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ESTEBAN CABAÑAS
20 de Octubre de 1937
 
ESTEBAN CABAÑAS


Cronología de una pasión:

ADIÓS A CARLOS COLOMBINO: HOMENAJE A UN ARTISTA TOTAL

Pintor, novelista, dramaturgo, poeta (que firmaba sus libros como Esteban Cabañas), Colombino deja uno de los más ricos legados, por su cantidad y calidad, del arte moderno paraguayo.

Nacido en Concepción, el 20 de octubre de 1937, el nombre de Carlos Colombino es ya inseparable de la historia del arte paraguayo contemporáneo. Sin cumplir todavía los 20 años, formó parte del círculo de renovadores que fue el Grupo Arte Nuevo, junto a otros nombres como José Laterza Parodi, Josefina Plá, Olga Blinder, Lilí del Mónico, entre otros, quienes en 1954 organizaron la primera exposición de arte con influencias contemporáneas en Asunción.

Ya en las décadas del 60 y 70, Colombino iría afirmando sus dotes artísticas, traspasando las fronteras con sus obras. A la par, con el seudónimo Esteban Cabañas, el artista publicó varios libros de poema y, más tarde, teatro y novela, apuntalando así su figura de artista completo, que buceó en las diferentes caras de la condición humana, por diversos medios.

Además, otras dos facetas lo caracterizaron: una, mimetizada en toda su obra: su lucha contra la barbarie stronista; la otra, sus invalorables aportes al campo de la gestión cultural, como uno de los fundadores del Museo del Barro y otros espacios museográficos de gran importancia para el Paraguay.

Ticio Escobar, Miguel Ángel Fernández, Adriana Almada, Susy Delgado y Antonio Pecci evocan la figura de uno de los más grandes artistas que dio el Paraguay.

 

CARLOS COLOMBINO: ITINERARIO DE LA PINTURA MODERNA PARAGUAYA

Conocido internacionalmente por su trabajo visual, sobre todo en la xilopintura, aquí una síntesis de los mayores aportes del artista paraguayo al arte contemporáneo.

Por TICIO ESCOBAR

Crítico de arte

La obra de Carlos Colombino anima el proceso entero del arte moderno en el Paraguay, de cuya complejidad constituye su más significativo representante. Su trabajo, surgido a finales de la década de 1950, se define en la misma matriz de la modernidad paraguaya, crispado desde sus orígenes por el espíritu polémico y la voluntad de síntesis que exige un tiempo apremiante. Esta ubicación le permite un lugar destacado en la problemática del arte latinoamericano, obsesionado por conciliar los lenguajes internacionales con los contenidos locales.

Desvelado por las contingencias de la condición humana, Colombino comienza desarrollando un expresionismo doloroso y tenso, pero enseguida revela una tenaz vocación de coherencia formal que marcará toda su obra posterior. Por un lado, el artista asume su propio talante, dramático y vehemente, y se enfrenta a la circunstancia adversa de la dictadura militar, cuyo transcurso (1954-1989) coincidió casi exactamente con el ciclo de la modernidad en el Paraguay. Por otro, su formación de arquitecto le provee de los instrumentos para desarrollar una sistemática reflexión sobre el lenguaje del arte.

Durante los primeros años de la década de los sesenta, Colombino crea una técnica que será en adelante su medio expresivo básico: la xilopintura, desarrollado a partir de la madera tallada y teñida con óleos, cuyos colores subrayan los tonos propios del material. La madera permite a Colombino trabajar la solidez del material y su imagen resistente, y, al mismo tiempo, sus posibilidades de ser desgarrada y cortada, astillada. Su primera xilopintura inicia una imagen que presenta sólidas estructuras de sugerencias orgánicas que pronto aparecen invadidas por la violencia de fuerzas oscuras que rasgan la materia y hacen estallar el orden de las formas.

Orientada fundamentalmente a la denuncia política y la crítica social, la obra desarrollada entre los años 1965 y 1970 vuelve a privilegiar el momento expresivo. La xilopintura permite una figuración agresiva y mordaz: los desgarramientos de la madera y la degradación de la figura humana son usados para cuestionar la violencia de la dictadura, pero, también, para formular una crítica al establishment en su conjunto. Esta obra debe ser considerada dentro de la serie de anti-retratos que inicia el artista en ese momento, cuando, para afilar sus recursos contestatarios, representa sus personajes estironeados entre el humor irónico y el drama. Poco después, esta caricatura mordaz de origen neofigurativo retrocederá ante la emergencia de graves reflexiones sobre la condición humana. Para enfrentar la tragedia, el concepto tomará el lugar de la sátira en sus próximas obras sobre la imagen de Durero.

A favor de la condición humana

Las dos grandes preocupaciones de Colombino, el rigor formal y la dramática densidad de los contenidos expresivos, convergen en la serie Reflexiones sobre Durero, que, desarrollada a partir de mediados de la década de los setenta, significa la gran síntesis de la madurez del artista: una iconografía madura y vigorosa que tanto implica un análisis del lenguaje visual como un pronunciamiento firme a favor de la condición humana. La utilización de imágenes del maestro alemán permite a Colombino nombrar la realidad desde la mediación de los signos del arte y sus instituciones.

Pero también le permite el empleo de una poética de la ruptura y la negación, cifra del conflicto que marca profundamente toda su pintura.

Estos contenidos son reforzados a través de soluciones estrictamente plásticas (las formas agredidas, los espacios rasgados, la misma madera abierta y rota) como mediante diferentes símbolos que configuran una iconografía característica suya (ataduras, máscaras, mutilaciones y tachaduras).

A partir de los años 80 desaparecen las figuras de Durero y quedan solo armazones descarnados, escenarios callados y desiertos. Sobre estos paisajes vacantes aparece pronto la confusión de cuerpos inciertos, bultos que, más adelante, se definen como seres humanos desfigurados o sombras de cuerpos semiocultos por máscaras y ropajes ambiguos. Cuando caen estos disfraces, los rostros aparecen incrustados en peñascos que configuran un paisaje petrificado, abierto sobre abismos y cielos minerales.

Esta etapa, titulada Serie Paraguay, integra la denuncia social y política de los años sesenta con las investigaciones analíticas de las Reflexiones sobre Durero: con un nuevo sentido expresionista, Colombino nombra al sesgo los fantasmas nocturnos que acechan más allá de la clara forma.

La última etapa de Colombino transitó con libertad todas las posibilidades que presenta la madera y explora los límites de su propia imagen.

Oscilando siempre entre los argumentos del lenguaje y las presiones de la historia, la forma se despoja hasta el límite o bien se desgarra y lacera su propia materia en un movimiento feroz que arruina todos los cálculos.

En el fondo siempre está el conflicto que atosiga y alimenta su obra: la oposición entre libertad y necesidad, entre estructura e historia, entre razón y deseo. Tensado entre estos términos adversarios se ha trazado el itinerario más firme y dramático de la pintura moderna del Paraguay.

 

TIEMPOS OSCUROS, TIEMPOS DE ESPERANZA

Por MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ

Poeta y crítico

mafdial@gmail.com

Oscuros días, pulso de sombra, paso de hombre, monstruos vanos: con esas palabras echábamos a andar los poetas de mi generación --la del 60-- nuestras primeras publicaciones. Eran ya los tiempos sombríos de una dictadura brutal y sangrienta que marcaría nuestra experiencia existencial y nuestra producción estética, y, en algunos casos, destruiría vidas y destinos.

Los monstruos vanos (1964) fue el primer título poético de Esteban Cabañas, seudónimo de Carlos Colombino para toda su producción literaria. Le siguió una ingente producción literaria, que incluye novelas y obras de teatro.

Por entonces ya era conocido como uno de los jóvenes artistas que se habían sumado al proceso artístico renovador iniciado por el Grupo Arte Nuevo diez años antes. Había realizado su primera exposición pictórica en un centro cultural francés, en 1958, y desde entonces tendría activa participación en la todavía precaria vida cultural paraguaya.

Colombino dio poco después andadura a una nueva técnica de expresión plástica, la xilopintura, en una muestra realizada en setiembre de 1965. "Lo estético en su obra actual --escribí en el catálogo de aquella exposición-- deja ya de tener connotaciones puramente formales, y sus tentativas se dirigen al logro de una concepción en que hagan vértice la potencia de un lenguaje a nivel del arte contemporáneo y la intensidad de un sentimiento plenamente identificado con los problemas de un mundo en que han sido violentados no solo la noción del valor sino los propios principios que fundamentan la dignidad del hombre".

RADICAL EXPRESIÓN ESTÉTICA

En el campo de las artes visuales iría profundizando cada vez más la radicalidad de su expresión estética, casi siempre a través de sus xilopinturas. Al mismo tiempo que la dictadura golpeaba ferozmente a quienes resistían sus embates desde la dimensión cultural, él expresaba en sus obras la sordidez y brutalidad del fascismo en el poder.

Como poeta, no fue menor la carga expresiva de sus versos. Asumió con valor --paralelamente a sus obras xilográficas-- el infortunio de su pueblo.

Fue de los pocos que mantuvieron coherentemente en su arte el sentido profundo del compromiso social del arte. Esa poesía descarnada, por momentos atravesada de imágenes surreales, pero siempre dicha desde el hondón de la experiencia humana, tuvo presencia a lo largo de su vida, en numerosos títulos.

Colombino vino a sumarse, así, a una constelación de figuras capitales que dieron esplendor a la cultura paraguaya moderna, con Rafael Barrett, Agustín Barrios, Hérib Campos Cervera, José Asunción Flores, Josefina Plá y Augusto Roa Bastos.

No será necesario mencionar los lauros que obtuvo con sus diversas producciones: están a la vista y constituyen una honra para nuestra cultura. Conviene, sin embargo, no olvidar sus aportes como narrador, dramaturgo, arquitecto y gestor cultural, casi tan importantes como su labor de artista y poeta.

Ácido y deslenguado muchas veces, lo hacía en un medio que necesitaba y sigue necesitando que se afirmen a gritos la dignidad humana, la justicia y la libertad.

Tiempos oscuros, ciertamente, en que hay que seguir dando pasos humanos con vocación solidaria y coraje. La ausencia de un gran artista, al fin y al cabo, no es ausencia, porque su obra sigue sustentando perennemente valores fundamentales del devenir cultural y social.

 

"... ME VERÁS PARTIR"

Por ADRIANA ALMADA

Crítica de arte

Estuve largo rato bajo la lluvia tenue pero incesante. Todo era bello, a pesar de la tristeza. Veía las flores como parte del jardín, rozagantes sobre el fondo gris de la tarde. El artista estaba en el lugar preciso: en el corazón mismo de su obra.

Ya en reposo, compartía el tiempo sin tiempo de los fantasmas, los miedos, acaso la esperanza. El gran mural de La próxima cena, con sus gestos caníbales, parecía un vaticinio sombrío conjurado solo por el afecto de quienes lo rodeaban.

Solo dos velas blancas sobre candelabros de cerámica negra. Austeridad y, de nuevo, belleza.

Carlos Colombino era grabador por excelencia. Trabajaba sobre la materia cruda. Practicaba la incisión. La marca. La señal. La impronta. La huella. La cicatriz. Lo que se reproduce y se multiplica, incluso al decidir clausurar el gesto y detenerse en la matriz para dulcificar sus heridas con el color. Esta actitud de grabador se ha traducido en todos los ámbitos de su vida y de su obra: en el arte, en la escritura, en la gestión cultural, en el compromiso político.

Qué oportuno fue compartir las últimas horas de su cuerpo en el exacto lugar al que dedicó todas sus fuerzas: el espacio en el que imprimió sus sueños. Sin ritos vacuos ni lugar para la hipocresía oficial. Solo y en silencio, rodeado del afecto y el respeto de un Paraguay que no claudica ante la barbarie.

(*) Vicepresidente AICA Internacional. El título hace alusión al verso "Cuando el tiempo deshaga sus velámenes, me verás partir...", de Esteban Cabañas.

 

CARLOS O ESTEBAN, LA MISMA DAGA CONTRA LA NADA Y EL OLVIDO

Por SUSY DELGADO

Escritora

Ya estamos aquí/ junto a nosotros/ muertos del todo y secos/ de quemazón diaria,/ de vómito celeste. Nadie existe", escribió alguna vez con ese verbo duro que nos abofeteaba con las verdades y sospechas más crueles del ser humano y su destino. Peleó como una fiera contra ese destino de orfandad, de olvido, de ceniza. Navegante de aguas tormentosas, buscó desesperadamente "caído sobre cuerpos sin nombres repetidos/ el combustible ardido el corazón quemante/ navegación de cuerpos en perpetuo naufragio/ consumidos".

Tomó en sus manos por momentos la madera y por momentos la pluma, con rabia y con ternura, y contradijo con ellas esa nada; sobre esa materia precaria e ingrata, sobre el descreimiento más descarnado, construyó una fe en lo imposible, dibujó la utopía. Demiurgo de la soledad y la ignominia, la chatura y la ceguera y la mentira, las amasó sin piedad ni concesiones y produjo el milagro.

"Para ser un artista no basta saber pintar --dijo alguna vez--, hay que tener algo que decir". Él tenía de sobra, inconforme radical, soñador impenitente, irreductible.

Y el poeta fue igual de osado que el artista. "Voy por el filo de la navaja.

O voy a despellejar las palabras", dice en un diálogo inquietante, en esa bella novela, bellamente escrita --Atajo--, más que una novela, poesía pura hilvanada con puñados de historia social y personal, y los ricos condimentos de una sensibilidad aguda, al servicio de una reflexión sobre el ser humano ante la vida y la muerte.

Diálogo prestado por un ratito a cualquier personaje, era tal vez un verdadero mandamiento del poeta que despellejaba las palabras para alcanzar la poesía de lo escondido, lo terrible, lo imposible.

Carlos o Esteban, Esteban o Carlos, no importa, existió. Y para quienes hayan escuchado su verbo encendido, seguirá existiendo por mucho tiempo. Para quienes hayan acusado la herida lacerante de sus palabras y su obra, y hayan percibido esa terca fe que contradijo la nada, Esteban o Carlos, Carlos o Esteban habrá triunfado.

 

UNA FACETA POCO CONOCIDA

Por ANTONIO V. PECCI

Periodista

apecci@uhora.com.py

Junto a su trayectoria artística, el destacado creador también asumió acciones en una esfera menos conocida como fue su militancia en favor de los derechos humanos.

A mediados de la década del 70 envió una obra suya para que integrara la exposición itinerante Salvador Allende, que debía recorrer toda Europa, junto a la de otros artistas latinoamericanos reconocidos. Era un tributo a un presidente progresista derrocado de manera sangrienta.

Y un repudio al mentor de dicho golpe: Augusto Pinochet. Sabía que ese gesto no pasaría desapercibido para el régimen y que sufriría represalias. Aún así, desarrolló otras acciones como el dar refugio en su departamento a opositores perseguidos, hasta que lograran otro lugar más seguro o salir del país.

Debido a su pensamiento crítico hacia el poder y a su opción sexual transgresora, sufrió persecución en varias oportunidades. En una de ellas estuvo a punto de asilarse en una embajada, pero la ayuda de una pintora amiga le ofreció otra opción: la de ir a un establecimiento de campo y permanecer encerrado hasta que pasara la razzia policial.

Un par de semanas que fueron aprovechadas para pintar en las paredes de la habitación un mural. Era la manera de luchar contra el miedo y resistir.

Exiliado, Rubén Bareiro quiso acercarse al país. Un día me llama Carlos y me dice para ir juntos a verlo a Rubén, que estaría en Posadas, aguardando a quien era su pareja en el momento, una chilena que estaba de paso por Asunción. Viajamos junto con ella hasta la ciudad misionera. Y allí compartimos un par de días con el amigo yendo hasta las ruinas de San Ignacio.

Pese a saberse, junto a otros artistas, en la lista negra del régimen, no tomó la opción de radicarse en Madrid, París o Roma, donde podría crear en un ambiente de libertad y respeto. Optó por quedarse en Paraguay. Su arte y su lucha estaban enraizadas en esta tierra.

Publicado en el Correo Semanal del diario Última Hora

En fecha Sábado, 18 de Mayo del 2013

Fuente en Internet: ULTIMA HORA DIGITAL/ PARAGUAY

 

 

CRONOLOGÍA DE UNA PASIÓN:

1937 - El 20 de octubre nace Carlos Santiago Colombino Lailla en Concepción, Paraguay. Sus padres fueron Carlos Colombino Levois y Estela Lailla Cabañas.

1943 - Asiste a la escuela de Puerto Pinasco (ciudad industrial de la Internacional Products Corporation, frigorífico trasnacional) donde su familia reside desde 1937 hasta 1945.

1945 - Vive con su abuela Charlotte Levois en Asunción. Asiste a la Escuela del Brasil -cuya profesora de Manualidades opta dar ese año un curso de pintura- y luego al Colegio Cristo Rey.

1946 - Obligada por la crisis económica, su familia se traslada a Sapucai, sede de los Talleres del Ferrocarril Central.

1947 - Durante la cruenta guerra civil de ese año, la familia Colombino-Lailla se traslada a Asunción. De niño vive la experiencia de los "desastres de la guerra".

1950 - Se construye la vivienda familiar en el Barrio Pinozá de Asunción. Ingresa en el Colegio Nacional de la Capital, donde cursa toda la secundaria. Viaja cada año a Concepción, a pasar vacaciones con su abuela materna Estefana Cabañas.

1954 - Observa la muestra del grupo Arte Nuevo en las vidrieras de la calle Palma de Asunción. Con sus compañeros del Colegio Nacional realiza una muestra de arte en los escaparates de la Casa Atlas. Conoce a los escritores Rubén Bareiro Saguier y Ramiro Domínguez y al pintor Ignacio Núñez Soler.

1955 - Ingresa a la Facultad de Derecho. Comienza a trabajar en el estudio de abogacía de Paciello-Domínguez-Cháves-Bareiro Saguier. Conoce a Olga Blinder.

1956 - Con los auspicios de la Revista Alcor, realiza su primera exposición de pinturas en el Centro Cultural Paraguayo- Francés de Asunción. Conoce a la escritora Josefina Plá y al arq. Roger Ayala. Es expulsado de su trabajo en el Ministerio de Justicia y Trabajo por el ministro González Alsina, debido a su negativa a afiliarse al Partido Colorado. Participa en manifestaciones de protestas contra el gobierno.

1957 - Con Enrique Chase edita "Yesca", un poemario de Elvio Romero ilustrado por Olga Blinder. Abandona sus estudios de Derecho e ingresa en la recién creada Facultad de Arquitectura. Visita la muestra de grabados del artista brasileño Livio Abramo.

1958 - Expone con Oiga Blinder en Buenos Aires, donde conoce a Augusto Roa Bastos. Trabaja en la revista Alcor, que publica algunos poemas suyos.

1959 - A invitación de José Gómez Sicre expone en una muestra de Arte Latinoamericano del Museum of Fine Arts de Dallas. Junto a otros estudiantes crea el Estudio Auxiliar de Arquitectura "Diseño Cuatro".

1959 - Con un grupo de estudiantes dirigido por Saturnino de Brito visita Brasilia, donde conoce a Oscar Niemeyer.

1960 - Inicia sus estudios de composiciones vegetales, abstracciones que expone en la galería asuncena "Bohême".

1961 - Con otros artistas paraguayos participa de la VI Bienal de Sao Paulo, donde conoce a Livio Abramo y a María Bonomi. Pinta sus primeros murales en la residencia de R. González Coronel y en el colegio Salesiano de Asunción.

1962 - Influido por las planchas xilográficas de Olga Blinder, crea la técnica de la xilopintura. Representando al Frente Unido de Liberación Nacional (FULNA) participa en el Festival Internacional de la Juventud en Helsinki y en la Reunión de Juventudes de Varsovia. A su retorno es preso en Identificaciones; y una vez liberado se retira a lo de Lilí del Mónico (Benjamín Aceval), donde realiza sus primeras xilopinturas.

1963 - Participa en la muestra "Arte Actual de América y España" en Madrid, donde obtiene el Premio Internacional de Pintura. Realiza su primer proyecto arquitectónico, la vivienda de Miguel Ángel Ramírez en Asunción. Pinta un mural en la residencia de Lilí del Mónico.

1964 - Con el seudónimo de Esteban Cabañas publica un pequeño poemario: "LOS MONSTRUOS VANOS", editado por Diálogo-Cuadernos del Colibrí. Viaja a París y trabaja en Barcelona. En Madrid edita "BIOGRAFÍA DE AUSENTE", un poemario de Rubén Bareiro Saguier, y realiza en su taller del Colegio Mayor Guadalupe una serie de xilopinturas. Dona al Museo de Artes Populares de la capital española un centenar de piezas de arte popular de Paraguay. Una muestra suya se expone en la Sala "El Prado" de Madrid, con un Cuaderno de Arte escrito por Luis González Robles.

1965 - Se le otorga en Washington el Primer Premio por Paraguay del Salón ESSO de Artistas Jóvenes de América Latina. Inicia la serie de pinturas sobre Paraguay dentro de la Nueva Figuración. Trabaja en la empresa de construcción de Tomboly- Vera- Wasmosy, de donde poco después es expulsado por motivos políticos.

1966 - Visita los EE.UU., donde conoce a Gropius, Louis Kahn, Fernando Botero y Nemesio Antúnez. Expone en las salas de la Unión Panamericana en Washington una saga -"JUANA", "LOS EMBOLSADOS", etc- sobre la tragedia de la dictadura paraguaya. Estas obras, al retornar al país, son arrojadas al basural por funcionarios del Aeropuerto Internacional de Asunción. Contrae matrimonio con Beatriz Chase.

1967 - Nace su hijo Santiago. Expone en la Bienal de Sao Paulo la serie de LOS TORTURADOS. Realiza la caricatura del dictador Stroessner, "EL GENERAL". Hace un gran objeto móvil de madera, "LA CHISMOSA", sobre los delatores de la policía política paraguaya.

1968 - Compone una serie de enormes caricaturas: "EL GENERAL A CUERDA", "LA URA", "LA MUJER DE LA HOJA". Con los "CAPANGAS" gana el Gran Premio de la Primera Bienal de Quito, cuya comunicación es detenida en el Ministerio de Relaciones Exteriores del Paraguay.

1969 - Una serie de objetos plegables de madera -entre ellos "LÁGRIMA POR FARÍAS”, un humilde vendedor de golosinas asesinado por la policía stronista- en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Luego de una muestra realizada en Córdoba (R.A.) las obras desaparecen, y son rescatadas dos décadas más tarde gracias a gestiones de Susana Romero. Con Beatriz Chase proyecta y concluye su vivienda asuncena. Debido a su militancia opositora es expulsado de una cátedra en la Facultad de Arquitectura por el decano E. Napout. Poco después entrega su tesis y obtiene el título de arquitecto por la Universidad Nacional de Asunción. Con una beca del gobierno francés viaja a París, donde conoce a  Julio Le Parc. Expone en la Galería Lambert de la ile Saint-Denis.

1971 - Hace experiencias en obras geométricas y cierra la serie de imágenes expresionistas de la "NUEVA FIGURACIÓN". Con su familia, retorna de Europa a Paraguay.

1972 - Inicia la experiencia de grabados superpuestos de filiación geométrica. Trabaja en el estudio de arquitectura que crea con Beatriz Chase. Con Olga Blinder funda una "COLECCIÓN CIRCULANTE" de obra gráfica, destinada a estudiantes y público masivo.

1973 - Inicia sus reflexiones sobre fotografías, obras de otros artistas y apuntes tomados del natural.

1974 - Trabaja la serie "MANOS, PIES", tomada de obras de Miguel Ángel Buonarroti o de modelos al natural. Su estudio de arquitectura realiza proyectos de viviendas, edificios y urbanizaciones. Nace su hija Lía. Inicia la serie "REFLEXIONES SOBRE DURERO".

1977 - Obtiene el Premio Especial de la VI Bienal del Deporte de Madrid, organizada por el Ministerio de Cultura español, y recibe una Mención de Honor en la Bienal del Grabado de Maracaibo, Venezuela. Es profesor del CREAGRAF, e imparte un curso sobre grabado en la Universidad de Costa Rica, organizado por la OEA.

1979 Proyecta el primer pabellón de lo que sería la Sala Josefina Plá del Centro de Artes Visuales/Museo del Barro, en un terreno suyo en Isla de Francia, Asunción. Con Ysanne Gayet y Osvaldo Salerno funda el Museo del Barro, inaugurado en San Lorenzo en 1980. Cuadernos del Diálogo publica su poemario "EL TIEMPO, ESE CÍRCULO".

1981 - Inaugura el Pabellón del Museo Paraguayo de Arte Contemporáneo en Isla de Francia, con una exposición de Gráfica Española Contemporánea. La editorial Napa edita su poemario "LOS CUATRO LINDES".

1982 - Inicia con Osvaldo Salerno las colecciones de tallas jesuíticas y franciscanas, arte popular paraguayo, cerámica guaraní, orfebrería y platería. Alcándara publica su poemario "DESENTIERROS". Realiza el mural "UN REY SE MUERE DE LONESCO" en el local de Ahorros Paraguayos de Asunción. Augusto Roa Bastos le escribe desde el exilio: "Un rey se muere una sola vez, un pueblo renace muchas veces". Decide abandonar el país cuando Augusto Roa Bastos es expulsado del Paraguay, y adquiere un departamento en Sao Paulo.

1983 - El Museo del Barro se traslada a Asunción, incorporando diversos acervos formados y una colección de ñanduti. Con otros artistas crea el Centro de Estudios de Teatro y Artes Visuales (CETAV) de la Universidad Católica, pronto clausurado por las autoridades eclesiásticas. Los estudiantes se trasladan a la Sala del Museo de Isla de Francia, donde continúa la actividad formativa.

1984 - Se edifica el Taller de estudiantes (actual acceso del Centro de Artes Visuales), iniciándose además la construcción del Museo del Barro. Araverá publica su poemario "LA PARÁBOLA DEL SITIO MÁS PERFECTO", con ilustraciones suyas y prólogo de Josefina Plá. Crea con Ticio Escobar y Osvaldo Salerno, el Centro de Artes Visuales integrando las tres colecciones: el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo del Barro y el Museo de Arte Indígena juntamente con el Dpto. de investigaciones, la colección de cerámica pre-hispánica y la de arte colonial del Paraguay.

1985 - Hace una colección de máscaras del KAMBÁ RA'ANGA en Altos, San Bernardino y Tobatí. Escribe un ensayo sobre esa manifestación cultural, "KAMBA RA'ANGÁ, LAS ÚLTIMAS MÁSCARAS", editado por el Museo del Barro. Ticio Escobar publica el libro "Colombino, la forma y la historia".

1986 - Inicia la serie de xilopinturas "PARAGUAY". La editorial Alcándara publica su poemario "PREMONICIONES". Con otros artistas e intelectuales, funda la Comisión de Solidaridad con los Pueblos Indígenas.

1987 - Obtiene en Ecuador el Segundo Premio de la I Bienal de Pintura de Cuenca (el primero fue adjudicado a Le Pare) por su obra "PARAGUAY", y con ese aporte construye la Sala Arte Nuevo del CAV/Museo del Barro. Junto a otros líderes participa en las "Jornadas por la Democracia en el Paraguay" organizadas por la Fundación Pablo Iglesias en Madrid, donde expone xilopinturas de la serie PARAGUAY. Integrando el colectivo Trabajadores de la Cultura, trabaja en el Museo del Barro propuestas para una cultura en democracia. A demanda de su amigo Mons. Maricevich, inicia el altar mayor de la Catedral de Concepción. Realiza en Montevideo una muestra conjunta de pintura con Ricardo Migliorisi y O. Salerno que es declarada "Mejor Exposición Extranjera" del año por la Asociación de Críticos de Arte del Uruguay. Diseña la muestra sobre "ARTE POPOLARE DEL PARAGUAY" expuesta en la Sala Bramante de Roma, Italia.

1989 - Se publica el libro "COLOMBINO", con texto de Augusto Roa Bastos. Luego del golpe del 2/3 de febrero que dio fin a la dictadura de Stroessner, la Fundación Carlos Colombino Lailla es reconocida por el nuevo Poder Ejecutivo. Veintidós años luego de realizadas, por vez primera se exponen en Paraguay "EL GENERAL A CUERDA" y "UN GENERAL", obras críticas sobre el dictador Stroessner.

1990 - Una obra de grandes dimensiones, "LA PRÓXIMA CENA", se instala en el Centro de Artes Visuales, como reflexión sobre el canibalismo político desatado en la transición. Obtiene el Premio Internacional de Cultura "Gabriela Mistral" de la Organización de Estados Americanos en Washington por su labor en el Museo del Barro. Con O. Salerno y Milda Rivarola organiza la muestra "PARAGUAY RA'ANGÁ, LAS FORMAS DEL PARAGUAY" en la Universidad de Alcalá de Henares, con motivo de la entrega del Premio Cervantes a Augusto Roa Bastos. Junto al Intendente asunceno Cnel. Adler y el escritor A. Roa Bastos, obtiene fondos de la Cooperación española para restaurar la Manzana de la Rivera asuncena.

1991 - Inicia la puesta en valor y el ordenamiento de la Manzana de la Rivera. Luego de la victoria del Dr. Carlos Filizzola en las primeras elecciones de Intendentes, crea y dirige el Centro Cultural de la Ciudad de Asunción.

1992 - Junto a Milda Rivarola, cura la exposición "Paraguay en su Historia", organizada por la Comisión Nacional del V Centenario. Diseña el Pabellón de Paraguay en la Feria de Sevilla, España, donde instala una gran puerta escenográfica de Ricardo Migliorisi y su objeto de maderas recortadas "EL TREN". En el Pabellón paraguayo se exponen además cerámica popular, objetos de arte indígena, pinturas de O. Salerno, E. Careaga, etc.

1993 - Un tornado daña la Sala de Arte Indígena y el depósito superior del Museo del Barro, que cierra sus puertas durante dos años mientras se realizan las restauraciones. Viaja a La Habana, Cuba, ciudad que lo declara Huésped Ilustre.

1994 - En la Bienal de Sao Paulo realiza la muestra "PASIÓN Y SIMULACRO", donde expone "EL BARCO", un gran juguete de madera.

1995 - En el taller de Oscar Manessi de Madrid inicia sus grabados en metal. Obtiene el Premio Internacional de Grabado en la IX Bienal de San Juan de Puerto Rico y el Premio "Mid-América Arts Aliance" de los EE.UU. Con la Intendencia capitalina, proyecta y realiza en la Plaza de los Desaparecidos una obra escultórica con trozos semienterrados de una estatua del dictador Stroessner. En la Casa Viola de la Manzana de la Rivera, crea el Museo "Memoria de la Ciudad".

1996 - Dicta un Curso en la Escuela de Diseño y Arte de la Universidad de Lawrence, Kansas. Sus obras se exponen en el Spencer Museum de esa ciudad. Invitado por el gobierno japonés, visita varias ciudades del país nipón.

1997 - Obtiene el Premio de Pintura en la I Bienal Interparlamentaria del MERCOSUR, en Montevideo junto a Luis Felipe Noé y otros. El gobierno del Brasil le otorga el grado de Comendador de la Orden del Barao de Río Branco. Su obra "DE LO DULCE Y LO TURBIO" obtiene el Primer Premio del Concurso de Novela del Club Centenario.

1998 - Invitado por el gobierno francés a los actos del Cincuentenario de la Declaración de los Derechos Humanos por las NN.UU., viaja a París. Editorial Sudamericana edita en Buenos Aires "LO DULCE Y LO TURBIO". Con su poemario "EL NÁUFRAGO INSUMISO" obtiene el Primer Premio García Lorca del Centro Cultural Juan de Salazar-Diario Noticias de Asunción.

1999 - Construye su Casa-Taller "ARASAPÉ" en las inmediaciones de Areguá y proyecta el Centro Cultural de Concepción. Inaugura en el Centro Cultural Citibank de Asunción la Colección de "Oro y Plata del Paraguay" del Museo del Barro, y edita un ensayo sobre la orfebrería paraguaya.

2000 - Organiza "El último decenio", con obra de artistas paraguayos en el Museo de Arte Contemporáneo de Montevideo y en Asunción.

2001 - Se muda a Areguá. Restaura y organiza el Museo Casa-Oratorio Cabañas de Caapucú, con el Ministerio de Educación y Cultura. Escribe la novela "JUEGO CRUZADO". Obtiene el Premio Internacional del Grabado de la XIV Bienal de San Juan, Puerto Rico.

2002 - Recibe en Buenos Aires el Premio Konex del MERCOSUR. Arandurá publica su novela "EL DEDO TRÉMULO". Crea con el Ministerio de Educación y Cultura el Museo Casa - Oratorio Cabañas. Obtiene el Primer Premio Municipal de Literatura con su obra "JUEGO CRUZADO".

2003 - El Gobierno de Italia lo condecora con la "Ordine al Mérito della República" en el grado de Caballero. Sus grabados y una muestra fotográfica de la Casa-Taller de Areguá se exponen en "Segno, Spazio, Territorio" de la Casa Falconieri en Cagliari, Italia. Inicia el Gabinete de los Grabados del Cabichuí en el CAV/Museo del Barro.

2004 - Pinta el mural en el Hotel Sheraton de Asunción. Es invitado por el historiador Eusebio Leal a visitar Cuba. Firma con el Intendente de la ciudad de Concepción y el Embajador de España la carta de intención para crear el Museo de Arte Contemporáneo de esa ciudad, en un local restaurado por la AECI. Proyecta y dirige el local del Museo de la Fundación Ricardo Migliorisi del cual es Director.

(Fuente: LA CONJUTA – ACERCA DE LA OBRA DE CARLOS COLOMBINO/ Exposiciones curadas por JUSTO PASTOR MELLADO, en el Centro Cultural de España Juan de Salazar, en la Casa Castelví de la Manzana de la Rivera, en el Centro Cultural Citibank, en Textilia, en el CAV/Museo del Barro y en los espacios de la Fundación Migliorisi./ Con el apoyo de la Embajada de España; Centro Cultural de España Juan de Salazar; AECI; CAV/ Museo del Barro; Fundación Migliorisi; Centro Cultural de la Ciudad. Manzana de la Rivera; Centro Cultural Citibank; Hadad & Dienstmaier/ Modus Vivendi; Textilia; González Acosta & Wood; Itaipú; Telecel; Embajada de Francia; Escuela Taller de Asunción; Galería de Arte Fábrica; Big Manzana; Citibank y Justo Pastor Benítez Colmago - Asunción-Paraguay 2004)

 

 

ESTEBAN CABAÑAS (Concepción, 1937). Este es el nombre que en su labor literaria firma el arquitecto y gran pintor Carlos Colombino. En 1997 Esteban Cabañas, alias del famoso pintor, gana el primer Premio de Novela del Club Centenario con su espléndida novelette DE LO DULCE Y LO TURBIO.

Quien sólo conociera la obra poética de este autor, experimentaría una sorpresa sólo comparable al placer estético que este libro en prosa le suscitaría. El Esteban Cabañas de PREMONICIONES (1986) o de DESENTIERRO (1982); el Cabañas de versos que sólo eran renglones paralelos, carentes de medida en su mayoría y de música en su totalidad, ofrecía al lector obritas de muy difícil comprensión y al parecer carentes de sentido. El lector avanzaba por los renglones de sólido prosaísmo, deseoso de captar un pensamiento, una intuición reveladora y de llegar así el sentido de páginas oscuras. Y cerraba por fin el libro fatigado y frustrado en su inútil porfía. O leía simples futesas, que no otra cosa le parecían "poemas" como éste:

 

Un cielo dos palabras

la ventana tiene dos palabras

el lápiz tiene dos palabras.

 

Dos palabras solamente

lo demás no importa.

 

Dos palabras solamente

por su hermoso sonido.

 

El cielo abierto

el fondo de los árboles

tienen dos palabras

que te repito

sin que sea necesario decirlas.

 

Este "poema" de Premoniciones es un ejemplo ilustrativo desdén por la poesía realmente poética, musical, deleitosa. Pero si este imaginario lector del poema citado arriba leyera De lo dulce y lo turbio, quedaría estupefacto: Esteban Cabañas escondía en sí un notable poeta, que acaso hubiera querido disimular tras un vanguardismo más o menos trasnochado.

El crítico Edgar Valdez ha dicho muy acertadamente al comentar De lo dulce y lo turbio, que el talento narrativo de Esteban Cabañas "se prueba -entre otras cosas- por la avidez con que el lector procura agotar el desarrollo de la trama, aunque a menudo deba detenerse para disfrutar de párrafo como éste, que describe una tormenta:

 

Era una sombra poblada de relámpagos, de serpientes luminosas;

una sombra envuelta en nebulosidades rosadas y oscuras, a veces

azulencas. Las serpientes se dibujaban rasgando la tersura del cielo

y lo despedazaban en enormes piezas geométriacas.

 

Esteban Cabañas nos relata episodios de la conquista del Río de la Plata por la Armada de Don Pedro de Mendoza, tema desarrollado artísticamente por Enrique Larreta, en forma parcial, en el libro Las dos fundaciones de Buenos Aires. En este hermoso libro del autor de La gloria de don Ramiro, el asesinato de Osorio por orden del Adelantado Pedro de Mendoza ocupa un lugar importante, como también en el de Esteban Cabañas.

Enrique Larreta se apoya en nuestro Manuel Domínguez, crítico del carácter del asesinado, como para paliar en algo la culpa del asesino. Tanto en Larreta como en Cabañas-Colombino, el remordimiento de don Pedro inspira páginas memorables.

Personaje importantísimo en De lo dulce y lo turbio es Domingo Martínez de Irala, dos veces gobernador del Paraguay de la conquista, creador del Cabildo de Asunción, política sagaz y ambicioso de quien Marco Antonio Laconich nos describe el carácter no precisamente sin tacha en un libro admirable: Caudillos de la conquista.

Domingo Martínez de Irala es figura histórica que interesa a nuestro autor desde hace mucho tiempo. En un libro de 1982 publica un poema poco o nada inteligible sobre el conquistador y además publica el testamento de Irala. Pero ¡qué diferencia entre lo que ahora leemos tocante el mismo personaje histórico! Ahora sí el gran pintor Colombino - "el más importante en el presente y el pasado del arte paraguayo", según más de un crítico de arte- ahora sí es igualado por el escritor Esteban Cabañas!

Leamos un párrafo del "Relato de Domingo", esto es, de Martínez de Irala, páginas 55 y siguientes:

 

Llevo treinta y siete días en Buena Esperanza, vaciando el bacín de Don Pedro. De tanto en tanto él levanta la vista y me pregunta: "¿Quién sois?" Igual que siempre, como todos los días. "Encima -piensa Don Pedro- para mayor confusión ahora me ha brotado otro Domingo Martínez, fabricante de peines para la barba y unos cuchillos como los de Flandes, parecidos a los que usábamos cuando yo fungía de paje de Don Carlos. A veces me preguntó quién de estos dos es mi secretario". Me ausculta con un suspiro, esperando encontrar al otro... Me ha pedido que llame a Ayolas. Estoy terminando estos menesteres y voy a hacerlo luego.

 

Cabañas nos instala no sólo en el sur de la América del Sur del siglo XVI, sino en la España y la Europa de Juana La Loca, Carlos Quinto, Santa Teresa, Durero, el Tiziano y numerosos conquistadores de la Armada de Don Pedro. Y esto lo hace en un ambiente de sueño, en muy poético duermevela. De súbito en la página 61 aparece un tal Jacobibn Rasquin, el cual no es otro sino el contemporáneo poeta del siglo XX, Jacobo A. Rauskin (Villarrica, 1941).

En el "Final" de la obra el autor evoca la muerte de Ayolas, el cual antes de emprender su viaje en busca de oro y gloria, deja en, manos de Domingo Martínez de Irala el nombramiento de lugarteniente hasta su regreso. "Lo único que importa -razona Irala- es el documento que me confirma como lugarteniente; con este papel exigiré el lugar al que estoy destinado desde el día que mataron a Osorio, a quien juré vengar. Pero, ¿es verdad esta venganza o es mayor verdad esta ambición?"

Como se ve, el asesinato de Osorio persiste en el recuerdo de quienes asistieron al crimen de Guanabara.

Ver Edgar Valdez, "De la crónica a la poesía", reseña de la novela De lo dulce y lo turbio, Ultima Hora, Correo Semanal, de febrero de 1998".

En julio de 1998, Carlos Colombino, alias Esteban Cabañas, fue galardonado con el primer premio en un concurso que en Asunción se organizó para rendir homenaje a Federico García Lorca. El poemario premiado se titula El náufrago insumiso. En el acta correspondiente, el jurado exalta "Los valores de lenguaje, recursos expresivos y claro tono lírico" de la obra premiada. Es de lamentar que en la poética de Esteban Cabañas se desdeñe la musicalidad, opina quien ahora traza estas líneas. H.R.A.

Fuente: HISTORIA DE LA LITERATURA PARAGUAYA . Por HUGO RODRÍGUEZ – ALCALÁ. Universidad de California, RIVERSIDE - Colección Studium-63 - México 1970 © HUGO RODRÍGUEZ – ALCALÁ/ DIRMA PARDO CARUGATTI. Editorial El Lector, Diseño de tapa: Ca´avo-Goiriz. Asunción – Paraguay. 1999 (434 páginas)

 

 

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ESTEBAN CABAÑAS

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