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LUIS ALBERTO MAURO

  REPSA. EL NEGOCIADO DEL SIGLO! - EL PETROLEO Y SUS MANEJOS EN EL PARAGUAY (LUIS ALBERTO MAURO)


REPSA. EL NEGOCIADO DEL SIGLO! - EL PETROLEO Y SUS MANEJOS EN EL PARAGUAY (LUIS ALBERTO MAURO)

REPSA. EL NEGOCIADO DEL SIGLO!

EL PETROLEO Y SUS MANEJOS EN EL PARAGUAY

PRIMER TOMO

por LUIS ALBERTO MAURO

Editorial El Foro,

Asunción-Paraguay

1981 (484 páginas)


**/**


"Es fuente de graves prejuicios la aparente, al menos, insensibilidad de los responsables, ante las numerosas e insistentes observaciones aparecidas en los periódicos. Creemos moralmente inadmisible que se desoigan y no se presten atención a estas voces y acusaciones contra REPSA, REFCO y NAVIPAR. Entran en juego grandes intereses vitales de la Nación; y el prestigio, ante la Historia, del mismo Gobierno Nacional.

La Verdad y la Justicia para con la Patria, como entidad social  independiente, y para con el Pueblo Paraguayo, como Comunidad de hombres libres, exigen que se proceda con urgencia, serenidad; severidad y patriotismo a la Investigación exhaustiva de los hechos denunciados tan concretamente, y se proceda también a la sanción ejemplar de los responsables de las supuestas irregularidades y delitos anti-nacionales” .

(De la declaración del Arzobispado de Asunción,  

dada a conocer el miércoles 6 de agosto de 1980).



INDICE

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

 

PRIMERA PARTE

DOS PUEBLOS QUE VAN DE CONTRAMANO DE LA HISTORIA

1-      LA GUERRA DEL CHACO

2-      EL TRATADO DE PAZ

3-      CONTRATO CON YPF BOLIVIANOS DE 1939

4-      TRATADO ARGAÑA-SALINAS ARAMAYO DE 1943

5-      CONVÉNIO SÁNCHEZ QUELL-MONROY BLOCK DE 1954

6-      CONVENIO SAPENA PASTOR-BARRAU PELÁEZ DE 1956


SEGUNDA PARTE

LA BOLIVIAN OIL COMPANY

1-      MADREJONES

2-       LA FISH

3-      NACE LA BOLIVIAN OIL COMPANY

4-       LA REALIDAD DE LA BOLIVIAN OIL COMPANY


TERCERA PARTE

LA MESA ESTÁ SERVIDA

1-      LA CARNÁDA DE LA BOLIVIAN OIL COMPANY

2-      ROL DE RAÚL SAPENA PASTOR Y DE EZEQUIEL GONZÁLEZ ALSINA.

3-      POSICIÓN DE TOMÁS ROMERO PEREIRA

4-      CAMPAÑA DEL DIARIO "PATRIA"    

5-      MISTERIOSAS DISIDENCIAS EN LA CÁMARA DE REPRESENTANTES


CUARTA PARTE

15 AÑOS DE PADECIMIENTOS

1-      UN ACCIONISTA PROVIDENCIAL

2-      UN VALOR TESTIMONIAL

QUIENES PRETENDEN SER LOS SOCIOS DEL PUEBLO PARAGUAYO. . .

QUIENES SON LOS SOCIOS DEL PUEBLO PARAGUAYO


QUINTA PARTE

LA HISTORIA QUE NO TERMINA

1-      RESTE DE BIENES TRANSFERIDOS POR REPSA

2-        LAS INCÓGNITAS QUE SE ABREN.


APENDICE DOCUMENTAL

CONVENIOS INTERNACIONALES CON BOLIVIA EN MATERIA PETROLÍFERA

LEYES

DECRETO

DECLARACIONES OFICIALES

POSICIÓN DE LA IGLESIA

POSICIÓN DE FEPRINCO Y DE LA UIP

POSICIÓN DE UNIVERSITARIO

MEMORIAS DE REPSA

ASAMBLEA DE REFCO

COMENTARIOS

TELEGRAMAS SOBRE MADREJONES

CUADRO SOBRE PRECIOS DE VENTA

GRÁFICO DE GANANCIAS DE REPSA

FOTO DE LA FIRMA DEL CONVENIO DE CONCESIÓN        

CERTIFICADO SOBRE LA "SOLVENCIA" ECONÓMICA DE REPSA


ANEXO

SELECCIÓN DE EDITORIALES DEL DIARIO ABC COLOR SOBRE REPSA



PRÓLOGO

El petróleo, surgido de las entrañas de la tierra es, en esencia y en sus diferentes fases, la gran aventura de los tiempos modernos. Los antiguos yá conocían el empleo de algunos de sus deriva dos: fue descripto por Herodoto, y Plinio se refiere a sus usos. Durante mucho tiempo únicamente se consideraron sus virtudes medicinales. Su historia grande arranca cuando el hombre descubre que mediante una refinación rudimentaria es posible convertirlo en dominante, siendo el querosén, entonces, el único producto utilizable. Más tarde, el petróleo llegaría a ser el elemento que daría vida a la máquina; la materia prima básica para múltiples transformaciones, y el alimento insustituible de la tecnología.

El descubrimiento del empleo cada vez más amplio de los derivados del petróleo creó la civilización del movimiento, gracias a la expansión del motor de explosión, diversificándose así su uso. Durante la Primera Guerra Mundial, y a su término, el "aceite de las piedras" se convirtió en sinónimo de poder y riqueza, elementos éstos que las compañías petroleras deciden conquistar, dejando a su paso una estela de miserias económicas y morales.

La revolución industrial, operada antes, entre otros factores gracias a la abundancia del hierro y del carbón, desencadenó hallazgos tales como el aprovechamiento de las caídas de agua para generar energía eléctrica, mientras los países subdesarrollados comenzaban lentamente a progresar; ingresando al mundo industrial. Las naciones iniciaban, a sú vez, la búsqueda de su independencia política, aunque raras veces en América Latina lograrían su independencia económica. En este contexto, era política permanente de los consorcios petrolíferos dificultar, por la propia naturaleza de sus operaciones, la integración de las naciones que constituyen las diversas regiones geográficas del globo creando rivalidades y fomentando resquemores.

Largo resultaría analizar el aleccionador vía crucis de la influencia del petróleo en determinados países de América Latina, en pos de cuyo dominio han luchado las compañías adjudicatarias de grandes extensiones de cateo y exploración. Los antecedentes que llevaron al Paraguay a suscribir un convenio con una empresa extranjera, por cuya responsabilidad tantos han perdido tanto por culpa de tan pocos, .deberían significar también una lección para nuestro país que no pudo, en un momento dado, evitar caer en manos de una empresa petrolera -aun sin ser productor de crudo- con las consecuencias por todos conocidas.

Es el caso concreto de la Bolivian Oil Company, presentada aquí simplemente como BOC International S.A., muy pronto REPSA, y que se adjudicó en 1962 la concesión para refinar combustibles en el Paraguay,así como para tender, si lo creía necesario, un oleoducto, sin contar con un capital que pudiera respaldar inicialmentesus  operaciones,       ya que su primera compra de crudo la hizo mediante un préstamo de un millón de dólares americanos, otorgados por el Banco Nacional de Fomento.  

Los antecedentes en Bolivia de la "Bolivian Oil Company" se reducen, como lo señala Luis Alberto Mauro, al negociado que protagonizó con motivo de la concesión, en su beneficio, de la .zona petrolera conocida con el nombre de "Madrejones", en el año 1958. Parlamentarios bolivianos de aquella época sindicaron como comprometidos en el "affaire" a ministros de Estado, familiares del entonces Presidente de la República y a altas autoridades del partido que se hallaba en el Gobierno, así como a autoridades de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), diputados y periodistas que de una u otra forma cohonestaron la operación contraria a los intereses del Estado boliviano y beneficiosa para los protectores y directores de la B.O.C. En sus viajes a Bolivia y pese a sus empeños, el autor de este libro no ha podido obtener información oficial sobre la Bolivian Oil Company y sus ex-propietarios. Un impenetrable misterio cubre los rastros de esta honorable sociedad, algo así como una ley del silencio que imponían ciertas organizaciones sicilianas.

¿Qué explicación tiene, nos preguntamos, el hecho de que una compañía como la citada, con tan exiguo capital económico y moral, haya sido aceptada en nuestro país para manejar tan delicado menester, como estratégico elemento, el petróleo? Qué garantías ofrecía la BOC International S.A. de obtener el tendido de un oleoducto en territorio argentino o boliviano para conectar con Esmeralda (Paraguay) y proseguir a la vez el tendido desde ese punto, por territorio paraguayo, a lo que tentativamente se había comprometido por el convenio de concesión? ¿Cómo se explica que, contraviniendo expresas disposiciones legales, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones no haya tenido la participación que le correspondía en la tramitación del convenio con dicha compañía?

Son estos y muchos otros interrogantes sobre los que Luis Alberto Mauro intenta arrojar luz a través de un trabajo en el que se revelan objetividad y claridad, y cuyos afanes de indagación periodística y técnica lo han llevado a pesquisar en Francia, Bolivia, la Argentina y el Brasil, siguiendo parcialmente la ruta de los combustibles que llegan al Paraguay y que aquí hacen realidad, desde hace dos décadas, las palabras de Llóyd George, citadas por Anthony Sampson, de que "las ganancias del petróleo tienen, en general, una forma muy especial de pasar como a través de un oleoducto invisible a bolsillos privados".

Poco antes de iniciada la guerra que nos enfrentó a Bolivia, el arzobispo monseñor Juan Sinforiano Bogarín, de tan grato recuerdo, escribía al presidente de la República Dr. José P. Guggiari su preocupación por la salvaguarda de nuestra gran riqueza potencial: el petróleo. Vinieron las hostilidades por tres largos años. A su término hubo intentos de acercamiento entre los países ex-beligerantes, que no prosperaron. Firmado el Tratado de Paz, Amistad y Límites en julio de 1938, tras arduas negociaciones, en cuyo transcurso el petróleo tuvo importante rol, ambos países olvidaron diferencias. Parecía que se iniciaba, al fin, el entendimiento mutuo, que habían anhelado destacados portavoces de excombatientes desde el día del armisticio, en aquellas horas en las que la fe todavía no era palabra en desuso.

El general José Félix Estigarribia y el Cnel. Germán Busch fueron cabales intérpretes de esa amistad que nació del sufrimiento y de las esperanzas; paraguayos y bolivianos actuaban ya sin odios ni sectarismos, dolencias éstas que hoy, se enseñorean sobre la humanidad: Los acuerdos que se firmaron por inspiración de ambos reflejaban el deseo de buscar, primeramente, la asociación para cubrir las fases más simples y lucrativas de la industria del petróleo (transporte, refinación y comercialización), para las que ni siquiera se precisaban grandes inversiones secundarias, a fin de llegar después a la explotación y prospección en conjunto de los yacimientos de petróleo existentes en la región limítrofe. Trasladando aquellas inquietudes a los días presentes, bien puede admirarse la previsión con que actuaron aquellos hombres y quienes los rodeaban, siendo así que la asociación que proyectaban, intentarían realizar otros gobiernos más de cuarenta, años después para beneficio de los suyos, como el caso del " joint venturo" programado por el Brasil, Venezuela y México conjuntamente, mediante una empresa trinacional, en el año 1981.

El Paraguay y Bolivia se habían pues anticipado, en los papeles y en las intenciones, con una clara política de cooperación en materia petrolera. Esperar habría resultado igual que hablar de planes de irrigación durante el diluvio. La trágica muerte, casi simultánea, de Estigarribia y Busch, postergó, quién sabe hasta cuándo, la realización de aquel gran anhelo común. Postergación en la que tendría luego participación la presencia de la referida Bolivian Oil Company en el Paraguay, adjudicándose las concesiones de refinación y tendido de oleoductos, y que quebró las perspectivas que de Estado a Estado tenían los dos países en retomar aquellas viejas iniciativas y aspiraciones que todavía siguen aguardando impulso, y sobre las cuales Luis Alberto Mauro expone, desmenuzando un largo y ansioso periodo de búsqueda de entendimiento no concretado.

Por demás, nunca en la historia económica del Paraguay hubo tal unanimidad y coincidencia de criterios en la opinión pública, sin distingos políticos ni sociales, como en el caso de la Refinería Paraguaya S.A., REPSA, considerada sin ambages como protagonista de una serie de irregularidades de las que, desafortunadamente, todavía nuestro país no ha podido zafarse. En esta unanimidad de opiniones no ha faltado la palabra de la Iglesia, oportuna y definitiva.

A la luz de esta compleja situación, y en vísperas de plantearse el traspaso de los bienes de la compañía al Estado paraguayo como consecuencia del vencimiento de los plazos de concesión, Luis Alberto Mauro inició una documentada tarea desde las columnas del diario "ABC Color" de Asunción, labor que en casi un centenar de artículos, .sólidamente fundamentados, creó conciencia, como muy pocas veces, sobre un problema tan trascendente; conciencia unánime del daño que se venía haciendo al país en todos los órdenes y a todos sus habitantes, desde el humilde agricultor hasta el mejor acomodado de nuestros compatriotas. Su obra, que hoy por hoy constituye un valioso testimonio, no ha concluido, y sin embargo ha aportado al país sus patrióticos beneficios, acaso desapercibidos y menores a los deseados, pero beneficios al fin.

"El petróleo y sus manejos en el Paraguay" es así la suma del esfuerzo de un periodista investigador, volcada en él una labor de años y una documentación importante, todo lo cual puede además tener proyecciones insospechadas si, mediante el cuestionamiento de esta compañía, se extiende parecido interrogante sobre muchas otras empresas extranjeras que se presentan aquí como sociedades en apariencia solventes, y que, siendo de dudosa capacidad económica, ofrecen hacer inversiones en el país, gozando para ello de franquicias y liberaciones contempladas por ley para tales casos, pero que de pronto se dedican a operaciones financieras o especulativas, sin contribuir al desarrollo del país.

El aporte del autor, cuya obra prologamos, amerita el justo título de ser el primer trabajo serio realizado aquí sobre un tema de tan vastos alcances como el manejo de los combustibles, condición que de hecho le confiere valor trascendente dentro de las letras nacionales, muchas veces tan proclives ellas a reseñar lo superfluo y no lo que bulle íntimamente en todos como un deseo potencial de superación.

ALFREDO M. SEIFERHELD


INTRODUCCIÓN


En la búsqueda de un mejor bienestar a que aspira nuestro país, REPSA constituye un claro obstáculo para su desarrollo, porque sus actividades afectan esencialmente la vida económica de la Nación. Esta empresa se convirtió en un enclave extranjero, en un Estado dentro del Estado. Con la sistemática ayuda que le brindaron sus cómplices nativos, REPSA obtuvo multimillonarios beneficios, mientras que, en contrapartida, el país sufría por su causa los efectos de una progresiva inflación, originada en los sucesivos aumentos de precio de los combustibles.

Nuestra soberanía nacional también se vio afectada, porque REPSA monopolizó el producto más estratégico de la era moderna: el petróleo. Y valiéndose de este poder, pudo paralizar cuantas veces quiso la economía nacional, haciendo escasear los combustibles, a fin de presionar a las autoridades y obtener incrementos de precio.

Esta empresa expoliadora culminó exitosamente su concesión, al lograr -en lugar de ser investigada y sancionada- asociarse con el Estado en la entidad mixta denominada PETROPAR. Desde aquí, no nos cabe duda, al amparo de su asociación con el Estado, intentará seguir manejando las fases del negocio del petróleo, donde le sea posible aplicar sobrecostos, para continuar girando al exterior sus cuantiosas ganancias.

¿Cómo es posible que REPSA haya podido levantar su imperio económico sin obstáculo alguno, a pesar de la evidencia del fraude que cometía? ¿A qué se debe la impunidad que siempre rodeó sus actividades?

Esta obra tratará de ayudar a contestar estas preguntas, subrayará el daño moral y económico que nos produjo REPSA, afirmando categóricamente que ella debe ser intervenida y recibir las penas pertinentes por defraudación y estafa.

Desde el Ministerio de Industria y Comercio y desde el Parlamento trataron de convencernos de que en el país no teníamos hombres capacitados ni capital suficiente para dirigir la refinería de Villa Elisa, favoreciendo con esta postura que el Estado acepte a REPSA como socia en PETROPAR. En esta obra demostramos que la Nación sí cuenta con los medios y con el talento necesario como para mover maquinarias mucho más complejas que las que están en Villa Elisa.

Este primer volumen recoge las investigaciones hechas por el autor del mismo en Francia, Bolivia, Argentina y Brasil, así como en nuestro país, y que fueran parcialmente publicadas por el diario ABC Color, desde junio de 1980 hasta octubre de 1981. Si bien PETROPAR recibió la refinería en marzo de 1981, esta entidad mixta no pudo aún (hasta octubre del 81) tomar plena posesión de la misma, por las dilatadas negociaciones con REPSA para la transferencia de los bienes con y sin cargo, así como por causa de los asuntos todavía pendientes; entre ellos, las 28 hectáreas de Villa Elisa que figuran como propiedad de REFCO, empresa satélite de REPSA al igual que NAVIPAR. Por ello, en esta obra no se abre juicio sobre las actividades de PETROPAR. Este será tema de un próximo trabajo.

Este libro consigna también nuevos datos que han enriquecido las investigaciones, así como los antecedentes y los tratados entre Paraguay y Bolivia, que hicieron posible la venida de la Bolivian Oil Company. Igualmente, se incluyen las posiciones adoptadas ante la concesión de la refinería a la Bolivian Oil Company, por parte de hombres públicos gravitantes en ese entonces (1962).

Esta obra alienta la esperanza de esclarecer los hechos y situaciones que rodean a REPSA; al mismo tiempo, pretende destacar que en nuestra búsqueda de una comunidad digna del hombre no caben empresas de este tipo, y que sus directivos, así como sus encubridores, tienen que responder de sus actos ante los tribunales de la República. - L.A.M.



1 - LA GUERRA DEL CHACO

La presencia de REPSA en nuestro país tiene sus antecedentes en la Bolivian Oil Company (BOC) (1). Esta empresa fue creada en Bolivia y sus primeras estafas las cometió en esa vecina nación. Allá no tuvo mucha suerte en sus andanzas; su juego fue descubierto y anduvo al borde de la quiebra.

La BOC, desesperada, intentó una última jugada: ofrecer la construcción de una refinería al Paraguay, así como oleoductos y/o poliductos que conecten Madrejones, zona petrolífera boliviana, con el río Paraguay. Para que este proyecto se concrete, la BOC tentó a los bolivianos con la idea de que el proyecto iba a permitir colocar el crudo en el amplio mercado que en conjunto ofrecían Paraguay, las provincias del norte argentino, el Estado de Paraná (Brasil) y Uruguay. Hay que tener en cuenta que a comienzos de los arios sesenta, los países productores de petróleo buscaban aumentar su producción y encontrar mercados para su producto, situación distinta a la actual. La BOC ofreció a Paraguay su "independencia económica" de la Shell y la Esso, refinando el crudo en el país.

La BOC encontró abonado el camino porque los bolivianos querían realmente sacar su petróleo al río Paraguay y en nuestro país se deseaba contar con una refinería. Es que luego del conflicto bélico de los años 32/35, ambos pueblos buscaban restañar las heridas. Si bien la guerra tuvo lugar básicamente por una cuestión de límites y el petróleo constituyó un problema marginal, escritores y políticos bolivianos contemporáneos de esa época afirman que Bolivia fue arrastrada a la Guerra del Chaco para defender los intereses de la Standard Oil, propiedad del poderoso grupo petrolero norteamericano Rockefeller.

Estos pensadores bolivianos señalan que en la década del 20 la Standard dominaba en el vecino país. En 1925, pozos de su propiedad habían comenzado a producir petróleo. En 1926, con taba ya con 7 millones de hectáreas en ricas zonas de hidrocarburos para realizar prospecciones (2).

Pero la Standard enfrentaba un problema: no tenía por dónde sacar su petróleo. El camino al Pacífico no era el más conveniente por los accidentes geográficos que había que salvar, mientras que, por simple gravedad, la salida más apta era la Argentina y el Paraguay

Los personeros de la Standard, en nombre de Bolivia, en 1929. Pidieron permiso a la Argentina para extender oleoductos a través de su territorio. Las gestiones las realizó en Buenos Aires el embajador boliviano José María Escalier. La Standard proyectaba dos oleoductos; uno que, partiendo de la mina Mirtle, sobre el río Bermejo, terminaría en Embarcación; y otro que, partiendo de Yacuiba, desembocaría en uno de los puertos de Formosa, Santa Fe o Campana. Enrique Mosconi, quien entonces estaba al frente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) de Argentina, se opuso al proyecto y el mismo fracasó. Señalaba Mosconi en un informe al ministro de Relaciones Exteriores de su país, entre otras cosas:

"Considero que no conviene 9 los intereses de nuestro país acordar la concesión de ninguno de los oleoductos en cuestión, el segundo de los cuales constituye un verdadero corredor de mil quinientos kilómetros de longitud desde la frontera de Bolivia hasta los puertos de nuestro litoral, que se entregaría a la Standard Oil Co., para uso de ella y del Gobierno de Bolivia".

"Semejante solicitud de concesión no corresponde      al estado moral y a la capacidad económica, técnica e industrial de nuestro país...". "Conceder lo solicitado por la Standard Oil Co., por más que ello interese al gobierno de Bolivia, importaría, salvo mejor opinión de V.E., una grave desventaja para nuestro país y el arraigo de una compañía extranjera cuyas modalidades e intereses no concordarán nunca con los procedimientos e intereses de nuestra nación" (3).

La posición de la Argentina se vio reforzada porque en ese país había conciencia del poder que podía haber adquirido la Standard con sus pozos en Bolivia y en la propia provincia de Salta. Al respecto, indica el Dr. Arturo Frondizi:

"La Standard Oil, con sus redes tendidas en Bolivia, deseaba asegurarse los yacimientos del norte argentino, para construir una sola unidad petrolera con ambas zonas, la que daría salida a sus productos por nuestro litoral" (4).  

En la Argentina dominaba entonces el otro imperio petrolero -capital holandés e inglés-: la Royal Dutch Shell (5), que en esa época se oponía tenazmente a la Standard, en una lucha a nivel mundial.

La Standard había jugado su última carta. Al impedirle la Argentina la construcción de los oleoductos desde Bolivia, quedó cerrado el paso al Atlántico a través de ese país, y por lo tanto embotellada su producción. La única posibilidad que le restaba era el río Paraguay. Y la Standard, según el escritor boliviano Sergio Almaraz, no dudó en aplicar el concepto de Clausevitz: "La guerra es la continuación de la política por otros medios". (6).

J. Natalicio González, en su ensayo sobre el petróleo y la Guerra del Chaco, sostuvo que "el diferendo paraguayo-boliviano nunca provocó la pasión de los pueblos, y seguramente no hubiera epilogado en una guerra si hacia 1910 no se llegara a comprobar la existencia de yacimientos petrolíferos en el Chaco" (7).

Este mismo autor, luego de sostener que "la Guerra del Chaco fue desencadenada por la Standard" (8) recuerda que esta instrumentación del pueblo boliviano fue denunciada en el Senado de los EE.UU. de América, el 30 de mayo de 1934, por el senador Huey Long, de quien cita los siguientes párrafos:

"La Standard Oil Co. de los Estados Unidos y otros intereses afiliados son culpables de promover esta guerra y de proveer fondos a Bolivia, sin otro propósito bajo el sol de Dios, que arrebatar ese territorio de aquel pequeño país sudamericano que ya fue declarado por Norteamérica como dueña del Chaco".

"Bolivia, mediante la ayuda de la Standard Oil Co., se ha equipado abundantemente con municiones de guerra y otros combustibles necesarios para emprender su guerra ofensiva contra el Paraguay".

"El Gobierno de los Estados Unidos, después que Bolivia se hubo aprovisionado de las municiones de guerra y de los combustibles necesarios para emprender una guerra agresiva en el territorio del Paraguay, en territorio que los Estados Unidos, como jueces, han adjudicado al Paraguay, se cruza ahora de brazos y declara su neutralidad, mientras sus intereses capitalistas procuran allá robar ese territorio al pobre pequeño Paraguay que sólo cuenta con una población de 850.000 almas". En las sesiones del 7 y 8 de junio de 1934, Mr. Long vuelve a levantar su airada voz de protesta. Dice:

"La Standard Oil financia la Guerra del Chaco, en la esperanza de obtener dos millones cuatrocientos mil y pico de acres de territorio que ella explota hoy allá; esforzándose por el derecho de abrirse camino a través de esa tierra que ha sido laudada por los Estados Unidos a favor del Paraguay y concedido al Paraguay por los otros países interesados". "Se dice que vamos a impedir la venta de armas. Hay un solo procedimiento mediante el cual impediremos que la Standard Oil tenga armas, y consiste en que los Estados Unidos agarren a esa criminal, a esa malhechora, a esa asesina, la Standard Oil Co., de que estoy hablando; que agarren por la garganta a esa facinerosa, puesta fuera de la ley, y le digan: 'Tú, asesina doméstica; tú, asesina extranjera; tú, conspiradora internacional; tú, hato de salteadores y ladrones rapaces; tú, que has desafiado una sentencia dada bajo la enseña de los Estados Unidos y pretendes vivir bajo el amparo de sus leyes; tú, conjunto de vándalos y ladrones de este continente, salde Sud América...' "(9).

Mr. Huey Long, pocas semanas después de esta apasionada defensa del Paraguay, caía asesinado por los poderes incontrolables a los que se había atrevido a combatir (10).

Juan E. O'Leary comentó en los siguientes términos el asesinato del senador Long:

"Los piratas de la Standard Oil están, por fin, satisfechos. Long ha muerto. El formidable luchador ha caído, herido por la espalda. El asesino alevoso se apellida Weis. Pero este oscuro transeúnte de última' hora no es sino una sombra. Detrás de él estaba el viejo puritano, el predicador protestante, S.M. el Rey del Petróleo. Detrás estaba agazapado el imperialismo sanguinario y glotón que acaba de convertir el Chaco Paraguayo en un matadero. Detrás estaba el Crimen denunciado por el audaz senador americano".

"La iniquidad se ha consumado tarde. Y estéril, porque nuestra victoria se ha encargado de vengar por adelantado al que en nosotros defendió sus ideales de justicia, sin medir el peligro en su devoción por el derecho. Su sangre se ha unido a la sangre vertida por nuestro pueblo para que el petrolerismo corruptor aparezca a los ojos del mundo, humillado y maltrecho, en toda su monstruosidad repugnante. Su martirio es corolario de nuestro martirio y precio de esta gran hora de reparación que vivimos. Sobre su tumba no arde la llama maloliente del combustible enloquecedor; resplandece, como una aurora, su espíritu inmortal. Y queda su nombre, para siempre, en nuestro Chaco, incorporado a la Nueva Epopeya, como una advertencia a todos los salteadores de pueblos. Long ha muerto. Pera vive triunfante la causa que defendió. Y vive el Paraguay para venerar su memoria" (11).

(1) REPSA (Refinería Paraguaya S.A.) fue constituida en Asunción el 15 de febrero de 1963. REPSA se hizo cargo de la concesión otorgada por el Estado paraguayo a la Bolivian Oil Company (BOC), en virtud de la ley 847 del 18 de setiembre de 1962, para la instalación y explotación de una refinería de petróleo. REPSA comenzó a operar la refinería en setiembre de 196b; desde marzo de 1981 lo hace conjuntamente con el Estado paraguayo, en el marco de una entidad mixta denominada PETROPAR.

(2) Canelas, Amado. "Petróleo: Imperialismo y Nacionalismo", editorial Librería Altiplano, la. ed., La Paz, 1963, pág. 17.

(3) Mosconi, Enrique. "La batalla del petróleo", págs. 109 y 111.

 (4) Frondizi, Arturo. "Política y Petróleo", pág. 177.

(5) Mariaca, Enrique. "Mito y realidad del petróleo boliviano", editorial Los amigos del Libro, la. ed., La Paz-Cochabamba, 1966, págs. 59 y 60.

(6) Almaraz, Sergio. "Petróleo en Bolivia", editorial Juventud, la. ed., La Paz, 1958, pág. 107.

(7) González, J. Natalicio. "El drama del Chaco. El petróleo, la guerra y la. Oligarquía liberal", editorial Guarania, la. ed., Asunción, 1938, Pag. 3.

(8) González, J. Natalicio. Ob. Cit. pág. 4.

(9) González, J. Natalicio.  Ob. Cit. págs. 8 y 9.

(10) Gonzalez J. Natalicio. Ob. Cit. pág. 9.

(11) "I I Diario", año XXXII, No. 9.549, edición 12-1X-35, pág. primera.


2 - EL TRATADO DE PAZ

Se ha dicho que después de la Guerra del Chaco surgió una nueva conciencia. Y esto es cierto en muchos sentidos, tanto para Bolivia como para el Paraguay. Ambos pueblos comprendieron la necesidad de centrar todos sus esfuerzos en la recuperación económica de sus respectivos países. Paraguayos y bolivianos percibieron claramente que había que encarar el futuro sin rencores ni amarguras.

Este espíritu de comprensión y de amplitud se encuentra ya en el Tratado de Paz, Amistad y Límites entre Paraguay y Bolivia, firmado el 21 de julio de 1938 (12).

En el artículo séptimo de este documento se estableció que: "La República del Paraguay garantiza el más amplio libre tránsito por su territorio, y especialmente por la zona de Puerto Casado, de las mercaderías que lleguen del exterior con destino a Bolivia, y de los productos que salgan de Bolivia para ser embarcados al exterior por dicha zona de Puerto Casado, con derecho para Bolivia de instalar sus agencias aduaneras y construir depósitos y almacenes en la zona de dicho puerto. La reglamentación de este artículo será objeto de una convención posterior entre los gobiernos de ambas repúblicas".

Este es el primer antecedente que se tiene -después de la guerra- de las garantías que brindó nuestro país a Bolivia para el desenvolvimiento de su comercio a través del río Paraguay, con la correspondiente infraestructura de agencias aduaneras y construcción de depósitos y almacenes.

Ya en ese año de 1938 primaba, pues, en ambos pueblos la idea de que no existía motivo de enemistad y que la integración era una posibilidad que debía explorarse. El entendimiento se veía favorecido por la realidad concreta de que las economías podían complementarse, y que en el horizonte se vislumbraba un destino común.

Paraguay no tenía por qué vivir obsesionado por el Río de la Plata, dando las espaldas a Bolivia, así como el Altiplano no tenía por qué desdeñar el río Paraguay como salida al mundo exterior y desestimar a nuestro país, las provincias del norte argentino, varios estados del Brasil, así como al Uruguay, como mercados potenciales para sus productos.

La Guerra del Chaco, más allá de la dolorosa herida que produjo en ambas naciones, sirvió para que los dos pueblos se conociesen y se llamasen mutuamente la atención sobre la necesidad de quebrar el aislamiento en que se encontraban.


3 - CONTRATO CON YPF BOLIVIANOS DE 1939

Fruto del nuevo espíritu de la época es, precisamente, el contrato firmado en Asunción el 21 de abril de 1939 entre el Gobierno del Paraguay y Yacimientos Petrolíferas Fiscales Bolivianos (YPFB).

Se trata del primer intento serio que realizaron ambos países a favor de la integración. También es el paso más firme que da Bolivia para traer su petróleo al río Paraguay.

Paradójicamente, la firma de este contrato constituye, asimismo, el primer antecedente de la Bolivian Oil Company en nuestro país. De los delegados bolivianos -y firmantes del documento señores Guillermo Mariaca y Jorge Lavadenz, el primero pasó a integrar después en La Paz el directorio de la Bolivian Oil Company, juntamente con Luis Philippe de Bourbon. Tanto Mariaca como Lavadenz fueron quienes "vieron" el negocio en el Paraguay quienes palparon el honesto interés de los gobernantes de la época de acercar a ambos pueblos mediante proyectos de integración. Las buenas intenciones de los gobernantes serán así posteriormente distorsionadas por los hombres del negocio del petróleo. Y en 1962, en lugar de ser YPFB la que concrete lo pactado en 1939 con el Gobierno del Paraguay, será la Bolivian Oil Company. Esta usurpación pasó inadvertida en el 62 en ambos países, a estar por las publicaciones de ese entonces. Ni en La Paz ni en Asunción se levantó una sola voz de protesta. Y si alguien vio el peligro que se cernía en el horizonte, no tuvo el coraje de advertirlo públicamente. Y así, en 1962, como veremos más adelante, tanto Paraguay como Bolivia perdieron una excelente oportunidad de acercamiento, porque lo que se buscaba eran acuerdos de Gobierno a Gobierno, a fin de demostrar la bondad de las intenciones' por ambas partes v despejar definitivamente dudas y recelos que pudieran haber quedado como resabios de la Guerra del Chaco. En lugar de eso, se permitió la aparición de la Bolivian Oil Company, cuyas actividades expoliadoras las padecemos hasta hoy día a través de REPSA:

Pero volvamos al 21 de abril de 1939. El contrato se firma en Asunción en esa fecha. Suscriben el documento el Ing. José A. Bozzano (h), a la sazón ministro de Economía de nuestro país; el Ing. Guillermo Mariaca, presidente interino del directorio de YPFB; y Jorge Lavadenz, gerente industrial de dicha entidad: Se trata de un contrato ad-referéndum para el tránsito de petróleo boliviano, a través del Chaco y por vía fluvial, a mercados paraguayos o extranjeros. Asimismo, para su almacenamiento en bruto o industrializado en territorio paraguayo y en zonas francas concedidas por el Paraguay, al igual que se prevé la construcción de refinerías.

Los aspectos más resaltantes de este documento bilateral son los siguientes:

1º.) YPFB instalará, en una o varias zonas francas concedidas por el Paraguay, en usufructo gratuito mientras se mantengan en ella instalaciones relacionadas con la industria del petróleo, plantas de almacenamiento, recepción y despacho de petróleo; almacenes de materiales para las mismas y mercaderías, con todas sus dependencias y anexos necesarios, en una extensión total que no será menor de 2.000 hectáreas de superficie, sobre el río Paraguay y en la margen derecha. Una de las zonas francas estará situada en las inmediaciones de Puerto Militar, frente a Concepción, y allí YPFB construirá el puerto terminal de un oleoducto. La segunda zona franca estará ubicada en las adyacencias de Villa Hayes, y allí YPFB instalará una planta refinadora, sistema "cracking", con capacidad para refinar no menos de 100 metros cúbicos de crudo por día, y producirá los siguientes combustibles: naftas desde el tipo octano 67 hasta el 80, sin uso de antidetonantes, y de superior octano con antidetonantes, si fuese necesario; kerosene, gas oíl, diesel oíl, en proporciones suficientes para abastecer las necesidades de los mercados paraguayos, incluyéndose los buques de pabellón paraguayo. En dichas zonas francas YPFB podrá instalar otras industrias que tengan relación directa o indirecta con la del petróleo. Construirá por cuenta y para el Gobierno paraguayo, en Asunción o en otra población que el Gobierno creyere conveniente, una o más plantas de almacenamiento y distribución de combustibles dentro de las exigencias técnicas necesarias, invirtiendo en esta o estas instalaciones hasta la suma de 100.000 dólares. YPFB se compromete a administrar estas plantas de almacenamiento; por cuenta del Gobierno del Paraguay, hasta tanto que éste se haga cargo de ellas, mediante el pago de su valor, el cual será establecido de mutuo acuerdo y en base al costo inicial: Las destilerías, al término de la concesión, podrán ser adquiridas por el Gobierno del Paraguay en las mismas condiciones previstas en el caso de las plantas de almacenamiento.

2º.) Por este compromiso, YPFB adquiere el derecho exclusivo de destilar crudos, de procedencia boliviana, paraguaya o extranjera, para el Paraguay, por un periodo de 30 años, a partir de la fecha de ratificación del convenio. El oleoducto construido por YPFB será de su dominio privado, bajo la garantía del Gobierno paraguayo, y, en consecuencia, no formará parte de los bienes industriales que, en base a los términos de la concesión, serán transferidos al Estado paraguayo en su oportunidad.

3º.) Paraguay se compromete a importar combustibles exclusivamente de la refinería de YPFB instalada en el país, bajo el compromiso de YPFB de proveerlos de manera que satisfagan en calidad técnica y cantidad las necesidades internas, además de mantener una reserva para un mes, conforme a tos cifras que pase el Ministerio de Economía. Los precios se establecerán de común acuerdo, conforme a las fórmulas vigentes.

En caso de que Paraguay cuente con yacimientos petrolíferos, YPFB lo destilará al precio de costo por metro cúbico qué resultare de la refinación, más un 10 por ciento; o YPFB lo adquirirá al mismo precio que costaren los petróleos bolivianos colocados al pie de la refinería.

En la cláusula 14 de este contrato se estableció que el mismo debía ser sometido oportunamente a la aprobación de los respectivos congresos legislativos del Paraguay y Bolivia, y elevado al rango de convenio diplomático (13).

En Bolivia impulsaba el acercamiento al Paraguay el Tte. Cnel. Germán Busch, a la sazón presidente de la República. Busch, quien asumió el cargo en 1937, se suicidó, en circunstancias nunca bien aclaradas, el 29 de agosto de 1939. Es decir, murió en el ejercicio de la presidencia cuatro meses después de la firma del contrato entre el Gobierno del Paraguay y YPFB. Su sucesor, el Gral. Carlos Quintanilla, quien se desempeñaba como comandante en jefe del Ejército boliviano, no impulsó el proyecto porque fue absorbido por los problemas políticos internos que se desencadenaron en el vecino país.

Por parte paraguaya tampoco hubo suerte. Al momento de la firma del contrato (21 de abril de 1939), ocupaba la presidencia de la República el Dr.: Félix Paiva. El entonces general José Félix Estigarribia asume la  Primera Magistratura el 15 de agosto de 1939; en febrero de 1940 se auto disuelve el Parlamento y se integro un Gabinete amplio. Estigarribia muere el 7 de setiembre de ese mismo año en un accidente de aviación. El general Higinio Morínigo, sucesor de Estigarribia, al igual que su colega Quintanilla, tampoco se ocupó del proyecto y éste quedó en el olvido.

Por estas circunstancias los gobernantes de ambos países no  aprueban el contrato. Se pierde una oportunidad histórica favorable al estrechamiento de los vínculos entre Paraguay y Bolivia. En realidad, la historia nos demuestra .que ambas naciones constituyen un conjunto de oportunidades perdidas.


4 - TRATADO ARGAÑA-SALINAS ARAMAYO DE 1943

El 16 de noviembre de 1943 se registra un nuevo intento de romper el aislamiento en que desarrolla cada país sus actividades con respecto al otro. La idea es nuevamente impulsar proyectos comunes, acercar a los pueblos.

Con este fin y en esa fecha se reúnen en Villa Montes, Bolivia, los presidentes Higinio Morínigo y Enrique Peñaranda. Como resultado de sus conversaciones, los cancilleres de ambos países, doctores Luis A. Argaña (R) y Carlós Salinas Aramayo (B), suscriben documentos donde se consignó el resultado de las negociaciones (14).    .

En ellos se reconoce que los problemas económicos y políticos derivados de su mediterraneidad crean al Paraguay y Bolivia limitaciones que entorpecen su pleno desenvolvimiento. Por lo tanto, convienen en prestarse recíproca colaboración .y ayuda en las gestiones amistosas que realicen para que sea resuelto ese problema de su mediterraneidad.        

También deciden constituir una Comisión Mixta boliviano-paraguaya que estudie y presente a los dos gobiernos las bases de; un Tratado de Comercio, y redacte la fórmula de un "modus vivendi comercial" que regule las relaciones de este carácter entre los dos países, mientras sea formalizado el documentó diplomático definitivo.

Asimismo, se establece realizar una acción conjunta con objeto de obtener los capitales necesarios para la construcción de un camino carretero que una directamente ambas república.

Quizás con ánimo de resucitar el contrato suscrito en 1939 entre el Gobierno del Paraguay y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), en la cláusula tercera del Tratado Argaña-Salinas Aramayo se instituye un convenio para la construcción de un oleoducto que transporte el petróleo del territorio boliviano hasta un puerto navegable del río Paraguay en territorio paraguayo.

Esta es su única referencia sobre el petróleo. No se entra en detalles acerca de la construcción del oleoducto; tampoco se habla de la refinería de petróleo, ni de los tanques de combustibles ni de las zonas francas, puntos que: sí están consignados en detalle en el contrato de 1939. Los diarios de noviembre del 43 se limitan a publicar. el Tratado, sin entrar en mayores detalles; tampoco hacen referencia alguna al contrato del 39, como si este último no hubiera existido.

Ni Morínigo ni Peñaranda tienen la visión de conjunto como para impulsar las relaciones bilaterales. La entrevista de Villa Montes parece un encuentro dé dos presidentes que simplemente tratan de no olvidar    que sus países son limítrofes, qué tienen fronteras comunes. El anheló de los pueblos queda una vez más preterido, a la espera de otra oportunidad.

En 1945, asume- el Gobierno dé Bolivia, el mayor Gualberto Villarroel: El mandatario boliviano vino al Paraguay en setiembre de ese año al frente de una comitiva integrada por el ministro de

Relaciones Exteriores, Dr. Gustavo Chacón; Víctor Paz Estenssoro (después presidente de Bolivia con el MNR), ministro de Hacienda; Dr. Jorge Zarko Kramer, ministro de Economía y Minas y Petróleo; Antonio Ponce Montan, ministro de Obras-Públicas y Comunicaciones; general Damaso Arenas, jefe de Estado Mayor; Augusto Céspedes, embajador de Bolivia en Paraguay.

El Gral. Higinio Morínigo presidía el Gobierno paraguayo y ocupaba el Ministerio de Relaciones Exteriores Horacio Chiriani. Durante las conversaciones se sugirió crear una Comisión Especial que estudie la integración económica de los dos países, mientras que también se dieron pasos a favor de una mayor vinculación comercial y cultural.

Acerca del tema petrolífero, la Dra. Julia Velilla Laconich de Arréllaga nos dice lo siguiente: "En 1945 vinieron a la Asunción, Villarroel con varios de sus ministros, a reiniciar-gestiones buscando el tendido de un oleoducto y la instalación de una refinería, pero no hallaron ambiente. Sólo- más tarde se supo que en esos mismos días la Standard Oil había ofrecido la explotación del Chaco, dando al Gobierno paraguayo la .certeza de que hallaría y explotaría su petróleo. No tenía pues ningún sentido un acuerdo aleatorio con Bolivia, con un régimen tambaleante si la Standard Oil ofrecía las posibilidades de explotación con grandes utilidades. Cayó Villarroel, su nombre con el de Busch venera el pueblo boliviano, ellos son el símbolo del nacionalismo y de la amistad al Paraguay" (15).


8 - CONVENIO SÁNCHEZ QUELL-MONROY

BLOCK DE 1954

Un convenio de "Modus vivendi fronterizo" entre Paraguay y Bolivia se firma en Asunción el 17 de diciembre de 1954. El acto se realiza en el Palacio de López y suscriben el documento el canciller de nuestro país, Dr. Hipólito Sánchez Quell y por Bolivia el embajador de dicha nación, Dr. Germán Monroy Block, con plenos poderes de su Gobierno (16).

El "Modus vivendi"      tiene por fin establecer medidas que estimulen el comercio recíproco, a fin de obtener, de su observación y experiencia, base práctica para la preparación de un convenio más amplio.

Paraguay dispondrá la libre exportación, con destino a Bolivia, de unos 50.000 kilos de fibras de algodón de la producción de las colonias menonitas; asimismo, extracto de quebracho, jabón de coco, yerba mate molida, carne conservada, ganado en pie por una suma no mayor de 150.000 dólares anuales. Por su parte Bolivia dispondrá la libre exportación, con destino al Paraguay, de 1.000.000 de litros de nafta común, 300.000 litros de kerosene, coma asimismo la exportación de cerveza embotellada, manufactura de goma en general y asbesto, hasta un monto total de 150.000 dólares anuales. Los precios de los productos sometidos al régimen de este comercio fronterizo, serán determinados por libre acuerdo entre los compradores y vendedores, e incluirán costo y flete fronterizo.

Esto es todo. El "Modus vivendi"' se limita a estos artículos y a los montos citados. Nada más. La prensa asuncena no brindó mayor destaque a esta información. Este convenio se mantuvo con algunos altibajos. Los productos paraguayos fueron exportados a Bolivia al principio, en tanto que el combustible boliviano vino regularmente al Chaco, puesto que las colonias menonitas necesitaban de este producto. Aún en este año (1981), el combustible boliviano sigue llegando al Chaco. Esta importación es conveniente para esa región por los precios increíblemente bajos que rigen en la vecina nación para los combustibles.

(15) Velilla Laconich de Arréllaga, Julia: "El informe del Gobernador Agustín Fernando de Pinedo y el Destino Internacional del Paraguay", tesis doctoral, Facultad de Filosofía Universidad Nacional de Asunción, año 197b, pág. 237.


6 - CONVENIO SAPENA PASTOR-BARRAU PELÁEZ DE 1956

Un paso significativo en pos del estrechamiento de vínculos lo dan Paraguay y Bolivia el 21 de diciembre de 1956, en La Paz, con la firma de un convenio sobre oleoductos y abastecimiento de petróleo. El documento lo suscriben los cancilleres Raúl Sapena Pastor, de Paraguay, y Manuel Barrau Peláez, de Bolivia, quienes recibieron sus respectivos poderes de los presidentes Alfredo Stroessner y Hernán: Siles Zuazo (17).

Este convenio tiene su antecedente en una Comisión Mixta paraguayo-boliviana reunida en La Paz el 25 de octubre de 1956, y que recomendó la construcción de oleoductos y la provisión de petróleo boliviano a nuestro país.

En el convenio de diciembre del 56 se establece que Paraguay prestará todas las facilidades necesarias para la construcción, mantenimiento y operación por cuenta de Bolivia, de un oleoducto que, partiendo de la vecina nación llegue a Puerto Casado, o a cualquier otro puerto sobre el río Paraguay, para la exportación de productos petrolíferos bolivianos a terceros países.

Ambas naciones se comprometen también a construir otro oleoducto. Una parte de este oleoducto lo construirá Bolivia dentro de su territorio y por su propia cuenta, desde sus fuentes de producción hasta un punto de la frontera, sitio a ser determinado posteriormente por mutuo acuerdo. Este oleoducto tendrá la capacidad suficiente para entregar al Paraguay, sobre dicha frontera, la cantidad inicial de 1.000 barriles diarios de petróleo crudo o derivados, cantidad que podrá elevarse hasta 5.000 barriles diarios. Paraguay se compromete a prolongar este oleoducto a través de su territorio y por su propia cuenta, hasta el punto sobre el río Paraguay que considere más apropiado. La tubería tendrá capacidad suficiente para transportar hasta 5.000 barriles diarios de petróleo o sus derivados. Cada país construirá por su propia cuenta, dentro de su territorio, las estaciones de bombeo y otras instalaciones necesarias para facilitar la operación.

Se consigna, asimismo, el compromiso de efectuar un intercambio constante de informaciones sobre el avance del oleoducto en los respectivos territorios, con el propósito de que los dos tramos lleguen simultáneamente al punto de empalme. Bolivia se compromete a prestar asesoramiento técnico para la ejecución de la obra 'en el lado paraguayo. Desde el día en que el sistema entre en funcionamiento, nuestro país se obliga a comprar --y Bolivia a vender-, por tiempo indefinido, 1.000 barriles diarios de petróleo crudo. Paraguay podrá, a opción, aumentar esta importación hasta S.000 barriles diarios de crudo o derivados, según lo permitan las posibilidades de abastecimiento bolivianas, que tornarán en cuenta el consumo interno de Bolivia, sus compromisos anteriores y su capacidad de producción. El precio que el Paraguay pagará a Bolivia por el petróleo crudo o derivados, será el del mercado internacional para productos similares. Los pagos se harán en dólares.

Teniendo en la mira el posterior convenio de 1962 entre el Gobierno del Paraguay y la Bolivian Oil Company, vale la pena reproducir el artículo tercero de este convenio de 1956. El mismo dice:

"Los gobiernos de las repúblicas del Paraguay y de .Bolivia, ele acuerdo con su propia legislación, podrán encomendar la construcción y exploración dé los oleoductos previstos en los artículos I y II a entidades nacionales o a empresas privadas, pero quedarán responsables de las obligaciones contraídas por este Convenio y de las que deriven de su ejecución"      (El subrayado es nuestro).

Con esto no queremos sino destacar que si el Gobierno paraguayo no cantaba con capital o tecnología para construir el oleoducto, este proyecto podía entregarlo a una empresa privada para su concreción, PERO SIN RENUNCIAR A LA PROPIEDAD DEL OLEODUCTO como efectivamente renunció después, en 1962, a favor de la Bolivian Oil Company!

Este convenio fue ratificado por ambos países y el canje de los instrumentos de ratificación se efectuó en nuestra ciudad capital el 27 de marzo de 1957, entrando así en vigor en esa fecha.

Varios documentos sobre oleoductos y petróleo fueron fírmalos por sucesivos gobiernos de las dos naciones. Este de 1956 es sin embargo, el único que fue ratificado. Si bien en el mismo no se menciona la instalación de una refinería de petróleo, asegura a Bolivia la salida de su crudo por el río Paraguay, y a nuestro país la provisión del crudo o derivados, conforme a nuestras necesidades. Ambas naciones salen gananciosas con este convenio; el mismo también contribuye a estrechar los vínculos y establece una mutua cooperación. A pesar de ello, el proyecto no se concreta. Es difícil establecer el porqué: La falta de implementación de los proyectos comunes es una constante en las relaciones paraguayo bolivianas. Ningún historiador nos ha dicho todavía a qué se debe esto. Evidentemente, el problema no está en los pueblos, porque entre ellos no hay motivos de discordia. Todo lo contrario; ambos pueblos tienen los problemas comunes del subdesarrollo, sus economías son complementarias, tienen fronteras comunes y las mismas aspiraciones de progreso y bienestar. Sin embargo, hasta ahora han vivido como si el otro no existiera. Las expectativas bolivianas, al igual que su comercio y su intercambio cultural, se dirigen a la Argentina; Perú y Chile. Las paraguayas, a la Argentina y al Brasil. En la práctica, y aunque esto duela decirlo, "sabemos" que Bolivia existe porque tenemos un embajador de ese país en Asunción, y "sabemos" que tenemos fronteras comunes sólo cada vez que miramos un mapa del Paraguay. Y esta realidad se refleja claramente en la prensa asuncena. Las noticias que se publican de Bolivia se limitan a los golpes de Estado que allí se producen. En el Paraguay se organizan excursiones, giras deportivas y culturales, encuentros le todo tipo a la Argentina y al Brasil; a veces, incluso, al Uruguay. A Bolivia casi nunca. Tenemos familiares, conocidos, amigos entre argentinos, brasileños y uruguayos. Esto no sucede con los bolivianos. ¿Qué sabemos de la realidad boliviana, de su historia, su cultura, la idiosincrasia de su pueblo? Nada. Absolutamente nada. Bolivia tiene fronteras con el Paraguay, pero no hay un camino bueno por donde transitar, y hasta antes de la inauguración de nuestra estación terrena de Areguá, para hablar telefónicamente a La Paz había que establecer la comunicación vía Europa o Estados Unidos. Hay fronteras comunes, pero a los efectos del acercamiento y de un común destino para nosotros, es como si el pueblo boliviano estuviera viviendo en el más apartado rincón del Asia.

Quizás buceando en esta realidad se pueda encontrar la respuesta de por qué no se concretó el proyecto de los oleoductos del año 1956.

En Paraguay, en cambio, seis años más tarde, se firmará el convenio con la Bolivian Oil Company, una 'empresa pirata, sin capital ni respaldo técnico (como veremos más adelante), y a favor de ella renunciaremos a construir nuestro propio oleoducto, y por causa de ella quedará enterrada 'la idea de una estrecha cooperación con Bolivia en el campo de tos hidrocarburos.

Si se hubiera concretado lo dispuesto en el convenio de 1956, tendríamos petróleo boliviano y refinería moderna. No hubiéramos tenido así los "problemas de abastecimiento" inventados por REPSA; no habría posibilidad de que se produjeran las famosas "sobrefacturaciones" de REPSA, ni los elevados "costos" de fletes marítimo y fluvial. Tampoco hubiera tenido REPSA oportunidad de inventar el "pre-refinado" en el Brasil y jamás hubiéramos enfrentado problemas de abastecimiento, a los cuales REPSA nos acostumbró cada vez que quería imponer nuevas alzas de precio de los combustibles. La situación hubiera sido bien diferente si se concretaba lo pactado con Bolivia. Hoy no estaríamos en manos de REPSA en su nuevo ropaje de PETROPAR, ni dependeríamos de los vitales depósitos que están en poder de REFCO y NAVIPAR (18), ni nuestra economía estaría sufriendo los duros golpes inflacionarios originados en la suba de precio de los combustibles. Ni tampoco hubiéramos sufrido, como Nación, la afrenta que vino del Senado y del Ministerio de Industria y Comercio en agosto de 1980, al señalársenos que el país no podía hacerse cargo por sí mismo de la refinería porque no había "hombres" ni "capital" para ello, y que por tanto necesitábamos imperiosamente la presencia de REPSA.

(16) Ver texto íntegro en Apéndice Documental.

(17) Ver texto íntegro en Apéndice Documental.

(18) REFCO fue constituida el 19-XI-73 y su personería jurídica fue aprobada por Decreto No. 3.735 del 8-R-74; NAVIPAR fue constituida en Buenos Aires, Argentina, el 7-VI-71 y su personería jurídica aprobada por Decreto del 24-VI-71. Los Buenos de REPSA crearon REFCO y NAVIPAR para transferir a ambas, dolosamente, bienes que debían pasar sin costo al Estado paraguayo.

 





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