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HISTORIOGRAFÍA - CRÓNICAS DE AUTORES PARAGUAYOS

  DESCRIPCIÓN E HISTORIA DEL PARAGUAY Y EL RÍO DE LA PLATA - VOLUMEN II (Autor: FÉLIX DE AZARA)

DESCRIPCIÓN E HISTORIA DEL PARAGUAY Y EL RÍO DE LA PLATA - VOLUMEN II (Autor: FÉLIX DE AZARA)

DESCRIPCION E HISTORIA DEL
PARAGUAY Y EL RÍO DE LA PLATA
VOLUMEN II
Autor: FÉLIX DE AZARA
Editorial: BABEL, 1945. 352pp.
Buenos Aires-Argentina.
(Versión digital:
BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY)

 

 


CONTENIDO
DEL TOMO SEGUNDO

 


A) DEL DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DEL RIO DE LA PLATA: LICENCIA DEL REY Y PRIMERA ESPEDICION.


b) Segunda espedicion por el veneciano Sebastian Gaboto.
c) Espedicion á cargo de algunos comerciantes, mediante contrata con el gobierno: otra por cuenta de este y fundacion del puerto de santa Maria de Buenos-Aires.
d) Regreso y muerte del adelantado D. Pedro de Mendoza. Sigue la espedicion y descubrimiento con el mismo título y autoridad D. Juan Ayolas.
e) Sabida la muerte de Ayolas es elegido gefe don Domingo Martinez de Irala: siguen los descubrimientos y conquistas, fundándose la ciudad de la Asuncion.
f) Espedicion de Alvar Nuñez, mediante contrata y condiciones estipuladas con el gobierno.

G) PROYECTO DE ESPEDICION AL PERÚ, QUE NO SE VERIFCÓ: VARIOS ACONTECIMIENTOS, GUERRAS, ETC.: LLEGADA AL PUERTO DE REYES Y REGRESO Á LA ASUNCION.


h) Prision del adelantado por sus soldados, y eleccion de D. Domingo Martinez de Irala para el mando. Alvar Nuñez es conducido á España con otros presos, y sentenciado por el consejo supremo. Disturbios, y rebeliones de indios: providencias de Irala para sosegarlos y reducirlos.
i) Emprende Irala nueva espedicion al Perú, que no tuvo efecto. Regreso á la Asuncion; disturbios en esta ciudad hasta la muerte de D. Diego Abreu que se habia levantado contra Irala.
j) Varias espediciones y guerras: se funda la ciudad de san Juan que despues fue abandonada, y fundacion de la villa de Ontiveros. Licencia del rey á D. Juan de Sanabria para continuar la conquista, mediante los pactos de la contrata firmada, la cual siguió D. Juan de Salazar. Llegada del obispo con algunos clérigos, y establecimiento de catedral en la Asuncion.
k) Muerte de Irala y le sucede en el mando su yerno Gonzalo de Mendoza. Espediciones de Nuflo de Chaves que se hace independiente del Paraguay. Muere Gonzalo de Mendoza, y es elegido don Francisco Ortiz de Vergara, á quien confirma el obispo en virtud de real cédula. Varios acontecimientos y rebeliones de indios.


L) IDA DEL GOBERNADOR CON EL OBISPO Á CHUQUIZACA Ó CHARCAS: GESTIONES EN AQUELLA AUDIENCIA SOBRE CONFIRMACION DEL MANDO QUE OBTUVO D. JUAN ORTIZ DE ZÁRATE. MUERTE VIOLENTA DE CHAVES Y OTROS SUCESOS HASTA LA PRISION DE CÁCERES, Y SU LLEGADA Á ESPAÑA.


m) Fundacion de Santa Fé de la Veracruz y de Córdoba del Tucumán: disensiones entre los pobladores. Espedicion salida de España en 1572: varios sucesos con motivo de su llegada. Muerte del adelantado y manda como gobernador interino D. Diego Ortiz de Zárate y Mendieta. Muerto este le sucede Garay: algunas fundaciones, entre ellas la nueva Jerez, la Trinidad y Buenos-Aires.
n) Rebelion en Santa Fé. Muerte violenta del teniente general Garay, y le sucede por nombramiento del adelantado Alonso de Vera y Aragon. Se funda la ciudad de la Concepcion de Buena-Esperanza, la de san Juan de Vera y otros pueblos.


O) BIOGRAFIA DEL SEÑOR D. FELIX DE AZARA.


P) CARTAS DEL AYUNTAMIENTO DE LA ASUNCION EN EL PARAGUAY Á D. FELIX DE AZARA, Y LAS CONTESTACIONES DE ESTE.

 

 

G) PROYECTO DE ESPEDICION AL PERÚ QUE NO SE VERIFICÓ: VARIOS ACONTECIMIENTOS, GUERRAS ETC. LLEGADA AL PUERTO DE LOS REYES Y REGRESO Á LA ASUNCION.

 

61. Viéndose el adelantado en pais tan pobre de metales, deseaba encontrar un camino para ir al Perú donde los habia, y á lo mismo le obligaba su contrata con el rey. Para esto despues de informarse cuanto le pareció, resolvió que Irala llamado generalmente entonces capitan Vergara, subiese todo lo que pudiese por el rio Paraguay con tres bergantines y treinta españoles, á fin de averiguar por los indios de sus riberas lo que habia en lo interior del pais, y si seria dable internarse al Perú por entre naciones que proporcionasen víveres y ausilios. Partió Irala el 20 de octubre de 1542 con órden de disponer al paso que los indios de los pueblos de Guarambaré, Ipané y Atirá hiciesen una entrada al Occidente por el Chaco con el mismo objeto de descubrir un camino al Perú. En efecto recogió Irala 800 indios de los citados pueblos, confiriendo el mando de ellos al cacique Aracaré bajo la direccion de tres españoles lenguaraces, y pasándolos al Occidente del rio en las Piedras Partidas que estan en los 22 grados y 34 minutos de latitud, y no donde dice Alvar Nuñez cap. 34, los despachó á su espedicion, continuando él la suya, y escribiendo desde alli al adelantado. Partieron pues los tres españoles escoltados de los 800 guaranís, pero como estos tienen terror pánico á los indios del Chaco, comenzaron á titubear y á los cuatro dias de camino faltándoles víveres, se retiraron á sus pueblos, sin que los tres españoles les pudiesen vencer á pasar adelante. Se incomodó mucho el adelantado con esta noticia que supo por los citados tres españoles que regresaron á la Asuncion; y sin perder tiempo juntó 1500 guaranís de los pueblos de Yta, Yaguaron y Acaai, y de los de Aregua, Altos, Yois y Tobati y los despachó con cuatro españoles el 15 de diciembre; parte en canoas del rio y los demas por tierra, con órden de repetir el mismo reconocimiento. Cuando esta gente llegó como era preciso, á los pueblos de la provincia de Ytatí de donde eran los indios que no quisieron seguir la jornada anterior, preguntó á Aracaré y á sus indios el motivo de su retirada y la respuesta les impuso mucho miedo aunque siguieron hasta las Piedras Partidas. Alli pasaron el rio, y caminaron al Occidente por tierra despoblada, padeciendo grandes trabajos, de que murieron algunos, hasta que faltándoles guias, víveres y agua para beber retrocedieron á la Asuncion.

62. Irala segun dijimos en el número precedente, continuó por el rio desde las Piedras Partidas, hasta que el 6 de enero de 1543 llegó á un paraje que por el dia de su arribo llamó puerto de los Reyes. Rui Diaz lib. 2, cap. 2 pone este puerto distante 250 leguas de la Asuncion y mas de 100 de la laguna de Ayolas. Schimidels cap. 24 á 90 de los guasarapós y yo por los conocimientos locales, creo que está en los 17 grados 57 minutos de latitud, y que es la laguna Yaibá situada al Poniente del rio, donde termina la sierra que entonces llamaron de Santa Lucia á quien los demarcadores de límites del año de 1750 y el mapa de Juan de la Cruz, llaman mal de san Fernando. Conoció Irala que por dicha sierra, segun manifestaban sus cumbres escarpadas, no era facil penetrar en el pais, y que podria verificarse por el puerto de los Reyes; pero para averiguar lo que pudiese, solicitó informarse de los indios orejones que vivian por alli. No satisfecho con lo que pudo entender de ellos, desembarcó Irala, internándose al Poniente cuatro jornadas, hasta encontrar un pueblo de guaranís, segun Schimidels cap. 32 y 39 de quienes entendiendo el idioma pudo averiguar, que ácia el Occidente habia muchos indios que podrian surtir de víveres y ausilios. Con esta noticia regresó al puerto y tomó la vuelta de la Asuncion; pero al acercarse á la provincia de Itati le encontró una canoa que le llevaba una carta del adelantado mandándole ahorcar al cacique Aracaré, como lo ejecutó sin dificultad. Esta muerte se juzgó muy injusta y atropellada segun Schimidels cap. 32 y para disculparla Alvar Nuñez cap. 35 y 36 calumnia falsamente á Aracaré. Hecho esto continuó Irala hasta la Asuncion á hacer al adelantado la relacion de su viaje.

63. Por este mismo tiempo, esto es el dia 3 de febrero de 1543 prendió fuego á una casa de la ciudad y se comunicó á otras; pero como eran de poco coste y trabajo segun vimos número 46 se reparó luego el daño que Alvar Nuñez cap. 38 pondera con esceso. Confiado el adelantado en las noticias que trajo Irala del puerto de los Reyes y deseando internarse por alli al Perú dispuso que Gonzalo de Mendoza se anticipase con tres bergantines á acopiar víveres en los pueblos de la provincia de Ytati, pero apenas hubo llegado al rio Yejui supo por los indios del pueblo de Atirá, que Guarambaré yTabaré óTambá, caciques principales estaban preparados y resueltos á vengar la muerte de Aracaré que era pariente del primero y hermano del segundo. Yo corrijo los nombres de dichos caciques por los papeles de aquel tiempo que he leido y copio de Schimidels caps. 32 y 33 en cuanto al motivo de esta guerra que Alvar Nuñez atribuye falsamente al capricho de Tabaré. Avisó Mendoza esta novedad al adelantado; y este mandó, que Irala marchase con cuatro bergantines y 150 españoles y bastantes carios óguaranís de los pueblos cercanos á la Asuncion. Llegada esta gente al trópico de Capricornio desembarcó en la costa oriental, y al tercer dia hizo proposiciones de paz á los enemigos; pero no habiendo querido admitirlas los acometió el 24 de julio de 1543 en el pueblo de Guarambaré, tres horas antes de salir el sol, y mató á muchos, cogiendo varias mugeres y muchachos. Hubo sin embargo algunos españoles heridos y seis muertos. Habiéndose presentado luego despues Tabaré ó Tambá pidiendo indulgencia y que se les devolviesen las mugeres y muchachos se les concedió todo, é Irala regresó á la Asuncion. Schimidels que se halló en esta espedicion dice, cap. 33, que el pueblo estaba circundado de fosos y palizadas; pero no pudo haber tal no teniendo los indios con que cortar tanto troncos. Tambien exagera el numero de indios muertos, y Alvar Nuñez cap. 42 sobre atribuirse el honor de la batalla, dice erradamente que los enemigos usaron flechas envenenadas. Rui Diaz lib. 2, capítulo 2 falta á la verdad diciendo que su padre mandó la batalla y por eso la pinta y llena de circunstancias todas falsas; Lozano libro 2 cap. 9 copia y aumenta á Rui Diaz, y ambos anticipan un año la fecha.

64. Concluida esta guerra, aprontaba el adelantado lo necesario para pasar al Perú adonde no queria fuesen los oficiales reales de hacienda sino otros que él nombró. Con esta novedad le representaron dichos oficiales de palabra y por escrito que debian ir á recaudar los derechos del rey, que era cosa que tocaba á ellos y no á otros; pero el adelantado les contestó negativamente con desatencion, dureza y desprecio arrebatado de su carácter que disgustaba á todos, segun he leido en una justificacion del archivo hecha en aquel tiempo, la que formó parte del proceso que hicieron. Viendo tal despotismo escribieron los oficiales reales al rey lo que pasaba; y siéndoles imposible dirigir su carta por las vias ordinarias, pensaron hacerlo por la costa del Brasil. Se ofrecieron los padres franciscos Armenta y Lebron y algunos españoles á llevarlas por el mismo camino que habia seguido Alvar Nuñez, guiados del indio Domingo que habia ido con él desde santa Catalina: con varios pretestos y por diferentes caminos salieron de la Asuncion; pero habiéndolo sospechado el adelantado, los arrestó á todos cogiéndoles las cartas, á pocas leguas de la Asuncion. Inmediatamente les formó proceso, metiendo en la cárcel á los cuatro oficiales reales aunque despues les permitió salir bajo fianzas al contador Felipe de Cáceres y al factor Pedro Dorantes para que le acompañasen en su espedicion, quedando el veedor Alonso Cabrera y el tesorero Garcia Venegas suspendidos de sus empleos en la cárcel bien recomendados al alcalde ordinario. Asi lo dice Alvar Nuñez, y para justificar su proceder refiere en el cap. 43, tales cosas de dichos oficiales reales y de los frailes, que solo él pudo inventar; pero con tan poca habilidad que ellas mismas persuaden que son calumnias. Sin embargo las copia Lozano lib. 2, cap. 10, exagerándolas aun con creces, pero Rui Diaz aunque sobrino de Nuñez las calla, sin dar otro motivo á estos escándalos, que el ridículo de que los oficiales reales pretendian que su tío nada hiciese sin su parecer.

65. Se alistaron para ir á buscar camino que condujese al Perú 400 arcabuceros y ballesteros, 12 caballos y 1.200 infantes, digo, indios ausiliares, á quienes Alvar Nuñez cap. 44 adorna con planchas de metal sin reparar en que no lo habia en el pais. Quedó mandando en la Asuncion Juan de Salazar, y no Martinez de Irala, como dice Rui Diaz lib. 2 cap. 3, equivocándose tambien cuando dice que fue á la espedicion el veedor Cabrera. Pronto ya todo con los víveres necesarios, mandó el adelantado quitar de las embarcaciones las armas del rey y reemplazarlas con las suyas, segun he leido en una justificacion de aquel tiempo que hay en el archivo de la Asuncion. Luego dispuso que los caballos con la mitad de la gente costeasen el rio Paraguay hasta el paralelo de 21º 22’ y él con la restante embarcada en canoas y bergantines, salió ocho dias despues, esto es el 8 de setiembre de 1543 y no el 13 de diciembre de 1541, como dice Rui Diaz, lib. 2, cap. 3. Navegó la espedicion recibiendo visitas y víveres de los mongolás y de los pueblos de la cordillera hasta el puerto de Guarambaré por los 23º y 23’ de latitud, donde mandó que le acompañasen los caciques Tabaré, Tambá yGuarambaré que se le presentaron y eran los vencidos por Irala en la guerra del núm. 63. Mandó tambien que regresase á la Asuncion el factor Dorantes, y que le reemplazase su hijo segun dice Alvar Nuñez capítulo 46 á quien copio no sin desconfianza, por conservar la especie de haber leido en los papeles del mencionado archivo, que no llevó ningun oficial real en su espedicion. Siguió esta y por los 23º 16’ 26" de latitud, le salieron á visitar los indios del pueblo de Pitum óYpané con quienes se detuvo tres dias para reconocer un indio guaraní que habia sido muchos años cautivo de los payaguas, al cual necesitaba para que le mostrase su pueblo, y para negociar por su medio que le entregasen las sesenta y seis cargas de plata y oro robadas á Juan de Ayolas y su gente cuando los mataron; pues digeron al adelantado que á tanto montaban dichos metales. Continuó la espedicion hasta los veinte y dos grados de latitud que era donde habitaban los últimos indios guaranís de la costa oriental del rio, y estos dieron noticia de haber pasado ya mas arriba la tropa que iba por tierra; por cuyo motivo navegó el adelantado hasta que todos se juntaron en el cerro de san Fernando óPan de azúcar que Alvar Nuñez capítulo 47 llama mal Ytabitan.

66. Alli pusieron dos caballos en cada bergantin, y en dos dias se embarcaron los que habian ido por tierra. Luego navegaron al puerto de Candelaria donde desembarcó Ayolas cuando se dirigió al Perú; y habiéndose presentado en la ribera siete payaguas sarigues, los acarició y regaló el adelantado, ofreciéndoles la paz y pidiéndoles le trajesen los metales de Ayolas. Ellos ofrecieron hacerlo la mañana siguiente, mas viendo que no volvian en cuatro dias que se les esperó, tomó la vanguardia y pasó la armada la angostura ó estrecho llamado de san Francisco Javier por los demarcadores de límites el año de 1750, que está en los 19º 53’ de latitud y no mas al Norte donde le situa Alvar Nuñez, añadiendo un cuento inventado por él sobre los pescados dorados. Rui Diaz lib. 2 capítulo 3 supone que los payaguas pillaron algunas canoas de los españoles, y que estos armándoles una emboscada, mataron á muchos; pero todo es supuesto y contra el silencio de Alvar Nuñez y Schimidels testigos presenciales. En el paralelo de 19º 40’ 30’ encontró Alvar Nuñez por su derecha la boca del rio Guasarapó ó Guachic que nace de unas lagunas habitadas por los indios guasarapós, de los cuales se presentaron unos treinta. Dice Alvar Nuñez capítulo 50 que les habló largamente; pero lo tengo por imposible por que no llevaba intérprete. Mas arriba en los 19º 25’ 20" de latitud y no en la de 19º 20’ que observaron los pilotos, fondeó la armada en la boca Albotetes, cuyo nombre no supo escribir Alvar Nuñez. Es rio caudaloso, que nace en los campos de Jerez habitados entonces por los indios ñuaras y su boca está en frente del estremo austral de la sierra de santa Lucia. Alvar Nuñez cap. 52 pone entre las bocas de los dos últimos rios, variedad de naciones que él se figuró, y mas arriba en los 19º 18’ de latitud dejó al poniente, y no á la derecha como dice Rui Diaz lib, 2 capítulo 3, la laguna de los guatós á quienes dice trató contra el silencio de Schimidels y de Nuñez. Este encontró en los 19º 11’ la boca mas meridional del rio Tacuarí por la que hoy bajan los portugueses que van de san Pablo áCuiabá y Matagroso. Es rio caudaloso, que corre de levante á poniente y entra en el del Paraguay por tres bocas distantes cuatro millas una de otra. En los 19º 5’ halló el adelantado que el rio Paraguay presentaba dos brazos, los cuales separándose en los 18º 28’ encierran una grande isla llamada por el citado Rui Diaz ibidem del Paraiso; cuya estremada amenidad y buenas calidades junto con la afabilidad de sus habitantes, dice que convidaron á los españoles á fijarse en ella; y que no queriendo condescender el adelantado, comenzaron á aborrecerle. Pero todo es falso puesto que la isla es inhabitable por anegarse con las crecientes del rio que la convierten en el (5) lago de los jaraíes; sin producir sino plantas acuáticas. Entró el adelantado por el brazo occidental del rio cortando la falda oriental de la sierra citada de santa Lucia, cuyos picos pelados le hicieron sospechar que tenia metales. Alvar Nuñez cap. 53 sitúa mal esta sierra poniéndola en la isla del rio y dice, que en una laguna que creo sea la Maniore, habitaban los indios lacocies, yaqueses y chaneses que no dudo eran pueblos de los orejones. Finalmente llegó la espedicion con bastante trabajo al deseado puerto de los Reyes llamado por Barco canto 5º de san Fernando equivocadamente. Despues que el adelantado, llegó su retaguardia diciendo que se habia ahogado Juan Volaños, y que habian matado á cinco españoles los guasarapós.

67. La novedad atrajo al puerto los indios orejones de un pueblo distante media legua, y también á los de otros dos de la misma nacion que Alvar Nuñez llama cacosis y chaneses pero careciendo de intérprete, solo se pudo entender de ellos que en lo interior habia muchos pueblos que Nuñez cap. 56, llama guaranies, chimenos, carcaraes, gorgotoquies, paizuñoes, estarapecocies y candirees, se puede creer, que estos nombres están alterados, y que muchos de ellos pertenecian á una sola nacion; pero todos eran de la provincia de los Chiquitos, y ninguna criaba patos y gallinas como dice dicho autor. Para aclarar las noticias vagas destacó el adelantado algunos españoles, que volvieron diciendo, no haber encontrado á los guaranís que buscaban porque segun creian se habian ausentado para juntarse con otros de su nacion que vivian inmediatos á los jaraies distantes cuatro ó cinco dias de camino fangoso, aunque navegando podria llegarse en ocho ó diez jornadas. Inmediatamente despachó á dos españoles lenguaraces (6) para que buscasen á los citados guaranís y á los jaraies, de quienes se creia tenian oro y plata. Regresaron estos españoles á los ocho dias diciendo: que en el de su salida llegaron al pueblo de los artaneses, y despues al de los artianeses hasta que al fin encontraron otro de los jaraies siendo en todos bien recibidos. Los tres pueblos eran sin duda de la nacion jaraie y pobres en estremo, debiéndose creer apócrifo todo lo que Alvar Nuñez dice cap. 59 del recibimiento hecho á los españoles por el principal de los jaraies. Trageron de este reconocimiento á un indio guaraní que dió algunas noticias de lo interior, con las cuales llena Alvar Nuñez su cap. 60 sin decir cosa para mí sustancial ni creible: á la verdad aun puede dudarse de algo de lo que he copiado de él en este número, porque no lo dice, ni lo da á entender Schimidels.

68. Como quiera, dejó el adelantado cuidando las embarcaciones á Juan Romero con cien españoles y doscientos auxiliares, mientras él con el resto de la gente el dia 26 de noviembre de 1543 entró en la provincia de los Chiquitos, caminando como al Poniente, y no al Norte como quiere Rui Diaz lib. 2, cap. 3. Atravesó bosques, y al quinto dia cortó el arroyo que creo llaman hoy Turuquis. El dia siguiente encontró un pueblo de solas catorce almas que le informaron habia á dos jornadas de alli otro con diez personas tambien guaranís, y que habia otros de la misma nacion hasta el confin de los indios jaraies con quien solian estar en guerra. Continuó el adelantado anticipando dos españoles para que averiguasen de aquellas diez personas noticias de lo interior del pais, y al tercero dia escribieron estos españoles que un indio les decia que á 16 jornadas desiertas y trabajosas se hallaba el cerro Ytapucuguazú desde donde se descubria mucha tierra poblada distando el primer pueblo una jornada. Copio aqui á Alvar Nuñez cap. 61, pues aunque Schimidels cap. 34, dice que no vieron á ningun guaraní, presumo que siendo tan pocos los reputó ningunos, que los creyó de los que iban de ausiliares en la espedicion. Rui Diaz lib. 2, cap. 3, al contrario supone encontraron muchos pueblos, lo que seguramente es tan fabuloso como lo que refiere de una serpiente. De resultas de la carta citada, y de las mismas noticias que el dia siguiente repitieron los dos españoles llevando al indio que las daba,se juntó consejo de guerra. En él espusieron los oficiales que habiendo sacado del puerto víveres para veinte dias de los cuales habian pasado ya diez (Schimidels dice 18) sin haber usado de economia los soldados creyendo los encontrarian, solo les restaba que comer para cuatro ó seis; por consiguiente que era temeridad empeñarse en buscar aquel cerro distante 16 jornadas que podrian ser muchas mas. El adelantado manifestó lo mucho que á todos perjudicaba y lo sensible que le era retirarse sin llegar por alli al Perú, siéndole imposible sacar víveres de las embarcaciones, donde no los tenian ni los habia en los indios orejones; ni los podia llevar del Paraguay no dándole tiempo la inundacion del pais que ya principiaba. Pero los oficiales insistieron requiriéndole que se retirase el adelantado, y aunque debió conocer la razon que estaba de parte de los oficiales dice en su cap. 65 que lo hizo porque todos lo deseaban, y porque de no hacerlo, le habria sido preciso castigar la insubordinacion y desacato de algunos. A la verdad podia temer porque segun Schimidels testigo ocular é imparcial cap. 34 dice, le aborrecian los oficiales y soldados por su poca piedad con los súbditos, y por su inutilidad para tales empresas. Rui Diaz lib. 2, cap. 3, funda esta retirada en una multitud de cosas que inventa. Pero al retirarse destacó el adelantado á Francisco de Rivera con algunos españoles voluntarios en solicitud del citado cerro Ytapucuguazú.

69. Llegó el adelantado en ocho dias al puerto, donde en su cap. 66 supone que le informaron que en los diez y ocho dias de su ausencia habian querido los orejones matar á los españoles que habian quedado en él; lo que no es creible en tan corto tiempo, y menos el que hubiesen entrado en la conjuracion los guasarapós tan distantes. Tampoco es de creer que tuviese que mantener á mas de veinte mil almas cuando antes en el cap. 44 nos dijo eran 1.600. En lo que es creible es en que no tenia víveres sino para diez ó doce dias y en que no encontró en los pueblos vecinos. Para obtenerlos destacó á Francisco Mendoza con embarcaciones y gente el 15 de diciembre á unas lagunas distantes nueve leguas, donde estaban los pueblos que aqui (cap. 67 y 68) llama Sacorines, Sacocies y Ariaricocies, y creo son los que en el cap. 59 llama de otro modo, y eran orejones segun dije en el núm. 66 que vivian en la laguna Maniore y en alguna otra. Estos indios abandonaron de miedo sus pueblos, donde cargó Mendoza bastantes víveres que encontró. Supone Alvar Nuñez que estos indios llamaron en ausilios á los guatos y guasarapós, y que mediaron embajadas entre ellos y Mendoza; pero uno y otro es increible. Tambien despachó el 20 de diciembre en un bergantin con soldados á Hernando de Rivera para reconocer á los jaraies, y el 30 de enero inmediato llegó por tierra Francisco de Rivera, á quien habia destacado cuando él se retiró al Puerto. La relacion que este Rivera hizo de los treinta y tres dias de su jornada se redujo, segun Schimidels capítulo 34, á que despues de haber pasado un rio que corria ácia el Poniente y creo sea el del Veladero de las provincias de los Chiquitos, habia encontrado las sementeras de un pueblo que no se atrevió á reconocer por que se le habian huido 8 de los 11 indios que le acompañaban. Alvar Nuñez emplea su cap. 70 con la relacion que le hizo Rivera llenándola de puerilidades é inverosimilitudes, y en el 71 añade: que habiéndose hecho salobres las aguas con la corriente del rio, le enfermó y murió mucha gente; dando esto ocasion á que se le revelasen los orejones del Puerto unidos con los guatos y guasarapós matándole una multitud de soldados. Pero todo es hablar sin reparar que las aguas de la corriente eran dulces y no podian salar. Schimidels nada dice de tales acontecimientos. En cuanto á Hernando de Rivera, navegó con su bergantin hasta la isla Larga, llamada tambien el Paraiso, pero Rui Diaz lib. 1 capítulo 4 dice que está mas arriba del Puerto de los Reyes, y no mas abajo como dice lib. 2 capítulo 3 siendo falso que produzca uvas, peras etc. Los indios que la habitan llamados por Schimidels guebuecusis cap. 35, eran orejones de nacion, y recibieron con paz á los españoles. A poca distancia de alli entra en el rio Paraguay por el Occidente el rio Jaurú que viene como del Nordeste y toma el nombre de los indios jaraies. Es caudaloso, y los portugueses lo navegan contra su corriente diez dias (que hacen tres ó cuatro al bajar) hasta un arrecife invencible donde hay un puerto portugués distante cuatro ó cinco jornadas de Matagroso. Por este rio se introdujo Rivera hasta el arrecife donde encontró un pueblo de jaraies habiendo dejado atrás otros dos, todos en la orilla. Alli dejó el bergantin y por tierra fue en solicitud de otro pueblo de la misma nacion jaraie, donde como en los precedentes fue bien recibido; tomó víveres y otras cosuelas. Schimidels que iba en esta espedicion, alarga capítulo 36 las distancias de los pueblos, por que iria despacio; y hace una descripcion del recibimiento que les hizo el cacique del mismo, todo tan apócrifa como la historia de las amazonas de su cap. 37. Tambien es añadidura suya el decir que despues de lo dicho estuvieron en otros tres pueblos mas, por que habiendo empleado en esto los dias que dice no pudiera estar de regreso en los Reyes como estuvo el 30 de enero, despues de haber visto los cuatro pueblos de jaraies citados no podia ser asi. Apenas arribó Hernando de Rivera al Puerto de los Reyes, pasó segun Schimidels cap. 38 el adelantado á su bergantin; y sin permitir que nadie saliese de él, se apoderó de las mantas y frioleras que en el viaje habian adquirido los soldados, de lo que estos se disgustaron y porque los apoyó Rivera, fue arrestado. Entonces los del bergantin con el apoyo de los del Puerto, se tumultuaron amenazando cara á cara al adelantado si no daba libertad á su capitan restituyéndoles las prendas, como lo hizo inmediatamente. Añade Schimidels que en lo quitado á los soldados habia alhajas de plata, y no hubo tal; pues no produce este metal aquel pais, sino el oro y piedras preciosas que hoy sacan de Matagroso los portugueses. Tambien da por causal de la prision de Rivera, el haberse demorado mucho y alejado mas allá de lo mandado; pero esto no pudo ser motivo para apoderarse de las prendas de los soldados, ni otro que el de la avaricia. Alvar Nuñez cap. 72 corre el velo á estos sucesos diciendo que no pudo oir la relacion de Rivera por que estaba muy enfermo, y lo mismo confirma la apócrifa declaracion que pone al fin de sus comentarios, para que le sirva de apoyo; dando que sospechar pudo ser invencion suya por que ademas el estilo es el mismo. Meditó sin embargo repetir otra espedicion contra los jaraies; pero su gente no condescendió por que habia bastantes enfermos, y por que el pais estaba ya inundado. Pensó pues no salir de alli, y despachó cuatro bergantines con ciento cincuenta españoles y muchos ausiliares á la isla larga de mas arriba, y no bajo del trópico como dice Schimidels cap. 39, con órden de cautivar á todos sus habitantes que eran orejones, matando á los viejos. Estos infelices recibieron de paz á los huéspedes; pero luego principió la cosa por los ausiliares, y disparando algunos tiros que mataron algunos isleños, fueron todos aquellos orejones presos y llevados al adelantado que aprobó el hecho. Asi se despobló aquella isla que contenia cerca de 2.000 orejones segun Schimidels, y mas de 3.000 segun Rui Diaz lib. 2 cap. 3. Luego despues con aprobacion general, regresó rio abajo con su gente y cautivos, y el 8 de abril de 1544 llegó á la Asuncion, sin otra desgracia que haberle muerto un español y herido algunos indios al pasar enfrente de los guasarapós. Alvar Nuñez cap. 73 dice verificó su regreso en doce dias, cosa que es imposible. En la Asuncion encontró á los españoles preparándose para guerrear con los agaces que acababan de quemar algunas casas de los guaranís de las encomiendas, matando á muchos y llevándose á sus familias; pero los sucesos que voy á referir no dieron lugar á ir contra los agaces.

 

h) Prision del adelantado por sus soldados, y eleccion de Don Domingo Martinez de Irala para el mando. Alvar Nuñez es conducido á España con otros presos, y sentenciado por el consejo supremo. Disturbios y rebeliones de indios: providencias de Irala para sosegarlos y reducirlos.

 

71. Llegó el adelantado tan triste y enfermo de cuartanas (7) que no salia de casa; y segun Schimidels cap. 39, si hubiese muerto no le habrian llorado los soldados pues le aborrecian por que los trataba mal, con poca decencia y mandándoles con aspereza y soberbia. Como Schimidels era soldado raso, y escribia esto en Alemania años despues, sin motivo de adular, esperar y temer, se puede creer que su modo de pensar y hablar era el general de sus camaradas. De aqui resultó que de comun acuerdo de nobles y plebeyos, y aun de los mismos criados del adelantado, se tomó la resolucion de arrestarle. Esto convence ser equivocacion el decir Alvar Nuñez cap. 74 que los soldados no querian prenderle. Se pusieron á la cabeza de tan atrevida resolucion los cuatro oficiales reales, porque ya habian salido de la cárcel. Cabrera y Venegas, no sé cuando, con ciento ó doscientos soldados pasaron á casa del adelantado. Se detuvieron á la puerta; pero abriéndola Antonio Navarro y Pedro Oñate, ambos tambien de los conjurados, criados del adelantado, y el último su maestre sala, entraron los cuatro oficiales reales, Juan de Salazar, Nuflo de Chaves, Francisco de Mendoza Jaime Resquín, Diego Acosta, un tal Solorzano y pocos mas y gritando, libertad, libertad, viva el rey, llegaron al cuarto del adelantado; y asentándole Resquin una Xara, le prendieron y llevaron á un aposento de la casa de Venegas, donde le pusieron grillos y cincuenta hombres de guardia.

72. Alvar Nuñez cap. 74 echando la culpa de su prision á los oficiales reales, no les atribuye los crímenes que en otras ocasiones, y habla tan confusamente, que no entiendo lo que les achaca sino haber despoblado el mejor y principal puerto con el fin de alzarse con la tierra. Pero pudo saber que no fue obra de dichos oficiales la despoblacion del puerto, ni esta podia servirles para alzarse con la tierra. Rui Diaz sobrino del adelantado lib. 2, cap. 4, supone que los oficiales reales persuadieron á los soldados que el adelantado gobernaba tiránicamente; cuando sabemos por Schimidels testigo imparcial que los soldados sabian y tocaban la tirania sin necesidad de que nadie se la persuadiese. Añade Rui Diaz que el principal conjurado fue Cáceres, y da por causal la desavenencia referida en el núm. 58, que él cuenta faltando á la verdad. Herrera citado en la nota al cap. 39 de Schimidels, dice, dec. 7, lib. 2, cap. 11 y 12 que los soldados aborrecian á Alvar Nuñez porque no les dejaba cautivar indios ni hacerles los daños á que estaban acostumbrados. Pero debió notar Herrera que Alvar Nuñez no culpa á los soldados en su prision, sino á los oficiales reales, y que solo Alvar Nuñez y nadie mas vendió por esclavos á los agaces yguaicurús, y mató, cautivó y espatrió á los orejones. En la nota al cap. 40 de Schimidels dice Gonzalez Garcia, que en Alvar Nuñez nunca hubo que reprender y que siempre solicitó observar las reales órdenes en favor de los indios, guardar las leyes é impedir los nuevos impuestos y latrocinios, etc. Yo creo que no hablaria asi si hubiese visto á Alvar Nuñez cuando arrancaba las armas del rey de las embarcaciones, cuando ahorcó á Aracaré, cuando arrestaba á Rivera y despojó á sus soldados, y cuando vendió por esclavos á los agaces yguaicurús, y cautivó á los orejones. Barco canto 5 y Lozano libro 2, cap. 12, toman el empeño de Garcia sosteniendo que el aborrecer á Nuñez venia de no permitir nuevos impuestos y latrocinios; sin reparar que de haber sido asi, los soldados oprimidos por tales imposiciones, era imposible aborreciesen á quien se las quitaba. En fin todo cuanto dicen los autores, no pudo ser de tanto peso como el saber que el consejo supremo de Indias vistos los autos y oído á Alvar Nuñez por escrito y de palabra, falló contra él la sentencia mas terrible, segun se dirá, aprobando la prision por los conquistadores.

73. Arrestado el adelantado, pasaron á la casa del alcalde Juan Pabon y á la del alguacil mayor Francisco Peralta, á quienes quitó las varas Martin Orué (8), y seguidamente dieron libertad á los presos de la cárcel, y se pregonó por las calles, libertad, y viva el rey, mandando que en la mañana inmediata acudiesen todos delante de la casa de Domingo Martinez de Irala, como lo verificaron. Alli se leyó en público el papel que espresaba los motivos del arresto del adelantado, y se pidió á todos que votasen y eligiesen uno que los gobernase. En efecto eligieron por gobernador al citado Irala con gusto y aplauso general, menos de algunos pocos parientes y familiares del preso, de quienes no se hizo caso. Barco canto 5, dice que Irala se hizo el enfermo, y que fue el que fomentó la sublevacion; pero no fue asi cuando no asistió á la prision, ni Alvar Nuñez le da parte en ella. Rui Diaz lib. 2, cap. 4 cuenta largamente la eleccion de Irala, suponiéndole enfermo con la santa Uncion en el pueblo de Acaai; pero todo es tan falso como lo que añade que esto sucedió á 15 de agosto de 1542. De estar ausente Irala, no se habrian juntado delante de su casa. Barco yerra igualmente suponiendo la prision en el año de 1547 pues fue el 25 de abril de 1544. El dia inmediato tomó Irala posesion del mando y nombró alcalde á Pedro Diaz del Valle y para alguaciles á Bartolome de la Marilla y Sancho Salinas. Dispuso tambien que se arrestasen ocupándoles los papeles, aquel Pero ó Pedro Hernandez que cité en el núm. 35 y á Bartolome Gonzalez. Rui Diaz lib. 2, cap. 4, supone tambien arrestados á su padre Alonso Riquelme y á otros muchos caballeros y soldados; pero no hubo tal cuando no lo dice Alvar Nuñez. Se embarcaron y depositaron en manos seguras los bienes del adelantado y los de sus confidentes presos; no pudiendo los del primero ascender como dice cap. 74 a mas de cien mil castellanos que hacian millon y medio de reales; puesto que todo lo que llevó de España no llegaba á noventa mil. Tambien se dispuso con acuerdo comun, construir una caravela para llevar los tres presos á España, en lo que emplearon un año segun Schimidels y diez meses segun Rui Diaz. El adelantado ideó en la prision nombrar por su teniente á Juan de Salazar, figurándose que si este queria, con sus partidarios podria sacarle de la cárcel y reponerle en el mando; pero Salazar no quiso darle libertad aunque le ofreció admitir la tenencia para despues que él se hubiese embarcado. Concluida la caravela, se arregló la tripulacion con veinte y siete personas, entre ellas Gonzalo Acosta de piloto y capitan, Jaime Resquín de procurador de la provincia, Lope Duarte de apoderado de Irala, y los oficiales reales Cabrera y Venegas de conductores del proceso que se habia formado: tambien alistaron un bergantin, para que acompañase la caravela hasta cierta distancia; y viéndose el adelantado en la calle, dijo dos veces en alta voz en medio de los que le escoltaban, y con el fin de meter discordia entre los conquistadores, segun dice su sobrino Rui Diaz libro 2, cap. 5, que nombraba á Juan de Salazar por su teniente, para que mandase en su ausencia: sin embargo llevaron los presos á la caravela y esta navegó inmediatamente. Alvar Nuñez contando estos sucesos en el cap. 75 y siguientes dice tantas y tales cosas que sin impugnarlas ellas mismas hacen ver el poco talento y verdad del que las refiere.

74. Luego despues que marchó la caravela, comenzó Salazar á tratar con los de su partido y con los parientes del adelantado sobre el modo de apoderarse del mando, y sabiéndolo Irala le requirió para que no turbase la republica. Salazar le contestó que no debia ni el podia ceder un mando que le habia conferido el único que tenia autoridad legítima para hacerlo. De aqui resultó que Irala le arrestase y tambien á Pedro Estopiñan primo del adelantado, y que formándoles proceso por perturbadores, los despachó con Chaves á alcanzar la caravela que los llevase á España con el adelantando. Ruiz Diaz lib. 2 cap. 5 y Lozano lib. 2 cap. 12 suponen preso con Salazar á Riquelme y á otros contra el silencio de Alvar Nuñez cap. 83 y de Schimidels cap. 41. En la isla de san Gabriel se separó el bergantin de la escolta que volvió á la Asuncion, y la caravela con el adelantado, Salazar y demas presos continuaron y llegaron felizmente á España y á la corte. Rui Diaz lib. 2 cap. 18 y Alvar Nuñez cap. 84 con su copiante Lozano lib. 2 cap. 12, cuentan de este viaje cosas tan incompatibles con los hechos que nadie podrá creer. Presentado el proceso en el consejo supremo, mandó este permaneciese arrestado Alvar Nuñez, y que tambien se arrestasen Cabrera y Venegas hasta terminar la causa. Las dos partes fueron oidas en el tribunal y Alvar Nuñez no omitió esponer cuanto dice en sus comentarios, ni dejaria de presentar los muchos papeles que sus partidarios le metieron en la caravela al salir del Paraguay segun dice cap. 83. El resultado fue condenar á Alvar Nuñez al presidio de Orán, mandando ademas que mantuviese á sus espensas seis lanceros en el mismo presidio. Asi lo refieren su sobrino, Rui Diaz y su apasionado Lozano en el lugar citado. Alvar Nuñez no menciona tal sentencia, limitándose á decir la que le salió en apelacion ocho años despues, cuando no habia ya parte contraria que agitase, y fue darle por libre, pero despojado del gobierno, sin poder pretender recompensa alguna por lo que gastó en la armada que llevó, ni por los descubrimientos que hizo. Rui Diaz y Lozano contra el espreso testimonio de Alvar Nuñez suponen, que en la última sentencia se le asignaron dos mil ducados anuales de sueldo, y que falleció en Sevilla de presidente del consulado. Barco canto 5 nada especifica diciendo unicamente que la sentencia le privó del título de adelantado. No pudiendo Alvar Nuñez tachar de injusto al respetable y supremo tribunal que le condenó, supone que el cielo puso de manifiesto su justicia y la iniquidad de sus contrarios, haciendo que Venegas muriese, que Cabrera se volviese loco, y que los frailes pereciesen. Asi lo cuenta, pero dudo que se le pueda creer.

75. Apenas partió preso Salazar, sus partidarios y amigos que eran muchos, unidos á los de Alvar Nuñez, se manifestaron muy disgustados y resentidos; y tomando el título de leales, llamaban á los demas traidores y tumultuarios. Entonces segun Schimidels cap. 40 y 41 principió la guerra civil con disputas, pendencias y desconfianzas sin que nadie se fiase de otro; y no sucedió esto cuando Alvar Nuñez estaba alli preso, como quiere persuadirlo el mismo cap. 76 y siguientes, Rui Diaz lib. 2, cap. 5 y Lozano lib. 2, cap. 13. Irala hacia cuanto estaba de su parte por conciliar los ánimos, usando de buen modo, haciendo mercedes y beneficios, disimulando mucho y prendiendo y castigando con blandura, solo cuando no se hallaba otro recurso. Lozano en el lugar citado dice sin apoyo, que para calmar los disturbios quiso Irala hacer un viaje al Perú y que se le opusieron los oficiales reales, pero tal idea era impracticable entonces é incompatible con la prudencia de Irala. Barco canto 5 supone que este ahorcó á muchos obligando á otros á refugiarse en los bosques; pero se equivoca poniendo aqui lo que sucedió despues. Principió dicha guerra civil en febrero de 1545 segun claramente se deduce del cap. 5, lib. 2 de Rui Diaz, ó poco mas tarde segun Schimidels cap. 40; y los indios luego que lo conocieron, perdieron la subordinacion, negándose á prestar ningun servicio sin estipendio á los españoles, y retirándose á sus pueblos. Llegó su atrevimiento hasta matar algunos indios á los españoles a quienes servian en sus propias casas, y algunos que pillaron en sus pueblos. Para atajar estos males, publicó Irala el 22 de setiembre de 1545 el bando que leí en el archivo de la Asuncion mandando en sustancia: 1º que ningun arcabucero, de dia ni de noche saliese de su casa, sin su arcabuz, mecha encendida, frasquillo con pólvora, y bolsa con pelotas; ni los ballesteros sin gafas ni cañas: 2º que nadie saliese de la ciudad sin su licencia; y que á nadie la daria sino llevaba cinco compañeros mas todos bien armados: 3º que tuviesen todos en su casa una escalera de mano pronta para subir sobre los edificios á apagar el fuego en caso de que prendiese: 4º que nadie conservase en su casa de noche indio alguno mayor de trece años: 5º que nadie solo ni acompañado entrase de dia ni de noche en la casa de los indios: 6º que el que quisiese servirse de indios, lo hiciese por ajuste voluntario y pagándoles puntualmente lo estipulado: 7º que nadie pasase á la banda opuesta del rio con pretesto alguno: 8º que no se arrojase el agua de la mandioca esprimida donde pudieron beberla los puercos, porque los mataba: y 9º que se colgase dicha mandioca en zarzos donde no alcanzasen los puercos, porque de comerla moririan. Para todo señaló grave pena á los contraventores; siendo una de ellas cortarles un dedo del pie y esponerlos á la vergüenza pública. Lozano lib. 2, cap. 13 dice que los soldados violaban este bando sin reparo, consintiéndoselo la política diabólica de Irala, y que esta hizo dar garrote al capitan Camargo y á un amigo suyo, irritado de que le representaron que para quitar las vejaciones que sufrian los indios, seria bueno repartirlos en encomiendas porque asi los protegerian los encomendaderos. Pero todo es falso, porque Camargo perdió mucho despues la vida por otro delito, y porque todo es contra el testimonio de Schimidels, contra el silencio de Rui Diaz y contra el mismo Lozano que dice que Irala condenó á muerte á un criado suyo, porque quebrantó el bando. Al mismo tiempo tomó Irala otras disposiciones: circundó la ciudad con nuevas palizadas y defensas, hizo atrincheramientos en las calles, procuró hacer amistad con los lenguas, tobas yguaicurús que vivian en frente en la banda opuesta del rio. Por entonces parece que llegó una embarcacion de España sin que sepamos lo que llevaba, ni tampoco lo que contestó Irala con otra que despachó, pero pudo ser relativo al proceso de Alvar Nuñez que entonces se ventilaba. No cesaba Irala de persuadir á todos que dejándose de discordias civiles, se amistasen de buena fé, y se uniesen para resistir á los guaranís, que confederados con los agaces, se aproximaban con fuerzas para asaltar la ciudad, y lo consiguió acabándose la guerra civil que habia durado un año ó algo mas. Lozano ibidem, supone que en el tiempo de estas discordias hizo Irala una espedicion contra los albayas y que despachó á Nuflo de Chaves al Brasil, hace regresar á este, y le despacha á una espedicion contra los indios que llama Yriguanés. Pero los cuidados de la guerra intestina y la rebelion de los indios no pudieron dar lugar á tales cosas, que no refiere Schimidels, ni hubo tiempo para hacerlas.

76. Finalizados los partidos y todos obedientes á la voz de Irala, alistó este 350 arcabuceros y ballesteros, y pasando de la banda opuesta del rio como unos mil guaranís, tobas ylenguas á quien Schimidels cap. 31 llama taperos y bathaás se puso á la cabeza de todos y caminó tres leguas, haciendo alto en un bosque á media legua del ejército guaraní, compuesto de quince mil hombres segun Schimidels, que seguramente exajera, mandados por el cacique llamado por él mismo Machkarias, y no dudo era Mongolá. No quiso atacar Irala sobre la marcha por tener la gente muy mojada á causa de la lluvia; pero lo hizo el dia siguiente á las siete de la mañana, y duró la batalla tres horas, retirándose los enemigos á un pueblo que Schimidels llama Tremidiere y no pudo ser otro que el de Mongolás óAregua por ser el único que distaba cuatro leguas del sitio de la batalla y siete de la Asuncion. Perdieron los indios en la batalla mucha gente que Schimidels hace subir con ponderacion á dos mil; cuyas cabezas pusieron en las puntas de sus lanzas los guaicurus, tobas ylenguas. Irala tuvo solo siete muertos, con bastantes heridos que envió á la Asuncion.

77. Persiguió Irala á los guaranís hasta el citado pueblo, y atacándolo entre dos y tres de la mañana siguiente por tres partes, mataron los españoles y sus ausiliares á muchos enemigos y cautivaron á cantidad de mugeres y muchachos aunque la mayor parte se escapó con su ejército á refugiarse en un pueblo que, segun la distancia asignada por Schimidels, debió ser el de Tobati, situado entonces sobre el rio Mandubirá. Schimidels cap. 42 supone al primer pueblo de los mongolás fortificado con estacada triple de troncos gruesos lo que un hombre y altos un estado, con hoyos etc., y al de Tobati aun con mayores defensas, pero en ambas partes pondera. Lo cierto es que se habian reunido en Tobati los guerreros de los pueblos Mongolas, Altos, Yois, Ytá, Yaguaron, Acaai y Tobati, y que se acamparon en la costa de un bosque, con la idea de sostener el pueblo que tenia tambien buena guarnicion, y defenderse desde detras de los árboles en caso de ser atacados. Llegó Irala á aquel punto á las cinco de la tarde, y habiendo reconocido la posicion del enemigo, dividió sus fuerzas en cuatro trozos; los tres para bloquear el pueblo, y el cuarto para observar al ejército de la costa del bosque. Cuatro dias estuvo Irala sin emprender nada, esperando que le llegasen, como sucedió 200 españoles y 500 guaicurús y lenguas que habia pedido á la Asuncion, cuando despachó á los heridos de la primera batalla. Con este refuerzo se disponia Irala para atacar, cuando por la noche se le presentó un cacique de Tobati, pidiendo indulgencia para sus gentes, ofreciendo facilitar la entrada en el pueblo. Admitió Irala con benevolencia al indio, y quedaron ambos acordes en el modo de disponer las cosas, para que no padeciesen los indios ni el pueblo, y en que los españoles acometiesen por dos sendas, que el cacique mostró, cuando este les hiciese señal con una humareda. Todo se verificó, y entrando los españoles, huyeron los indios que no eran del pueblo viéndose perdidos, pereciendo muchos á manos de los auxiliares que estaban apostados fuera. Tambien se mataron bastantes dentro del pueblo; donde no se encontró á las mugeres, ni á los muchachos por que los tenian fuera en el bosque. Los enemigos, que pudieron escapar, se juntaron al cuerpo que estaba fuera, y todos tomaron la huida al Norte ácia la provincia de Ytati. Cuatro dias se detuvo alli Irala curando sus heridos mas faltándole medios y víveres para seguir por tierra al enemigo, resolvió irle á buscar embarcado.

78. Con esta idea regresó á la Asuncion, donde en catorce dias alistó embarcaciones y lo necesario, reemplazó los heridos y enfermos, y subió por el rio Paraguay en busca del enemigo llevando parte de su gente costeando dicho rio por tierra. Cuando llegó á la boca del rio Mandubirá se le reunió el cacique que dió la traza para tomar á Tobati con sus indios, y continuó la espedicion hasta el rio Jejuí que viene del Oriente y es ancho como el Danubio y de paso dificil, porque se inundan sus cercanias en las crecientes. Entró Irala por él viendo muchos indios en la costa del Norte, envió á decir á Tabaré que le entregase los fugitivos de Tobati. Efectivamente estaban reunidos alli los indios de los pueblos de Guarambaré, Ipané yAtirá con propósito de disputar el paso del Jejui á la gente que Irala llevaba por tierra, y de proteger á los fugitivos. Asi se negó Tabaré á entregarlos, y fue preciso que Irala pasase sus tropas en cuatro trozos con los buques, ahuyentando á los enemigos con algunos cañonazos. En seguida fue á encontrarlos á media legua de la costa en el pueblo de Atirá, que forzó la misma tarde, matando á algunos y cogiendo á muchas mugeres y muchachos. Luego se presentaron los enemigos solicitando indulgencia por lo pasado, y pidiendo la restitucion de sus familias: todo se lo concedió Irala con franqueza, regresando á la Asuncion á la mitad del año 1546 sin que despues de esta guerra hubiese la menor novedad en el pais segun Schimidels cap. 43, el cual llama mal Stuasia al rio Jejuí y Saberic óSabayé al pueblo de Atirá. Lozano lib. 2, cap. 13 cuenta esta guerra como él se la figura, y adelanta año y medio el fin de ella para dar lugar á una jornada contra los albayas inventada y forjada por él, en la que desata toda su mordacidad contra Irala. En seguida de esta supuesta jornada, inventa otra al Paraná tambien apócrifa.

 

I) EMPRENDE IRALA NUEVA ESPEDICION AL PERÚ, QUE NO TUVO EFECTO. REGRESO Á LA ASUNCION, DISTURBIOS EN ESTA CIUDAD HASTA LA MUERTE DE DON DIEGO ABREU QUE SE HABIA LEVANTADO CONTRA IRALA.

 

79. Dos años se pasaron despues de dicha guerra sin que llegase embarcacion de España y sin ocurrir novedad en la provincia; en cuyo intérvalo fijó Irala el precio de los comestibles en esta forma: por ocho huevos un cuchillo de marca: por dos gallinas caseras, tres cuchillos idem; por tres libretas de pescado de espinel, un cuchillo idem, y por dos libras carniceras de pescado de red, un cuchillo id. No hablo de la mandioca, maiz, etc. porque todos tendrian de esto en sus quintas, y es de creer que lo dicho seria lo mas caro de los alimentos, y que no conocian las monedas. Entonces hizo un discurso á los súbditos Irala diciendo, que pues estaban en un pais que no conocia ni tenia metales, ni frutos preciosos en el comercio, precisamente serian siempre miserables, y que para evitar esta fatalidad, les convidaba á hacer una entrada en el Perú, donde abundaban los tesoros de que podrian participar. Les prometió ir con ellos y ayudarles con todo cuanto tenia y pendia de él. Se admitió la propuesta con aplauso, hasta de muchos indios que se convidaron á ir, y en solos dos meses se alistó lo preciso. Dejó Irala el mando de la Asuncion á don Francisco de Mendoza, y salió de alli en agosto de 1548 segun Schimidels cap. 43 y 44 que me merece mas fé que Ruiz Diaz, lib. 2, cap. 7 y que Lozano lib. 2, cap. 14 poniendo aquel la salida á fines de 1546 y este un año despues. Iban 350 españoles con muchos carios óguaranís, parte embarcados y el resto por tierra con algunos caballos que no pudieron ser 130 como dicen Schimidels y Lozano, pues no habia tantos en el pais. Subieron todos hasta juntarse en el cerrito de san Fernando, mal llamado rio de Itatí por Rui Diaz, donde dispuso Irala que las embarcaciones volviesen á la Asuncion quedando dos bergantines con cincuenta españoles provistos para los dos años que debian esperarle para evitar la suerte de Juan de Ayolas. Luego tomó Irala la costa occidental, y dirigiéndose por tierra ácia el Poniente, encontró al noveno dia un pueblo que era precisamente de indios albayas óde guanas, y me inclino á los últimos, á quienes Schimidels llama mal aleperos.

80. Fue alli bien recibido y tratado; pero continuó hasta que al cuarto dia encontró unos indios albayas, que le instaron para que pasase la noche en su pequeño pueblo. Condescendió Irala admitiendo la oferta que le hicieron de algunas alhajas de plata, que sin duda eran de las robadas á Ayolas, no pudiendo ser otras. Notaron los españoles, que ya entonces, como hoy se servian de los guanas; pero yerra Schimidels diciendo tenian aves domésticas y ovejas de Indias. Despues de cenar se acostó Irala y dispertándose sospechó alguna traicion, y dispuso que todos estuviesen prontos y apercibidos. Abanzó ademas centinelas, y todo fue muy oportuno porque llegaron luego como dos mil albayas, que acometieron con denuedo, mas fueron rechazados, deshechos y perseguidos como media legua hasta su pueblo principal, donde los españoles no encontraron á nadie. En él dejó Irala mucha de su tropa, y con 150 españoles y bastantes auxiliares, marchó á la ligera á buscar los enemigos. No se detuvo sino lo muy preciso para comer y dormir, hasta que al tercero dia acometió en un bosque otro pueblo de indios que nada sabian de lo ocurrido antes; pero creyendo Irala que eran los mismos de la batalla anterior, mató á muchos y les cogió muchas mugeres y muchachos, escapándose el resto á un monte circundado de bosque, donde se juntaron con otros de su nacion. Yo creo que este último pueblo era de guanas. Como quiera Irala regresó á juntarse con el resto de su gente, y entre toda ella repartió los despojos y prisioneros descansando ocho dias.

81. Continuó Irala cuatro leguas ácia un pueblo de albayas á quienes servian de criados los guanás de otro pueblo que habian encontrado antes; pero dichos albayas no esperaron á los españoles, y estos se detuvieron dos dias comiendo de sus sementeras. Siguió Irala y encontró á las dos jornadas un pueblo guaná y á las catorce leguas otro de indios de la misma nacion, que le dieron de comer tres dias; informándole que el pais en adelante no tenia fuentes ni arroyos, y que era difícil encontrar agua. Para hallarla sacó un guia, que le condujo á otro pueblo guaná distante cuatro leguas, donde se detuvo un dia, y sacando guia pasó á otro tambien guaná que distaba ocho. Se detuvo en él dos dias, y un guia le condujo á otro pueblo mayor distante cuatro leguas de la propia nacion y en él demoró un dia. Dos leguas mas adelante, en un collado alto rodeado de espinos y monte bajo, encontró Irala un pueblo abandonado y quemado por los indios simanos que se habian fugado; y diez y seis leguas despues otro de los mismos llamado barconos que igualmente huyeron, pero volvieron y facilitaron víveres para cuatro dias. Doce leguas adelante hallaron los españoles un pueblo de indios laihanos y cuatro jornadas despues otro karchconos donde demoraron un dia y siguiendo seis mas, hallaron á los indios suboris, habiendo muerto algunos de sed no obstante que sacaron alguna agua del pueblo precedente y aprovecharon la de las pitas de mi cap. 5, núm. 34. Los indios de estos tres últimos pueblos eran de la provincia de los Chiquitos á quienes yo llamo ninaguiguilas. Los suboris quisieron huirse, pero advertidos de que no recibirían daño se detuvieron. Los nombres que les da Schimidels están corrompidos y quizás aun mas los de Lozano. Aquel supone que los indios recogen el agua en algibes, y que beben el zumo de la mandioca; pero no tienen ni conocen mas algibes que las lagunas ni beben tal zumo, sino la chicha hecha de miel de maiz ó de algarroba.

82. Temiendo los españoles la falta de agua, dudaron alli sobre continuar, y resolvieron lo decidiese la suerte que salió en favor de ir adelante. Lo hicieron á los dos dias con guias, que se escaparon la primera noche, y en seis jornadas llegaron al pueblo de los peisenos, que los recibió con las armas; pero habiéndolos vencido y cogido algunos, dijeron que Juan Ayolas habia dejado alli tres enfermos, el uno trompeta llamado Gerónimo, y que los habian muerto cuatro dias antes. Catorce dias se detuvo Irala en este pueblo, y sabiendo que muchos de sus indios se habian refugiado en un bosque, los acometió matando á muchos y cautivando el resto. Los maigenos que distaban cuatro jornadas de alli, le recibieron de guerra en su pueblo situado en un collado lleno de espinillos; pero atacándolo Irala por dos partes, lo forzó con pérdida de doce españoles y muchos ausiliares, los cuales se portaron con mucha bizarria. Alli se detuvo Irala, y antes de salir se le separaron sin su noticia 800 guaranís de los que llevaba, y á dos leguas acometieron á los maigenos fugitivos con gran pérdida de ambas partes, hasta que viéndose los guaranís circundados, lo avisaron á Irala, y este les envió ciento cincuenta españoles. Apenas vieron los enemigos que se acercaba este refuerzo, huyeron sin poder darles alcance, dejando víveres con que pasaron cuatro dias y despues se incorporaron con Irala. Este caminó cincuenta leguas hasta el pais de los carcocies y á nueve jornadas mas descansó dos dias en unos campos dilatados seis leguas cubiertos de sal segun Schimidels, y que yo creo era magnesia. Habiendo caminado cuatro jornadas, anticipó Irala cincuenta españoles con cincuenta auxiliares á preparar su arribo de paz en el pueblo de carcocies ó corcokuyes; pero estos eran tantos que impusieron temor á los cincuenta españoles de lo que avisaron á Irala y este apresuró la marcha llegando de madrugada, Fue bien recibido y le dieron guias, y aunque se le huyeron al tercero dia, no por eso dejó de llegar al rio Guapay, tan ancho, profundo y grande como que se numera entre los principales contribuyentes del famoso Marañon. Lo pasaron los españoles y auxiliares en jaugadas de troncos atados con bejucos, ahogándose cuatro hombres y despues continuaron cuatro leguas hasta el pueblo de Machcasies. Algunos indios de estos se anticiparon una legua á recibir á Irala y le informaron, en castellano, que los de su pueblo pertenecian á la encomienda del capitan Peranzures ó Pedro Anzures, quien el año 1538 habia fundado la ciudad de la Plata llamada tambien Chuquizaca. Igualmente le hicieron relacion de todos los alborotos del Perú, y de las muertes de Pizarro y Carvajal. He copiado la relacion de esta espedicion de Schimidels que anduvo en ella, enmendándole muchos nombres. Rui Diaz lib. 2, cap. 7 la altera y embrolla mucho: en suma no merece que se le dé el menor crédito en esto, ni en el cap. 11 donde inventa otra espedicion apócrifa. Tampoco merece fé Lozano lib. 2, cap. 14 porque embrolla la relacion clara y cierta de Schimidels con las apócrifas de Rui Diaz.

83. Las noticias que le dieron los indios, hicieron reflexionar á Irala lo espuesto que era internarse en ageno gobierno, lleno de turbulencias y le determinaron á hacer alto en el pueblo de los machcasies distante 372 leguas de la Asuncion segun la cuenta de Schimidels. Luego determinó despachar á Nuflo de Chaves con Miguel Rutia, Juan Oñate y Rui Garcia Mosquera, para que en su nombre cumplimentasen en Lima al licenciado Pedro de la Gasca por sus sucesos contra Pizarro, y le ofreciesen sus tropas, concluyendo con pedir que le confirmase en el gobierno del rio de la Plata que le habian conferido sus pobladores. El le escribió tambien, y salieron los cuatro citados con la carta á los veinte dias del arribo á aquel pueblo encaminándose por la Plata ó Potosí; donde quedaron enfermos Rutia y Mosquera, continuando los otros por el Cuzco hasta Lima. Agustin de Zárate citado por Lozano lib. 3 cap. 3 dice contra el testimonio de todos, que Irala fue personalmente. Mucho antes que Chaves llegase habia sabido Gasca la aparicion de Irala en el Perú, y recelando se le reuniesen los restos fugitivos de Pizarro y que resucitase su partido, le escribió una carta llena de atencion y buenas palabras; pero mandándole que no se internasen en el Perú, y que esperase nueva órden suya, sin causar perjuicio ni vejaciones á los indios vasallos del rey. Resolvió Irala cumplir esta órden, retirándose á la provincia de Chiquitos, que no eran aun vasallos del rey, y esperar alli la nueva órden que se le comunicaba en la carta, y el resultado de sus enviados á Lima. Pero conoció al mismo tiempo la dificultad de verificar una retirada tan contraria al propósito de sus soldados, que no ocultaban su determinacion de internarse en el Perú y de seguir el partido contrario á Gasca uniéndose á los partidarios de Pizarro, segun lo dice Schimidels capítulo 48 quien no pudo ignorar las ideas de los soldados siendo uno de ellos. Usó, pues, Irala de artificio ocultando la carta órden de Gasca, y proponiendo la retirada á los Chiquitos como pensamiento suyo, presentándola con la escasez de víveres, y dandoles esperanzas de volver cuando regresasen sus enviados á Lima. Repugnaron mucho los soldados mas al fin cedieron á la persuasion de Irala; por que segun dice Schimidels ignoraron que era órden de Gasca; pues de haber sabido que Irala obedecia tal órden le habrian despachado al Perú atado de pies y manos. Antes de retirarse destacó Irala á un español, para que apostándose en el camino tomase las cartas que esperaba le llegasen de Lima, y las llevase á los Chiquitos á donde él se retiraba; porque estaba cuidadoso temiendo le enviasen de Lima alguno que le reemplazase en el mando.

84. Partió Irala á los Chiquitos, y encontrando que los carcocies se habian escapado con sus familias, les avisó que volviesen á sus pueblos donde serian bien tratados. La respuesta de los indios fue decir, ser mas regular desamparasen los españoles el pais, que con esto evitarian el que los echasen á la fuerza. Irala propuso entonces á sus gentes ir á castigar tal arrogancia, y aunque algunos no querian diciendo que faltarian víveres á los que fuesen del Paraguay al Perú si se destruian dichos indios del tránsito, prevaleció el dictámen de acometer. Marcharon los españoles con este objeto, y hallándose á media legua del enemigo, vieron á este ya aparejado en la falda de un monte cerca de un bosque, le atacaron matando á muchos y cautivando mayor número. Dos meses se detuvo Irala en la provincia de los Chiquitos esperando la resulta de Chaves y demas mensageros á Lima, estos fueron recibidos con agrado y hospedados y tratados espléndidamente por la Gasca; quien les regaló ademas 2000 ducados para ellos, segun dice Schimidels capítulo 48, y no para todos los soldados como quiere Lozano lib. 2 cap. 15. Procuró la Gasca ganar la confianza de Chaves, y le pidió escribiese á Irala en los términos que ya se le habia escrito, y Lozano añade que tambien la Gasca le escribió llenándole de esperanzas. Despachadas estas cartas ó quizás antes, nombró la Gasca para gobernador del rio de la Plata á Diego Centeno que estaba en Chuquizaca; ya fuese porque era uno de los que le ayudaron á destruir á Pizarro, ó ya por que sabia los deseos é intenciones de las tropas de Irala y desconfiaria de ellas y de este. Es creible que con este motivo dió Gasca á Centeno sus instrucciones, pero no que fuesen las que dice Lozano lib. 2 cap. 15.

85. Estando ya Irala en la provincia de los Chiquitos, llegó aquel español que antes habia apostado para que le llevase las cartas de Lima y segun Schimidels cap. 48 le trajo algunos regalos de Gasca. Lozano lib. 2 cap. 14 inventa que dicho español mató á puñaladas al correo que llevaba los despachos á Centeno, y que se los robó sin reparar que en eI cap. 15 dice que tales despachos llegaron á Centeno. Tambien dice erradamente que Irala no se retiró del Perú hasta que le llegó dicho español; pues Schimidels refiere que fue despachado con la órden de llevar las cartas á los carcocies, que aqui llama carios; lo que prueba que Irala no pensaba esperarle en el Perú y que no le esperó. Supo Irala por la carta de Chaves, ó quizás tambien por la de Gasca, el nombramiento de Centeno, y que se prohibia á sus tropas la internacion en el Perú; y no pudiendo ocultar estas disposiciones las hizo saber á sus soldados que las oyeron con disgusto; pero como Irala y los demas oficiales no quisieron desobedecerlas ni dirigir al Perú á los soldados, se vieron estos precisados contra su voluntad á tomar el camino que habian llevado de la Asuncion; y dirigiéndose al Paraguay llegaron al Pan de Azúcar ó monte de san Fernando á fin del año 1549 ó principios del siguiente donde encontraron las embarcaciones que habian dejado, y supieron por ellas los alborotos recien ocurridos en la Asuncion. Copio á Schimidels en esta retirada sin hacer aprecio del modo con que la cuentan Rui Diaz lib. 2 cap. 7 y Lozano lib. 2 cap. 14, porque ambos ignoraron hasta el camino que Irala llevó.

86. Como hacia mas de un año que habia salido Irala de la Asuncion siguiendo las pisadas de Juan de Ayolas, sin saberse nada de él, comenzaron algunos á dudar si le habria sucedido lo que á dicho Ayolas; esto es que le hubiesen muerto, en cuyo caso era preciso elegir otro gefe segun se hizo y se dijo núm. 41. Cobraron cuerpo estas voces y hubo quien aconsejó á don Francisco de Mendoza gefe de la Asuncion, que ya se estaba en el caso de la eleccion, y que juntase á los españoles para hacerla, no pudiéndose dudar que saldria á su favor, ni que sus parientes en España conseguirian la real confirmacion. Entró Mendoza en la especie y la propuso al Cabildo secular el cual le contestó no debia pasarse á la eleccion que proponia hasta constar debidamente que Irala habia muerto ó renunciado el mando ó que se hallaba imposibilitado de volver. No hizo caso Mendoza de este acuerdo, y mandó por un bando que acudiesen los españoles á hacer la eleccion de gobernador, señalando el paraje, el dia y hora. Viendo esto Diego Abreu, intrigó con sus amigos que eran muchos; y llegado el caso salió electo con mas votos que Mendoza. Barco canto 5 dice que Abreu fue con otros á la votacion desde los bosques donde estaba fugitivo, pero se engaña lo mismo que en llamar pérfido á Lezcano. Rui Diaz lib. 2 cap. 8 y Lozano lib. 2 cap. 14 suponen que precedió á la eleccion el renunciar Mendoza el mando particular que tenia, mas esto no venia al caso.

87. Avergonzado y resentido Mendozade la eleccion, comenzó con sus amigos á esparcir voces de que la votacion era nula, y á sostener el dictámen que le habia dado el Cabildo secular antes de votar. Estos discursos le atrajeron algunos partidarios, y con su ausilio se propuso arrestar á Abreu; pero sabiéndolo este, le previno y arrestó; le formó proceso por perturbador de la república, y le sentenció á cortarle la cabeza. Apeló al rey de esta sentencia, y propuso casar á sus dos hijas con Abreu y Rui Diaz Melgarejo; pero se despreció esta propuesta y se mandó ejecutar la sentencia. Estuvo casado con Maria de Angulo de quien tuvo cuatro hijos Diego, Francisco, Elvira y Juana. Se sintió su muerte por que era caballero venerable por sus canas y muchos servicios, y muy ilustre por su cuna. Rui Diaz libro 2 cap. 9, dice que Abreu despachó una caravela á España en que iba Alonso Riquelme y deseoso de ponderar los trabajos de este que era su padre, refiere una relacion llena de inverosimilitudes y aun falsedades, de modo que la tengo por fabulosa. No gozó Abreu mucho tiempo de su mando; por que le escribió Irala antes de llegar á la Asuncion, que debia cesar en él, puesto que se lo habian dado bajo el supuesto falso de que él no existia. Receló Abreu que Irala queria castigarle por la muerte de Mendoza que era uno de sus mayores amigos, y figurándose que tenia fuerzas bastantes, no solo quiso sostenerse en el mando, sino que aun ideó enviar gente contra los que querian quitárselo. Antes que esto sucediese, llegó IraIa á las puertas de la Asuncion, que Abreu le cerró pretendiendo defenderse. lrala entonces puso sitio á la ciudad y admitia con agrado muchos soldados que abandonaban á Abreu: lo que dió tanto cuidado á este, que se escapó con cincuenta de sus mayores amigos, temiendo le entregasen sus mismas tropas.

88. Abreu y los suyos desde los bosques de los pueblos de la Cordillera ó Ibitiruzú y del cerro de Acaai, y no desde los de Villarica como quiere Lozano, salian como salteadores contra los de la ciudad, cuando se les presentaba ocasion en la campiña. En estas circunstancias llegó de Lima á la Asuncion Nuflo de Chaves y los otros tres mensageros de Irala cerca del presidente Gasca. Llegaron con ellos el capitan Pedro Segura, soldado imperial en Italia y antiguo en Indias, Juan Oñate, Francisco Carton, Pedro Sotello, y Alonso Martin con otros cuarenta soldados. Esta gente fue despachada de Lima por Gasca á servir en el Paraguay con el fin naturalmente de interpolarla con la de Irala, de la que Gasca desconfiaba; y habiendo llegado á Chuquizaca á incorporarse con Diego Centeno, hallaron que este habia muerto de resultas y tres dias despues de un grande convite, antes que le llegasen los despachos de gobernador del rio de la Plata, en que se le asignaban por nuevos límites desde el Cuzco y los Charcos del Brasil, y catorce grados de latitud contados desde el trópico ácia el Mediodia. Lozano lib. 2 cap. 15 murmura de Gasca, Irala y de los paraguayos, y hace el panegírico de Centeno suponiendo murió envenenado; pero en nada le creo. Lo cierto es que dichos soldados se incorporaron con Chaves y sus compañeros, y que llegaron juntos al Paraguay donde Irala los recibió con singulares demostraciones de afecto. Barco canto 5 dice que volviendo Chaves en este viaje fundó á santa Cruz de la sierra, lo que es tan falso como el decir que cuando fue conquistó á los Chiquitos. Trajo Chaves y sus compañeros del Perú las primeras cabras y obejas que hubo en el Paraguay; y supone Rui Diaz lib. 2 cap. 9 que ellas le libertaron de ser atacado en el camino. Lo mismo copia Lozano, mas no lo creo.

89. Pasados algunos dias, determinaron matar á puñaladas á Irala el capitan Camargo, Miguel Rutia y el sargento Juan Delgado con otros de los que habian llegado de Lima, sin que la historia nos diga que esta conjuracion tuvo su origen en Lima ó enAbreu ú otro. Avisado Irala del caso, arrestó á los cómplices, y justificándoles el delito se dió garrote á Camargo y áRutia, y se perdonó á todos los demas. Rui Diaz lib. 2 cap. 3 es el único que habla de este suceso, y Lozano que lo copia lib. 2 cap. 15, lo altera poniendo en el suplicio á Delgado en lugar de Camargo, á quien en su cap. 13 supuso de su cabeza que Irala habia quitado la vida por un motivo frívolo é increible. Por este tiempo se casó Nuflo de Chaves con Elvira hija de D. Francisco de Mendoza, y luego se presentó pidiendo justicia contra los autores de la muerte de su suegro. En consecuencia salieron partidas á prenderlos en los bosques donde estaban con Abreu, y lograron arrestar á Juan Brabo y á un tal Rengifo, que fueron ahorcados por perturbadores de la paz. Tambien se arrestaron algunos otros y los pusieron en la cárcel, de la que sacó á Rui Diaz Melgarejo, un negro, esclavo de Chaves. Obraba Irala en esto contra su genio, y promovió la especie de la paz, haciendo que los eclesiásticos la ofreciesen á Abreu y á todos sus parientes con indulto general. En efecto lo admitieron los mas presentándose en la ciudad, y saliendo los que estaban presos. Irala no solo los recibió y abrazó con cariño, sinó que casó á sus hijas Marina y Ursula con dos de los amigos principales de Abreu, Francisco Ortiz de Vergara y Alonso Riquel ó Riquelme. Casó tambien á Isabel y Gimberta sus otras dos hijas con Gonzalo de Mendoza y Pedro Segura. Todos aplaudieron la generosidad de Irala, menos Abreu y pocos mas que no se fiaron de las promesas de Irala, quizás temiendo el influjo de Chaves amigo grande del gobernador. Schimidels cap. 50 dice que Abreu admitió las proposiciones que se le hicieron, pero está equivocado, porque solo las admitieron sus partidarios citados.

90. La obstinacion de Abreu, hizo temer que no habria paz en la república mientras anduviese libre, y ademas Chaves instaba por la satisfaccion de la muerte de su suegro; por cuyas consideraciones y viendo su terquedad se determinó Irala á prenderle. Rui Diaz lib. 2 cap. 4 supone que esta determinacion fue de Cáceres estando Irala ausente en una espedicion contra los albayas hecha el año de 1550; pero por Schimidels sabemos que Abreu estaba libre el año de 1552 y que tal espedicion es apócrifa, aunque la copie Lozano lib. 2 cap. 15. Despachó pues Irala á veinte hombres mandados por un tal Escaso para arrestar á Abreu, los cuales dentro de un grande bosque, que presumo fuese en el Acaai, encontraron de noche una choza, y mirando por un ahugero vieron que habia dentro tres ó cuatro españoles dormidos y solo Abreu dispierto, porque no le dejaba dormir una fluxion de ojos. Le dispararon por dicho ahugero con una ballesta una jara (9) que le atravesó el costado, y quedó al instante muerto. Barco canto 5 anticipa dos años este suceso poniéndolo erradamente antes de llegar Chaves de Lima. Llevó Escaso el cadáver de Abreu á la Asuncion y al verle sus partidarios se incomodaron mucho principalmente Rui Diaz Melgarejo, quien no solo desaprobó el hecho sino que tomó á su cargo vengar la muerte de su amigo antiguo. Temió Irala las resultas que podria tener el sentimiento de los partidarios de Abreu por el arrojo de Melgarejo arrestó á este, pero como era hermano de Francisco Ortiz de Vergara, se disgustó este yerno de Irala de tal prision. Viéndolo el Gobernador dió libertad secretamente á Melgarejo, y proveyéndole de ropas y alhajas para comprar víveres, le dió su misma espada y canoas, para que se fuese á san Vicente acompañado de dos españoles y dos portugueses. Efectivamente subió Melgarejo por el rio Paraguay hasta entrar por el Jejuí y en el pueblo de Atirá encontró á Schimidels. Este habia salido de la Asuncion poco antes que Melgarejo el 26 de diciembre de 1552 en dos canoas con licencia de Irala, y desde dicho pueblo marchó por tierra con Melgarejo y sus compañeros hasta llegar á san Vicente en la costa del Brasil, padeciendo muchos trabajos, y con la desgracia de haberles muertos los indios tupís á dos hombres, el uno llamado Florez. Rui Diaz y Lozano dicen que los indios se comieron á Florez; pero es falso, pues no lo dice Schimidels cap. 51 ni los tupís ni otros indios de por alli han comido jamas tal manjar. Se quedó Melgarejo y sus compañeros en san Vicente y Schimidels se embarcó para España y entregó en Sevilla al rey un pliego que le habia encargado Irala, y que contenia una descripcion de aquellos paises y de los sucesos.

 

j) Varias espediciones y guerras: se funda la ciudad de San Juan que despues fue abandonada, y fundacion de la villa de Ontiveros. Licencia del rey á don Juan de Sanabria para continuar la conquista, mediante los pactos de contrata firmada, la cual siguió don Juan de Salazar. Llegada del obispo con algunos clérigos, y establecimiento de catedral en la Asuncion.

 

91. Sosegada la provincia con la muerte de Abreu, determinó Irala fundar un pueblo ácia la embocadura del rio de la Plata, para que sirviese de escala á las embarcaciones que llegasen de Europa. Para esto á principios del año de 1553 despachó dos bergantines con mas de cien españoles á la órden del capitan Juan Romero, que llegaron á la confluencia del Paraná con el Uruguay. Alli encontraron la boca del rio llamado de san Lorenzo por Gaboto segun se dijo núm. 6, y determinaron fundar en ella una ciudad que denominaron de san Juan en obsequio de su capitan, ó porque la fundaron el 24 de junio de dicho año. Luego que los indios cercanos charrúas ychanás notaron el proyecto de los españoles, intentaron impedírselo con muchos asaltos, y embarazándoles las obras. Ademas advirtieron que los frutos y semillas que llevaron de la Asuncion prosperaban poco, de donde resultó un descontento en los españoles del que se dió parte á Irala. Este en consecuencia despachó la embarcacion que llamaba la galera mandada por Alonso Riquelme, con órden de obrar segun las circunstancias. Estas fueron encontrar aquellos pobladores sin esperanza de poder prosperar ni de dominar aquellos indios, porque estos eran mucho mas indomables que los guaranís, y porque el clima pedia los frutos de Europa, los que no era dable cultivar sin los cuadrúpedos y aperos correspondientes. Estas consideraciones determinaron á todos á embarcarse desamparando la ciudad y navegando rio arriba, se amarraron en la orilla, saltando en tierra para comer el dia 1 de noviembre de 1554. Mientras lo practicaban acaeció, que la barranca del rio que acaba tajada verticalmente, se derrocó con quince personas que habia sobre ella, pereciendo todas. Ademas con la caída de esta mole se conmovieron tanto las aguas, que volcaron á la galera, poniendo su quilla arriba, y llevándola mil pasos rio abajo, hasta que se detuvo en un banco. Acudieron todos al remedio, y lograron restablecerla, admirándose de encontrar viva dentro á una muger. Los indios de la vecindad noticiosos de lo que pasaba atacaron á los españoles, que los rechazaron con valor y continuando llegaron á la Asuncion. Rui Diaz lib. 2, cap. 12 y Lozano lib. 2, cap. 16 ponen estos sucesos en el año de 1552, sin advertir que fueron muy posteriores á la ausencia de Schimidels y muerte de Abreu ocurridas al fin de 1552. Alvar Nuñez anticipa la fecha diez años en su cap. 15 para que sucediesen en su tiempo y para tener parte en ellos.

92. Al mismo tiempo que Irala despachó á Romero para fundar á san Juan, llegaron á la Asuncion algunos indios de la provincia del Guairá á solicitar la proteccion de Irala contra los insultos que les hacian los portugueses, cautivándolos y llevándolos ácia la costa del Brasil, donde los vendian para esclavos perpétuos como á los negros de Africa. Rui Diaz lib. 2, capítulo 13, y Lozano lib. 3, cap. 1 ponen la súplica de estos indios despues de la despoblacion de san Juan, lo que no puede componerse con los sucesos posteriores. Aprovechó Irala la ocasion que ofrecian dichos indios para reconocer la provincia del Guairá de la que solo se tenian noticias vagas, y aprontando una compañia de españoles con algunos indios auxiliares, se encaminó por tierra hasta llegar sobre el salto grande del Paraná, llamado entonces de Canendujú, situado en los 24º 4’ 27" de latitud y descrito en el cap. 4, núm. 8. El cacique Cancuduyú y otros indios de las riberas del Paraná, le facilitaron víveres y canoas, con que pasó este rio y continuó hasta el pueblo del cacique Guairá de quien tomó el nombre aquella provincia. Fue bien recibido de estos indios que le acompañaron en la navegacion que hizo con las mismas canoas Paraná arriba hasta la boca del rio Tiete ó Añembí, que es caudaloso y corre al Occidente. Subió Irala navegando el Tiete hasta que en su segundo salto llamado Abañandaba, le acometieron por tierra y agua los indios que Rui Diaz y Lozano llaman tupís, y que yo presumo eran guaranís como todos los anteriores. Los rechazó y ahuyentó Irala y se apoderó de su pueblo, matando á muchos. Luego corrió el pais, y á costa de algunos reencuentros, le redujo en pocos dias á su obediencia. Desde alli despachó un pliego á la costa del Brasil con Juan Molina, para que lo condujese á la corte informándola del estado de la conquista. Asi lo dice Rui Diaz ibid. Lozano ibid. llama al mensagero Esteban Vergara, acordándose que en lib. 2, cap 13, habia despachado á Molina con el propio objeto. Hecho esto se dirigió Irala al rio Pequirí que es caudaloso y corre al Poniente entrando en el Paraná poco encima del citado salto grande. Preguntó Irala á los indios pobladores de este rio si se podria navegar el Paraná debajo del salto grande, y aunque le pusieron mil dificultades, no le parecieron invencibles, y determinó superarlas. Para disculpar de esta temeridad y de sus resultas á Irala finge su nieto Rui Diaz ibid. que se informó por medio de un mestizo intérprete y que este todo se lo facilitó con el fin de que saliese mal. Pudiera advertir Rui Diaz que este cuento no puede creerse; pues Irala y sus españoles entendian bastante el guaraní, y no necesitaban de intérprete ni este los podia engañar. Acopió pues Irala canoas y dispuso que en hombros y arrastrando por tierra las llevasen debajo del salto y mucho mas allá, hasta que les pareció que ya podria navegarse el Paraná. Alli las echó al agua dirigiéndolas una á una, hasta que pasados unos remolinos y tragaderos, las apareó de dos en dos formando balsas, en las que embarcó los víveres y lo que le embarazaba por tierra. Asi fueron bajando venciendo los peligros que á cada paso se ofrecian, hasta que en el sitio llamado Acaiere (10) se fueron á pique, sin poderlo remediar muchas balsas y canoas, ahogándose muchos indios y algunos españoles á la vista de Irala, de su compañia, y de la mayor parte de la gente que caminaban por las peñas y riscos de la orilla. Con esta fatalidad se espantaron tanto los indios del Pequirí y demas guaranís del Guairá, que escaparon á su pais. Entonces dispuso Irala que Alonso Encinas con algunos españoles é indios de los que habian sacado de la Asuncion condujese en las canoas que le restaban á los enfermos é impedidos, mientras él se dirigió por tierra atravesando bosques hasta los pueblos del Mondai, y de alli á su capital. Encinas superó dificultades y peligros, principalmente para pasar un remolino ó tragadero donde los naturales le armaron una celada que venció saltando en tierra y ahuyentándolos; pasando despues una á una sus canoas, continuó por el rio Paraná, y subiendo despues por el Paraguay, llegó felizmente á la Asuncion.

93. Impuesto Irala por esta jornada de lo que era la provincia del Guairá, determinó establecer en ella una poblacion que protegiese aquellos indios contra las correrias portuguesas, y que sirviese tambien de escala para otras que creia conveniente se hiciesen mas orientales hasta llegar á la costa del Brasil, desde donde se pudiese comunicar con España sin necesidad de hacerlo saliendo á la mar por el rio de la Plata, en cuya boca era dificil que existiese un pueblo por las razones indicadas núm. 91. Para desempeñar su pensamiento, despachó al capitan Garcia Rodriguez de Vergara mandando 60 españoles con los ausilios que creyó necesarios el año de 1554. Esta gente eligió el sitio en la costa oriental del Paraná una legua sobre su salto grande, donde tenian su toldería ó pueblo el cacique Canendiyú y los indios de su parcialidad. Alli, pues fundaron la villa de Ontiveros, dándola este nombre por tenerlo en España la patria del capitan Garcia.

94. Mientras sucedia lo que se ha ido refiriendo en el rio de la Plata, en la corte se pensaba en fomentar su conquista Con este objeto despues que llegó á España Alvar Nuñez preso, se nombró para su sucesor en el mando al que le asestó la jara cuando le arrestaron llamado Jaime Resquin, que habia ido á España con él para acusarle. Este no perdió tiempo en embarcarse para su destino; pero habiendo vuelto de arribada, se desvaneció la contrata que habia hecho con el rey segun lo refiere una real cédula de 1º de noviembre de 1608. El motivo fue pretender el mismo empleo Juan de Sanabria natural de Trujillo ofreciendo á la corte mayores ventajas, resultando de aqui muchas disensiones y aun desafios entre los dos pretendientes, hasta que el rey decidió á favor de Sanabria el 22 de julio de 1547 confiriéndole el titulo de adelantado del rio de la Plata bajo las siguientes condiciones que copio de Lozano lib. 2 cap. 15.

1ª que á sus espensas habia de conducir doscientos cincuenta soldados y tambien cien familias pobladoras, dando á estas las semillas para su cultivo.

2ª que habia de fundar dos pueblos, uno al Norte de la isla de santa Catalina y otro en la entrada del rio de la Plata.

3ª que habia de llevar, ropas, armas, herramientas etc. para repartirlas entre los españoles al fiado, con tal que se obligasen en mancomun de diez en diez á pagarlas en los precios que le señaló el consejo.

4ª que habian de ir en sus embarcaciones los artesanos que lo solicitasen con sus útiles, y una caja cada uno, sin pagar mas flete que ocho ducados por cada adulto y seis por cada niño.

5ª que habia de conducir ocho frailes franciscos, á quienes el rey dió equipaje, ornamentos, vino y aceite para las lámparas que pudiesen durar seis años.

6ª que ademas de las cinco embarcaciones y los víveres precisos para el transporte, habia de llevar cuatro bergantines en piezas y víveres sobrados para ocho meses.

7ª que se le permitia poblar y repartir la tierra de los nuevos descubrimientos que hiciese.

8ª que se le concedian las tenencias de las fortalezas que construyese y los empleos de alguacil mayor de las ciudades que fundase, y

9ª que en la ciudad de su residencia solo hubiese doce regidores, y que el alguacil mayor no llevase mas del cinco por ciento en las ejecuciones que practicase.

 

95. Firmada esta contrata pasó Sanabria á Sevilla, y por que se demoraba en aprontar sus cosas, le escribió el rey que se diese priesa por que iba á salir de Lisboa Tomé Sousa con mas de mil hombres para formar poblaciones en el Brasil y se debia impedir que las fundase en el distrito de su gobierno. Quiso Sanabria con esta novedad acelerar sus preparativos, pero le cogió la muerte. Entonces propuso el rey en 12 de marzo de 1549 á su hijo Diego Sanabria, que si queria, podia continuar la contrata de su padre, y admitida esta propuesta, trabajó en disponer su espedicion; para la que le faltarian medios pues vemos que se demoró mucho. La corte sin duda le apuraria por la tardanza y para satisfacerla de algun modo, dispuso Sanabria que Juan de Salazar nombrado tesorero general por intercesion del duque de Braganza, de quien habia sido page, saliese con lo que estaba pronto en tres embarcaciones, ofreciendo seguirle muy luego. Mas segun Lozano lib. 2 cap. 15 no lo pudo cumplir hasta dos años despues en una embarcacion que arribó á Cartagena de Indias y regresó á España embarcándose despues para el Perú, y muriendo al fin en Potosí de minero segun dice Barco canto 5. Sin duda cansada la corte de ver que no acababa de cumplir su contrata, le quitó el gobierno y lo dió á otro.

96, El citado Salazar salió de san Lucar el año de 1552 conduciendo con sus tres embarcaciones á Mencia Calderon viuda de Juan de Sanabria con sus dos hijas Maria y Mencia, al hijo del correo mayor de Sevilla don Cristóbal Saavedra y á don Hernando de Trejo vecino de Trujillo. Una de las embarcaciones era del capitan Becerra que la mandaba y llevaba su familia. Tocó esta espedicion en Canarias, y al llegar al puerto de los Patos en la costa del Brasil, se perdió en su barra la embarcacion de Becerra, salvándose la gente. Lozano libro 2 cap. 15 dice, que los indios cautivaron á los náufragos, á quienes dió libertad un jesuita; pero no advierte que la gente de las otras dos embarcaciones no pudieron permitir tal cautiverio, y quizás en aquella época aun no habia jesuitas en el Brasil, pues en el Paraguay no entraron hasta el año de 1603. Despues del naufragio discordaron los españoles sin que la historia nos diga el motivo; pero es de creer fuese, por que los unos querian fundar un pueblo en aquella costa en cumplimiento del articulo 2º de la contrata de Sanabria, y los otros no. Lo cierto es que de resultas Salazar y los de su opinion se fueron por tierra al pueblo portugués de san Vicente donde permanecieron casi dos años, y despues pasaron por tierra á la Asuncion. Lozano ibid. dice que los acompañó un jesuita libertándolos que los matasen los indios de la Cananea, sin advertir que la Cananea distaba muchísimo del camino que llevó Chaves para ir á la Asuncion.

97. En cuanto á Trejo y á los de su partido fundaron á, principios del año 1553 un pueblo en el puerto de san Francisco entre la Cananea y santa Catalina, cumpliendo la contrata de Sanabria. Alli se casó con la hija de este doña Maria Hernando de Trejo; de cuyo matrimonio nació Hernando de Trejo, que se hizo fraile francisco y fue despues obispo del Tucuman. Este llevó del Paraguay á su obispado una negrita esclava que murió poco ha, computándose su edad en ciento y ochenta años. La suegra y la muger de Trejo, con las infulas de ser madre y hermana de Sanabria el adelantado, querian hacer su papel en la capital, y se hallaban disgustadas en un pueblo subalterno que principiaba á serlo; cuyos habitantes no se daban maña para procurarse y suplir los bastimentos y cosas que les faltaban. Asi no cesaban de persuadir á todos hasta que lograron el año siguiente que se abandonase el establecimiento para ir á la Asuncion. Luego se embarcaron, y pasando á santa Catalina, despacharon con alguna gente sus dos embarcaciones á la Asuncion, á donde llegaron poco despues que Irala del reconocimiento del Guairá. Los demas desde dicha isla entraron en canoas por el Ytabucú, como Alvar Nuñez, llevando la gente por el rio y por tierra; juntándose todas las noches; pero un dia que se perdieron 32 hombres, se encontraron despues muertos de necesidad. Continuaron venciendo los obstáculos que Alvar Nuñez y pasando el rio Yguazú hasta llegar al de Tibahibá. Alli descansaron en el pueblo del cacique Surabañé, que les dió guias hasta el rio Huibai donde se detuvieron en un pueblo guaraní é hicieron una choza, que sirvió de capilla para decir misa, por cuyo motivo llamaron al pueblo, el Asiento de la iglesia. Rui Diaz lib. 2, cap. 15 y Lozano lib. 2, cap. 15, suponen que en dicha capilla se juntaban los indios á oír la doctrina de los religiosos, pero como Trejo no llevaba ninguno que supiese el guaraní, debemos suponer que tal enseñanza fue cincuenta años posterior en otra capilla, no pudiendo durar ocho años la primera. Se embarcaron los españoles en canoas y balsas, y bajando por el citado rio Hubai, se detuvieron mucho con los guaranís llamados Aguaras que les gustaron, y aun meditaron establecerse entre ellos formando un pueblo que los disculpase de haber abandonado el de san Francisco. Consultó el pensamiento Trejo á Irala, y este naturalmente le contestaria no ser necesario alli tal pueblo, pues ya existia en el Guairá la villa de Ontiveros. Vista la contestacion se dirigió Trejo con los demas á la Asuncion donde Irala recibió con agrado á todos, poniendo preso á Trejo, por haber abandonado tan livianamente á san Francisco fundado segun la contrata de Sanabria, tan conveniente y preciso para contener los progresos de los portugueses y para tener comunicacion con España por la costa del Brasil. Lozano ibid. dice que Trejo estuvo preso hasta que el rey mandó darle libertad.

98. Por lo que hace á Salazar y los de su bando dije núm. 96, que se habian detenido en san Vicente casi dos años. En este tiempo se casó Rui Diaz Melgarejo, que estaba alli desde que le dejamos en el núm. 90 con Elvira hija del capitan Becerra. Se unió Melgarejo y los portugueses hermanos Sipion y Vicente Goes á Salazar y su gente, y marcharon por tierra hasta encontrar el Paraná ácia donde le entra el rio Yguazú bajo del salto grande. Alli se embarcaron en balsas y canoas facilitadas por los indios; y siguiendo las aguas del Paraná hasta subir por el rio Paraguay, llegaron á la  Asuncion á principios de 1555 casi al mismo tiempo que Trejo. Lozano ibid. dice que Salazar fue desde san Vicente á embarcarse en el Añembí y le hace seguir diferente derrota que Rui Diaz á quien he copiado por parecerme mas conocedor del pais. Lo cierto es que Salazar y su comitiva llevaron siete vacas y un toro que fue el primer ganado vacuno que se vió en el Paraguay y rio de la Plata, y que Irala recibió á todos con las mayores demostraciones de amistad, olvidando generosamente las diferencias pasadas.

99. Tenia dispuesto Irala que cuando entrasen embarcaciones del mar por la boca del rio de la Plata, los indios guaranís de su ribera hiciesen humaredas, y que estas se fuesen repitiendo rio arriba hasta la Asuncion. Por este telégrafo se supo la llegada de barcos de Europa, y algun tiempo despues una canoa de agaces avisó que dos de ellos estaban en la Angostura. Aunque Irala estaba ausente, se despachó á algunos españoles para saber que barcos eran, y los encontraron en la frontera. Venia en ellos el religioso francisco Fr. Pedro de Latorre ó Fr. Pedro Fernandez de la Torre por obispo del rio de la Plata, pues ambos apellidos le da Rui Diaz aunque Zamora en su historia de la provincia del nuevo reino lib. 2, cap. 7, citado por Lozano lib. 3, cap. 1, le hace equivocadamente fraile dominico, y le llama Tomás. Entró en la Asuncion el señor obispo con alegria y aplauso general la víspera del domingo de Ramos del año 1555. Ya antes el 1 de julio de 1547, habia nombrado el papa Pablo III para obispo del rio de la Plata á Juan Barrios el cual aunque no fue á su obispado, elevó á catedral la iglesia de la Asuncion el 10 de enero de 1548, dotándola con cinco dignidades, diez canongias, seis raciones, seis medias raciones y otros subalternos, segun he leido en la misma ereccion. Pero como no habia rentas, y el rey se obligó á alimentar los prebendados, se redujeron estos al dean, arcediano, chantre, tesorero, dos canónigos y un racionero. Habia dado el rey al obispo Torre una ayuda de costa para habilitarse, y mas de cuatro mil ducados para ornamentos, libros, campanas y demas necesario al culto. Llevó su ilustrísima cuatro clérigos, y cuatro diáconos y de órdenes menores, y encontró alli á los clérigos Gabriel Lezcano, el padre Miranda, Francisco Gonzalez Paniagua, Pedro Fonseca, el bachiller Martinez, Hernando Carrillo, Antonio Escalera, el padre Martinez, el licenciado Francisco Andrada, Martin Almenza y uno ó dos mas; sin contar á los padres franciscanos Bernardo Armenta y Alonso Lebron, ni al mercedario (11) Salazar con otro, ni al gerónimo Herrezuelo. Llevó tambien el señor obispo bulas de indulgencia para las iglesias principalmente para la ermita de santa Lucia, que estaba en lo que es hoy rancheria de santo Domingo.

100. La armada que condujo al señor obispo fue al mando de Martin Orué, el que llevó preso á Alvar Nuñez, y se componia de tres embarcaciones; de las cuales habia quedado una en san Gabriel, esperando pliegos. Noticioso Irala del arribo del señor obispo, se dejó cortar madera para construir una embarcacion, y se fue luego á la Asuncion, donde besó la mano á su ilustrísima llorando de gozo. Barco canto 6 dice, que en este lance disimuló el señor obispo, pero es evidente que fue este miedo sin fundamento. Le entregó Orué el real nombramiento de gobernador del rio de la Plata, y al momento tomó posesion de este empleo con singulares demostraciones de gusto y aprobacion universal; porque le amaban infinito. Pocos dias despues llegó del Brasil por tierra su sobrino Esteban Vergara con el duplicado del citado nombramiento y algunas reales órdenes. En cumplimiento de ellas despues de declarar por su teniente general á Gonzalo de Mendoza, nombró alcaldes á Juan de Salazar y Francisco Ortiz de Vergara y por alguacil mayor á Alonso Riquelme. Proveyó al mismo tiempo las plazas de regidor vacantes y las de alcaldes de la hermandad. Estableció dos escuelas públicas de niños: emprendió la obra de las casas de ayuntamiento y de una iglesia para catedral: arregló con prudencia toda la policia y aun contribuyó con sus luces á que el señor obispo diese con acierto sus disposiciones espirituales.

101. Entretanto despachó á su yerno Pedro Segura con un bergantin para que llevase á san Gabriel los pliegos, y á los capitanes Garcia Rodriguez y Diego Barba que debian regresar á España aquel de órden del rey, y este de su gran maestre, pues era Sanjuanista. Luis Salazar y Castro – citado por Lozano lib. 3, cap. 2 – supone que Barba fue general en esta conquista y fundador de la ciudad de la Concepcion; pero uno y otro es equivocacion. Entregó Segura los pliegos para la corte y dichos pasageros á la embarcacion que le esperaba en san Gabriel, y en cambio recibió el armamento y algunos soldados que enviaba el rey, entre estos Gerónimo Acosta el que habia ido con Alvar Nuñez y volvia con dos hijas; de las cuales casó una con Felipe de Cáceres. En seguida navegó la embarcacion para España, y regresó la otra á la Asuncion: repartió Irala el armamento y municiones á los soldados, que las necesitaban, cargándoselas á precios equitativos. Rui Diaz lib. 2, cap. 2, supone que en esta ocasion fue Jaime Resquin á España; que volvia despues y no pudo llegar al rio de la Plata. Lozano ibid. le copia y añade, que volvia para mandar despues de morir Irala. Pero ambos autores se equivocan, porque Resquin se marchó con Alvar Nuñez, y fue electo gobernador antes que Sanabria segun vimos núm. 94 sin volver jamás al Paraguay.

102. Una de las reales cédulas ordenaba á Irala que repartiese los indios en encomiendas, y que con una ordenanza arreglase las respectivas obligaciones de los indios y de los encomendaderos. Ya antes habia repartido en encomiendas los indios de los pueblos de Ytá, Yaguaron, Acaai, Tobapí, Mongolás ó Areguá, Altos, Yois, Tobatí, Atirá, Ypané, Guarambaré, Candelaria, Ybirapariya, Terecañí y Maracain y otros. Disfrutaban los españoles estas encomiendas, y no tuvo Irala que hacer repartimientos entonces sino sancionar las ordenanzas sobre las que ahora estaban repartidas y arregladas. Por consiguiente creo que se equivocan Rui Diaz lib. 3 cap. 1 y Lozano lib. 3 cap. 1 diciendo que Irala despachó cuatro diputados por rumbos diferentes; y que habiendo regresado con las listas que contenian veinte y siete mil indios capaces de tomar las armas, fueron estos los que se repartieron en encomiendas. Tambien se equivocan comprendiendo en este reconocimiento y reparto á los indios del Mediodia en el Paraná porque Irala no llegó á sujetarlos ni á reducirlos á servidumbre. Aun creo exageran diciendo fueron cuatrocientas las encomiendas; porque tengo antecedentes para creer que no llegaron entonces á la mitad ni los indios al número que suponen. Ningun papel he leido que apoye lo que dice Rui Diaz y copia Lozano.

103. Afligido el corazon de Irala viéndose precisado á premiar á tantos y tan beneméritos conquistadores, sin poderles conferir encomiendas, por haber pocos indios; luego que llegó Pedro Segura de san Gabriel, que seria en julio ó agosto de 1555 despachó á Nuflo de Chaves á la provincia del Guairá, para precisar á los indios de ella á formar pueblos permanentes y sujetarlos á encomiendas con que premiar á los beneméritos que no las tenian. En esto llevó Irala tambien la mira de posesionarse de aquella provincia, previniendo á los portugueses que á toda priesa avanzaban ácia aquella parte: y como el Guairá comprendia el grande espacio que hay entre los rios caudalosos Tiete éIgnazú desde el Paraná, donde desagüan hasta la mar, pensaba establecer por alli una comunicacion con España. Salió pues Chaves en setiembre de 1555 con una compañia de españoles y algunos indios ausiliares, y redujo sin dificultad á los guaranís de la costa del Paraná, que le franquearon sus canoas para introducirse por el caudaloso Parapané, el cual viniendo del Oriente vierte en el Paraná algunas leguas sobre su salto grande. Redujo á los numerosos guaranís de sus riberas hasta llegar a internarse por el caudaloso Tibahiba que entra por la derecha ó por el Mediodia en dicho Parapané, y tiene bastantes arrecifes y saltos. En su curso sometió sin tropiezo á muchos guaranís, les entregó cartas para que les sirviesen de salvaguardia por si llegaban los portugueses, haciendo constar por ellas ser vasallos de España. Sin dejar su navegacion, se introdujo por otro rio hasta que despidiendo las canoas y metiéndose por unos pinares ó curiis redujo otros indios guaranís, dejándola iguales salvaguardias. Desde alli determinó retirarse por donde no habia estado y en su tránsito fue acometido por los guaranís llamados peabiyús incitados principalmente por su médico Catiguará. Murieron en el ataque algunos españoles y ausiliares, pero mucho mas peabiyus, y Chaves ganó la victoria. Despues atravesó unos palmares venciendo á los guaranís en algunos encuentros, logró reducirlos, y aunque algunos de los principales y de todos los que habia encontrado en su espedicion le acompañasen á la capital, donde Irala los recibió cariñosamente. De estos indios, todos guaranís, reducidos y sujetos por Chaves, se formaron los trece pueblos de la provincia del Guairá llamados Loreto, san Ignacio, san Javier, san José, Asuncion, san Angel, san Antonio, san Pablo, san Tomé, Angeles, Concepcion, san Pedro y Jesus Maria.

104. Los pobladores de la villa de Ontiveros del Guairá que se componian de muchos partidarios del difunto Abreu y de otros descartados por Irala, viendo que no se les dió parte en la espedicion de Irala ni aun noticia estando ellos en la provincia del Guairá, creyeron que no serian comprendidos en el reparto de encomiendas, y con este motivo se alborotaron. Noticioso Irala llamó á su comandante Garcia Rodriguez de Vergara, bajo el pretesto de tratar asuntos del servicio del rey, y envió otro en su lugar, para que mandase interinamente, pero los de la villa no le quisieron admitir. En consecuencia despachó por abril de 1556 á Pedro Segura con cincuenta españoles é indios ausiliares, para que apaciguase á los de Ontiveros y recogiese algunos que andaban descarriados entre los indios. Llegó Segura al Paraná enfrente de la villa é hizo humareda, que era la señal para que le enviasen canoas en que pasar, pero lejos de esto, tomaron las armas para impedirle el paso; y situándose con sus canoas al abrigo de una isla distante un tiro de arcabuz de otra larga catorce ó mas leguas, requirieron á Segura que se volviese sin entrar en el Guairá, que era provincia suya. La cabeza principal que dirigia á los de Ontiveros era el inglés Nicolás Colman, manco de la mano derecha, y hombre que en esta ocasion y en otras precedentes manifestó mucho valor. Viendo Segura la firme resolucion de no dejarle pasar el Paraná, intentó hacerlo de noche con fangadas; pero apenas habia embarcado su gente le acometieron muchas canoas tirándole flechas y arcabuzazos, y obligándole á desembarcar y á retirarse á la Asuncion.

105. Irala, aunque resentido contra los de Ontiveros, no dejó de conocer su razon y escogitó un medio de contentarlos, sin dejar de llevar adelante sus miras de proveer de encomiendas, á los que no las tenian en la Asuncion, de contener á los portugueses, y de entablar por el Guairá comunicacion hasta algun puerto de la costa del Brasil. Dispuso, pues, de acuerdo con los de Ontiveros que Rui Diaz Melgarejo con cien españoles de los que no tenian encomienda, pasasen al Guairá, y que uniéndose á los de Ontiveros fundasen una ciudad donde les acomodase, repartiéndose aquellos indios. En efecto marchó esta gente y pasó el Paraná con las canoas de Ontiveros, cuyos habitantes de acuerdo con los de Melgarejo resolvieron abandonar su villa, y fundar juntos á Ciudad Real á principios del año 1557, como tres leguas al Norte de Ontiveros en la confluencia de los rios Paraná (12) y Pequirí repartiéndose aquellos indios en encomiendas. Rui Diaz lib. 3 cap. 2 y su copiante Lozano libro 3 cap. 2 dicen que los indios que se repartieron eran cuarenta mil familias, que la poblacion floreció con abundancia de vino, azúcar, cera y algodon, hasta que perecieron los indios con las jornadas, salidas y trabajo ordinario, y que entonces quedó Ciudad Real muy diminuta y miserable. Añaden, que por estar bajo del trópico era muy enfermiza de fiebres, diarreas y modorras malignas. Pero en todo me merece la misma fé que cuando treinta y cinco años despues mandando en Ciudad Real el propio Rui Diaz, tomó gente de ella, con la que fundó la segunda Jerez, desde la cual escribió de oficio á la Asuncion, que habia hecho esta fundacion por condescender á las solicitudes é instancias de los de Ciudad Real, cuyos vecinos le convencieron de haber faltado á la verdad, acusándole y probando que los habia violentado contra toda su voluntad: yo he leido estos papeles originales. En efecto nada tiene que ver el trópico con tales enfermedades, ni éstas se padecian, ni hubo vinos, jornadas de indios, ni eran estos la décima parte de los que dicen.

106. Con el mismo fin de proveer de encomiendas á los que aun no las tenian, determinó Irala fundar un pueblo entre los jarayes repartiéndoles estos indios y con la idea tambien de que sirviese de escala á la comunicacion que deseaba entablar por el Perú con las provincias de Chiquitos y santa Cruz. Confió esta empresa á su amigo Nuflo de Chaves dándole doscientos veinte españoles, muchos indios ausiliares, embarcaciones etc., despachándolos á fines de 1556 ó principios de 1557 cuando á los que fueron á fundar la Ciudad Real, parte embarcados y el resto por tierra, con órden de juntarse en la provincia de Itati ó de Ypane, como lo hicieron en el puerto de san Fernando donde los dejaré para arribar á los sucesos de la Asuncion.

 

K) MUERTE DE IRALA, Y LE SUCEDE EN EL MANDO SU YERNO GONZALO DE MENDOZA. ESPEDICIONES DE NUFLO DE CHAVES QUE SE HACE INDEPENDIENTE DEL PARAGUAY. MUERE GONZALO DE MENDOZA, Y ES ELEGIDO DON FRANCISCO DE ORTIZ DE VERGARA, Á QUIEN CONFIRMA EL OBISPO EN VIRTUD DE REAL CÉDULA. VARIOS ACONTECIMIENTOS Y REBELIONES DE INDIOS.

 

107. Luego que Irala hubo despachado á Chaves, fue á ver el estado de un corte de maderas que se hacia en un pueblo de indios con el objeto de construir una capilla para el sagrario de la catedral. Alli le sobrevino una calenturilla que le quitó la gana de comer, debilitándole mucho y terminando en una diarrea que lo acabó de postrar. Se hizo conducir en una hamaca á la Asuncion, donde creciendo los males murió siete dias despues á principios de 1557 con todos los sacramentos ausiliado del señor obispo, rodeado de todos los eclesiásticos, á los 70 años de edad segun deduzco de que Schimidels cap. 43 dice que tenia cerca de 60 el de 1546. Su muerte fue muy llorada y sentida de todos asi españoles como indios. En su sano juicio y salud el 14 de marzo de 1556 habia hecho su testamento nombrando albaceas á los capitanes Nuflo de Chaves y Juan Ortega, y en tercer lugar á Esteban Vergara, su sobrino. Declara en él que dejaba tres hijos, Diego, Antonio, y Martin, con seis hijas Gimberta, Marina, Isabel, Ursula, Ana y Maria. Ya habia casado sus cuatro hijas primeras segun dije en el núm. 89. Antonio y Maria habian muerto antes del año de 1577 en que se casó Ana con Juan Fernandez. Ignoro el paradero de Diego y Martin; pero como en la lista de los que en 1580 poblaron á Buenos Aires se lea un Domingo de Irala, presumo sea el Diego con el nombre equivocado. Una familia pobre que lleva el nombre de Irala en el Paraguay, es de creer descienda de él. No he visto otra noticia de los bienes que dejó, sino la razon tomada ante escribano por el alcalde Simon Jaqués en 1574, y por la tasacion que se hizo, ascendia el total valor á 1432 varas de lienzo del pais, regulada la vara en dos reales de plata; porque no habia otra moneda.

108. Como desde la ausencia de don Pedro de Mendoza he hablado casi siempre de Irala dirigido por los testimonios mas originales y auténticos, solo me restan algunas consideraciones. Cualquiera que se considere en las circunstancias en que se vió Irala, convendrá en que no pudo hacerse nada mejor que lo que él hizo. Entre él y Hernan Cortés y los Pizarros hubo la grande diferencia, que estos representaron su papel en el teatro mas magnífico del mundo, lleno de lustre y esplendor, é Irala en el mas pobre y obscuro. Separando esto que pendió de la casualidad, notaremos que si los conquistadores de Mégico y el Perú hicieron cosas maravillosas é inmortales, fue con mejores proporciones y medios y con soldados que tomaron el mayor empeño en las empresas de sus generales, incitados por los tesoros inmensos del Inca y de Motezuna. Irala trabajó sin ausilios, en paises incultos, con un mando precario, y con soldados desnudos, hambrientos, disgustadísimos de su suerte y miserias, y que no tenian otro estímulo que la elocuencia y habilidad de su gefe. Puede decirse de aquellos que obraron para enriquecerse, y de Irala que trabajó solo, y con el fin de honrar á su patria y de estender la monarquía española. Tambien es de notar que Cortés yPizarro consumaron sus triunfos y trabajos casi de un golpe, cuando Irala trabajó y peleó 24 años sin cesar. Si miramos á la especie de enemigos que batieron es cierto que los megicanos y peruleros eran mas instruidos y numerosos; pero quizás no igualaban ó á lo menos no escedian á los guaranís en fuerzas, estatura y vigor; que es lo mismo que decir que veinte peruleros ómegicanos apenas equivalian á un egaz, lengua, guaicurú, albayá (13), payagua, guaná y guasarapó de los que venció Irala. Si se coteja la estension de las conquistas, tal vez no quedara atras Irala, pero si se atiende á la situacion de ellas, la del vizcaino está en el centro del mundo comerciante. Lima, Chile, la India oriental, el Africa, Europa, Méjico y el Brasil le rodean de mas cerca, dándole esta ventaja que nadie le puede disputar y por la cual el comercio de Potosí, Chiquizaca y otras provincias interiores, siempre girará por el rio de la Plata, sacando por alli sus metales y aun digo lo mismo de Chile yLima por serles mas facil esto que el dar vuelta al Cabo de Hornos. Si hubieran continuado las ideas de Irala los que le sucedieron, poseeria hoy España la costa del Brasil desde mas al norte de la Cananea hasta el Estrecho de Magallanes con todo el pais interior hasta el Paraguay, por cuyo rio se estraeria cómodamente las riquezas y productas de Chiquitos, Moxos (14), santa Cruz de la Sierra y otras provincias interiores. Poseeriamos tambien á Cuiaba y Matogroso, que abundan en oro, diamantes y muchas otras piedras preciosas, que competirian con los tesoros de Lima y Mégico, y aun le compiten si se mira la tabla de su comercio del capítulo 15 al fin y si se reflexiona que antes de muchos años proveerian las conquistas de Irala al mundo entero de carnes saladas, sebo, astas, cola y lana. En lo que Irala aventaja á todos los conquistadores es en que redujo y civilizó un pais bárbaro en sumo grado, dictándole leyes las mas humanas, sabias y políticas. Como buen vizcaino escribia tambien como Servidori: su desinteres se ve en la tasacion de sus bienes; su poca ambicion y grande fidelidad en haber reusado apoderarse del Perú, y su política y prevision en todas las espediciones siempre felices. No se le puede acusar de que interviniese pasion en todas las espediciones siempre felices, ni le fue posible derramar menos sangre para tranquilizar tantas turbulencias como se suscitaron en su tiempo, ni encontrar ánimo tan grande y generoso para perdonar de buena fé á sus mortales enemigos. Apesar de todo lo dicho Alvar Nuñez le acrimina, mas es por que pudiendo no le sacó de la prisión, ni le repuso en el mando. Herrera tambien le murmura, copiando á Alvar Nuñez y tambien los dicharachos que en su tiempo esparcia en la corte el escribano Pedro Hernandez. Lozano con su genio copia todo lo que encuentra criminoso y aun lo aumenta sin reparar en medios ni en contradicciones. Barco le da muchos elogios, acriminándole por la prision de Alvar Nuñez y muerte de Abreu; pero es autor tan poco impuesto como Lozano en la geografía del pais y en los sucesos. Al contrario Schimidels y Rui Diaz le alaban infinito con solo hacer la relacion de los acontecimientos. Me ha movido á escribir este elogio lo heróico y maravilloso del carácter de este vizcaino tan desgraciado, como que se ignora hasta su nombre en su patria y aun en el pais que conquistó, siéndolo tambien en no tener yo la elocuencia de Solís para tomarme la licencia de escribir su historia transformada en novela.

109. Nombró Irala por sucesor á su yerno Gonzalo de Mendoza, y no á Francisco Ortiz de Vergara como dice Barco canto 6, é inmediatamente se encargó del mando con gusto general, porque era honrado y afable, y deseaba continuar las ideas de su suegro. Con esta mira despachó luego cartas á Melgarejo y Chaves dándoles noticia de ser sucesor de Irala y ofreciendo auxiliarles en las empresas que estaban verificando en el Guairá y en los jaraies.

110. Vuelvo ahora á Chaves á quien en el núm. 105, dejé en el puerto de san Fernando. En él se reunieron los que iban por tierra, y embarcándose todos, navegaron hasta descansar algunos dias en la isla de los orejones. Rui Diaz lib. 3 cap. 4 y Lozano que le copia lib. 3 cap. 2 dicen que Chaves encontró primero á los guasarapós, despues á los guatós y mas al Norte á los paiaguas, pero se equivocan ignorando la situacion de tales indios. Añaden que por equivocacion se metió en la laguna Aracai óAracuai donde los naturales le mataron quince españoles y ochenta auxiliares el dia 1 de noviembre. Pero todo es falso; porque el Aracuai es el rio Pilcomaio que entra en el del Paraguay cien leguas mas abajo; ni pudo haber esta equivocacion entre gentes tan prácticas del rio; ni los guatós de la única laguna que habia por alli eran capaces de tales acometimientos, ni pudo ser el dia que dicen, pues en el cap. 5 dice el mismo Rui Diaz estaba Chaves en los Reyes el 29 de junio del mismo año. Continuó Chaves internándose por el rio Jaurú hasta tomar tierra en el puerto llamado de los Perabazanes, situado en el distrito de los jaraies, siendo aquel el sitio donde debia fundar la ciudad segun las órdenes que llevaba de Irala. Pero antes de verificar la fundacion quiso reconocer el pais y sus indios y con este objeto á fines de agosto marchó y encontró el pueblo del cacique Paisurí que le recibió de paz; y seria guaraní segun lo indica el nombre. Siguió hasta los pueblos que Rui Diaz lib. 3 cap. 4 y 5 llama Jaramasis óSaramacosis que pertenecian á la provincia de los Chiquitos donde se detuvo para hacer provision de maiz. Despues se dirigió al Poniente como ácia la provincia de los Maxos encontrando algunos indios los cuales le dieron noticia de haber por alli minas de oro. Luego atravesando bosques muy cerrados encontró á los indios trabasicosis en la provincia de los Chiquitos. Rui Diaz ibid. supone que estos indios tenian sus pueblos rodeados de fosos y palizadas, que usaban untar sus flechas con yerbas venenosas, que resistieron mucho á Chaves matándole á muchos, y muriendo despues por el veneno 19 españoles, 40 caballos, y 300 ausiliares. Yo nada de esto creo viendo que los indios no tenian medios para cabar fosos ni para cortar tantas estacas y que no se conocen tales venenos, ni hubo tales muertos, puesto que en el capítulo 4, dice que llevaba Chaves de la Asuncion 220 españoles, y en el cap. 5 al fin vemos que todos existian sin haber perecido uno en esta batalla tan supuesta como la que contó antes con los guatós.

111. Hallábase Chaves entre los trabasicosis de Chiquitos segun dice Lozano, cuando recibió la noticia de la muerte de lrala y del nombramiento del sucesor, que se la comunicó, y como no se podia considerar inferior en méritos, ni en talento, ni en servicios, se resintió de la eleccion de Irala en Mendoza, y repugnaba tener que obedecer á este. Pensó pues en no fundar el pueblo que Irala le habia mandado en los jaraies, sino ácia los confines del Perú y trabajar con virey de Lima para que le hiciese independiente del Paraguay. Comunicó su idea á los soldados, y algunos la aprobaron; pero la mayor parte sostuvo el fundar en los jaraies ó regresar á la Asuncion. Rui Diaz lib. 3, cap. 5 y Lozano que le copia lib. 3, cap. 2 ponen al pie de la letra el requerimiento que estos soldados hicieron á Chaves con unas sesenta firmas, y sin embargo yo creo que le formó Rui Diaz porque sobre no tener fecha habla de los fosos, estacadas, flechas y aguas envenenadas; de comer los indios carne humana y de muchas muertes de españoles que son todas cosas falsas segun he dicho. Insistió Chaves en su idea y de resultas mas de ciento cincuenta soldados dirigidos por Gonzalo Gasco, volvieron á tomar las embarcaciones y llegaron felizmente á la Asuncion. Los restantes que eran pocos mas de sesenta, caminaron como al Occidente, pasaron el rio Guapai, y hallándose en los campos de Guelgorigota, se encontraron con Andres Manso, que por órden del marqués de Cañete virrey del Perú había ido á establecerse alli con una compañia de españoles. Los dos capitanes disputaron el derecho de poblar aquel pais, fundándose Manso en la órden del virey, y Chaves en la posesion tomada por Ayolas é Irala, hasta que el regente de la audiencia de los Charcas señaló á cada uno su distrito. Chaves con la idea de sustraerse del gobierno y dependencia del Paraguay, marchó á Lima dejando en su lugar á Hernando Salazar casado con una hermana de su muger. Este tuvo maña para ganar la voluntad de los soldados de Manso, que no estaba muy distante, y para arrestarle y despacharle preso á Lima. Chaves alegó ante el virey sus pretensiones, y consiguió al instante que se formase un gobierno particular é independiente en el pais que ocupaban sus soldados, y que se hiciese gobernador de él al hijo del virey don Francisco de Mendoza. Este nombró por teniente suyo á Chaves, que estaba casado con una parienta suya, y le despachó con algunos auxilios, con los cuales y con sus soldados fundó el año de 1560 una ciudad en los 18º 4’ de latitud, y 62º 23’ de longitud á la orilla de un arroyo, donde aun se conocen sus ruinas junto al pueblo de san José en la provincia de los Chiquitos. La llamó santa Cruz de la Sierra por haberse criado en santa Cruz distante tres leguas de Trujillo, y por la situacion en la falda de una sierra poco elevada. Los indios del terreno llamados penoquis, y todos los de la provincia, se repartieron en encomiendas á los españoles de la nueva ciudad; pero solo existió alli hasta que en 1575, siendo muy pobre, sin comercio ni minas, la mitad de sus pobladores se fueron á fundar la nueva santa Cruz con el nombre de san Lorenzo de la Barranca en los 17º 49’ 44" de latitud y 65º 42’ 30" de longitud. El resto de los pobladores se dividió en dos trozos: el uno construyó una embarcacion en la provincia de los Moxos, y navegando los rios Mamore yMarañon salió á la mar y fue á España: el otro fundó el pueblo de san Francisco de Alfaro, donde hoy está, el de san Javier de los Chiquitos, repartiéndose en encomiendas los indios de la comarca llamados quiemes, tonipuicas y suberecas; poco despues se unieron estos españoles al pueblo de san Lorenzo citado. Rui Diaz lib. 3, cap. 2 y Lozano lib. 3 cap. 2 dicen que el número de indios repartidos en la primera santa Cruz de la ribera era de 60.000 y añade Lozano capítulo 3 que se revelaron matando á los españoles, porque los hacian trabajar mucho para enriquecerse. Pero todo es falso, porque no hubo con mucho tantos indios, ni avaricia donde no habia metales, lujo ni comercio, ni apostasia en los indios, pues aun no estaban catequizados.

112. Mientras Chaves se ocupaba en lo dicho, el gobernador del rio de la Plata castigó á los agaces que se habian insolentado despues de la muerte de Irala, y no perdian ocasion de robar y matar. Para este castigo despachó á Garcia Mosquera con 200 españoles, que atacaron al pueblo de los agaces, ahuyentándolos, matando y cautivando algunos que fueron llevados á la Asuncion donde acaeció la muerte del gobernador Gonzalo de Mendoza á primeros de julio de 1558. Con este motivo se juntaron en la iglesia los españoles, inclusos los que no quisieron seguir á Chaves que acababan de llegar, y eligieron por su gefe á Francisco Ortiz de Vergara natural de Sevilla y yerno de Irala, á quien el señor obispo dió despacho de gobernador y capitan general, mostrando una real cédula que le daba esta facultad. Los alcaldes Alonso Angulo y Agustín Campos le dieron la posesion en 22 de julio de 1558, y todos lo recibieron con gusto.

113. Gozó el nuevo gobernador mucho sosiego en su provincia, hasta que Pablo y Nazario hijos del cacique Curupirati, que habian vuelto de los jaraies con los que no quisieron seguir á Chaves, consiguió sublevar á la mayor parte de los guaranís contra los españoles, logrando matar á algunos que cogieron dispersos en la campaña. Procuró el gobernador cortar la rebelion enviando algunos indios de confianza con proposiciones conciliatorias, mas viendo que nada adelantaba alistó 500 españoles con auxiliares guaranís y guaicurús que dividió en dos cuerpos. Dió el mando del uno á Felipe de Cáceres con órden de encaminarse por Areguá y por los pueblos de la Cordillera, sin entrar él con el otro, marchando por la de Ytá y Yaguarón, se le juntaria en las cercanias del Acaai. Los dos encontraron al paso los pueblos desiertos, porque las mugeres y muchachos se habian ocultado en los bosques, mientras los guerreros observaban los pasos de los españoles. Llegó el gobernador á Carapeguá, y Cáceres al Ibicui; y como les restaba solo dos jornadas para juntarse, determinaron los indios embarazarlos. Para esto atacaran á un tiempo á Cáceres y al gobernador que sin embargo lograron juntarse en Acaai, rechazando á los indios bien escarmentados. Desde alli destacaban partidas á estrechar á los indios para precisarles á salir de los bosques y á pedir la paz; pero el 3 de mayo de 1560 se presentaron en cuatro divisiones. Vistas por el gobernador mandó á Pedro Segura y á Agustin Campos que atacasen con 200 arcabuceros, 80 caballos y muchos ausiliares. Los arcabuceros tomaron la vanguardia, á la que opusieron los indios dos de sus divisiones, conservando otra inmóvil en una ladera, y destacando la cuarta por una cañada á atacar al gobernador. Hicieron fuego los arcabuces y luego acometió la caballeria introduciendo el desorden en los enemigos; pero la division que tenian en la ladera renovó el ataque y lo sostuvo mucho, hasta que se vió precisada á dejar el campo á los españoles cubierto de cadáveres. Los que atacaron al gobernador tambien fueron rechazados y en seguida se trasladaron los españoles al rio Yaguare, destacando á Adame Olabarriaga cien españoles y algunos caballos á seguir á los indios. Estos le hicieron frente en el arroyo de Correa que vierte en el rio Albuipei, logrando matar al alferez Correa; pero acudiendo á tiempo Alonso Riquelme con veinte caballos, derrotaron al enemigo y le mataron mucha gente. Despues se transfirió el gobernador al rio Albuiapei, de donde destacó cuatro compañias por diferentes rumbos, que corrieron el pais hasta el rio Tebicuari, y reduciendo á los indios los llevaron al gobernador, y este á sus pueblos retirándose á la Asuncion. Rui Diaz lib. 3 cap. 8 y Lozano que le copia lib. 3 cap. 3 suponen que salió esta espedicion el año de 1559 sin advertir que no pudo pasar el tiempo que suponen hasta la batalla de Acaai. Tampoco esplican bien la derrota de las tropas, y equivocan los nombres de los rios, por que ignoran la geografía del pais. En fin segun acostumbran, abultan los enemigos y los muertos y renuevan el cuento falso de las flechas envenenadas.

114. Tambien se rebelaron en la provincia del Guairá los indios contra Ciudad Real, y Rui Diaz Melgarejo que la mandaba la fortificó y atrincheró con cortaduras en las calles dando aviso al gobernador. Este le envió 70 españoles mandados por Alonso Riquelme, los que pasaron el Paraná en las canoas que les facilitó Melgarejo, y llegando á Ciudad Real. Luego salió Riquelme de alli con cien españoles y pocos ausiliares, y recorriendo toda la provincia del Guairá, redujo sus indios á la obediencia, no sin tener algunas dificultades: y despues regresó á la Asuncion.

115. Hacia tiempo que deseaba el gobernador avisar á la corte el estado de la provincia y se lo estorbaron las rebeliones dichas. Hallándose ya sosegadas, dispuso la construccion de una caravela, y despachar en ella á su hermano Rui Diaz Melgarejo á solicitar de S. M. que le confirmase en el gobierno y mando que le habian dado los soldados. Ya estaba adelantada la embarcacion cuando envió al Guairá á Alonso Riquelme para relevar á Melgarejo. Este con su familia llegó á la Asuncion el año de 1563 y se encargó de apresurar la construccion del buque. Mientras tanto supo el gobernador que los indios trataban de nueva rebelión y que habian ya muchos abandonado sus pueblos. Para atajar el mal alistó 250 españoles con bastantes caballos y ausiliares guaranís yguaicurús, y los dividió en tres trozos. Despachó el uno al mando de Pedro Segura para que marchase por la actual estancia de Añagati y por el pueblo de Acaai ó Tabapí: el otro mandado por Ruiz Diaz Melgarejo por los pueblos de Mongolas ó Aregua y de la Cordillera, y el tercero bajo sus órdenes por los de Ytá yYaguarón, y todos se juntaron en el rio Yaguarí. Desde alli salieron destacamentos que tuvieron algunos choques con los enemigos, y al fin los forzaron á volver á sus pueblos, retirándose los españoles á la Asuncion. Inmediatamente se echó al agua la caravela y estando aparejada y lista, se quemó totalmente, sin saberse quien fuese el autor del incendio.

116. Cuando el gobernador se retiró de su última espedicion, llegó Nuflo de Chaves de santa Cruz de la Sierra en busca de su muger y familia que estaban en la Asuncion. Le acompañaban su cuñado Diego Mendoza y otros, y estaba muy receloso sabiendo que él habia sido la causa de separarse santa Cruz del gobierno del rio de la Plata, y que el gobernador Ortiz de Vergara habia sentido mucho la muerte de Diego Abreu en que él tuvo la principal parte. Para ponerse á cubierto de estos cargos que sabia le harian, no omitió diligencia á fin de hacerse amigo del gobernador y principalmente del señor obispo que en realidad era quien todo lo mandaba. Ideó pues, y consiguió casar una sobrina que tenia el señor ilustrísimo con su cuñado que era viudo. Se olvidó todo lo pasado con este enlace y con persuadir al obispo y al gobernador que yendo personalmente con él á santa Cruz y de alli á Chuquizaca, seria fácil que aquella real audiencia confirmase al gobernador en el gobierno. Este pensamiento fue adoptado por muchos y principalmente por el gobernador y el obispo quienes en poco tiempo alistaron mas de trescientos españoles, entre ellos el gobernador, el obispo, siete clérigos y frailes, Felipe de Cáceres, Pedro Dorantes, Pedro Segura con su muger y su hijo Cristóval Saavedra, Rui Gomez Maldonado y otros, y ademas muchos indios de las encomiendas de los referidos españoles y de las de Chaves y de su gente. De modo que aunque no habia objeto de guerra, apenas se habia visto hasta entonces espedicion tan numerosa, como si se llevase la idea de abandonar al Paraguay. Se dejó mandando en la Asuncion á Juan Ortega, y en el Guairá á Alonso Riquelme, salió la espedicion el año de 1564 parte embarcada y el resto por tierra dirigido todo por Chaves. Este que deseaba aumentar la gente en su provincia, tuvo habilidad de hacer que le siguieran al paso muchos indios de Atirá, Ipané y Guarambaré y otros de los que aun no estaban reducidos por los 22 grados de latitud. Llegaron á juntarse todos enfrente de la laguna de los guatos y no en la tierra de los guasarapós ni enfrente del rio Aracaai, como dice Rui Diaz lib. 3 cap. 11. Alli pasaron el rio Paraguay y entraron en la jurisdiccion y gobierno de Chaves que incluia las provincias de Chiquitos, Moxos y Matogrosos. Chaves como mas práctico tomó la vanguardia dirigiendo á los suyos, y la division del gobernador, que por evitar confusion le seguia con separacion; se encontraban pocos víveres y padeció mucha necesidad de ellos. Esto y el haber sacado los indios del gobierno del Paraguay, disgustó mucho á los que iban con el gobernador, y mas cuando vieron que Chaves con dichos indios fundó un pueblo treinta leguas antes de llegar á santa Cruz, llamándole Itatí, por haber estraido los pobladores de la provincia de este nombre. Finalmente todos llegaron á santa Cruz; á la sazon se padecia bastante escasez de víveres.

117. La causa fue haberse rebelado los indios reducidos y encomendados en el pais, y tambien los occidentales al rio Grande ó guapas los cuales confederados con los chariguanás tenian cortada la comunicacion con el Perú. Salió inmediatamente Chaves con 50 españoles é igual número de ausiliares sosegando sin mayor dificultad á los indios orientales del Guapai, pero los occidentales y chariguanás le dieron grandes batallas en que logró derrotarlos, abriendo la comunicacion, y dando parte de sus victorias á Lope Garcia de Castro gobernador de las provincias del Perú. Mientras tanto el gobernador y el obispo estaban impacientes por marchar á Chuquizaca; pero Hernando Salazar teniente de Chaves en santa Cruz no se lo permitia; ya fuese por no esponerlos estando cerrada la comunicacion ó ya como quieren Rui Diaz lib. 3 cap. 11 y Lozano lib. 3 cap. 4 por que asi se lo habia mandado Chaves, siendo lo primero mucho mas natural y creible. El gobernador despachó un pliego á la audiencia de Charcas óChuquizaca contándola su situacion y pidiendo permiso para presentarse en ella; y habiéndole sido acordado, partió con solo 60 españoles, ya porque no le quisieron seguir mas como es muy creible, ó porque Salazar no le permitió otra cosa como quiere Rui Diaz. Se dirigió por los llanos de Manso, y torciendo por la frontera de Tomina, siguiendo el camino de Cuzco Toro: llegó con el señor obispo y su gente á, Chuquizaca el año de 1565 habiendo tenido algunos encuentros con los chiriguanás que le mataron alguna gente y á un fraile mercedario (15). Llevó este camino huyendo de Chaves, segun Rui Diaz, ó mas bien del peligro de los indios como yo creo.

 

NOTAS

5- En la edición fuente se lee "en en lago" (nota ed.digital)

6- españoles lenguaraces: es decir españoles conocedores de lenguas aborígenes. (nota ed.digital)

7- cuartana: nombre que se daba á la calentura (fiebre) intermitente que sucede de cuatro en cuatro días. (nota ed.digital)

8- En la edición fuente se lee "Martín de Orné" (nota ed.digital)

9- jara: palo de punta endurecida al fuego que se empleaba como arma arrojadiza. (nota ed.digital)

10- Acaiere: Bien podría sonar Akâ-jere que significa cabeza dada vuelta, efecto que podrían haber producido los remolinos. (nota ed.digital)

11- En la edición fuente se lee "Mercenarios". (nota ed.digital)

12-  En la edición fuente se lee "Garaná" (nota ed.digital)

13- En la edición fuente se lee "subaiá". Creemos que se refiere a los albayas, como está escrito en todo el libro, aunque en realidad este último término es una mala trascripción del nombre de los pámpidos Mbayá, como lo demuestra Manuel Gondra en Hombres y letrados de América... En guarani hoy se escribe Mbaja, que no es lo mismo que Mbya, la superviviente etnia guarani. (nota ed.digital)

14- En en la edición fuente se lee "Monos". (nota ed. digital)

15- En la edición fuente se lee "Mercenarios". (nota ed.digital)

 

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ENLACE A DOCUMENTO RELACIONADO:

 

DESCRIPCIÓN E HISTORIA DEL PARAGUAY Y EL

RÍO DE LA PLATA - VOLUMEN I

Autor: FÉLIX DE AZARA

Editorial: BABEL, 1945. 352pp.

Buenos Aires-Argentina.

(Versión digital:

BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY)

 







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