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ALDO TRENTO

  LOS JESUITAS ITALIANOS EN LAS REDUCCIONES - Por el Padre ALDO TRENTO


LOS JESUITAS ITALIANOS EN LAS REDUCCIONES - Por el Padre ALDO TRENTO

LOS JESUITAS ITALIANOS EN LAS REDUCCIONES

Por el Padre ALDO TRENTO

 

            Con profunda conmoción y gratitud quiero hacer memoria a través de este aporte destinado al hombre moderno, para que conozca la "mirabilia Dei" a través del arte, nieto de Dios, como lo define el gran poeta Dante Alighieri, el gran testimonio de fe de los Misioneros jesuitas italianos que dieron su vida por Cristo en esta hermosa "Provincia de Paracuaria". Una vez más la genialidad del hombre italiano, nacido de la experiencia cristiana, se puede contemplar hasta en estas remotas tierras, llamadas del "Nuevo Mundo". Las huellas de estos Misioneros Jesuitas que como afirma el gran historiador  P. Furlong, "jamás se propusieron otro objetivo que el de la salvación de las almas y el establecimiento de la cultura cristiana, no contando con apoyo o subsidio alguno de las autoridades", testimonian la grandeza humana de estos hombres, amados por los indígenas y odiados por los masones, hasta lograr su expulsión. Dedico a estos "santos" y "geniales" Jesuitas de mi país este trabajo, para que la memoria de estos gigantes sea semilla de un nuevo ímpetu misionero.

            Celebramos 2000 años del único y gran Acontecimiento de la Encarnación del Hijo de Dios, el hecho que ha recreado la historia del hombre, el comienzo de la civilización. No existe cosa más linda y conmovedora, en esta época dominada por el nihilismo, que "contemplar el rostro de los santos" para encontrar el rumbo de la vida. Me habría gustado dedicar un lugar en este trabajo a todos los jesuitas italianos que pasaron por las misiones y entre ellos a algunos mártires. Por motivos de espacio y también del fin de esta iniciativa editorial propongo al lector algunos más conocidos.

 

 

            LABOR Y VIDA DE DIEZ JESUITAS ITALIANOS

 

            GIUSSEPPE BRASANELLI

 

            Grande fue el asombro y conmoción cuando por primera vez visité la capilla de N. S. Loreto, contemplando la belleza majestuosa de las tallas de la Anunciación, obra de mi compatriota Italiano José Brasanelli y de la talla de la Piedad, que desde aquel entonces la pasión por la historia "magna" de la Reducciones, se adueñó de mi vida. Este pequeño homenaje lo dedico al autor de estas tallas, hermosa síntesis del Barroco Ítalo-guaraní y de la Santidad de aquellos Jesuitas que vivieron con los indígenas solamente "Ad Maioren Dei Gloriam". El Padre Antonio Sepp, "el genio de las Reducciones" natural de Caldaro (Italia) provincia de Bolzano afirma: "Un hermano Italiano que viajó conmigo desde Génova hasta Paracuaria, el cual como escultor es otro Fidias, despertó, gracias a Dios, la madera durmiente y dio vida a los bloques de cedro".

            Llegó a Paraguay con un grupo de jesuitas Italianos. Era experto en guerras, cirujano, arquitecto, pintor, y escultor. Provenía del grupo de jesuitas Lombardos, tallistas de madera que partieron de Milán y trabajaron en diversas ciudades Italianas. Un ejemplo notable de aquellos artistas itinerantes son los armarios de la Sacristía de la Iglesia del Gesú, o las puertas de San Vitale de la misma ciudad. Se pueden relacionar las tallas de Brasanelli, con su maestro Daniele Ferrari autor de los armarios y del púlpito de San Fedele de los jesuitas de Milán, donde ingresó a la Compañía. Quizás tuvo más influencia en Brasanelli la obra del hermano Taurino, especialmente los confesionarios de la misma Iglesia de Milán, y los muebles de la Sacristía de Gesú en Génova, donde llevó a cabo su noviciado, y de donde partió a España con el Padre Sepp. Es importante agregar a esta primera formación del futuro misionero la influencia de Bernini, fallecido 10 años antes de su partida y del Arq. Guarno Guarini que edificaba entonces en madera el Sagrario de la Sábana Santa de Turín.

            Brasanelli trabajó en las misiones desde la última década del siglo XVII construyendo, tallando, y pintando hasta su muerte en Santa Ana (Argentina) en 1728. Las casi cuatro décadas de labor y enseñanza del hermano milanés dejaron profundas huellas en América. Con Brasanelli la influencia de España fue remplazada por la Italiana. Fue entonces, que surgen esas capas de pliegues y vuelos tan extraños que siendo en sus modelos Berniniano, muy poco reales, adquieren en la interpretación guaraní aspectos irreconocibles para la lógica europea. Las simples túnicas y sotanas Jesuíticas del siglo XVII surcadas de ondas verticales, dieron paso "a telas" de curiosos pliegues, cuyos quiebres y ondulaciones sobredimensiónales tenían en Brasanelli reminiscencias de Bernini además de la función de marcar la flexión de la cintura, brazos o algunas de las piernas. La mayor parte de las obras de las ruinas Jesuíticas participaron de un modo u otro del carácter barroco de esas imágenes reconocidas de Brasanelli. Algunas obras del museo Capilla N. S. de Loreto son un ejemplo.

            Brasanelli no fue solamente un maestro de la pintura, sino también de la arquitectura. A este hermano jesuita se debió la Iglesia de Itapúa, de la que afirmaron los inventarios de 1767 que "es de tres naves grandes, de 90 varas de largo sin el presbiterio y 30 varas de ancho, con su crucero, media naranja con columna que por todas sus naves, bien doradas y jaspeadas, con sus buenos remates y molduras; el pavimento de dichas naves está bien adornado con molduras de arco en arco, doradas, y sus huecos, pintados de pintura fina, la vida y misterios de la Santísima Virgen...".

      Escribía el Padre Astudillo al Padre Roca el 25 de abril de 1718: "empezóse la Iglesia se ha hecho la mayor parte de los cimientos levantándose los pilares del presbiterio, y labrándose mucha madera, todo bajo la dirección del hermano Brasanelli, que tiene la obra a su cargo y a un tiempo ejercita todas sus habilidades dirigiendo a los estatuarios y a los pintores en la vida de nuestro Santo Padre, que hace sacar en cuadros para poner por los corredores de la casa...". Brasanelli fue también el artífice de la Iglesia de Loreto, de la que un contemporáneo aseveraba que "es nueva, grande, con su media naranja, bien pintada, con algunos pasos de la historia de David: el altar mayor es obra prima, muy grande y hermosa, con diez estatuas primorosas; los cuatro retablos laterales con muy hermosas estatuas, obras todas del insigne artífice, el hermano Brasanelli". El Padre Olivier, de quien son estas palabras, nos habla también de la Iglesia de San Borja obra del mismo religioso italiano.

 

            GIOVANNI BATISTA PRIMOLI

 

            El hermano jesuita Juan Prímoli, natural de la ciudad de Milán, Italia, llegó a las Misiones en el 1718. Apenas llegado a Córdoba, se le contrató para terminar la catedral de aquella ciudad. El Prelado se alegraba, y no en vano, de haber conseguido por fin "un famoso arquitecto jesuita, que es lo principal para su consecución y finalización". Son palabras que se leen en los Acuerdos del Cabildo del 11 de julio de 1718.

            Sabemos por Gervasoni que la obra de la catedral "es soberbia, hecha a la romana, con cúpula y cinco capillas por cada lado, sin contar las tres grandes que están a los lados de la cúpula, En estos momentos se está haciendo la bóveda de toda la nave, bajo la superintendencia de un hermano; Prímoli... Es éste un hermano incomparable e infatigable. Es el arquitecto, el intendente, el albañil y tiene necesariamente que ser así, porque los españoles no entienden jota. Este hermano ha fabricado la catedral de Córdoba, de Tucumán, nuestra iglesia de aquel colegio y de los Padres Reformados de San Francisco, aquí (en Córdoba); en Buenos Aires, la de los Padres de la Merced... y continuamente es llamado aquí y allá para ver visita y hacer diseños". Prímoli no terminó la obra de la catedral de Córdoba.

            A la labor de Prímoli y del hermano A. Blanqui atribuye el Cattaneo la construcción de la catedral de Buenos Aires, con sus torres "que la hacen muy majestuosa". Siempre en Buenos Aires, este insigne jesuita italiano construyó la Iglesia de San Francisco, Pilar o Recoleta y la Merced, pero sobre todo le cupo la gloria de haber sido el arquitecto del histórico Cabildo. También fueron obras de Prímoli las tres magníficas Iglesias de las Reducciones de San Miguel, Trinidad y Concepción. Las dos primeras eran de piedra de sillería hasta el tejado y, a pesar de su amplitud, carecían de columnas.

            Hablando de San Miguel (actual Brasil), cuya extensión era de 100 varas, escribió Gay que "a pesar de estar en gran parte arruinada, es un monumento lleno de majestad. De estilo greco-romano, sobria en adornos, autorizábala, en especial a fines del siglo XIX, su grandioso pórtico de cinco arcadas que puede verse en algunas fotografías..."

            Prímoli y Blanqui llenan los anales arquitectónicos, afirma el Padre Furlong, de todo un siglo. La iglesia de las Catalinas en Buenos Aires, la de San Telmo, la de San Ignacio, por lo menos en parte, la capilla de San Roque, y muchísimas casas particulares fueron, entre otras, las construcciones que realizaron en la capital del Virreinato.

 

 

            DOMENICO ZIPOLI

 

            Nació en Prato (Toscana), en el año 1688 y murió en las Misiones en 1726. Pasó muchos años en Roma, donde fue el mejor organista, destacado también como compositor. Atraído por el ideal misionero de trabajar en las Reducciones entró a la Compañía de Jesús y vino a América. Durante sus estudios teológicos en Córdoba escribió muchas composiciones para las Reducciones, e incluso una Misa, a pedido del Virrey de Lima. Estamos seguros, sin embargo, que existían copias en varias Reducciones, pues todas tenían los recursos musicales, coros y orquesta para presentarla. El estilo de la música es el estilo de uso común de la época; desde luego, es contrapuntual y usa varios instrumentos de la época barroca. Seis años después de la muerte de Zipoli, el 2 de enero de 1726, en Córdoba, el Padre Gerónimo Herrán, escribió de la reducción de Santiago que "las músicas del hermano Doménico Zipoli son las mejores"; lo llamaba hermano porque aún no había sido ordenado sacerdote, por falta de obispo. Todas las Reducciones contaban con sus bandas, orquestas o agrupaciones de músicos, como también de cantores. Hubo Reducciones en las que se fabricaron instrumentos con igual perfección. En la reducción de Nuestra Señora de los Reyes Magos, mejor conocida por su ubicación en Yapeyu, se hizo el centro musical más importante. En ese centro se construyeron instrumentos musicales de toda clase: órganos, arpas, violines, trompas, cornetas, chirimías, etc., como se puede ver en los frisos de Trinidad en Paraguay. Zipoli que era el compositor más importante de las Reducciones falleció tísico antes de trabajar personalmente en las misiones.

 

 

            PADRE ANTONIO SEPP

 

            Padre Antonio Sepp "el genio de las Reducciones Jesuíticas", nació en Caldaro (Bolzano - Italia), el 21 de noviembre de 1655 y murió en la Reducción de San José el 13 de enero de 1733, después de 42 años de trabajo. Fue fundador de la reducción de San Juan Bautista, en 1697. Sepp fue el pionero de la siderurgia de esta parte del mundo. Él fue quien llevó a las Reducciones a su momento de mayor florecimiento, sobre bases sólidas, económicas y agrícolas. Fue él quien introdujo aviticultura en las Reducciones, y el primer cultivador sistemático del algodón de esta región. Músico eximio, Sepp tocaba unos veinte instrumentos. Enseñó a los indios a tocar artísticamente el violín y otros instrumentos de cuerda, también el órgano. Fue constructor de órganos, y el primero que construyó un órgano a pedal en toda América.

            De hecho fue Sepp quien introdujo en esta región lo que más tarde sería el instrumento nacional paraguayo: el arpa. Dominaba varios idiomas y escribió varios libros. En su libro "El gobierno temporal" (1732) explica por ejemplo cómo hacer fábricas o estancias; cómo sembrar maíz, yerba, algodón, tabaco; cuándo sembrar, trasplantar, atar los bueyes para el trabajo, etc. Cuando falleció a los 78 años de edad, Pedro Lozano, el historiador oficial de la provincia del Paraguay escribió en su necrología: "Parece que la naturaleza misma había formado al Padre Sepp para que fuera el hombre más capaz de penetrar en el corazón de los indígenas guaraníes. Bajo su dirección se ocuparon de sus cosas y consiguieron de este modo tener abundancia de todo lo que necesitaban para la vida. A los padres misioneros les gustaba pasar por su parroquia. A su celo por las almas, a su humildad y paciencia correspondieron sus demás virtudes. De su amor a la santa pobreza nos dio muchos ejemplos durante su vida y más a la hora de su muerte, cuando descubrimos que su ropa interior consistía casi de remiendos, de tal modo que apenas quedaba nada de la tela principal". Sus últimas palabras fueron: "Gracias al Señor, parece que todos mis trabajos, de cualquier especie, no tuvieron ningún otro motivo que el amor de Dios". El Padre misionero, decía Padre Sepp, debía ser como San Pablo, "Todo para todos".

 

 

            P. SIMÓN MAZETTA

 

            Los PP. Simón Mazeta y Justo Vanfurk van detrás de los mamelucos hasta el Brasil.

            Mientras el pueblo de San Miguel era destruido por los mamelucos, llegaron a la Reducción de Jesús y María innumerables indios poseídos de miedo, para defender su libertad en aquel asilo con la protección del P. Mazetta. Todo fue inútil: los bandidos no respetaron ni los sagrados nombres a que la población estaba dedicada, ni la virtud acrisolada de su rector. Manuel Morales, a cuyas órdenes iban los mamelucos, sabedor de cuánta gente se había recogido en Jesús y María, se reunió con otras compañías de forajidos y con dos mil tupís auxiliares; en marzo se presentó delante del pueblo. Salieron los hombres principales de éste para ver si aquellos hombres llevaban intenciones pacíficas o no y fueron al momento cargados de cadenas. Tan luego como el P. Simón Mazetta se convenció de lo que pretendían los mamelucos, quiso reprimir la furia de éstos con el respeto a las cosas divinas, y así, revestido de sacerdote y con la cruz alzada en la mano, marchó hacia ellos: lo recibieron con desprecio, llamándole embaucador de los indios, fatuo y pobre cubierto de miserables remiendos. Rodeaban al misionero sus hijos espirituales, y manifestaban su afecto a él, ya con palabras, ya con lágrimas; uno que tenía por nombre Curuba, cacique poderoso, se quejó en buen tono de que maltratasen al P. Mazetta; los mamelucos lo mataron de un disparo de arcabuz que le atravesó el pecho. Grande fue el enojo del P. Mazetta quien reprendió al homicida; mas éste, levantando la espada, intentó degollarle; el misionero, sin intimidarse, abrió el pecho y bajó la cabeza para que el soldado se la cortase o la traspasara. No se atrevió a nada de esto el mameluco, confesando que era menor su ferocidad que el valor del P. Mazetta. En algunos documentos se halló escrito que el asesino descargó un golpe con un alfanje; pero que Dios lo apartó del P. Mazetta.

            El Cacique Curuba se revolcaba en su sangre, y como no estaba bautizado, le administró dicho religioso el Sacramento que abre las puertas de la Iglesia, con lo que pudo penetrar en el reino de los Cielos. Entre tanto, los mamelucos se apoderaron de cuanto pudieron; Guiraverá y los principales de la población fueron apresados y cargados de cadenas; la turba del pueblo siguió a los bandidos con las manos atadas a la espalda cual miserable rebaño; el templo fue profanado. Un neófito, huyendo de los opresores, se acogió en brazos del P. Mazetta, y allí mismo fue atravesado de un balazo, con grave peligro del religioso, y como éste reprendiera al asesino, recordándole que el infierno lo devoraría, replicó que a los creyentes no les sucedería tal cosa aunque cometieran mil delitos; al poco tiempo murió de un arcabuzazo, y a estas horas se habrá desengañado de su error, pues falleció sin hacer penitencia. Es cierto que su cadáver desapareció de la sepultura, por lo cual dijeron algunos que el demonio se lo había llevado juntamente con su alma.

            Sabiendo el P. Espinoza en cuánto peligro se hallaba el P. Mazetta, acudió desde los Arcángeles de noche con algunos centenares de neófitos. Llegaron también a Jesús y María trescientos indios de Santo Tomás, conducidos por el P. Francisco Díaz Taño; ya fue tarde, porque los bandidos se habían llevado la presa. Nada más lograron los neófitos que amparar a varios cautivos que huyeron. De tantos habitantes como contaba el pueblo, solamente quedaron doscientos muchachos; el P. Díaz Taño lloró amargamente, viendo el lugar destruido y las calles cubiertas de cadáveres, entre los que se encontraban algunas doncellas que prefirieron morir a perder la honra. Los PP. Mazetta y Díaz Taño, luego que sepultaron los muertos, detestando la inhumanidad de los forajidos, se dirigieron a Santo Tomás, donde el P. Díaz Taño tenía mandato de hacer ante su compañero los cuatro votos de la Compañía el día de la Encarnación. El banquete que hubo en tal solemnidad fue el siguiente: un pan de harina de madera, tres peces y agua cristalina; ambos lloraron copiosamente. El P. Díaz Taño regaló los peces al P. Mazeta, quien tenía que emprender un viaje de doscientas leguas, pues se había propuesto seguir a los mamelucos, y rogarles que soltaran los cautivos, e ir si no lo hacían, hasta el Brasil, para solicitar justicia de los magistrados. Resueltos los PP. Mazetta y Vanfurk a procurar a costa de su vida la libertad de los indios cautivos, se echaron a caminar a pos de los mamelucos a través de muchas regiones despobladas. Estos, que se habían dividido en grupos, llevaban delante inmensa cantidad de prisioneros, y para que no huyera ninguno de los caciques, les pusieron cadenas de hierro al cuello; a los demás se contentaron con atarles las manos. Cuando el P. Mazetta vio a los desventurados caciques de esta manera, se afligió grandemente, porque eran sus hijos espirituales, y les dijo: "¿Qué es esto, alma mía? Prepárate a poner tus pies en los grillos, y tu cuello en la cadena; sufre con esfuerzo las ataduras". Después, aunque se oponían los mamelucos, abrazó a los cautivos, se puso una cadena, y suplicando, habló así a los bandidos: "ó llevadme también, o dejad libres a los que engendré en Cristo. Dignos son de que escuchen los ruegos de un padre en pro de la libertad de sus hijos, a quienes siempre hice voto de amparar, con tal de que no cayeran en la servidumbre del diablo. Ninguna culpa tienen, a no ser el haber dado oído a quien bien los quería". Al escuchar tales palabras, los mamelucos echaron a reír y le llamaron fanático. No desistió el P. Mazetta, y continuó rogando hasta que uno de los forajidos, motivado por la compasión, le entregó varios indios. Animado con tan buen éxito, corrió a otro grupo de mamelucos, donde al ver sus queridos neófitos cargados de cadenas y desfallecidos, llenos de amargura, se las quitó, las puso en su cuello y se mostró resuelto a morir antes que abandonar un instante a los indios. "Donde quiera, decía, que os lleve la desgracia, allá iré con vosotros; sufriré el hambre, la sed y aún la muerte al mismo tiempo que mis hijos en Cristo; vuestra compañía endulzará las penas del cautiverio". Luego abrazó a Guiraverá exclamando: Quiero ser bienhechor del que me persiguió con odio implacable; deseo cumplir el precepto del Señor, de que amemos a los que nos aborrecen. Los mamelucos al final se ablandaron y le concedieron ocho cautivos, entre los que se encontraba Guiraverá y su mujer. Intentó luego recabar otros indios; más no lo consiguió. Temiendo el P. Mazeta que los mamelucos cambiaran de opinión, hizo que los indios rescatados volviesen al Guairá, llevando en hombros el altar portátil que usaba. Luego, acompañado de tres neófitos y del P. Vanfurk, siguió a los mamelucos por largo espacio, alimentándose nada más que de frutos silvestres y con riesgo de su vida. Los bandidos marchaban despacio para evitar que los prisioneros muriesen de fatiga: aún así, fallecían de cansancio muchos niños y ancianos, y también personal adultas, a causa de las enfermedades; a todos administraban los Sacramentos los PP. Mazetta y Vanfurk, al mismo tiempo que ellos, abandonados de todo lo humano, y atravesando el desierto expuestos a las fieras, procuraban aliviar la adversa fortuna de los demás cautivos. Era de ver cómo las jóvenes llevaban en hombros a sus madres, los hijos a sus padres y las mujeres a sus maridos; algunas de éstas iban cargadas al mismo tiempo con niños.

            Después de tan penoso viaje llegaron los religiosos a Piratininga, y fueron recibidos cariñosamente por sus compañeros del Colegio de San Pablo. Los mamelucos entraron en Piratininga a los nueve meses de su partida, llevando quince mil cautivos, que se repartieron entre ellos; manifestaron con regocijo que ninguna expedición había sido tan lucrativa y afortunada como aquella.

            Desconfiados de que allí le hicieran justicia, marcharon hacia Río de Janeiro, puerto de la América Meridional, a fin de que los magistrados obligasen a los mamelucos a soltar a los indios del Guairá, y procurasen que ningún brasileño perjudicara en algo a los neófitos; los magistrados contestaron que en tal asunto eran incompetentes, pues su oficio se reducía a exponer los negocios principales al gobernador, el cual los resolvía. En vista de esto, los padres se dirigieron por mar a Bahía de los Santos, residencia del Gobernador. Este expidió un mandato, ordenando que todos los indios cautivos fueran entregados a los misioneros, y nombró un juez especial que entendiera en el castigo de los mamelucos. Pero tales disposiciones tuvieron mucho de aparente y poco de real; el mismo Gobernador lo conocía, pues era manifiesto que a los bandidos se les debía tratar con la fuerza y no con el derecho, y que tan grande herida requería menos compasión en la cura. Lo cierto es que los cautivos fueron vendidos como esclavos a varios particulares injustamente, y esparcidos por el Brasil. Diego de Vega, noble portugués, viendo que los que entendían en el asunto de los indios no tenían el propósito de arreglarlo, movido por la compasión de los infelices prisioneros, creyó conveniente exponer la cuestión al rey Católico, y proporcionó al P. Mazetta todo el dinero que necesitase para el viaje y las gestiones conducentes al buen éxito de lo que era justo. Más, sabiendo el P. Mazetta de que los mamelucos se disponían a invadir las restantes poblaciones del Guairá, agradeciendo a Diego de Vega sus buenas intenciones, pensó en regresar con su compañero. Ambos retornaron de Río de Janeiro, habiendo rescatado antes en aquella ciudad doce indios, y llegaron a Piratininga; en él viaje dieron insigne ejemplo de caridad, llevando a cuestas a un niño de cuatro años por espacio de dos leguas, hasta que se embarcaron en el puerto de San Vicente. En Piratininga les prohibieron los mamelucos por la fuerza hospedarse en el Colegio de la Compañía; entraron en una casa, y allí estuvieron hasta que el Rector, con humildes súplicas, los llevó consigo. El juez designado para entender en la causa contra los bandidos, nombrado por el Gobernador Diego Luis De Oliveira, estuvo a punto de morir, pues intentaron asesinarlo de un arcabuzazo. Los mamelucos dijeron a voces que antes se dejarían matar que observar el mandato del gobernador ni permitir su cumplimiento. El juez, desesperado de no hallar remedio al mal, se marchó por donde había venido. Los religiosos recibieron innumerables insultos, y sólo pudieron rescatar a algunos de los numerosos cautivos. Provistos de lo necesario para el viaje por los jesuitas de Piratininga, se embarcaron en el Aniembay, luego en el Paraná y después en el Paranapaná, a cuyos pueblos llegaron al cabo de un año de largas y penosas marchas; naufragaron en el paraje donde cayó al agua el P. Anchieta en otra ocasión; pero salieron del peligro con felicidad. Cuando volvió del Brasil el P. Simón Mazetta y publicó la pertinacia de los mamelucos, el P. Henard recibió orden de trasladar el pueblo de San Miguel a las inmediaciones del río Huibay para defenderlo mejor de las incursiones de los ladrones. Se construyeron las casas y el templo, y se aumentó la población con muchas personas adultas y no pocos niños.

 

 

            P. NICOLÁS DURÁN MASTRILLI

           

            Nació en Nola, ilustre ciudad del reino de Nápoles. La familia de los Mastrilli era noble, y se había mezclado con sangre española. Dos tíos suyos, Carlos y Gregorio Mastrilli, varones excelentes, y un sobrino, Marcelo Javier Mastrilli, pertenecieron a la Compañía de Jesús. Siendo Nicolás casi un niño, consiguió el grado de alférez, sin duda para tener ocasión de despreciar por Cristo las dignidades. Hizo el noviciado en Nápoles, y acabados los estudios de Filosofía, sediento de trabajos apostólicos, navegó al Perú.

            Ya sacerdote, por sus conocimientos del idioma quechua, fue encargado de predicar en tierra de infieles, dónde marchó, pasando por el país de Guamanga; estuvo mucho tiempo ocupado en esto, y se desveló por aumentar la gloria del Señor. Enviado a la ciudad de Arequipa, realizó una expedición a la región de los condesines, famosos por su barbarie, y casi pereció con motivo de la célebre erupción volcánica que asoló el país. Cuando regresó, gobernó el Colegio de Juli; aprendió la lengua de los aimaras, y los evangelizó con fruto, según escribe Alegambe. Después rigió los Colegios de Quito y Chuquisaca, hasta que lo tomó de compañero el Provincial del Perú, Avaro de Paz, con quien vivió seis años.

            El año 1618 fue enviado a Roma como Procurador, y tanto agradó al General Mucio Vitelleschi, que le ofreció altos cargos si permanecía en Europa; él se resistió con humildad a recibirlos. Terminada su comisión en Roma, volvió al Nuevo Mundo y ejerció el rectorado en Lima; por último, el General lo destinó al Paraguay. Al aceptar el provincialato de este país, se contaban veinticinco casas de la Compañía de Jesús; y aunque se redujeron a quince por la separación de Chile, el abandono del valle del Calchaquí y la destrucción de Yaguapúa en el Paraná, de los Reyes en los guaicurúes y de Livi y Ka'aró en el Uruguay, dejó, sin embargo, a su sucesor veinte residencias en pueblos de indios y diez entre los españoles. Además del Paraguay, administró dos veces la Provincia del Perú, y presidió el Colegio de Lima, dando siempre muestras de singular prudencia. Quito, Chuquisaca y Lima le deben la construcción de magníficos templos. Puso de manifiesto su modestia cuando, después de ejercer tan altas dignidades, se dedicó a la instrucción de los negros.

            Tuvo fortaleza en las adversidades, grandeza de espíritu para vencer los obstáculos, y todas las virtudes brillaron en él. Decía el P. Diego de Boroa que quizás ningún jesuita de tan excelentes dotes había pasado a América. Murió en Lima en el año 1655, a los ochenta y siete años de edad y sesenta y ocho de ingresar a la Compañía de Jesús. En el Perú fue muy sentida esta pérdida, porque lo amaban y reverenciaban en extremo.

 

 

            P. JUAN DARÍO

 

            "En Estero, ciudad de Tucumán, murió el P. Juan Darío, incluido, con razón, por Nieremberg entre los hijos ilustres de la Compañía. Nació en Altavilla, población del reino de Nápoles; de familia noble. De niño y adolescente fue piadoso, estudió en Salerno y en Nápoles, donde obtenido el grado de Doctor en ambos Derechos, se consagró a la abogacía; pero habiendo sido condenado por el juez cierto cliente suyo en un asunto en que era inocente, se apartó de la profesión que ejercía; se inscribió como cofrade de la Virgen María y a los veinticuatro años de edad ingresó en el Colegio de la Compañía de Jesús en Nápoles, cuyo Rector era el P. Pedro Antonio Spinello. Terminado el noviciado, fue vice administrador en la casa profesa y sucesivamente administrador en los Colegios de griegos, alemanes y nobles.

            Allí empezó a dar muestras de sus virtudes y a ser buscado para altas dignidades. Pero él sentía deseos, inspirados por el Señor, de pasar a las indias, adorando a Cristo en la Eucaristía, le pidió que lo llevase por buen camino, consultándole además si le convendría dedicarse a la conversión de los indios, y entonces oyó una voz interior que le decía: ¡Oh, Darío, si vas al Nuevo Mundo, llevarás muchas cruces! Con esto experimentó grandes ansias de padecer por el Salvador. Sin vacilar se dirigió al Padre Claudio Aquaviva, quien le confió la dirección de los jesuitas que salían con dirección al Perú; el Procurador de esta provincia había muerto en el camino. El Papa Clemente VIII le despidió benévolamente y le recomendó la salvación de los indios; las palabras del Sumo Pontífice le sirvieron toda su vida de incentivo, pues creía que no debía olvidar un instante lo que el Vicario de Cristo le tenía encargado.

            En la travesía confesó al Obispo de Cuzco, el cual dijo que nunca había hallado persona de corazón igual al suyo. Estuvo en Juli un año y aprendió la lengua aimará. El Provincial Juan Sebastián de la Parra lo envió al Tucumán a fines del siglo XVII.

            Fue el primer Rector del Colegio de Córdoba, luego capital de la provincia, y estableció una residencia en el valle de Calchaquí. Echó los cimientos de los Colegios de San Miguel, Esteco y Rioja. El resto de su vida lo pasó en expediciones apostólicas y en otras cosas propias de la Compañía.

            Por espacio de cuarenta años ninguna noche durmió más de tres horas; el resto lo pasaba en la oración. A fin de alejar el sueño, se privaba de comer carne en la cena. Nunca habló con sus compañeros por la tarde, la cual dedicaba a comunicarse con Dios.

El tiempo que tenía libre lo pasaba meditando sobre la pasión de Cristo, las prerrogativas de la Virgen, los ángeles custodios y las virtudes de San Ignacio y otros santos; así recibía luz que le iluminaba al ordenar sus actos a la mayor gloria del Señor. Decía que los buenos pensamientos, inspirados por el cielo, debían ser fecundos, y ponía el ejemplo de las gallinas, que si abandonan los huevos no salen pollos; el de los que digieren bien los alimentos por masticarlos cuidadosamente, y el de los que devoran cosas perjudiciales; afirmaba que no importa comer mucho, sino asimilárselo. Durante la Cuaresma y Jubileos, los demás religiosos, por oír confesiones y predicar con frecuencia, acortaban el tiempo de los ejercicios; pero él, privándose del sueño, se daba a la oración, pidiendo al Señor que protegiese a los penitentes y a los qué oían sermones; decía que la nodriza cuanto más niños cría mejor debe comer, con el fin de tener leche nutritiva. "¿Cómo, añadía, mi corazón abrigará excelentes sentimientos si soy parco en la Mesa Celestial?" Cuando alguno le censuraba su pesadez al celebrar la Misa, le replicaba: "Si me nombrases procurador en un grave negocio que solicitar del Virrey, ¿te quejarías de que fuera importuno? ¿Por qué te quejas de que haga lo mismo con Dios?" Siempre que oía palabras frívolas, exclamaba: "Hermano, ¿qué tiene que ver esto con la salvación?" Inflamado con el amor divino, siempre hallaba ocasión de aumentarlo: al lavarse las manos, deseaba la pureza del alma; al ver correr los ríos, se decía: "¡Oh, si mi alma se dirigiera con el mismo ímpetu al Señor!" Viendo el monte del Potosí y tantos hombres trabajando en sus entrañas, gritaba: "¡Oh cuidados necios y vanos de los mortales, que posponen los tesoros de sabiduría y ciencia del Creador a la adquisición con infinitos trabajos y peligros de un pedazo de tierra!" Advertía a sus confesores que las gracias y consuelos interiores que experimentaba eran como la lluvia copiosa sobre los campos y cual centellas que cruzan el aire, y le producían lágrimas espontáneas. Compuso un libro con las inspiraciones que recibió en el confesionario. A fin de aumentar el amor a Dios, castigaba su cuerpo duramente. Por espacio de cuarenta años no usó sábanas para dormir: echado en el suelo, reparaba sus fuerzas con el sueño; todos los días se disciplinó y llevó áspero cilicio. Siendo en Roma proveedor de tres Colegios, atendía hasta las cosas más ínfimas. En su navegación a Sevilla dio ejemplos a los enfermos; antes de partir quiso retenerlo la casa profesa, intercediendo con el General. En América aprendió las lenguas quechua, aimará y kaka.

            En el Tucumán fue padre de los pobres y servidor de los indios. Siendo Rector, a ningún mendigo dejó de dar limosna, y privado de su cargo siempre tuvo con que socorrer a los necesitados. En su habitación tenía sacos y cestas donde los ricos echaban pan y él lo distribuía por sus propias manos; si alguna vez los sacos y cestas estaban vacíos, se ponía al pie de la cruz y pedía le procurase limosnas; jamás sus ruegos fueron desatendidos. En medio de un hambre tan general que hasta los ricos la sufrían, él tuvo siempre víveres que repartir. Del Tucumán y el Perú le envíahan los ricos dinero a fin de santificar las obras de caridad con ejecutarles aquel santo varón. Decía que no faltaría que dar al hombre generoso y confiado en el Señor. Cuando pasado todo el día en oír confesiones no hallaba en la casa nada que comer, oraba al Omnipotente de la siguiente manera: "Padre mío, hoy te he servido: aliméntame" Infaliblemente experimentaba la clemencia divina y los ciudadanos acomodados le remitían cuanto necesitaba. Si se veía pobre en extremo, acogía numerosos huéspedes con objeto de excitar la compasión de Dios, y siempre la tuvo de su parte, pues tantos regalos recibía, que sobraban para la manutención de propios y extraños. No quiso alimentar con sebo la lámpara del Santísimo una vez que le faltó el aceite; a los pocos días le regalaron dos tinajas llenas y hubo con ellas luz para muchos meses. De día y de noche cuidó que no faltasen a los enfermos vestidos y cuanto necesitaban, aún privándose él de lo preciso. A cuantos encontraba preguntaba si en algo podía servirles, y al contestar afirmativamente saltaba de gozo. Finalmente, fue liberal con extranjeros, indios, españoles, enfermos y presos, de modo que podemos colocarlo entre las personas más caritativas. Una mañana muy fría entró en el Colegio de Santiago de Tucumán, el Gobernador, y encontrándose con el P. Darío le habló de esta manera: "Aunque no creo mucho en sueños, os contaré uno que tuve la noche pasada; vi una escalera que desde el suelo llegaba al cielo, y en sus peldaños, pobres que os subían al Paraíso; queriendo yo subir también, me rechazaron, diciendo: -Si quieres seguir al P. Darío, imita su caridad.- Desperté, y vine a contaros el sueño: todo lo que tengo es vuestro." Acto seguido le dio mucho dinero, y en lo sucesivo siempre le envió limosnas que distribuir a los necesitados. En sus sermones y conversaciones privadas trataba con tanto dulzura a los pecadores como con dureza se expresaba de los pecados; decía que la mejor medicina era sufrir a la par que los enfermos. Difícil es enumerar a cuántos sacó de los vicios y cuántas enemistades deshizo con semejante conducta. Frecuentemente dejaba el asunto de sus pláticas, y lleno de Dios se ocupaba de otro. Por ejemplo, en nuestra iglesia de Santiago del Tucumán entró el Gobernador y comenzó a quejarse del calor diciendo en voz alta: "Qué clima tan abrasador el de este país"; le oyó el P. Darío y tomó ocasión para hablar del fuego eterno, al lado del cual nada quema el sol; impresionándose el Gobernador de tal manera, que acabado el sermón se confesó y dio gran suma de dinero a los pobres; todos los oyentes salieron emocionados. El día de Año Nuevo estaban en nuestro templo el Obispo de Tucumán, el Gobernador y ciudadanos principales; subió al púlpito, y enseñando huesos de difuntos trató con elocuencia de la muerte e hizo saltar las lágrimas a muchos de los presentes. En la Semana Santa iba a predicar sobre la pasión de Cristo; pero viendo que un clérigo llevaba inmodestamente medias de seda, habló contra éste, y le escucharon los fieles como a un oráculo. En Santa Fe tuvo que pronunciar los sermones en un púlpito colocado fuera del templo, pues la gente no cabía dentro, y tanto efecto producían sus palabras que bastantes personas se confesaban luego. Y todo esto lo hacía un italiano sin elocuencia humana, de lengua tarda y que apenas conocía el castellano; admirando lo cual un fraile dominico afirmó en público que el P. Darío era de aquellos que curan los vicios con sus virtudes y son elocuentes por la inocencia de su vida. Dio muestras de rara humildad: siendo Doctor en ambos Derechos y oráculo de gobernantes, obispos y oidores, vivió contento con el grado de coadjutor. Se comparaba al hijo de noble dama, por la mañana bien peinado y vestido de traje nuevo, y a la tarde cubierto de todo y manchas. Decía: "Mi padre me cubre con su gracia como con ropa elegante cuando me dedico a la meditación, a celebrar Misa, a confesar y darle gracias; más yo, párvulo necio, pronto me lleno de polvo y suciedad". El demonio, rabioso al ver tantas virtudes, le atacó de noche varias veces, pero siempre salió vencido; en cierta ocasión le hirió cruelmente porque convirtió a un hombre malvado; los médicos temieron por su vida. No le faltaron calumniadores: soportó con paciencia las falsedades de éstos, acordándose de las cruces que debía soportar en América, según le dijo el Señor en otro tiempo. Anduvo por las regiones bárbaras sufriendo trabajos indecibles en los caminos; en Calchaquí tuvo mil veces la muerte al lado por haberse extendido la peste; ayudó a los enfermos, y no probó el agua sino a las horas de costumbre, a pesar del calor que hacía. Se dice que predijo varios sucesos. El arcediano de la Catedral afirmó con juramento que le anunció el parto de su hermana, estando en lugar donde debía ignorarlo. Pronosticó a un español opresor de los indios, de mala conducta y tenaz impenitente, que Dios lo castigaría; en efecto, murió sin confesión. A un jesuita profetizó sus próximas desgracias y lo restante de su vida; nunca los hechos que anunció sucedieron de otra manera. Indicios hay de que supo el tiempo de su muerte. Enfermó de pena por no poder impedir que un hombre cometiese cierto delito y de una insolación que cogió predicando al aire libre. Recibió los Sacramentos y comenzó a delirar, imaginándose que enseñaba los misterios de la fe a los indios y que confesaba: demasiado se ve lo que tendría en el corazón. Su pérdida fue sentida por toda la ciudad; cada cual lo lloraba como a uno de su familia. El Provincial escribió al General diciendo que la población se había consternado tanto cual si el juicio Final se acercara; los indios especialmente se lamentaban amargamente; el Gobernador de Tucumán y el Deán llevaron en sus hombros el cadáver." (P. Del Techo)

 

 

            P. JOSÉ CATALDINI

 

            "Continuaba en el Guairá el P. José Cataldini, oponiéndose, como de costumbre, a las maquinaciones de cuantos pretendían reducir los indios a la servidumbre. Organizó una expedición apostólica de los más ilustres neófitos para la conversión de los gentiles, y se puso al frente de ella, advirtiéndoles antes que no pensaran en derramar sangre, como en otro tiempo, pues en la guerra que emprendían era más glorioso morir que matar, y ganarían la corona del martirio si daban la vida en defensa del Evangelio.

            Dirigía el P. Cataldini aquel improvisado ejército con el ánimo de convertir a los indios del Pirapó. Apenas habían emprendido los neófitos su viaje, cuando surgieron algunas disidencias que hicieron dudar a dicho Padre del éxito de la empresa; pero estando absortó en semejantes pensamientos, oyó una voz por el aire que le decía: ¡No temas, hijo mío! Sin vacilar atribuyó tales palabras a la Virgen, cuya intercesión antes había implorado para que no fueran inútiles sus esfuerzos. Un mes hacía que recorrían el país, cuando se hallaron frente a un enjambre de bárbaros, quienes, tendidos sus arcos, los desafiaban; pero los neófitos, cumpliendo las órdenes que tenían, arrojaron al suelo las armas, pidiendo un coloquio amistoso; luego mostraron sus pechos y brazos indefensos, diciendo: Morir sin pelear nos llevará a la gloria, pues que os anunciamos a Cristo, Hijo de Dios vivo; abandonamos las antiguas costumbres por obedecer a sacerdotes antes desconocidos: aquí os traemos uno de éstos, quien os enseñará la verdadera doctrina. El jefe de los del Pirapó, llamado Aveneira, se impresionó al oír tales palabras, y reprimiendo el furor de los suyos, ordenó que se presentara el misionero; éste les habló de las cosas divinas con tal eficacia, que Aveneira prometió coadyuvar a la fundación de un pueblo con el asentimiento sus indios vasallos. A punto estuvo el P. Cataldini de perder la vida: cierto mago taimado reunió una turba de facinerosos con objeto de asesinarlo mientras dormía; más cuando iban a realizar su crimen, vieron un sacerdote vestido como los jesuitas que les reprendía sus intentos; los bárbaros, aterrados, echaron a correr. Nadie dudó de quien era el aparecido, pues en la misma noche el P. Cataldini vio en sueños al P. Martín Javier, poco antes difunto, el cual aterraba a los asesinos, defendiéndole contra ellos; a la mañana siguiente supo cómo había huido el mago, y tuvo fe en lo que viera durmiendo.

            Dejó el P. Cataldini los neófitos en los pueblos, y penetró solo en bosques nunca hollados por la planta del hombre en busca de gentiles que convertir; a los cinco días, con la ropa y las carnes destrozadas, llegó al lugar designado por Aveneira para fundar la nueva población; allí erigió una cruz y construyó una iglesia y una casa provisionales, hechas con troncos y ramas de árboles, y residió en aquel paraje diez meses, procurando con paciencia increíble ablandar el ánimo feroz de los indios. Su comida consistía en raíces; su bebida nada más que agua, y el único pasatiempo la conversión grosera de aquella gente. En las cercanas selvas se oían todos los días el rugido de tigres y leones, y abundaban las víboras. Los bárbaros, con sus alaridos, hacían más horrible el silencio de la noche. En la exigua casa hacía un calor sofocante, como construida en medio de un bosque tan espeso, que apenas circulaba el aire. Más penoso que todo esto fue para el P. Cataldini ver que transcurrían meses y no tenía el consuelo de ver ningún sacerdote, ningún religioso de la Compañía. Sin embargo, él mismo escribe que jamás dejó de tener inundado su corazón de tan grande alegría, que sin poderlo remediad saltaba de gozo en ocasiones, exclamando: "¡Oh, Jesús! ¡Oh, Jesús! ¿Cómo podré resistir este torrente de dichas celestiales?". Entre tanto, el número de catecúmenos se elevaba a setecientos, y había esperanza de que fuera mayor. Entonces llegó la noticia de que iba el Visitador del Guairá y del Paraguay.

            Intentó el P. José Cataldini crear una población en el Guiará, y aunque no lo pudo conseguir, se llenó de gloria: a los bosques inmediatos de Loreto habían acudido los indios salvajes de Itirambeta, con el objeto de hacer allí saetas, pues encontraban madera para dicho propósito. Algunos de estos indios se unieron a varios neófitos, y les dijeron que su tierra estaba poblada por innumerable gente. Aprovechó esta ocasión el P. Cataldini, y sabiendo que los de Itirambeta se hallaban no lejos de unos cañaverales, les envió los más distinguidos catecúmenos, rogándoles, después de hacer ciertos obsequios, que le permitieran ir con ellos a su patria y allí predicar el Evangelio, Nambahay, el principal de los indios forasteros, contestó de la siguiente manera: "No me opondré a lo que deseas; pero considero que peligran tu cabeza y la mía, pues los otros caciques me quitarán la vida por haber llevado un sacerdote y en odio a la novedad de cosas. Si desprecias la muerte, haz lo que ambicionas". El P. Cataldini encomendó al Señor el negocio, y desafiando el riesgo de la muerte, llevó consigo al P. Diego de Salazar, excelente compañero, y con pocos neófitos, se unió a Nambahay. Siguieron por espacio de un mes la orilla del Tibaxiva, atravesando frecuentes precipicios, hasta que llegaron a Itirambeta; allí se apartó Nambahay por sendas extraviadas, temeroso de que sus compatriotas supieran lo que acababa de hacer. Juzgó el P. Cataldini temerario seguir más adelante, y así, después de orar fervorosamente, envió delante de sí dos jóvenes con regalos para los caciques de Itirambeta, pidiéndoles por favor que le escucharan, y como eran conocidos de éstos, confiaba en que alcanzaría lo que solicitaban. Mas apenas entraron en el pueblo, Kandirá, hombre feroz, cacique del lugar, habló muchas cosas contra la religión cristiana y negó el permiso solicitado; no contento con esto, procuró que los jóvenes se quedaran allí; primero con palabras halagüeñas y después con amenazas de quitarles la vida; les prometió en matrimonio dos hijas hermosas y núbiles que tenía en caso de que aceptaran sus proposiciones, y si no darles muerte. El mayor, aunque estaba casado, por el miedo de la venganza de Kandirá y abrazado de impuro fuego, consintió en lo que le pedían, corrió a los brazos de su prometida y abjuró del cristianismo para vivir entre los gentiles. Mas el otro, llamado Felipe Piriri, execrando la apostasía de su compañero, manifestó decididamente que no abandonaría su mujer, con la que se enlazara como la Iglesia manda, que despreciaba la muerte y tenía en nada la hermosura de la doncella que le ofrecían, pues antes que todo era guardar la fe debida a Cristo y a la esposa que éste le había dado. "Perecerás, exclamó Kandirá, porque despreciaste a mi hija y quebrantaste las leyes de mi pueblo. -Moriré, contestó Piriri, pero no infringiré los preceptos de mi religión". Añadió que si sufría el martirio gozaría de la presencia de Dios eternamente. Entonces se levantaron Kandirá y sus satélites y le dieron de palos con garrotes hasta que expiró; después dividieron el cadáver en pedazos y lo devoraron en solemne banquete. Entre tanto, impacientes los PP. Cataldini y Salazar por lo mucho que tardaban los mensajeros, sospecharon lo acontecido, y retornaron con celeridad por el río al sitio de donde antes partieron. Pocos días más tarde supieron por algunos indios de Itirambeta lo sucedido, y alabaron al Señor porque les había dado un hombre digno de ser comparado con los mártires de la antigüedad. Siempre tuvo Piriri fama de tal caso, que los de Villarrica, cuando llegó a su noticia de cómo un neófito había consentido morir antes que perder la castidad, sin saber quién era, todos unánimes dijeron que Piriri, pues jamás miraba a mujer alguna." (P. Del Techo).

 

 

 

LISTA DE LOS JESUITAS ITALIANOS DE LAS REDUCCIONES

 

            La memoria cristiana no es un recuerdo de algo o de alguien que ha desaparecido. La memoria cristiana es el revivir de lo Acontecido, es la Presencia de quien perteneciendo al mismo cuerpo de Cristo, vive y en el tiempo que pasa se vuelve aun más lleno de fascinación por el testimonio de aquellos que pusieron la semilla de la fe, de la cual hemos brotado nosotros. La lista de nombres de los más de 140 jesuitas italianos, - que de diferentes maneras entregaron sus vidas para que pudiera existir nuestra vida -, quiere ser no solamente un gesto de gratitud, sino también una provocación: ¿qué hemos hecho en nuestro cotidiano de aquella fe que, gracias al heroísmo de estos padres, nos han transmitido?. ¿Cada uno de nosotros que formamos la Iglesia particular, que vive en el Paraguay, sigue respirando aquel aire de santidad que transfiguró y transformó la selva en un cristianismo feliz?. También en los tiempos de los jesuitas y de los franciscanos existían la corrupción, la maldad, la violencia, la inmoralidad, todos los vicios que lleva consigo la naturaleza humana decaída por el pecado original. Pero estos hombres, estos pecadores enamorados de Cristo, no perdieron tiempo en denuncias, en apuntar con el dedo, en gemir, en devotas exhortaciones a los indios. Simplemente zanjaron la cuestión: construyeron las Reducciones, es decir, el Cristianismo.

            La publicación de estos nombres que forman parte de los 1571 jesuitas que dieron su vida por Cristo, es el modo de hacer memoria a cada uno en este año jubilar que, somos hijos de santos, y que somos enanos llevados en los hombros por gigantes. Y también para recordarnos que el Paraguay cambiará cuando, en vez de seguir denunciándonos, comencemos con nuestra vida de santidad a crear las "Compañías de Jesús" en nuestra vida cotidiana.

 

            AGRIGENTO

Gerardi, Giovanni Battista

Nació en Bivona, en 1591. Ingresó a la Compañía en Sicilia, el 20 de noviembre de 1609. La última noticia conocida es que estuvo en Quito, Ecuador el 1 de enero de 1619.

 

            ANCONA

Cataldini, Giuseppe

Nació en Fabriano, en 1571. Ingresó a la Compañía en Roma, el 1 de marzo de 1602. Llegó al Paraguay en 1605, hizo sus últimos votos en Asunción el l de noviembre de 1613. Falleció el 10 de junio de 1653 en San Ignacio, Misiones de Argentina.

 

            AQUILA

De Martino, Ignazio

Nació en Aquila, el 3 de mayo de 1598. Ingresó a la Compañía en Nápoles el 21 de noviembre de 1618. Llegó al Paraguay el 29 de abril de 1628, hizo sus últimos votos en Sucre, Bolivia el 8 de diciembre de 1637. Falleció en Perú, en 1648.

 

            ASCOLI PICENO

Carpini, Onofrio

Nació en Fermo, el 30 de noviembre de 1683. Ingresó a la Compañía en Perú el 1 de setiembre de 1704. Llegó al Paraguay el 8 de abril de 1712. Hizo sus últimos votos en Concepción, Misiones (Argentina) el 24 de febrero de 1718. Murió en servicio de caridad el 3 de mayo de 1720 en Santiago, Misiones (Paraguay).

Grafigna, Tomás

Nació en Fermo, en 1695. Ingresó a la Compañía el 20 de junio de 1715 en Roma. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717 y falleció el 2 de abril de 1720 en Buenos Aires.

 

            AVELLINO

De Cordula, Diego

Nació en Cassano Irpino. Ingresó a la Compañía el 30 de julio de 1679 en Paraguay. Llegó al Paraguay el 25 de febrero de 1681. Hizo sus primeros votos el 31 de julio de 1681 y la última noticia conocida es que estuvo en San Carlos, Corrientes (Argentina) en 1681.

 

Rosa, Tomás María

Nació en Fontanarosa, el 11 de setiembre de 1673. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 18 de marzo de 1691. Llegó al Paraguay el 24 de setiembre de 1698. Hizo sus últimos votos el 15 de agosto de 1711. Falleció en San Nicolás, Río Grande do Sul (Brasil), el 24 de enero de 1726.

 

            BARI

Fanelli, Antonio María

Nació en Bari, el 30 de agosto de 1672. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 13 de mayo de 1689. Llegó al Paraguay el 31 de agosto de 1698. Hizo sus últimos votos el 15 de agosto de 1707 en Santiago de Chile. Falleció el 27 de mayo de 1752 en Santiago de Chile.

 

Sansone, Giovanni Battista

Nació en Trani, el 31 de agosto de 1589. Ingresó a la Compañía en Nápoles el 31 de agosto de 1614. Llegó al Paraguay el 15 de febrero de 1617. Hizo sus últimos votos en San Miguel de Tucumán (Argentina) el 31 de julio de 1627. Murió en servicio de caridad el 28 de octubre de 1632 en La Rioja, Argentina.

 

            BENEVENTO

De Pompeo, Giovanni María

Nació en Benevento, el 24 de junio de 1661. Ingresó a la Compañía en Nápoles el 25 de junio de 1676. Llegó al Paraguay el 6 de abril de 1691. Hizo sus últimos votos en Apóstoles, Misiones (Argentina) el 15 de agosto de 1695. Falleció el 26 de diciembre de 1716 en San Javier, Misiones (Argentina).

 

Di Martino, Giovanni Domenico

Nació en Benevento, en 1614. Ingresó a la Compañía en Nápoles el 3 de abril de 1630. Llegó al Paraguay el 28 de noviembre de 1640. Falleció en Encarnación, Itapúa (Paraguay), el 2 de abril de 1649.

 

Griffi, Vicente

Nació en Benevento, en 1575. Ingresó a la Compañía en Nápoles el 23 de noviembre de 1599. Llegó al Paraguay el 29 de noviembre de 1607. En 1621 pasó a la Orden franciscana.

 

            BERGAMO

Guerriero, Adán Enrique

Nació en Caravaggio, el 5 de noviembre de 1653. Ingresó a la Compañía en Roma el 5 de noviembre de 1679. Hizo sus últimos votos en Roma el 2 de febrero de 1690. Llegó al Paraguay el 24 de setiembre de 1698. Falleció en Chiquitos, Bolivia, el 27 de julio de 1705.

 

Mulazzano, Pietro Patrizio

Nació en Brignano Gera d'Adda el 17 de marzo de 1609. Ingresó a la Compañía en Milán el 15 de agosto de 1625. Llegó al Paraguay el 29 de abril de 1628. Hizo sus últimos votos en Salta, Argentina, el 10 de setiembre de 1645. Falleció en Salta, Argentina, el 4 de agosto de 1672.

 

            BOLONIA

Casoni, Giovanni Battista

Nació en Bolonia, en 1595. Ingresó a la Compañía en Venecia el 5 de marzo de 1633. Fue destinado a Paraguay en 1633, pero luego pasa a México. Hizo sus últimos votos el 2 de julio de 1648.

 

Savini, Francesco

Nació en Imola, el 30 de octubre de 1620. Ingresó a la Compañía en Venecia el 9 de diciembre de 1637. En julio de 1646 fue destinado a Perú y luego a Paraguay. Tomó sus últimos votos en Módena, el 15 de agosto de 1655. Falleció en Bolonia el 6 de junio de 1706.

 

            BOLZANO

Sepp, Antonio

Nació en Caldaro el 22 de noviembre de 1655. Ingresó a la Compañía en Alemania superior, el 28 de setiembre de 1674. Llegó al Paraguay el 6 de abril de 1691. Se hizo sacerdote en Westernach, Augsburgo (Baviera, Alemania federal), el 24 de mayo de 1687 y tomó sus últimos votos en Génova (Italia) el 15 de agosto de 1689. Falleció en San José, Misiones, el 13 de enero de 1733.

 

Sepp, Antonio

Nació en Chiusa, el 13 de abril de 1683. Ingresó a la Compañía en Alemania superior el 28 de setiembre de 1700. Tomó sus últimos votos en Trencsen (Eslovaquia, Checoslovaquia) el 2 de febrero de 1718 y en 1726 fue destinado a Paraguay. Dimitió de la Compañía en Ebersberg, Baviera (Alemania federal), en 1733.

 

Hafner, Miguel Antonio

Nació en Merano, el 23 de setiembre de 1681. Ingresó á la Compañía en Alemania Superior, el 2 de setiembre de 1702. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. Tomó sus últimos votos en Candelaria, Misiones (Argentina), el 9 de julio de 1719. Falleció en San Juan (Río Grande do Sul, Brasil), el 16 de marzo de 1732.

 

Pollinger, Giuseppe

Nació en San Paolo, el 7 de marzo de 1729. Ingresó a la Compañía en Paraguay, el 2 de abril de 1764. Fue expulsado el 12 de julio de 1767 en el Colegio de Córdoba (Argentina). Falleció en Neuburg, Baviera (Alemania) en 1771

 

            BRÍNDISI

Salas, Nicolás de

Nació en Brindisi el 10 de setiembre de 1639. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 3 de octubre de 1655. Tomó sus últimos votos en Capua, Caserta (Italia) el 2 de febrero de 1674. Llegó al Paraguay el 6 de abril de 1691. Falleció en Nápoles, el 18 de marzo de 1713.

 

            CAGLIARI

Carta, Tomás

Nació en Cagliari, en 1651 y en 1680 forma parte de la expedición de los padres Grijalva y Donvidas.

 

Dé Monti, Giovanni

Nació en Cagliari, el 20 de enero de 1637. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 6 de diciembre de 1661. Llegó al Paraguay el 28 de julio de 1663. Tomó sus últimos votos en Loreto, Misiones (Argentina) el 15 de agosto de 1673. Falleció en Santa Fe, Argentina, el 30 de julio de 1685.

 

Lecca, Antonio

Nació en Cagliari, el 24 de febrero de 1673. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 1 de marzo de 1689. Llegó al Paraguay el 31 de agosto de 1698. Dimitió el 3 de enero de 1705 en Repocura, Chile.

 

Sanna, Pietro Giovanni Battista

Nació en Cagliari, el 2 de mayo de 1700. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 31 de mayo de 1716. Llegó al Paraguay el 19 de abril de 1729. Tomó sus últimos votos en Candelaria, Misiones (Argentina) el 21 de junio de 1733. Fue expulsado en Corpus, Misiones (Argentina), el 17 de agosto de 1768. La última noticia conocida es que estuvo en Caghari en 1772.

 

Macioni, Antonio

Nació en Iglesias, el 1 de noviembre de 1672. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 23 de noviembre de 1688. Llegó al Paraguay el 24 de setiembre de 1698. Tomó sus últimos votos el 8 de diciembre de 1708 en Europa, donde fue procurador y provincial hasta 1743. Falleció en Córdoba, Argentina, el 25 de julio de 1753.

 

Serra, Miguel Ángel

Nació en Iglesias, el 7 de enero de 1638. Ingresó a la Compañía en Cerdeña el 6 de junio de 1657. Llegó al Paraguay el 15 de marzo de 1674, Tomó sus últimos votos en San Carlos, Corrientes, el 2 de febrero de 1676, Falleció en Santiago de Chile el 21 de enero de 1697.

 

Xandra, Giovanni Battista

Nació en Iglesias, el 28 de junio de 1669. Ingresó a la Compañía en Paraguay, el 24 de marzo de 1697. Llegó al Paraguay el 24 de setiembre de 1698. Tomó sus últimos votos en San Javier, Chiquitos (Bolivia), el 8 de setiembre de 1709. Falleció en Chiquitos, Bolivia, el 13 de mayo de 1749.

 

Dehias Constantino

Nació en Ruinas, el 15 de junio de 1647. Ingresó a la Compañía en Cerdeña el 2 de octubre de 1667. Llegó al Paraguay el 6 de abril de 1691. Tomó sus últimos votos en Tarija, Bolivia el 2 de febrero de 1698. Falleció en Tarija el 27 de julio de 1735.

 

Lugas, Antonio María

Nació en Santu Lussurgiu, el 7 de enero de 1698. Ingresó a la Compañía en Cerdeña el 3 de setiembre de 1723. Tomó sus últimos votos a bordo del San Bruno, el 2 de febrero de 1734. Llegó al Paraguay el 25 de marzo de 1734. Fue expulsado en Corrientes, Argentina, el 22 de julio de 1767. Falleció en Bosa, Nuoro (Italia), el 12 de mayo de 1769.

 

Marras, Giovanni Battista

Nació en Quartu Sant'Elena, el 25 de marzo de 1660. Ingresó a la Compañía en Cerdeña el 4 de mayo de 1678. Tomó sus últimos votos en Cagliari el 15 de agosto de 1690 y llegó al Paraguay el 24 de setiembre de 1698. Falleció en Santa Fe, Argentina, el 14 de octubre de 1706.

 

Lepori, Pietro Paolo

Nació en San Vero Milis, en 1680. Ingresó a la Compañía en Chile, el 28 de setiembre de 1698. Dimitió el 26 de setiembre de 1705 en Mendoza, Argentina.

 

Quessa, Luca

Nació en Turri, en 1641. En 1680 forma parte de la expedición de los padres Grijalva y Donvidas.

 

            CALTANISETTA

Adamo, Giuseppe María

Nació en Caltanisetta, el 4 de noviembre de 1624. Ingresó a la Compañía en Sicilia; el 30 de marzo de 1639. Tomó sus últimos votos en Mendoza, Argentina, el 9 de febrero de 1659. Falleció en Portobelo, Panamá, el 13 de setiembre de 1685.

 

Madonna, Antonio

Nació en Caltanisetta, el 2 de setiembre de 1595. Ingresó a la Compañía en Sicilia, el 1 de febrero de 1615. Tomó sus últimos votos en Río de Janeiro, Brasil, el 3 de mayo de 1636. Llegó al Paraguay el 24 de enero de 1671. Falleció en San Nicolás, Río Grande do Sul (Brasil) o Apóstoles (Argentina), el 8 de mayo de 1677.

 

Salazar, Vespasiano

Nació en Caltanisetta, el 28 de octubre de 1683. Ingresó a la Compañía en Sicilia el 31 de octubre de 1698. Tomó sus primeros votos el 19 de noviembre de 1700, y el 15 de julio de 1716 Parte para Paraguay, pero luego es destinado a Quito. Falleció en el mar, en 1717.

Restivo, Paolo

Nació en Mazzarino, el 30 de agosto de 1658. Ingresó a la Compañía en Sicilia, el 20 de abril de 1677. Llegó al Paraguay el 6 de abril de 1691. Tomó sus últimos votos en Candelaria, Misiones (Argentina). Fue superior de guaraníes de 1718 a 1720. Falleció en Candelaria, el 11 de enero de 1740.

 

            CASERTA

Sabalone, Pietro Ortensio

Nació en Maddaloni, el 25 de junio de 1592. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 7 de setiembre de 1608. Llegó al Paraguay el 15 de febrero de 1617. Hizo sus últimos votos en Córdoba, el 13 de diciembre de 1626. Falleció en Santa Fe, Argentina, el 13 de marzo de 1657.

 

            CATANIA

D'Andrea Ignazio María

Nació en Caltagirone el 28 de agosto de 1693. Ingresó a la Compañía en Sicilia, el 11 de octubre de 1710. El 15 de julio de 1716 partió hacia el Paraguay, pero luego fue destinado a Quito. Falleció en el mar, en 1717.

 

Sessa, Vicente Giuseppe María

Nació en Catania el 7 de octubre de 1670. Ingresó a la Compañía en Sicilia el 10 de noviembre de 1684. Llegó al Paraguay el 31 de agosto de 1698. Tomó sus últimos votos en Pehuenches, Chile, el 10 de de octubre de 1703. El 13 de noviembre de 1703 parte junto con el padre Van der Meren, para la misión de Nahuel, Huapi (Neuquén, Argentina), pero enferma durante el viaje y se ve obligado a volver. Falleció en Santiago de Chile el 13 de mayo de 1747.

 

            CATANZARO

Moio, Fabio

Nació en Catanzaro en 1590 ingresó a la Compañía en Nápoles, el 10 de diciembre de 1606. Tomó sus últimos votos el 6 de octubre de 1625. Llegó al Paraguay el 28 de noviembre de 1640. Murió en Asunción en 1672.

 

Roccafiorita, Luigi

Nació en Catanazaro el 6 de junio de 1658. Ingresó a la Compañía en Nápoles el 6 de junio de 1675. Llegó al Paraguay el 6 de abril de 1641. Hizo sus últimos votos en Córdoba el 15 de agosto de 1692. Fue provincial dos años y medio en Chile y dos veces provincial del Paraguay (1713-17 y 1722-26) y procurador electo en 1721. Falleció en Córdoba, Argentina, el 30 de julio de 1734.

 

            COMO

Bianchi, Giovanni Andrea

Nació en Campioni d'Italia el 24 de noviembre de 1675. Ingresó a la Compañía en Roma, el 1 de febrero de 1716. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. Hizo sus últimos votos el 2 de febrero de 1728. Falleció en Córdoba, el 25 de diciembre de 1740.

 

            COSENZA

Dattilo, Hipólito

Nació en Cosenza el 25 de marzo de 1652, ingresó a la Compañía en Nápoles, el 29 de abril de 1673. Llegó al Paraguay el 25 de febrero de 1681. Hizo sus últimos votos en Loreto, Misiones (Argentina) el 10 de mayo de 1688. Falleció en Córdoba, Argentina, el 6 de setiembre de 1708.

 

Ligotti, Antonio

Nació en Cosenza, el 4 de setiembre de 1667. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 14 de octubre de 1683. Llegó al Paraguay el 24 de setiembre de 1698. Hizo sus últimos votos el 21 de noviembre de 1700. Falleció en Concepción, Misiones (Argentina), el 9 de enero de 1751.

 

Morelli, Oracio

Nació en Cosenza, en 1577. Ingresó a la Compañía en Roma, el 29 de junio de 1600. Llegó al Paraguay en 1605. Hizo sus últimos votos en San Miguel de Tucumán, Argentina, el 2 de junio de 1613. Falleció en Quimilpa, Santiago del Estero (Argentina) el 3 de junio de 1642.

 

Parisio, Antonio

Nació en Cosenza en 1584, Ingresó a la Compañía en Roma, el 20 de julio de 1603. Llegó al Paraguay en marzo de 1608. Falleció en Madrid, España el 6 de febrero de 1619.

 

            CREMONA

Ripari, Antonio

Nació en Casalmorano, el 16 de agosto de 1607. Ingresó a la Compañía en Milán el 30 de julio de 1627. Llegó al Paraguay el 20 de diciembre de 1636. Tuvo una muerte violenta en el Chaco, Argentina, el 1 de abril de 1639.

 

            FERRARA

Bernardoni, Francesco

Nació en Ferrara, el 31 de agosto de 1622. Ingresó a la Compañía en Venecia, el 4 de octubre de 1639. En diciembre de 1646 parte hacia el Paraguay. Falleció en Ferrara el 9 de octubre de 1657.

 

            FLORENCIA

Leoni, Francesco

Nació en Florencia, el 27 de marzo de 1697. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 1 de julio de 1716. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. Tomó sus últimos votos en Buenos Aires, el 2 de febrero de 1728. Fue expulsado de Candelaria, Misiones (Argentina) el 10 de agosto de 1768. Falleció después del 6 de abril de 1769 en Puerto de Santa María, Cadiz (España).

 

Nerli, Pietro

Nació en Florencia, el 18 de setiembre de 1606. Ingresó a la Compañía en Roma, el 27 de diciembre de 1622. En 1634 fue destinado al Paraguay. Tomó sus últimos votos en Roma el 27 de mayo de 1640. Falleció en Sezze, Latina (Italia) el 16 de mayo de 1649.

 

Pierjoan, Francesco

Nació en Florencia, el 24 de junio de 1690. Ingresó a la Compañía el 23 de febrero de 1717. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. Hizo sus últimos votos el 2 de febrero de 1728. Falleció en La Rioja, Argentina el 14 de noviembre de 1760.

 

Farulli, Antonio

Nació en Nave a Rovezzano el 25 de marzo de 1681. Ingresó a la Compañía en Roma, el 1 de febrero de 1706. Hizo sus últimos votos en Roma el 20 de febrero de 1716. Ese año forma parte de la expedición de los padres Jiménez y Aguirre.

 

Zipoli, Domenico

Nació en Prato el 17 de octubre de 1688. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 1 de julio de 1716. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. Falleció en Córdoba, Argentina, el 2 de enero de 1726.

 

            FOGGIA

Gratiano, Césare

Nació en Bovino el 24 de mayo de 1593. Ingresó a la Compañía en Nápoles el 16 de abril de 1611. Llegó al Paraguay el 29 de noviembre de 1607. En 1621 dimitió y pasó a la Orden franciscana.

 

Giordani, Andrea

Nació en Ceriñola en 1567. Ingresó a la Compañía en Nápoles 19 de marzo de 1605. Llegó al Paraguay en marzo de 1608. Tomó sus últimos votos en Buenos Aires, el 16 de abril de 1617. Falleció en Buenos Aires, el 14 de marzo de 1633.

 

            FORLÍ

Oreggi, Giuseppe

Nació en Santa Sofía, el 1 de marzo de 1588. Ingresó a la Compañía en Roma el 18 de marzo de 1606. Llegó al Paraguay el 15 de febrero de 1617. Tomó sus últimos votos en Asunción, el 29 de setiembre de 1626. Falleció en San Javier, Misiones (Argentina), el l de enero de 1664.

 

            FROSINONE

Danesi, Pietro Paolo

Nació en Babuco, el 18 de diciembre de 1719. Ingresó a la Compañía en Paraguay, el 23 de abril de 1740. Llegó al Paraguay el 15 de julio de 1745. Hizo sus últimos votos en Candelaria, Misiones (Argentina), el 29 de junio de 1755. Fue expulsado de Trinidad, Itapúa (Paraguay) en agosto de 1768. Falleció en el mar el 6 de abril de 1769.

 

            GENOVA

Bensonio, Francesco María

Nació en Génova, el 19 de marzo de 1646. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 25 de enero de 1661. Llegó al Paraguay el 15 de marzo de 1674. Tomó sus últimos votos en Encarnación, Paraguay, el 15 de agosto de 1682. Falleció en Santa María, Misiones (Argentina), el 17 de abril de 1717.

 

Palavicino, Giovanni Andrea

Nació en Génova, el 2 de setiembre de 1685. Ingresó a la Compañía en Chile, el 27 de abril de 1708. Llegó al Paraguay el 8 de abril de 1712, y de Buenos Aires pasó a Chile. El 15 de agosto de 1720 tomó sus últimos votos en Santiago de Chile.

Falleció en el mar, en junio de 1726.

 

Parodi, Giovanni Andrea

Nació en Génova, el 21 de marzo de 1699. Ingresó a la Compañía en Paraguay, el 23 de febrero de 1717. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. Tomó sus últimos votos en Córdoba, Argentina, el 1 de mayo de 1734. Falleció en Córdoba, el 13 de enero de 1767.

 

Spinola, Carlo

Nació en Génova, el 23 de agosto de 1665. Ingresó a la Compañía en Milán el 1 de febrero de 1684. Llegó al Paraguay el 31 de agosto de 1698; el 12 de febrero pasó a Santiago de Chile. Tomó sus últimos votos el 27 de mayo de 1703. Falleció en Concepción, Chile, el 23 de mayo de 1718.

 

Spinola, Giovanni Agostino

Nació en Génova, el 28 de octubre de 1611. Ingresó a la Compañía en Roma, el 28 de agosto de 1628. En 1634 fue destinado a Paraguay. Tomó sus últimos votos en Chiaravalle, Aucona (Italia), el 13 de octubre de 1647. Falleció el 22 de enero de 1694.

 

Guerrero, Lorenzo

Nació en Portofino, en 1553. Ingresó a la Compañía en Perú, el 28 de junio de 1593. Hizo sus últimos votos en Santiago de Chile, el 20 de marzo de 1605. Llegó al Paraguay el 29 de noviembre de 1607. Falleció en Santiago de Chile, en 1624.

 

            IMPERIA

Acquarone, Giorgio

Nació en Puerto Mauricio, el 15 de julio 1600. Ingresó a la Compañía en Paraguay; el 2 de julio de 1647. Llegó al Paraguay el 18 de enero de 1648. Tomó sus últimos votos en La Rioja, Argentina, el 10 de agosto de 1660. Falleció en Córdoba, Argentina, el 25 de noviembre de 1678.

 

Caffaregna, Giuseppe

Nació en Rezzo, en 1609. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 7 de junio de 1640. Llegó al Paraguay el 28 de noviembre de 1640. Tomó sus últimos votos en Asunción el 19 de marzo de 1654. Falleció en Santa Fe, Argentina, en 1668.

 

            LECCE

Formoso, Adriano

Nació en San Cesario, en setiembre de 1601. Ingresó a la Compañía en Nápoles el 14 de agosto de 1619. Llegó al Paraguay el 29 de abril de 1628. Tomó sus últimos votos en Loreto, Misiones (Argentina), el 22 de agosto de 1638. Falleció en Encarnación, Itapúa (Paraguay), el 24 de marzo de 1649.

 

            LUCCA

Sardini, Paolo

Nació en Lucca, el 3 de mayo de 1677. Ingresó a la Compañía en Roma, el 31 de diciembre de 1692. Tomó sus últimos votos en Carmona, Sevilla (España) el 15 de agosto de 1711. Llegó al Paraguay, de paso para Chile, el 8 de abril de 1712. Falleció en el mar en marzo de 1724.

 

            MACERATA

Angelita; Ipólito

Nació en Recanati, el 8 de febrero de 1687. Ingresó a la Compañía en Roma, el 17 de julio de 1702. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. Pasa al clero secular y luego a la orden franciscana, después de 1719. Falleció en 1754, en Ascoli Picerno, Italia.

 

De Magistris, Angelo

Nació en San Severino Marche, en mayo del 1608. Ingresó a la Compañía en Roma, el 14 de febrero de 1629. Llegó al Paraguay el 28 de noviembre de 1640. Hizo sus últimos votos en Buenos Aires, el 25 de mayo de 1649.

 

Discreti, Sebastiano

Nació en Sarnano, el 17 de enero de 1605. Ingresó a la Compañía en Roma, el 12 de setiembre de 1630. Llegó al Paraguay el 20 de diciembre de 1636. Hizo sus últimos votos en Buenos Aires, el 16 de febrero de 1648. Falleció en Buenos Aires, el 15 de setiembre de 1669.

 

            MÁNTUA

Bonenti, Jaime

Nació en Castel Goffredo, el 30 de diciembre de 1697. Ingresó a la Compañía en Venecia, el 4 de noviembre de 1714. Llegó al Paraguay el 19 de abril de 1729. Tomó sus últimos votos en Candelaria, Misiones (Argentina). Falleció en Santa Fe, Argentina, el 25 de abril de 1744.

 

Cattani, Cayetano

Nació en Módena, el 6 de marzo de 1695. Ingresó a la Compañía en Venecia, el 17 de octubre de 1719. Llegó al Paraguay el 19 de abril de 1729. Falleció en Santa Rosa, Misiones (Paraguay), el 28 de agosto de 1733.

 

Montecuccoli, Maximiliano

Nació en Mantúa, el 27 de febrero de 1615. Ingresó a la Compañía en Venecia el 1 de marzo de 1632. Tomó sus últimos votos en Mantúa, el 21 de marzo de 1647, después parte hacia el Paraguay. Falleció en Bolonia el 4 de febrero de 1671.

 

            MARSALA

Genaro, Francesco Javier

Nació en Marsala, el 2 de octubre de 1655. Ingresó a la Compañía en Sicilia, el 11 de febrero de 1680. Tomó sus últimos votos en Lima, Perú, el 15 de agosto de 1689, luego fue a Mendoza, Argentina. Falleció en Santiago de Chile, el 3 de junio de 1718.

 

            MASSA-CARRARA

Garzoli, Martino

Nació en Ponzanello, el 28 de diciembre de 1689. Ingresó a la Compañía en Roma, el 20 de setiembre de 1710. Llegó al Paraguay, el 13 de julio de 1717. Hizo sus últimos votos en Córdoba, Argentina, el 26 de octubre de 1721. Falleció en Córdoba el 21 de noviembre de 1759.

 

            MESINA

Hurtado, Domenico Javier

Nació en Lípari, el 19 de febrero de 1667. Ingresó a la Compañía en Sicilia el 27 de mayo de 1685. Llegó al Paraguay el 31 de agosto de 1698, luego en Santiago de Chile, el 12 de febrero de 1699.

 

Carcione, Calogero

Nació en Cesaro, el 24 de octubre de 1692. Ingresó a la Compañía en Sicilia, el 28 de noviembre de 1710. El 15 de julio de 1716, parte para Paraguay, pero es destinado a Quito. Falleció en el mar, en 1717.

 

Caloria, Luigi

Nació en Mesina, el 24 de noviembre de 1695 Ingresó á la Compañía en Sicilia el 31 de octubre de 1711. El 15 de julio de 1716 parte para el Paraguay, pero luego es destinado a Quito. Falleció en el mar en 1717.

 

            MILÁN

Pavese, Giovanni Battista

Nació en Lodi, el 24 de setiembre de 1665. Ingresó a la Compañía en Venecia, el 6 de setiembre de 1684. Tomó sus últimos votos en Bolonia el 2 de febrero 1696. Llegó al Paraguay el 31 de agosto de 1698 y luego pasó a Santiago de Chile el 12 de febrero de 1699. Falleció el 29 de agosto de 1736 en Quillota, Valparaíso (Chile).

 

Balinaro, Aquilino

Nació en Milán, en junio de 1603. Ingresó a la Compañía en Milán el 10 de junio de 1623. Llegó al Paraguay el 29 de abril de 1628. Tomó sus últimos votos en Loreto Misiones (Argentina), el 15 de agosto de 1641. Falleció en Santa Ana, Misiones (Argentina), el E de febrero de 1672.

 

Brassanelli, Giuseppe

Nació en Milán, el 6 de enero de 1658. Ingresó a la Compañía en Milán, el 25 de diciembre de 1679. Tomó sus últimos votos en Sevilla, España el 15 de agosto de 1690. Llegó al Paraguay el 6 de abril de 1691. Falleció en Santa Ana, Misiones (Argentina), el 17 de agosto de 1728,

 

Ferrufino, Giovanni Battista

Nació en Milán, el 28 de marzo de 1581. Ingresó a la Compañía el 20 de marzo de 1599 en Milán. Llegó al Paraguay en 1607. Tomo sus últimos votos en Córdoba, Argentina. Fue Procurador a Europa de la Provincia del Paraguay de 1632-36, Provincial de Chile de 1637-43 y del Paraguay 1645-51. Falleció en Buenos Aires, el 4 de octubre de 1655.

 

Granelli, Antonio F.

Nació en Milán, el 29 de octubre de 1656. Ingresó a la Compañía en Milán, el 5 de noviembre de 1673. En 1688 fue destinado a Paraguay, pasa en cambio al Nuevo Reino. Tomó sus últimos votos en Bogotá, Colombia, el 5 de diciembre de 1690. Falleció en Ocaña, Colombia, el 2 de abril de 1699.

 

Marchioni, Francesco

Nació en Milán, el 7 de febrero de 1677. Ingresó a la Compañía en Chile, el 26 de diciembre de 1677. Llegó al Paraguay el 31 de agosto de 1698, luego fue a Santiago de Chile, el 12 de febrero de 1699. Tomo sus últimos votos en Mendoza, Argentina el 2 de febrero de 1711 o 1737. Falleció en Bucalemu, Curicó (Chile), el 8 de diciembre de 1751.

 

Pirola, Carlo María

Nació en Milán, el 21 de abril de 1714. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 23 de abril de 1740. Llegó al Paraguay, el 23 de abril de 1745. Tomó sus últimos votos en San Miguel de Tucumán (Argentina), el 13 de setiembre de 1750. Fue expulsado el 3 de julio de 1767, en el Colegio San Ignacio de Buenos Aires. Falleció en Milán, el 1 de marzo de 1782.

 

Primoli, Giovanni Battista

Nació en Milán, el 10 de octubre de 1673. Ingresó a la Compañía en Paraguay, el 11 de enero de 1716. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. Tomó sus últimos votos el 3 de diciembre de 1727. Falleció en Candelaria, Misiones (Argentina) el 15 de setiembre de 1747.

 

            NÁPOLES

Capasso, Domenico

Nació en Grumo Nevoso, e129 de agosto de 1694, Ingresó a la Compañía en Nápoles el 6 de marzo de 1710. Tomó sus últimos votos en Oporto, Duero Litoral (Portugal), el 15 de agosto de 1727. Estuvo en Colonia, Uruguay de 1730-31. Falleció en San Pablo, Brasil, el 14 de febrero de 1736.

 

Comentali, Pietro

Nació en Nápoles, el 19 de julio de 1595. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 10 de marzo de 1611. Llegó al Paraguay el 15 de febrero de 1617. Tomó sus últimos votos en San Ignacio, Misiones (Paraguay), el 3 de octubre de 1628. Falleció el 13 de mayo de 1664, en San Ignacio, Misiones (Paraguay).

 

Córdoba, Diego de

Nació en Nápoles en 1651. En 1680 forma parte de la expedición de los padres Grijalva y Donvidas.

 

D'Aragona; Alonso

Nació en Nápoles en 1585. Ingresó a la Compañía en Nápoles el 21 de setiembre de 1602. Llegó al Paraguay e115 de febrero de 1617. Tomo sus últimos votos en Concepción, el 8 de diciembre de 1621. Falleció en Asunción, el 10 de julio de 1629.

 

De Arminio, Giovanni León

Nació en Nápoles en 1545. Ingresó a la Compañía en Roma, el 13 de junio de 1567. Tomó sus últimos votos en 1584. Llegó al Paraguay el 8 de marzo de 1587. Falleció el 24 de julio de 1695 en Pernambuco, Brasil.

 

Falcone, Mario

Nació en Nápoles, el 26 de octubre de 1591. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 24 de diciembre de 1608. Llegó al Paraguay el 15 de febrero de 1617. Tomó sus últimos votos en Salta, Argentina, el 27 de diciembre de 1626, Falleció en San Miguel de Tucumán, Argentina, el 7 de julio de 1653.

 

Pignatelli, Augustín de

Nació en Nápoles, en 1650. En 1680 forma parte de la expedición de los padres Grijaldo y Donvidas.

 

Ronca, Francesco

Nació en Nápoles, el 24 de agosto de 1659. Ingresó a la Compañía en Nápoles el 11 de setiembre de 1679. Llegó al Paraguay el 6 de abril de 1691. Tomó sus últimos votos en Quillota, Valparaíso (Chile) el 13 de octubre de 1735.

 

Mastrilli, Nicolás

Nació en Nola, en 1568. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 10 de noviembre de 1583. Tomó sus últimos votos en juli, Puno (Perú). Fue procurador en Europa de la Provincia del Perú de 1618-21. Llegó al Paraguay en 1623 y fue provincial del Paraguay (1623-29) y del Perú (1630-34 y 1639-44). Falleció en Lima, Perú, el 14 de febrero de 1653.

 

            NOVARA

Gattico, Gaspar María

Nació en Nevara el 19 de octubre de 1662. Ingresó a la Compañía en Milán, 31 de octubre de 1680. Tomó sus últimos votos el 2 de febrero de 1698. Llegó al Paraguay el 31 de agosto de 1698 y pasó a Santiago de Chile, el 12 de febrero de 1699. Falleció en el mar en marzo de 1724.

 

Bomperto, Giuseppe Antonio

Nació en Oleggio, el 31 de marzo de 1613. Ingresó a la Compañía en Milán, el 3 de abril de 1630. Llegó al Paraguay el 28 de noviembre de 1640. Tomó sus últimos votos el 5 de febrero de 1650. Falleció en La Rioja, Argentina, en 1694.

 

            NUORO

Passino, Jaime

Nació en Bosa, el 14 de setiembre de 1699. Ingresó a la Compañía en Cerdeña el 7 de diciembre de 1714. Llegó al Paraguay el 19 de abril de 1729. Tomó sus últimos votos en Candelaria, Misiones (Argentina) el 19 de abril de 1733. Fue superior de los guaraníes del 19 de agosto de 1757 al 10 de febrero de 1762. Fue expulsado en agosto de 1768, en San Carlos, Corrientes (Argentina). La última noticia conocida fue en Cágliari, Italia, en 1772.

 

Solinas, Giovanni Antonio

Nació en Oliena, el 15 de febrero de 1643. Ingresó a la Compañía en Cerdeña el 12 de junio de 1663. Llegó al Paraguay el 15 de marzo de 1674. Tomó sus últimos votos en Encarnación, Itapúa (Paraguay), el 15 agosto de 1682. Sufrió una muerte violenta en el Chaco (Argentina), el 27 de octubre de 1683.

 

Tolu, Bernardo

Nació en Oliena, en 1589. Ingresó a la Compañía en Cerdeña el 13 de marzo de 1609. Llegó al Paraguay el 12 de marzo de 1622. Tomó sus últimos votos en Asunción, el 12 de noviembre de 1628. Falleció en Asunción, el 2 de octubre de 1666.

 

Coco, Giuseppe

Nació en Posadas, el 22 de noviembre de 1643. Ingresó a la Compañía en Cerdeña el 20 de mayo de 1664. Llegó al Paraguay el 15 de marzo de 1674. Tomó sus últimos votos en Encarnación, Itapúa (Paraguay), el 15 de agosto de 1682. Fue superior de Chiquitos (1701-03). Falleció en San Rafael, Chiquitos (Bolivia), el 10 de mayo de 1717.

 

Congiu, Antonio Giuseppe

Nació en Tortolí, el 4 de mayo de 1707. Ingresó a la Compañía en Cerdeña el 5 de junio de 1724. Llegó al Paraguay el 25 de marzo de 1734. Tomó sus últimos votos en Córdoba, Argentina, el 13 de noviembre de 1742. Falleció en Caroya, Córdoba, el 24 de marzo de 1755.

 

            PALERMO

Esbri, Giuseppe María

Nació en Palermo, el 7 de diciembre de 1681. Ingresó a la Compañía en Sicilia, el 1 de julio de 1718. Tomó sus últimos votos en San Juan, Argentina, el 2 de julio de 1733. Falleció el 30 de marzo de 1746 en Bucalemu, Curicó (Chile) el 30 de marzo de 1746.

 

Giattino, Francesco

Nació en Palermo el 3 de octubre de 1583. Ingresó a la Compañía en Sicilia el 9 de abril de 1601. Tomó sus últimos votos en Palermo, el 30 de mayo de 1621. Llegó al Paraguay el 28 de noviembre 1640. Falleció en Córdoba, el 12 de agosto de 1653.

 

Martorana, Giuseppe María

Nació en Palermo, el 15 de mayo de 1692. Ingresó a la Compañía en Sicilia el 24 de octubre de 1712. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. Tomó sus últimos votos en Córdoba, Argentina, el 30 de marzo de 1723. Falleció en Córdoba, Argentina, el 24 de diciembre de 1761.

 

Spagnolo, Giovanni

Nació en Palermo, el 22 de abril de 1659. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 11 de mayo de 1675. Llegó al Paraguay el 6 de abril de 1691. Tomó sus últimos votos en Candelaria, Misiones (Argentina). Falleció en Encarnación, Itapúa (Paraguay) el 23 de enero de 1711.

 

            PAVÍA

Arconato, Carlo

Nació en Castana, el 9 de mayo de 1607. Ingresó a la Compañía en Milán el 18 de junio de 1623. Llegó al Paraguay el 20 de diciembre de 1636. Tomó sus últimos votos en Encarnación, el 1 de mayo de 1646. Falleció en las reducciones, el 12 de noviembre de 1647.

 

Pietragrassa, Angelo Camilo

Nació en Pavía, el 6 de marzo de 1656. Ingresó a la Compañía en Milán, el 13 de abril de 1673. Tomó sus últimos votos en Sevilla, España, el 15 de agosto de 1690. Llegó al Paraguay el 6 de abril de 1691. Fue superior del Uruguay de 1710-14. Falleció en Santo Tome, Corrientes (Argentina) el 9 de diciembre de 1729.

 

Pifferetti, Bernardo

Nació en Pavía, el 25 de noviembre de 1722, Ingresó a la Compañía en Paraguay, el 8 de junio de 1740. Llegó al Paraguay el 15 de julio de 1745. Tomó sus últimos votos en Candelaria, Misiones (Argentina) el 15 de agosto de 1760. Fue expulsado de Santo Tomé, Corrientes (Argentina), el 4 de agosto de 1768. La última noticia conocida es que estuvo en Cremona en 1733.

 

 

            PERUSA

Sassatelli, Giovanni

Nació en Cascia, el 4 de julio de 1604. Ingresó a la Compañía en Ronca, el 31 de octubre de 1627. Llegó al Paraguay el 20 de diciembre de 1636. Tomó sus últimos votos en San Cosme, Itapúa (Paraguay) el 25 de abril de 1646. Falleció en Concepción, Misiones (Argentina), el 27 de junio de 1664.

 

            RAVENA

Rasponi, Francesco María

Nació en Ravena, el 13 de octubre de 1695. Ingresó a la Compañía en Venecia, el 26 de setiembre de 1712. Llegó al Paraguay el 19 de abril de 1729. Tomó sus últimos votos en Candelaria, Misiones (Argentina) el 19 de abril de 1733. Falleció en Candelaria, Misiones (Argentina) el 2 de junio de 1762.

           

            REGGIO CALABRIA

Fedele, Antonio

Nació en Reggio Calabria, en enero de 1665. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 25 de diciembre de 1680. Llegó al Paraguay el 24 de setiembre de 1698. Tomó sus últimos votos en Córdoba, Argentina. El 12 de marzo de 1700.

 

            REGGIO-EMILIA

Correggio, Beltrán

Nació en Correggio, el 16 de diciembre de 1608, Ingresó a la Compañía en Venecia, el 22 de octubre de 1623. Llegó al Paraguay el 20 de diciembre de 1636. La última noticia conocida es que estuvo en Córdoba el 1637.

 

Boschi, Bartolomé

Nació en Guastalla, el 16 de enero de 1664. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 23 de mayo de 1691. Llegó al Paraguay el 24 de setiembre de 1698. Tomó sus últimos votos en Córdoba, Argentina, el 20 de agosto de 1702. Falleció en Chiquitos, Bolivia, el 2 de mayo de 1730.

 

Bernaroli, Antonio María

Nació en Reggio-Emilio, el 7 de noviembre de 1718. Ingresó a la Compañía en Venecia, el 19 de marzo de 1738. Tomó sus últimos votos en Bolonia, Italia el 2 de febrero de 1749. En 1754, fue destinado al Paraguay. Fue expulsado del Seminario de nobles, Madrid, el 3 de abril de 1767. La última noticia conocida es que estuvo en Forlí el 1 de enero de 1774.

 

            RIETI

Palozzi, Esteban

Nació en Scandriglia, el 9 de octubre de 1697. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 15 de octubre de 1716. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. Tomó sus últimos votos en San Javier, Chiquitos (Bolivia), el 8 de setiembre de 1734. Fue superior de Chiquitos de 1743-46 y en 1763. Fue expulsado de San Rafael, Chiquitos, el 22 de setiembre de 1767. Falleció el 21 de diciembre de 1768, en Portobelo, Panamá.

 

            RÍMINI

Gervasoni, Carlo

Nació en Rímini, Italia, el 14 de julio de 1692. Ingresó a la Compañía en Roma, el 31 de octubre de 1709. Tomó sus últimos votos en Cádiz, España, el 2 de febrero de 1727. Llegó al Paraguay el 19 de abril de 1729. Fue procurador en Europa de 1751-56. La última noticia conocida fue que estuvo en Génova, Italia en 1773.

 

            ROMA

Calero, Paolo

Nació en Roma, en 1697, Ingresó a la Compañía en Paraguay, el 1 de julio de 1716. Este último año formó parte de la expedición de los padres Jiménez y Aguirre.

 

Catalani, Guglielmo

Nació en Roma, el 3 de febrero de 1694. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 16 de julio de 1717. Tomó sus últimos votos en La Rioja, Argentina, el 8 de setiembre de 1737. Falleció en La Rioja el 12 de diciembre de 1744.

 

Fabenensi, Carlo

Nació en Roma, el 15 de noviembre de 1698. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 1 de julio de 1716. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. Dimitió en Santiago del Estero, Argentina, el 18 de marzo de 1725.

 

Gettino, Felipe

Nació en Roma, en diciembre de 1694. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 1 de julio de 1716. Este año forma parte de la expedición de los padres Jiménez y Aguirre.

 

Gueli, Luca

Nació en Roma, el 26 de mayo de 1686. Ingresó a la Compañía en Sicilia, el 7 de diciembre de 1709. El 15 de julio de 1716 parte para Paraguay, pero luego es destinado a Quito. Falleció en el mar en 1717.

 

Lavisaro, Giuseppe

Nació en Roma, en 1698. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 15 de octubre de 1716. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. La última noticia conocida es de 1720.

 

Perfetti, Domenico Antonio

Nació en Roma, el 3 de agosto de 1725. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 23 de abril de 1740. Llegó al Paraguay el 15 de julio de 1745. Tomó sus últimos votos el 15 de agosto de 1758. Fue expulsado el 19 de agosto de 1768 de San Nicolás, Río Grande do Sul (Brasil). La última noticia conocida es que estuvo en Sezze, Roma en 1773.

 

Rosatini, Tomás

Nació en Roma, el 21 de diciembre de 1683. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 16 de julio de 1717. Tomó sus últimos votos el 3 de diciembre de 1727. Falleció en Córdoba, Argentina, el 30 de noviembre de 1749.

 

Settari, Felipe

Nació en Roma, el 17 de diciembre de 1694. Ingresó a la Compañía en Roma, el 29 de junio de 1716. Este año forma parte de la expedición de los padres Jiménez y Aguirre. Tomó sus últimos votos en Sevilla, España, el 15 de agosto de 1726. Falleció en Granada, España el 19 de febrero de 1743.

 

            SALERNO

Darío, Giovanni

Nació en Altavilla Silentina, en diciembre de 1562. Ingresó a la Compañía en Roma, el 2 de octubre de 1587. Llegó al Paraguay en 1599. Falleció en Santiago del Estero, Argentina, el 8 de junio de 1633.

 

D'Otaro, Marco Antonio

Nació en Sala Consilina, el 18 de setiembre de 1577. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 20 de octubre de 1596. Llegó al Paraguay el 29 de noviembre de 1607. Tomó sus últimos votos en Córdoba, el 8 de mayo de 1614. Falleció en Córdoba (Argentina) el 23 de octubre de 1644.

 

            SASSARI

Manquiano, Giovanni Antonio

Nació en Alguer, en 1603. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 20 de enero de 1619. Tomó sus últimos votos en Sassari, el 31 de julio de 1638. Llegó al Paraguay el 28 de noviembre de 1640. Falleció el 2 de junio de 1670.

 

Masala, Giovanni Gabino

Nació en Alguer, el 5 de noviembre de 1713. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 5 de enero de 1736. Legó al Paraguay el 15 de julio de 1745. Tomó sus últimos votos en Córdoba, Argentina. Fue expulsado en el Colegio San Ignacio de Buenos Aires, el 3 de julio de 1767. La última noticia conocida es que estuvo en Ozieri, Sassani (Italia) en 1772.

 

Zacarías, Jerónimo

Nació en Alguer, el 17 de febrero de 1697. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 4 de abril de 1713. Llegó al Paraguay el 19 de abril de 1729. Tomó sus últimos votos en Candelaria, Misiones (Argentina), el 19 de abril de 1733. Falleció en San Carlos, Corrientes (Argentina), el 6 de agosto de 1766.

 

Calderón, Demetrio

Nació en Cheremule, el 15 de agosto de 1674. Ingresó a la Compañía en Paraguay el 20 de octubre de 1698. Tomó sus últimos votos el 8 de setiembre de 1709. Falleció en Caroya, Córdoba (Argentina), el 3 de enero de 1746.

 

Canu, Mateo

Nació en Ozieri, el 6 de julio de 1726. Ingresó a la Compañía en Cerdeña el 12 de junio de 1742. Llegó al Paraguay, el 17 de julio de 1755. Tomó sus últimos votos el 15 de agosto de 1759. Fue expulsado de San Luís (Río Grande do Sul, Brasil) el 16 de agosto de 1768. La última noticia conocida es que estuvo en Sassari en 1772.

 

Delogu, Pietro

Nació en Ozieri, el 19 de diciembre de 1700. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 31 de mayo de 1716. Llegó al Paraguay el 19 de abril de 1729. Tomó sus últimos votos en Buenos Aires, el 2 de febrero de 1734. Fue expulsado el 3 de julio de 1767 del Colegio San Ignacio de Buenos Aires. Falleció en Sassari el 27 de febrero de 1769.

 

Masala, Domenico María

Nació en Sassari, el 25 de noviembre de 1693. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 12 de abril de 1710. Tomó sus últimos votos el 1 de enero de 1728. Llegó al Paraguay el 19 de abril de 1729. Falleció en Buenos Aires, el 30 de mayo de 1759.

 

Quessa, Luca

Nació en Sassari, en 1609. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 24 de mayo de 1629. Llegó al Paraguay el 28 de noviembre de 1640. Tomó sus últimos votos en Encarnación, Itapúa (Paraguay). Falleció en San Ignacio, Itatines (Paraguay), el 1 de octubre de 1666.

 

Roca, Nicola Ignacio

Nació en Sassari, el 9 de marzo de 1662. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 1 de febrero de 1678. Tomó sus últimos votos en Sassari, el 2 de febrero de 1696. Llegó al Paraguay el 24 de setiembre de 1698. Falleció el 11 de agosto de 1740.

 

Salis, Giovanni Agustín

Nació en Sassari, el 22 de octubre de 1723. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 14 de junio de 1742. Llegó al Paraguay el 17 de julio de 1755. Fue expulsado en Santiago, Misiones (Paraguay), en agosto de 1768. Falleció en Ozieri, en 1772.

 

Guglielmo, Giovanni Giuseppe

Nació en Tempio Pausania, el 12 de setiembre de 1672. Ingresó a la Compañía en Cerdeña, el 22 de diciembre de 1688. Llegó al Paraguay el 31 de agosto de 1698. Tomo sus últimos votos el 2 de febrero de 1706 en Nahuel Huapi, Neuquén (Argentina). Falleció el 19 de mayo de 1716 en Neuquén, Argentina.

 

            SAVONA

Scola, Antonio

Nació en Loano, el 18 de agosto de 1735. Ingresó a la Compañía en Paraguay, el 8 de noviembre de 1760. Ingresó a la Compañía en Paraguay, el 8 de noviembre de 1760. Fue expulsado del Noviciado en Córdoba, Argentina, el 12 de julio de 1767. Tomó sus últimos votos en Fiastra, Macerata, el 2 de febrero de 1771. Falleció en Tívoli, Roma, en 1785.

 

Del Bono, Giuseppe María Félix

Nació en Savona, el 13 de mayo de 1717. Ingresó a la Compañía en Paraguay, el 9 de junio de 1740. Llegó al Paraguay el 15 de julio de 1745. Tomó sus últimos votos en San Miguel de Tucumán, Argentina, el 15 de agosto de 1752. Fue expulsado de San Miguel de Tucumán el 7 de agosto de 1767. Falleció en Buenos Aires, el 8 de marzo de 1768.

 

Faya, Alejandro

Nació en Savona, en 1567. Ingresó a la Compañía en Perú, el 18 de diciembre de 1591. Llegó al Paraguay el 29 de noviembre de 1607. Tomo sus últimos votos en Santiago de Chile, el 30 de enero de 1611. Falleció en Lima, Perú, el 6 de noviembre de 1640.

 

            SICILIA

Pirula, Antonio

Nació en Sicilia. Llegó a Paraguay el 8 de abril de 1712 en Buenos Aires de paso para Chile. Falleció en Santiago de Chile, el 20 de diciembre de 1717.

 

            SIENA

Contucci, Nicolás

Nació en Montepulciano, el 10 de octubre de 1692. Ingresó a la Compañía en Roma, el 31 de octubre de 1708. Tomó sus últimos votos en Bucalemu, Curicó (Chile) el 2 de febrero de 1729. Fue provincial de Chile (1753-57). Llegó al Paraguay en 1760, fue visitador del Paraguay (1760-65). Expulsado en el Colegio San Ignacio de Buenos Aires, el 3 de julio de 1767. Falleció en el mar el 1 de febrero de 1768.

 

Bandiera, Domenico

Nació en Siena, el 29 de octubre de 1693. Ingresó a la Compañía en Roma, el 7 de mayo de 1712. Llegó al Paraguay el 13 de julio de 1717. Tomó sus últimos votos en San Javier, Chiquitos (Bolivia), el 28 de octubre de 1729. Falleció en Chiquitos, Bolivia, en 1765.

 

Vecchi, Oracio

Nació en Siena, el 24 de octubre de 1577. Ingresó a la Compañía en Roma, el 9 de setiembre de 1597. Llegó al Paraguay en 1607. Tuvo una muerte violenta en Arauco, Chile, el 14 de diciembre de 1612.

 

            SIRACUSA

Della Valle, Francesco

Nació en Siracusa, el 15 de mayo de 1610. Ingresó a la Compañía en Sicilia oriental, el 16 de marzo de 1629. En 1632 o 1639, parte hacia el Paraguay. Tomo sus últimos votos en Mesina, Italia, el 27 de octubre de 1641. Falleció en Salemi, el 30 de julio de 1659.

           

            SPEZIA

De Simoni, Santos

Nació en Monterosso al Mare, el 28 de abril de 1716. Ingresó a la Compañía en Paraguay, el 23 de abril de 1740. Llegó al Paraguay el 15 de julio de 1745. Tomó sus últimos votos el 29 de setiembre de 1764. Fue expulsado en San Javier, Misiones (Argentina), el 13 de agosto de 1768. La última noticia conocida es del 6 de abril de 1769 en Cádiz, España.

 

Mascardi, Nicolás

Nació en Sarzana, el 5 de setiembre de 1624. Ingresó a la Compañía en Roma, el 20 de noviembre de 1638. Ingresó a la Compañía en Castro, Chiloé (Chile), el 7 de febrero de 1662. Tuvo una muerte violenta en Santa Cruz, Argentina, el 15 de febrero de 1674.

 

            TERAMO

Mascetta, Simone

Nació en Castilenti, en 1577. Ingresó a la Compañía en Nápoles, el 1 de febrero de 1606. Llegó al Paraguay en marzo de 1608. Tomó sus últimos votos en Asunción, el 29 de setiembre de 1619. Falleció en San Ignacio, Misiones (Argentina), el 10 de octubre de 1658.

 

Salamiti, Marcelo

Nació en Téramo, en 1602, Ingresó a la Compañía en Roma, el 14 de octubre de 1623. Llegó al Paraguay el 20 de diciembre de 1636. La última noticia conocida es de 1740, en Chile.

 

            TERNI

Annesanti, Paolo

Nació en Ferentillo, en 1604. Ingresó a la Compañía en Roma, el 31 de octubre de 1626. Llegó al Paraguay el 20 de diciembre de 1636, Tomó sus últimos votos en Asunción, el 31 de julio de 1643. Falleció en Asunción, el 31 de julio de 1656.

 

            TRENTO

Haffner, Giovanni

Nació en Kichmeld, el 22 de diciembre de 1717. Ingresó a la Compañía en Paraguay, el 11 de setiembre de 1747. Llegó al Paraguay el 1 de enero de 1749. Tomó sus últimos votos en Córdoba, Argentina, el 2 de febrero de 1758. Fue expulsado en Santiago del Estero, Argentina, el 10 de agosto de 1767. La última noticia conocida fue en Krems, Baja Austria en 1773.

 

            TURÍN

Carena, Pietro Giovanni

Nació en Carmagnola, el 11 de diciembre de 1664. Ingresó a la Compañía en Milán, el 14 de mayo de 1681. Llegó al Paraguay el 24 de setiembre de 1698. Tomó sus últimos votos en Córdoba, Argentina, el 12 de marzo de 1700. Falleció en San José, Chiquitos (Bolivia), el 21 de noviembre de 1734.

 

Broglia, Francesco

Nació en Turín, el 1 de junio de 1599. Ingresó á la Compañía en Milán, el 27 de diciembre de 1615. Llegó al Paraguay el 29 de abril de 1628. Tomó sus últimos votos en Concepción, Misiones (Argentina), el 24 de junio de 1637. Falleció en Encarnación, Itapúa (Paraguay), el 24 de marzo de 1647.

 

Lupo, Giulio Luigi

Nació en Turín, en 1610. Ingresó a la Compañía en Milán, el 12 de marzo de 1628. Llegó al Paraguay el 28 de noviembre de 1640. Tomó sus últimos votos en San Ignacio, Misiones (Paraguay) el 21 de mayo de 1648. Falleció en Santa María, Misiones (Argentina) el 13 de diciembre de 1657.

 

            UDINE

De Panigai, Bartolomé

Nació en Panigai, el 25 de diciembre de 1720. Ingresó a la Compañía en Venecia el 14 de octubre de 1736. Forma parte de la Comisión portuguesa para la aplicación del tratado de 1750. Tomó sus últimos votos en Lisboa (Portugal), el 15 de agosto de 1754, La última noticia conocida fue en Venecia, Italia, en 1772.

 

            VENECIA

Vandini, Simone

Nació en Venecia, el 15 de febrero de 1607. Ingresó a la Compañía en Roma, el 17 de mayo de 1630. Llegó al Paraguay el 20 de diciembre de 1636. Tomó sus últimos votos en Concepción, Misiones (Argentina) el 18 de abril de 1650. Falleció en San Miguel, Río Grande do Sul (Brasil), el 11 de marzo de 1679.

 

 

NOTA: Cuando se nombra al Paraguay, se refiere a la Provincia de Paracuaria, que abarcaba territorios de lo que actualmente son: Chile, Uruguay, Argentina, Paraguay y el sur del Brasil.

 

 

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REDUCCIONES JESUÍTICAS - EL CRISTIANISMO FELIZ

Padre ALDO TRENTO

Editorial SAN RAFAEL

Fotos de FERNANDO ALLEN

Asunción - Paraguay. Enero 2001 (147 páginas)






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