Negib Giha. Capturar la esencia
Entrevista: Jazmín Gómez Fleitas
Fotografía y edición digital: Víctor Candia para Natural Estudio
Producción y estilismo: Juan Ángel Monzón
04 de Octubre de 2016
Su inquieta curiosidad por la fotografía hizo que pronto la prefiriera a ella frente al diseño gráfico. Sus disparos en la cámara eran capaces de hacer que hasta la más cruda realidad salga atractiva a nuestros ojos. La moda se volvió su expertise y las personas, su objetivo favorito.
Cuando Negib (37) –de ascendencia paterna árabe y nacionalidad peruana, aunque se considera totalmente paraguayo- iba elegir en cuál carrera inscribirse en la facultad, tenía claro lo siguiente: números no se aceptan en la malla curricular; por eso descartó Marketing y eligió Diseño, lo suyo era una profesión creativa. “Ya desde el colegio no fui muy buen estudiante”, confiesa. “Me pasaba dibujando en los cuadernos”. De su hermano heredó la atracción por la historia del arte, y de su padre, la habilidad para dibujar.
“Cuando me decidí por Diseño pensé: ‘Al fin voy a poder preguntar a los profesores qué significan esos cuadros que están todos garabateados’”. Y es en la facultad que esa pasión –aún oculta- hacia la fotografía empezó a emerger. Tuvo como profesora de Historia del Arte a Gabriela Zuccolillo y recuerda: “Ella nos enseñó mucho de la historia y técnicas de revelado. Experimentamos en el laboratorio y eso me fascinó. Desde ahí empezó a gustarme y además estaba muy ligada al diseño en cuanto a composición y estética”.
A la par de las clases, consiguió su primer trabajo como diseñador en uno de los diarios del país y luego de ello, pasó a trabajar en la revista Wild, lugar en donde inició su contacto propiamente profesional con la fotografía. La primera, justamente, fue cuando tenían que realizar una nota a Luis Bareiro y no encontraban colaboradores a mano; entonces, Fredi Casco –editor de la publicación- le propone hacer las fotos ya que lo había visto ‘jugando’ con la cámara de la oficina.
Una vez publicado el artículo, Jorge Saenz -al frente de la Asociación de Fotógrafos El Ojo Salvaje- preguntó quién había hecho las fotos, a lo que Casco responde: “Ahí, el diseñador Negib”. Entonces, Jorge lo buscó y le dijo: “Tenés buen ojo. Me gusta tu enfoque, tu onda”. Y eso bastó. Fue suficiente para darle el empujón que necesitaba y pudiera decidir que esa pasión oculta debía florecer. Ahí mismo se puso en campaña para ahorrar y poder comprarse una cámara, así como también empezó a investigar más sobre la fotografía.
“Creo que el haber trabajado en una revista hizo que mis fotos se fueran inclinando hacia la moda. Allí uno se enfoca mucho en las producciones y Martín Crespo era quien las hacía; pero Vichi (Candia) y yo siempre las acompañábamos y nos encantaba. En el mundo de la moda se cuentan historias creadas por nosotros mismos, trabajadas con fantasía, con ficción y hay mucho por explorar; creo que por eso me fue cautivando”.
Negib fue profundizando cada vez más hasta que llegó un momento en el que era absurdo negar que era eso lo que más alegría le daba, el diseño se había quedado en un plano secundario en su vida y por eso decidió cortar la carrera. De la revista pasó a una agencia de publicidad, en donde pudo practicar mucho más encargándose de la dirección de arte y aprendiendo acerca de la fotografía publicitaria. Luego, abrió un estudio con Laura Mandelik que funcionó durante dos años aproximadamente. “Hicimos cosas muy buenas y aprendí mucho de ella hasta que llegó un momento en el que cada uno debía tomar su propio camino; ella se enfocó puramente en el arte y yo seguí con la moda y la publicidad”.
El instante decisivo
Es curioso, pero Negib confirmó que iba por buen camino luego de una frustración. En la primera edición del Ojo Salvaje, hizo un taller sobre fotografía documental con Jorge Saenz, y escogió como tema los caballos que tiran los carritos de basura y demás. Estuvo trabajando un año en eso y cuando llegó el momento de seleccionar las fotos, Jorge le dice: “Negro, esto está muy lindo y por eso no es lo tuyo. Porque un problema, una situación no muy alegre -que es lo que está pasando- la hacés ver linda y muy estética, y no es la realidad. Yo quiero un ensayo documental, que me transmita la realidad, quiero ver y sentirlo. Y acá estoy viendo algo hermoso. Y sí, definitivamente lo tuyo es más estético porque estás en la moda”. En los segundos en los que le dijo eso, Negib recuerda que sintió frustración porque le gustaba la fotografía documental; pero cuando lo pensó bien, se dio cuenta de que estaba trabajando en lo suyo. “Entendí que tenía que dedicarme a lo que me sale y con más ganas dije: ‘Ok, a esto le meto. Puedo llegar a especializarme en moda, retratos y publicidad. Voy por buen camino’”.
Y desde que se volvió freelancer, ya van más de nueve años. “La fotografía te cuenta una historia sobre la persona que estás viendo; por eso, para mí es mucho más profundo que quedarte en algo técnico: ‘Ah, la luz perfecta, pum, ya está’. No, hay mucho más de fondo. Es transmitir lo que hay en cada uno, dentro mío y de la persona fotografiada, y que eso se una; ese es el momento”. Una definición que parafrasea la de uno de sus referentes, Henri Cartier-Bresson: “Fotografiar es poner la cabeza, el ojo y el corazón en el mismo punto de mira”, y es que para Negib es fundamental conocer a la persona a fotografiar.
“Me importa mucho conocer a la persona, hasta cuando hacemos fotografía de moda. ¿Por qué ‘hasta’? Porque cuando hacés fotografía de moda estás entrando en una ficción. Yo le digo a la modelo: ‘Ahora sos actriz y tu papel es este’. Siempre hay una previa a hacer las fotos que recae en hablar, romper un poco la timidez, crear un ambiente de confianza. Voy a poder dirigirle mejor sobre qué hacer si ya la conozco un poco. Y si es un ‘quiero fotografiarte como sos’ a medida que vamos haciendo las fotos seguimos hablando, nos damos el tiempo, esperamos un rato, después continuamos; porque no sólo es la estética en la mirada, es lo que está transmitiendo, lo que está contando. Por eso es muy importante la relación que tengas con la persona fotografiada”.
Respecto a este punto, explica que una de las fotos más difíciles que le tocó hacer fue a su profesora Gabriela Zuccolillo para la serie Artífices de Kurtural. “Ella es uno de los seres humanos más geniales que conocí en el mundo. Cuando me lo propusieron acepté de una y después pasé una semana torturándome y pensando cómo lo iba hacer. Era demasiada responsabilidad. Decidí llamarla e ir a su casa ya de una. Empezamos a hablar y fallé totalmente en hacerla sentir tranquila ¡Yo estaba muy nervioso! (risas). Pero ella fue genial y seguimos hablando, hasta que pude tomar las fotos necesarias, pero es complicado cuando admirás mucho a alguien”.
Fusionar artes
Mucha de su inspiración para sus trabajos proviene del cine y la música. Admira la estética visual de Wes Anderson, David Lynch, Stanley Kubrick o los diálogos de Woody Allen. Así como también desde chico le llamaron la atención los videoclips por las fantasías e historias que se arman para que den vida a la canción. Además, es un gran admirador de Van Gogh, Kandinsky y Cézanne, entreo otros artistas. “Hay veces que haciendo un trabajo o pensando previamente en el concepto, en cómo lo vamos a hacer; lo miro dentro mío, lo pienso y me lleva a alguna película o a un cuadro. Ahí sé cómo voy a usar las luces o qué escenario. Creo que cada trabajo te lleva a inspirarte en algo que ya conocés, que te gusta. Puede ser la música, el cine o el arte. Eso depende de qué estés haciendo para nutrirte”.
Desde hace unos años, Negib también trabaja en el campo audiovisual. Esta relación, viene en realidad, del rock, de sus épocas de adolescente tocando la batería en diversos grupos. Si bien hasta ahora tiene una batería eléctrica en su casa y la usa como terapia luego de estar horas retocando fotos, todo este conocimiento de la escena musical sumado a su mirada fotográfica lo llevó a incursionar en la producción de videos de bandas nacionales. “Trabajé como asistente del director fotográfico en la película 18 cigarrillos y medio. Después de esa experiencia cambió mucho mi fotografía, aprendí un montón y me fui directamente a lo que me interesaba: los videoclips”.
Trabajó con grupos que ahora ya no están como con otros sumamente reconocidos, desde Kachiporros, pasando por Flou y Salamandra, entre otros. Uno de sus favoritos es el videoclip Si pudieras esperar de Flou y su trabajo más reciente fue con Dalí. “Para Volver a nacer me interesaba mucho la estética de los 90, el uso de las luces, los looks y la teatralidad del asunto. Me acordé de Losing my religion y eso me inspiró”, comenta.
Actualmente, está enfocado en mejorar sus técnicas de retoque y confiesa que le molesta que la gente tome este concepto de forma despectiva. “Me parece fundamental saber retocar fotos, es el laboratorio analógico de antes, porque ahora ya trabajamos en digital. Siempre se hizo eso, las fotos de los grandes como Helmut Newton o Henri Cartier-Bresson han sido procesadas en laboratorio, han sido trabajadas, no es que salieron así. Eso es parte del arte de cada fotógrafo. Ese cuento de que ‘esto es photoshop’ es desmeritar. Una cosa es usar mal tu laboratorio y otra es hacerlo bien. Hay quienes exageran; pero la idea es trabajarlo de una manera en la que no puedas identificar qué ha sido procesado”.
El futuro de la fotografía
Hoy podemos ver que existen varios institutos de fotografía y que adquirir una cámara es mucho más accesible para cualquiera, pero a Negib le inquieta que los jóvenes que aman esto puedan entender que hay mucho más detrás que sólo aprender a usar una cámara. “Creo que hay que respetar los procesos. No es que al principio ya tenés que esperar explotar como fotógrafo del año. Por tener muchos ‘me gusta’ en las redes sociales no va la cosa. Hay muchos trabajos que me los guardo para mí, para apreciarlos mejor. Uno sabe cuándo su trabajo ha madurado y eso lleva años. Hay veces que impulsan a los jóvenes a anticiparse y si no es el momento se pueden truncar futuros. Quizás muchos no estén de acuerdo, pero es lo que me parece a mí”.
Y agrega: “Cuando yo comencé solo podía juntarme con los que saben. Aprendí de Martín Crespo, de Jorge Sáenz; pero sobre todo, fue algo mío. Mi interés, mi amor por esto me hizo comprar libros, investigar, estudiar por mi cuenta. Diría, para quienes gustan de esto, que le den el tiempo, el respeto y la dedicación que se merece. Practicando se aprende un montón. ¿El manual de la cámara que compraste? Leelo de principio a fin. Cada uno se hace su camino. No busques copiar al otro, sino tu propio lenguaje, tu propia visión, tu manera de expresarte. Todo lo que salga de uno está bien; de ahí a que sea bueno o malo es otra cosa, pero esforzate en tener la mejor calidad en todo sentido”.
Fuente: Revista Vos
http://www.lanacion.com.py/vos/
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