En la década del '60, el poeta JOSÉ DEL CARMEN CABALLERO -más conocido como CARMENCÍ CABALLERO-, quien nació el 16 de julio de 1924 en el pueblo de 1o. de Marzo, del departamento de La Cordillera, trabajaba en la construcción de la ruta Mbutuy-Salto del Guairá. El oficio no le era extraño, ya que había cumplido su servicio militar como zapador.
Cuando máquinas y hombres anclaron en Curuguaty, Carmencí quedó encantado de ese lugar donde los montes todavía guardaban en sus entrañas el metálico canto del guyra campana. Unos años después, cuando ya los trabajos habían concluido, Caballero sintió nostalgia por aquella tierra que los había cobijado en el camino por unos meses. Fue entonces cuando escribió CHE CURUGUATY. No era su valle, pero escribió como si lo fuese, porque allí había encontrado motivos para considerarlo como tal.
En 1972, su hijastro JONI WALKER -cuyo verdadero nombre es VIDAL CABAÑAS SALDÍVAR, nacido en 1o. de Marzo el 28 de abril de 1946-, le puso música a la letra. El músico al que su tío ANDRÉS CUENCA SALDÍVAR le había dado para su apellido -ya desde la escuela se lo llamaba Jóni-, "Walker" inspirado en la marca de un wisky, compuso la melodía y poco después recorría el país grabada por el DÚO MÉNDEZ-LÓPEZ.
Hace unos cinco años, en una edición del Festival del kuruguã -planta herbácea trepadora, de grandes frutos comestibles parecidos al hy'a, propios de la zona-, se le rindió un homenaje a Carmencí Caballero por ser el autor de la poesía dedicada a Curuguaty. Para entonces llevó una nueva obra: SALUD CHE CURUGUATY. Como Emiliano R. Fernández que había escrito CHE PARAJEKUE, dedicado a Puerto Pinasco y años después, al pasar de nuevo por allí, SALUD CHE PARAJEKUE, el poeta arribaba con su poesía que habla del antiguo esplendor de ese lugar que para entonces ya le resultaba poco menos que desconocido. El emocionado aplauso del público, después de recitar la poesía, fue el mejor homenaje para ese arribeño que se había especializado en cantar a ese terruño.
Joni Walker le puso de nuevo música a la letra, para que la reiteración de la historia fuese completa.