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BRANISLAVA SUSNIK (+)

  ARTESANÍA INDÍGENA - Ensayo analítico de BRANISLAVA SUSNIK - Año 1998


ARTESANÍA INDÍGENA - Ensayo analítico de BRANISLAVA SUSNIK - Año 1998

ARTESANÍA INDÍGENA - ENSAYO ANALÍTICO

 

Obra de BRANISLAVA SUSNIK

 

© BRANISLAVA SUSNIK – FUNDACIÓN LA PIEDAD

© Editorial El Lector,

Director Editorial: Pablo León Burian

Tapa: ROBERTO GOIRIZ,

Composición y armado: Fátima Benítez,

Fotos: HOMERO SOLALINDE,

Asunción – Paraguay,

1998 (145 páginas)



INTRODUCCIÓN

Al hablar de la artesanía de los indígenas, hay que conocer su real vivencia cultural antigua, ésta siempre una determinante de las necesidades de la comunidad en su proyección subsistencial, social y religioso- festival. Su lucha por la sobrevivencia, su vida en pequeñas comunidades y su sentir mágico religioso no favorecían "una creación", sino acondicionaban una adaptación imitativa. El aprovechamiento utilitario de la materia prima predominaba, manifestando los indígenas gran habilidad; los estímulos estéticos no faltaban: la observación expresivo-festival, el simbolismo identificador con lo natural y lo sobrenatural circundante, y la inclinación natural del hombre hacia "lo bello"; empero, también en este aspecto revelase un "utilitarismo" estético, de donde cierta uniformidad muy pautada de la artesanía y de la misma ornamentación decorativa. La manufactura indígena era siempre una "tarea" dentro de la comunidad; todos, mujeres y hombres, cumplían con estas "tareas" para satisfacer las necesidades de los grupos doméstico-familiares. La labor en red de "caraguata", la alfarería, el trenzado con hilo doble, el tejido, la cestería - excepto entre los Mbyá-Guaraníes, eran tareas propias de la mujer; las pautas uniformes era obvias; esto no obstante, las manufactureras -dentro de la uniformidad-, seguían también a sus instinto "competidor", manifestándose básicamente en la combinación de los motivos ornamentales; era un modo de la expresión individual "de prestigio y capacidad" dentro de lo pautado. Los trabajos en madera, piedra, metal, concha, hueso, pirograbación y adornos plumarios correspondían al hombre; en la artesanía plumaria era manifiesta la tendencia competitiva desde el punto de vista social y estético-expresivo; por otra parte, en cuanto los trabajos en madera, piedra o metal ya surgían los "individuos" que se destacaban por su habilidad, no siendo estas tareas generalizadas dentro de la comunidad.

Considerando esta realidad cultural tradicional de los indígenas, podrán comprenderse los factores que llevaron -a causa del contacto periférico o ya directo con el ambiente blanco-, al paulatino abandono de muchas de sus expresiones artesanales. En los siguientes cáptalos, tratando cada manufactura en particular, se pretende esbozar lo tradicional y lo transicional en la artesanía indígena.

BRANISLAVA SUSNIK


REFERENCIAS A LOS GRUPOS ETNICOS MENCIONADOS EN ESTE TRABAJO
 
 


I. GUAYCURUES


1. MBAYÁ-EYIGUAYEGI. Este pueblo de cazadores belicosos y agresivos poblaba en la época colonial la orilla chaqueña del río Paraguay y ocupaba desde los mediados del siglo XVII las tierras del Paraguay Oriental desde el río Miranda hasta el río Jejuí, provocando el despoblamiento guaraní de la zona y constituyéndose en una permanente amenaza para los establecimientos criollos. Adoptando el caballo, se volvieron ecuestres, desarrollaron clases sociales, manifestaban un exaltado etnocentrismo y una abierta tendencia hacia la ostentación socio-festival. Todos estos factores influyeron en su expresión cultural, y más aún teniendo a su servicio a los vasallos Chané-Arawak, éstos oriundos de las tierras pre andinas, siempre excelentes artesanos. Para "igualarse" a los provinciales, los Mbayáes adoptaron muchos elementos culturales, incluyendo metal, pero siempre "mbayá-izándolos". Hacia los fines del siglo XVIII, viéronse los Mbayáes "encerrados" en sus tierras, faltándoles la libre movilidad la lucha de los criollos por la reconquista de las tierras al norte del rio Jejuí los obligó a emigrar hacia Matto Grosso, buscando la interesada protección de los Portugueses.

2. PAYAGUAES. Este pueblo canoero-truequista-pirata dominaba el río Paraguay hasta la segunda mitad del siglo XVIII. Eran los Paraguayes belicosos, confiados en su habilidad canoera, pero también astutos, sabiendo no solamente trocar bienes intertribalmente o violentamente adquiridos en el ambiente blanco, sino también adoptar directamente algunas manufacturas criollas para "sacar ventaja" del truenque-venta. Esto no obstante, los Payaguaes no integraban a su propia cultura los nuevos elementos, considerándolo una "traición" a la conciencia étnica. Cuando hacia los fines del siglo XVIII asentáronse en Tacumbú y Chacarita, los Payaguaes "manufacturaban" desde botijones de barro cocido hasta las calabazas-estuches pirograbadas, vendiéndolos en la ciudad. Después de la gran guerra del "70" -en la cual los Payaguaes participaron con un regimiento-, su ocaso fue rápido y hoy son extinguidos.

3. EMOK-TOBAS. Los Tobas cruzaron el rio Pilcomayo recién hacia los fines del siglo XVII, si bien otros grupos movíanse en las tierras desde la confluencia del río Paraguay y Paraná al norte; en la segunda mitad del siglo XVII luchaban con otras tribus para asegurarse su nuevo hábitat entre los ríos Pilcomayo y Confuso. También los Tobas eran ecuestres-botineros, pero dentro de su pauta tradicional de "cazadores", lo que se trasluce también en su expresión cultural. En la segunda mitad del siglo XIX ocurrió el mestizamiento Toba-Maskoy, predominando el status del "hombre Toba"; esto no obstante, la influencia de las mujeres Maskoy, además del ocaso de la orientación de "cazador-botinero ecuestre", llevaron a un utilitarismo cultural más abierto, lo que se refleja también en su artesanía.


 
II. ZAMUCOS
 
Los antiguos Zamucos, divididos en varios grupos tribales, se movían entre la Provincia de Chiquitos y la zona del Chaco Boreal; en la primera mitad del siglo XVII, los jesuitas pretendieron crear una "provincia de los Zamucos", pero el plan fracasó. Muchos Zamucos fueron trasladados a la floreciente provincia de Chiquitos; otros grupos tribales quedaban en sus tierras norte chaqueñas, viviendo según sus pautas culturales tradicionales. De estos últimos sobrevivieron los Chamacocos y los Ayoweos.
 
Los Chamacocos abandonaron hacia fines del siglo XVIII el interior del Chaco y se desplazaron hacia la ribera del Alto Río Paraguay, las tierras entonces ya abandonadas por los Mbayá-Guaycurúes. Se caracterizan por su organización socioclánica y por su ceremonial religioso rápidamente pautado, lo que en cierto sentido acondicionaba su famosa artesanía plumaria. El carácter de los Chamacocos es extrovertido y vivaz, siéndoles fácil una activa comunicación con el ambiente blanco, de donde un asimilador proceso aculturativo; la oposición interna entre el impositivo dominio de los "viejos" y la restringida movilidad de los "jóvenes" contribuyó al rápido cambio cultural; el resultado fue una deculturación espontanea, cuando hasta las plumas para los adornos "teñíanse" con anilina.

Los Ayoweo-"Moros" manifiestan el mismo carácter extrovertido y una gran capacidad adaptativa. Los Ayoweos son fusionados de diferentes grupos fraccionados de los antiguos Zamucos, moviéndose en el extremo norte del Chaco Boreal; evitaban todo contacto periférico con los blancos, si bien incurrían en ocasionales asaltos a fin de proveerse de hierro para sus típicas cuñas. Los Ayoweos representan el grupo étnico recién aculturado, pero con una notable habilidad adaptativa.


 
III. MATACOS
 
Las tribus de esta filiación movíanse siempre en el Chaco Occidental, recibiendo cierta influencia cultural pre-andina. Los Choroti-Yofuaha históricamente ocupaban la zona chaqueña árida, ayudándose con la pesca, la cría de ovejas, y en el siglo pasado también con trueques intertribales; aprovechaban también el trabajo en los ingenios de azúcar argentinos, a veces periódicamente trasladándose allá las pequeñas comunidades. Por su carácter son introvertidos, anteponiendo la magia a la acción; son utilitaristas, adquisitivos, pero por largo tiempo manifestaron cierta resistencia a la asimilación de los nuevos elementos culturales; consecuentemente, o se aíslan en sus pautas tradicionales o se entregan a una aculturación rápida y desordenada.

Por el contrario, los NIWAKLI-CHULUPÍES siempre manifestaron su gran capacidad adoptiva de elementos culturales utilitarios, demostrando a veces un dinamismo subsistencial productivo. Por la tradición etnohistórica, los Chulupíes se plasmaron probablemente con los Guentuses, antiguos cultivadores del complejo Matará-Bermejano, lo que indudablemente motivó el aprecio por el cultivo, una actividad generalmente rechazada por otros chaqueños. Entre las tribus vecinas, los Chulupíes fueron conocidos como "ovejeros" o como "parecidos a los Chanés"; éstos apreciados en el área chaqueña por su manufactura neolítica. En los comienzos de este siglo, muchas aldeas chulupíes competían por su potencialidad económica; esto no obstante, la manufactura siguió pautada, sin una particularización etnocultural.
 
LOS MAKAS son los descendientes de los antiguos Enimagá-Cochaboth de la época colonial, quienes eran ecuestres y agresivos, atacando las estancias en la otra orilla del río Paraguay; manifestaban siempre el ethos de una autosuficiencia tribal, provocando por simple afán competitivo a las tribus vecinas, pedestres o ecuestres. Una potencial epidemia de viruela en la segunda mitad del siglo XVIII los obligó a retirarse hacia el interior del Chaco para adquirir nuevamente la estabilidad demográfica. Se mantuvieron aislados, recobrando sus antiguas pautas subsistenciales y manufacturales hasta el año 1929, cuando retomaron el contacto con el ambiente blanco, pero ya conocidos bajo el apelativo Maká. Al asentarse en la colonia Bartolomé de Las Casas, adaptáronse a la "subsistencia" urbano-periférica, buscando ventajas inmediatas, pero siempre conservando su orgullo y su astucia étnica.


 
IV. MASKOY
 
Exceptuando el grupo sureño de los Lengua-"Machicui", todos los otros grupos tribales de esta filiación experimentaron la influencia culturo-periférica de los Chanés altoparaguayenses. Encerrados en el interior del Chaco Central y sin un directo contacto con el ambiente blanco casi hasta los comienzos del siglo XIX, seguían aferrados a sus aputas culturales tradicionales. LOS ENTHLIT-LENGUAS adoptaron algún elemento cultural chané o criollo por su simple orientación utilitaria; empero, su cierto pasivismo frente a la vivencia actuaba de factor poco propicio para un desarrollo competitivo. La fundación de los establecimientos estancieros, de los "puertos" tanineros y, luego, la colonización menonita anularon el tradicional "chaco" cultural de los Lenguas, convirtiéndolos en vaqueros y hacheros o carreteros, cambiando su módulo subsistencial y deculturando su manufactura, LOS SANAPANÁS, ANGAITES Y KASHKIHÁS, antiguos vasallos de los Mbayáes y vecinos de los Chanés, recibieron de estos últimos algunos nuevos elementos culturales, pero siempre con la limitación propia del estrecho utilitarismo sin una proyección etnosocial expresiva. Con la deculturación progresiva -exceptuando a los Kashkihás con una orientación productiva, también estos grupos cayeron en un simple pauperismo marginal.


 
V. GUARANIES
 
Al iniciarse la conquista hispana, los Guaraníes ocupaban las aéreas entre los ríos Miranda y Paraná, entre los ríos Paranapanemá hasta el sur del río Uruguay. Asentándose también en las islas grandes de los ríos Paraná y Uruguay; en esta amplia zona existían muchos enclaves, las tierras de los protopobladores Kainganges-Gés. El río Paraguay siempre fue la "frontera" entre los Guaraníes y los Chaqueños. Siendo de cultura neolítica, los Guaraníes actuaban de difusores de nuevos elementos culturales entre los proto-pobladores cazadores recolectores. En la organización socio-económica y en la misma producción manufacturera de los antiguos Guaraníes se observaban dos orientaciones casi contradictorias; un dinamismo sociocultural por una parte, y por otra, cierto exclusivismo pasivo, los factores que luego acondicionaron su ocaso.

La aculturación colonial de los Guaraníes, sea en los "távapueblos" provinciales o en las reducciones jesuíticas, significaba una nueva estructuración socio-económica, un nuevo tipo de manufacturación y oficios con la proyección productiva provincial, y también una nueva orientación "cristiano-popular", este aspecto siempre tan importante para la expresión estético-artesanal, Los Guaraníes tenían la libertad de seguir con su manufactura tradicional para su use "domestico"; empero, el dirigismo por una parte, y por otra, la vida comunalizada de los indígenas actuaban de factores negativos, volviéndose ellos indiferentes o ya -como miembros de los "táva-pueblos"-, adaptándose a la cultura rural-provincial.

Los "Guaraníes "Monteses", quienes desde el siglo XVI quedaron libres e independientes en las tierras desde el río Monday hasta las Sierras de Amambay, conservaron sus básicas pautas culturales; empero, fraccionados en pequeñas comunidades recelosas entre sí, anímicamente en un estado de pasiva evasión, cayeron en el simple utilitarismo, guiado por las necesidades inmediatas, de donde una latente pauperización de su expresión cultural. Las tres tribus sobrevivientes en el Paraguay, por mucho tiempo también formando paste de los "Monteses", manifiestan, no obstante, algunas peculiaridades culturales. Los Mbyá-Guaraníes, los más conservadores, poco se diferencian por su orientación sociocultural de los "Monteses" de Mbaé-verá del siglo XVIII, pobladores de la zona entre los ríos Acaray y Monday. Las pequeñas comunidades siguen "encerradas" en su utilitarismo cultural, predominando una pasiva evasión religioso-ceremonial. LOS AVÁ-KATÚ-ETÉ - CHIRIPÁ constituyen el grupo guaraní que en los primeros decenios del siglo XVII formaba parte de los Guayrá-Guaraníes; después del éxodo guaraní frente a la amenaza de los bandeirantes paulistas, guiado por el P. Ruíz de Montoya, muchas comunidades se refugiaron en los bosques altoparanaenses. Los Chiripas en el siglo pasado buscaban rápidamente la comunicación de "ventajas" con el ambiente blanco, prestando su servicio de brazos, iniciando así una "doble" vivencia: en su comunidad el tradicional cultivo, y el periódico bracerismo; en su rápida aculturación se reflejan ambas tendencias. LOS PAÑ-TAVYTERA son descendientes de los antiguos, Itatines y Tarumaes, los grupos que experimentaron la cristianización de los "táva-pueblos" y la misionalización jesuítica. Muchos grupos quedaban siempre enclavados en las tierras entre las Sierras de Amambay y el río Itanará, evadiendo las temidas invasiones de los Mbayá-Guaycurúes en busca de esclavos. Los Pañ-Tavyterã no desaprovecharon las oportunidades del conchabo en el ambiente blanco, quedando a la vez apegados a su tradicional ethos de "la tierra-roza buena". Empero, su manufactura es deculturada, siendo los Pañ permeables a la adopción de nuevos elementos culturales por su simple "utilidad", así como en sus conceptos seudo-religiosos adoptan motivos cristianos, "guaranizandolos".

LOS ACHÉ-GUAYAKÍES, linguísticamente guaranizados, culturalmente con las pautas abiertamente paleolíticas, conocíanse ya en el siglo XVII como "merodeadores" periféricos de las aldeas mbyá-guaraníes. Su manifestación cultural siempre fue de un estrecho aprovechamiento utilitario de los recursos naturales. Acercándose al ambiente blanco, al verse restringidos en su movilidad de cazadores, adaptáronse al nuevo ambiente dentro de los límites de la conveniencia subsistencial.
 
 


REFERENCIAS:

*. Col. Museo A. B. = Colecciones del Museo Etnográfico "Andrés Barbero".
*. Boggiani, Guido: Os Caduveos. Bibl. Histórica Brasilera. Traducción. S. Paulo, 1942.
*. Grubb, W. Barbrooke: An unknown people in an unknown land. London, 1925.
*. Ribeiro, Darcy: A arte dos Indios Kadiuéu. Serviço de Documentacão. Rio de Janeiro.
 


PARA LA BIBLIOGRAFIA DETALLADA VER:

*. SUSNIK, BRANISLAVA:
-Los Aborígenes del Paraguay. Cultura material. T. IV. Asunción, 1982.
-Guía del Museo Etnográfico "Andrés Barbero". 9a edición. Asunción, 1984.
*. ESCOBAR, TICIO: Una interpretación de las artes visuales en el Paraguay. T.I. Asunción, 1983. Colección de Las Américas - 1.
 
 


INDICE

INTRODUCCIÓN

1-. CESTERÍA INDÍGENA

2. LABOR EN RED DE "CARAGUATÁ" Y CORDELERÍA

3. ALFARERÍA INDÍGENA

4. TRENZADO CON HILO DOBLE Y TEJIDO

5. TRABAJOS EN MADERA, PIEDRA Y METAL

6. TRABAJOS EN PIELES, CONCHA, HUESO, CALABAZAS Y ABALORIOS

7. ADORNOS PLUMARIOS

REFERENCIAS A LOS GRUPOS ÉTNICOS MENCIONADOS EN ESTE TRABAJO.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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