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LUIS G. BENÍTEZ (+)

  BREVE HISTORIA DE GRANDES HOMBRES (Obra de LUIS G. BENÍTEZ)


BREVE HISTORIA DE GRANDES HOMBRES (Obra de LUIS G. BENÍTEZ)

BREVE HISTORIA DE GRANDES HOMBRES

Obra de LUIS G. BENÍTEZ

Ilustraciones de LUIS MENDOZA, RAÚL BECKELMANN,

MIRIAM LEZCANO, SATURNINO SOTELO, PEDRO ARMOA.

Industrial Gráfica Comuneros,

Asunción – Paraguay

1986 (390 páginas)

 

PRÓLOGO

Esta obra del Dr. Luís G. Benítez, nos presenta a los principales protagonistas de etapas importantes de la vida nacional. Libro de denso contenido, llena un vacío en nuestra bibliografía.

Entre los Fundadores y Civilizadores, el autor reseña la trayectoria de Juan de Salazar de Espinoza, Gonzalo de Mendoza, Ruy Díaz Melgarejo, Juan de Garay, fray Luís Bolaños; los criollos Hernando Arias de Saavedra, Ruy Díaz de Guzmán, Roque González de Santacruz, Amancio González y Escobar, entre otros. Hombres que encontraron en su ideal, el impulso para las grandes realizaciones. Resalta la figura de Domingo Martínez de Irala, artífice y gobernante. A su sagacidad y temple se debe la simbiosis del español y el guaraní.

El hidalgo de Castilla, el aguerrido vasco, el andaluz intrépido y el valiente extremeño, encontraron en la mujer aborigen, un símbolo de su conquista. La madre de tez cobriza enalteció a sus hijos con amor y solícitos cuidados. De esa unión nació el mestizo paraguayo, que trajo de su ancestro autóctono, ese valor soberano que Rodó llamó "el ser de las naciones". Pronto el mestizo fue la célula social visible y mayoritaria. Era el fruto de una integración política y biológica que amalgamaba dos civilizaciones.

La actuación de los próceres de la Independencia enaltece a los mancebos de la tierra. La semblanza de estos gallardos hijos de la tierra, está presentada con pulcritud y autoridad crítica.

José Gaspar Rodríguez de Francia; el estudioso de Córdoba, el abogado incorruptible, el gobernante austero y riguroso, el ideólogo de un sistema de gobierno, es estudiado a plenitud en sus luces y sombras. Y queda latente su voluntad tenaz, sin claudicaciones, de preservar y consolidar la independencia nacional. Fulgencio Yegros, Pedro Juan Caballero, Fernando de la Mora, Francisco Javier Bogarín, Mariano Antonio Molas y otros, cierran el marco de la brillante generación de la gesta emancipadora de 1811.

Carlos Antonio López, de hondas raíces paraguayas, pronto se destacó por su vitalidad intelectual, su clara inteligencia y su don de conductor. El Prof. Benítez refiriéndose a su obra le reconoce el gran mérito de haber organizado el país sobre bases jurídicas, con la Constitución de 1844 como su principal instrumento institucional. Las obras públicas, la cultura, la producción económica, fueron notablemente promocionadas. Carlos Antonio López reafirmó nuestra independencia siguiendo la línea del Dr. Francia; transformó al Paraguay en una nación progresista. Fue un estadista que marcó nuevas pautas a la República.

Al referirse a Francisco Solano López, lo estudia con acierto en su triple dimensión de gobernante, diplomático y militar. Imbuido de ansias de progreso, se le debe valiosas iniciativas de trascendencia económica, social y cultural. En la guerra no tuvo un Estado Mayor de estrategas. En el tráfago de la lucha a ultranza, sin miramientos ni claudicaciones, el juicio iniciado en San Fernando, empaña sin embargo la dimensión humana del Mariscal y de sus Fiscales de sangre.

El Dr. Benítez en la conclusión de su semblanza, nos presenta al mariscal López como el símbolo del Paraguay heroico. Luchó con enorme entereza y orgullo por sus ideales de grandeza y honor nacional. Y murió como un grande de la historia. La actuación de los Generales de la gran Epopeya, destaca el valor, pundonor, vocación de sacrificio y amor a la patria de Barrios, Díaz, Resquín, Bruguez, Aquino, Caballero, Roa, Delgado, Escobar.

El autor juzga con fidelidad la labor de los gobiernos posteriores a la tragedia. Juan Bautista Gill, estudiante de medicina en la Universidad de Buenos Aires al iniciarse la guerra, surgió con Cándido Bareiro y Bernardino Caballero como jefes del "Lopizmo". Su gobierno, con la firma del Tratado de Paz con la Argentina, preservó kilómetros de territorio chaqueño, Pilcomayo arriba hasta la Bahía Negra, mediante el Tratado Machaín-Yrigoyen. Afirma que los mandatos de Bernardino Caballero y Patricio Escobar fueron trascendentes para la República. José Falcón, Benjamín Aceval, Alejandro Audibert, Juan Crisóstomo Centurión, Fulgencio Ricardo Moreno, Juan Cancio Flecha, Manuel Domínguez, fueron los paladines que defendieron nuestros hitos fronterizos con Bolivia.

El autor analiza a profundidad la gestión política y diplomática de la preguerra del Chaco. Singulariza la diligencia del presidente Eligio Ayala, estadista probo y visionario. Mediante su acertada gestión financiera y sus iniciativas en materia de defensa nacional, el Paraguay pudo contar con el valioso apoyo logístico de los cañoneros y recursos humanos; jefes y oficiales, de gran significación. También reseña la trayectoria de otros ilustres paraguayos, que con inteligencia, integridad moral y profesionalidad, contribuyeron a salvar al país de la mutilación y la deshonra. Valgan los nombres de Jerónimo Zubizarreta, Luís A. Riart, José Bozzano, Camilo Recalde, Sampson Harrison, J. Isidro Ramírez, Juan Stefanich, Vicente Rivarola.

Al presidente Eusebio Ayala, líder civil durante esa contienda, le reconoce su acertada conducción, su inteligente relación con el alto mando militar, el equilibrio de la economía nacional, sin olvidar alguna concesión diplomática como el armisticio después de Campo Vía. Entre los conductores de nuestro ejército victorioso destaca al mariscal José Félix Estigarribia, a los coroneles Juan Manuel Garay, Nicolás Delgado, Carlos J. Fernández, Rafael Franco, Luís Irrazábal, Eugenio Garay y otros jefes de gran mérito.

La Iglesia también protagonizó jornadas de significación en la vida nacional. En los movimientos comuneros y en el de la independencia, varios miembros del Clero asumieron la responsabilidad doctrinaria y la conducción de esos acontecimientos cívicos. El gobierno de la diócesis asunceña, recuerda a Fernández de Latorre, Bernardino de Cárdenas, Basilio López, Juan Gregorio Urbieta, Marco Antonio Maíz, Manuel A. Palacios, Pedro Juan Aponte, Juan Sinforiano Bogarín, Aníbal Mena Porta. Y los abnegados sacerdotes Juan Manuel Idoyaga, F. Solano Espinoza, J. del Carmen Moreno, Egidio Cardozo y varios más, que ofrendaron su vida en defensa de la patria.

La formación moral del pueblo paraguayo se debe en gran medida a la prédica de la religión cristiana. El paraguayo plasmó su espíritu en la vocación de servicio y en la falta de codicia; fue siempre un hombre sobrio y equilibrado. Su patrimonio constituye su buen nombre de CARAI y no el abultado atesoramiento de riquezas materiales.

El libro rescata también la labor intelectual de los CIENTIFICOS, de los JURISTAS, de los HISTORIADORES, de los MAESTROS, de los POETAS y ARTISTAS. Cada capítulo reseña con mucho acierto la trayectoria profesional de los mejores exponentes de la intelectualidad paraguaya.

El Dr. Luís G. Benítez nos hace recorrer itinerarios ordenados del quehacer nacional, a través de los protagonistas que marcaron hitos luminosos en los ámbitos de su actuación. Se podrá disentir con el autor acerca de algunos juicios, pero sin desmerecer el valor cultural de esta significativa investigación, que resume la vida de unzas 315 figuras representativas de nuestra historia. Es una obra que ha de merecer la aprobación de los estudiosos y de todos aquellos interesados en conocer la trayectoria y los entronques familiares de tantos nombres representativos de la vida nacional.

Este compendio biográfico, integra ya el patrimonio cultural de la República.

Dr. MIGUEL ÁNGEL PANGRAZIO


INTRODUCCIÓN

Nuestra historia política y cultural, en un lapso de más de 4 siglos, ha tenido protagonistas de relevancia. De la mayoría de ellos no hay un conocimiento generalizado, y por una razón inexplicada, ha tenido muy escasa o ninguna divulgación en muchos casos, aquellas informaciones referidas a cuestiones personales; padres, lugar de nacimiento y proyección familiar. Por una razón u otra, hay datos ya imposibles de obtener; ni por referencias documentales, bibliográficas o personales. No obstante, aún hoy el conocimiento personal y la tradición familiar constituyen fuentes muy importantes, pero el transcurrir del tiempo ha ido mermándolas. Valga el sgte. ej., en repositorios institucionales ni en referencias documentales o bibliográficas, hemos hallado esas informaciones referidas a 2 Obispos Marco Antonio Maíz y Juan Gregorio Urbieta. De éste pudimos allegarlas mediante referencias personales, no así del primero. Los vaivenes de nuestra vida política; guerras civiles, revoluciones, allanamientos, saqueos, exilios, han motivado destrucciones o pérdidas de bibliotecas, archivos o documentos irreemplazables.

Múltiples son las razones de la carencia de fuentes editas o inéditas; la pérdida o deterioro de documentos y anotaciones, la escasez de investigadores, el desconocimiento u ocultamiento de la identidad paterna en los casos de los hijos naturales, una situación muy generalizada a partir de la guerra del 64/70. De muchos pro - hombres de nuestra historia; Presidentes de la República, Ministros, Embajadores, magistrados, científicos, maestros, cultores del arte, jamás se han publicado esas informaciones, que en muchos casos son desconocidas.

Los más importantes trabajos biográficos en nuestra historia cultural se deben a Silvano Mosqueira, Justo Pastor Benítez, Arturo Bray, Arturo Alsina, Benigno Riquelme García y Raúl Amaral, en una misma línea de enfoque y análisis; diferentes de los esquemas de Carlos Zubizarreta y Manuel Pesoa, a quienes nos sumamos. Sin olvidar los calificados trabajos históricos genealógicos o biográficos de José V. Colnago Valdovinos, Pedro Antonio Alvarenga Caballero, Rafael Eladio Velázquez, Roberto Quevedo, Carlos R. Centurión y Ma. Antonia Ortellado de Fossati.

En 14 capítulos representativos de áreas específicas, procuramos presentar las informaciones objetivas y circunstancias referidas a unas 315 figuras gravitantes de nuestra historia. Paraguayos en su gran mayoría, pero también varios extranjeros, no pocos de ellos enraizados en tierra paraguaya, integran esta reseña biográfica de quienes forjaron las páginas más relevantes de nuestra historia.

Uno de nuestros propósitos iníciales fue abocarnos a protagonistas fallecidos, cuya estricta observancia significaba el marginamiento de no pocas figuras distinguidas, entre quienes, los combatientes de la guerra del Chaco, y algunos cultores del arte por ej., han cumplido una trayectoria ya irreversible. Sus aportes a la historia nacional no necesitan ya de la decantación del tiempo, lo que justifica la excepción.

Es innegable que en toda información biográfica de gente con proyección histórica, es de fundamental importancia la exactitud de las fechas de nacimiento y óbito. En muchas biografías que corren en el país, la cuestión es un muestrario de anarquía. Con el valioso apoyo del Prof. Raúl Amaral, sin duda la más autorizada fuente sobre el tema, creemos aportar datos de entera fidelidad.

LUIS G. BENÍTEZ


GALERÍA DE HONOR

 

GENERAL ALFREDO STROESSNER

Oriundo de Encarnación, nació el 3 de noviembre de 1912; fueron sus padres el señor Hugo Stroessner y la señora Heriberta Matiauda. Era cadete del 4° Curso de la Escuela Militar, cuando en base al cuerpo de jefes, oficiales, cadetes y tropas auxiliares de la institución, se constituyó el RI 6 "Boquerón", al mando de su Director, el mayor Arturo Bray. La unidad combatió heroicamente y al término del empecinado y victorioso asedio, el brigadier Stroessner recibió sus presillas de Teniente 2° de Artillería, el 1° de octubre de 1932. Tuvo destacadísima actuación como comandante de Sección de Batería 75 y de grupo de Morteros SB en el GA 1 "Gral. Bruguez", y en la 7 Div. de Infantería en Campo Jordán, Saavedra, Campo Aceval, Falcón, Pozo Favorito, Charcas, Campo jurado, El Carmen, Camino Ybybobó, Tte. Carreras Saguier, Villa Montes. Mereció innúmeras citaciones y felicitaciones de sus superiores; fue ascendido a Teniente 1° en 1934 y a Capitán en 1936. Fue designado Comandante interino el RA 1 "Gral. Bruguez", en 1945, y en efectividad en marzo de 1948, con jerarquía de Cnel. DEM. Obtuvo las palmas de General de Brigada en 1949, y dos años más tarde el grado de General de División y las funciones de Comandante en Jefe de las FF. AA. de la Nación. En 1956, y en virtud de la Ley 358, fue promovido a la máxima jerarquía de General de Ejército.

El movimiento del 4 de mayo de 1954, había llevado a la Presidencia de la República al Arq. Tomás Romero Pereira en sustitución de don Federico Chaves. Asumía así la Junta de Gobierno del Partido Colorado la responsabilidad política del cambio y propició la candidatura a la Presidencia de la República del general Stroessner, quien asumió el gobierno el 15 de agosto de ese año. Comenzaba una era de realizaciones sin precedentes en nuestra historia, que abarcan todo el ámbito material e intelectual de la República, transformada en consecuencia en una entidad dinámica y progresista. Son esas realizaciones las que justifican y respaldan la inclusión del presidente Stroessner en el sitial de honor de esta galería. En puridad, ningún gobierno de nuestra historia ha dinamizado tantas iniciativas, ha acumulado tantas obras; de aquéllas que constituyen fundamento y cauce de toda empresa civilizadora.

Una moderna Constitución elaborada y sancionada en 1967 por una soberana Convención Nacional Constituyente, que por primera vez en la historia del país, reunió a convencionales representantes de todos los Partidos políticos legalmente constituidos. Una Constitución que contempla con amplitud de miras todos los sectores de la vida nacional; a la que por un prurito de perfeccionismo, sólo se puede señalar que de los 3 poderes integrantes del Estado, el Ejecutivo fue beneficiado con ostensibles atribuciones.

- La Ley de los Derechos Civiles de la Mujer que al consagrar la igualdad civil de hombres y mujeres, establece el sólido fundamento de justicia en que se apoya la democracia.

- La Ley 903, Código del Menor, que por primera vez en nuestra historia legislativa, extiende la protección legal a todos los menores, aún en gestación, sin injustas distinciones en su condición jurídica.

- El reordenamiento judicial de la República que en el afán de una justicia pronta, sin costos onerosos, ha creado circunscripciones judiciales en las regiones más importantes del país.

- La fundación de centenares de colonias, pueblos y ciudades y la reactivación de otras: Ciudad Pte. Stroessner, Saltos del Guairá, Caaguazú, JM Frutos, JE O'Leary, JL Mallorquín, La Paloma, Hernandarias, Pte. Franco, Ayolas; son apenas nombres de los más representativos.

Cuando el general Stroessner asumió el gobierno de la República, hace 30 años, el país sobrellevaba los resabios de una larga dejadez y anarquía. Con su infraestructura para el desarrollo con más de medio siglo de atraso, cada región del país librada a su propia inercia; las más desconectadas una de otras, y aún de la capital. Esta, con escasas calles pavimentadas o empedradas, sin los servicios que caracterizan al progreso y la comodidad de las ciudades modernas: agua corriente, sistema cloacal, desagüe pluvial. Por lo demás, y salvo algunas calles; CA López, Colón, Mcal. López y España, que se extendían como brazos adentrados en la fragosidad circundante, la ciudad terminaba en la 5º Proyectada al sud, y Gral. Santos al este. Y aún éstas y más allá Olimpo, hoy Kubitschek, JF Bogado, F. de la Mora, abiertas entre la exuberante vegetación de boscajes y matorrales, cruzadas por sendas arenosas y las sinuosas profundidades marcadas por los raudales convergentes hacia el río.

Asunción era la imagen del país; una gran aldea en penumbra apenas se ponía el sol. La potencia instalada de su usina eléctrica alimentada a leña, no bastaba ni para abastecer a los suburbios. La red vial pavimentada, cuyas gestiones iníciales corresponden al breve gobierno del general Estigarribia, había llegado hasta Paraguarí, la Ruta 1, y hasta Eusebio Ayala, la Ruta 2. El servicio educativo tenía un enorme déficit cuantitativo; a nivel primario con escuelas graduadas completas solamente en las ciudades y algunas poblaciones cabeceras; a nivel secundario, un bachillerato humanístico reducido al Colegio Nacional y algunas instituciones privadas, en la Capital; las Escuelas Normales y Escuelas de Comercio en la Capital y el interior, la Universidad abierta a las posibilidades de unos pocos, en la Capital.

De lo descripto a lo realizado por el gobierno del presidente Stroessner hay una distancia sideral. La Asunción se ha transformado en una ciudad moderna, pujante y progresista; cabecera de vías de comunicaciones que llegan a todos los confines del país; palpitantes arterias por las que circulan bienes y productos de las miles de colonias habilitadas por la Reforma Agraria, que llevó a cientos de miles de conciudadanos una de las realidades más transcendentes de justicia social. Acaray primero, Itaipú después, generan la energía eléctrica que provee ingentes posibilidades. Innúmeros Hospitales y Centros de Salud, modernas y funcionales Escuelas, Centros Regionales de Educación, Colegios de Enseñanza diversificada y Colegios Técnicos, habilitantes de múltiples y modernas especializaciones, Facultades universitarias extendidas a varias ciudades del interior, preparan los recursos humanos que han de proyectar la grandeza creciente. Y como un aura bienhechora, la paz social que ambienta la armónica convivencia, el estudio fecundante y el trabajo creador.

A la gran tarea de reconstrucción nacional, contribuyó sobremanera la nueva mentalidad de las Fuerzas Armadas impuesta por su Comandante en jefe, que convirtió a sus unidades en escuelas de civismo, talleres de aprendizaje, artífices de obras públicas y obreros de acción social. Hoy los ciudadanos convocados por el servicio militar ya no tienen la opresiva sombra de las guerras civiles, que por obra de los ambiciosos sembraron de cruces los ámbitos de la Patria. Y los conscriptos convertidos en ciudadanos optimistas, instruidos en provechosas profesiones, regresan a sus lares convertidos en ciudadanos progresistas, amantes de la paz y el trabajo, útiles a la sociedad y a la Patria.

Con esta obra que rescata muchos nombres poco menos que olvidados, de auténticos forjadores de una tradición cultural de grandes merecimientos, rendimos nuestro homenaje al ciudadano - soldado que ha puesto visión de estadista, energía y patriotismo, al servicio del país; proyectado por su obra de gobierno hacia su destino de grandeza. Su nombre está indisolublemente identificado con los grandes de nuestra historia.



FUNDADORES Y CIVILIZADORES

El largo proceso de incorporación de los valores de la civilización europea en el Río de La Plata y el Paraguay, comenzó a tener efectiva vigencia a partir de la expedición del primer Adelantado. Por obra de sus Tenientes surgieron y se afirmaron hacia el interior, las primeras poblaciones, con la capitalidad de Asunción, erigida por el esfuerzo de europeos, criollos y mestizos, para "amparo y reparo de la conquista" como vaticinara su fundador con certera visión de futuro. Cada uno de los 4 Adelantados y sus Tenientes, aportó logros importantes en el sacrificado proceso de exploraciones, conquistas, fundaciones y defensas de los asentamientos, inmersos en las selvas milenarias, las extendidas llanuras, las inhóspitas marañas y los grandes ríos. Con una población, algunas pocas hospitalarias y la mas terriblemente hostiles. Y allí donde fracasaron las huestes armadas, con los imponentes caballos, armas de fuego, armaduras, sables y ballestas, los religiosos -franciscanos y jesuítas - sembraron los bienes de la conquista espiritual.

La nacionalidad paraguaya, sus valores humanos y espirituales, se originaron en la Asunción, que modestísima aldea, proveyó generosa los elementos humanos y materiales para el afianzamiento de la presencia española en el Río de La Plata. Muchos son los nombres, especialmente de los hoy casi olvidados capitanes: Nufrio de Chaves, fundador de Nueva Asunción y Santa Cruz de la Sierra, más allá de los confines del Chaco; Juan Torres de Vera y Aragón, último adelantado y sus Tenientes: Juan de Torres Navarrete, Alonso de Vera y Aragón, el Tupí, y su homónimo Alonso de Vera y Aragón, Cara de Perro, fundadores de Corrientes y Concepción del Bermejo. Con éstos termina la etapa de los Adelantados.

A la par de los hombres de armas, marcharon los religiosos con la persuasión y la acción misional. Cabe la mención muy especial de las obras jesuítica y franciscana, desarrolladas sin más apoyo y presencia que no fuera de orden espiritual. El nombre de Marciel de Lorenzana está asociado a la primera fundación jesuítica, San Ignacio Guazú; luego fue Rector del Colegio de Asunción. Otros nombres de gran significación son los del peruano Antonio Ruíz de Montoya, tal vez el más eximio estudioso y conocedor ,del idioma guaraní y autor de un gran libro, "La Conquista Espiritual". Ya en los años postreros de la presencia jesuítica, José Sánchez Labrador , fundador de Belén y autor de una historia de inigualada magnitud sobre el Paraguay colonial. De otros se habla por separado.


CAPITULO 1. FUNDADORES Y CIVILIZADORES

JUAN DE SALAZAR DE ESPINOSA. (1508/11 - II - 1560)

DOMINGO MARTÍNEZ DE IRALA. (1509/3 - X - 1556)

GONZALO DE MENDOZA. (-/21 - VII - 1558)  

RUY DÍAZ MELGAREJO. (1519/1595)

JUAN DE GARAY. (1527/ - III - 1583) 

HERNANDO ARIAS DE SAAVEDRA. (1560/21 - XII - 1631)

RUY DÍAZ DE GUZMÁN. (1560/14 - VI - 1629)

GABRIEL DE LA ANUNCIACIÓN

ROQUE GONZÁLEZ DE SANTACRUZ. (1576/15 - XI - 1628)

LUIS BOLAÑOS. (1550/11 - X - 1629)

FRANCISCO DE ZALDÍVAR

JOSÉ DE ANTEQUERA Y CASTRO. (1º - I - 1689/5 - VII - 1731) 

AMANCIO GONZÁLEZ Y ESCOBAR. (1731/1805)


PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA

Para el logro de su independencia, el Paraguay tuvo que enfrentar dos situaciones: a) el dominio español, para cuya caída bastó el incruento pronunciamiento del 14 y 15 de mayo de 1811; y b) la pretensión de la junta de Buenos Aires, a partir de mayo de 1810, de conservar en su beneficio la integridad territorial del extinguido Virreynato del Río de La Plata. La Provincia del Paraguay, todavía bajo dominio español, rechazó categóricamente esa pretensión. Fue especialmente elocuente la decisión de los jefes, oficiales y tropas paraguayos que enfrentaron victoriosamente en Paraguay y Tacuary a la expedición de Manuel Belgrano, brazo armado de las pretensiones de Buenos Aires. Producida la independencia nacional, mediante el consenso y decisión de los próceres - civiles, militares y eclesiásticos - los gobiernos de Buenos Aires siguieron insistiendo en su propósito de lograr la sumisión del Paraguay, mediante toda clase de presión: política, militar y económica.

La sola mención de la fecha de reconocimiento de nuestra independencia -1852 - muestra con evidencia cuan obstinado fue el empeño por negar aquella realidad de hecho y de derecho de que habló Don Carlos, cuando desde las columnas de "El Paraguayo Independiente", fundamentaba las razones que avalaban aquella decisión irreversible.

La lucha por la independencia absorbió el concurso ciudadano de miles de paraguayos. Desde los combatientes de Paraguarí y Tacuary, los protagonistas del pronunciamiento del 14/15 de Mayo de 1811 los sostenedores de la afirmación de nuestra emancipación en los Congresos de 1811, 1813, 1814, 1816, 1842; los jefes y oficiales y tropa que guarnecían nuestras fronteras; militantes de órdenes religiosas, capellanes de nuestro Ejército; intelectuales y artesanos empeñados en la larga vigilia, integran la extensa y honrosa nómina de 'Próceres" de nuestra independencia.

Muchos nombres, protagonistas directos de las victorias sobre Belgrano, como del movimiento de mayo y otros acontecimientos decisivos, habitualmente no son siquiera mencionados; los Quin de Valdovinos, los comandantes Luís Cavallero, Pascual Urdapilleta, los Capitanes , Gervasio Acosta, Juan Bautista Acosta, Blas José Rojas de Aranda, José Martín Fleytas, José Joaquín y Miguel Antonio Montiel, Amancio Insaurralde, Antonio Zavala; Pedro José Genes, Juan Antonio González, Francisco Barrios, Sebastián Taboada, Vicente Antonio Matiauda, son algunos de los próceres olvidados.


CAPITULO II. PROCERES DE LA INDEPENDENCIA

JOSÉ GASPAR RODRÍGUEZ DE FRANCIA. (6 - I - 1766/20 - IX - 1840)

FRANCISCO J. BOGARÍN. (1763/1836)

FERNANDO CABALLERO. (1750/-)

MANUEL A. CAVAÑAS. (-/1828)

FULGENCIO YEGROS. (1780/17 - VII - 1821)

MARIANO, ANTONIO MOLAS. (5 - IX - 1780/1844)

FERNANDO DE LA MORA. (1785/23 - VIII.- 1835)

VICENTE ANTONIO MATIAUDA. (1780/-)

VICENTE IGNACIO ITURBE. (1785/9 - V - 1837)

JUAN BAUTISTA RIVAROLA. (1785/9 - XII - 1857)

PEDRO JUAN CAVALLERO (17851/13 - VII - 1821)

MAURICIO JOSÉ DE TROCHE. (1786/1840)

JOSÉ AGUSTÍN MOLAS. (1787/-)

JUANA MARÍA DE LARA. (1760/1825)

JOSÉ FÉLIX BOGADO (1777/21 - XI - 1829)



ADMINISTRACIÓN DE LOS LÓPEZ

A 30 años de la consumación de la independencia de España, don Carlos Antonio López se abocó a la organización jurídica del Estado. Antes, en el extendido período de hegemonía francisca, no existió sino la voluntad del Supremo. En boca del Dr. Francia hubiera tenido plena vigencia las palabras de Luís XIV, "El Estado soy yo". No es que Don Carlos, y tampoco el Mariscal, haya sido mucho menos absorbente; pero con su gobierno, el Estado paraguayo se perfiló con la imagen de una organización jurídica, que regula las fundaciones de sus diversos organismos. Los hitos relevantes de la magna obra son:

la Declaración de la Independencia; a cuyo efecto, Don Carlos, todavía Cónsul, convocó un Congreso extraordinario que tomó aquella decisión, que a esa altura no era sino un formalismo necesario frente a la pretensión argentina. La precedente decisión fue complementada con la "Ley que establece el Pabellón, Escudo y Sello de Hacienda". Estos símbolos de la Patria, fueron completados poco más tarde con la adopción del "Himno Nacional", en letra y música. Y otras decisiones que evidenciaban el firme propósito de dotar de instrumentos adecuados la vida institucional del país.

Así, el "Estatuto Provisorio de la Administración de justicia" y el Reglamento para los jueces de Paz. Y una medida de denso contenido humanitario y trascendente proyección social, la "Ley sobre Libertad de Vientres", que ponía fin al nacimiento de esclavos en la República. Por razones comprensibles; la carencia de un cuerpo de juristas calificados, siguió vigente la legislación española imprescindible, así "Las Partidas", por ej.

Faltaba aún lo fundamental; un año y meses más tarde, en marzo de 1844, un nuevo Congreso aprobaba el proyecto del mismo CA López, con el título de "Ley que establece la Administración Política de la República": en puridad, la primera Constitución nacional, a cuyos preceptos habría de ajustarse en lo sucesivo la vida del país; así por ej. la especificación de los Poderes y sus atribuciones, la reunión regular de "Congresos", que conocen los mensajes del PE y aprueban sus recomendaciones; las relaciones entre el Estado y la Iglesia encaminadas mediante arduas negociaciones, que conducen a la designación de los primeros "Obispos" paraguayos.

La presidencia de Francisco Solano López; fue en todo sentido una continuación del régimen paterno, a cuyas iniciativas y realizaciones había contribuido en grado significativo.


CAPITULO III. ADMINISTRACION DE LOS LÓPEZ

CARLOS ANTONIO LÓPEZ. (4 - XI - 1792/10 - IX - 1862)

MARIANO ROQUE ALONSO. (-/1853)

JUAN ANDRÉS GELLY. (2 - VIII - 1790/25 - VIII - 1856)

DOMINGO FRANCISCO SÁNCHEZ. (20 - III - 1795/ 1º - III - 1870)

MARIANO ANTONIO GONZÁLEZ. (1808/1870)

ANDRÉS GILL. (1796/25 - IX - 1865)

PEDRO V. GILL (1835/1899)

JOSÉ BERGES. (1820/21 - XII - 1868)

ILDEFONSO A. BERMEJO. (1820/1892)

LUIS CAMINOS. (1825/1º - III - 1870)

JULIÁN YNSFRAN. (-/13 - V - 1869)       

CÁNDIDO BAREIRO. (1833/4 - IX - 1880)

GREGORIO BENITES. (25 - V - 1834/30 - XII - 1909)

FIDEL MAÍZ. (9 - III - 1828/9 - III - 1920)

DOMINGO ANTONIO ORTIZ. (1832/1888)

JORGE THOMPSON. (1840/1876)

FRANCISCO WISNER DE MORGENSTERN


LOS GENERALES DE LA GRAN EPOPEYA

En 1862, año de la asunción del general López a la primera magistratura, se cumplían los plazos de prórroga de los Tratarlos sobre límites con Argentina y Brasil. Y apenas comenzaba 1863, cuando el general Venancio Flores inicia en el Uruguay su revolución contra el gobierno blanco, con el respaldo de los gobiernos de Buenos Aires y Río de Janeiro. Se estaban dando los primeros pasos conducentes a la integración de la "Triple Alianza" contra el Paraguay. El emperador Pedro II, y los Presidentes Mitre y Flores, fueron los artífices de la Alianza. A los Ejércitos de la alianza; crecientes en número, poderosos en armas, equipos, recursos y apoyo logístico; el mariscal López enfrentó durante 5 años con precarios recursos.

A comienzos de 1864, ante el agravamiento de la crisis en el Uruguay, el paulatino endurecimiento de las tratativas por la cuestión de límites con Argentina y Brasil, el general Presidente, FS López, organizó el gran "Campamento de Cerro León", al que se sumaron otros menores para la concentración y adiestramiento de tropas, en Concepción, Encarnación y Paso de Patria. Ya desde la época de Don Carlos se venía trabajando en las instalaciones de la gran fortaleza de "Humaitá", en un estratégico recodo del Rio Paraguay. Aunque de apariencia y con fama de infranqueable, durante la guerra quedó demostrado que su artillería era completamente ineficaz para detener a la flota brasileña. Sus proyectiles chatos rebotaban por el blindaje de los acorazados. Sólo el miedo detuvo a la escuadra brasileña por más de 3 años.

La flotilla paraguaya se reducía a una unidad de guerra - el Tacuari- con casco de hierro y ya 10 años de antigüedad al inicio de las hostilidades. Todas las demás unidades eran mercantes artillados sin ninguna protección por blindaje. En general, el armamento del Ejército en operaciones era completamente obsoleto; fusiles a chispa en su mayoría. Con elementos proporcionados por la "fundición" de Ybycuí, el "Arsenal" produjo cañones y recuperó armas averiadas durante las batallas.

Con tan precarios elementos el Mariscal condujo el pueblo en armas; con el concurso de jefes y oficiales sin formación académica; a lo más con la lectura de algunos manuales militares. Así se formaron durante el fragor de las batallas, en la escuela práctica del valor, la abnegación y el sacrificio, los generales de la Gran Epopeya. Caso único en la Historia.


CAPITULO IV. LOS GENERALES DE LA GRAN EPOPEYA

FRANCISCO SOLANO, LÓPEZ. (24 - VII - 1827/1º - III - 1870

WENCESLAO, ROBLES. (-/8 - I - 1866)

FRANCISCO ISIDORO RESQUIN. (1823/1882)

VICENTE BARRIOS. (5 - IV - 1825/21 - XII - 1868)

JOSÉ ELIZARDO AQUINO. (1825/16 - VII - 1866)       

JOSÉ MARÍA BRUGUEZ. (1827/26 - VIII - 1868)         

FRANCISCO ROA. (1827/1º - III - 1870)

JOSÉ MARÍA DELGADO. (-/ 1904)

JOSÉ E. DÍAZ. (17 - X - 1833/7 - 11 - 1867)

BERNARDINO CABALLERO. (20 - V - 1839/26 - II - 1912)   

PATRICIO ESCOBAR. (17 - III - 1843/19 - IV - 1912)

GERMÁN SERRANO. ( 9 - XII - 1875)    

IGNACIO GENES. (-/1879)

PEDRO IGNACIO MEZA. (-/15 - VI - 1865)


GOBIERNO DE LA DIÓCESIS ASUNCENA

En virtud de la Bula "SUPER SPECULA MILITANTIS ECCLESIAE" del 1° de julio de 1547, el Papa Paulo III creó el Obispado del Río de La Plata, elevando así al rango de catedral a la primitiva Iglesia de Asunción, sede de la nueva jerarquía eclesiástica. Y nombró en carácter de Obispo de la nueva diócesis, a fray Juan de Barrios. En enero de 1548, el Obispo Barrios hizo ". . . la canónica fundación de su Iglesia, dándole advocación titular y estableciendo el Cabildo Catedral, con las dignidades, canongías y otros beneficios eclesiásticos, para el servicio divino y ejercicio del culto público... ".

Ya del siglo XVII fueron decisiones importantes del Obispado; las reuniones en la Asunción de los Sínodos diocesanos de 1603 y 1631, respectivamente. De las cuestiones fundamentales estudiadas en el primero de ellos, fueron las referidas a la evangelización de los naturales, para lo cual fue aprobado el "Catecismo Breve" en lengua guaraní, traducción de fray Luís Bolaños; y consecuentemente, la utilización generalizada de la lengua autóctona en la evangelización de los naturales.

Al producirse la división de la extensa Gobernación, hecha efectiva a partir de 1620, se produjo también la creación del nuevo Obispado, con sede en Buenos Aires, y llamado del Río de La Plata, pues el primero había quedado como Obispado del Guaira o Paraguay, denominación del territorio tras la desmembración. Y se estableció como principio rector que las jurisdicciones políticas y eclesiásticas serían coincidentes.

Una constante en la historia del Obispado del Paraguay, fueron las repetidas ausencias de titulares, y en consecuencia, las prolongadas vigencias de los Vicarios, Provisores, Gobernadores o       Administradores de la Diócesis. Y a partir del Obispado de fray Bernardino de Cárdenas; 1642/49, líder de la primera revolución comunera, fue también evidente la activa participación de la jerarquía eclesiástica en los agitados movimientos socio-políticos de los siglos XVII y XVIII. Y hubo memorables enfrentamientos como el del Dr. Adrian Cornejo, Gobernador Eclesiástico de la Provincia, con el gobernador Alonso Sarmiento de Sotomayor y Figueroa. Y el caso de un Obispo de Buenos Aires, frayJuan de Arregui , quien llegado a la Asunción para su consagración episcopal, se hizo líder de los comuneros y fue proclamado "Gobernador de la Provincia", en los anárquicos días postreros de la gran revolución del siglo XVIII, a la muerte del gobernador Manuel Ruyloba Calderón, en 1733.

Complementa el capítulo las semblanzas de varios sacerdotes, quienes en ejercicio de su ministerio ofrendaron su vida por la Patria.


CAPITULO V. GOBIERNO DE LA DIOCESIS ASUNCENA

PEDRO GARCÍA DE PANES. (19 - I - 1758/13 - X - 1838)       

ROQUE ANTONIO CÉSPEDES. (1775/1844)

BASILIO ANTONIO LÓPEZ. (1783/16 - I - 1859)

MARCO ANTONIO MAÍZ. (1785/15 - V - 1848)

JUAN GREGORIO URBIETA. (1785/17 - I - 1865)

MANUEL A. PALACIOS. (1824/21 - XII - 1868)

FIDELIS MARÍA DE ABOLA

PEDRO JUAN APONTE. (-1820/15 - IX - 1891)

JUAN SINFORIANO BOGARÍN. (21 - VIII - 1863/25 - II - 1949)

ANÍBAL MENA PORTA. (31 - III - 1889/29 - V - 1977)

HERMENEGILDO ROA. (13 - IV - 1865/17 - VII - 1952)


SACERDOCIO HEROICO

JUAN MANUEL YDOYAGA. (-/ 13 - VI - 1867)

JOSÉ DEL CARMEN MORENO (-/6 - XII - 1868)

JUSTO CARMELO ROMÁN. (1824/4 - III - 1870)

FRANCISCO SOLANO ESPINOZA. (1º - III - 1870)

TOMÁS VALDEZ VERDÚN. (29 - XII - 1885/28 - VII - 1959) 

EGIDIO CARDOZO. (13 - XII - 1903/4 - XII - 1932)

ERNESTO PÉREZ ACOSTA. (17 - I - 1889/28 - 1V - 1977)


INTELECTUALES Y ESTADÍSTAS EN DEFENSA DEL CHACO

En virtud del Tratado Secreto de la Triple Alianza, la Argentina se adjudicaba hasta la Bahía Negra. Brasil desalentaba cualquier posibilidad de poseer frontera común con la Argentina allá en el norte, circunstancia aprovechada por el Pte. JB Gill para lograr que las pretensiones argentinas bajaran al Pilcomayo. Firmado el tratado Sosa-Tejedor, en 1875, de Paz y Límites con la Argentina, que acordaba concesiones territoriales al norte de dicho río, el gobierno brasileño exigió perentoriamente la no ratificación de dicho Tratado y así lo obtuvo del Parlamento paraguayo, esa coyuntura abrió la posibilidad para que el canciller Machaín negociara en Buenos Aires con su colega argentino Hipólito Irigoyen, el Tratado de 1876. Para la intelectualidad paraguaya significó un apasionante reto la cláusula del Tratado que remitía a un arbitraje de jure, el mejor derecho sobre el territorio delimitado por los ríos Verde, Paraguay y Pilcomayo. El Laudo Hayes basado en una aplastante documentación histórica organizada por don José Falcón, fue el primer gran triunfo diplomático en la defensa del Chaco.

Ya don Carlos Antonio López, al comentar en El Paraguayo Independiente; la protesta Benavente en 1852, había fijado la tesis paraguaya sobre el particular: que la cuestión del Chaco no era un problema territorial sino de fijación de límites en sus confines nor-occidentales; precisamente donde termina el Chaco, porque Bolivia jamás había tenido jurisdicción sobre el referido territorio.

Pero Bolivia no renunció a sus pretensiones; por el contrario acicateada por el estado de postración en que había quedado el Paraguay tras la Epopeya del 64/70, y por la pérdida de su litoral marítimo en la Guerra del Pacífico, insistió cada vez con mayor énfasis en sus pretensiones, luego comenzó a penetrar clandestinamente en el Chaco. Surgieron así casi simultáneamente, dos grandes preocupaciones de la intelectualidad paraguaya - historiadores, juristas, escritores, estadistas - la reivindicación de la causa paraguaya y la justificación de los derechos nacionales sobre el Chaco.

La compilación de la documentación de apoyo fue realizada en los restos del Archivo Nacional, saqueado por los brasileños. En el siglo pasado cobraron relevancia los trabajos de investigación de Alejandro Audibert , en el país, y Blas M. Garay en España. A éstos siguieron con jerarquizados logros Fulgencio R. Moreno y Manuel Domínguez, entre los más calificados. Y Gerónimo Zubizarreta , en la argumentación jurídica y conducción de las negociaciones.


CAPITULO VI. INTELECTUALES Y ESTADISTAS EN DEFENSA DEL CHACO

JOSÉ FALCÓN. (1810/1881)

JUAN B. GILL. (28 - X - 1840/12 - IV - 1877)

JUAN C. CENTURIÓN. (27 - I - 1842/12 - III - 1902)

BENJAMÍN ACEVAL. (1845/5 - VII - 1900)

JUAN CANCIO FLECHA. (1866/1918)

FACUNDO MACHAÍN. (26 - XI - 1845/29 - X - 1877)

J. MANUEL SOSA ESCALADA, (10 - XI - 1860/V - 1940)

ALEJANDRO AUDIBERT. (1858/9 - VII - 1920)

JUAN B. EGUSQUIZA. (25 - VIII - 1845/24 - VIII - 1902)

MANUEL DOMÍNGUEZ. (5 - VI - 1868/29 - X - 1935)

FULGENCIO R. MORENO. (9 - XI - 1872/17 - X - 1933)

ELIGIO AYALA, (4 - XII - 1879/24 - X - 1930)  

EUSEBIO AYALA. (14 - VIII - 1875/4 - VI - 1942)

LUIS A. RIART. (13 - VII - 1880/ 11 - X - 1953)

JUAN LEÓN MALLORQUÍN. (9 - IV - 1880/17 - VII - 1947)

HIGINIO ARBO. (21 - III - 1879/25 - III - 1968)

GERÓNIMO ZUBIZARRETA (9 - X - 1880/14 - V - 1952)

J. ISIDRO RAMÍREZ. (5 - IV - 1882/17 - V - 1983)

VICENTE RIVAROLA. (5 - IV - 1883/27 - VI - 1959)

JUAN STEFANICH. (5 - V - 1889/9 - II - 1976)

CÉSAR A. VASCONSELLOS. (4 - V - 1899/17 - X - 1949)

ANTOLÍN IRALA. (28 - X - 1877/20 - IX - 1920)


LOS CONDUCTORES VICTORIOSOS

A fines de la tercera década del presente siglo, ya en vísperas de la guerra del Chaco, el Ejército paraguayo contaba con 3 Generales; pertenecían a un régimen de antigua formación profesional: Patricio Alejandrino Escobar , había desempeñado las funciones de Comandante en Jefe del Ejército y Marina nacionales; Manlio Schenoni Lugo fue Director de la Escuela Militar y era reconocida su gravitación espiritual en innúmeras promociones de oficiales. Era además, el artífice militar del equipamiento del Ejército con vistas a la guerra, a partir de la presidencia del Dr. Eligio Ayala. Por último, Manuel Rojas A.; era Comandante en jefe de las FF. AA. hasta los primeros meses de la guerra, y desempeñó sus funciones en la capital. Iniciada las hostilidades se hizo notorio que el Comandante de las fuerzas en operaciones en el Chaco - Estigarribia - actuaba sin atenerse a los criterios operativos del Comandante en Jefe, lo que hizo que esta jerarquía superior solicitara su retiro.

De los responsables de la alta conducción del Ejército del Chaco - Comandante en jefe, Estado Mayor, Comandantes de Cuerpo de Ejército - salvo Juan Manuel Garay, Jefe del EM de Comanchaco; Raimundo Rolón, Jefe de Operaciones del mismo, y Rafael Franco , Comandante del II CE; egresados de la Escuela Militar, ninguno tenía formación militar académica de base. Todos, incluido el mismo Estigarribia, se habían incorporado a las FF. AA. en comisión y fueron ascendiendo en jerarquía. Y casi todos Estigarribia, Delgado, Ayala, Irrazábal, Fernández, ya jefes con jerarquía de Mayor, realizaron cursos de perfeccionamiento en academias europeas; en Francia, Bélgica e Italia. Antes, Estigarribia e Irrazábal, aún oficiales, realizaron estudios en Chile, y en este mismo país se formó desde cadete, el Comandante divisionario de las más resonantes hazañas, coronel EA Garay. No pocos jefes eran del sector del Ejército marginado de filas con motivo de la Revolución de 1922/23; de quienes Francisco Brizuela llegó a la más encumbrada posición; Comandante del III CE.

En definitiva, la conducción militar de la guerra del Chaco fue responsabilidad exclusiva del general JF. Estigarribia, secundado por los Comandantes de Cuerpos de Ejército, y en la conducción de las unidades tácticas; Regimientos y aún Divisiones, Capitanes y Tenientes egresados de la Escuela Militar y de la Escuela de Oficiales de Reserva.


CAPITULO VII. LOS CONDUCTORES VICTORIOSOS

JOSÉ FÉLIX ESTIGARRIBIA. (21 - II - 1888/7 - IX - 1940)

JUAN MANUEL GARAY. (13 - V - 1900/15 - IX - 1967)

RAIMUNDO ROLÓN. (15 - III - 1903/17 - IX - 1981)

FRANCISCO BRIZUELA. (17 - II - 1879/14 - VIII - 1947)

GAUDIOSO NÚÑEZ. (28 - X - 1888/22 - X - 1964)

JUAN B. AYALA. (24 - VI - 1889/9 - IV - 1981)

NICOLÁS DELGADO. (19 - IX - 1892/4 - XI - 1947)     

LUIS IRRAZÁBAL. (8 - VIII - 1892/16 - 11I - 1958)

CARLOS J. FERNÁNDEZ. (10 - VII - 1894/13 - VIII - 1982)

RAFAEL FRANCO. (22 - X - 1896/15 - IX - 1973)

JOSÉ ALFREDO BOZZANO. (17 - XII - 1896/14 - XII - 1969)

SAMPSON HARRÍSON. (10 - VI - 1898/29 - VI - 1975)

TOMÁS ROMERO PEREIRA. (4 - X - 1886/12 - VIII - 1982)

CAMILO RECALDE. (30 - VI - 1889/20 - VII - 1950)

VÍCTOR IDOYAGA. (23 - XII - 1882/7 - IV - 1945)

CARLOS DÍAZ LEÓN. (26 - IX - 1885/7 - VIII - 1959)

CÁNDIDO VASCONSELLOS. (29 - IX - 1894/25 - X - 1955)

EUGENIO A. GARAY. (16 - XI - 1874/17 - IV - 1937)

JOSÉ ANTONIO ORTIZ. (12 - VI - 1893/-)

ALFREDO RAMOS. (17 - III - 1903/-)

PAULINO ANTOLA. (22 - VI - 1898/30 - XII - 1978)

BASILIANO CABALLERO IRALA. (3 - III - 1904/-)

ABDÓN PALACIOS. (6 - VIII - 1904/4 - VIII - 1975)

DÁMASO A. SOSA VALDEZ. (11 - XII - 1906/ 1º - X ~ 198 1)

ANTONIO E. GONZÁLEZ. (11 - III - 1906/21 - III - 1982)

JOSÉ MARÍA CAZAL. (27 - VIII - 1891/30 - VI - 1983)

FELICIANO MORALES. (29 - VI - 1899/26 - 11 - 1983)

ARÍSTIDES RIVAS ORTELLADO. (31 - VIII - 1896/5 - VIII - 1968)

LORENZO MEDINA. (10 - VIII - 1899/-)

LEANDRO GONZÁLEZ. (13 - III - 1903/31 - I - 1978)

JULIO B. JARA. (22 - VIII - 1897/19 - X - 1974)

ENRIQUE GODOY CÁCERES. (14 - V – 1906/-)

RAMÓN L. PAREDES. (13 - XII - 1902/27 - IX - 1966)

LUIS SANTIVIAGO. (25 - VIII - 1903/13 - IX - 1977)

JUAN N. BARRIOS. (24 - XI - 1900/17 - VI - 1979)

FEDERICO W. SMITH. (10 - I - 1902/13 - XI - 1985)

FRANCISCO CABALLERO ÁLVAREZ. (12-VIII-1896/16-XI-1958)

VICENTE MACHUCA. (4 - IV - 1898/22 - I - 1984)

FÉLIX CABRERA. (- 1890/14 - IX - 1942)

EDUARDO TORREANI VIERA. (18 - X - 1896/4 - IV - 1964)

AMANCIO PAMPLIEGA. (10 - VII - 1906/-)      

ATILIO J. BENÍTEZ. (28 - I - 1901/14 - XII - 1979)

LUIS GILBERTO ANDRADA. (1º - IX - 1901/15 - IV - 1953)

JOSÉ CLEMENTE BRITOS. (23 - XI - 1892/10 - I - 1964)


CIENTÍFICOS

Especialmente a partir de algunos jesuitas y Félix de Azara, los científicos europeos se interesaron en el Paraguay. Ya en el período independiente y por medio de Aimé Bonpland, Eberhard Munck y otros, continuó esa vinculación cultural. En la post guerra del 64 al 70, la presencia de no pocos calificados científicos europeos reactivó notoriamente esa importante actividad. Así, Egon Schaden, Max Schmidt, Carlos Fiebrig, Benjamín Balanza, Boris Potiengin, Juan Daniel Anisitz, entre otros.

- Guido Boggiani, calificado etnógrafo y artista italiano, investigó y divulgó intensamente los resultados de sus trabajos. Fue Director de la "Revista" del Instituto Paraguayo, y publicó Etnografía del Alto Paraguay, Discusiones sobre Filosofía Etnográfica y Geografía Histórica , con M. Domínguez, y "Compendio de Etnografía. Paraguaya moderna", GB fue muerto por los indígenas en 1901, durante una expedición científica en el Chaco.

- Emilio Hassler, médico suizo; realizó investigaciones botánicas en el país durante casi medio siglo, y publicó en el país y en revistas científicas europeas, casi un centenar de monografías sobre la flora paraguaya. Fue el mías influyente maestro de Teodoro Rojas, y uno de los fundadores de la Sociedad Científica del Paraguay, con GT Bertoni y A. Barbero.

Creada la Universidad, se incorporaron al país numerosos científicos europeos, fueron calificados docentes y propulsores de la investigación científica en la Facultad de Medicina, y maestros de varias generaciones de médicos paraguayos de gran influencia.

Miguel Elmassian, eminente bacteriólogo francés, contratado durante el gobierno de Emilio Aceval; fue el organizador y primer Director del "Instituto de Bacteriología. Con su discípulo LE Migone, descubrieron, el virus registrado "elmassiani migonei" en los anales científicos.

Igualmente cumplieron destacadísima labor los médicos italianos David Lofruscio, Italo O. de Finis, Domingo Scavone, Luís Zanotti-Cavazzoni, Antonio Gasparini, Enrique Marengo, Rómulo Feliciángeli, Claudio di Natale y Gaettano Martino, y el alemán Walter Chapelle. Más tarde, se incorporaron distinguidos médicos franceses; Gabriel Delamare, Charles André, Luís Gery, Manuel Lefás, Charles Py, Henry Roger. Todos ellos trascendieron más allá de la cátedra y la investigación científica, a través de sus calificados discípulos paraguayos.


CAPITULO VIII. CIENTÍFICOS

ANTONIO RUIZ DE MONTOYA. (13 - VI - 1 585/11 - IV - 1652)

JOSÉ SÁNCHEZ LABRADOR.(18 - IX - 1717/10 - X - 1798)

FÉLIX DE AZARA. (18 - V - 1746/20 - X - 1821)

JUAN FRANCISCO AGUIRRE. (1758/17 - II - 1811)

JUAN VICENTE ESTIGARRIBIA. (1778/1869)

GUILLERMO STEWART.  (6 - VIII - 1830/16 - VI - 1916)       

BENJAMÍN BALANSA. (27 - III - 1825/22 - XI - 1891)

EMILIO HASSLER. (2 - VII - 1864/5 - XI - 1937)

FACUNDO DOLORES YNSFRÁN. (27 - XI - 1860/9 - I - 1902)

GUIDO BOGGIANI. (1861/1901)

HÉCTOR VELÁZQUEZ.    (24 - VIII - 1863 /26 - XI - 1945)   

PEDRO PABLO PEÑA. (29 - VI - 1864/29 - VII - 1943)

DOMINGO SCAVONE. (10 - I - 1872/8 - V - 1955)        

JUAN BELAIEFF. (1874/1957)

LUIS E. MIGONE. (12 - VII - 1876/13 - VII - 1954)

TEODORO ROJAS. (25 - IX - 1877/3 - IX - 19.54)          

ANDRÉS BARBERO. (28 - VII - 1877/14 - II - 1951)     

JOSÉ BENIGNO, ESCOBAR. (13 - II - 1878/27 - VII - 1941)   

ROGELIO, URIZAR. (1880/1955)

JOSÉ TOMÁS OSUNA. (29 - XII - 1882/21 - XI - 1941)

ALBERTO NÍNO SCHENONI. (8 - IV - 1883/3 - XI - 1941)

PEDRO BRUNO GUGGIARI. (6 - X - 1885/1º - IX - 1933)       

JUAN FRANCISCO RECALDE. (9 - III - 1885/12 - XII - 1947)

MOISÉS SANTIAGO BERTONI. (15 - VI - 1857/19 - IX - 1929)

SILVIO PETTIROSSI. (16 - VI - 1887/17 - X - 1916)      

LEÓN CADOGAN. (29 - VII - 1889/30 - V - 1973)

CARLOS GATTI. (3 - XII - 1899/26 - IV - 1956) 

PEDRO N. CIANCIO. (29 - VI - 1892/12 - I - 1956)

ANTONIO BESTARD. (3 - II - 1894/5 - IV - 1959)         

GUSTAVO GONZÁLEZ. (2 - VIII -1898/2 – X- 1974)   

JUAN MAX BOETTNER. (26 - V - 1899/3 - VII - 1958)

ROBUSTÍANO VERA. (24 - V - 1889/14 - II - 1942)      

GUSTAVO M. CROVATO. (2 - VIII - 1886/23 - X - 1966)

JOSÉ ESCULIES.     (29 - VIII - 1906/20 - IV - 1971)     

MANUEL RIVEROS. (1º - VIII - 1904/-) 

QUIRNO CODAS THOMPSON. 12 - VII - 1904/-)

JULIO MANUEL MORALES. (22 - V - 1903/-)

CARLOS M. RAMÍREZ BOETTNER. (30 - VII - 1916/-)

DIONISIO M. GONZÁLEZ TORRES. (24 - III - 1907/-)

JUAN S. NETTO, (17 - V - 1911/---)     


MAESTROS

Durante casi 3 siglos de vida colonial, el quehacer académico fue muy precario en la Provincia; instituciones y docentes fueron de los más escasos. La preocupación del Cabildo asunceno y de algunos pocos Gobernadores - Hernandarias, por ej. - por extender los beneficios de la instrucción elemental - leer, escribir y contar - tropezaron con obstáculos casi insuperables, la escasez de docentes y la barrera idiomática. El extendido mestizaje se aferraba al guaraní materno, y en los pueblos de indios - las reducciones - no se hallaba sino el idioma autóctono. Contra esos tremendos obstáculos se empeñaron los improvisados maestros "laicos"; los religiosos, franciscanos y jesuitas, optaron por aprender ellos el guaraní para una mejor comunicación con el pueblo. Las escasas instituciones académicas: el Seminario, el Colegio Jesuítico y el Colegio Carolino , todas de Asunción, funcionaron para una minoría de criollos y mestizos, sin contar las excepciones. Los docentes eran egresados con grados académicos de Universidades extra Provinciales.

Con la independencia no cambió mucho el panorama; por lo demás, eran muy pocos los que se abocaban al magisterio con dedicación profesional. En un lapso de medio siglo a partir de la independencia, hay apenas una media docena de nombres de connacionales vinculados con la docencia como dedicación preferente: José Gabriel Téllez, Antonio María Quintana, Bernardo Ortellado, los Pbros. Marco Antonio Maíz, Fidel Maíz, José del Carmen Moreno y Eugenio Bogado. Y el argentino Juan Pedro Escalada, a quien hay que sumar el español Ildefonso Antonio Bermejo, de calificada labor docente.

Recién a un cuarto de siglo de la terminación de la Epopeya, el país contó con instituciones formadoras de maestros; las "Escuelas Normales", en Asunción, y la "Escuela Normal Superior" de Paraná, Rpca. Argentina. Ello sin olvidar al Colegio Nacional y las Facultades de Derecho y Medicina, especialmente, en cuyas cátedras se modelaron grandes maestros de la juventud paraguaya.

"Maestro" de acuerdo con lo enunciado por el Prof. CA Levi Ruffinelli; aquél que "busca despertar en el educando el amor al conocimiento, antes que impartirles conocimiento. Aquél capaz de generar la relación maestro discípulo en un contacto interhumano de vínculos intelectuales y afectivos y crear un ambiente luminoso y grato para la aventura del aprendizaje". Maestros de esta tesitura fueron entre otros Delfín Chamorro, Ignacio A. Pane, M. Domínguez, Adriano Irala, Carlos Gatti, Juan Boggino, ML de Finis, Gustavo González, JE O'Leary, L. De Gásperi.


CAPITULO IX. MAESTROS

JUAN PEDRO ESCALADA. (29 - VI - 1787/13 - VIII - 1869)

ROSA PEÑA DE GONZÁLEZ. (30 - VIII - 1843/8 - XI - 1899

ATANASÍO, C. RIERA. (1855/1942)        

ENRIQUE VENANCIO SOLANO LÓPEZ. (2-X- 1858/19 - XI - 1917)

CECILIO BÁEZ. (1º - 11 - 1862/18 - VI - 1941)   

DELFÍN CHAMORRO. (24 - XII - 1863/15 - VIII - 1931)         

ADELA SPERATTI. (1865/8 - XI - 1902)

ANTONIO SOSA. (13 - VI - 1870/31 - XII - 1946)

MANUEL FRANCO (-1871/5 - VI - 1919)

MANUEL GONDRA. (19 - 1 - 1871/8 - III - 1927)

EDUARDO LÓPEZ MOREIRA. (13 - X - 1873/9 - VIII - 1944)

VIRIATO DÍAZ PÉREZ. (6 - VII - 1875/25 - VIII - 1958)

FRANCISCO C. CHAYES, (7 - VI - 1875/ 15 - 1 - 1961)

RICARDO ODRÍOSOLA. (31 - VII - 1877/11 - VII - 1964)

RAMÓN INDALECIO CARDOZO. (16 - V - 1876/20 - IV - 1943)

JUAN VICENTE RAMÍREZ. (22 - I - 1887/13 - IX - 1977)        

MANUEL ANTONIO AMARILLA. (10 - X - 1864/19 - V - 1918)

JUAN INOCENCIO LEZCANO. (28 - XII - 1880/8 - XI - 1935)

JUAN RAMÓN DAHLQUIST. (2 - I - 1884/17 - II - 1952)

ALFONSO B. CAMPOS. (4 - V - 1881/4 - V - 1961)

MARÍA FELICIDAD GONZÁLEZ. (7 - III - 1884/17 - X - 1980)

MANUEL RIQUELME. (5 - V - 1885/12 - II - 1961)

IGNACIO ALBERTO PANE. (31 - VII - 1880/10 -III - 1920)

ADOLFO APONTE. (27 - X - 1874/17 - VI - 1949)

JUSTO P. PRIETO. (15 - X - 1897/29 - VI - 1982)

HERMÓGENES ROJAS SILVA

JUAN BOGGINO. (2 - VII - 1900/22 - IX - 1981)

MARIO LUIS DE FINIS.    (21 - III - 1900 / 21 - V - 1977)       

PEDRO DE FELICE. (5 - IX - 1901/6 - II - 1981)

REINALDO DECOUD LARROSA. (9 - I - 1911/19 - XI - 1972)



HISTORIADORES

La historiografía paraguaya tiene riquísimo antecedente, sin olvidar que a no pocos ensayistas son ubicados entre los historiadores; la historia es el tema preferido de nuestros ensayistas.

Fue un asunceno, Ruy Díaz de Guzmán, el primero en abocarse a escribir una historia más allá de la mera crónica del siglo XVI; "Anales del Descubrimiento, Población y Conquista del Río de La Plata.

Varios jesuitas se abocaron a escribir la historia de la actuación de la Compañía en el Paraguay y el Río de La Plata; algunos con minuciosa descripción y referencias del ámbito geográfico, incluido flora y fauna, población autóctona, etc. Historia integral, en su mayoría, incluidos los viajes y descubrimientos, gobiernos de los Adelantados y acontecimientos singulares como la Guerra guaranítica.

- Nicolás del Techo; publicó la Historia de la Provincia del Paraguay, en francés. Como introducción a la edición castellana, se incluyó el ensayo del Dr. Blas Garay, El Comunismo en las Misiones.

- Pedro Lozano, español; dos de sus obras más importantes son: Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia del Paraguay, e Historia de las Revoluciones de la Provincia del Paraguay.

-José Guevara; Historia de la Conquista del Paraguay, Río de La Plata y Tucumán. Y acuño la frase "Provincia Gigante de las Indias".

- Francisco Javier Charlevoix, francés; escribió la Historia del Paraguay. Y algunos contemporáneos.

- Pablo Hernández, español; autor de Misiones del Paraguay, Organización Social de las Doctrinas guaraníes de la Compañía de Jesús. Con importantísimo apéndice documental.

- Pablo Pastells, español; autor de una obra documental de gran categoría. Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia del Paraguay; continuada por Francisco Mateos, también jesuita; 10 tomos.

- Guillermo Furlong, argentino; autor de numerosísimas obras, de las cuales mencionamos Misiones y sus pueblos de guaraníes.

Otros autores, no jesuitas, de insoslayable mención en todo recuento de historiografía paraguaya, son Félix de Azara y Juan Francisco Aguirre, tratados en otro capítulo. Y a un paraguayo, Mariano Antonio Molas, prócer de la Revolución de Mayo, se atribuye la primera obra escrita en la era independiente; Descripción Histórica de la Antigua Provincia del Paraguay.


CAPITULO X. HISTORIADORES

BLAS MANUEL GARAY. (3 - II - 1873/18 - XII - 1899)

JUAN F. PÉREZ ACOSTA. (14 - IV - 1873/6 - VIII - 1968)

JUAN E. O'LEARY. (12 - VI - 1879/ 31 - X - 1969)

RICARDO DE LAFUENTE MACHAÍN. (1882/1960)

MARCO ANTONIO LACONICH, (25 - IV - 1902/22 - IX - 1983)

EFRAÍM CARDOZO. (16 - X - 1906/10 - IV - 1973)

R. ANTONIO RAMOS. (30 - VI - 1907/2 - III - 1984)

BENIGNO RIQUELME GARCÍA. (29 - XI - 1921/23 - X - 1977)

JULIO CÉSAR CHAVES. (27 - XI - 1907/-)

ENRIQUE DE GANDIA. (1º - II - 1906/-)


JURISTAS

Producida la independencia, la legislación española siguió vigente por más de medio siglo; fundamentalmente las Leyes de Castilla, Las Partidas y las Leyes de Toro y el Código de Comercio. Hasta entonces, la ciencia jurídica como quehacer y ejercicio cultural no tenía cultores nacionales. Recién en la post guerra del 64/70 se dan las condiciones para la vigencia de la ciencia jurídica, mediante la concurrencia de las sgtes. circunstancias:

la vigencia de una Constitución que garantizaba los derechos ciudadanos y el ejercicio de la libertad; la vigencia de un cuerpo jurídico moderno, de autores argentinos, acorde con las garantías constitucionales; la vigencia de un Poder judicial consustanciado con su elevada función, que por lo general supo mantener sus fueros; la creación de la 'Facultad de Derecho', que produjo brillantes generaciones de estudiosos del derecho.

Estos son los nombres de los primeros connacionales dedicados al estudio del derecho, al ejercicio de la abogacía y a la elaboración de las primeras disposiciones normativas de orden jurídico:

Pedro Vicente Cañete, el paraguayo más ilustrado de su época; oriundo de la Asunción, hizo sus estudios en las Universidades de Córdoba y Santiago de Chile; fue doctor en Teología y licenciado en jurisprudencia. Fue asesor del Gobierno en Asunción, Buenos Aires y Potosí. Producido el movimiento revolucionario, el Dr. Cañete se manifestó realista; fue de lamentar que su talento no estuviese al servicio de la Patria independiente que reclamaba la adhesión de todos sus hijos.

José Gaspar Rodríguez de Francia, antes de la independencia, ejerció la abogacía en Asunción con reconocida probidad y rectitud. Fue sin duda el autor de los más importantes documentos: el pronunciamiento del primer Congreso nacional; la Nota del 20 de julio de 1811, el Reglamento de Gobierno de 1813, etc.

Fernando de la Mora y Mariano Antonio Molas, ejercieron la abogacía en Asunción y fueron autores de trascendentes documentos de la Junta Superior Gubernativa.

Carlos Antonio López, a partir de la muerte del Dr. Francia, fue el autor de los textos de las resoluciones fundamentales de todos los Congresos; el Estatuto Provisorio de Justicia, 1842 y la primera Constitución nacional, 1844, entre las más importantes.


CAPITULO XI. JURISTAS

RAMÓN ZUBIZARRETA. (21 - VII - 1840/16 - VIII - 1902)

PEDRO VICENTE CAÑETE. (1750/23 - I - 1816) 

TEODOSIO GONZÁLEZ. (10 - XII - 1871/ 1932)

TOMAS VICENTE BRUNETTI. (29 - XII - 1874/17 - IX - 1944) 

FÉLIX PAIVA. (21 - II - 1877/2 - XI - 1965)

JUAN JOSÉ SOLER. (24 - VI - 1880/7 - XI - 1963)

LUIS DE GÁSPERI. (13 - V - 1890/19 - II - 1975)           

VÍCTOR B, RIQUELME. (26 - VIII - 1896 /26 - III - 1976)      

LUIS A. ARGAÑA. (10 - XI - 1897/13 - IX - 1957)         

JUAN MANUEL FRUTOS. (12 - VI - 1879/16 - IV - 1960)


ESCRITORES Y POETAS

Un quehacer cultural éste de la creación literaria, de muy escasos cultores en el decurso de 3 siglos que van desde la organización de las instituciones coloniales hasta los López. Casi sin excepción, nuestros escritores y poetas han sido periodistas; la literatura de ficción, novela por ej. es muy reciente. De difícil acceso la posibilidad regular del libro, la revista literaria o cultural fue un sucedáneo o recurso válido utilizado por nuestros escritores y poetas. Algunas de esas revistas - la del "Instituto Paraguayo" ó "Guarania," por ej. - rebasaron con amplitud el tema puramente literario, para dar cabida en sus páginas a ensayos sobre historia, economía, antropología, etc. Tres de aquellas revistas, una tras la desaparición de otra, reunieron a los mejores exponentes de la intelectualidad de la época; no a todos, por supuesto. Y son:

1: Crónica, 1913/15, reunió a periodistas escritores, dramaturgos y poetas, que señalaron por breve tiempo, como una luminosa llamarada, una magnífica etapa de nuestro quehacer literario. Muy pronto el alcohol y especialmente la morfina arruinaron el valioso grupo y casi todos sus componentes murieron tempranamente. Entre los del grupo de Crónica, citamos a Guillermo Molinas Rolón, Fortunato Toranzos Bardel y Pablo Maximiliano Insfrán. Los prosistas más notables del grupo fueron Leopoldo Centurión y Roque Capece Faraone.

2. "Letras”; dirigida por Manuel Riquelme, fue una publicación cultural no embanderada como ninguno de los grupos en boga, pero vehículo de importantes trabajos literarios, apareció entre 1915/16.

3. “Juventud”; apareció en 1923/1926 y nucleó a un grupo de jóvenes que según la crítica, elevó a los más altos niveles la poemática modernista en nuestro país. La revista tuvo efímera existencia - 3 años - y el grupo se disgregó por la prematura muerte de varios de ellos. Los más representativos del grupo fueron: Heriberto Fernández, Luís Resquín Huerta, Vicente Lamas, José Concepción Ortiz.

4. “Alas”; ésta sustituyó a la anterior y en ella publicaron sus poemas los sobrevivientes de aquel grupo, especialmente José Concepción Ortiz y Vicente Lamas, más otros jóvenes que se incorporan con quienes de hecho termina el modernismo en nuestro país.

Ya contemporánea aunque desaparecida hace algunos años, una importantísima publicación cultural, fundamentalmente literaria, fue “Alcor" dirigida por Rubén Bareiro Saguier y Julio César Troche.


CAPITULO XII. ESCRITORES Y POETAS

VICTORINO ABENTE DE LAGO. (2 - VI - 1846/22 - XII - 1935)

JUAN SILVANO GODOY. (12 - XI - 1846/27 - I - 1926)

JOSÉ SEGUNDO DECOUD. (14 - V - 1848/4 - III - 1909)

VENANCIO VÍCTOR LÓPEZ. (21 - II - 1862/26 - III - 1927)

ARSENIO LÓPEZ DECOUD. (4 - VI- 1868/16 - VI - 1945)

ALEJANDRO GUANES. (18 - XI - 1872/28 - V - 1925)

NARCISO R. COLMÁN. (29 - X - 1876/31 - VIII - 1954)

RAFAEL BARRET. (7 – I -1876/17 – XII - 1910)

MARTIN DE GOICOECHEA MENÉNDEZ.(6-VIII-1877/6-VII-1906)

JOSÉ RODRÍGUEZ ALCALÁ. (5 - V - 1883/23 - IX - 1959)

ELOY FARIÑA NÚÑEZ. (25 - VI - 1885/3 - I - 1929)

GÓMEZ FREIRE ESTEVES. (22 - IV - 1886/6 - III - 1970)

JULIO CORREA. (30 - VIII - 1890/14 - VII - 1953)        

ADRIANO IRALA. (21 - VII - 1894/18 - VIII - 1933)

PABLO M. YNSFRAN. (13 - VI - 1894/7 - V - 1972)      

EMILIANO, R. FERNÁNDEZ. (8 - VIII - 1894/15 - IX - 1949)

JUSTO PASTOR BENÍTEZ. (28 - V - 1895/6 - II - 1963)

MANUEL ANTONIO ORTIZ GUERRERO. (16-VII-1894/8-V-1933)

J. NATALICIO GONZÁLEZ. (8 - IX - 1897/6 - XII - 1966)

JOSÉ ARTURO ALSINA. (16 - IX - 1897/24 - V - 1984)

FÉLIX FERNÁNDEZ. (18 - VII - 1897/13 - IX - 1984)   

VÍCTOR M. MORÍNIGO. (10 - III - 1898/20 - VI - 1981)          

ARTURO BRAY. (1º - IV - 1898/2 - VII - 1974)

ROQUE CENTURIÓN MIRANDA. (15 - VIII - 1900/31 - I - 1960)

CARLOS R. CENTURIÓN. (5 - V - 1902/24 - VI - 1969)

CARLOS R. ANDRADA. (2 - III - 1903/3 - X - 1982)

CARLOS ZUBIZARRETA. (12- XI - 1904/11 - IV - 1972)

HERIB CAMPOS CERVERA, (30 - III - 1905/18 - VIII - 195 3) 

GABRIEL CASACCIA. (20 - IV - 1907/24 - XI - 1980)

CARLOS MIGUEL JIMÉNEZ.       (5 - VII - 1914/29 - VIII - 1970).

FACUNDO RECALDE. (24 - VII - 1896/4 - XII - 1969)

NATALICIO TALAVERA. (8 - IX - 1839/11 - X - 1867)

SILVANO MOSQUEIRA. (11 - IX - 1875/15 - VIII - 1954)

GUILLERMO MOLINAS ROLÓN. (1892/III - 1945)

VICENTE LAMAS. (31 - V - 1900/15 - VII - 1982)

RICARDO BRUGADA (H). (16 - IX - 1880/13 - I - 1920)

MANUEL W. CHAVES. (28 - IX - 1878/19 - IX - 1939)

LEOPOLDO RAMOS GIMÉNEZ. (14 - X - 1891/-)

MANUEL FRUTOS PANE. (20 - I - 1910/-)

J. EZEQUIEL GONZÁLEZ ALSINA. (12 - I - 1919/-)

DARIO GÓMEZ SERRATO. (18 - I - 1900/13 - XII - 1985)


CULTORES DEL ARTE; PLÁSTICOS 

De no haber sido por la obra misionera - jesuita y franciscana y algún aporte individual durante el coloniaje, el Paraguay no hubiera tenido ningún antecedente en artes plásticas : esencialmente pintura y escultura. Y toda su existencia se reduce a lo que había quedado en las Iglesias de los pueblos, misioneros y laicos: altares, retablos, púlpitos, etc. A medio siglo de la independencia nada había cambiado. Ya casi al promediar el mandato de Don Carlos, llegaron los hermanos Alejandro y Cayetano Ravizza, quienes con el inglés Alonso Taylor habían de constituirse en artífices de importantes incorporaciones, traducidas en las grandes construcciones . Los realizadores de los trabajos escultóricos era el inglés John Owen Mogniham y el italiano Andrés Antonini . Durante la guerra se revelaron los primeros artistas paraguayos, de entre quienes, Aurelio García y Saturio Ríos, se hablará por separado. En la post guerra se produjeron importantes incorporaciones:

Serafin Marsal; llegó al país en 1907 y se incorporó al cuerpo docente del Colegio Nacional y el Instituto Paraguayo, sin perjuicio de sus trabajos escultóricos, especialmente bustos, más también sobre otros temas; una réplica de la histórica "ruina de Humaitá", la iglesia destruida por el bombardeo de la escuadra brasileña; el "Homenaje a los Héroes del 70 y el monumento al Gral. Díaz", entre otros. Sin embargo, sus trabajos más elogiados y divulgados son los "tipos paraguayos"; una colección de 36 figuras en terracota, cuyas muestras se hallan en numerosos museos del exterior. Serafín Marsal falleció en 1952; casado con Filomena Mora, dejó descendencia.

-. Francisco Almeida; decano de los escultores paraguayos; nació en 1882, estudió en París y Roma y recorrió muchos países europeos. Es autor de innúmeros trabajos: las estatuas del Dr. Francia, de Don Carlos, del mariscal López y del mariscal Estigarribia, en la cripta del Panteón Nacional de los Héroes; la de Juan de Salazar y muchísimos otros trabajos en la capital y ciudades del interior.

-. Vicente Pollarolo; asunceno, de descendencia italiana, nació en 1905; estudiaba escultura en Roma y regresó al país con motivo de la guerra del Chaco. Sucesor de Almeida, realizó numerosos bustos y estatuas; los del mariscal López, en Piribebuy; del mariscal Estigarribia, en San Juan Bautista, Misiones; a los Niños Mártires de Acosta Ñú, en Eusebio Ayala; a los Héroes, en varias ciudades del interior, el busto del mariscal Estigarribia, en la capital, etc.


CAPITULO XIII. CULTORES DEL ARTE; PLÁSTICOS

AURELIO GARCÍA. (15 - VII - 1846 /24 - IX - 1869)   

SATURIO RÍOS. (2 - X - 1846/27 - VII - 1920)    

PABLO ALBORNO, (7 - VI - 1875/11 - I - 1958)

JUAN A. SAMUDIO. (21 - IV - 1879/1933)

ANDRÉS CAMPOS CERVERA. (3 - V - 1888/11 - VII - 1937)

JOSEFINA PLÁ. (9 - XI - 1909/-) 

MIGUEL ACEVEDO. (6 - IV - 1890/5 - XII - 1915)       

JUANSORAZABAL 

IGNACIO SOLER NÚÑEZ .  (31 - VII -1891/13 - X - 1983)         

JAIME BESTARD. (14 - V - 1892/28 - VII - 1965)

JOSÉ LATERZA PARODI. (9 - II - 1915/23 - VI - 1981)

MODESTO DELGADO RODAS. (2 - X - 1886/15 - X - 1963)

ROBERTO HOLDEN JARA. (24 - VI - 1899/9 - II - 1984)


CULTORES DEL ARTE; MÚSICOS

El país tiene una escasísima tradición musical; los indígenas no conocían sino instrumentos rústicos y monocordes, aunque en las Misiones demostraron notable aptitud para la ejecución de la flauta o chirimía, el arpa y la guitarra. Durante el largo período colonial, todo el Río de La Plata, incluido el Paraguay, tenía un repertorio común de zamacuecas, zamarritas y otras danzas parecidas. En el período francista existieron algunas bandas militares y conjuntos de aprendices jóvenes. De todo lo enunciado no quedó nada rescatable: ni compositor, ni ejecutante ni composición conocida. La época de los López - especialmente la del Mariscal - ofrece ya un panorama de mayor relevancia: se incorporan algunas figuras calificadas: el maestro Francisco Sauvageot de Dupuis , la pianista Ana Monier de Dupuis .

Se introducen pianos, violines y otros instrumentos, y no pocas danzas - cuya incorporación y expansión se debió fundamentalmente a Mme. Lynch - mazurcas, minuets y valses. De entonces son algunas danzas y melodías identificadas ya con la música paraguaya: "Mamá Cumandá, London Carapé, La Golondrina, La Palomita, Cielito, Chopí, Solito, y el vibrante "Campamento Cerro León"; todos de autores desconocidos. Y una interesante figura; Cantalicio Guerrero, paraguayo, calificado ejecutante y compositor, discípulo del maestro FS de Dupuís. Prisionero en Yatay, sobrevivió a la guerra y tuvo actuación como solista de clarinete, en Buenos Aires. Regresó al país y cumplió una larga actuación; se conoce de él una versión del Himno Nacional.

En la post guerra del 64/70 se incorporaron al país importantes figuras, muy estrechamente vinculados a la formación musical de los más destacados compositores y ejecutantes paraguayos. Entre ellos, Luis Cavedagni, maestro de larga y destacada actuación. Preparó y editó un Álbum de Toques Populares Paraguayos. Nicolino Pellegrini, Director de la Banda de Policía, Profesor en el instituto Paraguayo; compuso la música para la zarzuela “Tierra Guaraní”, con argumento del poeta español Fermín Domínguez, y otras composiciones. En la Banda de Policía actuaron otros destacados maestros italianos Salvador Déntice, Eugenio Campanini; uno y otro, mentores de algunos de los más calificados músicos paraguayos: JA Flores y M. Cardozo Ocampo, por ej. Y otros, solistas de gran influencia; el guitarrista Gustavo Sosa Escalada, los violinistas Carlos Aschermann y Alfredo Kamprad, los pianistas Isabel Anisitz y Miguel Morosoli, y otros como Vicente Maccarone, Erwin Brinicky, Jaime Segalés; la Prof. de canto Nadine de Tumannof, todos de fecunda labor docente.


CAPITULO XIV. CULTORES DEL ARTE; MÚSICOS

AGUSTÍN PÍO BARRIOS. (5 - V - 1885/7 - VIII - 1944)

FERNANDO CENTURIÓN. (1886/1938)

REMBERTO GIMÉNEZ. (4 - II - 1898/15 - II - 1977)

JOSÉ ASUNCIÓN FLORES. (27 - VIII - 1904/16 - V - 1972)

MAURICIO CARDOZO OCAMPO, (14 - V - 1907/5 - V - 1982)

FÉLIX PÉREZ CARDOZO. (20 - XI - 1908/9 - VI - 1952)

JUAN C. MORENO GONZÁLEZ. (19 - II - 1916/30 - I - 1983)

SOFÍA MENDOZA. (10 - VII - 1906/6 - VII - 1976)

LUIS ALBERTO DEL PARANÁ. (21 - VI - 1926/15 - IX - 1974)

EMILIO BOBADILLA CÁCERES. (3 - III - 1907/21 - III - 1979)

LUIS CAVEDAGNI. (-/1916)

ALFREDO KAMPRAD. (1893/IV - 1961)

FRANCISCO ALVARENGA. (17 - VII - 1910/30 - X - 1957)   

LUIS CAÑETE. (28 - V - 1905/4 - III - 1985)       

EMILIO BIGI. (1º - VII - 1910/28 - V - 1969)

AMPELIO VILLALBA. (8 - VII - 1890/30 - VIII - 1937)

HERMINIO GIMÉNEZ. (20 - II - 1905/-)

JUAN DE LA CRUZ ESCOBAR. (30 - III - 1906/-III - 1984)

CARLOS LARA BAREIRO. (6 - III - 1914/-)

SAMUEL AGUAYO. (26 - X - 1909/-)

AGUSTÍN PÍO BARBOZA: (5 - V - 1913/-)         

ELADIO MARTÍNEZ. (20 - V - 1912/-)


SOLIDARIOS CON NUESTRO VALOR Y SACRIFICIO

Apenas conocido el texto, indignadas voces de estadistas e intelectuales se alzaron en todo los rincones de América, protestando contra el Tratado de la Triple Alianza, instrumento que consagraba los propósitos de sus signatarios, atentatorios contra la soberanía e integridad del Paraguay.

En orden a pronunciamiento, el Primero fue del joven Canciller peruano Dr. Toribio Pacheco, en junio de 1866. En setiembre del mismo año, el Canciller de Colombia, Dr. José M. Rojas Garrido, por expresas instrucciones del Presidente de la República, general Tomás Cipriano Mosquera, significaba también su solemne protesta. A poco de consumarse el holocausto de Cerro Corá el Congreso de Colombia aprobó una Ley, por la que manifiesta que "... participa del dolor que, en los paraguayos amigos de su patria, ha producido la muerte del Mariscal Francisco Solano López, cuyo valor y perseverancia indomables, puestos al servicio de la independencia del Paraguay, le han dado un lugar distinguido entre los héroes y hacen su memoria digna de ser recomendada a las generaciones futuras”.

Pero fueron especialmente los intelectuales, escritores y poetas, los que en artículos y poemas con sonoridades broncíneas, cantaron su admiración al heroísmo Paraguayo y a su egregio conductor. Los primeros fueron el peruano Manuel del Castillo, para quien "Era López tu espléndido caudillo/ Raudo planeta, corazón de acero,/ Cuyo potente brillo/ Pudiera iluminar el orbe entero,/ Cuya fulmínea espada/ En el templo inmortal está colgada.

El poeta chileno Máximo, R. Lira, invocando al Mariscal proclamó: "A la posteridad tu nombre pase,/ Y, en tanto el Día de justicia espere,/ que quien luchando por su Patria muere,/ Para la vida de la vida nace ".

Y todavía quedan los nombres de Arias Larreta, García Calderón, Olegario Andrade, Salvador Rueda, García Palma, Carlos Roxio, Guido Spano, José Hernández, entre tantos.


CAPITULO XV. SOLIDARIOS CON NUESTRO VALOR Y SACRIFICIO

MARTÍN MAC MAHÓN. (21 - III - 1838/21 - IV - 1906)

CARLOS PEREYRA. (3 - XI - 1871/30 - VI - 1942)

TORIBIO PACHECO. (1828/1868)

RUFINO BLANCO FOMBONA, (17 - VI - 1874/16 - X - 1944)

JUAN BAUTISTA ALBERDI. (29 - VIII - 1810/19 - VI - 1884)

LUIS ALBERTO DE HERRERA. (22 - VII - 1873/8 - IV - 1959)

JUAN DE DIOS PEZA. (1852/1910)

 

BIBLIOGRAFÍA

 

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*. ALMADA ROCHE, ARMANDO - JOSÉ ASUNCIÓN FLORES.

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*. AMARAL, RAÚL - SEMBLANZAS VARIAS.

*. BELMONT PARKER, WILLIAM - PARÁGUAYANS OF TODAY.

*. BENÍTEZ, JUSTO PASTOR - EL SOLAR GUARANÍ.

*. BENÍTEZ, JUSTO PASTOR - MANCEBOS DE LA TIERRA.

*. BLUJAKI, AGUSTÍN - AMANCIO GONZÁLEZ Y ESCOBAR...

*. BOETTNER, JUAN MAX - MÚSICA Y MÚSICOS DEL PARAGUAY.

*. BRAY, ARTURO - HOMBRES Y ÉPOCAS DEL PARAGUAY.

*. BUZÓ GÓMEZ, SINFORIANO - ÍNDICE DE LA POESÍA PARAGUAYA.

*. CARDOZO, EFRAÍM - HISTORIOGRAFÍA PARAGUAYA.

*. CARDOZO OCAMPO, MAURICIO - MEMORIAS DE UN PYCHÁI.

*. CENTURIÓN, CARLOS R. -  HISTORIA DE LAS LETRAS PARAGUAYAS.

*. COMANDO EN JEFE DE LAS FF. AA. - LEGAJOS PERSONALES.

*. CHAVES, JULIO CÉSAR - EL PRESIDENTE LÓPEZ.

*. DUARTE PRADO, BACÓN - 5 SEMBLANZAS REPUBLICANAS.

*. ENCINA RAMOS, PEDRO/ CÉSPEDES, DARÍO - LAS 100 MEJORES POESÍAS EN GUARANÍ.

*. FACULTAD DE MEDICINA - ANALES.

*. FOSSATI, MA. ANTONIA O. R. DE - AURELIO GARCÍA.

*. FOSSATI, MA. ANTONIA O. R. DE - ESLABONES.

*. FOSSATI, MA. ANTONIA O. R. DE - VÍNCULOS.

*. FURLONG, GUILLERMO, SJ. - MISIONES Y SUS PUEBLOS DE GUARANÍES.

*. GILL AGUÍNAGA, JUAN BAUTISTA - LA ASOCIACIÓN PARAGUAYA.

*. GONZÁLEZ, J. NATALICIO - PROCESO Y FORMACIÓN DE LA CULTURA PARAGUAYA.

*. GONZÁLEZ, J. NATALICIO - "GUARANIA", COLECCIÓN.

*. GONZÁLEZ ODDONE, BEATRIZ R. A. DE - EL MARISCAL DE AMÉRICA Y OTROS ENSAYOS.

*. GONZÁLEZ TORRES, DIONISIO - BOTÁNICA DE LA COLONIA.

*. GONZÁLEZ TORRES, DIONISIO - TEMAS MÉDICOS.

*. KALLSEN, OSVALDO - HISTORIA DEL PARAGUAY CONTEMPORÁNEO.

*. KOSTIANOVSKY, OLINDA M. DE - EL VICE PRESIDENTE SÁNCHEZ.

*. KOLINSKY, CHARLES J. - HISTORICAL DICTIONARY OF PARAGUAY.

*. LAFUENTE MACHAÍN, RICARDO DE - LOS CONQUISTADORES DEL RÍO DE LA PLATA.

*. MOLINA, RAÚL A. - HERNANDARIAS, EL HIJO DE LA TIERRA.

*. MOSQUEIRA, SILVANO - SEMBLANZAS PARAGUAYAS.

*. MOSQUEIRA, SILVANO - NUEVAS SEMBLANZAS.

*. MILLÉ, ANDRÉS - LA CUENCA DEL RÍO DE LA PLATA.

*. O'LEARY, JUAN EMILIANO - EL LIBRO DE LOS HÉROES.

*. O'LEARY, JUAN EMILIANO - NUESTRA EPOPEYA,

*. O'LEARY, JUAN EMILIANO - LOS LEGIONARIOS,

*. PESOA, MANUEL - SEMBLANZAS VARIAS.

*. PÉREZ ACOSTA, JUAN FRANCISCO – C.A. LÓPEZ, OBRERO MÁXIMO.

*. PÉREZ MARICEVICH, FRANCISCO: - DICCIONARIO DE LA LITERATURA PARAGUAYA.

*. PLA, JOSEFINA - ESPAÑOLES EN LA CULTURA PARAGUAYA.

*. PLA, JOSEFINA - TREINTA Y TRES NOMBRES EN LAS ARTES PLÁSTICAS PARAGUAYAS.

*. QUEVEDO, ROBERTO - ANTEQUERA, HISTORIA DE UN SILENCIO.

*. QUEVEDO, ROBERTO - PARAGUAY, 1671-1681.

*. RAMOS, R. ANTONIO - JUAN ANDRÉS GELLY.

*. RECALDE, SERGIO - CRÓNICA DE UNA ESTIRPE PRÓCER,

*. RIQUELME GARCÍA, BENIGNO - EL EJÉRCITO DE LA INDEPENDENCIA.

*. RIQUELME GARCÍA, BENIGNO - EL EJÉRCITO DE LA EPOPEYA.

*. RIQUELME GARCÍA, BENIGNO - SEMBLANZAS VARIAS.

*. SOCIEDAD CIENTÍFICA DEL PARAGUAY - REVISTA,

*. TALAVERA, JOSÉ FERNANDO - HERMINIO GIMÉNEZ.

*. UNIVERSIDAD CATÓLICA - ESTUDIOS PARAGUAYOS, ANUARIOS.

*. VELÁZQUEZ, RAFAEL ELADIO - CLERO SECULAR Y EVANGELIZACIÓN EN EL PARAGUAY.

*. VELÁZQUEZ, RAFAEL ELADIO - LA EDUCACIÓN PARAGUAYA EN EL SIGLO XVII

*. VELÁZQUEZ, RAFAEL ELADIO - FULGENCIO YEGROS.

ZUBIZARRETA, CARLOS - CIEN VIDAS PARAGUAYAS.

REFERENCIAS FAMILIARES.

 

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FUNDADORES Y CIVILIZADORES

  

JUAN DE SALAZAR DE ESPINOZA

Nació en 1508, llegó al Río de la Plata con la expedición del primer Adelantado. Oficial de la Real Hacienda con rango de Veedor, fue enviado por el Adelantado al mando de una expedición de 60 hombres, en seguimiento de Juan de Ayolas; éste había salido de Buena Esperanza el 14 de    octubre de 1536, remontando el Paraná y el Paraguay, en busca del camino a la Sierra de la Plata, en el Perú. Llevando como segundo al Cap. Gonzalo de Mendoza, JSE salió de Buenos Aires el 15 de enero de 1537; recaló en la bahía de los carios, dominio del cacique Caracará. Y siguió aguas arriba encontrando a Irala a varias leguas al norte de Candelaria, apostadero establecido por Ayolas, a la altura de la actual Bahía Negra. Sin noticias de Ayolas, deciden regresar; Salazar bajó hasta la bahía de los carios, en donde el 15 de agosto de 1537 fundó el fuerte de Nuestra Señora de la Asunción. Enseguida dejó el mando del fuerte al co-fundador, Gonzalo de Mendoza, y siguió viaje para rendir informe al Adelantado, ignorando que hacía 4 meses, éste había abandonado el Río de la Plata. Lafuente Machaín anota que al producirse la fundación del fuerte, fue entronizada en una capilla la imagen de la Virgen de la Concepción "La Conquistadora", la que fue sustituida en 1742 por la de la Virgen de la Asunción.

Regidor del primer Cabildo asunceno con Juan de Ortega, Pedro Díaz del Valle, Alonso Cabrera y García Venegas, fue Teniente de Gobernador con el 2° Adelantado. Y quedó en ejercicio del gobierno mientras Alvar Núñez realizaba su desafortunada expedición al Puerto de los Reyes. Cuando a poco de su regreso fue depuesto de sus funciones el Adelantado, y al año sgte. enviado de regreso a la metrópoli, también lo fue el fundador. Volvió a la Provincia comandando la expedición de doña Mencia de Sanabria y además, en carácter de Tesorero de la Real Hacienda. Distanciado de los Sanabria, JSE abandonó San Francisco en la costa brasileña, y con un grupo de hombres y mujeres arribó a la Asunción en octubre de 1555, con los primeros vacunos: 1 toro y 7 vacas, origen de la ganadería paraguaya y rioplatense.

JSE falleció en febrero de 1560 y fue enterrado en la primitiva Catedral asuncena. Dejó descendencia mestiza que fue legitimada; Agustín, Hipólito y Juan de Salazar, todos de destacada actuación en la Provincia. El fundador de la Asunción, regidor de su cabildo, Tesorero de la Real Hacienda, a su muerte legó a sus hijos una chacra, algunos animales.

 

DOMINGO MARTÍNEZ DE IRALA

Este notable vizcaíno, comenzó a tener relevancia cuando Ayolas le nombró Lugarteniente en Candelaria. Irala había quedado allí con 30 hombres, con orden de esperar a Ayolas, lanzado a cruzar el Chaco en pos del gran objetivo. Habían pasado cuatro meses cuando llegó a la región la expedición de Salazar, el 23 de   junio de 1537. Sin noticias de Ayolas, retornaron aguas abajo quedando despoblada Candelaria. DMI no estuvo en el acto de fundación del fuerte de la Asunción; había quedado con sus hombres a calafatear sus embarcaciones en un puerto de los carios; presumiblemente a la altura del actual Arecutacuá. De aquí regresó a Candelaria, a la espera de Ayolas, y tras infructuosa espera, bajó hasta la Asunción. Divulgados los términos de la Real Provisión del 12 de setiembre de 1537, que autoriza a los conquistadores a nombrar Gobernador si el Adelantado no hubiese dejado lugarteniente o el que haya dejado fuere fallecido, DMI probó mediante documento su designación como lugarteniente de Ayolas; fue suficiente para reconocérsele como Teniente de Gobernador, en junio de 1539; tenía unos 30 años de edad.

Primer gobernante del período colonial, Irala tuvo 2 etapas de actuación; 1539/1542 y 1544/1556. La llegada del segundo Adelantado significó el término de su primer gobierno. Y al producirse la deposición del Adelantado en abril de 1544, los Oficiales Reales aplicaron la Real Provisión del 12 de setiembre de 1537, cuyo resultado fue la elección plebiscitaria de Irala como Teniente de Gobernador. DMI gastó mucho tiempo en expediciones, hacia el alto Paraguay, a través del Chaco y al estuario. Y entre una y otra expedición, las disposiciones que permitieron el afianzamiento de la colonia: a) la sui-géneris alianza hispano-guaraní, que aseguró la estabilidad de la colonia; de esa amalgama derivó el mestizo o mancebo de la tierra, cifra mayoritaria de la población a breve plazo. b) la organización de las primeras factorías de apoyo; el astillero y la herrería, para la provisión de elementos fundamentales, embarcaciones, armas y herramientas, c) la organización del Cabildo, que transformó en ciudad el hasta entonces fuerte de la Asunción; no pocas veces, el Cabildo asunceno fue gobierno Provincial; d) organizó la economía mediante el reparto de solares, el desarrollo de la agricultura y las primeras industrias a nivel doméstico, estableció y reglamentó la encomienda, e) habilitó las primeras escuelas y doctrinas mediante el concurso de los escasos religiosos: Francisco de Andrada, Gabriel de Lezcano, Juan de Salazar, Luís de Herrezuelo, entre otros.

Y promulgó sus Ordenanzas, buscando la necesaria consideración de derechos en favor de los naturales. En los últimos años de su gobierno, DM Irala buscó la expansión de la Provincia hacia el Atlántico; el primer paso fue la fundación de Ontiveros en 1554, por el Cap. García Rodríguez de Vergara, quien tras esta actuación regresó a la metrópoli.

En 1555, la Corona nombró titular de la Gobernación a Irala con jerarquía de Gobernador y Capitán General, y falleció el 3 de octubre de 1556. No hay duda que sus 15 años de gobierno registran una serie de iniciativas fundamentales para el afianzamiento de la presencia hispana en el Río de la Plata. En virtud de testamento otorgado 6 meses antes de su fallecimiento, DMI declaró por hijos a los sgtes.: Diego, Antonio, Ginebra, Marina, Isabel, Martín, Úrsula, Ana y María, todos mestizos. En 1552 y como solución política de alto valor para las partes, fue concertado el matrimonio de prominentes figuras del grupo opositor al Gobernador, con las hijas de éste. Esos matrimonios fueron: 1) de Marina, con el cap. Francisco Ortiz de Vergara; 2) de Úrsula, con el cap. Alonso Riquelme de Guzmán; 3) de Ginebra, con el cap. Pedro Segura; 4) de Isabel, con el cap. Gonzalo de Mendoza. A través de estos matrimonios, la descendencia de Irala llega hasta nuestros días. 

 

GONZALO DE MENDOZA

Esforzado capitán de la expedición del primer Adelantado. En enero de 1537 integró como segundo de Salazar, la expedición de la que derivó la fundación de nuestra ciudad capital. En 1547 fue segundo de DM Irala cuando la gran expedición en búsqueda de la Sierra de la Plata. Y por decisión de los Oficiales Reales, sustituyó a aquél en el mando de la expedición hasta el regreso a San Fernando. Co-fundador de la Asunción y jefe inmediato del núcleo urbano en ausencia de Salazar; yerno de Irala, fue designado por éste en carácter de Teniente de Gobernador. Le sucedió en él gobierno en 1556 y siguió su política de expansión poblacional; así la fundación Ciudad Real, sobre el Paraná. Falleció en 1558.

Su hijo, Hernando de Mendoza, asunceno residente en Buenos Aires, y regidor de su Cabildo, en 1590 sustituyó a Juan Torres de Navarrete en el gobierno, cuando dicho organismo decidió aplicar la decisión de la Audiencia de Charcas que había ordenado la cesantía de todos los parientes del adelantado Juan Torres de Vera y Aragón. Finalizaba la época de los Adelantados con 2 asuncenos en ejercicio de otros tantos gobiernos; H. de Mendoza en Buenos Aires; Ruy Díaz de Guzmán en el Guairá. Poco después, Hernandarias lo era de toda la Gobernación del Río de la Plata.

 

RUY DÍAZ MELGAREJO

En marzo de 1542, llegaba a la Asunción con el 2° Adelantado y sus huestes; entre ellos, su hermano el cap. Francisco Ortiz de Vergara. A raíz de la deposición del

Adelantado y la hegemonía de DM de Irala, los partidarios de aquél fueron alejados sistemáticamente de la capital. Ruy Díaz Melgarejo como Alonso Riquelme de Guzmán y muchos otros, fueron “comisionados" a explorar el Guairá. Con gente llevada de la Asunción y el traslado de quienes habían poblado Ontiveros Melgarejo fundó Ciudad

Real a unas 3 leguas al norte de los Saltos y desempeñó las funciones de Capitán de Guerra y Justicia Mayor.

Ciudad Real se constituyó en avanzada de la penetración española en la amplia y estratégica región, en donde disputaron por la hegemonía Alonso Riquelme de Guzmán y Ruy Díaz Melgarejo. Cuando su hermano, Ortiz de Vergara, accedió al Gobierno de la Provincia en 1558, Melgarejo tuvo preeminencia en la Asunción. Mas el viaje del Gobernador a Charcas y de allí a la metrópoli, le ubicó de nuevo en carácter de opositor. Y volvió a la región del Guairá. El afán por ganar territorio bajo su autoridad, le llevó a organizar una expedición fundadora, con gente sacada de Ciudad Real, y el 14 de mayo de 1570 asentó a unas 60 leguas al este del Paraná, y casi en la misma latitud de los saltos, la primitiva población de Villarrica del Espíritu Santo. Algún tiempo después por razones desconocidas, se encontraba en Asunción, y aprovechó el viaje de una carabela que llevaba al depuesto Teniente de Gobernador Felipe de Cáceres, para viajar también a la metrópoli. Sin embargo ya en la costa brasileña de San Vicente, en donde habían hecho escala, se enteró de la llegada de la armada del adelantado Ortiz de Zarate, y decidió quedar. Fue a su encuentro y le prestó grandes servicios; de vuelta a la Asunción fue recompensado con el cargo de Teniente de Gobernador del Guairá.

RD Melgarejo estaba casado con Elvira de Contreras a quien ultimó por obscura sospecha. Tuvo distinguida descendencia, que como él prestó grandes servicios a la Provincia. De ellos, fray Rodrigo Ortiz Melgarejo, fue el primer hijo de la tierra que ejerció el gobierno de la Diócesis con jerarquía de Vicario General; Francisco de Guzmán, también sacerdote, fue Secretario del Sínodo Diocesano de 1603. Ruy Díaz Melgarejo falleció en Santa Fe en 1595.

 

JUAN DE GARAY

Español, llegó en 1568 a la Asunción, por segunda vez desde el Perú, con Felipe de Cáceres, Teniente de Gobernador del adelantado Juan Ortiz de Zárate; y fue designado Alguacil Mayor. Depuesto Felipe de Cáceres, el nuevo Teniente de Gobernador Martín Suárez de Toledo, encomendó a Garay la fundación de una nueva población, hacia el estuario. Tal fue Santa Fé de Cayasta; para cuyo cumplimiento, la Asunción proveyó todos los recursos humanos y materiales: 9 españoles, 75 criollos y mestizos, embarcaciones, y centenares de ganados bovinos, y equipos, conducidos por tierra. Formalizando el acto fundacional 15 de noviembre de 1573. Garay efectuó repartimientos de tierras y bienes, e integró el Cabildo.

En reconocimiento de sus méritos, el Adelantado le designó en carácter de Teniente de Gobernador y Capitán General. Garay llegó a la Asunción con el Adelantado y enseguida es enviado con auxilios para las poblaciones del estuario, Santa Fé y San Salvador. Ínterin fallece el Adelantado, enero de 1576, y su sucesor Diego Mendieta Ortiz de Zárate, comisiona a Garay a Charcas para traer a la hija y heredera del Adelantado, Juana de Zárate, quien contrajo matrimonio con el Oidor de la Audiencia, el Lic. Juan Torres de Vera y Aragón. Este, imposibilitado de dejar Charcas por expresa prohibición del Virrey, designó a Garay en carácter de Teniente General, Justicia Mayor y Alguacil Mayor. Llegó de nuevo a la Asunción en setiembre de 1578, y fue reconocido por el Cabildo.

Garay sometió a los ñuarás en el Alto Paraguay, y pacificó a las parcialidades guaraníes de la región del Jejuí, facilitando así la obra misional de los franciscanos. De regreso a la Asunción se dedicó a organizar una nueva expedición; una docena de españoles, más de 60 mancebos de la tierra, herramientas y víveres, unos 500 vacunos y 1.000 equinos, para la fundación de Buenos Aires.

Juan de Garay fue muerto por los indios con muchos de sus acompañantes en marzo de 1583, en algún lugar entre Santa Fé y Buenos Aires. Casado con Isabel Becerra; Juan, cuyo hijo Cristóbal de Garay y Saavedra, fue Gobernador de la Provincia entre 1653/57, Tomás, regidor del Cabildo de Asunción, y Teniente de Gobernador en la Provincia. Jerónima, esposa de Hernandarias y otro Juan fueron algunos de sus hijos.

 

HERNANDO ARIAS DE SAAVEDRA

Nació en la Asunción presumiblemente en 1560, fueron sus padres el cap. Martín Suárez de Toledo y doña María de Sanabria. Dada la posición y jerarquía de sus padres, es lícito pensar que Hernandarias recibió su primera educación mediante preceptores particulares. Desde muy joven se dedicó a frecuentes expediciones; así, fue partícipe de las fundaciones de la 2a. Buenos Aires, Concepción del Bermejo y Corrientes.

Hernandarias llegó al gobierno de la Provincia por primera vez en 1592, elegido por el Cabildo asunceno, en sustitución de Alonso de Vera y Aragón "Cara de Perro". Y sucesivamente en otras circunstancias; designado por plebiscito; por Juan Ramírez de Velazco, titular de la Gobernación; por el Virrey del Perú; Luís de Velazco, y por la misma Corona, siendo rey Felipe III. Su gobierno se extendió sumando titularidades e interinatos por unos 20 años hasta noviembre de 1618. Hernandarias se preocupó de la suerte de los naturales; promulgó sus Ordenanzas y fue designado Protector de Indios por el Visitador Alfaro; también se ocupó de la evangelización y de la educación en todos los niveles. Frutos de esos afanes fueron la creación de las primeras instituciones de asistencia y educación; la Casa de Recogidas y Huérfanas, la Escuela-Colegio bajo la dirección y docencia del P. Francisco de Zaldívar y el Colegio Jesuítico de Asunción. En el orden económico, extendió la ganadería hasta la Mesopotamia argentina; muchas de esas estancias y miles de ganados eran de su propiedad.

Los gobiernos de Hernandarias fueron en general de trascendentes iniciativas, así, el Gobernador estableció en 1598 las jurisdicciones de las sgtes. ciudades y sus territorios: Asunción, Corrientes y Concepción del Bermejo, asignando a la Asunción un radio de 100 leguas hacia todos los confines. Mas en los sectores colindantes, la línea fronteriza quedaba así establecida: entre Asunción y Concepción del Bermejo, en el Chaco meridional, una línea imaginaria paralela a los ríos Pilcomayo y Bermejo, equidistante de uno y otro, hasta 8 leguas antes del cauce del río Paraguay; siguiendo paralela a ésta hasta la línea de su desembocadura en el río Paraná. Entre Asunción y Corrientes, el río Paraná. Asimismo, de su apoyo e iniciativa derivan la convocatoria para la reunión del Sínodo diocesano en 1603, y el establecimiento de los jesuitas en la Provincia; y especialmente el proyecto, malogrado por el rey Felipe III, quien dispuso la división del extenso territorio en 2 Gobernaciones políticas a saber: a) del Río de la Plata, con capital Buenos Aires y las sgtes. poblaciones: Corrientes, Concepción del Bermejo y Santa Fé; b) del Guairá o Paraguay, con capital Asunción y las sgtes. poblaciones: Villarrica, Ciudad Real y Santiago de Jerez; pero los límites quedaron indeterminados.

Grande fue la responsabilidad de Hernandarias en la división de 1617; suyo también fue el pedido y reiterado, de erigir el territorio del Guairá en una Gobernación separada. En su informe, restó toda ponderación a la estratégica región, que sólo conocía por referencias. Sin embargo, se empeñó en empresas tan lejanas como la expedición a la Patagonia. Y por lo que se sabe, tampoco se pronunció contra los términos de la división, cuando por motivos mucho menos importantes al interés paraguayo, elevaba petitorios a la Corona.

La Gobernación del Paraguay quedó convertida en provincia mediterránea. Las ciudades del Guairá, lejanas y desamparadas, a merced de la hostilidad indígena y de los depredadores bandeirantes, a breve plazo fueron abandonadas. Sólo Villarrica pudo sobrevivir, merced a una tenaz voluntad manifestada a través de un sacrificado proceso de traslaciones, hasta ubicarse, ya en 1682, en la región del Ybytyruzú, más cerca de la presencia protectora de otras poblaciones. Luego, desprendimientos de pobladores guaireños, originaron otras poblaciones, así Ajos, hoy Cnel. Oviedo, y la Villa de San Isidro Labrador de Curuguaty.

Durante su último gobierno, Hernandarias se desentendió de la Provincia; residió permanentemente en Santa Fé y se preocupó fundamentalmente de los problemas del estuario. Falleció en dicha ciudad el 21 de diciembre de 1631; estaba casado con Jerónima de Contreras, hija de Juan de Garay y dejó 3 hijas. Fueron sus hermanos, fray Martín Suárez de Toledo y fray Hernando de Trejo.

Su hermano mayor, Hernando de Trejo y Sanabria, nació en San Francisco, la precaria colonia española sobre el Atlántico, en 1553. Llegó a la Asunción con su familia a principios de 1556. Fallecido su padre, el cap. Herrando de Trejo, su madre contrajo segundas nupcias con el cap. Martín Suárez de Toledo. El joven HTS fue enviado al Convento franciscano de la capital virreinal y ordenado sacerdote cuando tenía 23 años de edad. Tenía 40 años cuando fue designado Obispo de Córdoba y Tucumán. Estuvo en la Asunción en 2 ocasiones; la primera en 1598, en cuya oportunidad ordenó a algunos sacerdotes mancebos de la tierra, frutos del Seminario asunceno: Roque González de Santacruz, Pedro y Francisco de Guzmán. La segunda en 1603, con motivo del Sínodo diocesano. La iniciativa de mayor significación del Obispo Trejo y Sanabria, fue la creación en 1613 de la Universidad de Córdoba, a la que concurrían habitualmente estudiantes paraguayos. Para su afianzamiento, el Obispo comprometió sus propios caudales. Falleció en 1614.

 

RUY DÍAZ DE GUZMÁN

Asunceno, hijo del cap. Alonso Riquelme de Guzmán y de la mestiza Úrsula, nació alrededor de 1560. Fue nombrado Teniente de Gobernador del Guairá por el adelantado Torres de Vera. RDG era cabeza del gravitante grupo de los mestizos, lo que motivó el recelo de Hernandarias, cabeza del criollismo. Ruy Díaz fue con su padre y el cap. Ruy Díaz Melgarejo, de los más importantes conquistadores del Guairá, y fue el fundador de Santiago de Jerez, en 1593, y su cabildo. Fundó también la Villa de San Pedro de Guzmán, en la actual Bolivia.

Su obra Anales del Descubrimiento, Población y Conquista del Río de la Plata, conocida por La Argentina, terminó de escribir en Charcas el 25 de junio de 1612, fecha declarada recientemente por disposición oficial, como Día del Libro Paraguayo. En Santacruz, Bolivia, fue publicada recientemente otra obra del esclarecido asunceno, la Relación de la entrada a los Chiriguanos. Radicado en su ciudad natal, RDG falleció en junio de 1629, en ejercicio de las funciones de Alcalde de primer voto. El Paraguay tiene en Ruy Díaz de Guzmán un auténtico paraguayo, distinguido hombre de armas, fundador, y primer historiador del Río de la Plata.

El Guairá, la rica y amplia región cuyo eje era el Paraná superior se convirtió desde sus inicios en un estratégico enclave. Tal vez sin imaginar su rol geopolítico, DM de Irala inició su efectiva ocupación con la fundación de Ontiveros en 1554, que trasladada más al norte se convirtió en Ciudad Real, tres años más tarde. La fundación de Villarrica del Espíritu Santo afirmó la presencia española en la región; por lo demás, estas ciudades del Guairá y la Asunción eran las únicas poblaciones de españoles en el Río de la Plata. Para entonces el Guairá no era sino el destino de los opositores y marginados; y circunstancia notable, a los capitanes más destacados de la ardua empresa de conquista y colonización, RD Melgarejo y A. Riquelme de Guzmán, envolvió una áspera rivalidad.

En junio de 1587 llegaba a la Asunción el adelantado Juan Torres de Vera y Aragón; su presencia duró menos de un año. Una de sus disposiciones más relevantes fue la designación del cap. Ruy Díaz de Guzmán en carácter de Teniente de Gobernador en el Guairá. Era el primer hijo de la tierra, y mestizo por añadidura, que llegaba a esa posición de preeminencia. La actuación de Ruy Díaz, infatigable y fructífera, significó una enorme expansión de la presencia española, ratificada con la fundación de Santiago de Jerez y su Cabildo. Lafuente Machaín anota que, casado con Juana de Oviedo, tuvieron hijos.

 

FRAY GABRIEL DE LA ANUNCIACIÓN

Hermano menor de Ruy Díaz de Guzmán, nació en el Guairá. Gabriel de Guzmán en la vida civil, optó por el nombre de acápite cuando se incorporó á la comunidad eclesiástica. Es indudable que apenas adolescente, se sumó al grupo de franciscanos bajo la dirección de fray Alonso de San Buenaventura; tendría 15 años de edad. Señala Lafuente Machaín que con Luís Bolaños y Juan Bernardo trajeron a muchos indios de la Carayba, para las reducciones de Itá y Yaguarón.

De la primera penetración de los franciscanos con Gabriel de la Anunciación, misionando entre las indóciles parcialidades guaraníes ubicadas entre el Ypané y el Manduvirá, surgieron los pueblos de indios a partir de 1585, presumiblemente: Altos, Atyrá, Tobatí, Pitún o Ypané y Guarambaré. Señala luego, ubicaciones remontando el Jejuí, aquellos esforzados misioneros penetraron en la agreste región del Guairá, misionando y fundando pueblos: Perico Guazú, Terecañy, Yvyrapariyara, Mbaracayú; abandonados antes el asedio indígena y bandeirante, en el siglo XVII.

Su ordenamiento sacerdotal calificó aún más la actuación del misionero mancebo de la tierra junto a aquellos esclarecidos franciscanos; hasta entonces no era sino lengua, es decir, intérprete e instructor del guaraní. Y fue sin duda eficiente su maestrazgo; poco después, Bolaños traducía a la lengua de la tierra el Catecismo, fundamental para la obra misional, incluso de los jesuitas.

Desde su profesión en la Orden franciscana, fue un misionero también. En cada una de las poblaciones establecidas, importantes ciudades hoy, late el impulso audaz y progresista, el aliento creador de aquellos misioneros del seráfico de Asís, que entraban a predicar los valores de una nueva revelación en la misma lengua de la tierra, por el esfuerzo y la fe del primer misionero paraguayo.

Cuenta Lafuente Machaín que en 1603, Gabriel de la Anunciación acompañó a Hernandarias cuando la expedición en la búsqueda de la ciudad de los Césares, en la Patagonia. A su regreso, escribió a la Corona desde Buenos Aires. En 1621 era guardián del Convento de San Francisco de dicha ciudad. De regreso a su Provincia natal, fue Definidor del pueblo de Caazapá, para cumplir sucesivamente idénticas funciones en Concepción del Bermejo y Corrientes. Y fue testigo en la información sobre el sacrificio de su compañero, fray Juan Bernardo, primer mártir paraguayo, a fines del siglo XVI.

Fray Gabriel de la Anunciación fue de los valores esclarecidos surgidos del mestizaje paraguayo, honra de la tierra que les vio nacer, para enaltecer por igual el armonioso castellano paterno, como el sonoro guaraní materno.

 

ROQUE GONZÁLEZ DE SANTACRUZ

Criollo asunceno, nació en 1576; fueron sus padres Bartolomé González de Villaverde y María Santacruz, españoles; su hermano, Francisco González de Santacruz, fue Teniente de Gobernador de la Provincia. Ordenado sacerdote en 1598 por fray Hernando de Trejo y Sanabria, acompañó en sus primeras labores misionales al ilustre franciscano fray Luís Bolaños. Fue por muchos años cura párroco de la Catedral asuncena. Ingresó en la orden jesuítica; cumpliendo a partir de entonces una extraordinaria cruzada misional; primero entre los indóciles guaicurú, en el Chaco, y enseguida con Marciel de Lorenzana en San Ignacio Guazú, la primera de las reducciones jesuíticas, fundada en 1610; luego fundó Itapúa, Santa Ana, Yaguapoá, Concepción del Uruguay, San Nicolás, San Francisco Javier, Yapeyú y Caaró, en ambas márgenes de los grandes ríos, el Paraná y el Uruguay; todas, de importantes proyecciones. De Itapúa se originaron Encarnación y Carmen del Paraná; Yapeyú fue el centro musical de las Misiones, y la población natal del libertador José de San Martín. El P. Roque González de Santacruz fue sacrificado con otros compañeros por orden del cacique Ñezú, en Caaró, el 15 de noviembre de 1628. De su cuerpo lanzado a la hoguera no se quemó el corazón, que guardado en un arca, fue llevado a Roma en 1633. Para la conmemoración del tricentenario del martirio, la reliquia fue traída de vuelta, en 1928. Hoy se guarda en la capilla de los Mártires de la Iglesia de Cristo Rey. El P. Roque con sus compañeros mártires Alonso Rodríguez y Juan del Castillo, fueron beatificados por el Papa Pío XI, en 1934. RGS fue declarado "Ilustre Ciudadano Paraguayo", en 1960.

Con referencia a su actuación en la reducción de San Ignacio, su compañero el P. Francisco del Valle - transcripta por el jesuita CJ Mc Naspy, escribió: " ... El Padre Roque González en su caridad y fervor es superior a todo. Ahora anda hecho un Salomón, no pensando sino en su iglesia. Pero no para en esto, porque él en persona es el factótum, y ejercita todos los oficios, hasta de carretero, unciendo los bueyes". En la misma Carta Anua añade: "Todo en esta reducción -iglesia y baptisterio- es construcción hecha por los mismos misioneros. Todo esto se ha levantado mediante los increíbles trabajos del Padre Roque González. El mismo en persona es carpintero, arquitecto, y albañil. Maneja el hacha y labra la madera, y la acarrea al sitio de construcción, enganchando él mismo, por falta de otro capaz, la yunta de bueyes. El hace todo solo". San Ignacio Guazú, trasladada, es la actual San Ignacio. Su homónimo, en la banda izquierda del Paraná, es San Ignacio Miní.

 

FRAY LUÍS BOLAÑOS

Con el adelantado Ortiz de Zárate llegaron a la Asunción en febrero de 1575, varios religiosos entre ellos Alonso de San Buenaventura y Luís Bolaños; éste sin haberse ordenado aún. Hasta 1580 enseñaron las primeras letras y doctrina cristiana entre el abundante mestizaje, ínterin aprendían el idioma nativo con los mancebos de la tierra, hijos de capitanes de la conquista , y madre india. Cabe la mención muy especial de los mancebos que siguieron la carrera eclesiástica; Gabriel de la Anunciación, Martín Suárez de Toledo (h), Rodrigo Ortiz Melgarejo, Francisco de Guzmán, Juan Bernardo, entre otros. Después de 1580, la entrada de fray Alonso, Bolaños, Gabriel de la Anunciación y otros en la región entre el Ypané y el Manduvirá cuyos resultados inmediatos fueron las fundaciones de los primeros pueblos de indios. Altos, Atyrá, Tobatí, Ypané o Pitún y Guarambaré, en sus primitivas ubicaciones. Y en las cercanías de la Asunción, Itá y Yaguarón.

Ya después de la creación del Seminario asunceno por 1585, recibió Bolaños su ordenamiento, presumiblemente de manos del Obispo Guerra. Y siguió misionando y fundando pueblos; así surgieron Caazapá, Yuty e Itatí; éste en la banda izquierda del Paraná, cerca de Corrientes. Se atribuye a Bolaños haber protagonizado memorables actuaciones, así la detención de la crecida arrasadora de la fuente del Tapaicuá, convertida en el lago de Ypacaraí, de cuyas aguas habría de rescatarse la imagen tallada en madera de la Virgen María, la que entronizada en una modesta capilla, dio origen al santuario de la Virgen de Caacupé.

Se debe a Bolaños, el más insigne misionero franciscano, la traducción al guaraní del Catecismo Breve, establecido por el III Concilio reunido en Lima. Dicha traducción fue aprobada por el Sínodo diocesano celebrado en la Asunción en 1603, y ratificado por otro Sínodo diocesano, reunido también en la Asunción, en 1631. Esta versión en guaraní del catecismo fue utilizada intensamente por los jesuitas en su labor misional, y publicada por su imprenta con agregados del insigne misionero asunceno, Roque González de Santa Cruz.

Fray Luís Bolaños fue por breve tiempo Guardián del Convento franciscano de Asunción; 1606-7, y Custodio de la Orden en el Paraguay en 1611. Vivió los últimos años de su vida en el Convento de Buenos Aires, enfermo y ciego. Allí murió, el 11 de octubre de 1629. 

 

PBRO. FRANCISCO DE ZALDÍVAR

Asunceno, ganó su título de licenciado en Teología, en la Universidad de San Marcos de lima. Sobre el P. Saldívar y el Colegio. Hernandarias escribió al Rey en 1607, " Queda entablado el estudio de los hijos de la tierra, cuyo maestro es el P. Francisco Zaldívar... También queda establecida la doctrina de los hijos que por su pobreza vivían en los campos. .. y él les enseña a leer y escribir". Esa Escuela-Colegio fue la primera institución de enseñanza superior en la Provincia y funcionó con la dirección y docencia del P. Zaldívar, quien enseñaba Gramática, Artes y Teología. RE Velázquez anota que en la administración eclesiástica, el P. Zaldívar fue Provisor y Vicario General, Administrador de la diócesis asuncena y Dean del Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires. Falleció en Buenos Aires en 1638.

 

LAS HNOS. VARGAS MACHUCA

Al conocerse en la Asunción la muerte de Antequera los aquietados comuneros se alzaron de nuevo. Poderosa contribución a la efervescencia popular, fueron las alocuciones del mercedario para guayo fray Miguel de Vargas Machuca, quien divulgó un Manifiesto del que sólo se conocen los comentarios, nada encomiásticos por cierto, de algunos historiadores jesuitas. La airada reacción de los revolucionarios asuncenos, motivó un nuevo enfrentamiento que culminó en Guayaybity, - Pirayú - en donde al grito de "Viva al Rey, muera el mal gobierno", fue muerto el gobernador Manuel Ruyloba Calderón, en 1733. Finalmente, los comuneros fueron vencidos y fray Miguel de Vargas Machuca exiliado, como su hermano Sebastián, líder de los comuneros en Villarrica.

En 1745, Juan José de Vargas Machuca, hermano de aquél y mercedario también, alentaba un alzamiento contra el gobernador Rafael de la Moneda; el P. Vargas Machuca, como su hermano antes, fue enviado al exilio en donde murió. Otro Vargas Machuca, Luís; tuvo activa actuación durante las jornadas de mayo de 1811. Los hermanos Vargas Machuca fueron de los centenares de paraguayos, ideólogos y luchadores, íntimamente vinculados con la tierra y la sociedad paraguayas. A la ancestral vocación nativa por la libertad, sumaron su caudal doctrinario y su actuación personal, los ideólogos y líderes incorporados a la tierra; el altoperuano fray Bernardino de Cárdenas, el panameño José de Antequera y Castro, don Fernando de Mómpox y Zayas, el Obispo Juan de Arregui, don Juan de Mena, entre otros.

 

JOSÉ DE ANTEQUERA Y CASTRO

Hijo de José Francisco de Antequera y Enríquez y Juana de Castro, nació en Panamá en 1689, de donde pasó a Charcas con sus padres. En esta ciudad pasó su juventud y allí estudió con los jesuitas, graduándose de Maestro y Licenciado en Artes, y de doctor en Cánones. En 1713 viajó a España perfeccionándose en jurisprudencia y literatura. Y obtuvo el título de Caballero de la Orden de Alcántara y el cargo de Fiscal de la Audiencia de Charcas. Cuando en 1717 se produjo la queja de expectables vecinos de la Asunción contra las arbitrariedades del gobernador Diego de los Reyes Balmaceda, la Audiencia de Charcas designó al Dr. Antequera en carácter de Juez Pesquisidor. Llegó a la Asunción en 1721 y abierta la investigación, resultaron probados los cargos contra el Gobernador, quien fue destituido.

Ínterin, desde Lima y a instancias de los jesuitas, el Arzobispo-Virrey, Diego Morcillo, ordenó al Gobernador de Buenos Aires el sometimiento de los comuneros. A ese efecto salió Baltazar García Ros con una fuerza, reforzada en las Misiones con un contingente de indígenas conducido por jesuitas. A su vez, se armaron los comuneros; ambas fuerzas se encontraron sobre el Tebicuary en agosto de 1724, de lo que derivó un completo triunfo de los comuneros. Pero la situación de los comuneros era ya comprometida, y Antequera y Castro optó por concurrir a Charcas para justificar su actuación. Salió de Asunción acompañado de Sebastián Fernández Montiel, Juan de Mena, Alonso González de Guzmán, Tomás de Cárdenas, Diego de Yegros III y muchos más. Vía Santa Fé y Córdoba llegaron a Charcas, desde donde Antequera y J. de Mena fueron remitidos engrillados a Lima por orden del nuevo Virrey, marqués de Castelfuerte. En la cárcel conoció a Fernando de Mómpox y Zayas, quien algún tiempo después llegó a la Asunción y asumió el liderazgo del movimiento comunero. Tras un proceso que duró 5 años, Antequera y Mena fueron muertos en 1731.

El investigador paraguayo Roberto Quevedo ha revelado que el Dr. Antequera y Castro dejó en Asunción un hijo, José Cañete, uno de cuyos hijos a su vez, fue el ilustrado paraguayo Dr. Pedro Vicente Cañete. En correspondencia, con el Obispo fray José de Palos, Antequera desde la cárcel expuso su ideología política cuando escribió: "Cuanto hubiere de reprensible en mi conducta, yo no habría tenido en vista empero más que la utilidad pública que según las 12 tablas es la suprema ley...".

 

J F AMANCIO GONZÁLEZ Y ESCOBAR

Ilustrado y meritorio misionero, según su biógrafo, Mons. Agustín Blujaki (Un gran Paraguayo, Pbro. J F Amancio González y Escobar.), nació en Emboscada presumiblemente en 1731; hijo del cap. Francisco González Duran y Josefa Antonia de Escobar y Gutiérrez, "descendía de los González de Santacruz,  que había dado a la Iglesia un mártir paraguayo". A poco de recibir su ordenamiento sacerdotal, le fue otorgado el curato de su pueblo natal, desde donde cumplió una sacrificada labor misional en el inhóspito Chaco. En cumplimiento de sus afanes de catequización de los indóciles y larga dedicación al servicio de la civilización, el Pbro. González y Escobar fundó varias reducciones, de las que subsistió Melodía, en donde más tarde Don Carlos organizó la colonia Nueva Burdeos, llamada después Villa Occidental, y por último Villa Hayes. La reducción de Melodía fue establecida en 1786 y albergó a parcialidades de indios lenguas, machicuis, pitilagas, tobas y otras. De inicio también se instaló allí una colonia con pobladores blancos. 

Destaca Mons. Blujaki, recogiendo coincidentes referencias de calificados autores; Félix de Azara, Juan Francisco Aguirre, el P. Fidel Maíz, E. Cardozo, entre otros, el ponderable bagaje cultural del Pbro. González y Escobar. Por supuesto lo referido a cuestiones teológicas y latín, sin duda poseía también conocimientos de jurisprudencia e historia. Era la ponderación su conocimiento de múltiples lenguas y dialectos indígenas. Confeccionó un diccionario de términos de las principales lenguas chaqueñas, referidas a sus equivalencias en guaraní y castellano. Sus variados conocimientos de aquellas parcialidades, sirvieron de fuente de referencias a las informaciones etnográficas de Azara y Aguirre. Desempeñó además el Pbro. González y Escobar, las funciones de Fiscal Eclesiástico del Obispado. Examinador Sinodal y otros cargos que demuestran su versación académica; se le reconoció el título de Licenciado.

A. González y Escobar falleció en su pueblo natal. Por mucho tiempo hubo error sobre la fecha de ese acontecimiento; tanto más cuando en una crónica de El Semanario figura el P. González y Escobar rezando un Te Deum de Acción de Gracias con motivo de la victoria sobre Belgrano. El hallazgo del juicio sucesorio aclaró la cuestión; había fallecido en 1805

 

PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA

 

DR. JOSÉ GASPAR RODRÍGUEZ DE FRANCIA

Nació en 1766, en la Asunción; era hijo del Cap. García Rodríguez Francia, portugués, que se desempeñaba como oficial de artillería, y de María Josefa Velazco y Yegros, paraguaya de distinguida familia. Se formó en la escuela-colegio de los franciscanos, y luego en la Universidad de Córdoba, en donde obtuvo el título de doctor en Derecho Civil y Canónico. De regreso a la Provincia venía ya imbuido de las nuevas ideas, fruto de sus contactos y lecturas de panfletos. En la Asunción ganó en concursos las cátedras de Vísperas de Teología y de Latinidad en el Colegio Carolino; ejerció la abogacía con solvencia y nunca desmentida rectitud y honradez, como asimismo su cargo de regidor del Cabildo asunceno. En el Congreso del 24 de julio de 1810, convocado por Velazco para obtener un pronunciamiento contra la revolución operada en Buenos Aires, el Dr. Francia sostenía que el poder español había caducado. Vivía en su quinta de Ybiray (Trinidad), desde donde mantenía contactos con los revolucionarios de la capital. El testimonio de Mariano Antonio Molas, prócer, testigo presencial e historiador de la Revolución, no puede ser destruido con simples negaciones. El Dr. Francia, ya nominado por el Cuartel revolucionario para integrar el Gobierno Provisorio asociado al gobernador Velazco, llegó al Cuartel de la Plaza en la mañana del 16 de mayo; y fue desde entonces integrante de todos los gobiernos.

Con los Capts. P J Cavallero y J V Zeballos, y con más autoridad que éstos, JGRF ejerció la Presidencia del 1er. Congreso Nacional, que integró el primer Gobierno nacional, la Junta Superior Gubernativa. La crítica histórica le atribuye la autoría de la memorable Nota del 20 de julio de 1811 a la Junta de Buenos Aires; documento medular del primer gobierno nacional. Así mismo, fue el negociador del Tratado del 12 de octubre de 1811, firmado por la Junta con los enviados del gobierno de Buenos Aires, M. Belgrano y Vicente A. Echevarría. Autor también del Reglamento de Gobierno aprobado por el 2° Congreso nacional y mentor intelectual de la conducta del Congreso y luego del Gobierno -el Consulado- determinantes del fracaso de las gestiones del enviado porteño, Dr. Nicolás de Herrera, tendientes a obtener la sumisión del Paraguay. Este insinuó medidas, coercitivas si el Paraguay no enviaba diputados al Congreso de las Provincias argentinas, y fue despedido.

Elegido por los Congresos de 1814 y 1816, con el título de Dictador Temporal el primero y Vitalicio luego, su gobierno tuvo por meta fundamental la consolidación de la independencia y la defensa de la integridad territorial. El Dr. Francia defendió con énfasis los límites territoriales del Paraguay, desde el Jaurú hasta el Bermejo, y las Misiones hasta el Aguapey, sobre el río Uruguay. No obstante amenazado por tropas artiguistas, despobló y abandonó los pueblos de las Misiones sobre la banda izquierda del Paraná, cuando apenas se iniciaba la Dictadura Vitalicia. Cuatro años más tarde, el prócer oriental José Gervasio Artigas buscó refugio en el Paraguay y el Dictador le otorgó asilo, como asimismo a la comitiva que le acompañaba, a cuyo efecto envió un destacamento para escoltar a los fugitivos, desde el Paraná hasta la capital, en 1820. El Dr. Francia honró la institución del asilo, y dio muestras de una hidalguía poco común. Cuando el caudillo entrerriano Francisco Ramírez le ofreció armas y otras ventajas a cambio de la entrega del prócer oriental, recibió una ejemplar respuesta, declarando que "era no sólo un acto de humanidad sino aún honroso para la República, el conceder asilo a un jefe desgraciado que se entregaba". Artigas se negó a abandonar el Paraguay, no obstante reiteradas instancias de sus familiares y amigos.

La conspiración de 1820 motivó severísimas represiones; muchos próceres fueron fusilados y numerosísimas familias arruinadas por medio de confiscaciones. El aislamiento obligado, por el bloqueo argentino del Paraná; determinó el incremento de la agricultura, la ganadería y la industria doméstica. No obstante, algunos productos sólo podían obtenerse en el exterior; por ej. armas, pólvora, objetos de metal, textiles de alguna calidad, cuerdas para arpa y guitarra, libros y otros. Mantuvo el intercambio con los brasileños, vía Rio Grande-Misiones, con entrada por Itapúa, que proveyó al Estado aquellos productos, a cambio de yerba mate.

Con la clausura del Colegio Carolino en 1823, la supresión de los Conventos y la estricta prohibición de salir del país, las únicas posibilidades educativas eran las escuelas elementales y las cátedras privadas. Felizmente, a la muerte del Dictador sobrevivían unos pocos ciudadanos de formación académica como C A López y otros presumiblemente autodidactas como A. Gill, D F Sánchez, J J Alvarenga, J. Falcón, M. González, J. Berges. Los resultados de su labor gubernativa fueron invalorables, consolidación de la independencia; fijación y defensa de los límites nacionales; afirmación de la paz y tranquilidad del país, a despecho de la sangrienta anarquía que imperaba en los países vecinos; conciencia de la capacidad para el auto abastecimiento. Célibe, falleció en 1840; sus restos fueron inhumados en la antigua Iglesia de la Encarnación. En la post guerra sus enemigos, -entre ellos el legionario Carlos Loizaga- profanaron su tumba y arrojaron sus restos al río. Según tradición recogida por algunos autores, el Supremo dejó una hija, Ubalda García, unida en matrimonio con Juan de la Cruz Cañete. Su hija Francisca Cañete, unida en matrimonio con Epifanio Peña, constituye el tronco inicial de las Peña, con destacadísima proyección.

 

FRAY DR. FRANCISCO JAVIER BOGARÍN

Oriundo de Carapeguá, habría nacido en 1763; estudió en el Colegio de Montserrat, de Córdoba en donde se ordenó sacerdote y obtuvo el grado de Doctor en Sagrada Teología; al regreso al Paraguay, fue nombrado Secretario de Cámara del Obispo Nicolás Videla del Pino, ejerció la Cátedra de Prima de Teología en el Colegio Carolino. Convencional en el Congreso del 17 - 20 de junio de 1811, fue designado vocal del nuevo Gobierno, la Junta Superior Gubernativa; por moción de M A Molas. Grandes debían ser sus méritos y ascendencia para merecer el honor de integrar el primer gobierno nacional; representaba al clero. Pronto surgieron divergencias con el Dr. Francia, quien se separó de la Junta. Ante la crisis el Cap. AT Yegros; comandante del Cuartel General, en nota al Cabildo exigió la remoción del Dr. Bogarín, el 10 de septiembre de 1811, "por causas legítimas que a su tiempo se dirán". Nada más se supo de él, ni de la circunstancia ni fecha de su muerte.

 

FRAY DR. FERNANDO CAVALLERO

Oriundo de Tobatí, era pariente del Cap. Cavallero y tío del Dr. Francia. Fue alumno, graduado y docente de la Universidad de Córdoba; profesó en la Orden franciscana. Era reconocido su prestigio y ascencia sobre los Próceres. La designación de dos diputados era ya una decisión comunicada al gobernador Velazco en   la primera nota del Cap. Cavallero. No hubo objeción a la nominación del Cap. JV de Zevallos, pero sí a la postulación del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. Se presume que las objeciones partían de los hermanos Vicente y Manuel Iturbe, el primero emparentado con el Dr. Narciso de Echagüe, de conocida enemistad con el Dr. Francia. Fue entonces la intervención del Dr. Fernando Cavallero, de quien se afirma que manifestó, "Yo respondo con mi sangre de la manera de pensar de mi sobrino Gaspar", y la candidatura fue aceptada. Durante el Gobierno de la J.S. Gubernativa, en enero de 1812, el Dr. Cavallero integró en representación de su Orden, la Sociedad Patriótica Literaria, de destacadísima actuación como organismo auxiliar del gobierno, encargado de asuntos educativos. Con la instauración de la Dictadura, se recluyó en el Convento de su Orden, y nada se sabe sobre su muerte.

 

MANUEL ATANASIO CAVAÑAS

Oriundo de las Cordilleras, era hijo de Francisco Cavañas y Ampuero y Rosa Recalde, dueños de estancias y extendidas plantaciones de tabaco. Con grado de Tte. Coronel, fue con J M Gamarra y F Yegros, uno de los artífices de la victoria de Paraguarí; el 19 de enero de 1811. A partir de ese momento y ante la defección del gobernador Velazco y de los jefes españoles, Cavañas fue el Comandante en Jefe de las fuerzas provinciales en operaciones. Tras su derrota en Paraguarí, el Ejército porteño en retirada, Belgrano vadeó el Tebicuary y no obstante los refuerzos de hombres y pertrechos que encontró en el camino, cruzó las Misiones y acampó en la banda izquierda del Tacuary, utilizando el profundo cauce y la montuosidad del río como magnífico atrincheramiento. Todo fue en vano; mientras la infantería paraguaya amarraba en su frente, la caballería en una magnífica carga irrumpió sobre el campamento de Belgrano, que fue obligado a capitular; 9/III/1811. Tras la resonante victoria de las fuerzas a su mando, Cavañas otorgó un gracioso armisticio a Belgrano.

Cavañas regresó de su triunfal campaña aureolado de gran prestigio; era desde luego el paraguayo de mayor jerarquía en el Ejército, y rápidamente fue licenciado. Ello no obstante, sabido es que le estaba asignado uno de los resortes fundamentales en el plan revolucionario, y estaba señalado, como el Presidente de una Junta Gubernativa independiente, con Fulgencio Yegros, J M Gamarra, PJ Cavallero, fray Fernando Cavallero y Dr. J G Rodríguez de Francia. Cavañas debía tener un contingente de paisanos en las Cordilleras y converger sobre la capital, al igual que Yegros desde Itapúa. Los acontecimientos del 14/15 de mayo se adelantaron a ese plan y Cavañas ya no apareció cuando el pronunciamiento revolucionario. Habría sido alejado por influencias del Dr. Francia, autor intelectual de una dura crítica al armisticio de Tacuary, pronunciada en el Cabildo asunceno. Aunque no fue involucrado entre los "conspiradores" del año 20, y el Dr. Francia no le molestó en vida, después de su muerte le declaró "traidor", le privó de su jerarquía militar y confiscó sus bienes, en 1828. Es el único caso en que esperó su muerte para descargar sobre él su anatema. Estaba casado con Juana Rosa Franco de Torres, sin descendencia.

Tampoco se han esclarecido las circunstancias que motivaron la deserción del comandante Juan Manuel Gamarra del pronunciamiento revolucionario. No obstante, fue partícipe del 1er. Congreso Nacional y posteriormente ejerció la Comandancia política y militar de Concepción, su ciudad natal.

 

FULGENCIO YEGROS

Hijo del Teniente Coronel José Antonio de Yegros y de María Ángela Franco de Torres, nació en Quyquyhó en 1780 y desde muy joven se incorporó a las milicias. Con jerarquía de Teniente fue miembro del cuerpo expedicionario paraguayo enviado al Río de la Plata para enfrentar a las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Le cupo  una destacada actuación en la defensa de Montevideo, en cuya oportunidad fue herido de gravedad. De regreso a la Provincia, estuvo al mando de un destacamento que vigilaba los pasos del Paraná desde 1810, en cuya ocasión capturó al emisario porteño Ignacio Warnes. Con grado de Capitán peleó y se distinguió contra Belgrano en Paraguarí, el 19 de enero de 1811, en cuya oportunidad fue uno de los artífices que trastrocó una derrota inminente en una victoria trascendente. Y enseguida, por orden del Coronel Manuel Atanasio Cavañas, quien fungía de Comando superior ante la defección de Velazco, la vanguardia de las fuerzas provinciales siguió a las fuerzas argentinas en retirada hacia el Tebicuary, las Misiones y el Paraná. Acampadas en la margen izquierda del Tacuary, las fuerzas de M Belgrano fueron asediadas por los paraguayos, en cuya ocasión una vez más, la actuación de Yegros fue decisiva para la victoria del 9 de marzo de 1811.

Terminada la triunfal campaña contra Belgrano. Yegros ascendió a Teniente Coronel, y es designado Gobernador-Comandante de las Misiones, con sede en Itapúa, mientras la mayoría de los ex-combatientes de Paraguarí y Tacuary eran licenciados. En Itapúa, detuvo al emisario portugués Tte. José de Abreu y su escolta, y les dio paso hacia la capital, recién mediante órdenes del Gobierno. Abreu fue el autor de un interesante relato sobre los acontecimientos de mayo de 1811 en la Asunción.

Aunque ausente de la capital, Yegros era reconocido como el Jefe militar de la revolución; el nexo con la oficialidad de la capital, era su hermano menor, el Cap. Antonio Tomás Yegros. Producido con adelantamiento de fecha, el movimiento del 14 y 15 de mayo, FY recibió comunicación en Itapúa el 18 y enseguida, previas medidas de seguridad, salió con una escolta hacia la capital, "matando caballos", llegó el 21 a la media mañana en el Convento de los Recoletos franciscanos en donde descansó, y a la tarde al Cuartel General de la Asunción. El primer Congreso Nacional le designó presidente del primer gobierno nacional; la Junta Superior Gubernativa, funciones que sumó al de Comandante General de Armas.

Yegros y Cavallero fueron los únicos que cumplieron sin interrupciones el período del primer gobierno nacional. Luego, el Congreso de 1813 le nombró Cónsul de la República, con el Dr. Francia, en cuya oportunidad se les otorgó la jerarquía de Brigadier General, con lo que ambos fueron los primeros Generales de nuestro Ejército independiente. Gran señor, sin ambiciones desmedidas, no obstante su prestigio y su poder militar, no movió un ápice los recursos que tenía para torcer el derrotero trazado por el Dr. Francia, que lo condujo a su exaltación al poder supremo y único.

Alejado de toda actividad política y militar, viviendo en su estancia de Quyquyhó, Yegros fue involucrado en la conspiración del año 20 contra la vida del Dictador. Fue fusilado el 17 de julio de 1821 en un costado del actual Palacio Legislativo. Casado con Facunda Speratti, tuvieron numerosa descendencia; uno de los hijos, Rómulo José Yegros, fue edecán del mariscal López, y en tal carácter testigo de dos circunstancias trascendentes: la misión diplomática a Europa, 1853/54, y la mediación en el conflicto civil argentino, en 1859. Su testimonio de esos acontecimientos, un Diario en poder de los descendientes, es de excepcional importancia, El mayor R J Yegros, murió heroicamente en la batalla de Boquerón-Sauce. Casado con Úrsula Urbieta, su hijo Fulgencio es el padre de Fulgencio, Miguel Ángel, Luís Celestino, Flaviano, Enrique y Alejandro Daniel Yegros; los dos primeros llegaron a la máxima jerarquía de General de División y de meritísima actuación durante la Guerra del Chaco.

Un hermano menor de Fulgencio, Antonio Tomás, nació en la estancia familiar de Quyquyhó, en 1783. Peleó igualmente en la defensa de Montevideo y tuvo destacada participación en la batalla de Paraguarí, desde donde comandó la vanguardia paraguaya que fue presionando a las fuerzas de Belgrano en retirada hasta su derrota final en Tacuary. El apresurado pronunciamiento del 14/15 de mayo le tomó en la estancia de Quyquyhó, en donde recibió la noticia, que rápidamente transmitió, mediante chasque, a su hermano en Itapúa. Ya en la capital, asumió con jerarquía de Capitán, las funciones de Comandante del Cuartel General. Informado de las discrepancias de orden político en la J S Gubernativa, entre el Dr. Francia y el Dr. Bogarín, impuso la cesantía de éste, "por causas legítimas que a su tiempo se dirán". Amigo y pariente del Dr. Francia, le sobrevivió y también a don Carlos, pues falleció en 1864. Sus restos, los únicos conocidos de los próceres de Mayo, reposan en el Panteón Nacional de los Héroes desde 1966, por iniciativa de la Comisión Nacional de la Casa de la independencia. Sus descendientes se proyectan hasta nuestros días.

Otros Yegros en la gesta libertaria fueron los tenientes José Agustín, José Antonio y los civiles Martín José y Ángel.

 

MARIANO ANTONIO MOLAS

Nació en Asunción en 1780; fueron sus padres Pedro José Molas y María Úrsula Esquivel. Estudió en el Colegio Seminario de San Carlos y luego en Buenos Aires, en donde siguió Derecho sin llegar a completar. Allá trabó relaciones con numerosos jóvenes imbuidos de las nuevas ideas. Regresó a la Asunción y participó activamente en los trabajos revolucionarios; fue el orador más destacado en el Primer Congreso Nacional, en junio de 1811. Mocionó los candidatos para la Junta Superior Gubernativa; y también la candidatura del doctor Francia para la Dictadura Temporal, pero se opuso a la Dictadura Perpetua. Ejerció la abogacía, hasta que a raíz de un incidente profesional, fue encarcelado. Se le atribuye la valorada obra Descripción Histórica de la Antigua Provincia del Paraguay, en la que afirma la participación del Dr. Francia en los preparativos de la revolución, discutida por muchos. En ella escribió "... Se le habló al doctor don José Gaspar de Francia, quien conviniendo en dirigir la empresa, instruyó el plan sobre que se había de efectuar". Contra esta afirmación han chocado todos los que niegan la participación del Dr. Francia en los preparativos de la Revolución M. A. Molas falleció en 1844, confinado. Casado con Beatriz Fernández Montiel, dejó descendencia.

Para JP Benítez, ". . . MA Molas no es un político, ni un revolucionario por presentimiento, sino un hombre de derecho, líder de ideas... Es el primero el proyectar declaraciones, en proponer normas jurídicas para la organización política de la nación. Su contextura era la de un doctrinario. Carecía de la habilidad y de la fuerza para dirigir la revolución, pero la alimentó de ideas, le dio contenido jurídico... Apreció el alcance de la Revolución, la necesidad de una transformación radical y profunda de la organización colonial... Fue así como la candidatura del doctor Francia para la Junta de Gobierno de 1811 y la diputación al Congreso que debía realizarse en Buenos Aires así como para el Consulado de 1813, fue propugnada por él.

Fue una prueba de su desinterés y de su comprensión del movimiento, de una lógica profunda, que sólo se encuentra en las inteligencias agudas... Así se explica que en 1814 fuera proponente de la Dictadura Temporal. La aceptó como una necesidad, la consintió como un recurso para la salvación de la patria... ".

Con Francia y de la Mora, M.A. Molas integró el elenco civil más representativo de la gesta de mayo. Y suya fue la moción de que el Paraguay "...sólo tenga amistad, buena armonía y correspondencia con Buenos Aires...", sin reconocer su autoridad.

 

FERNANDO DE LA MORA

Hijo de Fernando de la Mora y de Ana del Casal, nació en Tapuá en 1785. Realizó sus estudios superiores en el Colegio de San Carlos de Buenos Aires y en la Universidad de Córdoba. Regresó a la Asunción y en 1806/7 integró con grado de Alférez el contingente paraguayo que peleó bravamente en las playas de Montevideo, contra los ingleses. En aquella ocasión y por primera vez, el contingente paraguayo utilizó distintivos de colores rojo, blanco y azul, que serían los de la enseña patria. La preparación intelectual y activa militancia revolucionaria de de la Mora, fueron determinantes para la decisión del 1er. Congreso Nacional, que lo designó Vocal Secretario de la Junta Superior Gubernativa. Cuando la ocupación de Pan de Azúcar por los portugueses, de la Mora fue comisionado en 1812 para organizar en Concepción un contingente militar para la represión de los intrusos. Ya en la referida ciudad, organizó el Cabildo local.

En ausencia del Dr. Francia, retirado voluntariamente de las funciones gubernativas; la Junta, entonces con Yegros, Caballero y de la Mora, produjo 2 documentos trascendentales, de notables previsiones: el Bando del 6 de enero de 1812, y la Instrucción para el Maestro de Escuela. No podía ser sino de la Mora el autor intelectual de tales documentos; a través de ellos, aquel primer gobierno nacional expuso sus bellos idearios en materia de desarrollo económico, libre navegación de los ríos, desarrollo de la educación mediante la reapertura del Colegio Seminario de San Carlos, la creación de la Sociedad Patriótica Literaria. "El ilustre Cabildo -dice la Instrucción- cooperará con su celo y patriotismo, que los padres manden sus hijos a las escuelas... así el Paraguay será un semillero y Areópago de las ciencias..."

De la Mora fue separado del gobierno a causa del extravío del anexo del Tratado del 12 de octubre de 1811 con Buenos Aires, y no fue repuesto no obstante haber sido encontrado el documento. Años más tarde, fue reducido también a prisión, hasta su muerte en agosto de 1835. Estaba casado con Josefa Antonia Coene; Manuel Pesoa anota que fueron sus hijos Ana Josefa, Saturnina Rosa, Jovita Beatriz, Fernando y Rafael de la Mora. Hijo natural de Rafael fue Benigno Ferreira, general y doctor. Sus descendientes se proyectan hasta nuestros días; los Heisecke-Ferreira, Barriocanal-Mora, Mora-del Casal, Cálcena-Mora, Mora-Molas, Saguier-Mora y otros.

 

VICENTE ANTONIO MATIAUDA

Oriundo de Itapúa, era hijo del español Manuel Matiauda y Marzola y de la paraguaya Gregoria Zorrilla Franco de Torres, nació alrededor de 1780, estudió Filosofía en Colegio Carolino y luego se incorporo a la milicia. A poco de la victoria sobre Belgrano, Fulgencio Yegros, su pariente, Gobernador de las Misiones, con sede en Itapúa, tiene en él, un valioso colaborador. . Producida la independencia, el cap. Matiauda es Delegado de Gobierno en Candelaria, en las Misiones sobre la banda izquierda del Paraná.

Ciertamente, por sus estudios y su inteligencia, el cap. Matiauda no fue un mero receptor de órdenes. Supo apreciar en su exacta dimensión la transcendencia geopolítica de una Integración de Estados para resistir con éxito la común amenaza absorcionista de Bs. As. y Río de Janeiro. Tal la motivación de una proyectada Confederación de los Pueblos Libres, alentada por Artigas, que debían integrar el Paraguay, la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos y Río Grande del Sur. El cap. Matiauda, que mantenía correspondencia con Artigas, propuso a los Cónsules -Francia/Yegros- la ejecución a su cargo de una operación inmediata; someter a las fuerzas de Buenos Aires en las Misiones, establecer una efectiva conexión con las fuerzas artiguistas y extender la ocupación paraguaya de las Misiones entre el Paraná y el Uruguay.

El Dr. Francia, dueño y señor de las decisiones, no quiso aventurarse en una intervención extra frontera; y no se apartó nunca de su política de no intervención. Matiauda, frenado en sus impulsos políticos, dejó sus funciones y se incorporó a las fuerzas de Artigas; costosa le resultó su independencia de criterio. El Supremo no olvidó su desobediencia, según tradición familiar, a su regreso lo recluyó en prisión. Liberado, vivió en Yuty, presumiblemente allí murió.

Admira a la distancia la idea de una Confederación y la coyuntura histórica que con visión de futuro quiso aprovechar el cap. Matiauda. En aquel momento, un golpe de audacia y decisión pudieron colocar al Paraguay en una envidiable posición de preeminencia. Medio siglo más tarde, cuando el Mariscal alentó un entendimiento parecido con Uruguay; las condiciones ya no se daban.

El cap. Matiauda dejó hijos. PA Alvarenga Caballero anota que Francisco Matiauda se casó con Rafaela Espínola; su hijo Gregorio Matiauda Espínola, casado con Viviana Aquino Yegros, son los padres de Heriberta Matiauda Aquino, casada con Hugo Stroessner; padres de S.E. el general Alfredo Stroessner Matiauda.

 

VICENTE IGNACIO ITURBE

Oriundo de San Pedro de Ycuá-mandyjú, habría nacido por 1785; hijo de Antonio Iturbe y María del Carmen Domínguez, Combatiente destacado en Paraguarí y Tacuary contra Belgrano, fue convicción y decisión por la independencia junto al cap. Cavallero, desde el día en que ambos volvieron a la capital tras la victoria contra la fuerza porteña. Sin imaginar su vinculación revolucionaria, en la mañana del 14 de mayo, el Síndico-Procurador Juan Antonio Fernández, lo afirma J.C. Chaves, comentó a Iturbe que el Gobierno estaba en la pista de los propósitos de sospechosas reuniones. De ahí en más, tras comunicación con P.J. Cavallero y la descontada adhesión de M.J. Troche, de guardia en el Cuartel de Infantería, la decisión por el pronunciamiento fue inmediata.

La decisión de los Iturbe fue importantísima dado su prestigio y arrastre entre otros oficiales jóvenes, todos comprometidos en la comunión de propósitos con el cap. Cavallero, acatado sin reservas como jefe de la oficialidad joven de la capital en su pronunciamiento por la independencia. VI Iturbe era instruido; uno de los pocos entre la oficialidad revolucionaria, con JB Rivarola y V.A. Matiauda, ex alumnos del Colegio Carolino.

Pasada las 10 de la noche del 14 de mayo, el Comando revolucionario se instaló en el Cuartel de Infantería, y ya en las primeras horas de día 15, Iturbe llevaba al gobernador Velazco la intimación suscripta por el cap. Cavallero. Según el informe del teniente D. José de Abreu, jefe de un contingente portugués que había llegado desde el Brasil, mientras aguardaba en la guardia de la Casa de Gobierno la respuesta del Gobernador, el cap. Iturbe se mostró decidido y enérgico. Tras sucesivas notas intercambiadas, de algunas de las cuales era portador el cap. JB Rivarola, Iturbe recibió la rendición del Gobernador, al amanecer del 15.

El cap. Iturbe está sindicado como el expositor de una velada oposición a la candidatura del Dr. Francia como uno de los diputados del Cuartel revolucionario a integrar el Gobierno Provisorio; oposición obviada mediante la intervención de fray Dr. Fernando Cavallero. A poco de la independencia, el cap. Iturbe desempeñó las funciones de Delegado de Gobierno y Jefe de las milicias de Villa de San Pedro. Con motivo de la conspiración del año 20, fue apresado; sufrió prolongada prisión y fusilado en 1837.

Vicente Ignacio Iturbe estaba casado con Luisa Bernarda de Echague. Según J.W. Colnago Valdovinos; su hijo, cap. Policarpo Iturbe de la escolta del Mariscal, murió en la defensa de Humaitá. Su hermano, el teniente Juan Manuel Iturbe, tuvo también decidida participación en la gesta libertaria de 1811.

 

JUAN BAUTISTA RIVAROLA

Oriundo de Barrero Grande -Eusebio Ayala- era hijo del cap. Juan Bautista Rivarola y María Antonia Recalde; habría nacido por 1785. En las jornadas por la independencia, el cap. Rivarola actuó en estrecha colaboración con sus cuñados; de éstos, el teniente Gervasio Acosta murió heroicamente en Tacuary en oportunidad de una briosa carga de la caballería paraguaya. Su hermano, teniente Juan Bautista Acosta, era el oficial de guardia que decidió la adhesión del Cuartel de la Rivera a favor de la Revolución. El cap. Rivarola cumplió destacada actuación en Paraguarí y Tacuary.

El Semanario del 10 de marzo de 1866, memorando la victoria final sobre Belgrano, dice: "Se ha hecho espectable por su valor, intrepidez y prudencia, el General de División don Juan Manuel Gamarra, y asimismo se ha distinguido el Comandante de Vanguardia don Fulgencio Yegros, el intrépido Comandante de caballería don Gervasio Acosta y su segundo don Carlos Santos; el comandante de caballería don Fortunato Acosta, el valeroso capitán Amancio Insaurralde, el comandante de caballería don Sebastián Taboada, el capitán de caballería don Francisco Barrios, el capitán de caballería don Juan Bautista Rivarola y su teniente don José Antonio Sosa; los tenientes de urbanos don Fernando Gavilán y don Manuel Ferreira con su alférez don José Mariano Mancuello; los capitanes don Antonio Tomás Yegros y don Pedro Juan Caballero, el intrepidísimo teniente don José Mariano Recalde, y los famosos ayudantes don Vicente Iturbe y don Mariano Mallada, como también el teniente de cazadores don José Antonio Yegros... ". Cuántos nombres desconocidos en nuestra galería de Próceres!

Sin duda desmovilizado después de Tacuary, el cap. JB Rivarola era asiduo concurrente a las reuniones de la oficialidad patricia. Su presencia en la capital tampoco podía extrañar, pues tenía casa -de su suegra, Juana Isabel Cabañas de Acosta- a pocos metros de la hoy Casa de la Independencia. PJ Cavallero, V.I. Iturbe y J.B. Rivarola fueron los 3 capitanes de la victoriosa conducción de la gesta de mayo. Y fue Rivarola el único miembro de la triunfante oficialidad que usó de la palabra en el primer Congreso nacional.

Sobrevivió al vendaval de 1820 y al mismo Dictador. Asistió como diputado de su pueblo al Congreso de 1841; presentó un Proyecto de Constitución que no halló eco por la oposición de C.A. López. Regresó a su hacienda de las Cordilleras y murió en 1857. Casado con Gregoria Acosta, enviudó y contrajo segunda nupcias con su cuñada, Felipa Acosta. Dejó numerosos hijos: de ellos Cirilo Antonio Rivarola, fue el primer Presidente con la Constitución de 1870.

 

PEDRO JUAN CAVALLERO

Nació en Tobatí en 1785; era su madre Lucía García y su padre el Comandante Luis Cavallero; éste murió a resultas de las fatigas, tras el cumplimiento de una    ardua y decisiva misión poco antes de la batalla de Tacuary. El cap. Cavallero tuvo relevante actuación contra Belgrano en Paraguarí y Tacuary. Cuando era inminente el descubrimiento del proceso revolucionario, PJC asumió la jefatura de los patriotas en ausencia de los jefes de mayor jerarquía, Yegros y Cavañas.

En la noche del 14 de mayo el Cap. Cavallero, ocupó el Cuartel de Infantería o Cuartel de la Plaza, también conocido como Cuartel del Colegio, porque estaba contiguo al Colegio Carolino. Establecido el Cuartel revolucionario con la jefatura del Cap. Cavallero, a su comando se subordinaron esa misma noche las guarniciones del Cuartel de la Ribera y de la Maestranza de Artillería.

Amanecía el día 15 de mayo y con él la independencia del Paraguay, ofrenda de la decisión y valor de jóvenes capitanes y tenientes. Una salva de 21 cañonazos saludó el nacimiento de la Patria independiente. Al día siguiente asumía el Triunvirato o Gobierno Provisorio, con los diputados designados por el Cuartel revolucionario, el Dr. J G Rodríguez de Francia y el Cap. Juan Valeriano de Zeballos, asociados a Velazco.

En decisión que lo enaltece, PJ Cavallero no había querido ninguna figuración en el Gobierno; solo aguardaba la llegada de Fulgencio Yegros para darle el parte de la victoria. El 1er. Congreso nacional, del que fue co-Presidente, le designó miembro de la Junta Superior Gubernativa. Y fue Presidente con Fulgencio Yegros y el Dr. Francia, del 2° Congreso, que estableció el Consulado y proclamó la República. Lo mismo que Yegros y otros con la exaltación del Dr. Francia, Cavallero fue marginado de toda figuración político-militar. Involucrado en la supuesta conspiración del año 20, fue reducido a prisión y se suicidó en su celda. Se le atribuye haber escrito en la pared. "Bien sé que el suicidio es contrario a la Ley de Dios y de los hombres, pero la sed de sangre del tirano de mi patria, no se aplacará con la mía", pensamiento muy profundo para un modesto oficial de urbanos. Casado con Juana Mayor, fueron sus hijos Francisco Solano, Liberta Patricia, Justo Abel, Juan Pedro, Rosa Casta y Felipa Dolores, ésta y su esposo Luís Bareiro, son los padres de Cándido Bareiro, destacada figura en el servicio exterior del Mariscal, y Presidente de la República en la post guerra.

 

MAURICIO JOSÉ DE TROCHE

Oriundo de San Isidro Labrador de Curuguaty, nació en 1786; era hijo de José de Troche, cuyos ascendientes eran los fundadores y regidores del Cabildo de aquella lejana población, centro de la producción yerbatera de la Provincia. Tras la victoriosa campaña contra las fuerzas invasoras al mando de Manuel Belgrano, fue ya incontenible el fermento revolucionario, pero los jefes paraguayos habían sido alejados; Cavañas ya sin mando de tropa, en su hacienda de las Cordilleras, y Yegros en Itapúa. La llegada el 10 de mayo del oficial portugués Tte. José de Abreu, llenó de inquietud a los jóvenes conspiradores de la capital, y más aún cuando en la mañana del 14 de mayo, Iturbe fue informado de que el Gobierno seguía la pista de una conspiración. En esa hora crucial, la decisión de Troche por la independencia aseguró el triunfo del pronunciamiento revolucionario y la independencia patria.

Debemos a B. Riquelme García la nómina de la Compañía de Urbanos de Curuguaty, que al mando del cap. Troche guarnecía dicho Cuartel en la noche del 14 de mayo. Su fidelidad a la tierra de su nacimiento fue el santo y seña de nuestra independencia. Nada más justo que perpetuar sus nombres: Sargentos Pedro Juan Ortellado y Custodio Arias; Cabos Agustín Barreto, José Ignacio Santander y Francisco Villar; Soldados Juan de la Cruz Benítez, Juan de la Cruz Peralta, Pedro Juan Moreira, Pedro Juan Bría, Vicente Ferrer Echeverría, Pedro Antonio Portillo, José Felipe Báez, Manuel Oviedo, Santiago Méndez, Andrés Figueredo, José Ignacio Báez, Andrés Balmaceda, Gerónimo Garcete, José Ortigoza, Felipe Paredes, Pedro José Verán, Vicente Troche, Narciso González, Roque Ortellado, Pedro Pablo Báez, Fernando Lobos, Luis Núñez, José Ortigoza, Sebastián Villar, Francisco Solano Troche, Laureano Portillo; Hilario Troche y Miguel Ángel Alfonso.

Luego, en el 1er. Congreso Nacional, M J Troche fue de los sufragantes por la afirmación de nuestra independencia. Siguió sirviendo con su proverbial humildad, y también le alcanzó la terrible represión francista; fue el último de los ajusticiados, por reales motivos ignorados, ya en 1840, a pocos meses de la muerte del Dictador. El prócer falleció soltero; su descendencia se proyecta hasta nuestros días a través de sus numerosos hijos reconocidos. Civiles, militares, profesionales, todos han sabido honrar la ilustre trayectoria de aquel artífice de nuestra independencia. Un teniente Mauricio José Troche, fue el mejor egresado de su promoción de la Escuela Militar y combatió en el Chaco. El teniente Reinaldo Gilberto Troche; fue de los que protagonizaron la proeza de Yrendagué.

 

PBRO. JOSÉ AGUSTÍN MOLAS

Oriundo de Santa María de las Misiones; estudió en el Colegio Carolino, ordenándose de sacerdote. Era capellán del Ejército, que en Paraguarí y Tacuary afirmó con sus victorias, la decisión paraguaya de no someterse a la hegemonía de Buenos Aires. Según la "Relación" publicada en El Semanario, "...el valeroso capellán del ejército... en lo más recio de la pelea - Tacuary - acudía a ejercer su ministerio y a socorrer a los heridos, hasta llegar a auxiliar a los mismos enemigos.

Consumada la victoria de las fuerzas para    guayas, el P. Molas y Belgrano sostuvieron una enjundiosa discusión; éste alegando que Bs. As. tenía autoridad sobre las demás Provincias; replicó Molas, señalando que con los mismos argumentos que asistían a Bs. As. también el Paraguay y las otras Provincias tenían el derecho de optar por la independencia.

Sin ninguna duda, el Clero en su gran mayoría, en pensamiento y acción estuvo plenamente identificado con la decisión por la independencia nacional. Además de los muy conocidos - F.J. Bogarín y F. Cavallero - cabe la mención de los superiores de las respectivas Ordenes: fray Manuel Tadeo de la O, mercedario; fray Felipe Santomé, franciscano; fray Bernardino Enciso, dominico; y con los citados, los Pbros. Sebastián Patiño, José Ignacio Caballero de Bazán, Marco Antonio Maíz, Bartolomé José Amarilla, Manuel Antonio Corvalán, entre tantos. De ellos, - S. Patiño y MA Corvalán, por ej. - definieron su posición con encendida elocuencia en el 1er. Congreso Nacional.

Del Pbro. JA Molas no ha trascendido referencias de su actuación en los ajetreos revolucionarios. Pero sí de su decidida y heroica actuación en los combates de Paraguarí y Tacuary. Y especialmente, su sólido alegato y fundamento de la decisión paraguaya, en su comentada discusión con el general Belgrano.

- Esta Provincia propuso a la capital una correspondencia fraternal y armoniosa cuando la resolución del 24 de julio; suspendiendo sí todo reconocimiento de superioridad... y la Junta de Buenos Aires, desentendiéndose de los motivos y razones de aquélla, respondió con amenazas...

- El pueblo de Buenos Aires no tiene autoridad por capital, de subyugar a las demás Provincias, sino únicamente representar sus derechos... como cada Provincia los tiene...

El alegato expuesto por el Pbro. Molas, más de 2 meses antes del pronunciamiento de mayo, desmiente rotundamente la afirmación de historiadores argentinos, de que la idea de independencia, la trajo Belgrano al Paraguay.

 

JUANA MARÍA DE LARA (*)

Hija del español Carlos José de Lara y de la paraguaya Luisa de Villanueva y Otazú, nació en Asunción por 1760. Contrajo matrimonio en 1787 con el cap. José Díaz de Bedoya, que llegó a desempeñar las funciones de Regidor del Cabildo asunceno. Este era viudo de su tía, y correspondió a doña Juana criar a los cuatro hijos de su esposo. Uno de ellos el Dr. Ventura Díaz de Bedoya, jurisconsulto recibido en Buenos Aires, se identificó con los partidarios de la unión con la capital del ex Virreynato. Su hermana, Manuela Díaz de Bedoya fue la madre del general Vicente Barrios.

Viuda en 1806 y en buena posición económica, doña Juana María se consagró a obras piadosas. Profesó en la tercera Orden de penitencia de la comunidad franciscana, en cuya Orden militaba su tío, fray Dr. Fernando Cavallero. Al secularizarse los Conventos, en 1824, la imagen de San Francisco de Asís, entonces en el Altar mayor del Convento, fue entregada a doña Juana.

La proximidad de su vivienda con la casa de los hermanos Pedro Pablo y Sebastián Martínez Sáenz, en donde tenían lugar las reuniones secretas de los conjurados; los Yegros, de la Mora, PJ Cavallero, los Acosta, los Aristegui, los Iturbe, JB Rivarola y otros, todos parientes cercanos y ligados por vínculos de consanguinidad a doña Juana, permitió que ella estuviese al tanto del movimiento destinado a poner término al poder español en Asunción. La calidad de Mayordoma ya citada, y sus idas y venidas a casa de los cofrades, la convertían en agente principalísimo para transmitir instrucciones, sin que ninguna sospecha pudiese recaer sobre ella, máxime si se atiende al hecho de su viudez de un Regidor español. La residencia de doña Juana -en la esquina actual de Benjamín Constant y 14 de Mayo- a menos de 100 metros de la hoy Casa de la Independencia, facilitó la fluida comunicación con los gestores de nuestra emancipación. Y fue por su intervención que a las 10 de la noche del 14 de Mayo, un repiqueteo de las campanas de la Catedral, anunciaba la marcha hacia la independencia.

Fue en razón de lo expuesto que en la mañana augural del 15 de Mayo de 1811, nadie pudo alegar mejores títulos para ser la primera patricia paraguaya que llegara hasta el Cuartel revolucionario, a festejar el triunfo de la Patria naciente.

Doña Juana María de Lara viuda de Bedoya, falleció en 1825.

(*) de José W. Colnago Valdovinos.

 

JOSÉ FÉLIX BOGADO

Se incorporó como voluntario a las órdenes de San Martín, después del combate de San Lorenzo, en 1812. Tenía ya entonces unos 35 años de edad, y se ignora sus antecedentes. Tres años más tarde, en 1816, era Alférez de los Granaderos a Caballo en Mendoza. Y enseguida la campaña heroica; el cruce de los Andes, sacrificios y contrastes y los triunfos consagratorios: Chacabuco y Maipú, los ascensos de Teniente a Ayudante Mayor y las condecoraciones al valor: "Chile, al valor y constancia de los vencedores de Maipú": Argentina, al heroico defensor de la Nación, en Maipú", y la peruana "Yo fui del Ejército Libertador". De regreso al Río de la Plata, falleció en San Nicolás, en noviembre de 1829.

"La batalla de Junín  -anota el escritor argentino Adolfo P. Corranza - fue una escena de heroísmo y de bravura; la lanza y el sable hicieron estragos... Suarez fue el héroe de ese día, al frente de los Húsares de Junín, y Bogado, mandando a los Granaderos de los Andes, se hicieron acreedores a la medalla de oro que el Libertador concedió a sus compañeros de glorias y de triunfos...

... El general Canterac, después de su desgracia en Junín, indicó a La Serna -el Virrey- la necesidad de arriesgar una batalla decisiva, como en efecto lo fue la de Ayacucho... La batalla comenzó con los primeros albores y la lucha fue reñida hasta el medio día, en que los patriotas eran dueños del campo... Miller ocupó el centro con su división, y en ella formaban los Granaderos de los Andes, cuyo jefe era Bogado... El resultado de aquel día no pudo ser de mayor trascendencia... como que fue la última batalla de la independencia americana... Más de 3.000 hombres quedaron fuera de combate y como 2.000 prisioneros; con el Virrey, mariscales, generales y más de quinientos de menor graduación... Bogado fue hecho coronel sobre el campo de batalla por Bolívar, siguiendo con el mando de los restos gloriosos del Regimiento... De los 125 hombres que salieron del cuartel del Retiro en 1815 para engrosar el Ejército que se formaba en Mendoza, sólo volvían siete, después de once años de campañas. Y Bogado que fuera como soldado entonces, venía mandando los últimos restos de los libertadores del Continente... los famosos Granaderos a Caballo.

J F Bogado, "el Guaireño", es la síntesis de valor de otros paraguayos; Bonifacio Ramos, Ramón Díaz, Patricio Maciel, Patricio Oviedo; próceres de la independencia de medio continente.

 

ADMINISTRACIÓN DE LOS LÓPEZ

 

CARLOS ANTONIO LÓPEZ

Nació en Manorá, distrito de la Recoleta, el 4 de noviembre de 1792; fueron sus padres Miguel Cirilo López y Melchora Insfrán. Hizo sus estudios en la escuela local de los franciscanos y en el Colegio Seminario de San Carlos, del que fue egresado distinguido en 1810. Dictó las cátedras de Arte y Teología en el mismo Colegio, y ejerció la profesión de abogado. Durante el gobierno francista, vivió en la estancia de Olivares, cerca de la Villa del Rosario. Muerto el Dr. Francia, bajó a la Asunción en donde muy pronto se convirtió en la principal figura política. Casado con Juana Pabla Carrillo, tuvieron 5 hijos: Francisco Solano, Inocencia, Venancio, Rafaela y Benigno.

Su primera función política fue la de Secretario de la Comandancia General de Armas, en febrero de 1841. Un mes más tarde, el Congreso reunido el 12 de marzo, instauró un nuevo Gobierno, el Consulado; surgiendo don Carlos ya como la primera figura; el otro Cónsul era M R Alonso. Con su saber y su voluntad, don Carlos fue modelando la estructura del Estado; fueron de su inspiración y de nadie más, los instrumentos jurídicos fundamentales aprobados por sucesivos Congresos, y asimismo las disposiciones de gobierno.

CA López fue designado Presidente de la República por el término de 10 años. Reelegido por el Congreso de 1854, lo aceptó por 3 años; y otra vez por el Congreso de 1857, por el período legal de 10 años, que no completó. Su gabinete: Gobierno, D. F. Sánchez; Relaciones Exteriores, José Falcón; Hacienda, Mariano González; Guerra y Marina, general F.S. López.

Un aspecto por demás destacado de la administración de don Carlos fue la promoción socio-económica, merced a una serie de iniciativas de recíprocas influencias. Así el reactivamiento del comercio exterior, que alentó la producción interna; incrementó la agricultura, la ganadería y la explotación de la yerba mate. Desarrolló las obras públicas; vías de comunicaciones y grandes construcciones, incorporó las grandes factorías: Fundición de Hierro y prospección de minerales, Ferrocarril, Marina mercante, Arsenal y Astillero, que tuvieron amplias proyecciones colaterales, por los trabajos realizados en la capital y en poblaciones del interior.

Don Carlos dio impulso excepcional a la instrucción pública, mediante las escuelas de primeras letras, notablemente incrementadas, la Escuela-taller, e instituciones superiores: la Academia Literaria, el Aula de Latinidad, la Escuela Normal, el Aula de Filosofía, la Escuela de Derecho Civil y Político, la Escuela de Matemáticas, el Colegio Seminario, etc. Y además, los becarios a Europa y los técnicos contratados en el Viejo Mundo, todos por cuenta del Estado.

El periodismo - su creación - cumplió relevante función, especialmente El Paraguayo Independiente, el órgano primigenio, creado para la justificación de la independencia nacional, ante la nación y la opinión pública internacional. El mismo Presidente de la República, era su director y redactor principal. Durante siete años a partir de 1845, El Paraguayo Independiente expuso con claridad y energía las razones de hecho y derecho, que hacían de la independencia nacional una realidad no sujeta a voluntades ajenas.

No obstante la firma de Tratados y extremas concesiones, como la renuncia de las Misiones en favor de la Argentina y la libre navegación del río Paraguay en favor del Brasil, las cuestiones de límites con estos países no tuvieron solución.

C.A. López falleció el 10 de setiembre de 1862; susrestos fueron inhumados en la Iglesia de Stma. Trinidad, su obra. "La existencia de Carlos Antonio López tiene órbita regular, como un astro. Es un destino cumplido bajo la bendición de Dios. Transpone la vida bajo un arco de triunfo levantado con sus creaciones; todo lo que rodea su féretro es fruto de su administración en el periodo que le tocó regir. Ha arrancado del tiempo óptimos frutos; lo ha exprimido con sus vigorosas manos; seguido con sus ojos avizores para comprender sus ondulaciones y aprovecharlas. Supo sincronizar su existencia con la época y el medio, para sacar el máximo rendimiento. Ascendió al gobierno en un pueblo sin agitaciones, después de haberse formado en la soledad y en el estudio. Asumió su destino en la hora propicia, cuando los astros se conjugaban y se requería un arquitecto para la formación nacional. El país parecía un vasto barbecho con bandera en alto y pelotón de custodia, pero sin las manifestaciones de la organización jurídica y de la cultura superior. Allí se puso a trabajar, con método, con brújula, sextante, reloj y azada. Aró, ordenó, sembró y construyó en todos los tiempos del verbo. Su heroísmo, civil e incruento, tiene algo de la labor anónima del minero, la eficiencia del albañil que va colocando ladrillos, del afán sudoroso del agricultor que siembra, no sólo para la cosecha inmediata, sino para la arboleda del futuro. Sus defectos y fallas fueron cometidos en el curso de la acción. Bien pudo errar por centímetros en una edificación tan múltiple... (JP Benítez).

En 1939, durante la presidencia del Dr. Félix Paiva, los restos de don Carlos, en una urna especial, fueron depositados en el Panteón Nacional de los Héroes.

 

MARIANO ROQUE ALONSO

Nació en Yvytymí; hijo de Vicente Alonso y María Agueda Romero. Se incorporó a la milicia durante el período francista, a cuyo término era Sub-Teniente. Tras la muerte del Dr. Francia, asumió el poder una Junta Gubernativa, con la presidencia del Alcalde primer Juez Ordinario, Manuel Antonio Ortiz, y como miembros, los Comandantes de los Cuarteles de la Capital. Esta Junta duró 4 meses; fue derrocada por el sargento Romualdo Duré con un piquete de tropa, el 22 de enero de 1841. Fue constituido entonces un Triunvirato gubernativo, con la presidencia del Alguacil Mayor Juan José Medina, y los ciudadanos José Gabriel Benítez y José Domingo Campos. La nueva Junta de Comandantes de los Cuarteles de la Capital se constituyó en el epicentro del poder. Lo integraban los tenientes Mariano Roque Alonso, Dionisio Ojeda, Bernardino Denis, José Matías Candía, Julián Bogado, y José Gabriel del Valle, quienes con los miembros del Cabildo Municipal se constituyeron en Asamblea.

El Triunvirato duró apenas 2 semanas; en fecha 9 de febrero de 1841, la Junta de Comandantes procedió a su destitución, y nominó un Gobierno unipersonal con la denominación de Comandante General de Armas, para cuyo desempeño fue designado el teniente Mariano Roque Alonso y como Secretario, el ciudadano Carlos Antonio López. Y le fijaba como un objetivo inmediato, la reunión de un Congreso General, en el plazo de un mes. El nuevo régimen unificaba las jefaturas de las Fuerzas Armadas y el Gobierno.

El 12 de marzo de 1841, el Congreso Nacional reunido en el Cuartel de San Francisco, procedía a nominar un nuevo Gobierno, el Consulado, y para su ejercicio a los ciudadanos Carlos Antonio López y M R Alonso, aquel como primer Cónsul, y compartiendo ambos la jefatura de las Fuerzas Armadas, y la presidencia del Congreso extraordinario de 1842, que declaró la independencia nacional e instituyó los símbolos nacionales; bandera y escudo.

Con la nominación presidencial de C A López, MRA integró el Consejo de Estado. Sin ambiciones, no opuso reparos a la preeminencia de una personalidad superior. Falleció en su pueblo en 1853. 

 

JUAN ANDRÉS GELLY

Hijo del español Juan Gelly y de María del Carmen Martínez de Ibarra y Quiñonez, nació en la Asunción en 1790; adolescente aún se trasladó a Buenos Aires en donde hizo sus estudios superiores. Regresó a la Patria, vinculándose con los revolucionarios. Consumada la independencia, cumplió destacada labor como miembro de la Sociedad Patriótica Literaria, durante el gobierno de la Junta Superior Gubernativa. Luego regresó a Buenos Aires, disconforme con el liderazgo del Dr. Francia. En Montevideo y Buenos Aires, JAG cumplió relevantes funciones políticas y diplomáticas al servicio de sus respectivos gobiernos. Muerto el Dr. Francia, Gelly volvió al país en 1845; Don Carlos le fijó la ciudad de Villarrica como lugar de residencia. Apenas 8 meses más tarde, Don Carlos le hizo llamar, encomendándole la redacción de El Paraguayo Independiente. Y a fines de 1846 concurría a Río de Janeiro con rango de Encargado de Negocios, para cumplir una importantísima misión diplomática ante la corte Imperial; referidas al entendimiento paraguayo - brasileño frente a Rosas y a la ya prolongada cuestión de límites. JAG presentó a la Cancillería imperial un proyecto de Tratado de límites; éste partía del cauce del Aguapey, la sierra de Misiones, el Yguazú, el Paraná hasta los Saltos, la línea de las Cordilleras hasta el río Blanco y por éste hasta el río Paraguay, quedando neutralizado la región entre el Blanco y el Apa. El proyecto no fue aprobado por la Corte imperial. Durante su permanencia en Río, J A Gelly mantuvo importantes vinculaciones con representantes americanos y europeos y contrató a los primeros técnicos, entre ellos Enrique Godwing, iniciador de la Fundición de Yvycuí.

También escribió El Paraguay, lo que fue, lo que es y lo que será, para desvirtuar las tendenciosas informaciones sobre el país publicadas en el exterior. A su regreso el presidente López le encomendó la fundación, dirección y docencia de un Colegio de enseñanza media y la Escuela de Derecho Civil y Político, primera de nivel universitario, en el país, y la redacción de El Semanario.

La primera misión diplomática paraguaya al Viejo Mundo llevó a Gelly como Secretario; de regreso al país, falleció en Asunción en 1856. Casado con la argentina Micaela Obes, su hijo argentino, Juan Andrés Gelly y Obes, siguió la carrera militar; fue General y Ministro de Guerra de Mitre y Comandante en Jefe del Ejército argentino durante la guerra contra el Paraguay.

 

DOMINGO FRANCISCO SÁNCHEZ

Nació en la Asunción en 1795; era hijo de Nicolás Sánchez, español, y de María Josefa Corvalán, paraguaya. No se conoce de él estudios académicos; según referencias, formó su cultura autodidacta, leyendo libros y expedientes en el Archivo Nacional. Actuó como escribiente de la Junta Superior Gubernativa y lo seguía siendo durante la Dictadura Vitalicia. A la muerte del Dr. Francia, desempeñó las funciones de Secretario de la Junta Provisoria de Gobierno, y prácticamente con jerarquía de Ministro, cargo que no existía, refrendó los actos oficiales de los Cónsules. Y fue Secretario del Congreso Extraordinario de 1842.

En el período Constitucional, fue designado Juez en lo Civil y miembro del Consejo de Estado, con el prelado diocesano, Marco Antonio Maíz, el Juez de Apelaciones, Juan José Alvarenga; M.R. Alonso, Hermenegildo Quiñónez y Juan Manuel Álvarez. Por varios años, DFS fue Secretario de Gobierno y Escribano de Gobierno y Hacienda. A partir de 1860, el presidente López le otorgó funciones de Ministro de Relaciones Exteriores; y Ministro de Gobierno.

Con el general López, D.F. Sánchez fue otra vez Ministro de Gobierno; al mismo tiempo desempeñaba las funciones de Presidente del Consejo de Estado. Cuando advino la guerra y el Mariscal Presidente abandonó la capital, DFS fue designado Vice-Presidente de la República, sin perjuicio de sus demás funciones, y en tal carácter con la máxima autoridad en la Capital. Había sido galardonado ya entonces con la Orden Nacional del Mérito en el grado de Gran Oficial. Encabezó el éxodo de la capital y se constituyó en cabeza de gobierno en las capitales provisorias: Luque, Piribebuy y Curuguaty. Llegó hasta Cerro Corá, y en la mañana de sangre del primero de marzo de 1870, intimado se negó a rendirse, cuando lanzó al rostro de un capitán brasileño la frase esquiliana; Rendirme yo, con esta espada jamás! Y anciano y achacoso como era, tenía 75 años de edad, fue muerto traspasado a lanzazo por el oficial.

 

MARIANO ANTONIO GONZÁLEZ

Nació en la Asunción en 1808; fue alumno del maestro Juan Pedro Escalada, acrecentó su saber y su cultura autodidacta, leyendo expedientes y desempeñándose en la judicatura y como escribiente en el Archivo Nacional. Sobrevivió al período francista y fue Ministro de Hacienda con don Carlos Antonio López. De 1846 a 1847 ejerció el Poder Ejecutivo en carácter de Vice Presidente de la República, ínterin don Carlos cumplía una gira por el sur de la República. Acompañó al éxodo y llegó hasta Cerro Corá; murió antes del 1° de marzo.

  

ANDRÉS GILL

Nació en la Asunción en 1796; hijo de Juan, Miguel Gill, debió estudiar con preceptores particulares. Cuando advino el período de la Dictadura Vitalicia, tenía entonces 20 años de edad, fue a vivir en la hacienda familiar de Villa Oliva, a buen seguro sin descuidar su cultura autodidacta. A poco de la muerte del Dictador, bajó a la capital y se incorporó al elenco directivo encabezado por Carlos Antonio López. Fue Diputado del Congreso de 1842, que produjo la Declaración solemne de nuestra independencia. A comienzos del año siguiente, fue comisionado por los Cónsules para

gestionar el reconocimiento de nuestra independencia por la Argentina. Fue el primer paraguayo en misión diplomática al exterior. Secretario de Gobierno y encargado de Relaciones Exteriores, fue el primer Canciller de la República. Ejerció el periodismo en las páginas de El Paraguayo Independiente y El Semanario. Durante la administración del Mariscal, Gill fue Presidente del Tribunal Superior de Justicia, y falleció en 1865.

Andrés Gill estaba casado con María Escolástica del Barrio, condecorada con la Orden Nacional del Mérito por su contribución a la defensa nacional. El matrimonio tuvo numerosa descendencia.

 

PEDRO VICTORIANO GILL

Tte. de Marina, era comandante del vapor "Yberá" cuando el combate de Riachuelo, y actuó como oficial de artillería en Curupayty; su actuación le valió ascenso y la condecoración Orden Nacional del Mérito. Sobre un plan operativo elaborado por él, se realizó el abordaje de los acorazados, en marzo de 1868. Ya Capitán de Navío, fue uno de los Jefes de la sitiada Humaitá, con los coroneles Paulino Além y Francisco Martínez, el Cap. de Navío Remigio Cabral y el Tte. Cnel. Pedro Hermosa. Superados los límites de sacrificio y heroísmo los sitiados se rindieron en Isla Poí, en agosto de 1868. Radicado en Buenos Aires, P V Gill fue cónsul del Paraguay durante la presidencia de su hermano. Se reincorporó al país y tuvo activa participación cívica. Falleció en 1899.

 

EMILIO GILL

Había sido enviado a estudiar a Europa; declarada la guerra hizo un largo y difícil trayecto, vía Paraná y el Pacífico para llegar al país por Perú-Bolivia. En la post-guerra le fue reconocido el grado de General y fue Ministro de Hacienda en el gabinete de su hermano. Hallado en la picada de Manorá, fue muerto también por quienes acababan de asesinar a su hermano, Juan B. Gill.

 

JOSÉ BERGES

Habría nacido alrededor de 1820; hijo de Tomás Berges, español; y Rosalía Villalta, asuncena; pertenecía a una acaudalada familia venida a menos durante la dictadura francista. Rehízo su fortuna durante el       gobierno de Don Carlos, mediante la exportación de yerba. Sus estudios académicos; dada las circunstancias, las tuvo que recibir mediante preceptores particulares especialmente Juan Pedro Escalada; sin duda fue un autodidacta. Cuando fue llamado a desempeñar funciones de relevancia, lo hizo con indudable habilidad y solvencia. En 1851 fue Plenipotenciario en Montevideo, para tratar la incorporación paraguaya en la lucha contra el Dictador argentino Juan Manuel de Rosas, que negaba reconocimiento a la Independencia nacional; en la ocasión hizo oportunas y atinadas sugerencias al presidente López. En 1856 en Río de Janeiro, trató con el canciller brasileño Da Silva Paranhos, la ya prolongada cuestión de límites; y un nuevo Tratado postergó una vez más la solución, esta vez por un plazo de 6 años. En 1860, en Washington, defendió con éxito la posición paraguaya ante las reclamaciones de la Compañía de Navegación del americano Augusto Hopkins, y el juez americano Cave Johnson desestimó la reclamación, con una sentencia que es paradigma de justicia. Fue esa la sentencia que arrancó de M. Gondra el sgte. comentario: "Hay algo más poderoso que la armada de los EE.UU., y es la justicia de los EE.UU.".

José Berges fue Canciller en las horas críticas previas a la guerra; mantuvo una enjundiosa correspondencia con el canciller argentino Rufino de Elizalde, que revela versación y mesura. Paralelamente a la correspondencia oficial entre ambos cancilleres, también ambos Presidentes - López y Mitre - mantenían una interesantísima correspondencia. Y la célebre nota del 30 de agosto de 1864, en la que el gobierno paraguayo advertía al brasileño del "casus belli" que produciría la invasión brasileña al Uruguay, lleva su firma. Sin duda, en ésta pesó decisivamente el temperamento del general-presidente. Iniciadas las operaciones contra la Argentina, el canciller Berges fue enviado a Corrientes en carácter de comisionado civil del gobierno. Berges se restituyó a la Asunción, junto al Vice Presidente Sánchez, J. Falcón, Benigno López y otros. Involucrado en la supuesta conspiración, tras el pasaje de Humaitá por la escuadra aliada, Berges fue convocado al Cuartel General en San Fernando y reducido a prisión; fue fusilado en Potrero Mármol, el 21 de diciembre de 1868.

 

ILDEFONSO ANTONIO BERMEJO

Español, nació en 1820; periodista, escritor, literato, intelectual de sólida cultura, vivía exiliado en París, en donde le conoció el general F.S. López en 1854. Contratado por el gobierno paraguayo, llegó a la Asunción al año sgte. Su labor fue múltiple y fecunda; se le debe la organización de varias instituciones de nivel superior.

- la Escuela Normal; fue un curso preparatorio para un nivel superior. Unos 12 alumnos obligados a repetir asignaturas, protagonizaron un conato de insubordinación y fueron drásticamente castigados, enrolados manu militad en la marina de guerra.

- el Aula de Filosofía; según JC Centurión, la institución comenzó a funcionar en base a estudiantes que fueron de la Escuela Normal y de las clases de Latinidad del P. Fidel Maíz y de Bernardo Ortellado. Al término del primer año académico, los alumnos dieron una prueba pública, cuya mesa examinadora estaba presidida nada menos que por el Presidente de la República y el Obispo Diocesano. De los alumnos, pronto se distinguieron Natalicio Talavera, JC Centurión, Andrés Maciel, Cándido Bareiro, Gumersindo Benítez, Mariano del Rosario Aguiar, entre otros.

Otra destacada actuación, Bermejo desarrolló en el periodismo, fue el iniciador del periodismo privado y cultural;

- El Eco del Paraguay; semanario que apareció entre 1855/57.

- La Época, semanario que apareció entre 1858/60.

- La Aurora; fue una revista realizada con los alumnos del Aula de Filosofía, publicada a partir del 1° de octubre de 1860; recogió en sus páginas ensayos sobre religión, moral, filosofía, historia, literatura, ciencias y artes.

- en 1856, Bermejo asumió la dirección de El Semanario, cometido de suma responsabilidad, habida en cuenta que este órgano era el vocero oficial.

También el teatro mereció los afanes del maestro español; organizó presentaciones de comedias y zarzuelas, escribió obras; así el muy comentado Un Paraguayo Leal. Y escribió 2 libros; La iglesia Católica en América para refutar las tendenciosas afirmaciones del sacerdote chileno José Ignacio Eizaguirre, y Episodios de la Vida Privada, Política y Social del Paraguay, mucho de cuyo contenido fue muy criticado en un enjundioso trabajo de Juan E. O'Leary.

I.A. Bermejo y su esposa, Purificación Jiménez, regresaron a España en enero de 1863.

 

LUIS CAMINOS

Oriundo de Villarrica, habría nacido alrededor de 1825 y estudiado en su ciudad natal. Era hijo de José Rufo Caminos, Cónsul General del Paraguay ante el Gobierno argentino por muchos años. Luís Caminos fue Colector General, Oficial 1° del Ministerio de Hacienda y luego Secretario del Mariscal López cuando éste dejó la capital para instalarse en Humaitá. Condecorado 2 veces con la Orden Nacional del Mérito, fue ascendido al grado honorario de Coronel. En Agosto de 1868 sustituyó al general Barrios como Ministro de Guerra y Marina, y enseguida, asumió también el Ministerio de Relaciones Exteriores, en sustitución de Gumersindo Benítez. Fue protagonista de la sacrificada trayectoria hasta Cerro Corá, y cayó inmolado por los brasileños.

Su hijo, José Zacarías Caminos, estudió en el Río de la Plata; se recibió primero de Dr. en Jurisprudencia y luego Dr. en Medicina. Restituido al país, tomó parte activa en el esfuerzo de la reconstrucción nacional; actuó en política, el periodismo y la docencia. Director del Colegio Nacional, puso dedicación y empeño para la fundación de la Escuela de Derecho 

 

JULIÁN YNSFRÁN

Representa la culminación y el final heroico de una gran empresa: la Fundición de Hierro, en Yvycuí. Los primeros trabajos se iniciaron en 1850 bajo la dirección del Ing. inglés Enrique Godwing y sus auxiliares. Este primer plantel de personal técnico localizó el mineral ferroso en Caapucú, San Miguel y Quyquyhó; se represó el arroyo Minas con lo que se produjo energía hidráulica, y se canalizaron los arroyos Mbuyapey e Yvycuí para el transporte de la materia prima por el Tevicuary. La fundición incrementó su producción a partir de 1855. Y se fundieron y fabricaron desde piezas de metal hasta los grandes cañones.

El cap. Ynsfrán se inició como jefe de la guarnición penal militar, hasta constituirse en eficiente responsable de los trabajos, cada vez más apremiantes por el curso de la guerra. Dedicó a la empresa su talento y su esfuerzo con patriótica eficiencia, y rindió también por ella el tributo de su vida, cuando una partida militar al mando del coronel oriental Hipólito Coronado, en mayo de 1869, sometió y ultimó a sus defensores; el cap. Ynsfrán fue degollado. Había formado su hogar con una distinguida lugareña, Asunción Caballero, hermana del general Caballero 

 

CÁNDIDO BAREIRO

Hijo de Luís Bareiro y Felipa Dolores Cavallero; ésta, hija del prócer P J Cavallero. Joven aún, en 1858 fue enviado a Europa a estudiar diplomacia. Pocos años más tarde, fue designado Encargado de Negocios con funciones en Londres y París. En ejercicio de esta función, recibió en París la oferta de un grupo de marinos americanos sudistas para operar en corso en favor del Paraguay. Oferta que rechazó alegando carecer de instrucciones. Sustituido en sus funciones en 1868, y conminado a regresar al país por el Pacífico, lo hizo en febrero de 1869, cuando ya la capital estaba ocupada por los aliados. Y fue la cabeza del grupo "lopizta"; con J B Gill, B. Caballero, P. Escobar y otros. Cándido Bareiro capitalizó a un núcleo de ex legionarios, los Iturburu, Adolfo Saguier, J B Egusquiza, J G González, quienes con José Segundo Decoud y otros, se incorporaron al Partido Colorado. El grupo bareirista adquirió solidez desde la presidencia de Juan B. Gill. Muerto éste, se impuso una severísima represión que excedió con creces las previsiones legales, así la matanza en la cárcel pública de cómplices e inocentes, incluido el Dr. Machaín, abogado defensor. Cándido Bareiro fue elegido para el ejercicio de la primera Magistratura para el período 1878/82. Antes había sido Senador, Canciller con S. Jovellanos y Ministro de Hacienda con el mismo, e Higinio Uriarte. Su gabinete: Interior, general B. Caballero; Relaciones Exteriores, B. Aceval; Hacienda, Juan A. Jara; Justicia, C. e Instrucción Pública, J.S. Decoud; Guerra y Marina, general P. Escobar. Durante, este período, fue muerto a puñaladas en pleno centro, Ind. Nacional y Palma, el ex Presidente C A Rivarola, quien dejó su refugio en los bosques de las Cordilleras con garantías del gobierno. La Argentina entregó la Villa Occidental y se inauguró el Seminario.

En 1879, su Canciller J S Decoud firmó en Asunción con el boliviano Antonio Quijarro, sin discusión de títulos, el primero de los Tratados entreguistas con Bolivia. El Chaco quedaba dividido en 2 regiones, delimitadas por el paralelo que pasa por la desembocadura del río Apa; toda la región al norte de esta línea era cedida a Bolivia. El Tratado fue rechazado por el Congreso, pero Bolivia esgrimió desde entonces el precedente de tamaña concesión. Bareiro falleció en 1880; el Vice Presidente, Adolfo Saguier, con el antecedente de su paso a filas aliadas en plena guerra, fue obligado a renunciar por los mandos militares, decisión homologada por el Congreso. Y asumió la Presidencia el General Caballero. Casado con Atanasia Escato, era su hijo el poeta Francisco Luis Bareiro. 

 

GREGORIO BENÍTEZ

Hijo de Wenceslao Benítez y Magdalena Inchausti, nació en Villarrica en 1834; estudió en su ciudad natal. Fue Secretario del general F S López en oportunidad de la mediación en el conflicto argentino. Luego, Secretario de la Legación en París y Londres, y sustituyó al titular, Cándido Bareiro. Amigo de J B Alberdi, volcó la adhesión del mismo al Paraguay. Visitó los EE.UU. de América y gestionó la mediación de su gobierno para el cese de la guerra, pero los aliados se aferraban a las cláusulas del Tratado Secreto. De regreso al país, desempeñó calificadas funciones; fue Fiscal General del Estado, Presidente del Superior Tribunal de Justicia y Senador. Ejerció el periodismo, escribió varios libros; La Revolución de Mayo; y Anales Diplomático y Militar de la Guerra del Paraguay; parte apenas de su abundante producción. Fue Canciller durante las presidencias de Salvador Jovellanos y de Marcos Morínigo. Durante esta última actuación, negoció y firmó en 1894 con el plenipotenciario boliviano, Dr. Telmo Ichazo, 2 acuerdos: un Protocolo que declaraba la caducidad de los Tratados de 1879 y 1887, respectivamente, y un Tratado de límites en el que no primó sino el avenimiento amistoso. La línea limítrofe partía de un punto sobre el río Paraguay, 3 leguas al norte de Fuerte Olimpo, y cruzando el Chaco tocaba el río Pilcomayo a los 61° 28' del meridiano de Greenwich Toda la región nor-oeste se adjudicaba a Bolivia.

Refiere Gregorio Benítez; entonces Secretario de la Legación, que en mayo de 1866, Cándido Bareiro recibió en París la oferta de un grupo de marinos americanos sudistas, retirados de la Guerra de Secesión, de “una flotilla de 6 vapores de los más ligeros y fuertemente armados...", para hacer la guerra de corso en favor del Paraguay, sin costo alguno y con la sola condición de otorgárseles la patente, que implicaba la autorización para usar el pabellón nacional. Intereses creados o indecisión timorata, lo indudable es que ni antes ni después, se ofreció al Paraguay, gratuitamente, concursos tan valiosos. No es difícil imaginar la actitud brasileña y argentina con una poderosa fuerza asolando su litoral; por otra parte, en qué situación quedaban las fuerzas de la alianza sin el apoyo logístico de la flota brasileña?. Fue, a esa altura de los acontecimientos, acaso la única oportunidad para discutir con un argumento poderoso, las condiciones de terminación de la guerra.

Gregorio Benítez falleció en 1909; casado con Susana Aramburu, dejó numerosa descendencia así el coronel Américo Benítez y el contraalmirante J. Wenceslao Benítez.

 

PBRO. FIDEL MAÍZ 

Oriundo de Arroyos y Esteros; era hijo de Juan José Maíz y María P. Acuña; nacido en 1828. Estudió en la "Academia Literaría" con su tío el Pbro. Marco Antonio Maíz; Ordenado sacerdote en 1853, fue Notario Eclesiástico Y Rector del Seminario Conciliar, que se inauguró bajo su dirección. Diputado al Congreso de 1862, manifestó reparos a la exaltación del general López a la Presidencia de la República; en consecuencia, fue destituido del Rectorado y encarcelado. Sobrevino la guerra, y al promediar el año 1866; llegó al país la información de que el Papa Pío IX había elevado la diócesis de Buenos Aires a la jerarquía de Arzobispado, lo que suponía a la diócesis paraguaya sufragánea de aquélla. Ante la necesidad de pronunciarse con una protesta con sólidos fundamentos, el Mcal. López dispuso el traslado del P. Maíz a guardar prisión junto al Cuartel General, en Paso Pucú; y redactó la nota protesta, que publicó "El Semanario". Tras la gran victoria de Curupayty, el general Díaz intercedió por su libertad, a lo que se sumó una pública retractación del P. Maíz; todo ello le ganó su excarcelación y desde ese momento se convirtió en incondicional del Mariscal. Fue colaborador de los periódicos durante la guerra, y Fiscal de los Tribunales de Sangre en San Fernando. El Pbro. Maíz llegó hasta Cerro Corá; fue tomado prisionero y llevado a Río de Janeiro. A su regreso al país, justificó su actuación como Fiscal, señalando que se había ajustado a la dura ley de la guerra. Administrador de la Diócesis, renunció en 1877 y viajó a Roma para justificarse ante la Santa Sede, fue absuelto y regresó al país. Produjo numerosos opúsculos, entre ellos su "Etapas de mi vida" y la "Breve Reseña Histórica de la Iglesia de Asunción, con Mons. Hermenegildo Roa. Retirado enseñó en una escuela en su pueblo natal y falleció en el día de su onomástico, el 9 de marzo de 1920.

El P. Maíz es sin duda el más controvertido miembro del clero nacional. Su conducta fue de una actitud principista y de alto valor cívico en el Congreso de 1862, cuando manifestó sus dudas acerca de la legalidad de la continuidad presidencial de Don Carlos a su hijo, a la luz del precepto constitucional. Tras cuatro años de cárcel, se convirtió en incondicional a ultranza del Mariscal; su dictamen que condujo a la pena capital al Obispo MA Palacios y su Vicario, el Pbro. Eugenio Bogado, entre tantos, resume obsecuencia; poco o nada tiene de un alegato jurídico. Ello le valió sensibles menoscabos en la post guerra; así la consecuente sanción de la Santa Sede, y severas acusaciones y críticas de Juan Silvano Godoy por la prensa, que motivaron sus réplicas.

 

DOMINGO ANTONIO ORTIZ

Hijo de Francisco Javier Ortiz y Francisca Antonia Mereles, nació en Caraguatay, por 1832. Inicialmente fue destinado al cuerpo de practicantes de la Sanidad Militar bajo la dirección del Dr. Juan Federico Meister, médico alemán contratado. Se incorporó a la marina en 1853. Ya en guerra, cuando la audaz pero infortunada acción de Ríachuelo -11 de junio de 1865- era comandante del Ypora, que salió seriamente averiada. A fines de octubre participó activa y exitosamente con su unidad, del traslado de toda la División del Sud, de Corrientes a territorio paraguayo, cruzando el Paraná una y otra vez, a la vista de la flota aliada.

Competente oficial de artillería, tuvo a su mando un sector de las baterías de Curupayty; luego, abandonada la fortaleza de Humaitá, el cap. Ortiz y el teniente José María Fariña, el legendario héroe de los lanchones, a las órdenes del Tte. Coronel Ingeniero Jorge Thompson, fueron los organizadores de la fortificación de Angostura. Thompson y Lucas Carrillo rindieron la plaza de Angostura el 30 de diciembre de 1868, no obstante la protesta de la oficialidad, entre quienes Ortiz y Fariña cayeron prisioneros.

Terminada la guerra, el cap. DA Ortiz se restituyó al país y prestó relevantes servicios en la ardua tarea de la reconstrucción patria. Su primera función de relevancia fue la de Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, en el gabinete constitucional de CA Rivarola, a partir de octubre de 1871. Meses más tarde, la caída del presidente Rivarola significó el alejamiento del cap. Ortiz de las funciones ministeriales, para erigirse de nuevo en insobornable defensor de la integridad territorial del país. En efecto, firmado el Tratado de Paz y Límites con el Brasil, enero de 1872, el cap. Ortiz fue designado Presidente de la Comisión paraguaya encargada con su par brasileña, de la demarcación de los límites establecidos por el Tratado. Y fue el cap. Ortiz el más empecinado defensor de la naciente principal del Apa y no el arroyo Estrella, como la verdadera línea limítrofe. Como asimismo de la línea de las cumbres en toda su extensión, que preservaba los derechos del Paraguay sobre los Saltos del Guairá.

En 1888, el cap. Ortiz protagonizó otra resonante actuación, esta vez en defensa de los derechos del Paraguay sobre el Chaco, cuando al mando del "Pirapó", procedió a arrancar los símbolos bolivianos establecidos subrepticiamente en el poblado de Bahía Negra, Puerto Pacheco para los bolivianos. Y fue el coautor del Código Penal Militar y el de Procedimientos del mismo. Falleció ese mismo año; estaba casado con Luisa Gonzaga Caballero.

 

JORGE THOMPSON

Inglés, arribó al Paraguay en 1859, cuando había cumplido apenas 19 años de edad. Desempeñó funciones en el Arsenal y en el Ferrocarril. Declarada la guerra, fue destinado a cumplir funciones en el CG del Mariscal, con jerarquía de Sargento Mayor. Dirigió la fortificación y defensa de la boca del Tevicuary. Ya Tte. Coronel, organizó la fortificación y defensa del Pikysyry, en Angostura, que protegía la retaguardia del CG del Mariscal, entonces ya en Itá Ybaté. Producido el desenlace aquí, aislado e imposibilitado de sostenerse, los comandantes Thompson y Lucas Carrillo rindieron la guarnición de Angostura el 30 de diciembre de 1868; entre los prisioneros estaba el Tte. J M Fariña. Poco después J T escribió en inglés, La Guerra del Paraguay en 2 tomos; fue la primera historia sobre la Gran Epopeya.

El Ing. Thompson se restituyó al país; contrajo matrimonio con la paraguaya Francisca Haedo, con quien tuvo ilustrada descendencia, proyectada a nuestros días; así los Thompson Molinas y los Codas Thompson. El Ing. Thompson falleció en Asunción, en 1876.

 

FRANCISCO WISNER DE MORGENSTERN 

Coronel de ingenieros húngaros, se incorporó al país en 1846; organizó la flotilla de guerra; su nave insignia era la goleta República del Paraguay; realizó importantes relevamientos traducidos en la "Carta Trigonométrica-Hidrográfica de los ríos Paraguay Paraná" y el "Mapa Topográfico de la República", con un plano de la Asunción. El actual Palacio Legislativo fue erigido sobre planos y bajo su dirección; iniciado en 1847, fue inaugurado con la reunión del Congreso de 1857. Este es el único Palacio de los López: Don Carlos y el Mariscal atendieron el despacho presidencial en ese edificio. Y fue Palacio de Gobierno hasta 1894.

Fuerte Olimpo al norte, y Humaitá al sur, fueron emprendimientos a cargo de FWM, e igualmente la iglesia de Humaitá. Por encargo del presidente Francisco S. López, escribió la obra histórica El Dictador del Paraguay, José Gaspar de Francia. Cumplió importantes cometidos técnicos en el EM del Mariscal. Cayó prisionero en Itá Ybaté y en la post guerra volvió al país 

 

LOS GENERALES DE LA GRAN EPOPEYA

  

FRANCISCO SOLANO LÓPEZ 

Nació en Manorá - Asunción - el 24 de julio de 1827; fue sin duda el más influyente de los colaboradores de Don Carlos. Dinámico y estudioso; adquirió formación intelectual mediante preceptores particulares; poseía correctamente el francés y el inglés y con fluidez y elocuencia el guaraní. Fueron sus preceptores el maestro Juan Pedro Escalada; el presbítero Marco Antonio Maíz, el jesuita Bernardo Parés y el dominico Miguel Albornoz con quienes estudió gramática, filosofía, idiomas incluído latín, e historia general y diplomática. En 1844 FSL se incorporó al Ejército con el grado de capitán; ya coronel, se abocó a la organización del Ejército. En diciembre de 1845, cuando tenía 18 años de edad, Don Carlos le designó general y jefe de un cuerpo expedicionario paraguayo a Corrientes, en cumplimiento de la alianza con dicha Provincia, contra el dictador Juan Manuel de Rosas. Fue entonces cuando en la Villa del Pilar, el general López, al recibir el pabellón patrio de manos del obispo Maíz, hizo su célebre juramento: "Jamás caerá de mis manos esta insignia sagrada de mi patria".

En las delicadas cuestiones internacionales, Francisco Solano López mostró inteligencia, capacidad y firmeza. En 1853 encabezó la primera misión diplomática paraguaya ante las más encumbradas cortes europeas: Inglaterra, Francia, España, Italia. Su actuación fue brillante; aprovechó su permanencia en Europa para adquirir elementos y contratar técnicos de todas las especialidades, que dieron extraordinario impulso al progreso del país.

A poco de regresar, en 1855, negoció con el plenipotenciario brasileño almirante Pedro Ferreira de Oliveira, un Tratado de límites que no prosperó, por la pretensión brasileña de extender sus límites hasta el Apa. En 1858, Solano López firmó con el enviado brasileño José María de Silva Paranhos, el acuerdo de navegación que establecía "la libre navegación de los ríos Paraguay y Paraná, en la parte que pertenecen al Brasil y al Paraguay, para el comercio de todas las naciones...". Y también un protocolo por el que se reconocía la Bahía Negra, en la confluencia del río Negro con el Paraguay, como límite entre el Paraguay y el Brasil. Esto condujo a la pérdida de un territorio históricamente paraguayo, el de la banda derecha del río Paraguay, entre el Jaurú y el Negro.

En 1859, el general López cumplió con empecinada dedicación su resonante gestión diplomática, mediadora en la guerra civil entre Buenos Aires y la Confederación, cuyo resultado fue el Pacto de Unión Nacional, firmado en San José de Flores con la garantía paraguaya. Fue entonces que distinguidas personalidades porteñas, con Bartolomé Mitre a la cabeza, le entregaron el álbum en "...testimonio de agradecimiento y respeto".

Esa exitosa mediación, muestra de buena fe y error de apreciación, salvó a la oligarquía porteña de una segura derrota; y fue esa oligarquía la que preparó la fatídica alianza con la expansiva política brasileña.

Solano López, era Ministro de Guerra y Marina, cuando en virtud del pliego cerrado autorizado por el Congreso de 1856, don Carlos le nombró Vice-presidente de la República. Designación ratificada por el Congreso, en octubre de 1862, que le promovió al grado de General de División. El general López integró su gabinete con Domingo F. Sánchez, como Ministro de Gobierno (Interior); José Berges, de Relaciones Exteriores; Mariano González, de Hacienda y el coronel Venancio López, de Guerra y Marina.

Todavía en 1863, F S L ofrecía su mediación en busca de una solución decorosa a la crisis en el Uruguay; la oposición de Mitre y Pedro II malogró su ofrecimiento. Promediaba 1864 y el gobierno uruguayo se encontraba cada vez más acosado; en lo interno por los revolucionarios de Flores y en lo externo por las fuerzas de presión del ejército y marina brasileños; aquél sobre su frontera terrestre y ésta en su litoral marítimo.

El gobierno paraguayo produjo entonces la célebre nota del 30 de agosto, advirtiendo contra cualquier intervención militar brasileña en la Banda Oriental. El general López definía su política como la defensa del equilibrio en el Río de la Plata, que interesa al Paraguay. No obstante la advertencia, fuerzas brasileñas invadieron el Uruguay, y a los pocos meses, la triunfante revolución permitía el ascenso del general Flores a la Presidencia del Uruguay. Quedaban unidos los vértices de la Triple Alianza.

El gobierno paraguayo dispuso la rápida y victoriosa campaña de Matto Grosso. Terminada ésta, solicitó permiso al gobierno argentino para que fuerzas paraguayas cruzaran el territorio de Corrientes en su ofensiva contra las fuerzas brasileñas en el Uruguay. Denegado el permiso, el gobierno paraguayo declaró la guerra a la Argentina, decisión ratificada por el Congreso reunido a partir del 5 de marzo de 1865. Ese mismo Congreso otorgó al general López la jerarquía de Mariscal y sancionó la creación de la condecoración Orden Nacional del Mérito. Iniciada la Campaña de Corrientes y Uruguay, el mariscal López dejó la Asunción el 9 de junio de 1865; Instaló su Cuartel General en Humaitá, luego en Paso de Patria, Paso Pucú y así sucesivamente; nunca más volvería a la capital. El ejército paraguayo ocupó Corrientes y una decisiva operación contra la flota brasileña fracasó en Riachuelo.

Con la rendición de las fuerzas expedicionarias al Uruguay y el repliegue de las fuerzas operativas allende el Paraná, terminó a fines de 1865 la campaña ofensiva. En 1866 las grandes batallas de Tuyutí, Estero Bellaco, Boquerón o Sauce, significaron graves pérdidas para nuestras fuerzas. Ni siquiera la espectacular victoria de Curupayty sirvió para alterar la situación. A causa de la intransigencia de los aliados fracasó en Yataity Corá las gestiones de paz del Mariscal . La 2° batalla de Tuyutí, el largo asedio de Humaitá, hasta su caída por abandono en julio de 1868, pusieron término a la campaña, cuyo epicentro fue la gran fortaleza. Y comenzaba la de Pikysyry, con la penosa retirada por las riberas del río Paraguay, hasta San Fernando, sobre el Tebicuary, trágico escenario de los Tribunales de Sangre. Tras el abandono de ese Cuartel General y su Instalación en Itá-Ybaté, vinieron las aniquiladoras batallas de Ytororó, Avay, Lomas Valentinas. Aquí, en la víspera de la Navidad de 1868, el Mariscal rechazó la intimación de los mandos aliados, reafirmando su decisión de luchar hasta las últimas consecuencias.

El 1° de enero de 1869, el Mariscal llegaba de regreso al Campamento de Cerro león, en donde organizó su último Ejército, de convalecientes, ancianos y niños y estableció su CG en Azcurra. Comenzaba la campaña de las Cordilleras, y en la Asunción se instalaban los aliados. Mientras el Mariscal, su Estado Mayor y su familia se retiraban vía Caacupé, Caraguatay, el Ejército libraba las exterminadoras batallas de Piribebuy y Acosta Ñú.

Desde Azcurra, escribió a su hijo Emiliano una reveladora carta: ". . . Nuestra fortuna está arruinada con la guerra y estoy resuelto a poner sus restos al servicio de la Patria... La guerra, sin embargo, no puede durar mucho, y si la Patria se salva, todo estará salvado; pero si por desgracia cae, yo caeré con ella...'".

El Mariscal cumplió con creces su reiterado juramento de no rendirse; llegó con sus últimos soldados, a su último y remoto campo de batalla, en el imponente anfiteatro de Cerro Corá. Pocos días antes del momento supremo, el Mariscal creó la "Medalla del Amambay", para todos los que habían llegado con él a aquel agreste rincón de la Patria, "venciendo penurias y fatigas". Muerto y ultrajado por los brasileños, fue vilipendiado por los paraguayos usufructuarios del poder al amparo de los vencedores; pero fue reivindicado en el sentimiento del pueblo paraguayo. En 1936, el gobierno del coronel Rafael Franco le declaró "Héroe Nacional sin ejemplar" y "Prócer benemérito de la Nación" sus cenizas exhumadas en Cerro Corá, fueron depositadas en la cripta del entonces recién terminado Panteón Nacional de los Héroes, el 12 de octubre de 1936.

F S L murió soltero pero tuvo numerosa descendencia; con Elisa Alicia Lynch, Juan Francisco quién también cayó en Cerro Corá, Enrique Venancio, Federico, Carlos Honorio, Leopoldo Antonio, Miguel Marcial y Corina Adelaida. Con Juana Pesca; Emiliano Víctor, Adelina Constanza y José Félix; y Rosita Carreras, de madre innominada. De todos los hijos del Mariscal, el único que dejó descendencia fue Enrique Venancio; con éste, el nombre Solano pasó a constituir el patronímico Solano López, proyectado a nuestros días.

  

WENCESLAO ROBLES

Era el más antiguo y es el más olvidado de los generales de la guerra del 64/70. Habría nacido en Stma. Trinidad. En 1864 era "ya Brigadier General, y con FS López eran los únicos generales de nuestro Ejército. Fue el organizador y primer Comandante del Campamento de Cerro León, y luego, ya en los días previos a la guerra con la Argentina, comandante del Campamento de Humaitá. Aquí recibió, vía telegráfica las comunicaciones de la capital referidas a las decisiones del Congreso de 1865 a ser enviados a los funcionarios paraguayos en el Río de la Plata: Félix Eguzquiza, agente en Buenos Aires; José Rufo Caminos, Cónsul en Paraná; Juan José Brizuela, agente en Montevideo. A los efectos del cumplimiento de las pertinentes instrucciones, originada de la cancillería (J. Berges) y en el Ministerio de Hacienda, (Mariano González), el general Robles dispuso el viaje del teniente Cipriano Ayala a Corrientes, en donde el 3 de abril abordó la embarcación de servicio. A su regreso, el teniente Ayala fue detenido cerca de Corrientes.

Las resoluciones del Congreso de 1865 entre las cuales la declaración de guerra a la Argentina halladas entre los papeles del teniente Ayala no fueron divulgadas; así la invasión a Corrientes fue presentada como agresiones sin previa declaración de guerra. El 14 de abril de 1865, una fuerza expedicionaria de 3 mil hombres que partió de Itapirú a las órdenes del general Robles, ocupó Corrientes, y se desplazó hacia el sud; la escuadra al mando del cap. Pedro Ignacio Meza, capturó a los vapores de guerra argentinos, 25 de Mayo y Gualeguay, y en Corrientes se constituyó una Junta Gubernativa con los ciudadanos correntinos Víctor Silvero, Teodoro Gauna y Sinforoso Cáceres. Poco después ocurría un hecho llamativo: el general Robles rechazó con actitudes violentas la condecoración Orden Nacional del Mérito, concedídale por el Mariscal, de la que era portador el Tte. Cnel. Paulino Alem y se quejó de viva voz de las penalidades que padecían sus tropas, especialmente por falta de vestuario de abrigo. Enseguida el Mariscal tomó disposiciones para la separación del general Robles del mando de la División del Sud; así el ascenso del coronel FI Resquin a la jerarquía de Brigadier General, y su designación en carácter de Segundo Comandante. Finalmente, se presentó en la sede de su Comando en Empedrado, todavía en territorio enemigo, el Ministro de Guerra y Marina, general V. Barrios, con la orden expresa de su destitución y apresamiento. Conducido a Humaitá y acusado de incumplimiento de órdenes y otras graves faltas, fue fusilado en el Campamento de Paso de Patria, en enero de 1866.

 

FRANCISCO ISIDORO RESQUÍN

Nació en la Asunción en 1823, incorporándose al Ejército en 1841; era capitán en 1849. En 1859 y con jerarquía de coronel, integró la comitiva del general López, mediadora en el conflicto civil argentino; a su regreso es nombrado comandante de la guarnición de Concepción. En ésta organizó un cuerpo de caballería, de destacada actuación en la campaña de Matto Grosso. A su regreso es ascendido a Brigadier general en junio de 1865, y designado segundo comandante de la División del Sud. Poco tiempo después, asume el comando de dicha gran Unidad, y de orden del Mariscal realiza el repliegue hacia la frontera patria y el cruce del Paraná. Cuando la primera batalla de Tuyutí, su actuación le valió la Orden Nacional del Mérito. A partir de entonces ejerció las funciones de jefe del Estado Mayor del Mariscal.

Establecido el Cuartel General del Mariscal en Azcurra, el general Resquin asumió el mando del 1er. Cuerpo del Ejército y organizó la retirada del Mariscal, su gabinete y comitiva, vía Caacupé, Caraguatay, San Estanislao, Tandey, Ygatimí. Ascendido a General de División en San Estanislao, Resquin siguió en la vanguardia de la penosa retirada, vía Zanjahú, la doble travesía de la Cordillera, para organizar el campamento en Cerro Corá. Prisionero, y fue llevado al Brasil; a su regreso fue el organizador del primer ejército de la post-guerra, durante la presidencia de Juan B. Gill

"...fue, al lado del Mariscal --escribió O'Leary- el Jefe de nuestro Estado Mayor, prestando servicios invalorables en la reorganización constante de nuestras tropas, diezmadas en duras batallas y en las más penosas operaciones. Y fue, siempre la lealtad y la abnegación... Hay que reconocer que el general Resquin, fue hasta morir, y sin que jamás declinara su altivez en medio del infortunio de su generación, fiel a su tradición patriótica y consecuente con su lealtad al hombre extraordinario que fue su jefe y compañero en el martirologio nacional... La "mentalidad de vencido", no reza con él. Su paraguayismo orgulloso se exacerba con la derrota. Vencido, habla Imperativamente, como un vencedor, condenando con iracundia el crimen de la Triple Alianza, apostrofando a la traición triunfante y rindiendo homenaje al heroísmo desgraciado de los que fueron sus camaradas, sin caer nunca en la debilidad de los que, aplastados por el ambiente, parecieron renegar de su propia gloria, si es que no blasfemaron contra el que fue la encarnación de la Patria". El general Resquin falleció en San Pedro de Ycuamandyyú, en 1882; fue el único de los generales de la Gran Epopeya que dejó su testimonio: "Datos Históricos de la Guerra del Paraguay".

 

VICENTE BARRIOS

Hijo de José García del Barrio y Manuela Díaz de Bedoya, nació en la Asunción en 1825. Se incorporó al Ejército como soldado en 1843; era ya capitán en 1847. En 1853 ya Teniente coronel, Integró la comitiva del general López a Europa; a poco de su regreso es ascendido a Coronel, y    en 1856 contrajo matrimonio con Inocencia, hija del presidente CA López.

Iniciada la guerra, el coronel Barrios ejerció el comando de la victoriosa campaña de Matto Grosso; diciembre del 64 a enero del 65. A su regreso es ascendido a Brigadier general, distinguido con la Orden Nacional del Mérito y nombrado ministro de Guerra y Marina, en reemplazo del coronel Venancio López. Conservando sus funciones ministeriales, el general Barrios se trasladó al frente de operaciones, y organizó el pasaje del Paraná por la División del Sud, que se restituyó al suelo patrio en noviembre de 1865.

Ya los aliados en territorio paraguayo, establecieron un gran campamento en Tuyutí, que fue objeto de un poderoso ataque planeado por el mariscal López, conducido por el general Barrios, la enmarañada espesura y pantanos, dificultaron la operación, el 24 de mayo de 1866; fue "la más grande batalla librada en la América del Sud", y los aliados conservaron sus posiciones. En noviembre de 1867, el Mariscal planeó otro ataque a Tuyutí, cuya ejecución encomendó al general Barrios. La audaz pero costosa operación permitió apoderarse de moderna artillería y otros pertrechos, pero en definitiva el gran campamento de Tuyutí fue conservado por los aliados. No obstante, el Mariscal se mostró muy satisfecho; concedió una medalla de honor - la medalla de Tuyutí -- a todos los individuos que tomaron parte de la acción, y Barrios fue ascendido a General de División, el único de esa jerarquía entonces. Ya en 1868, el general Barrios, aún Ministro, guardaba arresto domiciliario en San Fernando, involucrado en el supuesto Intento de establecer contacto con los aliados, con motivo del pasaje de Humaitá por la flota brasileña. Fue juzgado y fusilado en diciembre de 1868; le sustituyó en el Ministerio de Guerra el coronel Luís Caminos.

Con el general Barrios fueron ajusticiados entre otros, su cuñado Benigno López, y su concuñado Saturnino Bedoya, esposo de Rafaela. El coronel Venancio López, falleció a causa de tormentos y fatigas ya cerca de Cerro Corá. Doña Juana Pabla Carrillo de López y sus hijas Inocencia y Rafaela, también sometidas a procesos, llegaron a Cerro Corá y sobrevivieron al holocausto.

 

JOSÉ ELIZARDO AQUINO

Nació en Zárate Isla, Luque, en 1825; hijo del español Patricio Aquino y Rosa Isabel Jara. Ingresó en la milicia en 1847, en el Batallón N° 2 de la Capital. Al año siguiente es trasladado al Campamento de Paso de Patria, entonces recién establecido. Cuatro años más tarde, ya sub-teniente, fue trasladado al Batallón N° 1 en la capital, y se le encomienda los trabajos de instalación de piezas de artillería en la ribera. En 1854 es trasladado como Jefe de guarnición de la fundición de Ybycuí, en formación, cuya dotación de trabajadores estaba integrada por personal civil y militar castigado. Trasladado a la capital, el teniente Aquino fue asignado a la instalación del ferrocarril, y ascendió a Capitán.

Al comenzar la guerra, JEA es destinado al frente de operaciones; bajo el mando de Bruguez, actuó en Riachuelo, Mercedes y Cuevas, con jerarquía de Sargento mayor. Aquino es de los honrados con la Medalla Riachuelo, la Orden Nacional del Mérito, y ese mismo año de 1865, es ascendido a Teniente Coronel. Por su destacada actuación en Estero Bellaco es ascendido a Coronel. Con el general JE Díaz y el mayor Jorge Thompson, JEA fue de los que prepararon el campo de batalla de Boquerón y Sauce; la memorable acción del 16 de julio de 1866, se vio ensombrecida por la mortal herida recibida por el coronel Aquino, al encabezar montado a caballo una temeraria cargada sobre las posiciones enemigas. Llevado a la sanidad de Paso Pucú, el Mariscal le ascendió a General.

Elizardo Aquino era el prototipo del paraguayo de su época, con la impronta de grandeza de los López. Sin estudios académicos de relevancia, fue sin duda un autodidacta, según referencia de los calificados títulos bibliográficos que poseía. Así pudo desempeñarse, modesto oficial como era, en la fundición de Hierro de Yvycuí: factoría levantada con tenaz empeño que redituó beneficios en múltiples manifestaciones aplicadas a la grandeza del país y a su defensa heroica. De allí, el teniente Aquino fue trasladado a poner las bases de otro emprendimiento gigantesco; el ferrocarril, signo elocuente de nuestro tránsito hacia una meta superior. Múltiple y eficiente, poco después sumaba su esfuerzo al establecimiento de los medios de defensa coadyuvando en la instalación de piezas de artillería sobre la ribera del río.

En todos esos signos de grandeza y de trajinar heroico, está el legado de Elizardo Aquino, cuyo ascenso a General anunciara el Mariscal como una proclama: "Viva el general Aquino".

 

JOSÉ MARÍA BRUGUEZ

Nació en el distrito de la Recoleta en 1827, hijo de Domingo Bruguez, y Pilar Ríos, se incorporó a la milicia como soldado en 1845, prestando servicios en una compañía de artillería. Ascendió rápidamente mediante su natural aptitud para el arma y estudios realizados con singular aprovechamiento. En 1850 era ya teniente;  cinco años más tarde era cap. y con otros competentes oficiales del arma y de la marina, fueron los encargados de los emplazamientos de artillería en la fortaleza de Humaitá. En 1859 ascendió a sargento mayor y trasladado a dirigir los trabajos de apertura y terraplenado para el tendido de la vía férrea.

Declarada la guerra, Bruguez ya comandante del Regimiento de Artillería a caballo, es enviado con su unidad como integrante de la División del Sud, y poco después asciende a Tte. Coronel. La destacadísima actuación cumplida en Riachuelo contra la escuadra brasileña, mereció del Mariscal López la creación de la "Medalla de Riachuelo",... queriendo dar al 2° Regimiento de Artillería a Caballo, un testimonio público de satisfacción por la gloria que alcanzó a las órdenes de su comandante, el Tte. Coronel ciudadano José María Bruguez. . . ". La ubicua y bizarra unidad siguió acosando a la escuadra brasileña en sus fondeaderos de Mercedes y Cuevas. Producido el repliegue de la División del Sud, Bruguez y su Regimiento se instalan en el Campamento de Paso de Patria, de donde fue el último en salir, y recibió su despacho de Coronel. En Estero Bellaco y en Tuyutí, Bruguez cumplió la misión asignádale con tal merecimiento, que al día siguiente, recibió su ascenso a Brigadier General. Dos meses más tarde en Boquerón y Sauce, la artillería de Bruguez causó estragos a los empecinados ataques aliados. En la 2a. de Tuyutí, en noviembre de 1867, fue parte activa del audaz ataque.

Con vistas al traslado del C G, el Mariscal ordenó a Bruguez habilitar una vía de retirada por el Chaco, misión cumplida con eficiencia y sacrificio, por las dificultades del terreno; abriendo picadas, terraplenando esteros, hasta cruzar el Bermejo, con precarios medios, para establecer el CG en Ceibo. Y otra vez es Bruguez el encargado de proteger la retirada del Mariscal de Humaitá, en donde quedó solo la guarnición encargada de su defensa. Y cruzando de nuevo el río, pasó a instalar el Cuartel General del Mariscal en San Fernando, a una legua de la margen derecha del Tebicuary. Y aquí ocurre lo inesperado: sin causa explicada, sin haber sido juzgado, el más famoso jefe de la Artillería del Ejército, fue pasado por las armas por orden superior, el 26 de agosto de 1868.

 

FRANCISCO ROA

Oriundo de Yataity en el Guairá, habría nacido por 1827; se incorporó a la milicia en 1845, siendo destinado a la Compañía de Artillería del Batallón N° 1 de guarnición en la capital. Ese destino marcaría definitivamente su carrera militar; fue con Bruguez el más brillante artillero del Ejército. Bruguez, Roa y la oficialidad de Marina instalaron los plazamientos de artillería en la fortaleza de Humaitá e Itapirú.

Declarada la guerra, es destinado al Regimiento de Artillería a caballo bajo el comando de Bruguez, éste, ascendido a Tte. Coronel, Roa y Aquino a sargento mayor; fueron los artífices de los reiterados y triunfales enfrentamientos con la flota brasileña, en Riachuelo, Mercedes y Cuevas, y fue también FR uno de los condecorados con la medalla de Riachuelo. Tras el paso del Paraná, FR se incorporó al gran campamento de Paso de Patria. El 2 de mayo en Estero Bellaco y el 24 de mayo en Tuyutí, Roa cumplió destacadísima actuación; fue citado en el "Boletín del ejército", ganando su ascenso a Tte. Coronel y la condecoración Orden Nacional del Mérito. Pasó luego a comandar el Regimiento de Artillería, cuando Bruguez fue asignado al Cuartel General. En tal carácter, el Tte. Coronel Roa fue partícipe distinguido en las grandes batallas de Boquerón y Sauce, y la 2a. de Tuyutí, y ganó su ascenso a coronel. Luego organizó la línea defensiva sobre el arroyo Surubí-y, y aparece integrando el Consejo de Guerra encargado de juzgar a distinguidas personas: el obispo Palacios, el general Barrios, el coronel Alem, José Berges, Benigno López, entre otros. Roa respondió a la confianza del Mariscal, con fidelidad y sacrificio, y a partir de San Fernando es Jefe de la Artillería del Ejército.

En San Estanislao, Roa recibe su ascenso a brigadier general; y fue de los que sobrellevaron penurias y fatigas hasta llegar a Cerro Corá. El general Roa con su precaria artillería, cuidaba la boca del Chirigüelo, uno de los accesos al Campamento del Mariscal. Media mañana del martes 1° de marzo de 1870; las fuerzas brasileñas que habían penetrado en el anfiteatro de Cerro Corá por el acceso de Paso Tacuara, en rápida y breve escaramuza habían arrollado todo intento de resistencia. Muerto el Mariscal, el Vice Presidente Sánchez, el Ministro Luís Caminos; y muchos otros más, las fuerzas brasileñas lanzadas hacia la picada de Chirigüelo, el otro acceso a Cerro Corá, vencieron a su escasa guarnición, al mando del general Roa. Terminada ya la lucha, el general Roa fue degollado, como poco antes el coronel José María Aguiar, no obstante encontrarse inválido en una carreta 

 

JOSÉ MARIA DELGADO

Ninguno de sus biógrafos ha podido dar mayor información sobre sus antecedentes. B. Riquelme García anota que era oriundo de Pirayú y que falleció en Villa Hayes en 1904. Ya con jerarquía de capitán, comandó uno de los regimientos de caballería en la memorable acción de Estero Bellaco, el 2 de mayo de 1866; su nombre fue citado como "una de las figuras culminantes de la victoria. . . ". Ascendido a Sargento mayor por su heroica actuación. En Tuyutí, el 24 de mayo, tuvo el mando de 2 regimientos de caballería y por su brillante comportamiento fue condecorado con la Orden Nacional del Mérito.

"Un atardecer de esos, escribió B. Riquelme García, el maestro O'Leary buscaba con vivo paso su domicilio, cuando de pronto percátase que un anciano, caballero en montado de gran alzada, corta en sesgo la distancia que los separa, llamándolo simultáneamente: "Señor... Señor". Ya junto a él, sin apearse, indaga con voz calma y tímida: "Perdone, usted es Pompeyo González, verdad?. En posesión de la afirmativa, le extiende la mano, enorme, nervuda, que forra y cubre la mano del reivindicador, diciéndole en tono que la emoción hacía extremeciente: Gracias, muchas gracias, por su campaña en favor de nosotros. Yo soy Delgado, el General Delgado" y en diciendo esto, espoleó al animal alejándose como si se avergonzara de lo dicho... Aquel anciano de estatura prócer, de miembros impresionantemente grandes y vigorosos, que la sumada edad no disfrazaba, fue en su oportunidad, ungido por el Mariscal López como "uno de los primeros sableadores del Ejército".

La guerra lo halla capitán y comandando el Regimiento 13 de Caballería. En la batalla del 2 de mayo de 1866, integra la columna del Teniente Coronel Basilio Benítez, destinada a embestir contra la vanguardia enemiga. Por su actuación brillante es ascendido a Mayor. El 24 de mayo es Jefe de la Caballería de la columna del General Barrios, y en el curso de la misma, es reiteradas veces herido sin abandonar el campo. Fue de entonces el famoso y ya mentado calificativo del Mariscal. El 8 de setiembre alcanza la graduación de Teniente Coronel y nombrado comandante de una división que cubría el carrizal de Piris hasta Curupayty. En 1867 fuerzas brasileñas son aniquiladas por su aguerrida división, lo que motiva en enero de 1868, su ascenso a Coronel. En San Estanislao, el 27 de agosto de 1869, arriba al grado de General de Brigada, con el que llegó a Cerro Corá, comandando una de las seis comitivas que integraron nuestro Ejército en el anfiteatro de gloria".

 

JOSÉ E. DÍAZ

Oriundo de Cerro Verá, Pirayú, nació el 17 de octubre de 1833, fueron sus padres Juan Andrés Díaz y Dolores Vera. Se incorporó a la milicia en carácter de soldado, en 1852. Diez años más tarde era teniente en el Batallón de Policía, al mando del teniente coronel Hilario Marcó, a quien sustituyó más tarde. Ya con jerar       quía de capitán, organizó con la juventud de la capital el después célebre Batallón 40, fue ascendido a sargento mayor. Cuando en junio de 1865 el Mariscal abandonó la capital para trasladarse al frente de operaciones, le acompañaba entre otros, el mayor Díaz. Asignado con su unidad a la División del Sud, bajo el mando del general Robles, el mayor Díaz fue designado Instructor de Infantería. Ya con jerarquía de teniente coronel, fue uno de los responsables directos del operativo cruce del Paraná, realizado con energía, precisión y éxito. Desde el gran campamento de Paso de Patria, el Tte. Cnel. Díaz llevó a cabo varias operaciones con singular audacia y heroísmo, así en Corrales allende al Paraná, en enero de 1866, acción que mereció del Mariscal la segunda condecoración de la guerra, la Cruz de Corrales. En abril de 1866 efectuó un audaz ataque tipo comando contra las fuerzas brasileñas que habían ocupado la isla Purutué, frente a Itapirú. El 2 de mayo de 1866, comandó el gran operativo contra el Campamento aliado en Estero Bellaco, que empujó al enemigo a través de los carrizales. En la víspera, fue ascendido a Coronel y luego recibió la Orden Nacional del Mérito. Cuando la primera batalla de Tuyutí, 24/mayo/66, correspondió a Díaz la misión más importante y riesgosa; su heroica actuación le valió el ascenso a Brigadier General. En julio, comandó en jefe la magnífica defensa de Boquerón y Sauce, y poco después comenzó a organizar el sistema defensivo y comandó en jefe la acción de Curupayty, 22/sept./66, que se constituyó en la más esplendente victoria de la Epopeya y obra de su genio. JE Díaz fue sinónimo de audacia y victoria en nuestro Ejército.

En enero de 1867, cuando el general Díaz observaba desde una canoa a la flota brasileña, fue herido por una esquirla de artillería; salvado por su asistente, el sargento Cuatí, fue operado de urgencia en Curupayty, amputándosele una pierna, de cuyas consecuencias falleció el 7 de febrero en Paso Pucú. El féretro traído a la capital fue inhumado en una imponente demostración de pesar. Sus restos, exhumados de la Recoleta, fueron depositados en una urna en el Panteón Nacional de los Héroes, conjuntamente con la de don Carlos Antonio López, en 1939.

 

BERNARDINO CABALLERO 

Oriundo de Tacuary, jurisdicción de Ybycuí, nació el 20 de mayo de 1839, fueron sus padres Juan Caballero de Añazco y Melchora Melgarejo. No tuvo oportunidad de estudios académicos ponderables. A poco de establecerse el Campamento de Cerro león, en 1864, se incorpora a la milicia; con jerarquía de Sargento, participa con su unidad de la victoriosa campaña de Matto Grosso. A su regreso, es enviado a Humaitá y asciende a Teniente.

El año 1866 fue para BC pródigo en acciones destacadas; en Estero Bellaco el 2 mayo; en Tuyutí el 24; en Boquerón y Sauce en julio, se hizo notable por su valor e intrepidez. En Curupayty era Capitán y jefe de toda la caballería, que no fue llamada a intervenir. En 1867, ya condecorado con la Orden Nacional del Mérito, Caballero es nombrado Comandante de la Caballería de extramuros, con la difícil misión de enfrentar el avance enemigo sobre el bastión de nuestra defensa, Humaitá. La aguerrida unidad protagonizó acciones y victorias de resonancia. En Isla Tajy y en Tatajybá, octubre de 1867, y la segunda en Tuyutí, en noviembre; y en reconocimiento, las condecoraciones Medalla de Tatajybá y Medalla de Tuyutí.

1868 fue ya el de los grandes sacrificios y merecidos ascensos: de Sargento Mayor a Coronel. En julio obtuvo la gran victoria de Acayuazá, su ascenso a Brigadier General y la condecoración Cruz de Acayuazá. En diciembre, las batallas aniquiladoras: Ytororó el 6; Avay el 11; Itá Ybaté del 21 al 27, que tuvieron a miles de heroicos protagonistas, entre ellos el legendario coronel Valois Rivarola; pero el alma de la resistencia empecinada fue el general Caballero, quien todavía quedó a proteger la retirada del Mariscal.

El 16 de agosto de 1869, BC al mando de una legión de heridos, convalecientes, adolescentes y niños, libró en Acosta Ñú una batalla inverosímil, y recibió en San Estanislao su ascenso a general de División. Y fue de los que "vencieron penurias y fatigas" para llegar a Cerro Corá. Habiendo salido en cumplimiento de una orden superior, BC no estuvo en la mañana trágica del 1° de marzo. Días más tarde fue tomado prisionero y llevado a Río de Janeiro, en donde residió unos meses. Antes de terminar el año, el 16 de diciembre de 1870, estaba de regreso al país. Fue Ministro en todos los gabinetes: de Guerra y Marina, con CA Rivarola; de Interior, con S. Jovellanos; de Justicia, Culto e Instrucción Pública, con JB Gill e Higinio Uriarte, de Interior, con C. Bareiro.

En 1873/74, Caballero fue el principal protagonista militar de sucesivos alzamientos campales contra el gobierno de S. Jovellanos. Triunfante en esos enfrentamientos un oficial formado en filas de la Legión Paraguaya, Benigno Ferreira, fue premiado con la jerarquía de General. Años más tarde, en 1909, Caballero y Ferreira en la llanura, -en Buenos Aires- acordaron un pacto de acción revolucionaria contra el gobierno de Emiliano González Navero manejado discrecionalmente por su Ministro de Guerra y Marina, coronel Albino Jara. A la muerte del Pte. Cándido Bareiro, en 1880, Caballero fue designado por el Congreso para completar su período, a cuyo término fue elegido por el período Constitucional 1882/86. Su gabinete: Interior, Coronel Juan A. Meza; Relac. Exteriores, JS Decoud; Hacienda, Juan de la Cruz Giménez, Justicia, C. e Inst. Pública, Dr. Juan G. González; Guerra y Marina, Coronel Pedro Duarte.

La obra de gobierno de BC en el período angustioso de la postguerra, fue de gran trascendencia. Fueron creados el Registro del Estado Civil de las Personas, el Departamento de Inmigración, la Escribanía Civil de los Pobres; la Junta Central de Agricultura, la de Crédito Público, la Oficina de Estadísticas. Con los grupos de inmigrantes que se incorporaron al país, se crearon colonias; entre ellas San Bernardino, poblada por alemanes. La Ley de Venta de tierras fiscales alentó la incorporación de capitales, aunque sus resultados fueron contradictorios. Por un lado, hizo posible el reactivamiento de la producción; la industria maderera y la del tanino, la de yerba mate y la ganadería; creó fuentes de ingresos para el fisco en concepto de impuestos, pero originó el latifundio, pues enormes extensiones de las mejores tierras pasaron a manos de capitalistas extranjeros. El reactivamiento de las actividades socio-económicas corre paralelo con otras circunstancias; así la extensión del telégrafo, la instalación del servicio telefónico en la capital y la concesión para el servicio de tranvías, tirado por caballos. Se ocupó también el general Caballero de la reorganización de la defensa de nuestra soberanía mediante la adquisición de armas, incluida una cañonera para la vigilancia de nuestros ríos.

El desarrollo de las bases culturales fue importante: como Ministro del ramo patrocinó la creación de numerosas escuelas, en la capital e interior. Y fueron creadas la Escuela de derecho y el Ateneo Paraguayo; aquella la primera de nivel universitario de la post guerra. Fue su Director el Dr. Benjamín Aceval y sus profesores, los Dres. César Gondra y Alejandro Audibert, y el español Dr. Ramón Zubizarreta. La carencia de alumnos malogró la subsistencia de esta casa de estudios; tal la razón de su clausura.

Durante el mandato del general Caballero, en 1885, el presidente uruguayo general Máximo Santos, condonó al nuestro la deuda de guerra y devolvió los trofeos. Integraban la delegación uruguaya portadora de los trofeos, el -general Máximo Tajes, los doctores Lindoro Forteza, Clodomiro Arteaga, Nicolás Granado y Carlos de Castro; éste, precisamente el firmante uruguayo del tratado Secreto de la alianza. La gratitud paraguaya se manifestó elocuente y emotiva.; salutaciones de escritores y poetas, y dos nombres que perpetúan el reconocimiento: Plaza Uruguaya, en sustitución de la antigua Plaza San Francisco, y avenida Gral. Máximo Santos.

La afirmación de una figura político-militar cada vez más influyente, el entonces coronel Juan B. Egusquiza, centro de una corriente renovadora sostenida dentro del Partido por jóvenes de gran ponderación cultural, entre ellos Arsenio López Decoud y Manuel Domínguez, motivó la paulatina declinación de la hasta entonces indiscutida gravitación política y militar del general Caballero. El Dr. Blas Garay, aunque identificado con el caballerismo, llevó a cabo una demoledora crítica periodística contra prácticas, conductas y actuaciones, sin distinción de banderías. Todo ello condujo paulatinamente a deteriorar la cohesión partidaria y posibilitó la revolución de 1904 que depuso del poder al Partido Colorado. BC era precisamente el Ministro de Guerra y Marina, en sustitución del general Escobar, cuando la revolución ganaba posiciones.

Bernardino Caballero falleció el 26 de febrero de 1912 y con motivo de la inhumación de sus restos recibió el unánime homenaje de todos los estamentos. Los voceros del gobierno, pertenecientes al Partido Liberal no escatimaron elogios a su trayectoria militar, política y ciudadana. Sus restos, desde entonces en la Recoleta, fueron trasladados al Panteón Nacional de los Héroes en 1949, durante la presidencia del Dr. Felipe Molas López. Desde entonces también la I División de Caballería lleva su nombre, por iniciativa de su comandante, el Tte. Cnel. César Mallorquín.

El general Caballero dejó numerosa descendencia; de su matrimonio con Concepción Díaz de Bedoya, citamos a Ramón Caballero de Bedoya, el más acreditado diplomático paraguayo en Europa por muchos años; de su unión con Julia Álvarez, Francisco Caballero Álvarez, uno de los pilares de la defensa de Nanawa; llegó a General de División, Comandante en Jefe de las FF. AA. nacionales, Ministro de Guerra y Marina y Embajador ante el Reino Unido; Rigoberto Caballero, político de larga trayectoria y gran ascendiente. 

 

PATRICIO ESCOBAR

Según su biógrafo, el Dr. Víctor I. Franco, nació en San José de los Arroyos el 17 de marzo de 1843; fueron sus padres José Escobar y Anabella Cáceres. Participó de la campaña de Corrientes y sucesivamente de todas las grandes batallas del año 1866. Ascendido a Alférez, fue ayudante de órdenes del Mariscal y ascendió a Capitán. En tal carácter cumplió con fidelidad y espíritu de sacrificio las instrucciones del Mariscal para la evacuación de Humaitá. Para ello realizó el trayecto San Fernando-Humaitá y regresó, eludiendo la  vigilancia enemiga, y cruzando una y otra vez los ríos Tebicuary, Paraguay y Bermejo. Poco antes de la batalla de Itá Ybaté. PE es ascendido a Sargento Mayor.

A su término, el mayor Escobar, saturado de heridas, cumplió la proeza de cruzar los pantanos del Ypecuá, con otros sobrevivientes, para llegar hasta el nuevo CG del Mariscal en Azcurra, donde recibió su despacho de Tte. Coronel, en enero de 1869. En octubre, recibió su despacho de Coronel y el mando de una de las aniquiladas divisiones. Llegó a Cerro Corá, donde cayó prisionero. Regresó al país y se constituyó en factor de gravitación en el candente período de la postguerra. Fue ascendido a General de Brigada por el presidente Jovellanos, y a General de División por JB Gill.

El general Escobar fue Ministro de Guerra y Marina en casi todos los gabinetes: con JB Gill, H. Uriarte y C. Bareiro. Y Presidente de la República por el período 1886/90. Su gabinete: Interior, coronel JA Meza; Relac. Exteriores, B. Aceval/ JS Decoud; Hacienda Agustín Cañete/ Higinio Uriarte; Just. C. e Inst. Pública, coronel Manuel A. Maciel; Guerra y Marina, general Pedro Duarte. Fueron creados los Colegios nacionales de Concepción, Villarrica, Encarnación y Pilar, la Universidad Nacional y se inició la construcción del Hospital de Caridad, hoy de Clínicas. Y se fundaron los Partidos Políticos, en 1887. Cuando el año sgte. Bolivia pretendió convertir Puerto Pacheco (Bahía Negra), en un territorio de su soberanía, el presidente Escobar reprimió enérgicamente la tentativa, suprimió toda presencia intrusa en ese rincón de nuestro territorio.

El general Escobar falleció en abril de 1912; casado en primeras nupcias con Ramona Ignacia Garcete, fueron sus hijos el Dr. Benigno Escobar, médico y docente de gran autoridad; Luís Escobar, catedrático, parlamentario, Ministro del P. E.; Patricio Alejandrino Escobar, llegó a General y Comandante en Jefe. Casado en segundas nupcias con Estalación Escobar, fueron sus hijos entre otros, Jorge y Clodomiro Escobar: éste músico y aquél jurista.

 

GERMÁN SERRANO

Nació en Asunción en el seno de una distinguida familia; es hijo de Benito Serrano y Magdalena Jovellanos. Se incorporó a la Guardia Nacional en 1846, y al célebre Batallón 40, cuando advino la guerra. Ascendió a Subteniente después de la batalla de Sauce Boquerón, en julio de 1866; a Teniente, después de la batalla de Tuyutí, en noviembre de 1867. Durante 1868 recibió cuatro ascensos: de capitán a Coronel; a este grado, tras su heroica actuación en Ytororó. Cayó prisionero en Itá Ybaté; restituido a la patria,   participó activamente de la política de post guerra. En marzo y mayo de 1873, los coroneles Serrano y Escobar, y el general Caballero, respectivamente, se alzaron contra el gobierno de Salvador Jovellanos, pero fueron derrotados. Las fuerzas gubernistas que defendieron la capital estaban al mando de Benigno Ferreira. Eran éstas las primeras manifestaciones armadas del grupo lopizta, cuyos líderes políticos eran Cándido Bareiro y Juan B. Gill, con la adhesión de distinguidos ex combatientes. En enero de 1874, otro alzamiento, originado en Corrientes, con las referidas figuras civiles y militares, y otras como el coronel Ignacio Genes, fue detenido ya en los umbrales de la victoria, por la intervención del Ministro brasileño en Asunción, Araujo Gondim. Ello hizo posible la integración de un gabinete de conciliación, mediante la incorporación de los líderes revolucionarios: JB Gill, en Hacienda; C. Bareiro, en Relaciones Exteriores; B. Caballero, en Interior; G. Serrano, en Guerra y Marina; ascendido además al grado de General de Brigada; conservó su posición el presidente Jovellanos. A fines de ese mismo año, el bando opositor se escindió en 2 grupos: el encabezado por JB Gill, con el general Serrano y otros; el encabezado por C. Bareiro, con los generales Caballero y Escobar; éste, ascendido también a General de Brigada.

JB Gill asumió la Presidencia el 25 de noviembre de 1874, e incluyó en su gabinete al general Serrano como Ministro del Interior, y fue separado de sus funciones en octubre de 1875. En diciembre, el general Serrano encabezó un alzamiento militar contra el Presidente Gill. Perseguido por fuerzas al mando del general Escobar, el general Serrano fue muerto en Caazapá. Al general Serrano, soltero, le sobrevivió un hijo, Benito Serrano; éste, casado con Ana Palacios, es el tronco de distinguidas familias, así los Guanes-Serrano. Era también su hijo Juan Regúnega, partícipe activo del atentado que costó la vida al presidente Gill, y pudo escapar a la represión.

 

IGNACIO GENES

Oriundo de Pilar, "rubio y atlético... jinete excepcional", según B. Riquelme García; se incorporó al Ejército en 1864. Subteniente en 1866, Teniente al año siguiente, y Capitán en 1868, y ayudante del Mariscal. En cumplimiento de una orden superior preparó y ejecutó con una dotación de 200 hombres, la más audaz y temeraria operación de la guerra; el abordaje en canoas de acorazados brasileños, fondeados entre Humaitá y Curupayty, en la noche del 2 de marzo de 1868. El "Lima-Barros" y el "Cabral" fueron tomados, pero otros concurrieron en auxilio ametrallando las cubiertas. Los paraguayos fueron acribillados; algunos sobrevivientes, entre ellos Genes, que tenía varias heridas y había perdido un ojo, ganaron la costa a nado. Ya con jerarquía de Sargento Mayor, peleó heroicamente en Lomas Valentinas. Sobreviviente, aunque gravemente herido, fue promovido a Tte. Coronel en Azcurra, en enero de 1869, y a Coronel en agosto, tras la heroica acción de Mbutuy. Desde San Estanislao, el Mariscal comisionó a Genes a sustituir al Cnel. Rosendo Romero que operaba en la región del Jejuí, y procurar ganados para el Ejército. Aislado y sin provisiones, Genes cayó prisionero tras el combate de Lomas Ruguá, jurisdicción de Villa de San Pedro, en enero de 1870.

Restituido al país, fue designado Jefe Político del Ñeembucú con asiento en Pilar. En 1874 se plegó a un nuevo alzamiento revolucionario contra el gobierno de Salvador Jovellanos, con el liderazgo político de Cándido Bareiro y el concurso militar de B. Caballero y P. Escobar, entre otros. El movimiento, preparado en Corrientes, era uno más, pues durante el año anterior los mismos habían sido vencidos 2 veces. Genes fue partícipe sin concesiones de las rivalidades políticas de la post guerra. Ascendido a General de Brigada por JB Gill, fue Jefe de Policía de la Capital con 3 Presidentes; JB Gill, Higinio Uriarte y Cándido Bareiro y en momentos de graves acontecimientos: el asesinato del presidente Gill, en abril de 1877; el asesinato en la cárcel pública del Dr. Facundo Machaín y sus defendidos, los implicados en el asesinato del presidente Gill, en octubre del mismo año; y al año sgte., el asesinato a puñaladas del ex presidente CA Rivarola en pleno centro -Palma e Independencia Nacional- y a pasos de una comisaría policial. Relevado de sus funciones de Jefe de Policía, lo mismo que el coronel Juan A. Meza, Jefe de la Escolta Presidencial, Ignacio Genes murió en la prisión, víctima también de un cruel atentado. Le tocó cargar con las responsabilidades, que no le correspondían en exclusividad.

 

 

PEDRO IGNACIO MEZA

Oriundo de la Recoleta, se incorporó a la milicia en 1830, en la Compañía de Artillería del Cuartel de la Plaza. Con los lentos ascensos de la época, en 1846 llegó a la jerarquía de Teniente, y su primer cargo importante en la marina de guerra: comandante de la sumaca independencia del Paraguay. Al año sgte. asciende al grado de Teniente de Navío, y se le entrega el mando de la goleta República del Paraguay. En 1854 es designado Jefe de la escuadra fondeada en las Tres Bocas, confluencia del Paraguay y el Paraná. En 1857 asciende a Capitán de Corbeta y al año sgte. a Capitán de Fragata, y sustituye al cap. Mórice en el mando del Tacuarí, flamante nave insignia, construida en Inglaterra.

Declarada la guerra, cumple sucesivas y exitosas misiones a) la captura del Marqués de Olinda, que es incorporado a la flotilla paraguaya; b) la activa participación de la victoriosa campaña de Matto Grosso; en la ocasión fue capturada otra unidad, Anhambay, incorporada también a nuestra flotilla, y c) la victoriosa participación en la expedición contra Corrientes, en cuya oportunidad condujo a la fuerza expedicionaria y capturó 2 unidades, el Gualeguay y el 25 de Mayo, mientras el Ejército ocupaba la ciudad.

Dispuesta por el Mariscal una operación sorpresiva contra la flota brasileña anclada en el Paraná, el cap. PI Meza organizó la expedición, que partió de Humaitá en la madrugada del 11 de junio de 1865. La desafortunada avería del Yverá, motivó la no menos desafortunada decisión de suspender la marcha de todas las unidades, con lo que se perdio el factor sorpresa, fundamental para el éxito. El heroísmo no bastó para suplir tanta diferencia cuantitativa y cualitativa y bocas de fuego, en favor de la flota brasileña. A la pérdida de varias embarcaciones, sus heroicos comandantes, oficiales y tropa en Riachuelo, se sumó la mortal herida recibida por el cap. Meza, quien falleció en el hospital de Humaitá pocos días más tarde. Fue el primer Jefe de su jerarquía y posición que rindió el tributo de su vida en defensa de la Patria.

Su sustituto en el mando de la escuadrilla paraguaya fue el Capitán de fragata Remigio Cabral, a quien correspondió la conducción de la tenaz oposición a la poderosa escuadra brasileña, durante 3 años. El cap. Cabral fue uno de los jefes de la fortaleza de Humaitá, y cayó prisionero con toda la guarnición, que aislada, sin municiones ni provisión de boca, protagonizó la más heroica de las resistencias de la guerra.

El último fue el Capitán de fragata Romualdo Núñez, con quien se consumó el sacrificio en el Yhaguy; sobrevivió a la guerra. Tal la trilogía de Comandantes de nuestra marina durante la gran Epopeya.

 

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