VIVIMOS EN LA SOCIEDAD DE LAS LEYES MUERTAS

Por BERNARDO NERI FARINA

nerifarina@gmail.com

En el Paraguay existen leyes cuya aplicación está supeditada a factores partidarios y económicos y a la voluntad de magistrados que le deben su cargo al poder político. Así, la ley deja de ser instrumento jurídico para convertirse simplemente en la pistola sin balas sobre el escritorio. Muchas leyes son letra muerta.

El incumplimiento de una ley conlleva una sanción y aquí la incumplen quienes precisamente están obligados a velar por su acatamiento. Ley sin sanción no sirve. Y si se debe sancionar a un poderoso nuestras autoridades marginan la ley. Esta es la lógica ante una sociedad desestructurada desde muchísimos gobiernos atrás.

En nuestra tradición política la ley fue la convidada de piedra en la democracia ritual con que se disfrazaban tantos autoritarismos de un color u otro. Hay ejemplos para entender que en el Paraguay muchas leyes son enunciados sin trascendencia, meras expresiones de deseo.

Tenemos la ley 5295/14 “Que prohíbe el nepotismo en la función pública”. El nepotismo que viola las normas de acceso a la función pública, para nombrar a parientes en cargos oficiales, es absolutamente habitual. Hay políticos que tienen a todo su grupo familiar viviendo del Estado. La ley contra el nepotismo impone en su artículo tercero sanciones muy duras para quienes la infringen. Y como quienes la violan son poderosos, la ley no se cumple, no sirve para nada.

También está la ley 2422/04 que establece el Código Aduanero y en la que se halla previsto el contrabando, que además de infracción aduanera es un delito de acción penal pública (artículo 336). En este país del gran contrabando y pese a que recurrentemente caen cargas gigantescas ¿alguien sabe de algún contrabandista preso? El contrabando no es sancionable en el Paraguay desde el momento en que tal actividad tiene encumbradas protecciones. Otra ley muerta.

Estos y otros ejemplos de descomposición y corrupción componen un estado de desorganización social que en sociología se conoce como anomia. La ausencia o el incumplimiento de normas. Cuando las normas no son cumplidas por el poder la repercusión en la sociedad y en los individuos es neurálgica. El desacato consuetudinario a la ley origina un desarreglo colectivo e individual. Ya nadie cree en las leyes ni en las autoridades. El Gobierno pierde ascendencia moral y la sociedad se desorbita en una disputa todos contra todos.

Y crecen el resentimiento social, la delincuencia, la criminalidad, la violencia, los reclamos de intereses sectarios. Ya no se piensa en el país y emergen los egoísmos recalcitrantes.

Los graves problemas del Paraguay no se solucionarán con nuevas leyes. Primero hay que hacer que las leyes existentes sean cumplidas para que todos vuelvan a creer en ellas y a respetar las normas.

Hoy nuestro voluminoso acervo jurídico es apenas un repositorio de leyes muertas. Es imperiosa una Pascua política que resucite a la ley como trato social y acabe con los poderes fácticos que conducen al Paraguay a una anarquía irredimible.

Fuente: ABC Color (Online)

www.abc.com.py

Sección: OPINIÓN

Domingo, 03 de Octubre de 2021

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