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MARIANO LLANO (+)

  ELIGIO AYALA, EL MILAGRO PARAGUAYO, 1997 - Por MARIANO LLANO


ELIGIO AYALA, EL MILAGRO PARAGUAYO, 1997 - Por MARIANO LLANO

ELIGIO AYALA, EL MILAGRO PARAGUAYO

Por MARIANO LLANO

Talleres Gráficos de RICOR GRAFIC

Asunción – Paraguay

Diciembre 1997 (145 páginas)

 

 

INDICE

 

CAPITULO 1

Mbuyapey

CAPITULO 2

Ministro de Hacienda

CAPITULO 3

Exaltación de Eligio Ayala a la Presidencia de la República

CAPITULO 4

Candidato a presidente y vicepresidente

CAPITULO 5

Eligio Ayala - Manuel Burgos

CAPITULO 6

Raúl Casal Ribeiro - Jefe de Policía

CAPITULO 7

Ministro de Hacienda

CAPITULO 8

Su muerte trágica

 

 

 

 

CAPÍTULO 1

 

MBUYAPEY

 

         En el Departamento de Paraguarí, rodeado por las sierras de Ybytymí y los cerros de Caapucú, Quyquyhó y Acahay, en el fondo se encuentra una pequeña población circundada por caminos; Mbuyapey. Es un horizonte de piedras, sobre una extensa lomada, rodeada por los arroyos Cristal y Mbuyapey, al sur el río Tebicuary. A cuatro kilómetros, se encuentra el cerro Morotí, y las serranías son conocidas con el nombre de Ñuapuá-Guazú y Ñuapuá-mí. Por una disposición del Rey de España, don Juan Carlos III, dio estas comarcas a los súbditos Tomás y Manuel Ferreira, oriundos de Aragón. Estos a su vez vendieron una fracción a los hermanos Ayala, que eran súbditos de Su Majestad, el Rey, y que salieron de Bilbao para venir a Paraguay.

         Posteriormente, durante el gobierno de Carlos Antonio López, el señor José del Rosario Ayala, edificó la actual casa paterna de los Ayala, que aún y milagrosamente esté en pie. En 1780, se levanta la capilla y es la Virgen de Dolores, la patrona. En 1888, el Juez de Paz de Mbuyapey, Demetrio Ayala, solicitó al señor Presidente de la República, General Patricio Escobar, el cambio del asentamiento del pueblo, a un lugar que se encuentra sobre el camino de Caazapá a Paraguarí, y cercano al arroyo Mbuyapey.

         El general Escobar accede y el Ing. Félix Guerber se ocupa del trazado del nuevo pueblo. Se utilizaron los mismos materiales y solo gastaron 6.000 pesos. El acto oficial fue el 15 de setiembre de 1889, una caravana partió de la vieja ciudad a la nueva Mbuyapey, con la Virgen de Dolores, por delante, hasta la nueva iglesia, donde se levantó un mástil de madera, y en ella flameaba nuestra tricolor bandera. El cura párroco de Caapucú presbítero Dionisio Coronel, hizo la misa y dio la bendición.

         Estaban todos los maestros en representación de la escuela: Benigno Ferreira, Domingo Solís y Ceferino Ayala. El capitán de Artillería Demetrio Ayala, ex-combatiente de la guerra del 70, con 12 soldados rendía honores a la entonación del Himno Nacional.

         Estaban los ascendientes de la familia Pastore, de Pablo Sánchez, que eran acopiadores de cuero y las familias de ganaderos como los Martínez de Caapucú, los Cano de Quyquyhó, de Mbuyapey, Enrique Aponte y Ramona Pacheco.

         La Iglesia era una copia de la anterior. Una plaza grande con el edificio de la iglesia en el centro. A un costado el Juzgado de Paz, al otro la Alcaldía Policial, luego la escuela y algunas casas principales, las siguientes manzanas eran ranchos y más allá, las pequeñas chacras.

         El 4 de diciembre de 1879, nacen los hermanos gemelos, Eligio y Emilio, hijos de doña Manuela Ayala, residente de dicho pueblo. Hacía diez años que se había terminado la guerra grande de la Triple Alianza, solo quedaban en el campo la desolación, la miseria, la pobreza y la población consistía en ancianos, mujeres y niños. Sin embargo, Mbuyapey hacía su vida normal, placentera y hogareña. Eligio, con su hermano Emilio, los primeros años ayudaban a su madre en la pequeña granja que consistía en unas lecheras, dos caballos para arrear las vacas, algunas ovejas, gallinas y chanchos, también se dedicaban desde chiquititos a carpir la pequeña chacra donde plantaban mandioca, maíz y poroto y aprendieron las tareas del campo.

         Los sábados se organizaban partidos de fútbol, entonces formaban campeonatos, con las localidades circunvecinas. De Caapucú estaban los Martínez, (Braulio y Manuel Antonio) que eran futbolistas de primera y de una familia tradicional colorada. En Quyquyhó también había los equipos formados por la familia de los Cano, que tenían sus arcos de tacuara y jugaban con la famosa pelota de trapo. Eligio era capitán, un hábil jugador y tenía en su escuela primaria el afán de superarse, siempre fue uno de los alumnos destacados y ansioso de saber. A la vuelta de la escuela iba directamente al tajamar, una pequeña represa como un lago pequeño donde gustaba nadar, y donde observaba las miles de mariposas de diferentes colores que revoloteaban de flor en flor. Gustaba y amaba la naturaleza y en la fiesta patronal de Mbuyapey venía su tío José del Rosario Ayala, que era hermano de su madre doña Manuela y era grande la influencia del tío, que era simpatizante de lo que después sería el Partido Liberal Radical. En esas fiestas patronales que se hacían frente a la iglesia en la plaza, siempre no faltaba un payador, alguien que contaba las anécdotas de la guerra de la triple Alianza, la valentía del Gral. José E. Díaz, la gloriosa batalla de Curupayty. Eligio escuchaba con atención y repetía de memoria todo lo dicho por el payador, que era conocido como Víctor Franco, un viejito cuidador de caballos que contaba y recorría todas las fiestas patronales, y recitaba aquel poema tan hermoso del campamento Cerro León que decía:

        

         I PARTE                                        I PARTE

Campamento Cerro León                Mayor Lacu iyactivové

Mariscal López o disponé               uruguayana pe ojhasa

tamombeumi pe'eme                        jha Duarte con su tropa

guerra tiempo pe guaré                   yataipe oye sitiá

Campamento Cerro León                mientras Robles invadía

catorce, quince, diez y seis            la provincia de Corrientes

oseramo guaré oyeói                        mayor Lacu oique aveí

Batallón Número Seis                        uruguayana pe mas al Este.

 

         II PARTE                                     II PARTE

Ouma mayor Lacu                           Jeima Cabo Torales

oiporavo y soldado rá                     peñeconsolante lo mitá

catorce mil iporangué                    ello q'oimeyevyre tiempo

oguerajhá entregapaité                  yajhechayevyvo ñandereta

 

Jeima mayor Lacu                            Jheima Sargento Díaz

peñentregante lomitá                        imposible mayor Lacú

nda iporavéima remedio                  ñanentregatapa la bandera

ya perdema ñande retá                    la bandera del Paraguay

 

         Y así Eligio pensaba en su patria y desde el comienzo tenía la inquietud de ser él la persona que reivindique a su querido y gran Paraguay. Como era buen alumno en los cursos de primaria, enseguida fue seleccionado por el cura para que sea el monaguillo, o sea ayudara la misa y se vistiera con los ornamentos de la iglesia, lo cual le gustaba. En sus momentos a solas con su madre le manifestaba a doña Manuela, su deseo de ser un día un buen médico, y Emilio su hermano gemelo, era más conservador y cuando él le decía que siempre quería quedarse en el campo, que no podría estar fuera de su pueblo, que tanto gustaba. En una de las visitas de don José del Rosario Ayala, le pidió a la madre la necesidad de que su hijo Eligio continúe sus estudios en Asunción, y así lo hizo, fueron primero a Paraguarí, en viaje a caballo, de ahí a Caapucú, pasando por Tavapy, Carapeguá, hasta la próspera ciudad de Paraguarí, donde como sabemos pasaba el tren que iba hacia el sur.

         Cuando hacen el viaje, al pasar y antes de llegar a Paraguarí le dice al tío qué era esa casa tan grande que estaba al costado del camino y le responde el tío que es una estancia que se está haciendo, que está levantando un correntino, en lo que antes eso era la estancia de La Patria, y que el correntino lo llamó Arca de Noé, y era de don Pedro Duarte, de conocida familia ganadera de raigambre en todo el Paraguay. Siguiendo la curiosidad de él y lo que había leído en la escuela, la pregunta a su tío donde quedaba el Cerro Porteño, ya que se divisaban los cerros de Paraguarí. Su tío le mostró lo que era una pequeña serranía. Aquel es Cerro Porteño, donde libraron la batalla del Gral. Manuel Belgrano, por la República Argentina, y el Gral. Cabañas y otros patriotas. Luego también quería saber el lugar del paso de Los Naranjos, y así fueron saciadas todas las inquietudes del joven Eligio.

         El Paso de Los Naranjos fue en donde el gobernador Velazco estaba observando la batalla que al final fue triunfal para las fuerzas realistas, y las de los futuros patriotas Cabañas, Gamarra, los Yegros, Iturbe y otros más que hicieron retroceder a los ejércitos de la confederación argentina hasta el mismo río Tebicuary, al sur de nuestro territorio, impidiendo la llegada de los mismos a Asunción. Digamos que de ahí se toma el viaje a Asunción, donde a pesar de que la familia tenía pocos recursos ingresa en el colegio para la segunda enseñanza superior. Cursa su primer año y por falta de recursos, el tío que había sido nombrado Director del Colegio Nacional de Encarnación, lo lleva a dicho colegio, donde él le costea los estudios, haciendo Eligio en sus horas libres, ayudante de tareas generales. Allí estuvo dos años, hasta terminar el tercer curso. Regresa a Asunción y ahí termina sus estudios. Obtiene una beca de 25 pesos del Gobierno, y con ella puede terminar el sexto curso, muy penosamente y muy pobremente. En uno de sus exámenes fue presenciado por el Presidente de la República de aquella época, don Emilio Aceval, quien fue su examinador y quedó gratamente impresionado por sus exposiciones y lo felicita.

         Posteriormente le ofrece un almuerzo en su casa y acuden varios profesores, uno de ellos era el señor Lofruscio quien tenía medios suficientes como para enviarle a Italia para seguir un curso de Medicina, siendo costeado por él. Por delicadeza declinó este ofrecimiento. Habiendo obtenido su título de Bachiller en Ciencias y letras ya podría continuar sus estudios superiores, eligiendo, sin lugar a dudas la Medicina, que en un principio lo iba a hacer en la ciudad de Buenos Aires pero que finalmente decidió hacerlo en Asunción, quizá por su modo de pensar. Su gran consejero fue don Manuel Domínguez, aquel gran profesor y colorado. En un cargo que le habían ofrecido para ser profesor en Pilar, con buen sueldo, lo rechazó aceptando un empleo en el Archivo Nacional, con un modesto sueldo.

         Al fin optó por seguir la carrera de Derecho y Ciencias Sociales, empezando su curso a los 21 años. Obtiene también algunas cátedras en colegios de segunda enseñanza, especialmente de matemáticas, historia, dedicándose a enseñar y a estudiar. Con esos medios logró obtener su título de Doctor en Derecho y Ciencias Sociales.

         Referente a la tesis, existen diferentes opiniones: Justo Pastor Benítez dice que versó sobre "Fuerzas espontáneas y fuerzas racionales de la sociedad", para Carlos R. Centurión dice que en los archivos de la Universidad Nacional no pudo hallarse constancia de la tesis. Para William Belmont Parker la tesis versó sobre la "Soberanía Popular". Para el hijo de Cecilio Báez, Amadeo Báez Allende: el título era "Ensayo jurídico sociológico sobre la soberanía popular y su ejercicio en el Paraguay". Posteriormente Eligio Ayala fue nombrado Juez en lo Civil en la administración de justicia, y ocupa una banca de la Cámara de Diputados. Indudablemente era uno de los jóvenes brillantes y pertenece a la promoción de intelectuales que aparecen en el centenario de la independencia nacional y que integran Eloy Fariña Núñez, Raúl Casal Ribeiro, Alejandro Guanes, Arsenio López Decoud, Adolfo Aponte, Juan E. O'Leary, Eusebio Ayala, Luis Riart, Manuel Burgos, Enrique Bordenave, Benjamín Banks, entre otros.

         Anteriormente a ser Juez en lo Civil, fue Fiscal de Crimen. Siendo juez dictó una sentencia que versó sobre "El pervertido régimen monetario, las emisiones inconvertibles", que decía entre los fundamentos la imprevisión y la ignorancia del gobierno, lo que le costó el cargo y tuvo que abandonar dicha magistratura. Se dedicó a la abogacía, siguiendo con sus cátedras. En 1907 inicia su carrera política como candidato a diputado. Fue electo el año siguiente, y si bien renunció al cargo, fue electo posteriormente y fue designado Presidente de la Cámara de Diputados. Se sabe de su participación activa en las revoluciones de 1904 y 1910, en la cual se alista como parte de las tropas. Fue derrotado tanto en la revolución como en sus ideas, yéndose a vivir a Corrientes, donde vivió mucho tiempo.

         Allí tenía varias familias amigas, entre las que se destacan las del ciudadano correntino don Hugo Alsina, la familia Vidal, los Balbatros, simpatizante de todos los liberales que por diversos motivos iban exiliados a dicha hermana ciudad. Ahí se hospedó en la casa de los Alsina, en Plácido Martínez y Córdoba, donde ayudaba a Alsina en el ejercicio de la abogacía. La Argentina, como bien sabemos, en esa época vivía en un esplendor no solo económico sino político, entonces entre todos estos correntinos, especialmente la influencia del Gobernador de Corrientes, Juan Ramón Vidal, hace que lo convenza a Eligio de que vaya a Europa a especializarse sobre todo en el tema que a él le gustaba, que era el régimen económico, el régimen monetario y especialmente la parte referente a lo social. Juan Ramón Vidal, reelecto por varios períodos como Gobernador, tenía su especial estima por el joven y brillante paraguayo, es así que lo llevaba a las diversas reuniones sociales de las cuales participaba, tanto en el Jockey Club de Corrientes, como en el Club Social de dicha ciudad.

         Ayala conoció y vivió de cerca la actitud del hermano pueblo de Corrientes. Fue así como en dicha ciudad determinó que su meta en ese momento era irse a Europa para especializarse y aprender. Pero... cómo lo haría, ¿qué medios tendría?... si era pobre. Sin embargo fueron estos amigos de Corrientes quienes les facilitaron en gran parte la posibilidad de trasladarse a ese mundo para él desconocido, que era Europa. Así fue como ELIGIO AYALA se traslada a Europa sin plazo de retorno. Se dirige por barco hasta la ciudad de Buenos Aires y de allí se embarca a principios de 1911, hacia Europa.

         Fue primeramente a Francia, de Francia pasó a Londres, de allí va nuevamente a Francia y luego por primera vez a Alemania. En Berlín, donde estuvo hasta 1915, escribió su libro "Evolución agraria en Inglaterra" y anteriormente había escrito en el mismo lugar: "El Paraguay visto desde Europa".

         En sus horas libres, en Inglaterra, visitó el Palacio de Buckingam, los comunes, donde asiste a los debates. Admiraba el sistema de Conservadores y Liberales, deseaba que impere la democracia en Paraguay, y sin lugar a dudas ese sueño se hizo realidad cuando el 15 de agosto de 1928, entrega el poder a un ganancioso en elecciones donde por primera vez en la historia política del Paraguay compiten liberales y colorados. Dos nombres que no debe olvidarse: Eduardo Fleitas (colorado) y José P. Guggiari (liberal). Vestía como un inglés, sobrio, tradicional, de traje negro o gris, visitó la campiña inglesa, viajaba en tren. Estuvo en la quinta del que fuera caudillo porteño, don Juan Manuel de Rosas, derrotado en la Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852, por las tropas correntinas, entrerrianas y brasileras al mando de Justo José de Urquiza. Brevemente estuvo en Irlanda y conoció el lugar natal de Elisa Alicia Lynch, compañera y heroína de nuestro Mariscal Francisco Solano López.

         En Francia, visitó el Arco del Triunfo, los Campos Eliseos, la Escuela Militar, donde se formó el Cnel. José Félix Estigarribia, el Museo del Louvre, y tomaba el tren en la estación "San Lázaro" para llegar a Bolougne Su Mer, para conocer el lugar donde había vivido sus últimos años el Gral. José de San Martín, héroe americano que había nacido en Yapeyú, en la misma provincia que la de su amigo, don Juan Ramón Vidal, la hermosa y heroica Corrientes.

         De Italia admiraba la dedicación, la laboriosidad del labriego, el arte, la pintura, la escultura de los profesionales. Todo era bello y perfecto. Había que traer a esa gente al Paraguay. Pensó en la forma de interesarlo. Hablaba en seminarios, conferencias y así vinieron, pero pocos, lamentablemente. En la parte técnica y de capacitación, especialmente en electricidad (C.A.L.T., luego ANDE) que vinieron, están los Tardivo, el padre y Fidencio, el Ing. Enzo Debernardi, ejecutor de la represa más grande del mundo: Itaipú.

         En Alemania estuvo años y salió al comienzo de la guerra de 1914. El trabajo, la dedicación, el sentido de la responsabilidad que tenía el alemán, era algo que le llamaba la atención y admiraba ese temple.

         Propulsó la inmigración alemana. Por último digamos que Suiza le cautivaba por el orden, el respeto, la privacidad, el sistema bancario, cómo lograron captar el capital, el dinero del mundo, ¿cómo?, ¿qué hicieron? ¿por qué? visitaba a banqueros, capitalistas, especialistas en cuestiones monetarias, todo ello le interesaba.

         Por último, estuvo en la Madre Patria, nuestra querida España. En Madrid, visitó la Casa Real. Sentía latir con fuerza su corazón. Era la emoción de su sangre: "Ayala", y el símbolo de esa monarquía y de sus ancestros: Carlos V, Felipe II, Alfonso XII, era la noble y gloriosa España. En esas rejas, en esos amplios corredores, se veía flamear la roja y amarilla bandera de la Madre Patria.

         Viajó en tren a Barcelona y estuvo en Lérida, en casa de Juan y Javier Sole; de Madrid viajó siempre en tren para conocer Sevilla y visitó el Alcázar, donde admiraba las fuentes que habían hecho los árabes y recordaba su trajinar de Mbuyapey. Recorrió todo el sur, hasta lo que hoy es Marbella, sobre el Mediterráneo, frente a la costa del África, y al lado del Peñón de Gibraltar. En la parte central de España, visitó lugares donde había peleado El Cid, don Rodrigo Díaz de Vivar, y lugares donde concurrían los reyes Felipe el Hermoso e Isabel La Católica.

         Visitó Galicia y quedó prendado de la capacidad, laboriosidad y empeño del gallego. No dejó de visitar la zona de Vascongada. El espíritu altivo y a veces soberbio del vasco y la famosa corrida del San Fermín.

         De España viajó a Lisboa, capital de Portugal, se embarca en el vapor "Orcama" rumbo a América y llega a fin de año a Rio de Janeiro. Queda gratamente impresionado por la belleza natural de sus playas y del paisaje. Visita los Museos y Bibliotecas. Es devoto de Fray Bentos, hace sus oraciones en la Catedral de Rio. Días después se embarca a Montevideo, visita la capital charrúa y a pesar del verano, siente la brisa y el fresco que viene del Océano Atlántico.

         La fiesta de fin de año la pasa en Buenos Aires, en casa de su correligionario y amigo don Juan Gaona, Gerente General de la afamada marca de cigarrillos "43" y que era hijo de Juan B. Gaona, ex-presidente de la República del Paraguay. Se hallaba a gusto con Gaona, quien a pesar de ser un hombre que manejaba una fortuna impresionante era sencillo, bondadoso y ecuánime, porque así eran los Gaona.

         Los primeros días de febrero, llega a Corrientes, allí lo esperaba su amigo, el gobernador don Juan Ramón Vidal, de traje, con chaleco, con su llamativa cadena de oro, de cual pendía un reloj "Longhines", con sus tres tapas de oro.

         Encuentra en Corrientes que Juan Ramón Vidal, varias veces gobernador de Corrientes, electo en su provincia, en las reuniones políticas y en el fervor de las discusiones, Vidal no hablaba. Solo jugaba con su cadena y al final, al término de la discusión, el dueño de la razón era don Juan Ramón Vidal.

         Del puerto iban a la Casa de Gobierno, frente a la casa de la Merced, en un Ford de la época. Estuvo en las fiestas de carnaval que eran ya famosas. Los mulatos y los corsos de Camba Punta, el papel picado, el bullicio, la alegría de los correntinos, con sus disfraces y compases.

         Y llega a Asunción a fines de marzo de 1920.

 

 

 

 

CAPÍTULO 2

 

MINISTRO DE HACIENDA

 

         Estando afín en Europa, recibió el ofrecimiento del Presidente de la República, don Manuel Franco, para el cargo de Ministro de Hacienda, con el fin de sanear las finanzas. Este ejerce la Presidencia de la República desde 1916, y si bien tenía un gobierno estable, teniendo como objetivo el especial cuidado de la cosa pública, no hallaba sin embargo, la forma de partir las deudas del Estado, tanto nacionales como internacionales. Fallece en ejercicio de la presidencia en el año 1919, siendo el único hasta ahora, en este siglo que por causa natural es reemplazado por el vicepresidente don José Montero, quien completa el período.

         La situación financiera era realmente crítica. Los comerciantes, industriales, los productores y consumidores estaban en problemas. Había una angustia general, la situación era alarmante. Había un déficit de 50.000.000 de pesos; cinco meses de atraso para con el presupuesto; los empleados públicos no recibían sus sueldos. Había inestabilidad en la cotización de los cambios, que llevaba sin lugar a dudas a la bancarrota. Prosperó la usura, con intereses leoninos. La propia y única casa del extinto ex-presidente Manuel Franco, sita en Eligio Ayala y Brasil (ex-calle Wilson), fue entregada por intereses a su acreedor. Se habían perdido 3.000.000 dólares por contrabando y la mala organización de la Oficina de Impuestos.

         Sin embargo, en los primeros meses de 1920, surgió una esperanza... Había aceptado su nominación como presidente de la República don Manuel Gondra y efectivamente se consagró la victoria de la fórmula "Manuel Gondra-Félix Paiva". El pueblo asunceno se hallaba feliz. El advenimiento de Gondra, daba un optimismo que había irradiado en todos los espíritus. No era solamente un candidato liberal, sino que era el hijo predilecto de la patria y en él se situaba la esperanza del pueblo. El cargo de Ministro de Hacienda le es ofrecido a Eligio Ayala. Este le dice "No puedo aceptar, es un compromiso demasiado grande". A lo que Gondra replica: "Si usted se siente capaz, acepte el desafío". Las fiestas del 15 de agosto de 1920, impresionaron por los desbordes y la alegría de la multitud. El pueblo salió a las calles y se veía la roja, blanca y azul agitada al viento con los gritos de: Paraguay, Paraguay, Paraguay.

         En los actos de transmisión de mando, que empezaron a las 10 de la mañana, desde tempranas horas (desde el amanecer) había ya una inmensa cantidad de personas (o multitud), que iba llenando la calle Buenos Aires, desde Independencia Nacional hasta Colón, así como la Plaza de la Constitución.

         El carruaje, tirado por los caballos negros, conducía al Congreso a Manuel Gondra y millares de manos se agitaban lanzando flores y sombreros. Una comisión de senadores y diputados, los liberales Zubizarreta, Abente Haedo y los colorados O'Leary y López Moreira, acompañaron al presidente en ejercicio Dr. José Montero, desde el Palacio de López hasta el Congreso, donde se presta el juramento de ley.

         El señor Gondra designa los nuevos ministros que son:

         Interior:  José Patricio Guggiari

         Relac. Exteriores:   Eusebio Ayala

         Hacienda: Eligio Ayala

         Justicia, Culto e Instrucción Pública: Rogelio Ibarra

         Guerra y Marina:   Adolfo Chirife

        

         A las doce horas, fue clausurada la sesión del Congreso y el Presidente y Vice así como los nuevos ministros, los embajadores y enviados extranjeros y altos funcionarios del Estado se dirigieron a la Catedral, donde S.S. obispo diocesano Juan Sinforiano Bogarín oficia el Tedeum de estilo.

         De allí se trasladó al Palacio de López, a fin de presenciar el desfile militar y cuando iba en camino, en la calle Buenos Aires y 15 de Agosto, se asomó a un balcón una anciana agitando sus manos con la bandera del Paraguay: era la madre de Gondra, doña Natividad Pereira. El Presidente hizo detener su carruaje, descendió y pidió la bendición. Al volver, el pueblo lo saludaba, estrechaba sus manos y, al grito de: Viva Gondra, Viva Paraguay, continuó viaje. El desfile militar, del cual formaron parte:

         - Escuela Militar y Radiotelegráfica

         - Artillería de Marina

         - Batallones de Infantería números 1, 2 y 3

         - Regimiento de Artillería de Montaña

         - Batallón C.G.

         - Escuela de Aprendices de Villa Hayes

         - Exploradores del Paraguay

         - Boy Scout

 

         LOS MINISTROS DE GONDRA

 

         JOSÉ PATRICIO GUGGIARI

 

         Ministro del Interior, asume a los 37 años, eminente joven, seleccionado y elegido entre los mejores. De brillante actuación en el Foro Parlamentario. Periodista, representante genuino de la democracia y de las fuerzas renovadoras que vienen fortaleciendo las instituciones.

 

         EUSEBIO AYALA

 

         Ministro de Relaciones Exteriores, experimentado diplomático, colaborador de todos los presidentes Liberales, Radicales, especialmente del extinto Manuel Franco, Ilustrado, intelectual, representó al Paraguay en diversos congresos en Sudamérica, EE.UU., Europa y representó al Paraguay en forma brillante en el "Congreso Financiero" reunido en Washington.

 

 

 

         ELIGIO AYALA

 

         Ministro de Hacienda, es también un hombre joven, que cuatro años antes había recibido el ofrecimiento para el mismo cargo de parte de Manuel Franco y reiterado por el presidente José P. Montero. Su designación llena la expectativa de la defensa de los caudales públicos. De ilustrada rectitud, imprimiendo normas modernas, estabilizadoras de la moneda, se propone evitar la emisión de más monedas, pagar al principal acreedor, el Banco de la República, equilibrar el presupuesto, fomentar y fiscalizar los créditos agrícolas, modernizar el Banco Agrícola.

         Su personalidad es bien definida, pondrá toda su capacidad para sacar al país de la crisis. Nunca como ahora, el pueblo espera de su administración el milagro paraguayo. Se tiene fe en Eligio Ayala, porque propuso resolver concretando como válida la crisis financiera:

         1- Atrasos del tesoro;

         2- Presupuesto de gastos y cálculos de recursos;

         3- Estabilidad de cambio;

         4- Saneamiento administrativo.

 

         Una de las primeras medidas fue nombrar como Director General de Aduanas al Dr. Eliseo Da Rosa.

         Consiguió estabilizar el presupuesto y mantener la moneda invariable, a través de diez años. Logró pagar puntualmente los sueldos de la administración pública. Disminuyó la usura. No hizo uso de los empréstitos nacionales y extranjeros, pagó las deudas del Estado, evitó la emisión de monedas y dinero y fue especialmente un celoso guardián de las arcas del Estado.

         No creía en el amigo bueno o fiel u honrado, controlaba diariamente a sus subordinados, escribía notas, resoluciones, indicaciones, era tenaz e incansable. Autoritario, era temido y respetado. Gustaba del orden, de la jerarquía, pero especialmente era un demócrata, compartía sus ideas y proyectos con los colorados. Era admirador de Manuel Domínguez y escuchaba a O'Leary sobre la reivindicación del Mariscal Francisco Solano López.

 

         ROGELIO IBARRA

 

         Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, es joven también. Secretario de la Cámara de Diputados a los 22 años; diputado a los 25; en el año 1925 fue nombrado Presidente de la Cámara de Diputados. Inteligente y brillante, fue director del diario "El Liberal". Como periodista fue sagaz, de solvencia moral y de una rectitud a toda prueba.

 

         CORONEL ADOLFO CHIRIFE

 

         Ministro de Guerra y Marina, ingresó a la Escuela Militar de Chile, el 11 de mayo de 1897. En 1898 fue Subteniente de Infantería del Ejército de Chile, llegando al grado de Teniente en 1898.

         En 1904 fue enviado a Alemania, donde ingresó en el 68 Regimiento de Coblenza. Regresó al país en 1908 y se le designó comando de la III Zona Militar. Se retira en 1911, con la sublevación de Albino Jara y se encuentra entre los miembros militares de la Revolución Reivindicadora de 1912, con el Cnel. Escobar, entre otros.

         En 1921 existía un malestar con las Fuerzas Armadas. Un grupo de coroneles, encabezado por el propio ministro de Guerra y Marina y sus coroneles Mendoza y Rojas, comienzan a inmiscuirse en política. En un banquete para ingresar al casino de oficiales del Batallón Escolta en Puerto Sajonia, ofrecido por el ministro de Guerra y Marina, éste se dirigió al ministro del Interior, Dr. Guggiari, acusándolo de "politiquero, débil e irrelevante", a lo que Guggiari contestó: "No, coronel, son fenómenos propios de la democracia, no habrá anarquía mientras ustedes los militares cumplan con su misión específica, no inmiscuyéndose en política y no desenvainen el sable, pero si lo hacen, entonces sí no respondo de las consecuencias..." Sobre la marcha, dijo Chirife: "Yo, personalmente mandaré ahorcar al oficial que se subleve".

         El arzobispo de Asunción, que había cumplido la semana anterior sus bodas de plata, (25 años) al frente de la Iglesia paraguaya, monseñor Juan Sinforiano Bogarín, y asistente al banquete, dijo a continuación:.. "¿Y si el sublevado es usted, coronel?..., sorprendido Chirife dijo: "Por favor Monseñor, eso no sucederá jamás". El día 29 de abril, a la mañana temprano llega y se encierra en la Escuela Militar al mando de Manlio Schenone, el jefe de la Guarnición de Paraguarí, Cnel. José Félix Estigarribia. A la tarde de ese día el Presidente hace llamar a su ministro, el Cnel. Chirife, quien informa al Presidente que todo está perdido, se han sublevado todas las fuerzas y exigen su renuncia. Luego Gondra acompañado solamente por el ministro Rogelio Ibarra, va a la Escuela Militar, donde el director le dice: "los ejércitos militares no están trasladados, obedecen sus órdenes, señor Presidente".

         De allí pasan al Regimiento Escolta de Sajonia y a los barcos de la flota de la Marina, que tampoco estaba sublevada. Al volver al Palacio, se entera por el Cnel. Mendoza, jefe de la IV Zona, que estaban sublevados los jefes de Concepción. Ante la posibilidad de un enfrentamiento y a fin de evitar derramamiento de sangre, presenta su renuncia al Congreso. No le es aceptada al principio. Reitera y es indeclinable.

         Ante la renuncia del Vicepresidente Paiva, en la segunda semana de noviembre, el Congreso debatió si llamaba a elecciones generales o elegir directamente entre sus pares; el Dr. Gualberto Cardús Huerta, senador de la Nación, pronunció un discurso, a fin de fundamentar el ascenso del Dr. Eusebio Ayala. Decía el senador Cardús:

         Obedeciendo al gesto de los fundadores del Partido Liberal, que pusieran todo su empeño en la libertad electoral y en la honestidad administrativa, nosotros quisimos inmovilizarnos en esa ideación, cambiando su fórmula por la democratización en virtud de la cual los menos, a nombre de los más, pudieran imponer su voluntad a todos y embutiendo la honestidad en la misión de guardián a sueldo de las arcas fiscales para restarle las virtudes interesadas y activas que habían de robustecer las energías productores de la nación.

         Vea, doctor Velázquez: Usted mañana podría gobernar este país y si quisiera tener en mí un partidario, ha de procurar decir las verdades de frente, porque para mí la primera probidad de un gobernante es no hacer uso de los credos engañadores que apenas sirven para prender ilusiones en la imaginación popular. Y, desgraciadamente, uno de esos credos usuales es la libertad de elecciones que, entre nosotros, mandatario alguno podría garantir todavía, porque la libertad electoral no es la obra de un gobierno o de un partido, sino la resultancia de la cultura de un país.

         Sr. Velázquez -es lo que sostengo.

         Sr. Cardús Huerta-. Esto de no tener todavía la verdadera libertad electoral, el buen ejército que todos quisiéramos, la honestidad administrativa tan pregonada, no es defecto de este hombre o aquel partido, sino de todos los hombres y de todos los partidos; tendremos libertad electoral y verdadero ejército, tendremos honestidad administrativa y las demás cosas que tanto pretendemos el día que tengamos cultura moral y económica. Y esta cultura no se presta, ni proviene del sentimentalismo enervante y el fraserío gárrulo, ni puede vivir en la debilidad orgánica, sino en el culto de la vida intensa, en la existencia plena y desbordante, en el esfuerzo triunfante y creador, en la hermosura de la especie, en la potencia de la producción, de la riqueza y la justa repartición de ella. La cultura nacional no se hará jamás con idealismos prestados, con todas esas tonterías que se están diciendo y se han dicho en el Paraguay, porque ella tiene que venir del instinto vital, de nuestras aspiraciones de paraguayos para servir en algo como americanos, porque la cultura colectiva no se presta, ni se inventa sino se la crea, y para crearla hay que tener músculos.

         Nuestra obligación es no iniciar en la mentira a los ciudadanos y sobre todo a los jóvenes, que son los futuros gobernantes; nuestra obligación es inculcarles el hábito de la sinceridad y el trabajo que modela el carácter sin el cual no se han de conseguir nunca los verdaderos ideales de patria y los músculos que puedan realizarlos, sino ese énfasis estúpido e insustancial de ahora; nuestra obligación es no hacer escuela de mentiras con las promesas.

         Porque solamente por la ruta noble del trabajo se podría pretender la elaboración de un caudal propio como factor activo de la nacionalidad, que no puede provenir de la indigencia y las aspiraciones vagas de nuestro espíritu revolucionario, sino de la riqueza organizada que ha de proporcionarnos los materiales con que necesitamos reemplazar la política alimenticia que nos debilita y envilece con su desprecio de las realidades económicas y héroes contemplativos en la cabeza.

         Por votación del Congreso asume la presidencia provisional del Paraguay el Dr. Eusebio Ayala e integra el gabinete de la siguiente manera:

         Ministros de:

         Interior: Rogelio Ibarra

         Hacienda: Eligio Ayala

         Relaciones: Alejandro Arce

         Guerra y Marina: Cnel. Manuel Rojas

         Justicia, Culto e Instrucción Pública: Eliseo Da Rosa

 

         Eusebio Ayala pronunció su discurso ante el Congreso de la Nación:

 

         Asunción, agosto 15 de 1922

         H. CONGRESO DE LA NACION:

         Tengo el honor de dirigir a V H. el presente mensaje para dar una explicación de mi conducta en presencia de los tristes sucesos que han traído de nuevo el luto y la destrucción a nuestro castigado pueblo.

         Después del golpe de cuartel que determinó las renuncias del Presidente Sr. Gondra y del vicepresidente Dr. Paiva, el Congreso me eligió Presidente provisorio. Concurrieron para mi elección unánimemente los votos de las dos fracciones del Partido Liberal. En vista de esta circunstancia, desde la primera hora procuré mantener el equilibrio entre los grupos políticos que me apoyaban y luego me esforcé por avenirlos, a fin de establecer entre ellos, a lo menos, una base de inteligencia. Mis empeños tropezaron con dificultades insalvables. Durante los meses del receso legislativo pudo mantenerse sin embargo, el "statu-quo", aprovechando el P.E. esta paz, si bien precaria, para hacer una vigorosa obra administrativa a la vez que para planear un vasto programa de futura labor. Era esta una invitación al olvido de las querellas mezquinas en homenaje a los grandes intereses de la nación. Desgraciadamente la lucha interna que quebrantaba el partido gobernante no se aplacó ni un momento. En tales circunstancias, se presentó un proyecto de convocatoria a elecciones de presidente y vice de la república.

         Habiendo sido llamado a la presidencia como medio de evitar la disrupción del partido gobernante y su consecuencia la guerra civil, no podía cumplir moralmente mi mandato si no oponía mi más firme voluntad a las elecciones, que en el ambiente que entonces reinaba no podía conducir a otra cosa que a una terrible anarquía. Me afané por convencer a los bandos la necesidad de no llamar a elecciones antes de resolver el problema partidario. Ofrecí espontáneamente mi renuncia para que otro hombre más capaz que yo, intentara de nuevo lo que yo no había conseguido. Al obrar así no me guiaba un propósito partidario. No defendía solamente la unidad de mi partido, sino sobre todo la paz de la República.

         La situación era en extremo grave. Uno de los bandos del partido tenía en sus manos todos los resortes de fuerza de que la autoridad tiene derecho a disponer. Las elecciones no podían ser así otra cosa que el epílogo quizá sangriento del 29 de octubre. Rehusé del fondo de mi alma servir de instrumento para consagrar el triunfo de la fuerza. A pesar de mis instancias, la convocatoria fue votada. No se podía dudar honradamente de lo que iban a significar las elecciones. Allí están las cálidas y videntes palabras del senador Cardús Huerta, como expresión genuina de la conciencia patriótica en aquella hora. Allí está la insurrección en armas, testimonio irrefutable de que el país no se halla en condiciones de ejercitar el acto democrático del sufragio.

         Sancionada la convocatoria a elecciones por el Congreso, resolví oponerle el veto del PE. por razones políticas y además por las razones legales que constan en el mensaje. Tengo absoluta convicción de haber obrado dentro de la órbita de las facultades constitucionales del presidente provisorio; ninguna sutileza podrá jamás demostrar lo contrario. Tengo igualmente el hondo sentimiento de haber obrado con la entereza y conciencia del deber que exigían las circunstancias. Después de enviar el mensaje del veto al Congreso, volví a llamar a los representantes de las dos fracciones liberales y a ofrecerles de nuevo mi dimisión, toda vez que llegaren a convenir un medio de resolver la crisis. Las conferencias tampoco dieron resultado. Entretanto la máquina de la subversión, de antemano preparada, entraba en movimiento. Dos jefes de zonas militares desobedecieron órdenes del P.E. proponiendo tratar con el ministro de Guerra la solución del conflicto político. Esta actitud era insólita y revelaba la complicidad entre militares y miembros del Congreso. ¿Cuál era la causa de tal actitud? el veto del P.E., dijeron. Comprendí que la oposición al veto no era más que un pretexto para encubrir un nuevo y tremendo atentado contra el orden institucional; pero con todo y empeñado en evitar una vergüenza al país, retiré el mensaje del veto, suprimiendo hasta ese nuevo pretexto a la insubordinación militar patrocinada por ciertos políticos.

         El retiro del veto, sin embargo, no podía aplacar a quienes estaban decididos a atropellar las barreras legales para adueñarse del poder. La insurrección se mantuvo en pie y los jefes declararon que el movimiento era contra mi persona como magistrado. Y, las huestes sediciosas marcharon en son de guerra contra la capital de la República, arrastrando en pos cuanto elemento maleante quiso plegarse a su marcha triunfal. Fue entonces que, ante el peligro de un ataque a la ciudad y resuelto a cualquier sacrificio para impedirlo, manifesté mi decisión de dimitir al cargo para que el Congreso designara un ciudadano en mi reemplazo para evitar los males que amenazaban a la República.

         Una única condición puse a mi retiro: la formación de un gobierno que no siendo la consagración de la violencia, fuera garantía para todos los partidos y todos los intereses legítimos.

         Al cabo de inútiles tentativas, en que como presidente estuve dispuesto a las mayores concesiones en pro de la paz, la insurrección atacó la ciudad, y después de ser rechazada, ha continuado ensangrentando y destruyendo el país, sin ninguna esperanza de éxito.

         V.H. comprende que en tales condiciones las elecciones no podían efectuarse en la fecha indicada y llega el día en que debió efectuarse la trasmisión del poder, sin haberse podido cumplir la decisión legislativa.

         Mi mandato es de origen parlamentario. Su duración está subordinada n la elección de un nuevo mandatario en comicios. Pero aún así, declaro ante el país que ninguna consideración que toca a mi persona, ha de ser obstáculo para volver al pueblo su tranquilidad bajo la égida de un gobierno de orden.

         Nuestra responsabilidad es grande. No se diga de nosotros, ni hoy ni después, que fallamos en el empeño de dar a los habitantes de esta tierra siquiera la paz que tanto necesitan.

         Dios guarde a VH.

 

         E. Ayala

         Rogelio Ibarra

 

         Momentáneamente se aborta la revolución, pero a fines de mayo de 1922 se subleva el Cnel. Adolfo Chirife, jefe de la II zona de Paraguarí, al ser reemplazado por el Cnel. Manuel Rojas. Se pliega a la revolución la zona IV y el Regimiento de Concepción.

         Luego de una demora inexplicable llegaron a Luque y prácticamente rodean a la capital. El gobierno establece su defensa en la calle Gral. Santos, al mando las tropas leales de Manlio Schenone y José Félix Estigarribia. Fueron rechazados los insurrectos el 9 de junio de 1922 y se replegaron hasta Carapeguá, con regimientos también en Paraguarí y Yaguarón.

         A fin de año se replegaron hasta el sur, hasta Cai-Puente, luego a dirección de Caaguazú, a los yerbales, la zona de Yhú y sintiéndose enfermo el jefe sublevado, el Cnel. Adolfo Chirife, se hizo llevar en carreta hasta Tacurupucú, ya casi sobre el río Paraná, a la altura de Foz de Iguazú, con el propósito de llegar a la ciudad argentina de Posadas, para internarse en el hospital. Fallece en Ytaquyry y terminó la revolución en julio de 1923.

         Meses antes, por voto del Congreso, asume la presidencia provisional el Dr. Eligio Ayala, cuyo pensamiento en ese momento histórico era: "el mejor éxito de una acción militar depende también de algunas cualidades civiles, tales como la previsión, la sagacidad, la imaginación, la rapidez de las concepciones, especialmente la serenidad".

         El ejército no es todo. Con servir en el ejército solamente no se paga a la patria toda la deuda ciudadana. La disciplina social que asegure la paz interna y el desenvolvimiento es tan necesario como lo es el ejército. No puede formarse un ejército activo y fuerte en un pueblo anarquizado y arruinado por las sediciones. Una vez más quiero rectificar un concepto corriente del ejército, que puede menoscabar al ejército mismo. El ejército es una fuerza y un golpe afortunado de fuerza tiene sus seducciones. Pero la fuerza sola no basta, no hace toda la energía y la fortaleza de una nación.

         En una nación, ningún servicio público es más noble, más honroso, mas altruista que el militar, pues implica lo más grande en sacrificios, hasta lo de la libertad y la vida tan importante y necesarias en este servicio que ha llegado a ser en nuestros tiempos un atributo del Estado".

 

 

 

CAPÍTULO 3

 

EXALTACIÓN DE ELIGIO AYALA A LA

PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA

 

         A fines de diciembre de 1922, el Poder Ejecutivo de la Nación convoca a elecciones para elegir representantes del Congreso Nacional que desempeñarán su mandato en el período que comprende desde 1923 a 1927.

         La carta proclamada por el Partido Liberal Radical son los departamentos III y IV para senadores:

- Dr. Belisario Rivarola

- Dr. Manuel Burgos

- Don Modesto Guggiari

- Dr. Luis Riart

- Dr. Vicente Rivarola

 

Departamento IV - para Diputados:

- Dr. José P. Guggiari

- Don Luis Escobar

- Don Salvador García Melgarejo

- Don Luis Ruffinelli

- Don Ernesto Arias

 

Departamento V

- Don Gumercindo Riart

- Don Pedro T. Rolón

- Dr. Enrique Jacquet

- Dr. Manuel Ayala

- Dr. Octaviano Rivarola

 

Departamento VI

- Dr. Raúl Casal Riveros

- Dr. Luis De Gásperi

- Dr. Juan Carlos Garcete

- Dr. Rodrigo Solalinde

 

         Dicha lista salió electa, sumados a los legisladores de los Departamentos I y II, conformaron el Congreso Nacional, y que en posteriores sesiones aceptaron la renuncia al cargo de Presidente de la República del ciudadano Eusebio Ayala, y el mensaje del mismo de fecha 9 de abril de 1923 al Honorable Congreso de la Nación dice: "Hace un año esbocé ante V.H. un programa de acción gubernativa que fue seguido luego de varios proyectos tendientes a resolver problemas esenciales para el bienestar y el progreso de la República. Entendía entonces que era preciso desviar las actividades políticas hacia una labor constructiva de carácter nacional, apartándolas así de la senda peligrosa que ya había provocado un grave atentado contra el orden legal".      

         Aceptada la renuncia, el Congreso elige como Presidente de la República al Dr. Eligio Ayala y Vicepresidente a don Emiliano González Navero. En su mensaje del miércoles 11 de abril de 1923, decía el presidente:

         "YA ES HORA DE COMPRENDER NUESTROS ERRORES"

         Designa el nuevo gabinete que queda constituido de la siguiente forma:

 

         - Interior: Don Modesto Guggiari

         - Justicia, Culto e Instrucción Pública: Dr. Lisandro Díaz León

         - Hacienda: Dr. Luis T. Riart

         - Relaciones Exteriores:Don Rogelio Aranda

         - Guerra y Marina: Cnel. Manlio Schenone.

 

         DON MODESTO GUGGIARI

 

         Su figura inconfundible, varonil y gallarda, lo convierte en uno de los jefes indiscutidos del Partido Liberal. Luchador de temple férreo, es el más auténtico conductor de hombres. Mucho debe el Partido Liberal al talento, al esfuerzo y a la labor de este inminente hombre público cuyo advenimiento al gobierno es promisor de días mejores para el país. Dos años hace que se ausentara de entre nosotros llevando al Brasil, aparte de la misión oficial, la plenipotencia intelectual del Paraguay moderno. El actual Presidente de la República, doctor Eligio Ayala, lo ha llamado a ocupar el Ministerio del Interior.

 

         DOCTOR LUIS A. RIART

 

         Es la segunda vez que va a ocupar una cartera ministerial. Durante el gobierno del Dr. Franco ejercía con ecuanimidad y altura el Ministerio del Interior. Integra el nuevo gabinete ocupando la cartera de Hacienda. De ahí seguirá colaborando en la Oficina de Cambios donde ha hecho labor digna y honrada, cuyas proyecciones benéficas solo después serán bien apreciadas.

 

         DOCTOR LISANDRO DIAZ LEON

 

         Es uno de los gallardos aportes que la generación nueva ofrece a la vida pública. En el parlamento, donde actuó desde el año 1917, descolló por sus dotes oratorias. Ha presentado a la Cámara de que formaba parte valiosos proyectos que revelan en él dedicación y estudio. Es de notar entre ellos, el famoso proyecto sobre el divorcio absoluto que mereció la sanción de la Cámara joven, y el de Impuesto a la Renta.

         La figura del distinguido compatriota que ha sido llamado por el señor Presidente de la República para ocupar la cartera de Justicia, Culto e Instrucción Pública.

 

         DON ROGELIO IBARRA

        

         La cartera de Relaciones Exteriores ha sido confiada al señor Rogelio Ibarra, cuya actuación en los gabinetes de Gondra y Eusebio Ayala se caracterizó por su diligencia y espíritu expeditivo. Ha demostrado una capacidad de gobierno que no puede menos que reconocerse y aplaudirse. Su colaboración en el gobierno del doctor Eligio Ayala importa la incorporación de un joven de acertadas vistas políticas y actividad probada.

 

 

         CORONEL MANLIO SCHENONE L.

 

         Ministro de Guerra y Marina por breve tiempo del ex-presidente Ayala, continuará al frente de la cartera en el gobierno provisorio presidido por el Dr. Eligio Ayala. El Cnel. Schenone aportó a la nueva situación política el concurso apreciable que significa la escuela militar a su dirección, que inculcó la noción del respeto a las instituciones en el espíritu apenas abierto a la vida de los jóvenes cadetes que cursaron sus aulas y que como tales, y otros como oficiales ya, se sumaron decididamente en la defensa del gobierno en los recientes esfuerzos demandados por la sedición.

         La expectativa era general, tanto en Asunción, como en Concepción, Encarnación, Pilar y en todos los rincones de la patria.

         La inquietud del pueblo era de fe en la futura gestión de Eligio Ayala. La hora de que se están jugando graves intereses de la nacionalidad a consecuencia del estado de subversión que persisto, en algunas regiones del país.

         Los elementos del orden de la sociedad se hallan pendientes de las soluciones que se acuerdan en el orden político, como un paso a la pacificación general y a la tranquilidad y el bienestar consiguientes.

         Por sus virtudes ciudadanas y por su carácter, Eligio Ayala es fiel depositario de las sagradas tradiciones de sus antepasados.

         Por su parte, el radicalismo paraguayo, no puede menos que recibir alborozado el advenimiento de este varón salido de la estirpe esclarecida e ilustre de José de la Cruz Ayala (Alon).

         Débese al doctor Eligio Ayala el prodigio que su ilustre antecesor señaló en su último y brillante mensaje al Congreso, de haber mantenido incólume la administración financiera, en medio de la anarquía del país. En medio de la tempestad desatada sobre la Nación, el doctor Eligio Ayala ha sido para el Gobierno el valeroso piloto que supo conducir la nave del Estado a su puerto de arribada.

         En su anterior mensaje, dice Eligio Ayala:

         En anteriores ocasiones, los gobiernos recurrieron a emisiones, empréstitos, etc. Este gobierno se limitó a poner un orden más estricto en la gestión financiera. Mediante tal proceder se ha hecho frente a las expensas de la lucha manteniéndose a la vez, aunque con atraso, el servicio del presupuesto ordinario".

         Quiere decir esto que basta la honradez para salvar las finanzas públicas del naufragio a que le conduce las tormentas de la política.

         "Las democracias necesitan de una fuerza organizada que sea capaz de detener los excesos demagógicos y la nuestra, democracia incipiente, más que ninguna. Sólo así podrá haber paz, una paz con floración de trabajo, de libertad y de progreso. Sin un gobierno fuerte en la opinión pública, representativo de una agrupación política ponderada, no puede nacer en el pueblo esa confianza y esa adhesión, que son para los destinos de un país, sus auras de honor y de vida".

         En el Congreso, al prestar juramento como presidente provisorio de la nación, esbozó algunos de los más perentorios problemas que harán de reclamar de inmediato su acción de gobernante. La represión del bandolerismo armado que azota la región noreste del país y el afianzamiento de la administración financiera.

         Hizo, además, mención de los dones de la libertad política. Pero estigmatizo de pronto el libertinaje a que la truecan los amigos de la sedición. El no está para apañar las pillerías del libertinaje. Tal una de sus principales declaraciones, de oportunidad indudable.

         En cuanto a la administración financiera: he aquí su fuerte. Está encariñado con ella, y se propone defenderla y robustecerla. ¿y como fuera de otro modo? Citando la situación política flaqueaba y amenazaba derrumbe, él, severo en medio de los arrebatos de los que osaban turbar su obra patriótica, si las hay, salvó la posible regularidad en las finanzas del estado e hizo que el gobierno provisorio de que formaba parte pasara a su sucesor la defensa de los caudales del estado en forma que no se vio en otra época en el Paraguay, con una limpieza irreprochable de que apenas podrían darse cuenta los que atentaban directamente en las filas facciosas contra dicha regularidad.

         El doctor Eligio Ayala se encuentra en condiciones de crear ese gobierno democráticamente fuerte. Su talento, su ilustración, su austeridad, su energía cívica, son como sus prestigios inmanentes, tan altos como los de su alta investidura. Detrás de él está el Partido Radical, unido y compacto, sin una discrepancia, sin una vacilación, en guardia para la lucha definitiva y grávido de orgullo y de fe en el patriotismo de su presidente predilecto.

         Con referencia al Presupuesto General de Gastos: "La Contaduría General y la Dirección del Tesoro, como casi todas las instituciones del Estado, más en este período de crisis que en otros, ha padecido de la escasez de los medios, de funcionarios aptos, de organización adecuada. Con todo, su funcionamiento durante el año fiscal ha mejorado potentemente. Ha sido como recurso de funcionarios negligentes atribuir la responsabilidad de su desidia a la Contaduría General. Varias reparticiones lo prodigan con esta transferencia cómoda de responsabilidades.

         Y en realidad es la incuria de las reparticiones, sustraídas al control de ella, la que más ha obstruido el ejercicio de sus funciones. Los mismos vicios de las leyes de presupuesto obstaculizaban o imposibilitaban muchas veces su acción. Durante el último año fiscal, ella ha ejercido rigurosamente el control que compete según la actual organización financiera.

         Ha contabilizado todos los egresos del Tesoro, y ha exigido que ellos se ajusten en lo posible a las leyes y decretos vigentes. Desde la vigencia del nuevo Presupuesto General se ha podido observar la aplicación más estricta de los procedimientos legales. Pero hay en la organización de la contabilidad financiera un defecto fundamental que trunca gran parte de sus funciones. La Dirección del Tesoro, conforme a la actual organización financiera no ejerce más que un control "a posteriori" de los gastos de la administración; no paga los que están en pugna con ellos. No hace más que una constatación "post-mortem", de los gastos irregulares; no puede prevenirlos y muchas veces ni conocerlos con la necesaria anticipación.

         La Dirección del Tesoro, según la defectuosa organización financiera actual, no interviene en la ordenación de los gastos y en la verificación de los efectuados. Por esta razón los compromisos, las licitaciones, los contratos, que autorizan grandes erogaciones, muchas veces, en los ministerios, se realizan sin intervención previa de la Dirección del Tesoro.

         Y por esto también se produce la anomalía de que la Contaduría ignore los gastos ordenados fuera de ella y efectuados, legal o ilegalmente. Esta deficiencia imposibilita hasta el control del pago, el único que ella puede ejercer. Para subsanar esta deficiencia, el Poder Ejecutivo, por la anterior N° 380 de expedir títulos de la deuda consolidada 1915, 6% para pagar atrasos del Tesoro. La Ley del Presupuesto actual, que entró en vigencia el 15 de octubre del año 1921, restableció esta facultad. Por esta razón fueron expedidos muy pocos consolidados en pagos de deudas de ejercicios anteriores. Como el Presupuesto de Gastos no contenía créditos para el pago de los sueldos impagos de noviembre y diciembre del año 1919, muy poca parte de ellos fueron pagados con algunos pequeños recursos de ejercicios anteriores.

         La simple observación del movimiento de las rentas y su comparación con los gastos acusan la imposibilidad que hubo de hacer más. El monto de la deuda flotante no puede ser determinado con exactitud. Esto se debe en gran parte a la carencia del control preventivo con la contabilidad financiera. Los gastos ordenados y efectuados en los ministerios con prescindencia de la Dirección del Tesoro, no son contabilizados más que esporádicamente, a medida que los ministerios lo disponen. La Dirección del Tesoro no tiene atribuciones para intervenir en ellos. Y es tal el desquicio y la desorganización que había en ciertas reparticiones públicas que ellas mismas no sabían ni el monto de los pasajes fluviales y ferrocarrileros expedidos.

         A las empresas particulares había de acudirse más de una vez para conocer el estado de sus cuentas. Durante el último año fiscal se ha podido hacer un cálculo menos exacto del monto de la deuda flotante, de atrasos, en los ministerios. El monto de ella es inferior al del año pasado. Tampoco pudo ser atendido regularmente el servicio de la deuda externa. Con motivo de la guerra europea, se suspendió el servicio de amortización. El de intereses correspondiente al antiguo empréstito de Londres de 1871-72, se ha efectuado hasta el 30 de junio de 1920 y el empréstito de 1912 hasta el 31 de diciembre de 1919. No se ha omitido esfuerzos para reanudar el servicio completo de la deuda externa. El Gobierno sabe bien que el interés a nuestro crédito nacional es la condición vital a nuestra futura expansión económica. En nombre del gobierno se dirigió una nota a los tenedores de bonos en Londres por medio del Agente Financiero en que se les pidió acordaran un plazo de pago. El Poder Ejecutivo redactó un proyecto de control preventivo de los gastos de la administración pública, el cual se sometió al Congreso oportunamente. Contrató técnicos para ocuparse de la reforma de todo el complicado y defectuoso sistema de contabilidad que se tenía.

         El Ministerio de Hacienda se encargaría también de reorganizar las operaciones de la Dirección de Impuesto, con miras a facilitarlas y controlarlas mejor. Sé creyó conveniente dejar subsistente la organización existente, para prevenir reformas que acaso habría necesidad de anularlas después.

         En cuanto a la deuda pública, la Ley de Presupuesto General derogó la facultad conferida al Poder Ejecutivo para la reanudación del servicio de intereses. Los tenedores de los bonos pidieron algunas aclaraciones de las condiciones expuestas en la nota. Las gestiones estaban bien encaminadas con probabilidades de obtener el éxito deseado.

         Al promediar el año 1921, en momentos en que el Gobierno estaba por hacer la remesa de las cuotas de intereses correspondientes a un semestre se produjo la brusca paralización de las exportaciones, la contracción de nuestros ingresos en oro, hasta el extremo de dejar al Tesoro Nacional en la imposibilidad de satisfacer obligaciones perentorias de la administración interna. Por ese motivo se suspendió la remesa. Contra lo imposible nadie es fuerte, se hicieron esfuerzos extraordinarios para satisfacer por lo menos parte de aquellas obligaciones.

         El estudio comparativo de las rentas demuestra esta imposibilidad.

 

 

         El pensamiento con referencia a las finanzas del presupuesto era:

         "Finanzas en el Paraguay, no son cuestiones de ciencia ni experiencia:

Finanzas en el Paraguay son cuestión de coraje. En finanzas no debe haber compasiones, ni efectos, ni piedad. El sentimentalismo es en ella una pérdida de energía. El impuesto debe ser pagado por todos, como prescribe la Ley. Las finanzas son una actividad superficial del organismo nacional, las operaciones genuinamente financieras, la determinación de los impuestos, la aplicación, liquidación y percepción de los mismos, engranan en la contextura económica del país. Y el vigor económico del país está, a su vez, condicionado por los factores jurídicos, éticos y políticos de la sociedad.

         La inconsciencia del interés colectivo, el egoísmo gremial, la invertebrada actividad económica, son la atmósfera que asfixia la vida financiera del Paraguay. La inmensa mayoría de la gente cree que el impuesto es una iniquidad, un robo. Nadie se da cuenta de que los impuestos proporcionan al Estado los medios para la realización de grandes fines sociales.

         Todos claman, eso sí, porque funcionen amplia y plenamente los servicios públicos y critican con causticismo sus más mínimas deficiencias; pero nadie quiere cooperar en su sostenimiento, con el pago regular de sus impuestos. Todos quieren gastar, nadie quiere pagar; todos quieren disfrutar de los fondos públicos, nadie quiere contribuir a su formación, y a su escrupulosa, y honesta administración.

         Unos se ingenian para sustraerse al pago de los impuestos, otros para apropiarse de los pocos impuestos pagados. La ignorancia financiera, el egoísmo desarticulado de los gremios industriales y comerciales, son las fuerzas que más poderosamente estorban el saneamiento financiero en nuestro país y las que más desalientan y abaten a los pocos soñadores que se empeñan en realizar este ideal.

         Muchos esfuerzos se han de gastar antes de llegar a la meta de una limpia y correcta administración financiera. Hay que educar al pueblo en sus deberes colectivos; hay que enseñarles, al par que sus deberes cívicos, sus deberes financieros. Estos no son menos importantes que aquellos, porque si aquellos son el alma de la democracia, estos son la condición de la vida social próspera, grande y fuerte.

         Recaudar los impuestos y aplicarlos, son una función cuyo ejercicio completo y eficaz requiere un órgano adecuado, una máquina financiera de gran precisión. En el Paraguay queremos y pedimos buenas obras, pero no nos preocupamos de formar los obreros, de seleccionar y estimular a los buenos funcionarios públicos.

         El jefe de una repartición pública es considerado responsable inmediato y directo del funcionamiento de ella y de su eficacia. El debe intervenir, por consiguiente, en la integración del personal de su oficina. Solo el jefe puede saber, en efecto, si el nombrado es apto para desempeñar bien el cargo que se le destina.

         También ahora se eliminan los funcionarios ineptos y se elige a los demás para el cargo, con la mayor prescindencia de las influencias y recomendaciones políticas. Los políticos no se preocupan del buen funcionamiento de la oficina, sino de colocar a sus amigos, para conservar su popularidad o desembarazarse de sus inoportunos pedidos.

         Pero una repartición pública tiene sus fueros, funciones que cumplir y responsabilidades ineludibles. En las oficinas perceptoras de rentas no prevalecen ahora, las influencias políticas. La unidad de selección es la competencia y la honestidad. Porque, solo con buenos obreros se puede hacer buena obra".

         Es loable ver en la presidencia del Ing. Wasmosy, que en la Dirección de Recaudación de Impuestos, están los funcionarios con capacidad, inteligencia y el requisito primordial, como decía Eligio Ayala, "la honradez y el cuidado de la fe pública". Me refiero a un buen colorado, hijo de caudillo colorado, Ángel Urbieta Ramírez, y el capacitado técnico con experiencia como lo es el Ing. Luciano Jiménez, de la imponente y mayor represa del mundo: Itaipú. Es loable también destacar que un club, el Centenario, es dirigido y administrado por sus socios y durante el ejercicio de 1996-97 haya observado un superávit de Gs. 1.564.242.324, bajo la presidencia del ingeniero Lorenzo Codas, y la efectiva colaboración del señor Odón Frutos, tesorero del club. Hay que destacar que la jefa de compras, colorada simpatizante del Movimiento de Reconciliación Colorada en la persona del presidente de la Asociación Nacional Republicana, profesor Dr. don Luis María Argaña, es la señora Myriam Villamayor, eficiente, capaz y honrada. También hizo una gran presidencia el doctor Alirio Ugarte Díaz.

         Todo lo que se hace bien, da sus frutos, a pesar de la difícil situación económica cuando se trabaja con seriedad, capacidad y dinamismo.

         Eligio Ayala, tenía muy presente al Poder Judicial. Un magistrado, Manuel Burgos, sería su compañero en las próximas elecciones para vicepresidente de la República.

         Ayala decía: "La justicia es la base fundamental de la libertad y ésta no es otra cosa que la organización del derecho. El Poder Judicial es el órgano donde aquella realiza su fin. Donde hay justicia, al amparo de la libertad florecen las artes, las ciencias, las industrias; el comercio; se desarrolla la dignidad, la rectitud, la equidad, el respeto mutuo, la moderación de las costumbres; una palabra, se realiza la felicidad relativa de la vida, en un ambiente sano y alegre y los pueblos marchan hacia la conquista de sus ideales llenos de optimismo y fe.

         El magistrado, ejecutor de la justicia, debe ser de los hombres que culminan en la sociedad por su autoridad, rectitud y energía, por su inteligencia sana y vigorosa y cultivada en las ciencias jurídicas".

 

 

 

CAPÍTULO 8

 

SU MUERTE TRÁGICA

 

         A su regreso de Washington, recorre en una breve visita el Perú y Chile y los principales diarios publican notas y editoriales de esa estadía de Eligio Ayala.

         El Mercurio de Santiago de Chile, en ocasión del arribo a esa capital del doctor Eligio Ayala, en el mes de abril de 1929 publicó el siguiente editorial: "La opinión pública chilena celebra la ocasión que le presenta la visita del doctor don Eligio Ayala, ex presidente del Paraguay, para rendir un homenaje caluroso de simpatía a su patria, y a los méritos del ilustre estadista que no hace mucho regía los destinos de la república amiga:

         "El doctor Ayala, presidente del Paraguay hasta el 15 de agosto del año pasado, dejó el Gobierno de su país una huella que la historia recordará. Fue el obrero infatigable de las reconstrucciones económicas, de la reorganización administrativa, de las nuevas orientaciones políticas, de la gestión honrada y eficaz de las relaciones exteriores".

         "Cualquiera que sea la acción de sus colaboradores, y lo tuvo eminentes y muy patriotas, la labor personal del doctor Ayala en el resurgimiento del Paraguay ha sido enorme. A él se debe el estado de florecimiento de esa República, que solo en estos últimos años comienza a reponerse de largos períodos de guerras exteriores y de convulsiones internas que habían agotado su organismo".

         "Durante su administración, el Paraguay vio asegurado el orden interno y comenzó a restablecer la normalidad de su vida política. Sus finanzas mejoraron bajo un régimen de método y de economías, su crédito externo se afirmó; su deuda pública quedó reducida a cinco millones de dólares, cuyo servicio se regularizó; se iniciaron trabajos de edificación pública, obras de mejoramiento material, relaciones comerciales, expansión hacia el exterior y disciplina social en el interior".

         "El doctor Ayala es un espíritu cultísimo, formado en el estudio y en los viajes. Su residencia en Inglaterra y otros países de Europa le había dado la concepción amplia y segura de los deberes de hombre de Estado. Para los chilenos, el ex-presidente Ayala es un amigo de nuestro país, propulsor constante de la amistad entre las dos repúblicas"

        

         "El Sol" de Lima, el 23 de abril de 1929:

         "Vigorosa personalidad de América es el ilustre viajero, que desde ayer en tránsito a su hidalga y noble patria, se encuentra en Lima. El Ex-Presidente de la República del Paraguay, Dr. Eligio Ayala, es una figura de singular prestigio en el Continente por sus admirables condiciones de estadista. Como gobernante fue modelo en el manejo de las finanzas del Estado; un diplomático de elevado vuelo en la dirección de la política internacional; un organizador de extraordinaria capacidad en la administración interna del país, un político generoso y comprensivo en el mantenimiento del orden público.

         Siempre un patriota sincero y un hombre honrado y sin lucha. Sus mensajes son documentos de un gran valor literario y doctrinario. Palpitan en ellos vibrantes lecciones de civismo y acusan una penetrante visión de la realidad nacional. No es un caudillo que fascina a las multitudes en las elocuentes oratorias de las promesas falaces. Es un hombre de Estado que gobierna y administra. Cuando ascendió al poder ungido por la voluntad popular, encontró a su país en plena crisis. Convulsionado por las revoluciones y los golpes de Estado, el Paraguay no prosperaba. Las industrias decaían y los valores no se cotizaban en los mercados mundiales. El Dr. Ayala imprimió a su política una orientación de cordialidad y de cooperación. Supo rodear el poder de prestigio y supo inspirar la confianza pública. De ahí que durante su período no se turbaba la paz interior ni se produjera el menor motín. Y que al efectuarse las elecciones presidenciales para que el pueblo designara un nuevo mandatario intervinieran en las luchas cívicas los dos grandes partidos políticos en los que se divide la opinión pública del Paraguay, el Liberal y el Republicano".

         Recogieron también un comentario que se hiciera en Europa de R. Blanco-Fombona en "El Sol" de Madrid:

         "Quién diría que ese estadista era el mismo escritor que dedica sagaz estudio a la pintura española después de un viaje por España!.

         "Ese es de los nuestros", podemos decir los escritores y no sin cierto orgullo. Sobre todo, aquellos que pertenecen como yo a un país en que tiranuelos de campo y campamento han querido siempre desacreditar, en cuanto políticos, a los escritores, o en que éstos, por sí mismos, han conquistado y merecido descrédito.

         Dos palabras simbolizan el gobierno de este repúblico: honradez, talento. En suma, ha sido uno de los más grandes presidentes de Sudamérica en uno de los más pequeños países. Yo le saludo con mucho gusto, quitándome el sombrero en su honor, al verlo descender la escalera de la Casa de Gobierno, desde este Madrid lejano que él visitó un día y recordó siempre".

         Este es el último viaje al exterior del doctor Ayala. Vuelve y se reintegra de lleno al Ministerio de Hacienda. Y llega la noche fatídica del jueves 23 de octubre de 1930. La versión con más fundamento y de acuerdo a la causa penal, que tramita por ante el Juzgado del Crimen a cargo del Juez Casanello, hubo un solo testigo presencial: la señorita Hilda Diez, que ha incurrido en su declaración en evidentes contradicciones y previamente intervino la Comisaría de la 5ta. Sección.

         Siendo las 20:30 horas, el ministro Ayala fue a la casa de Hilda Diez, sito en Manuel Pérez y Samuhú Peré, y al golpear la puerta de la habitación, ésta demoró en abrir, ante la insistencia, la puerta quedó entreabierta. Al pasar al interior de la pieza, estaba también en la habitación el señor Tomás Bareiro, que fue a parapetarse al costado de un ropero, y comenzó a disparar con un revólver Smith Wesson, caño largo, calibre 38, descerrajando tres tiros contra el ministro volteándolo, una bala en el brazo, una refila la oreja y una tercera se aloja en el vientre. Ayala caído, extrajo su pistola Colt, calibre 38, marca Caballo y le descerrajó cuatro tiros. Tomás Bareiro, herido salió al pasillo y fue al fondo de la casa, con el fin de saltar la muralla, pero quedó muerto en dicho sitio.

         Ayala, herido, se levantó y fue caminando dos cuadras, hacia el Belvedere y tomó un taxi, chapa blanca. El chauffeur, que lo conocía, le dijo: ¿"Don Eligio, no escuchó unos tiros?" y Ayala le contestó: "No tiene importancia, lléveme al Sanatorio Masi Escobar, urgente". La hemorragia seguía, al llegar al sanatorio fue recibido por el señor Pompa e inmediatamente el Dr. Masi obtuvo sangre para la transfusión del señor Villanueva, contador del Banco Hogar Argentino que dio 250 cc. de sangre para el herido.

         La segunda versión era que a las veinte horas, el ministro le dijo a su chofer: "Le va a llevar una carta a la Srta. Hilda Diez. Usted tiene las llaves del auto, un "Nash" adquirido de su representante Lorenzo Manzoni S.A. que estaba impecable e iba semanalmente al taller, revisado por el brasilero Souza, que era de confianza de la firma Manzoni.

         A los quince minutos, le dijo al empleado "Voy con usted" y salieron de su casa de la calle Wilson, en Eligio Ayala y Estados Unidos. Le dio indicaciones y le dijo: "Baje y entregue la carta". Como el chofer demoraba, y éste se encontraba con el problema que Hilda Diez no abría la puerta, porque adentro estaba Tomás Bareiro y la pieza daba sobre la calle, con un hall y la puerta y no había otra salida. La ventana con reja sobre la calle Eligio Ayala estaba frente a la puerta y al golpear con fuerza, se abrió y Bareiro comenzó a disparar contra el ministro, inmediatamente el chofer dispara contra Tomás Bareiro y lo mata. Lo sube al Nash, herido, y lo lleva al sanatorio al ministro Ayala. Una tercera versión era que los usureros, algunos empresarios que anteriormente actuaban con total impunidad, en la era de Eligio no podían comprender cómo el Presidente de la República, que cumplió con su mandato, fuera nuevamente Ministro de Hacienda del Presidente Guggiari. Lo tildaban a éste de títere, y entre ellos comentaban, por qué no se va de embajador. Nuevamente lo tendremos a este enano y dictador. Hacían llegar sus protestas y sus repulsas y decían a viva voz, a quien lo quisiera escuchar: El que manda es Eligio Ayala y no José P. Guggiari. "Hasta cuando abusarás de nuestra paciencia, cuánto tiempo hemos de ser juguetes de tu pasión". Ellos tomaban con énfasis, las frases de Cicerón.

         La cuarta versión es creíble, bien sabemos que durante el mandato del Dr. Ayala hubo libertad para todos los partidos políticos opositores. Los doctores Creydt y Barthe, del Partido Comunista, tenían plena libertad. Hemos visto que en una concentración en el Teatro Nacional para escuchar al Dr. Oscar Creydt, una parte de la manifestación fue hasta la Policía, con fines insospechados, actuaron violentamente. Tiraron al principio piedras y luego tiros, golpearon a algunos agentes y el doctor Raúl Casal Ribeiro, Jefe de la Policía, ordenó la represión y golpearon también y se defendieron. Como el Jefe sabía que el Presidente era estricto, al día siguiente presentó su renuncia al cargo, que fue rechazada, una vez cerciorado el señor Presidente de los hechos y de las consecuencias lógicas, que hubiera sido el desenlace en caso de no reprimir dichos actos vandálicos.

         Una quinta versión es la proporcionada por un joven vecino Atilio, que vivía en la zona aledaña a la casa de Hilda Diez, casi sobre Avda. Artigas y Samuhu-Peré.

         Nos cuenta que esa tardecita agentes policiales estuvieron por el barrio y que fueron posteriormente a la casa del Dr. Ayala y le comentaron a la empleada unas cosas. Esta al servir la cena le dijo "que Tomás Bareiro estaba en la casa de Hilda Diez y que la guardia policial se ofrecían para acompañarlo". El Dr. Ayala se levantó y dijo: "De ninguna manera llamar a agentes del Estado, esto es personal y lo resuelvo yo".

         Ni siquiera pidió el auto "Nasch" de uso oficial. Fue a pie y armado. El desenlace fue fatal para ambos. Hilda Diez sobrevivió años.

         Atilio, el "flaco" como era conocido en el barrio, es admirador de don Eligio Ayala, ahora los llamamos don Atilio y sabe varias anécdotas entre ellas carta que el ministro de Hacienda contesta al ministro de Relaciones Exteriores, interinado por Eligio Ayala donde se negaba a aumentar sueldos de embajadores. Es decir se contestaba a sí mismo.

         El Partido Comunista es idealista y había que respetarlo, tenía figuras de prestigio e intelectuales brillantes, y en la actualidad lo tienen a Luis Casabianca. Tal vez en forma indirecta, dio cabida entre sus filas a anarquistas que no podrían concebir que un ciudadano Presidente, de origen y de raigambre liberal sea un demócrata cabal y que por primera vez en la historia política del Paraguay, haya logrado al final de su mandato la participación del glorioso y decano entre los partidos políticos, la Asociación Nacional Republicana - Partido Colorado, fundada por el general Bernardino Caballero.

         Los anarquistas no querían la estabilidad política, la libertad en democracia, la alternancia en el poder de los partidos tradicionales y mayoritarios, como era habitual en el Uruguay (Partido Blanco y Colorado). Había que liquidar al hombre causante de todos los males. Pagar a un empleado del Banco Agrícola, Tomás Bareiro, para ejecutar a la semilla de la democracia, crear incertidumbre, caos, inestabilidad, odio entre hermanos, cizaña, ese era el objetivo.

         Al final las cuatro hipótesis quedan en duda, solo tomaríamos las palabras del mayor Arturo Bray, que dice: "Eligio Ayala perdió la vida el 24 de octubre de 1930, en una obscura refriega de índole pasional, en una romántica y dramática aventura de barrio, pero murió en su ley y como un hombre: Morir matando y en defensa de su dignidad ultrajada. Porque la muerte es un fenómeno natural para el hombre; lo tremendo es vivir sin dignidad, o perecer sin lucha".

         Juan Sinforiano Bogarín, obispo de Asunción, dijo: "Era tan perfecto, que yo creía que era de otro mundo, su muerte trágica nos enseñó que es un hombre".

         Louis Pauwels, en su libro "Manifiesto en la noche" dice:

         "Las muchachas de la antigüedad rogaban a los dioses que las salvaran de la pasión. Es que los antiguos veían la pasión como una enfermedad. En efecto, es una enfermedad. Y quien encontró una o dos veces en su vida la pasión amorosa, debe decirse: ya está hecho, y es suficiente. De vuelta de esa guerra sucia, curemos nuestras heridas y recibamos nuestra pensión de encantadores placeres y de serenos afectos. Y lancemos el grito de Baudelaire: "¡Pasión, te conozco y te odio, vete!".

         "La duración promedio de una pasión amorosa es de tres años seguidos por dos años de aflicción. La ruptura suceden cuatro o cinco años de pesadumbre. Es largo. También puede ocurrir que uno no se recupere nunca. Conocí inválidos de por vida. Fingían no serlo, y para ello se había inventado una prótesis artesanal. Pero igual eran inválidos. Hablo de hombres "Los hombres nunca dejan del todo de amar a quien han amado apasionadamente, aun mal. Las mujeres, sí. Puede ser que los hombres, que nunca se dejan completamente a sí mismos, no logren comprender que una mujer, que fue parte de ellos mismos, los deje. Pero cuando la mujer cesa de amar, es implacable. Cesa por completo. Es lo que dice el proverbio árabe: hay tres cosas que no dejan huellas: el pájaro en el aire, el pez en el agua y el hombre en la mujer. Expresa la inquietud del celoso, pero puede entendérselo más profundamente".

 

 

 

         Eligio Ayala solía recitar la siguiente poesía:

 

"Quiero morir cuando decline el día,

en alta mar y con la cara al cielo,

donde parezca sueño la agonía,

y el alma un ave que remonta el vuelo.

No escuchar en los últimos instantes,

ya con el cielo y con el mar a solas,

más voces ni plegarias sollozantes

que el majestuoso tumbo de las olas.

Morir cuando la luz triste retira

sus áureas redes de la onda verde,

y ser como ese sol que lento expira:

algo muy luminoso que se pierde.

Morir, y joven: antes que destruya

el tiempo aleve la gentil corona;

cuando la vida dice aún: soy tuya,

aunque sepamos bien que nos traiciona.

 

         Efectivamente, como los versos dicen, murió joven, a los 51 años. También mencionaba, Eligio a menudo lo que la revista "Minerva" reproducía las oportunas palabras de la "Evolución" (Oaxaca - México) y que dice:

 

         LOS HOMBRES QUE SE NECESITAN

 

Hombres que no pueden ser comprados.

Hombres cuya palabra sea una garantía.

Hombres que pongan su carácter sobre todo lucro.

Hombres de opiniones sanas y firmes que obren en armonía con ellas.

Hombres que prefieran ser hombres de bien antes que millonarios.

Hombres que no estimen provechoso lo que no sea honesto.

Hombres que sean honrados tanto en las cosas pequeñas como en las grandes.

Hombres cuya ambición no se limite a ellos únicamente.

Hombres que estén listos a sacrificar el bien propio al bien público.

Hombres de valor y no cobardes que se dobleguen ante exigencias indebidas.

Hombres de una sola cara, es decir, que no sean distintos como hombres de negocios o públicos de como lo son en su vida privada".

 

         En el sanatorio donde estaba internado, conservó una presencia de espíritu formidable, decía él: "Estoy librando una batalla terrible", recibió a su amigo el doctor Cándido Vasconsellos. Hablaba de cosas vagas e imprecisas. Estaba en el período agónico. Desde la mañana ya se esperaba el desenlace. No había esperanza. Después de una intervención quirúrgica, sufrió hemorragias que agudizaron la gravedad de su estado. La vida se le escapaba por las sangrientas heridas, es que el balazo mortal había penetrado en el hígado y perforado los intestinos en sus partes. Reconocía a las personas que estaban en su lecho, en un momento quedó a solas con los padres del colegio San José, también el padre Luis Laborel, que fuera el fundador de radio Cáritas, Pucheau y Saubatte. El Presidente de la República José Patricio Guggiari, sensiblemente emocionado no se separó un momento de su lado. Sus últimas palabras fueron: "cuiden de mi madre".

         A las 14 y 15 minutos del día 24 de octubre de 1930, entró en estado comatoso final. Falleció a las 14 y 25 minutos. El Poder Ejecutivo dictó un decreto que dice:

 

         Decreto N° 38.369

         Que dispone se rindan honores fúnebres al ex-presidente de la República y actual ministro de Hacienda doctor Don Eligio Ayala.

 

         Asunción, 24 de octubre de 1930

         Habiendo fallecido a las 2 y 25 p.m. del día de hoy, el Excmo. señor doctor don Eligio Ayala, Ministro de Hacienda, ex-Presidente de la República y,

         CONSIDERANDO:

         1°) Que este benemérito ciudadano ha venido formando parte del Gobierno de la Nación desde el año 1920 hasta la fecha, consagrando durante todo ese tiempo al bien del país sus esfuerzos desinteresados y patrióticos;

         2°) Que es deber del Gobierno reconocerlo así, y rendirle los más altos honores en homenaje a las elevadas funciones públicas que ha desempeñado y a los servicios que ha prestado a la Nación.

         De acuerdo con el Consejo de Ministros

 

EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA

DECRETA:

         Art. 1°: Ríndase al extinto doctor Eligio Ayala, los honores correspondientes a Presidente de la República, prescriptos en la Ordenanza General del Ejército y Reglamentos vigentes.

         Art. 2°: Los restos del extinto serán velados en el Palacio de Gobierno. Comuníquese, publíquese y dése al registro oficial.

 

         GUGGIARI

         Luis De Gasperi

         Gerónimo Zubizarreta

         Rodolfo González

         Manlio Schenonni

 

 

RESOLUCIÓN MINISTERIAL

 

         Asunción, octubre 24 de 1930

         De conformidad a lo dispuesto en el Art. 4° del Decreto Supremo N° 33.369 de fecha de hoy.

RESUELVE

         1°) Las siguientes Unidades y Establecimientos Militares de Instrucción de Marina y del Ejército rendirán honores fúnebres al extinto doctor don Eligio Ayala, Ministro de Hacienda y Ex-Presidente de la República, fallecido el día de hoy a las 2 y 25 p.m.:

 

         1- Escuela Militar

         2- Escuela Naval de Mecánicos

         3- Campaña de Marineros de Desembarco

         4- Regimiento de Ytororó N° 2 de Infantería

         5- Regimiento Corrales N° 3 de Infantería

         6- Batallón Zapadores General Aquino

         7- Una batería del Grupo General Bruguez

         8- Un Escuadrón del Regimiento Valois Rivarola N° 1 de Caballería.

        

         2°) A los fines del N° 1 de la presente Resolución, las unidades mencionadas se encontrarán formadas en línea frente al Palacio de Gobierno el día 26 de los corrientes a las 8 a.m. y en orden expresado, con el ala izquierda apoyada a la calle Ayolas extendiéndose sobre la calle Buenos Aires hacia la Iglesia Catedral.

         Tendrá el mando en jefe el Teniente Coronel don José F. Estigarribia.

         3°) Una vez colocado el ataúd en la carroza fúnebre, las tropas romperán la marcha en dirección de la Recoleta y en orden de formación establecido al convoy fúnebre y siguiendo las calles Buenos Aires, Presidente Franco, Presidente Wilson, Brasil y Avenida Colombia.

         4°) La cabeza de la columna se dirigirá a la Recoleta se detendrá frente y a la altura de la Iglesia de la Recoleta, extendiéndose las demás unidades hacia la ciudad a los fines de rendir los honores al paso del ataúd.

         5°) Las salvas de Artillería prescriptas por la Ordenanza General de Ejército las hará el cañonero Tacuarí en la siguiente forma:

         a) Día 25: disparará 21 cañonazos a la salida del sol continuando con un disparo cada cuarto de hora, suspendiendo desde la retreta hasta la diana del día siguiente, en que reiniciará con un disparo cada cuarto de hora:

         b) Día 26: al tiempo de ponerse en marcha el cortejo fúnebre, una salva de 21 cañonazos, seguida de un disparo cada cuarto de hora hasta el momento de dar sepultura al cadáver, en cuyo momento cerrará con otra salva de 21 cañonazos.

         6°) La Escuela Militar hará en el Cementerio de la Recoleta la siguiente salva:

         a) Una en el momento antes de iniciarse los discursos:

         b) Otra, al ser sepultado el cadáver.

         7°) Uniformes para oficiales y tropas que toman parte en el servicio:

         - De parada: para los oficiales francos: de brin blanco.

         8°) Terminada la ceremonia, las tropas regresarán a sus acantonamientos al mando de sus respectivos comandantes.

         9°) Sitio del acantonamiento de las tropas:

         Regimiento Corrales N° 3 de Infantería: Intendencia General del Ejército.

       Batería y Escuadrón de Caballería: Tacumbú

         Batallón Zapadores General Aquino: Escuela de Av. Militar.

         Las demás unidades y establecimientos en sus respectivos cuarteles.

         10°) Comuníquese, regístrese y archívese.

 

         (firmado): Schenoni L.

         Ministro de Guerra y Marina

 

         La Cámara de Diputados rindió un homenaje a la memoria del doctor Eligio Ayala.

         Bajo la presidencia del Dr. Raúl Casal Ribeiro y con la asistencia de los señores diputados: Riart, Arce, Peña, Rojas, Ballario, Banks, Cardoso, Fernández (h), Giménez, Fernández (F.L.), Fretes, Florentín Sánchez, Caballero (P.J.), López, Lugo, Silva, Volpe, Clérici, Montanaro, Pérez Garay, Caballero, Vallejos, Zacarías, Ocampos, Mereles y Vasconsellos, se reunió ayer a las 5 y media la H. Cámara de Diputados.

         El Vice Presidente 2° de la Cámara, don Manuel Giménez, ocupa la presidencia invitando al Dr. Raúl Casal Ribeiro que pase a prestar el juramento de práctica en carácter de Presidente electo del H. Cuerpo.

         Acto seguido pasó a ocupar la Presidencia el Dr. Casal Ribeiro, invitando éste al diputado electo don Eduardo Peña, que se encontraba en la sala, a fin de prestar juramento de ley. Una vez prestado dicho juramento por el señor Peña, se incorporó a la H. Cámara.

         La presidencia advierte a la Cámara que como es de práctica formar las diferentes comisiones en la primera sesión, la constituiría recién en la próxima reunión.

 

         ASUNTOS ENTRADOS

 

         La Secretaría dio lectura a varios asuntos entrados.

         El diputado Benjamín Banks usó la palabra. Hizo una hermosa exposición sobre la vida del Dr. Eligio Ayala.

         "Al iniciar nuestras labores -dijo- he creído cumplir con un deber de parlamentario y de ciudadano, al dedicar dos palabras de verdad y de justicia a la memoria de un gran desaparecido.

         Surgen de vez en vez en la vida de los pueblos -agregó- hombres que llegan a ser la concreción de todos sus anhelos y de todas sus inquietudes, hombres predestinados para trazar normas de conducta o para imprimir rumbo a la conciencia colectiva, hombres que sea cual fuere la posición que ocupan en el gobierno o fuera de él, su opinión ha de pesar en el ánimo de los que han de determinar su conducta en uno u otro sentido para la solución de los grandes problemas nacionales. Hombres cuyos rasgos fisonómicos no son familiares como los accidentes geográficos de nuestro país, como nuestros ríos y montañas.

         El doctor Eligio Ayala era uno de esos. Grande por su talento, grande por sus altas virtudes ciudadanas, grande por su abnegada consagración a la defensa de la cosa pública y grande también, por qué no decirlo, hasta por sus grandes pasiones, hombre que al ir a las altas funciones públicas, siquiera fueran ellas las más altas, ha sabido darlas prestigio, decoro, dignidad y singular brillo.

         No voy a cometer el sacrilegio, señor Presidente, de emitir -continuó- opinión sobre las múltiples facetas de esta personalidad múltiple. Tarea esta que requeriría mayor talento, más altos quilates intelectuales, para emprenderla y llevarla a cumplido término, pero daré en decir que no hay obra trascendental en la vida institucional de la República en la última década, que no lleve el sello, sino exclusivo de su robusta personalidad, al menos el de su colaboración eficiente.

         Por eso su desaparición ha sacudido el alma nacional como una sola cuerda tensa con el eco de los grandes dolores colectivos.

         Por estas consideraciones -terminó- y porque me asiste la convicción de que no hemos de andar descaminados si iniciásemos nuestras labores bajo la advocación del recuerdo del Dr. Eligio Ayala, hago moción porque la Cámara se ponga de pie como un homenaje justiciero a su memoria.

         El orador al terminar su discurso fue aplaudido.

         La presidencia puso a consideración la moción del señor Banks, la que se aprobó por unanimidad.

         Luego la Cámara se puso de pie en memoria del que fuera el eminente repúblico y gran ciudadano Dr. Eligio Ayala.

 

        

         LA CAPILLA ARDIENTE

 

         En el Palacio de López, el pueblo todo lloró ante la tumba tan injustamente abierta, la desaparición de su más auténtico benefactor. Así se explica ese cálido, fervoroso, inolvidable homenaje de dolor que el pueblo de Asunción tributó a los restos del esclarecido repúblico.

         El Presidente de la República, Dr. José P Guggiari recibió los pésames de las figuras representativas de todos los órdenes de la vida nacional. Gentes campesinas, con la timidez de los humildes, que llegaban de los más distantes pueblos, pedían permiso para allegarse a la capilla, y sobre el féretro colocaban su ofrenda: flores arrancadas de la campiña y que traían el perfume de la tierra. Y entre esa gente del pueblo hemos visto llorar a veteranos del 70. Un veterano recordaba que gracias a Ayala pudieron nuevamente vestir su desnudez. Había sido el primer gobernante que reparó la injusticia que se cometía con esos heroicos servidores de la Patria: la modesta pensión de los veteranos tenía un atraso de años y el Dr. Ayala la puso al día.

         Mucho antes de la hora fijada para la salida del cortejo en dirección a la Recoleta, ya se hallaban congregadas en el Palacio todas las personalidades oficiales y diplomáticas, militares, marinos y un gran número de familias.

 

         EL CORTEJO FUNEBRE

 

         Al ponerse en marcha el cortejo fúnebre, el cañonero "Triunfo" disparó 21 cañonazos, seguidos de un disparo cada cuarto de hora. Las unidades encargadas de rendir los honores se encontraban formadas en líneas frente al Palacio de Gobierno, con el ala izquierda apoyada en la calle Ayolas, extendiéndose sobre la calle Buenos Aires, hasta la Catedral.

         Rompió la marcha la Escuela Militar, y luego las otras unidades en el siguiente orden: Escuela Naval de Mecánicos, Compañía de Marineros de Desembarco, Regimiento Ytororó, N° 2 de Infantería, Regimiento Corrales N° 3 de Infantería, batallón de Zapadores General Aquino, Grupo General Bruguez de Artillería, un Escuadrón del Regimiento de Caballería N° 1, Valois Rivarola. Las tropas estaban comandas por el Jefe del Estado Mayor Coronel José Félix Estigarribia. Una cuadrilla aérea evolucionaba entre tanto sobre la columna. El público llenaba las veredas y todos los lugares disponibles del largo trayecto desde el Palacio hasta la Recoleta. Una gran masa popular se acomodó en los tranvías y otra parte del público siguió a pie el cortejo.

        

         EL HOMENAJE DE LA AVIACIÓN

 

         Conforme con lo dispuesto en la Resolución Ministerial, la Comandancia de la Escuela de la Aviación Militar, ordenó que tres aviones de la escuadrilla de bombardeo, al mando del Tte. 1° señor Miguel Ángel Yegros y un avión de la Escuadrilla de Caza piloteada por el Tte. 1° señor Atilio Migone, volaran sobre el cortejo fúnebre arrojando flores sobre la Recoleta al ser inhumados los restos del ilustre hombre. La escuadrilla adoptó la formación en cruz, quedando constituida en la siguiente forma: N° 1: Tte. M. Ángel Yegros; pasajero: Tte. Sisa; N° 2: Tte. Juan G. Doldan, pasajero: Mayor Cabrera; N° 3: Tte. Ernesto Quiroz, pasajero: Mec. Gómez; N° 4: avión de caza con el Tte. Migone.

 

 

 

         LOS DISCURSOS EN LA RECOLETA

 

         Discurso del Presidente del Partido Liberal, Dr. Raúl Casal Ribeiro

 

         Señores:

         En cumplimiento de un mandato del directorio del Partido Liberal, cábeme la honra de despedir a este ilustre muerto, cuya vida y cuya obra al frente los destinos públicos, fueron timbres de honor para la República, y motivos de legítimo orgullo para el histórico y grande partido, del que fuera uno de sus jefes más ponderados y auténticos.

         Su acción en la vida pública nacional fue vasta, compleja y fecunda. Sin pecar de hiperbólico, puede decirse de él, que todo cuanto de bueno y duradero se ha hecho en esta última década en el país y por el país, lleva el aliento varonil del eminente ciudadano y el sello de su personalidad recia e inconfundible. De veras, todos los instantes de su vida prócer, lo mejor de su talento, lo más caro de su espíritu, lo consagró de lleno a la Patria, no para captarse simpatías y elogios, que desde luego desdeñaba, sino para servirle con desinterés y la conciencia plena que le imponían los deberes inherentes al cargo. Nos acongoja la muerte del restaurador de las finanzas nacionales.

         Ante todo, sirvió de muro de contención a los desbordes de la anarquía política y de los desmanes del desorden financiero, lo mismo asegurando la paz de la República que imprimiendo método y orden en la vida administrativa del país, como medio de afianzar la tranquilidad interior, levantar el crédito público, organizar la defensa nacional y robustecer la hacienda fiscal. Hombre de aristas múltiples, lo mismo le contaba en su seno el periodismo, que el parlamento, la judicatura, cómo los gabinetes de gobierno y el consejo de los hombres. Se plantó, holló todas las cumbres dejando en todas ellas las huellas de su talento esclarecido y los caracteres indelebles que imprimía el cuño de su carácter de acero.

         En el periodismo su personalidad adquirió brillo inusitado. Una aureola singularísima lo destacó como uno de los diarios más completos de su época. Sus escritos, redactados en medio del ajetreo de los negocios públicos que absorbían su atención, semejan enormes bloques de piedra, por la amplitud de los pensamientos, la forma sibilina con que eran concebidos, y el tono enérgico, soberbio, olímpico con que daba calor y vida a las ideas.

         Orador parlamentario, elocuente e incisivo, ahí quedan sus discursos, pletóricos de energías y de enseñanzas para quienes quieran seguir su programa de reformas, en el orden social, político, económico o financiero. Su obra de estadista quedó interrumpida, no porque se amainara su fervor patriótico sino porque la vida, avara como fue con él, no le brindó el tiempo necesario para dar impulso y expansión a la economía nacional, según fueron sus deseos, como fórmula complementaria de su labor administrativa. Esta ecuación trunca de su programa de gobierno, pasa a los gobernantes liberales como un problema a resolver de entre los que fueron encomendados al tanto y actividad del ilustre hombre de Estado desaparecido. Fue de los que sinceramente creían y no se equivocó en ello, que habría que resolver la economía. Así sostuvo la fijación del valor monetario.

         Hombre de partido, cumplió su alta misión de hombre de gobierno sobreponiéndose a todas las solicitaciones que no estuvieren inspiradas en los más altos intereses nacionales.

         Cuando el interés nacional asomaba, ocultábanse amigos y partidarios. Numerosas y variadas combinaciones políticas surgieron durante su actuación, pero su cooperación era siempre considerada insustituible y resistía los embates de la política como el baluarte contra las presiones partidarias.

         Su espíritu organizador bien pronto puso orden a la administración y todas las reparticiones administrativas recibieron el influjo de su austeridad. Dio al fin a los presupuestos desequilibrados para sustituirlos al poco tiempo con los presupuestos que cerraban con superávits. Defendió a la economía del peligro de las emisiones y se negó a ceder a los halagos de operaciones de créditos sin contar con la seguridad de los recursos para servir a los préstamos que pudieran obtenerse.

         A la fuerza de economías obtenidas defendiéndolas con rudeza y hasta con acritud, dentro de lo posible, preparó la defensa nacional y a su próxima llegada, nuestros hermosos barcos ya no podrán ser saludados por quien hizo factible su construcción.

         Ya antes de su presidencia memorable, cuenta su actuación con una fecha histórica: el 9 de febrero de 1932 es la fecha de la fijación del tipo de cambio. Desde entonces permanece esa invariable y el homenaje más caro que debe rendirse a la memoria del Dr. Ayala es impedir que podamos volver a los horrores de la inestabilidad del tipo de cambio. Debe el Paraguay al esclarecido ciudadano, que hoy baja a la tumba, la rehabilitación de su crédito en el exterior.

        

         LA ADHESIÓN DEL PARTIDO REPUBLICANO AL DUELO NACIONAL.

 

         Asunción, 25 de octubre de 1930

         Señor: Presidente del Partido Liberal, Dr. Raúl Casal Ribeiro

         Presente

 

         Por resolución de la Comisión Directiva de la Asociación Nacional Republicana, tengo el honor de expresarle a Ud. y por su digno intermedio al Partido Liberal que preside, los pésames de la Asociación Republicana, por el sensible fallecimiento del Dr. Eligio Ayala, ex-presidente de la República y ministro de Hacienda.

         Mi partido deplora sinceramente la muerte de este ciudadano que aplicó sus mejores energías al resurgimiento de la Nación, mediante el regular desenvolvimiento de nuestras instituciones democráticas y la reorganización financiera y administrativa del Estado.

         No es posible negar que el Dr. Eligio Ayala, por su prestigio e ilustración, fue fuerza y cerebro ponderable de su partido.

         Sin arrepentirse de la crítica hecha a su política, en los diversos órdenes de las actividades gubernativas, la Asociación Nacional Republicana reconoce los legítimos méritos que adornaron la personalidad pública del ciudadano que acaba de extinguirse y cumplir lealmente el deber de reconocerlos al rendirle este homenaje póstumo.

         Saludo al Sr. Presidente con mi consideración más distinguida.

 

         F. Miranda         Federico Claves

         Secretario            Pdte. provisorio

 

         DISCURSO DEL DIPUTADO MANUEL GIMÉNEZ

 

         Señores:

         Los miembros del Comité Liberal de la parroquia de la Encarnación, me han confiado la triste misión de despedir los despojos mortales del eminente correligionario Eligio Ayala. Voy a decir dos palabras envueltas de sincera y profunda emoción

         Señores: el 12 de agosto del año 1924, concurría a una asamblea de liberales de la Encarnación, el entonces candidato a la Presidencia de la República, doctor don Eligio Ayala, a exponer su programa de acción. Desde esa fecha los vínculos que unen al hombre de Estado y la parroquia aguerrida quedaron firmes. El heredero de Alón se hizo digno de merecer la adhesión de la parroquia de Adolfo Riquelme, por su lealtad y por sus obras. Prometió edificar y así lo cumplió. ¿Que más pedirle los hombres que han estado presentes en todas las jornadas sin otro pensamiento que el progreso de la República?

         Desde el día de su ascensión a la primera magistratura hasta su trágica desaparición permanecimos fieles al doctor Eligio Ayala, mejor dicho, a su obra de gobierno, a su programa, a los ideales. Es que nunca hemos golpeado las puertas de su despacho para pedirle algo que pudiera repugnar a su inmensa honestidad.

         Los que creen que el Partido Liberal ha disminuido en fuerzas morales, en amor de ideales colectivos, tienen una lección que aprender en el ejemplo de los liberales de la Encarnación que han usado sus fuerzas y su prestigio de primer Comité de la República, no para conseguir ventajas subalternas, sino para ayudar al Gobierno en su buena obra, para estimular al Dr. Ayala en su fecunda gestión, como ayudará y estimulará a todo hombre patriota y honrado que luche por el progreso nacional.

         Nosotros los liberales vivimos para luchar por el bien de todos; por el progreso colectivo y no por ventajas personales, por la justicia y no por favoritismos, y en esa línea enhiesta, orrumbrada, que provoca odios y envidias, estaba Eligio Ayala, pero en sus intenciones, honrado en sus obras y eficiente en su labor".

 

         LA MUNICIPALIDAD DE ASUNCIÓN, LA JUNTA MUNICIPAL:

 

         La calle Wilson en adelante se llamará Dr. Eligio Ayala.

 

         En la sesión extraordinaria de la Junta Municipal celebrada el sábado por la noche, se resolvió, entre otras cosas, en homenaje al Dr. Eligio Ayala; designar con este nombre la calle que lleva el Presidente Wilson. Es un homenaje digno y altamente justificable que la Común asuncena rinde al gran repúblico y eminente estadista desaparecido.

         Es tan poco lo que le hemos recordado, tanto ha hecho por la Patria y con referencia a la inmigración menonita, que se instalaran en el Chaco, es su obra.

         La colonización de Barranquérita, grupo de agricultores alemanes pudientes, del grupo de los señores Jorge y Fritz Krone, que compraron seis leguas, en Valle de San Pedro, y cuatro leguas más sobre el río Jejuí y dedicaron al trabajo y a la integración de sus productos a la economía nacional, es también su obra; los frigoríficos merecieron su atención, los ganaderos tenían acceso al Palacio de López: Silvestre Núñez, Alberto Van Humbeck, Gustaffson, Enrique Zavala, Raimundo Llano, Carlos Pereira, Carlos Pfannl, entre otros.

         Recordemos que en 1915, en Suiza, escribió su libro "Migraciones" y sus conceptos son válidos a fin de este siglo, decía: "Incapaces de gobernarse son los pueblos sin deseos, sin sueños, sin ideales, sumidos en la indiferencia triste y vacía, en el marasmo del espíritu, inmovilizados en el pasado y las tradiciones muertas. Incapaces de gobernarse son los pueblos que carecen de voluntad, los pueblos sumisos, pasivos, inertes, los que viven remolcados por otros, los que asienten en soportar una dirección política, extraña y postiza.

         "El Paraguay no es una colonia africana. El Paraguay se ha gobernado siempre y se gobierna. Y este hecho es una prueba indiscutible, irrefutable de que es capaz de gobernarse. Afirmar lo contrario es negar los hechos, no es juzgarlos. Cabe decir del Paraguay que no se gobierna bien, en caso extremo, que es incapaz de gobernarse bien; pero no es incapaz de gobernarse.

         El Paraguay está en la era política. La tradición de nuestro país es puramente política. Nuestro Dios nacional es la pasión por la utilidad política. Para sanear nuestro desarreglo económico, es evidente que será preferible atacar su causa primaria, en vez de dispensar las reformas entre las causas puntuales, más nobles y directas.

         Nuestros prejuicios políticos podrían ser paulatinamente corregidos en un sistema adecuado de educación, por ejemplo. Un sistema racional de la educación agrícola, una organización práctica adecuada del crédito, de las asociaciones cooperativas, de los medios de transportes, una oportuna legislación obrera e impositiva, que eleven las condiciones de vida de la población rural. Una radical y acertada legislación agraria, una certera solución del problema agrario por el contrario reanimará de inmediato la economía rural, reactivará toda la economía nacional. El florecimiento económico creará otros ideales de vida, nuevo estímulo de la actividad y hará derivar de los esfuerzos, de la política, de caza de puertos administrativos, a exportaciones productivas. No se saneará nuestra política ni con nuevos sistemas electorales, ni con el voto secreto, la representación proporcional o el feminismo, ni con la tolerancia, ni con el fanatismo, ni con la indulgencia, ni con las severas represiones. No se la corregirá con reformas legales, con aumentar el número de representantes, con rehacer la Constitución política. Ese prejuicio pervertirá, depravará las mejores instituciones, y sin él cualquier institución será buena y útil.

         Hay que extirpar el prejuicio mismo de las almas, hay que crear nuevos ideales de vida, hay que reorientar, remoldear la psicología colectiva. Es mayor lo que es preciso destruir que lo que es preciso crear, reformar en el Paraguay. Antes de sembrar, hay que extirpar la maleza, para que la semilla arraigue.

         Cuando se llegue al fin a sentir que se puede vivir mejor fuera de un puesto público, que el talento brilla más en el periodismo, en la cátedra, en la tribuna popular, que la ilustración y la probidad valen más que las estériles y violentas celebridades oficiales, "Las glorias viajeras", entonces la política se regenerará por sí misma. Todos los ensayos de reforma se han frustrado porque se ha pretendido corregir los vicios con otros vicios, en vez de arrancar sus causas.

         Eligio Ayala se formó al lado de su tío José de la Cruz Ayala (Alón), que le inculcó estos conceptos: "La historia de la libertad y del derecho es la historia de la civilización. La libertad y el derecho han costado a la humanidad tantas lágrimas y tanta sangre, que fueran bastante a bañar con ellas la faz del planeta, porque son muy caras para el hombre y solo el embrutecimiento los desprecia, solo los tiranos los combaten, y no los acepta, solo la degradación. La libertad tan cara y el derecho tan querido y la patria amada, constituyen nuestra bandera. Y la defensa de estos tres elementos que constituyen la vida entera del hombre, es nuestro programa y sintetiza todas nuestras aspiraciones".

         Manuel Franco, ex-Presidente de la República que le ofreciera el cargo de ministro de Hacienda, decía "La legislación social que dictemos debe tender a elevar el nivel moral e intelectual del obrero, a defender su salud y su vida, a mejorar las condiciones económicas de su existencia, a vincularlo a la Patria, que no se convierta en rebelde".

         Manuel Gondra, ex Presidente de la República que lo nombre ministro de Hacienda; decía "La única revolución permanente es la revolución de la libertad; periódicamente ella renueva, a veces a costa de grandes sacrificios, las instituciones, las leyes y los métodos de acción, inscriptos en la bandera liberal al servicio de todo el pueblo, en función de principios eternos que son los blasones del liberalismo".

         Adolfo Riquelme, aquel Adalid de la libertad, decía: "No se puede vivir oprimido, la tiranía me rebela, amo la libertad, y deseo que todos los paraguayos la gocen y disputen".

         Eusebio Ayala, que le hizo entrega de la Presidencia, decía: "En el Imperio Británico se estila llamar al gabinete "Gobierno de Su Majestad" y a la bancada opuesta "oposición de Su Majestad". Esta costumbre encierra una buena dosis de sabiduría política. El Rey es para los británicos lo que para nosotros es la Patria. Gubernistas y oposicionistas están unidos, mal que les pese en ocasiones, en el mismo culto de la majestad de la patria, una e inmortal.

         El concepto de cooperación entre partidos antagónicos no es una paradoja sino un principio cardinal de la democracia. No importa que los partidos estén formados para combatirse mutuamente. La República vive y prospera al calor de esa lucha permanente, apasionada, vibrante entre los bandos en que se dispersa la opinión nacional. La lucha debe ser leal, sujeta a reglas de moral y decencia. No se puede golpear de cualquier modo; el juego debe tener su reglamentación. El interés de un partido no puede apartarse por largo tiempo del interés de la colectividad en una sociedad democrática. La condición de subsistencia y de progreso de los partidos, consiste en su identificación cada vez más perfecta con las aspiraciones nacionales. La fórmula es: partido para gobierno, no gobierno para partido. Una agrupación para merecer el nombre de partido ha de ser una asociación libre de ciudadanos, destinada a promover el bienestar de la comunidad entera".

         Y con posterioridad a la muerte de don Eligio Ayala, Benjamín Vargas Peña decía: "La independencia es una ficción si se pretende sostenerla con tiranía, porque la tiranía suprime la independencia, que solo existe y se resuelve en libertad. Nadie está obligado a consentir su esclavitud. Ni nadie está autorizado a oprimir a sus semejantes. Combatir la tiranía es un deber sagrado e irrenunciable, hasta sus últimas circunstancias".

         Domingo Laíno dijo: "La diferencia es admitida y valorada porque el liberalismo paraguayo es un movimiento y porque dentro de él, las diferencias y las discusiones hacen aún más fértil el campo de cultivo de las ideas".

         Deben ser llamados los "más capaces, sin bandería política, con los requisitos esenciales: La honestidad y la capacidad".

         Gustavo Adolfo Schaerer del Puerto, dice: "El liberalismo no es sólo un sistema político. Es un sistema moral, de moral individual para formar la personalidad y de moral social para hacer una comunidad perfecta. El liberalismo es la doctrina moral e intelectual de la libertad. El liberal tiene el sentimiento de la dignidad humana".

         El liberalismo, posición noble y generosa del espíritu, determina una norma de vida pública y privada: la lealtad y la tolerancia en el poder, en la oposición, en el hogar y en el exilio: la corrección en los procedimientos; el buen gusto; la decencia en el porte; la honradez de la conducta y hasta la limpieza en el vestir y en el expresarse, en una palabra, el decoro en todas las actitudes públicas y privadas.

         El liberalismo es una línea de pensamiento y de vida, no es una táctica en el asalto del poder o de las posiciones. Marañon expresa estos dos conceptos; a) El liberal es el hombre dispuesto a entenderse con el que piensa de otro modo; b) El liberal no admite jamás que el fin justifica los medios, sino que los medios justifican los fines.

         En sus reflexiones sobre la democracia, Alberto Vargas Peña dice: "Las democracias parten de la base de la igualdad, no solamente política sino total; no en grados de desarrollo. No se puede establecer una democracia estable en sociedades extremadamente desiguales, donde unos pocos acaparan todo y multitudes que no tienen absolutamente nada. Parece obvio también que si la actual forma de desarrollo no encuentra una vía para establecer un mínimo común, terminará por estallar".

         Lo que inquieta a Europa debería inquietarnos a nosotros aquí; y ahora mismo. Nuestro futuro está íntimamente ligado al del mundo y ahora más que nunca. ¿Qué podemos hacer desde aquí? Una cosa que nos hemos negado a hacer siempre: Pensar. Hasta hoy no hemos formulado ni siquiera las reglas del debate intelectual que pueda conducirnos a influir de algún modo en la futura construcción de instituciones nacionales que nos permitan acceder, más pronto o más temprano, a la globalización, sin perder libertad ni identidad. Es una falencia seria que debe ser tratada seriamente. Siempre hemos vivido con un atraso de cincuenta años, durmiendo una interminable siesta intelectual. Hemos cosechado los frutos de esa holgazanería cerebral. Hoy somos una mala copia de sociedades que han desaparecido y ventilamos ideas que son parte de un mundo que no es más que cenizas".

         Eligio Ayala ha volado muy alto, y con sus propias alas cubriendo por una década de grandeza y de bonanza el cielo de la patria. Nos ha dejado de herencia sus proyectos, sus impresiones, sus libros y escritos, les decimos: Muchas gracias. Pero sin lugar a dudas los diputados y senadores a ser elegidos libremente en 1998, por voluntad popular, en pleno ejercicio de la democracia como él deseaba, sabrán hacer una reparación histórica con Eligio Ayala, ocupando un lugar entre los grandes de nuestra historia.

         En la misa principal en Caacupé, del 8 de diciembre de 1997 en la homilía, el monseñor Claudio Giménez dijo: "Los viejos corruptos deben pasar y terminar; lo nuevo, lo honesto, debe comenzar a reinar. El país que queremos exige una generación de hombres honestos y con espíritu de servicio, con objetivos claros y capacidad de gobierno. Hagamos un examen de conciencia, una autocrítica profunda cada uno, donde todo hagamos el esfuerzo por conocer la verdad, para amarla y actuar de acuerdo a criterios y principios claros, aunque duela; lo contrario nos lleva a vivir en el libertinaje y en la anarquía". Al terminar la celebración religiosa en Caacupé el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Dr. Enrique Sosa, señaló: "Las reflexiones del obispo Giménez fueron bastantes esperanzadoras en el sentido en que exhortó al pueblo a combatir la desesperanza y no sucumbir ante situaciones derrotistas. La homilía fue excelente, tocó aspecto muy importante, pero yo creo que las críticas tenemos que asumirla todos, quizás también debemos de hacer una reflexión sobre nuestras propias actitudes. Me pareció una homilía bastante esperanzadora en el sentido de que nos exhortó a combatir la desesperanza, no sumirnos en el derrotismo y yo creo que todos nosotros compartimos esa idea, debemos combatir el derrotismo, debemos ver en ese sentido el proyecto que tiene la iglesia en el llamado a la reflexión me parece muy importante".

         El presidente del Congreso Nacional, el Dr. Rodrigo Campos Cervera, también realizó un análisis del mensaje del monseñor Giménez por el día de la Virgen. Indicó "que todo lo dicho por el religioso se puede resumir en dos frases: borrar los anti valores y recrear los valores de nuestro país. Ha sido una homilía extremadamente crítica, pero muy oportuna y dirigida al centro de gravedad la pronunciada por el obispo de Caacupé".

         El candidato a vicepresidente de la República por la Alianza Democrática Dr. Carlos Alberto Filizola indicó que coincide con el prelado y manifestó "porque con hombres escombros, hombres de viejos tiempos no vamos a lograr el objetivo de cambiar el país". Exhortó a la juventud a integrarse y ser protagonista del nuevo Paraguay.

         El Presidente de la República, Ing. Juan Carlos Wasmosy, asistió a la misa en compañía de su esposa Teresa Carrasco, escuchó la homilía con respeto y en el silencio siguió la misa con devoción, escuchó críticas y ello significa el ejercicio de la democracia. Que se disipen el recuerdo de aquellas nubes grises cuando el dictador Higinio Morínigo Martínez quiso hacer democracia a su estilo y no pudo. El ejemplo que dio Wasmosy fue muy reconfortante, su actitud normal. Que esa virgen bendita de Caacupé nos haga reflexionar sobre el camino de la vía crucis. No solo piedras necesitamos también esponja con agua y que nos ilumine a todos para que podamos decir el 15 de agosto de 1998: "he aquí un demócrata y he aquí el nuevo presidente elegido por voluntad popular del pueblo paraguayo".

         Con ello rendiremos el mejor homenaje a Eligio Ayala.

 

 

 

 

 

 

 

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