EL ENCUENTRO CON CECILIO BÁEZ
Por CINTHIA LÓPEZ y MONTSE ÁLVAREZ
En abril, una compilación de escritos del pensador paraguayo (y presidente de Paraguay de 1905 a 1906) Cecilio Báez (1862-1941), difíciles de encontrar por ser obras impresas una sola vez y actualmente agotadas, fue presentada por la historiadora Liliana Brezzo y el filósofo Darío Sarah en la Biblioteca Americana del Archivo Nacional de Asunción. El libro se titula Cecilio Báez. Escritos Selectos (1893-1941), y el compilador fue Guillermo Maldonado. Conversamos con él sobre el encuentro con Cecilio Báez.
Guillermo Maldonado, investigador y autor de la compilación:
«Ahora estoy descubriendo a nuestros pensadores,
de los que en las universidades no se enseña casi nada, o, más bien,
de los que se enseña siempre lo mismo»./ ABC Color
Es una noche fresca y clara de invierno en la terraza de un café del agitado y ruidoso centro asunceno. Tres parroquianos –Guille, Cinthia y Montse– conversamos animadamente sobre un libro presentado hace un par de meses y que ahora, abierto en medio de vasos, ceniceros y servilletas, tenemos sobre la mesa.
–¿Cómo se produjo el encuentro con Cecilio Báez?
–Fue una casualidad, si quieren. Revisando, con Rubén Capdevila, la biblioteca de Viriato Díaz-Pérez, encontramos un montón de textos de varios autores, sobre todo de Báez, y surgió la idea de compilarlos. Al hallar textos que fueron publicados una sola vez, y nunca más, presentamos el proyecto a la Secretaria de Cultura y luego trabajamos en el libro con Rubén, María López, que me ayudó en la edición y coordinó el trabajo de transcripción y corrección con Romina Arrúa, y Guillermo Guillén, que trabajó en la edición de imagen. De los textos que fui compilando, muchos ya se estaban echando a perder, y nadie le daba importancia a eso. Un trabajo pendiente es compilar la correspondencia entre Viriato y Cecilio, o más bien el epistolario de Viriato, que sostenía con miles de personas.
–¿Qué impresión tienes de este rescate de los textos de Báez?
–A partir de Cecilio, estoy descubriendo ahora a los pensadores paraguayos, de los que en las universidades no se enseña casi nada, o, más bien, de los que se enseña siempre lo mismo. Editar estos textos nos pareció importante, ya que a Báez se lo conoce por dos o tres obras y sus discusiones con O’Leary, y nada más. Cuando estuve en la Universidad, lo único que se comentó de Báez fue su famoso escrito sobre el cretinismo paraguayo; Báez fue el que escribió aquello de que el paraguayo es un cretino. Cecilio era un racista. Ahora, fuera de eso, en sus textos se nota que era un tipo muy leído, muy al día; y tiene muchos escritos historiográficos. De hecho, tiene una gran variedad de escritos; en el libro hay antropología, arte, historia, hasta un poemario, algo sorprendente porque lo conocido siempre fue Cecilio el positivista, el duro, el liberal. Finalmente, el libro terminó gustándome.
Portada del libro Cecilio Báez. Escritos Selectos (1893-1941),
compilación de escritos de este pensador paraguayo
recientemente presentada al público./ ABC Color
–¿Qué es lo que más te gustó del encuentro con Cecilio Báez?
–Encontrarme con textos sólidos; venía leyendo mucha literatura paraguaya de ahora, y lo que se escucha y lee hoy en nuestro país es muy fácil de deshacer. En estos textos encontré una solidez, si se quiere, académica, pero más que nada debida tanto a la forma en que escribe como al contenido de los textos de Báez. Uno puede estar de acuerdo con él, o no, pero la solidez de su discurso y de su construcción teórica permite tener una discusión con sus ideas.
–Báez es un interlocutor con el que se puede mantener una conversación argumentada, en suma.
–Exactamente, una conversación argumentada, y hasta amena, podés tener con Cecilio, por más que de repente te parezca muy fascista, porque su solidez te hace posible discutirle con argumentos, dialogar fundamentando las respectivas posiciones, y así, aunque no te gusten las suyas, no necesitas resolver las diferencias a moquetes. Por algo fue el padre de muchos intelectuales en el Paraguay, como Oscar Creydt, y solía discutir con otros, con Rafael Barrett, con O’Leary… Podés estar o no de acuerdo con él, pero lo bueno es que hay material para sentarse a leer y a discutir; es un interlocutor que se presta a polemizar, con el que cabe tanto coincidir como polemizar.
–Estás compartiendo tu hallazgo de un Báez casi desconocido con esta compilación.
–Este el primer fruto de una aventura bibliográfica que me abrió a otras. Con otros amigos interesados en conocer mejor a los pensadores nacionales y rescatar sus obras, estamos empezando a investigar y vamos encontrando textos y libros, algunos de nombres célebres, otros poco conocidos pero que también tuvieron un papel importante en nuestra historia. Ya encontramos un montón de textos de Schwartzmann y de Ciriaco Duarte, entre otros. Schwartzmann tiene también una gran solidez, pero del otro lado, del lado marxista y comunista, y me introdujo a un mundo que yo no conocía.
–Así que el rescate bibliográfico está revelando que, tanto en el lado conservador, liberal, como en la línea de tradición marxista, tenemos pensadores muy sólidos.
–¡Totalmente! Por eso es más importante aún redescubrirlos. Además, en nuestros archivos y bibliotecas hay muchos documentos por rescatar. No solo libros; también, por ejemplo, conversaciones político-militares de Seiferheld; algunas se han publicado, pero queda un montón de casetes que no se han desgrabado hasta hoy, y eso es una joya que está ahí, y no se le da mucha pelota.
–Rescatar la obra de pensadores nacionales como Báez es lo que te estás planteando como un proyecto necesario.
–Sí. El libro fue para mí de mucha ayuda, no solo por el libro en sí, propiamente dicho, sino porque me abrió a todo un mundo que yo no conocía, y que en realidad tampoco había tenido interés por conocer, porque tendí siempre a pensar lo que en general solemos pensar todos: que la producción intelectual paraguaya ha sido casi nula, cuando en realidad sí ha existido una buena producción.
–Su influencia política.
–En su tesis, Ensayo sobre la libertad civil, habla de eso. Su crítica a la religión, mejor dicho, al catolicismo, para mí es magistral. Típica, claro, del liberalismo clásico moderno, no de sus secuelas, no del liberalismo barato de hoy. Báez muestra su conservadurismo en su forma más fuerte cuando expone su visión del indígena, cuando contrapone «civilización» y «barbarie». Y bueno, él es de esa línea, más o menos sarmientista.
–¿Por qué te gustó su crítica al catolicismo?
–El liberalismo teórico siempre es crítico con la religión y su crítica siempre es la misma: crítica a la religión como, y en tanto que, elemento esclavizante. Como sabemos, la crítica a la religión puede ser, o muy marxista, o ultrarreaccionaria. Báez, básicamente, toma el estilo de Nietzsche y sus conceptos, lo del pensamiento del rebaño que no permite el pensamiento individual ni el desarrollo colectivo, etcétera, y es por ese lado, en rasgos generales, que desarrolla su crítica a la religión. Pero lo que me gusta es que es una crítica sólida. Tanto que, después de leerlo a Cecilio Báez, al volver a los tiempos de hoy, cuando escuchas a los políticos liberales, te ponés a pensar y decís: «Pobre Cecilio Báez, se estará revolcando y queriendo morirse una y mil veces más». Hoy, dentro de ese partido, ya no se tiene esta clase de intelectuales, del nivel de Báez. Bueno, tal vez hay que hacer alguna salvedad, porque un exliberal que escribe y que tiene pensamiento propio es Lara Castro.
–Pero las salvedades y las excepciones no definen lo que hay, sino lo que falta.
–Sí, y justamente por eso mismo definen lo que hay que recuperar.
Publicado el Domingo 06 de Julio del 2014
Suplemento Cultural del diario ABC COLOR
Fuente en Internet: www.abc.com.py
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