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ARTURO RAHI (+)

  CREACIÓN DE BANCOS : 1890 - BANCO MERCANTIL DEL PARAGUAY (Por ARTURO RAHI)


CREACIÓN DE BANCOS : 1890 - BANCO MERCANTIL DEL PARAGUAY (Por ARTURO RAHI)

CREACIÓN DE BANCOS : 1890 - BANCO MERCANTIL DEL PARAGUAY

Por ARTURO RAHI

 

 

CREACIÓN DE BANCOS : 1890 - BANCO MERCANTIL DEL PARAGUAY

Para llenar el vacío originado por el cierre de los bancos locales, por causa de la crisis mencionada, los comerciantes de la Ciudad de Asunción organizaron lo que vinieron en llamar "La Agencia Mercantil", cuya finalidad principal fue la de auxiliar al comercio, buscar y localizar los mejores lugares para colocar los productos nacionales de exportación e inclusive emitir órdenes de pago sobre otras plazas.

La Agencia empezó a operar el 1° de enero de 1891 con un pequeño capital integrado de $ 161.000 sobre uno nominal de $ 300.000. La Asamblea de Accionistas que aprobó los Estatutos de la entidad, se había realizado al 19 de Diciembre de 1890. Se estableció un período de vigencia de la Agencia de 50 años.

La Agencia fue autorizada a recibir depósitos en cuentas corrientes y plazo fijo, con o sin intereses; realizar descuentos de documentos preferentemente comerciales e industriales; todo tipo de operaciones en monedas extranjeras, como ser compra-venta de efectivo y transferencias: realizar anticipos sobre operaciones de acopio de mercaderías generales que favorezcan al productor primario, para la rápida venta de sus productos; y como es común en esta clase de instituciones, se le autorizaba a realizar toda clase de operaciones relacionadas al negocio bancario.

La Agencia debía tener la sede de sus negocios en la Ciudad de Asunción, pero estaba autorizada a habilitar sucursales en otras Ciudades del interior.

Más adelante veremos que se habilitaron sucursales en varios lugares, las que cumplieron muy buena gestión por largos años.

El 28 de Diciembre de 1891, al cumplirse el primer año de vida, el capital de la Agencia fue aumentado a $ 1.000.000 resolviéndose la integración de $ 500.000 lo que nos está diciendo que el éxito coronó los esfuerzos de sus directores desde el comienzo.

La Asamblea de Accionistas de fecha 21 de Diciembre de 1892, resolvió cambiar el nombre de la Agencia y designarlo desde entonces con el de "Banco Mercantil del Paraguay", que expresaba mejor la realidad de las cosas.

La creación del Banco fue aprobada por Decreto del gobierno de fecha 5 de Enero de 1893. Ya el 1° de Enero de 1893 fue aumentado el capital del banco, fijándose en $ 5.000.000, monto relativamente pequeño si se consideran todos los factores en juego en ese entonces y que tenían relación al negocio bancario.

Pero no debemos olvidar que era la época en que primaba enteramente la voluntad y el interés de los accionistas, ya que no existía una ley que regulase la existencia y el funcionamiento de los bancos, en beneficio de los inversionistas y depositantes que con él operasen. Pasarán muchos años todavía, para tener una Ley de Bancos.

Se menciona (Berthornier, libro citado, pág. 68 (segunda parte)) que el balance de finales de 1895 muestra la primera operación de crédito hipotecario, que tiene realmente importancia para esta narración, porque como veremos más adelante, fue el tipo de operación que llevó (o por lo menos apresuró) al banco a su colapso.

Poco a poco el banco fue creciendo y su importancia en el mercado financiero paraguayo se incrementó y estabilizó. Sus operaciones alcanzaron un nivel nacional y se hizo necesaria la apertura de Sucursales que ayudaran a su normal desenvolvimiento.

El 4 de Junio de 1900 abrió sus puertas la Sucursal de Concepción, el 5 de Enero de 1901 abrió la de Villarrica, el 19 de Enero de 1901 la de Pilar y el 1° de Noviembre de 1905 la de Paraguarí.

Hasta hoy podemos ver los edificios que fueron construidos para dichas Sucursales en Villarrica, Pilar y Concepción. Siguen cumpliendo como locales bancarios (Banco Nacional de Fomento). Lo mismo podemos decir del céntrico local que utilizaba el banco en Asunción.

La ocurrencia de los hechos nos muestra que el banco operó normalmente durante muchos años, realizando las operaciones bancarias tradicionales, aunque, y esto ya lo dijimos antes, alrededor de 1900 empezó a operar con algunas operaciones hipotecarias, para luego ir aumentándolas descontroladamente, con resultados desastrosos. El desconocimiento de la operación, y más que nada de sus consecuencias, evidentemente existió. Esto no fue bien evaluado.

Por falta de experiencia en la materia no anticiparon los resultados de este tipo de operación en un mercado recesivo. La tenencia de una buena garantía real deslumbró a los Directores del banco, que no anticiparon que estas garantías por más buenas que fueran, pudieran no ser realizables en un momento de real necesidad e iliquidez. En el año 1905 el Directorio resolvió integrar el capital fijado en $ 5.000.000. La mayor parte de las acciones fueron colocadas en el mercado europeo, lo que nos está diciendo de la completa confianza que merecía el manejo del banco en el ámbito financiero de aquel viejo y exigente continente.

El 10 de Abril de 1906, se resolvió aprobar una modificación de los Estatutos, por la que se aumentó el capital del banco hasta $ 25.000.000. El gobierno dio su aprobación a dicha modificación por Decreto del 10 de Abril de 1906 e inmediatamente el Directorio, con fecha 1° de Mayo, emitió nuevas acciones que fueron totalmente suscriptas, la mayor parte en el extranjero. Nuevamente en 1907 el Directorio emitió nuevas acciones, llevando el capital integrado hasta $ 20.000.000, muy cercano ya al capital autorizado, restando solamente $ 5.000.000 a emitirse para alcanzar el máximo aprobado.

Ya en 1908 el Directorio se quejaba que los negocios eran difíciles y que la plaza se desenvuelve con muchos problemas. Las operaciones bancarias habituales se redujeron, sin embargo las hipotecarias siguieron aumentando, es que se cree firmemente que estas no representan peligro alguno para la institución. Al año siguiente el rubro de las hipotecarias sigue en constante aumento, y ese es el momento en que el "banco tenía entre inmovilización y adelantos casi el 60% de su capital"(Berthomier, libro citado, pág. 72), siendo el valor de los depósitos equivalentes a dicho porcentaje (Berthomier, libro citado, pág. 72). De aquí en adelante, ya comenzó la inmovilización del propio capital del banco, sin que el Directorio le diera importancia al problema. Y lo dice Berthomier (Berthomier, libro citado, pág. 74) "ninguna de las Memorias del banco hace notar el enorme incremento de la Sección Hipotecaria". ¿Creían realmente los Directores que no representaba peligro alguno?. O es como lo afirma Berthomier (Berthomier, libro citado, pág. 74), que estos no mostraban "las cosas con claridad a fin de no alarmar a las accionistas", afirmación esta muy grave que da motivos para pensar en la capacidad moral de los Directores, antes que en la capacidad profesional.

Hasta 1917 los dividendos pagados por el banco fueron razonablemente buenos. Sin embargo en 1918 el dividendo pagado llegó apenas al 4%, resultado de un año que fue influido por la finalización de la primera Guerra Mundial, que trajo como consecuencia la paralización de los negocios de exportación, especialmente el de la carne. Fue en este año que el Directorio se dio cuenta, o aceptó la realidad de las cosas: "La cuenta Propiedades ha aumentado considerablemente a consecuencia de habernos hecho cargo de algunos pagos de deudores morosos. Aunque por el momento son de difícil realización, tenemos la fundada opinión de que con las amortizaciones efectuadas, podemos liquidar por la suma que figura en el Balance sin mayores perjuicios". "Alguna vez el Directorio debía darse cuenta del grave mal que les amenazaba. Pero lo malo es que los Directores se dieron cuenta del mal cuando este ya no tenía remedio" (Berthomier, libro citado, pág. 74).

El 10 de Noviembre de 1920 el gobierno dictó una ley de moratoria. El banco se acogió a ella para salvar momentáneamente su situación. El más duro escollo que enfrentaba en ese momento se encontraba en el sector ganadero. Los ganaderos habían tomado créditos acicateados por la facilidad con que vendían sus productos a la Europa en guerra, pero al finalizar la contienda, se encontraron con grandes stocks sin poder colocar y con deudas grandes que no podían pagar.

El 27 de Octubre de 1920 el gobierno autorizó una vez más la modificación de los Estatutos del banco, por el que se aumentó el capital autorizado a la suma de $ 50.000.000. Este dinero fresco, $ 25.000.000, pudo dar al banco el necesario respiro para recuperarse, pero el mercado agotado e ilíquido, no permitió integrar fondos adicionales. No se pudieron colocar las acciones.

Un primer síntoma de la caída representó el cierre de la Sucursal de Paraguarí en el mes de Abril de 1920. Con este cierre se dio término a la única experiencia vivida en dicha Ciudad por un banco privado. Nunca más se habría de repetir.

Una vez más, y esta vez la última, en Asamblea Extraordinaria de fecha 14 de Marzo de 1927, los Accionistas procedieron a modificar los Estatutos Sociales. Esta modificación se debió a un arreglo acordado con los acreedores, que más que nada se refiere al capital, que fue confirmado en $ 50.000.000 ( tal como fue fijado en el año 1921) dividido en 50.000 acciones de $ 1.000 cada una e integrado de la manera siguiente

Serie A: $ 10.000.000 de acciones preferenciales con derecho a un dividendo fijo anual del 8%.

Serie B: $ 10.000.000 de acciones con segunda preferencia con derecho a un dividendo fijo también del 8%.

Serie C: $ 2.500.000 de acciones a ser canjeadas con acciones anteriores ya integradas. Para estas acciones se estableció un dividendo fijo del 8%, a ser pagados de las utilidades líquidas que restaren luego de pagar los dividendos de las acciones de las Series A y B.

Serie D: $ 27.500.000, es decir el saldo que resta para completar los $ 50.000.000 del nuevo capital. Estas acciones ya no tenían beneficio especial alguno y cobrarían los dividendos, tal como se presentasen las condiciones de cada ejercicio financiero.

En el ínterin, el 25 de Octubre de 1926, el banco llegó a un acuerdo con sus acreedores, de manera a poder continuar con sus operaciones. Este acuerdo, típico de esta clase de convenios entre deudores y acreedores, contenía los siguientes puntos: a) Renuncia por parte de los acreedores a los intereses vencidos y devengados entre el 11 de noviembre de 1920 y el 30 de Septiembre de 1926. b) Sobre lo restante reconocido por el banco como adeudado, este debía pagar el 20% en efectivo. c) Sobre el saldo obtenido de restar la deuda original menos el pago ya citado del 20% el banco tomaba el compromiso de pagar el 40% en acciones y el 60% en obligaciones (documentos) que devengarían el 3% de interés anual y que debían ser amortizados el 10% anual.

Igualmente el banco (los accionistas) prometió aportar $ 10.000.000 como capital adicional (aporte de capital), promesa esta un poco apresurada seguramente, ya que nunca pudo cumplirse. Ni el mercado local ni el internacional aceptaron el desafío.

En estas condiciones, sin embargo, el banco hizo lo posible para cumplir sus compromisos. Pagó el 20% en efectivo mencionado (en b), emitió el 40% de acciones y el 60% en obligaciones citado más arriba (en c) y los fue entregando a sus acreedores según lo convenido. Igualmente pagó las amortizaciones del 10% del interés de 3% (citado en c) correspondientes a 1927 y 1928. Pero ya no pudo hacerlo en 1929, cerrando sus puertas en 1930, dejando un gran vacío para llenar en el mercado financiero paraguayo, es que el Banco Mercantil del Paraguay fue una primera exitosa experiencia en este ramo de los negocios, y que prestó innegable ayuda a todas las actividades productivas.

La gran lección que dejó este banco y que todos debieron aprender en el futuro, es que la inmovilización de los depósitos (y del capital) en activos fijos, representa un gran peligro para la vida de la institución. No siempre (o casi nunca) es solo la garantía dada para otorgar un préstamo, la que debe decidir su concreción, sino que la capacidad de repago, o capacidad de crear fondos necesarios para cancelar la operación, debe recibir una atención preferencial en el análisis y otorgamiento de una operación crediticia, ya que de esta capacidad dependerá que el banco pueda recuperar el dinero prestado y tenga liquidez para continuar operando.

El Departamento Hipotecario dejó al Banco con muchas propiedades inmobiliarias adquiridas como repago de préstamos otorgados, pero también muchas cuentas vencidas y no pagadas. La realización de esas propiedades, en un período continuo de fuerte crisis e iliquidez (se inicia en 1918), no fue posible, y el banco contando con un gran activo fijo tuvo que cerrar sus puertas y liquidar.

El Banco Mercantil del Paraguay fue el primero que pudo operar durante 30 años continuos, y su caída puede atribuirse evidentemente al desconocimiento por parte de sus directores de la técnica bancaria y sus consecuencias, tan necesaria para quienes ocupan estas posiciones. Prácticamente y durante años, los directores desconocieron, ocultaron o no hablaron en sus Memorias Anuales, de hechos capitales que finalmente llevaron al banco a su caída, lo que está confirmando nuestras presunciones.


 
 
 
 

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LA MONEDA Y LOS BANCOS EN EL PARAGUAY

Obra de ARTURO RAHI

 Ediciones Comuneros. Asunción – Paraguay,

1997 (253 páginas)

 


 

 

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