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JUAN CARLOS HERKEN KRAUER

  EL PARAGUAY RURAL ENTRE 1869 Y 1913 - Por JUAN CARLOS HERKEN KRAUER - Año 1984


EL PARAGUAY RURAL ENTRE 1869 Y 1913 - Por JUAN CARLOS HERKEN KRAUER - Año 1984

EL PARAGUAY RURAL ENTRE 1869 Y 1913

CONTRIBUCIONES A LA HISTORIA ECONÓMICA REGIONAL DEL PLATA

JUAN CARLOS HERKEN KRAUER

CENTRO PARAGUAYO DE ESTUDIOS SOCIOLÓGICOS

Serie Historia Social

Tapa: Diseño de LUIS ALBERTO BOH

Asunción - Paraguay

1984 (224 páginas)



INDICE


PREFACIO

I.       La necesidad de una historia económica regional

II.      Los relatorios e informes de 1874, 1894, 1907 y 1912. Algunos interrogantes claves del proceso económico y social de la época.

II.1 Estructura y distribución geográfica de la población en la década de 1870.

II.2 Migración y fuerza de trabajo.

II.3 Agricultura, rentabilidad y fuerza de trabajo. 11.4 Medios de comunicación y circulación económica.

III.     La conformación económica regional y la funcionalidad de una agricultura nómada.


Anexos

Anexo I:     El Paraguay en 1874

Anexo II:    El Paraguay rural a fines del siglo XIX (1893-94)

Anexo III: Los informes de. M. de C. Findlay sobre la colonia Nueva Australia y la colonia nacional Presidente González, en 1893-94

Anexo IV: El informe de Walter Townley sobre su gira por el Paraguay en 1907

Anexo V: La ganadería en el Paraguay. 1912

Anexo VI: La productividad física de los cultivos agrícolas en el Paraguay entre 1860 y 1920

Bibliografía básica

Índice de mapas

Índice de cuadros estadísticos

Índice de gráficos




PREFACIO


         El caso del Paraguay no ha ocupado un lugar de preferencia en los estudios más sistemáticos de la historia económica de América Latina1. De hecho, bien podría haberse hablado, hasta hace poco, de la inexistencia de una historia económica del Paraguay, en una perspectiva que supere las limitaciones de la tradición historiográfica basada en el mero manipuleo de nombres y fechas, y de cierto tipo de ensayo político que busca en la historia las armas para combatir el presente.

         Esta última tradición no sólo ha sido incapaz de lidiar con el presente, sino que además ha aumentado la confusión sobre el pasado. La primera tradición sigue ayudando a la perseverancia de una visión histórica basada en hombres invencibles, capaces de trascender todo tipo de condicionamiento social en el tiempo y en el espacio, y de fechas sacrosantas, que parecen gozar de una increíble capacidad de detener en un sólo día toda una serie de procesos, e iniciar otra.

         Existen, obviamente, excepciones referidas a hechos y etapas específicas. La historia colonial ha merecido la atención de ciertos analistas nacionales y extranjeros, que han dejado sólidas bases documentales e interpretativas. Ciertos aspectos de la época del Dictador Francia (1814-1840), de los López (1842-1870), y de la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), también poseen contribuciones valiosas, aunque los claros por llenar aún siguen siendo bastantes2.

         Esfuerzos individuales acometidos sobre ciertas áreas específicas han ayudado a reducir el vacío, como por ejemplo, la política de la tierra en el Paraguay y un rescate valioso de ciertos capítulos del movimiento gremial paraguayo3. Pero fuera de estos y otros trabajos similares, uno ha tenido que contentarse con generalizaciones apresuradas, estudios parciales y fragmentarios, y declamaciones de diversas índoles emocionales.

         Podría, consecuentemente, hablarse de una especie de "subdesarrollo" de la historia económica en el Paraguay, y de ciertos temas conexos de la misma que quizás podrían encuadrarse mejor en el concepto de historia social. No resulta fácil hacer una explicación del por qué de este subdesarrollo, que recién ahora empieza a superarse. Pero al igual que en la discusión teórica sobre los problemas del subdesarrollo y la dependencia en Latinoamérica, convendría comenzar quebrando varios mitos.

         La insignificancia y el poco interés sobre el Paraguay, en relación a otras sociedades sudamericanas, ha sido utilizado frecuentemente como un posible factor explicativo. Esto es indudablemente falso. Durante la primera etapa de su organización nacional en el siglo XIX, el Paraguay gozaba de una considerable importancia regional e incluso continental. Más aún, la destrucción del país por la Guerra de la Triple Alianza, y el proceso subsecuente de reconstrucción, ofrece uno de los pocos ejemplos en la historia continental para analizar detalladamente el proceso de destrucción de un orden social y la construcción de otro, en un mismo contexto geográfico. El problema radica en que algunos de estos temas han sido encarados apresuradamente sobre la base de una mitología que aún tiene que ser desmontada, enturbiándose y desprestigiándose la inmensa riqueza documental. Si uno vinculase la teoría del "comunismo primitivo" de las reducciones jesuíticas del Paraguay en los siglos XVII y XVIII, la teoría del "socialismo de estado" de Francia y los López en el siglo XIX, y el hecho de la implantación del capitalismo de libre cambio a posteriori, el Paraguay estaría gozando de un lugar excepcional en la historia social de la civilización mundial: el caso aparente de una sociedad que ha evolucionado a la inversa del ritmo de sucesión y yuxtaposición de las formas de producción. No existe necesidad de recurrir a la mitología y a la deificación de hombres y épocas para hacer resaltar el valor del caso del Paraguay en la historia regional. Por el contrario, este tipo de elucubraciones tiende a dificultar el análisis histórico crítico.

         Por otra parte, el Paraguay está ocupando hoy un lugar de excepcional importancia en ciertos procesos regionales. Ya ha dejado de ser el país sudamericano de menor volumen poblacional, la economía se ha expandido y transformado, y proyectos de infraestructura como las represas hidroeléctricas están cambiando el carácter tradicional del país. Estas transformaciones fueron posibles no sólo gracias a factores exógenos, sino gracias a condicionantes internos, que constituyen el resultado, y el objeto de investigación, de la historia económica.

         La inexistencia de datos y de fuentes documentales confiables es, probablemente, uno de los factores más serios, en particular desde 1870 en adelante. Archivos públicos han sido destrozados o abandonados, y gran parte de la documentación oficial ha quedado en manos privadas, con difícil acceso a las mismas. Teniendo en cuenta que la historia económica requiere una cierta base estadística sólida, el efecto de esta destrucción y dispersión de las fuentes primarias oficiales se ha sentido con fuerza en esta disciplina, antes que en otras. En este terreno específico, sólo cabe contar con el esfuerzo sólido de ciertos investigadores, que han logrado superar después de varios años las inmensas dificultades impuestas por la dispersión de fuentes primarias4.

         Si las fuentes primarias oficiales han desaparecido o son inaccesibles, conviene insistir en dos actitudes. En primer lugar, es necesario ajustar las ambiciones y los métodos de la investigación histórica. Es muy probable que jamás lleguemos a contar con un análisis exhaustivo de ciertos temas, como la participación y los intereses de políticos y funcionarios públicos en ciertas medidas críticas de política económica. Pero es posible acercarse y por lo menos precisar los vacíos existentes. En segundo lugar, existe una inmensa fuente de documentación primaria extranjera, y de fuentes secundarias nacionales y extranjeras, que hasta cierto punto no sólo llena el vacío anteriormente mencionado, sino que lo complementa y lo supera.

         Por una conjunción especial de factores y motivos, algunos obvios y otros que aún esperan una investigación específica, la bibliografía en lengua alemana sobre el Paraguay es, posiblemente, la más rica que exista en lengua extranjera, en particular para la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. El material utilizable en estas fuentes para la historia económica en diferentes perspectivas es sumamente valioso y, comparativamente, al mismo nivel que muchos otros países latinoamericanos. La bibliografía en inglés y en francés es también valiosa, pero mayor importancia tienen las fuentes documentales primarias en inglés, informes políticos, comerciales y financieros, que se encuentran en los archivos en Gran Bretaña y en EE. UU. La ubicación, indexación, análisis, presentación y traducción de todas estas fuentes es un requisito indispensable para el desarrollo de la historia económica. Basta revisar parte de esta documentación para constatar que, si algunos políticos nacionales esperaron escapar al juicio de la historia llevándose consigo la documentación oficial relevante, esto no ha pasado de ser una ilusión efímera. Pocas cosas escapan al registro minucioso de la historia. Sólo es cuestión de tiempo y paciencia.

         Esta insistencia en la utilidad de las fuentes primarias y secundarias extranjeras no tiene que implicar una relativización de las fuentes de diverso tipo que analistas y cronistas nacionales han producido. Desde fines del siglo XIX empezaron a producirse folletos, artículos y pequeños libros sobre economía y finanzas, algunos de los cuales aún tienen que ser ubicados, y otros que deben ser utilizados críticamente. Asimismo, diversos departamentos públicos han producido series bastante completas de estadísticas que deben ser tomadas como punto de referencia, procesadas y reajustadas. Diarios, periódicos y revistas contienen numeroso material en estado bruto, que aún espera su proceso de pulimento. Dentro de este grupo, publicaciones como El Economista Paraguayo, que cubre una gran parte de la primera mitad del siglo XX, y las primeras épocas de la Revista de la Facultad de Economía, constituyen recursos informativos e interpretativos de singular valor.

         Muchos son los temas que pueden ser encarados rigurosamente haciendo uso de la disponibilidad de estas fuentes. La estructura de la propiedad ganadera en el Dpto. de Concepción en 1913, la evolución de la producción agrícola de las colonias de inmigrantes y nacionales, la dinámica de los precios de la tierra en diferentes regiones del país desde 1880 hasta 1920, para citar sólo algunos ejemplos. De hecho, algunos autores nacionales empezaron una discusión sobre el comportamiento del salario real en la época colorada (1875-1904) y la época liberal (1904-1940), utilizando indicadores mucho más rudimentarios de los que existen hoy en día5.

         De los obstáculos reales que existen en cuanto a la disponibilidad de series estadísticas, la mayoría puede explicarse por la dispersión de las mismas y por el intento de aplicar categorías económicas abstractas a una realidad compleja y peculiar. Cuando en 1973 estábamos preparando un ensayo breve sobre la evolución de la estructura económica y social del Paraguay desde la posguerra, era difícil encontrar una serie estadística completa del comercio exterior paraguayo. Las respuestas eran que no existían, o que si existían, eran inservibles, hasta que por casualidad en una revista argentina especializada se encontró una serie de 1900 a 1950 que no sólo incluía volúmenes y valores nominales de aforo, sino que contaba además con valores reales de las exportaciones en función de precios de mercado, y otros indicadores que podrían ayudar a cuantificar el volumen del comercio ilegal o no-registrado.

         Es incluso posible, si así uno lo quisiera, realizar análisis cuantitativos altamente sofisticados, haciendo uso de las técnicas econométricas más exigentes que se aplican en el campo de la historia económica. A partir de la implantación del sistema de papel moneda no-convertible en el Paraguay, cerca de 1885, se asiste a un nuevo proceso de aguda depreciación de la tasa de cambio del peso de curso legal -un proceso similar tuvo lugar inmediatamente después de la posguerra, entre 1873 y 1880- que para comienzos del siglo XX dio lugar a un debate interesante entre economistas nacionales y extranjeros, sobre las causas y mecanismos de la inestabilidad de la moneda paraguaya de curso legal, bajo el sistema de referencia al oro6. Este proceso continuaría hasta la instauración del nuevo signo monetario nacional, el guaraní, en 1943. Un aspecto central del debate era si estas oscilaciones eran el resultado de una emisión excesiva de papel moneda, destinada a cubrir el déficit fiscal, o si en realidad respondían a otros mecanismos especulativos. Por ejemplo, las casas comerciales que negociaban tanto las exportaciones como las importaciones y los propios bancos privados recibían ingreso en oro por valor exportado, pero pagaban en pesos de curso legal a productores y abastecedores. Consecuentemente, podrían estar interesadas en una mecánica de depreciación de la moneda nacional, de manera a aumentar sus ingresos reales.

         La primera versión es obviamente una versión simplificada de la teoría cuantitativa del dinero. Supongamos que quisiésemos verificar rigurosamente la validez o no de esta explicación, partiendo de una formulación simple de la teoría monetarista de la inflación, y haciendo un análisis de regresión que cubra el período 1890-1920, subdividiéndolo incluso entre dos sub períodos, 1890-1904 y 1904-1920, lo cual sería más factible si pudiésemos utilizar estadísticas cuatrimestrales y no anuales.

         Una teoría monetarista de la inflación, originada en la formulación clásica cuantitativa de la demanda de dinero, puede resumirse como:

         Pt = Mt, Mt - i , Yt , At(1)


donde Pt representa la tasa anual de variación de precios, Mt la tasa anual de variación de la oferta monetaria y la misma variable del período inmediatamente anterior. Yt el ingreso nacional real, y At un indicador del costo de oportunidad del dinero. Introduciendo una constante y especificando los signos esperados de las variables independientes, nuestra ecuación de regresión representativa de la tesis monetarista de la inflación y de la tasa de cambio quedaría sintetizada como sigue:

         Pt = at Mt Mt - i -Yt At (2).


         Lo primero es, naturalmente, disponer de una serie de precios en el período de estudio. Un camino sería construirla a partir de datos en bruto disponibles en archivos privados o en periódicos. El segundo camino, más práctico, sería hacer uso de la teoría monetaria de la paridad del poder de compra de la moneda, por la cual la tasa de cambio = e = Pi/Pj , tiende a moverse de manera a mantener una correspondencia entre el nivel de precios en el país dado, i, y el resto del mundo, j , que bien podría ser un solo país, en este caso, Argentina. Consecuentemente, sería relativamente correcto asumir que la depreciación de la tasa de cambio del papel moneda paraguayo en la época es un indicador representativo de la tasa de inflación. Más aún, cuando en gran parte del período indicado, la tasa de cambio del papel moneda argentino en relación al oro se mantuvo estable. Series completas sobre la tasa de cambio en el Paraguay, mensuales, y anuales, están disponibles.

         Series sobre la evolución de la oferta monetaria también existen. El mayor problema presenta un indicador representativo del ingreso real nacional de la época. Pero sí existen series confiables sobre volumen de las principales exportaciones, registradas y no registradas, e incluso sobre el volumen producido nacionalmente de ciertos rubros. Incluso uno podría utilizar lo que quizás sea el primer cálculo del ingreso nacional del país, realizado en 18907, como técnica plausible de preparación de un índice representativo de la evolución de la producción y el ingreso nacional bruto de la época.

         La última variable, costo de oportunidad del dinero, es en general la tasa de interés representativa, la que es obtenible a través de varias fuentes, o simplemente, un indicador de la tasa esperada de inflación, que puede obtenerse haciendo uso de una fórmula básica: Pt - 1 - Pt - 2.

         Hasta qué punto este ejercicio otorgaría nuevos elementos válidos para comprender la dinámica económica y financiera de la época es algo que sólo podrá averiguarse una vez que se ponga en práctica. Sería absurdo, obviamente, esperar que los resultados de un análisis de regresión de esta naturaleza ayuden a verificar definitivamente la validez o no de leyes económicas, y su vigencia concreta en el Paraguay. Se pueden levantar varias objeciones econométricas e incluso conceptuales; algunas son remediables, como el efecto de la inestabilidad política, en especial en años como 1904 y 1911-12, a través del uso de dummy variables. Pero no cabe duda de que existen, hoy en día, la materia prima y el instrumental metodológico, para acompañar la investigación de la historia económica, con un soporte empírico sólido y confiable. No menos importante, esta técnica es transplantable a períodos como desde 1944 hasta 1963-65, e incluso a la nueva etapa monetaria que se abre hoy en día en el Paraguay.

         Una tercera explicación tentativa de este subdesarrollo relativo de la historia económica en el Paraguay parte de la dudosa hipótesis de la "irrelevancia" del objeto de estudio, y, paralelamente, del hecho que ciertos otros temas han concentrado la mayor parte de la energía disponible de los recursos humanos. Dos guerras, la de la Triple Alianza y la Guerra del Chaco (1932-35), constituyeron de por sí, atractivos considerablemente fuertes, que han monopolizado la atención de cronistas e investigadores nacionales. Esto no tendría por qué ser perjudicial, en la medida en que se compare el análisis político-militar con estudios más profundos sobre los condicionantes conceptuales, y el impacto a largo plazo de estos cortes violentos en el proceso. Asimismo, lid imagen de una sociedad eminentemente política, en la que los temas económicos quedaban relativizados debido a las escasas dimensiones poblacionales y a una estructura geográfica en donde el ochenta por ciento de la población supervivía en distritos rurales, ayudó a que grandes secciones de la historia paraguaya asumiesen el carácter ficticio de continuas rivalidades partidarias y de influencias internacionales, como la argentina y brasileña, que eran asumidas como la fuerza motriz del devenir cotidiano.

         Estas tendencias fueron acentuadas y pulidas por la así llamada generación del 9008, cuya influencia ideológica y política se habría de extender a lo largo de este siglo. Modeladores de la mayor parte de las instituciones y de las legislaciones básicas del país, esta generación actuó como una unidad adaptadora y copiadora de pautas y normas universales, en especial utilizando a la Argentina como punto de referencia concreto. Poco, o nada, es el legado eminentemente creativo de esta generación. La copia de leyes y visiones del mundo se realizó en forma acrítica, y la brusca aplicación de estos modelos a la realidad del Paraguay condujo a un divorcio considerable entre el país real y el país auto construido por los intelectuales9, cronistas, poetas, narradores y ensayistas de la generación del 900. El país de la generación del 900 era un mundillo urbano de disquisiciones exquisitas sobre tal o cual novedad literaria, sobre el avance irrefrenable de una protociencia social positivista, y sobre las maneras más efectivas de palpitar en Asunción con la visión del mundo predominante en Buenos Aires o París.

         Historiografía y literatura fueron las formas de expresión preferidas por estos intelectuales. Como ya lo categorizaron otros, el resultado de esta tendencia fue "la ficcionalización de la historia y la historiografización de la ficción". Aunque en el debate histórico de la época, que tenía como elemento central la tragedia de la Guerra de la Triple Alianza, era posible percibir dos líneas difusas, una denominada liberal y otra nacionalista, en ambos casos no se procedió a la investigación histórica, sino a la mitificación de tales o cuales aspectos que refrendaban la posición específica. Uno de los pocos historiadores cuya obra ha aguantado el paso del tiempo, sería prematura y erróneamente clasificado como representante del "materialismo histórico", por haber osado profundizar en el trasfondo económico de ciertos temas de la historia colonial y nacional 10.

         Es justamente notable el hecho de que las pocas obras sobre temas económicos y financieros de esta generación sean las más desconocidas en el conjunto bibliográfico. Más aún, en la mayoría de los casos, estos temas eran enfocados como una especie de esfera de acción específica, independiente de las conspiraciones políticas cotidianas e incluso de los grandes problemas del país de la época. El "mundo de los negocios" era un mundo secreto y accesible sólo por algunos letrados, con una dinámica propia y con muy escasos vasos de intercomunicación con los otros niveles de la vida cotidiana. Hasta qué punto esta perspectiva era un producto de una visión del mundo formada acríticamente, o reflejaba en realidad una inhibición al tratamiento de temas en donde cada cual tenía sus intereses non sanctos, es algo que la investigación histórica tendrá que dilucidar tarde o temprano.

         Estas consideraciones no implican que uno debe proceder al rechazo metafísico de la obra de la generación del 900, o de grupos similares. Su producción es valiosa, no sólo por lo que ofrece, sino por lo que deja de ofrecer. La propia ausencia, en el discurso estandarizado de estos intelectuales, de ciertos elementos claves del proceso histórico es indicativa de una presencia clave, sigilosa, subterránea. El silencio, aquí como en muchos otros casos, no es sinónimo de muerte o inexistencia, sino más bien de secretos a descubrir.

         Muchos otros factores pueden citarse en este intento de explicación del estancamiento relativo de un análisis del proceso histórico. La falta de recursos humanos, o la ocupación de los mismos en otras actividades; la carencia de status de un tipo de enfoques que tiende a subvertir valores convencionales y prejuicios consolidados a través de décadas. No menos importante, la tarea que permite la producción siquiera sea de breves monografías en el campo de la historia económica, es un trabajo ingrato, lento y en ocasiones frustrante. Uno debe ensuciarse las manos, despolvando documentos que siguen durmiendo el sueño de los siglos y que han quedado relegados, o han sido destruidos, por la poca importancia aparente, o porque eran demasiados comprometedores. De la misma manera en que uno tiende a guardar el librillo de poemas y tirar la libreta de almacén, políticos y funcionarios han dejado sus discursos públicos, plenos de retórica barroca y carentes de ideas claras, y nos han privado graciosamente de la correspondencia pública confidencial. Esto no significa que tengamos que contentarnos con una visión poética del pasado.

         El panorama ha empezado a cambiar lentamente en los últimos diez años. A través de la Revista Paraguaya de Sociología es posible observar cómo se ha evolucionado en el tratamiento de ciertas áreas olvidadas o desertadas, ya sea en el campo de la demografía histórica, los primeros trabajos sobre algunos tópicos de la historia económica, como comercio exterior, política de tierras, inmigración, colonización y otros. Otras publicaciones también empiezan a contribuir con nuevos enfoques. La cuestión es aún más compleja, porque se trata, en la mayoría de las ocasiones, de combinar el análisis de procesos coetáneos de capital importancia, con el rescate de una historia olvidada a través de una metodología crítica. En este sentido, y forzando una comparación con generaciones intelectuales anteriores, el esfuerzo de la presente no sólo es cualitativamente diferente, sino que cuantitativamente más voluminoso, porque se trata de lidiar con el presente y desnudar el pasado, respetando las distancias.

         Cuáles son las direcciones que debería tomar este proceso de reconstrucción es algo que bien podría llenar cientos de páginas. Quizás valga la pena insistir en que no se trata de un esfuerzo mecánico de escribir historia economicista, sino más bien de integrar y reordenar áreas, rescatar elementos, reconsiderar hipótesis. En ese sentido, podríamos recurrir a una posición creativa y válida:

         "Para comprender una época, se necesita comprender su economía. Y para comprender nuestra economía del presente, se necesita comprender la economía del pasado (...). No existe un nivel de sucesos políticos y otro de estructuras sociales y una coyuntura económica. Todos los fenómenos humanos y sociales se pueden estudiar sobre un plano triple, coyuntural, estructural y el de los sucesos, y este es esencialmente el trabajo del historiador" 11.

         El respeto a los diferentes niveles de análisis, y a la necesaria interconexión entre los mismos, es, consecuentemente, una prioridad. No menos importante y especialmente cuando se utilizan categorías abstractas de la teoría económica, se debe mantener el respeto a los diferentes niveles de abstracción, y validar empíricamente la viabilidad o no de tal o cual concepto. Sería absurdo pretender refutar o confirmar la teoría ricardiana de la renta de la tierra haciendo uso del caso del Paraguay, o reorganizar la teoría de la sucesión de los modos de producción, pero la especificidad y la relativa pequeñez del caso paraguayo en el contexto latinoamericano no implica que es necesario descartar aquellas estructuras teóricas rigurosas que pueden ayudar a comprehender la realidad.

         Esta aplicación de ciertos modelos teóricos debe hacerse, no obstante, con mucho cuidado. En los últimos años, y en parte como resultado de una digestión apresurada de ciertos postulados dudosos de la así llamada "teoría de la dependencia" se ha generado una tendencia que trata de hacer de ciertos factores exógenos, en especial capitales y comercio extranjero, una especie de razón última de la formación de las sociedades latinoamericanas, de su grado relativo de subdesarrollo, y de sus oscilaciones en el tiempo y en espacio. La imagen resultante, de estos enfoques ha sido la de sociedades que parecen responder al contexto mayor, regional o mundial, a la manera de reflejos condicionados pavlovianos, independientemente de sus condicionantes propios internos, geográficos e históricos. Factores exógenos han jugado, y juegan, un papel capital en los procesos latinoamericanos, y deben ser analizados con detenimiento. Pero todas las llamadas "sociedades nuevas" formadas en el siglo XIX han recibido un considerable impacto de estos factores exógenos, y ello incluye a países tan diversos como Canadá, Argentina, Australia, Brasil, México, Paraguay, países africanos, países asiáticos. Y es indudable que dentro de este grupo existen diferencias substanciales con respecto al grado de evolución económica, progreso social, y muchos otros indicadores. La cuestión no radica en los factores exógenos per se, sino en la forma y en la intensidad con que se insertan y se combinan dentro de un determinado contexto geo-histórico.

         Las formas concretas que puede asumir una tarea exhaustiva de investigación económica y social son muchas. A un cierto nivel teórico, podría hablarse de temas encarables dentro de una macroeconomía estática, una macroeconomía dinámica y la microeconomía. A otro nivel, surgimiento, formas e impactos de modos de producción, interrelación de los factores de producción, regímenes de la propiedad de factores de producción y su correspondencia con niveles de producción y productividad. Cualquiera de estos enfoques debería dejar, como subproducto, series estadísticas, cronologías, carta grafías, biografías colectivas e individuales, es decir, el esqueleto instrumental básico que permita aumentar y mejorar los resultados iníciales.

         En el caso concreto del Paraguay, convendría comenzar por insistir en la necesidad de estudios específicos y sectoriales, antes que grandes generalizaciones que repiten hipótesis aún no probadas. En la línea de los grandes temas macroeconómicos, la política de la tierra ha concentrado algunos de los estudios más sólidos que se disponen hoy en día. Sería interesante complementar los resultados obtenidos con análisis de la evolución de los precios de la tierra, de acuerdo a su localización geográfica, a su utilización económica y a otros factores. La valorización y utilización de los factores de producción, y no sólo tierra, sino la propia fuerza de trabajo, es un capítulo que requiere una concentración detallada.

         La ocupación de regiones aisladas o desocupadas a través de colonias nacionales y extranjeras, o mixtas, debería ser analizada con un registro relativamente sistemático de la incidencia concreta de este proceso en la producción agrícola, ya sea a través de extensiones cultivadas, producción, productividad en determinados rubros, técnicas de producción y comercialización. Dos temas que han concentrado cierta atención, como capital extranjero y comercio exterior, requieren una reelaboración a la vista de nuevos elementos empíricos y documentales.

         Una de las perspectivas más importantes, y más descuidadas, es la historia regional, ya sea de espacios dentro de una sociedad nacional, o de espacios que traspasan límites nacionales. El proceso económico, visto en sus desplazamientos a largo plazo, tiende a concretizarse en determinadas esferas, a privilegiar algunas y a relativizar otras. Esta jerarquización regional no es sólo el resultado de factores naturales, sino de la disponibilidad de factores de producción, del nivel y costo de las tecnologías de producción, y de la demanda, o carencia del mercado mundial.

         Estudios a nivel microeconómico y, paralelamente, historia de empresas o de grupos de empresas, constituyen una de las prioridades más urgentes. De la economía de la yerba mate conocemos diversos testimonios acerca de la expoliación de la mano de obra ocupada, pero poco sabemos acerca del peso específico de los gastos en salarios dentro del costo final de producción, o si este peso cambia a lo largo del tiempo, o si existen cambios en los sistemas de extracción y de preparación del producto final. Lo mismo es válido para otros sectores.

         Política económica es otro área que requiere un enfoque Crítico. Aquí no consiste en repetir extractos de mensajes presidenciales o ministeriales, sino en referenciar la retórica a la implementación concreta, o no, de medidas de política económica, y a sus efectos a corto y largo plazo. Asimismo, aún carecemos de un estudio a largo plazo de la relación entre ciclos políticos y ciclos económicos o comerciales, un interrogante clave desde fines del siglo XIX hasta, por lo menos, la mitad del presente.

         Numerosas otras áreas conexas deberían ser enfocadas con el concurso de especialistas fuera del campo de la economía o la historia económica. Una de ellas es lo que puede denominarse la historia socio-familiar, de unidades familiares, clanes y grupos de empresas que constituyeron grandes centros de poder. Aunque el acceso a archivos privados puede ser difícil, existen formas de suplir esta carencia eventual. Asimismo, en la medida en que posean mayores elementos estadísticos e instrumentales, sería posible realizar análisis más abstractos, sobre la formación, consolidación, y cambio, de clases, grupos y estratos dentro de un determinado contexto. Y cómo estos cambios se reflejan a nivel de la coyuntura política. La especificidad es también en esta área una prioridad. Antes que generalizaciones, convendría más bien tomar uno o dos ejemplos de medidas polémicas de política económica, y reconstruir el trasfondo socioeconómico de las mismas.

         El estudio de la formación, copia, trasplante y modificación de ideas económicas y sociales es un complemento indispensable de la investigación sectorial. Aunque el Paraguay pueda bien constituir un caso relativamente pequeño dentro del contexto regional, lo importante reside en reconstruir las formas en que, en ciertas etapas, ciertas ideologías, o ciertas visiones del mundo, llegaron y se adaptaron al contexto. Ya sea como proyecto histórico a implementar, o como racionalización a posteriori de intereses. Quizás sería conveniente citar aquí unos párrafos de John Maynard Keynes, posiblemente los más comentados por amigos y enemigos por igual:

         "... las ideas de economistas y filósofos políticos, tanto cuando son correctas como cuando son erróneas, son más poderosas de lo que se entiende generalmente. De hecho, el mundo se gobierna por ellas, y por pocos otros factores. Hombres prácticos, que se consideran a sí mismos exceptuados de cualquier influencia intelectual, son usualmente los esclavos de algún economista difunto. Personas dementes en el poder, que escuchan voces en el aire, destilan su desvarío de algún escritorzuelo académico de algunos años atrás. Estoy seguro de que el poder de intereses creados es vastamente exagerado, en comparación con la intromisión de las ideas. No, ciertamente, en forma inmediata, pero después de un período de tiempo; porque en el terreno de la economía y la filosofía política, son pocos los que son influidos por nuevas teorías antes de que pasen veinticinco o treinta años, de manera que las ideas que los funcionarios públicos y políticos, e incluso los agitadores, aplican a los sucesos de hoy en día, no son en general las más nuevas..." 12.

         La enumeración de los factores y las condiciones que, de hecho, posibilitan una reconstrucción crítica de la historia económica y social, no implica minimizar los obstáculos considerables. Quizás uno de los obstáculos tremendos sean los condicionamientos para el análisis directo de cierto tipo de fenómenos políticos, e incluso para la utilización de cierto tipo de lenguaje. La cuestión radica, quizás, no en evitar la integración de estos factores al análisis, sino en ser conscientes de su importancia, y en reservar el lugar dentro de un trabajo determinado, de manera         a poder completarlo tarde o temprano. Un cuestionamiento más profundo sobre el énfasis que hemos puesto anteriormente puede venir por el lado de aquéllos que consideren que la importancia y la prioridad de los fenómenos actuales son tales, que retroceder en el tiempo puede, en realidad, parecer una especie de evasión. Varias respuestas intuitivas pueden darse a este cuestionamiento. Se podría citar aquella famosa frase de que "aquellos que desconocen la historia están destinados a repetirla".

         O utilizar el argumento de algún famoso economista, quien, consciente de las limitaciones de la profesión, subrayó que "jamás pronóstico sobre el futuro, pero estoy dispuesto a realizar algunas adivinanzas sobre el pasado".

         Sería absurdo pretender buscar mecánicamente "lecciones de la historia" para entender el presente. Pero, en la medida en que se respeten las distancias y los condicionamientos diferentes para etapas disímiles, existe una cierta conexión que debe trazarse, en forma creativa y flexible. Muchas son las diferencias entre, por ejemplo, la venta masiva de las tierras públicas entre 1880-1890, los intereses económicos detrás de la Guerra del Chaco, y la economía política de los emprendimientos hidroeléctricos binacionales hoy en día. Aún así en cada uno de estos casos, se pueden detectar factores comunes a todos ellos, ya sea en términos de la implementación de medidas de política económica, o de la vigencia de cierto tipo de intereses sociales definidos, o en cuanto al impacto decisivo a largo plazo de estos grandes cortes históricos. En este sentido, la historia económica no es un mero ejercicio del placer intelectual de la búsqueda de secretos, sino una forma crítica de conectar diferentes etapas, diferentes agentes históricos, y diferentes ideas.

         El presente trabajo, El Paraguay Rural entre 1869 y 1913, está inscripto dentro de algunos planteamientos generales descritos anteriormente. La idea de escribir una historia económica y social del Paraguay, empezó a concretarse: cuando el autor tuvo la oportunidad de preparar un bosquejo sobre el tema para un Seminario sobre el Paraguay en Buenos Aires, en 1973, organizado con el apoyo de una fundación alemana. Trabajos preliminares sobre algunos aspectos del tema han sido publicados en revistas dentro y fuera del país. El acceso a nuevas fuentes bibliográficas y documentales en Europa y en EE. UU. ha permitido tener una idea más clara de algunos procesos, pero al mismo tiempo ha puesto en evidencia los grandes vacíos existentes. El problema radica en que si bien es interesante reconstruir el marco en donde ubicar las piezas del rompecabezas, no menos importante es construir las piezas faltantes. Y es incluso posible que, en la medida en que uno vaya construyendo las piezas, empiece a darse cuenta de las limitaciones del marco general, esbozado en forma apriorística. En ese sentido, este trabajo no intenta más que constituir una pieza, provisoria, de un rompecabezas esquivo y, necesariamente, polémico.

         JCHK

         Londres, 30-XI-1982.



II. LOS RELATORIOS E INFORMES DE 1874, 1894, 1907 y 1912.

ALGUNOS INTERROGANTES CLAVES DEL PROCESO ECONOMICO Y SOCIAL DE LA EPOCA


         Los cuatro informes cuya versión editada y traducida presentamos al final de este trabajo representan diferentes elaboraciones y diferentes perspectivas que tienen, no obstante, un elemento central de coherencia en la referencia constante a las condiciones económicas y sociales de la región oriental del Paraguay. No cabe duda que el primero de ellos, el relato agudo y minucioso del recorrido de Johnson en 1874, es el más valioso de los cuatro.

         La importancia del informe de Johnson es múltiple. En primer lugar, es prácticamente el único documento disponible que con cierta seriedad ofrece un testimonio relativamente preciso y dramático de la situación del Paraguay rural en 1874, a más de ofrecer un cálculo improvisado pero responsable sobre la estructura y distribución poblacional del país. Asimismo, sus observaciones sobre el tipo de actividad económica de cada región y sobre los medios de transporte permiten reconstituir con bastante precisión la circulación económica y comercial del Paraguay de la época. Se han eliminado en esta versión únicamente aquellas referencias sobre la orografía y la hidrografía del Paraguay, y sobre aspectos de la fauna y la flora, cuya presentación estaba orientada esencialmente a los intereses del lector europeo. El ascetismo y la minuciosidad del estilo de Johnson hacen además que su trabajo represente una de las fuentes más valiosas para evaluar el impacto poblacional y económico de la Guerra de la Triple Alianza.

         Los informes de M. de C. Findlay constituyen el fruto de un recorrido por diversas zonas del Paraguay oriental realizado a fines de 1893 y comienzos de 1894, con el objetivo específico de evaluar los alcances de la extensión de la línea del ferrocarril central -en ese entonces, en manos de una compañía británica, la Paraguay Central Railway Company Ltd.- y los proyectos de colonización agrícola en desarrollo en la época. Aparte de algunas peculiaridades en el estilo -su franqueza y sus comparaciones de ciertas zonas del Paraguay con otras en Inglaterra y Alemania- ofrecen indudablemente elementos ricos para la radiografía social de los lugares visitados. Es importante tener en cuenta que M. de C. Findlay realiza su recorrido por el Paraguay oriental en una época crítica, cuando los efectos de la crisis rioplatense de comienzos de la década del noventa, feroces plagas de langosta y las restricciones al comercio exterior paraguayo, especialmente tabaco, generaron una crisis de proporciones tremendas en los distritos rurales más pobres del país.

         El tercer informe, Townley, en 1907, tiene un valor menor, sobre todo teniendo en cuenta las incansables referencias sobre las supuestas actitudes de "admiración y buena voluntad" con que el nombre de la "corona británica" era recibido en los rincones más insospechados del Paraguay. Referencias totalmente innecesarias, teniendo en cuenta el carácter confidencial con que fue escrito y archivado el informe. Ofrece, no obstante, apreciaciones de importancia sobre las condiciones y las perspectivas del desarrollo agrícola y ganadero del Chaco y del Paraguay oriental.

         Estas fuentes, y otras utilizadas a lo largo de este trabajo, permiten sobre todo plantear algunas cuestiones claves sobre el proceso económico y social de la época, con algunas respuestas tentativas.

 

Distribución Regional de la Población en Paraguay. 1886-89

 

         El informe sobre el estado de la ganadería en el Paraguay entre 1911 y 1912 realizado por el cónsul británico Oliver ofrece un cuadro sintético pero completo de este sector. Si bien carecemos de noticias acerca del conocimiento especializado del autor sobre estos asuntos, algunas de sus apreciaciones críticas permiten expresar que por lo menos estaba al tanto de los condicionamientos fundamentales y hasta de los detalles ínfimos del proceso de expansión de la ganadería en el Paraguay, que para la fecha en que se realiza este análisis se encuentra en una etapa clave. Mientras que durante todo el siglo XIX la explotación ganadera se canalizaba hacia la exportación del cuero y el abastecimiento de carne del mercado interno, a comienzos de este siglo empieza a cobrar mayor presencia el procesamiento de la carne con vistas a la exportación, a través del saladero y el extracto de carne.


         II.1 ESTRUCTURA Y DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LA POBLACIÓN EN LA DÉCADA DE 1870


         De los muchos misterios -y no pocos mitos- elaborados en torno a las dimensiones de la población paraguaya de preguerra y de la cercenación ocasionada por la guerra, son ya pocos los que no han sido debidamente esclarecidos y desnudados por la investigación social e histórica reciente. La reinterpretación y reevaluación de los censos de 1846 y de 1886 ha permitido descartar la validez de las cifras de más de un millón de habitantes para antes de la guerra, que cobraron cierta divulgación en Europa y que incluso aún persisten hoy en día en muchos estudios sobre el Paraguay62. Informaciones parciales y deducciones en función de esos censos posibilitan a su vez tener una cierta aproximación sobre el estado de la población paraguaya al final de la guerra.

         La única referencia relativamente sólida que se posee está constituida por las cifras parciales de un supuesto censo o levantamiento realizado en 1872, de cuyos alcances y documentos originales tenemos muy poca idea. Una copia de la época se encuentra en los archivos británicos63, y los datos del mismo han sido reproducidos en diversos estudios64. Keith Johnson se había tomado una preocupación especial por cuantificar en lo posible la población del Paraguay en 1874, y se encontró posteriormente con otra versión del supuesto censo de 1872, ahora como una afirmación sobre la población del Paraguay en 1873, publicada en una edición del manual demográfico alemán Behm's Bevölkerung der Erde cuyas cifras reproduce el mismo:

         Población del Paraguay en 1873

                                      Hombres         Mujeres

Menos de 14 años           39.507                46.572

De 15 a 24 años              15.083                 45.567

Arriba de 25 años            13.663                60.678

                                        68.253              152.817

Total:                                                       221.070

         El aspecto importante de las observaciones de Keith Johnson, radica en que las mentadas cifras del supuesto censo de 1872 le parecían sumamente excesivas, como lo expresa:

         "De las estimaciones realizadas por mí, u otorgadas por los jefes de cuarenta de las villas del Paraguay, la población total de estas villas alcanzaba aproximadamente a 8.800. Calculando que las demás 23 villas restantes tienen una población promedio semejante, la población total de las villas del Paraguay (excluyendo a la capital) alcanza en estos momentos a cerca de 13.800. Varias estimaciones más o menos correctas de la población de los distritos pertenecientes a algunas de estas villas, otorgan un promedio de población rural de cada distrito, de seis veces la población de la capilla, o villa central, o cerca de 83.000 en total; agregando 10.000 como la población de Asunción y otros 10.000 como el número estimado de indios salvajes dentro de los límites del Paraguay propiamente hablando65 se obtiene un total de 103.000 habitantes...... (con referencia a las cifras del censo de 1872-73) la única manera en que un censo de este tipo pudiese haberse realizado fácilmente en el interior sería obteniendo informaciones de cada departamento, recolectadas consecuentemente por sus "jefes": es extraño, consecuentemente, que si bien yo busqué constantemente toda información concerniente a la población, de parte de los "jefes", ninguno de ellos mencionó en alguna ocasión este censo, si bien estaban en condiciones de dar en forma aproximada el número de habitantes en sus departamentos. Lo único parecido a un censo que escuché, en todos los distritos, fue un recuento de las casas habitadas en el departamento de San Cosme, que tuvo lugar en 1871. Yo puedo estar equivocado, pero la misma minuciosidad del censo de 1873 me hace dudar acerca del mismo, si bien la idea general que otorga de la proporción de los sexos, de acuerdo a las edades, parece correcta" 66.

         En la medida en que las apreciaciones de Johnson se tomen como válidas -y pese al carácter improvisado de las mismas, la seriedad y la mesura de sus recuentos otorgan mucha confianza- sería necesario replantearse algunas de las hipótesis generalmente sostenidas con respecto al proceso de repoblamiento del Paraguay, utilizando en especial como puntos de referencia las cifras derivadas del censo de 1886-87 y el de 1899-190067. De manera a alcanzar las cifras de alrededor de 329.000 habitantes calculadas para 1886-87, la población paraguaya tendría que haber crecido a una tasa excepcionalmente elevada, por arriba del 8 por ciento anual de crecimiento poblacional neto. Si bien el nuevo contexto socio-familiar generado por el predominio del sexo femenino en la población permitiría explicar tasas de natalidad altísimas, parte de este efecto debe haber sido contrabalanceado por una alta tasa de mortalidad infantil y por las patéticas condiciones en que se manejaba la mayoría casi absoluta de las familias rurales.

         Resulta evidente que un intento de explicación de este crecimiento poblacional en los primeros quince años de posguerra debe hacer uso de otras hipótesis. En primer lugar, la emigración de paraguayos a los países vecinos, especialmente Argentina, debe de haber sido cuantitativamente escasa y en la mayoría de los casos de un carácter fundamentalmente transitorio. Existen varios elementos de juicio que permiten corroborar la hipótesis de que la emigración de la época -y hasta las dos primeras décadas del siglo XX- fue de un carácter esencialmente fronterizo y transitorio68. En segundo lugar, el impacto cuantitativo de la inmigración debe haber sido en su etapa inicial bastante considerable, especialmente en lo referido a grupos argentinos e italianos, que entraron en forma paralela a las fuerzas aliadas y se expandieron desordenadamente en el interior del país, llegando incluso a constituir un sector social predominante en un lugar bastante alejado como el de Concepción, según lo atestigua Johnson en su relatorio. En un trabajo nuestro habíamos expresado en forma tentativa que las décadas de 1870 y de 1880 fueron de mayor intensidad en el flujo inmigratorio, sistemático y espontáneo, que la de 189069.

         La distribución geográfica de la población en 1874 presenta algunos rasgos importantes, que permitirán explicar más adelante la dirección y el sentido de las migraciones internas. La concentración poblacional en torno a la capital, la Zona Central, los núcleos dependientes esencialmente de la línea del ferrocarril, y los restos de las villas originadas en torno a las antiguas misiones jesuíticas, constituían en 1874 prácticamente los únicos asentamientos rurales de cierta significación. El Chaco, con la excepción de la zona de Villa Occidental, posteriormente Villa Hayes, permanecía desierto o meramente ocupado en partes por grupos indígenas. La destrucción de la población pre-guerra del norte, en especial San Pedro y Concepción, fue a todas luces incluso mayor que la del sur, y es posible afirmar, si bien se carecen de datos, que las zonas yerbateras del norte permanecían cuasi desiertas, teniendo en cuenta que la explotación de la yerba mate habría de permanecer en manos de individuos y pequeñas asociaciones, hasta la organización de las grandes empresas que se genera con las leyes de venta de las tierras públicas en la década del ochenta.


         II.2 MIGRACIÓN Y FUERZA DE TRABAJO


         El hecho de que los principales núcleos de la actividad económica exportable del Paraguay en el período que estudiamos se hayan ubicado en el Alto Paraguay, la confluencia de la "región taninera" y "norteña", y un área vastamente despoblado a la luz de los datos que poseemos para 1874, implica que este proceso debe haber generado un repoblamiento en el cual la migración interna, de los distritos rurales del sur, y la inmigración, jugaron un rol determinante.

         La villa de Concepción ejemplifica claramente este proceso. Para 1874, Johnson la describía como:

         "...el número de casas ocupadas es de 150, con cerca de 600 habitantes, dos tercios de los cuales constituyen mujeres. La gente trabajadora del lugar es en su gran mayoría de origen italiano... " 70.

         Para 1886, Concepción ya poseía 4.087 habitantes y en 1899 se estimaba su población en 13.654. De hecho, para mediados de la década del ochenta, Concepción era la segunda concentración urbana del Paraguay, con una población un poco por debajo de la mitad de Asunción71. Es probable que este auge de Concepción, y de la zona norteña, como foco de atracción de fuerza de trabajo desocupada o expulsada, haya alcanzado su pico para comienzos del siglo XX. Una estimación para cerca de 1906-07 habla de sólo 12-13.000 habitantes72, lo que indicaría un estancamiento relativo. La villa de San Pedro, cuasi, desierta en la década del setenta, también registra un crecimiento excepcional73.

         Este proceso de repoblamiento y de migración hacia el norte, si bien notable incluso en términos absolutos, es sobre todo llamativo en términos relativos, dado que el grueso de la población del Paraguay siguió concentrándose en torno al área de influencia de Asunción y a lo largo de la línea de influencia del ferrocarril, en la medida en que éste se extendía hasta Encarnación. La agricultura del tabaco y de la caña de azúcar haría asimismo que el área de atracción de Villarrica concentrase una población respetable74. Más singular y cíclica es la expansión de la villa de Encarnación y su entorno inmediato, sobre todo hasta 1913 cuando la conexión con el sistema ferroviario argentino inaugura una nueva etapa en la historia regional. Johnson atestigua la pobreza absoluta que reinaba en 1874, cuando casi todos los habitantes se trasladaron a la orilla argentina. Para 1886 se estimaba que el partido de Encarnación, es decir la villa y su entorno inmediato, poseía ya cerca de 5.579 habitantes, alcanzando a 10.000 para comienzos del siglo XX. A diferencia de otros núcleos, la expansión poblacional de este lugar debe haber obedecido en gran parte al influjo del crecimiento en el territorio argentino, y en especial al dinamismo creado por el establecimiento de la colonia de Hohenau, que atrajo a colonos europeos inicialmente asentados en Rio Grande Do Sul, Brasil, y posteriormente en algunas localidades de Misiones, Argentina.

         La concentración de emprendimientos industriales y el tráfico de la economía de la yerba mate en el norte siguió, no obstante los fuertes flujos migratorios, padeciendo de un continuo problema de disponibilidad de mano de obra. De hecho, la "caza de mano de obra" parece haber sido una obsesión constante hasta comienzos de este siglo. El proceso era a su vez complejo, por la despoblación de los territorios brasileños al norte y por la atracción de algunos núcleos de actividad económica en el este boliviano. Brasileños, bolivianos y paraguayos circulaban libre y sistemáticamente por todo el área, pero para la mayoría de los observadores era la mano de obra paraguaya la predominante e incluso la que gozaba de mayor demanda. Según Lihnares, todo el proceso de poda de los árboles de la yerba mate, corte de las ramas, torrefacción y acondicionamiento en bolsas que se realizaba bajo los dominios de la Mate Laranjeira era realizado por paraguayos, "reclutados en la República vecina"75. Pocas informaciones disponemos sobre el volumen de mano de obra empleada en las diversas etapas, pero si tenemos en cuenta que la exportación hacia el sur de la yerba mate por Mate Laranjeira era superior incluso al total paraguayo, no sería arriesgado hablar de un total de entre 4.000-6.000 personas, por lo bajo76.

         Incluso las explotaciones del caucho en la región boliviana del Beri llegaron a concentrar numerosa mano de obra paraguaya, produciendo a su vez conflictos, debido a la aguda competencia con Concepción y el Mato Grosso brasileño77. The Paraguay Land and Cattle Co. llegó a importar cowboys americanos como forma de enfrentar este problema, con resultados al parecer dudosos, debido a que según Molins, no había substituto para el peón paraguayo en tres actividades, "como obrajero, yerbatero y peón de estancia"78. Molins testimonia a su vez de la lucha por la mano de obra cuando habla del descontento existente en el norte del Paraguay, por "la competencia desleal en la contratación de servicios" y "el desbande de los peones a la frontera"79. Agregaba asimismo que las mismas estancias brasileñas del Mato Grosso preferían el peón paraguayo al brasileño80. Hasta qué punto esta preferencia de la mano de obra paraguaya obedecía a supuestas superioridades intrínsecas en el trabajo, o a diferencias respetables en el nivel de remuneración, es una cuestión abierta, aunque muchos testimonios apuntan hacia la última razón.

         Para cierto tipo de tareas que requerían un poco más de experiencia, la demanda de fuerza de trabajo originada en la región "norteña" implicó el traslado de peones del sur de la Plata. A los argentinos que abundaban en las instalaciones tanineras, se sumaban por ejemplo, los "peones de cuchillo" del saladero de Risso, "en su totalidad uruguayos", debido a que "prestaban un trabajo más eficiente"81.

         La lenta domesticación de las tribus indígenas del Chaco -y algunas ubicadas en la región central- fue indudablemente un proceso que permitió paliar en muchas ocasiones la estrecha disponibilidad de mano de obra. Las plantas tanineras del Chaco fueron de las primeras empresas que intentaron sistematizar el uso de mano de obra indígena, adaptación que se transfirió posteriormente con cierto éxito al departamento de Concepción, donde estancias, ingenios de azúcar y explotaciones forestales también empezaron a hacer un uso más extensivo de esta fuerza de trabajo. Las dificultades fueron no obstante, considerables, debido en parte al carácter nómada de muchas de estas tribus y a sangrientas experiencias de contacto con el "hombre blanco":

         "Después de un tiempo de pacientes tratos, los ‘Lenguas’ llegaban hasta los selváticos ranchos obrajeros, a curiosear primero, aquellas faenas, familiarizándose muy pronto y hasta aprendiendo el manejo del hacha y del machete; pero no se avenían a emprender estos trabajos, pues no querían subordinarse a otra autoridad que no fuera el cacique" 82.

         El problema fundamental, según un observador con prejuicios, pero no obstante relativamente agudo era, la falta de seguridad con respecto a los servicios de este tipo de mano de obra:

         "Los indios pertenecen en su conjunto a un nivel muy bajo de civilización, no susceptible a mejora significativa. No poseen asentamientos fijos, pero merodean en el interior, estableciendo tolderías o grupos de chozas primitivas, por cierto tiempo, moviéndose después. Viven de la caza y la pesca, y en algunos pocos lugares en la parte occidental del Chaco practican la agricultura. Algunos de ellos trabajan ocasionalmente en los puertos de quebracho a lo largo del Río Paraguay, en los campos de explotación forestal o en las estancias de ganado vacuno. Como trabajadores no son de ninguna manera muy satisfactorios, y en general retornan al interior, una vez que el hambre que les obligó a trabajar, fue satisfecho con un período de engurrimiento"83.

         Mientras que el proceso de migración y asentamiento en torno a la economía del quebracho y a la economía ganadera del norte condujo a una población económicamente ocupada relativamente substanciosa, y estable por lo menos hasta el inicio de la decadencia de la región, la explotación de la yerba mate paraguaya en el Alto y el Bajo Paraná implicó un proceso social muy diferente84. Las grandes empresas que controlaron este proceso -en realidad dos, La Industrial Paraguaya y Domingo Barthe85- se centralizaron fundamentalmente en la explotación de los yerbales naturales y en la explotación forestal con vistas al mercado argentino. La última de ellas llegó a iniciar un proceso bastante significativo de yerbales artificiales, que permitió un aumento sistemático de la producción de yerba86. Se estima generalmente entre 4.000 y 5.000 personas empleadas directamente en el trabajo de recolección y preparación de la yerba mate en la zona paraguaya, aunque la característica fundamental de esta fuerza de trabajo era la de ser estacional y transitoria. Una considerable literatura se ha producido en torno a las patéticas condiciones en que se manejaba esta mano de obra87, dispersa y remolcada a lo largo de los centros de explotación ubicados a distancias considerables entre sí mismos en los gigantescos espacios dominados por la empresa, constituyendo de hecho una entidad política y administrativa autónoma, fuera del alcance del débil aparato estatal centralizado en Asunción.

         La gran mayoría de esta fuerza de trabajo era recolectada en los distritos rurales más poblados fuera del espacio geográfico dominado por las empresas, casi siempre empleada por algunos meses -entre seis y nueve- para el beneficio de la yerba, y posteriormente retornaba a sus lugares de orígenes. Muchos, no obstante, debido a sistemas de pago por adelantado con descuentos por transporte y alimentación, quedaban encerrados en una cadena de deudas por servicios a prestar. Aún así, la movilidad del yerbatero era considerable, y constituía en la práctica una inmensa masa flotante de semi-proletarios rurales que circulaba por Argentina, Brasil y Paraguay, y que se movería de acuerdo a los cambios en las rutas de comercialización del producto, y al agotamiento de yerbales naturales y florecimiento de los yerbales artificiales. De entre los 25.000 a 30.000 peones yerbateros que la literatura estimaba para las dos primeras décadas de este siglo, la porción ocupada por los yerbales paraguayos era la menor de todas, y a todas luces, continuó descendiendo a medida que la producción paraguaya iba perdiendo mercados en el sur de la Plata88.

         De las pocas poblaciones establecidas dentro de la Industrial Paraguaya, casi todas ellas ilustran el carácter de asentamiento transitorio mencionado anteriormente. Tacurupucú, cerca de 1913-1914, era descrita como una "población pequeña, diseminada asimétricamente en pintoresca dispersión..., rodeada de yerbales vírgenes..., con cerca de 900 obreros en época de beneficio". Itakiry, "administración regional de La Industrial, tenía 600 obreros en la sección yerba". En los dominios de Barthe, la población de Ñacunday, en la misma época, "poseía mínimo 700 habitantes y en épocas de labor intensa, la población y el personal se triplican"89. En los yerbales de Barthe los peones eran fundamentalmente "paraguayos y argentinos. Los primeros son sufridos y dóciles; los segundos, especialmente el correntino, son peones de garra; es decir, que efectúan todos los trabajos con verdadero empuje... a la mayoría de los obreros paraguayos les falta, sin embargo, la iniciativa. Son elementos de labor y de fuerza, nada más"90. Encarnación y Posadas constituían los centros de recolección de mano de obra más importantes para los yerbales paraguayos y brasileños del Alto Paraná91.

         Concepción y San Pedro centralizaban en parte las cuadrillas de peones para los yerbales paraguayos del norte y los brasileños de Mato Grosso, si bien Villarrica se convirtió, poco a poco, debido a su posición central y su intercomunicación vía el ferrocarril con los distritos rurales más poblados del Paraguay, en otro punto importante de entrada a los yerbales. Constituyendo "estados dentro de un estado" estas empresas se limitaron a una escasa integración física del territorio que ocuparon, haciendo uso de las vías fluviales disponibles y de algunos senderos o "picadas" que comunicaban los yerbales con las zonas de almacenamiento y embarcación del producto final. Para 1918-19, un agudo analista de la época estimaba que al este de una línea imaginaria desde el Río Apa hasta el río Paraná, poco más allá al norte de Hohenau, es decir un límite imaginario entre los distritos ganaderos y agrícolas de la región Oriental y los espacios de explotación yerbatera y forestal, no vivían más de 12.000 personas92.


Yerbales en explotación de la Industrial Paraguaya. c. 1915

         II.3 AGRICULTURA, RENTABILIDAD Y FUERZA DE TRABAJO


         Las brillantes promesas -casi nunca cumplidas- y los fracasos espectaculares -más que sistemáticos- de la agricultura en el Paraguay bajo el período que estudiamos reflejan en forma bastante clara gran parte de las transformaciones que se operaron en la estructura productiva del país. De las decenas de analistas y comentaristas extranjeros que se ocuparon de desmenuzar en forma más o menos seria las condiciones y potencialidades económicas del Paraguay, prácticamente ninguno de ellos dejaba de anotar, casi estupefactos, el hecho de que un país "excelentemente dotado por la naturaleza" se caracterizase por el contrario por tener uno de los sectores agrícolas más atrasados del continente latinoamericano. Las explicaciones al respecto eran muchas, e iban desde la "holgazanería" del campesino paraguayo hasta la no-rentabilidad de ciertos productos, pasando por la falta de mercados y medios de comunicación, y la continua inestabilidad política, que separaba a la mano de obra campesina de sus terrenos de cultivo.

         En su conjunto, la extensión agrícola cultivada no habría de alcanzar, por lo menos hasta 1918-20, la superficie lograda antes de la Guerra de la Triple Alianza, incluso rebajando algunos cálculos excesivamente optimistas que se realizaron entre 1860-186393. Más aún, las importaciones de productos agrícolas y alimentos constituyeron uno de los rubros más importantes de las importaciones del Paraguay, con un porcentaje que oscilaba entre el 24% (1902-03) y 29% (1881), por lo bajo, y 44%, por lo alto (1890), del total del valor de las importaciones oficialmente registradas94. Si bien las importaciones de alimentos poseían ciertos factores cíclicos -fracasos de la cosecha de maíz y vegetales- era evidente la existencia de un déficit estructural entre la demanda de alimentos y la capacidad de oferta de la producción agrícola interna. Los países vecinos eran en general los más importantes proveedores -trigo y harina y en ocasiones maíz de la Argentina, sobre todo- y muchos apenas contenían su asombro al encontrar partidas considerables de alimentos comercializados en el interior del país que incluían arroz originario de la India, reimportado de Inglaterra, papas francesas y azúcar europeo95. Casi todos los analistas coincidían asimismo en que la totalidad de estos rubros alimenticios, exceptuando para algunos el trigo y otros cereales, eran factibles de ser producidos eficiente y rentablemente en los distritos rurales, en la medida en que se diesen ciertas condiciones96.

 

Arriba: Propiedades de la Fonciere, c. 1906

Abajo: Explotaciones Yerbateras y Forestales de Barthe. c. 1915

 

         Es importante, no obstante, tener en cuenta que la incapacidad de autoabastecimiento agrícola de la economía del Paraguay no es un fenómeno exclusivo nacional o únicamente pertinente al período de posguerra. Las importaciones de alimentos y bebidas llegaron a representar más del 30% del valor de las importaciones registradas en la época de los López, en especial a fines de la década de 1850, cuando la expansión de rubros exportables -como el tabaco y posteriormente el algodón- reduce la disponibilidad de superficie cultivable para rubros alimenticios. Estas importaciones incluían por sobre todo partidas importantes de harina, maíz y papas97.

         Lo singular del cíclico proceso de auges y crisis de la agricultura en el Paraguay reside en varios hechos, entre los que la lentitud de la expansión de la frontera agrícola en relación a la expansión poblacional y el efecto de la creación de las grandes propiedades latifundistas constituyen los más importantes. No menos capital es la actitud oficial hacia el sector, que habría de sufrir ciertas transformaciones a lo largo del período, vinculadas casi siempre a las crisis financieras del Estado y a los intereses de los grandes propietarios forestales y ganaderos.

         En los primeros años de posguerra, la idea de un país de pequeños propietarios rurales, produciendo y exportando a los países vecinos y al mercado mundial, pareció constituirse en el leitmotiv preferido de políticos nacionales y extranjeros98. De ahí la urgencia de acelerar el asentamiento de inmigrantes agrícolas, quienes convertirían al Paraguay, en poco tiempo, en una vasta granja que alimentaría a los centros urbanos del Río de la Plata. Domingo Faustino Sarmiento, el ex presidente argentino, opinaba que "por ese lado el Paraguay tiene asegurado su porvenir... (teniendo en cuenta) que la población consumidora de legumbres continuará aumentando en el Río de la Plata, y que nunca se salvará ni acortará la distancia que media entre un tomate del Paraguay y el mismo en Barracas" "durante sesenta o setenta días, el Paraguay amanecerá todas las mañanas a las puertas de cien mercados argentinos, exclusivo y bienvenido proveedor de las deliciosas legumbres que ha acumulado la civilización"99.

         En 1876 se funda la Sociedad Agrícola y de Aclimatación del Paraguay, integrada por         algunos de los más conspicuos políticos e ideólogos de la época, con el objetivo de "desenvolver y acrecentar la producción agrícola del país, sea por el desenvolvimiento de los productos paraguayos, sea por la aclimatación de los extranjeros"100. Efímera fue la existencia de estos proyectos y sociedades, y el fracaso espectacular de los dos primeros intentos de asentamiento en masa de inmigrantes extranjeros contribuyó en mucho a debilitar las esperanzas de un futuro agrícola nacional101. La exigua población remanente de la guerra, en la que las mujeres representaron el único brazo productor disponible por muchos años, la reducción de la superficie agrícola inmediatamente cultivable debido al abandono de los campos durante la guerra, y el deterioro de los caminos y senderos que interconectaban a tos distritos rurales y los centros urbanos, se conjugaron para un reinicio lento de los cultivos agrícolas. Entre 1872 y 1881 la superficie cultivada pasó de sólo 60.000 hectáreas a 72.000, y esta extensión incluía fundamentalmente productos de subsistencia, mandioca y maíz, así como el tabaco, que poco a poco empezó a ser reexportado al mercado argentino. Sequías, inundaciones y feroces plagas de langosta, y la inexistencia casi absoluta de recursos para neutralizar estos desastres naturales, eran factores aceptados estoicamente.

         El cultivo de la caña de azúcar fue otro de los rubros prontamente iniciados con vista a su comercialización para los pequeños ingenios de azúcar instalados cerca de Asunción, y porque, como lo describe Johnson, las destilerías de caña paraguaya, el rum nativo, representaban una pequeña y rudimentaria, pero importante, industria en los distritos rurales que gozaban de una cierta concentración poblacional.

 

Fábrica de extracto de quebracho, 1917

 

         La crisis comercial y financiera que se desata a comienzos de la década del ochenta102 también repercutió fuertemente en los distritos rurales, y para ese entonces los escasos recursos financieros del aparato estatal y las ambiciones de políticos nacionales e inversores extranjeros ya se habían conjugado para abandonar los sueños de un próspero futuro agrícola y concretar por el contrario la venta masiva de las tierras públicas. Este proceso, que se acelera con las leyes de 1883 y 1885103 habría de imponer límites bastante estrictos a la expansión a la frontera agrícola, en la medida en que consolida las bases para la expansión incontrolada de las estancias ganaderas y de los grandes espacios controlados por empresas dedicadas a la explotación yerbatera-forestal o a la especulación inmobiliaria a largo plazo. Algunos de los responsables de esta legislación justificaban las medidas con una concepción ciertamente peculiar del proceso de desarrollo económico:

         "...el país tenía que empezar por ser ganadero antes de agricultor en la verdadera extensión de la palabra como se necesita ser agricultor para llegar a ser industrial. Así se han formado todos los países y la razón indica que el Paraguay ha de seguir el mismo camino"104.

 

Evolución de la Superficie Agrícola cultivada en Paraguay 1860 - 1920

 

         Sería dudoso afirmar que estas especulaciones respondían a un cambio sincero de estrategia de crecimiento. En realidad, no eran más que argumentaciones aposteriori destinadas a esconder los intereses centrales de los grupos terratenientes nacionales y de aquellos políticos angustiados por la escuálida situación de las arcas fiscales. La aceleración de la formación y consolidación de la gran propiedad latifundista que se inicia con estas ventas no significa que la agricultura habría de estancarse, sino que la misma crecería en función dependiente de los requerimientos específicos impuestos por la explotación ganadera y forestal, tanto en cuanto a disponibilidad de terreno como a disponibilidad de mano de obra se refiere105. Esto puede verse en la segunda ola de expansión de la frontera agrícola, que se evidencia en el período 1888 y 1893, que coincide con la extensión de la línea del ferrocarril central desde Villarrica hasta Pirapó. Ya sea facilitando la interconexión de distritos rurales con la capital, y con el mercado exterior para productos como el tabaco, o a través de la creación indirecta de terrenos rápidamente cultivables gracias al desmonte de bosques, la frontera agrícola empezaría a expandirse lenta y cíclicamente en forma complementaria a la capitalización de bosques que contenían madera valiosamente comercializable en el mercado argentino. Si bien el motivo manifiesto de la extensión de la línea del ferrocarril -y también la de su segunda fase, 1908-1913- era el de vincularla al sistema argentino a través de Encarnación y Posadas, la propia rentabilidad potencial de estos emprendimientos estaba basada fundamentalmente en el flete de productos forestales. Para 1892-93 el volumen de las exportaciones de tabaco, volumen registrado, se sitúa apenas por debajo de los máximos volúmenes exportados antes de la guerra 106.

         Pese a esta expansión, la década de 1890 se caracterizaría por contener años en los que se registran algunas de las crisis agrícolas y rurales más patéticas registradas en el Paraguay. El cierre de los mercados argentinos al tabaco paraguayo107, plagas de langosta, sequías seguidas por inundaciones, crisis financieras y políticas108, todos estos factores se articulan súbitamente para devastar la mayoría de los distritos rurales, sobre todos aquellos alejados de la zona de influencia de Asunción:

         "... todo el mundo se quejaba de la sequía y de las langostas, de las elecciones presidenciales y de los impuestos argentinos al tabaco... la villa de Carmen. Una sola plaza de casas deterioradas con una iglesia. No he visto jamás un lugar que pareciese tan miserable, y la gente se encontraba al borde de la hambruna... "109.

         Para fines del siglo XIX un analista extranjero se tomó el trabado de sistematizar y jerarquizar las causas del fracaso de la agricultura en el Paraguay:

         1. Una población esparcida, escasa y pobre.

         2. Falta de medios de comunicación eficientes.

         3. Los terratenientes encuentran más rentable dedicar su atención a la cría de ganado vacuno.

         4. Terrenos poco preparados para el cultivo.

         5. Alternativas de colocación de los productos ("el mayor obstáculo").

 

AGRICULTURA. SUPERFICIE CULTIVADA 1869 - 1920

 

 

 

 

 

 

         El punto álgido de esta devastación parece alcanzarse en 1898-99, cuando las estimaciones sobre extensión agrícola cultivada se ubican por debajo de las 50.000 hectáreas110. Es justamente a fines de esta década que comienzan de nuevo a cobrar cierta vigencia la idea y los proyectos sobre rehabilitación de la agricultura en el Paraguay, como forma, para algunos, de solucionar la aguda crisis económica111. El Banco Agrícola, creado en 1886 y totalmente reorganizado en 1897 parece iniciar un trabajo más sistemático y más eficiente, aunque sus efectos en la producción agrícola, en algunos rubros, recién podrían verse después de varios años. Al mismo tiempo, a través de la prensa, y en libros y folletos, se insiste sobre el fomento a la agricultura, mayores estímulos a la inmigración de colonos agrícolas y la necesidad de buscar nuevos rubros al margen de los cultivados tradicionalmente en el país112. Café113, algodón114 y la mejora de las especies de tabaco son las tres direcciones concretas que toma este esfuerzo, si bien no pocos experimentaron con ciertos cereales y torrajeras tratando de acoplarse al inicio del auge de la zona cerealera en el sur de La Plata115. Es en tabaco donde se realizaron los mayores progresos; especies cubanas y técnicos cubanos fueron introducidos para proyectos de experimentación en la zona de Villarrica116, el interés del mercado alemán, donde posiblemente el tabaco paraguayo era en muchas ocasiones mezclado y presentado como tabaco cubano, se acrecentó, y las exportaciones de tabaco entran en una fase ascendente, con altibajos producidos en su mayor parte por los efectos de las revoluciones civiles de la época, en especial en 1904 y en 1911-12. Para la segunda década de este siglo, el volumen de las exportaciones de tabaco se sitúa bastante por encima de los picos históricos de la pre-guerra, y, de hecho, el volumen registrado de estas exportaciones supera ampliamente al de la yerba mate 117.

         Al igual que en la primera ola expansiva, esta segunda ola de la frontera agrícola está precedida y acompañada por la extensión de la vía férrea al sur. Menos impacto tuvieron los esfuerzos para extender el cultivo del café y del algodón, pese a que en el primer rubro se registra un aumento bastante considerable del número de plantas de café. Algunas colonias agrícolas europeas parecen haber tomado este rubro como un instrumento de expansión, al igual que el algodón, aunque este último recién cobraría cierto auge a comienzos de la década del veinte. Asimismo, el desarrollo incipiente de la industria de aceites vegetales, sobre todo del aceite de coco y del aceite de maní, implica que el maní pasa, poco a poco, a agregarse como un rubro cultivable directamente para la comercialización en el mercado interno118.

         Pero la meta del autoabastecimiento en ciertos productos claves aún seguía lejos. Un caso típico fue el de la industria del azúcar, sobre la que eran pocos los que estaban en desacuerdo con la idea de que en este rubro existían condiciones no sólo para el autoabastecimiento sino para la exportación rentable. En 1881 se anotaba que:

         "...la industria de la caña de azúcar se encuentra en un estado primitivo. Los dos ingenios existentes están en general inactivos. Paraguay consume anualmente entre 15.000 a 20.000 arrobas de azúcar extranjera..."

         "...si bien el suelo es muy adecuado para el cultivo del algodón y la caña de azúcar, e incluso si se, consiguen los capitales y las maquinarias necesarias, ¿dónde están los mercados extranjeros para esta producción?..."119.

         Pero aún si la posibilidad de los mercados exteriores era remota o difícil, el déficit interno era más que necesario para hacer rentable una expansión de la industria. Entre 1897-98 se concreta la instalación del que por décadas sería el ingenio de mayor capacidad del país, Empresa Azucarera del Paraguay "que posee un capital integrado de 700.000 $; toda la maquinaria se ha importado de Inglaterra y la instalación es capaz de producir 120.000 arrobas de azúcar anualmente, suficiente como para hacer innecesaria la importación de azúcar francesa y austríaca. Este emprendimiento ha dado un gran impulso al cultivo de la caña de azúcar" 120.

         En 1899 se acotaba, no obstante que aún no se habían concretado las expectativas anunciadas anteriormente, "debido a los altos intereses pagados por la empresa sobre un préstamo, y debido al hecho de que el gobierno no ha tomado medida alguna para proteger a la industria nativa, imponiendo cargas aduaneras más altas sobre el azúcar importado". Para 1902-03 se agrega otra explicación:

         "...la productividad de los ingenios de azúcar es muy baja; el porcentaje de azúcar extraída de la caña molida es de sólo el 4-5%, mientras que en la Argentina es de 7% y más... consecuentemente, aún se sigue importando azúcar en grandes cantidades. Para 1902 se produjeron 920 toneladas, y se importaron 1.100..."121.

 

Evolución del volumen de las exportaciones registradas del Paraguay

1859 - 1920. En toneladas

 

 

 

 

 

Exportaciones. Volumen de los Principales Artículos 1869 -1920

 

La Ganadería en Paraguay 1869 - 1920

 

         Pese al problema mencionado, de la productividad, uno de los comentarios más serios sobre el sector en 1911 acotaba que la rentabilidad era considerable, pero el obstáculo más significativo se encontraba, al parecer, en la imposibilidad de expandir la extensión cultivada:

         "...a pesar de que la caña de azúcar crece bien en el Paraguay y es considerada en general como la cosecha más rentable, no se cultiva en proporción significativa debido a la dificultad de encontrar mano de obra. Existe solamente un ingenio y una plantación considerable, que tiene cerca de 1.250 acres bajo cultivo, pero existen además muchos pequeños agricultores, cuya área total bajo cultivo se estima en 7.500 acres. Pero poco de estos pequeños productores manufacturan azúcar, y en general todo lo cosechado se convierte a rum (caña)"122.

         Es recién para 1914-15 cuando, de acuerdo a algunas estimaciones, la producción nacional de azúcar, excede el volumen de azúcar importado123. Paradójicamente, ya para esa época se registran también exportaciones de azúcar paraguayo, aunque en general se trataban de pequeñas partidas, destinadas al mercado uruguayo y argentino124. A pesar del aumento en la demanda interna y del incremento en la capacidad instalada de los ingenios de azúcar, para 1937 el volumen de azúcar importado aún era igual al producido internamente. Para fines de la segunda década de este siglo, el estado rudimentario de la agricultura y los fenómenos paralelos de migración rural y empobrecimiento de las zonas rurales ocupaba un lugar prioritario en las manifestaciones de literatura social, y los analistas extranjeros se esforzaban por encontrar explicaciones sistemáticas al hecho de que si bien el Paraguay era una "sociedad rural", estaba muy lejos de constituir una sociedad agraria con un grado por lo menos mínimo de autoabastecimiento en su demanda de alimentos básicos. Sólo las importaciones de trigo y de harina equivalían a más de dos tercios del ingreso de divisas por concepto de exportaciones de tabaco125, Las importaciones de maíz, un rubro básico cuya producción no poseía demasiados secretos técnicos y era parte substancial de la cultura campesina, representaban en ocasiones un volumen no menos considerable126. La pregunta clave correspondía consecuentemente a si esta desarticulación de la estructura agraria obedecía a fenómenos exclusivamente pertenecientes a la esfera de la comercialización -falta de mercados- o a la esfera productiva, o a una interconexión específica de los dos niveles.

         A un primer nivel, es posible diferenciar a grosso modo dos tipos de agricultura. La del inmigrante, en su gran mayoría colonos europeos, que para la segunda década de este siglo representaba un cierto volumen en algunos distritos del país, y la del paraguayo nativo que a todas luces originaba la mayor parte de las cosechas de productos de subsistencia y de exportación. Para la misma época, empieza a cobrar mayor relevancia un tipo mixto, que incluía a los campesinos paraguayos asentados en las primeras colonias nacionales y, en ocasiones conjuntamente con colonos europeos127.

         La agricultura de los colonos europeos gozaba, a un primer nivel, de mayores ventajas y privilegios que la del paraguayo nativo, asentado transitoriamente en torno a las concentraciones urbanas y a horcajada en los distritos esencialmente ganaderos. La seguridad de la propiedad, en ocasiones mayor disponibilidad de capital y financiamiento, y vínculos directos con mercados locales y extranjeros a través de connacionales asentados como comerciantes-exportadores, eran condiciones que de hecho los ponían en condiciones más sólidas. Pese a ello, una gran parte de estos asentamientos tampoco podía escapar a la agricultura de autoconsumo128, y con la excepción de pequeñas extensiones dedicadas al café y al algodón, el instrumento clave para la acumulación y el desarrollo de estos colonos residió en actividades como explotación de yerbales artificiales, que catapultó, por ejemplo, a los núcleos asentados en torno a Nueva Germania en el norte y a los grupos europeos de Hohenau y alrededores, en el sur.

         De hecho, Paraguay no poseía ni una agricultura basada en el sistema de grandes plantaciones ni una agricultura asentada sobre pequeños propietarios. Si bien existían procesos que apuntaban en ambas direcciones, con el azúcar conllevando algunas plantaciones considerables y la inmigración y los primeros asentamientos de colonos nacionales conformando los rasgos embrionarios de una clase de pequeños productores, el sistema descansaba esencialmente en una clase ambiguamente denominada como la del "chacrero paraguayo"129, cuyas características esenciales eran la precariedad de la parcela de tierra explotada, el uso de la mano de obra familiar y una movilidad ciertamente alta en cuanto a la combinación de cultivos de subsistencia y obtención de ingresos monetarios vía contratación transitoria de su fuerza de trabajo:

         "La explotación agrícola típica del Paraguay es una pequeña parcela alquilada (chacra), sobre la que el campesino cosecha lo suficiente para las necesidades de su familia, y un excedente para el trueque en el pueblo por aquellos productos manufacturados que se encuentra forzado a comprar. El mismo arrienda del terrateniente "en acciones", pagando generalmente entre el 15 y el 20 por ciento de su cosecha130.

         Esta unidad productiva, la más importante de la agricultura en el período que estudiamos, tenía obviamente sus límites productivos bien estrictos y el primitivismo del sistema y la baja productividad del mismo, ocuparían un renglón importante en todos los análisis al respecto. Para Mac Donald:

         "el arado paraguayo es el viejo modelo de los egipcios introducido por los moros en España y traído de ahí a América del Sur por los jesuitas, (...). Consiste simplemente en una cuchilla de madera dura, ensartada en una cama de madera, con un solo mango. Este instrumento, apenas araña la tierra, sin crear un surco. Los ryots en la India también usan un instrumento de origen similar"131. La posibilidad de adquirir instrumentos agrícolas más modernos estaba profundamente limitada por el alto costo de estas importaciones, y por la misma escasa dimensión de los terrenos explotados. En una chacra típica, los instrumentos de producción esenciales constituían un machete y una azada: "...agréguese una barraca, un rastrillo a mano y un arado primitivo estirado por bueyes, y su disponibilidad de instrumentos se completa. Con estos, como expresó un joven romano que administra una de las empresas más grandes en el Paraguay, ‘el  paraguayo se dedica a la agricultura como en los tiempos de Cincinnatus’..."132.

         Pero incluso aquellos analistas extranjeros, sorprendidos por encontrar técnicas de producción equivalentes a los últimos años de la edad media en Europa, expresaban directa o indirectamente que este fenómeno era un resultante de condicionamientos más importantes, tanto a nivel de la estructura de la propiedad como de los mecanismos de comercialización. Un indicador típico de las formas de comercialización de los productos agrícolas constituía el tabaco, proceso en el que se evidenciaba un bajo grado de monetización de la economía rural: "la mayoría de la cosecha es comprada por algunas pocas firmas de Asunción, quienes envían a sus agentes o compran a través de comerciantes locales, a quienes adelantan el dinero o los bienes necesarios por los cuales el agricultor intercambia su tabaco. Estas firmas, muchas de las cuales son a su vez importadores, exportan el tabaco y usan el crédito así obtenido para balancear las cuentas por bienes importados del extranjero"133. No menos importante, este típico agricultor paraguayo se encontraba prácticamente al margen de los requerimientos normales de una economía de mercado:

         "El agricultor raras veces conoce algo de las condiciones del mercado, aparte de su vecindario inmediato, o acerca de las cotizaciones de precios corrientes, si es que estos precios de referencia existen. Tampoco posee el conocimiento necesario para planificar su cosecha en relación a la demanda probable del mercado en el año de referencia. Si por una de ésas el maíz atrae un buen precio en un año, es muy probable que todos los agricultores se dedicaran a plantar maíz en una porción mayor de sus parcelas en el año que sigue, con el resultado de que los precios caen hasta el punto en el que no es rentable transportar el producto al mercado. La tasa de cambio -el valor fluctuante del papel moneda- que es un elemento importante en los cálculos comerciales, es en general una fuente de misterio para el campesino. El mismo se encuentra a la merced del intermediario, que compra la cosecha para su entrega en las villas mayores. Tanto estos individuos como los agentes directos de las grandes casas exportadoras, que obtienen la mayor parte del tabaco producido, son frecuentemente denominados con el nombre poco agradable de ‘acaparadores’, o monopolizadores. Estos últimos tienen además una ventaja extra sobre los productores, que es el entendimiento del papel que la demanda y la tasa de cambio juegan en estas transacciones" 134.

         Las constantes referencias sobre la falta de mercados externos y la debilidad del mercado interno para aquellos productos agrícolas que teóricamente los distritos rurales del Paraguay estaban en condiciones de producir, haciendo uso de explicaciones heterogéneas y confusas sobre la teoría de los costos comparativos, contribuyeron en ocasiones a consolidar la idea ciertamente discutible de una agricultura primitiva y de subsistencia a raíz de la inexistencia de una demanda global que pudiese hacer más rentable las unidades productivas típicas. En general, se consideraba que aquellos productos para los cuales existía una demanda significativa eran solamente, en el exterior, el tabaco y la naranja. A estos dos rubros se agregaba en ocasiones el algodón y la caña de azúcar, mientras que la gran mayoría tenía serias dudas sobre la viabilidad del cultivo intensivo de ciertos cereales, en especial el trigo, que a fines de este siglo empezaba a expandirse aceleradamente en ciertas zonas de la Argentina135. En uno de los análisis comparativos más serios sobre las posibilidades de la explotación agrícola en el Paraguay, se establecía que las condiciones físicas de los distritos rurales eran sumamente adecuadas para, a primera vista, la explotación intensiva de plantas subtropicales, café, azúcar, algodón, tabaco y arroz, pero que en términos de técnicas de producción y disponibilidad de mano de obra, sólo aquellos rubros categorizables como pertenecientes a un tipo específico de utilización de mano de obra, tabaco, caña de azúcar y mandioca, eran rentables136.

         Pero incluso aquellos rubros que para los analistas poseían una demanda externa significativa, se caracterizaban, tanto en su etapa productiva como de comercialización, por poseer algunos de los mismos factores que hacían "no-rentable" los rubros supuestamente carentes de una demanda sólida. El tabaco, obviamente, resulta el ejemplo más claro. No menos importante era el caso de la naranja, rubro difícil de categorizarlo, debido a que la recolección y comercialización se hacía fundamentalmente en función de la existencia de árboles naturales, aunque a comienzos de este siglo se empieza la plantación de árboles de naranja en forma relativamente intensiva, con vistas a su exportación a los mercados rioplatenses. Su importancia era considerable, teniendo en cuenta que representaba una fuente de ocupación transitoria significativa para la población rural, en especial las mujeres, sobre todo en aquellos distritos que eran centros de recolección para la embarcación de las partidas destinadas al sur. Villeta y Villa Franca sobre el río Paraguay, y casi todas las poblaciones a lo largo del ferrocarril eran los centros durante algunos meses del año de esta actividad. Pese a que el volumen de las exportaciones registradas de naranja aumenta en forma significativa, la significación comercial de las mismas era mucho mayor de lo que se puede deducir a través de los valores exportados, dado que indudablemente el tráfico ilegal en este rubro debe haber alcanzado proporciones tremendas. Pocas son las informaciones que se disponen acerca de este mercado, pero las estimaciones de que el volumen consumido internamente y exportado se encontraba entre el 5 y el 10 por ciento de la existencia natural de la fruta pueden ser tomadas como confiables. Los obstáculos centrales para una explotación intensiva de este rubro estaban dadas al parecer por los bajos precios obtenidos por los agricultores y la falta de medios de comunicación:

         "A excepción, sin embargo, de ciertos distritos que están situados más favorablemente que otros en términos de acceso a medios de transporte, los precios obtenidos por los productores son insuficientes (...) Parecería que con estos precios, el productor no puede aguantar dedicarse mucho tiempo al cuidado y cultivo de sus árboles. Debido a que la fruta se produce en todos los lugares, sin problemas, la demanda interna es insignificante. El negocio de exportación a Buenos Aires se encuentra en manos de un trust, del que se dice que tiene sus propios buques a vapor para este objetivo137. Bajo el presente sistema de comercialización, el cultivo de las naranjas para la venta no es un negocio muy rentable. Debido a la ausencia de alguna organización para la protección de los productores, como la California Orange Growers Association, los productores paraguayos se encuentran a la merced de los compradores, quienes representan a los intermediarios de Buenos Aires, los que controlan la fijación de precios para la cosecha paraguaya138.

         Si existía un factor constantemente mencionado en casi todos los rubros agrícolas analizados para su explotación intensiva, este era el problema de la disponibilidad de mano de obra. Para algunos, los considerables problemas en la expansión de la agricultura del café en algunas colonias europeas, radicaba esencialmente en la dificultad de asegurarse trabajadores139. Incluso la lenta integración de las tribus indígenas en el Chaco y en la región Oriental no podía solucionar esta aparente falta de mano de obra:

         "(Las condiciones en el Paraguay) son favorables para el cultivo de prácticamente cualquier tipo de producto, pero la escasez de mano de obra y lo inadecuado de los medios de comunicación al momento reduce la actividad industrial a los límites más modestos. El trabajador paraguayo es prácticamente inmune a los sufrimientos, y es un excelente peón de tropas o trabajador forestal, pero para el cultivo agrícola o alguna otra industria existe una falta generalizada de mano de obra adecuada. En el principal ingenio de azúcar se han empleado indios del Chaco durante ciertos períodos del año con resultados satisfactorios, pero se duda de que los mismos puedan ser obtenidos en números considerables, y en el Alto Paraná, unos pocos cientos de indígenas han trabajado durante los últimos años, en forma arrendada. No obstante, en general son los paraguayos, a diferencia de las tribus indígenas, los que ofrecen la única mano de obra disponible, debido a que los inmigrantes de este país, del tipo agrícola, son pocos y en su mayor parte adquieren posesiones y trabajan por su propia cuenta. Consecuentemente, parece que el alcance de la actividad de los empleadores de mano de obra en pequeña escala continuará siendo estrictamente limitada, y que los emprendimientos industriales de importancia serán obligados a introducir, por medio de esquemas de colonización u otros, la mano de obra que requieren" 140.


         II.4 MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y CIRCULACIÓN ECONÓMICA


         El uso intensivo de las vías fluviales disponibles, los esfuerzos accidentados e intermitentes de interconexión ferroviaria con la Argentina, los frustrados proyectos de interconexión ferroviaria con el Brasil, y la escasez y el estado rudimentario de las vías terrestres, fueron los principales hechos que caracterizaron el proceso de expansión de las vías de circulación económica y social en el período que estudiamos. Históricamente, el sistema de circulación tenía su centro en la comunicación fluvial con los mercados platenses, Buenos Aires, y de ahí al mercado mundial, y de las dos vías que circunscriben la región Oriental del Paraguay, el río Paraguay fue la más importante. A este sistema básico implantado en la época colonial, con ciertas vías fluviales internas como el río Jejuí y sus afluentes jugando un rol importante, se agregaron poco a poco líneas de circulación terrestre, las que teniendo en cuenta los obstáculos físicos y la tecnología disponible -carretas tiradas a bueyes, mulas, y el uso muchas veces forzado de mano de obra indígena y mestiza- representaban indudablemente un esfuerzo costoso y lento.

         A estar por las informaciones disponibles, el sistema de circulación terrestre organizado en torno a los "caminos reales" de la época colonial se expandió y mejoró considerablemente durante las primeras etapas de la organización nacional, y sobre todo en la época de los López. Cuatro direcciones principales tomaba el sistema terrestre con centro en Asunción. La "ruta del sur", que vinculaba a los puertos de Villeta y Villa del Pilar, bordeando el río; la "ruta de las misiones", por Itá, Carapeguá, Santa Rosa, Encarnación; la "ruta al este", un trayecto difícil y costoso, pero que permitía la vinculación del importante centro comercial interior de Villarrica con Asunción y la "ruta del norte", que en conjunción con la vía fluvial, comunicaba a San Pedro y Concepción. Las intercomunicaciones locales eran muchas, de acuerdo a la importancia comercial del área. La explotación de los yerbales facilitó la apertura de senderos y "picadas" y parece evidente que la integración local por vía terrestre de las poblaciones de las Misiones, implantada por los jesuitas, fue mantenida y expandida hasta antes de la guerra de 1864-70141.

         Si bien el arribo de los primeros buques a vapor significó un cambio radical en la eficacia comercial y militar de las vías fluviales, la transformación más importante se realiza con la construcción del "camino de hierro", la primera línea de ferrocarril del Paraguay que empezó a funcionar en 1861 y que para 1864 había logrado vincular a Asunción con Paraguarí. La significación económica de esta nueva era estaba dada por la integración de zonas productoras y centros de recolección del tabaco y potencialmente de aquellos yerbales naturales cuyo acceso era más rápido desde Villarrica hacia el noreste y el sureste, dado que una de las extensiones de la línea estaba proyectada en esa dirección. La otra extensión proyectada tenía a su vez una significación económica, pero sobre todo militar, dado que se trataba de unir a la fundición de hierro de Ybycuí con Pirayú, y desde Pirayú hasta Cerro León, el campo de entrenamiento del ejército. Esta última conexión se logró antes de la guerra, pero los otros proyectos quedaron postergados.

         Una consecuencia clave de la guerra y de su consiguiente cercenamiento poblacional y abandono de los distritos rurales fue que gran parte del sistema de comunicación terrestre quedó prácticamente inutilizable dado que estos tortuosos senderos y picadas podían ser mantenidos en un estado más o menos aceptable sólo con el uso constante. Como lo testimonia Johnson en su descripción de las vías de acceso al Paraguay rural de 1874, muchos de estos caminos eran intransitables, antiguos puentes habían sido destruidos o eran inservibles, y el trayecto de Asunción hasta Encarnación le representó más de una semana. Este sistema de comunicación terrestre empezaría a ser reconstruido en parte, aunque en la mayoría de los casos en función de los intereses económicos específicos de ciertas empresas, y su lentísimo ritmo de expansión a lo largo del período que estudiamos se convertiría en una de las características más llamativas de la circulación económica regional, y, sobre todo, en una de las causas del "atraso del país" mencionada irremediablemente por todos los analistas extranjeros, y algunos nacionales.

         La explotación de la yerba mate en el norte y posteriormente en los distritos del centro y sur lindantes con el río Paraná, por ejemplo, implicó una reconstitución parcial de los circuitos locales: De acuerdo a algunas fuentes, la explotación de los "yerbales del sur" por Escobar y Cia., en los primeros años de la década de 1880 creó un sistema de "picadas" que iban desde San Joaquín hasta Tacurupucú, una de las villa-centro de la economía yerbatera142. Igualmente, desde Concepción salía otro sistema de "picadas" que llegaba hasta los bosques y yerbales de Tacurupytá. El sistema se interconectaba en parte con las vías fluviales internas disponibles y factibles de ser utilizadas para el transporte de yerba hasta Concepción y San Pedro. Durante la etapa en que los yerbales brasileños del Planalto do Amambay utilizaban la vía comercial del río Paraguay, la actividad en torno al transporte terrestre y fluvial de la yerba mate brasileña y paraguaya representó una importantísima fuente de ocupación. Claro que la eficiencia y los costos de esta circulación estaba limitada por la disponibilidad de mano de obra, de bueyes y de carretas. Era por otra parte, una actividad en que la pérdida de hombres, animales y cargamentos se aceptaba como costo natural del emprendimiento.

         Una de las rutas más utilizadas, conectando la zona de explotación brasileña con los puertos de embarque en el río Paraguay era la "picada" de Chirigüelo, un desfiladero de cerca de 15 kilómetros que en ocasiones demandaba dos semanas para atravesarlo143. Esta era la vía entre Campanarios en Brasil y Concepción como puerto final, una ruta de cerca de 500 kilómetros que representaba un tiempo de alrededor de tres meses144. Pese a todos estos obstáculos, el tráfico era intenso y, paralelamente, la fabricación de carretas se convirtió a todas luces en una próspera industria local. El tráfico no era unilateral, porque las 2.000 carretas que circulaban en promedio por la zona llevaban de Concepción, alimentos y mercaderías para el Mato Grosso brasileño145. Otro testimonio señala que tomaba cerca de dos meses llegar desde el límite brasileño hasta Concepción, y que en épocas normales existía un tráfico de entre 800 y 1.000 carretas146. Una forma indirecta de comprobar la cantidad de carretas y el volumen de tráfico implementado en el área solamente por la Mate Laranjeira es constatando que la empresa disponía en general de 8.000 bueyes para el transporte, y que el promedio de bueyes por carreta utilizado era de 6 a 8. A este movimiento específico del sudoeste del Mato Grosso cabe agregar obviamente el del transporte del producto de los yerbales paraguayos, que en parte se canalizaba también a través de un sistema de picadas hasta los puntos navegables del Jejuí.

         En la medida en que los distritos del norte eran más fácilmente accesibles a través del río Paraguay, éstos gozaban de hecho de una interconexión relativamente más eficiente con Asunción que los distritos del sur, los que sólo empezarían a ser integrados efectivamente con la expansión del ferrocarril central. Para los pueblos de las Misiones y los asentamientos a orillas del Paraná, el centro de la actividad económica radicaba en el intercambio con las poblaciones argentinas y secundariamente con los puertos de explotación forestal y yerbatera del Paraná, y no en la concentración poblacional alrededor de Asunción.

 

Técnicas agrícolas - Transporte de rollizos de madera - 1911

 

Industria Forestal - 1917/ Jangada de madera - 1924

 

         El sistema de comunicación terrestre de estos distritos con Asunción partía en lo esencial desde Paraguarí, que hasta fines de la década de 1880 siguió constituyendo de hecho la terminal del ferrocarril. De ahí partían servicios de diligencias, y las caravanas de carretas y otros medios que se dirigían hacia el sur y, cruzando el río Tebicuary, llegaban hasta los pueblos de las misiones y hacia el suroeste, a los escasamente poblados distritos de Ñeembucú. Teniendo en cuenta que de las decenas de planes de expansión del ferrocarril, el único que se realizó fue la línea que partiendo de Villarrica se dirige hacia el sur, los distritos al sur y al norte del Tebicuary Guazú permanecieron integrados únicamente por vía terrestre hasta mediados del presente siglo. La única salida fluvial era la del Tebicuary, navegable en trechos y de acuerdo a las condiciones climáticas, pero cuya importancia central fue como vía de salida de ciertas zonas de explotación forestal, con los rollizos y maderas transportadas en jangadas, ya sea hasta poblaciones intermedias o hasta el río Paraguay, para su exportación a la Argentina.

         Incluso la llegada de los primeros automotores no permitió mejorar en mucho la eficiencia y el costo de este sistema de comunicación terrestre, debido a sus malas condiciones, y teniendo en cuenta la lentísima expansión de los automotores en el Paraguay, el medio fundamental siguió descansando en carretas tiradas a bueyes, mulas y caballos. En general de San Juan Bautista de las Misiones a Asunción se empleaba cerca de 5 días a caballo, y 8-10 días en carreta 147. Estos cálculos eran, obviamente, altamente dependientes de las condiciones climáticas. Un indicador central de la pobreza de los medios de comunicación terrestre de esta región reside en el hecho de que el puente sobre el Tebicuary-Guazú, uno de los cruces claves en el trayecto, solo empezó a construirse a comienzos de 1960. Por su parte, el Chaco quedó librado prácticamente a sus propios medios. De aquellos estancieros que se asentaron a cierta distancia del río Paraguay, y fuera del alcance de la expansión ferrocarrilera de las grandes explotaciones del quebracho, la gran mayoría tenía que realizar trayectos por tierra que podían tardar entre 15 y 30 días para llegar a Asunción.

         Otro indicador llamativo de la casi inexistencia de un sistema eficiente de comunicación terrestre puede encontrarse en el hecho de que la casi totalidad de los mapas trazados por analistas extranjeros en Europa y Estados Unidos, y que apuntaban a potenciales inversores y comerciantes, nunca anotaban en lo más mínimo la existencia de supuestas o reales rutas o caminos. Para 1918-19 la situación no había cambiado mucho. Esta extensa pero valiosa descripción de la época sintetiza casi todos los obstáculos que existían:

         "Buenos caminos constituyen una de las necesidades más urgentes del Paraguay. En su presente estado, los caminos del país constituyen uno de los obstáculos más serios para el desarrollo ulterior de sus industrias, pero particularmente de su agricultura. Existen caminos que conectan a la mayoría de los pueblos de la República, pero las facilidades con que los mismos cuentan para el viaje y para el transporte de mercaderías no pueden ser peores. Así, desde la capital uno puede trasladarse al norte, a través de una región escasamente poblada, hasta los límites del Mato Grosso; o hacia el este, a través de las villas de la Cordillera y la alejada villa de Ihú, a través de los bosques de la zona yerbatera, hasta el Alto Paraná y Tacurupucú; o hacia el sur, a través de Paraguarí y a lo largo de las zonas de las Misiones hasta Ayolas, sobre el río Paraná. Estas son únicamente tres de las principales rutas que pueden ser utilizadas a través del país, y representan parte del gran sistema de rutas que el primero de los López planeaba extender a todas las partes de la República.

         Prácticamente todas estas rutas ofrecen las mismas dificultades. Por ejemplo en el curso de un día de cabalgata de doce leguas, el camino se pierde en pantanales, donde los animales se hunden hasta sus vientres; introducirse en las largas extensiones de arena, a través de las cuales los bueyes apenas pueden estirar sus carretas, cruzar dos o tres ríos sin puentes, donde los caballos deben cruzar a nado; atravesar una larga "picada" en los bosques, donde el camino muy raras veces se seca y donde una huella es tres pies más profunda que la otra o pasar a través de un páramo, donde la ruta desaparece en mil huellas entre los matorrales. Algunas de las mejores rutas han sido construidas por empresas privadas, y existen mejores caminos en los terrenos de La Industrial Paraguaya, en la alejada zona del este del país y en la colonia alemana de Hohenau, que aquéllos que conducen a Asunción.

         El gobierno nacional ha carecido de una política bien definida y activa de construcción vial. La ley nacional de caminos de 1902, que obligaba a cada hombre entre 18 y 50 años a trabajar ocho días al año en la construcción de rutas o pagar a cambio la despreciable suma de 2 pesos papel moneda por día, no ha sido ejecutada, incluso teniendo en cuenta lo limitado de sus posibilidades.

         Las autoridades locales -jefes políticos y los consejos municipales- no han estado en condiciones de ejecutar la tarea impuesta a los mismos por el gobierno central, de prestar atención a los caminos. Las mismas han tenido que lidiar con la apatía y la falta de fondos, dos condiciones ubicuas en el Paraguay rural, así como la propia ignorancia con respecto a los métodos de la buena construcción de caminos. En general, no conocen las exigencias de una planificación adecuada de las rutas, o cuestiones de materiales, drenaje o gradación. Aún más, la mitad de las municipalidades de la República en 1918 carecían de autoridades propiamente constituidas, debido a que no existían suficientes ciudadanos para satisfacer las calificaciones bastante elementarías de un funcionario municipal. El Departamento Nacional de Fomento, que fue encargado con el trabajo de mejora de los caminos, fue abolido antes de que haya realizado alguna tarea"148. Mientras que el sistema terrestre, en su escaso y lento desarrollo, no significó una ruptura fundamental con los costos y la eficiencia existente a mediados del siglo XIX, mayores esperanzas se pusieron en la extensión del sistema ferrocarrilero. Pero este sistema tuvo un desarrollo accidentado y fragmentario, y fue orientado esencialmente a satisfacer las necesidades de comunicación para la explotación forestal. De la línea central en la región Oriental, entre 1886 y 1890 se completó el trayecto entre Paraguarí y Villarrica. Para 1891 se terminó el trayecto hasta Pirapó, 100 kilómetros de línea que se agotaron en ese lugar, debido a la crisis sobre interpretación e incumplimiento de los contratos que se desató entre el gobierno paraguayo y la compañía británica, Paraguay Central Railway Company149. Recién en 1907 se logra otro acuerdo que permitió el inicio de la construcción del trayecto hasta Encarnación, donde la interconexión vía el uso de ferrys con Posadas y el sistema argentino que desembocaba en Buenos Aires entró en funcionamiento en 1913. Diversos planes para la creación de ramales, como los de Asunción hasta Villeta, de Paraguarí por Carapeguá, hasta el Tebicuary-Guazú, fueron considerados pero nunca realizados.

 

Sistema Ferrocarrilero y principales medios

de comunicación fluvial en el Paraguay 1919-1920

 

         Planes para la creación de líneas y la extensión del sistema hasta puntos en la frontera brasileña, que permitiese un vínculo directo con las ferrovías brasileñas y una salida alternativa al Atlántico empezaron a emerger con cierta intensidad desde 1887 en adelante. En no pocas ocasiones estos planes crearon inquietud en círculos políticos paraguayos y argentinos, convencidos de que la concreción de este tipo de emprendimientos significaría un acrecentamiento de la influencia brasileña en el Paraguay. El período más importante de estos proyectos fue, no obstante, entre 1907 y 1914, en el que dos trayectos cobraron importancia. El primero de ellos partía de Borja, en dirección hasta la frontera brasileña, cerca de las cataratas de Yguazú. Solamente se construyeron 55 kilómetros de esta línea entre 1913-14; la que quedó abandonada una vez que el sindicato del cual formaba parte la compañía paraguaya del ferrocarril entró en liquidación. El otro proyecto implicaba la apertura de una nueva línea desde Asunción, que integraría a algunas localidades de la Cordillera, Emboscada, Altos, Barrero Grande, Ajos, Carayaó, Curuguaty hasta Guairá en la frontera brasileña150.

         Obviamente, la viabilidad y el interés inmediato de estos proyectos estaban fuertemente ligados a la especulación inmobiliaria la que, de nuevo, se centraba en gran parte en la explotación de madera exportable en los bosques por los que atravesarían las líneas, y la yerba mate.

         "La construcción de esta y otras líneas parecería estar íntimamente conectada con la compra de grandes propiedades por poderosos intereses. Debido en parte como consecuencia de estas transacciones, o a los rumores sobre estas transacciones, se han propuesto varios esquemas de expansión ferroviaria y solicitudes para no menos de seis ferrocarriles fueron presentadas al Congreso en 1912, pero con la excepción del ramal a Carapeguá, no fueron concretadas" 151.

         Otro proyecto de conexión con el Brasil fue el llamado ferrocarril del Norte, que tendría que haber llegado hasta Punta Porá. Estas líneas, también iniciadas con vistas a la explotación forestal, quedaron truncadas con el ferrocarril partiendo de Concepción terminando en Horqueta, un trayecto de 44 kilómetros 152.

         El otro gran sistema de expansión ferrocarrilera, por lo menos en cuanto a la longitud de las líneas, se centralizó en torno a las empresas explotadoras de la madera de quebracho en el Chaco, cuya viabilidad estaba estrictamente ligada al acceso a los montes de quebracho. Estos, al igual que los ferrocarriles al otro lado del río en la región norteña, terminaban en el río Paraguay, en cuyos puertos se procedía al embarque de los productos con destino a Buenos Aires y el Atlántico153.

         Debido en parte a los lentos avances en materia de sistemas ferrocarrileros y a la carencia de un sistema eficiente de caminos, el sistema fluvial constituyó el conducto más importante para la comunicación de las diversas regiones del Paraguay con el mercado mundial, y algunos de los ríos interiores siguieron desempeñando un papel clave en el transporte comercial y social.

         De los afluentes del río Paraguay en su margen izquierda al norte, sólo el Jejuí y algunos de sus riachos era utilizable comercialmente por la mayor parte. El Ypané era solamente navegable por canoas, aunque algunos testimonios atestiguan sobre su uso para el transporte de yerba hasta los depósitos en Concepción154. El tráfico del Jejuí, realizado sobre todo en "chatas" 155, comunicaba a Curuguaty y otros puntos en los yerbales con San Pedro, y de ahí hasta Asunción. Hacia fines de la década del ochenta, el tráfico típico de Jejuí era a través de chatas capaces de transportar entre 35 y 40 toneladas de carga, estiradas por poleas entre 6 y 8 hombres. El trayecto desde Villa Ygatimí hasta San Pedro tomaba en promedio 20 días. No pocos intentos fueron realizados para introducir pequeños buques a vapor a través de este río, la mayoría de ellos infructuosos156. Uno de los últimos intentos al parecer fue realizado por una "compañía colonizadora alemana" en 1879, que intentó introducir un remolcador a vapor con cuatro caballos de fuerza, pero "para alegría de los botadores", no fue capaz de remontar la corriente157. Este lento y costoso sistema de transporte, que requería un gran gasto de energía humana, era obviamente una importante fuente de ocupación para los campesinos y peones de la zona.

         En el Alto Paraná, el Monday y el Acaray también empezaron a ser utilizados para el transporte de yerba, y para las necesidades de La Industrial Paraguaya. El Acaray, a comienzos de la segunda década de este siglo, se utilizaba para el envío de yerba y madera hasta Puerto Embalse, en una distancia de cerca de cuarenta leguas cubierta por chatas; mientras siguió vigente el sistema de transporte de las chatas por poleas, el viaje aguas arriba tardaba en promedio 12 días. La introducción de remolcadores propulsados por motores de combustión permitió, según algunos testimonios, acortar este trayecto a 2 días 158.

         Una importancia considerable para el transporte de rollizos y madera tuvo el Tebicuary, desde los primeros años de la posguerra. Johnson en 1874 lo consideraba como el más importante de los ríos interiores del Paraguay y "sin duda alguna jugará un papel importante en la economía del Paraguay, si es que a este país le esperan días más afortunados" 159. Al parecer, su importancia puede haber alcanzado un cierto pico hasta antes de la expansión de la línea del ferrocarril central. El Tebicuary-Guazú era considerado comercialmente utilizable desde Yuty, de donde "se envía aguas abajo una cantidad considerable de lanchones crudamente construidos y jangadas de madera, en época de inundación160. Una actividad similar se desarrolló prontamente desde Itapé, sobre el Tebicuary-mi, donde también para la misma época se encontraba operando un "obraje" de dimensiones considerables161. La navegabilidad de estos trayectos era altamente dependiente de condiciones climáticas, e implicaba en numerosas ocasiones el cambio de embarcaciones y trayectos por tierra. Un viaje relativamente normal desde Itapé hasta la desembocadura del Tebicuary Guazú en el río Paraguay podía tomar alrededor de 22 días162. Para la primera década de posguerra, únicamente Yuty e Itapé eran consideradas como villas con una población relativamente estable. Johnson apuntaba que en el trayecto desde el paso de Santa María -que conectaba a las Misiones con los caminos hacia Asunción- hasta la desembocadura, cerca de once días, era realizable sin detectar "el más mínimo signo de vida humana"163. Para 1911-12, existía un servicio regular de pequeños buques a vapor, que llegaba en ocasiones hasta Villa Florida164. Numerosos otros intentos se realizaron para comprobar la viabilidad física y comercial de la navegación de otros ríos interiores, especialmente el Pilcomayo y otros menores165. Muchos de estos intentos fracasaron estrepitosamente, aunque la utilidad de estos ríos y riachos para el transporte en canoas de productos agropecuarios fue en ocasiones considerable, sobre todo para las pequeñas villas ubicadas a lo largo de su recorrido.

         De los dos grandes sistemas fluviales que circunscriben al Paraguay oriental, el río Paraguay, históricamente el más importante, acrecentó su importancia durante el período que estudiamos, constituyéndose de hecho en la vía central -y la única hasta 1913- de acceso a los mercados platenses y el Atlántico. No menos importante fue la gradual intensificación del tráfico comercial a través del Paraná, en su trayecto paraguayo, aunque debido a las dificultades de la navegación en algunos trayectos de este río y a la menor concentración poblacional, éste fue de menor volumen que sobre el río Paraguay, por lo menos hasta la confluencia de la ruta de la yerba mate brasileña del Matto Grosso hacia este río y la expansión poblacional y económica de las Misiones argentinas y del estado brasileño de Paraná.

         La mayor parte del tráfico entre Asunción y Buenos Aires estaba en manos de empresas y grupos de empresas argentinas y brasileñas, en las que pronto se daría una substancial inversión británica. En 1874 el tráfico sobre el río Paraguay podía describirse de la siguiente manera:

         "Cuatro buques a vapor, que realizan viajes cada quincena entre Asunción y Buenos Aires; dos otros buques a vapor pertenecientes a una empresa brasileña, que empiezan en Montevideo y llegan a Asunción en el viaje aguas arriba hasta Corumbá y Cuyabá en la provincia de Mato Grosso, y a través de estos más o menos regulares servicios se realiza la mayor parte del intercambio comercial. Asimismo un cierto número de pequeños lanchones italianos viajan hasta Asunción, a pesar de que el viaje en contra de la corriente del Paraná insume bastante tiempo. Parecería que no es raro que estas embarcaciones necesiten un tiempo de seis meses en ascender el río, y frecuentemente se las puede ver amarradas a los árboles en la ribera, a veces por semanas" 166.

         Para comienzos de la década de 1880 se consideraba ya que una compañía, "La Platense", constituida sobre la base de tres compañías argentinas, tenía un "monopolio supremo de los ríos"167. Pero este monopolio sería transitorio e incluso se registran épocas de rebaja en los fletes de Asunción a Buenos Aires. Por ejemplo, en 1888 se expresaba que la competencia de La Platense constituida por la Cia. Brasileña de Navegación a Vapor, había producido una "rebaja enorme del precio de los fletes y pasajes del Río de la Plata al Paraguay"168. Para 1892, La Platense, considerada ya para ese entonces una compañía británica169 se encontraba al parecer en serios problemas ya que la "empresa desde un punto de vista comercial no había sido un éxito, y en estos momentos se encuentra en liquidación". En 1897 aún era posible encontrar análisis que mencionaban "rebajas en los fletes", debido a una mayor competencia en el transporte de mercaderías170.

         Pero ya para fines del siglo XIX empezaba a cobrar una presencia capital en este tráfico, la flota de buques iniciada por Nicolás Mihanovich, que de acuerdo a algunas indicaciones, había empezado a penetrar en la navegación de la cuenca del Río de la Plata desde 1876171. El crecimiento de este grupo, sobre el cual sólo podemos trazar algunas líneas en este trabajo, fue a todas luces espectacular. Para 1901 el tráfico para el Paraguay se resumía de la siguiente manera:

         "En el año que estamos considerando, 1.393 buques a vapor y 679 embarcaciones diversas, con un tonelaje de 322.089 toneladas, han entrado y salido de este puerto (Asunción). En este total no se encuentra ningún buque inglés. Teniendo en cuenta los inconvenientes y los retrasos en el despacho de productos entre los puertos europeos y Asunción, la línea de navegación a vapor francesa Transport Maritimes ha establecido fletes directos y comunicaciones directas entre los puertos a los que llega en Francia y Asunción, y se piensa que este paso reducirá efectivamente el costo del transporte, además de constituirse en un incentivo para el comercio entre los dos países. La navegación actual de los ríos Paraná y Paraguay se encuentra en estos momentos casi enteramente en manos de una compañía austro-húngara. Teniendo en cuenta los importantes intereses británicos en el Río de la Plata sería altamente beneficioso para nuestro prestigio comercial y económico si se formase una compañía británica para la navegación de estas aguas. Es probable que una flota de vapores de ríos para el transporte de cargas y pasajeros, y con fletes reducidos, en especial para el transporte de ganado vacuno en pie, sería una empresa rentable" 172.

         En 1903 Mihanovich establece una compañía cuyo paquete accionario se expandiría tremendamente. Si bien esta empresa dominaba el tráfico fluvial, la fijación de fletes y servicios se haría en muchas ocasiones en combinación con las otras empresas, creándose de hecho una especie de "cartel", como en 1912, cuando todas las empresas acordaron una escala única de fletes173. A resultas de este tipo de acuerdo, las críticas contra los excesivos fletes en el circuito Asunción-Buenos Aires se convirtieron prontamente en uno de los temas preferidos de empresarios, políticos y diplomáticos. El "estrangulamiento" del comercio paraguayo por este control de los ríos fue sintetizado, entre muchos otros, excelentemente por Mac Donald:

         "Echando una ojeada sobre el mapa, la primera impresión sería de que, con un excelente sistema de vías fluviales, el Paraguay tendría que estar tan cerca de Londres como Sudáfrica. Pero, en realidad, uno puede enviar un paquete de mercancías desde Londres a Sydney (Australia), retransportarlo a Hong-Kong, transbordarlo en este puerto, y finalmente, pasar la aduana en Londres, a la mitad del costo que uno incurre en enviar una carga similar desde Asunción a Buenos Aires. Los fletes para un viaje de tres días aguas abajo, con una corriente de 2 1/2 nudos a favor, representan el doble de las tarifas por 30 días en cualquier lugar a través del océano"174. En 1909 la empresa Mihanovich se transforma en una empresa por acciones de mayores dimensiones, la Compañía Argentina de Navegación, y este proceso implica no sólo un afianzamiento del dominio de los ríos sino asimismo una expansión y notable transnacionalización del capital. Para 1917, a excepción de la compañía brasileña que mantenía su ruta hasta Corumbá en Mato Grosso, Mihanovich & Co. adquiere un monopolio de la ruta Asunción-Buenos Aires, al adquirir la flota de la Marina Mercantil Argentina, completándose en 1918 con la adquisición de los buques de pasajeros de Domingo Barthe & Co., así como con la compra de los buques de Vierci Hermanos & Co.,175. Ya para esa época, las acciones de la empresa estaban en manos de fuertes intereses británicos y americanos, y con participaciones minoritarias de empresas francesas e italianas176.

         No pocos fueron los esfuerzos realizados a nivel privado y estatal por quebrar este sistema, en especial por el altísimo nivel de los fletes alcanzados en el tráfico durante la primera guerra mundial 177. Únicamente aquellas grandes empresas con intereses específicos y capital necesario para financiar sus propias flotas llegaron en ocasiones a eliminar parcialmente el problema de los altos fletes para la navegación hasta Buenos Aires y el Atlántico 178. Resulta notable, por eso, que entre 1919-20 se registre una ruptura importante del monopolio virtual de Mihanovich & Co., cuando una empresa registrada como brasileña, Companhia Minas e Viarao de Mato Grosso, que explotaba importantes yacimientos de manganeso en esa región del Brasil, introduce fletes más reducidos, que obligan subsecuentemente a las otras empresas a emprender una reducción similar 179.

         La navegación comercial del Paraná en su margen paraguaya siguió en parte las mismas líneas de desarrollo que la del río Paraguay, es decir, de una etapa de pequeñas embarcaciones y diversas compañías menores hasta otra en que los grupos más importantes como Mihanovich & Co. y Domingo Barthe, sobre la base de sus explotaciones yerbateras y forestales en el Paraguay. Debido a las dificultades de navegación, el tráfico en esta sección era mucho más lento y dificultoso, implicando transbordo de buques, de manera a adecuarlos a las condiciones de cada trecho del río, en Corrientes, y en Encarnación y Posadas, y de ahí en otros buques hasta Foz de Yguazú y los establecimientos paraguayos en el Alto Paraná. Sólo un viaje normal entre Corrientes y Foz de Yguazú, con sus correspondientes desembarcos y transbordos, tomaba entre 4 y 5 días, y yerba y madera constituían los casi únicos rubros de comercialización vía fluvial.


 



NOTAS


1Una de las primeras evaluaciones del estado de la historia económica en América Latina, realizada a través de CLACSO, y publicada en dos tomos como La Historia Económica en América Latina, Vol. I y II, Sepsetenta, México, 1972, no contiene referencia alguna al Paraguay. Una guía reciente en inglés, A Guide to Economic History of Latin America. 1830-1930, Cortés Conde, Roberto y Stein, Stanley J., University of California Press, 1977, tampoco posee referencias sobre el Paraguay. La última obra general disponible, el excelente trabajo de Cardozo, Ciro F. y Brignoli, H. P., Historia Económica de América Latina, Vol. I y II, Editorial Crítica, Barcelona, 1979, posee sólo unas páginas dedicadas a la época de los López. De que se trata de una ausencia humana, antes que de una carencia de fuentes o de interés, puede constatarse observando The Economic Literature of Latin America, Vol. I y II, Harvard University, Bureau for Económic Research, 1935, donde la bibliografía sobre el Paraguay, sobre todo de ciertos autores extranjeros, es de por sí considerable, e indicativa, a pesar del "estado primitivo" de la investigación expuesto en esta bibliografía, de las numerosas posibilidades.

II       Es indudable que la altísima carga emocional, y algunas implicaciones políticas, han retardado en mucho el tratamiento crítico de ciertos temas de esta época.

III      Pastore (1972), publicado como primera edición en 1949, y Gaona (1967). Una evaluación del estado actual de la investigación sobre la sociedad rural, con una bibliografía exhaustiva, se encuentra en Rivarola, Domingo (1982).

IV     La obra de Warren (1978) sobre la posguerra en el siglo XIX, que constituye un rescate valiosísimo de una época clave.

V       Gaona (1952), donde se registra un debate con Natalicio González sobre la evolución de salarios y precios entre 1880 y 1940.

VI     Publicaciones sobre la cuestión monetaria entre 1899 y 1902, de Olascoaga, Fulgencio R. Moreno, y otros, y los trabajos de Rodolfo Ritter, publicados en El Economista Paraguayo, y sintetizados en su libro Manual de Economía Política, co-autor Berthomier, Buenos Aires, 1943.

VII    Lo que bien podría calificarse como el primer intento de cuantificación del sistema económico nacional fue realizado por los hermanos Mulhall, M.G. y E.T., haciendo uso de conceptos rudimentarios de ingreso nacional real y de riqueza nacional. Para 1890, el "ingreso nacional" por sectores se componía de la siguiente manera: Agricultura y Explotación Forestal:                   £ 640.000

Ganadería:                                       £ 300.000

Transporte:                                       £   40.000

Otros:                                                £ 500.000

                                                        __________

                                                        £ 1.480.000

La "riqueza nacional" se componía de:

42.000 millas cuadradas de tierra cultivable:      4.300.000$ o/s

48.000 millas cuadradas de tierra ganadera y

otras:                                                         2.400.000    "

Ganado vacuno:                                        5.100.000    "

Viviendas y edificios:                                 3.500.000    "

Ferrocarril:                                                 3.200.000    "

Otros:                                                         6.500.000    "

                                                        _________________

                                                                  25.00.000   "


Lo que equivaldría a una riqueza de cerca de £ 20 por habitante.

VIII   Un análisis de una de las figuras claves de esta generación puede encontrarse en Cecilio Báez como ideólogo, Juan Santiago Dávalos, Revista Alcor, No. 42, 1967. Báez trascendería las limitaciones de este grupo, tanto por lo prolífico de su obra, como por la coherencia intelectual de la misma.

IX     Difícilmente pueda encontrarse una presentación más aguda de un "intelectual típico" de esta época que el realizado por Barrett, Rafael en El Dolor Paraguayo, Biblioteca Ayacucho, 1978, Caracas.

X       Fulgencio R. Moreno, "representante del materialismo histórico", en su libro "Independencia del Paraguay"..., comentario de Natalicio González en su libro Solano López y otros ensayos, Editorial de Indias, París, 1926, pág. 162.

XI     Frederic Mauro, Des produits et des hommes, Essais historiques latino-américains, XVI - XX siécles, Ecole Pratique des Hautes Etudes, Paris, 1972, Págs. 3 y 11. Nuestra traducción.

XII    The General Theory of Employment, Interest and Money, Cambridge University Press, 1973, Págs. 383-84. Nuestra traducción.

62     Entre los trabajos esclarecedores, en especial el estudio de Mendoza (1968) y otros trabajos contenidos en Rivarola y Heisecke (editores), 1970, Rivarola et al (1974). Sobre la población del Paraguay en 1846-47, el estudio de Kegler de Galeano, Anneliese, Alcance histórico-demográfico del Censo de 1846, Revista Paraguaya de Sociología, 13-35, 1976. Asunción. Las cifras de más de 1.500.000 habitantes para el Paraguay de antes de la guerra, sobre un supuesto censo realizado en 1857, cobraron mucha divulgación en Europa a través de la obra de Marbais du Graty. Una población de entre 400.000 y 600.000 habitantes es considerada como la más realista para inmediatamente antes de 1865.

63     Reproducido en nuestro trabajo (1981).

64     En los trabajos mencionados en (61).

65     Johnson (1875). Excluye probablemente el Chaco.

66     Ibíd.

67     Las cifras de los censos-estimaciones de 1886-87 y 1899-900 corresponden en realidad a una aproximación relativamente seria, antes que una evaluación demográfica exhaustiva. Los datos sobre la población indígena del Paraguay de la época eran los más difíciles de computar con cierta exactitud.

68     Sobre la emigración en el Paraguay de posguerra, ver Colombino (1967), y el estudio sobre el tema contenido en Rivarola et al (1974). Ayala (1941) en su trabajo realizado en 1915 asevera el carácter eminentemente transitorio y fronterizo de la emigración en el Paraguay hasta esa fecha.

69     Nuestro trabajo (1981). Vansittart menciona en DCR on Paraguay, Londres, 1883, la existencia de un "censo poblacional de 1879" -no existente en ninguna referencia o estudio sobre la evolución de la población del Paraguay -cuyos datos le habrían sido entregados por el Sr. Peña, Secretario Privado de la Presidencia de la República (Cándido Bareiro, 1878-80). De acuerdo a este censo, la población del Paraguay alcanzaba a "346.048 almas", sin incluir 60.000 indígenas "semi-civilizados" que eran frecuentemente empleados como trabajadores, llamados Cainguas (sic) y otros 70.000 "salvajes". La población en 1879 de los principales conglomerados urbanos -probablemente se refiere a los "distritos electorales" antes que a los pueblos propiamente dichos -era la siguiente:

         Asunción    16.000        Villarrica   12.570

         Villa Pilar   3.722          San Estanislao        7.453

         San Pedro   9.706          Villa Concepción   10.697

El hecho de que estas cifras sean prácticamente iguales a las del censo-estimación de 1886-87, así como la propia comparación en el citado informe con las cifras imaginarias del supuesto censo de 1857 (reproducido entre otros por Marbais du Gratty), otorga poca validez a las mismas. Es probable que las mismas sean solamente estimaciones, en especial las cifras referidas a ciertos "distritos electorales" alejados de la capital.

70     Johnson (1875), reproducido en forma editada en un anexo en este trabajo.

71     La población se refiere en realidad al "partido de Concepción". El uso poco cuidadoso de las estadísticas oficiales paraguayas llevaba en ocasiones a conclusiones ciertamente singulares por parte de varios analistas extranjeros. En 1883 anotaba uno de ellos con asombro "lo notable que es este país, en el que ocurren muy pocas muertes y se realizan muy pocos matrimonios". Estas conclusiones las había tomado de un informe administrativo sobre el "partido de Humaitá", que en 1881 registraba un total de 10.000 habitantes y en el que sólo se habían registrado "treinta fallecimientos y 3 nacimientos". Olvidaba obviamente que la gran mayoría de los nacimientos no era registrada, y que el predominio del sexo femenino en la población rural, donde se estimaba para la época un promedio de 213 del total, hacía que los hijos naturales y las uniones de parejas transitorias y múltiples fuesen fenómenos corrientes y socialmente aceptados. Asimismo, muchos tampoco estaban en condiciones de registrar el fallecimiento de sus parientes. Conclusiones no menos sorprendentes podían sacarse siguiendo estrictamente las estadísticas judiciales. En 1880, la corte de justicia criminal en Asunción sólo registraba 149 "crímenes", de los cuales 28 eran homicidios, 27 "ataques y heridas", 18 "hurtos" y 20 casos de "insultos y calumnia". Sólo 10 casos de robo de ganado fueron registrados. Más singular, existió en el año "solo un caso de bigamia" y ningún caso de "violación". Los 6 casos registrados de "ofensa contra la modestia" deben de haber constituido un fenómeno social aparte, y merecedor de una investigación seria. DCR on Paraguay, Londres, 1883.

72     Molins (1915) y Vallentin (1907).

73     El "partido de San Pedro" registraba cifras poblacionales de 4.087 y 7.987 habitantes para 1886 y 1899, respectivamente. Es importante tener en cuenta que dada la alta movilidad de la fuerza de trabajo ocupada en toda la "región norteña", los datos censales de la época difícilmente reflejen con exactitud este proceso, registrando más que nada la población asentada y estable de la zona.

74     El "partido" de Villarrica registraba 10.733 y 25.074 habitantes para 1886 y 1899 respectivamente. La expansión de la vía férrea hacia el sur de Villarrica a partir de 1889 concentró asimismo en este partido un importante contingente de técnicos y obreros.

75     Linhares (1969).

76     Mano de obra ocupada en todas las etapas de la economía de la yerba mate en el Matto Grosso.

77     Gossling a Salesbury, Asunción, 7/VIII/1900, informando de advertencias oficiales sobre la migración a las "regiones del Beri" para el empleo en las explotaciones de caucho, debido a que los "trabajadores paraguayos son maltratados". PRO-FO 59/58.

78     Molins (1915).

79     Ibíd.

80     Ibíd.

81     Ibíd.

82     Olmedo (1946).

83     Schurz (1921).

84     Una estimación para 1883 del número de trabajadores en los yerbales se encuentra en DCR on Paraguay, Londres, 1883:

San Bernardino (Paraguayos y Alemanes) 414

Yerbales de Tacurupucú 1.500

Yerbales del centro 2.000

Yerbales de la frontera  6.000

Los "yerbales de la frontera" pueden en realidad incluir yerbales en territorio brasileño. Los de "San Bernardino" pueden no referirse a yerbales ubicados en las cercanías de esta colonia alemana.

85     Ambas empresas combinaban la explotación de la yerba mate con la explotación forestal, en especial Barthe.

86     El cultivo del árbol de la yerba empezó a ser utilizado de vuelta después de más de un siglo -por colonos europeos asentados en Nueva Germania en el norte, Hohenau en el sur y en colonias euro peas en las Misiones Argentinas- de su implantación en la economía regional. Al respecto, véase nuestro trabajo (1981). En 1901 se obtuvo, según algunos observadores "la primera cosecha de los yerbales artificiales", en Nueva Germania, colonia que para 1905 contaba con 307.000 árboles de yerba mate. En las cercanías de Villarrica, otro colono alemán, J.E. Voigt, contaba con otros 40.000 árboles. Las grandes empresas tomarían posteriormente este mismo camino. Datos contenidos en DCR on Paraguay, Londres, 1908, y en Fischer-Treunfeld (1906). Barthe llegaría a tener gigantescos yerbales artificiales.

87     En especial, la obra clásica de Rafael Barrett.

88     Estimaciones del autor sobre la base de datos proveídos en los informes consulares británicos aquí citados.

89     Molins (1915).

90     Ibíd.

91     Vallentin (1907) y Mólins (1915).

92     Schurz (1921).

93     Sobre la base de una superficie cultivada de cerca de 270.000 hectáreas en el Paraguay de 1873. Los datos de comienzos de este siglo no incluyen plantaciones de yerba mate o de cultivos permanentes, como los de frutas, que empezaron a cobrar cierta divulgación para esa época.

94     Sobre un valor total de importaciones registradas de entre £466.000 y 710.300 para el período 1902-03; de £258.600 para 1881 y de £ 544.200 para 1890. Cálculos del autor. Muchas importaciones de alimentos que pagaban poco o nada de impuestos no eran registradas en ocasiones.

95     Si bien este fenómeno era generalizado y masivo en las dos primeras décadas de posguerra, la situación no había cambiado mucho en las dos primeras décadas de este siglo. En 1916, por ejemplo, se importaron oficialmente 1.118 toneladas de azúcar de los EE.UU., 123 toneladas de Argentina, Uruguay y Brasil, y 6 toneladas de Francia, Italia y Holanda. En el mismo año se importaron 111 toneladas de arroz de Inglaterra, 86 de la India, más de 150 toneladas de España e Italia. (Incluso la demanda interna de ciertas legumbres y vegetales, como papas y cebollas, era satisfecha con importaciones desde la Argentina, e "incluso desde Chile y España". Schurz (1921), pg. 60.

96     Las cifras sobre extensión agrícola cultivada, en realidad en la mayoría de los casos eran estimaciones, también padecen en ocasiones de grandes interrogantes. Para 1879-1880, por ejemplo, existe una estimación de un total de 180.301 hectáreas cultivadas, un nivel totalmente por encima de otros indicadores más realistas para la misma época. Entre esas 180.000 hectáreas se citan 10.600 hectáreas cultivadas de tabaco, pero paradójicamente, en el mismo informe en que se reproducen estas estadísticas (DCR on Paraguay, Londres, 1883) se habla de la alta productividad física del cultivo del tabaco, con una cosecha total estimada en cerca de 4.000 toneladas extraídas de una superficie no superior a las 2.500 hectáreas.

97     Datos contenidos en nuestro trabajo (1982 a).

98     Nuestro trabajo (1981). Igualmente, Warren (1978).

99     Reproducido en Gaona (1952) y(1967).

100 Ibíd. Entre sus integrantes se contaban José Segundo Decoud, ideólogo de los regímenes colorados hasta 1904, así como el francés Benjamín Balanzá, propulsor de la industria del petit-grain, Guillermo Stewart, representante de importantes intereses británicos.

101   Colonias alemanas de Yaguarón (1870-71) y la inmigración de los "Lincolnshire farmers" (1871-74).

102 Esta crisis tiene su origen en el déficit fiscal del escuálido Estado paraguayo, y el impacto de la crisis financiera en Argentina, que dio lugar al abandono de la libre convertilidad de los billetes de pesos en oro y plata, en 1883.

103   Sobre este tema, consultar la obra clásica de Pastore (1973).

104   Editorial de "La Reforma", del 7 de mayo de 1884, Asunción. Citado en Pastore (1973), Pg. 222.

105 El efecto pernicioso que tendría la conformación de los grandes latifundios y conglomerados desde fines del siglo XIX sobre la atracción de inmigrantes agrícolas, era anotado con mucha agudeza en un informe diplomático británico sobre el Paraguay entre 1890-91. "Paraguay no es un país adecuado para aquellos inmigrantes agricultores que deseasen alquilar tierra por sus propios medios, dado que las corporaciones y sindicatos que son propietarios de la porción más extensa de tierras -hace poco vendidas por el gobierno- no están dispuestos en estos momentos a otorgar contratos de arrendamiento". En el mismo informe se sugería asimismo la imposición de un impuesto a la propiedad rural, de manera a estimular el uso de esas tierras por parte de colonos e inmigrantes. DCR on Paraguay, Londres, 1890-91. Pg. 4.

106   Debido a la extensión de créditos a los propietarios de tierras agrícolas y a los altos precios pagados en la Argentina en 1891, se produjo un fuerte movimiento hacia el cultivo del tabaco, con la cosecha recolectada en 1892 alcanzando un total estimado de 1.200.000 arrobas (1 arroba =25 libras). A los precios vigentes en la Argentina esta cosecha representaba cerca de 2.000.000 $ c/1 -a la tasa de cambio vigente, cerca de 66.000£ - pero el cierre del mercado argentino generó una crisis de proporciones en los distritos rurales del Paraguay.

107   La llamada "crisis de Bahring" en Argentina desatada entre 1890-91 tiene un impacto inmediato en el Paraguay, cuyo sistema monetario dependía de hecho del país vecino. Sobre esta crisis y sus impactos, John H. Williams, Argentine Intemational Trade under incovertible paper money. 1880-1900., Harvard University Press, 1920; Ford, Alec G. The Gold Standard. 1880-1914. Britain and Argentina, Oxford, 1962 y Femd, H.S. Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX, Buenos Aires, 1974.

108 Para algunos observadores la crisis rioplatense de 1890-91 tuvo algunas consecuencias positivas para el Paraguay. En DCR on Paraguay, Londres, 1890-91, se anotaba que si bien "las casas comerciales y los bancos están pasando por un mal momento" un elemento positivo era el cese "en la introducción de especuladores de tierra, los que han venido durante los últimos tres años para absorber extensas propiedades mantenidas en un estado improductivo, lejos del alcance de otros propietarios más deseables", pg. 5.

109   Informe de M.C. de Findlay, reproducido en el anexo de este trabajo

110 La crisis generalizada de 1897 -que se extendió durante 1898- tuvo al parecer su origen en los distritos rurales, pero se extendió rápidamente incluso a Asunción, debido a que "los comerciantes y almaceneros del interior, consecuentemente, no estuvieron en condiciones de vender sus stocks, y los comerciantes mayoristas en Asunción, a su vez, no sólo fueron obligados a aguantar menores ventas, sino que tampoco pudieron obtener los pagos en concepto de mercaderías adeudadas a ellos por sus clientes del interior". DCR on Paraguay, Londres, 1898.

111   El auge notable que empezó a manifestarse en el Paraguay con el incremento de ciertas exportaciones -en especial cueros, maderas y maderas de quebracho- fue un fenómeno que influyó notablemente en la expansión cuantitativa y cualitativa de Asunción. Para 1896 se anotaba que "el incremento sistemático durante los últimos años de los ingresos de aduana, la erección de nuevos edificios para residencias privadas así como para emprendimientos comerciales, el establecimiento de nuevas tiendas, y la demanda cada vez mayor de artículos lujosos, como buenos muebles, vestimenta exquisita y comestibles extranjeros, son los signos visibles de esta prosperidad en crecimiento. Pero es únicamente en la capital y en algunas otras villas grandes que pueden notarse estos fenómenos, debido a que en el interior la gente es, generalizando, miserablemente pobre, y sus demandas están restringidas a las necesidades básicas". DCR on Paraguay, Londres, 1897.

112   Un impacto considerable en esta revitalización del interés en la agricultura tuvo la obra de Moisés Bertoni, técnico suizo contratado por el gobierno paraguayo, que habría de crear la Escuela Nacional de Agricultura en 1897. Posteriormente establecería una colonia agrícola experimental en el Alto Paraná, desde donde se dedicaría a tratar de mejorar los métodos de cultivo y producción agrícola. Debido al analfabetismo de la gran mayoría de los sectores campesinos, el impacto de este esfuerzo fue necesariamente limitado.

113   Para 1895 se consideraba que las plantaciones de café aún estaban en un "estado experimental". La mayor plantación se encontraba en el departamento de Emboscada, cerca de San Bernardino, con cerca de 200.000 árboles. El café producido era considerado por varios observadores como de buena calidad (DCR on Paraguay, Londres, 1897 & Kaerger (1901), Pgs. 325-329, pero a fines del siglo XIX el problema fundamental parecería constituir la falta de mano de obra, según Kaerger: "...Problem mit der Arbeiterschaffung da die angeborene nicht allzugern im fremde Dienste treten und vor allem es gewöhnlich ablehnen, sich auf längere Zeit fest zu verpflichten". La resistencia de la mano de obra disponible en la zona a emplearse por largo tiempo puede obedecer a que este tipo de contratos interfería con sus propios cultivos de subsistencia. Los sueldos predominantes para este tipo de trabajo agrícola, según Kaerger, eran a su vez muy bajos (entre 25-30$ c/1 por mes, equivalente a entre 16-22 marcos alemanes, o entre £ 3,5 y 5,0).

114 Recién para 1902-03 parece manifestarse cierto interés por parte de negociantes europeos del algodón. Las partidas de muestra enviadas a Europa fueron bien vendidas en Londres, y se consideraba que el algodón "paraguayo debe estar en condiciones de competir con el originario de los EE.UU". DCR on Paraguay, Londres, 1904. Pg. 19.

115 Ejemplos de esta búsqueda de nuevas alternativas se encuentran en la obra de Domínguez (1903) y en las de Alonso Criado, (1896), (1897). Este último, cónsul paraguayo y español en Montevideo y propietario a su vez de varios lotes en el Chaco paraguayo, planteaba en su obra (1898), que el Paraguay, "sumida en gran y omnímoda crisis, por raro compuesto de circunstancias, todas ellas artificiales o dependientes de la voluntad humana" había agotado sus posibilidades de desarrollo sobre la base de las exportaciones de tabaco y la yerba mate, "que sólo tiene a la Argentina como mercado, donde se bate en retirada con los grandes enemigos productores similares de las Misiones y el Brasil". En realidad, la crisis argentina tuvo el efecto saludable de reencontrar el mercado europeo para el tabaco paraguayo. El incremento excepcional de las exportaciones de cuero y el inicio de los primeros elementos de una industria procesadora de carne volvieron a relativizar, para la primera década de este siglo, la necesidad de una "revolución agrícola" en el Paraguay.

116 Los técnicos cubanos que visitaron el Paraguay a invitación del gobierno, de manera a estudiar las posibilidades de la economía del tabaco, "llegaron incluso a expresar que el terreno en el Para guay es prácticamente similar al de Cuba". En 1895 dos técnicos cubanos fueron puestos a cargo de una plantación cerca de Villarrica, otorgándoseles salarios y una parte de las ganancias eventuales, así como proveyéndoseles de mano de obra, con la consigna de introducir métodos cubanos de cultivo. "La cosecha, si bien pequeña, es considerada como prácticamente igual al tabaco de Vuelta Abajo de Cuba". DCR on Paraguay, Londres, 1897.

117  Una innovación clave en el sector agroforestal constituyó la creación de la industria del petit-grain, la preparación de una esencia para su uso como base en la industria de perfumes y de extractos, sobre la base de las hojas del "naranjo agrio". Representaba una fuente no desdeñable de ingresos para agricultores del área de influencia inmediata de Asunción, dado que la industria tenía su centro en la villa de Yaguarón. Para la segunda década de este siglo se exportaba entre 30 y 60 toneladas de la esencia, con un valor

promedio de entre 20.000 y 30.000 libras esterlinas, no más del 3 por ciento del total del valor exportado del mismo período. El pionero de la industria, el francés Benjamín Balanzá, instaló la primera destilería en 1876. Informaciones sobre este desarrollo se encuentran en C. Choay, L'echec d'une colonization francaise au Paraguay, en Cahiers des Ameriques Latines, 16-1977, Paris y en Astre, Vie de Benjamin Balanzá, Tolouse, 1947.

118 Una actividad comercial de importancia para los distritos rurales empezó a constituir la recolección y el transporte de las frutas de las palmeras de coco, utilizada por las primeras industrias de jabones en el Paraguay que se instalaron a partir de 1880, y para la fabricación de aceite de coco. Este sector atrajo la atención de analistas extranjeros para 1896-97, quienes estimaban que existían grandes posibilidades para la exportación a los mercados europeos, si es que se solucionaba el problema de la falta de mano de obra. Para esa misma fecha, el Banco Agrícola del Paraguay recibía órdenes desde Londres y Nápoles. DCR on Paraguay, Londres, 1898.

119   DCR on Paraguay, Londres, 1882, Pg. 78.

120   DCR on Paraguay, Londres, 1898. Pg. 471.

121 DCR on Paraguay, Londres, 1903. De acuerdo a otras fuentes (Bourgade La Dardye, 1892), una hectárea en Paraguay producía solo 30 toneladas de caña de azúcar, mientras que en Tucumán, Argentina, se obtenían 45 toneladas. Pgs. 171-181.

122   DCR on Paraguay, Londres, 1912.

123   Schurz (1921). En 1914 se produjeron 2.500 toneladas de azúcar y se importaron 1.800.

124 Ibid.

125   Ibíd. Más de £ 220.000 en 1918.

126   Casi la totalidad de la demanda interna de trigo y harina era cubierta por importaciones, en especial desde la Argentina. Maíz, un rubro natural y conocido de los distritos rurales paraguayos, tampoco podía ser enteramente satisfecho por la producción interna. Las cantidades variaban de acuerdo a la "rentabilidad inmediata" avizorada por los campesinos paraguayos de otros cultivos. Así, por ejemplo, en 1916 se importaron sólo 131 toneladas, pero en 1917, 1.035 toneladas, y en 1918, 206 toneladas.

127   Como se describe en los anexos a este trabajo.

128   Un ejemplo de esto constituían los remanentes de la colonia Nueva Australia, la que para 1908 se estimaba como "progresando lentamente; pero no se puede esperar una mejora substancial, hasta tanto se mejoren los medios de comunicación, y debido a que estas tierras se encuentran a 30 millas de distancia del ferrocarril o del río, consecuentemente, sin poder comercializar sus productos, los colonos se dedican a cultivar alimentos, frutas y vegetales, para su propio consumo". DCR on Paraguay, Londres, 1909. Pg. 181.

129   Es singular a este respecto la evolución del concepto de "chacra", originaria del quechua chacra, según Abad de Santillán, Gran Enciclopedia Argentina, Buenos Aires, 1959, Vol. 2, Pg. 550. En tiempos pre-colombinos el concepto designaba a la sementera o plantación de maíz, extendiéndose durante la época colonial hasta mediados del siglo XIX en la Argentina a todo terreno o campo dedicado a la agricultura, como "antinomia de la estancia". Pero a fines del siglo XIX en la Argentina este concepto es gradualmente reemplazado por el de "colonia", de manera a designar a las "grandes extensiones de campo dedicadas a los cereales, oleaginosas y forrajeras", mientras que "chacra" pasaría a ejemplificar en forma específica a la pequeña explotación agrícola, dedicada esencialmente al cultivo de hortalizas para el consumo diario de las poblaciones urbanas.

En el Paraguay, por el contrario, la "chacra" permanece como sinónimo de la única unidad agrícola significativa, independientemente del tipo de cultivo establecido.

130   Schurz (1921),

131   Mac Donald (1911).

132   Schurz (1921) Debido a la inexistencia de grandes unidades productoras agrícolas, la mecanización de este sector era prácticamente inexistente. Entre 1912 y 1918, por ejemplo, sólo se importaron 12 tractores. Condicionantes no menos importantes eran creados por el abandono y aislamiento de los distritos rurales, y la inexistencia práctica de un sistema educacional en gran parte de estas zonas. Mitos y tradiciones sobre las formas de cultivo agrícola perduraran vigorosamente, y un ejemplo de estos obstáculos específicos no desdeñables puede encontrarse en el trabajo de León Cadogan, Algunos datos para la Antropología Social Paraguaya, Suplemento Antropológico de la Revista del Ateneo Paraguayo, 2-2, 1967, Asunción, en donde se analizan las prácticas agropecuarias en los distritos rurales de Caaguazú, entre 1940 y 1960. El ejemplo de la resistencia inicial de los campesinos al uso de insecticidas para combatir la oruga del algodón, "recurriéndose en cambio al sistema clásico de rezar en tres esquinas de la parcela atacada, y dejándola una esquina libre para que pueda abandonar la plaga", puede muy bien ilustrar con carácter retrospectivo la visión del mundo que existía en el Paraguay rural de la época que cubre nuestro trabajo.

133   Schurz (1921).

134   Ibíd.

135 Argumentos sobre la viabilidad del cultivo extensivo del trigo, de otros cereales, así como de forrajeras, pueden encontrarse en los trabajos de Moisés Bertoni y en la obra de Kempski (1931, 1948). Los analistas extranjeros en general dudaban de esta posibilidad. Folletos y publicaciones paraguayas oficiales, destinadas a atraer colonos agrícolas, hacían en general una ostentación, la mayoría de las veces infundadas, de la aptitud del suelo y el clima del Paraguay para prácticamente cualquier tipo de cultivo agrícola. Una consecuencia importante de las versiones exageradas sobre la adecuación y productividad del suelo en el Paraguay para cierto tipo de cultivos agrícolas fue la desconfianza esparcida entre potenciales inmigrantes sobre las posibilidades del Paraguay para la colonización. Este fenómeno, por otra parte, ya era frecuente en la primera década de posguerra (como se registra en nuestro trabajo 1981). En DCR on Paraguay, Londres, 1901, se anotaba que "se ha hecho un daño tremendo al Paraguay con las publicaciones de estimaciones exageradas sobre la fertilidad del suelo (...) y los malos resultados de esta propaganda han sido probablemente más perjudiciales que la actitud francament3 antagónica de otros". Pg. 13.

136 Kaerger (1901). Este técnico alemán, enviado oficialmente para diagnosticar las potencialidades para la colonización agropecuaria de los países latinoamericanos, distinguía un tipo de agricultura, die Hackkultur, o "agricultura de la azada" como la única viable, en términos de técnicas disponibles y oferta de mano de obra. Este género incluía únicamente al tabaco, la caña de azúcar y la mandioca. Aun así, el costo de producción de la agricultura paraguaya era elevadísimo, debido a la necesidad de utilizar áreas boscosas -en las que el desmonte o "rozado" implicaba mucho esfuerzo y mucho tiempo- y al trabajo de estas parcelas así creadas a través de la Hackkultur. A ello se sumaban los problemas de transporte, que para Kaerger, por ejemplo, hacían totalmente imposible el cultivo masivo y la exportación de maíz. Es interesante anotar en función de los datos proveídos por Kaerger que, a diferencia de aquellos que insistían en la "baratura" de la explotación agropecuaria en el Paraguay debido al bajo precio de la tierra y los bajos salarios, los costos de producción reales eran en realidad mayores que en la Argentina. Si para 1900 podría obtenerse 314 de hectáreas a un precio nominal de 1-2$ paraguayos, teniendo en cuenta el trabajo que debía realizarse en el terreno para volverlo cultivable, el precio real era entre $120-160 pesos paraguayos (c.60-80 $ argentinos) una suma "con la que se puede comprar en muchas partes de la Argentina al menos el doble de la extensión de tierra". Pgs. 322-329.

137   DCR on Paraguay, Londres, 1912.

138   Schurz (1921).

139 Estas indicaciones son fundamentalmente válidas en las colonias más alejadas de las zonas de concentración poblacional del Paraguay. Un caso diferente era el de aquellas colonias establecidas en las cercanías de Asunción. La colonia Elisa, de suecos, alemanes y otros europeos, establecida cerca de San Antonio, poseía en 1903 un total de 285 colonos, que empleaban entre 120 y 150 jornaleros paraguayos. Fischer-Treunfeld (1906).

140   DCR on Paraguay, Londres, 1912.

141   Informaciones sobre el sistema de comunicación en el Paraguay de los López se encuentra en Bourgade La Dardye (1892), reproducidas en general de la obra de Marbais du Gratty. Asimismo, Bejarano (1963).

142   Bourgade La Dardye (1892).

143   Bejarano (1963).

144   Ibíd.

145   Molins (1915).

146   Ibíd.

147   Molins (1915), Vallentin (1907) Y Bejarano (1963).

148   Schurz (1921)

149 Nuestro trabajo (1982 c), donde se describe la disputa entre la Paraguay Railway Company y el Estado paraguayo.

150 Inversores y especuladores franceses, británicos, norteamericanos y alemanes fueron los principales propulsores de estos fallidos proyectos. El proceso es analizado en nuestro trabajo Ferrocarriles, Conspiraciones y Negocios en el Paraguay. 1904-1914, Asunción, Editorial Arte Nuevo, 1984.

151   DCR en Paraguay, Londres, 1913.

152   El trayecto en territorio brasileño desde Punta Porá hasta su interconexión con el ferrocarril del noroeste brasileño que unía a Corumbá con el puerto de Santos en el Atlántico llegaría a concretarse más adelante, pero no así el tramo paraguayo.

153   La extensión del Ferrocarril Central alcanzaba a 370 kilómetros, de trocha de 4 pies y 8 1/2 pulgadas (la que fue impuesta para facilitar la interconexión con el sistema ferroviario argentino en 1913), a lo que se sumaba el ramal Borja-Yguazú de 54 kilómetros. Las otras líneas privadas eran las siguientes:

La Azucarera Paraguaya        Tebicuary            13 kilómetros

Devoto, Carbone y Cia.          Puerto Ybapobó  24     "

Quebrachales Fusionados,      Puerto Max         20     "

Quebrachales y Estancias       Puerto Galileo       32     "

Campos y Quebrachales         Puerto Sastre        44     "

Carlos Casado Ltda.               Puerto Casado        54     "

Sociedad Forestal                   Puerto Guaraní    25     "

International Products Co.     Puerto Pinasco     70     "

Extensiones aproximadas para 1915. La línea de Carlos Casado se extendía aún más.

154 Johnson (1875).

155 Las "chatas" correspondían genéricamente a diferentes tipos de embarcaciones. Remolcadas a fuerza humana en los ríos interiores, y posteriormente con remolcadores o lanchas en los dos grandes ríos, su capacidad de transporte oscilaba entre 10 y 100 toneladas, aunque existían algunas con cerca de 600 toneladas. Veleros de carga también eran utilizados en forma significativa, sobre todo desde Asunción hacia el Paraná.

156   El primero de ellos entre 1853-54 por un pequeño buque a vapor, de la expedición de Thomas Page. Johnson (1875).

157   Bourgade La Dardye (1892).

158   Molins (1915 ).

159   Johnson (1875).

160   Ibíd.

161   Ibíd.

162   Ibíd.

163   Ibíd.

164   DCR on Paraguay, Londres, 1912.

165   Los pocos miembros del Parlamento británico que hubiesen tenido la oportunidad de leer el DCR on Paraguay, Londres, 1903, se hubiesen sorprendido al constatar que a fines de 1902, "dos ingleses con una tripulación nativa, empezaron a navegar desde la boca del Río Salado en el Paraguay en un pequeño buque a vapor, con el objeto de hacerlo llegar hasta el Lago Ypacaraí, cuando que todos los intentos anteriores fracasaron. Después de 15 semanas de un trabajo duro e incesante, tiempo en el que se construyeron 26 diques, se dragó un canal y el buque fue de hecho levantado sobre una porción de la foresta, se alcanzó el Lago Ypacaraí. Este logro demostró una notable resistencia y coraje por parte de quienes lo emprendieron, dado que era imposible navegar a vapor por el río debido a las plantas acuáticas, y la tripulación tuvo que meterse en el agua y empujar la embarcación -un trabajo hecho aún más desagradable por la presencia en el agua y en el barro de innumerables cocodrilos, boas y reptiles venenosos (...) El buque "Victoria" está esperando ahora pasajeros y cargas en el lago Ypacaraí y es, probablemente, el único buque que porta una bandera inglesa en las aguas paraguayas". Pág. 15.

166  Johason (1875).

167 Bourgade La Dardye (1892). El volumen y origen nacional de las embarcaciones registradas en el puerto de Asunción para 1879 permite comprobar la escasa influencia, para esa fecha, de las embarcaciones paraguayas:

Nacionalidad de embarcaciones       Cantidad    Volumen desembarcado

Argentina                               144             15.269 toneladas

Brasileña                                27               5.903          "

Inglesa                                    10               1.711          "

Uruguaya                               10               623   "

Paraguaya                              13               531   "

Italiana                                    1                 40     "

Francesa (buque de guerra)    1                 -

                                               ___             _____

                                               206             24.077 "

Reproducido de DCR on Paraguay, Londres, 1883.

168   Alonso Criado (1888).

169   DCR on Paraguay, Londres, 1893.

170   DCR on Paraguay, Londres, 1898.

171 Nicolás Mihanovich, nacido en una localidad yugoslava en 1846, entonces dentro de los territorios del imperio austro-húngaro, llegó al Río de la Plata en 1864, pasando al Paraguay con las tropas aliadas durante la guerra, donde al parecer acumuló sus primeros capitales, en un paralelo notable con la formación de la empresa Matte Laranjeira. En 1875 se establece en Buenos Aires, donde adquiere en 1877 "un vaporcito de pasajeros". Para 1894 obtiene el control de la compañía "La Platense"; en 1903 forma una sociedad anónima, que en 1909 se convertiría en un gigantesco conglomerado anglo-argentino. El mismo fue presidido por Mihanovich hasta 1917; fallece en Buenos Aires en 1929. Datos extraídos de Abad de Santillán, Gran Enciclopedia Argentina, 1959, Vol. 5, Pg. 277.

172 DCR on Paraguay, Londres, 1903. Las referencias a la compañía austro-húngara corresponden a la nacionalidad original de Mihanovich. La posibilidad de líneas directas de transporte marítimo desde el Paraguay hasta Europa se había limitado seriamente para algunos, debido a los obstáculos económicos y técnicos en la construcción y mantenimiento de buques a vapor, capaces de soportar la travesía atlántica así como la de los ríos interiores. "The expense of building ships, drawing from 9 to 10 feet of water, which after having crossed the Atlantic might ascend the river to Asunción, is a question sufficiently serious in itself to prevent any shipping company from entering on the enterprise without very careful considerations". DCR on Paraguay, London, 1883, Pg. 136.

173  DCR on Paraguay, Londres, 1903.

174   MacDonald (1911).

175   Schurz (1921).

176   El capital accionario de la empresa, de £ 2.000.000 estaba repartido en cerca de la mitad del paquete poseída por la Royal Mail Steamship Co., cerca del 22 por ciento en manos de Dodero Hnos. Ltda. (Lloyd Americano), y el resto repartido entre Kampor & Holt, Nelson & Co., Compañía Transatlántica Italiana, y tres compañías francesas, Transports Maritimes, Sud Atlantique y Chargeurs Reunis.

177   La industria paraguaya de chatas, veleros y pequeños buques a vapor se expandió considerablemente para la primera década de este siglo. Los registros de buques de Asunción entre 1902 y 1910 permiten constatar el predominio considerable de embarcaciones registradas como paraguayas, aunque en general de pequeños y medianos tonelajes. Sobre los intentos por organizar una flota mercante estatal, véase Bejarano (1963).

178   International Products Corporation tenía su propia flota de remolcadores y veleros de cargas; Carlos Casado, la Société Frangaise de Exportation, la Compañía Comercial e Industrial del Norte, y otras empresas poseían sus propias flotas. Asimismo, la casa comercial Rius y Jorba, instalada después de la guerra, y que para comienzos de este siglo comercializaba cerca de 2/3 de las exportaciones de tabaco, poseía sus propias embarcaciones con las que exportaba tabaco y cuero a Buenos Aires, e introducía mercaderías importadas. Schurz (1921).

179   Schurz (1921).


La estructura de la Propiedad en el Chaco Paraguayo. c. 1930

 

 

ANEXO II

 

EL PARAGUAY RURAL A FINES DEL SIGLO XIX (1893-94)


         El siguiente informe sobre las condiciones del Paraguay rural a fines del siglo XIX, a lo largo de la ruta existente y proyectada del ferrocarril en la región Oriental, fue realizado por M. de C. Findlay, segundo secretario de la representación británica en Buenos Aires, e incluido en un informe anual sobre el estado comercial y general del Paraguay 1.

         Para ofrecer una mejor idea de las posibilidades de la línea (del ferrocarril), pasaré ahora a describir las zonas a través de las cuales se encuentra trabajando actualmente, entre Asunción y Pirapó, y también nuestro viaje sobre la extensión propuesta desde Pirapó hasta la Villa de Encarnación, vía Yuti, San Pedro, Cangó y Carmen. La línea se encuentra trabajando en tres secciones:

         Asunción-Paraguarí      45 millas

         Paraguarí-Villa Rica      47 millas

         Villa Rica-Pirapó62 millas

         El tren de pasajeros y cargas sale de Asunción a las 6.30 de la mañana, tres veces a la semana, y arriba a Villa Rica entre las 2 y las 3 de la tarde. Al día siguiente, otro tren sale de Villa Rica con destino a Pirapó, a las 7 de la mañana, llegando a su destino alrededor de la una de la tarde.

         Hasta cierta distancia después de salir de Asunción, las zonas a ambos lados de la línea se encuentran gruesamente pobladas; entre cada distancia de unos pocos cientos de yardas se encuentra una cabaña de paja, con sus amplias varandas, rodeada por su huerto de maíz y mandioca. El suelo es arenoso, pero luce como muy fértil, y la palma del cocotero crece exuberantemente  en todos lados. La fruta de esta palma, una semilla dura rodeada de una substancia pulposa, es considerada como un alimento de gran poder de engorde para el ganado. Después de que las vacas hayan masticado la fruta, depositan las semillas, las que son recogidas, por los niños, quebradas y utilizadas para la fabricación de jabón y aceite, ambos de buena calidad. Después de pasar por un largo trecho de tierra pantanosa de pastoreo, el tren se detiene en varias villas, una de ellas de una dimensión considerable. El paisaje deviene más hermoso, con una serie de colinas pobladas de bosques, y un extenso valle cerrado por varias barrancas, que me recuerdan bastante a la "Suiza sajona", vista desde el río Elbe, arriba de Dresden.

         Antes de llegar a la villa de Tacuaral, la línea rodea el extenso lago de Ipicariy (sic), al otro lado del cual se encuentra situada la colonia alemana de San Bernardino. Acompañado del Sr. Thursby, a quien mencioné antes, visité esta colonia; una cabalgata de cerca de 10 millas a través de una tierra pantanosa rodeando el lago nos trajo hasta la colonia. Se encuentra ubicada en las pendientes de la sierra, y el paisaje es hermoso. Observamos sembrados de maíz, mandioca y caña de azúcar; el suelo es sumamente fértil, y todo crece en forma exuberante, pero una larga sequía (algo raro en el Paraguay), a la que se sumaron las langostas, ha causado un daño considerable a las cosechas, y la colonia no parecía muy floreciente. De acuerdo a lo que pude observar, los colonos han encontrado la vida muy fácil, y han acomodado gradualmente sus necesidades a los estándares simples de confort que prevalecen en el Paraguay.

         Entre Tacuarí y Paraguarí el campo se encuentra menos poblado, constituido en su mayor parte de tierras abiertas de pastoreo. Cada pedazo de elevación del suelo se encuentra poblado de árboles, y en cada mata de foresta se pueden observar unas pocas cabañas de paja con sus sembrados de cultivos.

         Después de pasar Paraguarí, el campo deviene más salvaje y menos poblado. La gente es más pobre, encontrándose fuera del "área de influencia" de Asunción. Se atraviesan largas extensiones de tierra pantanosa, y únicamente los terrenos elevados y aquellos con cierta foresta se encuentran poblados. Los pantanos, no obstante, no son de ninguna manera inútiles. El suelo en muchos de ellos se compone de una rica capa de tierra negra y se encuentran bastante bien poblados de ganado vacuno. Creo que la productividad de estas tierras pantanosas puede incrementarse inmensamente si es que se trazan unos cuantos canales a través de ellas -así como en los distritos bajos y pantanosos de los condados ingleses- y me comentaron que esto ya se había realizado con éxito. Esta porción de la línea de ferrocarril debe haber sido construida a altos costos y debe ser mantenida también con muchos gastos, debido a que son necesarias numerosas alcantarillas, y el puente a través del Tebicuari-Miní es de dimensiones considerables. Después de cruzar el río, la tierra es más seca, y los campos más poblados, hasta que se llega a Villa Rica.

         Este pueblo tiene una población considerable y está rodeado de un campo fértil con numerosas villas. La gente encuentra un mercado para sus productos y se encuentran consecuentemente en mejores condiciones que la otra gente que encontramos en el interior del país.

         A cerca de treinta millas desde Villa Rica se encuentra situada la colonia de la Asociación Cooperativa de "Nueva Australia". Si los dirigentes de este movimiento tienen éxito en satisfacer los términos de la concesión (establecer 1.200 familias en la zona dentro de seis años) pronto existirán tres o cuatro mil australianos establecidos en el vecindario, y esta nueva importación de energía e industria no puede fallar en incrementar la prosperidad del distrito, así como el tráfico del ferrocarril. Este movimiento debe ser observado con precaución por la administración de la línea.

         La zona entre Villa Rica y Pirapó es prácticamente igual a la que ya fuera descrita: bajas tierras de pastoreo se alternan con forestas y los comunes ranchos paraguayos esparcidos aquí y allá. En González, 15 kilómetros desde Pirapó, se encuentra una nueva colonia gubernamental, la que he visitado y la cual procederé a describir más adelante. La compañía del ferrocarril parece poseer mucha tierra en el vecindario pero ha realizado muy poco para estimular la colonización. En Pirapó, la línea se termina abruptamente en el medio de una planicie abierta, con un almacén constituyendo prácticamente la única casa. La única razón para la finalización de la línea aquí es que los constructores acordaron construir 100 kilómetros, y los 100 kilómetros fueron completados en este lugar.

         Por lo que he visto y oído, parecería que el transporte y la entrega de mercaderías aún puede mejorar bastante, tanto en lo que se refiere a la puntualidad y a las condiciones en que se entregan las mercaderías. Cuando me encontraba desayunando en "González", nuestra agasajadora fue informada que la mitad de un despacho considerable de harina había sido entregada en un estado lamentable, habiendo sido mojada por la lluvia, y la forma filosófica en que ella ordenó que la harina fuese "secada al sol" parece comprobar que ya estaba acostumbrada a estos pequeños incidentes.

         En Pirapó encontramos caballos y un guía, quien había sido amablemente obtenido por el Sr. White, gerente de la línea de ferrocarril. Salimos de Pirapó a eso del mediodía, con la intención de alcanzar San Pedro antes de la noche. Durante aproximadamente la primera legua nuestro camino recorre una planicie de pasto cerrada por bosques; después pasamos por un cinturón de forestas con claros cada cien yardas y llegamos a una pequeña aldea en las orillas del río Pirapó. El río tiene una anchura de aproximadamente 25 yardas y se desliza entre orillas elevadas de barro. Cuando lo pasamos apenas se encontraba en condiciones de cruzarlo a caballo, y había caído muy poca lluvia durante los últimos tres meses. Después cruzamos un amplio "estero", o pantano con rebaños de ganado vacuno, pasteando por aquí y allá. El pasto parece constituir en su mayoría una especie próxima al "touch grass", que se esparce arraigando chupones desde los entrenudos; constituye un buen alimento para el ganado. Existe también un tipo de tallo de caña que el ganado consume libremente.

         Al otro extremo del estero alcanzamos Yutí, situado en la    loma entre el Pirapó y el Tebicuary-Guazú. Los terrenos boscosos del vecindario parecen estar bastante bien poblados, y el campo presenta una agradable variedad de pasturas y bosques.

         Después de pasar Yuty descendimos al Tebicuary-Guazú, un río extenso, con quizás 50 yardas de ancho en promedio, cuando hay poca agua. Cuando hay crecientes, inunda todo el campo alrededor, y nos comentaron que después de una larga temporada de tiempo húmedo se generaba un lago de cerca de dos millas de ancho. En realidad tuvimos que llevar nuestros equipajes en canoa y hacer nadar a los caballos, de otra manera nos hubiésemos mojado bastante. Pienso que este río se encuentra a unas cinco leguas del Pirapó. Al otro lado encontramos un inmenso pantano, pero afortunadamente se encontraba bastante seco, y después de una cabalgata de una hora llegamos a un terreno más elevado con forestas en las que podían notarse escasos claros. El suelo en su mayoría se compone de tierra colorada en las partes más elevadas, y esta tierra colorada es extremadamente fértil. Los caminos a través de los bosques -llamados "picadas"- son muy hermosos. Naranjales crecen salvajemente en todas partes hasta una altura de 20 a 30 pies, y los senderos se encuentran abarrotados con los frutos (...). Alcanzamos San Pedro a eso de las ocho de la noche, y fuimos recibidos hospitalariamente por el Sr. Bados, que posee un almacén en la plaza.

         San Pedro es una pequeña villa consistente de una sola plaza con una iglesia larga, de poca altura y techada con tejas, en el medio. Todo el mundo se quejaba de la sequía, de las langostas, de las elecciones presidenciales, y de los impuestos argentinos al tabaco. A la mañana siguiente empezamos nuestro viaje a Cangó, a las cuatro de la mañana (...). Atravesando una planicie de pastos, encontramos un rebaño de 100 cabezas de ganado vacuno, 40 de las cuales eran toros, y nos dimos cuenta de que los animales estaban a punto de empezar a pelearse, y cuando pasamos la lucha ya había empezado. El enfrentamiento se generalizó pronto, y los únicos toros quietos eran los padres del rebaño, demasiado pesados como para alcanzar a los oponentes más activos. Nos dimos cuenta de que este tipo de enfrentamientos era muy común temprano en la mañana. Reduciendo el número de estos pequeños toros inútiles, se podría mejorar en mucho la calidad del ganado, debido a que los mismos no sólo pelean y molestan a los animales más pesados, sino que debido a su superioridad, son los generadores de animales de calidad inferior. Me comentaron que se acostumbraba a dejar que estos animales impusiesen sus deseos sobre el rebaño, debido a que un toro posee más carne fresca que un buey, y produce más "charqui" (carne seca), a pesar de que la carne es de calidad inferior. En realidad, descuidar la calidad de la carne por una ganancia inmediata de poca carne seca constituye una política de pocos alcances. La cría de ganado requiere mucho cuidado en Paraguay y en Misiones, debido a que cualquier herida atrae cientos de insectos, si es que no se la atiende inmediatamente.

         Después de una cabalgata de cerca de tres horas alcanzamos la villa de Cangó, una reproducción facsímil de San Pedro, aunque quizás un poco más poblada. Llegamos a la casa del hermano de nuestro amigo de la noche anterior, quien nos proveyó amablemente de una buena comida. No existe ningún tipo de hospedaje en el campo, y si no fuera por la hospitalidad de los habitantes que siempre ofrecerán hospedaje por una noche y comida gratis, si es que tienen algún alimento los viajeros se encontrarían con muchos problemas para encontrar refugio o comida. Reiniciamos nuestro viaje a las 9 de la mañana, y con la excepción de una hora de siesta en un rancho al mediodía, estuvimos en la silla de montura hasta las 8 de la noche. El campo que atravesamos es muy parecido a lo que fuera descrito anteriormente. Arribamos a la esparcida villa de San Antonio al anochecer; la gente lucía como muy pobre, quejándose de la sequía, de las langostas, y de la aniquilación del comercio de tabaco.

         Abandonamos el lugar temprano en la madrugada y pronto llegamos al Tacuary, una corriente profunda de cerca de 50 yardas de ancho, la que los caballos tuvieron que atravesar nadando; el hombre responsable del cruce, oriundo de la capital, nos dio un poco de leche, lo que fue sumamente bien recibido, teniendo en cuenta que no habíamos comido nada por cerca de 24 horas. Después de una legua, llegamos a la villa de Carmen. Una sola plaza de casas deterioradas con una iglesia. No he visto jamás un lugar que pareciese tan miserable, y la gente se encontraba al borde de la hambruna. Desde Carmen a San Juan (cerca de cinco leguas), el campo es ondulante y pedregoso, con muy pocas forestas. A la derecha se encuentra el valle del Paraná, y de vez en cuando podíamos observar el río. En San Juan paramos para desayunar, y después seguimos cabalgando por tres leguas hasta Villa Encarnación. En el camino tuvimos que pasar dos ríos, en uno de los cuales tuvimos que hacer nadar a los caballos, y el otro lo pudimos atravesar montado.

         Encarnación es una pequeña ciudad a orillas del Paraná y el puerto principal del Paraguay en la zona este. Parecía muy poco floreciente, y vi numerosas casas desiertas -siempre un signo de malas épocas. De hecho, los impuestos argentinos sobre el tabaco, y las duras medidas tomadas contra el contrabando han paralizado enteramente el comercio en el este del Paraguay (...). Por el otro lado, la zona entre Pirapó y San Antonio es muy fértil y adecuada tanto para pastoreo como para cultivos agrícolas. Existe una población considerable pero dispersa, pero producen solamente un poco más de lo que consumen, incluso en buenos años, y si una sequía o una plaga de langostas destruye la cosecha, inmediatamente se hunden en un estado de semi-hambruna. Encontramos de hecho que una gran parte de las necesidades de San Pedro, Cangó, y San Antonio eran satisfechas con productos traídos desde Asunción vía Pirapó, y de ahí en carretas estiradas por bueyes.

         Teniendo en cuenta estos hechos, parecería dudoso que una extensión del ferrocarril hasta Encarnación pudiese ser auto sustentada, a no ser que esto se realice en conexión con un amplio esquema de colonización. Es una pena ver tanta cantidad de buena tierra sin uso alguno, pero dudo que la presente situación financiera del gobierno paraguayo, o incluso de la compañía del ferrocarril, pudiese permitir una empresa tan costosa. De otra manera, la zona entre Pirapó y San Antonio parece considerablemente adecuada para la colonización, tanto en lo que a clima como suelo se refiere.

         Uno de los objetivos de la extensión del ferrocarril hasta Encarnación es el realizar una conexión con la línea propuesta de Posadas -en la orilla argentina del Paraná- a Monte Case ros. Esta línea empezó a ser construida en 1889, y varias secciones fueron completadas. Pero la interrupción del auge económico en el Río de la Plata, y la bancarrota de los contratistas, hizo que la construcción terminase abruptamente.


1 DCR on Paraguay, Londres, 1894.



 



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