ** PAZ Y PROGRESO CON STROESSNER, centelleaba el cartel puesto sobre el Banco Nacional de Fomento que también estaba siendo desfondado. Era como para creerlo.

Al lado de la corrupción institucionalizada hubo otro elemento que contribuyó a la prolongada estabilidad del régimen. Fue la distribución de los beneficios. Stroessner tuvo algo más que el continuado apoyo de Washington y Brasilia y la conexión privilegiada con los regímenes anticomunistas en Nicaragua, Taiwán, Corea del Sur y Sudáfrica. La longevidad del stronato tampoco podría explicarse únicamente por la alianza con dictaduras militares como las de Argentina, Chile y Uruguay. Stroessner tuvo un fuerte respaldo interno por encima del dominio sobre el estamento castrense. Sin duda, su pilar estuvo en los cuarteles. Pero a partir de ello mantuvo estrecha colaboración con los hacendados y terratenientes, grandes comerciantes e industriales, banqueros y hombres de negocios.    


Distinguió e hizo objeto de preferencia a:

- las colectividades de inmigrantes y sus descendientes de alto poder adquisitivo

- los inversionistas extranjeros.

Atendió sus pedidos, estableció con ellos líneas de comunicación personal y en cuanto le exponían inquietudes las resolvía sin demora. Frente mismo a quienes lo visitaban en su despacho tomaba el teléfono para ordenar a sus ministros o presidentes de entes públicos, o bien daba instrucciones para que Mario Abdo Benítez ejecutara lo resuelto. Era inapelable.

Los favorecidos no solo fueron sus amigos directos. Stroessner resolvía más allá de su círculo íntimo con vista a los intereses políticos que manejaba y al equilibrio entre ellos. La Unión Industrial Paraguaya, Federación de la Producción, la Industria y el Comercio, Asociación Rural del Paraguay, Cámara de Importadores, tenían en el presidente un interlocutor considerado, expeditivo. Se reunía con ellos en las inauguraciones de fábricas y nuevas instalaciones, en las recepciones del Club Centenario o del Yatch, en exposiciones y ferias, les recibía en Palacio o en Mburuvicha Róga.

Para ellos había respuestas y en general éstas iban de acuerdo con lo que los miembros influyentes de tales agrupaciones peticionaban. Si no en todo, les brindaba facilidades que otros estamentos productivos no recibían. La élite con mayor capacidad económica obtuvo y lucró con aquellos beneficios (exenciones impositivas para importación y radicación de capitales, exoneración de tasas, disponibilidad de divisas al cambio preferencial, fijación del precio de insumos agrícolas favorable a los intermediarios y exportadores, restricción efectiva a los derechos de sindicalización, control de protestas y huelgas). En contrapartida, Stroessner tuvo de su lado a las familias opulentas. No les exigió afiliación partidaria ni presencia en concentraciones electorales. Un gran empresario bien podía estar fuera del Partido Colorado, pero no contra la corporación militar-partidaria y nunca contra Stroessner.

Había un límite a los favores. La depredación comenzaba cuando ese límite era traspasado, caso Martín Venialgo. O en un estadio posterior y con mayor refinamiento, las represalias, caso Aldo Zuccolillo. Las medidas represivas se graduaban de acuerdo a la gravedad de la contravención. Ya no más arreo de ganado ni confiscación de vehículos o maquinarias. Otros mecanismos como el corte de crédito, cese de las liberaciones impositivas, inspecciones de Hacienda y aplicación del peso de la ley entraban a tallar si las advertencias públicas por Radio Nacional y Patria eran desoídas.

Nadie que tuviera una fortuna amasada al amparo de la paz y progreso estaba dispuesto a arriesgarla. En su defecto pagaba las consecuencias. Esta identificación de intereses entre política y negocios hizo que sus actores se repartieran la riqueza con cierto orden. Stroessner era el árbitro y en ese carácter recibía lo suyo. Como se verá en las tablas de activos al final de los capítulos ocho y doce, esta política de distribución hacia arriba llevó a que generales y altos cargos terminaran con ciertos patrones y empresarios al tope entre los más ricos. La tendencia se prolongó a la transición.

Un artículo con buenas fuentes para la época retrató a Stroessner como "dictador diferente" 29/. Decía Nicolás Bo Parodi, uno de sus cercanos amigos:

"Treinta años atrás tenía que cargar una pistola bajo el cinto para proteger mi nombre, mi dinero, mi familia... "30/.

Con Stroessner al mando ya no tuvo que preocuparse por la pistola. Había seguridad para el inversionista siempre que no escupiera en el asado de los que hacían sana política. Había paz. Stroessner no era como Manuel Antonio Noriega de Panamá que cobraba sueldo de la CIA y a la vez tenía tratos con el cartel de Medellín, pasaba información a Fidel Castro y vendía armas a los sandinistas. Este era un dictador diferente.

Las familias con mansiones en Punta del Este y Miami y sus estancias con pistas de aterrizaje le guardaban inestimable afecto. Por lo que se vería luego, el afecto no fue a toda prueba.


NOTAS

1/ Ultima Hora, 24 de agosto 1984, p. 8

2/ U.S. Department of the Treasury, Treasury Bulletin, 1977-1985

3/ CEPAL, Informe al XXI Periodo de Sesiones de la CEPAL, México 1986, en Noticias, 24 de abril 1986, Suplemento Economía, p. 1

4/ Ministerio de Hacienda, Informe Financiero 1982. Banco Central del Paraguay, Cuentas nacionales 1983 y 1985 y Balanza de pagos 1983

5/ Banco Central del Paraguay, Deuda Externa al 31 de diciembre 1985

6/ Fotos y crónica reproducidos en Sendero, "Rolls Royce, champagne y dólares", 25 de enero 1985, p.5

7/ ABC, 25 de marzo 1990, p. 15 y 8 de diciembre 1989, p. 11

8/ ABC, 6 de febrero 1990, p. 9 y 7 de febrero 1990, p. 9

9/ Gustavo Gramont Berres s/falsificación de instrumento público y estafa al Estado Paraguayo en el caso Rossi SA, Corte Suprema de Justicia, junto con autos s/extradición a la justicia suiza (1998)

10/ Comité de Iglesias, Apuntes Trimestrales N° 3, julio-setiembre 1983

11/ Fue el cargamento transportado por el alemán Erich Bunte y el paraguayo José Ljubetich en el vuelo Asunción-Bruselas, 14 de agosto 1987. Ultima Hora, 16 de agosto 1987, La Opinión , 14 de abril 1989, p. 3

12/ Sobre la baignoire y sus orígenes en el contexto de la represión, ver Aníbal Miranda, Corrupción y represión en el Cono Sur (Asunción: Intercontinental, 1983)

13/ Hoy, 3 de abril 1994, p. 7. La sintaxis del texto es original de Weyer. Lo de cónsul era solamente un título no apoyado en una designación oficial

14/ Secretaría Técnica de Planificación, Diagnóstico social global. Documento preliminar para el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social 1985-1989, reseña en Hoy, 25 de octubre 1985

15/ Sendero, 19 de noviembre 1982, p. 7

16/ FEPRINCO, Memorando al Consejo Nacional de Coordinación Económica, 15 de noviembre 1982. Declaraciones del ministro Ugarte Centurión como respuesta en Ultima Hora, 24 de noviembre 1982, p. 7

17/ Hoy, 25 de junio 1985, p. 8

18/ Hoy, 30 de junio 1985, pp. 1/8

19/ Hoy, 3 de agosto 1985 y 31 de agosto 1985, editoriales y declaraciones del vocero de la Cámara Paraguaya de Exportadores

20/ Hoy, 28 de noviembre 1985, p. 11, declaraciones de César Romeo Acosta y más datos sobre el affaire BCP

21/ Expedientes Banco Central del Paraguay c/ Banco Nación Argentina y Banco Central del Paraguay c/Gabriel A. Avalos s/nulidad de actos jurídicos, restitución de divisas e indemnización de daños y perjuicios, Juzgado de 1a. Instancia en lo Civil del 8°. Turno (Capital)

22/ U.S. Congress, Congressional Record, April 30, 1986, remarks by Rep. Tony Hall of Ohio on Recent Developments in Paraguay, E-1448/9

23/ Ultima Hora, 9 de abril 1986, p. 39

24/ Ultima Hora, 19 de julio 1985, p. 10

25/ Hoy, 20 de octubre 1984, p. 13, describe uno de aquellos casos de un cliente moroso que se convirtió poco después en gerente del BNT. Los otros detenidos con Benítez Trinidad fueron los miembros del Comité de Crédito Romilio Segovia, Alberto Gracia, Percy Brun y Rolando Zárate

26/ Ultima Hora, 30 de agosto 1985, p. 13

27/ Consideraciones y más datos en Luis Campos y Ricardo Canese, La reestructuración democrática del sector público (Asunción: BASE/ECTA-CEDES, 1990)

28/ La distribución del ingreso hacia mediados de la década del '80, según cifras del Banco Mundial para los países que aparecen a continuación, mostraba la mayor concentración en Brasil y Paraguay entre los de América Latina y Caribe

País                             20% más rico                          20% más pobre

Brasil                                      63                                           2

Paraguay                                 58                                          3

Colombia                                53                                          4

Perú                                        52                                           4

Venezuela                               51                                          5

Jamaica                                   49                                         5

Uruguay                                  46                                           6

Fuente: Banco Mundial, Social indicators of development 1990 (Washington: World Bank, 1991)

29/ Newsweek, 26 February 1968, p. 46. "No hay un detalle que escape a su atención. Su sobrecargada jornada empieza a las 5:30 a.m. y la dedica al doble trabajo de dirigir el Gobierno y las Fuerzas Armadas. Esto ha tenido su resultado notable en lo económico. La moneda nacional es una de las más estables en América Latina y la inflación está rigurosamente controlada... Una obra hidroeléctrica de 45.000 KW está concluyendo, Asunción tiene agua potable, desagüe sanitario y un moderno hotel. Nuevas rutas, puentes y hospitales se levantan en el campo y cientos de nuevas escuelas son fruto de las ordenes de Stroessner... Cuando a un líder de la oposición se le preguntó qué haría si supiera de un complot parar asesinar a Stroessner, contestó sin dudar "correr rápido y contarle al presidente de inmediato"

30/ Los Angeles Times, 15 August 1984, p. 1.


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SIETE - ARMAS, DROGAS Y CONSPIRACIÓN


El buen de amigo de Stroessner, Anastasio Somoza, estaba buscando refugio. El Gobierno de Estados Unidos lo había invitado cordialmente a retirarse de territorio norteamericano donde pudo permanecer nada más que tres días. No obtuvo asilo en las Bahamas pese a ofrecer buen dinero y en Guatemala no le fue mejor. Ningún estado en Centroamérica o el Caribe se hallaba dispuesto a darle residencia. El problema para Somoza no eran los 30.000 o más muertos que su brutal dictadura había ocasionado, las reservas del Banco Central de Nicaragua robadas ni su huida de Managua ante el avance de los sandinistas. Qué lugar del mundo podría albergar a un criminal tan repulsivo y nefasto era la cuestión en aquel momento. Tendría que ser muy corrupto y con mucho desprecio por la ley el gobierno que consintiera ampararlo. El de Paraguay fue el único receptivo.

Los periódicos en aquellas semanas de agosto 1979 informaban de los millones de dólares que Somoza había sacado en baúles y andaba transportando en su lujoso yate, motivo suficiente para que Stroessner accediera a darle una mano. A cambio de invertir en el país, como las autoridades denominaban la contribución que debían pagar los prófugos de la justicia para facilitarles refugio y protección, cualquiera con dinero grande era bien recibido.

Somoza se comprometió a invertir en Paraguay una porción de su fortuna mal habida --estimada en aproximadamente USD 1.000 millones, 10 veces más de lo que él decía tener. Tan pronto se instaló en una amplia residencia alquilada en el más elegante barrio de Asunción fue visitado por Guillermo Clebsch, Marcial Samaniego, Sabino A. Montanaro, Andrés Rodríguez y otros altos jefes que le entregaron sus respetos. Al día siguiente se reunió con Stroessner. Las finezas, el trato de `general' y `señor presidente' no disimulaban el interés real que tenían sus anfitriones. Ellos no guardaban simpatía alguna por dictadores depuestos. Juan Perón estuvo asilado aquí en 1955, brevemente. Ante la presión del gobierno militar que lo había expulsado de la Casa Rosada fue embarcado sin ninguna ceremonia en un avión y puesto en Panamá. Somoza tenía que invertir para quedarse. Pero él desde un primer momento probó ser poco atento al respecto y para peor demasiado locuaz. En una concurrida conferencia de prensa culpó al comunismo internacional y al presidente Jimmy Carter (sin mencionarlo de nombre) por su derrocamiento. Agregó que salió de Miami porque Estados Unidos le había amenazado con la expulsión o con extraditarlo ante un pedido del nuevo Gobierno de Nicaragua. Sus declaraciones aparecieron hasta en los periódicos sensacionalistas con los comentarios y añadiduras del caso 1/.

En Washington el embajador paraguayo Mario López Escobar ya había adelantado la noticia del asilo político, la que fue confirmada por el ministro del Interior Montanaro. Ninguno de ellos sospechaba que podría estar desnudando al régimen Stroessner a los ojos del mundo, tan parecido al de Somoza con su partido de sicofantes y ejército de represores detrás. El mismo Somoza se encargó de lo demás. Era de ese tipo de huésped que nadie desearía en su patio.

Los líos que ocasionaron sus veleidades amatorias y borracheras fueron menores en comparación con la afrenta de no repartir el dinero en la cantidad prometida. En vez de honrar la gentileza hacia sus anfitriones él se dedicó a financiar una banda de ex oficiales de la Guardia Nacional -que más tarde integrarían la contra nicaragüense- y a escribir un libro. La obra con el título Nicaragua traicionada describe la "traición" de que fue objeto por parte del presidente Carter y el Departamento de Estado.

Somoza viajó a Brasil presuntamente para ver unos campos que le interesaban. Aquí en el Chaco apenas compró 8.000 hectáreas a bajo precio de una reserva fiscal. A Juan Manuel Frutos del IBR le financió unos gastos relacionados con la Liga Mundial Anticomunista, grupo de dudosas credenciales conectado con la Secta Moon que había lanzado un pronunciamiento de solidaridad y apoyo a Somoza días antes de su derrumbe. "Es un borracho", se le escuchó murmurar a Stroessner cuando le comentaron otro exceso del asilado. El no era dadivoso y más bien se había convertido en una molestia para el Gobierno. A tal punto que cuando un comando guerrillero puso fin a sus días el 17 de setiembre 1980 los operativos de rastrillaje, detención masiva y cierre de fronteras tuvieron por objetivo la seguridad de las cabezas del régimen antes que algún sentimiento de pesar hacia el caído. El comando entero menos uno logró escapar 2/. Situación que provocó un prolongado despliegue policial-militar en busca de armas y sospechosos pero que en el fondo pretendió llevar certeza a las autoridades acerca de alguna posible ramificación insurgente en el país. No había ninguna.

Pero aquello fue como una señal. La isla sin mar donde se suponía que cualquier movimiento extraño debía ser detectado por la intricada red de agentes e informantes mostró tener agujeros. La inseguridad en que se desenvolvían los opositores y disidentes alcanzó a la cúpula responsable de aquel estado sin ley.


LA GUERRA DE FORTUNATO GALTIERI


Hubo un factor de mayor peso sobre la seguridad del régimen que la muerte de Somoza en plena calle de Asunción. El general Leopoldo Fortunato Galtieri y los altos mandos de las Fuerzas Armadas de Argentina decidieron un buen día ocupar el archipiélago de las Malvinas, cuyo valor estratégico no era mayor al millar de habitantes y sus cabras allá establecidos. Esas islas se hallaban bajo soberanía británica y durante varias generaciones nadie les prestó atención especial, si bien Argentina las reivindicó históricamente como suyas.

Los generales se encontraban ante graves dificultades para sostenerse en el poder a la vez que costear el sobredimensionado aparato militar en medio de la cada vez más aguda recesión. La imagen argentina con sus desaparecidos, campos de concentración y la impunidad del aparato de seguridad para robar y matar no era la más propicia para las inversiones extranjeras que después de los perseguidos políticos siguieron el mismo camino de salida 3/. La red de organismos de derechos humanos, el Congreso de Francia, el Gobierno y Congreso de Italia y sus similares de los países escandinavos realizaron continuadas gestiones, elevaron a los foros internacionales las correspondientes denuncias y facilitaron el ingreso de las victimas en calidad de refugiados. México y España también recibieron a miles de argentinos. Los líderes de la URSS se abstuvieron de votar las resoluciones condenatorias contra el régimen militar en el seno de la ONU en tanto progresaba el comercio bilateral, principalmente con cereales argentinos a cambio de maquinaria agrícola y petróleo soviético. Ambas dirigencias iban a la par en cuanto método de gobierno.

Ronald Reagan, por su parte, se empeñaba en terminar con los sandinistas cuanto antes. Los instructores argentinos se hallaban cooperando con los norteamericanos en la campaña contra-insurgencia en El Salvador y Honduras.       Los sandinistas recibían entrenamiento de asesores cubanos para el manejo de tanques y helicópteros de avanzada enviados por la URSS. América Central se convirtió en la arena donde ambas superpotencias llevaban adelante una guerra de baja intensidad con dinero, armamento y actividades encubiertas en colaboración con sus respectivos clientes argentinos, cubanos y hasta israelíes. Este embrollo de conexiones cruzadas hubiera escalado de no ser porque norteamericanos y soviéticos, presionados por acontecimientos sobre los que no siempre tuvieron control, llegaron a la conclusión compartida: América Central podría convertirse en otro Vietnam y Afganistán juntos. Faltaba todavía el resorte que les acercara a la mesa de negociaciones. Galtieri lo proveyó.

En el entendimiento que Estados Unidos no intervendría a favor de Gran Bretaña, cooperación militar en América Central de por medio, Galtieri ordenó tomar por asalto las Malvinas. Estados Unidos, aliado de Gran Bretaña en la OTAN y de Argentina en el Pacto de Río y la OEA, mantenía estrechas relaciones con ambos gobiernos. Ante el dilema de opciones contrapuestas y lo apremiante de la situación decidió ofrecer su mediación. Margaret Thatcher la aceptó y condicionó cualquier arreglo a la retirada de las tropas argentinas. Galtieri aceptó y condicionó cualquier arreglo a la permanencia de sus tropas en las islas. El secretario de Estado Alexander Haig hizo los viajes ida y vuelta entre las dos capitales sin lograr progreso en moderar esas posiciones diametralmente opuestas. Fracasó como era de prever. Argentina fue apoyada por todos los gobiernos de América Latina, a excepción de Chile, con torrentes de declaraciones. Gran Bretaña recibió misiles y valiosa información de inteligencia de Estados Unidos, secretamente. Chile también le brindó datos sobre movimiento de tropas argentinas en el sur. Un fusible saltó en Washington. Haig renunció poco antes de que la flota británica arribara a la zona de conflicto. Al final de unos días de enfrentamiento, las mejor pertrechadas unidades de combate británicas reocuparon las Malvinas 4/.

Una turba enfurecida reunida frente a la Casa Rosada estuvo cerca de conseguir la cabeza del presidente a quien habían vitoreado jubilosamente al inicio de aquella aventura bélica. Galtieri fue despedido por sus colegas generales, otro fusible en desuso que saltaba. En Washington el debate sobre la conveniencia de tener como aliados a dictadores providenciales fue intenso, pasada aquella tormenta. Estados Unidos había estado próximo a la ruptura de alianzas vitales para su seguridad nacional. Hubo posibilidad de una confrontación mundial por unas islas perdidas en el Atlántico Sur. El debate concluyó con un viraje radical de la política exterior de Estados Unidos: tomar distancia de los regímenes dictatoriales, sin importar que fuesen sus clientes. El Grupo de Contadora formado por representantes de México, Colombia, Panamá y Venezuela intercedió para evitar un baño de sangre en América Central, lo que incidió en moderar la intervención extranjera en el área.

Por una vueltadel azar y por  la torpe decisión de los altos mandos argentinos --más adelante condenados por impericia en la conducción de la guerra-- se dio una resultante positiva y de extraordinaria repercusión mundial. Ante el peligro de hecatombe por la extensión de un conflicto localizado, norteamericanos y soviéticos se pusieron a negociar sus diferencias sobre América Central, Europa y armamentos. Era el comienzo del final de la Guerra Fría (la que se concretaría en los acuerdos Reagan-Gorbachev al cierre de la década del '80) y por lo mismo el derrumbe en serie de las dictaduras tuteladas por las superpotencias.

El cambio de orientación de la política exterior de Estados Unidos no tardó en manifestarse. En 1986 cayeron Jean Claude Duvalier en Haití y Ferdinando Marcos en Filipinas. ¿Quién irá después?, era la pregunta obligada en los corrillos de poder. El general Augusto Pinochet y Stroessner se sintieron acosados al saber que sus nombres se barajaban en Washington como los próximos en la lista.

El diario ABC había sido clausurado en abril 1984. No fue una buena decisión en el contexto de lo que Washington se hallaba promoviendo, la salida sin traumas para sus dictadores-clientes por medio de la `diplomacia silenciosa'. Las gestiones fallidas para la reapertura del periódico mostraron que Stroessner se hallaba remando contra la corriente, lo que suscitó un alud de exposiciones en la prensa internacional 5/. A fines de 1984 un importante cargamento de productos químicos utilizados para el procesamiento de cocaína cayó en Ciudad Presidente Stroessner. Paraguay ya no era únicamente país de tránsito. Se había convertido en laboratorio para la refinación y conexión con los carteles de Santa Cruz y Medellín. Las drogas volvieron a entrar en la agenda de las relaciones Asunción-Washington, con desagrado de ambas partes.

En ocasión de la celebración del día internacional de los derechos humanos el 10 de diciembre 1984, Reagan lamentó la falta de avance hacia la democracia en países como Chile y Paraguay. La `diplomacia silenciosa' se hacía pública.

En su discurso en Madrid durante una visita de estado, Reagan fue aun más lejos al caracterizar a los regímenes de Chile y Paraguay como `dictaduras militares'. Esto ocurría en mayo 1985, coincidente con el deterioro de la situación política interna paraguaya. Por si hubiese duda sobre el mensaje, el secretario de Estado George Shultz declaró en Roma que "en el hemisferio Occidental hemos presenciado un notable progreso en los últimos diez años, de modo que al presente los países regidos por dictaduras son Chile, Paraguay, Cuba y Nicaragua" 6/.

Era la confirmación de que Stroessner definitivamente ya no contaba con amigos en Washington. El canciller Carlos A. Saldívar interpretó que Reagan pudiese estar mal informado sobre Paraguay. El propio responsable de la política exterior norteamericana se encargó de poner las cosas en su lugar con el agregado ofensivo para las autoridades paraguayas de verse situadas al mismo nivel que Daniel Ortega y Fidel Castro 7/.


TAYLOR Y LOS IRREGULARES


No paró ahí la cuestión. El nuevo embajador experto en drogas destacado en Asunción, Clyde Taylor, tuvo varias entrevistas con los `opositores irregulares' del Acuerdo Nacional. Era demasiado para Stroessner. Ser tildado de dictador militar lo había molestado. Quedó bravo cuando leyó la poco sutil comparación suya con Castro. Pero lo que desbordó sus nervios fue que el embajador ése -no le salía el nombre- tomara café con sus enemigos del MOPOCO, PLRA, PRF y PDC.

Para él, era una conspiración.

Médicos y enfermeras del Hospital de Clínicas hacían marchas en demanda de mejoras salariales y equipamiento, los del PLRA se manifestaban en abierto desafío a la Policía, los opositores salían a las calles para exigir la reapertura de ABC. Hasta los estudiantes de la Facultad de Derecho se sumaron cantando "se va a acabar, se va a acabar la dictadura militar". El 1° de mayo 1986 al concluir la misa de conmemoración por el día del trabajador en la iglesia de Cristo Rey, Stroessner pasó en su vehículo frente al local y tuvo que escuchar los epítetos y adjetivos lanzados en contra suya. La represión fue durísima aquel día. Hubo varios heridos y detenidos 8/.

El escritor y periodista Alfredo Seiferheld evaluó la situación en un descriptivo despacho que vale transcribir


"Al cumplirse hoy 32 años del golpe militar que llevó al poder al presidente general Alfredo Stroessner, cunde el descontento interno y parece aumentar también la presión internacional, particularmente de los Estados Unidos, para impulsar un cambio democrático en el Paraguay. Unas ocho manifestaciones callejeras de repudio al régimen de mano dura de Stroessner se han producido en lo que va de este año, algo inédito en los anales de este gobierno.

Pero lo que más ha irritado y preocupado a los allegados de Stroessner ha sido la actividad del embajador Taylor en relación con los partidos de la oposición con los cuales ha establecido contactos fluidos y cordiales. El diplomático visitó a los dirigentes del Acuerdo Nacional en el propio local de esa coalición opositora, a la cual el gobierno de Stroessner niega reconocimiento legal. Ello motivó que el ministro del Interior Sabino Montanaro calificara de `intromisión' en los asuntos internos la actitud de Taylor, mientras diarios oficialistas pedían incluso su expulsión.

Stroessner, consultado acerca de comentarios públicos formulados en dos ocasiones por el presidente Reagan en el sentido que el gobierno norteamericano 'estaba haciendo esfuerzos para llegar a una democratización en el Paraguay', respondió que no estaba informado de semejantes declaraciones.

Las dificultades del presidente paraguayo parecen alentar una corriente de disidencia dentro del Partido Colorado, cuyas expresiones más notorias son los dirigentes Ángel Roberto Seifart y Carlos Romero Pereira, quienes han propugnado el establecimiento de una `línea ética' dentro del oficialismo. Los observadores interpretaron tal actitud como destinada a tratar de rescatar, en el futuro, lo que quede del régimen actual en una suerte de 'stronismo sin Stroessner'.

Aunque los Estados Unidos no tengan la posibilidad de intervenir directamente en la vida política paraguaya, resulta evidente que verían con satisfacción un presidente civil en el Palacio de López, una actitud distinta a la que adoptaron cuando Stroessner se convirtió, a comienzos de los años cincuenta, en el hombre fuerte del país.

Stroessner fortaleció un sector del Partido Colorado hasta hacerlo incondicional a su persona, a la vez que escogió mediante argucias legales a los partidos de oposición que ahora son `reconocidos' y pueden intervenir en la vida política del país, proscribiendo al resto" 9/.


Así era exactamente.

Stroessner elegía su oposición, les pagaba el sueldo y les dejaba hacer lo suyo. Pero más allá de esa oposición, ¿qué había detrás de las protestas? Los motivos y propósitos eran variados, tanto como los actores envueltos en ellas.

Los grupos partidarios perseguían llanamente tumbar la dictadura para acceder ellos al poder. Eran Liberales, Colorados contestatarios entre los cuales había gente salida de la estructura oficial que tomaron distancia de la misma, Febreristas y Demócrata-Cristianos. Salvo Carlos Romero Pereira, hijo del caudillo Tomás Romero Pereira que acompañó a Stroessner en las purgas del Partido Colorado y como tal heredó una cuantía importante de bienes, los demás no tenían mayores ingresos. Algunos profesionales --médicos, abogados, economistas, docentes-- se situaban en el tramo de medianos ingresos. Precisamente estos últimos fueron los que entraron en entendimiento con los líderes gremiales y juntos impulsaron reivindicaciones de tipo social como mejores condiciones de trabajo, reajuste de salarios, mayor inversión en servicios sanitarios y educativos, cese de la discriminación para el acceso a puestos públicos y cese de la persecución policial a los sindicatos. Este fue el segundo componente del frente anti-gubernamental y su accionar, con ser fundamentalmente reivindicativo-laboral, se dirigió a terminar con la corrupción.

Un tercer grupo estaba compuesto por los activistas de derechos humanos, quienes exigían por principio el cumplimiento de las garantías constitucionales, el respeto a la integridad de la persona, la libertad de conciencia, reunión y demás derechos básicos reconocidos en los pactos internacionales y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Estos activistas tenían fluida relación con las asociaciones religiosas y de hecho trabajaban como colegas en el Comité de Iglesias, en los equipos de Pastoral Social, de Laicos y de Misiones de la Conferencia Episcopal Paraguaya, en los colegios y centros bajo patrocinio de la Iglesia Católica y con la jerarquía católica cuya acción y prédica eran ya abiertamente opuestas a las prácticas del Gobierno. El líder respetado para estos grupos era monseñor Ismael Rolón y el compañero de mayor prestigio era monseñor Mario Melanio Medina. Tras ellos un número creciente de sacerdotes, hermanas y agentes pastorales se unieron a las `marchas del silencio'. Estas multitudinarias marchas fueron como la ciudadanía en pie frente al régimen militar, reafirmación de compromiso común ante la violencia de arriba.

Un cuarto grupo, significativo por su presencia en aquel medio deteriorado por los vicios del poder, estaba compuesto por los estudiantes. Se habían reagrupado en las facultades de Medicina, Derecho, Ingeniería y así sucesivamente, trayendo vitalidad a la causa que ellos hicieron suya. Participaron con tal entusiasmo que en ciertos momentos --cuando la visita del Papa Juan Pablo II, por ejemplo-- ellos fueron protagonistas. Hicieron su trabajo como hormiguitas, disciplinada y diligentemente, sin otra motivación que la de servir. Ellos trajeron el canto, los artistas sus guitarras. Aquello se convirtió en una rebeldía popular con música y alegría.

La presión de afuera tenía sus propios objetivos. El presidente Reagan, el presidente Raúl Alfonsín, el presidente Felipe González, el Papa, entendieron que el tiempo de Stroessner había terminado y por tanto dentro de lo que les fue posible se tomaron la responsabilidad de cooperar para una transición ordenada y pacífica. La influencia de esos estadistas fue crucial --más allá de los efectos negativos que hubiesen tenido actuaciones de predecesores suyos-- en términos de resultado práctico. Ellos trabajaron a un nivel público, personalmente y por delegación de autoridad, expresando la opinión que tenían sobre la situación paraguaya. También lo hicieron a través de promoción cívica (jornadas de Madrid, invitaciones a líderes para diálogos en Washington y Buenos Aires, encuentro del Papa con los constructores de la sociedad, etc.), proyectos de fortalecimiento de cooperativas, educación superior y universitaria, intercambio estudiantil y otros.

A nivel secreto se realizaron otras tareas. Paraguay fue, por lo menos desde aquella fecha que Nixon inauguró el complejo de la CIA en Asunción, un activo centro de espionaje en la región. El operativo CONDOR para intercambio de información y presos políticos entre los regímenes militares de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay incrementó durante la segunda mitad de los años setenta la actividad de detección, seguimiento y neutralización de elementos comunistas y subversivos como los organismos de seguridad denominaban imprecisamente a un espectro amplio de opositores y disidentes 10/. El régimen Pinochet realizó desde Asunción actividades secretas dirigidas contra Argentina cuando el diferendo por el Beagle y los hielos australes casi llevó a una guerra entre ambos estados. Un episodio de la trama que desembocó en el asesinato del ex canciller Orlando Leteliér en Washington se desenvolvió en Asunción. Pinochet, Stroessner y el general Vemon Walters poco hablaron de este tema sobre el que sabían demasiado bien. Las drogas con las cuales estuvieron envueltas como traficantes y a la vez como autoridades de represión varios gobernantes y agencias anti-drogas; se prestaron en Paraguay a unas combinaciones poco ortodoxas que semejaron a las de Bolivia durante el gobierno del general Luis García Meza. Pero García Meza se fue, Videla, Viola y sus camaradas generales se fueron. Se fue también el último general presidente de Brasil, Joáo Figueiredo. Stroessner se resistió seguir aquella imparable corriente de apertura a la democracia, creyéndose muy hábil. Se hizo reelegir en 1983 y de vuelta en 1988.

Fue una tarea de varios años y ardua sacarlo del medio. Tenía un partido de masas y un ejército que lo apoyaban, los recursos del Estado a su disposición, negocios sucios con un entramado de intereses alrededor suyo. El contrabando de armas, drogas y el lavado de dinero conectado a ese contrabando fue de las tres fuentes de fortuna mal habida, probablemente la principal seguida de los contratos sobre facturados de obras públicas. Una cantidad enorme de dinero se movía alrededor del tráfico de armas. Sus centros principales eran Paranaguá y Ciudad Presidente Stroessner. 


JUSTO ERIS ALMADA


En Paranaguá se hallaba enclavado el puerto franco que el Gobierno de Brasil acordó a Paraguay 4 décadas atrás, uno de los medios para sacar al vecino menor de la órbita comercial y política argentina. Aquel puerto, la ruta asfaltada Asunción-Presidente Stroessner y el puente que une dicha ciudad con Foz de Yguazú fueron componentes del plan maestro diseñado por la dirigencia brasileña para integrar las economías de Brasil y Paraguay, y como derivación avanzar sus intereses geopolíticos en la Cuenca del Plata. Otro tanto ocurrió en relación a Bolivia y Uruguay, en las zonas de frontera donde la presencia de empresas y colonos brasileños se hizo tan ostensible como en la frontera paraguayo-brasileña.

El puerto de Paranaguá tuvo un movimiento poco significativo hasta que las empresas exportadoras de Brasil lo utilizaron como canal de contrabando del café y la soja, vendidos como productos paraguayos para evitar gravámenes y otros costos fuera del cupo de Brasil. La producción paraguaya de soja en la década del '80 fue de un promedio de 120.000 toneladas por año pero los registros de exportación sextuplicaron aquel volumen. En cuanto al café, la producción ni siquiera cubría la demanda interna. Lo que llegaba a Paranaguá como genuinos productos paraguayos eran algodón, madera y la soja cosechada en la región. En cada uno de esos rubros tuvo sus beneficios el administrador general y cónsul, Justo Eris Almada.

Almada era el prototipo del muchacho pobre que llega a rico aprovechando la ventajosa posición de aduanero en un sitio clave. Cuando joven fue cantinero del Deportivo Sajonia y árbitro de fútbol, músico, animador de espectáculos y parrillero. Obtuvo empleo en la Municipalidad de Asunción, luego en el Ministerio de Obras Públicas y finalmente en la Administración Nacional de Navegación y Puertos.

Durante 19 años se desempeñó como administrador en Paranaguá donde amasó una inmensa fortuna. Por cada embarque de mercadería él cobraba lo legalmente establecido pero consignando un volumen menor al real. La diferencia lo negociaba con el despachante y él quedaba con su parte como un impuesto que ingresa pero no se contabiliza. Esto en el caso de las exportaciones legales. En las exportaciones desviadas, por ejemplo la soja cuya factura de puerto era de USD 4.5 por tonelada en 1984, con la legalización de la carga y los papeles de procedencia costaba USD 28 por tonelada para salir como producto paraguayo. Cientos de miles de toneladas de granos pasaban cada año por aquel puerto, de modo que las ganancias fueron considerables. En el negocio estuvieron implicados inspectores federales, prefectos y el propio gobernador de Paraná José Richa, quienes a cambio de hacer la vista gorda supuestamente recibían gratificaciones de Almada 11/.

Servicial y complaciente, él nunca se negó a facilitar el pronto despacho de importaciones y exportaciones para generales, ministros y empresarios amigos. Sus clientes brasileños y paraguayos no podían quejarse. Era un eficiente ejecutivo que incluso les orientaba en trámites de transporte y ofrecía descuento por el servicio de camiones de su propiedad. A cualquier lugar, en la puerta de destino, con seguro incluido y facilidades de pago. De unos pocos camiones de segunda mano él pasó a ser dueño de una flota de Volvo, Scania y Mercedes Benz doble eje con acoplado (carretas), otra flota de buses para pasajeros, depósitos propios en Ciudad Presidente Stroessner y Asunción, una firma de comercio. Entre sus empresas de transporte estaban Transpar SRL y Flopar SRL, la de movimiento comercial era Sudamericana Paraguaya Importación-Exportación SRL. Según sus propias declaraciones, a 1988 él era propietario de 6 empresas de transporte, 4 cerealeras y comerciales y en ellas trabajaban 225 empleados 12/. Tenía además una estancia y campos de cultivo en el Alto Paraná, mansiones en Asunción, Guaratuba y São Paulo. Fue accionista del Banco de Paraná con filial en Asunción, propietario de un edificio de altura ubicado al lado del Palacio de Justicia y de dos de las principales empresas de transporte local e internacional, San Jorge y Yacyretá. Levantó depósitos y amplió la zona de parqueo en el puerto. Cada tanto venía a Asunción con algún obsequio importante para el general Stroessner, contribuía a las campañas políticas y hacía donaciones para las seccionales, recibía delegaciones de paraguayos, les agasajaba y pagaba la estadía en Paranaguá. Un caballero.

Como empresario era una eminencia. ¿Coches para el coronel Stroessner? Sin costo hasta Asunción. ¿Una carga de electrónicos para el general Brítez Borges? Sin costo hasta su local en Ciudad Presidente Stroessner. ¿Maquinarias para el establecimiento del general Rodríguez? Por supuesto, ni hablar de factura.

El desvió de fondos cuando se repartía no era penado en el Paraguay de Stroessner. El eficiente administrador hizo de todo. En el sumario administrativo realizado por Hacienda de Brasil y en el expediente de la comisión especial del estado de Paraná sobre tráfico de armas consta documentadamente que ya en junio 1978 un cargamento de municiones de artillería, ojivas para cañones de grueso calibre y otros materiales de guerra llegaron al puerto franco con papeles en tránsito para Paraguay. La carga estaba consignada a Sudamericana Paraguaya Importación-Exportación SRL pero en vez de hacer el despacho a Paraguay, Almada la reexportó en el mismo buque en el que había llegado, el Itapagé del Lloyd de Brasil. ¿Destino? Durbán, Sudáfrica. Otros dos cargamentos con más armas de guerra, en tránsito a Paraguay tuvieron idéntico destino. En total fueron 300 toneladas que se originaron en Alemania y terminaron en Sudáfrica, país contra el cual regía por su política del apartheid un embargo de exportación de elementos bélicos dispuesto por la ONU. Aquello fue una triangulación para evadir el embargo. La firma proveedora alemana, Rheinmetall, vendió además cañones antiaéreos gemelos, cañones automáticos calibres 20 y 27, ametralladoras y repuestos con destinos tan distantes como Siria y Libia donde estaban vedadas asimismo las compras de armamentos 13/.

En el tráfico a Libia estuvieron implicados altos mandos militares de Argentina, entre ellos el general Leopoldo Fortunato Galtieri. En el tráfico a Sudáfrica por el puerto de Paranaguá estuvo implicado el general Alejandro Fretes Dávalos, a la sazón jefe de Estado Mayor General y uno de los más cercanos colaboradores de Stroessner. La triangulación a Sudáfrica no se originó en Almada o Fretes Dávalos. Fue una decisión de Stroessner y dentro de la cadena de mando estuvo a cargo del jefe de Estado Mayor General. Este a su vez delegó en el entonces coronel Benito Guanes Serrano, jefe del II Departamento (Inteligencia Militar) el seguimiento de tareas. Guanes Serrano habría servido en la parte operacional de aquel tráfico.

El régimen de Pretoria mantenía estrechas relaciones con el de Asunción. Había embajador paraguayo en Pretoria y embajador sudafricano en Asunción, intercambio de delegaciones militares de alto nivel, visitas presidenciales y de cancilleres. ¿A qué se debía tanto interés mutuo? En Paraguay residían 13 sudafricanos, inversiones sudafricanas no había, el comercio bilateral era prácticamente cero. En Sudáfrica solo había paraguayos en la Embajada. Evidentemente que ni población ni comercio eran los motivos de aquellas relaciones, sino política y dinero por armas.

El Gobierno de Sudáfrica concedió a Paraguay 4 créditos para construcción de la sede del Palacio de Justicia, construcción de la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, compra de equipos camineros y para el desarrollo agrícola. Sintomáticamente, los 4 créditos fueron concretados entre 1975 y 1976. El monto global fue de USD 18 millones. En el curso de su desembolso es que se dio la triangulación de armas, estando en aquel momento Sudáfrica en estado de guerra sobre Namibia y participando además como promotora de una de las facciones en pugna en Mozambique. La conexión paraguaya con Pretoria tuvo alta reciprocidad, al mismo nivel que con Taiwán. Eran regímenes de exclusión que más adelante conformarían el "club de los parias", aislados por su historial de violación sistemática de los derechos humanos. En aquellos años los gobernantes paraguayos se hallaban más que dispuestos a complacer los pedidos de la minoría racista que gobernaba Sudáfrica. El servicio tuvo su precio. Stroessner, Fretes Dávalos y Guanes Serrano se distribuyeron las ganancias.

Almada fue intocable mientras Stroessner estuvo al mando. Pero tuvo que abandonar Paranaguá en 1988 a raíz de la investigación por tráfico ilegal y las presiones de las autoridades de Brasil sobre Stroessner en torno al caso. Tan pronto asumió el nuevo Gobierno fue apresado y acusado de enriquecimiento ilícito. Había acumulado en sus esforzados años de funcionario público una fortuna estimada en USD 300 millones, contando los activos de sus 10 empresas y los porcentajes recibidos por lavar dinero. No existe evidencia concluyente de que Almada haya estado envuelto en tráfico de drogas como sí algunos de sus amigos con los que trabajaba, caso Alcibíades Brítez Borges y Pastor Coronel. Hubo sospechas de que por Paranaguá pasaban estupefacientes al mercado norteamericano. De cualquier modo y con ayuda de sus abogados Oscar Paciello y Oscar Paciello (h), Almada purgó nada más que un año y un mes de cárcel.


Esto no obstante haber quedado demostrado en el expediente que:

a. era dueño de "una inmensa fortuna que no coincide con los haberes percibidos de la administración pública";

b. fue responsable de "frondosas maniobras ilícitas" en exportaciones de soja, café y mercaderías en tránsito,

c. obtuvo "grandes beneficios económicos mediante actos de soborno" 14/.


El juez era ciego o veía demasiado para dictar la libertad en base a tales argumentos.

Almada tenía un hermano, Mario Pastor Almada (Mapa). El sí sabía hacer justicia rápida. Presidente de la seccional 23, lo secundaba una banda de maleantes. Cada vez que había una marcha en Asunción, Mapa y sus muchachos se presentaban con garrotes, alambre trenzado, barras de hierro y pistolas. A más de un manifestante lo dejaron molido. No discriminaban para nada: varones, mujeres, médicos, enfermeras, cualquiera que estuviera enfrente ligaba. Mapa fue uno de los beneficiarios de dólares preferenciales extraídos del Banco Central. Los dos hermanos eran buenos stronistas y se complementaban perfectamente. Mapa utilizaba la fuerza, el otro era todo suavidad y tacto.


COCAINA Y MARIHUANA


Por alguna razón no muy bien explicada, el tráfico de armas goza de un status especial que no se extiende al tráfico de drogas. El efecto es el mismo: dañan la salud al entrar el producto final dentro del cuerpo. La prohibición en ninguno de ambos casos pudo detener el comercio y no han sido pocos los gobiernos envueltos. El de Paraguay fue uno de ellos. Después del affaire Ricord el territorio pareció haber quedado fuera del circuito de los traficantes. En el noreste de la región Oriental, departamentos de San Pedro, Amambay y Canindeyú, la tierra y el clima son aptos para el cultivo de la marihuana. Los expertos señalan que la cannabis de aquella zona es de alta calidad. Su mercado principal es Brasil, eje Río-São Paulo. En menor volumen se envía a Buenos Aires. La marihuana está relacionada con el tráfico de autos, robados en gran parte, que pasan de Argentina y Brasil al Paraguay donde se los vende a muy bajo precio y sin papeles. Otro cierto número de ellos se reenvía a Bolivia por la ruta Transchaco y tienen salida en Santa Cruz de la Sierra. Las transacciones en el centro neurálgico del cartel de Santa Cruz se hacen en efectivo o en pasta de coca. El tráfico es intenso en aquel corredor Buenos Aires y Río-Asunción-Pedro Juan Caballero-Chaco-Santa Cruz, alrededor de coca-autos robados-marihuana y de complemento armas de todo tipo. Las mayores fortunas en Paraguay y Bolivia entre los años `70 y '80 se hicieron en el negocio de las drogas, armas y el lavado de dinero.

Es un nexo poderoso el que une a traficantes, jefes de seguridad de frontera y de las grandes ciudades, militares con mando de tropa, por lo general con protección de políticos influyentes y abogados. Es así que el rey de la coca Roberto Suárez Gómez pudo establecer su imperio bajo la protección de generales y presidentes como Luis García Meza y Hugo Bánzer Suárez. El rey de la coca --que no era cruceño sino del Beni- trabajaba con el cartel de Medellín de los Pablo Escobar, Jorge Luis Ochoa, Pablo Correa Arroyave, Pablo Correa y Jairo Restrepo, proveyéndoles de la excelente materia prima boliviana ("la mejor coca del mundo", decían en Santa Cruz). Desde principios de los años '80 un sobrino de Roberto Suárez Gómez, Jorge Roca Suárez, tomó el liderazgo del cartel. El continuó asociado con los de Medellín, en particular con Pablo Correa, pero desarrollando a la vez en forma independiente todo el proceso desde la compra de la coca y su refinación hasta la entrada del producto al mercado norteamericano 15/.  Fue a partir de este mejor control del circuito desde Santa Cruz, con sus propios laboratorios clandestinos o usinas para procesar la pasta, que se hizo ostensible el tráfico de coca boliviana por Paraguay --1984 en adelante. Otro grupo importante que surgió por aquellos años fue el de Oscar Roca Vázquez, eventualmente conectado con los militares paraguayos que utilizaban las pistas del Chaco como escala de los aviones cuereros (por el tráfico de pieles silvestres que servía como pantalla y actividad marginal al tráfico de cocaína).

La conexión Santa Cruz-Asunción tuvo como detonante la autonomía de procesamiento y traslado desenvuelta por los grupos de Roca Suárez y Roca Vázquez. Dos otros factores intervinieron.

El primero, la caída de la actividad económica en Paraguay por el menor ingreso de divisas relacionado a la terminación de obras civiles en Itaipú, la casi paralización de las obras en Yacyretá y la retracción de inversiones directas extranjeras. Estas fueron reemplazadas en ciertos sectores por grupos locales que habían acumulado fortuna. Por ejemplo Bank of America, Banco de Boston, Chase Manhattan Bank se retiraron luego de transferir sus respectivos patrimonios a los bancos Finamérica, General y Corporación SA, de accionistas paraguayos 16/. El segundo factor fue la lucha por el poder dentro del Partido Colorado entre los antiguos caudillos liderados por Juan R. Chaves y otro emergente encabezado por Mario Abdo Benítez, secretario de Stroessner. Entre los seguidores de la primera hora de Abdo Benítez se encontraban Manuel Modesto Esquivel, Raúl Ernesto Villalba, Vidal Benítez Alarcón y Ubaldo Centurión Morínigo, elementos de la dirigencia intermedia pero dinámicos. Desde una posición de primera línea se acoplaron los ministros J. Eugenio Jacquet (quien fundó el Grupo de Acción Comunista, GAA, con egresados de los cursos de guerra política impartidos en Taiwán), Adán Godoy Jiménez y más adelante los ministros Sabino A. Montanaro y Antonio Ortiz Ramírez, este último designado en la cartera de Educación luego de fallecer Raúl Peña. Quedó así conformado el grupo militante que rápidamente ganó la estructura del poder mediante el reparto de cargos públicos.

El 22 de setiembre 1984 cayó en la frontera, al intentar cruzar Ciudad Presidente Stroessner, un cargamento de 386 barriles de acetona, 196 barriles de éter y 816 barriles de ácido clorhídrico. Estaba destinado a una firma paraguaya, La Rural San Pedro SA Forestal. Con aquella cantidad de químicos se podía procesar cocaína por un valor de mercado de USD 100 millones. El caso fue derivado a la justicia ordinaria donde tuvo el trámite de rigor, se individualizó y detuvo a las personas implicadas como destinatarias, entre ellas los hermanos Víctor Agüero y Pastor Agüero de Salto de Guairá, contrabandistas. Pero la carga no fue destruida. Ante la presión de la Embajada Americana, Montanaro adujo que cualquier decisión sobre ella debía respetar los procedimientos legales. El embajador Arthur Davis solicitó entrevista con Stroessner para hablar sobre el tema, no fue recibido. Los forcejeos saltaron a la prensa. "Altos miembros del gobierno militar paraguayo pueden estar envueltos en tráfico de drogas", comentaba uno de ellos. Otro refería "protección oficial al narcotráfico", citando fuentes de Washington 17/. La carga había sido rastreada por agentes de la DEA y estaba conectada con las operaciones del cartel de Medellín.

El 31 de junio 1985 cayó otra carga, 43 kilos de cocaína, en la pista Fluminense de Adilson Rosatti. Este contrabandista brasileño cuya estancia estaba ubicada en el distrito de Bella Vista, departamento de Amambay, era uno de los asociados del general Andrés Rodríguez. En el mismo predio se encontraron tambores de éter y acetona enterrados. El juez interviniente, Adalberto Fox, decretó la detención de Juan Domingo Viveros Cartes y Héctor García Corredor, el primero piloto de Rodríguez y el segundo piloto colombiano que trabajaba con el cartel de Medellín. Rosatti, Viveros Cartes y García Corredor fueron a parar a prisión.

Una serie de decomisos de marihuana tuvieron al juez Fox de protagonista. Por aquella zona que comprendía Capitán Bado, Bella Vista, Chiriguelo, Cerro Corá y Pedro Juan Caballero las plantaciones se habían multiplicado como yuyo. En los departamentos de San Pedro, Canindeyú, Alto Paraná y hasta en el Guairá fueron intervenidas y destruidas otras florecientes plantaciones. ¿Qué había tras aquella súbita fiebre judicial contra las drogas? El presidente de la Corte Suprema Luis María Argaña, quien ya desde mediados de 1984 había sido mencionado como probable sucesor de Stroessner, estaba en plena campaña. Su intención era sacar a primer plano el tema drogas para así jaquear a Stroessner y Rodríguez. Al primero a objeto de forzar su salida por un golpe de estado. Al que desataría el golpe (Rodríguez) para debilitarlo de tal modo que él, Argaña, pudiera emerger triunfante en la lucha por el sillón presidencial. Los jueces más decididos, apalabrados con promesas de promoción, eran sus soldados. En el primer semestre de 1985 fueron decomisados aproximadamente 400.000 kilos de marihuana dentro de Paraguay o salidos de Paraguay hacia Argentina y Brasil 18/. Era una guerra. Ni Stroessner ni Rodríguez estaban dispuestos a abandonar el poder. El que salió destituido fue el juez Adalberto Fox, por haber puesto excesivo empeño en perseguir a los narcos. En cuanto al ambicioso Argaña, todavía se mantuvo unos años al frente de la Corte Suprema. Otro pez gordo, el brasileño Joaquim Da Motta, tuvo que correr de su estancia de Amambay para no caer preso. El capomafioso mayor de la zona que fijaba residencia en Pedro Juan Caballero y Ponta Porá, Fadh Jamil, no fue molestado.

Un avión que había caído en Teniente Pando, Boquerón, cerca de la frontera con Bolivia, puso confirmación a lo que pudiese quedar de duda. En la pista donde la máquina capotó se encontraron armas y los rudimentos de un laboratorio de procesamiento de cocaína. Según opinión de expertos anti-drogas, la pista servía como escala técnica para los aviones destinados al transporte de insumos químicos sacados de contrabando de Brasil y llevados a Bolivia. La cocaína ya procesada venía en sentido contrario, de Bolivia al Chaco y de ahí a Pedro Juan Caballero, Ponta Porá, Dourados, Campo Grande y São Paulo, o bien hacia el norte a Estados Unidos 19/. El piloto, teniente de la Armada Walter Hoppe, fue procesado pero la investigación perdió fuerza por el camino.

Una pista quedaba inactiva, otras seguían operativas. Pasaba cada vez más droga y químicos por Paraguay. Estaban envueltos por un lado Andrés Rodríguez con un grupo de generales de Caballería bajo su mando, por otro lado Gustavo Stroessner con otro grupo de autoridades de seguridad entre Ministerio del Interior, Policía, Ministerio de Defensa y Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas. Los nombres y conexiones se ofrecen en la correspondiente tabla del Anexo. Alrededor de ambos grupos se desarrolló la pugna por ocupar la mejor posición dentro del Partido Colorado, en preparación para la sucesión. Sucesión que Washington también estaba empujando, a su modo. A las filtraciones de prensa sobre el tráfico de drogas siguió algo un tanto menos prosaico. Stroessner fue ridiculizado. "Dios está en todas partes pero atiende en Washington", recordaba el presidente Raúl Alfonsín. El artículo que más cercanamente reflejó la percepción a ese nivel nunca fue respondido ni comentado por las autoridades paraguayas.


"LUEGO DE 32 AÑOS, STROESSNER DE PARAGUAY TODAVIA IMBATIBLE"


"El general Alfredo Stroessner retornaba al Palacio Presidencial en su limusina cuando vio a una bonita muchacha de 14 años patinando por la vereda. Quedó prendado de inmediato y ordenó que la llevaran a Palacio. Para impresionar a la muchacha, el general de 73 años se puso a aprender patinaje. Los ayudantes miraban como su presidente se esforzaba sobre los patines a lo largo de los elegantes corredores decorados y sus guardaespaldas corriendo al lado y detrás suyo para que no cayera.

Los paraguayos cuentan tales historias con una mezcla de gusto y tristeza. Les parece gracioso que su septuagenario líder recurra a unos patines para ganar el amor de una joven. Pero también saben que mantener el poder absoluto por más de tres décadas no es cosa de payasos.

El general Stroessner, hijo de inmigrante alemán cervecero y de madre indígena, llega hoy a los 32 años como presidente del mediterráneo y soñoliento Paraguay. El es la anomalía en una región donde el dominio caudillista ya pasó de moda, pero representa el legado de una tradición paraguaya que viene de la independencia.

Entre los líderes del mundo solamente Kim Il Sung de Corea del Norte y el rey Hussein de Jordania han gobernado más tiempo.

Hace siete años, más de dos tercios de los latinoamericanos vivían bajo regímenes militares como el de Paraguay. Al presente, en el aniversario del golpe que llevó al poder a Stroessner, Paraguay se encuentra progresivamente aislado en medio del 90 por ciento de la población de América Latina que vive en democracia.

El general Stroessner no ha escogido un sucesor y se espera que vuelva a candidatarse para 1988, si su salud aguanta. El se mantiene al mando manipulando diestramente el nivel de terror y represión en Paraguay. Por ejemplo, se permite a la prensa publicar algunos casos de corrupción pero ella se cuida de no ir más allá de cierto límite. ABC Color, un periódico clausurado en 1984 por orden de Stroessner, sirve como advertencia a los demás.

Las leyes están hechas para acomodar las necesidades del dictador. El estado de sitio que permite al Gobierno rebasar las garantías constitucionales es levantado el tiempo suficiente para que el Partido Colorado gane las elecciones cada 5 años y se utiliza a placer para intimidar a quienes se oponen al régimen.

La tortura es un método algo frecuente de intimidación, pero ya no hay cadáveres que flotan Río Paraná abajo a la Argentina como solía ser.

No solo el terror sino además las prebendas ganan lealtades para el general Stroessner. La membrecía al Partido Colorado es requisito para cualquier empleo público y solo los afiliados pueden participar libremente en política. Empresarios amigos y generales obtienen concesiones para contrabando e importaciones.

Se observa signos de cambio en el país de 3.6 millones de habitantes. Las demostraciones de la oposición y las huelgas, antes inconcebibles, se llevan a cabo de vez en cuando pero la policía prontamente las reprime con garrotes.

La Iglesia Católica propuso un diálogo nacional para encontrar una salida al estancamiento político y económico. Las autoridades gubernamentales, airadas ante la posibilidad de que líderes de la oposición participen de un diálogo, rechazan en público las conversaciones pero en privado se reúnen con autoridades eclesiásticas --señal de que incluso los miembros del sector duro stronista están jugando las cartas con miras a un incierto futuro.

La economía de Paraguay se ha visto perjudicada por el descenso de los precios de productos agrícolas y una disminución de las obras con Brasil y Argentina --ambas democracias opuestas a los métodos del general Stroessner. Estados Unidos ha estado impulsando un mayor respeto a los derechos humanos en Paraguay, con cierto éxito. Poco después de la entrevista del general Stroessner con el subsecretario adjunto del Departamento de Estado, Robert Gelbard, el Gobierno cesó de interferir la frecuencia de Radio Ñandutí, una emisora contestataria" 20/.


El dictador ya estaba ablandando cuando eso, pero no lo bastante como para dejar que Radio Ñandutí siguiera en el aire. Un grupo de sus matones con Manuel Modesto Esquivel y Ramón Aquino al frente vandalizó el local de la emisora semanas después y la transmisión terminó.

Entretanto, más cargamentos de droga seguían cayendo. Entre 1987 y la primera mitad de 1988 fueron decomisados unos 350 kilos de cocaína entre Bruselas, Madrid y Miami, todos ellos transportados por la aerolínea estatal LAP. En las afueras de Salta, Argentina, capotó un avión Piper Aztec con otros 200 kilos de cocaína en su interior y sus cuatro ocupantes murieron. Uno de ellos era el brasileño Roberto Galluci, alias César Bianchi, aquel piloto que estuvo envuelto en el tráfico de heroína a Florida en los años sesenta como transportista de la Conexión Latina.

Galluci había guardado prisión en Estados Unidos durante 5 años, pena reducida que le fue impuesta por colaborar como testigo de la acusación contra Auguste Joseph Ricord (detalles en el capítulo cuatro). Como tantos otros contrabandistas, al quedar libre volvió a tomar contacto con el submundo del hampa y consiguió trabajo. Volaba la misma ruta que la de su juventud desde Paraguay a Salta, Antofagasta, Lima, Guayaquil, Ciudad de Panamá, Kingston y Miami. La heroína había sido dejada de lado por la cocaína y en su último vuelo Galluci partió del aeropuerto internacional de Asunción con su mujer Cristina Orrego, su amigo Aureomar Rodrígues y la esposa Marta Irene Fragnaud de Rodrígues más las bolsas de cocaína embaladas en las alas y fuselaje del avión. Es probable que con carga completa más el combustible que debió reabastecer en Salta, la aeronave falló y cayó al cruzar la cordillera de los Andes.

Los análisis laboratoriales arrojaron resultados interesantes. El producto pertenecía a la misma hornada que la decomisada en el aeropuerto de Bruselas un mes antes 21/. La señora Fragnaud de Rodrígues estaba emparentada con una familia muy cercana al general Stroessner. De hecho, la cocaína era de Gustavo Stroessner y fue comprada del cartel de Santa Cruz con el que éste había establecido una línea de aprovisionamiento. El contacto para el efecto era Roberto Paredes, hijo del coronel Adolfo Paredes, hombre allegado al dictador y administrador de Líneas Aéreas de Transporte Nacional (LATN). Los aviones de LATN, la estancia del coronel Paredes a unos 200 km. al norte de Asunción (Estancia La Ponderosa) y las facilidades del aeropuerto internacional de Asunción eran utilizados para mover y resguardar los cargamentos. Protección oficial de alto nivel que ni siquiera los jueces se animaban a desmadejar.

En efecto, una investigación judicial se abrió en Asunción. Fue a raíz de la carga de cocaína recogida en el aeropuerto internacional de Miami por descuido (o susto y huida) de quienes debían haberlo reclamado antes de llegar a la zona de entrega de equipajes. El vuelo de LAP Asunción-Miami de aquel 11 de mayo 1988 arribó sin contratiempo pero la maleta con 35 kilos de coca en polvo terminó en manos de agentes de Aduanas y de la DEA. Por pedido de la Embajada Americana, la agencia anti-drogas DINAR realizó el seguimiento local con intervención del juez Pablo Vicente Ibarra. Hubo testigos, documentos, allanamiento de la casa de Roberto Paredes que produjo una caja fuerte --la cual fue a parar a las oficinas del coronel Adolfo Paredes en LATN. En ese punto ya el juez no se animó a avanzar. Sin embargo la DEA, a través de las pesquisas que llevó a cabo con los agentes especiales de DINAR, pudo determinar que Paredes hijo utilizaba un Beechcraft para sus desplazamientos a la Estancia La Ponderosa y que éste era el punto donde los traficantes bolivianos llegaban con la droga desde Santa Cruz de la Sierra. Desde La Ponderosa la droga se trasladaba directamente al aeropuerto Presidente Stroessner donde LATN tenía su depósito, y de allí era reembarcada en los vuelos de LAP.

Solamente en los meses previos un total de 600 kilos del producto pudo entrar a Miami en dichos vuelos, según fuentes de DINAR 22/. Ni el coronel Paredes o su hijo, Stroessner o su hijo fueron requeridos judicialmente en relación a aquel caso. El juez Ibarra se limitó a seguir el código no escrito del mbareté que le dictaba detener la investigación al llegar a ese nivel restringido del poder.

Era muy compleja la red. Su ramificación en Brasil se extendía desde Ponta Porá y Campo Grande hasta Río de Janeiro, donde operaban cada cual en su territorio las distintas bandas de Gerson Palermo (conectado con el cartel de Medellín), Paulo Arino Rossatti (hermano del Adilson Rosatti que había purgado una condena en Paraguay por la droga y químicos encontrados en su estancia cercana a Pedro Juan Caballero), Fadh Jamil y otras secundarias. La redada policial y las investigaciones realizadas dentro de la Operación MOSAICO II permitieron precisar que unos 400 kilos de droga por mes pasaban de Paraguay a Brasil y que la misma era refinada en destilerías improvisadas ubicadas en Pedro Juan Caballero y en las estancias del Alto Chaco (departamentos de Boquerón y Nueva Asunción). "En Paraguay existe una extensión del cartel de Medellín", agregaba la fuente de la policía de Brasil 23/.


GOLPE EN PREPARACIÓN


En medio de aquel cuadro que iba cercando al régimen militar por su propia responsabilidad en el tráfico, las fricciones diplomáticas fueron en aumento. El Gobierno de Paraguay tuvo que dar explicaciones al de Alemania sobre la represión de periodistas alemanes destacados en Asunción y al de Argentina por unas declaraciones del embajador paraguayo en Buenos Aires Luis González Arias en el sentido que sectores de la Unión Cívica Radical alentaban la subversión en Paraguay. Estas declaraciones fueron consideradas inamistosas por el presidente Raúl Alfonsín, quien en represalia retiró al embajador Raúl Quijano de Asunción. La situación aflojó luego que González Arias fuera reemplazado. El embajador Quijano volvió a Asunción. Alfonsín nunca tuvo ningún encuentro con Stroessner a pesar de haberse programado la inauguración del puente Encarnación-Posadas, acto que recién tuvo lugar después de la caída del dictador paraguayo.

Con Estados Unidos los entredichos no eran menos. El embajador Clyde Taylor fue objeto de un ataque policial con bombas lacrimógenas en una recepción fuera de la Embajada. El Departamento de Estado emitió una formal protesta y Stroessner se vio forzado a ofrecer explicaciones y seguridades de que el hecho no se repetiría 24/. Washington continuó la presión. El subsecretario adjunto para Asuntos de Narcóticos Mark Dion visitó Asunción y declaró que "es de alta preocupación para nosotros las nuevas rutas que se elaboran ahora para el envió de cocaína". "Existen pruebas de participación de altos funcionarios paraguayos en el narcotráfico", afirmaron fuentes del Departamento de Estado. Desde la Casa Blanca y ante el pedido de los congresistas Larry Smith, Benjamín Gilman y Dante Fascell, hubo una suerte de advertencia. Si en el curso del año el tráfico no disminuía significativamente, habrían sanciones drásticas contra Paraguay. "Lo que se requiere es que el presidente Stroessner investigue activamente y eche de su Gobierno a cualquier funcionario dedicado al tráfico de drogas", urgió en una entrevista el subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos Elliott Abrams 25/.

El 22 de abril 1988 se produjo una visita significativa. El general Vernon Walters, jefe de la misión de Estados Unidos ante la ONU y uno de los funcionarios de más dilatada carrera con conocimiento de la situación paraguaya, se entrevistó con las principales autoridades paraguayas. El encuentro con Stroessner duró una hora y media. Ellos se conocían de 30 años atrás y se habían reunido en varias oportunidades desde entonces.


Aquel sería su último diálogo y fue importante por dos razones:

a. Walters vino a hacer una evaluación de la situación política en general y sobre Stroessner en particular (aparte de diplomático, Walters era un experto en inteligencia);

b. El resultado de dicha evaluación, junto con las conclusiones de las distintas oficinas del Gobierno de Estados Unidos, se podría sintetizar en una frase: el régimen militar de Stroessner estaba en su fase terminal.


Stroessner hizo mención a su visitante de la dificultad que implicaba la permanencia del embajador en Paraguay. Taylor se alejó al final de aquel mismo año 26/. A esa altura de los acontecimientos ya estaba en preparación el golpe. Stroessner visitó Nueva York para asistir a la Asamblea General de la ONU. Ese viaje resultó un fracaso, generó más burlas que otra cosa. Intentó ser recibido por el presidente Reagan. Los funcionarios de protocolo del Departamento de Estado estuvieron haciendo chistes acerca de aquel pedido y la respuesta que obtuvo. Los comentarios hostiles menudearon. Un incidente frente al hotel donde se alojaba cuando miembros de su séquito golpearon a manifestantes paraguayos lo obligó, a acortar su estadía. Se replegó a Disney World.  27/.

En agosto de aquel año él enfermó y tuvo que ser operado de la próstata. La convalecencia fue larga y desde entonces perdió el control sobre los asuntos de Gobierno. Apenas asistía unas horas por día a su despacho, hablaba incoherencias y daba órdenes que no se entendían. Gustavo Stroessner quedó listo para sucederlo.

Washington y Buenos Aires trabajaron coordinadamente para llevar a un desenlace lo menos traumático posible la cuestión Paraguay. La hipótesis de trabajo descansaba en una realidad confirmada: Stroessner no se alejaría más que por la fuerza. Para derribarlo no había otro medio que las Fuerzas Armadas.

Los comandantes del I Cuerpo de Ejército y de la Armada, Andrés Rodríguez y Eduardo González Petit, arribaron a un esquema de división de tareas. La planificación habría concluido para mediados de diciembre 1988. El gobierno Alfonsín colaboró en la logística --canalizada a través de la Armada--, el apoyo de inteligencia y comunicaciones quedó en manos de los norteamericanos.

El actor civil cercano a la conspiración fue Luís María Argaña, quien había sido despedido de su puesto de presidente de la Corte Suprema y aquel fin de año reingresó de lleno a la arena política. Acusó a los militantes de "impostores", "personeros de un Coloradismo mequetrefe" que perseguían a mujeres indefensas, golpeaban a sacerdotes, etc., e hizo un velado anuncio de alzamiento 28/. Si escuchó, Stroessner ni siquiera le dio importancia. Los rumores de golpe se hicieron tan comunes que surtieron el efecto de no despertar reacción. Rodríguez completó el pertrechamiento de los regimientos de la Caballería con un fuerte arsenal para los tanques adquiridos de Brasil. El nexo de comunicaciones I Cuerpo de Ejército-Comando de la Armada-I División de Infantería quedó operacional.

El aparato de seguridad policial se hallaba ocupado en reprimir a manifestantes y sofocar movilizaciones ciudadanas en tanto que los generales allegados a Stroessner movían discretamente su dinero al exterior. Los empresarios hicieron lo mismo. El precio del dólar en la calle subió sin pausa. Como medida profiláctica tardía las casas de cambio fueron clausuradas, entre ellas la de Rodríguez, Cambios Guaraní. Quedó claro que los militantes y Stroessner se hallaban decididos a terminar la purga interna que habían comenzado en agosto 1987 con la expulsión de los tradicionalistas de la Junta de Gobierno y seccionales coloradas. Faltaba poco para el enfrentamiento.

Stroessner estaba viejo y debilitado, su propio secretario Conrado Pappalardo lo traicionaba desde Palacio y Rodríguez sabía más de sus movimientos que él acerca de las maniobras de Rodríguez. El cuatrinomio --Sabino A. Montanaro, Mario Abdo Benítez, J. Eugenio Jacquet y Adán Godoy Jiménez-- preparó una definición de fuerza. Ella pasaba por relevar a Rodríguez del mando de tropa, como primera cuestión, y desde ese punto limpiar el Ejército de elementos leales a él. Sería un relevo de comandancia.

Pero Rodríguez se les adelantó. 


NOTAS


1/ Washington Star , 23 August 1979, p. A-7

2/ La versión acerca de quienes llevaron a cabo esa operación se halla en Claribel Alegría y D. J. Flakoll, Somoza: expediente cerrado (Caracas: Ko'eyú Latinoamericano, 1993)

3/ Comisión Interamericana de Derechos Humanos/OEA, Informe sobre la situación de los derechos humanos en Argentina (1980). U.S. House of Representatives, Committee on Foreign Affairs, 98th. Congress, lº. session, Human rights in Argentina, Chile, Paraguay and Uruguay (October 4/ 21, 1983)

4/ Análisis y perspectivas sobre el conflicto de las Malvinas en Roberto Russell, comp., América Latina y la Cuenca del Atlántico Sur. Experiencias y desafíos (Buenos Aires: Belgrano, 1984). Lawrence Freedman, The war of the Falkland Islands, 1982, Foreign Affairs, Fall 1982

5/ Los Ángeles Times, 12 August 1984, p.3, Christian Science Monitor, 15 August 1984, pp. 7/9, Washington Post, 9 July 1984 , p. 36, Buenos Aires Herald, 8 de junio 1984, editorial

6/ Washington Post, 30 March 1986, p. A-18

7/ Las declaraciones del canciller Saldívar en respuesta a la caracterización de `dictadura militar' tuvieron lugar cuando su visita a Londres a principios de marzo 1986. Noticias, 7 de marzo 1986, p. 11. La aclaración del secretario de Estado Shultz fue hecha a fin de aquel mismo mes en Roma. El embajador Taylor comenzó a reunirse con los miembros del Acuerdo Nacional a poco de llegar a Asunción en medio de aquel cruce de declaraciones. New York Times, 22 May 1986

8/ Colección de Noticias y Ultima Hora, febrero-mayo 1986

9/ El Nacional (Caracas), 5 de mayo 1986

10/ Sobre el particular hay información detallada en Gladys M. de Sanneman, Paraguay y la Operación Cóndor en los Archivos del Terror (Asunción: s/e, 1994). Alfredo Boccia, Myriam A. González y Rosa Palau, Es mi informe (Asunción: CDE, 1994)

11/ Hoje, 11 de avril 1986, El Pueblo, 16 de julio 1986

12/ La Opinión, 9 de marzo 1980, p. 7, entrevista a Justo Eris Almada

13/ Ultima Hora, 13 de enero 1986, p. 2, Hoy, 8 de octubre 1987, ABC, 26 de marzo 1989, p. 14

14/ Autos Adán Godoy Jiménez, J. Eugenio Jacquet, Justo Eris Almada y otros s/enriquecimiento ilícito (1989), Juzgado de 1ª. Instancia en lo Criminal- Capital, Juez Eladio Duarte Carballo

15/ La más comprensiva narración sobre el tráfico de drogas a nivel regional es de Gabriel Pasquini y Eduardo de Miguel, Blanca y radiante. Mafias, poder y narcotráfico en la Argentina (Buenos Aires: Planeta, 1995)

16/ Ultima Hora, 12 de octubre 1987, p. 11

17/ New York Times, 3 January 1985, Washington Post, 4 January 1985, p.A-18

18/ Entrevista a Adalberto Fox, Asunción, 3 y 4 de junio 1999. Noticias, 24 de julio 1985, p. 12, Ñandé, 19 de julio 1985, Hoy, 13 de agosto 1985, p. 8

19/ Hoy, 21 de setiembre 1985, p. 22, Ultima Hora, 23 de setiembre 1985, p. 38

20/ Artículo de Timothy O'Leary en Washington Times, 15 August 1986, precedido por un extenso reportaje de Mike Wallace en 60 Minutes, Cadena CBS, reproducción en El Pueblo, 5 de marzo 1986, pp. 4/5

21/ Miami News, 6 December 1988, pp. 1-A/ 8-A 22/ Miami News, 4 November 1988, p. 4-A

23/ O Globo (Río de Janeiro), 19 de julio 1988, Hoy, 20 de julio 1988, p.10

24/ El Pueblo, 14 de mayo 1986, p. 8, Ultima Hora, 3 de abril 1987, p. 10. Un poco antes, en enero 1986; se produjo la visita del general John Galvin, quien se entrevistó con los jefes de las tres armas y otras autoridades militares pero no con Stroessner. Se comentó en círculos oficiales que Estados Unidos podría estar promoviendo una transición por la vía militar

25/ Ultima Hora, 18 de setiembre 1987, p. 51, Hoy, 8 de marzo 1988, Ultima Hora, 11 de marzo 1988, p. 13, y 5 de enero 1988, p. 6

26/ Secuencia de visita Walters y despedida Taylor, Hoy, 23 de abril 1988, p. 12, Ultima Hora, 2 de noviembre 1988, p. 13. Taylor retornó a Washington el 2 de noviembre 1988 y fue reemplazado por el embajador Timothy Towell quien estuvo en Asunción cuando ocurrió el golpe, 2/3 de febrero 1989. Para la representación diplomática de Estados Unidos, el principal punto estratégico establecido en Paraguay era su servicio de inteligencia dependiente de la CIA. Las noticias de que tenía una base militar en el aeropuerto de Mariscal Estigarribia, Chaco, eran falsas. Entrevista con el embajador Clyde Taylor, 6 de enero 1987, Asunción

27/ Patria Libre, junio julio 1988, con reproducción de artículos escritos por Robert White y Rodolfo Quebleen. El discurso de Stroessner del 6 de junio 1988 ante la Asamblea General de la ONU fue sobre desarme pero su despistado libreto se refirió a la situación política y económica en Paraguay

28/ Ultima Hora, 28 de diciembre 1988, p. 8.

 

 

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Fuente: DOSSIER PARAGUAY

LOS DUEÑOS DE GRANDES FORTUNAS

Obra de ANIBAL MIRANDA

Impreso por AR IMPRESIONES,

Asunción – Paraguay

Abril 2000 (358 páginas)

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