KOSTA PUKU - HEÑÓI, OÑEMONERÃ, HOKY JEY
LINO TRINIDAD SANABRIA/ RAFAEL DENDIA
ALCIRA ALICE ARANDA F./ ROSALBA ANTÚNEZ
ISBN: 978-99953-0-900-8
Editor: EDITORIAL SERVILIBRO
Páginas: 236
Tamaño: 14 x 22 cm
Año: 2015
CENTRO CULTURAL DE LA REPÚBLICA “EL CABILDO”
Asunción - Paraguay
LANZAMIENTO LIBRO “KÓSTA PUKU”
Fecha: Miércoles 25 Nov. 2.015
Lugar: Centro Cultural “El Cabildo”
Hora: 19:00
Maestro de Ceremonia: Lic. Lucino Rodríguez Baroffi (palabras de bienvenida en guaraní y castellano).
1) Apertura del acto a cargo de la Sra. Margarita Morselli, Directora General del Centro Cultural de la República “El Cabildo”.
2) Homenaje Póstumo a uno de los autores del libro “Kósta Puku”, Dr. Rafael Dendia Aguayo (Consiste en una breve biografía en un material visual, 15 min.).
3) Presentación del libro:
- Palabras del Mons. Mario Melanio Medina, Obispo de Misiones y Ñe’ẽ-mbuku y prologuista del libro “Kósta Puku”.
- Palabras del Lic. Lino Trinidad Sanabria, Coautor del libro.
- Palabras de las dos Coautoras del libro: Dra. Rosalba Antúnez y Lic. Alcira Aranda Figueredo.
4) Brindis.
PRÓLOGO
HEÑÓI, OÑEMONERÃ, HOKY JEY – KOSTA PUKU
Me siento muy honrado el prologar este libro-manual de un proceso de formación de conciencia y acción liberadora de la comunidad Eclesial de Kosta Puku. Al hacerlo me produce alegría y emoción, pues se trata de un relato impresionante de experiencias profundamente humanas, vividas con vibrante compromiso cristiano en búsqueda de la “Tierra si mal” yvy marane’ỹ, donde reinaría el tekojoja: igualdad y fraternidad.
Relata paso a paso las vivencias de la Comunidad que descubre en la palabra de Dios su dignidad y razón de ser para superar las condiciones inhumanas en que viven mediante la organización, la solidaridad, la autogestión, en base a un:
Despertar de conciencia colectiva para asumir el compromiso de vivir conforme al Proyecto de Dios Padre: vivir “como hermanos”.
La palabra de Dios incentiva el amor de Dios por Espíritu Santo e impulsa a sus miembros a generar iniciativas que los lleva a emprender nuevos caminos; tales como el “jopói”, la “Escuelita Campesina” en la que se abordaba en forma sencilla, pero vivencial cuestiones como la salud, la economía solidaria, los problemas sociales, la política, la educación para el hogar, etc.
La familia se involucraba en una innumerable tarea de salvación-liberación cristiana. Los niños y los adolescentes descubrían su identidad cristiana y campesina y que estaban llamados a mejorar su vida, siendo ellos mismos sujetos de su propio desarrollo y de su propia liberación.
Naturalmente la iglesia acompañaba con alegría y esperanza la experiencia, que veía nacer en ella “los nuevos cielos y la nueva tierra”. Era realmente un acontecimiento eclesial nuevo.
La dictadura Stronerissta no podía tolerar esto y desató, como se sabe una persecución cruel, sin parangón en la historia del país, que alcanzó su pico más doloroso en la Semana Santa de 1.976. De allí “la Pascua dolorosa”.
En fin, la obra es muy valiosa desde el punto de vista de mantener viva en la memoria colectiva histórica reciente, parte de lo que fue la resistencia heroica de las Ligas Agrarias Cristianas frente a la despiadada represión de la dictadura Stronerissta.
Este hecho es explicable sólo por la fe cristiana y la convicción insobornable de la Comunidad de que lo que estaba haciendo era buena y necesaria para una vida más digna de los campesinos.
Mons. MARIO MELANIO MEDINA SALINAS
Obispo Diocesano
INTRODUCCIÓN
En este prefacio, nosotros los descubridores-compiladores del material original manuscrito, responsables de esta nueva publicación, de la traslación al guaraní académico y de su traducción al castellano, queremos aclarar cuanto sigue:
Sin perjuicio de que el material se encuentre en sendos archivos civiles, policiales, institucionales o eclesiásticos, los editores hallaron un manuscrito mimeografiado en una casa de Kósta Puku, en este año de 2014, en casa de doña Fidelina Báez de Pérez, quien con sonrisa franca, dulce e inocente refirió que “Tekojoja rekávo” era “solamente” un pequeño testimonio que ellos quisieron dejar para sus descendientes, pero que, lastimosamente, los escasos ejemplares se fueron perdiendo y ella era una de las pocas personas que aún poseía un ejemplar del “librito”.
Podríamos llamarlo también pequeño cuaderno de recuerdos ilustrados, producido de manera manuscrita en 1990 por la Comunidad Eclesial de Base (CEB) de Kósta Puku, de San Ignacio, Misiones, editado por ellos mismos y multicopiado por Centro de Estudios Paraguayos “Antonio Guash”, posee un valor de memoria increíble, que no debe perderse en el olvido. “No querrían ellos (la CEB) que este hermoso trabajo termine en la nada, más bien que se vaya fortaleciendo. Por esa razón, sus descendientes encontrarán en estos sencillos y humildes escritos el camino y conocerán las tareas que Dios le dio a la Comunidad de Kósta Puku para que puedan asumirlas”. (Mons. Carlos Milciades Villalba).
La intención de los compiladores es reeditar el material en su formato original en forma facsimilar, agregando la versión guaraní académica y una traducción al castellano para que los lectores interesados en la lengua guaraní puedan contrastar las expresiones vulgares y las académicas del idioma y para que los no familiarizados en la lectura guaraní, puedan comprender sin esfuerzo el contenido, ya que se trata de vivencias cuya trasmisión debe producirse de la manera más fiel posible. También irán al margen pequeños comentarios contextualizando el contenido, en la medida necesaria.
Si bien es cierto que la experiencia se produjo en el seno de medio centenar de familias, transcurrida algo más de una generación, los descendientes y colaterales ya constituyen una cantidad considerable de personas con derecho a la memoria colectiva; pero no solamente los afectados directamente tienen que recibir la información brindada por este material sino también otras familias, de diversos lugares de Misiones y otros Departamentos como Concepción, San Pedro, Caaguazú, Cordillera, Paraguarí, donde igualmente se ensayaron Escuelitas Campesinas de las Ligas Agrarias Cristianas, en la misma época.
Así las cosas, el testimonio de la última Escuelita Campesina - la clausurada a consecuencia de la persecución - debe socializarse, por pertenecer a nuestra historia reciente de pueblo peregrino, en busca de la justicia, sendero que recorremos aún hoy en tiempos de la transición hacia la democracia, comenzada en 1989 y que seguirá hasta quién sabe cuándo, sorteando día a día, como entonces, caminos sinuosos y difíciles.
La localidad de Kósta Puku se ubica al sur-oeste de la ciudad de San Ignacio, Misiones, una comunidad campesina cuyos habitantes se dedican básicamente a la agricultura de subsistencia y poseen algunos animales que contribuyen a la manutención familiar y como fuerza de trabajo, tales como vacas, cerdos, caballos o bueyes, pero estos bienes no son fuente de comercio o elementos de lucro. Kósta Puku está ubicada en una zona eminentemente ganadera, como es Misiones, pero no participa de este rubro, salvo para la provisión de fuerza de trabajo en los establecimientos locales, de ahí su permanente movimiento emigratorio.
La comunidad está integrada por personas humildes y sencillas, de cultura eminentemente campesina; su idioma cotidiano es el guaraní, su educación escasamente sobrepasa el nivel primario, sus miembros fueron adoctrinados en la fe cristiana. Son, sin embargo, católicos formales que cumplen todos los ritos pero cuyo compromiso efectivo con la fe les faltó durante mucho tiempo, hasta que las “Ligas Agrarias Cristianas” les iluminó la forma de vivir el cristianismo en lo cotidiano, en lo concreto, en lo social, con el prójimo, a partir de una comunidad de base organizada.
Víctimas de un permanente despojo poblacional, por la emigración de manos de obra femenina a la ciudad y masculina a los establecimientos ganaderos de la zona o sencillamente ambos en busca de mejores horizontes, dado el estancamiento social y económico en el lugar. Kósta Puku no tenía perspectivas de desarrollo con su esquema de vida.
En este contexto y animados por las corrientes de pensamiento cristiano consecuentes del Concilio Vaticano II y las Conferencias Episcopales de Medellín y Puebla, que les llegaba a través de sacerdotes - generalmente jesuitas, pero también de otras congregaciones como por ejemplo de la Tercera Orden Franciscana - y religiosos/as, que ensayaban llevar a la práctica la nueva forma de vivir la fe, tentaron organizar una comunidad de base - eclesial, la denominaron por su fuerte referencia a la Iglesia Católica - para fortalecer su identidad, posibilitar su permanencia y cohesión grupal, mejorar la productividad, elevar el nivel educativo, procurar su autogestión en materia de salud, administración y organización, todo ello bajo la inspiración evangélica, desde la lectura de los textos bíblicos, su interpretación y puesta en vigencia en el aquí y el ahora.
Los habitantes de la región sur de Paraguay, hoy constituida por los Departamentos de Misiones e Itapúa, fueron catequizados por los misioneros jesuitas en el S. XVII. Cuando los misioneros fueron expulsados por disposición papal y de la Corona Española, la mayoría de los indígenas misionados, en enclaves conocidos como pueblos indígenas, volvieron a la vida silvestre, otros emigraron a centros urbanos, fundamentalmente los artesanos que descubrieron sus fuentes de trabajo en dichos lugares y, finalmente, algunos se ubicaron en los alrededores de los pueblos, como el caso de Tañarandy o pueblo de los irreductibles, al noreste de San Ignacio donde cada frontispicio hace gala de su arte pictórico o en esculturas, así como Arazape - Garata en el este de San Miguel, con sus ranchos de profunda reminiscencia ancestral, su artesanía en lana o su pesquería en botes en que a veces prenden fogatas para ahuyentar los mosquitos o cocer un surubí. De ahí su nombre “yga-rata”, origen que hasta hoy se marca.
Es verdad que estas características no se hallan solo en pueblos misioneros, sin embargo, por tratarse Kósta Puku de un pueblo de este Departamento, nos referimos a los antecedentes que le sustentan. Así, las misiones jesuíticas se ubicaron en este región hasta su expulsión, y luego de mucho tiempo de abandono, - excepción hecha de la presencia formal de la Iglesia, que poseía en Misiones hasta un Seminario diocesano - en la década del 60 del siglo pasado, algunos sacerdotes jesuitas, pero también de otras congregaciones o simplemente diocesanos, asumieron el compromiso con los pobres, conforme a las recientes reinterpretaciones del mandato cristiano, de las conferencias ya citadas de Medellín y Puebla, pero también de la Iglesia local, y orientaron, a los pobladores que se animaron, en sus esquemas de organización, pero ya sin el rol patriarcal de los misioneros del Siglo XVII. El campesino buscaba su liberación con el instrumento de la fe pero en su función terrena y los sacerdotes apoyaban esta búsqueda aportando sus conocimientos teológicos, sociales, científicos y organizativos.
Surgieron las “bases organizadas” donde el diálogo, el compañerismo, la solidaridad, la educación por la observación y el ejercicio, y sobretodo la autogestión eran nuevos valores. Esto era francamente subversivo del orden impuesto de manera verticalista y unidireccional por la dictadura, lo que les costó la persecución extrema y la exterminación.
El cuaderno viene apoyado por tres aditamentos: Una información contextualizando la obra, una traducción al castellano y una reorientación del texto primario, dándole el carácter académico a la redacción guaraní popular que nos presenta la versión original.
Lino Trinidad Sanabria
Rafael Dendia
Alcira Alice Aranda F.
Rosalba Antúnez
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