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  ESTRATEGIAS E IMPACTOS DEL AVANCE DE LOS AGRONEGOCIOS SOBRE EL SISTEMA ALIMENTARIO EN PARAGUAY (DIEGO SEGOVIA)

ESTRATEGIAS E IMPACTOS DEL AVANCE DE LOS AGRONEGOCIOS SOBRE EL SISTEMA ALIMENTARIO EN PARAGUAY (DIEGO SEGOVIA)

ESTRATEGIAS E IMPACTOS DEL AVANCE

DE LOS AGRONEGOCIOS SOBRE EL SISTEMA ALIMENTARIO EN PARAGUAY

DIEGO SEGOVIA

 

BASE Investigaciones Sociales

Asunción, Paraguay

Noviembre, 2007

ISSN 1810-584X

 

Documento de Trabajo Nº 117

 

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I. MARCO TEÓRICO

1. DEFINICIÓN DEL PROBLEMA E HIPÓTESIS

2. HIPÓTESIS ESPECÍFICAS

3. DEFINICIÓN DE CONCEPTOS

4. MARCO METODOLÓGICO

CAPÍTULO II. IMPACTOS POLÍTICOS, ECONÓMICOS, CULTURALES, SOCIOAMBIENTALES Y ALIMENTARIOS DE LOS AGRONEGOCIOS EN PARAGUAY

1. CONSIDERACIONES SOBRE EL AVANCE DE LOS AGRONEGOCIOS EN PARAGUAY

2. ESTRATEGIAS DEL AVANCE DE LOS AGRONEGOCIOS EN PARAGUAY

3. IMPACTOS DE LA EXPANSIÓN DE LOS AGRONEGOCIOS EN LA SOCIEDAD PARAGUAYA

4. ALIMENTACIÓN Y CULTURA

5. CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

 

 

INTRODUCCIÓN

 

Mientras se termina de escribir el presente informe circulan por todos los medios de comunicación numerosos ensayos, análisis, noticias y comunicados sobre la crisis alimentaria que afecta a más de treinta países en el mundo, de manera aguda. Algo que se veía venir, y que desde hace tiempo fue advertido, desde un rol casi profético, por distintos sectores del progresismo. Ese discurso, normalmente ignorado por el mainstream de la comunicación, ante las evidencias observadas en las últimas revueltas populares, ya no puede ser escondido y comienza a ser descubierto por la aldea global. A la crisis alimentaria, se suman, en relación dialéctica, otras dos crisis: la climática y la energética. Una alimenta a las otras al mismo tiempo que se alimenta de éstas, pero todas son alimentadas por una crisis principal, la del sistema capitalista neoliberal.

En este contexto es imperiosa la necesidad de debatir y crear conciencia sobre los problemas alimentarios que se van generando en las distintas sociedades del planeta, ya que son las únicas vías de superación de las crisis, al menos, aquellas vías que pueden eludir los nefastos impactos que las mismas pueden tener, sobre todo, en las poblaciones pobres. Aquí presentamos algunas reflexiones, para que sean discutidas, para que sean difundidas, para que sean rebatidas y profundizadas, para que motiven acciones tendientes a lograr un mundo en el que todo ser humano pueda comer dignamente. Hoy día es necesario actuar, pero también es necesario reflexionar sobre nuestra praxis.

Sólo mediante la comprensión del valor de los alimentos y la cultura alimentaria, se podrá construir un mundo alimentado adecuadamente.

El documento que se presenta tiene elementos especulativos, pero también rigor empírico. Es algo que las mismas ciencias sociales exigen. Las fronteras entre éstos no están bien definidas, así como las fronteras entre lo empírico y lo filosófico se solapan. Esto es lo que hace tan compleja la tarea de investigar y reflexionar sobre los problemas sociales, y sobre todo cuando se trata de algo tan básico, pero a la vez complejo como la alimentación.

Puede parecer ingenuo afirmar que el objetivo político de estas reflexiones teóricas es resaltar la importancia que tiene el alimento para la sociedad y el ser humano. Esto es obvio, no se necesitan investigaciones ni especulaciones teóricas para que lo comprendamos. Sin embargo, en muchos casos hace falta recuperar el sentido común, el valor de las cosas obvias, para devolver al ser humano la dignidad que le fue arrebatada por esa racionalidad superior, compleja, que desprecia las verdades simples, fehacientes. Por eso, lo útil de este estudio será juzgado por el rol político que cumpla, por su capacidad de impulsar nuevas reflexiones y, sobre todo, acciones tendientes a consolidar la soberanía alimentaria en la sociedad, así como se desprende de las mismas conclusiones.

 

REFLEXIONES PRELIMINARES SOBRE LA CUESTIÓN ALIMENTARIA

 

La cuestión alimentaria, abordada desde cierta profundidad, tiene una multiplicidad de aristas que impiden un análisis simplista. Toda tentativa de considerar la alimentación desde una perspectiva unidisciplinaria está destinada al fracaso. Cuando se habla del alimento, se habla de algo más que una mazorca, un plato de porotos o una caja de hamburguesas. Se habla de historia, se habla de salud, se habla de medio ambiente, se habla de sociedad, de cultura y de política, se habla de religión, de arte, de ciencia y de economía.

Si se mira la historia se puede ver cómo el modo de obtención de los alimentos ha sentado las estructuras más básicas de la organización social. Del nomadismo de los cazadores recolectores, al sedentarismo rural de las sociedades agrícolas y al urbanismo de las sociedades industriales.

Hobsbawm afirma que uno de los factores que llevó a la revolución industrial en Inglaterra fue su estructura productiva agrícola, capaz de abastecer con alimentos a una población no rural. Francia y

Alemania tenían niveles incluso superiores de desarrollo tecnológico, pero no poseían la

“infraestructura” alimentaria para abastecer a una población eminentemente urbana. Es decir, la capacidad de producir alimentos en un territorio, ha marcado hitos históricos y geográficos muy profundos. Los asentamientos humanos se han conformado en torno a la disponibilidad de alimentos. Montalto afirma que la misma ciudad de Asunción se funda donde actualmente está, por razones alimentarias, ya que en la zona había una estructura productiva capaz de abastecer de manera estable la demanda de los recién llegados españoles. También la colonización de América se inicia accidentalmente por una cuestión alimentaria: la búsqueda de rutas alternativas para la obtención de las especias de la India.

Por otro lado, se puede observar el contenido político que se ha atribuido al alimento. Rica es la historia que en este sentido se puede encontrar, partiendo de la Biblia, pasando por los romanos y llegando a la actualidad. En la Biblia, una de las primeras fuentes escritas de la humanidad, se cuenta el caso de Esaú que vende su primogenitura a Jacob por un plato de lentejas. Más allá de lo literario o alegórico del caso, esta narración contiene un mensaje político claro: si hay hambre, no hay riqueza que valga. Algo que los economistas modernos dieron a entender con la parábola del agua y los diamantes. Entre los romanos, escribía el poeta Juvenal que con panem et circenses los emperadores trataban de contentar a los plebeyos y calmar así los ánimos de cambio. Con el estómago lleno y la cabeza entretenida se podía comprar el favor del pueblo hacia sus gobernantes.

Por último, sin pretender ser exhaustivos, en el documento Santa Fe I1 se afirma explícitamente: el alimento es un arma en un mundo en guerra. Más adelante se volverá sobre este principio que ha marcado la política alimentaria de los Estados Unidos hacia el resto del mundo. Aquí basta con dejar constancia de que, en el centro del pensamiento político, a lo largo de la historia, ha estado siempre ubicada la cuestión alimentaria como mecanismo de control.

Lo que implica la alimentación en la salud no es cosa sencilla ni de escaso valor. No siendo este un

estudio de ciencias exactas, sin embargo, parece mejor tocar tangencialmente la problemática.

Aunque parezca obvio, no está de más recordar la importancia que tiene una dieta sana y nutritiva para llevar una vida en la que se pueda decidir sobre el propio presente y el propio futuro, elemento central del desarrollo humano según lo proponen las Naciones Unidas (PNUD). La consideración de factores nutricionales, no sólo de aquellos clásicos como la suficiencia de micronutrientes, sino también de otros como la calidad de los productos consumidos (presencia de residuos de agrotóxicos, transgénicos, etc.) y el balance energético, es hoy un elemento fundamental en el control de la salud. No en balde uno de los problemas de salud muy frecuentes entre las clases medias y bajas es la obesidad, no la desnutrición (Aguirre), señal de una alimentación de mala calidad.

El problema medioambiental sí es una cuestión que toca lo alimentario y al mismo tiempo lo político y hasta lo filosófico. El calentamiento global y el consecuente cambio climático son factores que inciden directamente sobre las posibilidades de producción de alimentos de una sociedad.

Malthus fue quien expuso por primera vez de manera explícita la preocupación por que no pudiese existir una capacidad física en la naturaleza para producir alimentos suficientes para una población humana que experimentaba un crecimiento en razón geométrica. Hasta hoy, sin embargo, los recursos de la naturaleza y la capacidad productiva, salvo períodos excepcionales, han demostrado ser suficientes para abastecer al conjunto de la humanidad, aun considerando los saltos demográficos que ha experimentado la misma. Esto lleva a Ziegler, relator de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, a preguntar a la 62 Asamblea de las Naciones Unidas, cómo es posible que, habiendo alimentos suficientes para todos los seres humanos, existan 854 millones de personas que no tienen garantizado el derecho a una alimentación adecuada. El problema, responde él mismo, está en la distribución, no en la producción ni en la capacidad productiva. He aquí que se inicia el problema filosófico.

Yendo al campo literario, aunque escape de la rigurosidad científica, se pueden extraer algunas ideas que permitan profundizar en esta cuestión filosófica. Cuando Saramago, en su Ensayo sobre la Ceguera, crea un escenario hipotético de lo que sería una ‘aldea’ de no videntes, describe cómo los primeros y más graves conflictos entre los ciegos se desatan a la hora de repartir los alimentos.

¿Quién los busca?, ¿quién los reparte?, ¿quién roba y quién cede su parte? Otros problemas como la higiene y el aseo personal, por no mencionar cuestiones más efímeras, aunque no pasan

desapercibidos, pueden ser postergados en su tratamiento. El alimento no. Es comer o morir. Son ricas las escenas en las que se describe cómo surgen las luchas, la división de los grupos de poder a partir de la distribución de alimentos. ¿No sucede acaso hoy en el mundo algo similar? ¿No es la nuestra una ‘aldea global’ en la que habiendo comida suficiente para todos, a algunos no les llegan ni siquiera los restos de lo que comen otros? Y nadie “ve” que esto sucede. Por más que unos estén concientes de estas injusticias no se enseña a luchar contra ellas, ni la religión, ni mucho menos la educación. Y esto lleva a uno de los problemas principales de la filosofía antropocéntrica: ¿estará en la naturaleza del hombre el egoísmo?, ¿será que el instinto primario de lucha por la supervivencia de los animales se ha convertido en el hombre en otras formas de egoísmo más refinadas? Cuando falta algo tan básico como el alimento, o la capacidad visual, es cuando podría llegar a aflorar, sin máscaras, lo más profundo de la naturaleza humana. Ya hacia el final de la obra de Saramago, cuando todos han perdido la vista, simple pero fundamental capacidad orgánica, la humanidad se convierte en una multiplicidad de tribus urbanas, algo así como manadas de animales cuyos tiempos, casi en su totalidad, los invierten en buscar comida, lo más primitivo de nuestra naturaleza. Pero, como se decía, esto es filosofía. No se dedicará más tiempo a la problemática filosófica ya que la misma escapa también al pretendido rigor científico de este escrito, aunque, por una cuestión de honestidad intelectual, se debe afirmar que se parte aquí de una creencia en la dignidad humana universal como principio ético guía.

El límite separador entre las ciencias humanas es siempre difuso, por ello, y aunque apenas se ha excluido el punto de vista filosófico de este estudio, al mencionar lo sociológico se volverá a dar con él. Aún así, desde la sociología se tratará de, sin caer en un empirismo positivista, ceñirse al método científico que la caracteriza y diferencia de la filosofía. Los principios que orientan la mirada del científico parten de una visión del mundo particular, en este caso, se adopta el de la sociología crítica. Desde ésta se puede afirmar que el alimento es la base primera de la estructura económica de la sociedad. “El ‘hambre’ es una ‘necesidad’ material y por lo tanto requiere una naturaleza exterior, un ‘objeto’ exterior, para poder satisfacerse y asegurarse” (1978: 421) y debido a que “todo lo que se suele llamar ‘historia universal’-verdadera historia natural del hombre- no es más que la producción del hombre por el trabajo humano” (1978: 387 y 423), se puede afirmar que la función más básica del trabajo humano es la obtención del sustento, valga decir, el alimento. Esta mirada no es sólo propia de la sociología crítica, sino que también, a lo largo de los siglos, filósofos, pensadores y economistas han atribuido a la agricultura el papel principal en las economías territoriales y se ha llegado a afirmar que la misma era la única fuente de riquezas que tenían los pueblos (desde los griegos, llegando a los fisiócratas). El hambre es una cuestión social, el modo de producir, distribuir y consumir los alimentos sienta las bases profundas de una estructura de relaciones y por tanto estos procesos no pueden ser ignorados a la hora de emprender un estudio enfocado en el ser humano, ya sea como sujeto social o como sujeto biológico.

Otra cuestión que hará colisionar varias disciplinas es la economía. El término economía deriva del griego, y se refiere a la buena administración de lo que uno tiene. En los libros actuales, sin embargo, se la define básicamente como una ciencia que se ocupa de establecer en una sociedad dada qué se produce, cómo y para quién. Desde este punto de vista, una preocupación infaltable en toda sociedad será la producción de alimentos, ya que, como apenas se ha mencionado, no hay vida posible ni, por tanto, sujetos que se puedan encargar del problema económico y relacionarse entre sí formando una sociedad, sin alimentos. Uno puede preguntarse entonces, hoy día ¿cuál es el rol que juegan los alimentos en la planificación económica de una sociedad? Cuando se habla de qué producir, se da cada vez más importancia a los commodities y se ignora la producción alimentaria.

Este es el caso de la soja, de la caña dulce y otros productos actualmente muy promocionados como trampolines al desarrollo. Cuando se habla del cómo, se ignora a la población campesina y se aboga por una mecanización que excluye a cientos de miles de trabajadores. Cuando se habla del para quién, se olvidan los mercados locales y se mira casi exclusivamente hacia países lejanos que puedan ofrecer mejor remuneración monetaria para que el ingreso de divisas pueda reactivar la economía nacional. Pero, si se considera la cantidad de personas hambrientas hoy en el Paraguay ¿no se podría aplicar la parábola del agua y los diamantes para definir las políticas productivas? Dicho de otra forma ¿no es infinitamente más valioso hoy tener con qué satisfacer la demanda de alimentos de un pueblo famélico, antes que buscar la reactivación macroeconómica nacional?

Necesidad básica ésta para impulsar la educación y la capacidad productiva del trabajo, elementos fundamentales del desarrollo humano. Y, en este contexto ¿cómo entender los actuales procesos de promoción de los agrocombustibles cuando que los mismos significan una renuncia a la producción alimentaria para mantener los niveles de consumo de las sociedades del centro? Y aquí se vuelve a lo político. Si una empresa como Cargill controla el 40% de la producción agrícola nacional, según aparecía en su página web en noviembre de 2007, ¿qué capacidad se puede esperar que tenga el pueblo paraguayo de autodeterminarse? Todas estas son cuestiones sobre las que se tratará de arrojar luz más adelante.

Siguiendo con el recorrido de disciplinas que estarían involucradas en la cuestión alimentaria, y ya para culminar, no se puede obviar la antropología. Según Levi Strauss, son las costumbres de cama y mesa los pilares básicos de una cultura. ¿Qué decir hoy de la cultura alimentaria paraguaya, cada vez más reducida por la influencia de los mercados internacionales?, ¿existen aún vestigios de ésta, o de éstas, considerando que actualmente la población es mayormente urbana?, ¿cuál es el impacto de la migración rural urbana?

Luego de haber visto este pantallazo de disciplinas que pueden hacerse cargo de la cuestión alimentaria, se tienen, al menos, dos conclusiones preliminares. En primer lugar, y como se decía al principio, que la cuestión alimentaria es de una complejidad considerable y que un estudio que la tome como cuestión central debe tener en cuenta esta condición. En segundo lugar, que se debe definir desde qué perspectiva se tratará la cuestión alimentaria, ya que un estudio omnidisciplinario no siempre resulta posible, por las limitaciones temporales y materiales. En este caso, como ya se definía, de las disciplinas apenas expuestas, se considerarán aquellas que permitan con cierto rigor científico, desde el punto de vista humanístico, observar la cuestión alimentaria y formular hipótesis causales en base a las variables intervinientes.

1 Los documentos Santa Fe, redactados en los años 80, se han destinado a orientar ideológicamente la política de los Estados Unidos hacia América Latina.

 


 

 

 

Nº 117. Estrategias e impactos del avance de los agronegocios sobre el sistema alimentario en Py - Diego Se... by portalguarani

 

Fuente digital : http://www.baseis.org.py

Registro: Agosto 2011

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