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GUILLERMO SEQUERA

  COSMOGRAFÍA CHAMACOCO / COSMOGRAPHY CHAMACOCO - Texto de GUILLERMO SEQUERA - Dibujos de OGWA FLORES BALBUENA / WULKY DOHORÂTA


COSMOGRAFÍA CHAMACOCO / COSMOGRAPHY CHAMACOCO - Texto de GUILLERMO SEQUERA - Dibujos de  OGWA FLORES BALBUENA / WULKY DOHORÂTA

COSMOGRAFÍA CHAMACOCO/ COSMOGRAPHY CHAMACOCO

GUILLERMO SEQUERA

 OGWA FLORES BALBUENA/ WULKY DOHORÂTA

 

 

This book is published by Borås Konstmuseum. The drawings by Ogwa Flores Balbuena and

Wulky Dohorâta were shown as a part ofan exhibition project 1992 at Kulturhuset (The Culture Center) in Stockholm. Support was provided by UNESCO and Swedish International Development Agency.

TEXT: Guillermo Sequera, Elisabet Haglund

DRAWINGS: Ogwa Flores Balbuena and Wulky Dohorâta

PHOTO: Guillermo Sequera

TRANSALATIONS: Victoria V. Brown (English texts), Jesús de Pedro (from Swedish to Spanish) and Ana Valdes

GRAPHIC DESIGN: Marie-Louise Weise (MW Form)

PRINT: Etcetera Offset AB, Borås 2oo5.

FRONT PICTURE: El tomâráha Túkule muestra impresiones de manos blancas ohm a pitsa pora para la puesta escena del ser mítico Honta abich. Peichota 1989./ The Tomâráha Túkule exhibiting impressions of white hands ohma pipa for the staging of the mythical being Honta abich. Peichota 1989

Borås Konsmuseum, Box 856, 50115 Borås, Sweden ISBN:973986-6-7

 

INDICE

Español

introducción de Elisabet Haglund

Se los denornina «Chamacoco» de Guillermo Sequera

Fotographia en color/Colour Photos

Mitos

Indice de imagenes

Dibujos/Drawings: Ogwa Flores Balbuena/Wulky Dohorata

 

 

INTRODUCCIÓN

 

         Son varios los motivos que hacen muy oportuna esta publicación. En primer lugar, los textos reunidos por su autor son resultado de una larga investigación etnografía sobre las culturas de los Ybytóso y Tomárâho -conocidos como los chamacoco del Alto Paraguay-. Su larga convivencia en las comunidades, le permitió ajustar un procedimiento de acción poco usual en las ciencias sociales: un conocimiento amplio y agudo de sus lenguas, tanto como de sus manifestaciones culturales; una competencia sobre sus modos de subsistencia y vinculación con el aprovechamiento de la naturaleza. Por otra parte, la importancia en su trayectoria se afirma además, por el constante interés del autor en dedicar especial atención a la promoción de estudios, basados en intercambios transversales: del rigor antropológico, a la botánica, de la etnohistoria a la zoología, y su eventual aplicación en resolver problemas que acucian a las sociedades étnicas. Ese pasaje, que se hace tan necesario hoy entre ciencias, arte y compromiso solidario ante las minorías culturales. Eso es lo que quiero señalar aquí, ese esfuerzo constante en el obrar investigativo de Guillermo Sequera, en incesante búsqueda por el equilibrio justo en el saber retribuir al desarrollo del conocimiento y la emoción. Lo que se muestra en esta edición es nada más que una parte de ese esfuerzo promovido por el investigador, la reunión de relatos orales que dignifican la concepción del origen y sostenimiento del mundo, a través de la escenificación en dibujos realizados por los mismos indígenas. Esa también es una prueba palpable de su contribución original, la utilización etnográfica del dibujo como proceder metodológico, a fín de capturar la memoria colectiva original y su consecuente expresividad personalizada hacia un vuelco por restituir el ordenamiento gráfico de las cosas y el mundo de los chamacoco.

         Los autores de los dibujos de este libro, Ogwa Flores Balbuena y Wylky Dohorâta, provienen de dos comunidades culturales diferentes: la de los indígenas Ybytóso y la de los Tomárâho del Chaco paraguayo, separadas por quizá un centenar de kilómetros y expuestas a diferentes tipos de actividad misionera, explotación agraria o de intromisión territorial. Ogwa Flores Balbuena fue influido por la misión llevada a cabo por las New Tribes Missions, presentes en su comunidad desde los años 1947. Sin embargo, Wylky y los miembros de su sociedad, los Tomárâho, nunca llegaron a tener relación con estos misioneros, hasta hace pocos años. Ninguno de los dos fue a escuela alguna, ni siquiera en el contexto de una asistencia sanitaria inexistente en diferentes momentos tuvieron contacto con la realidad nacional paraguaya. Las edades de estos artistas aborígenes rondan los sesenta. Wylky, chaman con jerarquía estelar, ha mantenido una posición social central.

         En 1991, realizando un viaje a Paraguay, tomé contacto con el antropólogo Guillermo Sequera. El motivo de mi viaje fue la preparación de una gran exposición sobre las culturas indígenas americanas en la Casa de la Cultura de Estocolmo. Unos años antes había tenido noticias de los preparativos para la celebración en 1992 del V Centenario del descubrimiento de América por Colón, con una gran exposición en Sevilla. En realidad, nunca llegué a comprender que el "descubrimiento" hubiera podido ser motivo de "celebración". Además, el término "descubrimiento" siempre me pareció inapropiado para denominar el viaje de conquista a occidente, y la sorpresa de los europeos de encontrarse finalmente con un continente desconocido. De ahí me surgió la idea de poner en marcha una exposición acerca de las culturas americanas en las que todavía se reflejan la tradición precolombina. La muestra se organizó en un tiempo record.

         Una colega se ocupó de la parte norteamericana del proyecto, encargándome yo, a todo lo relativo a las Américas Central y del Sur. El año anterior había tenido la ocasión de visitar Brasil y disponía de buenos contactos en Ecuador, Panamá, Méjico y Chile. La sugerencia fue de llegar a un país con fuerte presencia poblacional indígena y el otro criterio, proyectaba llegar a Bolivia y Paraguay, dos naciones colindantes pero con diferencias notables. Los ríos Paraguay y Pilcomayo, delineaban a mis ojos, fronteras casi natura-les de historias y culturas, donde al remojo de esas aguas han vivido desde tiempos inmemoriales la misma gente en sus orillas. El investigador sueco Erland Nordenskiöld viajó a este territorio en los albores del siglo XX, realizando una de las más notables aportaciones etnográficas, acerca de la vida y costumbres de esos pueblos. En mi búsqueda, Paraguay se presentaba especialmente atractivo, por ser el único país en América donde una considerable población mestiza y "blanca" se expresa y comunica en una lengua indígena, el guaraní.

         Al arribar a Asunción fui al encuentro de Guillermo Sequera y, a través del mismo, conocí a Ogwa Flores Balbuena quien trabajaba con él documentando la cosmografía del grupo chamacoco. Los dibujos que Ogwa trazaba rebosaban por todas partes la naturaleza y cultura que él y su familia acababan de abandonar en su marcha hacia Asunción. Me contó que las inundaciones de los últimos años del río Paraguay, debidas a las talas forestales en Brasil, cubrían tan a menudo sus cultivos y territorios de caza que había resultado imposible seguir viviendo en ese lugar. Gracias al apoyo de Guillermo Sequera quien puso a disposición nuestra la colección de dibujos que tenía compilado; en 1992 pudimos mostrar el arte de Ogwa y Wylky en la exposición de la Casa de la Cultura de Estocolmo.

         Los dibujos de Ogwa muestran la voluntad de ilustrar el relato del mito oral originario, pero su representación aborigen de su entorno lleva el sello de una sensibilidad poética, una ternura omnipresente en su relación con la vida de árboles y plantas, un "vibrato" gráfico: la energía de la naturaleza se erige con fuerza en la exhibición de figuras míticas. En algunos casos, el relato visual se expone través de revoltosas nubes, de las cuales surgen los pájaros de las tormentas en configuraciones reiterativas, y que componen en un movimiento incesante, bajo una serie de formas múltiples. En una de ellas avientan el aguacero humillando los árboles contra el suelo. En otra, el vendaval se muestra en el espacio como una bandada de pájaros grandes y oscuros nubarrones, cuyas cabezas apuntan como la aguja de un avión de combate y sus cuerpos evoca un avance amenazador. Ogwa Flores consigue describir geográficamente un lugar mítico fundido en la estructura del relato. El sendero que aleja a los gentiles en el bosque, asciende y desciende sobre el papel como una escala celestial. No existiendo la reducción o ampliación de dimensiones de una perspectiva central, Ogwa introduce la suya propia, la del halcón detenido en vuelo explorando el terreno. Es el momento del reposo estético. La concentración y conciencia del mínimo detalle allí abajo es la del ojo del rapaz que diferencia el movimiento de una hoja del topo husmeando el resquebrajado forraje.

         En los dibujos de Ogwa se reconocen las vigilantes miradas del coleccionista y del cazador, la penetración del conocimiento que ancla el hombre a la naturaleza y la naturaleza al hombre. La fuerza que desequilibra la gran armonía es el hombre en sí y sus relaciones con las formas míticas. En este juego de energías el rito tiene una función de balancín, escenificando las situaciones decisivas para el hombre. Flores se aproxima a sus temas como un dibujante de "comics". Su sentido dramático y de movimiento es extraordinario. Los detalles de la vestimenta y aditamentos rituales reciben una atenta consideración en los dibujos, donde a menudo se observa el perfil de la nariz y los labios en rostros desprovistos de ojos y boca. A veces se presiente en el espacio construido como un apartado, como un sitio acordonado, un escenario, o un teatro, el descubrimiento de un espacio mítico o de un habitáculo donde un acontecimiento originario se presenta y tiene lugar. En ese mundo se contemplan las representaciones del mito o los participantes del ritual.

         Por el otro, los dibujos de Wylky consisten casi siempre en una condensación de una o dos figuras o se limitan a describir uno o más animales. El posible entorno, suelo, árbol o arbusto está siempre ausente, a no ser que uno de estos elementos sea el tema. Wylky utiliza líneas, líneas que nos obligan a pensar en los primeros trazados en roca y en la secular tradición del hombre de dibujar en la arena. En su cultura no existen ni el papel ni los libros, por ello sus dibujos son realmente una trasposición del dibujo sobre la tierra. Su capacidad de utilización rítmica de la línea es llamativa. Así como su sentido de aprovechamiento del espacio, la superficie blanca de la hoja, a partir de una coreografía fantástica de sus figuras. Wylky se expresa en un plano de sencillez, construida sobre la conmoción de las figuras y su relación con unas pocas líneas. Sus ficciones se muestran gráficamente elaboradas a partir de trazos cortos o largos, puntos, guiones. La figura humana aparece casi solamente en la descripción de un rito. Se percibe la agitación coreográfica de la danza colectiva. Las mismas figuras, los mismos gestos. Brazos cortos que incitan a ver un agitar de manos. Flexiones de tronco y piernas alargados, o en otras en estáticas expresiones minimalistas. Filas de figuras rítmicas sobre el papel. Wylky, el chamán, encarna en las figuras de sus dibujos una especie de sentimiento materializado, por ejemplo, en las plumas adheridas al vestido ritual. Por eso aquellas asemejan a árboles deshojados con sus piernas orladas de pequeñas ramas secas, o cubiertas de señales, manos negras sobre el tórax o manchas de felino de la cabeza a los pies.

         Wylky delinea los arboles con la misma simplicidad y el mismo sentido de ritmo y movimiento. Las ramas crecen y se desplazan sobre el papel, acorde con las morfologías de cada vegetal. Cuadrúpedos zapadores y bípedos volátiles saltan en una tímida huida sobre la superficie, los que a menudo parecen estar impresos en el mismo, como dibujados en la piedra o fosilizados, especialmente las tortugas, insectos, caimanes o peces.

         La cultura de los Ybytóso, y principalmente la de los Tomárâho se encuentra en peligro de extinción. Unas decenas de individuos residen en un remoto y último asentamiento en el Alto Paraguay. Estos dibujos y relatos son la expresión viva de una cultura en proceso de desaparición, construida desde una concepción de comunidad cazadora y recolectora. El hombre abre aquí los pasadizos entre la naturaleza y los lugares de los mitos para recurrir a la representación de formas humanas en la escenificación premonitoria de danzas y ceremonias. Los dibujos que se exponen dejan en claro, una decidida relación con las energías de la naturaleza, entroncada ésta en el conocimiento profundo de la vida de los animales y de las plantas, pero también en los relatos que simplifican el encuentro con el poder incontrolado de la misma, los peligros, las enfermedades, la vida y la muerte. La cosmografía que aquí se vislumbra tiene muchas similitudes con la de otras culturas indígenas de América del Sur. El residuo de vida y cultura que encontramos en los dibujos de Wylky, en los dibujos de Ogwa, trasluce en su movimiento vibrante y creativo, el trazo original del palo que durante milenios generó imágenes sobre la arena.

         ELISABET HAGLUND

 

 

 

 

         SE LOS DENOMINA "CHAMACOCO", vaya a saber porqué... Muy a pesar de ser diferentes, en sus lenguas, en sus maneras de explicar su relación con el mundo, los seres y las cosas; podemos decir que los llamados "chamacoco" no existen... Solo existen los Tomárâho, y los Ybytóso. Ambas etnias, pertenecen a un mismo tronco cultural: al de los Zamucos, asociados éstos por parentesco lingüístico y cultural, con los Ayoreo de Moro. Sin embargo, cuenta la buena gente que en los albores de la conquista, el arcabucero Schmidl, el aventurero Cabeza de Vaca, o, Nuflo de Chávez, nominan de manera muy confusa a un sin números de "tribus belicosas" que habitaban las regiones del gran Chaco, en cuyos textos aparecen nombres que podrían asemejarse como: Surucusis, Samácosis, Xaramecosis, y hasta Chomoco... La incógnita, fustigó mi curiosidad, poniéndome como objetivo de buscar origen y sentido a "chamacoco," en bibliotecas y archivos, y a través de textos de cronistas y etnógrafos. En dos años de sistemática búsqueda, desconcertado, pude establecer un listado de nombres consignados como sociedades que habitaron el Chaco entre 1535 y 1950, y donde el nombre de estos indígenas, veía transformarse con el pasar de hojas y folios, y ante fuentes documentales.

         Mi sorpresa fue mayor al constatar que para los indígenas, el nombre "chamacoco" nada quería decir, y que el mismo nombre, según versiones, de los mismos, fuera utilizado para nominar sólo a los Ybytóso, quienes desde mediados del siglo XIX, habían establecido permanentes contactos con los paraguayos y brasileros. Los Tomárâho, no eran considerados de la misma manera, pues, siempre alejados de las riberas del río Paraguay, permanecían ocultos a la mirada de la sociedad nacional. El encuentro con el "otro", requiere primero una cierta atención de cómo se autodenomina el otro. El estudio comparativo entre lo escrito y lo dicho en la historia de las sociedades son siempre motivos de asombro y sobresaltos. Por ello, rescatar el proceso de cambios y ambigüedades que soporta la nominación de "chamacoco" en lo escrito, significa que el uso colectivo del término, y la aceptación gentilicia puede concluir en la determinación étnica. Aquí, el trabajo se titula cosmografía chamacoco, como un intento de apelar esfuerzos múltiples y afirmar la vitalidad creativa de estos indígenas, -Ybytóso, como Tomárâho-, quienes, desde los años 1986, me ofrecieron la oportunidad y la paciencia, de darme a conocer una dimensión cultural insospechable. Merece destacar aquí, que a partir de interrogantes e ideas convergentes discutidas con Ticio Escobar, en esos años, y principalmente en lo que hace a la contribución artística e inventiva de los aborígenes en la creación de nuestra sociedad paraguaya, decidimos prestar una mirada reflexiva a las comunidades culturales chaqueñas. Desde ese momento, las investigaciones que arrancan con los Tomárâho e Ybytóso, disparan hacia direcciones diferentes de aproximación.

         La investigación que se presenta aquí, fue producto de momentos importantes que justifican su exposición. Primero, la intención de mi estudio apuntaba a establecer un catálogo de sabidurías orales, a través de colectas sistemáticas y registros de la memoria cultural de los chamacoco. La colecta de relatos orales se inició en febrero de 1986, hasta 1996; la cual, posibilitó establecer un corpus de 1.200 relatos míticos compartidos, entre versiones de Tomárâho, y por el otro, versiones de los Ybytóso. Muy a pesar de las diferencias dialectales, así como sutilezas expuestas por ambos grupos, la temática -(ver títulos de los relatos)-, desarrollada por los relatos, son de un mismo contenido. Esta herencia oral, de gran riqueza y diversidad, que nos fuera presentada por varios informantes, niños, jóvenes, como adultos, interpelaba a un posicionamiento riguroso del estudio, pero también a una actitud flexible al paso transversal de datos, en donde la participación de indígenas sean confrontadas a explicaciones cruzadas con las de la botánica, o con la zoología occidental. Dinamizador de situaciones afectivas y prácticas, desechando toda argucia externa e inoperante a lo que algunos denominan programas de desarrollo. En ese proceso de experiencias enriquecedoras, se sitúa este intento de exponer la cosmografía chamacoco, pues a la par de ejercer una intención primera en el conocimiento sobre la sabiduría en la oralidad, a través de la lengua y su denominación, condujo la investigación en apoyar otros procedimientos metódicos, que permitirían reunir, proyectar, conocer, más allá de una mera encuesta, basada ésta, en colectas de diseños gráficos.

         Merece ello, un tributo muy especial a la obra del gran etnógrafo sueco, Erland Nordenskiöld, quien, a principios del siglo XX, en visita a etnias del Chaco, y como fuera de uso corriente en la etnografía europea, investigadores como él, incitaban a sus informantes indios a dibujar sobre papeles; para saber, a qué nivel de evolución en la escritura habían arribado. Es de suponer que Nordenskiöld dispondría de una colección más importante de diseños realizados por chaqueños Manjui y Nivacle, que los publicados en su libro, editado en 1929, en versión francesa: " Les indiens du Chaco " ( Stockholm 1910).

         Los diseños que se presentan en ésta edición, son diseños originales realizados por Ogwa Flores y Wylky, entre 1986 y 1996. La curiosidad me estimuló a plantear a los chamacoco, un procedimiento lúdico. «¡Ayer; dibuja cómo ves el mundo...!», fue la propuesta hecha a Wylky, chamán estelar Tomárâha, luego a otros miembros de su grupo. Al poco tiempo, la propuesta fue hecha a los Ybytoso, entre ellos a Ogwa Flores. Al correr del tiempo, los diseños realizados por los indígenas, daban cuenta de figuras y temáticas diversas, anudadas, sin embargo, a un mismo hilo conductor: el relato. Tinta echada sobre papeles, configuraría la idea sobre una representación y explicación del mundo chamacoco. En varios años, fueron reunidas miles de planchas, cuya labor se basó en un ordenamiento de la información, estimulando a la vez, la redacción de un intento de diccionario cultural. La selección de las planchas para su publicación aquí, sugirió acompañarlas al texto, principalmente a algunos relatos míticos, para exhibir el otro lado del espejo chamacoco.

         Sería poco decir, toda la paciencia y hospitalidad que me fuera ofrendada por los chamacoco, principalmente entre los años (1986 a 1991) en sus comunidades, y por confiar en esta tarea: la de ordenar, a mi manera, este trabajo y su publicación. Quiero señalar también mí gratitud a la Comisión sueca de la UNESCO y Swedish International Development Agency por haber facilitado la financiación de la edición. A Elisabet Haglund, de Borás Konstmuseum (Museo de Arte Moderno de Borás) quien pudo incidir sobre la importancia de dicho proyecto. El agradecimiento expreso y reiterativo para los Tomárâho, para los Ybytoso, por iniciarme al reconocimiento de una cultura que se expone sin temores al proceso de construcción de la sociedad paraguaya. A ésta, de comprender que su propia invención se afirma en la relación de interculturalidad, pero también en la dignidad y apoyo para aquellos indígenas chaqueños, que como los chamacoco, desean ser diferentes y así contribuir afirmar el colorido patrimonio humano del Paraguay. ¡Los chamacoco, entonces, una cultura condenada a vivir!

 

         GUILLERMO SEQUERA

 

* Opyrse, Ogwa, Wutsyke, Aligio E., Wulky, Daniel Voluut, Palacio Vera, Nerke.

 

 

 

MITOS

 

         SUENO SOBRE EL VENTARRON/ CHYKERA IHLA: Cuando la cabellera de inla (viento) azota, aparecen las enfermedades que solo puede combatir el chamán. El chamán soñó que cierto día ihla se presentó ante él y le dijo: -Te entregaré mis poderes, cantarás como yo lo hago y podrás curar a la gente que enferme a mi paso. Si aprendes no morirás. -Entrégame el poder, - asintió el chamán, quien volvió a su casa con el canto de ihla. Fue así que el chamán comenzó a curar a todo aquel que presentaba quejas. Le ponía su mano derecha en el lugar de la dolencia, chupaba el loso (mal), que escupía en el pemmuhne (embudo plumario) y luego vertía en un pozo que él mismo cavaba con su alybyk.

         La voz corrió de boca en boca. Cada vez venía gente de más lejos a curarse con el único chamán que había tenido un encuentro con Ihla y poseía sus poderes.

         Todos acudían a él, incluso quienes le temían. Comprendían que solo acercándosele podían salvarse de las enfermedades del viento, pues no había otro chamán con esos poderes. ► 37

         DE DONDE SURGEN LOS SERES MÍTICOS/ NYPUU ANABSORO IHERRA: Los ohlarro (ancianos) instruyen a los wetêrak (jóvenes iniciados) en preparar el nypuu o pozo de donde surgen los seres míticos (anabsoro). Estos seres comienzan a brotar de la superficie del pozo y cada uno se presenta con diversas y variadas pinturas en el cuerpo. Durante el ritual, los ancianos insisten en hacer notara los wetêrak que cada anabsoro se presenta de una manera diferente.

         - Tengan en cuenta - dijo uno de ellos- que los anabsoro iniciarán una gran fiesta después que Hopupora tsorâhaka, el primero en salir, grite: Ne ne ne ne ne... Ne ne ne ne ne...

         - No olviden el momento de la preparación del nypuu (agujero originario por donde surgen los seres míticos anabsosro). Hay que hacerlo como en los orígenes, respetando cada paso. Primeramente, los wetêrak deben pintar sus cuerpos de negro, para estar sanos; deben cantar, sacar toda la ponzoña de la boca y escupir en el nypuu para alimentar a los anabsoro y calmar su hambruna. No pueden comentar nada a las mujeres. Si éstas se enterasen, Axnawyhyrta  ►76 (divinidad femenina) impondrá su castigo haciendo surgir agua del nypuu, al que todos caerán y morirán ahogados.

         Según la tradición, Axnawyhyrta había dado las instrucciones a los ohlarro (anciano=sabio) en los orígenes y había apelado a respetar rigurosamente sus enseñanzas: - Si no cumplen, ustedes van a ir muriendo. Cuando queden algunos pocos, serán exterminados por otras naciones y así acabará el mundo de los autóctonos.

         La palabra de Axnawyhyrta se cumplió. En una ocasión, un hombre se enfrentó a Nehmurt (ser mítico gigante), a quien dijo que quedaría solo para siempre. Nehmurt, enojado, tiró una concha que se convirtió en una gran laguna, donde empezaron a surgir peces y otros animales, y sentenció: - Yo tengo poderes de zambullirme en las aguas profundas y encontrar muchos anabsoro, con quienes haré alianza. Incluso, las hojas como lanzas de plantas guaho pe se convertirán en anabsoro. Ustedes, los hombres, no tendrán otra alternativa, morirán uno a uno hasta el exterminio de todos. Yo no, y tampoco quedaré solo, pues tengo a los demás anabsoro que me esperan bajo el agua. Así cuentan los ohlarro a los wetêrak. Los viejos dicen lo que sucedió... De esto, las mujeres nada saben.

         De cualquier manera, habrá ponzoña si alguien no recuerda cómo debe ser e incumple los requisitos del ritual. - Ustedes los jóvenes deben respetar el nypuu, no jugar con él, pues cada vez que su mujer tenga un hijo, éste morirá. - Si ustedes dejan suciedad o basura en el nypuu, también recibirán un gran castigo. La tierra dará un vuelco y la palabra de Axnawyhyrta se cumplirá, nadie se salvará. ► 38, 39.

 

         LA LEYENDA DE XIHNIMICH/ XIHNIMSCH HUTE OWICH: La primera vez que yxyro (hombre primigenio) encontró a un anabsoro, se asustó, sacó su alybyk, lo clavó en el cuello de aquello que había hallado y lo degolló. Luego tiró la cabeza hacia una pendiente y fue a buscar a su gente para mostrarles el animal que había matado. En realidad, se trataba del anabser Xihnimich. Al llegar su gente, el yxyro señaló hacia donde había tirado la cabeza como botín de caza, pero el lugar se había convertido en una gran laguna. Todos se pusieron contentos de encontrar agua abundante y propusieron llamar a la laguna Xihnimich hute owich.

         Poco a poco aumentó el número de curiosos que se acercaba a la laguna y preguntaba qué había pasado y el por qué del nombre. Al obtener respuesta, les parecía muy bien que el yxyr hubiera descabezado a Xihnimich, y que era una gran suerte contar con una laguna de tanta agua. Por esa razón, no dejarían el lugar. La aprobación se generalizó. A la pregunta de quién le había dado la idea al yxyro de degollar a Xihnimich, alguien respondió: - Fue Axnawyhyrta, ya que si no es idea suya, no hubiera surgido la laguna, que se multiplicará en otras miles y miles en el monte.

         Así ocurrió y la gente estaba feliz. Sacaban agua de la laguna, se bañaban en ella, colectaban anguilas para comer, otros iban en busca de miel en los alrededores, hasta que acabaron con todos los animales y alimentos que les proporcionaba el lugar. Nada quedó.

         Ante el hambre, los viejos prepararon harina de algarrobo para hacer tortas, pero por último se vieron obligados a emigrar. No obstante, de vez en vez alguien volvía a la laguna para llevar agua. Cuando aparecieron los blancos, se apoderaron de la laguna y crearon una estancia con vacas y caballos. Entonces los yxyro carecieron de agua, se quedaron sin laguna..., ante lo cual no tuvieron otra salida que utilizar la raíz de icháhato (caricacea), que una vez cortada da mucha agua. ► 40,41

 

         LA VIDA EN YMYKYTA/ YMYKYTA: Según la gente comenta, Ymykyta es una enorme laguna, tan grande que no se distingue su fin. Su nombre lo debe a la abundancia de alimentos que ofrece el lugar.

         Por este motivo, los yxyro os porobo construyeron sus chozas en los alrededores de la laguna, donde podían proveerse de carpinchos, peces, anguilas, mieles, jakaré, aves y plantas.

La vida transcurría en comunidad. Todas las actividades las realizaban en colectivo. Cazaban pájaros kîike (Bubo virginianus) y kîas (Buteo magnirostris) y luego utilizaban sus patas-garfios como anzuelos para la pesca de pirañas kumana y otros peces. Después se vieron obligados a pescar con sus propias manos. También entre varios capturaban los jakaré.

         En los alrededores de Ymykyta recolectaban palmitos. Todo lo hacían en conjunto, de acuerdo con las orientaciones de los caciques, quienes insistían en que no debían pelear entre ellos y reiteraban la necesidad de estar unidos para poder defenderse en caso de ataques de otras tribus. La organización era sencilla: un grupo cazaba o recolectaba, mientras otro grupo, encabezado por el cacique, vigilaba y se mantenía listo para defenderse de cualquier ataque; los alimentos se repartían después de manera equitativa, lo que era celosamente controlado por el cacique. Las mujeres también participaban, por ejemplo, en la colecta de batata silvestre de agua, y preparaban suculentos platos en ollas de arcilla. Cada tarde, los jefes reunían a sus bandas luego de la caza, la colecta y la distribución, y les instruían sobre la importancia de la concordia, la comprensión y la unidad del grupo. Un día llegaron los indios moros y entablaron guerras con los habitantes de Ymykyta, que en defensa propia mataron a todos los intrusos y poblaron Kyrkyrbi. Fue entonces que aparecieron los blancos, con quienes también pelearon en defensa de la laguna. Pero los blancos venían con escopetas y armas muy poderosas, y por temor a morir dejaron Ymykyta con tristeza y llanto.

         Fueron a otros lugares. Por último, regresaron a Xihnimich hute owich, pero ya no había alimentos abundantes. Por fin hallaron otra zona donde asentarse y se prepararon de inmediato para enfrentar cualquier ataque. Restos de armas encontradas les sirvieron de modelo para fabricar muchas lanzas, fijas y hachas. Era gente unida, que sabía buscarse el sustento. Infelizmente, aparecieron los blancos y, desesperados, fueron en busca de otro lugar. Lejos fueron... Muy lejos fueron.► 42,43.

 

         EL HECHIZO DE OSTYRBE/ OSTYRBE: Ostyrbe es una roca-animal, pero no es cualquier roca, tampoco cualquier animal. Ostyrbe vive en el monte, bajo el agua, y en los esteros. Tiene ojos, boca y nariz, por lo que es capaz de determinar cualquier cosa. No tiene patas, pero camina. Se parece a un rayo, que sabe andar en todas partes. Es un ser mítico cuyo contacto provoca mucho daño y trae enfermedades graves, tanto corporales como psíquicas.

         Todas las mujeres le temen, porque puede matar provocándoles derrames o hemorragias. También los hombres, si no respetan a ostyrbe, pueden enloquecer y enfermar.

         Solo los yxyro (hombres primigenios) y los chamanes saben manejar el ostyrbe. Los primeros en utilizarlo fueron los anabsoro, que aprendieron su uso para expulsar todos los venenos. Estos, a su vez, enseñaron a los yxyro y la experiencia fue entregada a los chamanes y aprendices de chamanes.

         El ostyrbe tiene mucho veneno, no existe médico que lo pueda curar, sólo puede hacerlo el chamán que canta para él, llamado konsaha teu ostyrbyte.

         Y según cuenta la gente, los yxyro utilizaban pedazos de ostyrbe para pintar sus cuerpos en el tobich (lugar secreto de los hombres). Al encontrarlo, llamaban a los nakyrbo (hombres guerreros), quienes a su vez llamaban a los dykychymsôr (clan de prestigio social y cultural). Para intervenir, cinco dykychymsôr preparan sus abalorios e indumentarias: pintan de ostyrbe rojo los brazos y el cuerpo desde la cintura hasta los muslos, e igualmente dejan la impresión de sus manos sobre el pecho y la espalda y adornan las orejas con dardos emplumados.

         El jefe guerrero (nakyrab) les muestra dónde se encuentra ostyrbe. Entonces cada uno toma un pedazo, lo guarda en su gran bolso y, a través del monte, se dirige al tobich. Allí cada cual hace entrega de su carga a los anabsoro y vuelven al lugar.

         Según se cuenta, el ostyrbe está dentro del konsaha, vive dentro de él. Por eso, cuando el chamán se comunica con el animal, al cantar el chamán arroja sangre y le fluye la sangre del pecho (chiuhu narmysta poîaha dehet). Al encontrarlo, el konsaha le habla y le pide ponzoña woso. En caso de que el konsaha no se comunique con él, Ostyrbe lo mata.

         En una ocasión, un konsaha iniciado se comunicó con ostyrbe. Llegó a su casa medio loco, brotándole sangre por la boca. Sorprendidos, los pobladores le miraban pensando que había sido herido. Fue entonces que un konsaha que conocía de ostyrbe se acercó y tocó con sus manos al chamán iniciado.

         - ¡Ah! Está siendo castigado por ostyrbe, sufrirá un poco y solo se salvará si canta.

Y cantó, pero su cuerpo seguía inconsciente.

         - No está muerto, -agregó el konsaha - él está con ostyrbe.

         - A dónde lo llevó ostyrbe? -Preguntaron. - Está bajo tierra (nemich), y también puede llevarlo bajo las aguas (niogot uut). El konsaha anciano tranquilizó a la abuela y a la madre del iniciado, asegurándoles que le curaría. - Entrégame un alybyk, haré un pozo, chuparé y sacaré la sangre de Ostyrbe para que se alivie.

         Y así hizo. Chupó la sangre y echó en el pozo, luego volvió a chupar y sacó urrubio. Entonces el konsaha iniciado despertó sin reconocer a su gente hasta que el anciano siguió cantando y logró atraer su alma, la puso en el pemmuhne y le tocó varias veces en el pecho. De esa forma lo curó, y ambos cantaron. El joven siguió cantando y decía:

         - Yo le pedí el poder a ostyrbe para ser konsaha, porque quiero ser konsaha.

         Fue así como obtuvo los poderes. La gente reconocía en él a un gran konsaha (chamán), pues curaba los males de ostyrbe.

         Escuchándole cantar, el anciano también reconoció en el joven a un verdadero konsaha, pero faltaba darle la última instrucción: - Si encuentras a Ostyrbe, te llevará bajo las aguas jugando contigo. Si no cantas, morirás. No debes temer a nada, solo cantando ayudarás a la gente a curarse. Todos quedaron desde entonces halagados por tener a un konsaha que podía curarles.

 

         LA MULTIPLICACIÓN DE LOS FRUTOS/ CHIX KONSAHA CHYKERA POR OSUO: Los sueños del konsaha (chamán) son considerados premoniciones, siempre se realizan, son verdaderos. Al mismo tiempo, el konsaha tiene la obligación de hacer realidad sus sueños con el canto, porque si no morirá (ixo xuú). En una ocasión, el chamán soñó que el por osuo (fruta silvestre) le hablaba. - Mírame bien, yo te hablo, te daré el poder que tengo. Al despertar, el konsaha comenzó a cantar el relato del sueño. Amaneciendo, pintó su cuerpo de por osuo (fondo rojo y punticos negros). Cantó y cantó hasta sacar de su boca el por osuo.

         Así lo mostró a toda su gente, a la que repartía la fruta, lo que simbolizaba que ya no habría más hambre, pues ellos contaban con un gran chamán (konsaha dich nernich urros) que cumpliría su función de multiplicar alimentos para su pueblo.

         Cuentan que desde entonces, cada vez que necesitaban frutos de por osuo, el chamán pintaba su cuerpo y apelaba al por osuo. Si alguien se indigestaba por haber comido como un glotón, solamente ese mismo konsaha le podía curar golpeándole en la espalda con el embudo plumario, haciéndole vomitar.

         Pichente fue un chamán que cantaba con el poder de los frutos de por osuo. La gente iba a buscar la fruta en cantidades y le tenía a Pichente un gran respeto. Toda la gente respetaba a Pichente como konsaha. Comentaban que nunca debían maltratar o hablar mal de los konsaho, quienes merecen tener compañía en todo momento. Además, si alguien fallecía, acudían a ellos para que condujeran el espíritu al lugar de los muertos mediante el pemmuhne (arte de la pluma).

         Aunque el chamán sea malo o feroz, se debe tener paciencia, pues él cuida de la comunidad y ésta debe retribuirle con respeto, cuidado, alimentos y objetos. Siempre debemos cuidar a los konsaho que velan por su comunidad. ►45

 

         LOS ESPÍRITUS DE LAS TORMENTAS/ OSASERO EMIXT DICH: Los primigenios temían mucho a osâsero emixt dich (una gran tormenta o aguacero torrencial), porque lo asociaban al castigo de un konsaha que apelaba a osâsero. Por eso, los yxyro nunca hablaban mal de sus chamanes, ya que éstos tenían el poder de escuchar lo que de ellos se hablase.

         Los os porobo nunca dejaban solos a sus chamanes, les visitaban, conversaban con ellos, y de esa forma, los chamanes estaban dispuestos a atender a la gente en cualquier momento y donde fuera necesario.

         También existían konsaho que instruían a la gente en el buen comportamiento. Solo ellos presagiaban la llegada de enfermedades. Por ejemplo, cuando había peleas en la comunidad, significaba que aparecerían enfermedades. Además, aconsejaban castigar a los jóvenes que se quejaban o lloraban sin sentido, pues eso ocasionaba la muerte de su madre o su padre. Gracias a la sabiduría del konsaha, hoy día todavía se castiga a los wetêed (joven iniciado) y apubita que se quejan sin motivos.

         Asimismo, perdura la creencia de que los konsaho viven con los osâsero, y como tienen el don de saber cuándo se habla mal de ellos, castigan a los parlanchines haciendo caer una gran tormenta sobre su casa y los persiguen, ya que manejan a los osâsero y les muestran dónde deben hacer daño.

         Según cuenta la gente, al caer una tormenta, se debe estar prestos al canto del konsaha y repetirlo, pues solo así pasará. Los familiares de él también deben ayudarlo a cantar, y todos deben echar agua en su camino para refrescar sus pasos. ► 46, 47

 

         LA MUJER-JAGUAR/ YLYPÍO TSAHET TYMICHARE: La mujer se sentía muy bien paseando sola, incluso de noche, a pesar de que tenía marido. Este, en realidad, no podía tocarla en la intimidad, porque la otra parte de su ser no lo permitía.

         Resulta que ella era un ylypío (mujer-jaguar). Por eso, cada vez que salía, decía a su marido: - Quédate, saldré sola.

         - Y ante una pregunta de aquel, respondía: - No, no tengo miedo, voy sola. No sabía él que al entrar en el monte, ella se convertía en jaguar. Cierto día, salieron de caza. Al rato, ella pidió buscar algún animal, pues tenía hambre. Comía la carne cruda, como los felinos. Por eso, cuando su marido le asaba la carne, no comía, ella la prefería cruda, y no le contaba nada de eso a él.

         En otra ocasión en que fueron al monte, la mujer divisó desde muy lejos, sobre la copa de un árbol, un nido de loros. El marido se subió al árbol y desde arriba tiraba los loritos a su mujer, quien no tenía intención alguna de criarlos, sino que los comía, y pedía más y más loritos para comérselos crudos. Desde lo alto, el hombre se preguntaba para qué quería tantos loritos su mujer. Al prestar atención, vio con sorpresa cómo ella se convertía en jaguar, ante lo cual, se atemorizó.

         - No sé cómo bajar del árbol, me puede comer. - Pensaba.

         Se le ocurrió gritar y pedir auxilio a su gente, pero se encontraban muy lejos y el jaguar podría atacarlo. Entonces agarró un loro y se lo lanzó. Este comenzó a revolotear y mientras el ylypío lo perseguía, el hombre bajó raudo a tierra y corrió. Al percatarse, la mujer-jaguar siguió los pasos de su marido, quien al mirar atrás se dio cuenta de que el jaguar le seguía los pasos. Muy cerca del poblado, cayó al suelo exhausto.

         Su gente se acercó y preguntó qué pasaba, y él contestó:

         - Me sigue un jaguar.

         De inmediato, la gente se preparó y mató al animal, que ataron a un palo y trajeron al poblado. Al colocarlo en el suelo, el asombro se apoderó de todos, pues la cabeza del animal se transformaba en la de la esposa del hombre. Sintieron lástima de haber matado al jaguar-mujer. Todos se amontonaban a su alrededor y se preguntaban cómo había sido posible que una mujer a la que conocían tan bien se hubiera convertido en jaguar.

         - De haberlo sabido, no la hubiéramos matado. - Dijeron. El marido respondió que había llegado extenuado y no le habían dado tiempo de aclarar la situación, pero que aprobaba lo hecho, debido a que su esposa ya era más jaguar que mujer. Todos acordaron entonces enterrar para siempre al ylypío.

 

         EL CHAMAN AGRESOR/ DIHIPYK AHANAK: Los konsaho (chamán) son muy temidos porque hay cosas que solo ellos ven o sienten. Por eso la gente cuida y alimenta a los chamanes, ya que ellos, a su vez, ayudan mucho a la comunidad. El dihipyk ahanak es un espíritu de un chamán extraño. Nadie lo ve, solo otro chamán es capaz de percibirlo y a veces se pelean hasta la muerte del más débil. En esa lucha llegan a sobrepasar las nubes y toman distintas formas, que pueden ser etybyhnymich (Jabiru mycteria) o tehnía (Elanoides forficatus).

         Se cuenta que cierta vez el chamán Chuebich se convirtió en pájaros etybyhnymich para combatir a un dihipyk ahanak que se sentía más poderoso. Pelearon muy alto. Nadie los vio, pero en el poblado se sentían los cantos. Realmente era fuerte el chamán extraño y Chuebich tuvo que utilizar toda su astucia, transformarse varias veces (hasta en jakaré) y cambiar de escenarios. Al amanecer, la comunidad vio a Chuebich pintar su cuerpo, al tiempo que decía: - El dihipyk ahanak casi me mata, pero ahora seré yo quien lo remate a él.

         Para tomar el ichibich (espíritu) del chamán extraño, Chuebich preparó su cuerpo ornamentándolo con plumas de muchas aves y en muy diferentes formas del arte plumario (ameikerbo, dylykerbo, pammuhne, batete, xekytern, potetak, noxyko, pîitse). Sin dejar de cantar, sacó el pito chamánico (pîitsa) y atrajo hacia sí todas las fuerzas. Al llegar la noche, se tendió en la cama y proyectó su espíritu hacia su oponente como solo saben hacer los chamanes.

         Finalmente, Chuebich mató al dihipyk ahanak y llamó a los demás konsaho para mostrarles. Mucho veneno (woso) tenía el cuerpo del difunto.

         Al oscurecer, Chuebich se bañó, se quitó toda la pintura del cuerpo y se despojó de la indumentaria. Solo dejó los dardos emplumados entre sus orejas como medio de controlar el espíritu del intruso hasta que fuera enterrado. Una vez sepultado, se escuchó la alegría en el poblado. Chuebich lanzó el espíritu del muerto en su embudo plumario y de éste lo propulsó hacia el cuerpo bajo tierra.

         Al entrar el espíritu, el dihipyk ahanak resucitó como persona y quiso dirigirse al lado de su mujer. Chuebich dijo: - Quiero que su mujer no lo reconozca. - Y así sucedió. La mujer tuvo miedo del espíritu y entonces éste se proyectó al cielo, confundiéndose con los osâsero (espíritus de las tormentas).

 

         EXHORTACIÓN A LAS LLUVIAS/ OSASERO NOMYHNA: El chamán soñó que vivía con los osâsero (espíritus de las tormentas), y como sus sueños son realidad, entonces canta y sube junto a las nubes aladas. Su desplazamiento es muy veloz según se dice, y si la comunidad no lo desea, entonces atropella al poblado con tormentas y rayos.

         Por eso se teme a los chamanes y no se habla mal de ellos. Asimismo, el konsaha que sueña con los osâsero se convierte en osâsero y éstos le instruyen cómo cantar y utilizar los rayos contra alguien.

         Al soñar durante la noche, a los konsaho le vienen a la mente los cantos, por eso se levantan a la mañana cantando. Después lo hacen todo el día, anunciando a la población que llegará su jefe chamánico. Entonces invoca a los osâsero y obtiene truenos por respuesta. A la media tarde, ya el chamán dice que lloverá; para entonces, se siente el viento que precede a la lluvia.

         Existe una especie de interrelación, pues los osâsero se alegran de sentir el canto del chamán, al tiempo que éste se alegra cantando bajo la lluvia. Y llueve mucho y truena, hasta que la gente pide al konsaha que apacigüe su canto, pues el agua es suficiente. Entonces el chamán se tranquiliza y cesa la lluvia. La gente, feliz, sale a cazar y a buscar miel.

 

         EL HECHIZO DE LA MUJER-PEZ/ CHYKERA TYMICHARE DOXIO: También existen mujeres chamanes. Cuentan que Tymîcharra fue raptada por los peces en un sueño. Eso ocurrió hace mucho tiempo. Resulta que los peces la llevaron bajo las aguas para comprobar si resistía. Si no llegaba a cantar como ellos, entonces moriría. Pero un pez la instruyó. Mientras, ella escuchaba atentamente, hasta que logró entonar el canto de los peces.

 

         Tîse oik owo xyrôwê

         derahak iok.... owo xyrôwê.

 

         Yo me convertí en pez

         y entre los peces

         los peces me sienten advenediza.

 

         Decía que ella no comía peces por considerarlos amigos y porque se compenetró tanto con ellos que perdió conciencia de sí era ella misma o un pez que canta.

         La prueba fue difícil. Los peces la llevaron hacia lawoirra data para ver si aguantaba. En ese caso sería pez. Después la trasladaron hasta el owy xôrôwa. Y cantó. Entonces la presentaron ante el doxi bahlohta (pez-mujer), quien le dijo: - Como cantaste ya eres konsaha, ya eres chamán, podrás apelar a los peces para alimentar a tus hijos. - Y mientras cantaba, salían pececillos de su boca.

         Al despertarse, la mujer sintió que cantaba la melodía del sueño, que decía: - Yo soy doxi bahlohta. Si la gente tiene hambre, cantaré y los peces vendrán en cantidades.

         La comunidad se alegraba de tener una mujer chamán. Cuando alguien moría, la mujer chamán lloraba y cantaba de luto con su marido chamán. Toda la familia le acompañaba en el dolor.

         Se dice que la correspondencia entre chamanes se da por referencias de origen, por eso, otro chamán que cantó representándose como pez, recibió la respuesta cantada de la mujer-chamán, que entonaba: - Yo también soy pez...

         LOS SERES MÍTICOS PREPARAN LA ESCENA DEL RITUAL Y DESCUBREN A LOS HOMBRES/ ANABSORO CHUKUS PORHE CHÎKOR HARRA: Al principio, solo las mujeres conocían la existencia de los anabsoro. Estos, a su vez, pensaban que los humanos eran únicamente mujeres y las invitaban a la preparación del harra (ritual). El tobich es el lugar de la preparación de la ceremonia. Le daban forma circular y lo conformaban pateando los árboles, limpiaban todo y hacían caminitos hasta el pozo. No poseían utensilios, todo lo hacían con los pies.

         Solo las mujeres primigenias estaban con los anabsoro, no había ningún hombre. Ellas se complacían tanto con esos enigmas que ni se acordaban de amamantar a sus hijos. Precisamente a causa de que un bebé orinó a los anabsoro, se descubrió la presencia de los hombres.

         Las mujeres quedaban extasiadas al ver los cuerpos pintados de los anabsoro con los mismos colores de las plumas que ellas usaban en sus propios cuerpos.

         Los anabsoro tienen las rodillas detrás, como el avestruz, y la boca debajo del tobillo, cubierta de plumas. Con sus gritos, ellos cazan los pájaros, que devoran crudos.

         Son variados los tipos de anabsoro: los wioho (resucitadores), ohie (los que toman agua), los keimo (como serpientes venenosas). Cada grupo prepara su propia coreografía, danza y las mujeres quedan extasiadas. También escuchan embelesadas cómo gritan y ven con asombro cómo se adentran en el pozo y salen en el karcháak bahluht (la barranca del río). Ese es su lugar, donde nacieron y crecieron, donde viven los anabsoro. Axnawyhyrta, en su fuga, penetró en ese lugar y quedó bajo el agua. Por eso, bajo el agua también gritan. Además, tienen gritos de noche y gritos a la luz del día.

         Las mujeres acompañaban a los anabsoro y estaban muy atentas a sus gritos. Al hacerse de noche, las mujeres continuaban en el tobich. Entonces los hombres se escondieron en el monte acurrucando a sus hijos por temor. Pero los anabsoro no sabían de la existencia de los hombres. Tampoco las mujeres les contaban, hasta que anunciaron a una madre que su chico lloraba, pues quería ser amamantado.

         Ella pidió que lo trajeran y le dio de mamar al fin, pero el chico estaba tan inquieto que se descubrió el pypyk y orinó, mojando a los anabsoro que allí se encontraban. Eso despertó su curiosidad y descubrieron la existencia de los hombres.

         Fue así como los anabsoro mandaron a buscar a los hombres, quienes desde entonces, por orden de Axnawyhyrta, eran los únicos seres que podían entrar en el tobich. Las mujeres se retiraron llorando. Axnawyhyrta explicó que esa sería una enseñanza para ellas por haber negado la existencia de los hombres. En ese momento también relató lo sucedido: de cómo las siete mujeres solteras, jugando con la tuberosa (icháhato) habían descubierto a los anabsoro, y orientó a los hombres a prestar mucha atención a todos sus movimientos, gritos y formas de presentarse.

         De esa manera, los hombres primigenios fueron conociendo de los anabsoro, pero éstos no dejaban de ser un enigma y les temían. No obstante, aprendieron a convivir con ellos, y cuando los yxyro tenían hambre, apelaban a los anabsoro para que con sus gritos matasen en las aguadas a las garzas (Mycteria americana), que los hombres asaban y comían y cuyas plumas blancas usaban para fabricar pantallas.

         Eso es lo que cuentan. Los anabsoro supieron que los hombres existían porque un niño orinó sobre uno de ellos.

 

         MAS ALLA DE LA MUERTE DEL CHAMAN/ KONSAHA TSEH NEMICH PORHY: Cuando un konsaha muere y es enterrado, sus fuerzas misteriosas penetran en el cuerpo inerte y lo hacen levantarse, resucitar.

         El chamán resucitó. Los árboles se desraizaron y quedó un gran agujero que se convirtió en riachuelo. Su espíritu se proyectó hacia las nubes.

         Aquel konsaha no había muerto de enfermedad, sino vencido por un dihipyk ahanak (chaman de gran prestigio y poder) que le sobrepasó en poder. La viuda lloraba su muerte y los chamanes del poblado trataban de levantarlo en vano. Antes de morir, él había expresado como última voluntad que lo enterrasen con la cabeza en dirección al monte, al Oeste, y no hacia el río, porque surgiría una gran corriente que acabaría con el poblado.

         Las comadres del mismo clan que la viuda se encargaron del cuerpo del chamán hasta darle sepultura según su deseo, con la cabeza hacia donde el sol se pone; también con todas sus pertenencias: paikarâta, potetak y ahnyrak (sonaja, flauta y armas de madera).

         Esa misma noche un ruido inmenso llamó la atención de toda la comunidad, que salió a ver qué acontecía. Una gran nube de fuego se elevaba hacia el cielo desde el lugar de la sepultura. Ese era el motivo.

         En la mañana fueron al sitio y comprobaron que el chamán había resucitado. Solo hallaron un gran pozo que contenía árboles arrancados de raíz. La gente recordó las palabras del chamán:

         - Todos mis poderes se irán conmigo. Cuando yo muera, canten mi canto cuando se aproxime una tormenta, yo estaré con los osâsero y al escucharles, calmaré la tormenta.

         Cuando los konsaha mueren, viven entre las nubes, por eso, si hay mal tiempo, se debe cantar a su forma, pues cada uno tiene su manera de cantar, que es lo que les permite identificar a su nohnîere (clan).► 50,51.

 

         EL CHAMAN SE TRANSFORMA EN MURCIELAGO/ KONSAHA OHNA CHÎISAHA YRE TSABYTYTA: Cuentan que los primigenios tuvieron un chamán maléfico al que todos temían. Era tal el temor que provocaba, que habían ideado quemarlo a su muerte, junto con toda su parafernalia chamánica, para terminar con el daño que hacía.

         Cada vez que el chamán cantaba, aparecían las enfermedades. Todos se escondían al escucharlo cantar. Nadie lo quería. Hasta decidieron marcharse a otro sitio, pero siempre el chamán les seguía y encontraba. Finalmente, un dihipyk ahanak le venció. Su cuerpo quedó allí, cantando desesperadamente: - Voy a morir en cualquier momento. Me superó otro chamán.

         El dihipyk ahanak tenía dentro de su embudo plumario el espíritu del chamán y solamente esperaba su entierro para soltarlo.

         La gente del pueblo vio llegar, por fin, la hora de la muerte del konsaha. De acuerdo con las reglas, todos los konsaho poseen su obyte (pito chamánico), silbato potetak, cinturón emplumado pemmuhne y deby (objeto para conservar plumas). Precisamente su poder de curar radicaba en que extraían el espíritu de cada persona y lo metían en el obyte, potetak, deby o en el pemmuhne.

         La mujer del konsaha llamó a otro chamán para que le devolviera la vida, pero ya no había nada que hacer. Todos los chamanes del lugar trataron de curarlo; sin embargo, ninguno alcanzaba el poder maléfico del dihipyk ahanak.

         Con la muerte del konsaha la gente se alegró. Unos recordaban que él les había matado al hijo, otros al nieto, y entre todos decidieron hacer una gran fogata para quemar al chamán muerto con toda su indumentaria a fin de exterminar su maldad. Lograron convencer a la viuda de que eso sería lo mejor.

         Prepararon un gran fuego con madera de palo santo ixsukuhla, (Bulnesia sarmientoi), quebracho colorado tuhnu, (Schinopsis balansae) de rápida combustión, y quebracho blanco ebe, (Aspidosperma quebracho-blanco). Con todas esas maderas encendidas y puestas unas encima de otras echaron al konsaha sobre el fuego. De pronto, el cuerpo en llamas reventó y se convirtió en un gran murciélago (tsabytyt lata) que salió volando de inmediato, a pesar de los esfuerzos por matarlo.

         Entonces surgió el miedo al murciélago, porque devoraba a la gente. Todos los yxyro os porobo temían al tsabytyt lata, que reprodujo a otros murciélagos y devoraban a la gente. Nadie podía matarlo, pues era konsaha. Tenía el poder de adivinar lo que se tramaba en su contra. Los primigenios optaron por realizar todas las actividades en conjunto, siempre unidos, para defenderse.

         En realidad, los konsaha no mueren, continúan viviendo en animales y otras formas. También los hay que resucitan y traen enfermedades. De ahí el temor de la gente a los konsaho. ► 52.

 

         EL CANTO DE RANAS/ NIOGOGO: Los yxyro os porobo entendían muy bien el canto de los niogogo (o Niogogota: Bufo granulosus). Se dice que cuando Niogogota canta, anuncia mucha agua, y si deja de cantar, significa que viene la creciente. Entonces la gente se preparaba y podía represar el agua con montículos de tierra.

         O sea, cuando el agua avanza, los niogogo dejan de cantar, pero al bajar el nivel, vuelven a hacerlo, pero esa vez anuncian que habrá sequía, y al agudizarse el período sin lluvias, también los niogogo cantan mucho. ► 53

 

         EL CHAMAN HU KEPYR/ HU KEPYR HNOI KONSAHA: Cuentan que el chamán es como el pez hu kepyr (Hypoptopoma inexspectatum). El konsaha soñó que hu kepyr lo llevó con él hacia el pantano y le enseñó a cantar, le entregó el poder, le entregó su fuerza, su resistencia, así como también le enseñó a manejar el hu kepyr. El chamán no tendrá sed, porque hu kepyr le dio el poder.

         El hu kepyr nunca muere, ni siquiera fuera del agua, a pesar de ser un pez. Cuando hay sequía, anda por los caminos en busca de agua. Aunque el sol sea muy fuerte, no lo mata. El hu kepyr no tiene patas, pero con su cola y aletas domina el recorrido. Si se cansa, queda quietito; al amanecer, prosigue el recorrido hasta encontrar agua. No son muchos los hu kepyr.

         Por todas partes anda el konsaha con este pez. La gente toma esto con agrado, porque sabe que al pasar el hu kepyr por el cuerpo de un niño se reforzará y le protegerá de enfermedades. Por eso, no se deben matar. El muchacho que es puesto en contacto con él, crece fuerte y vigoroso. Hasta hoy se conserva esa tradición.

         Al chico enfermo lo curan acercando un hu kepyr a su cuerpo, y si no lo encuentran, la criatura puede morir. Además, cuando la gente tiene sed y el agua escasea, se debe cantar el canto del konsaha que fue llevado por hu kepyr, para que la lluvia caiga grande sobre los montes. ► 54

 

         EL CHAMAN INICIADO SE TRANSFORMA EN PAJARITO/ KONSAHA POR AB CHÎISAHA YRE PETÎIS CHYPERME IHAAB: Cuando los hombres primigenios mataron a las mujeres fue que apareció el konsaho kars pykaap (chaman que se convierte en un pajarito). El motivo de la matanza fue la burla de las mujeres, que no respetaban a los hombres y se reían de su participación en el ritual de los anabsoro, a quienes no temían, pues en un principio habían estado aliadas a esos seres.

         Por último, los hombres decidieron matarlas a todas junto a los hijos.

         Como había quien no se atrevía a asesinar a su familia, resolvieron que cada cual mataría a la mujer de otro y no a la suya. Para lograr ese objetivo y a fin de que ninguna escapara, prepararon un cercado. Las mujeres se alarmaron y ellos explicaron que creaban una defensa contra los indios moros.

         Reunidos en secreto en el tobich con los anabsoro, los hombres acordaron realizar la matanza en la madrugada. Asesinaron a mujeres y niños. Entonces notaron que en el fondo del howra quedaba una mujer que tejía sentada en cuclillas sobre sus tobillos, de una manera poco común.

         Para asombro de todos, al tratar de agarrarla, la mujer dio un salto y se convirtió en venado (erpylta). Ellos insistieron en matarle, pero no le alcanzaron. La mujer-erpylta se perdió en el follaje del bosque. Después la vieron en la copa de un árbol, desde donde ella invitó a su marido a subir y en lo alto hicieron el amor.

         Como todos extrañaban ya a sus familias, la mujer-venado dio instrucciones de que cada hombre debía descarnar a su mujer luego de hacer el amor. Eso mismo dijo a su esposo. Después, debían preparar un claro en el bosque y colgar en las ramas un poquito de carne. Acto seguido partirían en busca de anguilas y a su regreso, en la tarde, encontrarían de nuevo a su gente, resucitada.

         Así lo hicieron. Los hombres partieron en busca de anguilas en las lagunas y riachuelos de los alrededores.

         Al mediodía, ansiosos, enviaron a un chamán al sitio donde habían dejado colgadas las carnes. El konsaha no fue. No obstante, les mintió. Dijo que nada había.

         Fue entonces que los hombres pidieron auxilio a otro chamán, al konsaha por ab, para que fuera a verificar lo sucedido.

         El konsaha por ab (chamán iniciado) se convirtió en un pajarito junquero petîis, (Phleocryptes melanops) para cumplir su misión. Inquieto pero confiado, como son los pajaritos junqueros, volando fue de prisa, retornó y se presentó como konsaha por ab ante su padre, a quien confesó:

         - Papá, hay muchas mujeres y niños en el lugar, pero diremos que nada ocurre y podremos apropiarnos de las anguilas ante el desconcierto que crearemos.

         Y eso hizo el konsaha por ab. Después, junto con su padre, tomó las anguilas para llevarlas a sus amigos resucitados. Entonces el padre del chamán dijo la verdad al resto de los hombres, quienes retornaron contentos a buscar a sus mujeres y niños. Al llegar, unos a otros comentaban felices: - Allá está tu mujer, - allá están tus hijos.... Así fue como encontraron a sus mujeres e hijos renacidos.

 

         EL CHAMAN ARREBATO POR LOS ESPÍRITUS DE LAS TORMENTAS/ OSASERO HORY KONSAHA: El konsaha es compañero de los osâsero (espíritus de las tormentas). Cuando los konsaho sueñan con los espíritus de las tormentas, predicen las lluvias. Al día siguiente, bailan y cantan: - Yo soy el gran konsaha de los espíritus de las tormentas (osâsero bahluht). Por eso la gente les teme. Cuando relampaguea, también se enciende y se apaga todo el cuerpo del konsaha y la gente se aleja. Lo que ocurre es como un combate en el cielo: los osâsero tiran sus rayos y los konsaho les tiran la energía sobre los árboles, que después se secan. Este gran combate deja exhaustos a los konsaho.

         Al soñar con los espíritus de las tormentas, ellos cantan dormidos. Sus mujeres no deben molestarlos hasta que despierten. Ellos son adoptados por los osâsero y ya no desean vivir con la gente.

         En una oportunidad, el konsaha tiró un rayo hacia un árbol y erró, entonces los osâsero dijeron que se debía a que estaba enfermo y necesitaban curarlo. Lo llevaron a la profundidad del firmamento sobre una nube y chuparon su cuerpo. Abajo, en la tierra, la gente temblaba de miedo al escuchar los truenos que producían.

         Dicen que los konsaho no están donde se hallan sus cuerpos, sino en la profundidad de los ríos, bajo la tierra, en el firmamento o en el horizonte, a donde viajan en busca de energía y poder. Nadie debe tocar el cuerpo presente de los konsaho.

         Los truenos anuncian lluvia y la llegada del konsaha, que la trae. La gente debe entonces tomar medidas para asegurar sus casas. El chamán llega con la tormenta y la apacigua al acercarse a los alrededores de su casa y su familia, pero no puede resguardarse de los ataques de otros chamanes. Se deben cumplir las órdenes del konsaha. En la actualidad quedan pocos chamanes y debemos cuidarlos.

 

         LOS SERES MÍTICOS INSTRUYEN A LOS GENTILES COMO CAZAR AVES/  ANABSORO TAAK TEU CHIPERME -HNE- TEU OSYPTÎARA: Aquel lugar donde las siete mujeres solteras encontraron raíces de la planta icháhato (Jacaratia corumbensis), se convirtió en una laguna, bajo la cual vivían los anabsoro. En esos tiempos, los os porobo convivían con los anabsoro y miraban con curiosidad cómo esos seres misteriosos mataban a toda clase de pájaros mediante gritos que emitían desde sus tobillos. Después los devoraban crudos. Entonces la gente comentaba que también serían capaces de comer hombres.

         En esa época, los os porobo presentían lo que pensaban hacer los anabsoro y preparaban cordeles de caraguata que anudaban en la espalda con el pelo hasta la cintura.

         La laguna donde vivían los anabsoro nunca se secaba. Se llamaba kamexuu onoota y en ella los os porobo se proveían de muchos alimentos. Cuando los yxyro sentían hambre, pedían a los anabsoro armadillos amyrmo, lagartos pohio, tortugas enermitak.

         Los anabsoro les proveían carne y otros alimentos. Entonces los os porobo hacían fuego y asaban las carnes para comer. En sus bolsas de caraguata poseían todo lo necesario con ese fin. El fuego lo producían por fricción con varillas de maderas porhe karhe, (Tabebuia nodosa) y hojas secas de caraguata. Por el tiempo y el esfuerzo que se necesitaba para lograr el fuego, esa actividad la realizaban entre dos, que se turnaban en la acción.

         Así convivían los anabsoro y los yxyro os porobo. Si decidían emigrar a otro lugar, lo informaban a Nehmurt y Axnawyhyrta. Cierta vez, salieron muy lejos, hasta llegar a un gran monte, limpiaron la zona para instalar el poblado y levantaron un cercado a cuya entrada quedó el cacique (pylotak).

         La guardia la realizaban hasta el amanecer. Entonces la gente recordaba a los anabsoro, quienes no necesitaban dormir y siempre andaban en intensa actividad.

         Esa convivencia aportó muchos conocimientos a los hombres, que aprendieron a cazar animales y pájaros con los porhypyk, una clase de arma con la que podían tirar balines (heire). Los os porobo siempre estuvieron atentos a las enseñanzas de los anabsoro y cuidaban mucho esa arma. ► 66

 

         DYHYLYGYTA Y EL EMBRUJO CHAMANICO/ DYHYLYGYTA ORY KONSEHET: Dyhylygyta es algo que trae enfermedades. Al encontrar a Dyhylygyta, no debe llegarse hasta el poblado, se debe permanecer en el monte, porque de lo contrario aparecen males como dolores en los huesos (debio loso), dolores de cabeza (huta loso), y hasta tremendos dolores de oídos (âre loso). No solo quien encuentra a Dyhylygyta contrae estas enfermedades, sino también quienes le rodean.

         El Dyhylygyta se presenta con un fuerte ronquido o gruñido bajo tierra. Si alguien lo escucha, debe salir del lugar y quedar un día en el monte, hasta que sus influencias malignas desaparezcan. Entonces debe eludir ese lugar en su vuelta al poblado. Si no se hace así, el woso (veneno) vuelve a tomarlo, le mata a él y a toda su gente. Esa fue una enseñanza de los os porobo que debemos tener muy en cuenta. A veces, Dyhylygyta se presenta con el canto de un chamán. En ese caso, hay que responder con el mismo canto, porque cualquiera puede ser castigado por la muerte.

         También existió un gran konsaha que curaba los males de Dyhylygyta. Le llamaban Duku tei. Cantando sacaba los woso de Dyhylygyta a quien los tuviera y se los tragaba.

         Por eso, cuando alguien sufre las enfermedades que trae Dyhylygyta, debe hacerse curar por el chamán que tiene su poder. Al cantar, ese chamán apela a Dyhylygyta, debido a lo cual la gente le teme y respeta. ► 80

 

         LA LEYENDA DE LOS CERDOS SALVAJES/ INTIPORE BAHLUHT MOMEHNAK: Les contaré la leyenda de los intipore (cerdos salvajes) y un hombre que vivió con esos animales hasta convertirse en uno de ellos.

         Resulta que los os porobo caminaban mucho para cazar. Siempre estaban de caza. Uno de ellos poseía cuatro perros entrenados en esa actividad. De tanto cazar, sus perros fueron heridos y muertos por un intipore y por serpientes venenosas. Pero el hombre siguió cazando solo. Tenía tal agilidad, que no encontraba compañero, pues quienes aceptaban acompañarlo, siempre se cansaban.

         Un buen día halló una manada de intipore y comenzó a perseguirla como hacían sus perros. No se cansaba, siempre iba tras la manada. Se le gastaron las sandalias de tanto correr y seguía cazando descalzo, nada lo detenía, ni siquiera la lluvia.

         Este hombre vivía en Casa de su suegra y comentaba su gran placer en días de lluvia, cuando percibía mejor el gruñido de los animales desde lejos. Cada vez que salía de caza, traía muchas presas, pero nunca decía dónde las había hallado, para no llamar a la mala suerte. Los cazadores primigenios iban desnudos a la caza, solo usaban algunas plumas de avestruz como taparrabos, y pintaban sus cuerpos de negro con hojas chamuscadas de carandilla. También llevaban grandes bolsones para cargar los animales.

         Aquel cazador cada vez iba más lejos en su actividad. Un día, estando muy lejos de casa, se encontró con una manada de intipore. Eran muchos animales, y al ver al hombre, se aprestaron a atacarlo, pero éste subió raudo a un árbol.

         Allí quedó hasta el amanecer, pues los intipore no se fueron en toda la noche. En la mañana, empezó a pedir socorro, lloraba, sentía hambre. Finalmente, para su sorpresa, los intipore le conminaron a bajar, le prometieron no hacerle daño y le invitaron a vivir con ellos, a que los guiara. El cazador bajó del árbol con temor, y apenas puso un pie en tierra, los animales lamieron sus piernas en símbolo de amistad. Al principio, no se adaptaba, seguía temeroso y le molestaba el hedor que despedían los animales. Por fin, el hombre fue adaptándose a la vida de los intipore. Y le ocurrió más. Le salieron pelos en el cuerpo, también iba tomando el mismo olor y hasta comía raíces al igual que ellos. Se convirtió en intipore bahluht. Guiaba a la manada.

         Su mujer y su familia pidieron ayuda a la gente del poblado para encontrar al cazador desaparecido. Todos fueron en su búsqueda y lo hallaron, lo amarraron con una cuerda y lo trajeron al poblado. Pero intipore bahluht se sentía más animal que persona. No le bastaron ni los recuerdos y lamentos de su mujer y su suegra, se sentía animal y no quería saber nada de su gente. Tampoco hizo caso al resto de la comunidad, que le pedía volver a ser como antes.

         Durante la noche, intipore bahluht logró desatarse la cuerda y volvió al encuentro de la manada.

         Esa vez se fueron muy lejos, hasta hacer perder el rastro a los hombres. Desesperadamente, su gente continuó buscándolo por montes, lagunas y sabanas hasta que volvieron a encontrarlo. Entonces, a distancia, les gritó: - Déjenme en paz, yo nunca más seré persona ni volveré a vivir con ustedes. Díganles a quienes me recuerden que me convertí en intipore bahlut. ► 81

 

         LOS ESPERÍTUS DE LAS TORMENTAS EMBRUJADOS POR LAS GOLONDRINAS/ OSASERO TSERRYM EICHYRBO: Los konsaho conviven con las golondrinas. Entre ellos se enfrentan y gana aquel que posea mayor cantidad de woso (veneno).

         Cuando los espíritus de las tormentas se presentan con sus estampidas y truenos, la gente en la tierra debe cantar los cantos de los konsaho port os para detener el peligro y hacer que las tormentas se trasladen a otros lugares. Con ese objetivo, los konsaho siempre instruyeron a la gente a cantar.

         Mientras cantan, los konsaho parecen más espíritus malignos que personas. Ellos pelean cuando encuentran a un dihipyk ahanak en sus sueños; entonces se levantan de madrugada y cantan sin parar hasta entrada la noche del siguiente día. En esos momentos, solo ingieren agua, porque si comen alimentos se debilita su woso. Al cantar, saltan, muestran el woso y reflexionan: - Hay un contrario que me quiere matar, veremos quién mata a quién.

         La gente común no puede percibir a un dihipyk ahanak, eso solo pueden hacerlo los konsaho.

         Ocurre que los dihipyk ahanak y los konsaho, durante el combate a muerte que entablan, se convierten indistintamente en golondrinas o espíritus de las tormentas. Cuentan que en una ocasión, los eichyrbo (golondrinas) se ubicaron en tierra con el dihipyk ahanak, mientras que arriba se posicionaron los osâsero (espíritus de las tormentas) con el konsaha. Estos últimos vencieron, pero a pesar de haber matado al dihipyk ahanak, el konsaha no soltaba su abalorio plumario hasta que fuera enterrado su contrario, porque si no podría resucitar. ► 82

 

 

 

         PHOTOGRAFÍAS EN COLOR

 

p 9. Wulky Dhorâta in Peichiota 1991

 

p 10. Impressiones de manos blancos ohma pitsa pora sobre el cuerpo de Tomárâha Túkule para la puesta escena del ser mítico Honta abich. Peichiota, 1989.

 

p. 11. Coreografía de los seres caníbales Wakâkâ desplegándose en la escena harra. Peichiota 1989

 

p. 12. El shamán estalar ahanak berintixirô, Aligio, en el espacio masculino tobwich presto a entraren la secuencia ritual. Peichiota, 1989.

 

p. 13. Seres míticos anapsoro en el escenario principal del espacio comunitario lut Peichiota, 1984

 

p. 15. Daniel Voluut, joven iniciado Tomárâha, de la espalda a su instructor que pinta motivos zoomórficos de cérvidos. Peichiota 1989

 

p. 16 Trabajo plumario. Peichiota,1989

 

 

         DIBUJOS

 

p 33. Ogwa Flores B., 1991. Mito del origen el gran árbol cósmico

 

p 35. Ogwa Flores B., 1988. El árbol Ebyta sostén del mundo

 

p 37. Ogwa Flores B., 1988, Sueños sobre el ventarrón

 

p 38. Ogwa Flores B., 1999. De donde surgen los seres míticos

 

P 39. Ogwa Flores B., 1999. De donde surgen los seres míticos

 

p 40. Ogwa Flores B., 1999. La leyenda de Xihnimich/ Xihnimich hute owich

 

p 41. Ogwa Flores B., 1990. Lugar mítico orn wecha

 

p 42. Ogwa Flores B., 1989. La vida en Ymakata

 

P 43. Ogwa Flores B., 1992. Lugar mítico Ymakata

 

p 45. Ogwa Flores B., 1989. La multiplicación de los frutos

 

p 46. Ogwa Flores B., 1990. Los espíritus de las tormentas

 

p 47. Ogwa Flores B., 1993. Seres míticos de las tormentas, osâsero

 

p 48. Ogwa Flores B., 1992. Seres míticos de las tormenas osâsero

 

p 50-51. Ogwa Flores B., 1990. Más allá de la muerte del chamán

 

p 52. Ogwa Flores B., 1990. El chamán se transforma en murciélago

 

p 53. Ogwa Flores B., 1990. El canto de las ranas

 

p 54. Wulky, 1991. Apariciones del chamán Hu Kepyr

 

p 55. Wulky, 1988. Iguana/ Nerhâk

 

p 56. Wulky, 1988. Tortuga/ Nermichak/ Dylak poxy

 

p 57. Wulky, 1988. Ciempiés/ Porâ

 

p 58. Wulky, 1988. Pequeña iguana/ Hytyt

 

P 59. Wulky, 1988. Perdices/ Oho/ Owâgycho

 

p 60. Wulky, 1988. Animal con cuernos

 

p 61. Wulky, 1991. Perro/ Pohich/o/Ohnágyrâk y Nandu/ Pemme/o/kamytyr

 

p 62. Wulky, 1991. Tres animales, en medio, oso hormiguero abajo acouti paca/ Nantyke

 

p 63. Wulky, 1991. Venados/ Suhla/ Erphyla

 

p 64. Wulky, 1992. Escarabajo

 

p 65. Wulky, 1992. Lenguado/ Kapy

 

p 66. Ogwa Flores B., 1991. Los seres míticos instruyen a los gentiles en como cazar aves

 

p 68. Wulky, 1988. Representación de seres míticos originarios/ Nermur y Axnawyhyrta

 

p 69. Wulky, 1988. Ser mítico/ Nermur o Wahora kunich

 

P 70-71. Wulky, 1988. Seres míticos exhibiendo el ritual de origen del mundo.

De izquierda a derecha: Hole lata, Hole ebe, Hale lata, Hole, Echísta, Ontabich y Tymarâ

 

p 72. Wulky, 1990. Ritual por la reproducción de frutos/ Wechuwo

 

P 74. Ogwa Flores B., 1992. Seres míticos originarios, anapsoro/ Hekío

 

p 75. Wulky, 1990. Seres míticos/ Nethylá

 

p 76. Wulky, 1990. Seres míticos; Divinidad femenina Axnawyhyrta y sus hijos/ Ebe y Axnawyhyrta

 

p 77. Wulky 1990. Seres míticos/ Hopora wysta y Hohúta

 

p 78. Wulky, 1995. Divinidad femenina Axnawyhyrta y sus hijos/ Ebe y Axnawyhyrta

 

p 79. Wulky, 1989. La madre encendida Hopora y sus acompañantes

 

p 80. Ogwa Flores B., 1991. Dyhylygyta y el embrujo chamanico

 

p 81. Ogwa Flores B., 1991. La leyenda de los cerdos salvajes

 

p 82. Ogwa Flores B., 1991. Los espíritus de las tormentas embrujados por las golondrinas

 

 

p 83. Ogwa Flores B., 1991. Relato mítico/ Hijos de siervos Erpylta abo

 

p 84. Ogwa Flores B., 1992. Bosque de palmas, río y aves de carroña/ Dyko

 

p 85. Ogwa Flores B., 1992. Relato de espíritus ichibio y gentiles yxyro

 

p 86. Ogwa Flores B., 1992. Disparo y vuelo del chamán mítico Ahanak bahlut

 

p 87. Wulky, 1991. Árboles frutales/ Porhe wyse

 

p 88. Wulky, 1989. Árbol/ Eby laty

 

p 89. Wulky, 1988. Árbol deformado por el viento norte, viento preponderante en el Chaco/ Túusu/

y fruto acuático comestible/ Pâa ebe

 

p 90. Wulky, 1988. Plantas/ Ohenchíko y Dehle

 

p 91. Ogwa Flores B., 1991. Sobre el fin del mundo extinción de la humanidad primigenia

 

 





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FOLKLORE, TRADICIONES, MITOS Y LEYENDAS DEL P



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