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MARY MONTE DE L脫PEZ MOREIRA
  LAS GUERRAS DE LA CONQUISTA, 2012 - Por MARY MONTE DE L脫PEZ MOREIRA


LAS GUERRAS DE LA CONQUISTA, 2012 - Por MARY MONTE DE L脫PEZ MOREIRA

LAS GUERRAS DE LA CONQUISTA

Por MARY MONTE DE L脫PEZ MOREIRA

COLECCI脫N GUERRAS Y VIOLENCIA POL脥TICA EN EL PARAGUAY

N脷MERO 1


漏 El Lector (de esta edici贸n)

Director Editorial: Pablo Le贸n Buri谩n

Coordinador Editorial: Bernardo Neri Farina

Director de la Colecci贸n: Herib Caballero Campos

Dise帽o de Tapa y Diagramaci贸n: Jorge Miranda Estigarribia

Correcci贸n: Rodolfo Insaurralde

I.S.B.N. 978-99953-1-328-9

Hecho el dep贸sito que marca la Ley 1328/98

Esta edici贸n consta de 15 mil ejemplares

Asunci贸n 鈥 Paraguay

Diciembre, 2012 (101 p谩ginas)

CONTENIDO

PR脫LOGO

INTRODUCCI脫N

1. CONTEXTO SOCIOPOL脥TICO DE LA CONQUISTA

Las exploraciones continentales

La exploraci贸n del Paraguay. Primeros encuentros b茅licos

Exploraciones de Sebasti谩n Gaboto. Enfrentamientos con ind铆genas

El perfil sociocultural del conquistador

Organizaci贸n pol铆tica de la Conquista

Constituci贸n de las huestes indianas

Equipos auxiliares y t谩cticas militares del conquistador

II. LAS MILICIAS CONQUISTADORAS

La empresa Mendocina

Fundaci贸n del fuerte de Buenos Aires. Enfrentamientos in铆ciales

En busca de la Sierra de la Plata. Enfrentamientos con los guaran铆es

Fundaci贸n de Asunci贸n. Combate de San Blas

La pugna por el poder

La rebeli贸n de 1539

La saca de mujeres y las rancheadas

Nuevas disputas por el mando

Rebeli贸n de Aracar茅, Tabar茅 y Guacany

Nueva entrada al Chaco. Guerra civil

La rebeli贸n de 1546

Controversias por el mando

III. LAS REBELIONES MESI脕NICAS

Los ind铆genas reducidos

Inicio de los movimientos mesi谩nicos

La gran revuelta de Over谩

Las 煤ltimas revueltas de la etapa conquistadora

IV. LAS 脷LTIMAS REBELIONES IND脥GENAS

El Paraguay a mediados del siglo XVII

Gobierno de Alonso Sarmiento Sotomayor de Figueroa

La rebeli贸n de Arecay谩

CONCLUSI脫N

CRONOLOG脥A DE LAS GUERRAS DE CONQUISTA

BIBLIOGRAF脥A

PR脫LOGO

聽聽聽聽聽聽聽聽 Con el libro las GUERRAS DE LA CONQUISTA, se inicia una nueva Colecci贸n destinada a revalorizar y dar luz sobre aspectos poco conocidos de nuestro pasado como sociedad, vinculados a las GUERRAS Y LA VIOLENCIA POL脥TICA EN EL PARAGUAY.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La doctora Mary Monte de L贸pez Moreira, presenta en esta ocasi贸n una investigaci贸n sobre un tema que si bien ha sido abordado por la literatura especializada no ha tenido mucha divulgaci贸n, pues ha predominado en la historia escolar la idea de que la Conquista fue un pacto pac铆fico entre conquistadores y conquistados, y que de la mencionada uni贸n surgi贸 la "amalgama hispano-guaran铆".

聽聽聽聽聽聽聽聽 El ocultamiento sistem谩tico por varias d茅cadas de la resistencia activa guaran铆 a la Conquista, puede ser considerada como el resultado de una construcci贸n id铆lica y casi rom谩ntica del pasado de nuestra sociedad, por ese motivo adem谩s del cronol贸gico la presente colecci贸n se inicia con una obra que devela una tem谩tica poco conocida para los lectores.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La autora contextualiza en forma clara de qu茅 manera se produjo la conquista del territorio del R铆o de la Plata y el Paraguay a fines de la d茅cada de 1530, al igual que va develando las diversas intrigas que se tejieron entre los propios conquistadores que no dudaron utilizar todo tipo de medios para conseguir su objetivo: conquistar territorios y someter a la poblaci贸n aut贸ctona de Am茅rica tanto por motivos econ贸micos, como pol铆ticos y religiosos.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En esta obra Mary Monte de L贸pez Moreira va analizando el perfil del conquistador, las razones por las cuales las huestes espa帽olas consideraban vital el control del R铆o de la Plata y por sobre todo el norte de dicha cuenca, en donde fundaron Asunci贸n, que luego se convertir铆a en el principal centro de expansi贸n y colonizaci贸n de los espa帽oles en esta regi贸n.

聽聽聽聽聽聽聽聽 El libro va analizando las tempranas resistencias a la presencia de los exploradores espa帽oles as铆 como tambi茅n las sucesivas Rebeliones Ind铆genas que ocurrieron desde el primer momento de la Conquista hasta mediados del siglo XVII. Durante casi siglo y medio los pueblos ind铆genas guaran铆es resistieron a la conquista que no s贸lo fue militar sino por sobre todo fue de car谩cter cultural y econ贸mico.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La explotaci贸n a trav茅s de la mita, la encomienda y la nabor铆a, as铆 como los abusos en las sacas de mujeres y rancheadas obligaron a los ind铆genas a defenderse de tan excesivos y crueles atropellos, a los que despu茅s de su derrota por el poder铆o b茅lico de los europeos tuvieron que someterse en contra de su voluntad, e iniciar una resistencia pasiva.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La autora va describiendo los acontecimientos que provocaron las Guerras de Conquista y de qu茅 forma se fueron dando dichos enfrentamientos hasta que finalmente luego de la Rebeli贸n del pueblo de Nuestra Se帽ora de Arecay谩 la resistencia activa guaran铆 qued贸 finalmente derrotada.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Las Guerras de Conquista, es un texto que aporta al lector datos con los cuales podr谩 adquirir informaciones que contribuir谩n a desarrollar una nueva perspectiva de an谩lisis sobre el proceso de conquista y colonizaci贸n europea en el Paraguay.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Herib Caballero Campos

INTRODUCCI脫N

聽聽聽聽聽聽聽聽 Sin lugar a dudas uno de los acontecimientos m谩s trascendentales de la Historia Moderna fue el hallazgo de nuevas tierras, realizado por el marino genov茅s Crist贸bal Col贸n, quien al servicio de la corona de Castilla, en su intento de llegar al Oriente, se aventur贸 a emprender una arriesgada traves铆a con solo tres naves movidas a velas por el Mar Tenebroso (Oc茅ano Atl谩ntico) en las postrimer铆as del siglo XV.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Hasta entonces todos los eventos 茅picos sucedidos con anterioridad, as铆 como los protagonistas de los relatos del clasicismo greco-romano o de las grandes haza帽as y hero铆smo del medioevo, hab铆an quedado atr谩s con inmensa distancia ante tama帽a proeza. Jam谩s hab铆a acontecido un hecho similar que superara lo legendario o aleg贸rico.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Pasado el primer momento de asombro y estupor de tan extraordinario descubrimiento fue necesario planear como se ir铆an a realizar los emprendimientos de conquista y dominaci贸n de tales territorios. En efecto, ameritaban una consideraci贸n muy especial los problemas que se presentaban a medida que iban en progreso los viajes a las nuevas regiones; entre ellos los referentes a los tipos de embarcaciones, a los problemas sanitarios, al suministro de provisiones y bastimentos, al r茅gimen de los vientos, a las corrientes oce谩nicas, pero sobre todo a la adaptaci贸n en los inexplorados y virginales territorios.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Luego de las preliminares exploraciones se inici贸 la ocupaci贸n de las distintas regiones en todo el transcurso del siglo XVI, conocido como el periodo de conquista y convertido tambi茅n en la centuria de mayor afluencia inmigratoria hispana. Las empresas conquistadoras respond铆an a una conocida tesis jur铆dica de la 茅poca, que de acuerdo a la misma, era l铆cito apropiarse de los espacios territoriales que pertenecieran a pr铆ncipes no cristianos. Cabe recordar que, la conciencia medieval estaba inspirada por la religi贸n y como la mayor铆a de los europeos pertenec铆a al cristianismo, estos cre铆an tener un mayor derecho que los infieles. Es as铆 que los conquistadores no tuvieron escr煤pulo alguno en despojar y esclavizar a los habitantes aut贸ctonos, a quienes llamaban "indios" y les negaban personalidad jur铆dica, justificando de esta manera la conquista y dominio de los "pa铆ses paganos".

聽聽聽聽聽聽聽聽 Col贸n estaba persuadido de que las islas a las que hab铆a llegado, pertenec铆an irrevocablemente a los Reyes Cat贸licos con igual t铆tulo que los dominios hereditarios de la corona, por consiguiente los conquistadores europeos ten铆an un derecho posesorio indiscutible sobre el Nuevo Mundo.

聽聽聽聽聽聽聽聽 El fundamento m谩s convincente de la toma de posesi贸n de tierras y habitantes, lleg贸 a ser la evangelizaci贸n de los naturales. La conquista de Am茅rica por parte de espa帽oles desempe帽aba un papel en la historia de la redenci贸n al ofrecer la posibilidad de anunciar a los ind铆genas el mensaje evang茅lico. Era opini贸n general que la difusi贸n del cristianismo constitu铆a una tarea complaciente ante Dios y que el descubrimiento de regiones desconocidas hasta entonces, estaba previsto en el plan divino.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Estas razones, ignoradas por los ind铆genas, ocasionaron innumerables guerras entre los reci茅n llegados y los habitantes abor铆genes del nuevo continente.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La conquista del Nuevo Mundo fue llevada a cabo por espa帽oles concebida como una empresa militar de ocupaci贸n y dominaci贸n. Las dem谩s naciones europeas que establecieron sus colonias posteriormente, actuaron de manera distinta. Esta ocupaci贸n hisp谩nica, en gran parte del continente, se realiz贸 con incre铆ble rapidez y no precisamente por la superioridad num茅rica de los conquistadores, que eran los menos frente a la gran masa nativa, sino porque su predominio esencialmente se vio favorecido por el uso de armas de fuego (arcabuces y bombardas), blancas (espada, cuchillos y lanzas) y sobre todo, por contar con caballos y perros, elementos que produjeron un fuerte impacto psicol贸gico entre los azorados naturales.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Seg煤n los relatos tradicionales, la conquista del R铆o de la Plata, la vasta regi贸n habitada por la familia ling眉铆stica guaran铆, salvo algunos sucesos intrascendentes, fue un proceso pac铆fico realizado sin la menor resistencia. Tanto la historiograf铆a acad茅mica como la popular, aleccion贸 durante bastante tiempo el concepto sobre la docilidad y actitud servicial de los nativos y que a la llegada de los espa帽oles, dieron sin oposici贸n a sus mujeres y se convirtieron en sus aliados.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Sin embargo, son innumerables las fuentes documentales del primer siglo de dominaci贸n hispana que demuestran lo contrario al describir las acciones belicosas de los ind铆genas contra los conquistadores, arribados en las diferentes expediciones. Los testimonios escritos por oficiales reales y religiosos manifiestan sobradamente que la empresa conquistadora no result贸 tan f谩cil y si bien, los primeros contactos entre ambas culturas hieran pac铆ficos, muy pronto se dej贸 entrever una activa resistencia perpetrada por los nativos contra los invasores que se hab铆an establecido en sus h谩bitats tradicionales, exigiendo provisiones, mujeres y servicio personal.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La documentaci贸n existente se帽ala que en las guerras de conquista de los territorios que pertenecieron antiguamente al Paraguay, se registraron aproximadamente, cerca de treinta insurrecciones. Para una mejor comprensi贸n del tema, el trabajo est谩 articulado en cuatro cap铆tulos en donde se consignan los pormenores de las jornadas guerreras desatadas tanto por ind铆genas como por espa帽oles. En el primero, "El contexto sociopol铆tico de la Conquista", se describe el perfil sociocultural y la situaci贸n sociopol铆tica y econ贸mica del conquistador. El siguiente, correspondiente a la primera etapa de las guerras, se denomina "Las milicias conquistadoras", abarca el periodo de tiempo en que arribaron las in铆ciales empresas de conquista, la de don Pedro de Mendoza, la de Alvar N煤帽ez Cabeza de Vaca y la de Juan Ortiz de Z谩rate

聽聽聽聽聽聽聽聽 En el cap铆tulo tercero, se desarrolla la segunda etapa b茅lica, nominada "Las rebeliones mesi谩nicas", etapa colonizadora, a la que se enfrentaron con sus caracter铆sticas religiosas los ind铆genas guaran铆es. En el cuarto se analizan "Las ultimas revueltas ind铆genas", episodios postreros de los citados enfrentamientos b茅licos. Es de rigor se帽alar que, las hostilidades no se ci帽eron solo a las guerras hispanas contra los nativos, sino tambi茅n a los conflictos entre los mismos espa帽oles que pugnaban por el poder.

III. LAS REBELIONES MESI脕NICAS

Los ind铆genas reducidos

聽聽聽聽聽聽聽聽 Si las sacas y las rancheadas se constituyeron en los fundamentales motivos de los primeros levantamientos ind铆genas contra los conquistadores, la implantaci贸n del sistema encomendero origin贸 las guerras de la segunda etapa de la Conquista, con un sentido m谩s religioso que sociopol铆tico.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Desde los d铆as in铆ciales de la conquista espa帽ola en Indias, se levantaron voces de protesta contra los malos tratos que los conquistadores daban a los nativos. En 1512, se promulgaron las Leyes de Burgos que instituy贸 el "Sistema de las Encomiendas". En virtud de la citada disposici贸n, los ind铆genas se hallaban sometidos al pago de un tributo que deb铆an al rey, en car谩cter de "Se帽or, due帽o de las tierras y sus habitantes". Este ced铆a el usufructo de las contribuciones, encomendando los ind铆genas a un vecino, el cual contra铆a diversas obligaciones: armarse, equiparse y servir a su costa en la defensa de los dominios de Espa帽a; tener casa puesta en la ciudad o villa correspondiente y habitar en ella de manera estable; contribuir a la evangelizaci贸n y atenci贸n espiritual de los ind铆genas y de sus familias, a m谩s de asistirlos material y moralmente en todos los casos. Era pues, una relaci贸n triple entre del Rey, el encomendero y el indio tributario, con rec铆procos deberes y derechos.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Entre 1542 y 1543, se promulgaron las Leyes Nuevas, disposici贸n que parcialmente, en su redacci贸n derog贸 el sistema anterior, sin embargo, en la pr谩ctica, por la enconada resistencia de los encomenderos a cumplir con las estipulaciones propuestas en la reci茅n promulgada legislaci贸n, el r茅gimen de las encomiendas perdur贸 hasta casi el final del per铆odo colonial.

聽聽聽聽聽聽聽聽 De acuerdo al sistema de encomiendas, los ind铆genas eran reducidos a pueblos, con sus correspondientes curatos. Se conservaban las dignidades de los caciques, aunque considerablemente disminuidas en su influencia, pero tanto 茅l como sus hijos se hallaban exentos de trabajar en los campos y en las minas. El indio pagaba su tributo al encomendero en dinero o en especies, seg煤n las caracter铆sticas econ贸micas de cada regi贸n.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Adem谩s por turno o "mita", deb铆a concurrir a la ejecuci贸n de determinados trabajos de inter茅s para la sociedad espa帽ola y criolla, por los cuales se les abonada un salario, por espacio de sesenta d铆as consecutivos. En el Paraguay las ocupaciones m谩s frecuentes eran las funciones auxiliares en las empresas b茅licas, en las cuales los ind铆genas serv铆an en calidad de "prestadores", vale decir en la apertura de picadas, en la conducci贸n de abastecimientos y de bagajes, as铆 como tambi茅n la tripulaci贸n de las balsas que transportaban productos y hombres y el muy penoso beneficio de la yerba, adem谩s del trabajo en las obras p煤blicas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 No obstante, exist铆an individuos o grupos muy peque帽os de familias, con los cuales resultaba imposible constituir un pueblo o reducci贸n, presentando algunas dificultades para su incorporaci贸n a las comunidades ya establecidas, por las diferencias que pudieran haberlos separado desde la 茅poca prehisp谩nica. 脡stos se integraban a la econom铆a dom茅stica del encomendero, viv铆an en su casa o hacienda y le serv铆an directamente. Este grupo se llam贸 yanacona u "originario" de la ciudad o villa de la vecindad de procedencia. Su situaci贸n era a todas luces de servidumbre, con el 煤nico atenuante de la limitaci贸n en el tiempo de la vigencia de las mercedes concedidas a los espa帽oles y criollos. Las hijas de estos yanaconas ser铆an posteriormente, las madres de los mestizos que a lo largo de los tres siglos coloniales engendraron los espa帽oles y criollos del Paraguay.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Otra instituci贸n derivada de la anterior fue la "naboria" que pod铆a ser tambi茅n, un indiecito o una indiecita tra铆dos de la finca rural o de la reducci贸n a la ciudad, para servicio dom茅stico de la familia del encomendero. La encomienda se conced铆a habitualmente por dos vidas, la del primer titular y la de un sucesor.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Antes del otorgamiento de las encomiendas en el Paraguay, un considerable n煤mero de ind铆genas, incorporados al primer servicio personal fueron desnaturalizados de sus h谩bitats originarios, por las rancheadas y por las constantes entradas que los espa帽oles realizaban a los territorios de la Regi贸n Occidental, con enormes contingentes de nativos guaran铆es. De esta forma, numerosas comunidades nativas eran aglomeradas en distintos sitios de la provincia, cuyos pobladores eran utilizados de acuerdo a las necesidades propias de la zona. Estos abusos a los naturales provocaron serias acusaciones contra el gobernador Irala, cuyos resultados favorecieron, en 1555, a la elaboraci贸n del primer empadronamiento de ind铆genas guaran铆es para el primer servicio personal legalizado en el Paraguay.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Al a帽o siguiente, se otorgaron aproximadamente unos veinte mil ind铆genas -que en la pr谩ctica representaban una cien mil almas- a solo trescientos veinte espa帽oles de los quinientos veintid贸s expedicionarios llegados en las distintas empresas, seg煤n sus m茅ritos y val铆as en el proceso de la Conquista. Este inicial repartimiento, origin贸 disidencias de varios grupos contra el Gobernador pues la distribuci贸n distaba mucho de ser equitativa porque los beneficiados eran familiares o partidarios de Irala. Por ende, tambi茅n entre los ind铆genas hubo descontentos, ya que no aceptaron muy pac铆ficamente dicho repartimiento.

聽聽聽聽聽聽聽聽 INICIO DE LOS MOVIMIENTOS MESI脕NICOS

聽聽聽聽聽聽聽聽 En el mismo a帽o en que se repartieron las encomiendas, surgi贸 el primer movimiento mesi谩nico, denominado as铆 porque los l铆deres apelaron al retorno de las tradiciones religiosas y a las antiguas costumbres guaran铆es, es decir regresar a lo ym谩guar茅. La multiplicaci贸n de estas revueltas se dio en el preciso momento en que conquistadores y religiosos establec铆an su dominaci贸n en el territorio paraguayo y pretend铆an quebrantar los principales elementos de la cultura guaran铆tica a trav茅s de la evangelizaci贸n y subordinaci贸n de los nativos al reci茅n implantado sistema, La desesperaci贸n de algunos pay茅s o chamanes (sacerdotes ind铆genas) por preservar los patrimonios tradicionales de su civilizaci贸n, los llev贸 a autodenominarse profetas o mes铆as, quienes ofrec铆an a su gente, como 煤nico recurso de liberaci贸n, la huida hacia "la tierra sin mal".

聽聽聽聽聽聽聽聽 En este per铆odo los ind铆genas se rebelaron con m谩s asiduidad contra la servidumbre de la encomienda, que si bien se dec铆a cristiana, buscaba no solo almas, sino brazos de trabajo. El belicismo guaran铆 siempre estuvo muy relacionado con la agitaci贸n cham谩nica. Los pay茅s fueron quienes interpretaron la sujeci贸n ind铆gena al r茅gimen encomendero, como el mayor de los males e iniciaron las revueltas a partir de la propia mitolog铆a y mediante la revitalizaci贸n de los ritos ancestrales. Con sus c谩nticos y yerokyh谩ra (danzas) evocaban las haza帽as de su libertad conculcada, pretendiendo afirmar de manera agresiva, su identidad cultural frente a los conquistadores.聽聽

聽聽聽聽聽聽聽聽 A fines de 1556, uno de los chamanes carios autodenominado "Hijo de Dios", empez贸 a incitar a los reci茅n sometidos con cantos y danzas rituales, a que se opusiesen a la evangelizaci贸n y volvieran a las antiguas tradiciones. La causa principal de la insurrecci贸n fue motivada por la ense帽anza coercitiva de la doctrina cristiana que recib铆an los ind铆genas en sus pueblos de origen. Este movimiento se inici贸 en la comarca asuncena y despu茅s de varios d铆as de enfrentamientos, se logr贸 pacificar gracias a las gestiones del Gobierno. No obstante, los religiosos continuaron apremiando a los mitarios de los pueblos y a los yanaconas con el bautismo y el aprendizaje del catecismo cat贸lico.

聽聽聽聽聽聽聽聽 A la muerte de Irala, el mando de la Gobernaci贸n recay贸 en uno de sus yernos, Gonzalo de Mendoza, en calidad de lugarteniente. Una de sus primeras gestiones fue la apertura del camino hacia el Atl谩ntico por el Guair谩. A ese efecto, envi贸 primero a Nufrio de Chaves, a pacificar a los ind铆genas de la zona. Dos a帽os m谩s tarde, falleci贸 y le sucedi贸 otro yerno de Irala, don Francisco Ortiz de Vergara, nombrado por la Real Provisi贸n de 1537. En ese lapso, el sistema de la encomienda se hallaba ya afirmado y se constitu铆a en la m谩s pesada carga que soportaban los ind铆genas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En 1559, durante el mandato de Ort铆z de Vergara, estall贸 otro movimiento subversivo debido a la resistencia ind铆gena en cumplir con el servicio de la mita. A mediados de ese a帽o, hab铆a partido una gran expedici贸n a la regi贸n de los Xarayes, llevando a un considerable n煤mero de ind铆genas encomendados en calidad de auxiliares de la hueste. Una vez pacificados los abor铆genes de la zona, la empresa se dividi贸 en dos grupos, uno dirigido por Nufrio de Chaves, con un fuerte contingente de efectivos, se dirigi贸 hacia el Alto Per煤 para formalizar la fundaci贸n de Santa Cruz de la Sierra; mientras, el otro deb铆a volver de nuevo a Asunci贸n. La rebeli贸n se inici贸 cuando los nativos guaran铆es que integraban esta 煤ltima milicia se resistieron a seguir prestando sus servicios como mitayos. En el camino de regreso mataron a casi todos los oficiales espa帽oles a instancias de sus c茅lebres dirigentes, Pablo y Nazario. Ambos eran hijos del cacique Curupirati, quienes al frente de una gran cantidad de seguidores proclamaban "la vuelta a las antiguas costumbres", mensaje que de inmediato se difundi贸 hacia las dem谩s parcialidades guaran铆es, cuyo significado para la masa nativa, era el de libertad.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Sin embargo, los guaran铆es establecidos en Asunci贸n, acostumbrados desde los inicios de la conquista al servicio personal, no se plegaron a este movimiento mesi谩nico. Las experiencias de castigos, la resignaci贸n a la imposici贸n del yanaconato, la tendencia menos belicosa que caracteriz贸 a los carios de la comarca asuncena, fueron los principales factores que predominaron en su no intervenci贸n en esta revuelta. En cambio, los ind铆genas que reci茅n se integraban a las encomiendas de la mita y yanacona, se sintieron agraviados por el control m谩s directo y en茅rgico que los espa帽oles ejerc铆an sobre los pueblos encomendados. Por consiguiente, la insurrecci贸n se generaliz贸 en las m谩s zonas apartadas y fuera 谩mbito de gran concentraci贸n poblacional de los conquistadores.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Los rebeldes coligados en varios grupos asaltaban y mataban a los espa帽oles que viv铆an dispersos o distanciados de las villas y poblados o simplemente transitaban por las campi帽as. Igualmente, los insurrectos no perdonaban a los mismos guaran铆es, cuando presentaban resistencia. El foco de la concentraci贸n rebelde fue nuevamente en la regi贸n de Acahay y Tebicuary. En poco tiempo, los pueblos de ind铆genas establecidos en dicha zona, quedaron desiertos y las mujeres fueron llevadas a los bosques vecinos. De acuerdo a los testimonios de la 茅poca, se menciona que los guaran铆es que fueron al Chaco con la expedici贸n de Chaves trajeron flechas envenenadas para ser utilizadas en su lucha contra los espa帽oles, aunque sucedidos los enfrentamientos, no se registraron casos de muerte de los conquistadores por envenenamiento.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Para combatir a los insurrectos se prepararon dos expediciones punitivas, una bajo el mando del mismo gobernador Ortiz de Vergara y la otra dirigida por Felipe de C谩ceres, uni茅ndose ambas en las cercan铆as de Acahay. Formaban parte del ej茅rcito oficial los carios y algunos jefes guaycur煤es, acompa帽ados de sus m谩s experimentados guerreros. Es de recordar que los ind铆genas de las naciones chaque帽as eran enemigos ancestrales de los guaran铆es y esta t谩ctica espa帽ola de constituir la hueste con adversarios de los rebeldes era muy com煤n en las guerras de conquista tanto en Europa como en las Indias; circunstancias que casi siempre favorec铆an a las milicias gubernamentales.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Las orillas de los R铆os Yaguar铆 y Aguapey en la comarca del Guayr谩, fueron escenarios de varios combates. Las milicias espa帽olas sostuvieron una dilatada y cruenta campa帽a hasta que el 3 de mayo de 1560, en los campos de Acahay -o del Acarayba- se logr贸 una victoria decisiva sobre los rebeldes, que finalmente termin贸 con la resistencia.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Durante todo el a帽o siguiente y gran parte de 1562, el Gobernador hostig贸 a los culpables y a los l铆deres m谩s significativos que protagonizaron la revuelta. La represi贸n, se inici贸 con los ind铆genas comarcanos que una vez aprehendidos, fueron ahorcados. Los dem谩s insurrectos de la vasta regi贸n de Guayr谩 fueron perseguidos y capturados juntamente con sus cabecillas y, a sugerencia de los poderosos caciques carios, se los indult贸 con la promesa de no incurrir en otras sediciones y "nunca m谩s atentar contra la vida de sus se帽ores". En consecuencia, los encausados fueron enviados a la Asunci贸n, y posteriormente repartidos en los pueblos cercanos en calidad de yanaconas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Nufrio de Chaves y Hernando de Salazar fueron llamados "las saetas humanas", por sus incursiones en territorios de ind铆genas inh贸spitos. En 1561, fundaron Santa Cruz de la Sierra y pacificaron a los chiriguanos, naturales de la regi贸n. Es importante subrayar la participaci贸n femenina en la ocupaci贸n del territorio, donde incluso, muchas de ellas perecieron combatiendo, al igual que los soldados contra los nativos, como do帽a Mar铆a de Angulo, suegra de ambos capitanes.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Chaves regres贸 al Paraguay para dar cuenta ante el gobernador de sus actuaciones en el Alto Per煤 y, al mismo tiempo, coment贸 sobre la abundancia de riquezas existentes en la regi贸n, noticia que no solo despert贸 la ambici贸n de los conquistadores establecidos en la comarca asuncena, sino tambi茅n del propio Ortiz de Vergara y del obispo Fern谩ndez de la Torre y de varios oficiales como Felipe de C谩ceres, el factor Pedro Dorantes y de otros connotados representantes del Gobierno. El rumor provoc贸 un 茅xodo masivo de espa帽oles, mestizos e ind铆genas, a tal punto de dejar casi vac铆a a la Asunci贸n. Antes de partir, Ortiz de Vergara nombr贸 como lugarteniente a Juan de Ortega para ejercer el mando de la provincia, en calidad de Gobernador interino.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Durante este interinato, en 1564, se desataron nuevas sublevaciones entre los ind铆genas del norte y del sur de la provincia. La rebeli贸n principi贸 con los nativos del Acarayb谩, quienes decididamente impon铆an el uso del tembet谩 (lebrete), consistente en una barra larga en forma de T, de piedra o hueso, adorno tradicional de los guaran铆es. En ese a帽o, el Cabildo de la Asunci贸n informaba que los naturales de la tierra se hab铆an revelado y ocasionado varias muertes entre los espa帽oles y criollos. Las campa帽as contra estos alzamientos fueron violentas, registr谩ndose tres importantes acciones b茅licas, una en el Acarayb谩 y las otras dos al norte de Asunci贸n. En 1568, seg煤n los funcionarios reales, "era grande la rebeli贸n de la tierra".

聽聽聽聽聽聽聽聽 En el transcurso de sus cruzadas pacificadoras, Nufrio de Chaves hab铆a establecido a un numeroso grupo de guaran铆es del Itat铆n en el trayecto a Santa Cruz de la Sierra. Durante un tiempo, estos ind铆genas se mantuvieron sumisos y cumpl铆an sin objeciones el servicio de la mita, pero en 1568, cuando la expedici贸n que se hab铆a trasladado a aquella poblaci贸n cuatro a帽os atr谩s, regresaba al Paraguay, al mando de Felipe de C谩ceres, quien ven铆a en calidad de teniente de gobernador a ocupar el mando de la provincia en nombre del adelantado Juan Ortiz de Z谩rate, trayendo ganado arreado por los guaran铆es amigos; fue atacada violentamente por los itatines. El contingente de vecinos asuncenos acompa帽ados del obispo de la Torre, sufri贸 la terrible embestida, muriendo en esa ocasi贸n connotados conquistadores de la primera etapa. Las fuentes documentales calculan unos diez mil guerreros en armas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La columna espa帽ola encabezada por Juan de Garay y escoltada por Nufrio de Chaves se intern贸 en la espesura boscosa con la intensi贸n de pacificar a los rebeldes. 脡ste, confiado en su prestigio, pretendi贸 conciliar con el cacique Porrilla, l铆der de los rebeldes pero 茅ste tom谩ndolo desprevenido le asest贸 un fuerte golpe en la cabeza con una macana, falleciendo en el acto. As铆 termin贸 sus d铆as una de las figuras m谩s notables de la conquista del Paraguay.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Si bien, la victoria obtenida por los espa帽oles el 12 de diciembre de 1568 les proporcion贸 cierto alivio, no pudieron 茅stos descansar hasta llegar a la desembocadura del Jeju铆, donde pudieron contar con alguna ayuda de guaran铆es menos rebeldes. El capit谩n Diego de Mendoza, pariente de Nufrio de Chaves, impuso a los rebeldes un cruel castigo, como nunca antes hab铆a sucedido. Con esta represi贸n, los itatines volvieron a quedar subordinados bajo el sistema mitario.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Durante el gobierno interino de Felipe de C谩ceres (1569-1570), se desataron otras violentas rebeliones mesi谩nicas, caracterizadas por la constante falta de sometiendo "contra el servicio de Dios y de Su Majestad". C谩ceres se vio en la necesidad de organizar dos expediciones punitivas; la una bajo su mando directo y enfocada a sosegar a los acarayb谩s alzados, que tuvo por escenario las tierras de Acahay, Mbuyapey, Jeju铆 y Tebicuary. Los ind铆genas del Paran谩, venidos en numerosas canoas, no vacilaron en atacar al mismo C谩ceres cuando 茅ste descend铆a hacia la zona rebelde, en marzo de 1569. Las acciones se desarrollaron hasta finales de agosto de ese a帽o, las que fueron abatidas por la propagaci贸n de una epidemia infecciosa que acometi贸 contra la vida, tanto de espa帽oles como de ind铆genas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La otra campa帽a militar, bajo el mando del capit谩n Alonso Riquelme de Guzm谩n, se dirigi贸 en 1570, hacia la regi贸n del Guayr谩, llevando consigo cincuenta soldados a caballo, cien arcabuceros, doscientos ind铆genas auxiliares y una veintena de perros. En el trayecto, las huestes gubernativas fueron atacadas por una multitud de los ind铆genas rebeldes que, alentados por los chamanes, pretend铆an resguardar su identidad ante los nuevos modismos introducidos por los invasores. Dichos enfrentamientos tuvieron por escenario el pantano de Cuarepot铆, a 39 leguas de Asunci贸n. Las bajas fueron cuantiosas, pero finalmente el poder de las armas espa帽olas logr贸 contener la revuelta.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Como un medio de prevenir nuevas rebeliones, el mismo C谩ceres prohibi贸 que se enviasen ind铆genas yanaconas y de repartimiento a los yerbales, de la zona guaire帽a, pues estos ind铆genas eran los que estimulaban la resistencia a las dem谩s parcialidades.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Los movimientos sediciosos prosiguieron durante todo el transcurso del siglo XVI. Las causas m谩s directas eran el servicio de mitazgo, el inicio de las estancias con ganado y la formaci贸n de los pueblos de los encomenderos, especialmente en las jurisdicciones de los distritos de Acahay y Jeju铆-Guarambar茅, cuyos pobladores ind铆genas demostraron su enconada oposici贸n al reci茅n implementado sistema. En estas revueltas locales eran comunes las manifestaciones cham谩nicas proclamando la vuelta a las antiguas costumbres y la reintegraci贸n a la vida natural de los montes.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En 1575, fue depuesto Felipe de C谩ceres y el Cabildo, en virtud de la Real Provisi贸n del 12 de setiembre de 1537, confiri贸 el cargo de gobernador a Mart铆n Su谩rez de Toledo. Durante su mandato, la provincia del Paraguay expandi贸 sus fronteras con las fundaciones de varias localidades. El proyecto poblacional fue encomendado a Juan de Garay y a ese efecto se reclutaron a familias espa帽olas, criollas, mestizas y a un importante n煤mero de ind铆genas cristianizados que deb铆an transportar ganado y dem谩s enseres necesarios para el buen 茅xito de la empresa. Los ind铆genas movilizados fueron aleccionados por los hechiceros de sus antiguas tavas para no participar en los nuevos enclaves poblacionales y repudiar el bautismo y los sacramentos del dogma cat贸lico. En consecuencia, los nativos se levantaron en armas y ante la negativa de su intervenci贸n en el citado emprendimiento, Garay organiz贸 una jornada de pacificaci贸n, pero sin 茅xito. La guerra fue inevitable y causa de los violentos enfrentamientos, perecieron un centenar de espa帽oles y criollos y, m谩s de un millar de ind铆genas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Ese mismo a帽o, arrib贸 al Paraguay el adelantado Juan Ortiz de Z谩rate, trayendo consigo unos quinientos espa帽oles de diversos oficios. Cerca de la mitad deb铆a dedicarse a la pacificaci贸n de la provincia y el resto a la tarea colonizadora y para ese cometido se continu贸 con el repartimiento de ind铆genas. A poco de su llegada, el Adelantado falleci贸.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En 1577, se hallaba ejerciendo el Gobierno de manera interina, el alcalde de primer voto del ayuntamiento asunceno, don Luis de Osorio y Qui帽贸nez, ocasi贸n en que tuvo a su cargo la organizaci贸n de un ej茅rcito armado destinado a sosegar la terrible sublevaci贸n de los ind铆genas encomendados de los pueblos de la zona de Yuruquizaba y Tanimb煤, en la cuenca del Jeju铆, quienes rechazaron el bautismo y volvieron a sus antiguas idolatr铆as. El capit谩n Sebasti谩n de Le贸n, con cuarenta a帽os de servicios en el Paraguay, fue comisionado con una fuerza de arcabuceros para aplacar el alzamiento de los insurrectos y hacerlos volver a la obediencia del servicio.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Al a帽o siguiente, en 1578, durante el gobierno del general Juan de Garay, se registr贸 una nueva rebeli贸n protagonizada por los ind铆genas de Asunci贸n. Es de saber que esta regi贸n ya hab铆a sido pacificada, pero los nativos estimulados por sus pay茅s profiriendo "palabras her茅ticas al Santo Bautismo y a la Fe Cat贸lica", como en los anteriores alzamientos, se sublevaron contra los encomenderos. Aunque, entonces se sum贸 otro factor que motiv贸 la difusi贸n de las revueltas ind铆genas: el inicio de las estancias espa帽olas y criollas, lo que agrav贸 la situaci贸n de los mitayos.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Como gran parte de los nuevos establecimientos no contaba con cercados, el ganado se dispersaba libremente por los campos de cultivo comunales, destruyendo sus plantaciones de subsistencia, circunstancia que ocasion贸 inquietud y sobretodo, hambre en casi todos las poblaciones nativas. Si bien, Garay con una poderosa fuerza logr贸 reprimir a los insurgentes, una considerable cantidad de ind铆genas con sus mujeres huy贸 hacia los montes y no regresaron a sus pueblos.

聽聽聽聽聽聽聽聽 LA GRAN REVUELTA DE OVER脕

聽聽聽聽聽聽聽聽 Una de las m谩s grandes revueltas que se dieron en la segunda mitad del siglo XVI fue la propiciada por Over谩, chaman de Guarambar茅 -pueblo ubicado al norte del R铆o Ypan茅-, quien aglutin贸 a una gran cantidad de nativos insurrectos en contra del poder conquistador, hacia 1577. El foco insurgente comenz贸 en la zona del r铆o Monday y con posterioridad se fue extendiendo hacia los dem谩s pueblos guaran铆es asentados en la comarca asuncena.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En esa coyuntura, Over谩 y su hijo Guirar贸 recorr铆an con sus c谩nticos las poblaciones de ind铆genas encomendados de las regiones de los R铆os Ypan茅 y Jeju铆, exigiendo obediencia y rebautizaci贸n, es decir, la imposici贸n de nuevos nombres en sustituci贸n de los cristianos y el uso del tembet谩 como s铆mbolo reivindicatorio de su identidad.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La agitaci贸n socio-religiosa de Over谩 no era nueva pues desde la implantaci贸n del r茅gimen encomendero, varios chamanes ven铆an proclamando el retorno a las tradiciones originarias en contra de las nuevas costumbres impuestas por los espa帽oles que inclu铆a, al mismo tiempo, la tarea evangelizadora por parte de los cl茅rigos, cuyos efectos contrastaban con los ritos y h谩bitos ind铆genas como los nuevos nombres cristianos y la adopci贸n de vestimentas y otras usanzas europeas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Al analizar el poder de captaci贸n y acatamiento que gozaban los chamanes entre su gente, se deben considerar algunos factores de importancia como: la influencia de los pay茅s andantes por las aldeas guaran铆es ya en la etapa prehisp谩nica; el poder de su oratoria; el concepto siempre vivo de la transposici贸n del alma de los chamanes; su poder m谩gico para dominar las fuerzas malignas y negativas como garant铆a de un destino seguro de la comunidad; la concepci贸n id铆lica de la b煤squeda de "una tierra sin mal" fuera de peligros siniestros.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Todos estos elementos creaban una predisposici贸n psicol贸gica para que los nativos, vi茅ndose amenazados por las continuas vejaciones de los encomenderos, recurrieran a sus hechiceros. Si bien a veces no confiaban plenamente en ellos, como lo sucedido con frecuencia entre los habitantes de las comunidades norte帽as, las agitaciones contra sus se帽ores representaban un desahogo y una especie de h谩lito liberador expresado a trav茅s de las ceremoniosas danzas rituales. En el caso de Over谩, el acostumbrado y antiguo poder cham谩nico se fusion贸 con algunos dogmas mal interpretados y mal difundidos del cristianismo, como el proclamarse el unig茅nito, es decir Hijo 煤nico de Dios, en el concepto de un mesianismo guaran铆 nuevo; pero su hijo Guirar贸 llevaba el nombre de uno de los dioses mitol贸gicos, que significaba "tormenta" y "destrucci贸n", claramente de concepci贸n aborigen. Over谩 asegur贸 que la victoria contra los conquistadores, la obtendr铆an los guerreros guaran铆es fundament谩ndose en las principales creencias mitol贸gicas entre ellas, el catacl铆smico cometa, el jaguar astral, el destructor de la luz y del mundo, el "yaguaret茅 hovy", el m谩ximo "mba茅 megu谩". Igualmente, la mujer de Over谩 fue declarada "帽ande sy" (nuestra madre), simbolizando a la Virgen Mar铆a, pero al mismo tiempo esta concepci贸n relacionaba a la mujer con el h茅roe cultural del cultivo.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La imposici贸n de los nombres antiguos significaba restablecer la creencia en las almas reencarnadas de los antepasados, cuya identificaci贸n era potestad exclusiva del propio Over谩. Otras exigencias demandadas por el cham谩n fueron la quema de vacas y perros, lo que simbolizaba el rechazo guaran铆 a la nueva cultura hispana, la destrucci贸n y abandono de sus nuevos pueblos y el ulterior alejamiento a los montes; incidentes que lograron provocar una psicosis general entre los ind铆genas de casi toda la provincia.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Como la organizaci贸n de cada rebeli贸n armada depend铆a no solo de los caciques, jefes de las agr铆colas, sino tambi茅n de los guerreros, en las juntas de consejos celebradas con motivo de las agitaciones provocadas por Over谩, algunos caciques -entre ellos Curem贸 y Urumbi谩- no compartieron los mismos intereses, quedando dividida la postura acerca de proseguir con las revueltas. Este se debi贸, primero, a la irregularidad peri贸dica de las acciones rebeldes, y luego por las disidencias de varios jefes que prefer铆an la amistad con los espa帽oles, antes de ir a una guerra infructuosa, cuya secuela incidir铆a de manera nociva en la econom铆a de sus comunidades. Aunque estos caciques participaron activamente de los ceremoniales exigidos por Over谩, no incurrieron en las 煤ltimas rebeliones armadas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 No obstante, a mediados de 1579, el cham谩n-mes铆as logr贸 reunir un gran ej茅rcito de guerreros nativos y lo puso bajo el mando del valeroso Guaycar谩 que se enfrent贸 a las milicias comandas por Juan de Garay en la cercan铆as del R铆o Ypan茅. Los combates duraron varios d铆as y dejaron como saldo una gran mortandad de abor铆genes de varias parcialidades guaran铆ticas y la ulterior dispersi贸n de Over谩 y de sus seguidores. Concertada la paz, los vencidos fueron sometidos de nuevo al sistema de encomiendas y si bien, la insurrecci贸n ind铆gena result贸 un fracaso, su menci贸n en las cr贸nicas de las relaciones guaran铆-hispanas, representa una valoraci贸n significativa debido a las connotaciones socio-religiosas m谩s agudas que la diferencian de las otras presenciadas en el transcurso de las guerras de conquista.

聽聽聽聽聽聽聽聽 El arcediano y poeta Mart铆n Barco de Centenera, que hab铆a venido al Paraguay con la empresa del adelantado Juan Ortiz de Z谩rate en 1575, fue testigo presencial de la revuelta de Over谩 y plasm贸 en versos el paradigma del simbolismo y significaci贸n identificatoria de los movimientos de liberaci贸n guaran铆.

聽聽聽聽聽聽聽聽 CANTO A OBER脕

Ober谩, como digo, se llamaba,

que suena resplandor en castellano:

en el Paran谩 grande 茅ste habitaba,

el bautismo ten铆a de cristiano:

que con bestial designio a Dios, tirano,

su hijo dice ser, y concebido

de virgen, y que virgen, lo ha parido.

La mano est谩 temblando de escribillo,

m谩s cuento con verdad lo que dec铆a

con loca presunci贸n aquel diablillo,

que m谩s que diablo en todo parec铆a.

Los indios comenzaron a seguillo

por todas las comarcas do ven铆a,

atrajo mucha as铆 de guerra,

con que da帽os hac铆a por la tierra.

Dejando pues, su tierra y propio asiento,

La tierra adentro vino predicando:

No queda de indio alg煤n repartimiento,

que no siga su voz y crudo mando.

Con este imp铆o preg贸n y mal descuento

La tierra se va toda levantando,

no acude ya al servicio que sol铆a,

que libertad a todos promet铆a.

Mand贸les que cantasen y bailasen,

de suerte que otra cosa no hac铆an,

y como los pobretes ya dejasen

de sembrar y coger como sol铆an,

y solo en los cantares se ocupasen,

en los bailes de hambre se mor铆an,

cant谩ndoles loores y alabanzas

del Over谩 maldito y sus pujanzas.

Un hijo que 茅ste tiene, se llamaba

por nombre Guirar贸, que es palo amargo.

Del nombre Papa aqueste se jactaba.

Con 茅ste el padre, dice, "yo descargo la

gran obligaci贸n que a m铆 me tocaba,

con darle el pont铆fice el encargo".

Este es el que viene bautizando,

y los nombres a todos transmutando.

No quiero m谩s decir de sus errores

de que andaba la tierra alborotada

En todo el Paran谩, y sus rededores,

y as铆 se fue tras 茅l de mano armada.

M谩s como 茅ste ten铆a corredores,

y gente puesta siempre en gran celada,

viendo la pujanza conocida

del enemigo, p贸nese en huida.

Esta fue la causa que estuviese

la tierra levantada, como estaba,

y que a servir al pueblo no viniese.

(Barco de Centenera, 1601. Canto XX).

LAS 脷LTIMAS REVUELTAS DE LA ETAPA CONQUISTADORA

聽聽聽聽聽聽聽聽 La historiograf铆a paraguaya establece como final de la etapa conquistadora el a帽o 1617, fecha en que se dividi贸 la gran provincia del Paraguay, perdiendo as铆 su costa mar铆tima y, por ende, originando su mediterraneidad. No obstante, las guerras entre espa帽oles e ind铆genas prosiguieron hasta la segunda mitad del siglo XVII, como se ver谩 en el siguiente cap铆tulo.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Las 煤ltimas revueltas de este periodo fueron ocasionadas por las tropel铆as perpetradas por ciertos espa帽oles -los criollos y mestizos de la primera generaci贸n eran considerados tambi茅n espa帽oles- que a煤n persist铆an en ranchear, capturando tanto mujeres como varones, en las comarcas donde sus pobladores no hab铆an sido encomendados. En 1582, los ind铆genas asentados al norte de los pueblos del Ypan茅, Atyr谩, Peric贸 y Terega帽y, estuvieron en pie de guerra por las causas mencionadas. A estos atropellos se sumaban los agravios sufridos por los intensos trabajos en el laboreo de la yerba mate, nueva ocupaci贸n de los ind铆genas encomendados. La extracci贸n de la yerba se realizaba en los bosques cercanos y se constitu铆a en una tarea muy ingrata cumplida por los peones nativos, quienes deb铆an soportar numerosas adversidades como el sofocante calor, a veces el hambre y las infecciones contra铆das por picaduras de insectos o alima帽as. A su regreso de la segunda fundaci贸n de Buenos Aires, el general Juan de Garay, tuvo a su cargo la pacificaci贸n de esta revuelta. Sin embargo, como en ocasiones anteriores, muchos de los ind铆genas derrotados en la refriega se disgregaron hacia las espesuras selv谩ticas del Amambay.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Al final de ese mismo a帽o de 1582, se constat贸 otra rebeli贸n de los ind铆genas del Acarayb谩 que fue dominada por el capit谩n Alonso de Vera y Arag贸n, gracias a la intervenci贸n de las fuerzas militares organizadas bajo el mando del joven Hernando Arias de Saavedra.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Entre 1584 y 1586, se sublevaron los ind铆genas de los pueblos afincados en la regi贸n del Jeju铆-Ypan茅, por los sucesivos maltratos y vej谩menes de los encomenderos. Es m谩s, muchos de ellos, transgrediendo la legislaci贸n dispuesta por la nueva pol铆tica colonizadora, prosegu铆an con las antiguas rancheadas, tomando a la fuerza gran cantidad de mujeres y ni帽os. La pacificaci贸n estuvo a cargo del propio teniente de gobernador, Alonso de Vera y Arag贸n, m谩s conocido como "Cara de Perro", por su temperamento irascible.

聽聽聽聽聽聽聽聽 El a帽o 1589, fue testigo de varios levantamientos simult谩neos. Se rebelaron al sistema mitayo los guaran铆es de la regi贸n de Acahay, del Jeju铆, del Paran谩, del Tebicuary y del Ybytyruz煤, inspirados por los chamanes que por medio de sus cantos, induc铆an a los ind铆genas a rechazar el servicio a los encomenderos y el Evangelio cristiano. Tambi茅n los nativos asuncenos se sublevaron a causa de los serios agravios cometidos por el teniente de gobernador Alonso de Vera y Arag贸n y sus parientes, que provocaron guerras injustas de sometimiento, inclusive a aquellos que ya hab铆an sido pacificados. Por otra parte, los ind铆genas del Paran谩 se rebelaron y sitiaron la ciudad de Corrientes, pero esta fue liberada por una expedici贸n enviada desde Asunci贸n, dirigida por Hernandarias.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Durante unos catorce meses no se verific贸 ninguna revuelta ind铆gena pero al iniciar el a帽o de 1591, los nativos de las zonas del Jeju铆-Ypan茅, Tebicuary, Paran谩 y Corrientes, volvieron a levantarse en armas a consecuencia de los dobles repartimientos. Unos 120 ind铆genas que cumpl铆an con el servicio de la mita en Asunci贸n, fueron desarraigados de sus comunidades y encomendados en calidad de yanaconas a un antiguo conquistador, don Sebasti谩n de Le贸n. El 10 de marzo, Alonso de Vera y Arag贸n, hom贸nimo y pariente del anterior lugarteniente, conocido como "El Tup铆", por su tez morena, orden贸 una campa帽a de pacificaci贸n bajo la direcci贸n de Pedro de Lapuente. Para esta operaci贸n, seg煤n lo documenta Juan Francisco Aguirre, se requiri贸 el servicio militar de los encomenderos y que cada uno viniese "con su caballo ensillado y enfrenado, con espuelas y lanza y un arcabuz con una libra de p贸lvora y una libra de plomo y un escupil o cueza y una celada, pena de diez pesos el vecino y cinco el forastero para gastos de guerra, sino no registra cada uno el dicho armamento". Como en todas las revueltas, los ind铆genas fueron derrotados.

聽聽聽聽聽聽聽聽 El 19 de enero de 1592, el teniente Alonso de Vera y Arag贸n volvi贸 a requerir de los servicios de los encomenderos para que se aprestasen con sus armas y caballos y bajasen por la ribera del Paran谩 hasta Concepci贸n del Bermejo para desmantelar el sitio que los nativos mitarios hab铆an levantado contra la ciudad, matando a varios espa帽oles, entre ellos a don Francisco de Vera y Arag贸n, pariente de los tenientes gobernadores, antes citados. La revuelta se extendi贸 por las zonas ribere帽as del Tebicuary, Paran谩 y Aguapey.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En el bienio de 1593-1594, de nuevo los ind铆genas del Paran谩 se rebelaron y en consecuencia el Gobernador interino, Hernando Arias de Saavedra, orden贸 la formaci贸n de una tropa de soldados con arcabuces y caballos y, puso al mando de la misma al general Bartolom茅 de Sandoval. La guerra "ha de ser a fuego y sangre [...] porque han hecho los indios varias muertes [...] y porque se han rebelado contra Dios y el Rey", ordenaba el bando del gobernador. Varios ind铆genas cayeron bajo las armas espa帽olas y los dem谩s fueron pacificados.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En 1596, el gobernador Juan Ram铆rez de Velasco dict贸 unas Ordenanzas a favor de los ind铆genas encomendados bajo el tratamiento de la mita. Estas leyes establec铆an: la obligatoriedad del trabajo personal solo cuatro d铆as a la semana, de lunes a jueves; los viernes y s谩bados ser铆an destinados a los quehaceres de inter茅s exclusivos de los nativos y los domingos deb铆an dar fiel cumplimiento a sus deberes religiosos, salvo el caso de las mujeres que no completaban sus cuotas semanales de hilado. Adem谩s se dispuso que los encomenderos mantuviesen a las viudas y menores hu茅rfanos que se encontrasen impedidos de producir sus alimentos. Los varones y mujeres no pod铆an ser retirados de sus pueblos para el servicio dom茅stico de los europeos sin previo permiso del Gobernador. Estos preceptos vinieron a aliviar la condici贸n de solo unos pocos nativos, porque la mayor铆a de los encomenderos trasgredi贸 imp谩vidamente dichas ordenanzas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Entre 1598 y 1599, los ind铆genas paranaenses establecidos de la ribera sur del Paran谩, acometieron contra los viajeros de las rutas terrestres y fluviales. Ejerc铆an la pirater铆a rapi帽ando y matando a cuantas personas encontraban a su paso. Para esa campa帽a, el gobernador Arias de Saavedra dispuso de un ej茅rcito integrado por 250 soldados, 120 guaran铆es amigos, caballos y perros, pertrechos de guerra y bastimentos necesarios para la jornada, y se dirigi贸 hacia la zona de influencia ind铆gena. Los rebeldes hab铆an dado muerte al general Bartolom茅 de Sandoval y a I帽igo Ram铆rez de Velasco, hermano del anterior Gobernador. La expedici贸n dur贸 unos seis meses y la revuelta lleg贸 hasta la regi贸n del Aguapi茅. Para ultimar las acciones b茅licas, fue necesaria la intervenci贸n de una tropa, auxiliar proveniente de la ciudad de Corrientes.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En 1606, los ind铆genas paranaenses volvieron a rebelarse contra sus encomenderos, incitando a los nativos de Yaguar铆 e Itat铆. Esta vez, las huestes espa帽olas arrasaron con los rebeldes y los sobrevivientes fueron sometidos al yanaconato de los pueblos norte帽os, de tal manera que una vez distanciados de sus comarcas no intentasen otros alzamientos.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Sin embargo, la represi贸n dispuesta cuatro a帽os atr谩s no fue un obst谩culo para que los paranaenses volviesen a rebelarse. Entre 1610 y 1611, bajo el mando del cacique Cabasamb铆, los ind铆genas asentados sobre ambas m谩rgenes del R铆o Paran谩 embistieron varias embarcaciones espa帽olas y cometieron actos de antropofagia contra los mitayos que serv铆an a los habitantes de Corrientes. Sus chamanes, en actitud amenazante, recorr铆an las cercan铆as de las nuevas reducciones de San Ignacio y Caazap谩, cantando y exhortando a que renunciasen a sus condiciones serviles. Una expedici贸n compuesta de unos trescientos arcabuceros con caballos y perros, masacraron a los rebeldes y los sobrevivientes fueron llevados hasta Asunci贸n y repartidos como yanaconas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Al iniciarse la segunda d茅cada del siglo XVII, entre 1612 y 1616, continuaron las agitaciones ind铆genas. Luego de ser promulgadas las c茅lebres ordenanzas de Francisco de Alfaro que estipulaban el buen trato que los espa帽oles debieran conferir a los nativos, se registraron algunos movimientos mesi谩nicos como consecuencia de las diferentes interpretaciones de los chamanes sobre las citadas ordenanzas. Si bien, no hubo enfrentamientos armados, estas disposiciones motivaron algunas reacciones negativas entre los guaran铆es de la comarca asuncena y de los asentamientos del Jeju铆 Norte, en donde las agitaciones eran m谩s libres. Por ese tiempo, las jornadas de pacificaci贸n entre los nativos del Tebicuary y del Paran谩 continuaban ocasionando la despoblaci贸n de muchas comunidades con el desarraigo de sus ocupantes que se retiraban a los montes o eran reincorporados a las villas reci茅n establecidas de acuerdo al nuevo orden colonial As铆 se originaron Yuty y Caazap谩, con ind铆genas desnaturalizados de sus anteriores pueblos.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Los nativos de las comarcas norte帽as, segu铆an inquietos y ofrec铆an una resistencia pasiva con sus retiradas peri贸dicas y parciales a los montes. Hacia 1616, un cham谩n llamado "Santillo Paytara" agitaba a los guaran铆es de Ypan茅, Guarambar茅, Jeju铆, Atyr谩 y Peric贸; aunque sus arengas eran intensas y muy difundidas, no provoc贸 una sublevaci贸n armada. El nuevo agitador proclamaba que un antiguo hechicero llamado Tanimb煤 habr铆a resucitado y hablaba a trav茅s del vientre de una india, y que ser铆a el "dios bajado del cielo". Paytara proclamaba la necesidad de retornar a las costumbres de anta帽o y esgrim铆a en sus alocuciones el concepto de las almas reencarnadas de los shamanes y del "feto parlante" o del "alma parlante", seg煤n el mito de los Gemelos, creencia muy generalizada entre los guaran铆es. Se conjugaban de nuevo la doctrina cristiana del Dios encarnado con la mitolog铆a ind铆gena.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Como todas las agitaciones, tambi茅n esta conten铆a un c煤mulo de exhortaciones, reprensiones, danzas, fuegos y c谩nticos; factores que produc铆an una psicosis colectiva en medio de la masa nativa. Se instaba al cambio de nombres, a la perforaci贸n de labios y el uso del lebrete, ritos que se interpretaban como una expresi贸n externa de recuperar la identidad guaran铆. Estas exigencias eran casi imposibles de aceptar, pues gran parte de los ind铆genas ya se hallaban en una etapa en donde, bajo la sujeci贸n de los espa帽oles, aceptaron nombres cristianos y abandonaron sus ancestrales adornos identificatorios. La sublevaci贸n armada no lleg贸 a producirse debido a la dispersi贸n de los itatines que sufrieron los ataques de los bandeirantes y luego por las continuas arremetidas de los ind铆genas chaque帽os que pasaban el r铆o a robar sus sementeras. Estas circunstancias coyunturales, obligaron a los guaran铆es a buscar la amistad de los espa帽oles y sujetarse al r茅gimen establecido.

IV. 聽LAS 脷LTIMAS REBELIONES IND脥GENAS

聽聽聽聽聽聽聽聽 EL PARAGUAY A MEDIADOS DEL SIGLO XVII

聽聽聽聽聽聽聽聽 Desde los inicios del per铆odo de la Conquista y posteriormente la Colonia, debido a la carencia de minas, la producci贸n de la econom铆a paraguaya se basaba eminentemente en las actividades rurales desempe帽adas por los nativos. A m谩s de las faenas agr铆colas realizadas para sus respectivos encomenderos, la mano de obra ind铆gena era utilizada tambi茅n a otras actividades, como la explotaci贸n de yerbales, la navegaci贸n y las funciones auxiliares de la defensa contra las parcialidades chaque帽as. En cuanto a los mitayos, como se ha mencionado, en vez de pagar su tributo en dinero y especies, trabajaban para sus encomenderos y as铆 el servicio personal se tornaba doblemente gravoso.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Las faenas auxiliares de la defensa resultaban tambi茅n muy duras para el indio, adem谩s de onerosas, pues pod铆a ser requerido en cualquier 茅poca del a帽o, coincidiendo con frecuencia con la siembra, la cosecha o la marcaci贸n de ganado. El ind铆gena estaba tambi茅n obligado con igual dedicaci贸n a cooperar en las construcciones navales; a tomar parte en la fundaci贸n o reparaci贸n de los fuertes y presidios de la ribera de los r铆os, tareas que constitu铆an corte y labrado de maderas, extracci贸n de piedras, conducci贸n de materiales, fabricaci贸n de adobes y las ocupaciones propias de alba帽il, carpintero y carretero. Mientras realizaba estas faenas, el nativo viv铆a en alojamientos improvisados, o a veces a la intemperie. Por 煤ltimo, se contaba asimismo con su asistencia, como auxiliar o gastador, en las expediciones punitivas y de vigilancia al Chaco y al Jerez-脩u, abr铆a picadas en la selva, cargaba el bagaje de los expedicionarios y conduc铆a el ganado de consumo.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Un gran n煤mero de ind铆genas era anualmente extra铆do de los pueblos para estos menesteres. Las constantes entradas de pacificaci贸n al Chaco insum铆an, por lo general una fuerza de doscientos a trescientos soldados y m谩s mil auxiliares ind铆genas, aunque esta cantidad tambi茅n era empleada cuando se acud铆a en socorro de alguna poblaci贸n amenazada por los ind铆genas enemigos o por bandeirantes paulistas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Al principio fueron los vecinos de la regi贸n del Guayr谩, inicialmente ubicada al norte de la provincia y colindante con los territorios portugueses, quienes recibieron con sus ind铆genas comarcanos, los embates de las incursiones paulistas. Con posterioridad, para enfrentar a los invasores, se fueron sumando los ind铆genas tributarios del distrito de Asunci贸n, a quienes les correspondi贸 soportar casi todo el peso de esta prestaci贸n militar.

聽聽聽聽聽聽聽聽 De acuerdo con las Ordenanzas de Alfaro, estos ind铆genas deb铆an percibir un salario por el servicio personal, ya sea por sus tareas de bogadores en los r铆os, conductores y cuidadores de ganado, por el laboreo de la yerba mate y por su asistencia como auxiliares en las milicias provinciales; pero ello no se observaba en todos los casos, a pesar del celo con que muchos funcionarios reales que desde las primeras d茅cadas del siglo XVII, velaban por su justa aplicaci贸n.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Varias fueron las disposiciones que en este per铆odo, contemplaban el buen trato hacia los ind铆genas con el prop贸sito de frenar las constantes rebeliones registradas hasta entonces. En 1618, a instancia de don Manuel de Fr铆as, entonces Procurador General de la Provincia, el Rey hab铆a dispuesto, que en cada ciudad se designara un "Alcalde de Sacas", funcionario encargado de controlar la salida de ind铆genas de una provincia a otra y de exigir las fianzas adecuadas a quienes los utilizaran en tales empleos. La instituci贸n subsisti贸 por m谩s de un cuarto de siglo, sin perjuicio de la existencia de un "Protector de Naturales", pero el mal que se pretend铆a evitar, no logr贸 ser superado en ese tiempo.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Al principiar la segunda mitad del siglo XVII, la provincia del Paraguay atravesaba por una etapa cr铆tica y trataba de superar los a帽os de intensa agitaci贸n pol铆tica-religiosa por los sucesos desencadenados a ra铆z del movimiento comunero de fray Bernardino de C谩rdenas, el c茅lebre obispo franciscano quien por su oratoria y teolog铆a se manifestaba contrario al sistema jesu铆tica. Paulatinamente, las pasiones y los 谩nimos agresivos se iban apaciguando con la reconciliaci贸n de los vecinos que estuvieron divididos por la tremenda conflagraci贸n y la reincorporaci贸n de los prescriptos a la vida p煤blica.

聽聽聽聽聽聽聽聽 No obstante, pese a que la revoluci贸n lleg贸 a su fin en 1648, los conflictos jur铆dicos prosiguieron por veinte a帽os m谩s en el supremo organismo judicial de la regi贸n, la Audiencia de Charcas. As铆 tambi茅n, la controversia entre eclesi谩sticos en la que tom贸 partido el vecindario, no ces贸 con el extra帽amiento del obispo C谩rdenas. En los a帽os siguientes, se enfrentaron el doctor Adri谩n Cornejo, gobernador eclesi谩stico e ignorado campe贸n de la causa del indio, con el Cabildo de la Catedral. Por otra parte, los dirigentes m谩s influyentes de la actividad socioecon贸mica y pol铆tica -es decir los principales vecinos del Paraguay-, involucrados de alguna manera en la citada revoluci贸n, contend铆an por privilegios econ贸mico y pol铆ticos con los religiosos de la Compa帽铆a de Jes煤s, de notable actuaci贸n en la provincia y vinculados con importantes personajes del Gobierno.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En la emergencia de apaciguar el esp铆ritu belicoso de la poblaci贸n, la Corona recurri贸 a un original procedimiento, el de otorgar el Gobierno de la Provincia a magistrados judiciales y por dos veces, en la d茅cada de 1650, se recurri贸 a nombrar gobernantes de esta naturaleza. En efecto, con el intervalo de la gesti贸n gubernativa de don Crist贸bal de Garay y Saavedra, se sucedieron en el mando, el licenciado Andr茅s Garavito de Le贸n y el doctor Juan Bl谩zquez de Valverde, ambos Oidores de la Audiencia de Charcas. Con tales designaciones, se pretend铆a implantar un orden jur铆dico estable en la provincia y asentar de modo definitivo la convivencia pac铆fica sobre las leyes vigentes a fin de evitar nuevas convulsiones pol铆ticas entre los propios vecinos del Paraguay.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Un problema acuciante y motivo de preocupaci贸n de los encomenderos fue la permisi贸n a los ind铆genas de las reducciones jesu铆ticas de portar armas de fuego. Con la excusa de resguardar las doctrinas que eran atacadas por los violentos bandeirantes paulistas que avanzaban sin tregua desde 1614, rebasando largamente la l铆nea de Tordesillas hacia territorios de la provincia del Paraguay, especialmente hacia la zona de influencia jesu铆tica. Con la finalidad de contrarrestar esta incursiones, la Corona resolvi贸 que los ne贸fitos misioneros dispusiesen de materiales b茅licos para la defensa de la regi贸n; pero solo en caso necesario, en tanto no lo precisasen, el armamento deb铆a guardarse en las oficinas gubernativas, bajo la custodia de las autoridades provinciales. Desde la d茅cada de 1630, los vecinos de Asunci贸n y de Villa Rica ven铆an protestando contra esta situaci贸n expresamente prohibida por las normas legales en vigencia. Abor铆genes reci茅n cristianizados pod铆an usar esas armas solo contra los bandeirantes de San Pablo, disposici贸n dif铆cil de llevar a la pr谩ctica porque tambi茅n se utilizaron contra espa帽oles y criollos del Paraguay, en la represi贸n del movimiento comunero de C谩rdenas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Por otra parte, los ind铆genas del Chaco y del Norte, no dejaban de inquietar a las poblaciones ribere帽as con sus constantes tropel铆as, situaci贸n que oblig贸 a mediados del siglo XVII a la evacuaci贸n sucesiva de la precaria Villa del Jeju铆 y de los pueblos del Itat铆n y, finalmente, de Atyr谩, Ypan茅 y Guarambar茅, lo que redujo a la provincia paraguaya a la mayor miseria y retracci贸n. Los habitantes de las citadas comunidades fueron aglomerados en los alrededores de Asunci贸n con el prop贸sito de precaver nuevos alzamientos.

聽聽聽聽聽聽聽聽 No obstante, la sumisi贸n de los ind铆genas agrupados en sus nuevos enclaves no fue muy estable como se demostr贸 durante la visita que hiciera el gobernador Juan Bl谩zquez de Valverde en 1657 a los pueblos de Caazap谩 y Yuty. Los guaran铆es se alborotaron contra el empadronamiento que los funcionarios realizaban habitualmente con la finalidad de sacar a los nativos de sus poblaciones para ejecutar diversas obras p煤blicas y en la explotaci贸n yerbatera. Despu茅s de varias escaramuzas, en donde tanto soldados del Gobernador como ind铆genas combatieron con armas de fuego. El cura doctrinero de Caazap谩 logr贸 aplacar la revuelta y los citados pueblos no sufrieron sanciones ni condenas correctivas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Los crecientes problemas suscitados con motivo de la defensa de la provincia, constantemente agredida por los bandeirantes o los ind铆genas chaque帽os, determinaron la cesaci贸n en el cargo de los magistrados judiciales para ceder el paso a gobernantes m谩s experimentados en materias pol铆tico-militares. En ese sentido, a partir de 1659 se transmitieron el Gobierno del Paraguay a don Alonso Sarmiento de Figueroa y don Juan Diez de Andino, ambos veteranos de importantes campa帽as belicistas en Europa.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Sin embargo, en este proceso hist贸rico no todos los sucesos cotidianos revest铆an escenarios de desolaci贸n o pesimismo y si bien esta etapa est谩 caracterizada por las acciones b茅licas se帽aladas y por una acentuada retracci贸n territorial y demogr谩fica, en Asunci贸n, Villa Rica y en los dem谩s pueblos de la provincia, bull铆a una poblaci贸n de criollos y mestizos, que no quer铆a rendirse a las adversidades y que afirmaba con hechos significativos, su voluntad irrenunciable de subsistir como grupo sociopol铆tico y econ贸mico en el Paraguay de entonces.

聽聽聽聽聽聽聽聽 No se puede ignorar que para la construcci贸n de esa sociedad se cont贸 con la cooperaci贸n imprescindible de los ind铆genas cristianizados. Ellos fueron los remeros de las canoas, balsas y barcos que patrullaban las aguas del r铆o para evitar sorpresas destructivas, fueron los soldados de las entradas al Chaco y de la permanente guardia contra portugueses y nativos chaque帽os, los agentes de la explotaci贸n yerbatera; los labradores de la tierra, los alba帽iles de los precarios fuertes que junto a los dignatarios del Cabildo, los oficiales y los cl茅rigos, manten铆an vivo el Paraguay y preparaban un谩nimes, su pr贸xima recuperaci贸n.

聽聽聽聽聽聽聽聽 A mediados del siglo XVII, aunque hab铆a cesado la expansi贸n de la 茅poca conquistadora y la provincia hab铆a sido duramente castigada por las guerras, revueltas e invasiones, el 谩rea poblada se manten铆a relativamente extensa. Hacia el Nordeste, si bien la zona del Guair谩 hab铆a tenido que ser evacuada a帽os antes, la Villa Rica del Esp铆ritu Santo se hallaba establecida con relativa seguridad en las cercan铆as del r铆o Curuguaty y cuatro pueblos de ind铆genas cooperaban en su econom铆a, basada preferentemente en el beneficio y conducci贸n de la yerba. Uno de ellos San Andr茅s Mbaracay煤 estaba asentado en la cuenca del r铆o Jeju铆, en tanto que los otros tres, Nuestra Se帽ora de la Candelaria, San Pedro de Tereca帽y y San Francisco de Ybyrapariar贸 se desplazaban en direcci贸n al R铆o Amambay y al gran salto del Guair谩.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Al norte de Asunci贸n y al sur del r铆o Jeju铆, se hallaba Nuestra Se帽ora de la Concepci贸n de Arecay谩, localidad fundada treinta a帽os atr谩s y, entre este r铆o y el Ypan茅, San Francisco de Atyr谩. Despu茅s del Ypan茅, se encontraban las llamadas reducciones del Petin -o Pety- que eran las de Todos los Santos de Guarambar茅 y San Pedro de Ypan茅. Mucho m谩s al Norte y a cargo de religiosos de la Compa帽铆a de Jes煤s, subsist铆an las doctrinas del Itat铆n que eran dos: la de Caaguaz煤 -o San Ignacio-, m谩s tarde llamada Santiago, y la de Aguaranambi, despu茅s Nuestra Se帽ora de Fe o Santa Mar铆a de la Fe. Sobre el r铆o Yhaguy, en el extremo septentrional de la Cordillera, se erig铆a el pueblo de Nuestra Se帽ora de la Limpia Concepci贸n de Tobat铆. Al norte de la laguna de Tapaycu谩, viv铆an los ind铆genas cristianos de San Lorenzo de los Altos, que ten铆an al Este, la muy disminuida reducci贸n de San Benito de los Yois. Hacia el Sudeste los franciscanos administraban los pueblos de San Jos茅 de Caazap谩 y San Francisco de Yuty. En la comarca asunce帽a, se asentaban dos reducciones muy laboriosas, la de San Blas de It谩 y la de San Buenaventura de Yaguar贸n. Por 煤ltimo, al sur del Tebicuary y extendi茅ndose a ambas m谩rgenes de los r铆os Paran谩 y Uruguay, se hallaban establecidas reducciones jesu铆ticas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En los inicios de la segunda mitad del siglo XVII coexist铆an en la provincia veinticinco pueblos de ind铆genas reducidos: tres a cargo de los franciscanos, once de los jesuitas y los dem谩s administradas por otros cl茅rigos. Todos los encomenderos que ten铆an a sus mitayos en un mismo pueblo se hallaban obligados a contribuir al sostenimiento y remuneraci贸n del cura p谩rroco. Pero por lo general elud铆an el cumplimiento de dichas obligaciones y entonces aqu茅l para hacer frente a sus necesidades materiales, deb铆a arbitrar otros recursos, recargando a los ind铆genas con nuevas prestaciones, no establecidas en las Ordenanzas de Alfaro, siendo la m谩s generalizada el hilado de algod贸n por las mujeres. El indio principal en cada pueblo ten铆a el t铆tulo de Corregidor, con mando sobre los dem谩s ind铆genas e inclusive de los antiguos caciques, pero siempre sometido a la potestad del cura o del administrador. Era la norma imponer a los ind铆genas cristianos la vida urbana, como medio de mantenerlos m谩s sujetos y de integrarlos a la civilizaci贸n occidental.

GOBIERNO DE ALONSO SARMIENTO SOTOMAYOR DE FIGUEROA

聽聽聽聽聽聽聽聽 Natural de Vigo, Alonso Sarmiento Sotomayor de Figueroa pertenec铆a a una de las familias m谩s ilustres de Galicia, pariente de don Garc铆a Sarmiento de Sotomayor, Virrey de M茅xico primero y luego del Per煤. Antes de trasladarse hacia tierras americanas hab铆a servido quince a帽os en la Real Armada y al mando de una escuadra de nav铆os hab铆a defendido el puerto de Tarragona, que se hallaba bajo asedio de los franceses. Por sus acciones militares de gran val铆a en las campa帽as de Flandes, Italia y Portugal se le otorg贸 el cargo honor铆fico de maestre de campo y con 茅sa funci贸n fue designado a la Indias para servir en la Gobernaci贸n de Chile. Dichas actividades influyeron directamente en su selecci贸n para la magistratura superior del Paraguay, cargo asumido el 24 de diciembre de 1659.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Como militar experimentado, era natural que Sarmiento de Figueroa prestara una inmediata atenci贸n a los angustiosos problemas de la defensa provincial. A poco de ocupar el mando administrativo, solicit贸 a Buenos Aires la remisi贸n de doscientos arcabuces, cajones de p贸lvora y otros pertrechos b茅licos y levant贸 el fuerte de "Tapu谩-Guaz煤", ubicado a dos leguas al norte de Asunci贸n, con cuatro caballeros y cien hombres de guarnici贸n, con el prop贸sito de impedir las invasiones de los payaguaes y mbayaes, ind铆genas que con sus correr铆as asaltaban a los pobladores de comarca. La nueva fortaleza erigida para una mejor defensa de la zona pr贸xima a la capital, ocupaba un lugar alto que dominaba las tierras y costas de dos leguas a la redonda y se hallaba protegido por una vigorosa muralla de tierra pedrosa y piedra tosca. Con id茅ntico prop贸sito, orden贸 la construcci贸n de otros tres fuertes sobre la ribera norte del r铆o Paraguay y dispuso el servicio militar permanente de rondas con canoas por el r铆o. Gracias a estas medidas se hab铆a vuelto a ocupar los territorios anteriormente despoblados. Cada uno de los reductos contaba con una poderosa fuerza de artiller铆a e infanter铆a a cargo de oficiales espa帽oles, soldados mestizos y auxiliares ind铆genas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 El nuevo gobernador se preocup贸 tambi茅n de organizar el equipo armament铆stico de la provincia con la provisi贸n de nuevas armas de fuego y con la restauraci贸n de las da帽adas. Teniendo en cuenta, las circunstancias de 茅poca y lugar, para 1660, el Paraguay contaba con un parque de guerra considerable. En todas estas actividades, el general don Fernando Zorrilla del Valle era su colaborador m谩s inmediato.

LA REBELI脫N DE ARECAY脕

聽聽聽聽聽聽聽聽 Una peculiaridad introducida en este per铆odo, era la visita general y empadronamiento que los gobernadores deb铆an realizar en los pueblos de ind铆genas, por lo menos una vez al a帽o. Al igual que sus antecesores, Sarmiento de Figueroa, en octubre de 1660, inici贸 su trayecto por la zona norte y nordeste de la provincia. Adem谩s de su capell谩n, el licenciado Alonso de Arce, y el escribano Alonso Fern谩ndez Ruano y su lugarteniente Fernando Zorrilla del Valle. Bajo el mando del general Pedro Gamarra y Mendoza, iban unos cuarenta soldados y vecinos, en su mayor parte, encomenderos de los pueblos a recorrer. Al llegar a la villa de Nuestra Se帽ora de la Concepci贸n de Arecay谩, el gobernador efectu贸 las diligencias correspondientes.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En primer lugar, destituy贸 al corregidor, Rodrigo Yaguariguay por supuesta negligencia y nombr贸 en su reemplazo a Mateo Nambay煤. Posteriormente, mand贸 congregar a toda la poblaci贸n en la plaza principal y por medio del capit谩n Gonzalo de Rodas, quien ofici贸 de int茅rprete, dirigi贸 una arenga a los ind铆genas. Les exhort贸 a efectuar todas las prestaciones convenidas con sus encomenderos, servicios incumplidos hasta entonces, por aquellos "remisos y negligentes encomendados". Y aunque, seg煤n el informe que dio al Cabildo de Asunci贸n, el propio Sarmiento de Figueroa, "ocup贸 su prudencia en suavizarlos y hacerlos con mansedumbre al conocimiento de su obligaci贸n y reconocimiento del debido vasallaje al rey", no logr贸 sosegar ni menguar sus 铆mpetus de rebeld铆a.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Desde hac铆a tiempo los ind铆genas de Ar茅cay谩 gozaban de mala reputaci贸n por sus coaliciones sociopol铆ticas con los payaguaes; por los apremios que pasaban sus encomenderos y los titulares del curato; por los abandonos constantes de la poblaci贸n en masa hacia los montes y otros procederes que desprestigiaban su conducta ante los vecinos de Asunci贸n y las autoridades del gobierno. Sin embargo, estas actitudes nada vasallas o respetuosas del orden impuesto, ten铆an su ra铆z en los abusos y extralimitaciones perpetradas por los encomenderos, que los constre帽铆an a tan sostenida inquietud.聽聽

聽聽聽聽聽聽聽聽 Cumplida con la visita de rigor, el Gobernador y su comitiva se dirigieron a los pueblos de Atyr谩, Ypan茅 y Guarambar茅, situados m谩s hacia el Norte. Una vez realizadas las gestiones pertinentes, el 28 de octubre, regres贸 al pueblo de Arecay谩, con el prop贸sito de continuar el viaje a la ma帽ana siguiente hacia la Villa Rica del Esp铆ritu Santo y sus distritos aleda帽os.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Esa noche, los ind铆genas se presentaron frente a la casa que ocupaba Sarmiento de Figueroa, con gritos desaforados imitando el sonido de aves y fieras, tocando flautas y otros instrumentos. De inmediato, el gobernador mand贸 llamar al cacique Mateo 脩ambay煤, reci茅n nombrado corregidor del pueblo, y al pregunt谩rsele por el inusitado alboroto, este manifest贸 que eran voces de los centinelas que vigilaban el sitio para prevenir supuestos ataques de los payaguaes. Pese a la explicaci贸n, Sarmiento de Figueroa dispuso que los soldados de su hueste se mantuvieran armados y alertas contra cualquier atentado. No resultaron vanas sus preocupaciones, pues esa misma madrugada, los ind铆genas s煤bitamente embistieron con macanas, flechas y chuzos, las casas donde estaban alojadas las milicias del Gobierno.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Las causas de estos sucesos se originaron ya en la primera visita de Sarmiento, cuando los encomenderos planearon llevarse consigo a la vuelta de su viaje, a todos los ni帽os hu茅rfanos de ambos sexos en calidad de "naborias" -ind铆genas que eran destinados a servicios dom茅sticos- e incluyendo en la partida a otros ind铆genas con sus familias; hechos que indignaron a los dem谩s pobladores y provocaron el estallido de violencia.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En la primera embestida, murieron varios soldados y oficiales y fueron heridos otros tantos. Aprovechando una tregua, las milicias gubernamentales se refugiaron en la iglesia, por ser el edificio m谩s s贸lido y apto para una eficaz defensa, y all铆 resistieron un asedio de cinco d铆as, sin v铆veres y sin agua. Las fuerzas ind铆genas en su af谩n de obligarlos a una rendici贸n, incendiaron el techo pajizo del templo y acosados por el fuego, el Gobernador y sus tropas se vieron en la necesidad de tentar algunas salidas, situaci贸n que aument贸 el n煤mero de heridos. Gracias a las partidas milicianas procedentes de Atyr谩, Ypan茅, Guarambar茅 y Caaguaz煤, conducidas por sus respectivos curas, se pudo contener los violentos ataques, produci茅ndose una gran confusi贸n en todo el pueblo, coyuntura que favoreci贸 la dispersi贸n y fuga de los rebeldes. El total de bajas de los sitiados alcanz贸 a cuatro muertos y veintid贸s heridos.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Una vez pasado el peligro, el 5 de noviembre, el gobernador Sarmiento de Figueroa ordenaba el inicio de las causas criminales a 95 ind铆genas, con sus mujeres e hijos. Adem谩s dispuso la persecuci贸n de los restantes combatientes que se hab铆an fugado hacia las espesuras boscosas.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Despu茅s de la declaraci贸n tomada a los testigos presenciales de los hechos, se indag贸 a los principales procesados. Eran estos, el corregidor Mateo Nambay煤, los caciques Gaspar Taya贸, Marcos Yacair茅 y Ambrosio Tacay, Marcos Yacair茅, Mart铆n Yaratii y Bartolom茅 Ti茅, quienes de inmediato, fueron condenados a muerte. La misma suerte siguieron unos d铆as despu茅s, los mitayos Mateo Ortiz, Juan Barbado, Gabriel Uza y Ambrosio Tacay Tambi茅n los ind铆genas de Arecay谩, llamados Ant贸n Guaramey, Francisco Guaz煤, Sebasti谩n Varaque, Andr茅s de Aranda, Mat铆as Puc煤, Lu铆s Puc煤, Juan Pindora, Bartolom茅 Puc煤, Luis Quirit贸 y Francisco Puce, fueron ajusticiados.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En las informaciones testificales proporcionadas por los acusados en forma colectiva y fuera de las normas procesales, tambi茅n figuraron comprometidos el mulato Domingo, al servicio del Gobernador, que hab铆a peleado con una escopeta contra la fuerzas gubernativas; Gabriel Cheve y Vicente, ambos ind铆genas de Yaguar贸n, que utilizaron los arcabuces de dos espa帽oles muertos. Por la misma causa fueron inculpados los nativos que acompa帽aron al Gobernador en calidad de auxiliares: Marcos y Crist贸bal, de Tobat铆; Crist贸bal de Tereca帽y, de Asunci贸n; Santiago y Agust铆n, de San Miguel.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Todos los declarantes en el interrogatorio, coincidieron sin excepci贸n en que el cacique Rodrigo Yaguariguay, el corregidor depuesto por Sarmiento, se hallaba totalmente ajeno a los hechos y "que no quiso ayudarles ni pelear, y se fue de su pueblo al de Ypan茅", para no involucrarse en el atentado contra el Gobernador.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La predisposici贸n de los ind铆genas de los otros pueblos integrantes de la comitiva gubernativa y sus huestes oficiales, que prontamente se sumaron a los conjurados, revelan cuan extendido se hallaba el descontento contra los abusos de la encomienda. Probablemente los problemas que soportaban los naturales de Arecay谩 eran tambi茅n similares a los de sus tavas originarias.

聽聽聽聽聽聽聽聽 El proceso continuo por varios d铆as con las declaraciones de los inculpados y examinando a nuevos testigos. Sin embargo, antes de poder ejercitarse la defensa y sin vislumbres de sentencia, por orden de Sarmiento de Figueroa, se procedieron a las primeras ejecuciones. Obtenidas las confesiones que sindicaban al mulato Domingo, como participante del agresi贸n, lo mand贸 garrotear en la plaza del pueblo.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Los dem谩s pobladores, unos 168 ind铆genas con sus familias, fueron llevados presos y acollarados con cadenas, de regreso a la Asunci贸n y aunque pasibles de pena capital, seg煤n el informe presentado al Cabildo, el Gobernador aleg贸 que ante tama帽a agresi贸n, hab铆a usado toda su piedad y misericordia al conmutarles la pena de muerte por la desnaturalizaci贸n de Arecay谩 y la sujeci贸n a servidumbre perpetua en beneficio de los vecinos encomenderos y soldados que lo acompa帽aron en oportunidad de su visita. "A quienes los tengo repartidos con sus mujeres e hijos, en parte de remuneraci贸n de los da帽os que de ellos recibieron en dicha ocasi贸n", conclu铆a su explicaci贸n. Situaci贸n que acab贸 con la desaparici贸n del mencionado pueblo.

聽聽聽聽聽聽聽聽 El 6 de diciembre, apenas un mes despu茅s de la revuelta, Sarmiento de Figueroa pronunciaba su irrevocable sentencia condenando a la pena de muerte a los catorce ind铆genas ya ahorcados y adem谩s a otros diez, a quienes calificaba de "indios belicosos y que se se帽alaron entre los dem谩s del dicho alzamiento y les animaban en los combates y asaltos". Ante tan severos veredictos, se levantaron algunas voces de protesta, entre ellas, la del capit谩n Francisco S谩nchez de Vera, Defensor de Naturales, quien apel贸 ante el Gobernador y el Cabildo asunceno. Fundamentalmente insisti贸 que entre los condenados a muerte figuraba el ya mencionado cacique don Rodrigo Yaguariguay, que de acuerdo a las declaraciones de los testigos no ten铆a culpa alguna en los hechos ya conocidos. Defendi贸 tambi茅n a varios inculpados, solicitando clemencia por sus vidas. No obstante, su apelaci贸n fue rechazada y Sarmiento mand贸 ejecutar la sentencia. En cumplimiento de lo ordenado, el 7 de diciembre, el capit谩n Gabriel de Cuellar y Mosquera retir贸 de la c谩rcel a seis de los condenados y los condujo encepados a la plaza central de Asunci贸n, donde primero sufrieron la pena del garrote y luego fueron ahorcados. La cabeza de Crist贸bal de Tereca帽y, le fue sacada y puesta en la picota.

聽聽聽聽聽聽聽聽 El 14 de diciembre, Sarmiento ordenaba que los dem谩s imputados fuesen ejecutados, inclusive, Rodrigo Yaguariguay; aun cuando se hab铆a comprobado fehacientemente su ausencia y su inconexi贸n en los hechos incriminados a sus compa帽eros de suplicio, sin embargo, se lo incluy贸 entre los condenados a la pena capital, sin expresi贸n de causa. Cuando su defensor insisti贸 en su inocencia, el Gobernador se obstin贸 en condenarlo y en consecuencia fue ahorcado y su cabeza fue expuesta en la picota.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Una cuesti贸n argumentada por el Sarmiento en el expeditivo proceso, fue que las penas de muerte no se deb铆an solo a los ataques ind铆genas contra las milicias reales, sino, adem谩s, a una supuesta idolatr铆a practicada por los ind铆genas de Arecay谩. Inmediatamente despu茅s de contener la rebeli贸n e iniciado el juicio, solo uno de los testigos, Jer贸nimo M茅ndez, vecino de la Villa Rica, declar贸 al respecto, manifestando que los nativos arecayenses adoraban como si fuera Dios, a un indio llamado Rodrigo, que anteriormente hab铆a sido corregidor del pueblo, y a su mujer por ser la representaci贸n de la Virgen Mar铆a.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Si bien, no se comprob贸 la pretendida apostas铆a, no se puede negar de modo categ贸rico la autenticidad esta versi贸n, que podr铆a haber ocurrido en un pueblo aislado, de ind铆genas cristianizados apenas treinta a帽os antes y rodeados de infieles chaque帽os. Aunque se debe tener en cuenta que estaba de por medio la situaci贸n de un gobernador que hab铆a ahorcado a catorce s煤bditos de su Rey, antes de dictarse la sentencia incriminatoria y, adem谩s, hab铆a borrado del mapa de la provincia a todo un pueblo, cuyos moradores fueron llevados encadenados como si fueran bestias, para despu茅s condenarlos a servidumbre perpet煤a. Todas estas circunstancias obligaban al Sarmiento de Figueroa y a sus colaboradores buscar incidentes agravantes para justificar sus acciones.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La acusaci贸n de apostas铆a, que directamente concern铆a a la jurisdicci贸n del poderoso Tribunal del Santo Oficio de Inquisici贸n, constitu铆a el recurso m谩s satisfactorio para encaminar por esta senda la causa contra los naturales de Arecay谩 y no solamente, el Gobernador mencion贸 en su informe al Rey las versiones de la herej铆a de los mismos, sino tambi茅n se帽al贸 como soporte de sus terribles sentencias, los sucesos acaecidos anteriormente con Over谩, Guyrar贸 y Paytara, demostrando que si no se actuaba con mano dura, podr铆an volver a repetirse las acciones rebeldes guiadas por sus l铆deres religiosos; por consiguiente, esta era la 煤nica forma de erradicar definitivamente la apostas铆a ind铆gena y afirmar la evangelizaci贸n en el Paraguay.

聽聽聽聽聽聽聽聽 El Consejo de Indias, propuso al rey Felipe VI, la desaprobaci贸n de dichos procedimientos ejecutados por el gobernador Sarmiento de Figueroa y en consecuencia, este fue destituido, preso y sometido a juicio. Dos a帽os m谩s tarde se le absolvi贸 de toda culpa y ya en libertad, abandon贸 el Paraguay con direcci贸n al Per煤.

聽聽聽聽聽聽聽聽 La revuelta de Arecay谩 fue la 煤ltima registrada en el Paraguay durante el proceso de la conquista y colonizaci贸n. Sus hechos y sus inhumanos efectos produjeron gran conmoci贸n en toda la provincia y no solo entre la masa ind铆gena al servicio de los encomenderos o de las doctrinas a cargo de los misioneros, que vieron derrumbadas sus posibilidades de seguir conservando su cultura; sino tambi茅n en la poblaci贸n criolla y mestiza que gradualmente, iba consolidando su identidad nacional.

CONCLUSI脫N

聽聽聽聽聽聽聽聽 La historia de los encuentros violentos -tanto f铆sicos como culturales- entre los ind铆genas y los espa帽oles durante los dos primeros siglos de la conquista y colonizaci贸n de las regiones rioplatenses, estaba aleccionada y justificada por diversos c贸digos pol铆ticos, religiosos, 茅ticos y jur铆dicos, que dio lugar a d茅biles avenimientos y a violentas fricciones, con resultados fatales para los aut贸ctonos indianos.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Si bien, el Papa Paulo III, presionado por Fray Rodrigo de Minaya, reci茅n en 1537 declaraba a los ind铆genas "verdaderos hombres". El te贸logo Gin茅s de Sep煤lveda sosten铆a en su obra DEMOCRATES ALTER. DE JUSTIS BELLIS CAUSIS APUD INDIOS (1547) que los naturales de las Indias Occidentales, tildados desde muy temprano como "id贸latras abominables" y "perros inmundos", deb铆an ser sometidos a la voluntad de los hombres de raz贸n -es decir a los europeos-, pues en su concepto, los indios eran "tan inferiores a los espa帽oles como los ni帽os a los adultos y las mujeres a los varones, habiendo entre ellos tanta diferencia como la que va de gentes fieras y crueles a gentes clement铆simas, de los prodigiosamente intemperantes a los continentes y templados, y porque no decir, de monos a hombres", percepci贸n generalizada en casi todos los conquistadores que arribaron a las Indias y motivados por dichos criterios, emprendieron la ocupaci贸n de los diversos territorios americanos.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Como la mayor铆a de los pueblos abor铆genes, los guaran铆es del territorio paraguayo resistieron a la ocupaci贸n de los europeos, sin embargo, se hallaban en desventaja. La capacidad b茅lica de los reci茅n llegados era m谩s avanzada y mort铆fera que la ind铆gena. Los europeos conoc铆an la fundici贸n, la p贸lvora y contaban con caballos y perros de guerra; en tanto, los nativos, aunque superiores en n煤mero y en conocimiento del terreno, solamente con la tecnolog铆a l铆tica y carencia de animales, no lograron truncar los prop贸sitos de los invasores y as铆 mediante las guerras de conquista, los espa帽oles se adue帽aron de sus tierras, de sus mujeres y consiguieron erradicar sus ancestrales usos, costumbres y ritos religiosos.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Pero es factible que tambi茅n, la clave de las sucesivas derrotas guaran铆ticas, se encuentre no tanto en la superioridad militar y material de los europeos, sino m谩s bien en las particularidades de la sociedad guaran铆, fragmentada por disputas inter-tribales, en un escenario geogr谩fico multi茅tnico donde las relaciones estaban rubricadas por conflictos, incursiones sorpresivas, regateos en los intercambios, hostilidades cubiertas por conjuras, alianzas oportunistas y traiciones. En esa coyuntura, los espa帽oles contaron siempre con la colaboraci贸n de los ind铆genas "amigos", que reclutaban tanto entre las parcialidades guaran铆es como entre sus antiguos enemigos, los agaces o payaguaes chaque帽os, ansiosos de vengar agravios pasados. De este modo, los guaran铆es fueron v铆ctimas de la misma cultura que procuraban valerosamente defender del cambio y de la disoluci贸n, raz贸n por la que no pudieron presentar al invasor espa帽ol un frente unido y sin grietas, que lograra la renuncia de proseguir con la empresa conquistadora. En conocimiento de estas ancestrales diferencias, los europeos mantuvieron y fomentaron las divisiones inter-茅tnicas porque en ellas resid铆a su fuerza y la conquista contar铆a siempre con eficaces aliados para conducir a los sediciosos guerreros hacia el camino de la sumisi贸n.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Por otra parte, las enfermedades que los europeos trajeron a las tierras americanas, para las cuales los ind铆genas carec铆an de defensas, cobraron miles de vidas y se constituyeron en factores que pesaron en contra de las sociedades nativas, que en medio de la guerra tambi茅n, debieron enfrentar el desastre epidemiol贸gico.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Un factor importante que debe tenerse en cuenta con respecto al tipo de relaciones entre espa帽oles y guaran铆es -que ya se not贸 en la primera fase de la conquista y hasta la etapa de los repartimientos- fue el parentesco entre ambas culturas que, si bien no ten铆a la misma acepci贸n para unos y para otros, introdujo visos de afecto y de compromiso personal en un vinculo que era por tanto algo mucho m谩s complejo que una mera relaci贸n de dominaci贸n y de explotaci贸n. Las fuentes documentales registran casos de c贸mo ciertos conquistadores defend铆an las demandas de sus "suegros" y "cu帽ados", tratando de proteger a su parentela pol铆tica contra los agravios perpetrados por sus pares espa帽oles a trav茅s de las sacas y las rancheadas. Si bien, nunca los expedicionarios de la primera etapa, llamaron oficialmente "esposas" a sus mujeres ind铆genas, con frecuencia reconoc铆an a sus hijos mestizos y en sus testamentos velaban por asegurarles un futuro digno, tanto a ellos como a sus madres.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Sin embargo, a medida que avanzaba la marea militar espa帽ola y se constitu铆an los asentamientos coloniales, se multiplicaban las leyes que velaban por los derechos de los ind铆genas. Pero en realidad -en la inmensa mayor铆a de los casos-, esas ordenanzas apenas se atend铆an o eran firmemente incumplidas por parte de los se帽ores encomenderos y de algunas jerarqu铆as administrativas provinciales, y por consiguiente, los ind铆genas, convertidos en vasallos debieron soportar los distintos tipos de servidumbres impuestas a trav茅s de la encomienda yanacona o de la mita y, de la confinaci贸n obligada a los "pueblos-reducciones". En el escenario social del R铆o de la Plata, como en otras latitudes, el indio era avasallado y despojado de sus pertenencias y de sus h谩bitats, de modo sistem谩tico y brutal. Las normas jur铆dicas se aceptaban de palabra pero no se cumpl铆an de hecho. Es dentro de esta historia de abusos, impuridades y alteraciones en los sistemas laborales de los ind铆genas que debe ser contemplado el proceso de conquista desplegado en el antiguo territorio paraguayo.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En cuanto a las rebeliones mesi谩nicas, estas se constituyeron en la presencia activa de una lucha frustrada que ir铆a esparciendo gradualmente un enorme pesimismo en casi todas las parcialidades ind铆genas, que desesperadas contend铆an por mantener su identidad cultural y cuyas derivaciones revelaban sentimientos plagados de tristeza y profundos desenga帽os, exteriorizados en suicidios, abortos, infanticidios, huida al monte y adopci贸n de un modo de subsistencia vand谩lico en lugar de la vida pueblerina basada en la agricultura. Estas fueron algunas de las respuestas fatalistas y angustiosas de los nativos del Paraguay en la segunda etapa de conquista.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Con el transcurso de los a帽os, fue afirm谩ndose la autoridad de magistrados y encomenderos sobre los ind铆genas reducidos a pueblos, tanto por el generalizado asentamiento del orden colonial, como por la ulterior desaparici贸n de los caudillos y chamanes de las antiguas rebeliones, sin posibilidades de que surgiesen sustitutos o brotasen nuevas sediciones. Subsist铆a la dignidad de cacique, pero incorporada a la estructura pol铆tica colonial y desprovista totalmente de mando, circunstancia que sumada al ejercicio efectivo del poder emanado por las autoridades civiles y eclesi谩sticas, contribu铆a decisivamente a disminuir su influencia y su prestigio. Esto se fue acentuando con la formaci贸n de sucesivas generaciones de ind铆genas ya nacidos bajo los dogmas cristianos y que jam谩s hab铆an experimentado otro sistema en el cual la encomienda y la sujeci贸n a la Asunci贸n, a la Villa Rica del Esp铆ritu Santo o a otras comunidades, no fueran las caracter铆sticas m谩s importantes.

聽聽聽聽聽聽聽聽 En ese contexto, como en los anteriores, las mujeres guaran铆es se constituyeron en las piezas genuinas de las relaciones inter-茅tnicas. Su trabajo en los campos era vital tanto para los espa帽oles, como para los ind铆genas tanto as铆 que la subsistencia de ambos grupos, depend铆a de su esfuerzo. Su extracci贸n de manera violenta de sus tavas originarias provocaron los primeros alzamientos de los indignados carios y, aunque las posteriores rebeliones iban signadas m谩s por factores socio-religiosos que pol铆ticos, en esa trama de acontecimientos p煤blicos y privados, ellas se convirtieron en las compa帽eras, vasallas, amantes, criadas, cargadoras, agricultoras, cocineras y madres de los hijos habidos con sus nuevos "esposos-amos". Aunque condenadas a la violencia y al silencio, las nativas guaran铆es fueron las verdaderas protagonistas de la historia del periodo de conquista de los territorios pertenecientes antiguamente al Paraguay. Fueron adem谩s, quienes ense帽aron el idioma guaran铆 a sus hijos mestizos y quienes conservaron en cierta medida algunos elementos de las tradiciones de su pueblo, muchos de ellos, lamentablemente perdidos, pero lograron transmitir a las futuras generaciones algunas peculiaridades de sus acervos culinarios basados en el ma铆z, el man铆, la mandioca y otras legumbres y muy especialmente la popularizaci贸n en toda la regi贸n rioplatense, del amargo ritual del mate.

聽聽聽聽聽聽聽聽 Hoy, despu茅s de 475 a帽os de la llegada de los conquistadores espa帽oles a estas tierras, los ind铆genas representan solo el 1,7% de toda la poblaci贸n existente en el pa铆s y, a pesar de las m煤ltiples leyes promulgadas a su favor, desde el per铆odo de conquista hasta el presente, siguen luchando con ut贸picas esperanzas por recuperar una peque帽a parte de sus antiguos dominios y restaurar sus at谩vicas costumbres en un Paraguay que promueva m谩s homogeneidades entre todos los integrantes de la sociedad.

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