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ALBERTO CANDIA

  AGÜI, UN PARAGUAYO UNIVERSAL (06/05/2007) - Por ALBERTO CANDIA


AGÜI, UN PARAGUAYO UNIVERSAL (06/05/2007) - Por ALBERTO CANDIA

AGÜI, UN PARAGUAYO UNIVERSAL

AGUSTIN PIO BARRIOS, A 122 AÑOS DE SU NACIMIENTO (II)

Por ALBERTO CANDIA

 

Circunstancias políticas, culturales, económicas y particulares incidieron en Agüi para tomar la decisión de alejarse de su patria, a la que amó profundamente. Sin embargo, a más de 97 años de su peculiar emigración se puede afirmar que gracias a ello ha logrado el reconocimiento y universalidad post mortem que le habían sido negados a pesar de su encomiable dación y sacrificio. En esta entrega describimos algunos llamativos trazos de su vida.

 

Una vez afincado Doroteo y decidido a radicarse definitivamente en las Misiones, unos años antes de su nombramiento como vicecónsul, trajo a su familia al Paraguay, pues esta aún se encontraba en Bella Vista como consecuencia del año escolar de sus niños. Ya inmersos en la vida nacional, su esposa, la “maestra paraguaya” Martina Ferreira, con siete meses de gravidez, fue nombrada preceptora de la “Escuela de Niñas de Villa Florida” por decreto del día 5 de marzo de 1885. Meses después, el martes 5 de mayo de 1885, nacía en la familia Barrios-Ferreira el quinto y antepenúltimo vástago, Agustín Pío. Posteriormente nacerían otros dos hijos paraguayos, completando el número de siete varones consecutivos, parafraseando a la mitología guaraní donde los hijos de “Tau” y “Kerana” también fueron siete varones: “Moñái”, “Jasyjatere”, “Mbóitu’i”, “Ao ao”, “Kurupi”, “Tejujagua” y “Luisõ”. Fue así como a Agüi, en Misiones, sus amigos le llamaban “Kurupi” (vigilante y acérrimo protector de los bosques o naturaleza).

 



EL NIÑO “AGÜI”

Tuvo una infancia feliz. Sus padres, educadores y artistas, dieron rienda suelta a las inclinaciones de todos sus hijos, apoyándolos e incentivando en ellos el desarrollo de sus aptitudes hacia niveles excelsos. Con su padre y tíos Agüi aprendió la música y los distintos instrumentos. Con su madre, la educación esmerada y la sublimación del arte. La amplia gama que abarcan la cultura y el arte fue asimilada por el “niño prodigio” con gran naturalidad, para luego esparcir alegría en todo su entorno. Agui era literalmente “arrastrado” a cualquier reunión para dar su “espectáculo unipersonal” donde expresaba sus dotes ante la admiración de la gente que lo vitoreaba como digno representante de las Misiones, siendo bautizado por el pueblo como el “gallo misionero”. También en la escuela fue “el crédito” de los compañeros y profesores, haciendo gala de sus atributos con todo instrumento que cayera en sus manos. Ya adolescente, sus padres aprovecharon el arraigo de sus hermanos mayores en Asunción, ya fuese estudiando o trabajando, para enviar a Agustín a la capital a fin de seguir cursos de estudio y metodología con el maestro Gustavo Sosa Escalada, quien ya había oído y observado a Agüi en sus viajes al interior por cuestiones laborales, ya que era administrador de estancias y selector de haciendas, recomendando su inscripción en una academia de la capital como “El Instituto Paraguayo”, lo cual lo orientaría al estudio formal de la guitarra. Y así se hizo, inscribiéndose al mismo tiempo en el Colegio Nacional para seguir sus estudios secundarios.



EL HORIZONTE FAMILIAR

Agustín Pío y su familia representan en su conjunto un fenómeno característico escasamente analizado por estudiosos y compiladores de su biografía. En los diferentes escritos existentes se advierte una exigua literatura que confiere con propiedad detalles de la formación y estructura familiares.

Convertido él en un sólido “ente cultural”, la importancia que revisten su génesis y su desarrollo artístico, estadísticamente, carecen de precedentes en el país. Su nivel cualitativo, elevado a la cumbre divina, no tiene parangón en la República del Paraguay.



APTITUD ARTÍSTICA

La sobresaliente condición de Agüimi (pequeño Agustín) para tañer instrumentos musicales sorprendía a propios y extraños. En muchas ocasiones, ante la falta de algunos de ellos, los fabricaba artesanalmente afinándolos con meridiana precisión. Generaba sonoridades de todo tipo, pulsaba cuerdas de arpas y violines acompañando al grupo musical que integraban su padre, tíos y hermanos; tecleaba con pureza los pianos de sus amigos en las tertulias. Su entorno fue la matriz creada a la medida de su avidez sonora, absorbiendo sin cesar la naturaleza paraguaya de melodía excelsa, convirtiéndose esta en la fuente de inspiración para toda su producción musical posterior.

Dueño de un oído perfecto y un fino y primaveral gusto, su gran sentido de la estética lo llevó a volcar todo el “perfume de sus flores” en el instrumento que abrazó con excepcional pasión: la guitarra.

Las imitaciones tímbricas de los múltiples instrumentos que Barrios experimentaba sin límites con su guitarra le han abierto un abanico de nuevas alternativas sonoras que otorgaron amplitud expresiva y una mayúscula solidez a su concepción temática. Barrios imitador, transcriptor, tecnicista, ejecutante, arreglista y compositor, sintetiza sus 6 brillantes facetas que lo convierten en un icono de la sexticorde.

La prodigiosa musicalidad que exponía despertó la admiración de muchos y también la desazón de algunos abatidos competidores contemporáneos. Solo así se explica el desafecto del guitarrista español Andrés Segovia respecto de la obra mangoreana durante toda su carrera interpretativa. En agosto de 1922, en oportunidad de su regreso al Paraguay tras 12 años de ausencia, el diario “La Voz del Chaco” de Resistencia sentenciaba: Segovia maravilla, pero Barrios subyuga.



POBREZA DE LA DOCENCIA

Por imperio y gracia de misia Martina Ferreira de Barrios, su prole (siete hijos) abrazó la docencia con mística y vocación. Doña Martina, apoyada por su esposo don Doroteo Barrios, enseñó y educó ejemplarmente en Villa Florida y en su escuela de San Juan Bautista de las Misiones durante gran parte de su vida. Todos sus hijos heredaron el don materno de la instrucción.

Los mbo’ehára yma (maestros de antaño) basados, a ultranza, sobre los principios de la ética y la moral, espíritu de servicio, conducta intachable y honestidad inquebrantable, han “vertebrado” a los hijos de la República durante las sucesivas reconstrucciones que ella ha afrontado a lo largo de su historia.

Cuando el jueves 16 de mayo de 1907 falleció don Doroteo, el sustento familiar recayó sobre doña Martina con su magisterio, actividad mal remunerada en todas las épocas, lo cual no permitió un nivel de vida desahogado. Dentro de ese contexto se modeló el temple y el carácter de Nitsuga, con total desinterés por las posesiones materiales que, por lo general, crean ostentación y fatuidad. Para él, solo la difusión de su arte tenía relevancia, subsistiendo con lo básico necesario. Así nació y se mantuvo hasta el final de su vida, con el lacónico epitafio: No deja bienes.

Agustín, sencillo y bondadoso, se dedicaba a la enseñanza cotidiana de compañeros, profesores y de todo aquel que osara violar normas y reglamentos preestablecidos. La libertad alimenta la vida y multiplica sus efectos si está bien orientada y administrada, expresaba acertadamente. De este criterio está calada su ilimitada creatividad.

Además, esa irrestricta vocación por enseñar lo convirtió en un líder nato desde la más tierna edad. En su vecindario de Misiones, a sus conocidos; en Asunción, a sus compañeros; en el escenario de su arte, a sus admiradores. ¿Y sus maestros? Al poco tiempo de tenerlo como alumno concluían indefectiblemente: Es un superdotado, ya no tenemos nada que enseñarle.



OTROS ATRIBUTOS

Su virtud fue, indudablemente, la música. Pero Agustín se engalanaba con un cúmulo de atributos como la poesía, el dibujo y el periodismo. Los poemas escritos por Barrios pueden contarse con los dedos, siendo el soneto “Bohemio”, profético, autodescriptivo y de gran belleza emocional, el más conmovedor de todos.

Sus caricaturas de compañeros, parientes, amigos, maestros, admiradores y algunos personajes públicos, estampadas en el papel, se hallan actualmente diseminadas a la espera de su completa compilación.

Dentro del periodismo fundó, redactó y dirigió el periódico estudiantil “Jerga”, con el cual nos ilustraba a través de su rico léxico, renovando la fiel tarea de informar y enseñar. Así fue Barrios, un artista prolífico y polifacético.



PERFILES DESCONOCIDOS

Hace más de 100 años, el día sábado 29 de julio de 1905, en el Café Bremen de esta capital y en ocasión del festejo del tercer aniversario de la fundación del “Olimpia Foot Ball Club”, un grupo de jóvenes ofreció una presentación artístico-cultural donde expusieron sus aptitudes. Agustín Barrios, invitado por sus ex compañeros del colegio, templó su cordaje con los temas “Aires nacionales” y “Meditación”, ambas de su autoría. Participó también en el estreno de la marcha “Olimpia”, interpretada por la orquesta y coro de socios. Dicha marcha, creada por los fundadores y que hoy se halla perdida bajo el manto del olvido, poseía un contagiante estribillo. Nuestro ilustre guitarrista también fue socio honorario del “Foot Ball Club Atlántida”, elegido en asamblea.

Tampoco debemos olvidar que fue un ferviente simpatizante del ideario nacionalista del Partido Colorado que a partir de 1904 (Pacto de Pilcomayo) transitó por la llanura, por lo que abrazó la causa del desprotegido, siempre solidarizándose con el perseguido.

Nuestro magnífico artista, antes de su primer viaje al exterior en el segundo semestre de 1909, recibió a través de sus amigos unos avisos publicitarios graciables, ofreciendo sus cátedras musicales a domicilio (ver recuadro). Barrios ya iba convirtiéndose en el ejemplo a seguir. Restablecido del impacto emocional por el fallecimiento de su padre, Agustín consideró la necesidad de buscar otros horizontes, nuevas alternativas para mitigar el ancestral mal de la difusión y creación de su arte: la pobreza económica.

La austeridad material incidió brutalmente en la posibilidad de formar su propia familia. Las circunstancias vividas no le concedieron fragmento alguno para encarar y organizar tal aspecto. Sobrellevó una torturante soledad afectiva, asimiló una total ausencia de apoyo y enfrentó la agresiva incomprensión de una sociedad despectiva cuyo enanismo intelectual no le permitió visualizar el ingente caudal de un iluminado que rompía el molde, convirtiéndose en un “fuera de serie” adelantado a su época.

La fortaleza de su siquis y su firme convicción cristiana han representado sus más grandes aliados ante los ingratos perfiles de su existencia. Pero su corazón fue minándose a causa de los embates absorbidos en silencio, acelerando el paso hacia su inmolación... ¡Oh genio irrepetible!

 

Edición impresa del diario ABC COLOR

Domingo, 06 de Mayo de 2007

Fuente digital: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY

 

 

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