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MNBA - MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES, PARAGUAY
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  Algunas obras en exposición
JOSÉ RODRÍGUEZ ALCALÁ
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BERNARDINO CABALLERO - Dibujo de Miguel Acevedo
14 DE MAYO DE 1811 - INTIMACIÓN A VELASCO, 1907 - Óleo de GUILLERMO DA RÉ
CABEZA DE NIÑO, 1908 (Óleo sobre tela de CARLOS COLOMBO)
CABEZA DE VIEJO (Óleo de PABLO ALBORNO)
EL BEBEDERO (Óleo de HÉCTOR DA PONTE)
ATARDECER DESDE ITA PYTA PUNTA - Óleo de HÉCTOR DA PONTE
LAPACHO AMARILLO - Óleo de PABLO ALBORNO
 

MNBA - MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES, PARAGUAY
MNBA - MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES, PARAGUAY


Historia del Museo de Bellas Artes del Paraguay:

NUEVA SEDE DEL MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES

 

HORACIO CARTES

Presidente de la República del Paraguay

MABEL CAUSARANO

Ministro de la Secretaría Nacional de Cultura

OSVALDO SALERNO

Director General de Archivos, Bibliotecas y Museos

REGINA DUARTE

Encargada del Museo Nacional de Bellas Artes

 

 

Acceso: Eligio Ayala 1345 c/ Curupayty

Horarios: Martes a Viernes de 7:00 a 18:00 horas.

Sábado: 8:00 a 14:00 horas

Feriados: Confirmar vía telefónica

Asunción, Paraguay

Teléfono: (595 21) 211 578

E-mail: museobellasartes@cultura.gov.py

www.cultura.gov.py

 

El presidente Fernando Lugo inauguró oficialmente las nuevas instalaciones del Museo Nacional de Bellas Artes. El mandatario destacó durante el evento, que un museo de arte "es un derecho de los ciudadanos y una extensión democrática del conocimiento". (Fuente: ULTIMA HORA)

 

 

El 28 de marzo de 1909, al inaugurar el "MUSEO DE BELLAS DE ARTES, DEL HISTÓRICO Y LA BIBLIOTECA AMERICANA", JUAN SILVANO GODOY (1850-1926) pronuncio un discurso certero sobre su acción y sus modelos; estos últimos, las colecciones y bibliotecas de Buenos Aires. Sus palabras precisas al comenzar el acto "es un acontecimiento culminante, al que tienen derecho los habitantes todos de la república", adquieren en la actual reinauguración del Museo especial resonancia: apelan a la extensión democrática del conocimiento y del deleite estético.

Godoy no evadió la pregunta -que se reformula una y otra vez a lo largo de nuestra historia latinoamericana- "¿Para qué necesita el Paraguay de un Museo de Bellas Artes?". La respuesta es compleja: educación, riqueza pública, mejoramiento de las industrias; pero fundamentalmente el arte tiene un carácter redentor futuro por su relación con el espíritu. Es decir, Godoy constituye como pública su colección privada de arte porque consideró su utilidad, en términos actuales, para la educación, el patrimonio, el desarrollo del diseño y la construcción de ciudadanía política. Su ambicioso programa lentamente fue apagándose a lo largo de la centuria, desde su oficialización como Museo estatal desde 1939, que incluyó la dispersión de objetos de la colección a otras instituciones.

Godoy había formado la misma durante su destierro en Buenos Aires, allí con el asesoramiento de Eduardo Schiaffino, luego fundador del Museo Nacional de Bellas Artes de la Argentina, y del agudo coleccionista Aristóbulo del Valle; fue adquiriendo obras diversas sujetas al gusto imperante entre los miembros de la elite, en el momento de gran expansión del mercado de arte, comercializado en galerías profesionales como Witcomb y las primeras subastas específicas de arte, pero también en bazares que ofrecían obras europeas importadas directamente, entre diversas mercaderías. El viaje a Europa incluía la posibilidad de la compra directa en el taller del artista y estar atento a la caza de una buena pintura. De este modo, Godoy fue adquiriendo arte de las diversas escuelas europeas modernas, principalmente española, francesa e italiana pero sin olvidar alguna obra británica o estadounidense. Esta característica es singular de Godoy ya que la mayoría de los coleccionistas porteños, provenientes de la mesocracia inmigrante, optaba por los artistas de su lugar de procedencia. Godoy posiblemente proyectaba el carácter público de su pasión por el arte por lo tanto buscaba con amplitud de criterio para formar un panorama del arte moderno, con predilección por la buena factura naturalista. Además, incorporó obras atribuidas a antiguos maestros y cabezas romanas que permitieran dar cuenta de una genealogía del arte occidental.

En el mismo sentido cubrió los géneros pictóricos: la escena costumbrista urbana y campesina, las cabezas y tipos, el retrato, la pintura de historia, la pintura literaria, la marina, el paisaje, las vistas de edificios y el desnudo. También, la colección Godoy ejemplifica la diversidad de formatos del siglo diecinueve, relacionados con el asunto representado: el gran formato de la pintura de historia del Salón de París, el pequeño formato del ejercicio de cabezas y del tablautin con escena de género; el formato apaisado de la pintura de paisaje y el gran formato vertical de la escena de tipos populares. Todos con una cuidadosa selección de marcos de gran calidad.

La colección de esculturas se aleja del petit bronze decorativo que inundaba el mercado de arte con animales y figuras mitológicas para optar por la galería didáctica del deseo republicano de la tradición política francesa, mediante un conjunto de bustos. Si la pintura otorgaba la educación por la belleza, las esculturas debían funcionar como una lección de la práctica política.

La colección Godoy no se reducía al arte europeo: incorporó de forma notoria el arte realizado en el Paraguay entablando un diálogo fecundo entre aquellas obras, la imaginería colonial, y la pintura de artistas extranjeros en el Paraguay -Héctor de Ponte, Guillermo da Ré, Julio Mornet- y de artistas paraguayos como Pablo Alborno, Carlos Colombo y Juan Samudio. Sumó obras de artistas de la región, como el argentino Alfredo Berisso o el peruano Teófilo Castillo, autor de su gran retrato. Además, su pasión histórica lo impulsó a coleccionar objetos diversos, fetichizados por su vínculo con personajes paraguayos, generando un gabinete de curiosidades históricas.

Así, el patrimonio más relevante del MNBA alcanza los años cuarenta, y su núcleo vertebral es el antiguo Museo Godoy. Para esta reinauguración se ha propuesto un guión para una sala permanente que ponga en valor el patrimonio de las obras europeas adquiridas por Juan Silvano. Este traslado a una nueva sede, aunque transitoria, permite organizar la colección para que el público pueda acceder a su conocimiento y disfrute en un espacio puesto en condiciones museográficas, pesando en su recuperación como un museo activo, abierto al goce del público y productor de conocimiento en el marco de la conmemoración del Bicentenario. La idea central del actual montaje es presentar cómo se implantó la noción del Arte, en su sentido de institución, en un lugar periférico como Asunción a principios del siglo XX. Por este motivo las tres salas siguientes desarrollan esta cuestión central para comprender el desarrollo del arte en el Paraguay, en tiempos de su Primer Centenario, ejemplificado en la pintura de historia de Guillermo Da Ré.

 

La primera de este segundo conjunto de salas incluye a los artistas extranjeros en el Paraguay, que implantaron la idea de las bellas artes y su sistema de aprendizaje en el medio, principalmente desde el Instituto Paraguayo (Héctor da Ponte, Julio Mornet, Guido Boggiani), contrastando la diversa calidad y sensibilidad de sus obras.

 

 

La segunda sala presenta los artistas integrados al sistema de becas que facilitó el acceso al aprendizaje artístico en Italia: Pablo Alborno, Carlos Colombo y Juan Samudio, sumado luego Andrés Campos Cervera. Estos artistas serán agentes del desarrollo del arte erudito occidental en el Paraguay, aquí se presentan paisajes, copias y cabezas que demuestran el nivel técnico alcanzado y la diversidad estilística -desde el naturalismo a la pintura luminista- de este proceso de modernización de principios del siglo veinte.

La tercera y última sala presenta el complejo paso desde la idea liberal del gran arte europeo a su implantación local como modelo visual y su constitución como representación de arte nacional: paisaje, tipos y pintura de historia. Las obras de esta sala se tensan con dos momentos diversos: uno, vuelto hacia el pasado con la obra de Saturio Ríos y Aurelio García, ejemplos de la modernización trunca de los López por el impacto de la guerra; y otro, hacia el futuro, con dos paisajes rupturistas que, realizados por Campos Cervera y Jaime Bestard, anuncian una nueva modernidad visual.

Estas tres salas funcionan como temporarias, y permitirán albergar futuras exhibiciones de obras que se conservan en la reserva y, además, organizar muestras temáticas y retrospectivas, abriendo la posibilidad de un museo dinámico que sea un punto de encuentro y discusión estética del arte en el Paraguay.

ROBERTO AMIGO

Curador de la exposición

Junio 2011-06-16

 

 

ANTECEDENTES (Fuente: SECRETARÍA NACIONAL DE CULTURA)

Juan Silvano Godoy (1850-1926) fue un político paraguayo de honda sensibilidad artística, que conformó la primera colección de artes plásticas que llegaría al país. Los avatares de la política nacional lo llevaron al exilio.

En el exterior fue adquiriendo una valiosa colección de pinturas y esculturas, entre las que sobresalen obras de Coubert, Murillo, Tintoretto, entre otros. Godoy se inclinó, principalmente, hacia la pintura decimonónica tardía, oscilando entre el naturalismo y el simple academicismo. Su colección también se vio enriquecida por obras de artistas contemporáneos del Río de la Plata.

En los primeros años del siglo XX, manifestó al Gobierno paraguayo el deseo de que todas sus obras fueran reunidas en una institución, sentando así las bases del actual Museo Nacional de Bellas Artes.

El 28 de marzo de 1909 fue inaugurado el Museo de Bellas Artes y la Biblioteca Americana, bajo la dirección del propio Godoy, que ejerció el cargo hasta su fallecimiento, en 1926. En 1939, la institución fue oficializada por el Estado como Museo Nacional de Bellas Artes.

Las obras adquiridas por Juan Silvano Godoy proceden de artistas del siglo XVII, italianos y franceses de la mitad del siglo XIX, de creadores argentinos que adquirieron cierta relevancia en décadas posteriores y, por supuesto, de toda una generación de pintores paraguayos: Andrés Campos Cervera, Carlos Colombo, Juan Samudio, Jaime Bestard, Roberto Holden Jara, Pablo Alborno, Modesto Delgado Rodas e Ignacio Núñez Soler, representantes de una aún incipiente escuela, pero vibrante de fuerzas y energías. El acervo Godoy también incluía otras piezas que a través del tiempo fueron derivadas a otras instituciones.

 

 

 

MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES, PARAGUAY

(CONTENIDO DEL CATÁLOGO - AÑO 2003)

 

Una característica del desarrollo de las Artes Plásticas en el Paraguay es que, mientras otros países latinoamericanos inmediatamente  después  de la conquista iniciaban una actividad continua en la producción y la valoración de obras de artes, en el Paraguay la evolución de las artes en sus múltiples manifestaciones fue fragmentada, con épocas bien marcadas y diferenciadas por etapas muy accidentadas de su historia.-

La rica tradición artesanal de las etnias que poblaban el país antes del descubrimiento no tuvo mucho impacto en el proceso de colonización, pero con la llegada de los misioneros jesuitas y franciscanos se produjo una notable transformación tanto en la música como en la arquitectura y en las tallas de imágenes, para cuya elaboración sí fue decisiva la habilidad artesanal de los nativos. Sin embargo, con la expulsión de las compañía de Jesús y a la declinación de la presencia franciscana en la segunda mitad del siglo XVII sobrevino una súbita interrupción.-

Siguieron más de siete décadas sin que las Artes Plásticas desempeñaran algún rol significativo en los últimos años de la colonia y en los primeros años de la nación independiente, hasta que, ya alcanzaba la mitad del siglo XIX, aparecieron tímidamente dos pintores paraguayos : Saturio Ríos y Aurelio García, quienes con pocas obras se sumaron a la presencia de arquitectos y constructores europeos que vinieron a dar, finalmente, un perfil verdaderamente urbano a la ciudad de asunción, capital de la nueva República.-

La devastadora guerra de la triple alianza (1.864–1.870) tampoco favoreció al desarrollo de las artes, aunque paradójicamente ofreció el escenario propicio para la ilustración satírica, en revistas como “Cabichuí” y el “Centinela”, editadas e impresas en el frente, con el fin de levantar la moral de las tropas paraguayas. La técnica empleada en las ilustraciones de estas revistas hoy de valor no sólo histórico sino también estético, es la forma más elemental del grabador en madera, y tuvo en Gregorio Cáceres a uno de los principales creadores.-

Todas estas etapas no fueron sino capítulos aislados, que no dejaron ningún tipo de continuidad en la formación de artistas nacionales, hasta que el fenómeno muy positivo de las inmigraciones trajo a estas tierras  a algunos artistas italianos, con distintas orientaciones en la formación artística: el impetuoso Guido Boggiani, cuya curiosidad desbordante lo llevaría a descubrir  el arte indígena, y el más académico Héctor  Da Ponte, interesados en la formación de jóvenes artistas. A ellos se sumó el francés Julio Mormet, que permaneció en el país unos siete años.

Las gestiones de Guido Boggiani, conjuntamente con las de algunas instituciones culturales paraguayas, permitieron finalmente que hacia principios del siglo XX algunos jóvenes artistas, como Carlos Colombo, Juan samudio y otros, accedieran a becas de estudio en Italia, donde perfeccionaron sus técnicas en escuelas de estricta orientación académica. A su regreso, se dedicaron sobre todo a la pintura de paisajes y retratos, con leves ascensos personales en sus estilos.

 

EL FENÓMENO JUAN SILVANO GODOY

Precisamente en esos años, un político paraguayo de acomodada familia, Juan Silvano Godoy (1.850–1.926) iniciaría la titánica y obstinada tarea de conformar la primera Colección de Artes Plásticas que llegaría al país. Juan Silvano Godoy, quien por los avatares de la política paraguaya tuvo que abandonar el país en más de una ocasión, aprovechó su larga permanencia en el exterior para adquirir una gran cantidad de pinturas y esculturas, entre las que no faltaron las obras de Courbet, Murillo, Tintoretto,  Moreno Carbonero y otros. Ecléctico en su gusto, y poco atrevido, como para interesarse en el impresionismo o el fauvismo, se inclinó más bien hacia aquella pintura decimonónica tardía, fluctuante entre el naturalismo y el simple academicismo.-

Su colección formada bajo el asesoramiento de algunas personalidades argentinas, se fue enriqueciendo con obras de artistas contemporáneos  del Río de la Plata  y de algunos otros artistas europeos, que siguió adquiriendo, ya con menor ímpetu en los primeros años del siglo XX. Fue en esos años que manifestó al Estado Paraguayo su deseo de que esas obras fueran todas reunidas en el seno de una institución, idea que se sentó el fundamento del actual Museo Nacional de Bellas Artes.-

El Museo Godoy quedó finalmente creado en 1.909, bajo la dirección de Juan Silvano Godoy, hasta su fallecimiento en 1.926. A pesar de que las gestiones para su traspaso al estado se iniciaron en 1.929, recién en 1.939 la institución fue oficializada como Museo Nacional de Bellas Artes. (Inventario de 1948 por CARLOS R. CENTURIÓN)

 

SEDE HASTA EL AÑO 2010 SOBRE MARISCAL ESTIGARRIBIA, ASUNCIÓN

 

LA ETAPA DE CONSOLIDACIÓN

La mitad del siglo XX fue un período de callada pero efectiva consolidación de la colección que hoy compone el acervo del Museo Nacional de Bellas Artes. Se podía contar con pinturas firmadas por conocidos artistas españoles, franceses,  alemanes e italianos y pequeñas piezas escultóricas cuyo valor ha  ido creciendo con el tiempo.-

Cronológicamente, la ubicación de las piezas adquiridas por Juan Silvano Godoy se remontan hasta el siglo XVII. Los artistas italianos y franceses de la segunda mitad del siglo XIX ocuparon un lugar de preferencia en la colección. Tampoco podían faltar obras de promisorios artistas  argentinos  que adquirirían  cierta relevancia en el transcurso de las décadas siguientes. Es muy significativo, entretanto, que durante ese primer período de vida del Museo Godoy se conformara toda una generación de pintores paraguayos, muchas de cuyas obras pasaron a integrar la colección del museo. Se trata de Andrés Campos Cervera, Carlos Colombo, Juan Samudio, Jaime Bestard, Roberto Holden Jara, Pablo Adorno, Modesto Delgado Rodas e Ignacio Núñez Soler, para citar sólo algunos de los padres de una escuela todavía joven, pero vibrante de energía.-

A esta suma de obras de artistas paraguayos se incorporó la Colección de Dibujos de Miguel Acevedo, una visión satírica de la “belle époque” y de sus personajes que hoy, formando una serie de cincuenta y siete obras originales, puede ser considerada como una serie más importantes que posee el museo. Por entonces la exhibición del ya abundante patrimonio quedaba limitada por la carencia de espacios suficientemente amplios para permitir una verdadera apreciación al público. Trasladado el Museo de la casa original de Juan Silvano Godoy  en la calle Presidente Franco esquina Juan E. O’Leary pasó a ocupar algunas salas del local del archivo nacional, en Mariscal Estigarribia e Iturbe. Allí la institución experimento una etapa de estancamiento, de escasa convocatoria al público, que duró hasta en el año 1.989.-

Ese año, decisivo para la historia contemporánea del Paraguay, significó un gran salto en la relación del Museo Nacional de Bellas Artes y el público, pues dirigido sucesivamente por Alejandra Peña, Ricardo Migliorisi, Hugo Bogado Barrios, Lotte Schulz, adquirió un nuevo dinamismo, se abrió a exposiciones de artistas locales y extranjeros,  a la realización de performances así como a la organización de paneles y conferencias, cursos específicos y otras actividades que hoy le otorgan una nueva imagen de apertura a las nuevas generaciones. Desde entonces se ha transitado mucho camino, con momentos memorables como las grandes exposiciones del fotógrafo y filósofo japonés Daisaku Ikeda, la muestra gráfica alemana contemporáneo, la exhibición de tejidos étnicos bolivianos y muchos otros eventos que facilitaron un contacto mucho más fluido con el público.-

Es de destacar muy particularmente, la exposición “Jataity Vive”, cuya muestra consistió en una sala dedicada a nuestro fino “aopo´i  bordado” con realce de prendas finamente confeccionadas y expuestas en maniquíes. En otra sala se instaló un taller con las artesanas, que enseñaban a grupos de alumnos los distintos procesos de la elaboración del algodón hasta la prenda final.-

Pero uno de los más grandes pasos dados en estos catorce años de democracia fue la actualización de la colección con obras de artistas contemporáneos del ámbito sudamericano, gracias a un riguroso criterio de selección y la generosa donación de los respectivos autores. Hoy el museo puede exhibir con orgullo un acervo actual, dirigido a un público cada vez más heterogéneo y exigente.-

La restauración como componente imprescindible **Ningún museo del mundo puede prescindir de la labor paciente y responsable de los restauradores y,  consiente de esa necesidad, el museo nacional de bellas artes cuenta hoy entre su personal con un equipo de cuatro restauradoras, que desarrollan una labor diaria paciente y de alto nivel profesional.-

La continua capacitación de estos expertos en el exterior, así como su buen dominio de la historia del arte, permite que estos trabajadores del arte mantengan una constante observación sobre el estado en que se encuentran las obras bajo su cuidado.-

Y dando finalmente un breve repaso a todo el patrimonio de la institución, uno descubre que la amplia colección del MNBA, está compuesta no sólo de pinturas y esculturas, sino incluye también notables piezas de cerámica y valiosas fotografías, una amplia variedad de dibujos y grabados, monedas antiguas, muebles exquisitamente elaborados así como muchos objetos personales de su creados, Juan Silvano Godoy.

(Fuente: "Catálogo del Museo Nacional de Bellas Artes" auspiciado por el  Instituto Paraguayo-Alemán Goethe-Zentrum (icpa-gz) con la adhesión  de la  Comisión Nacional Paraguaya de Cooperación con la UNESCO ( editado durante la dirección de la Sra. Lotte Schulz ).

 




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