CREACIÓN DE BANCOS : 1887 - BANCO HIPOTECARIO

Por ARTURO RAHI

CREACIÓN DE BANCOS : 1887 - BANCO HIPOTECARIO

El 1° de Abril de 1887 el gobierno paraguayo pidió al Parlamento que estudiara la posibilidad de dictar una ley que permitiera el funcionamiento de un banco hipotecario, que facilitara préstamos a mediano y largo plazo con este tipo de garantía real. Que el gobierno lo pidiera, pese a que el país vivía bajo un permanente estado de iliquidez y con una moneda permanentemente presionada por la inflación y pérdida de valor, y el Parlamento lo autorizara por Ley del 2 de Agosto de 1887, nos dice claramente que ambas ramas gubernativas desconocían los resultados de la inflación monetaria sobre el valor de la moneda en operaciones crediticias a mediano y largo plazo.

La ley citada autorizó al señor Guillermo Godio a abrir y operar con el Banco Hipotecario durante 40 años. También nos preguntamos qué conocimiento tenía este señor de los problemas monetarios para adquirir semejante responsabilidad, a menos que tuviera otras razones muy especiales.

Su capital fue fijado en la suma de $ 3.000.000 y podía iniciar sus operaciones con el 10% de esta suma, es decir $ 300.000 que debía estar representado por cédulas hipotecarias garantizadas.

La administración del banco estaría a cargo de once directores titulares y tres suplentes. De los titulares, tres los debía nombrar el gobierno. Conviene explicar en qué consistió el sistema, ya que difiere fundamentalmente de los créditos hipotecarios que conocemos y con los que se opera normalmente. Quien recurría al banco en procura de ayuda, entregaba su propiedad en hipoteca, pero no recibía dinero alguno como contrapartida, sino las mencionadas cédulas hipotecarias garantizadas que éste debía negociarlas o venderlas en el mercado local o internacional, al precio naturalmente, que obtuviera por ellas. Esto nos está dando la respuesta a la pregunta de cómo podía alguien atreverse a dar préstamos a largo plazo, que planteáramos antes.

Como el sistema no obtuvo los resultados pretendidos el banco prácticamente no operó. Ni el mercado local, que bien sabemos era muy pobre, ni el internacional se abrieron a la creación de fondos que fueran destinados a la adquisición de las cédulas, resultado este, previsible desde luego.

Los directores del banco solicitaron al gobierno que los ayudara a salir de apuros, pero no obtuvieron ninguna ayuda. A finales de Septiembre de 1891, la Asamblea de Accionistas resolvió la liquidación del banco, lo que comenzó a efectuarse a partir del 1° de Diciembre de 1891.