La violencia política ejercida contra los niños, niñas y adolescentes durante la dictadura de Stroessner se tradujo en la falta de garantías legales de protección y de cómo fueron violados sus derechos. Hoy ya son personas adultas que viven con las secuelas de los momentos de represión. Los niños y niñas también fueron víctimas de las torturas físicas y psicológicas que sufrieron las personas adultas, incluyendo los dolores extremos de la asfixia por inmersión en agua (pileteada) y la electricidad, la violación sexual por una o varias personas y otras situaciones, como las detenciones arbitrarias, los sitios militares a las comunidades y el exilio. También se pudo registrar la ejecución extrajudicial en niños y niñas víctimas de tortura o por falta de atención médica.
Los niños y niñas debido a su vulnerabilidad física y emocional dependen directamente de los padres y la comunidad, e indirectamente de las estructuras de poder político y económico, para su bienestar. En la época de la dictadura fueron violentados sus derechos humanos sin que tuvieran la posibilidad de defenderse o esconderse.