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THOMAS L. WHIGHAM

  EL COMERCIO PILARENSE (Obra de THOMAS WHIGHAM)


EL COMERCIO PILARENSE (Obra de THOMAS WHIGHAM)

EL COMERCIO PILARENSE

Obra de THOMAS WHIGHAM

 

Francia nunca cerró por completo las puertas al comercio exterior. Cerró Asunción, pero mantuvo dos "puertos libres" en el sur del país. El más importante era Pilar del Ñeembucú, ubicado al norte de la confluencia del río Paraguay con el Paraná. El pueblo había sido fundado en 1779, para repeler las invasiones de indígenas en la región, y a mediados de la última década del siglo XVIII su población ascendía a casi 2.000 habitantes. (69). Francia transformó este pequeño puerto en el punto central del comercio del Paraguay con Buenos Aires, Montevideo y las provincias de abajo.

Aun durante los períodos más conflictivos, salieron de Pilar algunos artículos con destino a los puertos ubicados río abajo y llegaron productos importados. En 1818, por ejemplo, el libro mayor de aranceles porteños registró la llegada de grandes cargamentos de yerba, dulces, tabaco y otros productos procedentes del Paraguay.

Por lo menos otros trece buques realizaron el riesgoso viaje entre los dos puertos durante el siguiente año. (70)

Hacia 1822 se vislumbraba un futuro favorable al comercio de Pilar. A principios de dicho año, Francia recibió un mensaje del Gobernador de Corrientes, el reformador Juan José Fernández Blanco (1778-1825). Al notar el fracaso de los monárquicos en la región del Plata, Fernández Blanco propuso amistad al líder paraguayo y ofreció la apertura del comercio en los ríos. El correntino era tan fiable como lo expresaba en sus palabras y el 30 de enero, arribó a Pilar un barco paraguayo proveniente de río abajo con un enorme cargamento de mercaderías. (71)

Fernández Blanco combinaba el talento ejecutivo con la prudencia y la honestidad. Había dedicado muchos años al comercio ribereño, prestando servicios junto a su hermano en la principal aduana de Corrientes durante los últimos años de la colonia. Además, el Gobernador era propietario de una de las mayores curtiembres de Corrientes y había hecho negocios con Buenos Aires en muchas ocasiones.

Su profundo conocimiento del comercio lo convirtió en un excelente portavoz del Cabildo, que había resurgido como el Honorable Congreso Provincial, dominado como siempre por comerciantes y ganaderos. Fernández Blanco sabía que, si no podía entablar amistad con Francia, aún tenía la posibilidad de ganarse un socio comercial.

Con la regularización del comercio en Pilar efectuada por Francia, ya no se permitía a los barcos acercarse a Asunción. En lugar de ello, un piloto y su escolta reunían en Curupayty a todos los barcos que zarpaban de Corrientes con destino al Paraguay y los escoltaba desde allí hasta Pilar, donde las mercaderías eran inspeccionadas y se pagaban los impuestos. Las muestras con las facturas y listas de precios eran enviadas a la capital para que Francia las estudiara y diera permiso para la descarga.

Las compras más comunes del Estado eran armas, municiones, papel, libros y periódicos extranjeros. Los comerciantes minoristas paraguayos, algunos de los cuales habían venido de pueblos tan lejanos como Villarrica e Ybytymí, estaban ansiosos por comprar ponchos, aceite, chocolate, vinagre, vino, ropas y herramientas. (72) Francia personalmente juzgaba la calidad de las mercaderías, a veces bajando sus precios de modo arbitrario, y en otras ocasiones rechazándolas en su totalidad. (73) Sin embargo, casi no tocó el comercio interno ni se interesaba mucho en él.

La década de 1820 marcó el comienzo de un comercio limitado pero bastante regular y que sobrevivió incluso a Francia. Aparte de las ganancias obtenidas en el proceso, la conexión Pilar-Corrientes fue oportuna para los intereses políticos de los gobiernos altoplatenses y frustró el deseo porteño de mantener divididas a las dos provincias. En realidad, Corrientes generalmente era considerada miembro de la "familia".

El gobierno provincial situado en el puerto de Corrientes había demostrado poco interés en la independencia formal, y raras veces pudo hacer sentir su presencia en el interior de la provincia. En estas condiciones, los hacendados y chacareros de Corrientes pensaban en sus propios intereses y a pesar de carecer de un Dr. Francia que los uniera, compartían la aversión del Dictador por los porteños. Sin embargo, la debilidad del Estado correntino hizo insostenible, a la larga, su existencia como entidad autónoma.

Buenos Aires vio, de modo comprensible, al Paraguay como una provincia disidente y en consecuencia, un ejemplo peligroso. El comercio entre la antigua capital virreinal y una provincia rebelde no podía ser tolerado oficialmente, pero las restricciones legales e impedimentos al comercio entre Corrientes y Buenos Aires eran menores. Por eso en Pilar se cargaban en barcos grandes cantidades de productos paraguayos que eran transportados una corta distancia hasta Corrientes y después reexportados a Buenos Aires como de procedencia correntina.

Las importaciones se movían de igual manera hacia el norte 74. La inestabilidad política en realidad favoreció en ciertas épocas la integración regional del Alto Plata. En tanto las necesidades inmediatas estuvieran satisfechas, poco importaban las provincias de abajo. Los comerciantes y los gobiernos podían obtener ganancias en ambos lados del Paraná.

A mediados de la década del 1820, el comercio en Pilar se desarrollaba libremente y una pequeña comunidad de comerciantes extranjeros trabajaba allí bajo la protección de Francia. Entre estos hombres se encontraban correntinos, porteños, genoveses y algún inglés. (75) Ellos debieron ver Pilar como un lugar primitivo, donde los guardias del puerto se divertían enlazando yacarés, cuya grasa usaban como medicina. Los habitantes del pueblo -hombres y mujeres- pasaban los días más calurosos bañándose desnudos en el río. (76)

Los escasos registros existentes indican que el comercio permaneció activo en Pilar durante toda la década. En 1827, la arroba de yerba se vendía en Corrientes por el doble que en Asunción. Los ansiosos comerciantes del sur estaban dispuestos a entregar armas y mercaderías de todo tipo en trueque de la yerba. (77)  En agosto del mismo año, tres barcos llegaron de Buenos Aires cargados de vino, armas de fuego y estaño, todos trocados por yerba y tabaco.

Pocas semanas después, el comandante de Pilar informó sobre la llegada de cuatro barcos de río abajo, resaltando que "todos aquéllos que provenían de Corrientes ahora querían únicamente yerba. (78)

Paralelamente al incremento del comercio legal, también aumentaron las transacciones de contrabando. En 1826-27, el comercio ilegal provocó el arresto de varios comerciantes españoles, cinco de los cuales fueron fusilados por esas transgresiones. (79)  Otros siete fueron multados con 41.200 pesos por el contrabando realizado, una suma casi equivalente al 50 por ciento de los ingresos del Estado en dicho año. A pesar de las excesivas multas, el comercio ilegal era demasiado lucrativo para abandonarlo totalmente.

Dos artículos importados en Pilar merecen ser mencionados especialmente: el algodón y los ponchos, ambos de Corrientes. La tesis del "desarrollo autónomo" atribuye un alto grado de autosuficiencia al Paraguay en el período de Francia, pero estas importaciones, que se dan en volúmenes considerables durante la década de 1820, sugieren que los paraguayos carecían incluso de materia prima para sus vestimentas. (80)  Que los correntinos aún usaran en esa época ponchos elaborados por los nativos, permite dudar también de otro precepto de la escuela dependentista: qué la producción artesanal local quedó arruinada por la entrada de tejidos británicos baratos. Aunque este fenómeno ocurriera efectivamente, sus efectos eran menos pronunciados en el Alto Plata de lo que los autores dependentistas nos dan a entender.

Mientras que 1827 se perfilaba como el año pico para el comercio durante el período de Francia, el comercio en Pilar se mantuvo en una base limitada durante la siguiente década. La tabla 1.2 indica el nivel de exportación en este período y su posterior incremento, resultado de mejores condiciones comerciales en el Paraná. Ciertamente, aunque Francia nunca prohibió por completo el comercio en los ríos, tampoco demostró interés en aumentarlo hasta alcanzar los altos niveles de fines del período colonial. El Paraguay no recuperaría esa escala de actividad comercial hasta 1852, mucho después de la muerte del Dictador.

Aunque Francia favorecía una economía paraguaya esencialmente cerrada, mantuvo cierto margen de tolerancia para un comercio exterior que beneficiara los intereses del estado. Así, el comercio tomó decididamente un carácter político: fue utilizado para obtener el metálico y el papel necesario para la burocracia del Gobierno y, lo más importante, para adquirir armamentos y otros materiales necesarios a la defensa. A la muerte de Francia en 1840, la estructura socioeconómica del país se asemejaba a la de 1820. En cuanto a la política externa, alentando el total aislamiento del mundo exterior, Francia impidió la reabsorción del Paraguay dentro de la esfera de dominación porteña e impuso de esta manera una agenda política diferente para el Alto Plata.

Al iniciar ese limitado comercio en Pilar, Francia se negó a convertirlo en algo más que un centro secundario; sus esfuerzos estaban dirigidos sólo a lograr el reconocimiento de Buenos Aires. Falleció antes de ver al comercio de Asunción sustituir al de Pilar. Francia demostró durante mucho tiempo su disposición para tratar con los comerciantes provenientes de Corrientes y de otros lugares, pero las consideraciones políticas específicas, como el reconocimiento de la soberanía y la independencia paraguaya, estuvieron siempre en primer lugar. El legó esta postura inflexible a los regímenes que le sucedieron.

 

TABLA 1.2 - EXPORTACIONES DE PILAR DEL ÑEEMBUCÚ

(En arrobas)   / 1829 / 1832/ 1835/ 1838/ 1845ª/ 1847-1848b

Yerba / 7.525/ 2.562/ 6.286/ 5.317/ 81.988/ 28.455

Tabaco           / 1.592/ 798/ 1.388/ 1.557/ 23.072/ 125.708

Sal/ ---/ 1.913/ 1.121/ 3.410/ 1.884/ 1.791

Miel/ ---/ 1.256/ ---/ ---/ 2.175/ 3.320

Almidón/ ---/ ---/ ---/ ---/ ---/ 2.003

Azúcar           / ---/ ---/ ---/ ---/ 228/ ---

Dulces/ ---/ ---/ ---/ ---/ 3.172/ 7.099

Cigarros/ ---/ ---/ ---/ ---/ 120/ 780

Crin de caballo/ ---/ ---/ ---/ ---/ ---/ 2.716 (en números absolutos)

Barriles de aguardiente/ 1.645/ 1.231/ 1.305/ 1.900/ 4.140/ ---

Cuero sin curtir/ ---/ ---/ ---/ ---/ ---/ 14.076

Suelas / ---/ ---/ ---/ ---/ 1.076/ 9.740

 

(a) Otra fuente de archivo cita una cifra de exportación más baja para 1845, pero el documento parece estar incompleto. Ver Mapa de exportación de la República del Paraguay en el año de 1845, ANA. SH 267.

(b) Esta cifra abarca desde marzo de 1847 hasta septiembre de 1848.

FUENTES: Resumen de exportación (1845), ANA. SH 274; Frutos extraídos de Pilar, 30 de septiembre de 1848, ANA. NE 866; White, Paraguay's Autonomous Revolution, pp. 239-41,243.

 

 

(69) Azara, Descripción e historia, 1:330

(70) Guías de aduana, 1817-1819. AGN X-37-1-16-18.

(71) Pedro Nolasco Torres a Francia. Pilar, 30 de enero de 1822, ANA. SH 383.

 (72) Ver, por ejemplo, Francia a José Tomás Gill, comandante de Pilar. Asunción, 12 de diciembre de 1825, ANA. NE 708; Francia a Gill. Asunción, 24 de enero de 1827, ANA. NE 3411.

(73) Francia con frecuencia investigaba los detalles de estos temas minuciosamente. En una ocasión en 1825, él observó que un embarque de harina cien llegado "es pasable, aunque ya le ha tomado el mal olor". Francia a Gill. Asunción, diciembre de 1825, ANA. NE 708.

(74) John Hoyt Williams, The Rise and Fall of the Paraguayan Republic, 1800-1870 (Austin, 1979), p. 72.

(75) Con relación a la presencia extranjera en Ñeembucú, ver Pedro Nolasco Torres a Francia. Pilar, 17 de marzo de 1822, ANA. SH 383; Bando de Francia. Asunción. 14 de julio de 1825, ANA. SH 442, n° 1; Francia a Gill. Asunción, 18 de julio de 1826, ANA. NE 1242.

(76) Alfredo Viola, "El diario de Nicolás Descalzi", Anuario del Instituto de Investigaciones Históricas Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia 4:4 (1982), pp. 43-44 y pássim.

(77) Gill a Francia. Pilar, 20 de febrero de 1827, ANA. SR 394, n° 1.

(78) Citado en John Hoyt Williams, "Paraguayan Isolation under Dr. Francia: A Reevaluation", Hispanic American Historical Review 52 (Febrero 1972), pp. 108.

(79) Viola, "El diario de Nicolás Descalzi", pp. 42-43.

(80) Para ejemplos, ver Guía de Miguel Gerónimo Núñez. Pilar, 23 de diciembre de 1822, y Guía de José Mariano Núñez. Pilar, 15 de agosto de 1828, ambos en ANA. NE 1847, y Juan Tomás Gill a Francia. Pilar, 13 de junio de 1827, ANA. NE 2568. Las importaciones de lana a Pilar también fueron evidentes durante mediados de 1830; ver Guía de José Ramón Benítez. Pilar, 3 de octubre de 1833, ANA. SH 233, n° 1.

 

Fuente:

LO QUE EL RÍO SE LLEVÓ

ESTADO Y COMERCIO EN PARAGUAY Y CORRIENTES,  1776-1870

Obra de THOMAS WHIGHAM

Biblioteca de Estudios Paraguayos - Volumen Nº 75

Director: JOSÉ ZANARDINI ,

Colección Bicentenario a cargo de IGNACIO TELESCA

Biblioteca de Estudios Paraguayos

CEADUC – CENTRO DE ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS

DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA "NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN"

Página web: www.ceaduc.uca.edu.py

Asunción – Paraguay, 2009 (372 páginas).






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