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ALEJANDRO MAZACOTTE

  ENSAYO SOBRE LA GUERRA DEL CHACO - TOMO II - Por ALEJANDRO MAZACOTTE


ENSAYO SOBRE LA GUERRA DEL CHACO - TOMO II - Por ALEJANDRO MAZACOTTE

ENSAYO SOBRE LA GUERRA DEL CHACO

TOMO II

Por ALEJANDRO MAZACOTTE

Ediciones MEDITERRÁNEO

Serie Historia Nº 3

Ilustración, Diseño gráfico y Logotipo:

RAMÓN ROJAS VEIA

Asunción – Paraguay

Noviembre 1984 (361 páginas)



INDICE

Prólogo

Introducción

 

I.  LA OFENSIVA DEL GENERAL HANS KUNDT

1.      Los Ejércitos contendores

2.      Los bolivianos atacaron el Fortín Gondra

3.      La defensa tenaz del Fortín Gondra

4.      Un golpe de mano paraguayo

b.      Lucha porfiada entre paraguayos y bolivianos

6.      La "Operación Túnel" del Fortín Gondra

7.      Otras acciones heroicas del Destacamento Gondra

8.      El acta del Fortín Gondra

9.      El segundo ataque boliviano al Fortín Herrera

10.    La estrategia del general Filisberto Osorio

11.    El tercer ataque boliviano a Herrera

12.    Los bolivianos atacan el Sector Francia

13.    Orden de operaciones del Primer Cuerpo paraguayo

14.    Acciones de la Novena División boliviana

15.    Acciones bolivianas hacia Falcón y Rancho 8

16.    Un fallido golpe de mano en el frente sur de Nanawa

17.    Otras actividades del Sector Nanawa

18.    Indisciplina y deserciones en Fortín Nanawa

19.    El fusilamiento en Fortín Nanawa

 

II.      LA BATALLA DEL 4 DE JULIO EN FORTIN NANAWA

1.      Medidas y contramedidas de los comandos rivales

2.      Los defensores de Nanawa

3.      Patrullas, informes y contramedidas

4.      Disposiciones del comandante Luis Irrazábal

5.      La batalla del 4 de julio

6.      Impresiones del coronel José Félix Estigarribia

7.      Decisión heroica del coronel Francisco Brizuela

8.      Contraofensiva del Sector Gondra

9.      La maniobra del Regimiento 4 Curupayty

10.    La Cuarta División boliviana eludió el corralito

11.    El coronel Estigarribia suspendió el avance de Gondra

12.    Misión de amarre en el Sector Nanawa

13.    Bolivia insiste en el Sector Rancho 8-Pirizal

14.    Estigarribia mandó abrir nuevo camino

15.    Violento ataque boliviano a Rancho 8

16.    Estigarribia decidió operar en el Sector Campo Aceval

17.    Novedades del Sector Nanawa-Pirizal

 

III.     EL CORONEL JOSÉ FÉLIX ESTIGARRIBIA DECIDIO RETOMAR LA INICIATIVA

1.      Confirmación de instrucciones impartidas

2,      Pozo Favorito y Pampa Grande

3.      Comienza la maniobra proyectada

4.      El coronel Estigarribia visitó al comandante Ortiz

5.      El Batallón Capitán Osvaldo Ortiz

6.      Intercepción de dos caminos a retaguardia de Pampa Grande       

7.      Incumplimiento de una orden

8.      Una misión cumplida

9.      Acciones porfiadas y crisis moral

10.    La rendición boliviana de Pozo Favorito y Pampa Grande  

11.    Artimañas del proceso de rendición

12.    Éxito del Plan Ofensivo Limitado del coronel Estigarribia

13.    El coronel Estigarribia retomó la iniciativa

14.    Continúa en el frente de Gondra la ofensiva paraguaya

15.    Nuevas novedades del Sector Francia

16.    Una reunión de jefes con Comanchaco

17.    Más novedades del sector Francia

18.    Primeras medidas del coronel Juan B. Ayala

19.    Maniobra frustrada en el Sector Pirizal

20.    Un repliegue misterioso

 

IV.    BATALLA DE ZENTENO-GONDRA

 

1.      La maniobra

2.      El Presidente Ayala aprobó el plan de Comanchaco

3.      Afloraron las debilidades humanas

4.      Un comentario del general Estigarribia

5.      La reunión de fuerzas

6.      Orden General de Operaciones

7.      Una ruptura en el frente de Pirizal

8.      Las fortificaciones bolivianas

9.      Marcha de aproximación y asaltos

10.    La Cuarta División ha cumplido la misión

11.    Acciones del Primer Cuerpo en Francia

12.    El comportamiento de algunos jefes

13.    Continúan las operaciones militares

14.    Orientaciones y órdenes de Comanchaco y contraorden del coronel Ayala

15.    Comanchaco decidió dirigir personalmente las operaciones

16.    Una colaboración del coronel Alfredo Ramos

17.    El Primer Cuerpo se puso en movimiento

18.    Las acciones de Campo Aceval

19.    El asalto de Pozo Favorito

20.    El asalto de Puesto Ríos

21.    Comentarios de las acciones comenzadas el 23 de octubre

22.    Una maniobra ordenada por el coronel Ayala

23.    Observaciones desde el Sector Gondra

24.    Malentendido entre jefes paraguayos

25.    Un asalto del Regimiento Itá Ybaté

26.    Acciones de Nanawa y Pirizal

27.    El asalto de ruptura del 13 Tuyutí

28.    El Batallón Capitán Barboza

29.    La colaboración del comandante Fernández

30.    Un sangriento asalto paraguayo

31.    Comentarios sobre el asalto frustrado y citaciones

32.    El general Estigarribia visita al Tercer Cuerpo

33.    Disconformidad de algunos jefes paraguayos

34.    Cadáveres bolivianos "horrorosamente mutilados"

35.    El Sector Francia-Zenteno

36.    Siguen las desavenencias entre algunos jefes

37.    Un ataque tardío de la Séptima División

38.    Una misión de envolvimiento de la Séptima División

39.    Idea de maniobra de José Antonio Ortiz

40.    Preparativos para un asalto

41.    Otro asalto de ruptura del Valois Rivarola

42.    Otra discrepancia entre dos jefes

43.    La formación del Destacamento Ramos

44.    La formación del Destacamento José C. Britos

45.    El movimiento envolvente por el oeste

46.    Diario de Guerra y Operaciones del Primer Cuerpo

47.    El relato del general Estigarribia

48.    La delegación de la Liga de las Naciones

49.    Álvarez del Vayo y los Patiños bolivianos

50.    El general Estigarribia continuó su relato

51.    El relato del coronel José A. Ortiz

52.    La destitución del coronel Juan B. Ayala

53.    El relato del coronel Alfredo Ramos

54.    El costo de una decisión demorada

55.    Idea de ruptura del frente boliviano en Gondra

56.    El asalto victorioso del Regimiento Curupayty

57.    El mayor Paredes capta los partes de Hans Kundt

58.    La colaboración del Tercer Cuerpo en la batalla Zenteno-Gondra

59.    El envolvimiento de la Séptima División

         a. El escrito del coronel Alfredo Ramos

         b. El relato del coronel José A. Ortiz

60.    El informe del comandante José A. Ortiz

61.    El relato del general Estigarribia

62.    El relato del mayor Ramón L. Paredes

63.    La oportuna huida del coronel Peñaranda

64.    "Peñaranda no rompió ningún cerco paraguayo"

65.    Continúa el relato del coronel José A. Ortiz

66.    Continúa el Diario de Guerra del mayor Paredes

67.    Emocionante relato del capitán Oscar Corrales

68.    Las operaciones del 11 de diciembre de 1933

69.    La capitulación boliviana en Campo Vía

70.    Las pérdidas humanas en Zenteno-Gondra

71.    Lo que dijo un escritor boliviano

72.    La muerte moral del general alemán Hans Kundt

 

 

V.      UN POLÉMICO ARMISTICIO

1.      Medidas posteriores al triunfo de Campo Vía

2.      El armisticio

3.      Acotaciones del coronel Fernández al Armisticio

4.      Guerra y limitaciones financieras

5.      Más comentarios sobre el armisticio

6.      Reacción de los jefes que no ascendieron

7.      Ayala reacciona contra: el general Estigarribia

8.      ¿Qué hubieran dicho los postergados?

9.      Reflexiones sobre Campo Vía

10.    La otra cara del armisticio


VI.    PENETRACIÓN ARGENTINA AL CHACO PARAGUAYO

1.      Ocupación de Sorpresa Vieja y más exigencia

2.      Invasión argentina según el coronel Ramos

3.      Misión del capitán Silvano Morínigo Pereira

4.      La misión del capellán Ernesto Pérez Acorta

5.      Misión y apresamiento de Eduardo Torreani Viera

6.      La misión del teniente coronel Alfredo Ramos

7.      Acotaciones a la penetración argentina

8.      Devolución del sector ocupado por la Argentina


VII. LOS CIVILES EN LA GUERRA DEL CHACO

1.      "El pueblo en armas"

2.      Hermandad entre civiles y militares

3.      Ascensos y condecoraciones

Bibliografía




PRÓLOGO


         El libro titulado "Ensayo sobre la Guerra del Chaco", del Dr. Alejandro Mazacotte es, a mi juicio, un trabajo de gran jerarquía e importancia por venir de un autor no militar que ha volcado su espíritu de investigador para dar a conocer a los jóvenes de la generación actual y aún para quienes fuimos actores de la contienda chaqueña, alternativas y episodios de valor y sublime heroísmo de nuestro pueblo en la defensa del Paraguay inmortal.

         Soy de opinión que, el mismo, ayudará como fuente de inspiración para templar el espíritu de sacrificio y patriotismo de nuestros conciudadanos que, por diversos motivos, no tuvieron la oportunidad de ver y sentir de cerca la tormenta de plomo y fuego que, en el trienio 1932/35 pretendió borrar de la patria su nombre y sus fronteras.

         Servirá de meta y estímulo para imitar y enaltecer en la Batalla de la Paz las hazañas cumplidas por nuestros Combatientes en su difícil gestión de salvar al Paraguay de las garras del boliviano invasor y presentar en el momento actual una patria de trabajo, progreso y fraternidad para todos los hombres que habitan nuestro bendito suelo y del mundo entero con propósito de hacer efectivo el sueño, cuyo cumplimiento aún lo vemos lejano, el de sentir en nuestros corazones la verdad sin cortapisa de que los pueblos americanos son, en todo momento, solidarios y hermanos.

         Son dignos de consideración y respeto la mesura y equilibrio en sus apreciaciones que emplea el Dr. Mazacotte para enaltecer méritos, señalar perfiles ignorados de quienes, por su responsabilidad, fueron designados para conducir a sus hombres a la victoria o a la muerte y su generosidad ante el imperativo de señalar errores que, muchas veces, fueron inevitables por carencia de elementos y apremios, sobre sus vidas, del desierto y la sed a cada instante y en todo momento.

         Entiendo, el mencionado trabajo, al cual nos referimos, no debe faltar en las bibliotecas de los jóvenes oficiales de la FF.AA. de la Nación, de los estudiantes y de los que sienten profunda veneración por quienes nos preservaron con sus vidas, su sangre y heroísmo, una patria grande, libre e incomparable por el amor que le sentimos en nuestro corazón de paraguayos.

         Al agradecerle su finísima atención al Dr. Mazacotte por haber mencionado mi nombre en el TOMO I de su importante trabajo, al par de felicitarle muy sinceramente, formulo mis mejores votos porque el más completo éxito corone sus esfuerzos.

         BASILIANO CABALLERO IRALA

         Tte. Cnel. (S.R.)




INTRODUCCIÓN


         En este Segundo Tomo de Ensayo sobre la Guerra del Chaco se estudiarán las acciones bélicas registradas en el Chaco Boreal o Región Occidental del territorio paraguayo durante la contienda con la República de Bolivia. Se abarcará solamente el lapso comprendido entre el mes de marzo de 1933 y el 6 de enero de 1934, fecha en que feneció e1 benévolo y polémico armisticio graciosamente concedido por Paraguay al Invasor.

         Las operaciones militares se desarrollan a través de siete Capítulos, cada uno de los cuales subdivididos en varios títulos a modo de un programa de estudio analítico, con miras a facilitar el análisis de cada una de las acciones militares conforme a sus múltiples naturalezas y objetivos.

         El capítulo primero se refiere a la ofensiva del mercenario alemán general Hans Kundt, cuyo desarrollo comienza con el estudio del dispositivo del Ejército paraguayo en marzo de 1933, seguido del ataque boliviano al fortín Gondra y su defensa tenaz por los paraguayos. Estudia las acciones del período respectivo en 19 títulos, citándose en esta Introducción el segundo y tercer sangrientos ataques bolivianos al fortín Herrera, la estrategia del general adversario Filisberto Osorio, los ataques enemigos al sector del fortín Francia, a Falcón y Rancho 8, así como las acciones bélicas del sector Nanawa y del fusilamiento en este fortín, entre otros.

         El capítulo segundo comprende la batalla del 4 de julio en fortín Nanawa, a través de 17 títulos, tales como medidas y contra medidas de los Comandos rivales, los defensores de Nanawa, disposiciones del Comandante Luis Irrazábal, la heroica decisión del coronel Francisco Brizuela, la maniobra del regimiento 4 Curupayty, los obstinados ataques bolivianos al sector Rancho 8 y las novedades de los sectores Campo Aceval y Nanawa-Pirizal, entre otras importantes acciones.

         El tercer capítulo estudia la retoma de la iniciativa por el coronel José Félix Estigarribia, refiriendo las operaciones militares en 20 tópicos, comprendiendo las maniobras contra Pozo Favorito y Pampa Grande y la rendición de los bolivianos en ambos campos de batalla, la ofensiva paraguaya en el frente del fortín Gondra, la maniobra frustrada en Pirizal y un repliegue del sector cañadón Mula Muerta.

         En el capítulo cuarto se desarrolla la batalla de Zenteno-Gondra, comprendiendo los más variados, difíciles y grandes esfuerzos realizados por las tropas del Comando en Jefe Estigarribia, durante la maniobra que duró 51 días. El estudio analítico de las múltiples operaciones realizadas demandó el empleo de 72 títulos. Por su gran extensión y variedad se citan solamente un comentario y la reunión de fuerzas del general Estigarribia, una ruptura de las posiciones bolivianas en el frente de Pirizal, las acciones del primer cuerpo paraguayo en fortín Francia, el comportamiento de algunos jefes, las orientaciones y órdenes de Comanchaco y la contra-orden del coronel Ayala. Siguen las acciones de Campo Aceval, asaltos de Pozo Favorito y Puesto Ríos, algunos malentendidos entre jefes paraguayos, acciones de Nanawa y Pirizal, un asalto de ruptura del regimiento 13 Tuyutí y discrepancia entre dos jefes. La Liga de las Naciones, Álvarez del Vayo y los Patiños bolivianos, un asalto victorioso del regimiento 4 Curupayty en el frente de Gondra, oportuna huída del coronel Peñaranda que no rompió ningún cerco paraguayo, la capitulación boliviana en Campo Vía y la muerte moral del general Hans Kundt.

         El polémico armisticio se estudia en el capítulo quinto, en diez títulos, así como la reacción de los jefes que no ascendieron, las limitaciones financieras del país..., y reflexiones sobre Campo Vía. Es decir, si se llegaba a concertar la paz después del triunfo de Campo Vía, los bolivianos hubieran quedado a unos 200 kilómetros solamente del caudaloso y dulce río Paraguay. Aunque parezca paradójico, merced a la feliz discordancia boliviana, la guerra duró dos años más, causando la muerte de 20.000 paraguayos aproximadamente, pero haciendo retroceder a los ocasionales adversarios hasta alrededor de 1.000 kilómetros de la margen derecha del majestuoso río Paraguay, aunque al firmarse el Tratado de Paz y Límite el 21 de julio de 1938, se redujo a unos 850 kilómetros de distancia del precitado río.

         La ocupación del fortín Sorpresa Vieja por tropas argentinas se recuerda en el capítulo sexto, a través de 8 títulos, comprendiendo desde luego las zonas adyacentes.

         En el último capítulo, el séptimo, se habla de aporte de los civiles a la Guerra del Chaco, o lo que es lo mismo, el pueblo en armas. La hermandad y la íntima comprensión y complementación entre civiles y militares, fue uno de los factores determinantes del triunfo paraguayo. Finalmente se han formulado algunas acotaciones sobre los ascensos y las condecoraciones, otorgados o no a los guerreros del Chaco, recogiendo la inquietud de numerosos beneméritos y de todos los escalones de mando, de la contienda con Bolivia.


         El Autor




IV.

BATALLA DE ZENTENO - GONDRA


         1. LA MANIOBRA


         El impetuoso y valiente coronel Carlos J. Fernández comentó que "la paternidad de la idea de maniobra que el general Estigarribia llama Batalla de Zenteno, otros jefes Zentenó - Campo Vía y él Zenteno - Gondra, no hemos podido encontrar en forma fehaciente en los documentos que hemos cotejado -dijo-... No hubo en realidad una concepción operativa de tipo clásico en que se haya formulado con anticipación y con una exposición fundamentada sobre los pro y los contra, persiguiendo un objetivo estratégico bien definido con las previsiones correspondientes y con los estudios sobre las posibilidades propias y las del enemigo, así como posibles acciones y reacciones del enemigo y, finalmente, no hubo en el estudio de tiempo y espacio en relación al terreno y a los movimientos de tropas durante la concentración y la ejecución del plan".

         Continuó escribiendo el coronel Fernández: "En el campo paraguayo surgieron algunos que adjudicaron la paternidad de dicho plan al entonces teniente coronel Juan B. Ayala (Comandante del Segundo Cuerpo y luego del Primero desde el 23 de setiembre de 1933) quien habría esbozado dicho plan en una reunión de Comandantes... en Villa Militar... en junio de ese año".

         El mayor Antonio E. González escribió sobre el tema "en su libro La Guerra del Chaco: El coronel Ayala llevaba... una idea operativa concreta y factible, que expuso detalladamente: reforzar al Segundo Cuerpo... hasta completar 3 - 4 Divisiones y 2 Grupos de Artillería (10 - 12.000 hombres) y 60 camiones más de su dotación actual, y atacar... Corrales - Platanillos, como primer objetivo. Posteriormente se fijaría el segundo objetivo y sucesivos, en bases a las circunstancias. El objetivo mediato consistía en destruir al Ejército boliviano del teatro de operaciones marchando con una poderosa ala norte contra su retaguardia, ya hacia Muñoz, ya hacia Ballivián, aferrándolos en sus posiciones actuales".

         "El teniente coronel Rafael Franco también expuso una idea concreta y factible: en su zona operativa (Gondra) existía un gran claro libre de enemigo, al norte de Gondra. Sus patrullas habían llegado en varias oportunidades al camino Alihuatá - Zaavedra, y captado comunicaciones telefónicas. La idea... consistía en penetrar por este espacio con 3 Divisiones; o... 2, cortar el camino Alihuatá - Zaavedra, y cubriéndose al norte, rodear Saavedra, aislándola de Muñoz".

         El 27 de setiembre escribió en su Diario el teniente coronel José A. Ortíz que al regresar de su visita a los regimientos de su Séptima División, encontró en su P.C. al coronel Juan B. Ayala, comandante del Primer Cuerpo, quien le comunicó que iba ser muy exigente "en el servicio". Luego volvieron ya juntos, a visitar a los precitados regimientos, hablando el coronel Ayala con cada uno de ellos "en privado..., pero de seguro que, como a mí de tonterías -dijo-. Y agregó... este comportamiento del Comandante de Cuerpo riñe con las más elementales reglas de urbanidad y del mando... Continúa siendo este jefe el mismo que conociéramos antes de su ida a Europa, hombre de muchas apariencias y de poca efectividad".

         Mencionó el coronel Fernández que el coronel Juan Manuel Garay que fue Jefe de Estado Mayor durante toda la campaña del Chaco, le ha contado en varias entrevistas "lo que él recordaba sobre esos antecedentes, en los siguientes términos:

         "1. Plan Ayala. Efectivamente, en junio y en la citada reunión, el coronel Ayala hizo una larga exposición sobre su concepción operativa, como lo refiere, el mayor González, pero no recuerdo que hayan dejado al Estado Mayor ningún memorándum con su firma. En esa oportunidad, el general Estigarribia le preguntó: ¿Y puede Ud. decirme de dónde cree que podemos sacar los diez mil hombres y los camiones que necesitan para ejecutar su plan?". Esta pregunta no fue contestada adecuadamente.

         "2. Plan Franco. Es igualmente cierta la referencia, y al general Estigarribia le interesó más este proyecto, tanto que algunos días después de la reunión, volvió sobre el mismo, diciéndome: Es una lástima que no dispongamos de los camiones indispensables para abastecer una División, cuando menos, hasta Saavedra".

         "3. Plan Estigarribia. La idea que me esbozó cuando decidió retomar la ofensiva, en setiembre, no contenía, de momento, la de un plan estratégico de vastas proyecciones, como el que posteriormente resultó con la victoria de Alihuatá. Decíame: Vamos a tratar de eliminar, en primer lugar, la saliente enemiga de Rancho 8, accionando sobre su aislada ala izquierda; luego, seguiremos atacando en el sector Campo Aceval - Francia para determinar la reacción del enemigo y después veremos si nuestros medios nos permiten destruir las fuerzas enemigas que defienden el camino que nos conduciría a Saavedra y Muñoz".

         "De modo que la primera concepción operativa del general Estigarribia fue de objetivo limitado, más táctico que estratégico, la que desarrollándose, ya con miras estratégicas, desde el momento que el Comando enemigo se concretó a parar nuestros golpes, sin devolverlos sobre los puntos sensibles de nuestro extenso dispositivo, tales como Toledo y Herrera, que habían quedado prácticamente desguarnecidos".

         Por su parte, el teniente coronel José A. Ortíz, dijo que el 1ro. de octubre de 1933 llegaron a su P.C. el de igual grado Félix Cabrera y el coronel Juan. B. Ayala, quien le "ordenó suspender la operación... ya preparada de unos golpes de mano contra el enemigo" pero le recomienda que intensifique las patrullas, haciéndole suponer que pronto será iniciada la ofensiva general.

         Y concluyó diciendo el recio y aguerrido comandante Ortíz: "Según supe, el Comanchaco, manifestó su propósito de que aquí se vaya empujando al enemigo, pero el Comando del Cuerpo se opone: ¿Será para contentarse con aquel resultado cuando se ordene la ofensiva general? Lo sospecho".


         2. EL PRESIDENTE AYALA APROBÓ EL PLAN DE COMANCHACO


         Según el coronel Fernández, al comenzar octubre de 1933 "se rumoreaba entre los combatientes de primera línea y especialmente entre los del sector de Primer Cuerpo, de la próxima ofensiva general... del sector Francia", fundados acaso en la reunión que tuvo en Francia el general Estigarribia con el coronel Ayala, el mayor José C. Britos y el teniente coronel José A. Ortíz el 17 de setiembre de aquel año, cuando sugirió que las unidades se esforzaran en avanzar hasta tomar contacto con las posiciones principales enemigas, mientras... el general Estigarribia... completaba su pensamiento para la gran maniobra..."

         Del 3 al 4 de octubre de 1933 estuvo en el Gran Cuartel General de Villa Militar el presidente Dr. Eusebio Ayala, donde abordaron diversas hipótesis con el general Estigarribia, quien luego escribió en sus Memorias: "Una de ellas consistía en una irrupción en dirección a Platanillos y luego sobre Ballivián. Pero esta operación sólo llevaría a la posesión de puntos geográficos y a lo sumo podría tener alguna repercusión política. Por otro lado, para realizarla, no disponíamos ni de tropas suficientes ni de medios de transporte necesarios". Entonces analizaron otra variante que más le gustaba a Comanchaco, "y que consistía, en resumen: en un envolvimiento, en su primera fase, del ala norte del dispositivo enemigo, que se realizaría con el mayor número posible de tropas, acompañado de una irrupción al norte de Campo Aceval o de una ruptura en la saliente de Gondra, para completar con rapidez el envolvimiento; y en la segunda fase, accionando siempre por la derecha, llegar a Muñoz antes que pudiera concurrir el enemigo del frente de Nanawa".

         Este plan aprobó el presidente Eusebio Ayala el 4 de octubre a la mañana llevando a su regreso a Asunción un memorándum de los elementos necesarios, incluyendo camiones.


         3. AFLORARON LAS DEBILIDADES HUMANAS


         Continuando con el padre putativo de la maniobra de la batalla de Zenteno - Gondra, el coronel Fernández comentó en su citado tercer libro una carta datada el 5 de octubre de 1933, en que el coronel Juan B. Ayala le dijo entre otras cosas al después teniente coronel Antonio E. González: "Esta noche tuve una concepción estratégica de aniquilamiento del Ejército boliviano en 15 días, con dos copos sucesivos y que trataré de convencer a mi flamante general -Estigarribia, ascendido el 29 de setiembre de 1933- su bondad...".

         Prosiguió el coronel Fernández que el Presidente de la República, Dr. Eusebio Ayala, "en Isla Poí o Villa Militar, el día 4 de octubre por la mañana aprobó el plan del general Estigarribia, y recién en la noche de ese mismo día -5 de octubre de 1933- el coronel Ayala, en el fortín Francia (100 kilómetros de Isla Poí) concibió una parecida maniobra, no podría tratarse sino de un fenómeno de telepatía, máxime cuando el propio Ayala le dice a su subordinado que trataría de convencer al flamante general de la bondad de su concepción cuando lo visite, que según su carta sería entre el 6 y 7 de octubre".

         Luego dijo: "Con estos antecedentes a la vista, y hasta tanto no se demuestre con documentos auténticos anteriores a la fecha 3 de octubre de 1933, nos resulta mucha osadía querer sostener que el plan, o proyecto de plan, del coronel Ayala, esbozado en junio, así como el del teniente coronel Franco, por su lado, sean el origen de la concepción del general Estigarribia, a quien se quiere presentar como apropiándose de ideas ajenas, pero reduciéndolas a su estrecho ámbito, en cierto modo para conformar a

los dos jefes planificadores de maniobras que menciona el aludido escritor paraguayo", el entonces capitán Antonio E. González, y confidente del coronel Juan B. Ayala, ya que le remitió su precitada carta en carácter de "secreto".

         Según el coronel Fernández, también el teniente coronel Rafael Franco ha negado mérito al referido plan del general Estigarribia, manifestado a través de "un juicio... que estampara en un documento" firmado y enviado por el coronel Luis Irrazábal al general Estigarribia, con copias para los Comandantes de Divisiones.

         El teniente coronel Rafael Franco, escribió: "Es inaudita la osadía del coronel Irrazábal al manifestar que las concepciones de maniobras realizadas en Gondra fueran de él, cuando todas han sido del suscrito, inclusive la de Campo Vía que recién se realizó después de dos meses de luchas estériles y la pérdida de más de tres mil vidas".


         4. UN COMENTARIO DEL GENERAL ESTIGARRIBIA


         Por su parte el coronel Fernández escribió en su tercer libro algunas de las cosas que le ha expresado el general Estigarribia "el 14 de enero de 1934, en Villa Militar" a su regreso de Asunción para el frente de operaciones:

         "Cual no sería mi sorpresa, cuando supe que el coronel Ayala que llegaba a Concepción en el momento en que el pueblo festejaba el triunfo, y en esa oportunidad este jefe dijo en público que yo le había robado su gloria porque la maniobra concebida por él, la arrebaté yo de sus manos cuando la fruta estaba madura. Y Ud. sabe muy bien, Fernández, porque varias veces y en diversas oportunidades ha estado a mi lado, que yo nunca les he pedido parecer para realizar maniobras; que las veces que los he reunido eran para dictarles órdenes y darles misiones a ejecutar".

         "Sobre esta maniobra -prosiguió diciéndome- yo he tomado algunas precauciones. Desde que supe que mis planes se sabían en Asunción las veces que lo refería al Ministro de Defensa le dije al Presidente Ayala que solamente a él le daría a conocer mis planes en adelante, y fue así que solía venir en avión cuando yo requería su presencia. Y para esta maniobra así lo hice y le pedí lo que yo necesitaba para realizarla. Y ahora sale con que yo me apropié de las ideas de ese hombre que, antes de sacarlo del mando, él mismo me dijo que la maniobra estaba fracasada y así lo repitió en Casado y en todo el trayecto".

         Terminó diciendo el coronel Carlos José Fernández: "Ya veremos seguidamente que la Orden General de Operaciones No. 2, del 20 de octubre de 1933, es la confirmación de lo que había manifestado el general Estigarribia en la reunión de Comandantes, relatado por el actual coronel (S.R.) José Antonio Ortíz en su Diario, y por el actual coronel (S.R.) Alfredo Ramos", escrito para su tercer libro.

         El que escribe estas líneas no resiste a la tentación de agregar que considerando lo que escribió el enérgico y valiente coronel Fernández acerca de los padres putativos de la maniobra de Zenteno - Gondra, y lo que le había expresado el general Estigarribia el 14 de enero en Isla Poí o Villa Militar, más la referida reunión de jefes en el fortín Arce el 17 de setiembre de 1933, y la Orden General de Operaciones del 21 de octubre de 1933, se colige con incuestionable claridad e inobjetable contundencia, que la concepción de la maniobra para la gran batalla de Zenteno - Gondra pertenece legítima e históricamente al insigne y glorioso general José Félix Estigarribia, quien como le dijera aquel 14 de enero de 1934 en Villa Militar al coronel Fernández, nunca les reunió a sus colaboradores para pedirles su "parecer para realizar maniobras", sino "para dictarles órdenes y darles misiones a ejecutar". Y analizando sus sencillos y claros términos transcriptos por el coronel Fernández, se infiere que lo dijo con pasmosa seguridad, y tranquilidad de conciencia, libre de todo apasionamiento.


         5. LA REUNIÓN DE FUERZAS


         El general Estigarribia dijo en sus Memorias: "Apenas regresó el Presidente, después de autorizar la ejecución de mi plan, imprimí a nuestros preparativos la máxima celeridad y amplitud posible. Como yo confiaba en que nos acercaríamos a la paz, tan anhelada por nosotros los paraguayos, si se lograba realizar el plan integralmente -lo que no me parecía dudoso-, decidí empeñar en la acción todos nuestros recursos".

         Continuó escribiendo el general Estigarribia: "En aquellos días, el destacamento del Pilcomayo, fuerte de un millar de hombres, llegó a Nanawa -fortín Presidente Eligio Ayala- después de 12 días de marcha fatigosísima, a campo traviesa, por desierto desconocido".

         "De Toledo transportamos -dijo- la artillería y dos regimientos del Segundo Cuerpo. De Bahía Negra... 1.000 -el 15 Lomas Valentinas- hombres y de Asunción todas las fuerzas armadas de la Policía, que no alcanzaban el millar... finalmente todas las unidades de Zapadores que trabajaban en el mejoramiento de los caminos".

         El coronel Fernández comentó: "Aparte del traslado casi total de las unidades pertenecientes al Segundo Cuerpo para la operación sobre Pozo Favorito y Pampa Grande, el general Estigarribia decidió jugarse totalmente en su maniobra empleando... todas las fuerzas con que podía contar haciendo concurrir tropas de Bahía Negra, de Toledo y de Asunción".

         El general Estigarribia "reorganizó su Reserva General en Falcón con tres regimientos y un batallón de Zapadores" el 16 de octubre de 1933, y el 18, luego de reunirse en Francia con "los Comandantes de Divisiones, Destacamentos y Regimientos de ese sector, instaló su P.C. en el fortín Falcón". El 19 inspeccionó "la línea desde Pampa Grande hasta Campo Aceval... Los preparativos tocaban... a su término".


         6. ORDEN GENERAL DE OPERACIONES


         El general Estigarribia dictó el 20 de octubre de 1933 su ya citada Orden General de Operaciones Nro. 2, con las siguientes intenciones:

         "En la región Zenteno: Obligar a la línea de vigilancia del enemigo a replegarse sobre sus posiciones principales".

         Logrado este objetivo interceptar el camino enemigo que partiendo de Alihuatá Viejo, conduce por Puesto Sosa a Saavedra. Al mismo tiempo..., interceptar el camino... Zenteno... Saavedra con el fin de cercar al grupo de tropas enemigas que operan en el sector Zenteno e intentar su destrucción.

         En el sector Nanawa. Despejar el camino Nanawa - Pirizal, obligando al enemigo a rectificar su dispositivo para descongestionar la presión que ejerce desde el norte sobre... Nanawa e intentar... la destrucción de las tropas enemigas que accionan en Pirizal".

         El Primer Cuerpo, entonces ya al mando del coronel Juan B. Ayala, recibió la misión de "al tiempo de aferrar en todo su frente al enemigo, efectúe un amplio movimiento por el oeste para cortar en el primer tiempo o primera fase, el primero de los dos caminos mencionados (Alihuatá Viejo y Puesto Sosa) y conseguido esto buscar enseguida otros caminos que conduzcan a Saavedra. Este movimiento prescribía que debía armonizarse con la Octava División, el cual buscará también desbordar las posiciones enemigas del sector Pozo Favorito por el oeste" para dislocar el dispositivo boliviano, según el coronel Fernández, y prosiguió:

         La División de Reserva General tenía "la misión de vencer... rápidamente... la resistencia enemiga sobre el camino Campo Aceval - Zenteno... para envolver el ala derecha... enemiga del sector Zenteno... más o menos a 5 1/2 kilómetros al oeste del camino Falcón - Rancho 8", siendo -su segunda misión "interceptar el camino Zenteno - Saavedra", cerca de Zenteno o atacándolo directamente.

         En esta forma el general Estigarribia quería encerrar "a la Novena División boliviana tanto desde el este (Campo Aceval) como desde el oeste (Pampa Grande)".

         El coronel Fernández comentó: "En esta Orden General, llama la atención de los profesionales de que no se haya establecido claramente la obligación de buscar el enlace de las dos alas sobre un punto prefijado del camino Zenteno - Saavedra, así como que se haya aludido a la ruptura en Gondra". Siguió diciendo que dicha Orden General de Operaciones dispuso también que al llegar al "primer objetivo general (cortar los caminos del enemigo a su retaguardia), los Cuerpos de Ejército Primero y Tercero y la Agrupación Estigarribia (Octava División y División de Reserva General), se dirijan por el camino más directo hacia Saavedra y Muñoz, aniquilando de paso a todas las fuerzas enemigas que se hallaren oponiéndose a nuestro avance".

         Finalmente dijo que el plan del general Estigarribia no era "de largo alcance" creyendo que el general Kundt dispondría el repliegue de sus tropas del sector Francia - Zenteno sobre Saavedra al percatarse de su maniobra envolvente, y en cuyas proximidades "librar... otras batallas". Pero el obstinado y presuntuoso general Kundt subestimó la sugerencia de los caracterizados jefes bolivianos que colaboraban con él: David Toro, Enrique Peñaranda, Oscar Moscoso y Carlos Banzer..., para replegarse o pedir refuerzos. Este grave error poco después le costaría su vergonzosa destitución del cargo de General en Jefe del Ejército boliviano, ya en el ocaso de su carrera militar.


         7. UNA RUPTURA EN EL FRENTE DE PIRIZAL


         Ya se ha visto en el capítulo III título 20, que el teniente coronel Carlos José Fernández le reemplazó al de igual grado Arturo Bray en el Comando de la Cuarta División. Aquel día el coronel Luis Irrazábal le contó que "los habitantes del Departamento de Concepción" donaron un avión para la Sanidad de su Tercer Cuerpo. Integraban la Comisión respectiva los "señores Romualdo Irigoyen, Américo Albertini, Raquel Zavala y Félix Cáceres", quienes llegaron hasta el fortín Nanawa para entregar el Avión Nanawa.

         El capitán Mustsuhito Villasboa era el único oficial que figuraba en el Estado Mayor de la Cuarta División. Luego, por orden del coronel Irrazábal, formaron parte del mismo el mayor (H.C.) Alberto Berg, sueco, y dos argentinos: el teniente 1º. (H.C.) Ramón Clavel y el teniente 2º. César Passera.

         Para tener una idea del sector Pirizal - Nanawa, el teniente coronel Fernández, "los mayores Luis Santiviago y Alberto Berg, y los capitanes Juan Rovira y Graciniano Barboza", realizaron vuelos de reconocimiento de dicho sector el 18 y 20 de octubre.

         El regimiento No. 3 Coronel Mongelós, que guarnecía Pirizal "fue relevado por el destacamento Pilcomayo, que ya entonces estaba comandado por el teniente coronel Francisco Caballero Álvarez, el cual se convirtió en el 6 General Caballero" de Caballería.

         La Cuarta División reforzada tenía el 20 de octubre de 1933 incluyendo servicios auxiliares, 3.421 hombres, de los cuales sólo 2.400 participaron en el ataque, encuadrados en 3 regimientos.

         Los refuerzos conformaban el regimiento 2 Coronel Toledo de la Primera División al mando del mayor Juan N. Barrios y el destacamento del capitán Isaías Báez Allende, integrado por tropas del regimiento No. 6 Boquerón, del mayor Luis Santiviago "y de la Brigada de Caballería".


         8. LAS FORTIFICACIONES BOLIVIANAS


         La fortificación boliviana del tramo Nanawa-Pirizal del Kilómetro 7 del camino, cuya longitud parecía unir estos dos fortines, era casi inexpugnable, especialmente en el bosque llamado B por los paraguayos, "que estaba organizado en reductos adelantados protegidos éstos por líneas de resistencia unidas con zanjas de comunicación... a cubierto de la observación terrestre. Tanto los reductos como las posiciones de resistencia eran protegidos con defensas accesorias consistentes en talas muy tupidas, defendidas con... armas automáticas... morteros y artillería", según el coronel Fernández.

         La trinchera del cañadón tenía nidos de ametralladoras, defendida por ametralladoras pesadas de "tiros flanqueantes desde los bosques B y C.... Las posiciones del bosque B... amenazaban directamente al Puesto Florida, asiento del Cuartel General del Tercer Cuerpo y... del coronel Irrazábal..., de depósito de víveres, parques de guerra, así como los servicios administrativos". Se quería eliminar "la saliente enemiga y luego dominar el camino Nanawa - Pirizal'', para privarles a los bolivianos de su utilización".

         El éxito del ataque de ruptura dependía de la sorpresa y no teniéndose seguridad que la artillería destruya la organización defensiva, el comandante Fernández ordenó para que se tomara por asalto sin previa preparación de artillería el reducto Nº. 1.


         9. MARCHA DE APROXIMACIÓN Y ASALTOS


         A la tarde del 22 de octubre de 1933 "los regimientos efectuaron su aproximación a la base de partida o posiciones de apresto..., por el pique Servián y por la picada construida por los Zapadores del capitán Antonio Granada", que terminó recién a las dos de la madrugada del 23 por haberse desorientado en el bosque los guías, captando también los puestos adelantados bolivianos el ruido característico de las armas de la tropa en marcha, informando a su base, de donde abrieron fuego enseguida sobre las tropas de asalto de la Cuarta División Paraguaya.

         Ese 23 siendo las 5 horas la compañía del teniente 2º. Enrique Sánchez Domínguez del 6 Boquerón, asaltó con decisión y bravura y capturó el citado reducto No. l. También a esa hora tropas del segundo y tercer batallones del 6 Boquerón tomaron "las posiciones enemigas ubicadas en el lindero norte del bosque. B…, pero la progresión... fue detenida por los fuegos flanqueantes del sistema defensivo... muy potente en armas automáticas y morteros, apoyado por el fuego de la artillería". Entonces "se aferraron al terreno conquistado" mediante el fuego de protección del grupo de Artillería General Roa, del capitán Juan Rovira y los morteros del mayor Ygor Orangerieff, al decir del coronel Fernández.

         El ataque del regimiento 3 Coronel Mongelós para ocupar "una parte del camino en kilómetro 7 no prosperó..., por haber encontrado en el linde oeste del bosque A" tenaz resistencia boliviana.

         El regimiento 6 Boquerón tuvo 54 bajas, 2 oficiales heridos: teniente Florencio Barrios y Sabino Arias Marin, 5 suboficiales muertos y 4 heridos, 1 cabo muerto y 10 heridos, y 4 soldados muertos y 28 heridos.

         Mientras se preparaba "el segundo ataque contra el reducto Ysla 2" se buscó las alas enemigas mediante exploraciones. Las patrullas descubrieron "que la posición principal del enemigo corría dentro del monte a unos 300 metros al sur de la orilla del bosque B". Entonces se resolvió asaltar con preparación de artillería.

         Poco antes del amanecer el 25, el primer batallón del regimiento Boquerón comandado por el capitán José Infante Rivarola asaltó el reducto Ysla 2, al alargar sus tiros la artillería y los morteros, "apoderándose del mismo, después de una corta lucha a la bayoneta". Luego se inició la persecución boliviana, la que pronto fue parada por la reacción adversaria al contraatacar varias veces con apoyo de la artillería, pero fueron rechazados. La artillería paraguaya realizó "fuego de contención... a 200 metros delante de la línea alcanzada por los bravos del batallón Infante Rivarola, dejando el bosque talado como barrido por un vendaval", según el coronel Fernández.

         Apoyaron con su fuego al batallón Infante Rivarola los batallones segundo y tercero de los capitanes Graciniano Barboza y Agustín Guggiari del 6 Boquerón, los que no lograron progresar debido a la "cortina de fuego de ametralladoras pesadas ubicadas en la punta oeste del bosque B, que los tomaba... de flanco".

         Las bajas del 6 Boquerón fueron 85 hombres: 5 soldados muertos y 64 heridos. Resultaron también con heridas 9 cabos, 3 suboficiales y 4 oficiales, los tenientes Enrique, Milciades y Lidio Sánchez y Pablo Stagni.

         El 3 Coronel Mongelós, además de asegurar "el terreno conquistado", buscó el ala izquierda y reforzó al regimiento Boquerón con su tercer y cuarto escuadrones". Sus bajas fueron de 3 hombres; 1 soldado muerto y otro herido, así como el teniente 2o. Francisco González Navero.

         "El flanco izquierdo del batallón Infante Rivarola" fue asegurado por el segundo escuadrón del regimiento No. 2 Coronel Toledo, al mando del capitán Eugenio Ayala Velázquez, quien al rechazar al enemigo que quiso rebasar dicho flanco de Infante Rivarola sufrió 8 muertos: 1 cabo y 7 soldados.

         El 26 y 27 de octubre las tropas del comandante Fernández efectuaron reconocimiento de la línea boliviana que enlazaba "los bosques B y C, en cuyas puntas" encontraron 2 reductos con ametralladoras pesadas. Otras patrullas nocturnas verificaron que "la línea de trincheras" eran ocupadas por 11 livianas en el centro del cañadón y que "las trincheras de ambos lados" no estaban ocupadas. Entonces el comandante Fernández decidió romper allí la línea boliviana, asaltando con los regimientos Coronel Toledo y Coronel Mongelós de los mayores Juan N. Barrios y Juan Cáceres, combinado "con otras acciones" del regimiento Boquerón y una fracción del Coronel Mongelós No. 3, comenzando enseguida la preparación del asalto el que fue realizado el 28 "en todo el frente".

         Comenzado el ataque el regimiento Boquerón amarró al enemigo de su frente por el fuego, el que fue contestado con tiros concentrados de ametralla doras y morteros ocasionando este último muchas bajas a los paraguayos.

         En el frente del Coronel Toledo el primer y segundo escuadrones se aproximaron a Punta Toledo para el asalto con el apoyo del segundo escuadrón del Coronel Mongelós al mando del capitán Silvano Morínigo. Luego, "por la inseguridad o vacilación de sus comandantes el ataque se desvió hacia el este, en vez de ir directo al sud", siendo detenido por la fusilería boliviana. Sufrieron muchas bajas, se desorganizaron y tuvieron que replegarse.

         Sus bajas fueron: 17 muertos, 45 heridos y 5 desaparecidos. Entre los heridos estaba el mayor Sergio Salaskín y los tenientes de Reserva Rodolfo Ramírez y Antonio Canero. Salaskín murió en el hospital de Florida.

         A la misma hora en el frente del regimiente Coronel Mongelós No. 3, sus escuadrones primera y cuarto del teniente 1o. Claudio Luis Gutiérrez y Capitán Cirilo A. Rivarola, en el orden citado y yendo en punta el primero, asaltaron y capturaron las posiciones bolivianas ubicadas "frente a Punta Mongelós". Por su parte, el segundo escuadrón que no ha cumplido su misión "frente a la Punta Toledo", al romperse la línea boliviana, "tomó un frente sud limpiando de enemigos la línea de trinchera hasta la punta norte del bosque B".

         El regimiento Coronel Mongelós "progresó hasta dominar el camino Nanawa - Pirizal, como indicaba la Orden de Operaciones..., fortificándose en el terreno conquistado". Tuvo 47 bajas: 11 muertos y 36 heridos.

         El coronel Fernández comentó que "la conquista del objetivo de la Cuarta División fue muy difícil y... costó… muchas bajas". Los bolivianos tenían buena fortificación y su misión era defender "sus posiciones a costa de cualquier sacrificio".

         "La lucha fue reñida y sangrienta". El total de bajas en 3 asaltos fue 264 hombres. Murieron el mayor Sergio Salaskín, ruso", y 52 de tropas; heridos: 9 oficiales y 202 de tropas; y 5 desaparecidos".

        

 

 

         10. LA CUARTA DIVISIÓN HA CUMPLIDO LA MISIÓN.


         En esta forma la Cuarta División del Comandante Fernández limpió de enemigos el camino Nanawa - Pirizal 5 kilómetros, rechazándolos al oeste y "amenazando su otro camino, Samaklay - Gondra".

         El 20 Acá Yuasá que cubría un subsector de Pirizal, "en un audaz golpe de mano realizado por el teniente de Reserva Antonio Pagliera, capturó al teniente boliviano Zenón Ríos con una ametralladora pesada... y... 17 fusiles", matando 1 oficial y 17 soldados bolivianos.

         Del 29 al 31 de octubre de 1933 la Cuarta División paraguaya tuvo 26 bajas más, 6 de ellos muertos, ascendiendo el total de bajas de octubre a 290 hombres, es decir: 264 más 26.

         El teniente 1o. de Reserva Salvador Báez cubrió con su tropa 2.000 metros de frente para proteger el ala izquierda del regimiento Boquerón, cumpliendo a satisfacción su misión y responsabilidad. Al iniciarse cada asalto, también ellos avanzaban hacia los bolivianos, simulando que se lanzaban al ataque.

         Luego siguieron las patrullas para tomar "contacto con las nuevas posiciones enemigas... desde Pirizal inclusive hasta Nanawa" que era el sector de la Cuarta  División. El regimiento Boquerón tras avanzar 1.000 metros al oeste tomó nuevamente contacto con los bolivianos. El Coronel Mongelós cortó "el camino Pirizal-Samaklay a la altura del kilómetro 7 del camino Nanawa-Pirizal. El regimiento 20 Acayuasá, "en Pirizal consolidó las nuevas posiciones conquistadas al enemigo".

         En cumplimiento de una misión de reconocimiento del regimiento Boquerón murió el teniente 2o. Juan M. Alcorta y se hirió un soldado, el 7 de noviembre, y el 9 el batallón de Graciniano Barboza fue atacado por los bolivianos, y al rechazarlos tuvo un soldado muerto y otro herido.


         11. ACCIONES DEL PRIMER CUERPO EN FRANCIA.


         Para escribir en su tercer libro sobre las ofensivas del Primer Cuerpo en el fortín Gaspar R. de Francia, el coronel Fernández utilizó el Diario de Guerra del Primer Cuerpo y los relatos de los más tarde coroneles José Antonio Ortíz, Ramón L. Paredes y Alfredo Ramos, entonces comandante "del glorioso Valois Rivarola" y luego del Destacamento Ramos en la Batalla de Zenteno Gondra, y las Memorias del insigne General Estigarribia.

         El coronel Fernández dijo en su precitado, libro que "el coronel Ortíz -José A.- anotó el... 27 de setiembre de 1933, que el regimiento 14" -Cerro Corá- capturó un soldado enemigo y "que, según supo, el Comanchaco había manifestado su propósito de que en el sector de la Séptima División se vaya empujando al enemigo, pero que el Comando del Cuerpo -Coronel Juan B. Ayala- se oponía".

         El 10 de octubre el capitán Amancio Pampliega pidió al destacamento mayor Lesch "que extienda su línea para unirse en línea continua con la Séptima División en vez de tener en martillo su línea", contestándole el citado Lesch "que lo haría" si le ordenaba el mayor José C. Britos. El coronel Fernández comentó este caso: "He aquí una prueba del entorpecimiento a que conduce la institución de múltiples pequeños comandos".

         El 11 de octubre a las 21 horas de 1933 el comandante del Primer Cuerpo coronel Juan B. Ayala se trasladó de Francia a Villa Militar, de donde viajó en avión a la ciudad de Concepción, "por razones de familia", asumiendo el Comando del Primer Cuerpo el general Estigarribia, continuando como Jefe de Estado Mayor, el mayor José C. Britos.

         El 13 de octubre llegó a Algorrobo, punto situado sobre el camino que conduce de Boquerón a Francia, el regimiento de infantería Nro. 15 Lomas Valentinas, que guarnecía hasta pocos días antes Bahía Negra.

         El 14 a las 15 horas llegó al P.C. del Primer Cuerpo procedente de Villa Militar el Comando en Jefe general Estigarribia, donde conversó "con los Comandantes Divisionarios, sobre el cumplimiento de las órdenes y misiones operativas, advirtiendo que en adelante serán sancionados con todo rigor los jefes y oficiales que se olvidan de dar cumplimiento eficiente a las órdenes y misiones ya referidas, y así también serán premiados los buenos ejecutores". En esta reunión el general Estigarribia calificó al teniente coronel José A. Ortíz como el héroe de Pampa Grande.

         También ese 14 a las 18 horas informó la Octava División que el regimiento de Infantería Nro. 16 Mariscal López "el ex-reducto boliviano Pozo Favorito... atacó un retén boliviano y más adelante asaltó un reducto enemigo... y una de las compañías logró poner pié en el reducto pero fue rechazado mediante un contraataque". Se replegaron y tomaron posición a 150 metros de la de los bolivianos, quienes tuvieron 15 muertos, y los paraguayos 3 muertos y 4 heridos.



         12. EL COMPORTAMIENTO DE ALGUNOS JEFES.


         Según el coronel José A. Ortíz, citado por el coronel Fernández, en la reunión celebrada ese 14 de octubre en Francia con los Comandantes Divisionarios, el teniente coronel Vicente Machuca le informó al general Estigarribia lo que había realizado su Sexta División, contestándole éste, el general, "que de su informe surge que no se ha cumplido su orden. Responde el teniente coronel Machuca que hubo orden en contrario del Comando de Cuerpo -coronel Juan B. Ayala-, aseveración ésta que yo, a mi vez, la confirmé", agregó el teniente coronel José A. Ortíz, y siguió escribiendo en su Diario de Guerra:

         "Ante nuestras manifestaciones el General no oculta su disgusto y expresa, que ve con pena que no hay en muchos de nosotros, sus colaboradores, la disposición continuada de sacrificarse por la patria, al extremo de que no faltan quienes, a pesar de los trabajos de gran responsabilidad por cuyo exitoso desenvolvimiento deben constantemente velar, se entregan a largas y plácidas siestas y se dan regalos al cuerpo que engordándolos como cerdos hácenles perder agilidad para el pensamiento y decisión. Yo sé -dice- que hay quienes se están matando por su buen servicio en la guerra. No crean que confundo éstos con aquéllos"

         Continuó diciéndoles el general Estigarribia que deben controlar a sus oficiales para lograr mejor rendimiento de los esfuerzos, recordando como ejemplo aleccionador el triunfo de Pampa Grande, logrado "con muchos sacrificios y, sin contar con medios suficientes". Luego le dijo a cada comando divisionario, lo que quería que se le haga.


         13. CONTINÚAN LAS OPERACIONES MILITARES.


         En esos días los aviones bolivianos realizaban persistentes reconocimientos de las posiciones paraguayas, bombardeándolas. Poco antes del mediodía del 11 de octubre 2 aviones bombardearon la Sanidad y el P.C. anterior del Primer Cuerpo paraguayo. El 15 a la misma hora bombardearon también Francia, matando al teniente 2o. de Reserva Héctor S. Vallejos del regimiento 12 Rubio Ñu, resultando herido de gravedad el teniente 2o. Delgado, quien falleció el 16. Siendo las 16 horas 3 aviones bombardearon nuevamente Francia, dejando 1 soldado muerto y otro herido.

         También el 16 de octubre el general Estigarribia dispuso la reorganización de la División, de Reserva General del teniente coronel Eduardo Torreani Viera, de su directa disposición con los regimientos 3 Corrales y No. 17 Yataity Corá sacados del Primer Cuerpo y completado por el Z 2. General Genes y el grupo de Artillería No. 1 General Bruguez, que debían reunirse para las 17 horas del miércoles 18 en el fortín Falcón, quedando a disposición del Primer Cuerpo el regimiento No. 15 Lomas Valentinas.

         El 17 ordenó el general Estigarribia a todas las unidades para que se capture "prisioneros al tiempo de reconocer las posiciones principales del sistema defensivo del enemigo".

         El teniente coronel José A. Ortíz dio parte a las 16 horas que, su Séptima División capturo un soldado boliviano del "R. 41 que hacía patrulla y enlace entre el R. 27 y el R. 41". Los regimientos Cerro Corá y General Díaz estaban frente a frente con los bolivianos y los regimientos Ytá Ybaté y Piribebuy avanzaban "lentamente". El de igual grado Vicente Machuca informó que su Sexta División había "ocupado fuertemente los cañadones K y L".

         La Octava División del teniente coronel Félix Cabrera luego de varios reconocimientos verificó que en su frente tenía al "R. 6 Campos y el destacamento 130", que contraatacaron "para recuperar sus posiciones adelantadas", pero fueron repelidos, dejando en el terreno numerosos muertos. Las bajas paraguayas fueron de 20 hombres, incluyendo los tenientes 2o. de Reserva Andrés García Caballero y Francisco M. Valdez, 1 suboficial, 3 cabos y 17 soldados. Los citados oficiales no quisieron quedar en la Sanidad por sus heridas, especialmente el teniente Francisco Valdez, quien regresó al frente de batalla.

         "El día 18 pasó a Falcón el regimiento 1 Valois Rivarola al mando del entonces mayor Alfredo Ramos, procedente de Toledo", escribió el coronel Fernández.


         14. ORIENTACIONES Y ÓRDENES DE COMANCHACO Y CONTRA ORDEN DEL CORONEL AYALA.


         Aquel 18 de octubre el general Estigarribia reunió a "los comandantes de divisiones, de destacamentos (Lesch y Oliver) y de regimientos, a efectos de dar sus puntos de vista sobre las próximas operaciones". Manifestó que "los trabajos tácticos" debían cumplirse con "energía y decisión a objeto de quebrantar definitivamente la resistencia enemiga" y que con gusto premiará "a los buenos, y castigar a los que no saben cumplir con sus obligaciones de paraguayos, pues, se jugará esta vez la suerte definitiva de la guerra y, en consecuencia, del país".

         El 19 llegó de vuelta al Primer Cuerpo el coronel Juan B. Ayala y reasumió sus funciones de Comando de dicha gran unidad, y a horas 16 "ordenó la suspensión de todos los trabajos ordenados por el general Estigarribia" al teniente coronel Vicente Machuca de la Sexta División, por haberse comprobado la inexistencia de los reductos bolivianos "en el cañadón M anunciado por los patrulleros, y mismo, para no empeñarse en acciones aisladas que hasta llegarían a peligrar la acción de conjunto que el Comando viene preparando". El comandante Machuca informó a horas 20 que tomaron 3 bolivianos: 1 suboficial y 2 soldados y que sus tropas ya se replegaron totalmente cumpliendo su orden. Sus bajas fueron 31 hombres: muertos 2 suboficiales y 2 soldados. Heridos: 1 oficial, 4 cabos y 19 soldados. Golpeados: 2 oficiales y 1 soldado.

         La Séptima División del comandante José A. Ortíz tuvo el 18 en un encuentro de patrullas 2 oficiales muertos y 3 soldados heridos del regimiento 14 Cerro Corá y 1 soldado herido del 9 Itá Ybaté.

         El 19 a la tarde Comanchaco ordenó al teniente coronel Machuca: "A fin de mejorar la base de partida de nuestra extrema ala derecha para la acción general..." sus tropas avancen "resueltamente hasta ocupar el camino enemigo que según informe de nuestra patrulla se dirige de oeste a este y forma un codo delante de nuestra actual posición del cañadón M, venciendo" toda resistencia adversaria y esperar allí "nuevas órdenes".

         Para cumplir esta orden el teniente coronel Vicente Machuca pidió al comandante José A. Ortíz un batallón de refuerzo, causándole indignación, razón por la que le hizo decir por el teniente Martínez, ayudante de aquél, que empleando sus tropas en las condiciones actuales, "ocupará a toda su División y siempre continuará faltándole gente", y siguió diciendo Ortíz: "La Sexta División, no combate, por tanto, no tiene confrontada una situación difícil y pide ya refuerzo cuando de sus tres batallones de maniobra la única unidad que tiene enemigos al frente es una compañía... En trance algo difícil no habrá... gente que pueda bastarle".

         Pero el teniente coronel Ortíz le reforzó con el batallón capitán Osvaldo Ortíz.

         Estando ya el coronel Juan B. Ayala de regreso de Asunción, ordenó al teniente coronel Ortíz que "suspenda toda acción para que las tropas descansen" y al de igual grado Machuca para que retire sus dos batallones de maniobra, porque el qué ocupaba a caballo el camino ya se había retirado a horas 12 cumpliendo orden, dada "la difícil situación en que se encontraba", fracasando consecuentemente la maniobra de la Sexta División del teniente coronel Machuca.

         Escribió también en su Diario de Guerra el teniente coronel Ortíz: "El coronel Ayala se retira tras haber ordenado a la Batería Varela no haga tiros para no hacerse sentir en su nuevo emplazamiento".

         El batallón Osvaldo Ortíz que había salido a horas 6 del 19 de octubre para ir a reforzar a la Sexta División regresó el mismo día a las 20 horas, tras el fracaso de la maniobra.

         En el ala izquierda el teniente coronel Félix Cabrera le reemplazó, al de igual grado José Rosa Vera en el comando de la Octava. División.


         15. COMANCHACO DECIDIÓ DIRIGIR PERSONALMENTE LAS OPERACIONES.


         Por "Orden Particular Nro. 68 del 19 de octubre de 1933, el general Estigarribia decide dirigir personalmente las operaciones en el sector Falcón - Campo Aceval".

         En consecuencia, la Octava División y las tropas de su sector pasaron a depender de Comanchaco "durante el desarrollo de las próximas operaciones". Las Divisiones Sexta y Séptima, el destacamento Lesch y demás tropas del sector, dependen del Primer Cuerpo del coronel Juan B. Ayala. La Octava División aportó el 18 Pitiantuta a la Reserva General, quedando a sus órdenes el "General Genes, de Zapadores No. 2, pertenecientes al Ejército". La Reserva General al mando directo del general Estigarribia con P.C. en Falcón, y constituida por el 3 Corrales, 17 Yataity Corá, 18 Pitiantuta, Valois Rivarola y 1 batería del G.A. General Bruguez No. 1.

         "El Orden de Batalla del Ejército paraguayo para la gran maniobra, conforme las Ordenes de Operaciones del Comanchaco y de los Comandantes del Primer y Tercer Cuerpo de Ejército", era como sigue:

         "Comando en Jefe o Comanchaco

         "Comandante General José Félix Estigarribia y teniente coronel Juan M. Garay (Jefe de E.M.E.C.). Reservas del Comando en Jefe.

         "Octava División, teniente coronel Félix Cabrera y capitán Juan J. Benítez, en Pozo Favorito.

         "16 Mariscal López, capitán Lorenzo Medina.

         "9 Capitán Bado, capitán Boris Korsakoff.

         "2 General Genes, capitán Basiliano Caballero Irala".

         Cabe señalar que el regimiento de Zapadores No. 2 General Ignacio Genes fue organizado "a mediados del mes de diciembre de 1932... por iniciativa del Estado Mayor del Ejército con el nombre de Batallón Ferrocarrilero". La organización estuvo a cargo del capitán Basiliano Caballero Irala, designado también su primer comandante. Recibió la misión de construir "un ramal ferroviario, desde el kilómetro 160 de Punta Rieles del Ferrocarril Casado a Isla Po'í. Disponía de personal suficiente, un buen parque de herramientas". Fueron suspendidos los trabajos luego de construir "mil metros de vía férrea".

         Suspendida la construcción de la vía férrea, el capitán Caballero Irala propuso al Comandante en Jefe José Félix Estigarribia la ejecución "de un camino terraplenado que, partiendo de Palo Santo pasara por Casanillo, Pozo Azul, Campo Esperanza y llegara a Isla Po'í". Aceptada la idea por el comandante Estigarribia, "el 30 de enero de 1933 el Batallón Ferrocarrilero, con su personal y material completos, se trasladó a Casanillo de donde el 3 de febrero del mismo año, dio comienzo a la construcción" del camino que tuvo una longitud de 55 kilómetros, 6 metros de ancho, "1 metro de las banquinas y 0,65 centímetros de altura media del terraplén".

         Trabajaron 800 hombres y terminaron el camino en "180 días", comentó el teniente coronel Caballero Irala en su libro "Acción de nuestros Zapadores durante la Guerra del Chaco". Ese mismo año de 1933 "el Batallón Ferrocarrilero fue convertido en regimiento, con el nombre de General Genes de Zapadores No. 2". Tenía 40 oficiales y 1.000 hombres entre "clases y soldados distribuidos sobre los distintos tramos de construcción del camino".

         Su personal "se caracterizaba por su estado físico excelente, su buena capacidad de trabajo y resistencia para soportar esfuerzos prolongados. Se elegía para zapadores hombres de 28 a 30 años de edad. La disciplina que reinaba en sus filas era consciente, completa y severa", según el citado Caballero Irala.

         Comandaba la División de Reserva General el teniente coronel Eduardo Torreani Viera y su Jefe de Estado Mayor capitán Alberto Brugada, en Campo Aceval.

         Contaba con los siguientes regimientos y comandantes:

         3 Corrales, mayor Timoteo Aguirre

         17 Ytaity Corá, mayor Restituto Bogado

         18 Pitiantuta, mayor Abdón Palacios

         1 Valois Rivarola, mayor Alfredo Ramos

         Grupo de Artillería No. 1 General Bruguez, capitán Enrique Godoy Cáceres.

        

         El Primer Cuerpo de Ejército era comandado por el coronel Juan B. Ayala y su Jefe de Estado Mayor, el mayor Higinio Morínigo, en el sector Francia - Herrera. El regimiento No. 1 "2 de Mayo" al mando del mayor Paulino Antola, en Herrera.

         Sexta División: teniente coronel Vicente Machuca y su Jefe de Estado Mayor, el mayor Feliciano Morales, en el ala derecha de Pampa Grande.

         8 Piribebuy, capitán Bernardo Aranda

         5 General Díaz, capitán Antonio E. González.


         Séptima División: teniente coronel José A. Ortíz y capitán Amancio Pampliega, en Pampa Grande.

         9 Itá Ybaté, mayor José María Cazal.

         14 Cerro Corá, capitán Atilio J. Benítez


         Destacamento Enrique Oliver:

         15 Lomas Valentinas, mayor Enrique Oliver.


         Destacamento Lesch:

         12 Rubio Ñú, teniente coronel H.C. Leonidas Lesch.

         10 Sauce, capitán César López Viveros.

         Regimiento Batallón 40, mayor Nicolás Chircow.


         Artillería de Cuerpo:

         Grupo de Artillería No. 1, menos una batería, teniente coronel José Luis Vera (hermano del mayor José Rosa Vera).

         Grupo de Artillería No. 3, mayor Andrés Aguilera.


         Tercer Cuerpo de Ejército, en el sector Gondra-Nanawa, al mando del coronel Luis Irrazábal y su Jefe de Estado Mayor, el teniente coronel Gilberto Andrada.

         Primera División: teniente coronel Rafael Franco y su Jefe de Estado Mayor, el mayor Alfonso Díaz, en fortín Gondra.

         2 Ytororó, al mando del mayor Julio B. Jara

         4 Curupayty, del mayor Ramón L. Paredes.

         19 General Escobar, mayor Alcibíades Irrazábal.


         Cuarta División: al mando del teniente coronel Carlos J. Fernández y su Jefe de Estado Mayor, el mayor H.C. Alberto Berg, en Pirizal.

         6 Boquerón, del mayor Luis Santiviago.

         2 Coronel Toledo, al mando del mayor Juan N. Barrios.

         3 Coronel Mongelós, del mayor Juan Cáceres.

         20 Acayuasá, mayor Isaías Báez Allende.


         Quinta División: al mando del teniente coronel Francisco Brizuela y su Jefe de Estado Mayor, el mayor Leandro González en el fortín Nanawa o Presidente Dr. Eligio Ayala.

         7 "24 de Mayo", al mando del mayor Manuel Muñoz.

         13 Tuyutí, del mayor Francisco Andino.


         Brigada de Caballería: al mando del mayor Tomás Mendoza y su Jefe de Estado Mayor el capitán C. González Durant, en el fortín Nanawa.

         4 Acá Carayá, capitán H.C. Jorge Butlerow

         5 Acá Verá, del capitán Luis Iasclota.

         Escuadrón Explorador del teniente lo. Carlos Legal.


         Artillería de Cuerpo:

         Grupo de Artillería No. 2 General Roa, al mando del capitán Juan Rovira.


         Destacamento Rancho Ocho:

         6 General Caballero, al mando del teniente coronel Francisco Caballero Álvarez.


         El Segundo Cuerpo de Ejército, en el sector fortín Toledo, cuyo comandante interino era el teniente coronel Alfredo Mena.

         7 General San Martín, del capitán Emilio Pastore

         11 Avay, al mando del capitán Enrique Paatz.


         De esta manera el general José Félix Estigarribia tenía 22.500 hombres, frente a 27.000 bolivianos del general mercenario Hans Kundt, comandante del Ejército boliviano.


         16. UN COMENTARIO DEL CORONEL ALFREDO RAMOS.


         Se considera importante agregar en este título lo que ha escrito el coronel Alfredo Ramos como colaboración con el coronel Carlos J. Fernández para su tercer libro La Guerra del Chaco.

         El coronel Ramos dijo: "Contenida definitivamente la poderosa ofensiva boliviana, el Comando paraguayo apreció llegada la hora de retomar iniciativa, ya que nuestra defensa activa había llenado con creces su misión, sobre todo en lo que respecta al enorme desgaste ocasionado al enemigo en cuanto a materiales y personal se refiere. Para tal efecto planeó atacar en el sector central, en donde, de acuerdo a informaciones..., se encontraba el núcleo principal de las fuerzas bolivianas" y que la acción iba a ser fácil porque los paraguayos conocían la topografía del terreno.

         "La conducción operativa respondía al plan estratégico siguiente: copada la gran unidad enemiga que defendía el frente Alihuatá-Gondra por una maniobra de envolvimiento por el flanco norte noreste, caer sobre Saavedra con lo que se procedía al corte de las líneas de comunicaciones y abastecimientos del fuerte núcleo empeñado frente a nuestro Tercer Cuerpo que defendía el sector Nanawa, guardando el importante camino Nanawa-Concepción; corte que hacía fácil el copamiento de la importante fracción de tropa enemiga, en razón de la proximidad hacia el sur con la frontera argentina". Así serían destruidos dos importantes grupos que enfrentaban al Primer y Tercer Cuerpos paraguayos. De Saavedra se avanzaría sobre el sector Muñóz-Ballivián, para "separar la nucleación enemiga de más al norte", que carecía de importancia por su limitado número, emplazamientos dispersos y problemas de abastecimientos que debía afrontar por la longitud de la vía de comunicación que emplearía si se le cortaba o privase del camino que conduce al fortín Ballivián, según el citado coronel Ramos, quien siguió diciendo entre otras cosas:

         Que para realizar "este atrevido plan" el general Estigarribia trajo tropas de los fortines Toledo, Herrera y Nanawa reuniendo en los sectores de ataque del terreno Arce - Falcón. De Toledo trajo casi todo el Segundo Cuerpo, quedando solo un raleado regimiento al mando del coronel Alfredo Mena, comandante de la Sexta División, pero con orden de hostigar persistentemente a los bolivianos del sector para simular que se estaba preparando un ataque.

         Continuó diciendo el coronel Ramos: "El Comando paraguayo apartándose de su idea primitiva de operaciones había decidido iniciar las acciones de envolvimiento por el ala izquierda, un poco al sur de Falcón y en dirección de Pozo Encanto - camino Alihuatá - Saavedra", organizando para ello la División de Reserva General, conforme se ha visto en el título 15 a base de 4 regimientos: 3 Corrales, 17 Yataity Corá, 18 Pitiantuta, 1 Valois Rivarola y el G.A. 1 General Bruguez.

         Es también interesante señalar lo que el coronel Ramos dijo sobre el número de tropas atribuido al Ejército Paraguayo por el coronel Aquiles Vergara Vicuña para las "acciones Alihuatá - Gondra - Falcón - Campo Vía", consistente en 40.000 hombres, seguramente "mal informados o confundido con las nuevas denominaciones dadas a las grandes unidades creadas por el Comando paraguayo para iniciar las operaciones, así como aquellas que fueron constituyéndose durante: el desarrollo de las acciones que culminaron el 11 de diciembre de 1933... Pero la realidad es que... desde Toledo hasta Nanawa, nuestras fuerzas combatientes no sobrepasaron en ningún momento... durante todo el transcurso de los 3 años de guerra de los 25.000 hombres". Por consiguiente, los 40.000 hombres de Verga Vicuña obedecen a un grave error.

         Para corroborar su afirmación agregó el coronel Ramos que los regimientos General Díaz, Piribebuy y Valois Rivarola eran del Segundo Cuerpo: Sexta División y División de Caballería No. 1. El Yataity Corá, de la Séptima División del Primer Cuerpo. El 15 Lomas Valentinas, vino de Bahía Negra y el Z. 2 General Genes, de escasa efectivo y armamento... era del Comando del Ejército". El regimiento No. 18 Pitiantuta era el más nuevo y ya venía operando desde Pampa Grande.

         Siguió escribiendo el coronel Alfredo Ramos: "Durante el desarrollo de las operaciones se formaron los destacamentos Oliver, Lesch, Ramos y Britos". Los dos últimos conformaron los siguientes regimientos aportados por las divisiones citadas a continuación:

         Destacamento Alfredo Ramos:

         Regimiento Batallón 40, del mayor Nicolás Chircow.

         3 Corrales, al mando del mayor Timoteo Aguirre

         10 Sauce, comandado por el capitán César López Viveros.

         1 Valois'Rivarola, del capitán Hermes Saguier.

         7 San Martín, al mando del capitán Emilio Pastorea

         9 Capitán Bado, del mayor Nicolás Korsakoff.


         Destacamento José C. Britos:

         15 Lomas Valentinas, del mayor Enrique Oliver.

         12 Rubio Ñú, al mando del capitán Sinforiano Brusquett.

         2 Coronel Toledo, al mando del mayor Juan N. Barrios.


         Hasta aquí el relato del coronel Alfredo Ramos, dejando aclarado "que no aumentaron los efectivos de combate con nuevas unidades, sino que se organizaron agrupaciones de las ya existentes sustraídas de los sectores divisionarios, de acuerdo con las necesidades tácticas del momento, dándoles denominaciones nuevas, quizá para desorientar al comando enemigo, pero más seguramente para facilitar la organización logística de las operaciones en curso de ejecución", terminó diciendo el citado coronel.


         17. EL PRIMER CUERPO SE PONE EN MOVIMIENTO.


         El Primer Cuerpo del coronel Juan B. Ayala inició las acciones el día 23 de octubre de 1933 para cumplir la misión recibida.

         El mayor Antola del "2 de Mayo" hizo patrullar desde Herrera hacia Platanillos, comprobando que los bolivianos permanecían en sus retenes a partir del kilómetro 65, computado desde Francia.

         Los regimientos General Díaz y Piribebuy de la Sexta División de Vicente Machuca se movieron en el flanco derecho. El primero avanzó hasta romper el frente enemigo y luego le persiguió, posicionándose en el terreno alcanzado, donde rechazó varios contraataques bolivianos. Entre tanto, el Piribebuy aferraba por el fuego a los de su frente.

         Los regimientos Cerro Corá y 9 Itá Ybaté de la Séptima División de José A. Ortíz presionaron también en sus frentes, forzando a sus oponentes a apelar a sus morteros y automáticas, hasta la tardecita. El Itá Ybaté perdió en la acción al valiente teniente 2o. Guillermo C. Garcete.

         Al destacamento Lesch le pasó lo que había vaticinado el teniente coronel José A. Ortíz. Pues, el 21 a horas 11 le invitó al mayor Leónidas Lesch a una reunión para las 13 horas el coronel Juan B. Ayala, donde se le leyó la Orden de Operaciones del general Estigarribia. Luego el mayor José C. Britos, jefe de Estado Mayor, leyó "la idea de maniobra y las misiones asignadas a las distintas unidades", consistiendo la misión principal en interceptar en tres etapas "el camino Charata - Saavedra". Cuando se le explicó la idea concebida para destruir al enemigo del kilómetro 7 del camino Francia - Zenteno, que consistía en "prolongar las alas del 15 -Lomas Valentinas- hasta salir a la retaguardia de aquél", habló el teniente coronel Lesch "para expresar que tal como se indica no se logrará lo perseguido y que lo conducente es caer directamente sobre la recta y luego buscar los enlaces. Aprobada mi observación -dijo Lesch- se decide operar conforme a ella". Y agregó que salió decepcionado de la reunión "por la creencia de que se hará muy poco". Luego escribió Lesch: "El Comando del Cuerpo interviene hasta donde no debe, incluso hasta fijar el lugar en que debo tener mi Reserva". A continuación contó que al llegar a su P.C., el comando de la Sexta División le pidió refuerzos porque "parte de su línea fue atacada" y que además el coronel Juan B. Ayala, comando del Primer Cuerpo le ha ordenado para que coopere con la Sexta División. Entonces "la operación ya decidida se suspende hasta pasado mañana", concluyó el mayor Leónidas Lesch, dejando entrever que ya no podía soportar la excesiva coacción en detrimento del derecho natural de la iniciativa. Por su parte el coronel Fernández sentenció: "Los subrayados son nuestros".

         La Orden de Operaciones del Primer Cuerpo recibida el 22 de octubre establecía las tres fases de ejecución de la maniobra citada más arriba. "El destacamento Lesch, reforzado con efectivos del Batallón 40, a su vez reforzado, y un batallón del regimiento 9, interceptarán la recta Francia - Zenteno a retaguardia del enemigo a la altura del kilómetro 9. Las Divisiones Sexta y Séptima aferrarán al enemigo de sus frentes", debiendo además ésta última desbordar "el extremo este del 14 Cerro Corá para de ser posible, cortar el pique del kilómetro 10 y establecer allí un martillo".

         El teniente coronel José A. Ortíz escribió en su Diario que no confiaba en el éxito de la operación, ni que el destacamento Lesch logre cortar el camino o recta Francia - Zenteno, pero que ojalá se equivocara. Luego dijo que desde las 23 horas del 22 hasta las 2 horas de ese 23 la artillería boliviana hizo fuego cada 10 minutos, y que los regimientos 9 Itá Ybaté y 14 Cerro Corá iniciaron la progresión a horas 5, y que el regimiento 14 poco después ya forzó a los bolivianos a emplear sus armas automáticas, morteros y cañones. A horas 9 se escuchaba intenso "tiroteo hacia el destacamento Lesch", abriendo fuego instantes después los cañones paraguayos. Pero siendo 9, 10 horas cesó "el tiroteo hacia el destacamento Lesch, y, a las 9.45 también en el frente de la Sexta División",

         Al obscurecer informaron del Primer Cuerpo que el destacamento Lesch no ha cumplido su misión porque no pudo vencer la resistencia enemiga para llegar a la recta Francia - Zenteno.


         18. LAS ACCIONES DE CAMPO ACEVAL


         El coronel Carlos J. Fernández se refiere a las acciones de la Octava División y de la de Reserva General utilizando un relato del coronel Alfredo Ramos; que dice entre otras cosas:

         "En las primeras horas del 23 de octubre de 1933, la División de Reserva General inició las operaciones entrando en el pique Charcas con el regimiento 7 Yataity Corá del mayor Restituto Bogado en Punta. A poco de iniciar la progresión comenzó a chocar con los puestos adelantados enemigos, a los que forzaba con rapidez y fuertes ataques a replegarse. El enemigo efectuó una muy buena maniobra retardatriz, durante toda la mañana" del 23, y siendo horas 13, el regimiento 1 Valois Rivarola del entonces mayor Alfredo Ramos que marchaba en segundo escalón, "recibió orden de relevar a las fatigadas tropas" del regimiento vanguardia Yataity Corá, operación que se cumplió sin dificultad alguna, "y a las 14.30 horas el escuadrón de punta... del teniente 1o. Eustasio Rojas desalojaba nuevamente de sus posiciones de emergencia al enemigo. Pero éste, a medida que se retiraba, iba ofreciendo de más en más una tenaz resistencia". Luego de capturar sucesivas líneas de resistencia, las tropas del mayor Ramos chocaron con las posiciones organizadas alrededor de las 18.30 horas. Y al caer la noche ya se había desplegado íntegramente el Valois Rivarola "frente a las posiciones principales bolivianas, que se extendían en línea continua varios kilómetros, por cuyo motivo el regimiento 17 pasó a prolongar su ala norte". El 24 a la tarde la artillería boliviana sometió a las tropas de maniobra durante el combate a un endiablado bombardeo.

         Durante la noche de aquel 23 y el 24, patrullaron intensamente buscando claros para infiltrarse o los extremos flancos para rebasarlos, pero sin éxito. En efecto, no se pudo lograr el objetivo perseguido porque el enemigo estaba muy alerta, "decidido a defender palmo a palmo el terreno", escribió el coronel Alfredo Ramos.

         Ese 24 el coronel Juan B. Ayala comunicó al teniente coronel Ortíz "la retirada de las tropas bolivianas que enfrentaban a sus tropas y, a las del destacamento Lesch", para cuya verificación José A. Ortíz visitó personalmente "la línea de combate".

         El 25 las tropas del Primer Cuerpo continuaron buscando activamente "los flancos o espacios abiertos" para envolvimiento o infiltraciones; mientras el comando de dicho Cuerpo según su Orden de Operaciones empleó todas sus disponibilidades sin quedarse con una reserva, decidió hacer algunos estiramientos de frente para poder sacar de la línea algunas unidades y hacerse de reserva a fin de poder influir con ella en la prosecución del objetivo general del Ejército". Estas disposiciones el coronel José A. Ortíz comentó como sigue según el de igual grado Carlos J. Fernández:

         "El jefe de Estado Mayor, capitán A. Pampliega va al regimiento 9 para cooperar en la ejecución de la orden dada al comandante de tomar un frente de 900 a 1.000 metros y ver la posibilidad de que la misma realice un ataque por la retaguardia al enemigo".

         "El Comandante del Cuerpo pídeme que prolongue mi línea a fin, dice, de que yo pueda proteger con ella al batallón 40 comandado por el mayor Lesch que está recibiendo ataques de fuertes patrullas. ¡Qué notable! Me pide a mí que mi División con 500 hombres está cubriendo 2.500 metros, en tanto que el destacamento Lesch con un efectivo de 1.500 hombres cubre casi la misma extensión. Debe haber, pues, grande enredo o mucho miedo para que de allí se formule semejante pedido, aunque los rusos son muy valientes pero conservadores, en cuanto a asegurarse en lo posible. ¿Es para cosas como ésta que han constituido tantos mandos, algunos de los cuales conferidos innecesariamente a extranjeros? En consecuencia del pedido, ordenó al capitán Pampliega que haga extender al regimiento 9 su frente dando a cada batallón uno de 1.100 metros", terminó diciendo el coronel José A. Ortíz.

         El general Estigarribia se refirió a las acciones iniciadas el 23 de octubre de 1933 en los siguientes términos:

         "El día 23, a la hora H, comenzaron los ataques en toda la línea, desde Pampa Grande hasta Nanawa, sobre un frente de unos 70 kilómetros. Sólo la aviación paraguaya estaba ausente de aquel duelo memorable, porque no teníamos aviones. Ese día obligamos al enemigo a replegarse sobre su posición principal en toda la línea".

         El día 24 las tropas paraguayas que accionaban en el frente de Campo Aceval, avanzaron 8 kilómetros, con escasa resistencia" del enemigo.

         "El día 25 el ala derecha de Francia progresó hasta el kilómetro 10 de Zenteno. Ganamos igualmente terreno en Pozo Favorito. En el frente norte de Campo Aceval avanzamos un kilómetro, donde chocamos con una línea continua, que no pudimos forzar".

         "El día 26 ocupamos la primera posición enemiga en Pozo Favorito".

         "El día 27 obligamos al enemigo a un repliegue en su extrema ala derecha (sector Charata o Alihuatá Viejo). Ganamos terrenos en Pozo Favorito. Comprobamos en aquella oportunidad que estábamos en contacto con una poderosa posición defensiva, más o menos continua desde Charata hasta Nanawa".

         "El día 28, entre Nanawa y Pirizal, tomamos por asalto la primera posición enemiga en un frente de 3 kilómetros, y avanzamos 4 kilómetros de profundidad. En el sector Pampa Grande prosperaban bien nuestros ataques".


         19. EL ASALTO DE POZO FAVORITO.


         Sobre estas acciones el coronel Fernández transcribió lo que escribió sobre las mismas su autor principal, el coronel Alfredo Ramos, quien dijo:

         "Días después y estando en esas posiciones (sector Charcas) recibí orden de presentarme con mi regimiento en Falcón, en donde el general Estigarribia en persona me dio instrucciones para efectuar un asalto de ruptura en el sector de Pozo Favorito, ocupados por tropas de la Octava División comandadas por el teniente coronel Félix Cabrera".

         "El 29 de octubre, a las 6 de la mañana, el regimiento de Caballería No. 1, sin previa preparación de artillería, se lanzó al asalto de las posiciones bolivianas, rompiendo las defensas enemigas en una extensión de 1.200 metros. Pero la falta de reserva que pudiera explotar el éxito inicial, hizo que la progresión de un escuadrón de punta, el segundo a cargo del capitán César López de Filippi se viera detenido a más o menos 800 metros de las posiciones conquistadas, dentro de un enmarañado monte formándose en consecuencia un bolsón de regulares proporciones, con el vértice en dirección a Alihuatá". Este fue el primer asalto efectuado por el Valois Rivarola en el Chaco.

         "Un contraataque enemigo, realizado ese mismo día, previo un violento bombardeo de artillería y morteros, que duró unos 20 minutos y que por cierto causó sensibles bajas en mi unidad -dijo- entre las que cabe destacar las del capitán César López de Filippis y los tenientes Torales y Galarza". Los bolivianos fueron rechazados con sangrientas pérdidas.

         El capitán López de Filippis, distinguido y valiente oficial, ha recibido herida de gravedad en el combate y fue llevado por vía aérea a la Capital para el tratamiento médico, en donde falleció el 17 de setiembre de 1933 y se le otorgó el ascenso póstumo a mayor. En su homenaje el fortín boliviano Camacho fue rebautizado con el nombre de Mayor César López de Filippis, y cambiado tiempo después por el de Mariscal José Félix Estigarribia.


         20. EL ASALTO A PUESTO RÍOS.


         A modo de introducción al asalto de ruptura del regimiento No. 16 Mariscal López comandado por el entonces capitán Lorenzo Medina en Puesto Ríos, sector de la Octava División del prestigioso teniente coronel Félix Cabrera, cabe recordar que la División de Reserva General del mando del de igual grado Eduardo Torreani Viera, "había sido detenida con ingentes pérdidas en su ataque a las posiciones enemigas de Pozo Charcas, lugar elegido para el comienzo de las operaciones", conforme al plan de maniobra del Comando en Jefe paraguayo, escribió en su libro Algunas Batallas Memorables de la Guerra del Chaco el más tarde mayor Lorenzo Medina, férreo, valiente y auténtico guerrero del Chaco.

         Conformaban la División del comandante Eduardo Torreani Viera los regimientos 3 Corrales, 17 Yataity Corá, No. 1 Valois Rivarola y el Grupo de Artillería No. 1 General Bruguez.

         El mayor Lorenzo Medina escribió que en puesto Ríos su regimiento Mariscal López había empujado a los bolivianos hasta "su línea principal de resistencia, una posición fuertemente preparada, con trincheras bien delineadas y reforzadas a la perfección, con nidos de armas automáticas ubicadas técnicamente para un plan de fuego de alta precisión...", y que no obstante eso, sus aguerridas tropas lograron acercarse hasta menos de 50 metros en algunos puntos. Desde estos puntos escuchaban "voces de mando, ruido de menajes a las horas del rancho, y hasta los soldados se gastaban chistes y mofas de viva voz, de una línea a otra, matizando a veces con alegres risotadas el lúgubre ambiente de tragedia".

         Continuó relatando el mayor Medina que el 3 de noviembre le visitó el capitán Juan José Benítez, Jefe de Estado Mayor del acerado comandante Félix Cabrera. Benítez, tras referirse al fracaso de Pozo Charcas y que "las operaciones se han paralizado en todos los frentes", dijo que todos creían que los bolivianos estaban bien atrincherados "desde Charata hasta Nanawa, con numerosas tropas, y gran potencia de fuego", etc. El entonces capitán Medina le contestó que en su frente se podría asaltar y abrir una brecha en la línea boliviana, pudiendo con "tres o cuatro regimientos... explotar el éxito... llevando un vigoroso ataque directamente sobre Alihuatá", que distaría solamente unos cuatro kilómetros de su línea, de donde escuchaban constantemente ruidos de transportes motorizados...

         Al capitán Benítez le gustó la idea y a su regreso puso a conocimiento de su comandante Félix Cabrera, y éste antes del mediodía ya le citó en su P.C., distante 3 kilómetros, al capitán Lorenzo Medina, quien se presentó inmediatamente a la cita. El teniente coronel Félix Cabrera, "con su habitual estilo de mando, estricto y minucioso hasta en los menores detalles", dijo Lorenzo Medina, le pidió que le presentara concretamente su plan.

         El capitán Medina luego de formular las consideraciones del caso, le planteó con mayor fundamento, detalle y claridad, lo que había anticipado al capitán Juan José Benítez. El comandante Cabrera le escuchó atentamente y anotó algunos puntos de los expuestos por Medina. Habló por teléfono con Comanchaco, quien ya estaba en su puesto de comando del fortín Falcón, y éste, igual que Félix Cabrera, aprobó el plan Medina, debiendo ejecutarse el día siguiente 4 de noviembre de 1933.

         El capitán Medina al llegar de regreso a su P.C. reunió a sus comandantes de batallones: teniente 1o. de Marina Alejandro Rodríguez y los tenientes 2o. Alfredo Trinidad Dayans y Félix Ismael Ferreira, del primer, segundo y tercer batallones, respectivamente. El batallón Alejandro Rodríguez recibió la misión de asaltar, debiendo seguirle en segundo escalón el batallón Alfredo Trinidad Dayans. Entre tanto, el batallón Félix Ismael Ferreira cubriría todo el frente del regimiento Mariscal López, debiendo apoyar con su fuego a las tropas de asalto en caso de necesidad.

         La hora "H" se había fijado a las 5 horas del 4 de noviembre, pero a pedido del capitán Medina se fijó a las 10 horas, porque a pesar de la hora habitual de los asaltos, "que generalmente es al amanecer, las tropas caen en un intenso sopor, que cuando empieza a picar el fuerte calor de la época, para la hora que sugerimos están dormidos o despojando de ñamokyrá -un tipo de piojo agresivo y repugnante que se anida en las costuras de las ropas, desde donde ataca- sus gruesas ropas de paño, completamente desnudos" en las trincheras, escribió Lorenzo Medina, quien pidió también no se hiciera preparación de artillería porque "el éxito de la operación estribaría en la sorpresa". Pero al romper el frente boliviano la artillería debía bombardear el fortín Alihuatá para facilitar la progresión de los atacantes.

         Para la explotación del éxito fueron designados dos regimientos. El 3 de noviembre después de obscurecer llegó el 3 Corrales, "en lamentable estado, porque había sufrido rudo golpe en... Pozo Charcas;... 300 hombres, cansados y deprimidos". El 4 al amanecer llegó el Valois Rivarola, comandado por el mayor Alfredo Ramos, quien para coordinar mejor las acciones, se instaló en el P.C. del capitán Lorenzo Medina con su Plana Mayor.

         El capitán Medina había resuelto asaltar "al estilo Mariscal, un sistema muy peculiar... adoptado -por su regimiento- para los ataques sorpresivos en los montes tupidos, que consistía" en detectar un punto débil de la línea adversaria y carente de ametralladora. "Formar perpendicularmente sobre ese punto la tropa de asalto, en columna india, numerada en par e impar, quince o veinte hombres elegidos, con granadas de mano, machetes" y cada jefe de grupo con un fusil ametrallador (piripipí).

         A la hora indicada debían asaltar velozmente con resolución, valor y coraje, "para abrirse sobre la posición alcanzada los números pares a la derecha y los impares a la izquierda, lanzando las granadas de mano en las zanjas, a diestra y siniestra...". En esos momentos irrumpirían "las tropas con el mismo dispositivo, sobrepasando la posición conquistada cincuenta o cien metros en profundidad para luego converger en abanico" y atacar por la espalda a los bolivianos que siguiesen combatiendo desde sus posiciones...

         Siendo las 10 horas, el pelotón del muy joven pero valiente teniente Cubilla, provisto de un machete y 7 granadas de mano cada uno, se lanzaron sobre las posiciones bolivianas con un potente ¡Viva el Paraguay! y explosiones de sus mortíferas granadas, rompiendo el frente enemigo y apoderándose de su línea. El batallón Alejandro Rodríguez ampliaba al instante la brecha haciendo uso de sus bayonetas, seguido como un relámpago por el batallón Alfredo Trinidad Dayans, para atacar por la retaguardia a los bolivianos.

         A la voz de ¡Adelante Valois! del mayor Alfredo Ramos, sus ya gloriosas tropas avanzaron como rayo por la senda de asalto en pos de su objetivo. El mayor Medina escribió que le escuchó decir al mayor Ramos "a un soldado al pasar: Ya cobrá que Charcas-ré". Algo así como: Hay que vengar el fracaso de Charcas.

         No tardaron en llegar los prisioneros, exhibiendo muchos de los cautivos impresionantes machetazos: "El Valois avanza arrollando la resistencia que trataban de oponer las tropas enemigas... reagrupadas por sus oficiales en un desesperado intento por contener la avalancha", logrando finalmente merced a un infernal bombardeo de su artillería, causando a los paraguayos mayor número de bajas de lo que costó el asalto: muerto el soldado Joaquín Ríos y 7 heridos.

         Cuando las tropas del Valois Rivarola procuraron seguir avanzando ya encontraron fuerte resistencia de numerosos refuerzos bolivianos. La ruptura del frente boliviano de aquel 4 de noviembre de 1933, permitió abrir una brecha de unos 1.000 metros por 800 metros de fondo.

         Las bajas del regimiento Mariscal López fueron como sigue: el batallón Alejandro Rodríguez: 1 muerto y 7 heridos. El batallón Alfredo Trinidad Dayans: 2 muertos y 11 heridos. El batallón Félix Ismael Ferreira: 6 muertos, 27 heridos y 1 golpeado por explosión de granada.

         Los bolivianos sufrieron "63 muertos constatados y 160 prisioneros", según el mayor Lorenzo Medina.

         A modo de conclusión del asalto del 4 de noviembre en puesto Ríos, el mayor Medina ha escrito que tuvo la virtud de trasladar el desconcierto a los bolivianos. Permitió "la recuperación de la confianza para el éxito de la maniobra", interrumpida brevemente tras el fracaso de Pozo Charcas, y marcó "un hermoso hito en la ruta de los acontecimientos para la gran victoria de Campo Vía".

         El coronel Fernández comentó: "Estas acciones... se realizaban por indicaciones directas del Comanchaco, en persecución de su objetivo de engañar al Comando enemigo, pues... no quería aún develar su verdadera intención...".


         21. COMENTARIOS DE LAS ACCIONES INICIADAS EL 23 DE  OCTUBRE.


         El general Estigarribia dijo en sus Memorias sobre estas acciones que al comprobar que estaban frente "a una línea... continua del enemigo, comenzamos desde el día 28 -dijo- a cambiar la dosificación de nuestras fuerzas". Y al chocar y ser frenado al norte de Campo Aceval por "una poderosa posición organizada" que no esperaban, trasladó tropas de allí a Pozo Favorito.

         Seguidamente comentó que hasta ese día venían atacando "con igual energía en todos los sectores comprometidos", con miras a empujar a los bolivianos hasta el lugar donde decida defenderse, simulando concomitantemente el centro de gravedad del ataque paraguayo. Dijo también que en el terreno disputado era imposible montar una maniobra envolvente porque los bolivianos realizaban sucesivos repliegues, pudiendo sin embargo abrir caminos en los bosques y "mejorar el enlace lateral entre las unidades atacantes".

         También se refirió al asalto del Valois Rivarola del mayor Ramos que abrió una brecha de 2 kilómetros en el sector de Pozo Favorito, llegando "hasta la tercera línea; y en nuestra ala derecha, avanzamos hacia Charata" -dijo-, y agregó: "El 31, a consecuencia de estos ataques, el enemigo que defendía el camino Francia - Zenteno se replegó. En el sector... Nanawa y Pirizal avanzamos un kilómetro. Aquel mismo día rechazamos un ataque en el sector Toledo... del kilómetro 10 hacia Corrales, y perseguimos hasta el kilómetro 16".


         22. UNA MANIOBRA ORDENADA POR EL CORONEL AYALA.


         El coronel Fernández comentó que aparentemente el coronel Juan B. Ayala ordenó por su cuenta al teniente coronel Vicente Machuca de la Sexta División que realizara una maniobra, porque el Diario del Primer Cuerpo registró el 30 de octubre de 1933, que el citado Machuca dio parte que debido a la extrema obscuridad y al tupido bosque había suspendido "la maniobra organizándose los regimientos defensivamente a la altura alcanzada", y que esa noche sus patrullas atacaron hasta hacerles replegar a los puestos adelantados bolivianos, continuando el avance el día siguiente al amanecer, encontrando su regimiento 8 Piribebuy mucha resistencia. Sin embargo, para la media tarde este regimiento logró "delinear el contorno de la posición" de los bolivianos, quienes luego trajeron violentos ataques, pero fueron rechazados en la misma forma.

         Al oscurecer informó el teniente coronel José A. Ortíz de la Séptima División que el batallón del capitán Osvaldo Ortíz que en cumplimiento de su misión maniobró por "el flanco este del enemigo teniendo en cuenta el claro producido con el desplazamiento de las unidades", progresando 700 metros al sur, hasta chocar con los bolivianos. "Buscó el flanco oeste encontrando igualmente resistencia y continuó reconociendo al norte., chocando con el enemigo en todas partes".

         Ese 30 de octubre después de oscurecer, las Divisiones Sexta y Séptima y el destacamento teniente coronel Higinio Morínigo, seguían "aferrando al enemigo y estrechando distancia". Este jefe le había reemplazado el día anterior al mayor Leónidas Lesch en el comando del que fuera destacamento Lesch, al ser éste evacuado a retaguardia por enfermedad.

         Al hablar del teniente coronel Higinio Morínigo viene al caso recordar que el 22 de febrero de ese año 1933 ya había sido dado de alta en el Segundo Cuerpo de Ejército, por Orden del Día No. 26, y designado por el Comando en Jefe del Ejército y la Armada nacionales comandante del regimiento 14 Cerro Corá, en reemplazo del capitán Enrique Paats. Pero el citado Higinio Morínigo no ha asumido el comando del 14 Cerro Corá, porque al llegar "sufrió un ataque de apendicitis aguda", viajando a retaguardia dos días después. En consecuencia, el capitán Enrique Paats reasumió de nuevo el comando del referido regimiento Cerro Corá. El caso apendicitis ha dado lugar a maliciosos comentarios.

         "El destacamento Oliver como guarda flanco sudoeste y oeste del dispositivo general del Primer Cuerpo de Ejército (sector Francia) continúa sin encontrar enemigo".


         23. OBSERVACIONES DESDE EL SECTOR GONDRA


         El Coronel Fernández transcribió en su tercer libro lo que ha escrito el mayor Ramón L. Paredes sobre las "sangrientas acciones iniciadas el 23 de octubre, sin pausa casi..., que actuaba en el sector Gondra, casi en forma pasiva, porque no le había llegado aún la hora decisiva, pero que sentía la inquietud del combatiente por lo fragoroso y encarnizado de nuestros ataques en los demás sectores, que al parecer no caminaba", como quería el citado mayor Paredes, razón por la que escribió en su Diario:

         "Lunes 23 de octubre, desde las primeras horas truena el cañón, en las dos alas: Nanawa y Alihuatá. En este último punto parece con mayor entusiasmo", acentuándose en dirección a Alihuatá desde horas 9.35. En el frente de Gondra activan las artillerías de los dos lados y "fusilerías desde las posiciones..." tanto de Nanawa como de Falcón dicen de que todo marcha bien y sin embargo no se ha conseguido nada. La resistencia enemiga es fuerte en todas partes".

         El 24 "continúa nuestra ofensiva en todo el frente. En Nanawa la Cuarta División fue detenida completamente, mañana piensan asaltar la posición...".

         El 25 "desde temprano el fragor de la lucha es intensa... En Nanawa se ha tomado un reducto enemigo con muchas pérdidas. En ese frente la ofensiva ya está detenida. En Alihuatá creo que también ya ha fallado. Nuestra reserva ha sido empleada, y su marcha es muy lenta por los obstáculos que pone el enemigo... considero que nuestra ofensiva ha fracasado".

         El 26 "Un profundo silencio en nuestro frente. De los demás sectores no se escucha nada, el viento es muy fuerte. El teniente coronel Franco estuvo en Falcón a conversar con el general -Estigarribia-. No viene muy optimista sobre el resultado de nuestra ofensiva".

         El 27 "Desde las primeras horas el enemigo ataca nuestro frente, especialmente en el frente del regimiento 4" Curupayty. A horas 9 los bolivianos tomaron uno de los retenes paraguayos, pero fue retomado mediante "un enérgico contraataque. El enemigo dejó en dicho lugar varios muertos". Luego se infiltró entre los retenes, ocupando "los piques de enlace, pero dándose cuenta de nuestra maniobra se replegaron. Para las 15 horas, el regimiento -4 Curupayty- ocupaba de nuevo sus antiguas posiciones, normalizándose la situación". Quedaron en el lugar del combate 30 bolivianos muertos, pero los heridos llevaron. Del lugar del combate recogieron 28 fusiles y otros materiales bélicos. El 4 Curupayty tuvo 2 muertos y 11 heridos. "En un momento crítico el mayor Ramón L. Paredes apeló a su Plana Mayor hasta que llegaron refuerzos. Al llegar la noche seguían tronando los cañones en todos los frentes.

         El 28 "De Nanawa se sabe que nuestras tropas ocuparon ya el camino Pirizal -Nanawa, recién el primer objetivo; en cambio hacia Alihuatá nuestra reserva fue detenida completamente donde el enemigo carga grandes masas y patrullan intensamente hacia el este. En los ataques de Nanawa hemos tenido muchas bajas entre ellos gravemente herido el mayor Salaskín. En nuestro frente un intenso ruido de camiones, parece que sacan tropas".

         "Domingo 29 de octubre, se lucha en Nanawa y Alihuatá. En nuestro frente calma absoluta. Parece que se prepara para mañana otro ataque en Nanawa, con lo que no estoy de acuerdo, es ya demasiada nuestras bajas en ese sector".

         El 30 "Desde temprano la lucha es encarnizada hacia Alihuatá. Dicen que nuestras tropas atacan Pozo Favorito. El cañoneo es intenso y no descansa hasta la noche".

         Murió el mayor Salaskín del regimiento 2 Coronel Toledo a consecuencia de las heridas recibidas el sábado". Era segundo jefe del Toledo y un excelente oficial". Falleció el 30 de octubre de 1933 en el hospital de Florida.

         El 31 "Amanecemos con la misma música; Alihuatá truena como nunca. El tableteo de la ametralladora y el tronar del cañón es incesante, se tiene la sensación de que nadie queda vivo en ese sector".

         "Anoche tuve en mi regimiento 4 muertos y 8 heridos a consecuencia de tiros de morteros, el arma infernal de la guerra".

         Comentando estos relatos dijo el coronel Carlos J. Fernández que se justificaban plenamente "las reacciones del mayor Paredes en esos momentos en que se estaba jugando una brava carta. Su espíritu inquieto no soportaba la inactividad obligada a que estaba sometido, y la impotencia en que se hallaba en no poder influir de algún modo o contribuir con su famoso regimiento Curupayty, o con toda la veterana tropa de la División de Hierro para el inmediato desenlace del tremendo drama que se vivía entonces y donde él, en esos días se consideraba seguramente un simple espectador, que lo desesperaba. Veremos en su oportunidad otras interesantes reflexiones de este criterioso y valiente jefe, cuyas severas críticas, de las cuales no estuve libre -dijo Fernández-, supe apreciar ya después de la guerra en su verdadera intención y dimensión".


         24. MALENTENDIDO ENTRE JEFES PARAGUAYOS.


         Retomando el hilo de la maniobra del sector Zenteno escribió el coronel Carlos J. Fernández "que hasta el 10 de noviembre en el sector Zenteno prosiguieron nuestros movimientos con la misma modalidad impresa por el Comando del Cuerpo -el coronel Juan B. Ayala-, donde el enemigo iba presentando cada vez mayor resistencia en posiciones preparadas y más densamente guarnecidas a medida del estrechamiento de su extenso frente". El tupido bosque además de favorecer la emboscada impedía el avance rápido, a los que debía agregarse "la desusada precaución" recomendada por el coronel Ayala, según el Diario del coronel José A. Ortíz citado por el coronel Fernández "en el que hace resaltar con atinadas observaciones la conducta y el procedimiento puestos en práctica... por el coronel Ayala". Luego agregó el coronel Fernández: "El coronel Ortíz siempre fue un oficial sereno, respetuoso y de buen criterio, pero al mismo tiempo muy estricto en cuanto a sus deberes y atribuciones, por eso su extrañeza y su airada protesta inmediata cuando consideraba vulnerados sus derechos, o era víctima de alguna injusticia... Se nota que desde el comienzo no hubo afinidad espiritual ni profesional entre los dos principales jefes del Primer Cuerpo, por lo que era inminente una crisis del mando, tal como sucediera un mes más tarde".

         Por su lado el general Estigarribia escribió en sus Memorias: "El 1º. de noviembre el enemigo presionó fuertemente sobre nuestras avanzadas de kilómetro 53 de Herrera hacia Platanillos. Ese mismo día recibí un parte de Bahía Negra... de que el enemigo se había apoderado... de Coronel Bogado. La noticia aunque no carecía de importancia, me produjo poca preocupación. Ciertamente que en aquel lejano sector contábamos con muy pocas tropas, pero el recorrido de algo menos de 200 kilómetros, que separaba Coronel Bogado de Bahía Negra, era de los más dificultosos por la naturaleza del terreno; y además siempre tendríamos tiempo para concurrir con más fuerza oportunamente".

         Al enterarse el mayor Ramón L. Paredes que los bolivianos atacaron el fortín Toledo y que fueron repelidos, escribió en su Diario el 2 de noviembre de 1933: "¿Qué haría Kundt si sabe que Toledo está desguarnecido? Es lo que siempre he temido, que pudieran repetir lo de Platanillos".

         También ese día 2 el teniente coronel Higinio Morínigo M. retiró de la línea por orden del coronel Ayala el regimiento 10 Sauce, "cubriendo todo su frente, a caballo sobre el camino Francia - Zenteno, con el regimiento 12, ocupando el linde norte del cañadón del kilómetro 10 de dicho camino" y controlando con patrullas la orilla opuesta o sur.

         El coronel José A. Ortíz dijo en su Diario citado por el coronel Fernández que aquel 2 de noviembre escuchó "un fuerte cañoneo hacia Pozo Favorito" y que le visitó al teniente coronel Morínigo y que éste luego del saludo protestó contra el coronel Juan B. Ayala, contestándole su visitante "que muchos de esos desatinos podrían ser tolerables, pero lo imperdonable es que está malogrando todos los esfuerzos que se realizan por falta de decisión y falta absoluta de audacia", y que así como están operando, los aferramientos igual ocasionan bajas, resultando mayor de las que sufrirían incursionando en forma "audaz y enérgica hacia la retaguardia enemiga".

         Seguidamente comentó el coronel Ortíz que le visitó el mayor José C. Britos, jefe de Estado Mayor del Primer Cuerpo, para pedirle su opinión si en qué parte de su frente consideraba más débil para romper allí la línea boliviana, contestándole el entonces teniente coronel Ortiz "que una irrupción dará idéntico resultado en cualquier parte en que se efectúe". Y agregó que le increpó al mayor Britos "las fallas de la ofensiva por no haberse emprendido en la única forma que podría resultarnos eficaz, cual fue la propuesta por mí -dijo el coronel Ortíz- de lanzar una División por el pique 10, para luego interceptar la recta Francia - Zenteno a retaguardia del enemigo", y que de ese modo se hubiera sufrido menor número de bajas que los bolivianos, quienes incluso podrían ser copados al perder enlace con su base.

         El mayor Britos se defendió alegando "que la responsabilidad exclusiva de las fallas señaladas corresponde al Comandante de Cuerpo, quien por su indecisión a nada se atreve y con quien, por tanto, nada puede hacerse. Para corroborar su afirmación dijo que el coronel Ayala confiaba mucho en su asesor, "el capitán extranjero" -capitán H.C. Sergio Kern, ruso, que fue su condiscípulo en la Escuela de Guerra Francesa-, quien muchas veces le convence "para realizar una acción determinada, ordenándose así después de largos cabildeos, cuando de pronto, desprovisto aquel jefe de la audacia necesaria y escudado en el pretexto de que debe andarse con cuidado, emite la contraorden que paraliza todos los movimientos ya muy bien encaminados en acciones".

         Inmediatamente le dijo el entonces teniente coronel Ortíz al mayor Britos que él "hará romper la línea enemiga pero sin ninguna preparación previa".

         Por su parte, el coronel Fernández al referirse a estos desagradables incidentes dijo: "Llama la atención el hecho que los mismos colaboradores inmediatos del coronel Ayala (Jefe de Estado Mayor, Jefe de Operaciones del mismo organismo, el capitán extranjero asesor, y el comandante de la D.7), coincidan en el concepto de que el comandante del Primer Cuerpo era un jefe irresoluto, sobre todo cuando no disponía de una superioridad aplastante sobre el enemigo, para accionar. Y prosiguió diciendo entre otras cosas el coronel Fernández que aportaba elementos de juicio "con la publicación de estos importantes documentos, originales e inéditos, que vienen a revelar en forma altamente instructiva y esclarecedora todos los entretelones y los malentendidos que trababan, eso sí, la acción de conjunto".

         El coronel Ortíz siguió comentando en su Diario que el 3 fue al P.C. del 9 Itá Ybaté "para auscultar la opinión de los probables ejecutores del asalto". Los comandantes de batallones "apoyaron la idea de asaltar al enemigo sin preparación de la artillería". También apoyaron la idea el capitán Atilio Benítez, comandante del regimiento Cerro Corá y el comandante de uno de sus batallones, el capitán de Reserva Rogelio Benítez.

         Ese mismo día el coronel Ayala le invitó al teniente coronel Ortíz a reunirse con él en su P.C. Cuando llegó Ortíz, Ayala le explicó su plan de maniobra siempre muy cauteloso, señaló el comandante Ortíz, razón por la que objetó dicho plan y le informó de su idea operativa para "destruir al enemigo" contando ya además "con la opinión favorable de los más directos ejecutores".

         Continuó diciendo el coronel Ortíz que el coronel Ayala llamó "entonces a su para él imprescindible asesor extranjero para consultarle sobre el caso. ¡Cosa increíble esta actitud del coronel Ayala que ya me habían advertido ser habitual en él y que yo me resistía a creerla verdad!". Por no admitir dicha actitud, el coronel Ortíz se preparó a reaccionar enérgicamente si el referido asesor extranjero contrariaba "sus puntos de vista fundados en apreciaciones criteriosas". Por fortuna el citado asesor apoyó también la idea del coronel Ortíz, diciendo en francés al coronel Ayala: "Eso es la guerra, mi coronel", pidiendo enseguida disculpa por la recomendación que había dado anteriormente, debido a que entonces "el coronel Ayala le había indicado otra intención".

         Luego dijo Ortíz: "Convenida la operación con el Comando del Cuerpo, me retiré a mi Unidad convencido de la completa nulidad del coronel Ayala como combatiente, y en tal convencimiento profundamente resentido de actuar bajo sus órdenes".

         Por considerar importante para los que tienen vocación de abrazar la carrera militar, se transcribe a continuación lo que dejó escrito en su citado libro el destacado coronel Carlos J. Fernández:

         "De lo expuesto podemos deducir que la preparación intelectual y moral que un jefe debe realizar a la par de la de preparación material y topográfica para la batalla, o no ha sido hecha en buena forma por el coronel Ayala o fue diferida, y por lo tanto contraproducente, puesto que no supo evitar la quiebra espiritual entre él y sus colaboradores más inmediatos y responsables, cuya consecuencia es el fracaso. Fue el caso lamentable del coronel Ayala en aquella tremenda emergencia, al ser exonerado más tarde del Comando de la Gran Unidad, casi en vísperas de la gran victoria".


         25. UN ASALTO DEL REGIMIENTO ITÁ YBATÉ


         El coronel Ortíz registró en su citado Diario que a la mañana se reunió con los oficiales del Itá Ybaté No. 9 y luego con los de los regimientos 10 Sauce y 14 Cerro Corá, y posteriormente con los comandantes de pelotones que eran suboficiales, alentándoles a que "cumplan a conciencia y entusiasmo la tarea que se les confía". Agregó que estaba impresionado. Le preocupaba el resultado de la maniobra, que si llegaba a fracasar, serían todos "liquidados esos magníficos compatriotas". Siguió diciendo que ese día 4 a las 20 horas le comunicó el coronel Ayala que el general Estigarribia había aprobado su plan de ruptura de la línea boliviana, y que esa noticia le significó un gran alivio a su preocupación por el resultado de la operación.

         El último párrafo el coronel Fernández comentó como sigue:

         "Aquí se demuestra palpablemente que la confianza mutua entre superior y subalterno, sobre todo en los momentos críticos, como en este caso, suele producir verdadero milagro".

         El asalto de ruptura del frente enemigo del regimiento 9 Itá Ybaté estaba fijado para el 5 de noviembre, y siendo las 9.32 horas el Dr. Alejandro Volpe dio la señal convenida "con una campana improvisada". A los 5 minutos cesa el fuego en una parte, continuando fuerte en la otra. El primer batallón del R. 9 comunica haberse adueñado de las posiciones enemigas en un frente de 300 metros, formando martillo hacia el este y al oeste", dijo el coronel Ortíz.

         Al informar el tercer batallón del regimiento 9 que no pudo apoderarse de la posición boliviana, dispuso el comandante José A. Ortíz que un batallón del 10 Sauce avance al este por la brecha abierta e intercepte el camino de los bolivianos que detenían al citado tercer batallón del 9 Itá Ybaté, aunque este batallón informó minutos después haberse apoderado también de las trincheras enemigas, capturando varios prisioneros bolivianos.

         Mientras los 2 batallones se dispusieron a "ensanchar la brecha y explotar el éxito", el regimiento Sauce avanzó rápidamente por dicha brecha al sur y después al oeste, con miras a cortar "el camino Puesto J - Charata. El comando del 10 Sauce despachó otro batallón "para cortar al enemigo frente al segundo batallón del regimiento 9", pero no cumplió la misión porque los bolivianos al notar dicho movimiento se desbandaron y huyeron.

         El Sauce No. 10 llegó al camino "después de haber pasado los últimos hombres" que huyeron del frente del regimiento 15 Lomas Valentinas, antes de ser aislados y copados por los paraguayas, según el coronel José A. Ortíz. Este comentó también un caso humorístico escenificado por soldados paraguayos patrulleros, quienes al llegar al camino vieron que unos soldados bolivianos "estaban recogiendo a cierta distancia el hilo telefónico". Entonces los paraguayos tomaron también dicho hilo y comenzaron los estirones entre ambos grupos adversarios, hasta que huyeron los bolivianos.

         Esa noche los bolivianos del frente de la Sexta División se retiraron, conforme al aviso dado por el coronel Ayala al capitán Amancio Pampliega, jefe de Estado Mayor de la Séptima División.

         Las pérdidas bolivianas fueron de 33 prisioneros, 5 ametralladoras, de las cuales 2 eran pesadas, 90 fusiles, otros elementos y gran cantidad de proyectiles.


         26. ACCIONES DE NANAWA Y PIRIZAL.


         El 5 de noviembre el coronel Carlos J. Fernández de la Cuarta División, acompañado de su Jefe de Estado Mayor y del Comando de la artillería del Tercer Cuerpo, realizaron otro reconocimiento aéreo del sector Nanawa - Pirizal. El 8 estos dos últimos acompañados del mayor Leandro González, jefe de Estado Mayor de la Quinta División, realizaron otro vuelo para "buscar la dirección más favorable para un ataque a fondo en dirección a Samaklay, o efectuar una ruptura de la línea boliviana frente mismo al viejo fortín".

         Después de estos dos vuelos sobre el fortín Nanawa 2 soldados enemigos se entregaron a los paraguayos, cuyas declaraciones sirvieron de base al planeamiento de ruptura de la línea boliviana del frente del regimiento 13 Tuyutí. "La operación era factible por sorpresa. Espíritu de las tropas, excelente; oficialidad buena, jefes, un poco tímidos, por falta de efectivos", dijo el coronel Carlos J. Fernández. Dejó también escrito que "el que verdaderamente planeó la operación fue el entonces Jefe de Estado Mayor de la Quinta División, mayor Leandro González, quien, con venia de su comandante Divisionario, llevó la idea al del Cuerpo, y éste pidió" al teniente coronel Fernández, "constatara sobre el terreno los informes del mayor González y su posibilidad. El citado Fernández conversó con el teniente coronel Francisco Brizuela, comando de la Quinta División, al término de la inspección practicada, encontrando a éste "un tanto dudoso del éxito por el poco efectivo con que contaba". Fernández le ofreció 500 hombres de refuerzo y aceptó. Luego Fernández informó al coronel Irrazábal del resultado de su inspección y "de la feliz concordancia" que tenía con el teniente coronel Brizuela para la operación proyectada.

         Colaborando con dicha operación el comandante de 20 Acayuasá mandó "realizar un golpe de mano" siendo las 16 horas en Pirizal, logrando romper el frente boliviano y ocupar 800 metros de sus posiciones. Allí rechazaron dos contraataques bolivianos, quienes abandonaron a sus muertos, entre ellos el teniente Vaca Flores y cayendo prisionero Tomás Muñoz. Este al declarar dio los nombres de los regimientos bolivianos que cubrían el tramo Pirizal - Nanawa, con unos 2.000 hombres.

         El 11 de noviembre a hora 1.30 partió el batallón Graciniano Barboza con rumbo a las posiciones de la Quinta División, acompañado del teniente coronel Carlos J. Fernández. Por desconocimiento del terreno, agravado por la oscuridad, se desorientaron durante la marcha. No obstante ello llegaron "a destino antes de amanecer".

         Antes de promediar la tarde de aquel día, fracciones de los regimientos 6 Boquerón y 3 Coronel Mongelós de la Cuarta División, avanzaron "en toda la extensión del cañadón desde el kilómetro 7 hasta el kilómetro 4, aferrándose al terreno hasta donde alcanzaron, siendo batidas esas fracciones con automáticas, morteros y artillería". Se simuló también concentración de tropas de 22 horas hasta la una de la madrugada aproximadamente ese día 11, con "3 camiones y 18 hombres elegidos entre personal camillero, ranchero y ordenanzas... del Cuartel Divisionario. Al percibir el enemigo el movimiento de camiones, abrió intenso fuego sobre los mismos, incluyendo su artillería, pero sin causar daño alguno.


         27. EL ASALTO DE RUPTURA DEL 13 TUYUTÍ.


         El asalto de ruptura estuvo a cargo del 13 Tuyutí comandado por el mayor Francisco Andino, reforzado por el segundo batallón del capitán Graciniano Barboza del 6 Boquerón, reforzado por una sección Mortero de la Cuarta División, un escuadrón del regimiento 4 Acá Carayá, un escuadrón del regimiento 5 Acá Verá, el escuadrón Explorador y el escuadrón Divisionario de la Quinta División y "los servicios auxiliares correspondientes".

         El capitán Graciniano Barboza informó después a su comandante de regimiento que la hora "H" fue fijada a "las 3 horas del día 12 de noviembre de 1933. A la hora designada el primer y segundo batallones del 13 Tuyutí asaltaron las posiciones enemigas, y después de un corto tiroteo se apoderaron fácilmente de las posiciones enemigas y tomaron 5 prisioneros, un fusil ametralladora y algunos armamentos, sin tener mayormente bajas. El enemigo resiste en su segunda línea y contraataca, siendo rechazado. Durante la mañana del 12 no pudieron cumplirse todos los objetivos y tuvo que consolidarse en las posiciones conquistadas". El mayor Francisco Andino se refirió al asalto diciendo: "A las 3.30 horas, a una señal de tres cohetes de luz, las tropas se lanzaron contra las posiciones enemigas sin ninguna pérdida. Los tiradores enemigos quedaron aplastados a golpes de bayonetas en las zanjas y nidos de ametralladoras y otros se replegaron al norte y sur produciéndose... una brecha bastante importante".


         28. EL BATALLÓN CAPITÁN BARBOZA.


         El batallón del capitán Barboza era la reserva del regimiento 13 Tuyutí, y esa madrugada del 12 ya mandó reforzar al primer batallón del 13 Tuyutí con el pelotón del teniente 2o. de Reserva Timoteo Martínez y al segundo batallón con el pelotón del vice sargento 1o. Félix Ayala. Comentó también el capitán Barboza, que poco después despachó 2 pelotones más para el primer batallón del regimiento 13, "que ya tenía bastante pérdida". Comandaban dichos pelotones los sargentos 1o. Pedro P. Oviedo y Pedro Samudio.

         Ese mismo 12 de noviembre a horas 13, previa preparación de artillería y morteros, los paraguayos conquistaron por asalto las posiciones de la Isla C y de Artillería - cué.

         El capitán Barboza continuó escribiendo en su informe que: "La actuación del personal del segundo batallón del regimiento 6, que tomó parte en la acción, fue brillante y especialmente en la Isla C donde la decisión y heroísmo del vice sargento 1o. Félix Ayala dio por resultado la caída de tan importante punto quedando, se puede decir, mediante ello encerrado el enemigo que estaba frente al destacamento "B". Del pelotón del citado sub-oficial no quedaron sino 12 hombres de un total de 28. Murieron en la acción el sub-oficial Félix Ayala, un sargento 2o., dos cabos 2o. y tres soldados; heridos: un sargento 2o., dos cabos 2o. y cinco soldados".

         Las bajas del batallón Barboza del día 12 fueron 29 hombres: 8 muertos, 17 heridos y 4 golpeados.

         Prosiguió diciendo el capitán Barboza que aquel 12 a horas 20 le ordenó el mayor Andino reforzar con una compañía al segundo batallón de 13 Tuyutí para las acciones del 13, y que envió "a la compañía de Zapadores comandado por el teniente 2o. Marcial Samaniego... Esta Compañía, juntamente con otras unidades de la reserva del destacamento, tomaron por asalto la punta sur del bosque de Nanawa, después de un intenso tiroteo y bajo el fuego de la artillería enemiga", rindiéndose finalmente los bolivianos que ocupaban el monte.

         El total de bajas del batallón Barboza durante el 12 y 13 de noviembre fue de 8 muertos y 30 heridos.

         Concluyó diciendo el valiente capitán Barboza que la artillería paraguaya "destrozó completamente las fortificaciones enemigas de las lomadas Artillería-cué, causando estragos y desmoralización al enemigo" permitiendo el triunfo paraguayo sin mayores bajas.


         29. LA COLABORACIÓN DEL COMANDANTE FERNÁNDEZ.


         El coronel Carlos J. Fernández fue a primera hora del 13 a la Quinta División y encontró "que no podía ejecutar el envolvimiento por falta de tropas". Entonces ordenó que un escuadrón del 3 Coronel Mongelós viaje urgentemente en camión a la Quinta División para reforzarla. Llegó a destino "tan oportunamente... para intimar rendición a las tropas bolivianas", cayendo en su poder 29 ametralladoras, de las cuales 8 pesadas y 21 livianas.

         Continuó diciendo Fernández que llegaron al río Monte Lindo con el mayor Marcial Urbieta, patrullando 1.000 metros al sur y 800 de la misma medida al oeste, encontrando solamente "rastros de una precipitada" fuga del enemigo, y recogiendo "el libro de Partes Telefónicos" en puesto Miranda. Era el único documento que no se quemó, porque los bolivianos al huir incendiaron la intendencia, farmacia y sus parques de guerra. Luego escribió Fernández que solamente pudieron reorganizar "una compañía del batallón del capitán Plá y el escuadrón del teniente Legal".

         Dijo también que a su regreso le informó al coronel Francisco Brizuela que ordene "con energía la ocupación de las alturas abandonadas por el enemigo", repitiendo lo mismo al coronel Irrazábal, pero que el 15 comprobaron que la orden de éste no se cumplió: "Nadie se movió de su lugar y se perdió la oportunidad de explotar el éxito". Y que además, los bolivianos volvieron a ocupar las lomadas con tropas de refuerzo.

         Sobre el incumplimiento de la orden de ocupación de las lomadas abandonadas por los bolivianos, escribió en su Diario el coronel Ramón L. Paredes, entre otras cosas: "No se explotó el éxito porque nuestras tropas se entretuvieron requechear (requechear quiere decir recoger los objetos abandonados por el enemigo al huir o quitar de los prisioneros) bajo el pretexto de reorganización de las unidades. Cuando se quiso seguir la operación ya fuimos detenidos por la segunda línea boliviana, costando esta operación un regular número de bajas. La conquista de la primera línea casi no ha costado nada".

         "Es indudable que la operación más difícil para nuestros oficiales es la explotación del éxito que siempre fracasa por motivos insignificantes".

         En estas acciones cayeron prisioneros 428 bolivianos: 1 jefe, 12 oficiales y 415 de tropas, todos, del regimiento Castillo.

         En consecuencia, Nanawa fue liberada de la presión boliviana y de "la amenaza hacia nuestra extrema ala izquierda, en el orden estratégico, y nos ponía en situación favorable de emprender un movimiento envolvente por el sur, en dirección del fortín General Duarte -Murguia-, con cierta holgura ya que en el frente de Pirizal no encontramos hasta ese momento una brecha", escribió mucho tiempo después el coronel Carlos José Fernández.

         El mayor Marcial Urbieta, comandante del 4 Acá Carayá dejó escrito en su Diario: "Toda esta maniobra se preparó por la delación de dos desertores bolivianos que informaron la situación de las tropas enemigas en el frente que atacamos".


         30. UN SANGRIENTO ASALTO PARAGUAYO.


         El coronel Fernández continuó citando el referido informe del capitán Graciniano Barboza, transcribiendo lo siguiente:

         "A las 18 horas del 16 de noviembre de 1933, hubo una reunión de Comandantes de Unidades en el P.C. del comando de la Quinta División, en donde el coronel Brizuela explicó sobre un mapa el sector que se iba a atacar; era un frente más o menos de 250 a 300 metros y que debía ser previamente bombardeado por nuestra artillería con una preparación de 10 minutos, debiendo luego transportar su fuego sobre la Isla 13 de 100 a 100 metros hacia el interior del monte y desplazar hacia la derecha en donde estaba el dispositivo más fuerte del enemigo, según todos los informes".

         "La idea general de la operación era apoderarse de la Isla 13 y luego en unión con otras tropas hacer una conversión hacia la derecha y apoderarse de las alturas y posiciones enemigas frente al regimiento 7 "24 de Mayo". La Brigada de Caballería y el destacamento "B" debían amenazar al mismo tiempo la retaguardia enemiga hacia Samaklay".

         El 17 la artillería del capitán Juan Rovira regló "sus tiros sobre las posiciones enemigas que debían ser tomadas por asalto".

         "Las tropas de asalto debían progresar a medida que la artillería alargaba sus tiros".

         El capitán Barboza comentó que al recibir "la orden de alistar" su segundo batallón del 6 Boquerón, reunió a sus comandantes de compañía para explicarles la misión recibida y la forma de cumplirla.

         A la tarde del mismo día 16 reconocieron sobre "el terreno el punto a atacar, el cual parecía quedar 400 metros" de las posiciones del batallón Barboza.

         Siguió diciendo el capitán Barboza que a horas "4.30 aproximadamente las tropas salieron de sus posiciones a colocarse a 250 metros más o menos de lo que parecía ser orilla de la Isla 13, pero que en realidad era un sucio cañadón (estaba marcado en el croquis). La hora "H" era las 4.25 horas. La orilla de la Isla estaba muy lejos...".

         "El reglaje de tiro de artillería por lo tanto no pudo ser bueno, puesto que habían tomado como orilla del monte al cañadón sucio", dijo Barboza.

         Al terminar el apresto de su tropa de asalto, el capitán Barboza avisó al de igual grado Juan Rovira para iniciar la preparación. Los capitanes Yegros, Mora y Juan Martincich le acompañaban a Rovira "en el Observatorio de la Artillería".

         Agregó el capitán Barboza que en el informe que presentó el mayor Andino, comando del 13 Tuyutí "no quiso recordar de este pasaje de la acción", pero que circularon "rumores que falsean la verdad de los hechos y quieren culpar a la indisciplina de su batallón el fracaso de la acción".

         Luego prosiguió: "Al empezar el bombardeo caen 4 a 5 granadas sobre la compañía de Zapadores lo que causó la baja de casi dos pelotones, pero a pesar de todo, una vez que cesó el fuego de preparación, las tropas asaltaron resueltamente. Pero desgraciadamente las posiciones enemigas estaban intactas y sus armas automáticas... que estaban en la parte norte de la Isla 13 y tomaron de flanco a la compañía del teniente 2o. Eugenio Reichert causándole enormes bajas"

         "Las compañías del primer escalón -2 compañías: quinta compañía de fusileros del teniente 2o. Eugenio Reichert y la compañía de zapadores del teniente 2o. Marcial Samaniego- llegaron diezmadas a la orilla de la Isla 13 y entablaron una lucha a granada de mano con el enemigo, superior en número según informe de los heridos y estafetas, y que estaban en zanjas.

         Los partes recibidos por el capitán Barboza de sus comandantes del primer escalón eran "alarmantes...; dándole cuenta que sus Unidades estaban diezmadas", solicitando refuerzos. Este pedido se atendió rápidamente.

         El distinguido capitán Barboza llegó al frente de operaciones para cerciorarse personalmente de la difícil situación de sus tropas, y una vez comprobado, pidió al mayor Andino autorización "para retirar un poco más atrás al resto de sus tropas (eran las 8 horas más o menos), para aferrarse en un terreno un poco mejor". La orden para retirar sus raleadas tropas y de suspensión del ataque recibió una hora más tarde.

         El batallón Barboza tuvo aquel 17 de noviembre de 1933, un total de 132 bajas. Muertos 26; heridos 74, "golpeados por artillería y morteros, 12, y desaparecidos 20, en su mayoría muertos".


         31. COMENTARIOS SOBRE EL ASALTO FRUSTRADO Y CITACIONES


         El coronel Fernández comentó este infausto resultado diciendo: "... el fracaso de la acción se debió a un insignificante detalle pero de consecuencias funestas para el batallón Barboza, a cuyos bravos componentes se quiso presentar como indisciplinados, pues, al parecer, no quisieron cumplir estrictamente la orden recibida, según informe que yo recibiera, -dijo-, en forma verbal y a modo de rumores recogidos de los propios combatientes. Ese detalle fue que no se reconoció ni exploró el terreno, mediante patrullas en la noche antes, como se hiciera el día 11".

         "Pero el capitán Barboza, defendió a sus subordinados en su informe, dando las siguientes explicaciones:"

         "La tropa no ha perdido un sólo momento su moral y tal es así que se pudieron traer todas las armas automáticas y muchos fusiles".

         "No se puede, pues, tachar de indisciplinadas a Unidades que han perdido íntegramente a sus compañeros de pelotones y gran parte de sus suboficiales y cabos. Se han perdido unos 50 fusiles en su mayor parte modelo boliviano que no pudieron recogerse por el fuego mortífero de las armas automáticas enemigas. Así mismo quedaron algunos heridos muy graves sobre las posiciones enemigas que no pudieron ser traídos y que seguramente cayeron en poder del enemigo. Se hizo todo lo posible pero muchos murieron y se hirieron por intentar traer a los heridos graves". El capitán Barboza hizo lo que haría cualquier oficial sensato.

         Al referirse al fuego de la artillería paraguaya, terminó diciendo el capitán Barboza: "Sobre mis tropas diré que el capitán Rovira ordenó el cese del fuego de la pieza, pero en ese momento el teléfono no funcionaba y desgraciadamente vinieron otros tiros más sobre mis tropas hasta que por fin pudo volver a comunicarse y cesar el fuego. Habrá habido seguramente algún error de apreciación en la distancia o algún otro factor que ese Comando no puede precisar".

         El comando de la Cuarta División, teniente coronel Carlos J. Fernández, reconoció "los sacrificios de estos bravos que colaboraron con los de la Quinta División en aquella jornada, disponiendo lo siguiente en virtud del Orden del Día No. 77 del 21 de noviembre de 1933:

         "Cítense especialmente:

         A la Sección Mortero del 2 Ytoror6 (teniente Alex Franco), que por su distinguida actuación en el ataque del 13 del corriente, cooperó con su fuego a la reducción de la Isla C.

         Al segundo batallón del regimiento 6 Boquerón, capitán Graciniano Barboza, que mediante su heroico sacrificio, las tropas de la Quinta División pudieron consolidarse en las posiciones enemigas conquistadas.

         Al tercer escuadrón del regimiento 3 Coronel Mongelós, por la rapidez de ejecución de la orden de traslado para apoyar a tropas de la Quinta División".


         32. EL GENERAL ESTIGARRIBIA VISITA AL TERCER CUERPO.


         El 25 de noviembre continuaron los reconocimientos de las nuevas posiciones de los bolivianos que se retiraron "del kilómetro 4 del camino Nanawa - Pirizal... Una compañía de fusileros... hizo un reconocimiento a fondo en el frente de Pirizal, para constatar la solidez de la defensa boliviana. Patrullas del regimiento de Caballería No. 6 General Caballero, comandado desde esos días por el mayor Daniel Duarte Sosa, que se infiltraron hacia la retaguardia boliviana, encontraron la ubicación de su artillería.

         El coronel Fernández fue al P.C. del coronel Irrazábal ese 25, a invitación de éste, "para conferenciar con el general Estigarribia y aprovechar la oportunidad para pedirle dos regimientos a fin de copar a los Cholos de Pirizal".

         "Fuimos por lana y salimos... trasquilados" dijo el coronel Fernández. La conferencia tenía por objeto "pedir al Tercer Cuerpo dos regimientos para completar el cerco sobre Alihuatá. En esta oportunidad el General repitió su cantinela doctrinaria: la reunión de las fuerzas, etc., etc. Dice tener tropas, pero con la aparición del enemigo sobre Toledo le obliga a disponer de algunas unidades y necesita reemplazarlas, pues no hay que suspender las operaciones, casi a su término ya. Calcula que le falta 10 kilómetros para salir sobre los caminos de Alihuatá Viejo y Zenteno - Saavedra, y que 8 días después de interceptados, el enemigo se rendirá, y abundó en otras consideraciones.

         Según comentó en su tercer libro el coronel Fernández, el coronel Irrazábal le dijo al general Estigarribia: "No tiene por qué dar explicaciones, Ud. es el jefe, el responsable, por tanto, sólo cabe dar órdenes y nosotros cumplirlas. Si Ud. me consulta le diré que sólo un regimiento puedo darle, y a costa del teniente coronel Fernández. Nosotros tenemos un plan estudiado y ya en ejecución, pero suspenderemos nomás". Prosiguió diciendo el coronel Fernández: "El General pidió también camiones, a lo que volvió a responder Irrazábal, diciendo: "Ordene y cumpliremos, si hay necesidad, pasaremos ocho días sin comer", con lo que terminó la entrevista".

         El coronel Fernández agregó literalmente: "Es mi primer encuentro con el General desde que regresé al Chaco. No tuvimos tiempo de conversar aparte. Lo encuentro más canoso, más agobiado, más no sé qué de flojo".

         Contó Fernández que al regresar a Pirizal, a su P.C., ordenó el relevo del regimiento Coronel Toledo, y que a las 22 horas de aquel 25 de noviembre ya "partió un escuadrón de 150 hombres hasta Falcón", y que a horas 23 ya estaba también operando camiones otro escuadrón relevado. Para cubrir el espacio dejado por el regimiento 2 Coronel Toledo, extendieron sus líneas los regimientos Coronel Mongelós Nº 3 y Acayuasá Nº 20.


         33. DISCONFORMIDAD DE ALGUNOS JEFES PARAGUAYOS.


         El coronel Fernández antes de irse al P.C. del coronel Irrazábal para reunirse con el general Estigarribia le visitó al teniente coronel Rafael Franco en su P.C. de Gondra, para pedirle "su apoyo haciendo ocupar el Cañadón I" mientras realizaba su maniobra de envolvimiento de los bolivianos de Pirizal. El teniente coronel Franco prometió su cooperación, quejándose al mismo tiempo del coronel Luis Irrazábal y del teniente coronel Gilberto Andrada... Le hizo leer también una carta del teniente coronel Manuel Garay, en la que éste atacaba a "los jefes de Cuerpos, por falta de colaboración...".

         Según el coronel Fernández, la carta que le hizo leer el "teniente coronel Franco era la contestación de una suya que lleva fecha 3 de noviembre de ese año -1933- en la cual hacía apreciaciones desfavorables contra todos los mandos superiores inclusive contra el general Estigarribia. Dicha carta la hemos leído igualmente y tenemos una copia de la misma, dijo el coronel Fernández, agregando que daba a conocer "por contener datos del más alto valor de carácter discriminatorio respecto a la relación entre los Comandos, y además, porque nos creemos autorizados a ello porque no lleva la observación de ser reservada o personal. El concepto despectivo que le merecieron sus superiores no es sino el efecto de la sobrevaloración de la propia capacidad, debilidad ésta que muchos hemos padecido durante la guerra del Chaco y que en varias ocasiones fueron muy perjudiciales a la conducción operativa, como iremos demostrando con la transcripción de documentos oficiales y privados, en cada caso", concluyó diciendo el coronel Fernández.

         El texto de la carta del 3 de noviembre de 1933 del teniente coronel Rafael Franco publicó el coronel Fernández en las páginas 483/484 de su tercer libro, como Apéndice 29.


         34. CADÁVERES BOLIVIANOS "HORROROSAMENTE MUTILADOS".


         Las tropas bolivianas que ocupaban posiciones frente al regimiento 20 Acayuasá, se replegaron 4 kilómetros al suroeste abandonando en sus posiciones 30 cadáveres mutilados, sospechándose que por confusión se pelearon entre ellos; conforme escribió en su Diario el mayor Ramón L. Paredes.

         El Ministro de la Defensa Nacional dijo en su Comunicado No. 314 del 29 de noviembre de 1933, con la firma del general Estigarribia, entre otras cosas, que las tropas paraguayas de persecución "después de pasar la poderosa línea fortificada abandonada por el enemigo encontraron 30 cadáveres frescos horrorosamente mutilados con heridas producidas por armas automáticas y granadas de mano. Este hecho llama poderosamente la atención, particularmente por tratarse de un frente tranquilo desde hace unos días".

         "En este momento unos prisioneros capturados en el sector Campo Aceval declaran uniformemente haberse producido un motín en Pirizal, entre los conscriptos que sin instrucción fueron obligados a entrar en la línea de fuego y que la superioridad reprimió sangrientamente el motín, masacrando a dichos conscriptos que estaban incorporados a los regimientos Azurduy No. 7 y Junín No. 18... Los mismos prisioneros declaran igualmente que en el fortín Saavedra han sido fusilados un gran número de conscriptos por causas análogas".

         Las bajas de la Cuarta División de noviembre de 1933, fueron según el coronel Fernández: 73 muertos y 184 entre heridos y golpeados. Total: 257.

         Mientras que las bajas de 40 días de su ofensiva fueron: 579, de los cuales 134 muertos y 445 heridos. Estas cifras incluyen las bajas del batallón del capitán Graciniano Barboza del 6 Boquerón.


         35. EL SECTOR FRANCIA - ZENTENO.


         El coronel Fernández comentó que en noviembre de 1933 el general Estigarribia tenía una inmejorable situación de sus alas de maniobra, ya que había constatado de que en Nanawa se alcanzó plenamente el primer objetivo con el alejamiento del ala derecha del enemigo que amenazaba directamente el camino a Concepción, así como la liberación del otro camino hacia Mariscal López, cuyo antiguo fortín volvimos a ocupar con lo que asegurábamos nuestra comunicación hacia el Pilcomayo... El ala derecha también estaba asegurada, puesto que el enemigo del sector de Platanillos se había replegado hacia su base y por consiguiente no había ninguna inquietud de que haya cargado tropas en el sector Toledo, y que no podría hacerlo tampoco puesto que la presión paraguaya desde Pampa Grande hasta Campo Aceval iba acentuándose... Por declaración de un boliviano capturado en Pirizal por tropas del regimiento 20 Acayuasá se comprobó que el regimiento enemigo Florida No. 12 había sido trasladado de Toledo o Herrera. Por consiguiente, el general Estigarribia podía también "debilitar los frentes secundarios y reforzar el frente de la acción principal que era Francia - Zenteno", según el coronel Fernández, quien señaló entre otras cosas "los contratiempos debidos a una conducción carente de audacia y energía en la ejecución... El invencible temor de no marchar sin un estrecho contacto de las unidades, motivando quejas constantes y hasta cierta falta de respeto de los Comandos Subordinados...". Se refiere al coronel Juan B. Ayala.



         36. SIGUEN LAS DESAVENENCIAS ENTRE ALGUNOS JEFES.

 

         El coronel Fernández siguió haciendo uso del Diario de Guerra del coronel José A. Ortíz, quien el 6 de noviembre de 1933 había anotado que le visitó el mayor José C. Britos, Jefe de Estado Mayor del Primer Cuerpo, "para enterarse del dispositivo de sus tropas que preocupaba hasta intranquilizarlo curiosamente al... coronel Juan B. Ayala -comandante de dicho Primer Cuerpo -, quien ni por un momento siquiera se atreve a tener -la tropa- fuera de línea continua".

         Continuó diciendo el coronel Ortíz que recibió una Orden de Operaciones del coronel Ayala que no pudo entender porque era "un verdadero adefesio". Entonces pidió aclaración por teléfono al mayor José C. Britos, quien tampoco pudo explicarle. Luego le llamó al teniente coronel Vicente Machuca, comando de la Sexta División para inquirirle "la situación del regimiento 8 -Piribebuy- y del movimiento de dicho regimiento a que se refiere la orden". Machuca tampoco pudo darle respuesta satisfactoria ni ponerse de acuerdo con Ortíz, quien prosiguió:

         "Al escuchar por teléfono al mayor Britos que estaba dando como cosa suya la indicación mía -cabe aclarar que el equipo telefónico empleado en la Guerra del Chaco no permitía conversaciones secretas o confidenciales: todos escuchaban a todos-, intervengo para decirle que deje de disparatar y se disponga de una vez la marcha de otra unidad que podría ser el regimiento 5, de la misma Sexta o el 15 Lomas Valentinas, regimiento mencionado como reserva del Cuerpo en la Orden, dejando al regimiento 8 tal como está. Ante esta intervención mía exprésame el mayor Britos que va a llamar al coronel Ayala para entenderse conmigo -dijo el coronel Ortíz-. Está bien, contéstole, y agrego, adelántele que no entiendo nada de aquella Orden. Aparece luego en el teléfono el coronel -Ayala- y aclárole el caso que considero un error inserto en la Orden de Operaciones. Contesta que en esto hubo otra vez falla en cuanto a la designación del regimiento que debe trabajar. Con la explicable mortificación que me produce el asunto, dígole que la falla de la Orden no es esa únicamente, sino algo más, ya que no se entiende en ella qué es lo que se pide hacer".

         Siguió diciendo el coronel Ortíz que el comando del Primer Cuerpo Ayala notoriamente ofendido exclamó en guaraní:"Caramba, su afirmación ya es muy pesada". Presuroso el entonces teniente coronel Ortíz le explicó "que la Orden pide por un lado persecución enérgica y por otro que las unidades marchen a tal fin enlazados, esto es, todas desplegadas -así como en marzo de 1933 fracasó ruidosamente en Toledo la persecución del Segundo Cuerpo del mismo coronel Juan B. Ayala-, lo que implica contradicción, ya que de tener que marchar las unidades como se indica en la Orden, no podrán moverse hacia el enemigo, lo que ya es de por sí un gran embarazo para el cumplimiento de su misión principal. El coronel acepta por fuerza de lógica todo cuanto le expreso. En cuanto a la unidad que deberá maniobrar mañana queda aclarado que será el 5 General Díaz en vez del regimiento 8 Piribebuy que quedará en sus posiciones", escribió el coronel Ortíz.

         A continuación expresó el coronel Ortíz que el regimiento 10 Sauce del capitán César López V., chocó con tropas bolivianas tras progresar 700 metros, lo que informó al coronel Ayala, ordenándole éste la suspensión del avance "en razón... de que la punta del enemigo sobre la recta Francia - Zenteno quedaría ya muy a retaguardia".

         Comentó a continuación que visitó al mayor José María Cazal del 9 Itá Ybaté "para ordenar las medidas a tomar y al mismo tiempo recorrer las posiciones tomadas al enemigo". El mayor Cazal le contó "la hazaña temerariamente realizada por un sargento de su unidad que, en ocasión del asalto, se aproximó rápidamente a una ametralladora pesada enemiga y levantó la boca... circunstancia que aprovechó uno de sus soldados para herir al tirador de la temible arma. ¡Pasma el heroísmo del soldado paraguayo!".

         Los bolivianos tenían la primera y segunda líneas, pero ambas perdieron ante el ataque arrollador y fulminante del glorioso regimiento 10 Sauce.

         Seguidamente escribió el recio y valeroso coronel José A. Ortíz que el éxito obtenido hubiera sido superior si tuviese "libertad de acción". Porque en ese caso hubiesen avanzados al sur para hacer "más pronunciada la cuña con que separamos -dijo- a las fracciones enemigas sobre los dos caminos, de tal manera a obligar al enemigo de la recta Francia - Zenteno a replegarse también, acaso con grandes pérdidas". Manifestó seguidamente Ortíz que es "una desgracia estar en el Comando del Cuerpo un hombre a todas luces timorato para la guerra, muy por debajo de las responsabilidades que el cargo exige, a cuya consecuencia, no sólo no es capaz de guiarnos a la victoria sino que harto frecuente nos sacrifica estérilmente", terminó diciendo.

         Ese día 6 a las 19 horas el coronel Ortíz informó que el regimiento Sauce ha tomado enlace con la Sexta División. A horas 20 le pidió al coronel Ayala para que mande al mayor Britos a fin de sugerirle "una operación a realizar", quien llegó al P.C. del comandante Ortíz una hora después. Le manifestó Ortíz que deben dictar órdenes susceptibles de cumplirse y que luego no impartan otras que impidan el cumplimiento de la primera, poniendo como ejemplo lo acontecido en la noche anterior, "que estando en plena ejecución la que manda hacer persecución enérgica del enemigo", le ordenaron telefónicamente dos veces que suspenda la progresión porque "el enemigo de la recta no se retiraba".

         Finalmente el comandante Ortíz le dijo a Britos transmita al coronel Ayala su plan de marchar al sur con sus tropas, "más o menos por mitad de la distancia comprendida entre los dos caminos (Francia - Zenteno y Puesto J - Charata)", no obstante ser un poco tarde ya para lograr el objetivo, urgiéndole le "avise esa misma noche si aceptan y desean que se la haga mañana mismo".


         37. UN ATAQUE TARDÍO DE LA SÉPTIMA DIVISIÓN.


         El 7 a horas 7 recién el coronel Ayala le autorizó al comandante Ortíz la ejecución de su plan, reaccionando éste con esta interrogante: "¿Por qué me avisarán recién esta mañana? Seguro que consultaron primero con el General". Se refería al Comando en Jefe, general Estigarribia.

         El coronel Fernández dijo que el comandante Ortíz describió minuciosamente lo que hizo y "que desde ese momento... se transforma en un torbellino, impartiendo instrucciones a los futuros ejecutantes a quienes visita dos veces consecutivas y fija la operación inicial para las 5 horas del día siguiente".

         El 7 a la tarde el comandante Ortíz recibió la Orden de Operaciones del Comando Ayala, siendo reforzada su División, la Séptima División, con el regimiento 10 Sauce y 2 batallones del 15 Lomas Valentinas.

         El 8 inician las operaciones. El 14 Cerro Corá chocó a los 700 metros, y capturó un boliviano quien contó que el 7 tomaron "enlace con las unidades vecinas, resultando así tardío el movimiento, pero trata de estrechar... contacto con las nuevas posiciones enemigas". Las tropas del regimiento Sauce capturaron también un boliviano. El enemigo reaccionó violentamente empleando hasta "morteros y cañones causando bajas, especialmente al R. 14 Cerro Corá".

         El 9 continuó la marcha de aproximación, revelándose "gran potencia de fuego" de los bolivianos, cuyos aviones bombardearon durante todo el día a las tropas del comandante Ortíz. Comentó también éste que el 10 fue a recorrer la línea llevando con él al prisionero boliviano suboficial Galdín para mostrarle "los lugares que conoce". Entre ellos le mostró "Puesto I" que los paraguayos no conocían. Dista "1.200 metros de Puesto J". En el P.C. del "Batallón 40" encontró al mayor José C. Britos, quien le contó que el coronel Ayala "tenía triste impresión de algunos comandantes de Grandes Unidades", y que tiene planeado "poner bajo su mando directo" -del comandante José A. Ortíz- "todas las maniobras en ejecución y a ejecutarse...".

         El 11 el comandante Ortíz recibió parte sin novedad de sus comandos regimentarios, y el capitán Amancio Pampliega su Jefe de Estado Mayor le avisó que el coronel Ayala le hará una visita aquel 11 de noviembre. Luego agregó el teniente coronel Ortíz: "Si me da la dirección de la maniobra pediré entenderme directamente con el general Estigarribia para poder hacer algo positivo".

         Por su lado el coronel Fernández comentó que del 12 al 15 de noviembre los comandos superiores activaron intensamente. "Ya hemos visto -escribió- que el Comando paraguayo dispuso actuar en fuerza en el movimiento envolvente por el oeste concentrando para el efecto tropas en Francia sacándolas de Toledo, Falcón y Campo Aceval. El comando del Primer Cuerpo -coronel Juan B. Ayala- resuelve confiar al teniente coronel José Antonio Ortíz la misión principal, y vuelan las órdenes respectivas y desde ese momento se vive en un ambiente de gran tensión nerviosa y expectante. Lo vamos a saber con más detalle los prolegómenos de la operación transcribiendo las partes esenciales contenidas en el Diario del coronel Ortíz".


         38. UNA MISIÓN DE ENVOLVIMIENTO DE LA SÉPTIMA DIVISIÓN.


         "Domingo 12 de noviembre. Llamado que fui por el Comandante del Cuerpo acudo acompañado de mi jefe de Estado Mayor. Me expresa el coronel Ayala que quiere confiarme la realización del gran envolvimiento sobre el flanco oeste enemigo, interceptando el camino Charata - Saavedra. Pídole que después de conversar con mis comandantes de regimiento sobre su plan, me permita proponerle otro plan, lo que fue aceptado, regresando a nuestro P.C....", escribió el coronel Ortíz.

         "Concretada la concepción operativa con los comandantes regimentarios, a las 14 horas me trasladé al Cuerpo para exponer al Comando, quien acepta sin objeción alguna. Explico que con la acción que ahora realizaremos, cumpliremos la primera faz de la operación de envolvimiento amplio por el flanco oeste enemigo, al librar de los bolivianos el camino de más al oeste para nuestro camino de aprovisionamiento".

         El comando Ortíz escribió que el coronel Ayala estuvo conforme con el plan, regresando él a su P.C. con el mayor Timoteo Aguirre, comandante del regimiento 3 Corrales, enterándole la misión que tendrá el Corrales en la maniobra. Siendo horas 20 llegó el mayor Emilio Pastore con su regimiento de Caballería No. 7 San Martín, procedente del fortín Toledo, a quien "le indicó el lugar para su vivac".

         También ese domingo 12 el coronel Juan B. Ayala dispuso que los regimientos "Batallón 40, 1 Valois Rivarola y 3 Corrales se pongan a disposición del teniente coronel José A. Ortíz a igual del 7 San Martín, procedente de Toledo", según el coronel Carlos J. Fernández, quien siguió escribiendo:

         "Y para precisar con claridad el origen de esta operación confrontando dichas órdenes y otras actividades, en forma cronológica, para dar al César lo que es del César, insertamos las anotaciones del Diario de Guerra y Operaciones del Primer Cuerpo de Ejército".

         La transcripción del Diario de Guerra y Operaciones del Primer Cuerpo de Ejército del 11, 12, 13 y 14 de noviembre de 1933 referidos más arriba por el coronel Fernández se omite en este ensayo por su naturaleza muy específica, por un lado, y por el otro, porque se hará uso del comentario magistralmente realizado por el distinguido coronel Fernández, quien sintetizó diciendo:


         39. IDEA DE MANIOBRA DE JOSÉ ANTONIO ORTÍZ.


         "De las transcripciones anteriores se desprende que la idea de maniobra del coronel Ortíz prevaleció en el concepto del Comando del Primer Cuerpo de Ejército -coronel Juan B. Ayala-, quien puso de inmediato en conocimiento del Comando en Jefe, y éste dio su aprobación ya que coincidía con su decisión, y no sólo eso sino decidió intervenir con sus reservas en la prosecución de su idea matriz contenida en su Orden de Operaciones del 20 de octubre -de 1933-. Y es natural que haya habido coincidencia con el pensamiento primario del coronel Ayala, sólo que a este jefe, conforme establece con toda claridad el coronel Ortíz, le faltaba la necesaria firmeza y audacia para jugarse por entero, y de ahí su modalidad característica de buenas ideaciones teóricas pero de mala realización en las prácticas, comprobada por sus propios colaboradores en el Estado Mayor, y más tarde por el coronel Alfredo Ramos, quien nos remitiera para este libro un relato completo sobre su actuación en esta gran batalla, y que publicaremos también más adelante".

         Prosiguió diciendo el coronel Fernández que el 14 de noviembre de 1933 "fue de gran expectativa en el campo paraguayo. Todos estábamos atentos a los futuros acontecimientos y hacíamos nuestras hipótesis sobre sus posibilidades y sus resultados exitosos. En Nanawa seguimos accionando sobre el ala derecha del enemigo con la intención de atraer más contingente hacia esa dirección".

 

        

         40. PREPARATIVOS PARA UN ASALTO.


         El día 14 de noviembre a la mañana el comandante Ortíz reunió en su P.C. a los comandantes de los regimientos Itá Ybaté, Cerro Corá y Batallón 40. El comando de este último informó que la patrulla suya que ya regresó dio "parte haber llegado al camino de más al oeste sin hallar enemigo".

         El comandante Ortíz dio las órdenes preparatorias y fue con el mayor Nicolás Chircow del Batallón 40 al P.C. del 3 Corrales, mostrando al pasar al mayor Alfredo Ramos el sitio donde ubicará su regimiento 1 Valois Rivarola. En el P.C. del 3 Corrales del mayor Timoteo Aguirre, se reunió "con los oficiales y luego con los suboficiales... significándoles la importancia de la operación..., la necesidad de actuar... con decisión y rapidez para coronar exitosamente los esfuerzos". Finalmente especificó a los mayores Chircow y Aguirre la misión de sus respectivos regimientos: Batallón 40 y 3 Corrales, y a la Sexta División pidió cooperación.

         Ese 14 a horas 16 le visitó al comandante Ortíz el general Estigarribia acompañado del coronel Ayala, haciéndole exponer el proceso de ejecución de la operación y preguntándole si por qué hará romper la línea boliviana con el regimiento Valois Rivarola. Esta pregunta contestó Ortíz diciendo que designó al Valois Rivarola "por la confianza que el comandante de dicha unidad tiene para el efecto". El general Estigarribia aprobó la designación. El referido comandante era el entonces mayor Alfredo Ramos, inteligente, fogoso y valiente jefe.

         Mediante su visita el Comando en Jefe se informó de la forma que el comandante Ortíz empleará las tropas que le ha confiado, y tras aprobar la idea operativa respaldar e "inyectar optimismo a todos los ejecutantes, porque estaba enterado que los teléfonos estaban funcionando al máximo y se transmitía de un confín a otro" sus palabras a sus colaboradores, "no obstante órdenes terminantes en contrario", según el coronel Fernández.

         El principal objetivo del Primer Cuerpo era conquistar Charata (fortín Alihuatá Viejo), y en segundo lugar "apoderarse de los dos caminos existentes en esa zona, a fin de desarrollar la segunda faz de la maniobra concebida por el general Estigarribia, es decir, deslizarse hacia Saavedra-Muñoz", al decir del coronel Fernández, y pasa a referirse inmediatamente a lo que escribió para él mucho más tarde el coronel Alfredo Ramos sobre el asalto del regimiento Valois Rivarola.


         41. OTRO ASALTO DE RUPTURA DEL VALOIS RIVAROLA.


         El escrito del coronel Ramos citado por Fernández refiere que "tres días después -se refiere al asalto del 4 de noviembre de 1933-" recibió orden para presentarse con su regimiento Valois Rivarola al teniente coronel José A. Ortíz, ocasión en que éste le dio "la misión de relevar al regimiento 10 (Sauce del capitán César López Viveros) de sus posiciones para efectuar una nueva ruptura en las posiciones enemigas de ese sector, denominado Puesto J".

         Siguió diciendo el coronel Ramos que "con las experiencias recogidas en los asaltos anteriores, la maniobra fue mejor montada. Mi Unidad -dijo- recibió la misión de asaltar, romper la línea de fortificaciones de campaña y remangarla a ambos costados todo lo que pudiera para dar paso al regimiento 9 (mayor José M. Cazal) y al regimiento 14 (capitán Atilio J. Benítez) que iban a entrar en profundidad para explotar el éxito, quedando además a mano el regimiento 10 como reserva de la División".

         El 15 de noviembre de 1933 a horas 8, los escuadrones primero y segundo del Valois Rivarola asaltaron y rompieron "el frente boliviano en Puesto J... entrando por la brecha abierta el regimiento 9 en punta seguido por el regimiento 14 que iba como sostén del primero. En esta oportunidad la penetración fue importante. A pesar de las esporádicas reacciones del enemigo, al filo de la tarde se había llegado hasta las proximidades de Alihuatá Viejo (Charata), en donde fueron contenidas las tropas del mayor Cazal y las del capitán Benítez, según el coronel Alfredo Ramos, citado por Fernández.

         El asalto de Puesto J fue el segundo realizado por el regimiento 1 Valois Rivarola, en la guerra del Chaco.

         Prosiguió el coronel Ramos escribiendo: "Pero esta acción obligó ya al comando local boliviano a una rectificación completa de toda la línea del sector de la Séptima División paraguaya..., ya no se trataba de un sencillo bolsón, sino de una profunda cuña que peligraba la situación de todo el dispositivo defensivo enemigo en dirección de Alihuatá - Falcón".

         "Para el día siguiente, todo el sistema defensivo boliviano retrocedió en varios kilómetros y con esto, además de achicar su frente, conseguía hacer más densas y fuertes las resistencias de sus posiciones fortificadas, ocupadas hasta ese momento con cierta debilidad".

         Inmediatamente el coronel Fernández transcribió lo que dijo el coronel José A. Ortíz, "corroborando lo anterior", es decir, lo comentado por el coronel Ramos, explayándose sobre las mismas acciones detalladamente, así como sobre la inoportuna orden dada por el coronel Juan B. Ayala para suspender "la operación tan felizmente iniciada".

         El coronel Ortíz escribió que a horas 6.30 del día 15 de noviembre, un miércoles, instaló su "puesto de combate muy próximo a la línea, al lugar fijado inicialmente para su ubicación".

         Luego comentó que el asalto comenzó a las 8 horas y que pronto informó el entonces mayor Ramos que sus tropas se apoderaron "de la primera línea enemiga, que resultó una línea de retenes, y de que sus tropas han llegado hasta las talas frente a la posición principal", la que conquistaron también 50 minutos después de haberse iniciado el asalto, internándose por la brecha abierta los regimientos Itá Ybaté No. 9 y Cerro Corá No. 14 para explotar el éxito.

         Continuó comentando el coronel Ortíz que algunos minutos después "cesó el fuego sobre el camino", informándole luego el capitán César López V. del 10 Sauce que los bolivianos ya no contestaban. Entonces ordenó al regimiento 14 que despache "un batallón sobre el camino para adelantarse al" Valois Rivarola, pero encontró resistencia a 700 metros.

         El mayor Cazal del 9 Itá Ybaté dio parte que al llegar 700 metros al sur encontró "nueva resistencia". Ortíz le ordenó "que apure el desalojo" procurando desbordar a los bolivianos en dirección oeste e "interceptar el camino Victoria".

         Al mayor Ramos del Valois Rivarola le dijo despache "un escuadrón detrás del Batallón 40 y el resto encolumnar sobre el camino".

         El capitán Atilio Benítez del Cerro Corá informó a Ortíz a horas 14 "que su situación era excelente para atacar" a los bolivianos. Ortíz le autorizó el ataque dado que el coronel Ayala estaba pidiendo se los presione. A las 16.40 horas dio parte Atilio Benítez "que no pudo tomar la posición enemiga por estar defendida con numerosas armas automáticas", comprobándose luego que era línea continua, según el coronel Ortíz.

         El ayudante del regimiento Corrales informó al comandante Ortíz a horas 20 "que cuando el destacamento" formado por los regimientos 3 Corrales y Batallón 40 alcanzó el camino que debía interceptar, los bolivianos ya se han retirado para ocupar otra posición.


         42. OTRA DISCREPANCIA ENTRE DOS JEFES.


         Ese mismo día 15 escribió en su Diario el comandante Ortíz que el coronel Ayala le comunicó a las 23 horas por teléfono que ha decidido "constituir en el ala oeste de nuestra línea un destacamento formado por los regimientos Corrales, San Martín y Batallón 40, al mando del mayor Alfredo Ramos, y mantener al Valois Rivarola como reserva del Cuerpo".

         Y prosiguió: " ¡Qué notable! ¿Qué significa este desarmar de la maniobra cuando la operación de aquí no fue sino complemento de la acción de la primera faz del amplio envolvimiento por el oeste en vista de sobrar tropas para esa primera faz y que estaba previsto, a tal punto que el general en la reunión que tuvimos me recomendó tener listos los camiones para trasladar todas las tropas al oeste para proseguir la maniobra en caso de fracasar aquí el movimiento? Todavía más, se ha logrado el objetivo de la primera faz, cual es la de liberar el camino para el tránsito de los camiones, así que es una verdadera sorpresa para mí la nueva disposición del Comando del Cuerpo. No alcanzo a comprender el móvil de la nueva distribución de facultades adoptadas. ¡Está visto que es absolutamente imposible trabajar con este hombre! ¿Qué dirá el General?".

         El comandante Ortíz tuvo el 16 de noviembre 129 bajas, "contando heridos y enfermos evacuados. Y pidió el ascenso póstumo del teniente 2o. de Reserva Honorio González".

         El mayor Ramos informó que el 15 su tropa tomó una ametralladora liviana y que comprobó la muerte de dos oficiales bolivianos.

 

 

         43. LA FORMACIÓN DEL DESTACAMENTO RAMOS.


         El coronel Fernández se refirió a "la formación del destacamento Ramos, sus posibles motivos y acción operativa y sus resultados", haciendo uso del relato escrito por el mismo coronel Alfredo Ramos, quien dijo:

         "Fracasados los intentos de cortar las líneas de abastecimientos y comunicaciones, primeramente con la penetración de la División de Reserva General por el sur de Alihuatá y luego con las sucesivas rupturas del frente defensivo, ejecutadas en forma casi ininterrumpida por el Valois Rivarola en Pozo Favorito, y puesto J, el Comando del Primer Cuerpo, coronel Juan B. Ayala, decidió ensayar el envolvimiento por el flanco este - noroeste de Alihuatá que..., fue la idea primitiva del coronel Ayala".

         Para ello se formó el destacamento Alfredo Ramos, al comienzo con los regimientos Batallón 40, 3 Corrales, Valois Rivarola y el 10 Sauce, comandados por los mayores Nicolás Chircow y Timoteo Aguirre y los capitanes Hermes Saguier y César López Viveros, respectivamente. El 3 Corrales fue comandado más tarde por el capitán H.C. Canabarros Lucas. Sobre el relevo del mayor César Aguirre del 3 Corrales por el capitán Canabarros Lucas, le ha comentado el coronel Alfredo Ramos, al que escribe este ensayo, que se ha visto obligado a proceder así porque el mayor Aguirre no respondía, dejando mucho que desear en el desempeño de sus funciones... En esta forma quedó formado "el ala de maniobra hacia el oeste", según el más tarde coronel Alfredo Ramos, que continuó escribiendo:

         "Posteriormente, y a medida que las situaciones tácticas las reclamaban, fueron agregándose al destacamento Ramos" los regimientos 7 San Martín y 9 Capitán Bado, de los capitanes Emilio Pastore y Nicolás Korsacoff, en el orden citado, y los regimientos 12 Rubio Ñú y 15 Lomas Valentinas, al mando del capitán Sinforiano Brusquetti y del mayor Enrique Oliver, respectivamente, y el 2 Coronel Toledo del mayor Juan N. Barrios.


         44. LA FORMACIÓN DEL DESTACAMENTO JOSÉ C. BRITOS


         En esta forma el mayor Alfredo Ramos comandaba un destacamento compuesto de 9 regimientos, manifestando él mismo después que surgiendo dificultades con "tantas unidades bajo sólo un Comando, tanto en lo operativo como en lo logístico, se desdobló" su destacamento. El coronel Ramos comentó al que escribe estas líneas que fuera de su jefe de Estado Mayor, el capitán Emilio Pastore, carecía de otros colaboradores y demás medios y elementos para atender con la eficiencia necesaria las operaciones militares y logística, en momentos en que se multiplicaban todos los esfuerzos para lograrlos objetivos. Todo era dinamismo, matizado de múltiples factores y hasta de nerviosismo derivado de lo imponderable, en un medio huraño y hostil, y un enemigo tenaz y porfiado hasta el sacrificio, motivo por los cuales solicitó él mismo de su comando el desdoblamiento de su destacamento.

         En consecuencia, se formó el destacamento José C. Britos con los regimientos 2 Coronel Toledo, 9 Capitán Bado, 12 Rubio Ñu y 15 Lomas Valentinas, El destacamento Britos ocupó "la extrema ala derecha de maniobra (oeste)".


         45. EL MOVIMIENTO ENVOLVENTE POR EL OESTE...


         Siguió escribiendo el coronel Ramos que al asumir el mando "de la unidad creada para apurar el ritmo del movimiento envolvente, comenzaron a accionar en dirección a Puesto K, del que se apoderaron después de una porfiada lucha". Tras reorganizar sus tropas atacaron y conquistaron también Puesto Leigne mediante violento combate. Avanzando con energía, rapidez y decisión iban doblegando y sometiendo la resistencia de las tropas bolivianas, con miras al copamiento de las "que defendían Alihuatá cortando el camino Alihuatá - Saavedra".

         El regimiento Capitán Bado del capitán Korsakoff marchó hacia "Puesto Pavón, interceptando el camino Charata - Pavón. El enemigo pretendió despejar esta peligrosa situación que amenazaba el flanco y la retaguardia de Charata - Alihuatá al tiempo que apuntaba... en dirección... a Saavedra y Puesto Moreno (camino Saavedra - Muñoz). A este fin destacó de Saavedra un destacamento de 200 hombres que atacó violentamente al 9 Capitán Bado, ataque que fue deshecho, quedando dicho destacamento totalmente aniquilado", dijo el coronel Ramos, y prosiguió:

         "Estos reveces hicieron que el enemigo de nuestro frente se mostrara más cauto y prudente, en cuanto a sus intenciones ofensivas locales se refiere". Además, replegó nuevamente sus líneas defensivas sobre Charata.

         Es interesante señalar que sobre estas acciones el coronel Carlos J. Fernández comentó haber encontrado "versiones coincidentes en el Diario del Primer Cuerpo, como en el del coronel Ortíz...". El 18 de noviembre, un día sábado, escribió también éste que recibió informe que las tropas del mayor Alfredo Ramos conquistaron Puesto F.

         El 20 el comandante Ortíz registró en su Diario que a pedido del mayor José María Cazal del 9 Itá Ybaté, fue nombrado comandante de batallón del mismo el teniente 1º. Críspulo Ayala, en reemplazo del "teniente López Riquelme, separado del cargo por incapacidad". Dijo también que el día anterior 19 tuvo informe que según declaración de bolivianos capturados por tropas del destacamento Ramos, el comando adversario estaba instruyendo 2 destacamentos en Puesto Sosa con miras a atacar, con ellos a las tropas paraguayas "que van desbordándose por el oeste".

         El 21 dijo Ortíz entre otras cosas que trabajaban "incansablemente... los zapadores divisionarios abriendo picadas para facilitar el tránsito, al mando de su activo y buen oficial teniente Francisco Sánchez Palacios". Se aclara que el 19 a horas 9 le pidieron a Ortíz por sus "zapadores divisionarios para ser empleados por el destacamento Ramos", a donde se presentaron el día siguiente 20.

         Luego refiere el comandante Ortíz que el 22 a las 11.30 horas los comandantes divisionarios y de destacamento tuvieron una reunión con el coronel Juan B. Ayala en su P.C. En esa ocasión dijo el citado coronel Ayala que el destacamento Ramos realizará un trabajo de "envolvimiento del flanco oeste del enemigo: el batallón 40 estará en posición frente a éste, en tanto que los regimientos Sauce y Valois Rivarola, menos un escuadrón, que cubrirá nuestro flanco este, guiados en su movimiento de maniobra por el teniente Manuel Irala Fernández (alias Yacaré Valija) al frente de 60 hombres armados de fusiles, granadas de mano y 3 F.A., interceptarán el camino Charata - Zenteno".

         Sigue diciendo el teniente coronel Ortíz que no confiaba en el éxito de la operación porque conocía la "virtud" del coronel Ayala, dijo, pero que no dudaba que el teniente Irala Fernández llegase al camino Zenteno - Charata, dada la referencia que tenía de él como "un buen patrullero y sumamente audaz". Dijo también el comandante Ortíz que cuando expresó el mayor Feliciano Morales, comando interino de la Sexta División, que con sus tropas podría romper la línea boliviana de su frente, le ofreció un regimiento para la explotación del éxito. Pero el coronel Ayala se opuso a la ruptura porque al consultar a su asesor "el capitán extranjero", recordaron que los bolivianos cautivos declararon que en el frente de la Sexta División tenían "alambradas de púas". Comentó también entre otras cosas que el 23 de noviembre tuvo otra vez un altercado con el coronel Ayala al referirle éste algunas ideas operativas.

         El coronel Carlos J. Fernández escribió por su lado que el 17 de noviembre a las 22 horas, el mayor Alfredo Ramos informó al coronel Ayala que el comandante del 3 Corrales envió un parte de su primer batallón del capitán Norberto Jara Román, diciendo que ha ocupado el Puesto F, "constatando... la bifurcación del camino, cuyas direcciones son al noroeste y sur, respectivamente".

         Prosiguió diciendo el citado coronel Fernández que el 18 a horas 10 llegó el general Estigarribia al P.C. del coronel Ayala para conversar con el mayor Alfredo Ramos.

         El mismo día 18 a horas 18, el mayor Ramos informó al coronel Ayala que un parte recibido del comando del 3 Corrales indica que "sobre el camino K el enemigo abandonó su reducto. El Puesto F, de donde parte un camino al noreste y termina en una panadería" con hilo telefónico, donde hallaron "dos tipos de bomba de mano y proyectiles". La intendencia incendiada por los bolivianos al huir, era del regimiento No. 2 Ballivián...

         El coronel Carlos J. Fernández comentó en su tercer libro que durante los días 20, 21 y 22 de noviembre, el Diario de Guerra y de Operaciones del Primer Cuerpo registró que el capitán Víctor Vallejos, acompañado del Observador teniente 1º Jhon Von Sastrow, realizaron vuelos de reconocimiento para "ubicar los caminos que desde Puesto F se dirigían hacia otras direcciones". Comprobaron "que el camino de Puesto F se dirigía al sur... y luego, haciendo un codo hacia el este", en dirección a Charata...


         46. DIARIO DE GUERRA Y OPERACIONES DEL PRIMER CUERPO.


         Comentó también Fernández que del 23 de noviembre al 31 de diciembre de 1933, dicho Diario del Primer Cuerpo paraguayo nada tiene anotado, continuando de nuevo "desde el 1º de enero de 1934". Dijo también que no ha podido aclarar el caso "con los oficiales que actuaban en el Cuartel General de dicho Cuerpo de Ejército, cuando se hizo cargo de su Comando en junio de 1934". Nadie le pudo contestar si por qué se dejó de llevar el Diario de la Gran Unidad, del período "más importante justamente -dijo-, porque desde el 23 de noviembre de 1933, el comando del coronel Ayala entró en crisis hasta su exoneración que se produjo el 3 de diciembre".

         El período en blanco de dicho Diario de Guerra ha llenado Fernández apelando a "los relatos de los tres actores principales en ese sector de la lucha: General Estigarribia y los coroneles José A. Ortíz y Alfredo Ramos".


         47. EL RELATO DEL GENERAL ESTIGARRIBIA.


         Por considerar de importancia lo que escribió el entonces general Estigarribia se transcribe lo publicado por el coronel Fernández, que dice: "El día 17 los bolivianos abandonaron en nuestro poder el Puesto F, de su extrema izquierda, donde vigilaban nuestros movimientos".

         "Esta serie de acciones nos llevaron a ponernos en contacto con otra línea más poderosamente organizada que la anterior, pero la escasa artillería con que contábamos era incapaz de quebrantarla. Esta era la tercera y última posición de defensa enemiga".

         "... Llegaba el momento de pasar a la maniobra proyectada, lo más rápidamente que fuese posible. En los siguientes nos ocupamos en la consolidación de las nuevas posiciones, de los enlaces laterales y del desplazamiento de más tropas hacia nuestra derecha. Dimos algunos descansos a las tropas y tomamos las últimas disposiciones".

         "Con las tropas enemigas fuertemente amarradas sobre su última línea de defensa, y luego de transportar nuestras reservas sobre nuestra extrema ala derecha, de conformidad con nuestro plan, colocábamos al general Kundt en la más patética alternativa de su carrera. El Presidente Salamanca le había aconsejado poco antes... la conveniencia de retirarse a Alihuatá (Zenteno); pero... Kundt no quiso prestarle oídos, y ahora que podía comprobar la prudencia de aquella previsión, era demasiado tarde. No le quedaba otro recurso que permanecer fiel a sí mismo, aferrarse al terreno donde se encontraban sus tropas. La lógica inexorable de su situación hacía que tanto una retirada que una resistencia, condujera por igual a una catástrofe irreparable".


         48. LA DELEGACIÓN DE LA LIGA DE LAS NACIONES.


         El coronel Fernández comentó que el 25 de noviembre de 1933 "llegó a Villa Militar una delegación de la Liga de las Naciones, encabezada por el señor -Julio- Álvarez del Vayo, cuya misión era enterarse sobre el terreno mismo de la situación del conflicto chaqueño, para lo cual visitarían a los ejércitos en lucha. Fue fijado el día 26, en una reunión en el Cuartel General del Comando del Ejército paraguayo, para esa visita".

         El general Estigarribia escribió cuanto sigue sobre las conferencias mantenidas con los integrantes de dicha delegación de la Liga de las Naciones ese 26 de noviembre: "... he hecho resaltar claramente nuestra decisión inquebrantable de continuar la guerra, en la seguridad de aplastar al enemigo, y que nuestro pueblo en armas no aceptará discusión sobre el litoral del río Paraguay".

         "El general Freydember, delegado francés, un poco sorprendido por el aplomo con que yo hablaba del aplastamiento del enemigo me dijo que la guerra tenía sus mudanzas y que no se podían predecir con exactitud todas las contingencias. Pero mi fe en el inminente descalabro del enemigo era tan profunda, que le respondí: No lo dude Ud., general, la destrucción del ejército boliviano es una operación matemática".

         Siguió escribiendo el general Estigarribia que el Presidente Dr. Eusebio Ayala le dijo entre otras cosas en una carta que "él estaba resuelto a salirse en sus gestiones de la influencia de la Liga de las Naciones, la que se inclinaba resueltamente hacia Bolivia. Todas las exigencias eran para nosotros". Y concluyó el general Estigarribia: "A esta altura vale la pena señalar el resultado paradójico de la intervención de la Liga en el conflicto del Chaco. Quería pacificar y en rigor contribuyó activamente a prolongar la guerra. Sin su intervención, acaso la paz se hubiese podido concertar en aquella época".


         49. ÁLVAREZ DEL VAYO Y LOS PATIÑO BOLIVIANOS


         Por su parte, el capitán José Eduardo Conigliaro ha manifestado al autor de estas líneas, más o menos la siguiente versión sobre la intervención no muy clara ni afortunada de la Liga de las Naciones en el conflicto bélico con Bolivia.

         "Hurgando en la maraña de los intereses económicos en la historia de la humanidad, se podrá encontrar el origen de la sanción aplicada al Paraguay por la Liga de las Naciones, declarándolo agresor y aplicándole el embargo de armas. La mano poderosa de los intereses económicos iba acompañada de los importantes vínculos de Simón I. Patiño, de nacionalidad boliviana, que comenzó trabajando como vendedor de mostrador y murió siendo El Rey del Estaño. Falleció en New York".

         "Su hijo, Antenor Patiño, fallecido hace poco ya había penetrado en la alta nobleza europea, contrayendo matrimonio con una princesa de rancio abolengo español".

         "El delegado de la Liga de las Naciones, señor Julio Álvarez del Vayo, que estuvo en el Gran Cuartel General del general José Félix Estigarribia en Villa Militar durante la batalla de Zenteno - Gondra, era español, y por desgracia e infortunio del Paraguay, fue uno de los enviados para buscar el arreglo del conflicto con Bolivia. He ahí el origen del embargo de armas aplicado al Paraguay por la nefasta Liga de las Naciones".


         50. EL GENERAL ESTIGARRIBIA CONTINUÓ SU RELATO.


         Siguió comentando el Comando en Jefe Estigarribia que los bolivianos rectificaron su línea en el flanco izquierdo, dejando a los paraguayos "un frente de cuatro kilómetros de posiciones poderosamente fortificadas con alambradas de púa".

         "En aquellos días hizo crisis un hecho insólito en el Comando subordinado paraguayo del sector Francia. Habíamos ya reunido todo cuanto podíamos en hombre y material en nuestra ala derecha, de acuerdo con nuestro plan. Correspondía, por lo tanto, según anoté más arriba -dijo- desencadenar la acción realizar la maniobra decisiva. Pero en este momento crucial se interpuso en nuestro camino una dificultad tan poderosa como inesperada: el comandante de nuestro Primer Cuerpo -el coronel Juan B. Ayala- con pretextos que se renovaban de día a día, expresaba no estar aún en condiciones de iniciar el movimiento, a pesar de que todo lo tenía a mano y que todas las circunstancias concurrían a favorecerle".

         Siguió diciendo el General que el 28 de noviembre le visitó al coronel Ayala en su P.C. de Francia "para recalcarle la necesidad de urgir la maniobra", pero que durante los días 29 y 30 "continuaban los pretextos. El 1º de diciembre todos los ejecutantes, que estaban listos desde varios días atrás, empezaron a dar señales de haber perdido confianza en el comandante del Cuerpo".

         Continuó escribiendo Comanchaco que el 2 finiquitaron los estudios que había ordenado "en Campo Aceval y en Gondra sobre la posibilidad de una acción de ruptura, en combinación con la maniobra de desbordamiento, pero el comandante del Primer Cuerpo persistía en sus dilaciones. Y esto me llevó a la convicción de que se trataba de un caso de desfallecimiento o de temor a la responsabilidad, incompatible con la situación del momento".

         Prosiguió comentando el general Estigarribia que el 3 a las 5 de la mañana salió de su P.C. de combate del fortín Falcón para el fortín Francia, donde llegó en tres horas y comunicó personalmente al coronel Juan B. Ayala que él se "hacía cargo directamente del Comando del Primer Cuerpo".

         Inmediatamente comunicó a los ejecutantes de la maniobra la resolución que ha tomado, e inició "una visita de inspección a todo el frente" del Primer Cuerpo.

         En el P.C. del teniente coronel José A. Ortíz, de la "extrema ala derecha", el general Estigarribia realizó una reunión con "los comandantes... subordinados", reorganizó dichos comandos y ordenó para que ese mismo día 3 comience la maniobra.


         51. EL RELATO DEL CORONEL JOSÉ A. ORTÍZ.


         En una carta del 28 de marzo de 1958 el coronel Ortíz relató desde Fuerte Olimpo, las acciones de su sector, colaborando con el coronel Carlos J. Fernández para el tercer tomo de su libro "La Guerra del Chaco", sobre "la culminación de la maniobra con la rendición de las dos Divisiones, IV y IX bolivianas", en Campo Vía.

         En este ensayo también se transcribirá o utilizará en forma de síntesis dicha publicación del coronel Fernández.

         Dijo el coronel Ortíz: "A partir del 23 de noviembre, continuó su maniobra el coronel Ayala sin hacer nada positivo a pesar de haberle dado el Comanchaco más y más tropas, a tal extremo que en Herrera no quedó sino un batallón y en Toledo creo por ahí también".

         "Cuando terminó de emplear el destacamento Ramos cuyos integrantes iban dejando frente al enemigo que le surge ahí donde han intentado un golpe de sorpresa, constituyó otro nuevo Destacamento con las nuevas tropas dádale por el General, al mando del mayor José C. Britos, con el que continuó el mismo método que con el de Ramos".

         El coronel Ortíz dijo que entre los que entendían lo que estaba sucediendo "cundía una verdadera zozobra", y que el capitán de Reserva Rogelio Benítez le pidió por teléfono para que se hiciera ya "cargo de la maniobra, que lo que está ocurriendo era una verdadera vergüenza".

         Escribió el coronel Ortíz que el Comando Ayala no contaba con reserva "para hacer frente a contingencias" que podrían sobrevenir en cualquier momento "sobre el camino a la espalda de la línea nuestra de envolvimiento, que es el que viene del oeste, partiendo del de Muñoz - Platanillos, como ocurrió después", afortunadamente luego de asumir el entonces teniente coronel Ortíz "la dirección de la maniobra en comunicación directa con el general Estigarribia, y que era lo que, parece, esperaba el coronel Ayala para justificar su retirada, que hubiera sido un verdadero descalabro".

         Prosiguió escribiendo el citado coronel que era evidente que el coronel Ayala ya no iba hacer absolutamente nada, ya que... "Yacaré Valija salió sobre el camino Zenteno - Pavón a captar comunicaciones telefónicas de los bolivianos", que informó al coronel Ayala, quien "en vez de ordenar la intercepción de dicho camino, ¡ordena que continúe captando las comunicaciones!!", dijo el coronel José A. Ortíz. Continuó relatando que cuando el coronel Ayala comprendió que los bolivianos no abandonarían el fortín Zenteno por la simple impresión que podría causarles la maniobra del Primer Cuerpo del coronel Ayala, éste le ofreció nuevamente "la dirección de la maniobra".

         El coronel Ortíz, acompañado del capitán Amancio Pampliega, su Jefe de Estado Mayor, el 2 de diciembre inspeccionó la situación del ala derecha, la que encontró que era muy favorable para la acción proyectada. Regresó directamente el mismo día al fortín Gaspar R. de Francia, P.C. del coronel Ayala, a quien le dijo que dirigirá la maniobra si le daba "libertad completa de acción" bajo su única responsabilidad. En esos instantes el general Estigarribia le habló por teléfono al coronel Ayala. Conversaron brevemente. Luego le dijo a Ortíz el coronel Ayala sobre sus condiciones: "Está bien... pero yo quiero que esta misma noche vaya a hacerse cargo, porque acaba de decirme el General -Estigarribia- que terminaba mi maniobra". El coronel Ortíz agregó entre paréntesis: "Se habló después de que le dijo -Estigarribia- que no moviera ni un soldado más".


         52. LA DESTITUCIÓN DEL CORONEL JUAN B. AYALA.


         El 3 de diciembre siendo las 10 horas llegó al P.C. del teniente coronel José A. Ortíz el general Estigarribia, acompañado de los tenientes coroneles Sigfrido Melgarejo y José Rosa Vera, y el mayor Raimundo Rolón.

         Luego de recibir el parte del teniente coronel Ortíz, el Comanchaco le separó del grupo y le dijo textualmente: "Dígame, Comandante Ortíz, ¿no hay más nada que hacer aquí?".

         El comandante Ortíz dijo que le contestó textualmente: "Hay una montaña que hacer, mi General. Jamás se nos va a presentar una situación más brillante, pero se necesita otro hombre".

         Se hace expresa salvedad que se hará referencia a los infortunados y lamentables incidentes, entredichos y discrepancias que culminaron con la destitución del comando del Primer Cuerpo de Ejército paraguayo del entonces coronel Juan Bautista Ayala, para que se conozca y sirva de lección a los que abrazaron o abrazaren la carrera militar, y procuren evitar que hechos de esta naturaleza no se repitan en el futuro en el Ejército nacional.

         El general Estigarribia le dijo al instante: "Le doy a Ud. la dirección de la maniobra y yo me hago cargo del Comando del Primer Cuerpo de Ejército".

         Según el comandante Ortíz, él contestó: "Perfectamente, mi General...".

         El general Estigarribia, luego de decirle al teniente coronel Ortíz que dejaba a su "cargo las medidas a tomar", se dirigió con sus acompañantes al fortín Gondra para completar con los jefes de allí "los trabajos a realizar como complemento de la maniobra, retirándose sin esperar la llegada de los comandantes de destacamentos", mayores Alfredo Ramos y José C. Britos, que fueron también citados para la reunión convocada por Comanchaco en el P.C. del comandante, aquél histórico 3 de diciembre de 1933. José A. Ortíz quedó encargado de comunicar a los mayores Ramos y Britos que quedaban a sus órdenes.

         El comandante Ortíz comentó también que los tenientes coroneles Melgarejo y Vera refirieron a los oficiales de su Estado Mayor que Comanchaco "venía para ordenar el traslado de las tropas a Gondra para proseguir allá la maniobra", dejando a Ortíz y los suyos "como tropa de amarre, lo que parece confirmarse" por las medidas que ha tomado luego de hablar con el teniente coronel Ortíz, al decir del mismo.        

         El teniente coronel Ortíz le dijo al general Estigarribia: "Yo tengo cargo sobre Ud. mi General, en mi diario de campaña, por haber permitido esta masacre inútil de nuestros conciudadanos"'.

         El General contestó: "Yo no sabía".

         Agregó el comandante Ortíz entre otras cosas que el coronel Ayala dictaba órdenes "que son verdaderas aberraciones...", contestándole el General: "No me mandaba".

         El coronel Ortíz dijo también en su precitada carta dirigida al coronel Fernández, que tenía "la impresión que el General -Estigarribia- procedió así para convencer al último soldado de la ineptitud del coronel Ayala para la guerra, para sacarlo del comando para que nadie pudiera decir, que lo ha hecho por venganza personal, ya que había tirantez de relaciones entre los dos. Pero el caso es que su manera de proceder costó mucha sangría a la Nación y, no obstante, hay quien habla de birlarle la dama a última hora, refiriéndose a escamotearle la victoria".

         El coronel Carlos J. Fernández al referirse a este infortunado suceso elogió al coronel José A. Ortíz por "la valentía demostrada al decirle con lealtad y entereza al Comando en Jefe sus apreciaciones sobre su conducta en esta emergencia, no deja lugar a ninguna duda de que la medida tomada contra el coronel `Ayala estaba plenamente justificada".


         53. EL RELATO DEL CORONEL ALFREDO RAMOS.


         El coronel Ramos escribió para el tercer libro del coronel Fernández: "Al hallar un claro favorable, una tarde de fines de noviembre, montamos una maniobra de infiltración con el Valois Rivarola y el Sauce, con la misión de cortar las comunicaciones enemigas entre Charata y Alihuatá, con la intención de copar todas las unidades que se encontraban frente a las Divisiones Siete, Sexta y de nuestro propio Destacamento. Con el resto del Destacamento, al producirse la decisión sobre Charata, nos lanzaríamos para efectuar el anhelado y buscado corte del camino Alihuatá - Saavedra".

         Ese mismo día, a la tardecita, las tropas de maniobra del mayor Ramos marcharon en busca de su objetivo, y siendo las 23.30 horas, el regimiento Valois Rivarola del capitán Hermes Saguier que avanzaba "en punta había interceptado el camino Charata - Alihuatá, a sólo un kilómetro a retaguardia de Charata, sin que el enemigo se apercibiera de nuestro movimiento, y aprestándose... para accionar en las primeras horas... del día siguiente sobre la retaguardia del enemigo que cubría el sector Charata, mientras el Sauce cuidaría sus espaldas contra posibles reacciones enemigas de la dirección de Alihuatá...".

         El regimiento 7 San Martín, reserva del mayor Ramos, ocupaba un claro del camino de maniobra, listo para intervenir al aclararse "la situación en Charata, sobre el camino Alihuatá - Saavedra". El mayor Ramos puso también en apresto al regimiento 3 Corrales, "que estaba desplegado frente a un enemigo totalmente pasivo" ordenando para el efecto al mayor Chircow extienda más al oeste la línea de su Batallón 40, según el coronel Ramos, quien continuó escribiendo:

         "Estando todo lo que antecede en plena evolución y ante la agradable información de que el Valois Rivarola estaba ya en total apresto para el ataque a Charata del lado este, y efectuado por el regimiento 10 Sauce la cubertura de la acción del primero con un batallón reforzado hacia Alihuatá, siendo más o menos la una de la madrugada", el mayor Ramos dio parte al coronel Ayala del desarrollo favorable de la maniobra, anticipándole que confiaba lograr "el más rotundo éxito" amparado por "la sorpresa y, sobre todo, el a bajo nivel combativo de las tropas bolivianas" de su frente.

         Y prosiguió el coronel Ramos: "¡Pero cuánta no sería nuestra sorpresa y desilusión, cuando el comandante del Cuerpo -el coronel Juan B. Ayala- en persona me ordenó, en forma terminante y perentoria, que las tropas empeñadas en la maniobra regresaran inmediatamente sobre su base de partida! El coronel Ayala esgrimió como fundamento de su "grave determinación... el enorme claro por el qué" se internaron las tropas de maniobra, "claro que, conforme a su criterio muy personal, podía también ser utilizado por el enemigo para aislar a mis dos regimientos y coparlos a su vez con una rápida y enérgica contramaniobra", concluyó el coronel Ramos.

         Al referirse a las manifestaciones del coronel Ramos escribió el coronel Carlos J. Fernández en su tercer libro que con esta declaración se afianzaba "el criterio general sostenido por los colaboradores inmediatos que tuviera el coronel Ayala en aquella emergencia, y por su jefe, de que carecía de las cualidades esenciales requeridas a un conductor militar: carácter, energía, audacia, y amor a la responsabilidad...".

         El coronel Ramos se explayó sobre la orden de repliegue del coronel Ayala con argumentos mesurados, sólidos, acertados e incontrovertibles, al escribir:

         "El razonamiento del coronel Ayala hubiera sido sin duda lógico, si el comandante del Destacamento -el entonces mayor Alfredo Ramos- hubiese enviado esas dos unidades sin contar con ningún apoyo, pero el caso se presentaba en muy distinta forma, pues como dijimos, el San Martín estaba justamente guardando ese claro y además teníamos ya dispuesto el 3 Corrales completamente agrupado y escalonado detrás del San Martín. Ambos regimientos con un efectivo de 800 y 900 hombres, respectivamente. Estaban en condiciones de actuar sea defensivamente, en el caso muy improbable... de una reacción enemiga de la dirección de Alihuatá. En esa forma daban tiempo para que los regimientos de maniobra cumplieran su misión de copamiento parcial, y en caso de que las acciones les fueran adversas también esas tropas les permitirían retirarse ordenadamente. Sea ofensivamente, como era la idea general de maniobra, en dirección al camino Alihuatá - Saavedra. Con la aparición sorpresiva por todas partes de poderosas y aguerridas tropas nuestras el enemigo iba a verse desorientado y los resultados de este desconcierto no podían ser otros que la rendición o la retirada precipitada si encontraba todavía un claro por dónde zafarse hacia Saavedra".

         Prosiguió diciendo el fogoso y temerario coronel Alfredo Ramos, que ante la actitud insólita del coronel Ayala defendió con decisión y energía las ventajas ya alcanzadas por sus aguerridas y valientes tropas, señalándole las ventajas que podrían brindarles la culminación exitosa de la maniobra, calificando de "inoportuna y fuera de lugar" su orden de retirada, "pero ante la terminante orden del Comandante del Cuerpo -Ayala-; que se mostró inflexible en su determinación", el mayor Ramos se vio en la penosa obligación de acatar la orden de su Comando, disponiendo el repliegue de sus abnegadas y heroicas tropas a su base de partida, en donde para las 4 horas, los regimientos Valois Rivarola y Sauce ya estaban reocupando sus antiguas posiciones, tras renunciar a un triunfo seguro por exceso de cautela y por falta de "firmeza y audacia" de un jefe irresoluto, al decir del coronel José A. Ortiz.

         El coronel Ramos escribió que hasta hoy estaba "convencido que el Comandante del Cuerpo perdió en aquella oportunidad una hermosa ocasión para culminar el inmejorable planteamiento que hiciera para el copamiento de la Novena División boliviana".

         Prosiguió diciendo del coronel Ayala que según su impresión, "este distinguido Jefe... no estaba dotado de la suficiente energía para culminar sus buenos propósitos y sus muy acertadas y oportunas ideas operativas. Era un gran organizador y tenía planteamientos brillantes, pero en el terreno de las realizaciones era... irresoluto. Carecía de una cualidad primordial para un comandante de tropas: el amor a la responsabilidad. Con ciertos fundamentos, creo que existía una sorda rivalidad profesional entre él y el general Estigarribia, acrecentada constantemente por el prestigio que iba día a día ganando este último...", terminó diciendo el valiente y distinguido coronel Alfredo Ramos.

         Por su lado el entonces mayor Ramón L. Paredes guerrero de temple acerado y valiente, escribió en su diario de guerra al enterarse de la destitución del coronel Juan B. Ayala lo que sigue: "Lo relevaron por inútil".

         En cambio, el enérgico coronel Carlos José Fernández escribió en su tercer libro acerca del citado coronel Ayala que "no supo evitar la quiebra espiritual entre él y sus colaboradores más inmediatos... era un Jefe irresoluto".

         El mayor Raimundo Rolón llegó el día siguiente al sector del destacamento Ramos, enviado por el general Estigarribia, para informarse de las novedades e impresiones de los jefes de la ejecución de la maniobra, regresando a Falcón el mismo día.

         El coronel Ayala dirigía la maniobra con excesiva "cautela... y desesperante lentitud, que si no hubiese sido pon la terca obstinación" del general Kundt de no abandonar Alihuatá", se hubieran escapado del corralito las tropas bolivianas de la Cuarta y Novena Divisiones. En consecuencia, el general Estigarribia asumió "la conducción de la maniobra" el 3 de diciembre de 1933, al decir del coronel Ramos. Comentó luego que inmediatamente nombró al teniente coronel José Antonio Ortíz comandante "del ala de maniobra, poniendo a sus órdenes inmediatas los regimientos 3 Corrales, 12 Rubio Ñú, 15 Lomas Valentinas, 7 San Martín y 1 Valois Rivarola..., para interceptar directamente el camino Alihuatá-Saavedra". Del lado oeste, puesto Moreno y otros le cubría el regimiento 9 de Caballería Capitán Bado.

         El guerrero sereno, impávido e irreductible, teniente coronel José A. Ortíz, ejecutó la maniobra envolvente con su habitual responsabilidad y sapiencia, y con energía y rapidez, lográndose la resonante victoria del 11 de diciembre de 1933.

         A continuación escribió el coronel Ramos que consideraba también "suficientemente probado de que, tanto la pretendida paternidad de la concepción, como su conducción, por parte del coronel Juan B. Ayala, de la batalla de Zenteno-Gondra, no le pertenece, porque la suya fue posterior a la del general Estigarribia. En cuanto a la ejecución, acabamos de ver que en ningún momento tuvo el sello personal, característico a los profesionales de guerra, que ocuparon un sitio en la historia militar, con relieves propios".

         Finalmente dijo el coronel Ramos que modificaría en cualquier momento su opinión sobre la concepción y conducción de la maniobra por el coronel Ayala, si "las refutaciones o contradicciones" probaren "con documentos auténticos y no simples narraciones de actitudes personales...".


         54. EL COSTO DE UNA DECISIÓN DEMORADA.


         Se ha visto en páginas anteriores que desde el nombramiento del coronel Juan B. Ayala comandante del Primer Cuerpo de Ejército, el teniente coronel José A. Ortíz comenzó a disentir, reprobar y criticar sus órdenes de operaciones, calificando al mismo tiempo al coronel Ayala en varios pasajes de su diario de guerra de "... timorato para la guerra, que sus órdenes eran verdaderos adefesios..., que le faltaba firmeza y audacia..., que persistía en sus vacilaciones..., suspendía maniobra..., dispone persecución enérgica y que las unidades marchen enlazadas..., que hay quejas y falta de respeto de los comandos subordinados, que nada hace sin consultar con su asesor extranjero, el capitán ruso Sergio Kernn, etc.

         El teniente coronel Ortíz escribió también su diario de guerra que el 3 de diciembre de 1933 le dijo al general Estigarribia entre otras cosas que tenía cargo contra él "por haber permitido esta masacre inútil de nuestros conciudadanos".

         Por razones de concisión se cita solamente al entonces comandante José A. Ortíz, por ser el jefe más antiguo y de mayor graduación que en esos meses actuaba bajo las órdenes del coronel Ayala en el sector Francia-Zenteno, y por ende, era el que tenía más roce con él por la estrecha relación y frecuente comunicación personal o telefónica.

         Todos sabían que el teniente coronel José A. Ortíz es un Jefe indiscutiblemente temerario, tenaz y auténtico guerrero, cualidades éstas demostradas ya desde Punta Brava en Boquerón, en donde se plantó desde el 9 de setiembre de 1932 hasta el 29 del mismo mes con su glorioso regimiento 4 Curupayty frente a los bolivianos, sin ceder terreno, y que continuó así impertérrito hasta la terminación de la guerra. Sin embargo, no ha decidido informar sin pérdida de tiempo al general Estigarribia, personalmente o en compañía de otro u otros Jefes, todas las deficiencias encontradas y señaladas en el coronel Ayala, con miras a evitar la "masacre inútil" de los soldados paraguayos, que recién le refirió aquel 3 de diciembre de 1933.

         Acaso olvidó el valiente comandante Ortíz que el capital más caro de un ejército constituyen o conforman sus soldados, y con mayor razón y fundamento en un país de escasa población como era y sigue siendo Paraguay. Forzando un poco los conceptos quizás venga al caso recordar que "a pesar del progreso de las armas, el hombre seguirá siendo el elemento decisivo en las batallas".

         En cuanto al insigne general Estigarribia se puede decir que él habrá conocido muy bien que una decisión o designación equivocada, se corrige lisa y llanamente con otra decisión o nombramiento, aunque para ello, era necesario contar con un informe oportuno y responsable de sus colaboradores, que aparentemente antes de la destitución del coronel Ayala nadie le hizo llegar.

         Infortunadamente, en el lapso comprendido entre el nombramiento y el relevo del coronel Ayala del comando del Primer Cuerpo, se produjo la "masacre inútil de nuestros conciudadanos", según el coronel Ortíz, con el agravante de todo el tiempo y material bélico perdido durante las marchas y contra marchas y otras dilaciones.

         Esta dura y amarga lección deben aprender los que abrazan la carrera militar para evitar que se repita en el futuro la matanza inútil de los conciudadanos paraguayos.


         55. IDEA DE RUPTURA DEL FRENTE BOLIVIANO EN GONDRA.


         El coronel Carlos José Fernández escribió que el 1º de diciembre de 1933 le visitó al coronel Luis Irrazábal en su Puesto de Comando y le propuso romper el frente boliviano en el fortín Gondra y "copar las tropas bolivianas metidas entre Zenteno y Gondra". El coronel Luis Irrazábal aceptó la idea. Por consiguiente, el entonces teniente coronel Carlos J. Fernández y el mayor Gilberto Andrada, jefe de Estado Mayor del Tercer Cuerpo, le visitaron al teniente coronel Rafael Franco en su puesto de comando del fortín Gondra, quien, enterado de la idea de ruptura, apoyó también.

         El 4 de diciembre a media mañana el general Estigarribia reunió en el kilómetro 38 del camino Falcón-Nanawa al coronel Irrazábal y los tenientes coroneles Carlos J. Fernández y Rafael Franco, para deliberar sobre dicha idea de ruptura. Asistieron también en la reunión el coronel Manuel García de Zúñiga, el teniente coronel José Rosa Vera y el mayor Raimundo Rolón.

         En esta reunión el general Estigarribia les comunicó que "el coronel Ayala -Juan B.- se ha enfermado y ha ido a Concepción", reemplazándole él en el comando del Primer y Segundo Cuerpo. Dijo también que ha ordenado que se intercepten las comunicaciones bolivianas después de conversar con los comandos divisionarios y regimentarios, quienes le informaron que aún se podía cortar dichas vías de comunicaciones, razón por la que "la maniobra continuará por el ala derecha...". Expresó asimismo que esperaba "la colaboración de todos" para lograr el éxito...

         El coronel Fernández comentó que él había manifestado, que ellos, los del Tercer Cuerpo, deberían "romper el frente enemigo de Gondra, tomar enlace con ustedes -le dijo al general Estigarribia- sobre el camino Zenteno-Saavedra, subordinando nuestra operación a la de ustedes que es la masa principal". "Y es eso lo que yo sostengo, intervino Franco", agregó Fernández, y concluyó que el general Estigarribia que estaba escuchándole a él y a Franco, manifestó textualmente: "Se ha comprendido bien la intención".

         Terminada la reunión los jefes regresaron a sus respectivas unidades, dictando órdenes esa misma tarde del 4 de diciembre de 1933, iniciándose "los movimientos de tropas desde... las 20 horas".

         Del 5 al 8 de diciembre en el frente de Pirizal de la Cuarta División del teniente coronel Carlos J. Fernández, los regimientos 6 Boquerón, 3 Coronel Mongelós y 6 General Caballero, realizaron patrullas de reconocimiento. En algunos sectores recibieron fuego de hostigamiento de los bolivianos.

         Una de las patrullas del 6 General Caballero que desde el 29 de noviembre dependía operativamente de la Cuarta División, encontró a 3.500 metros de su base un tablero que dice: "Pilas, sus patrullas pronto viajarán de arriba a La Paz".

         El regimiento 20 Acayuasá marchó "por escalones hacia Gondra" para cooperar en la ruptura proyectada. Con el mismo objetivo se fue también el 3 Coronel Mongelós.  .

         En el sector Gondra de la Primera División del comandante Rafael Franco se registraron las siguientes novedades según el mayor Ramón L. Paredes, citado por el coronel Carlos J. Fernández:

         El 5 "llegaron 2 batallones del 20 Acayuasá, ahora se espera al Mongelós para efectuar la operación que se prepara para el jueves 7 del corriente". El 6 llegaron todas las tropas de los regimientos Acayuasá y Coronel Mongelós.


         56. EL ASALTO VICTORIOSO DEL REGIMIENTO CURUPAYTY.


         El 6 de diciembre a las 20 horas comenzó la marcha de aproximación del 4 Curupayty y terminó alrededor de las 23 horas, para asaltar el día siguiente las posiciones bolivianas "en pleno cañadón. La expectativa es grande, todo depende de éste trabajo, si resulta bien, si el enemigo no se da cuenta", tienen "el 90 por ciento de probabilidades" de triunfar, escribió el mayor Paredes en su diario de guerra.

         "A la hora señalada sale la salva de artillería, señal del asalto, lanzándose nuestras tropas con energía y decisión. Al grito de Viva el Paraguay, y en pocos segundos de tiempo", los bravos y heroicos hombres del regimiento Curupayty del mayor Paredes se apoderaron de las posiciones bolivianas, "quedando pequeños reductos que... impidieron la explotación del éxito a fondo".

         "La jornada fue magnífica y brillante, pero como toda victoria cuesta algo", murieron en la acción dos excelentes oficiales, "los tenientes 2o. de Reserva José Vicente Flores y César Pirovano".

         Esa tarde, luego de rechazar reducidos núcleos bolivianos "vivaquearon de nuevo en el Cañadón Mboi", con el espíritu rebosante de alegría, según el mayor Paredes.

         El coronel Fernández escribió que el 7 de diciembre sus patrullas escucharon de 9.30 a 17.40 horas "intenso tráfico de camiones en el campo enemigo, señal que desde ese día procedió a una rápida retirada hacia Samaklay y Saavedra".


         57. EL MAYOR PAREDES CAPTA LOS PARTES DE HANS KUNDT.


         Prosiguió escribiendo el coronel Fernández que en las anotaciones del 8 del mayor Ramón L. Paredes se registra "la sorprendente noticia de ser el primer paraguayo que tuvo la casual oportunidad de escuchar personalmente la voz del propio general Kundt", y que ese día 8 avanzaron "hasta Campo Vía, lugar donde" fueron detenidos por los bolivianos.

         El entonces mayor Paredes siguió escribiendo: "Viernes 8 de diciembre... a las 9 horas y media instalo mi teléfono y al pedir comunicación con Gondra contesta un telefonista boliviano, y con un poco de prudencia conseguí escuchar hablar, al propio general Kundt en persona, que hablaba con la Central 22. Le estaba alarmando nuestra presencia en Campo Vía y daba crédito al parte telefónico del telefonista de que se trataba de fuertes patrullas enemigas".

         "El parte más interesante que nos dio el general Kundt en persona fue la marcha del regimiento Pérez a Campo Vía para hacernos frente. Ratos después volvió a hablar y esta vez fue el Paí Pérez, que me acompañaba, el que escuchó; esta vez se dio cuenta el telefonista de la Central 22 y cortó la comunicación hacia nuestro lado. Fue una lástima, no pudimos escuchar más sus interesantes partes", concluyó el mayor Paredes.

         Por su lado el coronel Fernández escribió: "Este pequeño incidente demuestra que la sorpresa fue completa... ni tuvieron tiempo de comunicar a retaguardia los bolivianos del ataque paraguayo".

         "Desde... la ruptura de la línea boliviana en Gondra los acontecimientos se precipitaron vertiginosamente, pues el cerco, el clásico corralito, fue cerrándose inexorablemente sobre las dos divisiones bolivianas en causa", agregó el citado coronel Fernández.


         58. LA COLABORACIÓN DEL TERCER CUERPO EN LA BATALLA ZENTENO-GONDRA.


         El mismo coronel Fernández comentó que muchos "preguntaron si por qué el Tercer Cuerpo no se lanzó contra la Séptima División enemiga, ya que se produjo el claro favorable... en el frente de Pirizal y que las patrullas lanzadas al oeste constataban la retirada y hasta la huida precipitada de las tropas enemigas". El coronel Fernández contestó esta pregunta diciendo "que todas las disponibilidades en tropas y en camiones convergieron hacia Gondra porque interesaba fundamentalmente reforzar a la Primera División, a fin de completar el cerco para provocar la destrucción de la masa enemiga cercada".

         Al no responder los bolivianos a los sondeos por el fuego de los batallones primero y segundo del regimiento 6 Boquerón, el 9 a la noche estos avanzaron y ocuparon las posiciones que aquellos habían abandonado. Las tropas del regimiento 6 General Caballero escucharon esa noche en su frente "sobre la recta Samaklay" movimientos de camiones, y siendo las 22 horas tomó enlace con el 20 Acayuasá en él retén puesto Aquino. El teniente Carlos Legal llegó pasada la medianoche con sus 40 hombres para "ocupar el cañadón No. 1, esperando el resto de su escuadrón". Por otra orden el segundo batallón del 6 Boquerón viajó en camiones a Gondra para reforzar a la Primera División. Dos pelotones del tercer batallón del mismo regimiento Boquerón que partiera el 9 a la noche "para cubrir el frente del batallón Plá, fueron relevados por el destacamento del teniente coronel Gonzalo Montt". También ese 9 el batallón Plá viajó en camiones a Gondra para ponerse a disposición del teniente coronel Rafael Franco esa noche como refuerzo.

         Una patrulla del 6 General Caballero llegó a la Isla K el 10 de diciembre sin hallar enemigos... En la noche del 10 hasta la madrugada del 11 de diciembre los bolivianos hicieron con automáticas fuego de hostigamiento frente a las posiciones del regimiento Boquerón, retirándose luego antes de amanecer "en todo el frente", conforme informaron los patrulleros, quienes hallaron proyectiles y otros elementos abandonados, indicios inequívocos de que se replegaron apresuradamente. Los Pelotones del 6 Boquerón ocuparon dichas posiciones y siguieron patrullando más al oeste.

         El coronel Fernández comentó que el 10 de diciembre fue al fortín Gondra y les visitó en la línea al mayor Paredes y a los capitanes Eulalio Facetti, Oscar Echeguren y Graciniano Barboza, conversando con cada uno de ellos. El capitán Echeguren, recientemente nombrado comandante del regimiento 2 Ytororó, le "pidió su parecer" sobre la situación de sus batallones y que en respuesta dictó "ordenes para los mismos". Aquel 10 de diciembre el coronel Fernández fue herido la tercera vez en la guerra del Chaco. Esta vez "en el muslo izquierdo... en el puesto telefónico del capitán Oscar Echeguren...".



         59. EL ENVOLVIMIENTO DE LA SÉPTIMA DIVISIÓN.


         Para completar el relato de la batalla de Zenteno-Gondra; el coronel Carlos J. Fernández continuó utilizando los escritos del general José Félix Estigarribia y de los coroneles Alfredo Ramos y José A. Ortíz, en los que también se basa este trabajo.


         a. El escrito del coronel Alfredo Ramos.


         El coronel Ramos dijo en forma clara y concluyente: "La energía y rapidez puesta por el teniente coronel Ortíz en la ejecución de las órdenes recibidas del Comando en Jefe, dio los resultados esperados en menos de tres días, ya que el 8 de diciembre los objetivos previstos se habían alcanzado, cortándose todos los caminos de Alihuatá hacia Saavedra del lado oeste y sur".

         "Simultáneamente con las acciones emprendidas por nuestra derecha, la Primera División en Gondra, también efectuó una irrupción en las líneas defendidas por la Cuarta División boliviana de su frente, interceptando la picada Velilla y enlazando sus tropas con las del teniente coronel Ortíz que se encontraban ya actuando al sur de las enemigas de la Novena División de Alihuatá". Las heroicas tropas del general Estigarribia completaron un nuevo cerco: el famoso corralito. En consecuencia, el 11 de aquel diciembre de 1933 se rindieron la Cuarta y Novena Divisiones bolivianas, terminó diciendo entre otras cosas el coronel Alfredo Ramos.


         b. El relato del coronel José A. Ortíz.


         El coronel Ortíz escribió que al despedirse el general Estigarribia, resolvió retirar de la línea los regimientos 9 Itá Ybaté y 14 Cerro Corá, que estaban "sufriendo baja inútilmente", dándoles la misión de marchar el "día siguiente hacia el ala derecha, que se encontraba..., muy cerca del camino Zenteno-Pavón, camino que ordenó se interceptara inmediatamente -dijo- con 3 Corrales a caballo con frente a Pavón y al 2 Coronel Toledo también a caballo con frente a Zenteno". Debido a problemas de comunicación, dichos regimientos cumplieron sus objetivos recién en la mañana del 4 de diciembre de 1933, "a costa de grandes sacrificios que importaba la marcha por el monte tupido y espinoso y sin camino".

         Continuó escribiendo el coronel Ortíz que debido a una torrencial lluvia del 4 no pudo llegar a su nuevo Puesto de Combate, empantanándose su camión varias veces. Siguió a pie con los colaboradores de su Estado Mayor, "con agua hasta las rodillas, llegando a un puesto de Intendencia de Etapa ya al oscurecer, en momentos en que llegaba también la punta del regimiento 9 en marcha. Allí pasaron la noche", en un verdadero pantano.

         Dio parte al general Estigarribia "haber suspendido el desarrollo de la maniobra" porque no pudo llegar a su nuevo P.C., lo que aprobó Comanchaco. Hablando de dicha suspensión agregó que procedió así porque "las órdenes dadas lejos del lugar de peligro no tienen fuerza de ejecución como estando cerca el comandante", y porque algunos ejecutantes se quejan alegando que el Jefe "así ordena porque él no está en peligro".

         El comandante Ortíz llegó a su nuevo P.C. el 5 a las 11 horas, montando el caballo del comandante del regimiento Itá Ybaté, el mayor José María Cazal que le había prestado. Casi al instante de su llegada, Comanchaco le comunicó por teléfono que el capitán Nicolás Korsakoff, comando del regimiento Capitán Bado de Caballería No. 9, que cubría la retaguardia de las tropas del teniente coronel Ortíz "sobre el camino ya citado de Zenteno-Muñoz-Platanillos, extendido en ancho frente", fue atacado por los bolivianos y que pidió refuerzo. En efecto, Comanchaco le ordenó "que le mandara su reserva, el regimiento 10 Sauce... y que le dijera a Korsakoff no dar ningún paso atrás...".

         Esa misma noche el capitán Korsakoff le informó al comandante Ortíz, de quien dependía por orden de Comanchaco, que sus patrullas "salieron en ambas direcciones sobre los caminos", expresando su deseo de cortar los dos, lo que aprobó Ortíz. Una compañía y un escuadrón de Korsakoff atacaron el día siguiente a los bolivianos, quienes se desbandaron finalmente, quedando libre de enemigo la retaguardia de las tropas de Ortíz. Las bajas bolivianas fueron de "2 oficiales, 3 cadetes y 80 de tropas prisioneros, camiones y otros elementos".


         60. EL INFORME DEL TENIENTE CORONEL JOSÉ A. ORTÍZ.


         En el informe de guerra de la Séptima División reforzada, elevado al comandante del Primer Cuerpo de Ejército, correspondiente al período que media entre el 3 y el 12 de diciembre, inclusive de 1933, escribió el teniente coronel José A. Ortíz que "por orden verbal de Comanchaco, confirmada más tarde por escrito, me hice cargo de la dirección de la maniobra de envolvimiento por el flanco oeste enemigo con la Séptima División reforzada, integrada por las siguientes unidades: 3 Corrales, 9 Itá Ybaté, 14 Cerro Corá, 1 Valois Rivarola, 2 Coronel Toledo y 7 San Martín". En esta forma tenía 3 Jefes, 152 Oficiales y 3.186 de tropas; siendo el total general de 3.341 hombres.

         El general Estigarribia asumió el Comando del Primer Cuerpo de Ejército, con la siguiente organización:

         Sexta División de Infantería: regimientos 5 General Díaz, 8 Piribebuy y Batallón 40.

         División de Reserva del Primer Cuerpo de Ejército: regimientos 9 Capitán Bado y 10 Sauce.

         Destacamento Britos: Regimientos 12 Rubio Ñú, 15 Lomas Valentinas y el primer batallón del 14 Cerro Corá.

         Cabe señalar que el entonces mayor Alfredo Ramos fue llevado por el general Estigarribia a su Estado Mayor para colaborar con él desde el 4 hasta el 12 de diciembre de 1933, desempeñando funciones más livianas, debido a su estado de total agotamiento a consecuencia del excesivo esfuerzo que venía realizando durante algunos asaltos y las continuadas maniobras, marcha y contra marcha que protagonizaron en el ala derecha del sector Francia-Zenteno, dándole de este modo la necesaria oportunidad para recuperar su estado de salud en pleno frente de operaciones.

         Mientras tanto, las tropas que integraban el destacamento Ramos pasaron a depender del teniente coronel José Antonio Ortíz, aunque después de la capitulación boliviana en Campo Vía el 11 de diciembre cada uno de los regimientos se reintegraron a sus respectivas divisiones, al mayor Ramos le entregaron nuevamente su ya entonces famoso C. 1 Valois Rivarola.

         Cumpliendo instrucciones del general Estigarribia, el comandante Ortíz dispuso que los regimientos Coronel Toledo y 3 Corrales, "llevando como punta la Compañía Exploradora" del teniente 1º Manuel Irala Fernández intercepten la recta Zenteno-Pavón, que fue realizado el 4 de diciembre a las 7 horas. El regimiento 2 Coronel Toledo que iba en segundo escalón de Irala Fernández, avanzó sobre Zenteno y derrotó a "una compañía enemiga de vigilancia sobre dicho camino capturando prisioneros y armas". Atacó luego a los bolivianos que enfrentaban al 7 San Martín, empujándoles al norte, donde, opusieron nuevamente resistencia. El 2 Coronel Toledo ocupó el camino, a caballo, con frente a Zenteno. El 3 Corrales desplegó también un batallón a caballo sobre dicho "camino con frente a puesto Pavón", capturando poco después a un boliviano.

         Ya se ha visto más arriba que el comandante Ortíz llegó a su nuevo P.C. el 5 de diciembre a las 11 horas. Informado de la situación de sus regimientos 3 Corrales y Coronel Toledo, ordenó que el primero establezca su batallón 2 kilómetros más hacia puesto Pavón, que un batallón ocupe el camino un kilómetro más al este, tome enlace con el 2 Coronel Toledo y que ubique el camino Zenteno-Saavedra con patrullas. Al progresar aquel batallón 1.500 metros sobre puesto. Pavón, chocó con los bolivianos, tomando 9 prisioneros, 2 de ellos suboficiales.

         La victoria del 9 Capitán Bado del capitán Korsakoff el 5 de diciembre de 1933, ya se ha comentado más arriba. El 6 de diciembre el regimiento 14 Cerro Corá en cuya vanguardia marchaba la "Compañía Exploradora del teniente 1º Manuel Irala Fernández, interceptó a las 13 horas el camino Zenteno-Saavedra, a 2 kilómetros del primero. Al progresar sobre Zenteno chocó con los bolivianos, tomando un prisionero y 2 camiones en óptimo estado.

         Cumpliendo orden del comandante Ortíz, el batallón del 3 Corrales del camino Zenteno-Pavón atacó a sus oponentes bolivianos, derrotándolos. En su huida abandonaron armas y proyectiles, dirigiéndose por senda hacia el cañadón 31.

         Al percatarse los bolivianos que su camino Zenteno-Saavedra fue cortado se replegaron en casi todos los frentes, siendo ocupado esa noche por tropas paraguayas Alihuatá Viejo (Charata), al decir del comandante José A. Ortíz.

         Una compañía del 14 Cerro Corá del teniente Anacleto Rodríguez encontró y ocupó el camino que conduce de Zenteno a Pozo Negro. "Cortó el hilo telefónico que había sido la línea de comunicación de la Novena y la Cuarta Divisiones bolivianas".

         El 7 el regimiento Itá Ybaté "ocupó el camino Pozo Negro-Zenteno" y avanzó sobre éste. Tras un encuentro de avanzadas capturó un boliviano. El comando del 3 Corrales informó a Ortíz que conforme a su orden uno de sus batallones "ocupó a caballo el camino Zenteno-Saavedra en el linde norte del cañadón 31 a las 7 horas".

         El comandante del Valois Rivarola capitán Hermes Saguier recibió "orden de ocupar el camino Zenteno-Pavón hacia el este, con el grupo de escuadrones de reserva. Los otros escuadrones cubrían su propio frente desde el día 6.

         Siendo 0.30 horas del 8 de aquel diciembre las aguerridas y valientes tropas del 2 Coronel Toledo ocuparon el fortín Zenteno, incendiado por los bolivianos al huir hacia Pozo El Encanto, quemando también en el camino algunos camiones y se les capturó prisioneros.

         El Valois Rivarola recibió orden "para abrir un pique hacia el sur que partiendo del kilómetro 7 del camino Zenteno-Pavón atraviese el Cañadón 31 más o menos a 5 kilómetros al oeste de la recta Zenteno-Saavedra y siga siempre al sur otros 5.500 metros más, desviándose luego al este hasta interceptar el camino Zenteno-Saavedra al sur de la picada Herman Velilla, llevando como punta la Compañía Exploradora Irala Fernández".

         Por dicho pique "marcharán el 7 San Martín -del mayor José del Rosario Lezcano- y el destacamento Britos que por orden telefónica pasa a depender también de la Séptima División reforzada, para ir estableciendo ya el cerco en el que se cerrará al enemigo que huye de Zenteno y también la Cuarta División boliviana que ya fue cortada por la Primera División en su camino hacia Murguia por Campo Vía, como también a las tropas enemigas sobre la recta Zenteno-Saavedra", dijo en su informe el teniente coronel José A. Ortíz.

         El mayor José María Cazal del 9 Itá Ybaté informó a Ortíz que el batallón despachado al este cortó a horas 12 "un camino que pasa por un gran cañadón a 6 kilómetros... de su punto de partida, donde aniquiló... 80 hombres capturando 4 prisioneros -bolivianos-, quienes declararon ser el camino Campo Vía-Saavedra sobre el Cañadón 31". El lugar fue ocupado con orden de patrullar a ambos lados del camino interceptado.

         Por orden del comandante Ortíz el 2 Coronel Toledo avanzó por "el camino Zenteno-Pavón hasta salir al Cañadón 31 para asegurar la marcha de la columna por el pique hacia el sur". El Valois Rivarola del capitán Hermes Saguier tras marchar durante la noche del 8 al 9, cruzó el Cañadón 31 a horas 8, seguido del 7 San Martín del mayor José del Rosario Lezcano y el destacamento Britos. El C. 2 Coronel Toledo recibió orden de Ortíz para marchar "por el camino Zenteno-Pavón hasta salir al Campo Jordán -Ranulfo del Valle paraguayo-, seguida de la Sexta División del teniente coronel Vicente Machuca. Aquel 9 de diciembre el segundo batallón del teniente 2º Narciso Bracho del 14 Cerro Corá ocupó Pozo Negro siendo las 13 horas, desalojando a los bolivianos. A la tarde fueron atacados por tropas del regimiento Paucarpata, pero fueron rechazados causándoles 7 bajas: 3 muertos y 4 bolivianos cautivos.

         Enterado el comandante Ortíz que los bolivianos procurarán escaparse "por Campo Vía y como no conocía... ese lugar, ordenó al comando del 3 Corrales que se adueñe del Cañadón 31 para impedir el paso del enemigo por ese lugar, reforzándolo con el regimiento Batallón 40. Al segundo batallón del 14 Cerro Corá le ordenó resistir a toda costa hasta recibir refuerzo del... 18 Pitiantuta, que Comanchaco puso a su disposición. Luego agregó que pronto supo "por declaración de prisioneros que Campo Vía está sobre la picada Herman Velilla, confirmada al rato por el Comanchaco, quien comunicó que estaban atacando en Gondra".

         El capitán Hermes Saguier informó que el Valois Rivarola ha "interceptado el camino Zenteno-Saavedra a las 17 horas a 700 metros al sur de la picada Herman Velilla, instalándose a la defensiva a caballo sobre dicho camino, conforme órdenes, y sosteniendo serio encuentro con el enemigo".

         Tropas del regimiento 7 San Martín del mayor José R. Lezcano se apoderaron de dos tanques bolivianos "en su progresión hacia Saavedra, cuyos sirvientes huyeron capturando sólo un oficial alemán, herido, quien intentó hacer funcionar las piezas del cañón y ametralladora pesada de que estaba armado uno de los tanques. El otro tenía dos ametralladoras pesadas". Las tropas del mayor Lezcano ocuparon también "a caballo con frente a Saavedra a 1.500 metros", según José A. Ortíz.

         Por su lado el más tarde teniente coronel José Clemente Britos, entonces comandante del destacamento Britos, se ha referido en la siguiente forma a la captura de los dos tanques de guerra bolivianos en su libro "Fragmento de la Batalla Zenteno-Gondra, diciendo que el 9 de diciembre de 1933 le ha informado el mayor José R. Lezcano, comandante del San Martín, que sus patrullas de suboficiales capturaron antes de amanecer "dos tanques de guerra bolivianos", cuyos sirvientes estaban desayunando alegremente y se entregaron cuando les intimaron rendición. Inmediatamente les obligaron a los encargados de dichos tanques a llevar los mismos hasta el puesto de comando del mayor José R. Lezcano, con fusil apuntando a la espalda de cada uno, seguido de los demás cautivos bolivianos también capturados con los tanques.

         El sargento encargado de uno de los tanques declaró que "estaban esperando órdenes para atacar al 7 San Martín y abrir paso para los cercados de Zenteno y Campo Vía, y que ese día debían llegar tropas de Infantería para comenzar dicho esfuerzo".     También ese día 9 el segundo batallón del regimiento 12 Rubio Ñú, al mando del capitán Eusebio Quintana Franco que cubría "el pique abierto y transitado" por los bolivianos, antes de promediar la mañana liquidó "desde muy corta distancia con violentos tiros... a una fuerte patrulla boliviana que venía del lado de Campo Vía... con intención de seguir hacia Saavedra o tomar contacto con tropas afuera del cerco". Solamente sobrevivieron dos heridos graves, que también fallecieron antes de contar nada. Sus ropas no tenían distintivos.

         A la izquierda del segundo batallón de Quintana Franco estaba desplegado el primero del teniente 1º Sergio Nardi, seguido del tercer batallón también del regimiento 12 Rubio Ñú, siendo comandante de este regimiento el valiente capitán Sinforiano Brusquetti, Allí aguantaron a pié firme la avalancha desesperada de los bolivianos que se lanzaban al asalto para romper el cerco y escurrirse hacia Saavedra, desde aquel 9 de diciembre hasta el 11, fecha en que capitularon la Cuarta y Novena Divisiones bolivianas en Campo Vía.

         El centro de gravedad del ataque boliviano constituía el primer batallón del teniente 1º Sergio Nardi. Los bolivianos avanzaban "en un frente de 200 metros de ancho, en líneas de olas sucesivas y casi sin intervalos; los que vienen atrás, empujan a los de la línea delantera y a pesar de nuestro fuego intenso de todas nuestras armas esta gente sigue adelante hasta llegar a 20, 30 y 40 metros de nuestra línea defensiva principal; y en ese momento se desarrolla el acto más dramático de la lucha; frente a la compañía del sargento Oviedo con un valor desesperado y suicida, los bolivianos llegan hasta 10 y 15 metros de la posición; en ese momento la compañía Oviedo, salta al encuentro de los atacantes, con bombas de mano "Carumbeí", y luego se combatió con furioso encarnizamiento, con bayonetas y machetes; las granadas de mano crepitaban poniendo fulgores trágicos en la penumbra del amanecer, desgarrando carne humana que salpicaban de sangrientos jirones los ingratos arbustos bajos y espinosos; concluyó la lucha al fin, con la rendición incondicional de los atacantes "antes de las 8 de la mañana. Eran las tropas del teniente coronel Eduardo Ávila y más de 40 oficiales", entre ellos el capitán Filiberto Lozada, que caía la tercera vez prisionero de los paraguayos. Dos veces en el sector Vanguardia, antes de comenzar la guerra. Fueron tomados también "un millar de individuos de tropas", terminó diciendo el teniente coronel José Clemente Britos. Y agregó: "El comandante del primer batallón del Rubio Ñú, teniente 1º Sergio Nardi, recibió una herida en el muslo de la pierna derecha y no se dejó evacuar, siguiendo al frente de su unidad hasta" el triunfo final en Campo Vía de la batalla de Zenteno-Gondra.

         Volviendo al 9 de diciembre de 1933 se encuentra que el teniente coronel Federico W. Smiíh fue nombrado comandante del destacamento formado por el regimiento 2 Coronel Toledo del mayor Juan N. Barrios y la Sexta División al mando del mayor Feliciano Morales, "que marcha por el camino Zenteno-Pavón, de orden de Comanchaco", desde el puesto de comando del teniente coronel José A. Ortíz.

         Por su parte el coronel Carlos J. Fernández escribió en su libro que se viene citando: "La confianza depositada por el general Estigarribia en el entonces teniente coronel José A. Ortíz, al poner bajo sus órdenes hasta 12 regimientos..., el valor de 4 Divisiones..., era todo el Primer Cuerpo..., por la transcripción literal de su informe hasta el día 9 de diciembre en que efectivamente se completó el corralito, no fue en vano. El coronel José A. Ortíz actuó en esa oportunidad, con sus tropas, a modo de las aspas de un molino de viento puestas en sentido horizontal y en constante desplazamiento hasta conseguir el contacto muy estrecho con las tropas de la Primera División -del teniente coronel Rafael Franco-, cumpliendo magistralmente la misión recibida".

         Sin embargo, el general Amancio Pampliega, a la sazón Jefe de Estado Mayor del coronel José A. Ortíz de la Séptima División, escribió en la página 118 de su libro "Fusil al Hombro", segunda edición, que la Séptima División "estaba dotada de 15 regimientos bien reforzados para poder hacer frente a la magnitud de la empresa".


         61. EL RELATO DEL GENERAL ESTIGARRIBIA.


         El mismo coronel Fernández, antes de comentar y transcribir las Memorias del Comandante en Jefe paraguayo, general José Félix Estigarribia, mencionó "el famoso triple cerco", citó "los momentos dramáticos para el general Kundt", y señaló que el coronel boliviano Enrique "Peñaranda no rompió ningún cerco paraguayo". Luego pasó a referirse al pensamiento y relato del general Estigarribia que prosiguió "inmediatamente después de la conferencia mantenida en Campo Aceval con los Jefes del Tercer Cuerpo, escribiendo entre otras cosas:

         "A las 17 horas de aquel día" regresó a su P.C. del fortín Francia el general Estigarribia y que la torrencial lluvia de ese 4 de diciembre creó serio inconveniente a los camiones, empantanándose por doquier. Siendo las 21 horas recibió parte del comandante Ortíz que aquel 4 a la mañana sus tropas interceptaron la recta Zenteno-Puesto Pavón siendo las 7 horas. Las acciones del 5 y 6 de diciembre siguió comentando en forma concisa y amena el insigne general Estigarribia, que se omite transcribir porque -alude a las mismas acciones comentadas en el informe del coronel José A. Ortíz, del título 60.

         Siguió escribiendo Comanchaco que "el día 7, a la 1 hora, nuestras tropas entraban en Charata. Al aclarar ese mismo día, en magnífico asalto, nuestra Primera División de Gondra rompió las líneas enemigas y avanzó con rapidez por la picada Velilla, en cumplimiento de su misión, capturando prisioneros, armas y elementos diversos".

         Prosiguió diciendo el general Estigarribia que ese 7 unos 400 bolivianos "que presionaban en Puesto F eran aniquilados" capturando muchos prisioneros, quedando desde entonces el camino libre de enemigos, pero que no se pudo aprovechar por falta de camiones para llevar rápidamente "los dos regimientos que operaban en el lugar, más dos divisiones que en ese momento estaban ya libres" para operar hacia el fortín boliviano Muñoz, fundado en pleno Chaco paraguayo.

         Comentó también el Comando en Jefe paraguayo que aquel 7 de diciembre de 1933 supo que el comando de la Novena División boliviana coronel Carlos Banzer, informó por radio en dialecto quechúa a su comando Hans Kundt que se le había quemado la clave y que su comunicación con la Cuarta División ya estaba cortada. Ambas divisiones bolivianas ya se hallaban así "en repliegue". El general Kundt le contestó que "proceda según su situación".

         El general Estigarribia comentó esta irresponsable y pusilánime actitud del general Kundt diciendo: "Así el General en Jefe enemigo abandonaba el mando, precisamente cuando más se lo necesitaba, cayendo en una especie de fatalismo desesperado. A las 24 horas nos apoderamos de Alihuatá". Continuó diciendo que el 8 ordenó al teniente coronel Félix Cabrera, comandante de la Octava División que estaba libre, marche a pie, por falta de camiones, "por Charata hacia Puesto Sosa y Muñoz".

         Prosiguió escribiendo en sus Memorias el general Estigarribia que si contase con suficientes camiones, hubiera llevado rápidamente tropas y víveres "por la derecha oeste para interceptar el... o los caminos de Saavedra a Muñoz para la destrucción completa del ejército enemigo". Dijo también que el día 8 le informó el coronel Luis Irrazábal "que el enemigo se replegaba en todo el frente de Nanawa, en dirección a Samaklay".

         Continuó diciendo Comanchaco que el 9 supo "que el coronel Enrique Peñaranda, comandante del Primer Cuerpo boliviano que teníamos rodeado, marchaba con refuerzos por el camino Saavedra-Zenteno para abrirse paso y auxiliar a sus tropas en derrota, ordené  -dijo-, que nuestra Sexta División se dirigiera a marchas forzadas por Puesto Pavón para interceptar el camino Saavedra-Zenteno, detrás de Peñaranda, a la altura del kilómetro 7 de Saavedra. Era el tercer cierre de dicho camino en ejecución".

         "Parece que el coronel Peñaranda estaba dentro del cerco cuando se produjo este nuevo cierre, pero pudo escapar personalmente con su Estado Mayor abriendo senderos en el bosque".

         Prosiguió el general Estigarribia que captaron un telegrama boliviano de las 18.30 horas, anunciando "que atacaría en Campo Vía la línea" de la Primera División paraguaya para escurrirse o zafarse al sur, tomándose las medidas necesarias para evitar la fuga de los bolivianos. Agregó el General que "a las 22.30 horas, recibió un parte de nuestras tropas de maniobra... -los regimientos Valois Rivarola y General San Martín-, de que ya estaban sobre el camino Zenteno-Saavedra a la altura del kilómetro 16/17 de Zenteno, es decir, casi matemáticamente a la altura ordenada que era la boca de la picada Velilla", buscando rápidamente enlace con la Primera División del teniente coronel Rafael Franco en dirección a Campo Vía.

         Al salir a la recta Zenteno-Saavedra las tropas: de los regimientos Valois Rivarola y 7 San Martín, encontraron "en el mismo lugar... dos carros de asalto bolivianos. Uno de ellos estaba atascado en un charco. Los ocupantes de los carros pretendieron defenderse, pero los nuestros les atacaron con machetes y les obligaron a encerrarse dentro de sus vehículos. Se rindieron momentos después", terminó diciendo el ilustre general Estigarribia.

         Luego agregó Comanchaco que el 10 de diciembre siendo las 8 horas dictó a sus "comandos subordinados el texto de la intimación de rendición que presentarían al comando enemigo, donde quiera que éste se hallase. Aquel día ejercí -dijo- la más enérgica acción personal para establecer con máxima rapidez, el enlace de las unidades de maniobra de la Primera División que se aprestaban a recibir el anunciado ataque enemigo".   

         Siguió escribiendo el insigne Comando en Jefe paraguayo que ese 10 de diciembre siendo las 9.30 horas lanzó "al espacio por radio un parte abierto" para desmoralizar a las Cuarta y Novena Divisiones bolivianas, afirmando "tenerlas encerradas... en un triple cerco", no obstante no haberse tomado aún "enlace entre nuestras tropas de envolvimiento".

         El parte abierto dio el fruto deseado. "A las 13 horas el general Kundt dirigió un llamamiento desesperado al Comando de las unidades enceradas", escribió el general Estigarribia.

         El mensaje desesperado del presuntuoso mercenario Hans Kundt decía: "Comando y país tienen confianza que en estos momentos de angustia ambas Divisiones sabrán salvar situación". Ya presagiaba acaso que su fracaso profesional inmisericorde y total, se avecinaba de modo inexorable. A sus sangrientas derrotas en Toledo, Pozo Favorito, Pampa Grande, etc., y dos veces en el fortín Nanawa, estaba por sumarse otra más costosa y más sangrienta aún, en la batalla de Zenteno-Gondra y su culminación victoriosa y brillante a favor de las armas paraguayas, en Campo Vía. El glorioso Ejército paraguayo ha decretado así de manera inapelable el fusilamiento profesional y moral del vanidoso alemán Hans Kundt.


         62. EL RELATO DEL MAYOR RAMÓN L. PAREDES.


         El coronel Carlos José Fernández siguió haciendo uso del diario de guerra del entonces mayor Ramón L. Paredes, comandante del regimiento 4 Curupayty, diciendo entre otras cosas que el 9 de diciembre el regimiento 2 Ytororó recibió la misión de envolver el ala derecha de los bolivianos, quienes estaban ofreciendo "por todos lados fuertes resistencias. Pasada la media mañana el Ytororó del capitán Oscar Echeguren salió "a la retaguardia enemiga capturando 7 prisioneros, entre ellos 2 cadetes y un fusil ametrallador... Con esta decidida acción el 2 Ytororó cortó dos caminos bolivianos al extender el ala izquierda del 4 Curupayty. Los bolivianos quedaron "en una ratonera sin salida, lo que se desprende de los siguientes radiogramas", que según el mayor Paredes, el coronel Peñaranda ese 9 de diciembre a las 10 horas remitió de su P.C. de Saavedra a la Cuarta División boliviana: "Informe de acuerdo Novena División debe procederse con toda energía para establecerse comunicaciones por Campo Vía - Km. 22".

         "Peñaranda está en la más completa ignorancia de la situación. Campo Vía hace... rato está cercado por la Primera División" paraguaya, dijo Paredes.

         También ese 9, a la misma hora, el general Kundt dijo por radio al coronel Carlos Banzer que ya estaba dentro del cerco: "Informe brevemente situación actual Cuarta y Novena Divisiones y situación Pozo Negro. Urgente trabaje desde hoy Km. 25 camino Alihuatá rumbo este a Pozo, lo mismo línea telefónica para llegar a Pozo Negro. Informe más frecuencia. Enemigo Campo Vía une borde oeste puede ser cortado".

         "Es indudable que el comando boliviano está viviendo en la luna", agregó el férreo león guaraní, mayor Ramón L. Paredes.


         63. LA OPORTUNA HUIDA DEL CORONEL PEÑARANDA.


         El coronel Carlos J. Fernández comentó que el general Kundt ese 10 de diciembre ya no disimulaba su "desmoralización, en cuya energía y recia voluntad fía la salvación de sus tropas comprometidas". El coronel Enrique Peñaranda, comandante del Primer Cuerpo boliviano, fue "enviado con algunas fracciones para intentar salvar a las Divisiones y en especial a su antigua y querida Brava Cuarta División..., queda también detenido en el Km. 22 o en sus cercanías (boca de la picada Herman Velilla a Gondra), pues, tropas paraguayas" les cerraron el paso al norte y al este. Al percatarse Peñaranda que también fue cortada su vía de comunicación con Saavedra, regresó rápidamente hacia su base por senda que iba abriendo en el bosque, según el después mayor de reserva Ignacio A. Cabrera, citado por el coronel Carlos J. Fernández.

         En consecuencia, según el coronel Fernández el mayor Ignacio A. Cabrera ha referido en una conferencia pronunciada en el Círculo de Jefes y Oficiales Retirados el 29 de julio de 1959, que el 10 de diciembre de 1933, "la oportuna e imprevista acción de un pelotón del regimiento 2 Ytororó, motivó la retirada del coronel Peñaranda con su Estado Mayor y algunas fracciones de tropas de su destacamento, rumbo a Saavedra".

         Comandaba el citado pelotón del segundo batallón del 2 Ytororó el teniente 2º de Reserva Juan R. Lesme, siendo el comandante de dicho segundo batallón el teniente 1º Pantaleón González Yegros. El capitán Oscar Echeguren era el comandante del regimiento Ytororó.

         La patrulla del pelotón teniente Lesme tenía la misión de tomar enlace con el batallón Florentín de la Séptima División, que desde la noche del 9 ocupaba a caballo el camino Alihuatá-Saavedra a unos 200 metros de la boca del camino Herman Velilla, interceptándolo.

         Al tomar enlace debía informar "la distancia, estado del camino, y se plegará al batallón Florentín hasta que reciba nueva orden".

         La patrulla Lesme salió el 10 "a las 5 horas, con un pelotón de 29 hombres y siguió al oeste". Al completar 5 kilómetros de marcha encontró un pique a caballo no transitado", de dirección norte-sur, lo que informó a su comandante, quien ordenó al comando de la tercera compañía para que cubra dicho pique. El pelotón Lesme avanzó 3 kilómetros más al oeste y encontró "una picada camionable, sin rastrillada alguna ni hilos telefónicos y del mismo rumbo que el pique norte-sur", lo que informó también a su comandante.

         Cuando llegó "a 17 kilómetros de su base", el teniente Juan R. Lesme decidió regresar porque "la ración de agua que llevaban sus tropas iban agotándose". Y porque se le iba agotando el agua Lesme no cumplió su misión.

         Cuando volvían marchando por su mismo camino de progresión encontraron que una columna de tropas bolivianas avanzaban al norte, hacia Campo Vía, por la picada camionable que ha informado en su segundo parte a su comandante.

         Al ver cortado su camino, el teniente Lesme y sus tropas observaron la marcha de los bolivianos sin ser vistos. Luego de algunos minutos resolvieron atacarles sorpresivamente, abriéndose "paso hacia su base... perdiendo 3 de sus soldados que quedaron insepultos". Dichos bolivianos eran del destacamento Peñaranda..., del que desde el día 9 de tarde se tenía noticias que venía de Saavedra para atacar nuestra ala izquierda, subsector del 2 Ytororó, con tanques de guerra; simultáneamente con las Cuarta y Novena Divisiones, que también debían atacar nuestro frente norte, subsector del regimiento 4 Curupayty, según informe de varios prisioneros bolivianos que fueron de este destacamento que confirmaron después de la terminación de la guerra en 1936, que ese choque de la patrulla del teniente Lesme había motivado la inmediata retirada del coronel Peñaranda, esa misma tarde antes de oscurecer, con su Estado Mayor y algunas fracciones de tropas, rumbo a Saavedra, por el monte", creyendo que "nueva tropa paraguaya interceptaba su camino".

         "Para confirmar que el coronel Peñaranda ya no volvió por la mencionada picada" es suficiente citar que el 11 de diciembre alrededor de las 16 horas, el teniente Manuel Irala Fernández (Yacaré Valija), se presentó con sus patrulleros al puesto de comando del 2 Ytororó. Habían salido "esa mañana de la recta Zenteno-Saavedra para tomar enlace con la Primera División paraguaya siguiendo la misma ruta del teniente Lesme por el Zanjón, informando haber encontrado 3 cadáveres de soldados paraguayos insepultos; con sus respectivos fusiles y equipos, en el Zanjón mencionado, en la boca de una picada que lleva,"rumbo norte-sur", que mandó sepultar por sus soldados, recuperando los "3 fusiles con sus respectivos proyectiles".

         Concluyó diciendo el mayor Ignacio A. Cabrera: "Así fue..., la famosa salida del cerco del coronel Peñaranda, conforme informaron los prisioneros mencionados anteriormente, y lo que valió al coronel Peñaranda, su ascenso a General y Comandante en Jefe de su Ejército en Campaña".


         64. "PEÑARANDA NO ROMPIÓ NINGÚN CERCO PARAGUAYO".


         En el título anterior se ha visto el "periplo" del coronel Enrique Peñaranda. En consecuencia, este Jefe boliviano "no rompió ningún cerco paraguayo"... "Pudo escapar personalmente con su Estado Mayor abriendo senderos en el bosque", como dijo el general Estigarribia, conforme se ha comentado en el título 61, corroborado de modo incontrovertible por los partes de los tenientes Juan R. Lesme y Manuel Irala Fernández, y la conferencia del más tarde mayor Ignacio A. Cabrera.

         Lo que Peñaranda rompió a machetazos fue el tupido bosque para abrir senda al huir precipitadamente y ponerse a salvo de la muerte o del humillante cautiverio, antes de cerrarse el cerco paraguayo.

         Por último, cabe agregar que el teniente Juan R. Lesme no ha cumplido su "misión de tomar enlace con el batallón Florentín... que estaba interceptando a caballo el camino Alihuatá-Saavedra a unos 200 metros de la boca de la picada Herman Velilla. Al tomar dicho enlace debía informar a su comandante la distancia, estado de camino, etc., y plegarse al batallón Florentín hasta que reciba nueva orden". Y al regresar porque "la ración de agua que llevaban sus soldados iban agotándose", chocaron con la columna del destacamento boliviano, alertando y alarmando a su comandante el coronel Enrique Peñaranda, quien inmediatamente decidió volver a su base de Saavedra abriendo senda para salvarse de las tropas paraguayas. Peñaranda tampoco ha cumplido la misión que le diera su comando superior de "abrirse paso y auxiliar" a las dos divisiones bolivianas cercadas por las tropas del general Estigarribia.

         En una conferencia dictada por el teniente coronel Antonio E. González en el Círculo de Jefes y Oficiales Retirados, donde estuvo el que escribe estas líneas, dijo entre otras cosas, que la marcha forzada de la Sexta División por orden del general Estigarribia, "por puesto Pavón para interceptar el camino Saavedra-Zenteno, detrás de Peñaranda, a la altura del kilómetro 7 de Saavedra, no pudieron cumplir debido al estado de agotamiento de las tropas.

         A la sazón el después teniente coronel Antonio E. González comandaba el regimiento 5 General Díaz. En su relato refirió que ese día 10 de diciembre de 1933 a las 16.30 horas llegaron a puesto Pavón, y recién alrededor de las 18.30 horas cuando avanzaban por el cañadón con las fatigadas tropas, vieron pasar a unos 800 metros por el camino Zenteno-Saavedra, rumbo a éste, a toda velocidad un pequeño camión en que iba huyendo el coronel Peñaranda, según supieron después, limitándose sus tropas a disparar algunas ráfagas de sus ametralladoras a la distancia, por no haber podido llegar y ocupar antes dicho camino, interceptándolo.

         Como corolario cabe agregar lo que escribió el escritor boliviano Roberto Querejazu Calvo en su libro "Masamaklay" al referirse a la capitulación de las Cuarta y Novena Divisiones bolivianas en Campo Vía.

         "La Octava División paraguaya marchó hacia Puesto Moreno, cerca del fortín Muñoz, y la Sexta División salió hasta Campó Jordán haciendo corte en el camino Saavedra-Alihuatá-Zenteno, a la altura del kilómetro 16 que como hemos visto, obligaron al coronel Peñaranda a escapar de su puesto de Comando en el kilómetro 22 por una senda paralela al mismo".

         Con lo que escribió Querejazu Calvo queda aclarado, corroborado y ratificado, definitivamente, que "Peñaranda no rompió ningún cerco paraguayo".


         65. CONTINÚA EL RELATO DEL CORONEL ORTÍZ.


         El coronel José Antonio Ortíz dijo en su informe publicado por el coronel Carlos J. Fernández, que dio orden al comando del regimiento 3 Corrales "que marchara hacia el oeste por el linde norte del Cañadón 31, dejando el servicio sobre la recta a cargo del Batallón 40, cruzara el cañadón e interceptar la recta Zenteno-Saavedra entre el linde sur del mismo ocupado por el enemigo y la picada Velilla, que no pudo realizar, por chocar con posiciones enemigas al intentar cruzar el citado cañadón a 3 kilómetros al oeste". Entonces ocupó "el linde norte del Cañadón 31, desde la picada" del Valois Rivarola al este y buscar "enlace con el Batallón 40 sobre la recta" Zenteno-Saavedra.

         Cumpliendo orden del comandante Ortíz el Batallón 40 presionó a los bolivianos "que ocupaban la orilla sur del cañadón", logrando apoderarse de dicha "orilla sur al este del camino" al desbandar a los defensores enemigos de un retén y capturando 2 prisioneros.

         Por otra orden, dos patrulleros del 14 Cerro Corá avanzaron por la senda del Valois Rivarola para relevar al 12 Rubio Ñú "del destacamento Britos que ha recibido orden de ir prolongando el frente del Valois Rivarola al este para establecer enlace con la Primera División a la altura de Campo Vía".

         El 9 Itá Ybaté que tenía la misión de maniobrar contra los bolivianos en Pozo Negro en colaboración con el segundo batallón del 14 Cerro Corá, les atacó y persiguió al sur a los bolivianos, volviendo a chocar con ellos tras 3 kilómetros de persecución.

         El Itá Ybaté tomó contacto con el 17 Yataity Corá del destacamento Torreani Viera, recibió orden de Ortíz de dejar su sector "y el de Pozo Negro a cargo del destacamento Torreani Viera y el segundo batallón del 14 Cerro Corá y se constituya en reserva colocando un batallón sobre cada uno de los caminos Zenteno-Pozo Negro, Zenteno-Saavedra y Zenteno-Pavón, a dos kilómetros del fortín Zenteno".

         Al mayor José C. Britos le ordenó Ortíz que su destacamento completo "cruce la recta Zenteno-Saavedra hacia el este y establezca el enlace lo antes posible, aún marchando toda la noche y rompiendo cualquier resistencia que encontrare; debiendo reemplazarle en el cerco el 14 Cerro Corá con 2 batallones y 1 del 3 Corrales, aún colocando de 15 a 20 metros un soldado de otro, pues el 3 Corrales debe continuar ocupando su frente anterior".

         Ese 10 de diciembre el comandante Ortíz dictó una orden diciendo: "Nuestras tropas tienen cercados al comandante del Primer Cuerpo boliviano -coronel Enrique Peñaranda- y a las divisiones 4 y 9 del mismo. Si mantenemos el cerco se rendirán en breve por hambre y sed... Es de suponer..., que dichas divisiones enemigas intentarán romper el cerco. Cada comandante de Unidad dispondrá que sus tropas se fortifiquen de la manera más rápida y sólida posibles para rechazar cualquier ataque del enemigo y conservar sus actuales posiciones, aunque sea sacrificando... el último hombre".

         La Compañía de Exploradores del teniente 1º Manuel Irala Fernández (Yacaré Valija) marchaba en la vanguardia del destacamento José C. Britos. El Batallón 40 que ha conquistado y ocupado ya la recta Zenteno-Saavedra en la orilla sur del Cañadón 31, cumpliendo orden avanzó por la citada recta para tomar enlace con el Valois Rivarola del capitán Hermes Saguier, "aunque tenga que marchar toda la noche", dispuso el férreo comandante José A Ortíz. Ordenó también al regimiento 18 Pitiantuta "que marche detrás del Batallón 40, y a su comandante mayor Abdón Palacios, ordenó hacerse cargo de los dos regimientos" de referencia.

         Prosiguió el comandante Ortíz que ante el informe del comando de la Primera División, teniente coronel Rafael Franco que no podía "establecer el enlace que se le ha pedido", Comanchaco le dijo que despache al Dr. Alejandro Volpe para que le diga al mayor José C. Britos acelere la toma "de contacto con la Primera División para hacer efectivo el cerco".

         El mayor José María Cazal recibió orden de Ortíz para que a primera hora de la mañana del 11 se ponga a disposición del teniente coronel Torreani Viera con su regimiento 9 Itá Ybaté, para accionar fuertemente sobre el enemigo por el sur de Campo Vía.

         Finalmente dijo el comandante Ortíz: "El 1 Valois Rivarola rechazó hoy varios ataques del enemigo que intentaba despejar el camino, apoyado por artillería y morteros".


         66. CONTINÚA EL DIARIO DE GUERRA DEL MAYOR RAMÓN L. PAREDES


         "Domingo 10 de diciembre... hemos establecido nuestro frente para defender Campo Vía. Se captó entre otros radiogramas": "... Kundt a Banzer: Comando Cuerpo encuéntrase Km. 22 -se refería al coronel Enrique Peñaranda-. Enemigo cortó madrugada hoy con fuerte patrulla Km. 22. No tenemos comunicación con comando Cuerpo que no dispone estación radio. Hasta ayer se defendía entrada Campo Vía camino a Pozo, no debe hacer progreso de más de un kilómetro única forma... entenderse con Cuerpo de enviar patrullas. Única salvación Ejército es acción enérgica y resuelta de la División".

         "... Banzer a Kundt: Ordené que repliegue sector Campo 3 hasta 2 kms., picada Capriles, seguimos alargando nuestra ala derecha hasta encontrar caminos por Campo Vía, trabajando al mismo tiempo picada".

         A las 10 horas de aquel 10 de diciembre el coronel Banzer dijo a Kundt en otro radiograma que comenzaron a replegarse hacia la "picada Capriles. Enemigo ofrece resistencia en toda orilla monte Campo Vía la que será forzada".

         El mayor Paredes escribió en su diario que desde el mediodía los bolivianos probaron "todo nuestro frente", siendo rechazados con facilidad, demostrando muchas fatigas y que los que cayeron prisioneros pedían en tono suplicante agüita.

         Sigue escribiendo Paredes: "A las 17 horas recibo el parte más desagradable de esta guerra. El enemigo atacó con furia un frente de mi regimiento consiguiendo infiltrarse profundamente entre dos de mis batallones, llegando hasta el Cañadón Mboi, apoderándose de la Intendencia del primer batallón del 4 Curupayty y del regimiento 2 Ytororó, cortando nuestra comunicación con nuestro frente y logrando aislar seis batallones... Llegó hasta 200 metros de mi P.C. donde fue detenido y contraatacado consiguiendo dispersarlos por los montes, aislándoles también de su base de partida. Prosiguió diciendo que "a media noche" restableció enlace con sus batallones aislados... "La División se defiende enérgicamente en sus posiciones, formando un nuevo frente con una bolsa. Sigue llegando refuerzo de Nanawa". Las tropas bolivianas infiltradas se rindieron esa noche en grupo "de 10 a 12 hombres", concluyó el valeroso mayor Ramón L. Paredes, quien sin lugar a dudas nació para la guerra.


         67. EMOCIONANTE RELATO DEL CAPITÁN OSCAR CORRALES.

        

         El coronel Carlos J. Fernández publicó en su ya conocido tercer libro una colaboración muy valiosa del valiente capitán de Reserva Oscar Corrales, sobre la rendición boliviana en Campo Vía, que también se transcribe y comenta en este ensayo por ser muy interesante y emocionante a la vez.

         El capitán Oscar Corrales comenzó diciendo que en la Primera División estaban preocupados por "la suerte de las unidades que quedaron aisladas con motivo de la ruptura del cerco, en la tarde del 10 de diciembre de 1933".

         En el momento de la ruptura del frente... 3 regimientos en línea, en un ancho frente; establecían el cerco a las tropas enemigas en retirada del sector central (Alihuatá).

         El regimiento 2 Ytororó del "capitán Oscar Echeguren, menos un batallón, se encontraba a la izquierda del dispositivo, con frente al norte cortando la picada Capriles". El 4 Curupayty al mando del mayor Ramón L. Paredes ocupaba el centro también con frente norte, "dando la espalda al extenso cañadón Campo Vía". El regimiento 3 de Caballería Coronel Mongelós de la Cuarta División que llegó como refuerzo de Pirizal, ocupaba el ala derecha, igualmente con frente norte.

         El segundo batallón del regimiento 2 Ytororó, "al mando del teniente 1º Pantaleón González Yegros, desprendido del regimiento, cubría la espalda del dispositivo de la Primera División paraguaya en el linde sur del extenso cañadón, desplegado en amplio frente, cortando la dirección Saavedra-Alihuatá, sobre la picada y varias sendas existentes en la zona", para impedir que los bolivianos cercados sean auxiliados por tropas provenientes de Saavedra.

         El teniente Pantaleón González Yegros desplegó "sus 3 compañías sobre una línea, de este a oeste, separadas unas de otras por varios kilómetros... Debían establecer cadenas de retenes y despachar patrullas a distancias regulares" en previsión de presencia o aparición de bolivianos..., porque "existía una picada y numerosas sendas que se dirigían a Saavedra... por donde concurrirían con todos los medios, en ayuda de las... unidades cercadas".

         A mediodía de aquel álgido 10 de diciembre los aviones bolivianos estuvieron muy activos, ante la ausencia total de sus similares paraguayos. Impunemente sobrevolaron "el teatro de operaciones para luego picar sobre el sector del batallón del teniente 1º Américo Villagra, lugar precisamente donde el enemigo, en avalancha pasó sobre el cerco de centinela...".

         Comentó luego el más tarde capitán Oscar Corrales que el comandante de su batallón teniente 1º González Yegros le hizo decir por su ayudante teniente Pedro Da Rosa que reúna su compañía y ocupe inmediatamente "la boca del Pique La Victoria. Motivaba esta orden... la ruptura del cerco por el enemigo y de cuya gravedad el comandante del batallón -teniente 1º Pantaleón González Yegros- se entera por dos soldados del rancho del batallón. Toda comunicación telefónica con el regimiento y la División -D. 1- se había cortado sorpresivamente". Los dos soldados que dieron el aviso de la aparición de numerosos bolivianos que salieron del cerco, estaban en la Intendencia, de donde corrieron velozmente para informar de lo ocurrido al teniente González Yegros.

         Mientras tanto, los escapados del cerco ya iban "cruzando el cañadón hacia las posiciones de la maniobra de julio -del regimiento 4 Curupayty-, para dirigirse a Saavedra. De llegar a la orilla del cañadón, no sólo tendrían el camino abierto a Saavedra, sino que parte del batallón y otras unidades quedarían aisladas".

         Las compañías del batallón González Yegros "se hallaban separadas unas de otras..., y fraccionadas en retenes y patrullas, y de espaldas al enemigo que se aproximaba rápidamente. Ya no había tiempo para reunirlas y efectuar una retirada, y menos aún para organizar una defensa... por el tiempo necesario para permitir el repliegue de las unidades comprometidas", dijo el capitán Oscar Corrales.

         "El Pique La Victoria, cuya boca tenía que ocupar, era la que sirvió para la maniobra de julio -de 1933 del R 4 Curupayty-, ...comenzaba en Gondra y terminaba en la retaguardia boliviana". Apenas dos pelotones de la compañía Oscar Corrales, que estaba más cerca de la boca a cubrir, fueron orillando "el cañadón, cubierto por arbustos espinosos y copudos aromitas que dificultaban la visual, casi al trote, cuando al llegar a una punta donde el cañadón penetrando en el bosque formaba un embudo... y donde... se encuentran, una frente a otra, las antiguas posiciones de la... maniobra de julio, nuestra patrulla de punta, que marchaba a muy corta distancia de los dos pelotones -dijo Corrales-,... se encontraron mezclados con la descubierta enemiga, que en desorden, sólo se preocupaban en llegar al bosque". Se produjo una "confusión en la semi-oscuridad de las sombras del bosque de ese atardecer, y al amparo de los matorrales, retroceden apresuradamente hacia el centro del cañadón bajo el fuego desordenado" de los dos pelotones del entonces teniente Oscar Corrales, que superada la sorpresa, ocuparon rápidamente "ambas salientes del embudo", dominando consiguientemente el citado cañadón para defenderse en mejores condiciones. En dichas salientes o puntas cavaron "posiciones 'individuales" ya bajo el negro manto de la noche.

         Continuó escribiendo el valiente y arrojado capitán Corrales que al ocupar dichas salientes del embudo destrozaron "el resto de la moral" del grupo enemigo infiltrado que presumiblemente creyó haber chocado con otro cerco. No atacó "ni buscó un claro, que como amplios portalones se abrían en nuestras alas", comentó el capitán Oscar Corrales.

         Entre tanto dijo Corrales, llegó el teniente 2º Vallet, comandante de pelotón que había quedado en un retén porque no se le pudo esperar por la urgencia impostergable de ocupar la boca de la Picada La Victoria. El teniente Vallet y su tropa trajeron "un oficial y varios soldados capturados. Eran "de la descubierta del regimiento Campos, unidad boliviana que realizó la ruptura del cerco". Es decir, del débil cerco, cubierto en algunos puntos solamente "con puestos dobles", según el capitán Oscar Corrales.

         Continuando con la cubertura de la boca de la Picada La Victoria, dijo el capitán Corrales que "un fuerte y desesperado ataque" boliviano era inminente. Su compañía enfrentaría a "dos divisiones en retirada... cada hombre aguardaba con decisión no exenta de nerviosismo, la desigual batalla". Entre tanto, vieron con asombro hacia el centro del cañadón "a unos 500 metros... una gran masa de fuego que se desplazaba oblicuamente", alumbrando como de día el cañadón y divisándose que los bolivianos caminaban por todos lados. Los pocos oficiales paraguayos de la compañía Corrales creyeron tratarse de un nuevo tipo de arma. "Los comandantes de pelotones y de escuadras" comentaban a su manera al teniente Corrales, formulando diversas conjeturas...

         Cuando llegó el teniente Pantaleón González Yegros, comandante del batallón, tampoco pudo aclarar nada acerca de la rara masa de fuego, y queriendo evitar el pánico, "recomendó ponerse la careta antigas a los que tuvieran, y hacer fuego a ambos lados del extraño o nueva arma".       

         El uso de la careta antigas pronto degeneró en un episodio cómico. "Se vio a más de uno colocarse el equipo, para al minuto sacárselo, aspirar profundamente, volver a colocarse y así repetir la operación... varias veces, mientras tenían la vista fija en el arma misteriosa". Posteriormente aclararon que un camión paraguayo "cargado de víveres había llegado a la Intendencia ignorando lo que había ocurrido y fue ametrallado" por los bolivianos, incendiándose y muriendo el chofer presumiblemente, antes de frenar su vehículo, el que ardiendo continuó su marcha, zigzagueante... hasta extinguirse" totalmente el fuego.

         Durante la noche del 10 al 11 de diciembre la compañía Oscar Corrales activó intensamente. "Sus patrullas de combate despachadas a corta distancia traían prisioneros y heridos" bolivianos. Otras patrullas buscaban a las otras compañías que aún faltaban reintegrarse, o a los primero y tercer batallones del glorioso regimiento Ytororó que fueron aislados al romperse el cerco, aunque sin lograr enlace con ellos.

         Otra patrulla encontró a unos 200 metros de las posiciones de la compañía Corrales, "bajo un arbusto, en el catre de campaña" del capitán Oscar Echeguren, comandante del 2 Ytororó, que había dejado en la Intendencia, el cadáver del teniente Urriolagoitia. Velaba sus restos "su fiel ordenanza que no quiso dejarlo abandonado...". Según su ordenanza "pertenecía a una familia distinguida de Bolivia".

         "Al día siguiente, después de la rendición se supo qué el enemigo con quien tantas veces se choco..., eran patrulleros de las unidades aisladas que también venían en misión de enlace y de aprovisionamiento" en la Intendencia paraguaya abandonada al romperse el cerco.

         Siguió comentando el capitán Corrales que el 11 esperaban con mucha tensión el ataque de los bolivianos que el 10 retrocedieron "al centro del cañadón, donde pernoctaron, pero que pronto recibió informe que el regimiento Campos al ser detenido por los pelotones de la compañía Corrales se había entregado incondicionalmente, arrastrando a la misma suerte" a la Cuarta y Novena Divisiones bolivianas.

         Finalizó el capitán Oscar Corrales diciendo: " ¡Por cinco minutos, y luego por la indecisión y falta de iniciativa de un comando, por un lado, y por el otro, por la toma de medidas acertadas y en tiempo oportuno, se produjo Campo Vía, para gloria inmarcesible de nuestras armas!"

         Si algo cabe resaltar en la emergencia de la ruptura del casi simbólico cerco referido con todas las alternativas de gravedad e inciertas horas vividas por los valientes de la compañía Corrales y todas las tropas aisladas, es el brillante comportamiento del citado teniente 1º Pantaleón González Yegros al ordenar con rapidez y férrea decisión la ocupación de la boca del Pique La Victoria, también cumplida con responsabilidad, rapidez, valor y coraje por las tropas de los dos pelotones de la compañía Oscar Corrales, al cerrar el paso y rechazar hacia el centro del cañadón a las tropas infiltradas el día 10 al romperse el cerco, decretando de hecho la capitulación de las dos divisiones bolivianas el día siguiente 11 a las 12 horas.

         El coronel Carlos J. Fernández dijo "que si el coronel Peñaranda hubiese actuado decididamente con las tropas que tenía en la región que conocía palmo a palmo, o intentar siquiera, desde donde había alcanzado un reconocimiento en fuerza para facilitar la operación de ruptura, hubiera obtenido... un triunfo sensacional, pues, las fuerzas paraguayas que cubrían Campo Vía, como acabamos de ver, estaban diseminadas en pequeños grupos, más con misión de descubrir aproximación de enemigos que contenerlos. Pero hemos visto también que hacia el este del camino Zenteno-Saavedra, por donde escapó, el coronel Peñaranda no rompió ningún cerco paraguayo, en esa oportunidad, ni en ninguna otra".


         68. LAS OPERACIONES DEL 11 DE DICIEMBRE DE 1933.


         Continuando con su informe escribió el comandante José A. Ortíz que ese 11 "el Batallón 40 estableció enlace con el C.1 Valois Rivarola sobre el camino Zenteno-Saavedra a las 5 horas".

         Al Valois Rivarola "ordenó despache un escuadrón por la picada Velilla hasta Gondra para presionar sobre el enemigo". Al 18 Pitiantuta del mayor Abdón Palacios le dio "igual orden y con el mismo objetivo".

         "El destacamento Britos es atacado en su marcha, rechazando al enemigo con grandes bajas". Informó también al comandante Ortíz que existía espacio no cubierto en el cerco. Entonces éste le mandó el 14 Cerro Corá con dos batallones "para cubrir dicho espacio, pero... al iniciar su marcha el último batallón" encontró bolivianos al oeste del camino Zenteno-Saavedra, capturando 2 oficiales y 1 cadete, de "la Plana Mayor de la Novena División boliviana. Esta noticia obligó a establecer nuevamente el cerco sobre

la picada Valois Rivarola con ese batallón y otros dos más del 3 Corrales".

         Más tarde volvió a informar el mayor José C. Britos "que desde las 12 horas" se estaban entregando los bolivianos a lo ancho de su frente. Del primer Cuerpo le informaron también al comandante Ortíz que se estaban rindiendo también en Gondra. El comando del segundo batallón del 14 Cerro Corá que ocupaba "4 kilómetros al sur de Pozo Negro", le informó la misma novedad; es decir, que tropas bolivianas se estaban entregando también a dicho batallón.

         La Compañía Exploradora del teniente 1º Manuel Irala Fernández (Yacaré Valija), tomó enlace aquel 11 de diciembre con tropas del regimiento 2 Ytororó, "por un lado, y también por el primer batallón" del 14 Cerro Corá, "del destacamento Britos, más o menos a los 8 kilómetros de la recta Zenteno-Saavedra".

         El teniente coronel Ortíz llegó a comandar 14 regimientos durante la batalla de Zenteno-Gondra, que duró 51 días, del 23 de octubre al 11 de diciembre de 1933, según su informe. Su Séptima División reforzada capturó aquel 11 de diciembre 3.409 bolivianos, incluyendo "4 jefes, 51 oficiales, 6 cadetes y 3.348 clases y tropas, donde no hubo tratativas", de capitulación.

         Por su parte, el mayor Ramón L. Paredes al referirse a las acciones del 11 de diciembre de 1933 escribió en su diario de guerra que los bolivianos "que se infiltraron anoche se rindieron incondicionalmente. Resultaron ser del regimiento Lanza con su comandante el teniente, coronel Aranibar a la cabeza... El peligro de adentro ha desaparecido".

         "A las 9 horas el enemigo trae otro recio ataque sobre nuestras posiciones, que fueron aniquilados, con su jefe el mayor Sanjinés, muerto, y el mayor Bilbao Rioja, herido".

         "Desde las 10 horas comienzan a parlamentar y para el mediodía la Cuarta y Novena División se rinden incondicionalmente a la Primera División".

         "... la victoria de hoy de nuestro ejército es la más brillante de su página guerrera".

         "He presenciado el desfile de los vencidos, que suman más o menos 8.000".


         69. LA CAPITULACIÓN BOLIVIANA EN CAMPO VÍA.


         El victorioso Comandante en Jefe paraguayo, general José Félix Estigarribia refirió en sus Memorias que el 11 de diciembre de 1933 a las 6 horas, "llegó al campo de aviación" del fortín Francia el Presidente de la República, Dr. Eusebio Ayala, con el Ministro de Hacienda, Benjamín Banks y los senadores Carlos Sosa y J. Elíseo Da Rosa. Venían de Villa Militar, donde pasaron la noche...

         "A las 8.45 horas las divisiones bolivianas Cuarta y Novena dieron al general Kundt el siguiente parte: "Situación desesperante por agotamiento completo de tropa. Descarte toda posibilidad ruptura cerco".

         "Este grito de agonía despertó repentinamente, pero sólo por un sacudimiento desordenado y fugaz, los bríos embotados del viejo General en Jefe enemigo. Reasumiendo el mando que, en su tribulación, había virtualmente abandonado desde el día 7, impartió la siguiente orden impracticable:

         Comando 4a y 9a Divisiones. Cumpla orden. Destruya material y rampa".

         En esos momentos el coronel Luis Irrazábal del Tercer Cuerpo dio parte a Comanchaco "que la fracción de tropas enemigas que logró infiltrarse la noche anterior en nuestra línea en Campo Vía, hacía su rendición". Entre tanto, el comando de la Primera División paraguaya teniente coronel Rafael Franco, "conecta su línea telefónica con la del enemigo y transmitió al coronel Banzer nuestras condiciones. A las 12 horas de aquel día -11 de diciembre de 1933- las divisiones bolivianas Cuarta y Novena se rindieron sin destruir el material. Doscientos cincuenta jefes y oficiales, entre ellos dos coroneles, y ocho mil individuos de tropa, prisioneros; 24 piezas de artillería, 60 morteros, 1.000 ametralladoras pesadas y livianas, 11.000 fusiles, 80 camiones y algunos millones de cartuchos de infantería, fueron el botín recogido por nuestras fuerzas en aquella victoria resonante", terminó diciendo el insigne general José Félix Estigarribia.


         70. LAS PÉRDIDAS HUMANAS EN ZENTENO-GONDRA.


         Las informaciones estadísticas utilizadas por el Dr. Juan B. Rivarola, teniente coronel de Sanidad, denotan que Paraguay tuvo durante los 51 días de la batalla Zenteno-Gondra, desde el 23 de octubre hasta el 11 de diciembre de 1933, en los sectores del Primer y Tercer Cuerpos, 4.062 heridos y 7.962 enfermos, siendo el total de 12.024 hombres.

         De dicho total murieron 360. Fueron recuperados en el frente 2.289. Evacuados 9.060 y hospitalizados 315 hombres.

         Las bajas bolivianas durante los 51 días del mismo período y también del sector Zenteno-Gondra, fueron de 10.265 hombres. Murieron 844, de los cuales 10 entre jefes y oficiales. 9.241 prisioneros, entre ellos 290 hombres entre jefes y oficiales, según datos publicados por el coronel Carlos José Fernández.


         71. LO QUE DIJO UN ESCRITOR BOLIVIANO.


         Según Roberto Querejazu Calvo, reputado como el escritor más serio entre los de su nacionalidad por los jefes y oficiales paraguayos más caracterizados que combatieron en la guerra del Chaco, Bolivia ha movilizado hasta su derrota en Campo Vía "77.000 hombres, de los cuales sólo quedaron 7.000 en el Chaco. Del resto, 16.000 habían muerto, 32.000 fueron evacuados por heridas o enfermedad, 10.000 cayeron prisioneros, 6.000 trabajaban en los puestos de retaguardia y 6.000 habían desertado".


         72. LA MUERTE MORAL DEL GENERAL ALEMÁN HANS KUNDT.


         A consecuencia de espectacular descalabro del Ejército boliviano en la batalla de Zenteno - Gondra y su capitulación en el lugar denominado Campo Vía, el general Hans Kundt fue declarado culpable de la derrota por las autoridades bolivianas, y reemplazado por el coronel Enrique Peñaranda, ascendido a general de Brigada y condecorado en el grado de Cóndor de los Andes y nombrado General en Jefe del Ejército en Campaña, sencillamente, porque el general Kundt para calmar los ánimos del presidente Daniel Salamanca le envió un radiograma el 12 de diciembre de 1933, diciéndole: "Horas 11.30 coronel Peñaranda rompiendo cerco logró salir Campo Jordán con 2.500. Indica siguen saliendo tropas. Estudiaremos posibilidad defensa Muñoz-Platanillos. Por justicia y atención grandes méritos coronel Peñaranda, que viene distinguiéndose desde iniciación campaña, pido Vuestra Excelencia su ascenso a General por méritos de guerra", dijo en su citado libro "Masamaklay" Roberto Querejazu Calvo, y prosiguió: "Se generalizó la creencia de que Peñaranda había abierto el cerco enemigo y rescatado una parte de los efectivos de la Cuarta y Novena Divisiones... Nadie intentó aclarar la verdad. El pueblo debía recuperar su fe y necesitaba un héroe. El Poder Ejecutivo decretó el ascenso del coronel Peñaranda......

         Kundt intentó dos veces neutralizar la maniobra de Estigarribia, restándole toda importancia, como sabía hacerlo por su inveterada vanidad y arrogancia. "Para destrozar el tentáculo que iba abrazando a la Novena División" por su ala izquierda en Alihuatá (Zenteno), Kundt despachó 400 hombres, reclutas, desde puesto Pabón, al mando del capitán alemán Brandt, para "atacar a la columna envolvente paraguaya por la retaguardia... El 5 de diciembre el destacamento Brandt se estrelló contra dos regimientos paraguayos que protegían la columna envolvente". Perdió 80 hombres y regresó a su punto de partida el destacamento Brandt.

         Cuando las tropas del teniente coronel Rafael Franco rompieron el frente de la Cuarta División boliviana en el fortín Gondra el 7 de diciembre de 1933, "Kundt destacó 170 combatientes comandados por el teniente coronel Frías, a los que sumó los veteranos de su escolta armados de 6 ametralladoras livianas. Esta pequeña fuerza se vio paralizada ante la aplastante superioridad del enemigo que irrumpió hacia Campo Vía", escribió Querejazu Calvo.

         Kundt comprendió "la gravedad de la situación y abandonó el kilómetro 22 del camino Alihuatá-Saavedra, donde se ofrecía como una presa más para las tropas paraguayas que ya circulaban en los aledaños de su puesto de comando. Retornó desconcertado a su cuartel general en Muñoz. A su paso por Saavedra, ordenó secamente al comandante interino del Primer Cuerpo, coronel Enrique Peñaranda: Su puesto está en el kilómetro 22. Enseguida dictó una orden poniendo las dos divisiones cercadas bajo las órdenes de Peñaranda. Hasta ese momento... sólo tenía autoridad sobre la Cuarta División y las tropas del sector Menacho. Las dos divisiones de las alas, Novena en Alihuatá y Séptima en Nanawa, dependían directamente del general Kundt.

         Peñaranda comentó que pronto llegó al kilómetro 22 del camino Saavedra-Alihuatá, encontrando allí "algunas tropas", con las que avanzó "por la picada Velilla" y encontró al destacamento del teniente coronel Frías, dándole orden para que resista en forma dilatoria y volvió al kilómetro 22 con 8 estafetas, donde llegaron 700 hombres de la Séptima División que guarnecían Agua Rica (Samaklay o Masamaklay). Fría le dio parte que los paraguayos "presionaban sus dos alas". Peñaranda le reforzó con una fracción de los 700 hombres recién llegados. "Al mismo tiempo eran también atacados los regimientos Florida y Campero (que habían quedado fuera del cerco en el kilómetro 31). Al sur del kilómetro 22 un destacamento enemigo -paraguayo- ocupó el camino cortando la comunicación con Saavedra... En la imposibilidad de tomar contacto con las divisiones acorraladas, resolví abrirme paso con las tropas que quedaban, durante la noche... Se hizo destruir todo el material y efectos que pudieran utilizar el enemigo... y emprendí la marcha con fracciones del Campero y del Chichas a través del monte, en dirección sur, la noche del 10 de diciembre... Horas después, me avisaron que seguían en pos otras tropas...", terminó diciendo el coronel Peñaranda, según Querejazu Calvo, quien agregó: "Las tropas que seguían la senda tomada por el coronel Peñaranda eran las del destacamento Frías y los regimientos 20, 34 y Pérez que se zafaron del cerco esa misma noche antes de que se cerrara completamente".

         Continuó comentando Querejazu Calvo: "En Campo Jordán, cerca de Saavedra, se adjuntaron a la columna... Peñaranda los tenientes Armando Ichaso y Román Urdininea con 123 hombres del regimiento Lanza, que era todo lo que quedaba de la gloriosa unidad. Roto el cerco, sostuvieron una refriega con las tropas paraguayas qué volvían a cerrar la brecha y al cruzar los pajonales de Campo Vía cuatrerearon un camión enemigo en un desgraciado entrevero en el que perdió la vida el subteniente Jaime Urriolagoitia", cuyo cadáver dejaron "en un catre de campaña encontrado en el camión" paraguayo cuatrereado en el Cañadón Mboi, bajo un arbolito, y junto a él permanecía vigilante su leal ordenanza Luis Ramírez, quien "tuvo el consuelo de enterrarlo con la ayuda de los soldados adversarios, concluyó Roberto Querejazu Calvo.

         Con lo comentado en el párrafo anterior queda plenamente confirmado el interesante relato del capitán Oscar Corrales presentado en el titulo 67 del capítulo cuatro de este trabajo, especialmente en lo concerniente al camión cuatrereado y al subteniente boliviano Urriolagoitia y su fiel ordenanza.

         Volviendo al estruendoso fracaso del general Kundt frente al general Estigarribia, cabe agregar que el 9 de diciembre de 1933 salieron de La Paz por vía aérea los Ministros José Antonio Quiroga y Zácarías Benavides para conversar con Kundt a pedido de Salamanca sobre los últimos fracasos militares en el Chaco y proponerle ocupar la presidencia de un Cuerpo de Asesores Militares en el Chaco. En Tarija se les unió el coronel David Toro, quien regresaba al Chaco por orden del mismo Salamanca. En el tramo Villa Montes - Muñoz los citados ministros le encomendaron al coronel Toro la misión de comunicar a Kundt la decisión que traían para "evitar escenas tempestuosas que indudablemente se producirían dado el temperamento violento del general...", ya que de hecho su designación para otras funciones implicaba su remoción del cargo de General en Jefe del Ejército de Bolivia. El coronel Toro diría después que llegado a Muñoz fue directamente a la casa de Kundt, a quien "lo encontró profundamente amargado y casi deshecho". Luego de una serie de consideraciones fútiles de Toro, comunicó a Kundt la misión que tienen los citados ministros. Entonces el ya mansito y vencido Kundt le dijo que tramitara "ante ellos el permiso necesario para viajar directamente a la Argentina... Agoté infructuosamente todos los recursos... para obtener la autorización solicitada... e incurrí en el error de manifestar que el general se hallaba profundamente deprimido... Los señores ministros vieron llegado el momento de mostrarse inexorables y decidieron a su vez entrevistar al general", dijo David Toro.

         Los ministros le dijeron que no podía salir del país "hasta que no se deslindasen las responsabilidades del desastre de Campo Vía. Se pondría a su disposición un avión para trasladarlo a Cochabamba tan pronto como se designase a su reemplazante". Mientras tanto el coronel Toro trabajó intensamente por los ministros para que lo reemplace Enrique Peñaranda, pero aquellos respondieron "que esperaban órdenes del Presidente de la República...". Siguió comentando Toro que les trabajó a los jefes y oficiales a favor de Peñaranda y le convenció a Kundt "que usase de la autoridad que aún poseía para dictar su última orden... nombrando su sucesor al coronel Enrique Peñaranda". Kundt se convenció y firmó la orden designando a Peñaranda General en Jefe del Ejército. El gobierno se sintió impotente para deshacer esta maniobra del coronel Toro", y ratificó lo obrado, dijo Querejazu Calvo...

         "El avión partió conduciendo un espíritu teutón que sufría sobre todo por haber mellado con su fracaso el honor de su raza", dijo finalmente Roberto Querejazu Calvo. Kundt salió de Muñoz el 14 de diciembre de 1933, siendo las 10 horas.

         El que escribe estas líneas agrega: Kundt fue incapaz de interpretar y asimilar las lecciones del Mariscal de América, José Félix Estigarribia. Por petulante y tozudo se aplazó y sucumbió. Fue derrotado y aplastado.

         Los Ministros Quiroga y Benavides dijeron 3 días después al presidente Dr. Daniel Salamanca que el "general Enrique Peñaranda es valiente, salido de las trincheras y tiene la ventaja enorme para reorganizar el Ejército". Por su lado el coronel David Toro Ruiloba dijo de Peñaranda que tiene "recta contextura moral" y que es valiente y modesto. Más tarde el Ministro Quiroga reconoció que el general Enrique Peñaranda, ya General en Jefe del Ejército boliviano, tenía méritos de valor y coraje, pero que no tenía autoridad y capacidad de organización.

         El general Hans Kundt, de nacionalidad alemana, nació en el año 1869. Tenía 63 años cuando llegó la cuarta vez a Bolivia. Anteriormente ya estuvo desde 1911 a 1914, desde 1921 a 1926 y desde 1929 hasta 1930. La cuarta vez vino para comandar la guerra del Chaco, llegando a La Paz el 5 de diciembre de 1932, y debía periclitar y sucumbir definitivamente al capitular sus Divisiones Cuarta y Novena en Campo Vía un año después, el 11 de diciembre de 1933, solicitando humillado ayuda al coronel Toro que le consiga permiso para viajar directamente a la Argentina desde el fortín Muñoz, entonces su cuartel general.

         ¡Qué distancia le separaba del sexagenario coronel paraguayo Eugenio Alejandrino Garay, quien 11 meses y 27 días después, el 7 de diciembre de 1934, marchando por senda con sus sedientos y fatigados soldados a pie, desde puesto Estrella hasta Yrendagué a través de 70 kilómetros con 40 y más grados de calor, cuando sus tropas se revolcaban en el suelo diseminadas a lo largo de la senda de tierra caliente y reseca dominadas por la sed, implorando agua dominadas de un delirio lacerante! ¡Fue cuando de pronto surgió la voz potente  y paternal del genuino y auténtico Jefe y amigo a la vez, alentando a sus escuálidos y sedientos soldados, que se levantaran haciendo el último esfuerzo por la patria para llegar al fortín Yrendagué, y tomar abundante agua o morir todos juntos!!

         La arenga surtió el efecto deseado, pero faltaba caminar mucho aún. Casi todos se incorporaron y reanudaron la marcha, mas pronto debía repetirse la misma escena de los insolados y sedientos, aunque llegaron en número suficiente, los más fuertes, los más apuestos y prevenidos y capturaron Yrendagué, salvándose de la muerte segura la casi totalidad de las tropas.

         ¡En cambio Hans Kundt, con agua, armas y tropas, sucumbió, y para siempre!


 

 


 


 

BIBLIOGRAFIA


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Coronel Julio Díaz Argueda: La Guerra con el Paraguay.

Aurelio Monasterio Da Silva  : La caída de Salamanca (El Corralito de Villamontes).

 

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A DOCUMENTO RECOMENDADO:

 

 

ENSAYO SOBRE LA GUERRA DEL CHACO – TOMO I

ALEJANDRO MAZACOTTE

 

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COLECCIÓN PRISMA

Asunción – Paraguay

1983 (224 páginas)






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